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Introducción temática y pasos metodológicos

El Nuevo Testamento ofrece afirmaciones que nos muestran -de forma explícita y con una
lógica muy directa y sencilla- nuestra nueva condición de hijos obtenida gracias a la salvación
obrada por Cristo: “por la fe en Cristo Jesús todos ustedes son hijos de Dios” (Ga 3,26), entre
muchas otras citas posibles. Esta realidad filial le brinda al ser humano una nueva identidad al
vincularlo a Dios de un nuevo modo en razón de la persona del Hijo. Se trata de una realidad
vital compleja y dinámica. La complejidad está dada por todas las consecuencias que están
implicadas; la dimensión dinámica refiere al desarrollo, dificultades y crecimiento.

Entre las consecuencias, se nos revela en la teología paulina nuestra condición de herederos
de Dios (Rm 8,17: “Si somos hijos, también herederos, herederos de Dios y coherederos de
Cristo, porque sufrimos con él para ser glorificados con él.”; Ga 4,6-7: “Y como son hijos, Dios
infundió en sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo: Abba, es decir,
Padre. De modo que no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres heredero por voluntad de
Dios.”)

En este trabajo me centraré en estudiar esta condición de hijos herederos de Dios y sus
implicancias antropológicas. El ser herederos manifiesta y especifica la condición filial; por lo
tanto, la espiritualidad y moral filiales adquieren un matiz novedoso porque involucra nuestra
libertad humana adquiriendo mayor conciencia de las responsabilidades que son inherentes al
ser filial. ¿Cuáles son esas novedades para la vida del cristiano? ¿Cómo se articulan la herencia
divina que se nos ofrece con los trazos propiamente humanos de ser herederos de nuestros
padres? ¿Qué significado tiene el hecho de que los cristianos heredamos a partir de la muerte
no de un padre (Dios Padre, que no muere) sino de su hijo (el Hijo encarnado)? ¿Qué implica
aceptar y recibir esta herencia sobrenatural para el crecimiento hacia una fe adulta? En
función a estos cuestionamientos y algunos más que se irán explicitando, intentaré vincular
dos temas: la condición de hijos herederos y la maduración cristiana.

Dado que el obrar humano se desarrolla y crece en orden a configurarse más perfectamente
con Jesucristo, el Hijo heredero de todas las cosas (cf. Hbr 1,2), centraré la atención en
identificar cuáles son las características específicas que reviste la dinámica de recepción-
posesión-transmisión de la herencia divina en el proceso de maduración cristiana, como así
también cuáles son los hábitos morales que están involucrados más estrechamente en este
proceso. Se trata de un proceso que no está exento de problemas y dramas existenciales,
problemas generales a todo pecado y particulares respecto de la administración de la herencia
que viene de Dios.

Este planteo en perspectiva moral del hecho de participar de los bienes que Dios nos dona al
modo especial de herencia refleja la relevancia teórica del presente trabajo de investigación.
Se trata de vincular la fecunda familia de nociones bíblicas sobre herencia/herederos/legado
con el proceso implicado de maduración espiritual de los hijos al recibirla y administrarla, tanto
individualmente como dentro del cuerpo comunional de la Iglesia. Por lo tanto, la relevancia
de este trabajo se pone en el contexto de los aportes que brinda la perspectiva filial a la
teología moral clásica, destacando -entre otros aspectos- su impronta eminentemente bíblica y
su abordaje fundamentalmente cristocéntrico y trinitario. He tomado como texto de base para
estos asuntos el libro Hijos en el Hijo: una teología moral fundamental elaborado por
miembros del grupo de investigación en cuestiones de teología moral Hypsosis, fundado y
dirigido por el Prof. Dr. Réal Tremblay.

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Para delimitar el alcance del trabajo -y en orden a no perder el foco respecto del objeto
principal de este trabajo- se supondrán los contenidos de la Antropología teológica al respecto
de la filiación adoptiva de los cristianos como así también respecto a las virtudes teologales y
cardinales. En consecuencia no se buscará un desarrollo extenso de las bases fundamentales
de estos temas y, en todo caso cuando sea conveniente, se remitirá a textos bibliográficos de
referencia.

