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Desde una posición sociológica tal, puede definirse al derecho como el conjunto de
reglas que regulan el comportamiento de los individuos en sociedad.
Abordando un tema escasamente tratado por la Sociología del Conoci- miento, como
es el aspecto metodológico en el conocimiento de la Sociología del Derecho, no se pretende 2
elaborar un tratado general que dé por concluido el tema, sino, muy por el contrario, abrir la
discusión mostrando algunos elemen- tos fundamentales que necesariamente deben ser
tenidos en cuenta.
Hechas las aclaraciones necesarias, puede afirmarse que el objetivo ge- neral es
hacer una comparación sistemática entre el humanismo y el antihumanismo, centrando
el interés en sus alcances, teóricos y políticos, sobre la práctica jurídica.
El uso originario del término Control Social se remonta a la segunda mitad del Siglo XIX en los EE.
UU.; encontrándose indisolublemente asociado a la impostergable necesidad de integrar en un
mismo marco social las grandes masas de inmigrantes que como fuerza de trabajo acudieron a la
convocatoria migratoria generada por el proceso de industrialización de la
naciente potencia norteamericana. La perentoria demanda organizativa de este cúmulo poblacional
migratorio, caracterizado por su variada cosmovisión cultural, religiosa, etc.; demandó la necesidad
de localizar vías sociológicas de integración que superarán estas diferencias culturales y que a partir
del desarrollo de normas comportamentales, garantizaran una convivencia social organizada.
A raíz de ello aparece el fenómeno del Control Social; la paternidad científica de la expresión Control
Social pertenece al sociólogo norteamericano EDWARD ROSS, quién la utilizó por primera vez
como categoría enfocada a los problemas del orden y la organización societal, en la búsqueda de
una estabilidad social integrativa resultante de la aceptación de valores únicos y uniformadores de
un conglomerado humano disímil en sus raíces étnicas y culturales. La pretendida coincidencia
axiológica propugnada en la obra de ROSS alrededor del concepto de Control Social, motivó que
su posición científica fuese catalogada críticamente dentro del "monismo social".
El sentido otorgado por ROSS a este nuevo concepto excluía de cierto modo los controles estatales,
tanto legales como políticos, los que en la práctica demostraron su inoperancia para construir la
necesaria armonía social. Desde esta perspectiva, la esencia controladora sería asumida por
la sociedad a través de la interacción social persuasiva , de la cual se derivaba el modelamiento de
la conciencia individual a las necesidades de su entorno, produciéndose entonces un proceso de
asimilación e internalización individual de las normas culturales. Precisamente el enfoque monista
de este autor radicó en una identificación única de las "necesidades culturales"; concepción
excluyente basada en la conocida cultura del W.A.S.P. (white-anglosaxon-protestant), constitutiva
a su vez de los principios del "American way of life".
La ulterior evolución de la categoría Control Social se asocia al desarrollo de
la sociología académica norteamericana y más concretamente a la influencia de la conocida
"Escuela de Chicago", en el marco de la cual autores tales como: PARK, MEAD, DEWEY,
BURGESS, SHAW, etc., hacen referencia a los procesos de interacción como base de la
comunicación social, otorgándole a esta última capacidad cohesionadora y estructuradora del
consenso en las grandes urbes estadounidenses. "Esta perspectiva se apoya en el pragmatismo de
la psicología social de George H. Mead y la filosofía política de John Dewey que les permitió
distanciar en concepto de control social de lo que el último llamaba control público, o sea de
las estrategias de disciplina social que pudieran surgir desde el Estado; por lo tanto, alejadas de las
formas organizativas que el derecho estatal pueda imponer".
La posición anterior sustentadora de la exclusión estatal del Control Social resultó superada por los
condicionamientos objetivos impuestos en ocasión de la imperiosa necesidad surgida de las
consecuencias de la Gran Depresión Económica de EE. UU. (1929-1930); motivo por el cual
el Estado Norteamericano comienza a asumir el papel de centralizador estratégico del control de la 5
sociedad, principalmente a través del Derecho como instrumento regulador por excelencia. Se
produce así una ruptura entre la teoría sociológica y la praxis del Control Social en la sociedad
estadounidense. Dicha reorientación práctica asigna al Estado la capacidad organizativa del
conglomerado social; criterio que se explica y consolida mediante la corriente estructural-
funcionalista.
