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LAS ALAS DEL INTENTO


LAS ALAS DEL INTENTO

¿Cuáles son los requisitos del intento?


Las alas son para volar Por Jorge Bucay
El Talento Único
Conéctate al intento

""No necesitamos que nadie


nos enseñe brujería, porque en realidad no hay nada que enseñar. Lo que
necesitamos es un maestro que nos convenza de que existe un poder
incalculable al alcance de la mano, escondido dentro de nuestro ser, y que
podemos alcanzarlo. Una vez que lo alcancemos, empezamos a ver, es decir,
a percibir algo más, no como una cosa de la imaginación, sino como algo
real y concreto. Y después comenzamos a saber de manera directa, sin tener
que usar palabras... Es una percepción acrecentada, un conocimiento
silencioso..."
Don Juan Matus

En el universo hay una fuerza inconmensurable e indescriptible que nos hace


percibir y que los brujos llaman intento, con la cual absolutamente todo cuanto
existe está enlazado mediante un vínculo de conexión. La brujería de Don Juan
podría definirse como el proceso de limpiar, desempolvar nuestro vínculo con
el intento.
Es casi imposible definir el intento. Es una fuerza abstracta del universo que lo
guía todo. Los seres humanos somos maestros en manipular el intento. El
intento es el lado activo del infinito y sobre sus alas podemos navegar y
adentrarnos en el mar oscuro de la conciencia.
Movernos sobre las alas del intento quiere decir tomar decisiones sin ninguna
duda y sin remordimiento. Según los chamanes del México antiguo los seres
humanos no toman decisiones sino que llevan a cabo las decisiones que la
sociedad ha tomado por ellos.
"La auto confianza del guerrero no es la auto confianza del hombre corriente.
El hombre corriente busca aprobación en los ojos del que lo mira y llama a esto
auto confianza. El guerrero busca impecabilidad a sus propios ojos y llama a
esto humildad. El hombre corriente está atado a sus semejantes, mientras el
guerrero solo está atado al infinito".
La atención da energía y la intención transforma. Cualquier cosa a la que
prestemos atención crecerá con más fuerza en nuestra vida. Cualquier cosa a la
que dejemos de prestar atención, se marchitará, se desintegrará y desaparecerá.
Por otra parte, la intención estimula la transformación de la energía y de la
información. La intención organiza su propia realización.

El acto de dirigir la intención sobre el objeto de la atención desencadenará una


infinidad de sucesos espacio-temporales orientados a producir el resultado
buscado. Esto se debe a que la intención, dirigida sobre el campo fértil de la
atención, tiene un infinito poder organizador, lo que significa poder para
organizar una infinidad de sucesos espacio-temporales, todos al mismo tiempo.

La intención es el verdadero poder detrás del deseo. La sola intención es muy


poderosa, porque es deseo sin apego al resultado. El solo deseo es débil,
porque en la mayoría de los casos es atención con apego.

La intención combinada con el desapego lleva a una consciencia del momento


presente centrada en la vida. Y cuando la acción se realiza teniendo
consciencia del momento presente, su eficacia es máxima. La intención mira
hacia el futuro, pero la atención está en el presente. Mientras la atención esté
en el presente, la intención hacia el futuro se cumplirá porque el futuro se crea
en el presente. Aceptemos el presente y proyectemos el futuro. El futuro es
algo que siempre podremos crear por medio de la intención desapegada.

El pasado es recuerdo, memoria; el futuro es expectación; el presente es


consciencia. El tiempo es el movimiento del pensamiento. Tanto el pasado
como el futuro nacen en la imaginación; sólo el presente, que es consciencia, es
real y es eterno. Es la potencialidad para el mundo del espacio y del tiempo, la
materia y la energía. Cuando nos liberamos de la carga del pasado, la acción en
el presente se convierte en suelo fértil para la creación del futuro.
La intención, apoyada en esta libertad indiferente del presente, actúa como
catalizador para la mezcla correcta de materia, energía y sucesos espacio-
temporales para crear cualquier cosa que deseemos.

La intención focalizada es la atención que no se aparta de su propósito. Tener


una intención focalizada significa mantener nuestra atención en el resultado
que perseguimos, con un propósito tan inflexible que impida completamente
que cualquier obstáculo consuma o disipe la concentración de nuestra atención.
Se eliminan de la consciencia todos los obstáculos, de manera total y completa.
Así podemos mantener una serenidad inconmovible, a la vez que mantenemos
con pasión intensa el compromiso con nuestro objetivo. Este es,
simultáneamente, el poder de la consciencia sin apego y la intención
focalizada.

Aprendamos a aprovechar el poder de la intención, y podremos crear cualquier


cosa que deseemos. Al seguir los cinco pasos para poner en práctica la Ley de
la Intención y el Deseo, la intención generará su propio poder:

1 - Entremos en el espacio de la consciencia pura. Esto significa ubicarnos en


medio de ese espacio silencioso que hay entre los pensamientos, entrar en el
silencio, en ese nivel de sólo ser que es nuestro estado esencial.

2 - Una vez establecidos en ese estado de sólo ser, liberemos nuestras


intenciones y nuestros deseos. Cuando uno está realmente en ese espacio, no
hay pensamiento, no hay intención; pero cuando se sale de él - en esa unión
entre el espacio silencioso y un pensamiento - es posible introducir la
intención. Si tenemos una serie de metas, escribámoslas y concentremos
nuestra intención en ellas antes de entrar en el espacio silencioso. Debemos
entrar en el espacio silencioso con una intención, y así ella ya estará allí como
una tenue llama vacilante en nuestra consciencia. Liberar las intenciones y los
deseos en este espacio significa sembrarlos en el suelo fértil de la potencialidad
pura y esperar que florezcan en el momento propicio. No es conveniente
desenterrar las semillas de los deseos para ver si están creciendo, o aferrarse
rígidamente a la manera como deberán desarrollarse. Lo único que hay que
hacer es dejarlas libres.

3 - Permanezcamos en el estado de auto-referencia. Esto significa permanecer


establecidos en la consciencia de nuestro verdadero yo, nuestro espíritu,
nuestra conexión con el campo de la potencialidad pura. También significa no
vernos a nosotros mismos a través de los ojos del mundo, o dejarnos influir por
las opiniones o críticas de los demás. Una buena manera de mantener el estado
de auto-referencia es no divulgar nuestros deseos; no compartirlos con nadie, a
menos que la otra persona tenga exactamente los mismos deseos que nosotros
y entre los dos exista una unión fuerte.

4 - Renunciemos a nuestro apego al resultado. Esto significa renunciar a


nuestro rígido interés por un resultado específico y vivir en la sabiduría de la
incertidumbre. Significa disfrutar cada momento de la jornada de la vida,
aunque desconozcamos el desenlace.

5 - Dejemos que el universo se encargue de los detalles. Nuestras intenciones y


nuestros deseos, una vez liberados en el espacio silencioso, tienen un infinito
poder organizador. Confiemos en que ese infinito poder de la intención
orquestará todos los detalles por nosotros.

Recordemos que nuestra verdadera naturaleza es el espíritu puro. Llevemos la


consciencia de este espíritu a donde quiera que vayamos, liberemos
suavemente nuestros deseos, y el universo manejará los detalles por nosotros.
Alas
Alas, todos pedimos alas; pero ninguno
sabe arrojar el lastre en el tiempo oportuno...
A todos nos aqueja un ímpetu de vuelo,
una atracción de espacio, una obsesión de cielo;
tendemos nuestras manos codiciosas de lumbre
a la divina llama de la olímpica cumbre;
mas al hacer impulsos de volar, nos aferra
el misterioso lazo que nos ata a la tierra...
Un amor, un recuerdo, un dolor es bastante
para apagar las ansias de la pasión errante...
¡Oh, la cruz afrentosa, los efectos humanos!...
¿Cuándo desclavaremos nuestros pies, nuestras manos?
¿Cuándo sacudiremos la pesadumbre infecta?
¿Cuándo revestiremos la desnudez perfecta
de nuestro propio espíritu? ¿Cuándo daremos con
la ruta que nos marque nuestra liberación? ...
!Y pensar que no es fuerza desandar el camino¡ ...
Que sea cada cosa el escalón divino
que nos preste su apoyo para dar aquel salto
de todo lo que es hondo a todo lo que es alto;
sólo que es necesario esquivar, primero,
todo lo que es inestable, lo que es perecedero,
para tomar lo eterno, lo que no se consume,
el alma de la piedra y el alma del perfume,
hasta lograr, por último que vaya confundida
con nuestras propias almas el alma de la vida...
Alas, todos pedimos alas; pero ninguno
sabe arrojar el lastre en el tiempo oportuno...
¡Oh, la cruz afrentosa, los afectos humanos!
¿Cuándo desclavaremos nuestros pies, nuestras manos?
Poema de Enrique González Martínez

¿Cuáles son los requisitos del intento?

Un abandono y una frialdad totales.


La continuidad es tan importante en nuestra
vida que, si se rompe, siempre se repara
instantáneamente. En el caso de los brujos,
en cambio, una vez que sus puntos de encaje
llegan al sitio donde no hay compasión, la
continuidad ya no vuelve a ser la misma.

