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Ingeniería Eléctrica-Electrónica
Sede Cuenca
Materia:
Seminario III
Nombre:
• Oswaldo Noles
Cada día en la actualidad nos podemos dar cuenta que se escribe más. Podemos ver que gracias al
Internet, nos dedicamos más tiempo a mensajes, correos e informes. El objetivo principal que tiene
el texto es que otra persona pueda leer y lo entienda. Aquí nos pide que debemos ser claros. Cuando
escribimos, la claridad se da por obvia razón. Nos da a entender que escribir claro no es tan fácil
como parece. Así sea algo muy simple requiere esfuerzo y práctica. Este libro nos ofrece diez
capítulos para que nuestra comunicación sea más fluida. Las dos más importantes son “El lector
manda; "si una palabra parece innecesaria, seguro que lo es”. Podemos analizar quien se dedique
a escribir debe hacerlo a menudo, porque tendrá más interés en saber cómo escribir algo muy claro.
Pero si es bueno nunca cansará. Podemos ver si las frases son largas y retorcidas o el vocabulario
para todos evitar confusiones, como nos muestra el libro tenemos que ser conscientes en lo que
escribimos, los recursos que tenemos a mano y el público al que nos dirigimos.
La claridad no es siempre lo mismo que la calidad. La claridad es el dominio de esa técnica básica
en la escritura. Es el fundamento de nuestra voz. Una vez se domine, el estilo puede crecer hacia
donde sea. Para empezar, ya es mucho ser claros. Podemos ver que la escritura es comunicación.
Causar emociones no es el principal objetivo de un texto, lo principal es hacer entender la idea que
queremos transmitir, de forma clara. El modo de escribir demuestra más de lo que parece sobre el
autor. La complejidad del tema no es excusa para no intentar escribir claramente.
Cuando la escritura es comunicación, el lector es lo más importante. El sentido de un texto depende
de la percepción del lector. Si uno no tiene claro lo que va a escribir, no será capaz de transmitirlo.
Antes de ponerse a escribir, hay que saber qué vamos a decir. Si el escritor no sabe bien qué dirá,
el orden se resiente y el interés del lector, también. Escribir bien no es fácil, todo lo que quiere
hacerse bien requiere un esfuerzo.
La escritura es pensar. El lector no estará junto al escritor para hacerle una pregunta cuando algo
no entienda, por lo tanto el escrito debe ser lo suficientemente claro. Los escritores se preocupan
mucho sobre cómo decir algo. Lo importante es escribir con sinceridad, el estilo se adquiere con el
tiempo. Expresarse con sinceridad es difícil, la precisión es igual de difícil. La impaciencia por
demostrar es más común entre escritores inexpertos o incautos: quieren demostrar que saben
escribir y que su pluma es más fina que las otras. En cambio, ocurre que su estilo se vuelve
rebuscado y plomizo.
El estilo es el reflejo de la personalidad. El sistema educativo es la primera fuente de errores: Nadie
enseña cómo escribir o a cuidar el estilo, pero sí bajan puntos por las faltas de ortografía. Un error
muy común es creer que se sabe escribir cuando se utilizan palabras rebuscadas o expresiones
innecesarias para expresar ideas simples.
Un texto puede llevar bromas, pero si se está seguro de que van a ser graciosas. Como regla general,
no usarías. Un ensayo es una prueba, un intento de entender algo y contarlo. Para empezar a escribir
solo se debe probar. Para probar con criterio hay que conocer lo bueno, leyendo mucho. Es
necesario establecer un plazo, que nos evite posponer la tarea de escribir. Si no tenemos un plazo
obligatorio, debemos obligarnos nosotros.
En un texto siempre sobran palabras. El reto es acertar cuáles. El mejor camino hacia la claridad es
la simplicidad. No es conveniente agregar palabras para adornar el texto. Las palabras sin sentido
distraen y confunden al lector. Los adjetivos, en cuentagotas: La abundancia de calificativos hace el
texto pesado. Si es necesario resaltar algo puntual con un adjetivo, se lo puede hacer. Si se añade
más, el que deseamos destacar pasará desapercibido. Los adverbios de cantidad positivos sobran
más de lo que parece: Si se usan, que sea por necesidad. Las muletillas. Los adverbios en “-mente”
son excesivos. Solo deben utilizarse si son imprescindibles. El presente continuo molesta. El
presente simple muchas veces es necesario y suficiente. Las expresiones redundantes cansan.
LECTURA 2
ELEMENTOS DE ESTILO