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Ediciones del Cifrado ÍNDICE

Dirección Editorial: Leonor Fefer


Pablo Fridman

Diseño de portada: Daniel Iglesias


Ilustración digital: Diana Astete, sobre foto Heidegger a
Guitrancourt (1955),
perteneciente al ALbum Jacques Lacan, Visages de mon pére par Judith Miller.
Agradecemos a Judith Miller por autorizar su reproducción.

Hecho el depósito que marca la ley 11.723


Impreso en la Argentina Introducción............... 11

Lacan:Heidegger 27
© 1996, Ediciones del Cifrado 1. Dos puntos......................................................................... 29
La Pampa 2875 - 1° "A" 11. La fraternidad de un decir 45
(1428) Buenos Aires - Argentina lIT. El decir verdadero. 60
Te!': 786-4679
Te!./Fax: 783-6174; 786-7607 La cuestión de la verdad.
e-mail: Ifefer@ssdnet.com.ar "La vérité, aletheiaeverborgenheit" 73
pfridman@ssdnet.com.ar 1. Introducción 75
11. Dichos sobre un decir... 76
Ill. Del dicho al decir 85
IV. Lalengüaldecir........ 91
ISBN: 987-95837-2-8

Una página ausente... 97


1. "La página que el analista hace ausente" .. 99
Las opiniones vertidas en este libro son responsabilidad exclusiva de los autores; II. ¿Un amor menos tonto?.................................................... 104
su publicación no implica que Ediciones del Cifrado coincida con ellas. 111. La decisión .. 111
IV. El "Epílogo" del Seminario XI.. 119
V. El amor a la tierra natal 127
Derechos reservados
Prohibida su reproduccción total o parcial
6 LACAN:HEIDEGGER

Identidad y diferencia.............................................................. 135


1. La causa: ¿idealización o diferencia absoluta? 137
Il. "Un deseo de obtener la diferencia absoluta".................... 147

Los discursos 153


I. Introducción..... 155
u Del discurso....................................................................... 156
1Il. Estructura del discurso 158
IV. Los cuatro discursos 165
V. El sujeto de la ciencia y el objeto de la técnica 168
VI. El discurso capitalista........................................................ 172

Metáfora; estructura; real.... 183


1. La conjunción disyuntiva "poema-materna" 185 "Que más instaurador que el instaurar,
y más fundador que el pensar,
II. La vecindad de poesía y psicoanálisis 196
quede el agradecimiento.
III. Aproximar lo real 206
Lo logrado en el agradecer,
IV. Equivocar 228 lo devuelve aquél ante
la presencia de lo inaccesible,
Un decir menos tonto............................................................... 235 a la cual nosotros -los mortales todos-
1. El decir del ser.... 237 desde el inicio
n. El otro inicio......... 250 somos apropiados. "
M.H.
Arte y pensamiento 255
1. La extimidad en la obra de arte 257 El ] 989 fue publicada por Ediciones c.T.P., en Madrid, una co-
II. La pregunta por la línea. 284 lección de textos agrupados bajo el título "Lacan:Heidegger. Un de-
cir menos tonto". Intentaban mostrar qué condiciones teóricas y de
Psicoanálisis y política................................................ 309 experiencia volvían intangible la relación entre el psicoanalista y el
pensador, y cómo podía ser presentada, en su singularidad, dicha re-
lación.
Los dos puntos entre Lacan y Heidegger citando a ambos a un
lugar de reunión y separación, más la expresión lacaniana "un decir
menos tonto", adquirían valor de fórmula. La misma nos posibilitaba
una operación que permitía, una y otra vez, hacer comparecer al pen-
sador que quiere salir de la filosofía -al que llamamos "Heidegger de
la derrota"- con el psicoanalista que inicia una nueva época del psi-
8 LACAN:HEIDEGGER
LACAN:HEIDEGGER 9