El conocimiento silencioso es una posición


general del punto de encaje, que milenios
antes había sido la posición normal, del
genero humano, pero que por motivos
imposibles de determinar, el punto de encaje
del hombre se había alejado de esa posición
especifica para adoptar una nueva, llamada
la "Razón".
Don Juan Matus observó que la mayoría de
los seres humanos no son representativos de
esa nueva posición, porque sus puntos de
encaje no están situados exactamente en la
posición de la razón en sí, sino en su
vecindad inmediata. Lo mismo había
sucedido en el caso del conocimiento
silencioso: tampoco los puntos de encaje de
todos los seres humanos estaban situados
directamente en esa posición.
También dice que otra posición del punto de
encaje, el "sitio donde no hay compasión",
es la vanguardia del conocimiento
silencioso; y que existe aún otra posición
clave llamada el "sitio de la preocupación",
la antesala de la razón.
Rámon Ruiz
"El conocimiento silencioso"

Don Juan dice que lo único que hizo con


Castaneda fue que éste destruyera su
imagen de sí mismo; esa es la única ayuda
real que Castaneda recibió de Don Juan; si
acaso, enseñarle que el mundo es algo más
que lo que está ahí enfrente, y que el
hombre posee inconmensurables poderes
que no desarrolla. La brujería no es cuestión
de palabras e ideas, es cuestión de actos y
percepciones de energía.
Lo que requiere un aprendiz es tan sólo
una mínima oportunidadde llegar a tener
consciencia del espíritu; consciencia de que
el mundo es un todo de energía y que el
hombre es un "huevo luminoso" con un
delicado capullo que contiene una mínima
parte de la energía que hay afuera; que el
hombre percibe "el mundo" a partir de que
alinea la energía de afuera con la interior y
que a eso se le llama "el punto de encaje";
que la importancia personal requiere un
gasto extremo de energía para fijar el punto
de encaje en un lugar determinado del
capullo y que si reduce la importancia
personal puede liberar energía, y que con
esa energía liberada puede mover el punto
de encaje y que a eso se le llama "intento", y
que el intento es hacer que los comandos del
Águila puedan dirigirse con intención
propia; y que al hacer esto se crea un
vínculo con el espíritu que puede lanzar al
guerrero a la tercera atención, a consumirse
en el fuego interno, a recibir el "don del
Águila", a la libertad total, a la consciencia
total; que para cada uno de estos niveles los
nuevos videntes toltecas han elaborado, a
partir de los conocimientos milenarios de
los antiguos videntes toltecas, una estrategia
que llamaron "el camino del guerrero" que,
a su vez, tiene diversas técnicas, pero que la
mayoría tratan por diversos medios de
liberar la imagen que tiene el aprendiz de sí
mismo y que no es otra cosa que mover el
punto de encaje.
La Toltequidad es un viaje de retorno al
espíritu, a lo abstracto, al conocimiento
silencioso. La humanidad hace mucho
tiempo tenía su centro en lo abstracto y el
guerrero debe luchar inflexiblemente para
regresar a él. Los guerreros y los hombres
comunes no necesitan maestros, guías o
ayudas. Todo empieza en ellos, está en ellos
y termina en ellos. Lo importante es que el
individuo esté consciente de sus
posibilidades, que posea una disciplina
férrea, que mantenga un esfuerzo sostenido
y un intento inflexible. Su campo de batalla
está en el mundo cotidiano y el enemigo a
vencer es él mismo.

Nuestros abuelos toltecas lo decían


poéticamente a través de la lucha que debían
entablar los guerreros tigres y águilas en la
guerra florida, para hacer "florecer su
corazón". Estos hombres de aquellas épocas
se llamaban a sí mismos "la hermandad del
Sol" o "la hermandad blanca". Eran los
sostenedores espirituales del quinto Sol, los
alimentadores del Águila-Sol, con su
sacrificio espiritual.

La imagen que tiene el hombre de sí mismo


es lo que lo ha alejado de lo abstracto, del
espíritu. El mundo de la imagen de sí
mismo es el mundo de la mente, por cierto
muy frágil. El mundo de la mente se
sostiene por unas cuantas ideas claves que le
sirven de orden básico y son ideas aceptadas
tanto por el conocimiento silencioso como
por la razón.
Cuando esas ideas fracasan, el orden básico
se derrumba, dejando de operar.
Una de esas ideas claves es que somos un
bloque sólido, que somos inmutables. La
mente puede aceptar que nuestra conducta
pueda cambiar, que nuestra forma de pensar
y actuar también cambien; pero la idea de
que podamos cambiar nuestro aspecto físico
hasta llegar a parecer otra persona, no forma
parte del orden básico de nuestra propia
imagen. Cuando el guerrero tolteca altera o
interrumpe este orden básico, el mundo de
la razón se desploma.
Los seres humanos somos infinitamente
más complejos y misteriosos -así como el
mundo que nos rodea- que la más
desarrollada fantasía que se pueda concebir.
El problema de ser racional enfrenta muchas
desventajas; en principio, porque el mismo
hombre moderno no usa su racionalidad en
toda su dimensión; bástenos ver el caótico
mundo contemporáneo en el que vivimos,
que dista mucho de llevarse en forma
racional. Y, por otra parte, nuestra razón es
muy limitada frente al inconmensurable
misterio de la vida y del mundo. El hombre
debería ser más humilde con su razón y
usarla en forma más eficaz. La razón es muy
frágil y limitada. Don Juan sostiene que la
razón es un barniz, un baño de oro muy
tenue sobre el hombre que, si se rasca
levemente, se encontrará a un brujo.
Guillermo Márin
"Para leer a Castaneda"

Don Juan enseñaba una forma de romper el


condicionamiento psicológico de la
clasificación cognitiva, que nos mantiene
aislados de nuestro origen. El mundo, tal
como lo percibimos fue formado a priori,
fue dado a nosotros.
La cosa más importante que Don Juan decía
es que toda nuestra energía está
comprometida en defender nuestro yo, todo
nuestro esfuerzo se va en esto.
Estamos involucrados en defender nuestro
concepto de yo-mismo desde hace tanto
tiempo que ya no recordamos que un día
empezamos a actuar así.
Es hora de que empecemos a averiguar por
nosotros mismos. Empiecen a recapitular
sus vidas, cualquier acción, cualquier
evento, pera encontrar la "bisagra" que
representa nuestra vida; nuestra bisagra es la
forma en que nos relacionamos con la gente.
Cuando empecé a recapitular encontré que
me relacionaba con el mundo como un
bebé. Mi vida por entero no era otra cosa
que una repetición incesante de este hecho.
Don Juan me hizo recapitular mi vida y vi
como la había desperdiciado defendiendo
esa postura; fue un darse cuenta horrible, ya
que todo lo que yo quería era encontrar a
alguien que escuchara mi triste historia y me
compadeciera.
Estas ideas de la importancia personal nos
ciegan tanto que no podemos ver nada más;
pero es posible sacar esas ideas de nosotros
mismos.
Otra manera de permanecer ciegos, es
pensar que la plenitud llegará cuando
encontremos un compañero/a; podemos
estar incluso casados y todavía seguiremos
buscando algo que colme nuestras
necesidades.
Nosotros, los seres humanos, no queremos
dar. Somos increíblemente egoístas, sólo
queremos recibir. Los guerreros, videntes,
naguales, aman sin preguntar, en este
mundo o más allá, a cambio de nada.
Nosotros no percibimos la importancia
personalque gobierna nuestra existencia, si
lo hiciéramos no trataríamos a nuestros
cuerpos como lo hacemos. La idea del yo no
es nuestra, es hora que nos deshagamos de
ella. Don Juan nos dio una serie de premisas
para que empecemos a ver qué nos ha
ocurrido, que nos han hecho, no como una
comparación, pero si como una
investigación.
Una vez trabajé para un psiquiatra como
asistente de investigación transcribiendo
historiales de cintas. Él tenía unas tres mil.
Cuando las escuché descubrí que todas eran
yo, sus historias eran mis historias. Don
Juan solía preguntarme cuál era mi
peculiaridad para sentirme único. No había
nada único en mí, había tres mil personas
diferentes en esas cintas y todas ellas eran
yo. La comprensión fue brutal para mí.
No hay nada único, pero sí hay algo mágico
en nosotros, todos vamos a morir. Esto nos
está destruyendo, ¿por qué adherirnos a este
absurdo orden social que sólo nos guía a la
destrucción? Afecto, amor, son una
necesidad.
Si examinamos el orden social a través de
nosotros mismos, veremos que no nos
conduce a ningún lugar; observen el orden
social no como una comparación pero sí
como un examen.
Una comprensión total y veremos que el
orden social no tiene significado ni
finalidad. ¿Tiene realmente valor el dinero u
otras cosas? ¿O es el imperativo biológico?
Recapitular es el camino para atacar a la
importancia personal. Necesitamos la
energía que nos provee un examen sin
grietas, de nuestra liberada "mierda de
caballo", nuestra importancia personal.
¿Drogas recreativas, éxtasis de San Pedro?,
(planta alucinógena), esto no tiene ningún
significado, el dopaje nos hace incapaces de
soportar la presión. Don Juan usó plantas
para curar y entrenar mi atención porque yo
no tenía una pizca de ella.
En lugar de usar drogas para encontrar lo
mágico de la vida, hay algo mejor:
autodisciplina; es la única salida del orden
social. Con autodisciplina podemos hacer
maravillas.
El guerrero que es consciente de su muerte,
es consciente de la trampa del orden social,
y de la trampa de la importancia personal y
la razón, y sólo quiere la libertad. La
libertad es un salto a lo inconcebible.
La autodisciplina no es un concepto del
catolicismo, es un fluido y libre gozo que
viene de veinticinco horas de conciencia al
día.
Estos son los modelos básicos de
responsabilidad para un guerrero: no hacer
preguntas estúpidas, no decir que no
entiende o no preguntar por qué, no hay
explicación racional. Si quieren conocer,
tienen que probarlo, experimentarlo.

