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Jenny Hernández
¿Naufragó el ejercicio interpretativo del artista belga-mexicano Francis Alÿs, de estimular un puente
real-ficcional entre la polémica Isla (Cuba) y su histórico antagonista político (United States)?
Veamos.
Cuba, marcada desde “esa maldita circunstancia del agua por todas partes”1 de la que hablan sus
poetas, desde siempre urgió de puentes, puentes del conocimiento, la cultura, las modas…su
insularidad colonial lo demandaba.
Pero ya entrada en el siglo XX, otros enlaces se hacían necesarios. La Isla de entonces, reconocida
por la presencia de una Revolución que la visualizó en el contexto regional y mundial, resultó, como
paradoja, aún más inmune a la necesidad de extender puentes… puentes espirituales, puentes
económicos.
Quizás, uno de los más socorridos, fue y ha sido este, el de la “la otra orilla”2, el que une o uniría a
una nación fragmentada3, o el que dialogaría entre dos países diversos por naturaleza cultural y
geográfica, llevados con el transcurso de los años a un odio visceral emitido por leyes, decretos, e
intereses.
En tanto, muy cerca de la nación caribeña, transpira Francis Alÿs, un arquitecto-urbanista belga,
radicado en México bajo el influjo de las tendencias del arte contemporáneo.
1
Piñera, Virgilio. La isla en peso (fragmento). Disponible en https://www.poeticous.com/virgilio-pinera/la-
isla-en-peso-fragmentos
2
Para representantes del movimiento trovadoresco cubano de finales del siglo XX, es un término común, la
“otra orilla”, en alusión a los otros, los que se fueron.
3
En el 2013, cerca de 2 000 000 de cubanos residía en los Estados Unidos. Ver en
https://es.wikipedia.org/wiki/Inmigraci%C3%B3n_cubana_en_Estados_Unidos.
Cuauhtémoc Medina en su texto, Diez cuadros alrededor del estudio. Wolking distance from the
studio.
Su interés creativo posee varios ejes, entre ellos, encontramos “la caminata o recorrido urbanos”
entendiéndolos de múltiples maneras, personal o colectivamente, y las posibilidades que estos
proponen en una determinada cultura o región. Su propósito consiste en “transformar la
percepción del entorno”4, y más aún, apunta Graciela Speranza en su Atlas portátil de América
Latina, Artes y ficciones errantes, su “relato” o “fábula” “funcionan como tácticas para usos
futuros”.
Y aunque en la Isla (Cuba), la figura retórica visual y poética del Puente ha navegado con los años y
la presencia de movimientos políticos y comités de solidaridad a su favor, las palabras del Papa Juan
Pablo II, de visita en 1998, subrayaron nuevamente el foco de atención, “Cuba debe abrirse al
mundo y el mundo debe abrirse a Cuba”.
Sin dudas, resultaba una invitación, una convocatoria. En las últimas décadas se escucha desde el
discurso oficial cubano la necesidad de un tercer dialogante, capaz de limar asperezas y propiciar el
intercambio. Y ese tercer dialogante es, para muchos, la cultura, sus manifestaciones, los artistas, el
arte.
Entre sucesivos acercamientos a su insularidad, tanto de una orilla u otra, llega Alÿs a Cuba, ya venía
estimulado por historias de migrantes cubanos en su ruta marítima y mortal hacia los Estados
Unidos5, y fue así como surgió Bridge-Puente.
4
Medina, Cuauhtémoc. Diez cuadras alrededor del estudio. Walking distance from the studio. Francis Alÿs.
Antiguo Colegio de San Ildelfonso, Pág. 5.
5
En la actualidad, la política migratoria de los Estados Unidos hacia la Isla cambió, a favor de una
inmigración ordenada y regulada, eliminándose “la política de pies secos, pies mojados”.
El relato cubano del belga-mexicano Francis Alÿs
Con Bridge-Puente (2006)6, se proyecta entre los puntos más cercanos de las dos naciones, Cuba y
Estados Unidos. En esta oportunidad no será el artista el protagonista de la acción, los protagonistas
serán la colectividad. Grupos de pescadores de La Habana, agrupados en las conocidas bases
pesqueras, estructuras que le facilitó, desde su eje estatal, una convocatoria certera.
Por la otra orilla, en tanto, la invitación resultó dispersa, embarcaciones de pesca deportiva, con
pilotos a bordo de habla inglés, sin mero nexo formal o informal con Cuba, estimulados por la propia
aventura de lo que puede ser.
Y aunque Alÿs no participa directamente, está presente desde una mirada omnipresente que no lo
sabe todo, pero se lo propone todo, ayudado en este caso por el mexicano Cuauhtémoc Medina, en
Estados Unidos, y la cubana Taiyana Pimentel, en La Habana, ambos vinculados al universo de la
curaduría.
Desde la fe del arte, imposible, se registró al unísono la acción entre ambos mundos o límites
marcados por la separación. Su intención casi real-maravillosa o sobrenatural de crear un enlace
sobre embarcaciones, para saltar de una a otra y llegar de un espacio a otro, resultó para Graciela
Speranza un “relato espacial fantástico más que utopía de la real polítik”.
Sin embargo, me replanteó las variantes establecidas por el artista para su ejercicio interpretativo,
porque al igual que un cientista creó las condiciones para el surgimiento de su idea, de su obra. Me
refiero a la “hermeticidad” de su propósito final. No hizo partícipe a los reales protagonista de sus
intenciones, y con ello vetó un sinnúmero de interesados, quizás su argumento está asociado a las
lógicas de lo neutral del arte en sí mismo.
Si en un comienzo, se sintió estimulado ante las historias de migrantes cubanos, Francis los apartó
de su ensayo, a los miles de cubanos residentes en la “otra orilla” con su compacta hermeticidad.
Quizás, porque su interés fue abarcar un valor mayor, unir nación-nación y no nación-fragmentada.
6
Alÿs, Francis (5 de mayo de 2013). Francis Alÿs Brigde-Puente (making of). Canal de Youtube de
Francis Alÿs. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=iszkw_bfT0o
Francis Alÿs sin hablar de fracasos, tan solo se limitó a apuntar el mayor entusiasmo de una de las
orillas. Cumpliéndose así, por una parte, esas urgencias insulares de siempre para la Isla, los
Puentes; y, por otra parte, emprender ese arte comprometido geopolítico del artista quien continuó
camino a deconstruir la problematización de otros límites-fronteras, esta vez con Don’ t Cross he
brigde before you get to the river (2008), en el Estrecho de Gibraltar.