coanálisis. La imposible cópula entre ambos nos otorgaba una oca-


ción distinta de la filosofía continental, habiendo encontrado en la di-
sión especial para discutir qué es una experiencia de habla en sentido
seminación argentina un ámbito apropiado.
heideggeriano y qué una de discurso según lo entendió Lacan, reali-
Por eso el inicio de 1989 ha sido resguardado. Hemos decidido
zándose sendas experiencias en la época de la técnica.
mantener la Introducción porque la misma refleja fielmente lo que
Esto implica situarse en un lugar diferente al que se estila acadé-
eran nuestras preguntas y nuestras conclusiones de aquella época.
micamente; no nos interesaba mostrar una mera influencia de uno so-
Pero a la vez hemos desplegado lo que en 1989 yacía en forma ger-
bre otro ni plantear una vez más la relación entre el psicoanálisis y la
minal: problemas en torno a la identidad y la diferencia, la teoría la-
filosofía. Tampoco mostrar fundamentos comunes a ambos, lo que
caniana de los discursos y en especial el discurso capitalista, la cues-
hubiera sido desconocer tanto la vocación desfundamentadora de
tión de la metáfora en relación a la estructura y lo real, y la inciden-
Heidegger como la decisión de Lacan de situar su invención, más
cia del modo en que entendemos la presencia del psicoanálisis en di-
que en una tradición, en una mutación entre dos mundos históricos.
versos campos: arte, pensamiento, política.
Aun reconociendo que las tres posibilidades se presentan y se impo-
nen inevitablemente como formando parte de la partida, incluso ad-
mitiendo el interés que podrían revestir las mismas para una puesta a Madrid, 27 de noviembre de 1997
punto de la cuestión, nuestro propósito ha sido no identificar total-
mente la relación Lacan:Heidegger a ninguna de las tres. Es lo que
nos parece que da a lo presentado en 1989 cierto carácter inédito: el
haber intentado algo inadmisible desde el punto de vista de la tradi-
ción filosófica que suele rodear a cualquier pensador, en este caso re-
conocer en Lacan a un lector absolutamente distinto de Heidegger,
alguien que sin discutir ni descifrar de manera pormenorizada su
obra, presenta la escritura y la topología de la experiencia psicoanalí-
tica de un modo tal que hace posible decir que el psicoanálisis fue
para Heidegger un presentimiento denegado. Su decisión de "no que-
rer saber nada" del psicoanálisis debe ser confrontada con su interés
tardío por los historiales clínicos de la locura y por su intento de ilu-
minar la psicopatología con algunos aspectos de su experiencia del
pensar. En suma, los dos puntos y el decir menos tonto eran nuestra
fórmula "antifilosófica" de 1989. La antifilosofía es una expresión
que en Lacan designa ese movimiento en el que se convoca a la filo-
sofía para atravesar su límite.
Así como en España se puede apreciar el riguroso desarrollo de
una caudalosa producción textual post-heideggeriana, el ejercicio an-
tifilosófico, en cambio, es una actividad periférica. Tal vez la antifi-
losofía lacaniana sea el esbozo de una primera articulación y trasla-
La serie de textos que aquí se presentan bajo los términos Lacan:
Heidegger tienen C0n10 referencia fundamental dos fragmentos esco-
gidos de dos escritos de Lacan, uno correspondiente a El atolondradi-
cho (L'Etourdit) y el otro al Epílogo del seminario XI, Los cuatro con-
ceptos fundamentales del psicoanálisis. El lector los verá surgir una y
otra vez pues estas notas no constituyen otra cosa que el comentario de
las resonancias de dichos fragmentos, por lo cual no se las puede con-
siderar un libro, si por libro entendemos una relación ya establecida
entre el autor y su obra.
Más bien, los fragmentos nos permitieron precisar qué lugar de
excepción constituye Heidegger en el discurrir lacaniano. En qué la
cuestión del ser concierne a la experiencia y el dispositivo analítico, y
qué tipo de "acontecimientos de decir" son de esperar una vez que el
psicoanálisis es capaz de afrontar aquello frente a ]0 que la metafísica
dimite. Si bien es cierto que Lacan considera a la filosofía como un
momento singular del discurso del amo, en razón de que es en el plano
filosófico donde tienen lugar los procedimientos de "establecimiento
del ser", nuestra conjetura es que Heidegger constituye una excepción
en el universo filosófico. Esta excepción surge al inaugurarse una pre-
gunta por el ser que conduce a una experiencia en el habla que debe
acaecer por fuera del saber filosófico.
14
LACAN:HEIDEGGER
1 TRODUCCIÓN 15

ii
En primer lugar, queda aún para revisar el alca~ce de lo q~e Lacan
¿Qué es aquello frente a lo cual la metafísica dimite? Por ahora lo cia en el Seminario XI: ninguna premisa hegeliano-rnarxista de la
nombraremos con una pregunta: ¿puede el pensamiento fundar un lazo hi t ria puede dar cuenta de la presencia del holocausto y e I sacn ifici
enun ICIO
IS o "1 .,
social que, a la par que encuentre su legitimidad universal, no derive en la misma. Efectivamente, echar "una mirada vale~osa a a cuestión
en resultados de segregación? ¿Tendría el psicoanálisis, en su intento del exterminio supone volver a indagar la presencia del d~seo en la
de desentrañar el secreto del objeto de goce, una oportunidad histórica historia, y especialmente los límites que ~n la estruct~ra SOCI~~se p~e-
de intervenir en e te problema? den llegar a franquear para obtener el objeto que satisfaga a los dl~-
Sin duda una cuestión de emejante alcance, parece hecha a medi- ses oscuros". Más aún, desde esta perspectiva los momentos del capi-
da para instalarse en la actual polémica en la que ha vuelto a resurgir talismo europeo que correspondieron al fascismo y al nazismo no
el compromiso de Heidegger y el nazismo. pueden ser criticados y pensados solament~ des.de una vuelt~ al huma-
Nuestro interés por despejar las cuestiones de la vinculación entre nismo democrático. Una mirada valerosa implica que semejantes he-
el pensador Heidegger y el psicoanalista surgió todavía en Buenos Ai- chos históricos no constituyen una aberración patológica tramada por
res al promediar la década de los setenta. Enunciados tales como el ser los caprichos de la historia (además ... ¿desde qué lu~ar o centro se po-
para la muerte, la cifra mortal del "tú eres eso", los problemas de la dría formular semejante diagnóstico cuando el propio Freud supo es-
aletheia y la cosa freudiana, y las distintas circunstancias clínicas im- cuchar allí la voz de la Civilización?). Tal vez sería más propio inte-
plicadas en la cuestión de la temporalidad en la experiencia analítica, rrogar qué había ya de la esencia de la política moderna en los .hechos
testimonian acerca de la relevancia de esa vinculación. En esa época, históricos del exterminio, y especialmente qué cosa correspondiente al
para nosotros Heidegger era un autor más en el paisaje compacto de la momento histórico de la tecno-ciencia se encarnaba definitivamente en
erudición de Lacan. Aunque Oscar Masotta, responsable fundamental la política. En este punto, no debemos obviar la conexió~ entre objet~
del surgimiento de Lacan en el castellano ya en 1964 subrayaba la im- y plus-de-goce efectuada por Lacan y ausente en el.mar~lsmo. ¿A que
portancia de Ser y Tiempo en la dilucidación que Lacan hacía de las asistimos en los países del Este si no es a la consolidación del fantas-
estructuras clínicas. ma moderno, en el cual el objeto técnico es por fin el que puede col-
Heidegger constituía para Lacan un punto de apoyo para diseñar mar la división subjetiva? La soberbia liberal que actualmente p~ocla-
una estrategia, que ni siquiera en el comienzo fue del todo estructura- ma que la producción va inexorablemente ligada a la propiedad
lista. Allí estaba la presencia del Dasein en el análisis, allí el sexo co- privada, ¿no se asienta acaso en saber que e~ ese fantasm~:1 que no
loreando el ser para la muerte, allí mismo en sus escritos se afirmaba puede ser atravesado por los pensadores marxistas? La fun~lOn del ~b-
que era el propio Freud "el que verdaderamente impugnaba la tradi- jeto en el fantasma es justamente lo ausente en la f?rmu.lacló~ marxl~-
ción del ser en el ente". ta de la ideología. Nada puede hacer ningún adoctrinamiento ideológi-
Pero que nuestro camino no surgiera en el tumulto de la actual po- co frente a la inercia de goce inducida por el objeto en el ser que
lémica, no implica que ahora pretendamos situamos por fuera de ella. habla. El marxismo ha retrocedido frente a todas las cuestiones donde
Por el contrario, las referencias de Lacan al holocausto, el pronostica- el goce puede anidar: la cuestión del objeto técnico como plus de goce
do aumento de la segregación en el porvenir de Mercados Comunes, antes mencionada, y los otros puntos cruciales atinentes al go~e.' la
indican la pertinencia del psicoanálisis respecto de las cuestiones que cuestión de los pueblos, las lenguas y las religiosas. En de~mttva,
se suscitan actualmente. aquella cuestiones que, como Lacan ya formula~a en los. E~crt~os, no
pueden ser reducidas por el sentido. ¿Cómo descifrar las msigmas, los
16 LACAN:HEIDEGGER INTRODUCCIÓN 17