1 - Acepten la responsabilidad de que van a


morir, y que la muerte no es negociable:
todo lo que vive muere. Grábense esta idea
y asuman la responsabilidad de que van a
morir. Decirlo en voz alta es la fuerza
primordial que obedece nuestro llamado y
que nunca usamos. Díganlo en voz alta:
"¡Quiero la responsabilidad de que voy a
morir!" Esto debe ser dicho en voz alta, no
puede ser pensado; el poder no es un lector
mental.
Conforme progresen habrá un ajuste. Hagan
que sus palabras sean finales. Un guerrero
tiene la consistencia de cumplir su palabra.
Comprométanse a hacer algo por una vez en
sus vidas aunque eso suponga su muerte. Un
guerrero muere por su palabra.
Decir algo en voz alta es misterioso y
mágico, pero muy sutil; el grito alto y claro
de nuestro intento es el secreto de los
secretos. Háganlo.
Busquen en sitios desconocidos, no lo
hagan débilmente. Asuman la
responsabilidad de permanecer frente a lo
ilimitado. El intento no responde a súplicas,
si le suplican, los meará encima.
No importa, sólo con la primera premisa
pueden tener una experiencia estupenda.
Nunca hemos sido capaces de explicar con
palabras solamente. Debemos demandar el
término índice. Nosotros cargamos el
mundo con nosotros; la respuesta debe ser
construida y debemos aceptarla. Un
guerrero debe parar justo aquí.

2 - La cosa más importante para un guerrero


es expresar la responsabilidad de percibir.
No tenemos objetivos, nada que esperar
salvo la senilidad.
Todo es posible, somos verdaderos magos.
Vayan al nivel más bajo y formulen el
mundo que hay ahí. En lo más bajo está la
muerte.
Soy un ser humano, por lo tanto soy
sublime. Expresen el intento de ser algo más
para curarse a ustedes mismos.
Cuando yo estaba enfermo simplemente
salté. Hice lo que Don Juan me dijo, la
enfermedad es simplemente una
indulgencia, y yo amaba mi sufrimiento.
Cambiamos de canal expresando nuestro
intento, entonces viene el manto de
confianza.
La timidez y la rigidez son nuestros
enemigos, no es razonable creer que las alas
son el único camino para volar; hay otras
opciones, búsquenlas, pregúntenle al ser que
va a morir, pregúntenle al espejo, algo
sucederá.

3 - La tercera premisa para un guerrero es el


endeudamiento, ¿por qué ahora estoy
endeudado con esto? Tienen que ser
responsables de lo que se les ha dado, deben
adquirir un nuevo equipo.
Al adquirir una nueva enseñanza somos
responsables de eso, estamos endeudados
para el resto de nuestras vidas, sólo algo
fuera de nosotros puede cancelarlo. Somos
responsables de ver qué nos sustenta, en
pago nos volvemos libres; si lo rechazamos
nos veremos enredados en esto.
Un ser que se va a morir asume las
responsabilidades, sin esas
responsabilidades, sólo somos egomaníacos.

Lo digo como testigo, he estado allí. He


visto cosas increíbles. Son como lágrimas
en la lluvia.
Notas de una charla de Carlos Castaneda en Phoenix

Las alas son para volar -

..Y cuando se hizo grande, su padre le dijo:


- Hijo mío, no todos nacen con alas. Y si bien es cierto que no tienes
obligación de volar, me parece que sería penoso que te limitaras a caminar,
teniendo las alas que el buen Dios te ha dado.
- Pero yo no sé volar - contestó el hijo.
- Es verdad... - dijo el padre y caminando lo llevó hasta el borde del abismo en
la montaña.
- Ves, hijo, este es el vacío. Cuando quieras volar vas a pararte aquí, vas a
tomar aire, vas a saltar al abismo y extendiendo las alas, volarás.
El hijo dudó:
- ¿Y si me caigo?
- Aunque te caigas no morirás, sólo algunos machucones que te harán más
fuerte para el siguiente intento - contestó el padre.
El hijo volvió al pueblo, a sus amigos, a sus pares, a sus compañeros con los
que había caminado toda su vida. Los más pequeños de mente le dijeron:
- ¿Estás loco? ¿Para qué? Tu viejo está medio zafado... ¿Qué vas a buscar
volando? ¿Por qué no te dejas de pavadas? ¿Quién necesita volar?
Los más amigos le aconsejaron:
- ¿Y si fuera cierto? ¿No será peligroso? ¿Por qué no empiezas despacio?
Prueba tirarte desde una escalera o desde la copa de un árbol, pero... ¿desde la
cima?
El joven escuchó el consejo de quienes lo querían. Subió a la copa de un árbol
y, con coraje, saltó... Desplegó las alas, las agitó en el aire con todas sus
fuerzas pero igual se precipitó a tierra...
Con un gran chichón en la frente, se cruzó con su padre:
- ¡Me mentiste! No puedo volar. Probé y ¡mira el golpe que me di! No soy
como tú. Mis alas sólo son de adorno.
- Hijo mío - dijo el padre - Para volar, hay que crear el espacio de aire libre
necesario para que las alas se desplieguen. Es como para tirarse en un
paracaídas, necesitas cierta altura antes de saltar.
Para volar hay que empezar corriendo riesgos.
Si no quieres, quizás lo mejor sea resignarse y seguir caminando para siempre.
Por Jorge Bucay

-
El Talento Único

"Nuestro talento único es nuestra capacidad más importante, la que nos hace más valiosos. La
usamos para nuestro crecimiento personal y para ayudar a los otros a crecer. Cuando estamos
desarrollando esta actividad, perdemos la noción del tiempo. La expresión de este talento único
nos introduce en un estado de consciencia atemporal."

El talento se puede considerar realmente como un potencial. Lo es en el sentido de que una


persona dispone de una serie de características o aptitudes que puede o no llegar a desarrollar, o
desplegarlas a un ritmo mayor o menor en función de diversas variables que se pueda encontrar
en su desempeño.
Como Aplicar la Ley de la Intención y del Deseo:

l - Haré una lista de mis deseos, y la llevaré a donde quiera que vaya. Miraré la lista antes de
entrar en mi silencio y mi meditación. La miraré antes de dormir por la noche. La miraré al
despertar en la mañana.

2 - Liberaré esta lista de mis deseos y la entregaré al seno de la creación, confiando en que
cuando parezca que las cosas no están saliendo bien, hay una razón, y es que el plan cósmico
tiene para mí unos designios mucho más importantes que los que yo he concebido.

3 - Recordaré practicar la consciencia del momento presente en todos mis actos. No permitiré
que los obstáculos consuman o disipen la concentración de mi atención en el momento presente.
Aceptaré el presente tal como es, y proyectaré el futuro a través de mis intenciones y mis deseos
más profundos y queridos.
Deepak Chopra
"Las siete leyes espirituales del éxito"

miércoles, 9 de marzo de 2011

PARAR EL MUNDO
PARAR EL MUNDO

1. Más allá de toda descripción


2. El desatino controlado
3. Los no-haceres
4. Wu wei: El no-hacer
5. Mu-Shin: el estado de no-mente
6. Liberándote de tu Mente
"Su argumento era que me estaba enseñando a "ver", cosa distinta de solamente mirar y que
"parar el mundo" era el primer paso de "ver". La frase "parar el mundo" era en realidad una
buena expresión de ciertos estados de conciencia en los cuales la realidad de la vida cotidiana
se altera porque el fluir de la interpretación, que por lo común corre ininterrumpido, ha sido
detenido por un conjunto de circunstancias ajenas a dicho fluir".
Introducción de "Viaje a Ixtlán"

Puesto que la realidad es una descripción, el mundo de nuestro diario vivir está conformado por
múltiples descripciones que se anudan en continuidades a las que Don Juan llama también
"inventarios"; dice que los hombres somos criaturas de inventario, y que conocer los detalles de
determinados inventarios es lo que hace al ser humano un profesional, un conocedor de un
campo específico. Hemos dicho que es éste un sistema de conocimiento del cual somos
miembros con una porfiada pertinencia. Tal pertenencia limita nuestra percepción; si queremos
ampliarla hemos de cambiar de referencias, ir a otro sistema de conocimiento. El primer paso en
este cambio es detener ese mundo de nuestras descripciones de cada día.

Nos hablamos incesantemente a nosotros mismos acerca de nuestro mundo. De hecho,


mantenemos nuestro mundo con nuestro diálogo interno. Y cuando dejamos de hablarnos sobre
nosotros mismos y nuestro mundo, el mundo es como debería ser. Con nuestro diálogo interno
lo renovamos, le damos vida, lo sostenemos. No solo eso, sino que escogemos nuestros caminos
al hablarnos a nosotros mismos. De ahí que repitamos nuestras acciones una y otra vez hasta el
día en que morimos, porque continuamos repitiendo nuestro mismo diálogo interno una y otra
vez hasta el mismo momento de la muerte. Un guerrero es consciente de ello y lucha por
detener su diálogo interno.

Parar el mundo consiste en introducir un elemento disonante en las continuidades de


descripciones con el fin de detener ese permanente fluir de acontecimientos comunes
catalogados por nuestra racionalidad. Ese elemento disonante es lo que Don Juan llama "no-
hacer". Hacer es cualquier cosa que forma parte de una realidad de la cual podemos dar cuenta
racionalmente. No-hacer es un elemento que no forma parte de esa realidad conocida.

