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Vania Abigail López Correa

N° de cuenta: 311219315
RESEÑA CRÍTICA: « LA SÍNTESIS HINDUISTA: EL MAHABHARATA Y LA
BHAGAVAD – GITA»
El capítulo XXIV del segundo de los cuatro volúmenes de la obra Historia de las creencias
y las ideas religiosas, escrito por el filósofo, novelista e historiador Mircea Eliade; es una
exposición breve y concisa en donde el autor reúne los elementos fundamentales del
hinduismo, los cuales son reconocidos como el Mahabharata y la Bhagavad-Gita. El
capítulo se divide a su vez en cinco apartados:
1. En «La batalla de los dieciocho días» el autor esboza de forma general el Mahabharata,
la epopeya más extensa de la literatura universal compuesta por noventa mil versos; señala
que la forma actual del poema se data entre los siglos IV a.C. y VI d.C. aunque se cree que
el poema ya existía entre los siglos VII y VI a.C. El tema central que plantea la epopeya es
el conflicto entre las dos estirpes de los Bharatidas, es decir, los cien Kauravas y los cinco
Pandavas.
El autor menciona brevemente el parentesco divino de los personajes que participan
en la batalla y cómo es que éstos se disputan el trono del reino, pues a la muerte de Pandu,
su hermano Dhritarastra queda en el trono mietras que Yudhisthira, primogénito de Pandu,
alcanza la edad para gobernar. El conflicto surge cuando Duryodhana intenta deshacerse
mediante un incendio de los Pandavas para quedarse con su reino, pero éstos no mueren.
Entonces Dhritarastra cede a los Pandavas la mitad del reino donde éstos erigen
Indaprastha, la capital de la ciudad en la que su primo Krishna se les une. Posteriormente
Yudhisthira pierde su reino ante Duryodhana y los vencidos se ven obligados a vivir en el
bosque, pero en el sexto canto de la epopeya llamado Bhagavad-Gita, batalla que dura
dieciocho días, los Pandavas buscan recuperar su reino. Yudhisthira entristece ante tanta
muerte e intenta renunciar al trono y vivir como ermitaño, pero renuncia a esa decisión y
demuestra su hegemonía como rey con el Asvamedha. La historia termina cuando
Yudhisthira desciende a los infiernos para después ascender al cielo.
Narrar el argumento de la epopeya resulta de gran importancia pues es de donde se
deriva la interpretación mítica y religiosa de la obra, el lector debe notar desde el principio
el carácter dual del hinduismo y cómo es que éste se fundamenta en la batalla del bien y del
mal, donde éstos no funcionan dicotómicamente sino que se completan y la existencia de
uno depende de la existencia del otro. También es importante señalar que Arjuna representa
la existencia del hombre en el cosmos, pues éste héroe tiene el comportamiento propio de
un hombre al recurrir al disfraz para casarse con la princesa Draupadi y al entristecerse ante
la muerte, así ocasiona un grado de empatía mucho mayor en el hombre y le permite
inscribir sus actos profanos en el ritmo cósmico al poseer características similares a las del
héroe.
2. En «Guerra escatológica y fin del mundo» se narra que Brahma decide la guerra,
concebida como forma de exterminio para el control del aumento poblacional, circunstancia
que aún en nuestros días mantiene su validez para justificar una guerra, pero cuya
validación se ha profanado pues ya no responde a un acto ritual de renovación. Así el
Mahabharata describe el fin del mundo (pralaya) seguido de la aparición de un mundo
nuevo y puro, simbolizado con la resurrección de Pariksit, quien había nacido muerto y fue
revivido por un dios.
La Bhagavad-Gita es una teofanía en tanto que Krishna vuelto Visnu se revela a
Arjuna como el señor del pralaya. La epopeya posee una estructura escatológica, pues
versa sobre el destino final de la humanidad y del universo por lo que puede aseverarse que
los indoeuropeos conocían el mito del fin del mundo. El Mahabharata marca el fin de un
yuga, de una era cósmica que según el autor puede compararse con las celebraciones de
Año Nuevo, pues en ambas se encuentra el mismo motivo mítico-ritual del final y el inicio
de un nuevo ciclo.
Krishna encarna como Visnu y se muestra como oposición-complementariedad de
Siva, deidad que se muestra como la realidad última, la oposición entre el bien y el mal se
muestra también como devas/asuras, agua/fuego, dharma/adharma. Los polos de estas
diadas operan de manera dinámica, cuando uno está presente el otro está ausente, Visnu es
el autor de las destrucciones y resurrecciones de los mundos 1, el entendimiento de esta
estructura equivale a una revelación y es el modelo que se ha de seguir para alcanzar la
liberación, por lo que el Mahabharata es concebido como la gran base en la que se
fundamenta el hinduismo y funciona como la norma universal que rige la vida cósmica, la
sociedad y la existencia personal2. La liberación planteada por estas oposiciones exige el

