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MASCULINIDADES, VERGUENZA Y EXPERIENCIA ADICTIVA EN UNA

COMUNIDAD TERAPEUTICA DE LIMA METROPOLITANA

Autor: Ps. Ronnie H. Rengiffo Arroyo


Asesor: Luis Vicuña Peri

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

El problema de las drogas afecta a millones de personas en todo el mundo. La Oficina de


las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (2017) estima que el 2015
aproximadamente 250 millones de personas, casi el 5% de la población mundial,
consumieron sustancias ilícitas como mínimo una vez durante el curso del último año.
Asimismo, resulta alarmante que 29,5 millones de esos consumidores, un aproximado del
0,6 de la población mundial, llega a experimentar trastornos en relación al uso de la droga,
es decir, que su consumo ha llegado resulta tan deteriorante que la persona requiere de un
tratamiento de rehabilitación. Las cifras mencionadas generan alta preocupación dado que
el consumo problemático de drogas no solo genera una afectación a nivel individual, sino
también a nivel familiar, social, económico, etc.
En nuestro país, los estudios de CEDRO (2017) revelan que en el consumo de drogas
legales como alcohol y tabaco en algún momento de la vida alcanzó el 72.9% y 52.5%
respectivamente, y el consumo de drogas ilegales entre el 8,1% con la marihuana, 2% la
pasta básica de cocaína y 1.6% el clorhidrato de cocaína. El estudio “Epidemiologia de
drogas en las población urbana peruana 2017. Encuesta de hogares” (CEDRO, 2017) señala
que la prevalencia de consumo de marihuana, droga ilícita más consumida, durante el
último año se encuentra en un 1.4% de la población de nuestro país, por otro lado la
prevalencia anual de consumo de alcohol, una droga legal pero con similar potencial
dañino, asciende a un 63% siendo la sustancia psicoactiva más consumida en nuestro país. .
En relación a la tasa de enganche a drogas ilegales, que implica consumo reiterado durante
algún tiempo en la vida, las mayores tasas de enganche se encontraron en la marihuana
(TE: 3 de cada 10) y en drogas cocaínicas. (TE: 2 de cada 10)
La epidemiología de las adicciones plantea enormes dificultades para poder brindar
números exactos. En principio, debido a que suele ocurrir que las personas no admiten su
condición de consumidores y, menos aún, la vivencia de una experiencia adictiva, motivo
por el cual habrá reticencia a incursionar en algún tipo de tratamiento.
CEDRO (2017) estima que el año 2010 había un aproximado de 6,000 pacientes
sometidos a diversas modalidades de tratamiento (internamiento y ambulatoria). Esta
estimación fue realizada en base a la información de pacientes internados y las tasas de
retención y ocupación de camas. Sin embargo, esta valoración sólo se aproxima a la
cantidad de personas que recurren a tratamiento y no a la dimensión total de personas con
trastornos adictivos.
A pesar de dichas dificultades CEDRO (2017) plantea una aproximación a partir de “los
estudios clínicos que evalúan qué porcentaje de personas que consumen una droga podrían
desarrollar adicción” señalando que de acuerdo al consumo alguna vez en la vida
( prevalencia de vida) en nuestro país 1 736 138 de personas podría desarrollar una
adicción al alcohol ( 15% de la PDV) , 2 455 163 al tabaco ( 32% de la PDV), 107 013 a la
marihuana ( 9% de la PDV) y 73 514 a las drogas cocaínicas ( 17% de la PDV).
Considerando estas estimaciones podemos imaginar los efectos a nivel personal y social de
esta problemática tomando en cuenta también los estudios del Ministerio de Salud (2014) a
cerca de la carga de enfermedad que refieren que el costo de las enfermedades psiquiátricas
alcanza el 12% del total de los años de vida saludables en las que incluye el alcoholismo,
tabaquismo y adicción a drogas ilegales.
Por otro lado, en relación al consumo de sustancias ilegales como la marihuana presenta
una importante diferencia en términos de sexo pues mientras un 15.5% de varones
contestaron afirmativamente respecto al consumo, solo 2,6% de mujeres refirieron lo
mismo. Esta diferencia fue similar en cuanto a las otras sustancias. Hemos de mencionar
que en cuanto a las sustancias psicoactivas legales y aceptadas socialmente si bien no hay
un margen tan amplio, la tendencia a mayor prevalencia en varones se mantiene a pesar
que, según el documento, habría un incremento progresivo en el consumo de alcohol en las
mujeres. Asimismo, se observa que las edades promedio de inicio en consumo de drogas
legales e ilegales, tienden a ser más tempranas en varones que en mujeres (CEDRO, 2017)
A partir de esto, resulta importante señalar que si bien existe una importante cantidad de
mujeres que tienen experiencias adictivas, es la población masculina la que presenta una
mayor tasa de desarrollo de adicciones. En ese sentido, en nuestro país los modelos de
tratamiento se han construido sobre una población masculina, sin embargo últimamente se
presta especial atención a la adicción femenina, con sus características particulares,
haciéndose énfasis en la relevancia de contar con un enfoque de género para la
comprensión y la mejor aproximación a tratamientos efectivos. Este enfoque resulta
fundamental pues permite comprender cómo las construcciones sociales de los que
significa ser mujer u hombre tendrán relevancia en el comportamiento humano. No
obstante ¿Qué tanto es considerado este enfoque en el trabajo con hombres dentro de
nuestro país, particularmente, en la temática de adicciones? Aparentemente, no la hay.
Podemos encontrar estudios y programas que emplean el enfoque en temas relativos
violencia de género o paternidades, pero no asociada al tema de adicciones, aun
considerando que estas se encuentran correlacionadas ampliamente con la violencia de
género que azota nuestro país.
Es así que al aproximarnos a las masculinidades desde un enfoque de género, resulta
evidente el desbalance de poderes que existe entre hombre y mujeres, así como que el
estereotipo de hombre resulta ser siempre el de una persona inamovible emocionalmente,
totalmente racional y cuya tarea principal es el de proteger y proveer. En ese sentido ¿Qué
sucede cuando la persona socializada como varón no cumple con estas expectativas de la
sociedad? ¿Cómo gestiona esta situación para no experimentarse inadecuado? A partir de la
última pregunta, sabemos que por definición la vergüenza es la emociona descrita como la
sensación de inadecuación, de indignidad y de no pertenencia. Por consiguiente nos
preguntamos:

PREGUNTAS DE INVESTIGACION
¿Cómo afecta la experiencia de vergüenza ante la no pérformatividad de los estereotipos
masculinidad en el desarrollo de la adicción en hombres de una Comunidad Terapéutica de
Lima Metropolitana?

OBJETIVO GENERAL
Describir y comprender los significados que atribuyen a la experiencia de vergüenza ante la
no pérformatividad de los estereotipos masculinidad en el desarrollo de la adicción en
hombres

HIPOTESIS GENERAL
Esta investigación no cuenta con tesis por emplear un enfoque cualitativo y por tanto estar
centrada en la descripción y comprensión de significados planteados en la pregunta de
investigación.

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