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A principios de la década de 1940 George Beadle y Edward Tatum encontraron que una serie
de reacciones biosintéticas controla fenotipos específicos, pero no fue claro si los genes
mismos actuaban como enzimas o si ellos controlaban de alguna manera indirecta el
funcionamiento de las enzimas.
Beadle y Tatum analizaron las mutaciones que interfieren con reacciones metabólicas
conocidas que producen moléculas esenciales, como aminoácidos y vitaminas. Por varias
razones importantes eligieron como organismo experimental un hongo (moho), la Neurospora
rosa-naranja del pan de molde. La Neurospora tipo silvestre es de fácil crecimiento en
cultivos. La Neurospora forma todas sus moléculas biológicas esenciales cuando se desarrolla
en un medio de crecimiento simple (medio mínimo) que sólo contiene azúcar, sales y la
vitamina biotina. Sin embargo, una cepa de Neurospora mutante que no pueda elaborar una
cierta sustancia como un aminoácido, puede continuar desarrollándose si esa sustancia se
agrega al medio de crecimiento.
La Neurospora también es un organismo experimental ideal porque inicialmente crece como
un organismo haploide. La condición haploide le permite al investigador inmediatamente
identificar a un alelo mutante recesivo; no existe un cromosoma homólogo que pudiera
portar un alelo dominante que enmascare su expresión.
Beadle y Tatum empezaron por exponer miles de esporas asexuales haploides, Neurosporas
tipo silvestre, a la acción de rayos X o a la radiación ultravioleta para producir cepas
mutantes. Primero cultivaron cada cepa irradiada en un medio de crecimiento completo, que
contenía todos los aminoácidos y vitaminas normalmente elaboradas por la Neurospora.
Después probaron cada cepa en el medio mínimo descrito previamente. Entre el 1% y 2% de
las cepas que crecieron en el medio completo no pudieron desarrollarse al ser transferidas al
medio mínimo. Beadle y Tatum razonaron que estas cepas presentaban una mutación que
impedía a los hongos producir un químico esencial para el crecimiento. Pruebas adicionales
de la cepa mutante en medios con diferentes combinaciones de aminoácidos, vitaminas, y
otros nutrientes, permitieron a los investigadores determinar el compuesto exacto requerido.
El trabajo con la Neurospora reveló que cada cepa mutante tuvo una mutación sólo en un gen
y que cada gen sólo afectó a una enzima. Beadle y Tatum establecieron esta correspondencia
uno a uno entre genes y enzimas como la hipótesis un gen-una enzima.
La idea de que un gen codifica la información para producir una sola enzima perduró durante
casi una década, hasta que nuevos resultados requirieron una modificación de esta definición.
A finales de la década de 1940, los investigadores empezaron a entender que los genes no
sólo controlan enzimas sino también a otras proteínas. En 1949, el químico norteamericano
Linus Pauling y sus colegas demostraron que una mutación de un gen individual altera la
estructura de la hemoglobina. Esta particular forma mutante de hemoglobina está asociada
con la enfermedad genética anemia falciforme.
En 1957, el bioquímico británico Vernon Ingram extendió la investigación de Pauling cuando
determinó que la hemoglobina falciforme y la hemoglobina normal sólo difieren en un
aminoácido. Estudios realizados por otros científicos demostraron que muchas proteínas
están construidas de dos o más cadenas polipeptídicas, cada una de las cuales está bajo el
control de un locus diferente.
Por lo tanto, los científicos ampliaron la definición de un gen, al agregar que un gen es
responsable de una cadena polipeptídica. Aunque esta definición ha demostrado ser sólo
correcta de manera parcial los científicos siguen definiendo al gen en términos de su
producto.
PUNTOS MÁS IMPORTANTES:
INTRODUCCIÓN
Tendemos a pensar que las bacterias son simples. ¡Pero incluso la bacteria más simple tiene una
tarea compleja cuando se trata de la regulación génica! Las bacterias en tus intestinos o entre tus
dientes tienen genomas que contienen miles de genes diferentes. La mayor parte de estos genes
codifican proteínas, cada una con su propio papel en un proceso, tal como el metabolismo de la
energía, el mantenimiento de la estructura de la célula y la defensa contra los virus.