em?lemas, los blason~s, los nombres propios, los monumentos? ¿No tuado a Heidegger en su compromiso en el horror, tal cual lo hace Fa-
es este un punto esenc¡aí para la renovación del materialismo la cues- rías, tendría que haberle valido para llegar a otras conclusiones. Que
tión de los sedi mentas de goce en las formaciones sociales?' Por eso, luego de semejante viaje queden tan esperanzadoras conclusiones, un
para nosotros, concebir un acontecimiento político que conmueva el universo donde unos y otros se dan cita en la bondad y la solidaridad y
actual estado de cosas, exige como condición para ser pensado la con- se reconocen mutuamente, nos vuelve a confirmar que no basta con la
cur:encia de los ejes que pasan por Marx y Freud, Lacan y Heidegger. denuncia para quedar por fuera de lo denunciado.
¿Como formular un antihumanismo que no derive en el asesinato de la Siguiendo el hilo del debate actual, agregaremos que tal como sos-
criatura humana~ Convocados por este desafío los hacemos converger tiene Jacques Derrida, la aparición del término "espíritu" (Geist) en di-
en ese lugar que Inaugure otro modo de pensar lo político: inconscien- versos momentos del pensar heideggeriano, vuelve a restaurar el ca-
te t~reudian~, plusvalía marxista, estructura de emplazamiento heideg- rácter metafísico del pensar. Al desentrañar las veces que el término
genana, objeto (a) lacaniano. "espíritu" es reintroducido para hablar del malestar de Occidente o de
. Pero v~lviendo una vez más sobre la cuestión del nazismo, es pre- su decadencia, lo vemos coincidir con una posición freudiana sobre el
CISOadvertir que desde la enseñanza de Lacan la cosa adquiere una asunto. No hay otro malestar en la cultura más que por la existencia
mayor complejidad. Si en el mismo centro de la construcción kantiana del goce y por aqueIlos que mejor muestra su movimiento: el "Trieb"
de la Ley Moral Universal, si en el mismo imperativo categórico ya freudiano. Nunca el mal que nos aqueja es de esencia espiritual. Se
hay una determinación sadeana, tal cual lo formula Lacan en Kant con trata siempre de aqueIlo que de modo presocrático Lacan formula en
S~,de, ya no se ~~ede tan fácilmente pensar que el nazismo, la segrega- su exhaustiva reflexión sobre la pulsión: "Satisfacen a algo que sin du-
cron, el exterminio, proceden del intento romántico de querer apropiar- da va en contra de lo que podría satisfacerIos, lo satisfacen en el senti-
se ,de lo, natal, ~ d~1 rechazo a las democracias modernas por querer ir do de que cumplen con lo que ese algo exige. No se contentan con su
mas alla de la técnica. Desde esta perspectiva, habría que ver si el nazi estado, pero aún así, en ese estado de tan poco contento, se contentan.
que ahora se nos ofrece a través de los medios de comunicación apre- El asunto está justamente en saber qué es ese se" (Seminario Xl).
sado por la retórica heideggeriana, dejó alguna vez de ser kantiano, y La espiritualización del ser que Derrida ve retomar en el pensar
est~ ~~ por ~na. relación al saber, no porque leyera a Kant, sino por su heideggeriano nos muestra qué consecuencias comporta haber desco-
posicion subjetiva con respecto al Otro de la Ley y al Bien Universal. nocido la vinculación del Dasein con la pulsión freudiana. Por el con-
En def~nitiva, el nazismo, ¿no es un intento de depurar la lengua y trario, en nuestra propuesta no se trata de decadencia ni de progreso.
C?~c;bIr un .sujeto sin divi~ión, un suj~to a la medida de tal depura- Reconocer la existencia de la pulsión freudiana implica que sin el dis-
CIOn. ~n sujeto capaz ~e ejecutar las ordenes precisas. Ideal del que curso analítico las condiciones para que los demás discursos viren ha-
no esta exenta la actual Informatización planetaria. cia el totalitarismo están siempre dadas. ¿Quiere esto decir que noso-
En relac!ón a esto, es necesario reconocer la perplejidad que nos tros intentamos inyectar de nuevo una versión existencialista del
pro~uce Farías cuando luego de su minucioso trabajo de archivo y re- psicoanálisis, que nuestro proyecto serviría para refrendar que la prác-
flexión, y de la valentía indudable que demuestra su quehacer, se con- tica analítica debe conducir el fin del análisis a "hacerse un ser", o en
te~ta con apelar (El País, 21-9-89) a "esos muchos, los que en cada es- otras palabras, a otorgarle un "estado civil" a la pulsión en el sujeto
quma y a cada rato nos demuestran que es posible la humanidad, la cuando ha acontecido la inexistencia del Otro? No se trata de autenti-
nobleza y la sol.id~ridad simple. Incluso entre los filósofos, pese a que cidad, ni de hacerse un ser a través de la propiedad de una obra, ni de
ellos suelen resrstirse a llevar la democracia a la ontología". Haber si- forjar una autoría como una suplencia, pero tampoco se trata de la ma-