Los representantes de la corriente estructural-funcionalista que mayor trascendencia tuvieron en el
tema que nos ocupa fueron: DURKHEIN, PARSONS y MERTON. Todos los cuales de una u otra
forma coinciden en reconocerle a la organización estatal una alta cuota de representatividad en el
Control Social de la conducta desviada. El sociólogo francés EMILE DURKHEIM se destaca en el
ámbito del estudio delictivo por su tesis sobre la normalidad de la criminalidad y el importante rol
que juega esta última en el mantenimiento de la cohesión y la solidaridad social; llegando a afirmar
que el delito representa un "factor de salud pública" por cuanto garantiza la movilidad y alternancia
de la generalidad de las normas sociales, incluidas las que promulga el Estado a través del Derecho.
Uno de los principales méritos científicos de este autor radica en la aportación del concepto de
"anomia", entendido como la ausencia o carencia de efectividad de las normas sociales de todo
tipo, aspecto que a su modo de ver, genera una especial desorganización colectiva por la pérdida
de la capacidad reguladora del control social normativo.
Idéntica tónica funcionalista caracteriza la obra de TALCOTT PARSONS, autor que siguiendo la
línea de DURKHEIM reconoce en este último la profundidad del tratamiento respecto a
la naturaleza del Control Social y a la significación de la conformidad moral. PARSONS enfoca el
concepto de desde la óptica psico-sociológica, estableciendo una relación congruente entre la
desviación y la carencia de control. Su principal trascendencia científica estriba en el profundo
reconocimiento del Derecho como manifestación del Control Social, destinado como toda variante
controladora a garantizar el orden social; cuestión con la que discrepa de la pretendida dicotomía o
alejamiento entre la función de control y la gestión estatal sostenida originariamente por los
miembros de la Escuela de Chicago.
BERGALLI, reconocido estudioso de la evolución histórica en el uso del término Control Social,
otorga relevancia en este sentido a los aportes realizados por otro representante de la corriente
estructural-funcionalista, ROBERT MERTON, discípulo de PARSONS y continuador del concepto
de anomia aportado por DURKHEIM. Las principales ideas teóricas de MERTON se derivan del
estudio de la sociedad norteamericana, a la que califica como una sociedad anómica.
El objetivo central de su obra se asienta en demostrar que algunas estructuras sociales son
claramente criminógenas al propiciar que las personas se decidan por el comportamiento desviado.
Este autor "supo elaborar un concepto sofisticado de control social que combinase su manifestación
interna o individual con la institucional o social".
Resumiendo críticamente la corriente funcionalista nos adscribimos a las posiciones de PAVARINI,
cuando expresa que si bien los funcionalistas anómicos explican la conducta desviada desde la
contradicción entre valores culturales y valores instrumentales, sin embargo, no clarifican cuales
son las razones esenciales que producen esta dicotomía. "En este sentido se ha hablado
correctamente de la teoría de la anomia como de una teoría de alcance medio, como de
un modelo teórico suficiente para dar fundamento sólo a algunas investigaciones empíricas
limitadas y de un cierto tipo; las que contemplan la criminalidad contra la propiedad por parte de las
clases subalternas en una sociedad como la estadounidense". Otras posiciones críticas fueron
asumidas por los principales teóricos del control, quienes cuestionaron las posibilidades de
confirmación empírica del enfoque estructural funcionalista.
Extendiendo la valoración a la categoría central de nuestro debate, destacamos las posiciones de
BERGALLI, quién al someter a una radiografía crítica el uso del término Control Social expresa que
el origen sociológico del concepto no tuvo contenidos revolucionarios, solo naturaleza reformista
concretada en una política de control enfocada apaliar o reducir los abusos sociales derivados del
desarrollo del capitalismo industrial. Siendo así, el Control Social contribuyó en sus inicios
a operaciones sociales cosméticas que hicieron soportable los fenómenos estructurales y residuales
(léase explotación, violencia, marginalidad, etc.) de la sociedad capitalista.