Su primera experiencia de parar el mundo la tiene Carlos Castaneda en una noche en la


montaña, a donde es enviado por Don Juan, y en la que se encuentra con un escarabajo negro y
conversa con un coyote luminoso y bilingüe. Lo vivido en esa ocasión tiene en Castaneda el
efecto de una iluminación, ve las líneas del mundo, y entra en un éxtasis del que sale confortado,
lleno de paz; se duerme, y al despertar reencuentra su mundo de siempre. El análisis que Don
Juan hace de esta experiencia es que ciertamente no se trataba de un coyote, ni de que éste
hablase. Dice simplemente que "tu cuerpo entendió por vez primera" y que lo verdaderamente
importante es cuando el cuerpo se da cuenta de que puede ver.

Las continuidades de nuestras descripciones nos dan la idea de que somos un bloque sólido,
enseña Don Juan. La certeza de que somos inmutables es la que sostiene nuestro mundo.
Podemos aceptar la posibilidad de modificaciones de conducta, de reacciones o de opiniones.
Pero no vamos más allá de este orden básico. Cuando tal orden queda interrumpido, nuestro
mundo se detiene y se viene abajo nuestra racionalidad, con todo el orden que sustenta.

La debilidad de la razón para dar cuenta de toda nuestra posibilidad cognoscitiva se debe a que
se relaciona solo con uno de los ocho puntos del hombre: con el habla. En cambio, la voluntad se
relaciona con el sentir, el soñar, y el ver. Nos movemos entre la razón y el habla, y a eso lo
llamamos entendimiento. Pero hay otros seis puntos más que el hombre puede manejar - y Don
Juan subraya que se trata de manejar, no de entender -; nos movemos dentro de la racionalidad
y los lenguajes y olvidamos los puntos relacionados con la voluntad que Don Juan define como
una fuerza, una sensación que sale del guerrero que tiene poder, con la cual puede "agarrar"
cosas. Los ocho puntos componen la totalidad de uno mismo. Los dos primeros, la razón y el
habla los conocemos todos. El sentir es algo vago, pero en cierto modo familiar. Más allá del
umbral que separa el mundo corriente del mundo de los brujos percibe uno el soñar, el ver, y la
voluntad. Y en el último borde de ese mundo se encuentra uno con los otros dos, que no
alcanzamos siquiera a nombrar.

Cuando hemos conseguido parar el mundo se nos presenta el silencio interior, estado natural de
la percepción humana, en el que los pensamientos se encuentran bloqueados y todas nuestras
facultades operan a partir de un nivel de conciencia que no requiere la intervención de nuestro
sistema cognitivo ordinario. Allí somos capaces de funcionar en niveles de percepción que
revelan mundos en sí mismos, indescriptibles y por consiguientes inexplicables en términos de
los esquemas lineales que emplea el estado habitual de la percepción al explicar el universo.

Este silencio interior ha de ganarse mediante una disciplina constante, una voluntad inflexible. Es
la puerta de un conocimiento que debe ser acumulado en el cuerpo, almacenado parte por
parte; resultado de un aprendizaje explícito y mediante la aplicación de una intención rígida
manifestada en la frugalidad o aptitud física; en el juicio recto entendido como una evaluación
de los hechos impuestos por el aprendizaje en función de la totalidad del mismo; y en la
obediencia a los hechos del aprendizaje. Básicamente, este aprendizaje consiste en obligarse uno
mismo al silencio, aunque sea por unos pocos segundos, hasta lograr un umbral que varía de
persona a persona, pero que - una vez logrado - desencadena por sí solo el silencio interior. La
única manera de conocer cuál es ese umbral es en la práctica; hasta que, de pronto, el mundo se
detiene y se ve el fluir de la energía.

Don Juan advierte sobre los peligros de esta situación, cuyos efectos son inquietantes por la
manifestación del cuerpo energético o configuración energética del cuerpo físico. La única
manera de enfrentarlos y de no disociar ambas configuraciones, física y energética, es una
actitud pragmática, fruto del buen estado físico.

Ejercicio fundamental en la práctica del silencio interior es detener el diálogo interno. Y para ello,
Don Juan enseña una práctica: caminar largos trechos sin enfocar los ojos en nada, cruzando
levemente los ojos para obtener no una visión directa sino que periférica. Dice que así es posible
percibir en forma casi simultánea cada elemento del panorama en un amplio ángulo frente a
uno. Luego de una práctica de años, de pronto se percata uno de que suspender el diálogo
interno implica algo más que reprimir las palabras que uno se dice a sí mismo: todos los procesos
intelectuales se detienen, y se siente uno como suspendido, flotando. Ante el pánico
experimentado por Castaneda cuando esto le sucede, Don Juan le explica que es el diálogo
interno el que nos hace arrastrarnos, que el mundo es así como es solamente porque hablamos
con nosotros mismos acerca de que es así como es. Cambiar la idea del mundo es la clave de la
brujería, enseña Don Juan. Y la única manera de lograrlo es detener el diálogo interno a través de
un aprendizaje largo y paciente: apurarlo solo trae trastornos y morbidez.

La sensación que tenemos en esta experiencia es la de dos mundos separados; uno, el habitual y
acostumbrado, aquel en que nos refugiamos; otro, lejano, difícil, aterrador. Entre ambos, un
umbral que se abre y se cierra, y que no nos atrevemos a franquear... hasta, que de pronto,
damos un salto. Y lo que vemos no nos agrada, como una llanura al viento, insegura, temible .
Pero, advierte Don Juan, no hay dos mundos: solo uno, el mundo del hombre. Pero ese mundo
hemos de ser capaces de sentirlo todo, de lo contrario pierde su sentido, y, desde nuestras
descripciones corrientes es un mundo muy estrecho el que solemos ver. Ese mundo está lleno de
cosas increíbles, y hay que tomarlo como lo que es: un misterio. Los afanes de "cambiar el
mundo" pierden aquí todo sentido.

Más allá de toda descripción

Pero hay diferencias entre ese


mundo de nuestras
descripciones de cada día y el
que don Juan llama el “mundo
de los brujos”, más allá del
umbral, de la “pared de
Hay que sentarse en el suelo, sobre un rimero de hojas secas o niebla”, de la “cortina del otro
un cojín de fibras naturales. La espalda debe apoyarse en un mundo” que los separa; entre
árbol, un tocón o una piedra lisa. Es necesario estar el “mundo de la razón” y el
completamente relajado. Los ojos no se fijan jamás en el “mundo de la voluntad”.
objeto, para evitar cansarlos. El observar consiste en explorar Ambos constituyen el “mundo
muy lentamente, moviendo los ojos en sentido opuesto al de del hombre”; y para verlo hay
las agujas del reloj, pero sin variar la posición de la cabeza. que aprender a mirar el mundo
como lo ven los brujos, pero
El observar había constituido una verdadera revelación para tampoco quedarse con
mí. al practicarla había corroborado muchos aspectos él (nuevamente, es solo una descripción):
importantes de las enseñanzas de Don Juan. Es lo que Don Juan solo logramos ver más allá de
llamaba detención del diálogo interno, o "silenciar los cualquier descripción, y
pensamientos". Si bien me había guiado por el sendero quedándonos entre medio de
opuesto, Don Juan no había dejado de enseñarmelo; una vez las descripciones. El aspecto
de adiestrarme para concentrar mi visual, como los peligroso de esta multiplicidad
observadores, me preparó para abrirla, para anegar mi de “mundos” es que puede
conciencia mediante el expediente de no centrar la atención en resultar desquiciante, como en
nada singular. mi obligación consistía, en cierto modo, en el caso de quien emplea
poner los ojos sobre todo aquello que fuera visible para mi en métodos rápidos (por ejemplo, las
un radio de 180 grados, en tanto dirigía la atención a un punto drogas) para adentrarse en ellos.
impreciso, inmediatamente por encima de la línea del Pero, enseña Don Juan, el
horizonte. guerrero sabe que el mundo no
es ni lo uno ni lo otro: su
También decía Don Juan que cuando detenemos el diálogo secreto es que “cree sin creer”
interno también paramos el mundo. Esa era una descripción porque tiene que creer: el
operativa del inconcebible proceso de concentración de mundo es para él un desafío y
nuestra segunda atención. Aseveraba que hay una parte de lo enfrenta empleando su
nosotros siempre cerrada bajo llave, porque le tememos; para desatino controlado. Y sabe
la razón es algo así como un pariente loco al que mantenemos que los mundos son reales: que
en un calabozo. Eso era nuestra segunda atención. Cuando pueden actuar sobre ti. Y que
lográbamos finalmente concentrarla en algo, el mundo se serás como sean los mundos
paraba. Puesto que, como hombres corrientes, sólo que describes. Conocimiento y
conocemos la atención del tonal, no parece exagerado afirmar vida son una misma cosa.
que, una vez que la misma es suprimida, el mundo entero debe
cesar su movimiento. La concentración de nuestra salvaje, Aquí está el nudo gordiano de
ineducada, segunda atención, debe ser, por fuerza, terrorífica. este asunto de parar el mundo:
Don Juan tenía razón al decir que el único modo de evitar que si aprendemos a hacerlo, si lo
el pariente loco irrumpiera con violencia en nuestra vida, era hacemos habitualmente, si
escudarse en el infinito diálogo interno. logramos movernos entre el
mundo de la razón y el mundo
El Segundo Anillo de Poder de la voluntad, entre el mundo
ordinario y el mundo de los
brujos, entre los diferentes
mundos que seamos capaces
de describir, y si aprendemos a
hacerlo escurriéndonos entre
esos mundos, tendremos la
libertad al alcance de la mano.
Nos habrá sido dada por un
conocer diferente, fluido, capaz
de volar, capaz de admirarse y
de reír, enraizado en una trama
que en absoluto se confunde
con las descripciones
habituales de nuestras
aprendidas continuidades e
inventarios.