1 Muchas de las deidades se fundamentan en este principio, el ejemplo judeocristiano de esta fórmula dual
es el dios del Antiguo Testamento que se nombra como Yahvé.
2 El Mahabharata tiene en la actualidad un papel literario para Occidente, es decir, se le considera como un
texto creado por un poeta, como una epopeya. Pero en su contexto fue recibido como un mito, como la
revelación que se le ha dado a los hombres para que la imiten y trasciendan, es decir, poseyó el carácter
conocimiento de la realidad inmediata que está condicionada por la historicidad y la
realidad última mediante la destrucción y creación de los mundos.
La fundamentación dual que señala Mircea Eliade en el hinduismo, resulta tan
atractiva para el hombre mortal ya que le ayuda a afrontar tanto los sucesos fortuitos como
los desafortunados, ya que al final de éstos siempre existe la posibilidad de un nuevo inicio,
de un nuevo amanecer3. Además de que le ayuda a mantenerse en un movimiento en el cual
se intercalan sucesos de la misma naturaleza sin la necesidad de atarse a su propia
historicidad o a los resultados de sus actos, pues estos responden al orden cósmico.
3. «La revelación de Krishna»
El comienzo del hinduismo puede situarse en la guerra que enmarca el final de un yuga,
pues el pensamiento hinduista tiende a conciliar los contrarios, en este caso el principio y el
fin; hay que recordar que los grandes mitos nacen en la época de una gran crisis, en la que
generalmente sucede una gran catástrofe producida por los dioses para purificar la Tierra y
tener un nuevo inicio.
El carácter mítico del Mahabharata reúne cuatro enseñanzas, la equivalencia del
Sankhya (conocimiento de sí mismo) y del yoga; establece la prioridad de las tres vías:
actividad ritual, conocimiento metafísico y la práctica del yoga; justifica cierto modo de
existir en el tiempo y proclama la superioridad de la cuarta vía: la devoción a Visnu, como
se observa en el siguiente fragmento:
«El alma serena y sin temor... el entendimiento firme y que sin cesar piense en mí,
debe practicar el Yoga tomándome como fin supremo». «El que me ve en todas
partes, que ve todas las cosas en mí, yo no lo abandonaré jamás ni jamás me
abandonara él. El que, fijo en la unidad, me adora, a mí, que habito en todos los
seres, ese yogui habita en mí, sea cual fuere su manera de vivir » 4
Del modo en que Krishna debe servir de ejemplo a Arjuna, el Mahabharata debe ser
ejemplar para la humanidad, el hombre tiene que conocer a Dios e imitarle. La revelación
de Krishna condena al hombre a la acción, éste debe colaborar en el perfeccionamiento de
la obra divina mediante su obra y no únicamente con sacrificios, por lo que el hombre no

religioso en el que se fundamentó el hinduismo.


3 Es preciso recordar que las religiones y mitologías de Oriente poseen esta noción de la necesidad de
destrucción o fin para un nuevo nacimiento, probablemente porque es desde Oriente desde donde cada día
se observa el nacimiento del Sol.
4 MIRCEA ELIADE. Historia de las creencias y las ideas religiosas (3 vols). Barcelona: Paidós, 1999. (orientalia #
63, 64, 65.) Volumen II. Capítulo XXIV. La síntesis hinduista: el Mahabharata y la Bhagavad - Gita. p.287.
puede atribuir un valor absoluto a su propia condición; es decir, no le individualiza y le
convierte en parte de la totalidad, no le escinde de lo divino.
4. «Renunciar a los frutos de la acción»
La Bhagavad-Gita sirve como justificación de las acciones profanas, libera al hombre de
las consecuencias de su actos cuando éste logra no disfrutar de los frutos de éstos, así los
convierte en sacrificios que ayudan a mantener el orden cósmico. Cuando el hombre tiene
como objeto de sus actos el sacrificio no se encadena, por eso es que el hinduismo se
vuelve tan exitoso pues es liberador.
La Bhagavad-Gita pretendía conciliar todas las vocaciones mediante sus cuatro
enseñanzas, la ascética y la mística. El hombre está atado a su propio tiempo histórico y se
condenará a este si su objeto son los frutos de sus actos, al liberarse de ellos trasciende, el
hombre necesita un plano transhistórico y atemporal. De este modo el mito resulta
civilizatorio, muestra al hombre cómo debe actuar y ante la promesa de vida o de
recreación después de la destrucción le salva del encasillamiento en las épocas que no
resultan fructíferas.
5. «”Separación” y “Totalización”».
El hinduismo ofrece soluciones a la historicidad del hombre mediante escuelas de
liberación: el desasimiento del mundo es una de ellas, el hombre debe rechazar las
pulsiones vitales y normas sociales, separar la existencia espiritual del psico-mental, así la
salvación presupone necesariamente un acto de ruptura entre la materia y el espíritu, esto
último puede concebirse como el dualismo religioso o las diadas en las que se fundamentan
el hinduismo y otras religiones5. Las oposiciones aseguran la alternancia de la vida y
muerte del mundo, es una fórmula en la que se expresan los elementos antitéticos y
complementarios del mundo: masculino/femenino, día/noche, vida/muerte, el bien y el mal
son las dos partes componentes del ritmo cósmico.
La Gita resacraliza el cosmos y la existencia histórica del hombre, ya que mediante la
revelación de Krishna le inserta en el ciclo cósmico dominado por Dios, un Dios que es
personal y todopoderoso y que se encuentra en todos los niveles y nunca abandona al
hombre.

5 En China se presenta como el yin y el yang.

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