II- Análisis histórico de las posiciones teóricas fundamentales referidas al Control Social.
La historia del pensamiento criminológico en el Siglo XX se caracterizó por el tránsito evolutivo de
varios paradigmas criminológicos, los que sin solución de continuidad derivaron hacia las posiciones
científicas actuales. BARATTA reconoce tres estadíos criminológicos en el pasado siglo: la vieja
criminología positivista, la criminología liberal y la criminología crítica.
Tomando como hilo analítico conductor la categoría Control Social realizaremos un breve examen
abarcador de los tres modelos criminológicos explicativos mencionados, detallando con especial
referencia el "Labellig Approach" o Paradigma del Control, por su reconocida significación como 6
punto de engarce entre la Criminología Liberal y la Criminología Crítica y por su trascendencia
definitoria para el estudio del Control Social de la criminalidad.
De momento solo explicaremos de forma muy general las teorías del aprendizaje social, prestándole
posteriormente especial atención a las Teorías del Control Social y de la Reacción Social.
Las Teorías del Aprendizaje Social sostienen que la comisión de los delitos es una conducta
aprendida a partir de la interacción social en el contexto de grupos pequeños; todo ello realizado
mediante un proceso socializador en el que se transmiten los elementos culturales propios de
sectores criminales; "este aprendizaje incluye tanto las técnicas del crimen como la específica
canalización de motivos, impulsos, racionalizaciones y actitudes". 7
II.2.1- Tendencias fundamentales de las Teorías del Control Social.
El marco temporal de surgimiento de las Teorías del Control Social se ubica entre finales de la
década de los años 60 y principios de la década de los años 70 del pasado Siglo. La peculiaridad
teórica que distingue a estos autores radica en el cuestionamiento invertido de la problemática
criminal; dando por evidente la explicación lógico-racional de la conducta desviada, centran sus
esfuerzos científicos en fundamentar las razones del comportamiento no delictivo o accionar de
conformidad social.
El razonamiento sustentador de tales posiciones parte de la supuesta obviedad benéfica que en el
plano material proporciona el actuar delictivo, pues asegura el acceso a las metas perseguidas de
una forma expedita; lo que permite a los teóricos del control afirmar que, por decantación lógica, el
comportamiento más racional sería la comisión de crímenes para obtener los beneficios deseados.
Así pues, el centro del interés de las Teorías del Control Social radica en explicar los motivos que
dominan el comportamiento respetuoso de la Ley, responder al cuestionamiento de ¿por qué? no
todas las personas cometen delitos.
La Teoría de la contención.
La peculiaridad doctrinal del segmento de los teóricos del control que nos ocupa, radica en la
valorización de los elementos de índole individual en el contexto de un enfoque de tendencia
sociológica. RECKLESS, reconocido como el autor principal de esta variante centra la atención en
el rol determinante que juegan las cualidades personales, las que en algunos casos funcionan como
factores inmunizantes dentro de un microambiente netamente delictivo; constituyendo los llamados
mecanismos de contención. Dichos mecanismos pueden poseer índole interna o externa; en el caso
de los primeros se refiere a los mecanismos subjetivos propios de la personalidad, tales como: buen
concepto, proyectos vitales bien definidos, adecuada tolerancia a la frustración, etc. En lo que
respecta a los mecanismos de contención externos se citan los relacionados con el control
normativo social, ejemplo: códigos morales sólidos, roles sociales bien estructurados, disciplina
social supervisada y efectiva.
La Teoría del control interior.
A los efectos de la teoría del control interior, el accionar delictivo aparece por la inconsistencia
controladora de los grupos primarios que no han conseguido, que sus miembros, internalicen las
reglas y roles necesarios; lo cual significa que el control social no ha derivado convenientemente en 8
control personal interno; entendido este último como la trascendencia funcional efectiva a la esfera
volitiva, de los valores y normas socialmente prevalentes. Para REISS, sustentador de esta tesis,
la criminalidad aparece como derivación de la disfuncionalidad de controles sociales ineficientes y
la consecuente debilidad del control personal o interior.
