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ADOLESCENCIA, EDUCACIÓN Y CULTURA

PRIMER PARCIAL
1º CUATRIMESTRE 2018

1. Elija una de las opciones:

A) Escriba una reflexión sobre el tema “los adolescentes y los adultos en la


actualidad”.
B) Busque recortes periodísticos referidos a la adolescencia y caracterice el modo en
que la definen.
En ambos casos utilice para el análisis la siguiente bibliografía:

 Efrón R.“Subjevidad y Adolescencia”


 Rascovan S. “Los jóvenes y el futuro” Cap 1

2. Diseñe una clase (o secuencia de clases) dirigida a estudiantes de último año de


secundaria, sobre una problemática adolescente actual. El diseño debe incluir:

- acitividades de exploración de conocimientos previos.


- actividades de abordaje del nuevo conocimiento.
- actividades de evaluación e integración de lo aprendido.

No es necesario desarrollar la problemática elegida, pero sí debe justificar la selección


de actividades propuestas, en base a los siguientes textos:

 Carretero M. “Cuando la mente va a la escuela”


 Cuadernillo “¿Cómo aprendemos?”
 Cuadernillo “¿Cómo enseñamos?”
 Bain K. “¿Qué es la buena enseñanza?”
 Ferrés i Prats J. “La educación como industria del deseo”

Criterios de corrección:

 Fundamentación de la respuesta.
 Coherencia interna de la argumentación.
 Articulación entre conceptos teóricos y aplicación al análisis de la situación.
 Inclusión (sin forzamiento) de diferentes autores y diversos puntos de vista.
 Redacción y ortografía.

Aclaraciones:

 Extensión mínima tres (3) carillas.