El esfuerzo por llegar a este


punto vale la pena. Está en
juego nuestra actitud en la
vida, nuestra capacidad de
gozar, nuestra libertad, nuestro
fuego interior, para emplear la
terminología de don Juan. No
nos damos cuenta, pero
vivimos encerrados en una
cárcel cuyos barrotes labramos
nosotros mismos desde niños:
las descripciones que
configuran nuestra “realidad”.
Son ellas las que nos hablan de
bien y mal, de lo mío y lo tuyo,
de enfermedades y muerte, de
dicha y quebranto, de
envejecimiento, de deterioro,
de deseos no cumplidos. Y
ponemos en la puerta de esa
cárcel al más vigilante de los
carceleros: nuestro propio yo.
A veces esa cárcel nos hastía, y
recurrimos a otros para que
nos ayuden no a acabar con
ella, sino que a remozarla; y no
faltan los consejeros, siquiatras
y gurús que nos ayuden a
hacerlo. Pero la cárcel sigue allí:
más o menos amable, pero
cárcel siempre.

Solamente saldremos de ella si


tenemos el valor de colarnos
por entre las rendijas de
nuestras descripciones hacia
realidades no dichas, más allá
de todo decir. Y, desde allí,
como desde una altura que nos
permite ver el panorama en su
totalidad, regresar a esas
descripciones sabiendo lo que
son, empleándolas
estratégicamente,
obligándonos a emplearlas en
función de múltiples
connivencias. Pero sin que nos
manejen y encierren,
modificándolas una y otra vez
para mantenerlas en su
relatividad, en su cambiante
variabilidad.

Y, más allá de toda descripción,


lo indecible de que formamos
parte.

El desatino controlado

"Florinda mantenía que para practicar el desatino controlado, "Tus acciones, así como las
puesto qué no está hecho para engañar a la gente, uno tiene acciones de tus semejantes en
que ser capaz de reírse de sí mismo. Florinda me dijo que uno general, te parecen
de los resultados de la recapitulacióndetallada es la capacidad importantes sólo porque has
de estallar en risa genuina cuando uno se encuentra cara a cara aprendido a pensar que son
con las aburridas repeticiones que el yo personal hace acerca importantes."
de su importancia. -
Sólo un maestro acechador puede ser un maestro del desatino
controlado. El desatino controlado no significa embaucar a la
gente. Significa que los guerreros aplican los siete principios
básicos del arte de acechar en cualquier cosa que hacen,
desde los actos más triviales hasta las situaciones de vida o
muerte."
"El Don del Águila"

Es posible insistir, insistir como es debido, aunque sepamos


que lo que hacemos no tiene caso. Un guerrero, primero debe
saber que sus actos son inútiles y, a pesar de ello, proceder
como si no lo supiera. Ése es el desatino controlado de un
brujo.

Una vez que un hombre aprende a "ver", se halla solo en el


mundo, sin nada más que su locura controlada.
Nuestra suerte como hombres es aprender, para bien o para
mal. Yo he aprendido a "ver" y te digo que nada importa en
realidad; ahora te toca a ti. A lo mejor algún día verás y sabrás
si las cosas importan o no. Para mí nada importa, pero es
posible que para ti importe todo. Ya deberías saber a estas
alturas que un hombre de conocimiento, un guerrero, vive de
actuar, no de pensar en actuar, ni de pensar qué pensará
cuando termine de actuar.
Por eso un hombre de conocimiento elige un camino con
corazón y lo sigue y luego mira y se regocija y ríe; y luego ve y
sabe. Sabe que su vida se acabará en un abrir y cerrar de ojos;
sabe que él, así como todos los demás, no va a ninguna parte;
sabe, porque ve, que nada es más importante que lo demás. En
otras palabras, un hombre de conocimiento no tiene honor, ni
dignidad, ni familia, ni nombre, ni tierra, solo tiene vida que
vivir y en tal condición, su único vínculo con sus semejantes es
su locura controlada. Así un hombre de conocimiento se
esfuerza, y suda y resuella, y si uno lo mira es como cualquier
hombre común, excepto que la locura de su vida está bajo su
control. Como nada le importa, un hombre de conocimiento
escoge cualquier acto y lo actúa como si le importara. Su locura
controlada lo lleva a decir que lo que él hace importa y a actuar
como si importara y sin embargo él sabe que no importa; de
modo que, cuando completa sus actos se retira en paz, sin
pena ni cuidado de que sus actos fueran buenos o malos, o
tuvieran efecto o no.
Por otro lado, un hombre de conocimiento puede preferir
quedarse totalmente impasible y no actuar jamás, y
comportarse como si el ser impasible le importara de verdad;
también en eso será genuino y justo, porque eso es también su
desatino controlado.

El guerrero considera al mundo como un misterio sin límites, y


lo que hacen los hombres como una locura sin nombre.
Todos los actos de los hombres son locura, o más bien son
percibidos como locura por quienes ya no creen en el sentido
de los actos ordenados por la razón. Los hombres actúan según
las reglas que juzgan normales, con fines que estiman
necesarios, justos, buenos, y llaman locura a los
comportamientos extrarracionales. Volverse loco es perder la
razón. Luego, el uso de la razón también es locura: esta
normalidad, la razón entera, la explicación racional de las
cosas, no es más que locura. Los actos y la vida de los hombres
nada significan propiamente: la gente se pasa la vida
envejeciendo, y su vida, a pesar de los credos ilusorios a que se
afearan, nada significa para ellos ni para nadie.

Los actos de los hombres corrientes son sólo ruido y furor,


como dijo Shakespeare. El dramaturgo había así intuido que el
mundo no es sino un teatro y los hombres actores. El guerrero
no percibe las cosas de distinta manera. Sus actos también son
locura, pero como él no cree, es una locura controlada.
Con todo el mundo se sirve Don Juan de su locura controlada;
todo lo que hace es locura controlada, lo cual no significa que
no sea sincero, sino que sus actos son sólo los de un actor. Para
mí dice- no hay ni una sola cosa que sea importante, y menos
mis actos que los de cualquiera de mis semejantes. A pesar de
ello, continúo viviendo porque es mi voluntad... Mi voluntad
controla la locura de mi vida.

El guerrero que ha anulado la importancia de las cosas, si


escoge vivir, no puede considerarlo como una locura; pero
como ejercita una elección que su voluntad dirige, su locura
esta controlada. El hombre que está bajo el control de su
razón, no se controla; por eso su locura no está controlada, y
su lado siniestro no puede apenas ser compensado por su lado
alegre: el hombre ordinario no cree estar loco; sus actos son
endiabladamente serios! El guerrero elige actuar, debe creer
sin creer, como hemos visto. Su acto es puramente gratuito, y
él sabe que todos los actos pretendidamente serios son
también gratuitos.

"Tus acciones, así como las acciones de tus semejantes en


general, te parecen importantes sólo porque has aprendido a
pensar que son importantes."
Sí, pero entonces hay que agarrarse a algo. Como ya hemos
visto, el guerrero no se agarra a nada; en nada se parece a esa
gente que ha pretendido abrumar a su generación haciendo el
vacío (qué vacío tan ilusorio!, y qué pérdida de tiempo!) y que, beoda, se
agarra a algún mito movilizador, lo que prueba que se ha
quedado convertida en hechiceros negros deseosos de creer,
es decir, de comer el alimento que trafican sus semejantes.

La locura controlada es el deber creer; la locura no controlada


es la creencia. Una cosa es importante cuando se nos ha dicho
así y nosotros, solamente, balamos con el rebaño: es el es
necesario creer en algo. Pero actuar con todo su ser sin creer y
sin conceder la menor importancia a lo que se hace, pero con
toda la perfección que da un perfecto control y un perfecto
abandono, es un acto de águila solitaria. Es la única manera
desinteresada de actuar, y el guerrero debe actuar sin esperar
nada a cambio. (Cabe decir que este desinterés nada tiene que ver con un acto
caritativo, que da buena conciencia.)
Y este desinterés es vulnerabilidad, y placer sin límites. Si la
palabra nobleza tiene sentido, no puede significar más que eso.

"- Mi risa, así como todo cuanto hago, es de verdad -dijo Don
Juan-, pero también es desatino controlado porque es inútil; no
cambia nada y sin embargo lo hago.
- Pero según yo lo entiendo, Don Juan, su risa no es inútil. Lo
hace a usted feliz.
-¡No! Soy feliz porque escojo mirar las cosas que me hacen
feliz, y entonces mis ojos captan su filo gracioso y me río. Te lo
he dicho incontables veces. Siempre hay que escoger el camino
con corazón para estar lo mejor posible, quizá para poder reír
todo el tiempo."
No habiendo nada más importante que cualquier otra cosa, el
guerrero escoge cualquier acción y la ejecuta como si le
importase. Su locura controlada le hace decir que concede
importancia

La locura controlada hace que el guerrero no se ate a nada: El


ama aquello que quiere, pero se sirve de su locura controlada
para no interesarse... Amar a la gente o hacerse amar por ella
no es lo único que podemos hacer en cuanto que hombres.
Este amar que nos tira de las orejas no es sino una forma de
vampirismo. Amar lo que se quiere y no atarse es también no
atar a quién se ama: es la manera más noble de amar. El
guerrero puede dar curso libre a sus sentimientos a condición
de que no crea, es decir, que no se ate. Sus sentimientos son su
locura controlada, deseo sin deseo, y él pasa a otra cosa sin
dejar la menor huella.
Y Don Juan añade que su locura controlada se aplica sólo a si
mismo y a sus semejantes. En suma, la locura controlada
permite pasar a través de la locura de sus semejantes sin
ilusión, sin apego; sirve, dice Don Juan, para poder reír
siempre.