El control social penal sirve de un particular sistema normativo, que tiene partes de
conductas al ciudadano imponiéndosele mandatos y prohibiciones. La norma penal
establece deberes jurídicos, desde luego, pero su finalidad no puede consistir en
la mera creación de deberes y obligaciones.
No se trata de prohibir por prohibir, ni castigar por castigar, sino de hacer posible
la convivencia y la paz social. Es inimaginable un Derecho Penal desconectado de
las demás instancias del Control Social, de ahí que el derecho penal, solo tiene
sentido si se le considera, como la continuación de un conjunto de instituciones
públicos y privados, cuya tarea consiste igualmente en socializar y educar para la
convivencia de los individuos, a través del aprendizaje e interiorización de
determinadas pautas de comportamiento, dentro de todo este entramado de
normas sociales y penales, la norma penal es la más vulnerable para mantener el
sistema de valores, ya que sobre el descansa la sociedad.
El Derecho Penal, solo puede proteger con efectividad a largo plazo los bienes
jurídicos cuando las personas, convencidas de lo justo de esa protección, cooperan
en esa función. Su misión más importante es la reafirmación y el aseguramiento de
las normas fundamentales de la sociedad y la cultura jurídica. Esta misión solo se
puede realizar reforzando los valores éticos y sociales de la acción y afianzando el
reconocimiento normativo sin olvidar su base sociológica.
Es necesario tener en cuenta que todo sistema jurídico penal, constituye un sistema
en que se trata de compaginar los derechos del individuo, incluso del individuo
delincuente, con los derechos de una sociedad que en ocasiones vive con miedo,
a veces real y a veces supuesto. Por supuesto la sociedad tiene derecho a defender
sus intereses, recurriendo a la pena si fuera necesario, pero también el delincuente
tiene derecho a ser tratado como persona y no quedar definitivamente apartado de
la sociedad, sin esperanza de reintegrarse a la misma . Por otra parte es de
significar que la misión del derecho penal es limitar el poder punitivo del Estado,
que en ocasiones decidido a terminar a toda costa con la criminalidad, puede
imponer sanciones excesivas y/o arbitrarias, sacrificando con ellas las garantías
mínimas de los individuos y la de la proporcionalidad.
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El control social de las diversiones públicas en Costa Rica se empieza a sistematizar tras la llegada
de los liberales al poder, a finales del siglo XIX. Sin embargo la Iglesia católica también pone en
práctica una serie de restricciones dirigidas a controlar y a orientar la diversión.
A partir de los primeros códigos se observa cómo el control es ejercido por todo un aparato
burocrático que tiende a orientar requerimientos y procesos para el funcionamiento de cada
diversión pública. Así, surge el primer reglamento de Policía en 1849. No obstante con el tiempo, al
afianzarse más el Estado y al ampliarse las diversiones, surgen reformas a dicho
reglamento. También aparecen decretos y otros reglamentos que en forma específica se refieren
ajuegos, espectáculos públicos, licores, días feriados, cinematógrafos, peleas de gallos, etc. En
todos aparecen las instituciones o personas que se encargan de velar por su cumplimiento, se
contempla el papel que en primer instancia juega el gobernador, luego la municipalidad y el agente
de policía o el jefe político de cada lugar.
Debido a que las leyes son generales y de acatamiento obligatorio, rigen para todo el país, a
excepción de la salvedad que aparece en los reglamentos donde se hace distinción de ciudades y
pueblos, o donde se dan disposiciones que cambian según el número de habitantes.
Las principales diversiones públicas que se miran en una comunidad rural son turnos, juegos, fiestas
religiosas, o espectáculos públicos como teatro o cine, y bailes. Por lo tanto, se meditan también
elementos que forman parte de una de estas actividades como las procesiones y las rifas, o sitios
que sirven como centro principal de determinada diversión como las cantinas. Por ello el análisis
del control social se hace a partir de las diversiones, bajo el supuesto de que ellas norman la vida
de las comunidades rurales del Valle Central.
