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Erika Viviana Morales Tamayo

Segundo bloque: Castigo-Control social

Estuve en Medellín la segunda semana de abril en un encuentro de delegados de estudiantes de


historia, la experiencia fue enriquecedora por todo lo que se aprendió en aquel evento, pero
también porque conocer nuevas tierras es un aspecto que marca, en especial cuando en aquella
ciudad tienen Metro, el transporte tan anhelado de los bogotanos. Es inevitable, transportarse
en Metro y no compararlo con Transmilenio, la rapidez en llegar de un lado a otro, la seguridad
que se siente dentro del sistema y el comportamiento de los usuarios en este lugar
(personalmente, lo último fue lo que más me impacto). Me empecé a cuestionar por qué la gente
no hacía lo mismo que en Bogotá, es decir, colarse, comer dentro de las estaciones y metro,
sentarse en el piso del metro, etc. Le pregunté a una compañera de la UNAL Medellín que pasaba
si alguien tenía esos comportamientos, me miró muy sorprendida y dijo que lo sacaban de la
estación, además y en especial, que los usuarios clavaban miradas de desaprobación y desagrado.
Y pensé, el control social en Medellín por parte de la ciudadanía es bastante fuerte, eso no sucede
en Bogotá, allí hay un control mucho más directo por parte de las autoridades, pero inútil. A
partir de esta experiencia surge mi trabajo para este segundo bloque, que si tuviese un título
podría ser: “Control social en el Metro de Medellín”. Este ensayo se propone analizar desde los
autores vistos en clase el control social y el castigo en el Metro de Medellín haciendo una
comparación con el Transmilenio en Bogotá, teniendo en cuenta los reglamentos de cada sistema
y mi experiencia personal.

Analizando cada reglamento, tanto el del Metro de Medellín como el de Transmilenio de Bogotá,
se identificó que en ambos lugares se prohíben o se considera sancionable las mismas cosas,
como, por ejemplo, no respetar las filas, no validar el pasaje (colarse), comer dentro de los
sistemas de transporte, ingresar al sistema animales domésticos sin cumplir con la normatividad,
sentarse en el piso del bus/metro obstruyendo el paso de la gente, entre otras cosas. Sin embargo,
desde el mismo planteamiento o exposición de los reglamentos se evidencian diferencias en la
manera como se abordan estás “problemáticas” en cada ciudad. En el Manual del Usuario de
Transmilenio1 lo primero que podemos observar es la referencia al Marco normativo Código

1
Transmilenio. Manual de usuario. Disponible en:
http://www.transmilenio.gov.co/Publicaciones/nuestro_sistema/como_utilizar_el_sistema/manual_del_usu
ario/manual_del_usuario
Nacional de Policía y Convivencia, entonces la dinámica de este manual es exponer la
falta/sanción e inmediatamente después citar el castigo que recibe según el código de policía,
que en este caso todas son multas que oscilan entre los 4 y 32 salarios mínimos diarios legales
vigentes. Mientras que en el reglamento del Metro está dividido por capítulos y temas, por ende,
hay un apartado específico que habla de infracciones y sanciones y aunque sabemos que este
reglamento esta cobijado por el Código de policía, no hace mucha acotación a este. Aquí, no se
remiten a las multas, sino que especifican que las sanciones que se aplican son: retiro de las
instalaciones, amonestación, suspensión o cancelación de permisos o autorización para la
utilización de bienes o servicios2.

Durkheim según cita Garland, dice que el “…castigo es usado con más frecuencia cuando la
autoridad es más débil, pero en tales casos produce el menor de los efectos posibles.” 3. Este
apartado me remite al grado de severidad de los castigos entre los dos reglamentos, como es
evidente en el reglamento del Metro, no hace falta recurrir a las sanciones económicas, ni citar
el código de policía mientras que en el del Transmilenio sí. Además, haciendo una comparación
de los dos sistemas entre la efectividad y funcionamiento, el Metro le lleva la delantera a
Transmilenio, a pesar de que este último es más severo con sus castigos. Por tal razón, estoy de
acuerdo con lo que plantea Durkheim, pues la experiencia manifiesta que en Transmilenio a
pesar de ser mucho más rígido en su reglamento y que la policía tenga más presencia (reglamento
y estaciones), la normatividad y la autoridad no es tomada en serio por la ciudadanía, se continua
la reiteración en las infracciones. Y aunque en Medellín, no es tan común ver a un policía en las
estaciones y su reglamento no es tan sancionador, la gente tiende a no cometer tantas
infracciones (no se cola, no consume alimentos, no hay vendedores ambulantes ni cantantes,
etc). En el poco tiempo que estuve, nunca vi a alguien colarse o comer, ni algún artista o
vendedor ambulante en el metro, lo que es pan de cada día en Bogotá.