19
TRODUCCIÓN
18 LACAN:HEIDEGGER
psicoanálisis, Pero en él encontramos aún, para nuestros fines, obstá-
nipulación cínica del semblante o d culos filosóficos,
ría planteable en un sentido i , ' e spostular una santidad que sólo se-
lromco obre est ', Pero en lugar de ser conducido por la tarea del pensar hacia un sis-
manece abierto, ,a cuestion el debate per-
tema, Heidegger fue llevado a la dilución del pensar en la lengua,
construyendo así una escucha para lo que habla en el lenguaje, Pensar
IU no es reflexionar, ni filosofar, ni calcular, El pensar es preparar la escu-
cha para que acaezca lo propio que habla en el lenguaje, Se entiende
Lacan.Heidegger: Esos dos u t que consideremos a la experiencia analítica en consonancia con el ca-
ce a la predicación A'sí el d ,P n?s muestran algo que no se redu-
, , eClr que intentam h mino que recorre Heidegger desde la apertura de la cuestión ontológi-
dos puntos no reposa en un trabai d ~s, ,acer emerger de esos ea y el problema del olvido del ser, hasta culminar en la tachadura del
aJo
ejemplo estipule relaciones de' tl ,e erudición filosófica que por ser en su advenimiento como acaecimiento propicio, como acontecer
, , , m uenclas entre amb '
jar tradiciones intelectuales en' os o que intente fi- apropiador (Ereignis), La filosofía, en tanto abordaje de 10 real, no lo-
ramente teórico, Se trata por elcomun, ,No se trata de un problema me-
, , contrano de "a "1 gra salir del sueño de la neurosis: la metafísica es la debilidad mental
penencia analítica y recorrer l di gravar e peso de la ex- neurótica de Occidente, y cada vez que quiso despertar de su sueño,
as istmtas send L
asta encontrar un decir q l as que acan transita fue como perversión o psicosis, Sórdida lucha de lo universal y 10 par-
h ue sea e aprop¡ d
acto analítico El bien d ' la o para la transmisión del
, ' ectr postulado por L ticular, de efectos siempre devastadores,
ción a recorrer, para franquearlo ,e l' Impasse ac~n heidegg nos parece la invita-
, , Una vez que se acepta que Lacan no se desentiende del "olvido
cuperar Io sagrado por el deci , ' " enano: o bien re- del ser", sino que se inicia una nueva torsión al comprometer al ser
, , ecir poetico o bien In
IStIntO al de la onto-teo I '1' vocar a un nuevo Dios con el goce, el psicoanálisis se convierte en una experiencia con el
d - ogia. nventar un' ifi
la rotación de los lazos s '1 h ' sigru icante nuevo, pero en tiempo que invita a ir hacia el ser de goce, para hacer advenir allí una
ocia es, e ahí el des ff l '
su máxima consecuencia clí ' a 10 acaruano. Y esto en decisión, Una decisión que es del orden del deseo, y que muestra que
mica, ya que n h
neurosis sin que el ser p l ,o ay transformación de la la verdadera experiencia con el habla nunca se realiza sin tener en
ar ante cambie di l
relación con la lengua, ra ica mente el sentido de su
cuenta al sujeto, El psicoanálisis se encomienda a esta apuesta: hay un
En nuestro modo de plantear la rela " ' modo de no desestimar, como 10 hace Heidegger, la cuestión del sujeto
el pensador, se hará evidente cion entre el psicoanalista y y el objeto, Para e110 es necesario mostrar que las formulaciones de
que en nuestras f ,
cartado, si se quiere, al Heide er ' re erencias hemos des- Lacan sobre la desaparición del sujeto en la cadena significante Y todo
gg
nismo de 1946 Al otro H 'd antenor a la Carta sobre el huma-
, el egger al qu ' 10 que concierne al problema de la representación, no están contenidos
lenguaje como morada del ser, al Heide e mstaura en esa fecha el en el discernimiento metafísico de la misma, Las representaciones
blar de acaecimiento pro ' , gger que tacha el ser para ha- usuales del sujeto y el objeto propias de la metafísica estallan en la ex-
plCIO, a ese lo lIa l Hei
derrota, Es éste a quien recurrimos l h mamos e Heidegger de la periencia analítica, El psicoanálisis entonces es el surgimiento de una
del pensar con la experiencia lí ~ a ora de confrontar el camino escritura por fuera del embrolle metafísico que constituye la relación
ana ítica Se nos drá bi
se puede ignorar Ser y 7'1' , ' po ra o jetar que no sujeto-objeto, Y por 10 mismo se desentiende de la oposición metafísi-
J lempo, especialment t ' d
no sólo constituye un hito f d e eruen o en cuenta que ca entre poema Y materna, como si uno fuera el exterior del otro, El
' un amen tal del ' d
eidegger sino que su ' ,camino el pensar de psicoanálisis sería la ocasión de reflexionar sobre la consonancia diso-
H " Impacto es evidente l nsi , '
cuestiones tales como la tem lid en e psicoanálisis en nante entre el materna y el poema, Por este sesgo, advertimos dos con-
pora 1 ad y la hi t ' id '
rehusamos el hecho de ' IS onci ad. Es cierto, no
que ese Heidegger ha prestado un servicio al
20 LACAN:HElDEGGER 23