 La sola cita textual no es válida como justificación teórica, deben retomar las
ideas de los autores con sus propias palabras.
 Dos trabajos iguales implican la descalificación de ambos.
 Se entrega el día lunes 7 de Mayo, cada uno en su práctico, versión impresa
en computadora, Letra Arial 12, interlineado 1,5.
 El presente parcial domiciliario se realizará de manera individual.
1.
Desde fines del siglo diecinueve, se ha ido desarrollando, al calor de
inauditas transformaciones históricas, un espacio por completo desconocido en
las sociedades del Ancient Regime, un espacio de transición, un espacio mixto,
a caballo entre la infancia y la adultez, un espacio que ocupa el lugar tradicional
del rito de pasaje, pero ya no como momento, como acontecimiento ritual, sino
como proceso a transitar: este lugar incierto ha sido llamado “juventud” y
también “adolescencia”. Situación de umbral, situación de lo incierto, situación
porosa, difusa, espacio indelimitable, la adolescencia es el lugar de la
transformación del niño en adulto, signada por mutaciones corporales y por el
descubrimiento de aspectos de la vida ajenos al mundo infantil, tales como la
sexualidad y la política o el mundo laboral. Hay teóricos que la han llegado a
ver como un segundo nacimiento, pues en ella se abandona la relativa
comodidad del mundo intrafamiliar para afrontar la vida social, siendo así un
espacio donde el sujeto es esencialmente vulnerable (como el invertebrado
cuando muda su exoesqueleto). Creemos, siguiendo a Efron, que esta más que
definirse por una situación fisiológica, psicológica o sociológica, debe pensarse
como una forma de subjetivación, es decir, un conjunto de prácticas donde
estos aspectos se conjugan, se entrelazan en un complejo cuyo resultado es
fundamentalmente una experiencia de la vida. Ahora bien, resulta
particularmente difícil pensar la adolescencia, no solo porque sus elementos
característicos son esencialmente mixtos (biológicos, psicológicos, sociales),
sino también porque viene signada por lo mudable, lo transitorio, lo que se
encuentra en trasformación y pasaje, todas formas evanescentes y no
cristalizadas, precarias y en constante devenir. En lo sucesivo intentaremos
captar esta escurridiza zona bajo dos claves interpretativas: la ruptura
revolucionaria y la transmisión histórica.
La primera de estas claves, según nuestra lectura, está poco presente
en los indudablemente ricos y valiosos abordajes de Efron y Rascovan.
Consideramos que, desde que la noción de juventud aparece históricamente, lo
hace en un vinculo profundo con el rechazo de la tradición, de las formas
vigentes de sociabilidad, y como búsqueda de lo nuevo, de aquello que sería
liberador y emancipador. Ser joven, para muchos, fue sinónimo de rechazar las
vetustas y arcaicas prácticas sociales basadas en la subordinación y la
dominación. Ser joven significo, plantarse en pie de lucha contra la opresión y
las injusticias del mundo “adulto”. Hay un poema del poeta romántico
Holderling, (titulado El joven a sus juiciosos consejeros) que lo marca
claramente, en el joven desafia a los adultos “consejeros” diciendo:
“¿Pretendéis que me apacigüe?
¿Qué domine este amor ardiente y gozoso, este impulso
hacia la verdad suprema?”
Recordemos el famoso cuadro de Delacroix La libertad guiando al
pueblo: a la izquierda de la fervorosa “libertad”, que enarbola la bandera
tricolor, vemos la figura de un adolecente, casi un niño, con dos pistolas en las
manos. No es este el lugar para recordar como todos los eventos
revolucionarios de los siglos XIX y XX están signados por la participación de los
jóvenes: desde la revolución francesa o la comuna de parís hasta mayo del ´68.
Solo retengamos que en las narrativas revolucionarias la juventud y la
adolescencia han sido el lugar privilegiado desde el cual rechazar las injusticias
del “viejo” mundo de los adultos y pensar y experimentar nuevas formas de
vida, nuevas prácticas más justas.. Si como dice Rascovan “ser joven implica
una relación con el tiempo, con el pasado y el futuro”, la juventud se autoafirmo
en sus orígenes como afirmación de un futuro superador del pasado. Pero hoy
día este sesgo revolucionario de la subjetividad adolecente se ha ido
atenuando luego de los 60-70 parece que este rasgo fue deflacionandose hasta
quedar en una mera pose o gesto mercantilizable. Vale decir, muy
esquemáticamente, el ímpetu critico y transformador de la juventud se
transformo en estética de la rebeldía, frívola y sin miras políticas sustantivas. Si
el espacio de la juventud y la adolescencia puede ser algo más que una
situación particularmente vulnerable, una situación incierta de desamparo y
búsqueda a siegas, es porque esta indefinición que lo caracteriza puede ser no
solo fragilidad, sino plasticidad para imaginar mundos-otros, nuevas prácticas
que apunten a superar los aspectos regresivos y sometedores de la sociedad.
Y el sujeto joven, en el cual todavía no pesa el tedio y la frustración tan
características del mundo adulto, tiene un espacio privilegiado para abrir paso a
lo nuevo. La cultura de los mass media y la sociedad post-industrial del
consumo apuntan a convertir el espacio de la juventud en una cultura estética y
estetizante de un disfrute tan banal como dócil, pero en tanto el joven es el
sujeto aun no domesticado, este siempre podrá recuperar de forma critica su
condición, para afirmarse como réplica al mundo adulto.
En torno a la segunda clave aparece un problema que nos parece capital
para la condición contemporánea: la ruptura en la transmisión histórica. El
tesoro cultural de la tradición, custodiado por las instituciones de enseñanza,
parece volverse cada vez más opaco a las nuevas generaciones, estas ya no
proyectan sus aspiraciones sobre los grandes modelos de la tradición, sino que
cada vez mas parecen desligar sus experiencias de una locación histórica: el
presente eterno del consumo, el desinterés sobre todo lo que no esté pensado
según la lógica del marketing, la desconexión con las tradiciones regionales en
pos de una experiencia vital globalmente “norteamericanizada”, etc., todos
estos rasgos pueden signarse bajo la idea de que el capitalismo actual
pretende barrer el nexo histórico entre las generaciones presentes y los
saberes y tradiciones de sus ancestros. En este sentido, parece que (hace ya
varias generaciones, lo cual agrava el problema) a los adultos les resulta cada
vez más difícil transmitir los saberes del pasado. La crisis de las instituciones
educativas es un aspecto fundamental de dicho problema. Pues a estas les es
cada vez más difícil mostrar a la cultura como algo significativo para los
adolecentes. Sin embargo creemos que esta cultura es el único amparo frente
al desierto globalizado de la mercancía que disuelve toda tradición en
imágenes abstractas con el único fin de incrementar la ganancia capitalista. Si
los adultos asumen su responsabilidad frente a las nuevas generaciones,
deben ser conscientes de que la tarea de vincularlos con la tradición es un
problema de capital importancia, no solo para la formación intelectual sino para
la elaboración de prácticas vitales no reificadas. Si el adolecente se encuentra
en un periodo de búsqueda y de experimentación, el adulto debe poder
acercarle de manera significativa el resultado del la experimentación en las
generaciones precedentes, es decir la experiencia de la tradición, pero
acercársela de una forma tal que este entienda que no es algo petrificado y
desconexo de sus vivencias, sino una caja de herramientas para forjar su
propia identidad. Como dice Efron:
El recorrido del viaje adolecente se organiza desde la imprevisibilidad.
Pero no desde la imprevisibilidad absoluta. Este recorrido va configurando
los modos en que se construye su espacio subjetivo, para lo que son
necesarios algunos mojones, algunas guias que permitan trazar el
territorio de cada uno. Estos mojones pueden ser monumentos
infranqueables y enceguecedores o luces claras que orientan. Pueden ser
la rigidez, el autoritaruismo y la represeion que bloquean y hasta cierran
los espacios o la voz firme, segura, pero al mismo tiempo autorizadora
que ayuda a trazar el camino. (EFRON R, 1997, 40)