Algunas de estas proteínas se necesitan rutinariamente, mientras que otras se necesitan solamente
bajo ciertas circunstancias. Así, las células no expresan todos los genes en su genoma todo el
tiempo. Puedes pensar en el genoma como un libro de cocina con muchas diferentes recetas. La
célula utilizará solamente las recetas (expresará los genes) que se ajusten a sus necesidades
actuales.
Nota: el operón no se conforma solo de los tres genes, también incluye el promotor y otras
secuencias reguladoras que ajustan la expresión de los genes.
En general, un operón contendrá los genes que funcionan en el mismo proceso. Por ejemplo, un
operón bien estudiado llamado operón LAC contiene los genes que codifican las proteínas
implicadas en el consumo y el metabolismo de un azúcar particular, la lactosa. Los operones
permiten que la célula exprese eficientemente los grupos de genes cuyos productos se necesitan al
mismo tiempo.
ANATOMÍA DE UN OPERÓN
Los operones no solo están compuestos de las secuencias codificadoras de los genes, también
contienen secuencias de ADN reguladoras que controlan la transcripción del operón.
Típicamente, estas secuencias son los sitios de unión de las proteínas reguladoras, que
controlan cuánto se transcribe el operón. El promotor, o el sitio donde se fija la ARN polimerasa,
es un ejemplo de una secuencia de ADN reguladora.
Diagrama que ilustra que el promotor es el sitio en donde se fija la ARN polimerasa. El promotor
se encuentra en el ADN del operón, aguas arriba (antes) de los genes. Cuando la ARN polimerasa
se fija al promotor, transcribe el operón y hace algunos ARNm.
La mayoría de los operones tienen otras secuencias de ADN reguladoras además del promotor.
Estas secuencias son sitios de unión de las proteínas reguladoras que "prenden" o "apagan" la
expresión del operón.
Algunas proteínas reguladoras son represores que se unen a secciones del ADN
llamadas operadores. Cuando se une a su operador, un represor reduce la transcripción (por
ejemplo, al bloquear la ARN polimerasa para que no pueda avanzar sobre el ADN).
Diagrama que ilustra cómo funciona un represor. Una proteína represora se fija a un sitio llamado
operador. En este caso (y muchos otros), el operador es una región del ADN que se traslapa con el
sitio de fijación de la ARN polimerasa (promotor) o yace justo aguas arriba de este. Es decir, está
entre el promotor y los genes del operón. Cuando el represor se fija al operador, evita que la ARN
polimerasa se una al promotor o transcriba el operón. Cuando el represor está unido al operador,
no sucede transcripción alguna y no se forma ningún ARNm.
Algunas proteínas reguladoras son activadores. Cuando un activador se une a su sitio de fijación
del ADN, aumenta la transcripción del operón (por ejemplo, al ayudar a la ARN polimerasa a
pegarse al promotor).
Diagrama que ilustra cómo funciona un activador. La proteína activadora se fija a una secuencia
específica del ADN, en este caso inmediatamente aguas arriba (antes) del promotor donde se une
la ARN polimerasa. Cuando se fija el activador, ayuda a la unión de la polimerasa al promotor
(hace la unión con el promotor más energéticamente favorable). Esto hace que la ARN polimerasa
se una firmemente al promotor y transcriba los genes del operón con mucho más frecuencia, lo que
conduce a la producción de muchas moléculas de ARNm.
¿De dónde vienen las proteínas reguladoras? Como cualquier otra proteína producida en un
organismo, son codificadas por los genes en el genoma de la bacteria. Los genes que codifican las
proteínas reguladoras a veces se llaman genes reguladores.
Muchas proteínas reguladoras pueden “encenderse” o “apagarse” con moléculas pequeñas
específicas. La molécula pequeña se fija a la proteína, lo que cambia su forma y altera su
capacidad de unirse al ADN. Por ejemplo, un activador puede ser activo (capaz de unirse al ADN)
solamente cuando esté unido a cierta molécula pequeña.
Diagrama que ilustra cómo la actividad de un activador hipotético podría modularse por una
molécula pequeña. Cuando la molécula pequeña está ausente, el activador está "apagado", es decir
adquiere una forma que lo hace incapaz de fijarse al ADN. Cuando se agrega la molécula pequeña
que activa al activador, se une al activador y cambia su forma. Este cambio de forma hace que el
activador pueda fijarse a su secuencia de ADN objetivo y activar la transcripción.