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MÉTRICA

− Sinalefa: reunión, en una sílaba métrica, de dos o más vocales contiguas y pertenecientes a palabras
distintas. En la sinalefa pueden entrar dos vocales iguales, dos vocales diferentes, “y grupos de tres, cuatro y
hasta cinco o seis vocales, con tal de que estén dispuestas en orden de progresiva abertura, de progresiva
estrechez, o con las más abiertas en el centro” (Rafael Lapesa).

Hermosa muda, que a esta verde selva,


sorda también como áspid entre flores,
a quien el cielo o voz o piedad vuelva,
veniste a ser veneno de pastores.
Lope de Vega
La sinalefa es un fenómeno normal y general dentro de la pronunciación castellana. Hay, sin embargo,
fenómenos de orden gramatical, emocional o rítmico que pueden oponerse a esta tendencia. Por eso, aun
dándose las condiciones fonéticas antes descritas, puede no hacerse sinalefa. En este sentido, la presencia de
un acento rítmico muy marcado puede impedir ocasionalmente la sinalefa. También ha habido razones
históricas de poética particular de una escuela para no seguir la tendencia natural del habla a la sinalefa. Es
ilustrativa, a este respecto, la práctica de Berceo, quien, en su afán de construir el verso de acuerdo con una
norma estrictamente silábica, mide siempre de acuerdo con la separación gramatical entre palabras y hace un
uso sistemático del hiato.

− Sinafía. Sinalefa entre la sílaba final de un verso que termina en palabra llana y la sílaba inicial del verso
siguiente –que sobra en el cómputo silábico de este verso.

¡Todo hacia la muerte avanza


de concierto,
toda la vida es mudanza
hasta ser muerto!
Ramón del Valle Inclán
Entre los versos tercero y cuarto del segundo ejemplo (mudanzahas) hay sinafía. La sinafía, lo mismo que la
compensación, se da entre versos cortos o en combinaciones métricas de versos cortos y largos. Este
fenómeno demuestra la falta de autonomía total del verso corto, y se explica por esta misma falta de
autonomía.
Sólo excepcionalmente se encuentra ya la sinafía en el siglo XVIII. Los ejemplos citados del siglo XX son
muestras de la percepción culta moderna de este fenómeno métrico antiguo.

− Cesura: descanso que algunos versos llevan en su interior por razones rítmicas. Se diferencia de la pausa
por permitir la sinalefa y no hacer equivalentes los finales de palabras agudas, graves y esdrújulas.

Dulce vecino de la verde selva,


huésped eterno del abril florido,
vital aliento de la madre Venus,
céfiro blando.
Esteban Manuel de Villegas

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La cesura, tras la quinta sílaba de los tres primeros endecasílabos del ejemplo, destaca el acento de la cuarta
sílaba característico del verso sáfico.

−Apócope: Supresión de uno o varios sonidos al final de una palabra.


La palabra val es apócope de valle. La supresión de sonidos finales de una palabra se ha tenido por licencia
permitida en el lenguaje de la poesía hasta el Romanticismo. La exigencia de un número exacto de sílabas
compensaba, pues, con ciertas libertades, entre las que está la apócope.

José Domínguez Caparrós: Diccionario de métrica española. Alianza Editorial,


Madrid, 2004.

−Pausa: Silencio o descanso que se produce al final del verso (pausa versal), entre los hemistiquios de los
versos compuestos (pausa interna) o entre estrofas (pausa estrófica). La pausa interna, contrariamente a la
cesura, impide la sinalefa y hace funcionar los hemistiquios como versos simples en cuanto a su cómputo
métrico. Para observarse el uso que Juan Ramón Jiménez hace de las pausas internas, que llegan a separar
incluso el primer hemistiquio del segundo (verso 11) tras un vocablo átono (que, precisamente por la
colocación de la pausa, debe considerarse agudo). Nótense también los esdrújulos y agudos que, antes de la
pausa, modifican el cómputo:

Un pájaro, en la lírica // calma del mediodía,


canta bajo los mármoles // del palacio sonoro;
sueña el sol vivos fuegos // en la cristalería,
en la fuente abre el agua // su cantinela de oro.