Algunos ejemplos de estos controles pueden ser:
1. TURNOS Y RIFAS.
Los turnos tienen la regulación de la ley del 30 de julio de 1884 que obliga a las juntas a
solicitar el debido permiso al Poder Ejecutivo y este tiene la potestad de determinar el
número de turnos que se efectúan al año en cada localidad. Sin embargo, el control sobre
el mismo se extiende aún más cuando se emite una disposición en 1890 que obliga aque
una tercera parte de las ganancias obtenidas se destinen a la construcción de edificios
escolares de cada comunidad.
2. BAILES PUBLICOS:
El baile como diversión pública se viene a controlar en la década de 1930 con las
regulaciones que surgieron en esa década. El instrumento que sirvió para tal fin fue un 1
reglamento emitido el 17 de diciembre de 1930.[16] En el mismo se establece el mecanismo 1
burocrático por medio del cual se puede realizar un baile. Así, el gobernador es la única
persona que puede autorizar un baile, una vez que lo resuelve lo comunica a la respectiva
agencia de policía para que ésta proceda a determinar la vigilancia del mismo.
En la definición de control social vamos a encontrar ciertos elementos que convienen
esquematizar. La esencia del control social está constituida por la presión que el grupo ejerce sobre
sus componentes. En la relación del control social vamos a encontrar dos sujetos:
Sujeto Activo: La sociedad o grupo dentro de ella que ejerce la presión o el control.
Los sujetos que ejercen el control social se les denomina órganos de control social y se definen
como: sociedades, grupos o vínculos sociales capaces de producir y aplicar las diversas clases de
control social.
Referente a lo anteriormente expuesto, tenemos los siguientes ejemplos de órganos del control
social. Como lo son la familia, El Estado, la iglesia, los partidos políticos, la prensa, entre otros.
Sujeto Pasivo: El individuo o grupo que recibe la presión para que adapte su conducta
según los valores sociales. Aquí podemos mencionar la distinción clara entre el control social y en
autocontrol. En el autocontrol es el propio individuo en que intenta regular su conducta de acuerdo
con los valores o normas que se ha propuesto cumplir; no hay presencia de un sujeto activo
colectivo. En cambio, en una relación en la que se manifiesta el control social, el individuo es
sujeto pasivo que recibe la influencia del grupo, la presión social para que se adapte a sus valores
o normas.
El objetivo del control social es lograr que los miembros que integran la sociedad amolden su
conducta según los lineamientos del grupo socialEl Control Social se refiere a los esfuerzos de un
grupo o de una sociedad por la autorregulación (o por regularse a sí misma). La forma más poderosa
de control social es la interiorización de las normas. Es uno de los sujetos fundamentales de la
discusión sociológica y surge en todas las discusiones acerca de la naturaleza y causas de la
estabilidad y el cambio social.
TEORÍAS DEL CONTROL
Bajo esta denominación se agrupan una serie de modelos teóricos que explican el
problema de la desviación criminal. Diciéndolo en otros términos: si todoindividuo cuenta con el
potencial necesario para violar las leyes y la sociedad le ofrece numerosas oportunidades para
hacerlo, ¿por qué pues, muchos de ellos las obedecen? Para la teoría criminológica clásica, la
respuesta se encuentra en el miedo al castigo. Por el contrario, los teóricos del control, acudiendo
a un análisis sociológico, estiman que no es el miedo al castigo el factor fundamental en el
momento de explicar el comportamiento del infractor ante una conducta prohibida, sino otros
muchos vínculos de aquél con el orden social. El individuo evita el delito asegura
porque es el primeroen estar interesado en
mantener un comportamiento conforme a las pautas yexpectativas de la sociedad;
porque tiene una razón actual, efectiva y lógicapara obedecer las leyes de ésta: la comisión del
delito le depararía más inconvenientes que ventajas.