Lo anterior realmente evidencia que estás dos ciudades tienen distintos mecanismos de control
social, constituidos e influenciados por distintos aspectos, y en Medellín es mucho más efectivo
este control que en Bogotá. Lo primero que hay que resaltar de Medellín es el sentido de
pertenencia por su ciudad y por ende, por el Metro, es decir, no es que la gente solo se comporte

2
Resolución No. 6583 DE 2012. Reglamento del Usuario Clausula 32, Medellín, Colombia, 6 de noviembre de
2012.
3
David Garland, Crimen y castigo en la modernidad tardía (Bogotá: Siglo de hombres editores, Universidad
de los Andes, Pontificia Universidad Javeriana, 2007), 142.
bien en el metro, es un reflejo de cómo se comporta en general debido a su cultura. Tal y como
lo hablamos en clase se debe tener en cuenta el Habitus, marco de referencia que condiciona
nuestros comportamientos, pues estos varían el contexto y en este caso la ciudad, es decir, los
antioqueños se relacionan de una manera distinta con su ciudad a como nos relacionamos los
ciudadanos bogotanos con Bogotá. Eso afecta nuestra vinculación con el trasporte masivo.

Norbert Elías explica que no sólo se deben tener en cuenta aspectos de control internos como
las sanciones, sino que se debe analizar por qué cada sociedad tiene ese sistema penal o de
castigo, ya que es un reflejo de las sensibilidades actuales generadas por transformaciones
culturales y psíquicas4, en otras palabras, existe un marco de referencia más grande, que nos
condiciona aún más que el control social que vivimos directamente y es, la cultura y la sociedad
en que vivimos y nos desarrollamos.

El control social en el Metro de Medellín se puede interpretar en gran medida con Foucault, ya
que en vez de castigos ostentosos hacia los infractores, se educa constantemente en las reglas de
convivencia en el metro, se hacen intervenciones rutinarias y modalidades de corrección sutiles
que pretende regular, corregir y prevenir individuos que generen malestar en el sistema 5. Esto
generando un disciplinamiento del cuerpo/comportamiento basado en la normalización de actos
que se deben cumplir en este sitio, el que se salga de este margen, es un transgresor y
probablemente un infractor de la norma. Por ejemplo, las personas ya “saben” que es prohibido
comer en las estaciones del metro, normalizaron este comportamiento, por ello cuando ven a
alguien que lo haga, ejercen presión social sobre esta persona para que deje de consumir el
alimento pues sale de lo que se considera un comportamiento normal y adecuado en este
transporte. En estos actos un poco simples, como lo es comer en el Metro el castigo es la
segregación y la mirada de la gente, siendo un control social que ejercen los usuarios de Metro,
son ellos mismos los que garantizan que la gente no se desvié de la norma.

En la cláusula 9 del reglamento de usuarios de Metro se expone que “El personal de LA


EMPRESA y las autoridades competentes, podrán ejercer, en cumplimiento de sus funciones
actividades encaminadas al mantenimiento de la seguridad y el orden en el Sistema”6 y en función

4
Ibid.., 175-180.
5
Ibid., 156.
6
Resolución No. 6583 DE 2012. Reglamento del Usuario Cláusula 9, Medellín, Colombia, 6 de noviembre de
2012.
de esto Metro tiene un circuito cerrado de televisión, es decir, hay cámaras por todas partes y
constantemente son monitoreadas. El primer día que me movilicé en Metro pise la zona/línea
amarilla que se supone no se debe pisar (yo no sabía que no se podía), un compañero me dice
que no la pise pues estábamos siendo monitoreados y vigilados y en cualquier momento hablaban
por el parlante, llamando la atención por este aspecto. Sin embargo, fui incrédula y seguí sobre
la zona amarilla, efectivamente me corrigieron por infringir esta “norma” por medio de un
megáfono, donde todos escucharon y vieron. La gente ya sabía que esto pasaba por eso no
pisaban la línea amarilla, es una forma de control realmente muy efectiva. Esta escena me hizo
sentir como en un panóptico, observada y vigilada. Efectivamente el circuito cerrado de
televisión conserva las características de dicho dispositivo, pues desde ese lugar se puede
“Individualizar cuerpos y someterlos constantemente al saber y poder de las autoridades que
ocupan su centro (…) Esto hace que el poder no necesite aplicar sanciones previstas pues ellos
por si mismos se comportan de la manera deseada”7.