Es una fiesta clara // con eco cristalino:


en el mármol, el pájaro; // las rosas, en la fuente;
¡garganta fresca y dura; // azul, dulce, arjentino
temblar, sobre la flor // satinada y reciente!

En un ensueño real // voy, colmado de gracia,


soñando, sonriendo // por las radiantes losas,
henchida el alma de // la pura aristocracia
de la fuente, del pájaro // de la luz, de las rosas…

−Versificación regular (Isosilabismo)


Versificación que se rige por el principio de la igualdad –o regularidad− en el número de sílabas métricas de
los distintos versos que forman la composición. La combinación de los versos largos con sus quebrados –por
ejemplo: octosílabo y tetrasílabo, endecasílabo y heptasílabo, alejandrino y heptasílabo…− se considera forma
de versificación regular, ya que el verso quebrado es una especie de hemistiquio del largo. En la versificación
de cláusulas es posible encontrar versos con igual número de sílabas, pero la unidad de medida es, en esta
versificación, el grupo de sílabas con el acento en una posición fija y determinada por el tipo rítmico del
grupo.

No reina siempre aquesta fantasía,


que en imaginación tan variable
no se reposa un hora el pensamiento:
viene con un rigor tan intratable
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a tiempos el dolor que el alma mía
desampara, huyendo, el sufrimiento.
Garcilaso de la Vega

Ahora todas las cosas han borrado sus límites.


Amanece el paisaje tras un vidrio empañado.
Se me diluye el alma en estas formas vivas,
En estos sueños vagos. José Hierro

Los versos de Garcilaso (endecasílabos) y los de José Hierro (alejandrinos combinados con un heptasílabo) se
rigen por la igualdad (Garcilaso) o por la regularidad (José Hierro: 7+7+7) en el número de sílabas métricas.

La versificación regular es el tipo de versificación generalmente empleado por la poesía culta castellana desde
el siglo XVI hasta el siglo XX. Por eso es la clase de versificación que más ha sido estudiada, habiéndose
llegado a confundir, a veces, versificación regular y versificación castellana. Hoy sigue siendo ampliamente
utilizada, aunque ha cedido parte de su terreno a la versificación libre.
José Domínguez Caparrós:
Diccionario de métrica española. Alianza Editorial, Madrid, 2004.

−Isosilabismo
Igualdad en el cómputo silábico de todos los versos de una estrofa y de sus combinaciones con pie quebrado
(el tetrasílabo para el octosílabo, el heptasílabo para el endecasílabo…). El isosilabismo es el tipo de
versificación más utilizado en la métrica española culta desde el siglo XVI hasta el siglo XX. En este último
ha cedido parte de su terreno a los versículos o versos libres.
Ana María Platas Tasende: Diccionario de términos literarios.

−Versificación irregular (Anisosilabismo)


Versificación que no se rige por el principio de igualdad –o regularidad− en el número de sílabas métricas de
los versos que forman la composición. Conviene advertir que la combinación de los versos largos con sus
quebrados –por ejemplo: octosílabo y tetrasílabo, endecasílabo y heptasílabo, alejandrino y heptasílabo…− no
se considera forma de versificación irregular. También conviene señalar que en la versificación de cláusulas
es posible encontrar igualdad, o proporción, en el número de sílabas de los distintos versos de la combinación,
pero se considera como un tipo de versificación irregular desde el momento en que el principio que la regula
es la colocación de los acentos a determinadas distancias, siendo por tanto posible la desigualdad en el número
de sílabas de los versos. Son tipos clasificables dentro de la versificación irregular: la versificación fluctuante,
la versificación acentual, la versificación libre, la versificación de cláusulas, y los intentos de versificación
cuantitativa.