De esta manera es esencial no recaer en prácticas autoritarias e impositivas,


que consideren que ciertos saberes deben ser transmitidos “a toda costa” con
altas docis de autoritarismo, sino se trata de volver accesibles, de sacarles el
polvo y el halo sacrosanto a los contenidos culturales de la tradición. Porque en
el fondo todo “tradicionar”, todo legar la cultura del pasado, es también
“traicionarla” (el verbo latino tradere significa tanto dar, concesionar,
intercambiar, como traicionar) transformarla, re significarla, y de esta manera,
forjar un lazo vivo con el pasado, en vez de encerrarlo tras una vitrina y
exhibirlo como pieza de museo.
En estas reflexiones intentamos problematizar la relación adolecentes-
adultos bajo dos ejes que, nos parece, convergen en un interrogante cada vez
más urgente en la vida contemporánea: ¿como resistir a la pérdida del sentido
histórico de la existencia que impone la cultura capitalista globalizada? Porque
tanto el sentido de ruptura revolucionario como el de continuidad de la
tradición plantan la vida frente al horizonte histórico, y ambos se sitúan en ese
espacio entre los jóvenes y los adultos, lo nuevo y lo viejo, el futuro y el
pasado, donde la misma historia se escribe.

2.

La temática que abordaremos será la de la violencia en los adolecentes. Para


comenzar, realizaremos un sondeo de las ideas que los estudiantes tienen
sobre la violencia, esto se realizara mediante preguntas como ¿creen que hay
situaciones que “justifican” ser violento? ¿Cuáles creen que son las causas de
la violencia? ¿Cómo deben abordarse los hechos de violencia?. Con
preguntas de este estilo ponemos de relieve que no consideramos a los
estudiantes como tabulas razas que deben asimilar un conocimiento, (como se
plantea en el cuadernillo ¿Cómo enseñamos? y en el texto de Carretero
Cuando la mente va a la escuela) sino que ya siempre tienen saberes previos e
ideas que un buen docente debe poder caracterizar para realizar una buena
enseñanza. Asa mismo intentamos con ellas sacar a la luz el “mapa cognitivo”
que los estudiantes tienen a la hora de pensar el fenómeno de la violencia. Nos
interesa saber si en su forma de pensar poseen mecanismos que la justifican o
incluso la abalan como medios legítimos para resolver conflictos o si ya de por
si tienden a rechazarla, asimismo, también es fundamental caracterizar como
entienden el porqué de esta, si por ejemplo consideran que hay individuos
esencialmente violentos, o si, por el contrario, ven a la violencia como un
fenómeno con causas sociales.
Dado que el problema es un tema sensible y que involucra la experiencia
del adolecente pensamos que podemos lograr sin mayores dificultades vincular
la problemática al deseo de los estudiantes, deseo por entender los hechos de
violencia que casi con toda seguridad todos presenciaron o sufrieron en algún
momento. Como sostiene Ferrés i Prats, es casi imposible enseñar de forma
efectiva sin involucrar el deseo, por lo cual, para reforzar este vínculo libidinal,
pediremos a los estudiantes que comenten situaciones de violencia que hayan
presenciado. Nos interesa particularmente que entiendan la violencia como
fenómeno social, para lo cual tomaremos como disparador un fragmento de la
película Rápido y Furioso, donde intentaremos mostrar como la industria
cultural cinematográfica muestra una correlación entre violencia y éxito en la
vida y ensalza como una virtud a la figura de aquel que se vale de ella para
cumplir sus objetivos de vida. Esta película, según pensamos puede servirnos
de “puente” entre los saberes previos de los estudiantes y las perspectivas
criticas que intentamos desarrollar. También creemos que será capaz de
“impactar” a los jóvenes, pues estos jamás se esperarían ver algo así en el
colegio. Por último, consideramos que nos servirá para despertar el interés,
mostrando que el problema se encuadra dentro de referencias significativas
para ellos.
A la hora de dictar los contenidos, buscaremos tomar ejemplos que
atañen a la comunidad donde se enmarca la escuela, buscando recortes de
diarios, y hechos conocidos por todos para vincularlos con los textos que
dictaremos. Para evaluar la clase pediremos a los estudiantes que diseñen
estrategias de prevención de la violencia en los colegios, con lo que
buscaremos que ellos puedan hacer un uso autónomo y crítico del
conocimiento y no que estén en una situación pasiva de recibirlo y devolverlo
en un examen. En las estrategias que diseñen podremos evaluar así mismo,
cuanto y cuan profundamente han incomparado los contenidos, puedes
deberán hacer un uso activo de ellos. En el contraste entre las ideas
expresadas en el sondeo previo y los resultados de esta actividad podremos
determinar la efectividad de la clase: notaremos si verdaderamente se realizo
un aprendizaje profundo.

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