La Teoría del arraigo social
Esto consiste en establecer la situación de una persona que se encuentra vinculado en calidad de
sospechoso dentro de una causa penal. Debe demostrar que posee trabajo, domicilio, bienes
inmuebles, así como ser el sostén de hogar.
Fue desarrollada por HIRSCHI partiendo del criterio de que el control es necesario para que el
individuo no actúe delincuencialmente, radica en los nexos que el mismo establece con la sociedad,
lazos cuya ruptura significarían una sensible pérdida para la persona.
Para la teoría del arraigo social, de Hirschi, todo individuo es un infractor potencial y sólo el
miedo al daño irreparable que pudiera ocasionarle el delitoen sus
relaciones interpersonales (padres, amigos, vecinos, etc.) einstitucionales (escuela,
trabajo, etc.) le frena. La causa de la criminalidad, enconsecuencia, no es otra que el debilitamiento
en el joven de esos lazos o vínculos que le unen con la sociedad. Cuando el individuo carece del
necesario arraigo social o del interés y sensibilidad hacia los demás,
carece, también, delindispensable control disuasorio, encontrando expedito el camino del crimen,
lo que puede suceder con independencia del estrato social al que pertenezca.
Dicho arraigo o vinculación del individuo a la sociedad, depende, según Hirschi,
de cuatro factores: el apego y consideración hacia las personas (especialmentehacia
aquéllas que integran los grupos primarios); el grado de identificación ycompromiso con los valores 1
convencionales; la mayor o menor participación en actividades sociales; las propias creencias del
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individuo, pues el desarraigo, la experiencia de vivir en soledad y el vacío moral impiden el desarrollo
de valores que actúan como freno decisivo de la conducta desviada.
La Teoría de la contención.
Esta teoría, defendida por Reckless, la sociedad produce una serie de
estímulos, de presiones, que impulsan al individuo hacia la conducta desviada.Pero
dichos impulsos son contrarrestados por ciertos mecanismos, internos oexternos, de contención
que le aíslan positivamente.
Existen, según Reckless, una serie de impulsos internos, y de presiones e
influencias externas, que actúan respecto al individuo como mecanismos depresión
criminógena. Pero el individuo, según el autor, cuenta también conotros dispositivos
internos y externos de contención: mecanismo interno, comola solidez de la personalidad
individual, un buen auto concepto, “ego” acusado, alto grado de tolerancia a la frustración, metas
y proyectos bien definidos, etc.;
los externos, procedentes de la coacción normativa que ejercela sociedad y los diversos
grupos sociales para controlar a sus miembros, promoviendo el indispensable sentimiento de
pertenencia a la comunidad; y otros vínculos o mecanismos de contención del crimen
especialmente importantes: consistente código moral, refuerzo de los valores, normas y objetivos
convencionales, supervisión efectiva y disciplina, roles sociales plenos de sentido, etc.
El comportamiento criminal se produce, a juicio de Reckless, cuando
fallan, por debilidad o inexistencia, dichos mecanismosinternos o externos de
contención, que aíslan al individuo de las fuerzascriminógenas y permiten que neutralice las
presiones, impulsos, o influencias criminógenas.
Ésta teoría se mantiene por Reiss, y tiene inequívocas conexiones conelPsicoanálisis y la cibernét
ica. Para el autor, la delincuencia es el resultado deuna
relativa falta de normas y reglas internalizadas, de un desmoronamiento decontroles
erigidos con anterioridad y/o de un conflicto entre reglas y técnicassociales. La
desviación social se entiende como la consecuencia funcional decontroles personales y sociales
débiles fundamentalmente por el fracaso de los grupos primarios).
CONTROL SOCIAL
2. Medios informales
Las medidas informales, son aquellas que no están institucionalizadas, como los medios de
comunicación, la educación, las normas morales, etc, las cuales no tienen una formalización a
través de normas o leyes escritas. Son más importantes que los formales porque transmiten
hábitos, normas y valores determinados. La instancia policial es un ejemplo: es un mecanismo
de control social informal que se deriva del Estado. Se inició tras la Revolución Francesa
controlando a nivel legislativo. Sus competencias garantizan el poder desmesurado del Estado,
pero es una instancia estatal con capacidad de castigo y represión contra el ciudadano puesto
que los que controlan o tienen poder someten al resto. Su función principal es el mantenimiento
de leyes y del orden público. A partir de los años 80 (siglo XX), aparece la seguridad ciudadana.
