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Las propiedades coligativas reciben su nombre porque se relacionan con grandes

grupos de partículas. Se trata de una serie de propiedades ampliamente estudiadas


y muy bien comprendidas, principalmente de las disoluciones.

Se dice que las propiedades coligativas son aquellas que dependen solamente de
la concentración de las especies químicas en una disolución (relación entre cantidad
de soluto disuelto en una disolución), pero que no dependen de la naturaleza del
soluto como tal. Esto desde luego es una simplificación bastante arbitraria y
equívoca, ya que la naturaleza del soluto es de suma importancia para determinar
qué tanto modificarán algunas propiedades del sistema la presencia de dichos
solutos (ya se hablará de esto más adelante).

Una de las propiedades coligativas es la de elevar el punto de ebullición de algunas


sustancias en estado líquido (o fase líquida). Sin embargo, cabe resaltar que
dependiendo de la naturaleza del soluto y de la disolución, pueden en realidad
suceder tres cosas que describiremos en seguida.

Supóngase que se tienen partículas A en un recipiente. Estas partículas pueden ser


agua por ejemplo. Por otro lado, se tienen otras partículas que llamaremos B y serán
agregadas al líquido A para observar los cambios que se presenten. Dependiendo
de la afinidad que tengan las partículas A con A y B con A puede suceder una de
estas tres cosas:

Aumento de la ebullición

 Caso 1: Las partículas de A sienten más afinidad por las partículas B que por
otras partículas de A. Supóngase que A y B son dos grupos de personas, A
son todas niñas y B son todos niños. Es posible que A (las niñas) se lleven
mejor y se sientan más atraídas por partículas B (niños) así que se separarán
de otras partículas A y se unirán a las partículas B. Si esto sucede, entonces
en teoría las partículas A se sentirán mejor, más estables, con B que con A.
Si este es el caso, entonces el punto de ebullición se elevará. Esto sucede
porque, siguiendo con la analogía propuesta, cuando se calienta un líquido
hasta su punto de ebullición comienzan a desprenderse partículas del mismo,
pasando a estado gaseoso. Si A siente mucha afinidad por B, entonces una
vez que se juntaron, se resistirán a abandonar a su pareja y se necesitará una
energía mucho mayor para separarlos y que el líquido pase a fase vapor. Ese
incremento en el requerimiento energético se traduce en una elevación del
punto de fusión. Este es el caso que estudiaremos en este experimento.
 Caso 2: Las partículas de A pueden sentirse totalmente indiferentes ante la
presencia de B. Esto sucede cuando la afinidad de A por las partículas B es
muy similar a la afinidad que sienten las propias partículas de A con otras
partículas de A. Si este es el caso, no se observa mayor cambio en el punto
de ebullición. Esto es porque la energía necesaria para separar a las
partículas de A (líquido) para que escapen a fase vapor es muy similar a la
energía que se necesita para separar moléculas de A con B.

Presión de vapor

 Caso 3: Puede suceder que de hecho las partículas de A tengan más afinidad
con otras partículas A que con partículas B. Si este es el caso,entonces las
partículas de A no se sentirán atraídas por las partículas B. Supóngase que
A es un grupo de amigos que llegan a una fiesta (la disolución). Imagínese
que tienen una amistad muy sólida y se llevan muy bien entre ellos. Después,
llegan las partículas de B que resultan ser personas que las partículas de A
no soportan. Para empezar, es muy probable que no quieran estar en la
misma habitación, así que en muchas ocasiones hay que forzar la comunión
de ambas partículas o grupos en este ejemplo. Para ello, se suele requerir de
una fuente de energía (como el calor por ejemplo) para que se lleve a cabo la
unión o la disolución de los grupos. Sin embargo, dado que las partículas de
A sienten repulsión hacia las partículas de B, cuando se eleva un poco más la
temperatura, las partículas de A tendrán mucha mayor predisposición a
abandonar la fase líquida y pasar a fase vapor. En este último caso, la
temperatura de ebullición del líquido tiende a disminuir, lo que quiere decir que
se requiere de una menor cantidad de energía para transformar las partículas
de A, originalmente en estado líquido a estado gaseoso.

Necesitamos:
 Un termómetro con una graduación en torno a los 110 grados centígrados.
 Un poco de agua destilada (medio litro debería de bastar y sobrar).
 Un recipiente metálico o de vidrio que soporte el calor y que pueda contener
el agua (al menos medio litro sin que se desborde).
 Sal de mesa o sal común.
 Una fuente de calor, como una estufa, mechero, etc.

Procedimiento

Agua caliente

Este experimento es sumamente sencillo, sin embargo, sirve para ejemplificar


fenómenos más o menos complejos. Para armar este experimento simplemente
debemos llenar un recipiente con agua destilada, ya que el experimento es mucho
más fácil de visualizar.Sin embargo, si no hay agua destilada disponible, el agua
común deberá de bastar.

