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Manuel: hombre trabajador y perseverante

● “Soy una persona luchona y que se preocupa por los demás”

● “Los dones que te da Dios los vas sacando a flote”


● “El que es perico donde quiera es verde y el que es tarugo donde quiera pierde”

Por Paulina Arredondo, Ileana Ruiz, Eduardo González y Jimena Ramos

Un caluroso jueves de verano, por la mañana, nos encontramos en la entrada del Taller DICI, espacio
de trabajo comúnmente utilizado por arquitectos y diseñadores; lugar misterioso, donde la
creatividad fluye, donde las ideas se materializan y donde nuestro amigo Manuel es parte
importante en este proceso. Dicho lugar se divide en dos partes, en la primera se encuentran mesas
de trabajo y en la otra la maquinaria.

Entramos en el taller que se encontraba vacío, ya que la mayoría de los estudiantes están
de vacaciones. Nos quedamos en la primera estancia de este espacio de estilo industrial; amplia,
profunda y con grandes ventanales del lado izquierdo, brindando a los estudiantes un espacio
iluminado para trabajar. La estancia está amueblada con bancos de asiento color amarillo, los cuales
se sitúan alrededor de restiradores que se encuentran alineados en 3 filas y distribuidos por toda la
estancia. Tomamos asiento alrededor de una mesa de trabajo, acomodamos los bancos para poder
dialogar mejor y esperamos pacientes a Manuel.

En un instante se aproxima José Manuel Caltzontzin Pacheco, un hombre de estatura media


y complexión robusta, resultado de una vida llena de arduo trabajo físico, tez morena, mirada
determinante y a su vez pasiva, plasmada en unos ojos color café oscuro; con cabello lacio, castaño
y peinado hacia atrás pulcramente como todos los días que se presenta a su trabajo en el campus;
portando una camisa roja debajo de su bata de uniforme del Tec.

En un ambiente de confianza empieza a contarnos sobre él, sus aventuras y experiencias


que lo han llevado a ser quien es hoy en día. Comienza a contarnos de dónde viene, sus raíces, entre
otros aspectos de su vida. Es de las pocas personas que realmente son nativos de Querétaro. Creció
y se desarrolló en esta ciudad, en la zona de Menchaca. Dentro de una familia de 8 hijos, 3 hombres
y 5 mujeres, siendo él el menor del sexo masculino. Aunque de chico fue celoso con sus hermanas
pequeñas, a la más grande la consideraba como su madre.

Es una persona orgullosa de su madre, “luchona” como él la describe y a sus 35 años de edad, sigue
viviendo en casa de la mujer que le dio la vida. Así mismo, Manuel tiene una familia reconstituida,
ya que su esposa tuvo 2 hijos con su relación pasada y sólo tienen un hijo propio que actualmente
tiene 12 años de edad.

Se describe como una persona creativa, que se preocupa por los demás. Su temperamento
suele ser pasivo, pero en ocasiones llega a ser un poco explosivo. Es una persona alegre, servicial, le
gusta mucho ayudar a los estudiantes con sus proyectos, algunos lo toman a bien, por la sencillez
que ven en él, mientras que otros por conveniencia. Suele ser firme en los aspectos relacionados al
trabajo, sigue al pie las reglas establecidas del taller, por lo que algunos alumnos lo consideran como
el “mala onda”.

Ha trabajado durante toda su vida. Su papá era albañil y desde muy pequeño le enseñó a
trabajar en el oficio, empezó siendo cerillo a la edad de 14 años. Posteriormente, se dedicó a ser el
“bañado” (ayudante del chofer) de un amigo suyo, ya que le gustaba el oficio del transporte. Antes
de ser taxista trabajó como abarrotero, aprendió el oficio de ayudante electricista al terminar la
secundaria, aunque más tarde renunció debido a que quería estudiar. Lo ayudaron a entrar al CETIS,
pero no pudo concluir, ya que reprobó un año escolar y durante
otro no le contaron la acreditación.

Más tarde conoció a su esposa en Soriana, llevan 12


años casados. Después comenzó a trabajar como taxista durante
4 años aproximadamente. “Andaba del tingo al tango” por lo
que se dedicaba a hacer diversos trabajos con base en
sus conocimientos: “Sé plomería y hacer
instalaciones, desde una válvula pequeñita hasta
un tinaco”.

Trabajó en mantenimiento durante


tres años en la escuela John F. Kennedy,
lamentablemente fue despedido, pero
encontró trabajo rápidamente. Fue invitado a
trabajar en una empresa donde terminó haciendo trabajos de oficial pero no obtuvo el puesto
permanente, por lo que decidió buscar algo más.

Finalmente terminó en el Tec. Había enviado solicitudes a distintas universidades de la zona, para
trabajar en planta física, ya que eso era a lo que se dedicaba, pero el Tec lo llamó y le ofreció un
puesto dentro del departamento de Arquitectura y Diseño. Él no sabía utilizar la computadora, pero
aprendió rápidamente. Actualmente ha decidido continuar con sus estudios de preparatoria y ya
está por graduarse.

Un día Manuel conoció al dueño de Cleanbox y lo invitó a trabajar con él, manejando una
pipa, algo que él no sabía ya que nunca había manejado camiones de esta magnitud. Sin embargo,
decidió intentarlo y Manuel (2018) nos contó esta experiencia:

Me aventé a la brava, y se descompuso la pipa a los 3 días. Aunque duré casi un año, entre
que se descomponía la pipa y la arreglaban. Con el paso del tiempo te vas acostumbrando.
Hacía más viajes que los demás en el mismo tiempo, tenía mis truquitos. Lo más arriesgado
de éste trabajo fue una vez que se me levantó el cofre en una curva y sentía que iba a chocar
con los coches que venían del otro lado de la glorieta.

Este trabajo era de levántate a las 6 para estar a las 7 en el pozo, incluso hasta las 8 en el
mes de diciembre, de lunes a viernes. Después de esto me iba a trabajar al Tec de 8 a 4 y si
tenía otra chamba me la aventaba.

Es una persona 100% católica, desde los 10 años ha sido peregrino guadalupano, y está muy
agradecido con la Virgen. Es rezandero y llegó a ser ministro de la Comunión en la iglesia. “Los dones
que te da Dios, los vas sacando a flote”, nos comenta. Su fe es uno de los aspectos que rigen su vida
y parte fundamental de ésta.

Siempre trata de ser sencillo y transparente, es un hombre de familia y le encanta pasar


tiempo con su hijo. Tiene un equipo de fútbol, ya que cree que eso le ha ayudado a su hijo Víctor a
liberar toda la energía que tiene, “…mi hijo es tremendo, mi esposa y yo decimos que viene doble”,
nos comenta debido a que su mujer perdió a su primer hijo. Su esposa y él son personas muy fuertes,
resilientes, perseverantes y conocidas, a lo que Manuel dice: “Soy bien amiguero, donde quiera me
conocen pero no soy monedita de oro, está cañón caerle bien a todos”.
Manuel es una persona de la que se puede aprender mucho. Nos enseña a que uno no debe
de darse por vencido ante los problemas, al contrario, se debe de buscar la manera de afrontarlos y
salir adelante de la mejor forma posible; la resiliencia y perseverancia son aspectos fundamentales
para sobrellevar cualquier situación. Así como el saber aprovechar las oportunidades que se
presentan en la vida. También el ser servicial con las personas, sin esperar algo a cambio, es parte
de la esencia de Manuel y de quién es como persona.

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