Como hecho político, se añade una función de vigilancia (represor contra las incidencias) que
desemboca en el Estado intervencionista. Se vincula a la transformación urbana de las
ciudades (las grandes avenidas permiten el paso del ejército con los caballos). A esta función
de represión se le añade la salvaguarda: prevención en primer lugar y función asistencial de la
población. La paradoja fundamental de la policía es que simultáneamente es preventiva y
represora, ya que "el policía que está para ayudar también te puede detener".
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3. Medios formales
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Las medidas formales de control social son las que se implementan a través de estatutos, leyes
y regulaciones contra las conductas no deseadas. Dichas medidas son respaldadas por el
gobierno y otras instituciones por medios explícitamente coactivos, que van desde
las sanciones hasta el encarcelamiento o el confinamiento. En los estados de derecho los
objetivos y mecanismos de control social están recogidos en la legislación explícita.
4. Regulación del control social
Para lograr el éxito del control social este debe ser regulado en relación de toda la sociedad y
deben existir agencias de control social que puedan ordenarlo, evitando la marginación como
fenómeno social, la estabilidad social se pone en peligro cuando las agencias pierden poder.
Se asume, como punto de partida, que las restricciones que impiden que los individuos
delincan tienen tanto un carácter social como individual. Es decir, las personas son
también diferentes en su vulnerabilidad a las tendencias delictivas. El concepto clave de
la teoría de Gottfredson y Hirschi es el auto control. Ellos consideran que esta
característica, cuya ausencia aumenta la probabilidad del delito, está presente desde la
primera infancia. No obstante, la falta de auto control puede también ser contrarrestada
por otras características del propio sujeto o por factores situacionales de su entorno.
Las causas del auto control: Aunque Gottfredson y Hirschi reconocen que sabemos
muy poco acerca de las causas del auto control, consideran evidente que su ausencia no es, en
ningún caso, producto de los procesos de aprendizaje o de la socialización, tal y como han
propuesto otras teorías criminológicas, por ejemplo, la teoría del aprendizaje social. Es decir, las
características de la falta de auto control a las que nos hemos referido se muestran por sí mismas
con antelación y en ausencia de los procesos de crianza y entrenamiento social de los niños. En
suma, la falta de auto control se manifiesta en ausencia del esfuerzo activo para crearlo.
No se conoce grupo social alguno, ya sea delictivo o no, que activamente o intencionalmente
intente reducir el auto control de sus miembros. La vida social no es mejorada por el bajo auto
control y sus consecuencias. Por el contrario, la manifestación de estas tendencias socava las
relaciones armoniosas de grupo y la capacidad para lograr fines colectivos, incluso en grupos
delictivos. Estos hechos niegan explícitamente que la delincuencia sea el producto de la
socialización, de la cultura o del aprendizaje positivo de cualquier suerte.
La teoría enfatiza los elementos inherentes a la decisión de cometer un delito. Todos los delitos
comportan, por un lado, un objetivo placentero y, por otro, el riesgo de un castigo ya sea social
o legal. Aunque existe poca variabilidad individual en la percepción de las consecuencias
gratificantes, esta variabilidad es elevada en la capacidad para calcular las consecuencias negativas
del comportamiento. Según ello, aunque la mayoría de la gente desea poseer más dinero, no todos
temen por igual las consecuencias derivadas del robo. Si la tendencia delictiva, derivada de la
falta de auto control, se halla presente en algunas personas desde el nacimiento, preguntémonos
cómo es posible prevenir la delincuencia? En este punto, los autores citados señalan que existen
dos importantes fuentes de variación. En primer lugar, las diferencias individuales entre los
niños en el grado en que manifiestan rasgos característicos de la falta de auto control. Pero, en
segundo término, las diferencias que existen entre las niñeras o educadores de los niños en
su capacidad para reconocer y corregir la falta de auto control.