Una vez que el recipiente esté lleno con agua, lo colocaremos en la estufa o la
fuente de energía que designamos. Aunque no es usual que sucedan problemas,
hay que recordar que el agua que ha llegado a su punto de ebullición (cercano a los
100 grados sobre el nivel del mar) es bastante capaz de producir quemaduras serias,
por lo que se recomienda tener precaución.

Se calentará el recipiente hasta que haya alcanzado el punto de ebullición (cuando


comienzan a aparecer las burbujas). En este punto tomaremos la temperatura del
agua en el recipiente (sin tocar jamás el fondo del recipiente, solamente el agua).
Se registrará esa temperatura que, como dijimos, debe estar cercana a los 100
grados centígrados pero varía un poco dependiendo la altura a la que nos
encontremos.

Ejemplo

Después, se puede retirar el recipiente o dejarlo ahí, pero el cambio puede suceder
muy rápido así que lo mejor es retirar el recipiente del fuego. Se comenzará a
agregar una muy buena cantidad de sal de mesa, de preferencia tanto como pueda
disolverse. Entre más sal se agregue, más pronunciado debe ser el efecto deseado.
Aprovechando que el agua debe estar todavía un poco caliente, se debería poder
disolver una muy buena cantidad de sal sin ningún problema.

Una vez que se han agregado varios puños de sal, se regresará el recipiente a la
fuente de calor. Se deberá esperar de nuevo hasta que se alcance nuevamente el
punto de ebullición, es decir, hasta que aparezcan las conocidas burbujas. Una vez
que el agua está en este punto o hirviendo, entonces se colocará de nuevo el
termómetro para registrar nuevamente la temperatura a la que se está efectuando
la ebullición del líquido. Debemos observar, si es que agregamos suficiente sal y el
termómetro lo permite, que el punto de ebullición del agua ahora ha ascendido por
encima del valor inicial.

Explicación
La sal es un compuesto iónico, es decir está compuesto por dos moléculas o átomos
de carácter eléctricamente opuesto. Esto significa que hay una molécula con carga
positiva (catión) y otra con carga negativa (anión). Estas moléculas se conocen
como electrolitos (debido a que en disolución conducen la corriente eléctrica). Los
electrolitos pueden ser débiles o fuertes, dependiendo de con qué tanta facilidad se
separan o disocian cuando entran en contacto con cierto tipo de líquidos, en
particular el agua. El cloruro de sodio (sal de mesa) está compuesto por una parte
positiva (el ion sodio o catión sodio) y una parte negativa (el ion cloruro o anión
cloruro). Resulta ser que ambas partes son muy fáciles de disociar en disolución
acuosa, es decir, son electrolitos fuertes.

El hecho que la sal de mesa sea un electrolito fuerte denota la afinidad que siente
el agua por ambas partículas, la cual es incluso mayor a otras partículas de agua.
Como resultado, el agua se vuelve más “estable” en presencia de estas moléculas
y resulta mucho más complicado separar las moléculas de agua líquida para que
pasen a fase gaseosa. Así, el resultado final es la elevación del punto de ebullición
del agua.

¿Por qué la naturaleza de las moléculas en las propiedades coligativas es de


gran importancia?

Supóngase que se quiere utilizar glucosa (azúcar) en lugar de sal de mesa.


Pregunta, ¿la glucosa se disuelve en agua? La respuesta es no, la glucosa no se
disuelve porque no se separa en aniones y cationes, ya que no los tiene. Se trata
de una molécula que no se disocia y por lo tanto es un no electrolito. Esto implica
que la afinidad del agua por las moléculas de azúcar no es mucha y de hecho hay
que agregar energía para solvatarlas. Cuando una molécula no se disocia pero
parece desaparecer en agua se está solvatando, no disolviendo. La diferencia es
que no hay separación de iones, sino que a cada molécula de azúcar la rodean
varias moléculas de agua y produce un efecto visualmente similar, pero muy distinto
en naturaleza.

Por último, cabe destacar que si las propiedades coligativas dependen de la cantidad
presente de las mismas, considérese que el azúcar dado que no se separa
solamente contribuye con una partícula a la vez a la disolución. Sin embargo, las
moléculas de sal sí se disocian, cada molécula de sal genera una molécula de sodio
y una de cloruro. Esto implica que si se agregan 10 moléculas de sal, en realidad se
tendrán 20 partículas disueltas (10 aniones y 10 cationes). Si se agregan 100, se
tendrán 200 en disolución y así sucesivamente, lo que duplica el efecto que
buscamos y lo vuelve mucho más fácil de observar con una cantidad menor de sal
empleada.

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