El guerrero, no perteneciendo ya al mundo y a sus semejantes,


escoge, sin embargo, ejercer y, en apariencia, actuar como
ellos. La única diferencia radica en que él equilibra su espíritu
controlando su locura, mientras que los hombres en general
mueren locos. El desatino controlado no es un engaño en
sí, sino un modo sofisticado y artístico de separarse de todo
sin dejar de ser una parte integral de todo.
"Una realidad aparte"

- Los no-haceres
Una característica fundamental
del funcionamiento del primer
anillo de poder es que puede
ser bloqueado por efecto de
realizar acciones no funcionales
ajenas a la descripción,
conocidas como no-hacer.
La descripción ordinaria del
mundo nos compele a
comportarnos siempre en los
términos que ella señala, por lo
tanto todas nuestras acciones
emanan de la descripción y a su
vez la revalidan. A estas
acciones se les conoce como
"hacer" y en combinación con
la descripción que las sustenta,
constituyen un sistema que se
retroalimenta a sí mismo.
Cualquier tipo de acción que no
sea congruente con la
descripción del mundo o del sí
mismo constituye el no-hacer
de la persona.
El no-hacer interrumpe el flujo
de la descripción y esta
interrupción a su vez suspende
el hacer del mundo conocido,
por lo que el no-hacer, es el
medio que abre el camino de
acceso al lado desconocido de
la realidad y de la persona; en
otras palabras es el medio de
acceso al nagual, que en lo que
se refiere al mundo es la
realidad aparte y al caso de la
persona, es la conciencia del
otro yo.
Como el no-hacer se practica
desde el lado derecho de la
conciencia, pero tiene la
facultad de llevarnos a facetas
del lado izquierdo, su práctica
sistemática va creando puntos
de contacto entre ambos lados,
que poco a poco pueden
acercarnos a la integración de
ambos modos de conciencia,
en una resultante que se
conoce como "la totalidad de
uno mismo"

El conocimiento es mucho más


de lo que solemos creer. Hay
mundos nuevos al alcance de la
mano. Nos introducimos en
ellos mediante una percepción
diferente, mediante el ver. Para
ver necesitamos acabar con la
traba de nuestra importancia
personal. Acabamos con
nuestra importancia personal si
paramos el mundo mediante la
detención del diálogo interno.
Detenemos nuestro diálogo
interno mediante la técnica del
no-hacer que es realizada por
el cuerpo, no por la razón.

El secreto no está en lo que


hacemos, sino que en lo que
no-hacemos: en hacer el no-
hacer, estado de flujo más allá
de las limitaciones
racionales. Para ello debemos
practicar el abandono, la
frialdad y la audacia.
Los no-haceres del yo personal
son los siguientes:

* Borrar la historia personal


* Perder la importancia de ti
mismo
* Romper las rutinas que fijan
las continuidades de nuestras
descripciones.
Los no-haceres permiten que el
cuerpo junte poder.
Al acabar con nuestra
importancia personal liberamos
gran cantidad de energía que
nuestro cuerpo recanaliza: Don
Juan llama impecabilidad a esta
recanalización de energía.
Mediante los no-haceres del yo
nos ponemos a disposición del
espíritu mediante el puro
entendimiento que aparece
cuando rompemos nuestras
predisposiciones perceptuales.

Wu wei: El no-hacer -

Wu wei es un concepto central de la actitud taoísta ante la vida


y el mundo. Si persistimos en hablar de un estilo de vida
taoísta, este estaría caracterizado por wu wei. En esencia, el
Camino, La Vía taoísta, es la práctica de wu wei.

¿Qué debe entenderse por wu wei? Las muy variadas


interpretaciones que ha suscitado la conjunción de estos dos
caracteres ha llevado a significaciones equivocas. Expongamos
primero cuales han sido sus diferentes traducciones: no acción,
no obrar, no interferencia, no esfuerzo, no aserción....
Parodógicamente la más difundida de ellas, "no acción", es la
que más se aparta de su significado pleno. Todas las versiones
autorizadas del Tao Te Ching, contienen advertencias sobre las
interpretaciones equívocas. A modo ilustrativo veamos lo
expresado por Francois Jullien en el prólogo a la traducción del
Tao Te Ching efectuada por Anne Helene Suárez, publicada
bajo el título "Libro del curso y de la virtud":
"Si hay un tema que parece caracterizar este libro es la no
acción (wu wei). Pero hay que cuidarse de entenderla
equivocadamente, como a menudo se ha hecho, de leerla
como un desentendimiento respecto al mundo, una renuncia
quietista, en definitiva, como un llamamiento a la pasividad. La
fórmula debe leerse en su versión completa:

"No hacer nada, pero que nada quede sin hacerse".

También se podría traducir "de modo que nada quede sin


hacerse". Si uno se guarda de actuar, efectivamente, no es
porque se desinterese del mundo...
Pero actuar siempre es forzado, más vale dejar que las cosas
vengan naturalmente, por sí mismas, sin cargarlas con el peso
de nuestros proyectos, con lo arbitrario de nuestras
voluntades. Si el sabio se guarda de actuar, es para dejar
acontecer y, por tanto, lograr con más facilidad: para dejar que
la viabilidad de las cosas obre por sí misma o, dicho de otro
modo, para dejar a la inmanencia de la "vía" (el "curso") la
capacidad de obrar. Sabe que cualquier solución forzada está
condenada desde el principio, puesto que suscitará reacciones
adversas y, queriendo imponer nuestro plan al mundo, no
dejamos de desgastarnos: toda acción es agotadora y de poco
efecto. Más vale adaptarse al curso del mundo como el agua,
que, al seguir la pendiente, no deja de avanzar. Al ahorrar
nuestra vitalidad, la sabiduría también se revela como la mejor
estrategia: basta con ayudar a la evolución natural de todos los
seres. Dicho de otro modo, cualquier situación implica un
desarrollo –un proceso está en curso-, y basta favorecerlo para
dejarse llevar por él..."

Y en igual forma se manifiesta John Blofeld en "Taoismo, la


búsqueda de la inmortalidad":
"Wu wei, principio cardinal de los taoístas, significa
literalmente "no accion" pero no en el sentido de quedarse
sentado todo el día como un tronco muerto o un bloque de
piedra; sino en el de evitar la acción que no sea espontánea, en
el actuar de lleno y con destreza, pero sólo y de acuerdo con la
necesidad presente, siendo vivaz cuando se requiere, pero
nunca forzado y tenso, huyendo de la acción artificiosamente
calculada y de toda actividad que arranque de un motivo de
provecho interesado."

Queda claro entonces, en palabras de J.C. Cooper, que "Wu


wei no es el cese de toda acción, sino el cese de la acción
motivada... es el cese de la acción inducida por los deseos y por
el apego al reino de la ilusión de los sentidos". Todo esto puede
parecer imposible de realización concreta en un mundo en que
se han desquiciado las relaciones del hombre con la naturaleza
y de los hombres entre sí. Pero la vía del wu weino es un
Camino social o políticamente ineficaz. Su eficacia puede que
sea eclipsada por el sentimiento de soberbia que alimenta la
modernidad. La sociedad moderna, víctima del espejismo que
le produjo el desarrollo de la ciencia y la tecnología, impuso la
creencia de que todo objetivo, por pretencioso que fuera,
podría ser alcanzado, a través de un desarrollo social de
progreso ininterrumpido. La gran capacidad de operar sobre la
realidad en numerosos campos de actividad, transformando las
condiciones naturales, indujo a pensar que ninguna
manipulación del entorno le está vedada a la voluntad humana,
y esto ha traído aparejado un sentimiento de soberbia que ha
hecho olvidar por completo nuestra relación de
interdependencia con la totalidad de la que somos parte.
La emergencia ecológica a la que no escapa ningún lugar del
planeta, es el resultado más contundente de la perniciosa
"afirmación" del hombre "enfrentado" a la naturaleza.
Las calamidades sociales que se viven en vastas regiones del
mundo, contrastando con la opulencia de otras, es indicativo
de que el desarrollo de la humanidad es forzado por carriles
impuestos, y como tal, inarmónico y profundamente
asimétrico. Pero dejaremos para más adelante la proyección
social y política del Camino taoísta.

En lo que hace al ámbito personal, digamos, citando


nuevamente a Cooper, que wu wei "se trata de la tranquila
aceptación de la vida en el mundo tal como es y como viene;
de aguardar el momento y la oportunidad, sin forzar nunca el
resultado, sino que este se despliegue a su tiempo según su
naturaleza". Es que la única acción que se necesita es estar
acorde con el tao. Para nada se trata de una conducta fatalista
que nos imponga una resignación piadosa, sino la humilde
actitud de no oponer la acción deliberada por sobre-encima del
conocimiento de la naturaleza real de las cosas, teniendo en
cuenta, además, que para comprender la verdadera naturaleza
hay que apaciguar las tensiones que suscitan los deseos y que
alimentan la falsa conciencia de la realidad. Lin Yu-tang lo ha
sintetizado en estos términos: "Es el secreto de dominar las
circunstancias sin afirmación de uno mismo contra ellas".

Seguramente, el lector podrá pensar que con semejante


actitud, nada de lo que hoy nos ofrece el mundo se podría
haber logrado, y que de habernos atenido al dictado del wu
wei hubiésemos superado escasamente el mundo de extrema
necesidad en que vivieron generaciones anteriores. Esta
presunción surge de creer que la base de todo progreso es el
esfuerzo, el desafío, la confrontación de la civilización
oponiéndose y venciendo a la naturaleza.
De más está decir que en la visión taoísta el hombre jamás
podrá ir más allá de donde la naturaleza se lo permita, y si
registra progresos en términos de bienestar es porque ha
sabido armonizar su actividad con las oportunidades que la
totalidad pone a su disposición, de la misma forma que
también aporta con su acción al acontecimiento de futuras
catástrofes cuando se deja conducir por intereses mezquinos o
delirios de grandeza.