secuencias. En primero lugar, que la historia de la metafísica y su des- nica, tiene como consecuencia un .8'er del resorte
tino cumplido en la ciencia, no debe comprenderse como una totalidad modos posibles de desocultamient & ~'nte. Para la
I!)' .
que se realiza en su acabamiento. En esa historia ha permanecido, co- sible hacer que lo real venga a n .~ 'C .~~ lo dife-
mo en su margen, el psicoanálisis. El psicoanálisis vuelve "no toda" la es el peligro de la técnica. ti ~ (J&Iran lo
c.., •..N
historia de la metafísica, constituyendo ese acontecimiento del decir Pero en el peligro crece lo .~..5! •..."'osi-
-eJ.§: ,.
que recoge la subversión del sujeto metafísico y revela la esencia del que Heidegger recoge. En la es ,E"I-
objeto técnico en un nuevo modo de escritura. Por otro lado, que haya- bilidad de que se produzca oti.. .
mos escogido el enunciado lacaniano de "un decir menos tonto", no es en cuenta esa esencia de la técnica. Heluv",~
para inscribir, como a veces se pretende, al psicoanálisis en el logocen- que la esencia de la técnica no es nada técnico, el árm. ..
trismo. El decir menos tonto no se agota en la producción constante de diese la meditación sobre la técnica tendría que presentar, justan.c.
la palabra, implica tanto el silencio del objeto como la referencia a lo una doble vertiente: emparentado con la técnica por un lado, debía sin
escrito en el corazón del síntoma. embargo ser diferente. Aunque Heidegger respondía que ese ámbito
es el del arte siempre que éste permanezca permeable a la verdad, no-
lV sotros podemos aplicar al psicoanálisis sus consideraciones sobre el
ámbito propio del desvelamiento de la esencia de la técnica. Nuestra
Varios autores han formulado su posición con respecto a aquello tesis es que el psicoanálisis viene a dar lugar al acaecimiento propicio
que constituiría un pensar no metafísico. Autores que intentan respon- del ser de la técnica. El psicoanálisis es la posibilidad en el siglo XX
der a qué sería la Verwindung de la metafísica y de qué modo tendría de dar cuenta de cómo el sujeto de la ciencia desentraña su relación
lugar. Pensamiento débil, restitución del sentido griego del término con el ser.
techné, apelación a un arte por fuera de la oposición arte-ciencia, ins- Adherimos a la idea de Heidegger de la ciencia como culmina-
tauración de una escritura por fuera de la oposición palabra-escritura, ción, como realización plena de la metafísica occidental. Y a partir de
serán las distintas re puestas que ha recibido Heidegger a su invitación esa caracterización, situamos al objeto de goce en relación a la produc-
a despedirse de la metafísica y el modo en que esa despedida debe ción científica. Justamente el término escogido por Lacan, "lathou-
acontecer. Desde nuestro punto de vista estas reflexiones no pueden ses", expresa muy bien la imbricación entre el objeto técnico y el ob-
agotarse en el lazo social que instaura la Universidad, pues no puede jeto de goce, es decir, aquello que el psicoanálisis está llamado a
haber destrucción de la metafísica que a su vez sostenga el control de desentrañar.
objetividad de la Universidad, si se entiende por Universidad no sólo El psicoanálisis toma de la ciencia una escritura y una modalidad
el recinto donde el saber es transmitido sino la forma determinada que de transmisión. Por otra parte, es innegable que el dispositivo analíti-
tiene esa transmisión en tanto se coloca al saber en la posición de co, como su nombre indica, es un recurso técnico en cierto modo se-
agente del discurso. mejante a una estructura de emplazamiento. Por estas características se
Por nuestra parte, nos corresponde por el momento situar el psi- podría llegar a considerar que es una disciplina más de la era científi-
coanálisis en el lugar que estaría llamado a ocupar en la época de la co-técnica (no olvidemos que allí, ¿por simple desconocimiento?, lo
producción científico-técnica. situó Heidegger, como formando parte de la logística, resultante de la
Se sabe que para Heidegger el peligro de la época actual es que, complicidad entre lógica, psicología y psicoanálisis. Así lo formula en
siendo el emplazamiento el modo de desocultamiento propio de la téc- ¿Qué significa pensar?)
20 LACAN:HEIDEGGER INTRODUCCiÓN 21

