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DIOS ES AMOR

1. DIOS ES AMOR
Lo primero y más esencial que sabemos de Dios nos lo ha dicho Jesús: Dios es Amor,
Amor gratuito e incondicional. Es decir, que ama para siempre, pase lo que pase y no
pone condiciones, no exige, no echa cuentas; regala, se regala, nos da su Vida y su Amor
para que disfrutemos. Y n nos la quita ni nos pide cuentas, aunque la usemos para
hacerle daño.
Dios sufre si hacemos sufrir a otro hijo suyo, si tenemos actitudes destructivas contra
nosotros y no desarrollamos todo el Amor y la Vida suya que hay en nosotros. Sufre,
pero no se ofende, no nos vuelve la espalda, no nos retira su amor.
Dios es Amor, amor gratuito. No exige nada ni, consecuentemente, castiga nada. En
realidad, hablar del “mandamiento del amor” como el único mandamiento, si no se
entiende bien es una contradicción, porque si es un mandato no es amor; y si es amor, no
puede ser mandado ni obligado. El amor es la invitación que Jesús pasa al hombre de
parte de Dios por si le interesa ser feliz. El cristiano tiene la suerte de no ser obligado a
nada, sólo invitado a amar. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” es decirnos que sólo
por medio del amor llegamos a la Vida, a la Felicidad. Dios es el Amor total, la entrega
total sin exigencias, sin mandatos, sin condiciones, sin echar cuentas. Dios es tanto Amor
que no puede dejar de amar. Dios nos regala su amor y nos regala la capacidad de amar;
por eso podemos “ser como imagen y semejanza de Dios”, que es lo contrario de ser
egoístas y estar centrados en los deseos de poder y de dominio. Dios regala su amor sin
condiciones, aunque te dediques a hacerle la contra a Él. Es el Dios-Padre del hijo
prodigo (Lc 15) que no exige explicaciones.
Dios no te pide ni siquiera que ames. Lo único que pide es que seas consciente de que
Dios te ama. Y después, haz lo que quieras. Lo lógico es que después te “salga”
espontáneo y desde adentro de ti amar. Y eso es lo que quiere Dios provocar en el
mundo, la lógica del amor, el sembrar el bien y el amor como agradecimiento de sentirte
querido y amado. No es cristiano el obrar bien para “ganar” el premio, para “ir al cielo”;
porque es amar para merecer, por interés. Lo propio es aquello de “Haz el bien y no
mires a quien”, entendido como “Ama y no te preocupes de las consecuencias, de si
utilizan bien o mal lo que tú les regalas sin interes”. Aún sin contar con Dios, en el plano
meramente humano, si miramos bien tendremos que llegar a la conclusión de que por
mucho que hagamos por los demás, ellos han comenzado y han hecho mucho más por ti
de lo que te imaginas y de lo que a primera vista parece.

2. CONSECUENCIAS
Todo lo anterior tiene consecuencias muy claras:
a. No hay que ganarse la salvación, no hay que “hacer cosas” para que Dios te salve. La
salvación es un regalo dado por Dios, porque es el Amor de Dios que se da al hombre.
Y esto lo hace Dios desde que tú existes: te regala una vida que lleva dentro un
potencial de felicidad.
b. La religión de Jesús es que los hombres nos portemos como Dios. “Sean perfectos
como Dios su Padre es perfecto.” Toda la fuerza del cristiano debe estar puesta en
intentar vivir como Dios: amando.
c. La única voluntad de Dios sobre el hombre es que sea feliz. Por eso le regala la vida
con esa posibilidad, que se logra amando.
d. Al final de la existencia humana, tú tendrás, por toda la eternidad, lo que hayas
querido tener de la vida de Dios: 3, 10, 50 0 100. Ese será tu “premio” o tu “castigo”,
no el que Dios te da, sino el que tú has elegido, y Dios respeta totalmente tu elección.
e. “El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es Amor”, dice san Juan. Esto es: el que
no se entrega sin condiciones, el que no vive únicamente al servicio de los otros, el que
no conoce a las personas desde su interior más profundo, el que discrimina entre
buenos y malos, el que no está abierto a la comprensión, a la escucha sin reloj, al
perdón y a la paz, a devolver bien por mal.... Pues ése, aunque sea “cristiano super”,
no conoce ni sabe nada de Dios.
f. Jesús es el modelo de persona, de ser humano, porque es quien más y mejor ha vivido
como Dios, se ha portado en alto grado como Dios, que hemos dicho de Él que es el
mismo Dios. Y un cristiano es una persona que fundamentalmente vive como Jesús,
no que se dedica a cumplir leyes,
g. Si yo vivo como Jesús, veré más claro, seré más feliz. L clave está en descubrir la
verdad del mensaje de Jesús: si no quieres tener sed, no te dediques a pedir agua, sino
a darla.
h. Vivir como Dios es vivir en plenitud, es vivir desde el amor, de otra manera esto se
nota en que la persona no vive pendiente de sus miedos, de sus inseguridades, de
etiquetas.
i. El cristianismo no son cosas que tengo que hacer para obtener como regalo el cielo;
sino que el cristianismo me habla de un regalo que poseo ya, y es la Vida, como
posibilidad para ser a tope. Y en la medida que yo vaya existiendo en esa postura de
vivir a fondo, consigo cada vez más plenitud y más trascendencia. Mi vida puede ser
vida de Dios en la Tierra.
j. La religión de Jesús es la misma vida, vivida al estilo que Él la vivió: recibida y
agradecida como Regalo del Dios – Amor, para vivirla al servicio de los demás. Para
que todos puedan también vivir su vida como regalo del Padre. La religión es vivir
claves del éxito y de la realización humana. Por eso, para el creyente, la religión es un
gozo, es cultivar la existencia en aquello que nos llena y nos hace felices, en el amor, en
el encuentro solidario con los otros...
k. La moral no es un código por el que me van a juzgar, ni la lista de méritos que puntúan
para tener un buen curriculum. La moral es el comportamiento que tengo como
consecuencia de sentir la vida como Regalo de Dios, como amor que se me da. Más
que los actos, importan las actitudes. Para el cristiano la moral sería una especie de
“manual de actitudes de Jesús”, que me irá indicando si mi postura vital está en Dios o
no, si mi corazón está orientado al amor o al egoísmo, etc.

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