No sé si tengo una llaga en el oído


o esta mudez es algo injusto que hay en mí,
algo que se interpone, hora tras hora,
entre la vida y sus postulaciones,
y me impide acercarme a la mesa ya puesta
y me impide dormir,
y en el insomnio siento el ajetreo de un ascensor que sube y sube y nunca llega…
Luis Rosales
La versificación irregular, en sus distintas formas, es una constante en la literatura castellana.
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José Domínguez Caparrós:
Diccionario de métrica española. Alianza Editorial, Madrid, 2004.

−Anisosilabismo
Ametría, versificación irregular. Desigualdad del cómputo silábico entre los versos de una estrofa o de un
poema. Las composiciones con pie quebrado no se consideran anisosilábicas. La ametría es frecuente en la
poesía medieval, en la tradicional y en la culta del siglo XX, en este caso por la irrupción de los versículos o
versos libres.
Ana María Platas Tasende: Diccionario de términos literarios.

−Encabalgamiento
Desajuste producido en la estrofa por la no coincidencia de la pausa versal y la pausa morfosintáctica. Se da
encabalgamiento cuando la pausa versal divide un grupo de palabras que no admite pausa en su interior.
Grupos que no admiten pausa, según A. Quilis, son los formados por: sustantivo y adjetivo; sustantivo y
complemento determinativo; verbo y adverbio; pronombre átono, preposición, conjunción, artículo más el
elemento que les sigue; tiempos compuestos y perífrasis verbales; palabras con preposición; oraciones
adjetivas especificativas. Con todo, hay quienes entienden el fenómeno del encabalgamiento en un sentido
más amplio, y señalan la existencia del fenómeno en casos distintos de los mencionados, como en el de la
separación del verbo y su complemento directo.

MADRIGAL
Y no será una noche
sublime de huracán, en que las olas
toquen los cielos… Tu barquilla leve
naufragará de día, un día claro
en que el mar esté alegre.
Te matarán jugando. Es el destino
terrible de los débiles…
Mientras un sol espléndido
sube al cenit hermoso como siempre.
Manuel Machado

Si se hace la pausa versal, se rompe un grupo sólidamente unido; si no se hace la pausa versal, se rompe la
unidad del verso. Esta tensión es la fuente de los valores estilísticos del encabalgamiento. El conflicto suele
resolverse por un compromiso entre sentido y ritmo. Quizá convenga insistir en que el encabalgamiento es un
fenómeno puramente estilístico, ya que ya que su aparición no está regulada por las normas de la métrica y
solo depende de la voluntad o la intención del poeta. Por eso Navarro Tomás, con razón, lo incluye entre los
complementos rítmicos.

Entre los efectos estilísticos que pueden derivarse del encabalgamiento, cabe señalar: la variedad en el ritmo;
la adecuación para la inserción de la lengua hablada en el verso; cierta sensación de violencia; la relevancia
que adquiere cada una de las partes del grupo dividido. En cada contexto se podrá especificar el valor
concreto.
El uso excesivo del encabalgamiento, dentro de los moldes de una forma métrica tradicional, acaba por
desdibujar el metro de tal forma que puede llegar a producir la sensación de verso libre.
José Domínguez Caparrós:
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Diccionario de métrica española. Alianza Editorial, Madrid, 2004.

−Encabalgamiento abrupto
−Si el encabalgamiento se completa antes de la 5ª sílaba (para unos) o antes de la mitad (para otros) del verso
que sigue, el encabalgamiento es “abrupto”. Si va más allá de estos límites se llama “suave”. Los efectos
enfáticos y rítmicos (rapidez entre un verso y otro, parada brusca en las primeras sílabas del segundo) del
encabalgamiento abrupto superan con mucho a los del suave, pero deben determinarse en cada caso, pues
dependen de las intenciones del poeta y de las connotaciones textuales.
Ana María Platas Tasende: Diccionario de términos literarios.

−Encabalgamiento que termina antes de la quinta sílaba del verso encabalgado.


