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Producción de textos expositivos y argumentativos

Los textos escritos, orales o digitales pueden ser expositivos o argumentativos


dependiendo de su propósito comunicativo o finalidad. Por ejemplo, cuando nos
solicitan presentar un informe sobre un tema determinado, debemos trabajarlo
expositivamente. Si nos piden sustentar en un foro si estamos o no de acuerdo con
alguna alternativa o propuesta, optaremos por escribir argumentativamente. “El primero
se usa para dar a conocer una información, mientras que el segundo, para convencer a la
audiencia” (Ribeiro,1996,p.323).

1. El texto expositivo
El texto expositivo es un texto o discurso cuyo objetivo central es dar a conocer un
tema o información a los receptores (lectores u oyentes). Como su nombre lo indica,
corresponde al tipo de construcción lingüística que se emplea cuando redactamos un
trabajo escrito o preparamos una disertación en los que exponemos uno por uno los
puntos relevantes y necesarios para que quienes leen o escuchan comprendan de qué
trata nuestro discurso. En el texto expositivo prima la función referencial del lenguaje,
de modo que para lograr su objetivo, el autor o emisor del discurso debe poner atención
al contexto en que se transmite el mensaje (las características del público receptor y el
espacio en que se produce la recepción), con el fin de emplear un lenguaje claro y ser lo
suficientemente explicativo del tema que desarrolla. Por ejemplo, si tienes que disertar
frente a tu curso, no es lo mismo hacerlo sobre un tema que se ha discutido
anteriormente en clases y que, por lo tanto, la mayoría conoce, que hacerlo sobre un
tema absolutamente nuevo; esto determinará el nivel de profundidad que debes alcanzar
en tu desarrollo del tema, o bien, la cantidad de puntos de deberás abordar. Del mismo
modo, no es lo mismo que expongas frente a tus compañeros que frente a los alumnos
de otra clase, o que lo hagas en la sala de clases a que lo hagas en un auditorio frente a
un público más amplio, etc. Para que un texto expositivo sea eficiente al transmitir
información, debe organizarse según la siguiente estructura básica:

a. Introducción: Es la primera parte del texto, en la que se presenta el tema que será
desarrollado a continuación junto con el propósito del autor. Si se quiere pueden
anticiparse los siguientes pasos o fases de la exposición. Lo ideal es que la introducción
logre despertar el interés del lector o auditor o captar su atención. Hemos considerado
que la Introducción debe tener dos partes sustantivas: la presentación y la descripción.
En la presentación se da a conocer el tema, la finalidad; si es un trabajo grupal, se
mencionará también a los integrantes del grupo. En la descripción se detallará cada una
de las partes que se ha considerado en el cuerpo temático. De este modo, la introducción
asegura una visión completa al lector sobre el tema a tratar y lo motiva a continuar con
la lectura. Aunque en el texto terminado aparece inicialmente, es lo último que se
redacta, basándose en el cuerpo temático.

b. Cuerpo temático: Puede identificarse como el “desarrollo” del texto, en que las
ideas expuestas se van ordenando por párrafos, mediante los cuales se construye el
sentido general del texto. El cuerpo temático, según la estructura de redacción, aparece
después de la Introducción, sin embargo es lo primero que se debe de trabajar, una vez
concluida la búsqueda de información.

c. Conclusión: Es la última parte del texto, en la que se hace una breve síntesis de lo
expuesto, reiterando los puntos más importantes para finalmente señalar la o las
conclusiones o resultados obtenidos. Como el texto expositivo es totalmente objetivo, lo
recomendable será no incluir en esta parte concluyente opiniones o recomendaciones
personales, pues le darán un toque subjetivo que no corresponde a este tipo de texto.
Para relacionar cada una de las partes del texto es importante la utilización de
conectores que ayuden a la cohesión y coherencia del texto expositivo. Es decir, dotarán
de unidad a la introducción, al cuerpo temático y a la conclusión, así como
proporcionarán una mayor claridad para su comprensión.

