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Xavier Esqué1

ACTUALIDAD DE LA
TRANSFERENCIA 2
Por una suposición
El psicoanálisis es una práctica que, “por una suposición, llega a deshacer por la palabra
lo que es hecho por la palabra”.3

Lo hecho por la palabra que a uno lo lleva al encuentro con un psicoanalista es un


síntoma, un impedimento que lo hace sufrir. Por tanto, un psicoanálisis desmonta por la
palabra un obstáculo producido también por la palabra. El fin terapéutico del análisis es
revelar la causa y la satisfacción de este síntoma, identificarla es curarla. No obstante,
cada analista está suficientemente advertido de que sobre dicha curación opera la
castración. El síntoma no se cura de manera absoluta, no se elimina. Resta un incurable.

Por otra parte, sostenemos que la finalidad de un análisis no es curar, el analista debe
abstenerse del deseo de curar, se trata de no caer del lado del furor sanandi, esta era ya
una indicación de Freud.

Un análisis es posible, entonces, por una suposición, he aquí el pivote de la


transferencia simbólica: el sujeto supuesto al saber. En esta fórmula, tenemos por una
parte al sujeto, siempre tachado, es decir, supuesto. Por otra, para poner en marcha la
suposición de saber hace falta el amor, es necesario el fermento del amor. Amor que se
transfiere al inconsciente.

Cada análisis empieza, entonces, como una búsqueda de la causa y de la satisfacción del
síntoma. Se parte de una posición de no saber, el síntoma es un querer decir y el sujeto
no sabe qué le pasa, no sabe qué es lo que eso le quiere decir. En este “no sé” ya está
implícita la suposición de saber. ¿El sujeto supuesto saber es el analista? No. El analista
es investido de esta función, pero como señala Lacan, este vestido es un disfraz, el
analista es “el hombre de paja” (testaferro) de la función sujeto supuesto saber.4 Si el
analista piensa que el traje es suyo, estamos entonces en la infatuación. Es una
pendiente, es nuestra enfermedad profesional, y esta enfermedad puede llegar a ser
aguda, y hasta crónica, si el analista no frecuenta la Escuela, si no se deja trabajar por la
pregunta de la Escuela.

El inconsciente real y el cuerpo de la transferencia


Abordar el tema de la transferencia hoy, sea en el ámbito que sea, implica tener en
cuenta la distinción formulada por Lacan, en la última parte de su enseñanza, entre
inconsciente transferencial e inconsciente real.

La concepción del inconsciente real representa una sacudida en los fundamentos


teóricos y prácticos del psicoanálisis, puesto que éste corta nuestro familiar lazo del
inconsciente con la interpretación. Existe ahora una disyunción entre inconsciente e
interpretación. Es lo contrario de la tesis del Seminario 6, según la cuál el deseo
inconsciente es su interpretación.5 En el inconsciente real hay un corte, una barrera, no
hay conexión, no hay relación entre S1 y S2, y nosotros sabemos que, precisamente, esta
conexión es el fundamento de la transferencia y de la práctica misma del psicoanálisis.
El sujeto supuesto saber es el resultado de esta conexión, entre S1 y S2, que Lacan la
escribe con la fórmula de la transferencia:

La conexión S1 y S2 es el embrague necesario para producir sentido y para que se


despliegue el saber supuesto de los significantes en el inconsciente, quedando en estado
latente el goce, el objeto petit a.

El estatuto del inconsciente a lo largo de un análisis es el inconsciente transferencial.


Ahora bien, desde el punto de vista del inconsciente real la cosa cambia, porque lo que
señala finalmente Lacan es que uno sólo está seguro de estar en el inconsciente cuando
ya no hay esta conexión transferencial. Así lo señala en el prólogo a la edición inglesa
de los Escritos: “Cuando el espacio de un lapsus ya no tiene ningún alcance de sentido
(o de interpretación), sólo entonces uno está seguro de estar en el inconsciente.”6 El
inconsciente real aparece entonces en oposición al psicoanálisis, ya que éste opera con
la suposición de saber.