Acude allí la trápala furiosa
del oro, del cuidado y las cautelas,
y, partiéndose, dicen que reposa.
Lope de Vega
Conviene notar que mientras para algunos autores (Rafael de Balbín, por ejemplo, para otros (Antonio Quilis,
por ejemplo) es necesario que la pausa esté antes de la quinta sílaba del verso encabalgado. Dámaso Alonso,
creador del término, no precisa el número de sílabas del verso encabalgado que debe haber antes de la pausa, y
se contenta con señalar que “el sentido se quiebra súbitamente en el segundo” verso. Su valor estilístico
consiste en destacar, violentar o recortar la segunda parte del encabalgamiento – la parte correspondiente al
verso encabalgado.
José Domínguez Caparrós:
Diccionario de métrica española. Alianza Editorial, Madrid, 2004.

−Encabalgamiento interno (Rafael de Balbín).


Encabalgamiento que se da entre los hemistiquios de un verso compuesto.
Tiene valores estilísticos similares a los del encabalgamiento versal. El primer elemento suele adquirir una
mayor relevancia intensiva.
¡Ay! la pobre princesa de la boca de rosa,
quiere ser golondrina, quieres ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Rubén Darío

−Encabalgamiento versal (Antonio Quilis)


Encabalgamiento situado en la pausa final del verso simple. Se opone, pues, a encabalgamiento interno o
medial.
Mucho pudo conmigo el falso estilo
de un amigo traidor: que hay entre nobles
tantos gitanos como baña el Nilo.
Lope de Vega
−Encabalgamiento léxico
Encabalgamiento que divide una palabra.
La palabra encabalgada sufre un sacudimiento que renueva su significación. También es una forma de evitar
una rima trivial o de lograr un efecto cómico.
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Y mientras miserable-
mente se están los otros abrasando
con sed insaciable
del no durable mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.
Fray Luis de León
José Domínguez Caparrós:
Diccionario de métrica española. Alianza Editorial, Madrid, 2004.

−Encabalgamiento estrófico (Kurt Spang)


Encabalgamiento entre dos estrofas.
Oh, cállate, Señor, calla tu boca
cerrada, no me digas tu palabra
de silencio; oh Señor, tu voz se abra,
estalle como un mar, como una roca

gigante. Ay, tu silencio vuelve loca


al alma: ella ve el mar, mas nunca el abra
abierta; ve el candil, y allí se labra
una espuma de fe que no se toca.
Blas de Otero
−Encabalgamiento oracional (Antonio Quilis)
Encabalgamiento en el que la pausa se encuentra situada después del antecedente en una oración adjetiva
especificativa.
Descolorida estaba como rosa
que ha sido fuera de sazón cogida,
y el ánima, los ojos ya volviendo,
de su hermosa carne despidiendo.
Garcilaso de la Vega
−Encabalgamiento sirremático
Encabalgamiento en el que la pausa divide cualquiera de los grupos de palabras que no admiten pausa en su
interior, excepto si se trata de una oración adjetiva especificativa y su antecedente. Es decir, es sirremático
todo encabalgamiento que no es oracional.
Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!
Antonio Machado
−Encabalgamiento suave
Encabalgamiento que termina no antes de las sílabas quinta o sexta del verso encabalgado.
Nieta pues la Católica heredera
del claro Alfonso, duque de Berganza,
que es la gloria mayor o la primera
que esta familia esclarecida alcanza,
Fernando de Aragón, única esfera
del perdido favor de la esperanza,
casó con ella, en tan dichosa estrella,
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que fue glorioso príncipe por ella.
Lope de Vega

−Esticomitia
Procedimiento opuesto al encabalgamiento: en las estrofas hay esticomitia cuando coinciden el final de verso
con el final de frase.
Humildes se hacen,
altos se reprueban,
unos se renuevan
y otros se deshacen;
como mueren nacen.
Lope de Vega
Ana María Platas Tasende: Diccionario de términos literarios.

−Verso simple
Verso que no tiene en su interior una pausa que pueda impedir la sinalefa y que pueda hacer equivalentes los
finales agudos, llanos y esdrújulos.

