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Zurita
Roberto Bolaño fue un escritor iberoamericano nacido en Chile que vivió durante la
segunda mitad del siglo XX y los primeros años del XXI entre México y España.
Comenzó a escribir desde mediados de la década de 1970 pero el reconocimiento
mundial le viene en 1998 cuando publica Los detectives Salvajes, a partir de ese
momento, su fama escala de forma vertiginosa por Europa y América, lo mismo que se
acelera su entrega de textos: seis más publicados aún en vida y once después de su
muerte. De esa manera, Bolaño, se ha convertido en un referente actual de la literatura
escrita en castellano que, para algunos críticos, abrió la nueva forma de la narrativa
latinoamericana.
Para analizar estos pasajes de Estrella Distante se ha optado por una metodología que
carece de elementos teórico-literarios que ayuden a profundizar en los pasajes que se
estarán refiriendo en el desarrollo del texto, principalmente por escases de formación en
esa disciplina. Se tomaran algunas partes y se hará una propuesta de interpretación libre
con uno de los enfoques que se plantearon en el curso: cómo se expresa la violencia en
la literatura de Bolaño.
¿Qué características son inherentes a la violencia? Más allá de intentar responder a una
pregunta de tal magnitud, lo cual parece francamente imposible. La pregunta se vuelve
pertinente para enunciar al menos un aspecto que bajo ciertas ópticas suele obviarse, por
tanto desdibujarse, cuando se hacen reflexiones acerca de la violencia. En el momento
que hablamos de un acto violento nos hemos de referir a alguien, a una persona o
grupos de personas, que ejercen o ejercieron acciones violentas contra otra persona o
grupo de personas; es decir, una acción violenta siempre es llevada a cabo por un sujeto
violento (colectivo o individual). Desde esta postura se intenta discutir contra las
afirmaciones que enuncian “tiempos violentos”, “cultura de la violencia”, “violencia
histórica” u otras afirmaciones que señalan el fenómeno de la violencia, pero se enuncia
una generalización que desdibuja a quienes ejercen la violencia, infundiendo la idea que
la violencia tiene un devenir irremediable, en ciertos contextos y con ciertas
características, que si se cumplen tendremos de facto acontecimientos violentos.
Reduciendo, y encubriendo, a los sujetos concretos que cristalizan la violencia en esos
actos contra otras personas.
1
Roberto Bolaño, Estrella Distante, (Barcelona: Anagrama, 1999), p. 47.
2
Que posteriormente se revelara como Carlos Wieder.
como tú, Martita, uno no necesita enemigos. Por supuesto, Bibiano bromeaba, pero la
Gorda no lo entendió así y quiso marcharse de inmediato.3
Ruiz-Tagle o Carlos Wieder, el asesino de mujeres, crea un vínculo diferente con una
mujer: la Gorda Posadas. En principio, Wieder y la Gorda reconocen su vínculo
amistoso a tal grado que él (en la faceta Ruiz-Tagle) le confía algunos planes de su
revolución poética (¿sólo algunos?), en diferentes momentos se reconocen como
interlocutores válidos, como amigos. Wieder, no asesina a la Gorda, lo que se vuelve un
punto importante del cual se desprenden varias interpretaciones, la que mejor se adecua
con estas reflexiones es que la Gorda no representa ningún peligro, ni merece ser
asesinada, ya que su perfil no atenta contra los nuevos valores que se irán instaurando
en la dictadura, donde, interpretando al narrador en esta novela, ser mujer atractiva,
poetiza y de izquierdas es un crimen, asesinarlas las convertirá en un acto de la nueva
poética del régimen. El personaje Ruiz-Tagle, crea un vínculo con la Gorda, y el
personaje Wieder se limita a infundirle miedo, pero no más. No es necesario
enamorarla, ni matarla.
El dialogo de la Gorda con el narrador y Bibiano, revela que tampoco ellos la significan
como una poetisa competente, ni si quiera como una mujer con la que se pueden
establecer relaciones más estrechas. En la precaria cercanía que tienen ambos hombres
3
Ibídem, p. 12. Las cursivas son del texto original y las negritas son mías.
4
Ibídem, pp. 10-11.
(Bibiano y el narrador) con las mujeres, su mejor opción es hablar con la Gorda para
acceder a otra forma de comprender a las mujeres, a Ruiz-Tagle e incluso a ellos
mismos, en su relación con los demás personajes. He resaltado dos partes del dialogo
entre los tres, la primera es una muestra de cómo Bibiano desdeña las afirmaciones de la
Gorda cuando ella menciona la revolución poética que hará Ruiz-Tagle, para Bibiano es
muy obvio: si no es de izquierdas, no puede revolucionar nada, no importa lo que la
Gorda opine. La tristeza que invade a la Gorda casi la hace llorar pero una vez más
Bibiano interviene señalando, en broma, que la Gorda es un personaje útil para
cristalizar algunas verdades difíciles de aceptar, lo que para los poetas es un tanto inútil
por eso ella se siente ofendida.
Marta Posadas, la Gorda Posadas, se encuentra en medio de una disputa por lo bello,
por la verdadera poesía y por la vida, escenarios atravesados por la violencia que supone
la dictadura chilena, su esencia de personaje desdeñado le permite moverse en unos
círculos y en otros, sin ser interpelada de forma frontal por esos movimientos, pero sí
siendo negada como interlocutor válido para las reflexiones más sofisticadas del texto.
Es un personaje golpeado simbólicamente que, por supuesto, al lector lúdico le puede
pasar fácilmente desapercibido ante la violencia ejercida hacia las Garmendia y demás
personajes.