Las discrepancias entre taoístas y voluntaristas encierran


siempre una distinta valoración de lo que es la felicidad, y en
este punto, quiero ceder la palabra a una de los mas brillantes
ascetas cristianos contemporáneos que nos ha ayudado a los
occidentales a comprender la esencia del Camino. Thomas
Merton reflexiona para nosotros:

"Yo no puedo decir si lo que el mundo considera "felicidad" es


o no es felicidad. Todo lo que sé es que cuando considero el
camino que muchos recorren tratando de conseguirla, los veo
correr precipitadamente, amargados y obsesionados, con las
prisas generales del rebaño humano, incapaz de detenerse a sí
mismo o cambiar de dirección. Y todo ello mientras proclaman
que están a punto de conseguir la felicidad.

Por mi parte, no puedo aceptar su forma de ver las cosas, tanto


si se trata de la felicidad como de la desgracia. Me pregunto si,
al fin y al cabo, su concepto de la felicidad tiene algún sentido.

Mi opinión es que nunca nadie alcanzará la felicidad hasta que


deje de buscarla. Mi mayor felicidad consiste precisamente en
no hacer absolutamente nada que esté calculado para obtener
la felicidad. Y esto para mucha gente es la peor conducta.

Yo quiero mantenerme fiel a la frase que dice: "La alegría


perfecta es estar sin alegría. La alabanza perfecta es no ser
alabado".

Si alguien pregunta "qué debería hacerse" y "qué no debería


hacerse" en el mundo para conseguir la felicidad, mi respuesta
es que esas preguntas no tienen respuesta. No hay forma de
determinar esas cosas.

Pero, al mismo tiempo, si ceso de esforzarme en buscar la


felicidad, lo "correcto" y lo "erróneo" se hacen aparentes de
inmediato por si mismos.

Alegría y bienestar se hacen posible de inmediato en el


momento en que uno cesa de actuar con la vista puesta en
ellos, y si uno practica el no-hacer (wu wei) tendrá ambas cosas,
felicidad y bienestar."

Mu-Shin: el estado de no-


mente

Mu-Shin No Shin, llamado


"La mente debe estar en estado de estar fluyendo porque "mente del no-pensamiento" es
cuando se detiene en cualquier parte, una de estas traducciones sin
eso significa que el flujo se ha interrumpido sentido que flota alrededor del
Zen y las artes marciales. De
y esa interrupción es nociva para el bienestar de la mente." hecho la palabra china Chan es
una traslación del
sánscrito Dhyana, que significa
un estado en el cual está
"Uno de los propósitos de la meditación suspendido el trabajo mental
y de ciertas maneras de actuar en las artes marciales (Karate, analítico o discriminatorio,
Kendo, Kyudo, etc...) permitiendo emerger otros
tipos de estados mentales. Este
es el de cultivar la habilidad para suspender el pensamiento no-discriminativo estado, ha
mecánico, analítico y discriminatorio, favoreciendo al mismo sido definido en japonés como
tiempo la percepción no discriminativa de calidad reflexiva, Mu-Shin. Literalmente (aunque no
adecuadamente) se ha traducido
a través de la cual se define la actuación
después Mushin como: "no
y los resultados elaborados en una simple experiencia de pensamiento".
percepción."
Shin implica una clase de unión
entre intelecto y emoción, a
veces traducida como:
"Es la falta de flujo lo que daña. Para un guerrero dejar de "corazón-mente". Por lo
fluir equivale a morir. El espadachín que combate no debe tanto Mu-Shin significa:
pensar en sí mismo ni siquiera en su adversario. Simplemente "ausencia de juicios
debe fluir siguiendo su subconsciente." emocionales basados en la
atracción o aversión". Es decir:
no hacer elecciones basadas en
emocionales aceptaciones o
rechazos. Esto se encuentra ya
"El estado de mushin consiste en permanecer con la mente en lejos de la pobre traducción de
blanco "No pensamiento". Mu-
sin anular las capacidades de percepción; en no pensar, de ahí Shin significa no dejarse llevar
su nombre. por pensamientos
preconcebidos, juicios,
Uno no se desconecta del mundo ni de la realidad
esperanzas o miedos que
circundante;
pueden alejarnos de una
simplemente la percibe pero no la intelectualiza, no la juzga. respuesta adecuada durante
cualquier tipo de actividad,
Pasa por delante de nosotros pero no la cuestionamos, no nos tanto a nivel corporal como
damos por enterados. intelectual.
Es un estado parecido a la indiferencia, pero en estado
consciente." Mu-Shin es básicamente pensar
sin pensar, actuar sin
conciencia, volver nuestros
actos conscientes en actos
instintivos, o mejor dicho
"En las artes marciales, se enseña que el mejor lugar para la
intuitivos. Es la esencia del Zen.
mente, "Aqui y Ahora"
Durante la vida cotidiana, si
es "no estar en ninguna parte", el llamado Mu-Shin.
hacéis o queréis algo
El punto del Mu-Shin es tener la mente en blanco conscientemente, con el
pensamiento, no sois mushin.
para que el "guerrero" se encuentre en un estado de Esta es la razón por la que el
"apertura". entrenamiento y la práctica son
Esto le permite reaccionar y no preocuparse por lo que puede tan importantes. También para
ocurrir mientras actúa". hablar y silenciar la mente es
importante. La mayoría de las
personas hablan después de
que el cerebro haya dado la
- orden. Si
sois mushin o hishiryo, podréis
hacerlo inconscientemente, sin
pensamiento.
La sabiduría no es lo mismo
que el saber o el conocimiento
intelectual. En la vida cotidiana
la mayoría de las personas,
cuando conversan responden
después de pensar. Las
personas verdaderamente
inteligentes utilizan la sabiduría
y no piensan. Hablan y
responden por intuición. Hablar
desde el saber intelectual no es
hablar con sabiduría. La
filosofía del budismo y del Zen
no son solamente datos de
conocimientos intelectuales.

El cerebro superficial descansa


durante la meditación zazen y
"el cerebro interno" se
desarrolla y capta la actividad.
La actividad proviene del
cerebro interior. Por ejemplo,
el monje Zen responde a una
pregunta sin pensar,
inconscientemente, desde el
cerebro interno. Por eso el
mondo Zenes tan importante.
Se piensa, desde luego, en la
pregunta, pero se responde
inconscientemente,
intuitivamente, las respuestas
surgen del "cerebro
interno", sale de las entrañas. Si
practicáis la meditación, el
silencio interno, durante toda
vuestra vida, al final podréis
obtener esta sabiduría
inconscientemente. Sabiduría,
no saber.
Esto no es posible en la
educación moderna, por eso la
educación Zen es tan
importante. Lo mismo sucede
con la acción. Primero piensa el
cerebro, después se actúa. Esto
no es mushin. Mu-Shin quiere
decir que no es la mente la que
piensa.

El estado de no-mente
¿Existe el estado de no-mente?
Si, existe y es conocido. Hay
muchas formas de describirlo.
A veces es descrito como estar
"en el flujo", o en "piloto
automático" Entre los atletas se
conoce como estar "en la
Zona". En japonés se llama
"Mu-Shin", que se traduce
literalmente como "No mente".
Este estado mental se puede
describir como el sentirse
separado del acto que se
ejecuta. Ningún pensamiento
interfiere con la acción que se
ejecuta ya que esta es
inconsciente y por lo tanto
desinhibida. Cuando logras este
estado, tu mente se puede
mover de una actividad a la
otra de la misma forma como
fluye una corriente de agua. El
flujo es un estado óptimo de
energía y conciencia que hace
sentirse a las personas
felizmente unificadas con la
actividad que están realizando.
El estado de flujo no se refiere
solamente a actividades físicas.
No existe actividad humana
que no se vea beneficiada por
su presencia. Virtuosos de la
música, científicos eminentes y
artistas de primerísimo nivel se
caracterizan por entrar a
voluntad en ese agraciado
estado y sin embargo todas las
personas pueden alcanzarlo.
Mushin se refiere a la mente no
atada por ideas ni sentimientos
y que por lo tanto se mantiene
totalmente abierta a la
vivencia. En las artes marciales
el estado de Mu-Shin es muy
usado ya que los movimientos
son tan rápidos y certeros que
es imposible que la mente los
siga y los dirija. La habilidad
técnica no vale nada si no está
acompañada de una
tranquilidad interior, de un
espíritu constantemente alerta.
Sólo cuando un guerrero se
libra de miedos y rencores,
cuando trasciende su ego y sus
apegos, es capaz de actuar y
responder sin vacilaciones ante
cualquier oponente. El guerrero
ya no se detiene en
pensamientos sobre lo que ha
de hacerse. Sus respuestas son
instantáneas y guiadas por una
intuición superior. El guerrero
actúa de forma instintiva, sin
pensar, con su mente
totalmente en blanco pero
también totalmente
consciente. En esas
condiciones, se es capaz de
anticiparse a los movimientos
del contrario y responder de
manera veloz e imprevista.
Una característica del estado
de no-mente es que mientras el
cuerpo se mueve y la mente
está vacía, el desgaste de
energía es mínimo.