¡Cuántes veces cantó claros Mecenas


y fuertes capitanes belicosos
en pastoriles fístulas y avenas!
¡Cuántas veces los reyes generosos
con los versos que hurtó de la Sibila
de aquella edad, que leche y miel distila
por olmos, alcornoques y laureles!
Lope de Vega

Independientemente de los descansos que el sentido exija en estos versos, no hay pausa en lugar fijo interior,
ni hay equivalencia de finales agudos, llanos y esdrújulos –se cuentan todas las sílabas de las palabras cantó,
capitanes y fístulas, palabras todas ellas cuya sílaba acentuada ocupa la sexta posición del verso.
La existencia del verso simple tiene una base fónica, según Antonio Quilis, en el hecho de que no supera el
grupo fónico medio máximo, que es de once sílabas. Conviene señalar, con todo, que hay versos de diez
sílabas que son compuestos.
Julia Vicuña Cifuentes caracteriza el verso simple como aquel que no tiene sino un acento que influya en su
medida. Pues, efectivamente, sólo el último acento del verso simple hace equivalentes los finales agudo, llano
y esdrújulo.

−Verso compuesto
Verso formado por la unión de versos simples. Se caracteriza porque la pausa que divide los hemistiquios
impide la sinalefa y hace equivalentes los finales agudos, llanos y esdrújulos –es decir, se cuenta siempre una
sílaba después de la última acentuada.

Era un aire suave, de pausados giros;


el hada Harmonía ritmaba sus vuelos,
e iban frases vagas y tenues suspiros
entre los sollozos de los violoncelos.
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Sobre la terraza, junto a los ramajes,
diríase un trémolo de liras eolias
cuando acariciaban los sedosos trajes,
sobre el tallo erguidas, las blancas magnolias.
Rubén Darío
En el sexto de los dodecasílabos del ejemplo –compuestos de dos hexasílabos−, encontramos la equivalencia
del final esdrújulo del primer hemistiquio (trémolo) con el final llano de los primeros hemistiquios de los otros
versos.
La existencia del verso compuesto tiene una base fonética, según Antonio Quilis, en el hecho de que supera el
grupo fónico medio máximo, que es de once sílabas. Con todo conviene señalar que hay versos compuestos de
diez sílabas también.
José Domínguez Caparrós:
Diccionario de métrica española. Alianza Editorial, Madrid, 2004.
−Estrofa
Ordenación de los elementos rítmicos del verso con arreglo a un patrón estructural de simetría que se repite a
lo largo del poema.

Dos lánguidos camellos, de elásticas cervices,


de verdes ojos claros y piel sedosa y rubia,
los cuellos recogidos, hinchadas las narices,
a grandes pasos miden un arenal de Nubia.
Alzaron la cabeza para orientarse, y luego
el soñoliento avance de sus vellosas piernas
−bajo el rojizo dombo de aquel cenit de fuego−
pararon silenciosos, al pie de las cisternas…
Un lustro apenas cargan bajo el azul magnífico,
y ya sus ojos quema la fiebre del tormento:
tal vez leyeron, sabios, borrosos jeroglífico,
perdido entre las ruinas de infausto monumento.
GUILLERMO VALENCIA

En el ejemplo citado se aprecian tres grupos de cuatro versos cada uno y con el mismo esquema en la
disposición de la rima (ABAB). Hay, pues, tres estrofas. Una de las normas estilísticas de la estrofa aconseja
que en ésta se complete el sentido. En efecto, se considera que la estrofa es la estilización rítmica del párrafo,
y se la tiene, pues, por una unidad sintáctica. El no seguir este principio se debe a una imitación de la poesía
clásica, donde el sentido pasa de estrofa a estrofa.

Otro principio estilístico de la estrofa aconseja que ésta no tenga más de diez versos. En caso contrario, no se
percibe el esquema de la rima, ni se comprende el significado, por la excesiva extensión.

José Domínguez Caparrós:


Diccionario de métrica española. Alianza Editorial, Madrid, 2004.

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