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La enorme ciudad maya que ha sido descubierta oculta entre la jungla

Los hallazgos marcan un antes y un después en la arqueología y están en camino de


cambiar el consenso sobre el tamaño, poder y hábitos de la civilización en Guatemala

Templos de Tikal en Guatemala. (Cordon Press)

Dicen de él que es uno de los mayores descubrimientos de la arqueologíamaya. Tras más de un siglo
buscando los vestigios entre la densa vegetación de una de las civilizaciones más poderosas del
continente, parecía que los científicos habían explorado ya cada metro cuadrado de la selva
guatemalteca. Ya no quedaba nada por descubrir, al menos al estilo Indiana Jones. Pero ahora, mediante
el uso de las nuevas tecnologías, unas nuevas ruinas han aparecido en los radares de los arqueólogos.
En total, más de 60.000 casas, palacios, carreteras, plazas, campos de cultivo, canales de irrigación,
edificios religiosos y hasta pirámides repartidos en 2.100 kilómetros cuadrados en Petén, en el norte
de Guatemala. En definitiva, una ciudad al completo en la que los expertos especulan que vivirían
alrededor de diez millones de personas en su momento álgido entre el 1000 a. C. y el 900 a. C. Los
hallazgos, dicen, están en camino de cambiar el consenso general sobre el tamaño, poder y hábitos de la
civilización maya: “Esto es dos o tres veces más habitantes de lo que se pensaba que había”, señala el
profesor de Antropología Marcello A. Canuto, de la Universidad de Tulane.
En cuanto nos dimos cuenta de que ahí había una ciudad, sentimos un poco de vergüenza.
Habíamos pasado tantas veces...
Dada la enorme población que tenía la ciudad, es lógico preguntarse cómo se alimentaban. Al parecer, las
imágenes han revelado que en algunas áreas más del 95% de la tierra estaba completamente cultivada.
Su agricultura, señalan los autores del estudio, era más intensiva, y por lo tanto más sostenible, de lo que
se pensaba. “Cultivaban cada centímetro de tierra”, asegura Francisco Estrada Belli, profesor de la
misma universidad. Al parecer, llegaron incluso a drenar áreas pantanosas que todavía hoy siguen sin ser
adecuadas para el cultivo. Por otra parte, los sistemas de zanjas y canales de riego demuestran que
probablemente hubiese un estado detrás de esa buena organización.
“Este mundo, perdido en la selva, se revela de repente a través de los datos”, señala el ingeniero Albert
Yu-Min Lin. “Y justo cuando pensabas que ya se conocía todo, ahora resulta que la civilización se
reinventa por completo”, comenta a 'The New York Times'. En este sentido, las fortalezas indican que
los mayas estaban envueltos en más conflitos de los que se pensaba: “Ya sabíamos que habían practicado
la guerra, pero nunca antes habíamos visto esta inversión de recursos en ella”.
La nueva técnica revoluciona la arqueología de la misma forma que el telescopio espacial Hubble lo
hizo con la astronomía
El descubrimiento no habría sido posible si no fuese por la tecnología de escaneo láser, que ha permitido
analizar digitalmente qué se esconde en la selva. Tanto es así que, como señala Thomas Garrison para
'AP', de no haber cambiado de método probablemente habrían caminado por encima de la carretera y no
se habrán dado ni cuenta. “En cuanto nos dimos cuenta, todos sentimos un poco de vergüenza.
Habíamos pasado por ahí todo el tiempo”, añade Canuto. Por ejemplo, llegaron a pensar que uno de los
templos no era más que una colina.
La selva: dos caras de la misma moneda
En concreto, los científicos -un equipo de arqueólogos estadounidenses, europeos y guatemaltecos en
colaboración con la Fundación Patrimonio Cultural y Natural Maya de Guatemala (PACUNAM)- han
utilizado una técnica de cartografía conocida como LiDAR (que cuyas siglas significan 'Detección y
medición de imágenes con láser'), la cual permite leer los contornos ocultos entre la maleza. “Está
revolucionando la arqueología de la misma forma que el telescopio espacial Hubble revolucionó la
astronomía”, señala Estada-Belli. Ya se habían utilizado en exploraciones similares para descubrir una red
de ciudades antiguas en Angkor, Camboya. Asimismo, se espera que el LiDAR ayude a desenterrar
civilizaciones incluso en las selvas más densas de Brasil.
El esfuerzo ha tenido su recompensa. Justamente lo mismo que ha hecho que se necesiten décadas para
descubrir las ruinas, las ha preservado mucho mejor que otros yacimientos precolombinos. “La selva,
que tanto nos ha estorbado, ha conservado los edificios del impacto del tiempo y el clima”, señala Garrison.

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