Dado que se parte de lo que se puede denominar como una “antropología revelada” -en
cuanto que sólo por la verdad evangélica tomamos conciencia de esta nueva condición
sobrenatural filial y hereditaria en el Hijo- la metodología de la investigación que nos ocupa
seguirá los pasos y herramientas heurísticas y lógicas de la exégesis y teología bíblicas. Esto es,
meditar los textos sagrados en los cuales el tema cobra peso, recurrir a comentarios bíblicos
de valía tanto de los Padres de la Iglesia como de autores posteriores, como así también
utilizar diccionarios especializados con el fin de proponer una teología bíblica respecto a la
herencia, Cristo como heredero del Padre y la condición de herederos que se ofrece a los hijos.

En el ámbito de los estudios bíblicos, conocemos sólo el trabajo específico Le theme de


l'héritage dan l'Ancien Testament (1958) del dominico François Dreyfus. El estudio de Dreyfus
resulta tan útil como sintomático: contiene aportes especialmente desde la exégesis pero no
propone una reflexión sistemática del tema como tal. En este sentido, prioriza el vocabulario
característico de la herencia dentro de una selección de textos del Antiguo Testamento. A éste
estudio se agregan algunas afirmaciones sintéticas en voces de diccionarios bíblicos y unas
pocas observaciones ocasionales a partir del análisis de textos particulares.

A partir de lo anterior, resulta importante señalar que, como dificultad teórica y asimismo
práctica del trabajo, el tema que es objeto de estudio no ha recibido la debida atención ni en la
historia de la teología ni en el Magisterio eclesial. A pesar de ser considerada como una idea
clave en el Israel del AT (Söding, 2012, pág. 144) y una de las más fundamentales de la
revelación cristiana (Dreyfus, 1958, pág. 3), la noción de herencia no suele ser el objeto de un
estudio especial en las teologías del Antiguo Testamento (Dreyfus, 1958, pág. 4). Sin intentar
elaborar ninguna explicación histórica detallada acerca de las causas que motivaron este
hecho, podría decirse que los temas del título de ‘heredero’ aplicado a Cristo y a los cristianos -
según su modo propio- nunca fueron motivos de polémicas teológicas ni disputas dogmáticas,
tampoco se encuentran generalmente en el núcleo de la enseñanza catequética de iniciación
cristiana.

Esto implica un gran déficit al momento de presentar un estudio de tipo genético sobre el
desarrollo tema como así también al intentar exponer un adecuado estado de la cuestión
debido a la escasa bibliografía enfocada sobre este asunto. De este modo, queda limitado el
proceder metodológico habitual y, sin embargo, emerge una invitación a dar un ordenamiento
propio que contemple y supere estas salvedades particulares y coyunturales.

El ordenamiento recién mencionado se refleja en la estructura que propongo para la


exposición de este trabajo en cuatro partes: 1. Punto de partida antropológico-bíblico: san
Pablo y el lenguaje de la herencia; 2. Significados en torno a la noción de “herencia” y los
procesos hereditarios en la Biblia; 3. Perspectiva sistemática: reflexiones en torno a los bienes
divinos heredados y los modos de vivirlos; 4. Reflexión sintetizadora: participación eclesial de
la herencia eterna de Cristo. Estas cuatro partes se agrupan de a pares según el enfoque
metodológico que se ha elegido: en el grupo 1-2 prima una búsqueda positiva a partir del dato
revelado, mientras que en el grupo 3-4 se acentúa una búsqueda comprensiva de la temática
argumentando con categorías clásicas de la teología y buscando un orden sistemático.

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La justificación e intención para las primeras dos partes tiene su fundamento en que toda la
Historia de la salvación está signada por alianzas, promesas y comunicación de bienes
materiales y espirituales que se transmiten de generación en generación y, por lo tanto, se
heredan, siempre en el contexto de la Alianza de Dios con su Pueblo elegido partiendo ya
desde la promesa de tierras y descendencia a Abrahán. Dentro de este contexto histórico-
salvífico intentaré explicitar y distinguir cuáles son las realidades que se reciben en herencia
según la revelación.