Obviamente, no se sugiere que las personas son delincuentes por naturaleza, o bien,
delincuentes natos, que heredan un gen criminal o algo parecido, por el contrario,
explícitamente se rechaza tales planteamientos. Lo que se sugiere es que las diferencias 1
individuales pueden tener un impacto sobre los planteamientos necesarios para lograr una 7
socialización efectiva o control adecuado. La socialización efectiva es, pese a todo, siempre
posible, con independencia de la configuración de los rasgos individuales.
Validez empírica: Desde su formulación, en 1990, la teoría del auto control ha dado
lugar a múltiples investigaciones sobre la validez de sus principales constructos. En general, según
Siegel, existe amplia evidencia criminológica que relaciona la impulsividad con la conducta
delictiva. El rasgo impulsividad puede discriminar también entre delincuentes reincidentes y no
reincidentes. Incluso en algunos estudios las medidas de autocontrol han resultado buenos
predictores de la futura conducta ilícita de muestras de jóvenes estudiantes.
Tal vez el principal mérito de la teoría del auto control resida en su distinción y posterior
combinación de los conceptos de criminalidad, como tendencia y delito como acción. Esta
distinción permite explicar que personas con bajo auto control puedan no delinquir si han sido
adecuadamente controladas por los procesos educativos o carecen de las oportunidades para ello
y, paralelamente, permite explicar también que individuos con un alto auto control puedan
acabar delinquiendo si son expuestos reiteradamente a oportunidades delictivas (Siegel, 1998).
Pese a todo, la teoría del auto control ha recibido las siguientes críticas importantes:
1- La teoría puede resultar tautológica. Esta crítica se basa en la circularidad que supone
argumentar que quienes delinquen lo hacen porque carecen de auto control, y
paralelamente, afirmar que quienes carecen de auto control cometen actos delictivos.
2- La teoría aduce que la falta de auto control supone la presencia en los individuos de
algunos desordenes de personalidad, que les hacen más impulsivos. Sin embargo,
durante décadas la investigación criminológica no ha podido documentar la existencia
de una personalidad criminal.
4- Creencias morales. La teoría del autocontrol ignora las influencias de las creencias
individuales sobre la conducta, perspectiva que constituía, sin embargo, un elemento
fundamental de la previa teoría de los vínculos sociales de Hirschi (1969)
Primero, la "sobre-extranjerización", que está siendo exagerada por los medios de formación
de la opinión pública, cuando en realidad el número de inmigrantes apenas alcanza el 2% de
la población, porcentaje bastante bajo en comparación con países como Francia con 6,3% o
Alemania con 7,5%.
En segundo lugar, entre la sociedad existe una impresión de que la mayoría de los inmigrantes
son africanos, negros y trabajan en la agricultura o en la venta ambulante. Datos que no
concuerdan con la realidad, ya que un 61% representa a inmigrantes en situación legal,
blancos, europeos y trabajan en el sector servicios.
Por otra parte, una preocupación de la sociedad española es la dificultad de controlar los flujos
migratorios ya que tras una época en la que se les llamó porque se les necesitaba, ha llegado
una recesión económica y con ella la aplicación de medidas restrictivas a la entrada de
inmigrantes.
Por ello es necesario llevar adelante una política activa de inmigración, que se centre en las
causas, tomando los poderes públicos la iniciativa en los movimientos migratorios, pudiendo
conjugar elementos como:
La compatibilidad interna dentro del país para una posible reorientación en las Comunidades Autónomas.
Acuerdos bilaterales con los países de procedencia.
La estabilidad legal, con sus derechos (residencia).
Ayudas (económicas, sociales) a los países de origen.
Políticas de integración (igualdad de derechos).
Desarrollar al máximo las posibilidades de asistencia de las Comunidades Autónomas.
Además, parece necesario realizar desde este momento una debida política de información
sobre la convivencia con los extranjeros. 1
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Referencias Bibliografías
Jary, D. y Jary, J. (1991), The HarperCollins Dictionary of Sociology, New York: HarperCollins.