~i~~U~::~~¡d~ne~r::~i:n~~!ar, que la historia de la metafísica y su des- nica, tiene como consecuencia un olvido. El olvido de que hay otros
que se realiza en su acaba~i:ontdoebEecomPhr~nde.rse como una totalidad modos posibles de desocultamiento de lo ente, el olvido de que es po-
. n esa rstona ha pe id sible hacer que lo real venga a nosotros de modo distinto. Ese 01 ido
mo en su margen el sicoan T '. rrnaneci o, co-
histori di' Y. a ISIS.El psícoanalisís vuelve "no toda" la
na e a merañsíca, constituyendo . .
es el peligro de la técnica.
Pero en el peligro crece lo que nos salva, palabras de Hólderlm
que recoge la subversión del' e~~ acontecImIento del decir
objeto técnico en un nuevo m sduJedtomet~flslco y revela la esencia del que Heidegger recoge. En la esencia de la técnica misma está la posi-
o o e escntura Por otro 1 d h bilidad de que se produzca otro modo de desocultamiento que tenga
mos escogido el enunciado lacaniano de " deci a o, que aya-
en cuenta esa esencia de la técnica. Heidegger sostenía que, pue to
para inscribir, como a veces se retende un. ecir ~~~os tonto", no es
trismo El d . pretende, al psicoanálisis en el logocen- que la esencia de la técnica no es nada técnico, el ámbito en el cual se
. ecrr menos tonto no se t 1 diese la meditación sobre la técnica tendría que presentar, justamente,
la palabra, implica tanto el silenci~~~t eb~ ; producción constante de
una doble vertiente: emparentado con la técnica por un lado, debía in
escrito en el corazón del síntoma. o ~e o como la referencia a lo
embargo ser diferente. Aunque Heidegger respondía que ese ámbito
es el del arte siempre que éste permanezca permeable a la verdad. no-
LV sotros podemos aplicar al psicoanálisis sus consideraciones sobre el
ámbito propio del desvelamiento de la esencia de la técnica. Nuestra
Varios autores han formulado su posici tesis es que el psicoanálisis viene a dar lugar al acaecimiento propicio
que constituiría un pensar no metafísico. A IOn con re~pecto a aquello
der a qué sería la \/¡ índ d utores que Intentan respon- del ser de la técnica. El psicoanálisis es la posibilidad en el siglo XX
erWL ung e la metafísica de cué , de dar cuenta de cómo el sujeto de la ciencia desentraña su relación
lugar. Pensamiento débil tituci d Y e que modo tendría
, res I UClOn el sent¡ do zrí , con el ser.
techné, apelación a un arte or fuera I . ~ ,gnego ~el t~rmino
Adherimos a la idea de Heidegger de la ciencia como culmina-
tauración de una escritura ~r fuera dde la opo~I~I,on arte-ciencia, ins-
ción, como realización plena de la metafísica occidental. Ya partir de
serán las distintas respuest! que ha re~'~~doposl~lOn palabra-escritura,
a despedirse de la met ff . 1 I I o Heldegger a su invitación esa caracterización, situamos al objeto de goce en relación a la produc-
a isica y e modo e desnedi ción científica. Justamente el término escogido por Lacan, "lathou-
acontecer. Desde nuestro punto de vi n que esa espedida debe
ses", expresa muy bien la imbricación entre el objeto técnico y el ob-
agotarse en el lazo social que ins~u:~s~: est~s re~exiones no pueden
haber destrucción de la metaf's' Universidad, pues no puede jeto de goce, es decir, aquello que el psicoanálisis está llamado a
objetividad de la Universjd dI I~a que ~ su vez sostenga el control de desentrañar.
la, SI se entiende por U' id El psicoanálisis toma de la ciencia una escritura y una modalidad
el recinto donde el saber es t itido si ruversi ad no sólo
. ransmtti o SInO la fo rma d . de transmisión. Por otra parte, es innegable que el dispositivo analíti-
tiene esa transmisión en tanto se coloca 1 be eterml~a~a que
agente del discurso. a sa r en la POSIcIón de co, como su nombre indica, es un recurso técnico en cierto modo se-
mejante a una estructura de emplazamiento. Por estas características se
Por nuestra parte, nos corresponde 1 . podría llegar a considerar que es una disciplina más de la era científi-
coanális.is en el lugar que estaría lIama:~~ e momento sl!uar el psi-
co-técnica (no olvidemos que allí, ¿por simple desconocimiento?, lo
producción científico-técnica. ocupar en la epoca de la
situó Heidegger, como formando parte de la logística, resultante de la
Se sabe que para Heidegger el li d ' complicidad entre lógica, psicología y psicoanálisis. Así lo formula en
siendo el emplazamiento el modo d p~ igro 1e l~ epoca actual es que,
e esocu tamrenro propio de la téc- ¿Qué significa pensar?)
22
LACAN:HEIDEGGER
INTRODUCCIÓN 23