Cabe aclarar que el vínculo de continuidad entre parte 1 (teología paulina sobre los hijos
herederos) y la parte 2 (desarrollo de los contenidos en el AT y el NT) lo he tomado de la
misma teología paulina al referirse a los cristianos como “hijos de la promesa” (Ga 4,28) en el
contexto de la Alianza con el patriarca Abrahán. En cuando a las partes 3 y 4, se plantean dos
tipos diversos y complementarios de reflexiones a partir de lo estudiado en las dos primeras
partes.

En la parte 3, la reflexión será de tipo y lenguaje sistemáticos, intentando vincular de manera


armónica las realidades referentes a la herencia y a la condición de herederos. Se propondrá el
uso de categorías teológicas tales como las de bienes, dones y gracia intentando en esta
parte del trabajo reflexionar sobre el tema de la ‘herencia’ y la condición de herederos como
bienes gratuitos otorgados por Dios al modo de legado paterno. Habiendo expuesto los
contenidos objetivos acerca de la herencia divina, se abordarán con mayor detalle las
características específicas de la moral del sujeto heredero (hábitos y virtudes del hijo
heredero, pecado original como hábito heredado) haciendo hincapié en las dimensiones de
proceso espiritual, crecimiento paulatino en la gracia, infancia y adultez espirituales y la
maduración implicada. La puerta de entrada al tratamiento moral vendrá dado por una de las
bienaventuranzas presentes en el evangelio de Mateo: “Felices los humildes, porque ellos
poseerán la tierra en herencia” (Mt 5,5).

La parte 4 tratará al principio acerca de la herencia común de los hijos y hermanos herederos
en la Iglesia. Serán de valor las nociones de ‘herencia de los Apóstoles’ y ‘herencia de los
Padres’ tomados de Yves M.J. CONGAR en La Tradición y las tradiciones. En el marco de los
bienes heredados por la familia eclesial se van a considerar los sacramentos y la vida litúrgica
desde la perspectiva teológica de la herencia. Se señalarán brevemente también aplicaciones
ecuménicas -advirtiendo los límites y las potencialidades- del hecho de haber recibido todos
los cristianos una herencia común en diversidad de modos de recepción y transmisión de
generación en generación.

Para concluir la parte 4 y la totalidad del trabajo, el poseer ya la herencia aunque no en


plenitud remite a tratar la herencia eterna (cf. en el discurso de Jesús acerca del Juicio final en
Mt 25,34: “vengan benditos de mi Padre, reciban la herencia del Reino preparado para ustedes
desde la creación del mundo”). Aquí se explorarán las dimensiones del gozo escatológico de los
redimidos al poseer la herencia eterna considerada en cuanto tal y compartirla con todos los
santos y especialmente con el que es la fuente misma de la herencia y el Sumo Bien. La
cualidad todavía misteriosa para nosotros que reviste la posesión de las realidades eternas y
definitivas y el cumplimiento pleno de la totalidad de las promesas divinas sugiere el empleo
de un lenguaje mayormente contemplativo para esta reflexión a modo de síntesis
recapituladora que se propone para la parte final.

Al hablar del lenguaje preferido para estas últimas partes se hace oportuno comentar que he
dedicado cuatro ocasiones en el transcurso del trabajo para reflexionar acerca de la temática

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de la herencia en relación con el lenguaje que se utiliza para expresarlo. Basta remitirse al
índice para identificar los capítulos que llevan por título Lenguaje y realidad de la herencia.

En cuanto al formato de las citas bibliográficas utilizadas y el mismo listado de Bibliografía que
se encuentra inmediatamente después de las Palabras finales del trabajo, me he regido por la
normativa APA (American Psychological Association) en su 6º edición. Los textos bíblicos en
castellano han sido tomados de El Libro del Pueblo de Dios - La Biblia (34ª edición, editorial San
Pablo, Buenos Aires, 2012). La versión ha sido modificada cuando lo exigía el comentario.
Además, se ha confeccionado un Índice de citas bíblicas que se encuentra al final del trabajo
para tener un acceso veloz y directo a las mismas.

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