El inconsciente del Seminario 11 es un inconsciente desontologizado, sin ser, no


realizado, que está por realizarse. El psicoanalista, precisamente, tiene la tarea de ayudar
a que el analizante pueda realizarlo. El interés de esta perspectiva es que no siendo el
inconsciente ningún ente, ningún ser, se trata entonces menos del pasado y de la
rememoración que del futuro y la realización. Se trata de que el inconsciente se realice
como saber, aunque antes de ser saber realizado el inconsciente es saber supuesto. Esta
es la dinámica del inconsciente: un querer ser. Si para Freud la referencia más
importante del inconsciente fue el pasado para Lacan es el futuro. El estatuto ético del
inconsciente es el deseo de realizarse.

Ahora bien, si seguimos los desarrollos de Jacques-Alain Miller en su elucidación de la


última enseñanza de Lacan veremos que, desde otro punto de vista, también podemos
decir que el inconsciente ya está allí, que funciona y gobierna a título de amo. En efecto,
el inconsciente que programa ya está ahí, pero el inconsciente que se descifra, y busca
realizarse como saber descifrado, no está en el punto de partida. El recorrido de un
análisis podemos decir que va, entonces, de la suposición a la realización, o dicho en
términos de la última enseñanza de Lacan: va del inconsciente transferencial al
inconsciente real. Lo que debemos saber es que el inconsciente real, la une-bévue, es
primero.

En efecto, Lacan coloca l’une-bévue, el error, la equivocación, en el lugar del


Unbewusst (que es el término freudiano de inconsciente). Es decir, que ubica la
equivocación en un tiempo anterior al que pueda aparecer el inconsciente como
significación. Con ello se entiende mejor la frase de Lacan de que el inconsciente es que
en suma uno habla solo (y sólo dice una y misma cosa) salvo que se abra a dialogar con
un psicoanalista.7 El inconsciente operativo en psicoanálisis sólo surge si se le agrega
una finalidad significante, si se le agrega una significación, si entra en el registro de la
comunicación. Hay que saber que es un semblante. Un semblante que da valor a lo
arbitrario del sentido. Entonces sí que la equivocación, el lapsus por ejemplo, a partir de
la intención se vuelve efecto del inconsciente. Es decir, que se invierte la sucesión
normal, se coloca la equivocación después del inconsciente, como efecto del
inconsciente, cuando en realidad no es así.8

Lo importante es darse cuenta que el forzamiento de Lacan al final de su enseñanza, la


torsión que le impone al analista en su práctica, consiste en resituar la une bévue
(equivocación) antes del inconsciente. Miller señala que esto no anula al inconsciente,
no anula al gran Otro, pero lo separa del Uno, desplaza el Otro del Uno y hace surgir
una capa de semblantes que envuelven la práctica del analista.9

Si el inconsciente del Seminario 11 se quería realizar como saber, en la última


enseñanza de Lacan lo que tenemos en lugar del saber es la satisfacción, lo podemos ver
en el prólogo a la edición inglesa de los Escritos: “...dar esa satisfacción es la urgencia
que preside el análisis”10 Entonces, más que demanda de saber hay pedido de
satisfacción, hay exigencia de la pulsión; el saber lo añadimos a partir de una
suposición, asignándole una intención al inconsciente.

Siendo nuestro artefacto la transferencia y tratándose de satisfacción más que de saber,


el tema está en cómo darle cuerpo a la transferencia. Lo que requiere en cada caso dar
lugar al encuentro y a la invención.

1 Xavier Esqué es miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (ELP).

2 Intervención en el espacio: “Actualidad de la transferencia. Interrogantes de hoy” de


la Sede de Barcelona de la Comunidad de Catalunya, el 14 de octubre de 2014.

3 Lacan, Jacques. Momento de concluir; lección del 15/11/77, inédito.

4 Lacan, Jacques. “Discurso en la Escuela Freudiana de París” en Otros escritos. Paidós,


Buenos Aires, 2012, p. 293.

5 Miller, Jacques-Alain. El ultimísimo Lacan. Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 12.

6 Lacan, Jacques, Otros escritos. Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 599..

7 Lacan, Jacques. El Seminario, libro 24: L’insu que sait de l’une-bévue s’aile a
mourre. Inédito.

8 Miller, Jacques-Alain. El ultimísimo Lacan. Op. cit. p. 142.

9 Ibíd.,p. 143.

10 Lacan, Jacques. Otros escritos. Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 601.

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