Sin embargo, aún concediendo que el psicoanálisis posee una ver-


tiente científica que nos llevaría a considerarlo como estructura de em- bir la verdad originaria y primordial, no podrá jamás ser del resorte
plazamiento, es indudable que lo que allí se desoculta nada tiene que ~:I emplazamiento propio de la tecnología ~ue requiere al ente. Par~ la
ver con lo que lo hace en el emplazamiento requiriente. tecno Iogra,' n o se trata de "la" diferencia , SInO que se trata de lo di fe-
l
Hay algo en el psicoanálisis que tiene mucho más que ver con el rente. Cada cosa, cada objeto es diferente de los demás, co~fig~ran .0
modo griego de dejar que lo oculto aparezca presentándose. Aunque diferente, pero todos en conjunto constituyen ~Igo que esta a d.lspos~-
no es ni lo uno ni lo otro: pues no solamente desgarra la consistencia . 'n del requerimiento, todo lo diferente constituye un fondo disponi-
CIO .. " E t es
fantasmática de la realidad resultante del emplazamiento, sino que ble, es decir, está homogeneizado por el requen~le~to tecrnco. s a
también destruye la suposición del ser como asistencia constante (pre- la posición actual del hombre en relación a la tecrnca, y esos so~ los
sente ya en el pensamiento griego y raíz misma del desvío metafísico). efectos de la técnica cuya esencia ha involucrado al h~mbre, Ileva~do-
Como lo que se desoculta en psicoanálisis tiene como medio la pa- lo a perder la posibilidad de hacer con la verdad otro tipo de expenen-
labra y es del orden del decir, tiene entonces la ocasión de darle a eso cia. Una experiencia que condujese a una verdad d~ otro orden, que
que apunte a lo esencial del ser un tratamiento distinto. No supera ni nos llevase a la cuestión de la diferencia, y no de lo dlfe:ente.
sintetiza a la filosofía y a la ciencia. Es otro camino. El psicoanálisis es una crítica a las grandes categonas de la meta-
Que el psicoanálisis tenga esa posibilidad no quiere decir que sea física tales como la relación sujeto-objeto o los conceptos de funda-
necesariamente así. Se corre el riesgo de tomar al psicoanálisis como ment~ y causa. Pero la deconstrucción minuciosa de estos ~on.c~p~os,
un instrumento científico más dentro de la multiplicidad de instrumen- operada por Lacan todo a lo largo de su enseñanza, no. significó el
tos que ofrece la época, llevando a considerar el decir del sujeto como abandono del uso de los mismos, sino que, por el contrano, .fue soste-
si fuera un objeto, con la consiguiente tendencia a requerir que se abra niendo su empleo en el campo del psicoanálisis c.omo produjo ~u esta-
como cualquier otro objeto del ente en general. Son las diversas for- lIido. Las nociones esenciales freudianas fueron Justamente resituadas
mas del psicoanálisis aplicado, incidiendo en la educación, la publici- en la encrucijada metafísica. ,
dad, la moda, el arte, la empresa. Son concepciones del psicoanálisis Lacan colocó al psicoanálisis en el ojo del huracán. Alh donde pa-
en tanto instrumento a disposición del hombre para producir efectos. ra la ontología el ser es fundamento del ~nte y el ente su~remo es cau-
Pero esta situación del psicoanálisis dentro de los dispositivos de sa del ser, es decir, allí donde mora el DIOS en la filosofía ~ en el pro-
la época tecnológica no debe impedir que sea una apertura a una expe- clamado ateísmo de la ciencia (según lo ha mostrado ~eldegger en
riencia con la verdad más originaria, diferente a la verdad concebida Identidad y diferencia), alIí Lacan puso el deseo del anahsta: el deseo
bajo los ideales del la ciencia y de la técnica. Esta es la finalidad de un de obtener la diferencia absoluta entre el objeto de amor y ~~Ideal, ~r
dispositivo en el cual el deseo del analista juega un papel esencial. un lado y el objeto (a) causa del deseo por otro. Destrucción lacania-
Porque ... ¿qué es lo esencial del deseo del analista? No es un deseo pu- na de 1; ontología, develando la falta de fundamento y "el" nada como
ro, dice Lacan en el último párrafo de Los Cuatro Conceptos Funda- causa, y haciendo entrar en crisis a .Ia esté~ica trascendental al llevar ~
mentales del Psicoanálisis. Es un deseo de obtener la diferencia abso- una nueva dimensión la relación sujeto-objeto fundadora de la moder
luta. Pues, como dice algunas páginas antes, "existe una diferencia nidad.
esencial entre el objeto definido como narcisista, el i(a), y la función Pero los analistas no estamos exentos de padecer,~1 eterno retorno
del objeto a". Producir esa diferencia es el deseo del analista. Producir de la carga metafísica. ¿Cómo construir el grupo analítico que esté a la
la diferencia, en tanto toca al ser y tiene que ver con un modo de con- altura de este curarse de Dios, que fue la apuesta de Lacan? ¿Cómo no
caer, advertidos como estamos de los alcances de la empresa de Lacan,
24
LACAN:HEIDEGGER
INTRODUCCiÓN 25