2. Texto argumentativo
De manera simplificada, la estructura del texto argumentativo refiere a tres elementos
fundamentales: tesis, argumentos y conclusión

a. Tesis: “Es la idea fundamental en torno a la que se reflexiona” (Pérez, Vega: 2003).
Todo texto argumentativo, sin importar su extensión, se ordena alrededor de una tesis.
Llamaremos tesis “al enunciado -expreso o implícito- que mejor resume el punto de
vista o interpretación del autor/a acerca de un hecho determinado” (Díaz: 2002). Por
ejemplo: “La educación en nuestro país está pasando por una crisis, por tanto urgen
cambios en la política educativa”. La tesis puede ser expresada tanto al inicio, la mitad o
al final del texto. Sin embargo, cuando se está comenzando a escribir este tipo de textos,
es recomendable ubicar la tesis al inicio. Luego de haber determinado la materia y el
tema a tratar, la tesis debe ser formulada como una oración principal y completa, de tal
manera que si se aislara del texto seguiría expresando un sentido. La tesis es la idea
central que va a controlar todo el ensayo, por lo tanto debe expresar y sintetizar toda la
intención del texto. La meta de un ensayista es que su tesis pueda ser identificada por el
lector con la misma intención con que se propuso comunicarla. La formulación de la
tesis tiene dos momentos: EL PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA (en negrita y
cursiva) y LA ALTERNATIVA DE SOLUCIÓN (en negrita y subrayada).

b. Argumentos: Los argumentos son los hechos, pruebas o datos que se tienen sobre
una problemática determinada, los que estructurados a través del razonamiento del
autor, respaldarán la tesis y permitirá probarla o refutarla. Los hechos o datos por sí
solos no constituyen argumentos, deben encadenarse lógicamente para lograr fortaleza
como argumentos. De acuerdo al propósito argumentativo que el autor se proponga,
podrá escoger el tipo de argumento que le sea más apropiado. Se deben formular
argumentos tanto para justificar el planteamiento del problema, cuanto para dar razones
sobre la tentativa o alternativa de solución. De este modo aseguramos el total
convencimiento, que es el propósito comunicativo que perseguimos al presentar un
texto argumentativo. En el ejemplo considerado anteriormente se debe presentar
argumentos para: “La educación en nuestro país está pasando por una crisis… Si se ha
hecho esta afirmación, entonces, se deberá sustentar con cifras, datos y detalles,
consideraciones de especialistas, etc. por qué la educación en nuestro país está en crisis.
De igual modo se deberá sustentar la expresión: …por tanto urgen cambios en la
política educativa”. La sustentación o justificación debe plantearse a modo de
explicaciones de cuáles son esos cambios que urgen en política educativa, quién o
quiénes y cómo lo van a realizar.

c. Conclusión: Por lo general, la parte final del texto argumentativo valida la hipótesis o
tesis, sea esta explícita o implícita. Se retoma la idea principal, observando los alcances
concluyentes que se han logrado con la exposición de los argumentos. También es
posible plantear preguntas o proponer posibles soluciones a un determinado problema
asociado a la tesis o idea principal del texto. En síntesis, la conclusión es la reiteración
de la tesis planteada, pero expresada mencionando la alternativa de solución y luego la
situación problemática suavizada. En el ejemplo que venimos ilustrando teníamos como
tesis: “La educación en nuestro país está pasando por una crisis, por tanto urgen
cambios en la política educativa”. Considerando esa, podemos plantear la siguiente
conclusión: “Si se consideran urgentes cambios en la política educativa, entonces la
crisis por la que está atravesando la educación en nuestro país terminará.

3. Bibliografía
Francois,F.,(1993).El lenguaje,la comunicación.Buenos Aires,Argentina: Ediciones
Nueva Visión

Ribeiro,L.,(1996).La comunicación eficaz.Barcelona,España:Editorial Urano

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