Lo que sucedió a continuación es vago. Soto se pierde por la catedral o por la gran
antena que es la estación ferroviaria de Perpignan. La hora y el frío, es invierno, hacen
que la estación esté casi vacía pese a la proximidad del tren con destino a París de la una
de la mañana. La mayoría de la gente está en el bar o en la sala de espera principal.
Soto, no se sabe cómo, tal vez atraído por las voces, llega a una sala apartada. Allí
descubre a tres jóvenes neonazis y un bulto en suelo. Los jóvenes patean el bulto con
aplicación. Soto se queda detenido en el umbral hasta que descubre el bulto que se
mueve, que de entre los harapos sale una mano, un brazo increíblemente sucio. La
vagabunda, pues es una mujer, grita no me peguen más. El grito no lo escucha
absolutamente nadie, sólo el escritor chileno. Tal vez a Soto se le llenan los ojos de
lágrimas, lágrimas de autocompasión, pues intuye que ha llegado a su destino. Entre Tel
Quel y el OULIPO la vida ha decidido y ha escogido la página de sucesos. En cualquier
caso deja caer en el umbral su bolso de viaje, los libros, y avanza hacia los jóvenes.
Antes de trabarse en combate los insulta en español. El español adverso del sur de
Chile. Los jóvenes lo acuchillan a Soto y después huyen.5
Diego Soto, al igual que la Gorda, es presentado por el narrador como un personaje que
se desarrolla al margen de algunos lugares comunes: “bajito y moreno (…) de huesos
delicados, con un cuerpo en donde ya se intuían redondeces y blanduras futuras (…)
traduciendo a poetas franceses que en Chile nadie conocía (…) Y eso, como es natural,
le daba rabia a mucha gente. ¿Cómo era posible que ese indio pequeñajo y feo tradujera
y se carteara con Alain Jouffroy, Denis Roche, Marcelin Pleynet?”6; es decir, tiene una
construcción diferente física e intelectualmente al de otros personajes protagónicos. Y
se le reconocen otros atributos al mismo tiempo que se le reprochan, como su
inteligencia. Soto, desempeña un papel diferente al de la Gorda Posadas, sin embargo, el
trato por parte de los principales personajes es similar, es decir, Soto es igualmente
menospreciado por sus características (físicas o intelectuales) y en este caso, las
condiciones de su muerte son de una violencia comparable con la ejercida por Wieder
contra sus víctimas.
¿Qué nos quiere decir el autor con la muerte de Soto? Diego Soto, un indiferente y
desencantado, poeta chileno que logra establecerse en Europa, asesinado por jóvenes
neonazis. Parece un mal chiste de Bolaño. Soto huye de la dictadura y muere a manos
de jóvenes que reivindican algunos de los valores que Wieder bien podría aceptar. Da la
impresión que Bolaño permite que Wieder mate a Soto, por supuesto, es un asesinato
simbólico; Wieder realmente no asesina a Soto, es una extensión de él expresada en los
jóvenes neonazis.
Dejando un poco de lado lo que inferimos simbólicamente que significa esa muerte,
retomemos la escena. Diego Soto muere asesinado a cuchillazos por defender, tal vez de
una muerte segura, a una vagabunda. Puede ser que por sus características entre en el
concepto de antihéroe, es probable que dentro de la novela cumpla esa función,
sirviendo como antítesis de Stein, que a su vez es un modelo al que aspiran Bibiano y el
narrador que, sin embargo, siguen un camino profesional más cercano al
aburguesamiento de Soto que la vía revolucionaria de Stein.
5
Ibídem, pp. 38-39.
6
Ibídem, p. 36.
Leer la muerte de Soto deja una sensación de indiferencia en lo que se refiere a los
motivos de su muerte, es decir, parece que defender a una persona de ser golpeada por
jóvenes neonazis te garantiza la muerte, es reprochable e incluso triste pero es de
esperarse, esa es la sensación que queda después de leer este pasaje. Esta sensación se
va construyendo desde la presentación de Soto, existe una carga semántica por parte de
autor para sentir, también, cierto desagrado por ese intelectual que puede ser brillante
pero no tiene ningún carisma; la sensación sigue incluso después de su muerte: “A
muchos les hubiera alegrado su muerte. No por cuestiones estrictamente políticas sino
por razones de índole estética, por el placer de ver muerto a quien es más inteligente que
tú y carece de la astucia social de ocultarlo. Escribirlo ahora parece mentira. Pero era
así, los enemigos de Soto hubieran sido capaces de perdonarle hasta su mordacidad; lo
que no le perdonaron jamás fue su indiferencia. Su indiferencia y su inteligencia.”7.
II
Se intenta poner de relieve otra forma de leer a Bolaño, dejando de lado la potencia
narrativa de la violencia ejercida por el protagonista Carlos Wieder y haciendo visibles
otros pasajes violentos que suelen verse subordinados en una lectura superficial. Por
supuesto, no es una crítica a Bolaño, es una propuesta a las lectoras y los lectores de él,
para notar los contextos específicos de ciclos más cortos de violencia contra personajes
secundarios que parece fueron construidos para causar poca empatía por su vida y se
extiende hasta su muerte.
7
Ibídem, p. 36
que sea el camino para pensar esas relaciones, es importante, como lo señalábamos
antes, no permitir que se desdibujen los sujetos que ejercen la violencia arguyendo a
algún contexto obvio de violencia, de lo contrario se vuelven analíticamente imposibles
discernir y reflexionar las características históricas y sociales de las violencias.