Entender este estado de mente


es sencillo y también no es
difícil el lograrlo con el
adecuado entrenamiento y la
práctica. Sin embargo, debes
ejercitarlo hasta lograr la
habilidad de hacer algo sin
esfuerzo consciente, hasta que
tus reacciones sean
automáticas. Es un estado muy
cercano a la meditación, salvo
que en la meditación zazen el
cuerpo está inmóvil, en
posición sentada. Pero el cómo
funciona la mente en ambos
casos, es muy similar. Sin duda
de todos los ámbitos en los que
nos podemos entrenar, la
meditación es la que más nos
desarrollará en este sentido, sin
embargo debemos
desarrollarnos como persona
en todos los ámbitos para
poder llegar a estos estados.
La meditación es el arte o la
técnica de entrenar la mente.
La mente se entrena y después
es mas fácil tener control sobre
uno mismo. En la meditación
uno entrena la mente para
apaciguar el flujo
descontrolado de los
pensamientos, de las ideas y de
las emociones, no se trata de
ejercitar un control si no mas
bien de "poner la mente en
blanco", dejando que el flujo
de pensamientos poco a poco
disminuya: sin juzgar, sin
desear, sin rechazar. Dada la
dificultad de alcanzar este
estado o mejor dicho de aspirar
a este estado, la mente ha de
ser entrenada, exactamente del
mismo modo que en las Artes
Marciales, donde el
entrenamiento y la práctica con
los músculos y con el cuerpo
son esenciales y tan
importantes.
Con la práctica de la
meditación se llega a una
dimensión en la que los
eventos parecen estar lejanos y
parecen tomas en cámara
lenta, permite al subconsciente
emerger. De esta forma nos
conectamos con nosotros
mismos y entramos enseguida
en sintonía con nuestro propio
espíritu, luego con el Universo
y, en consecuencia, con
cualquier situación.
"El estado de no mente"

Por Mariano Merino

Cuando los maestros hablan del


concepto Mu-Shin, hablan de la
reflexión perfecta y precisa de
todo. Mu-Shin, significa
corazón vacío, espíritu vacío.
Mushin es la ausencia total de
pensamiento oratorio; un
estado en el que el ego se
olvida y el individuo se
encuentra libre para su
desempeño sin tener que
preocuparse por las nociones
dualísticas del bien o del mal,
del éxito o del fracaso.
El espíritu siempre tiene que
moverse libremente. Se debe
estar completa y
constantemente concentrado.
En la vida diaria sucede lo
mismo. Como dijo el monje Zen
Takuan:
"El verdadero espíritu es como
el agua y el espíritu incierto es
como el hielo", es decir, cuando
el espíritu se posa sobre algo,
como el hielo sobre una rama,
estamos bloqueados e
indefensos, cuando (el espíritu) es
como el agua, miles son las
posibilidades y las vías a seguir.

Liberándote de tu Mente -

Cuando alguien va al médico y le dice, "Oigo una voz en mi


cabeza", con toda probabilidad le enviarán a un psiquiatra. La
verdad es que, de un modo muy parecido, casi todo el mundo
oye una o varias voces en su cabeza todo el tiempo: los
procesos involuntarios de pensamiento… y el asunto es que no
te has dado cuenta de que tienes el poder para detenerlos.
Continuos monólogos o diálogos. Probablemente te has
cruzado en la calle con personas "insanas" que hablan o
murmuran incesantemente consigo mismas. Bueno, eso no es
muy diferente de lo que tú o el resto de la gente “normal”
hace, excepto que no hablas en voz alta. La voz comenta,
especula, enjuicia, compara, se queja, aprecia, desprecia,
etcétera.

La voz no guarda necesariamente ninguna relación con la


situación en que te encuentras en ese momento; puede que
esté reviviendo el pasado reciente o distante o ensayando o
imaginando posibles situaciones futuras. Aquí frecuentemente
imagina formas en que las cosas van a andar mal y posibles
fracasos: a esto se les llama "preocupaciones". A veces este
registro de sonido se ve acompañado por imágenes visuales o
"películas mentales". Aún en el caso de que la voz guarde
relación con la situación presente, la interpretará en referencia
al pasado. Esto se debe a que la voz pertenece a tu mente
condicionada, que es el resultado de toda tu historia pasada,
así como de la particular perspectiva cultural y esquemas
mentales que heredaste. De modo que ves y juzgas al presente
a través de los ojos del pasado, y tienes así una visión
absolutamente distorsionada de este presente.

No es poco común que la voz sea el peor enemigo de la


persona. Muchos viven con un torturador en su cabeza, quien
continuamente les ataca y castiga, y les succiona toda su
energía vital. Esto produce sufrimiento, infelicidad y
enfermedad.
La buena nueva es que sí es posible liberarte de tu mente. Esta
es la única liberación verdadera. Puedes dar el primer paso
ahora mismo. Comienza a escuchar la voz de tu cabeza tan
frecuentemente como puedas. Pon especial atención a
cualquier patrón repetitivo de pensamiento, esas viejas
grabaciones del gramófono de tu abuela que probablemente
han estado sonando en tu cabeza por muchos años.

A eso me refiero con "observar al pensador", que es otra forma


de decir: escucha la voz en tu cabeza, permanece presente
como un testigo. Cuando escuches esa voz, escúchala de modo
imparcial. Eso quiere decir: no juzgues. No juzgues o condenes
lo que oyes, pues hacerlo implicaría que la misma voz ha
irrumpido una vez más, esta vez por la puerta trasera. Pronto
te darás cuenta de que allí está la voz, y aquí estoy yo
escuchándola, observándola. Este darte cuenta de tu propia
presencia, esta sensación de "Yo soy", no es un pensamiento.
Es algo que surge desde más allá de la mente.

Así que cuando escuchas a un pensamiento, estás consciente


no sólo del pensamiento, sino también de ti mismo mientras
eres testigo del pensamiento. Ha surgido una nueva dimensión
de consciencia. Mientras escuchas el pensamiento, sientes una
presencia consciente tu yo más profundo detrás o debajo del
pensamiento. El pensamiento pierde entonces su poder sobre
ti y rápidamente se retrae, pues ya no estás dándole energía a
la mente has dejado de identificarte con ella. Este es el
principio del fin del pensamiento involuntario y compulsivo.
Cuando un pensamiento se retrae, experimentas una
discontinuidad en el flujo mental una brecha de "no- mente".

Al principio, las brechas serán breves, quizás de unos pocos


segundos; pero poco a poco se irán prolongando. Cuando estas
brechas se presentan, sientes cierta quietud y paz en tu
interior. Este es el inicio de tu estado natural de unidad sentida
con el Ser, el cual generalmente es oscurecido por la mente.
Con la práctica, la sensación de quietud y paz se profundizará.
De hecho, sus profundidades no tienen fin. También sentirás
una sutil emanación de alegría que surge desde tus
profundidades: la alegría del Ser.

No es un estado de trance, para nada. Aquí no hay pérdida de


consciencia, muy por el contrario. Si el precio de la paz fuese
estar menos consciente, y el precio de la quietud fuese una
falta de vitalidad y de alerta, entonces no valdría la pena
buscarlas. En este estado de conexión interna, estás mucho
más alerta y más despierto que en el estado en que te
identificas con tu mente. Estás totalmente presente. Y esto
también eleva la frecuencia vibratoria del campo energético
que da vida al cuerpo físico.

A medida que profundizas en este ámbito de la no-mente


como a veces se le llama en el Oriente percibes el estado de
consciencia pura. En ese estado, sientes tu propia presencia
con tanta intensidad y tanta alegría que, en comparación, todo
pensamiento, toda emoción, tu cuerpo físico y todo el mundo
externo se vuelven relativamente insignificantes. Y sin
embargo, éste no es un estado egótico, sino desprovisto de
ego. Esto te lleva más allá de lo que previamente llamabas "tú
mismo". Esa presencia es, en esencia, tú mismo; y al mismo
tiempo, inconcebiblemente más grande que tú.

Lo que estoy tratando de transmitir aquí puede parecer


paradójico o incluso contradictorio, pero no hay otra forma en
que pueda expresarlo.

En lugar de "observar al pensador", también puedes crear una


brecha en el flujo de pensamientos, con sólo dirigir el foco de
tu atención al Ahora. Tan sólo toma intensa consciencia del
momento presente. Esto es algo que resulta muy satisfactorio
hacer. De esta forma, alejas a la consciencia de la actividad
mental y creas una brecha de no-mente en la cual estás
enteramente alerta y consciente, pero no estás pensando. Ésta
es la esencia de la meditación.

En tu vida cotidiana, puedes practicar esto eligiendo cualquier


actividad rutinaria que, normalmente, sea sólo un medio para
un fin; y entonces entrégale toda tu atención, de modo que se
transforme en un fin en sí misma. Por ejemplo, cada vez que
subas y bajes las escaleras en tu casa o lugar de trabajo, pon
mucha atención a cada paso, cada movimiento, incluso a tu
respiración. Permanece enteramente presente. O bien, cuando
te laves las manos, pon atención a todas las percepciones
sensoriales que se relacionan con esa actividad: el sonido y
tacto con el agua, el aroma del jabón, etcétera. O cuando te
subes a tu automóvil, después de cerrar la puerta, ház una
pausa de unos pocos segundos y observa el flujo de tu
respiración. Toma consciencia de una sensación de presencia,
silenciosa pero poderosa. Existe un criterio enteramente
seguro para medir tu grado de éxito en esta práctica: el grado
de pacificación que sientes en tu interior.

Así pues, el paso más esencial en tu viaje hacia el despertar o


iluminación espiritual es éste: aprende a des-identificarte de tu
mente.
"
 Liberándote de tu mente"

por Eckhart Tolle

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