Dicho lo anterior, el comportamiento de los usuarios del metro de Medellín puede ser entendido
a partir de Elías como una cuestión que se da desde la estructura, es decir, una forma cultural
instituida, la famosa cultura antioqueña, caracterizada por la apropiación de su territorio y en
base a esto es su comportamiento en la sociedad, en su ciudad. Con los planteamientos de
Foucault concebimos porque el control social en el Metro de Medellín se ejerce desde ciudadanos
hacia ciudadanos, y no desde autoridades tan visibles. Pues la normalización de unos
comportamientos en un lugar determinado genera asombro y segregación, cuando unos de los
comportamientos son “indebidos” o desviados de lo normal. Una de las cuestiones en las que
más se evidencia el control social es cuando corrigen a un infractor desde el megáfono, habiendo
sido detectado por el circuito de cámaras. Dicho lo anterior, el control social en el metro es una
cuestión más indirecta, las personas siguen cierto comportamiento no por las sanciones que
tendían sino por el peso y la presión que ejercen los mismos usuarios.

En Transmilenio donde predomina la multa como sanción se puede entender el castigo desde
E.B. Pashukanis quien lo entiende como una “(…) transacción comercial por medio de la cual
el criminal paga su deuda y el crimen se convierte en un contrato perfeccionado

7
David Garland, Crimen y castigo en la modernidad tardía (Bogotá: Siglo de hombres editores, Universidad
de los Andes, Pontificia Universidad Javeriana, 2007), 159.
involuntariamente.”8 O puede analizarse también desde el planteamiento de Colquhoun citado
por Mark Neocleous quien dice que “los delitos contra la propiedad se centran en el efecto
general para el público y es por ellos que hace referencia constantemente al daño que el delito
causa al Estado o a la comunidad en su conjunto”.9 Es decir, tener un comportamiento indebido
en Transmilenio, especialmente colarse, es entiendo desde el distrito como un robo que no sólo
se le hace al sistema sino especialmente a los ciudadanos bogotanos que pagamos con nuestros
impuestos el sostenimiento de este transporte, por ello, pagar una multa medianamente retribuye
a la comunidad la falta cometida.

Para finalizar, a partir del análisis hecho en base a los autores en clase, me atrevo a afirmar que
en Medellín se ejerce un control social más interno, por parte de la gente (microfísica del poder),
y en Bogotá hay una mayor represión y el control social es más desde las autoridades, sin
embargo, remontándonos otra vez a Durkheim cuando la autoridad es débil, el castigo es más
fuerte, y sin efectos positivos.

Bibliografía:

 Garland, David. Crimen y castigo en la modernidad tardía. Bogotá: Siglo de hombres


editores, Universidad de los Andes, Pontificia Universidad Javeriana, 2007.
 Neocleous, Mark. La fabricación del orden social. Una Teoría crítica sobre el poder de
la policía. London: Pluto Press, 2000.
 Transmilenio. Manual de usuario. Disponible en:
http://www.transmilenio.gov.co/Publicaciones/nuestro_sistema/como_utilizar_el_sis
tema/manual_del_usuario/manual_del_usuario
 Empresa de Transporte Masivo del Valle de Aburrá Limitada “Resolución No. 6583
DE 2012 Reglamento de Usuarios”. Medellín: 6 de noviembre de 2012. Disponible en:
https://www.metrodemedellin.gov.co/Portals/1/Images/Contenido/NORMATIVID
AD/reglamento_usuario.pdf

8
Ibid., 149.
9
Mark Neocleous, La fabricación del orden social. Una Teoría crítica sobre el poder de la policía (London:
Pluto Press, 2000), 112

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