en ,una idealización de la causa (ahora depurada de su connotación m _


taffsica)? e tan sólo en sus limitaciones? ¿Damos por hecho que se trata de una
lengua que al tener siempre que importar discursos formulados .e.n
, Ca~r en tal idealización de la causa (¿el Dios en el psicoanáliSis?) otras lenguas está afectada de un déficit esencial? ¿O habría que diri-
sena reJnst~larnos ~n el o~den de lo diferente, haciendo caer en el olvi~
do lo esencial: la diferencia. girse a "eso" del castellano porque precisamente no dio I.u~ar al sur~i-
miento del discurso científico-técnico? ¿Fueron las condiciones SOCIO-
económicas de los países de lengua castellana las que impidieron el
v
nacimiento de un discurso científico propio? ¿O es en la esencia del
propio castellano donde aún se preserva algo que le hace obstáculo a
Por. último, dig~mos .que e trata de nuestro Heidegger y nuestro la emergencia inventiva de los discursos científico-técnicos? Formular
Lacan. ¿Pero en que sentido puede valer semejante apropiación de es-
este tipo de preguntas podría implicar la suposición de que el castella-
t?S dos nombres? ¿Acaso porque al decir "nuestro" pretendemos suge-
no posee determinadas propiedades ontológicas. Es cierto que ya si-
rir. que hemos. dado con una lectura original? Jamás podríamos atri-
tuar a una lengua en el centro de una cuestión le da al asunto un carác-
buirnos semeJant~ .fortuna, y ni siquiera sabemos si alguna vez
ter metafísico. En definitiva, sería una contradicción apartamos del
estaremos en condlclone~ de producirla. Al decir nuestro Heidegger y
germano-centrismo heideggeriano y pretender la restitución en el cas-
nuestro Lacan, se trata solo de hacer referencia a lo que suscitan esos
tellano de las propiedades de otro inicio del pensar. Tal vez sólo poda-
dos nombres en la lengua que hablamos y leemos, el castellano. Por
mos aceptar que, coyuntural mente, el castellano por estar apartado de
ello, no se trata del alemán o el griego, no hay logos que sea identifi-
la eclosión moderna de los discursos científicos sería adecuado para
cable,a .Iengua. alguna: ni lengua que de por sí posea alguna jerarquía
albergar una práctica que a través de la palabra toque al ser. Pero al de-
ontolog~ca. El Jnco~sclente habla en cualquier idioma. y no hay idioma
cirio de este modo, y habiendo insinuado antes que cabría la posibili-
que. est~ exento de Inventar términos que cifran un goce sin vida o de
dad de que no sólo se tratase de causas socio-económicas introducidas
vehl~~llz~r un ~ese~ indestructible. Así en el castellano, lengua ajena por el capitalismo, nos estaríamos reinstalando en el callejón sin salida
a la IdIOSInCraSia heldeggeriana, y que Lacan aún no incluía, en 1964,
metafísico, al sugerir que el castellano sería la lengua que le conviene
e.n las tres lenguas de la cultura, es donde intentamos arribar a conclu-
al discurso analítico.
sienes. Por 1.0tanto, no tenemos ningún original que traicionar.
Si el psicoanálisis no dispone del materna integral para su transmi-
En el mismo castellano que nunca vio surgir en su seno a los dis-
sión, hecho que justamente le otorga su cualidad no metafísica, cómo
cursos. que en verdad constituyeron a la modernidad y que conforman
librarlo ahora de caer en la tentación de confirmar su identidad con el
el .horlzonte ac~uaJ. En el castellano del "genio de la lengua", de la
genio de alguna lengua. Sobre el filo de esta problemática nos parece
chispa del retruec~no y del malen.tendido esencial, el de los místicos y
que debe transitar la transmisión del psicoanálisis.
el que n~ tuvo fil?sofo.s. El que hizo surgir a Góngora y a Borges, y el
que ha S~?~ ho~pltalarlo con Lacan y Heidegger. En lo que hace a la
llamada historia de las ideas", el castellano constituye el paradigma
Madrid, 8 de octubre de 1989
del problema de la traducción, puesto que ha tenido que adoptar distin-
tos discursos, tanto científicos como filosóficos.
. Tal ca~acterización del castellano, que llevó un día a Borges a de-
cir que mas que una lengua, era una literatura, ¿implica considerarlo
I. Dos puntos

Una relación difícil y problemática: Jacques Lacan con Martín


Heidegger. Ambos nombres, Lacan y Heidegger, están separados y
reunidos por dos puntos.
Una buena manera de comenzar es tratar de dar cuenta del senti-
do en que los hemos utilizado, es decir, qué quieren decir estos dos
puntos, qué relación establecen entre el psicoanalista Lacan y el pen-
sador Heidegger. Un pensador que es el último pensador del siglo, el
que renovó el pensamiento del ser, mientras que Lacan es el psicoa-
nalista que encontró las condiciones del advenimiento del ser en el
seno del discurso. Estos dos puntos entre Lacan y Heidegger están allí
donde suelen intercalarse palabras copulativas, de nexo, por ejemplo
Lacan y Heidegger, Lacan ante Heidegger, Heidegger contra Lacan,
Lacan versus Heidegger, etc. Sin embargo hemos optado por este tipo
de separación tan peculiar, dos puntos, que no hemos tomado de la
gramática, donde tanto en castellano como en alemán o francés tienen
más o menos el mismo uso: separan una proposición general de su
explicación mediante otras oraciones, o indican un nexo causal: una
oración antecedente seguida de dos puntos y sus consecuencias, esos
dos puntos indican que la consecuencia remite al antecedente. Tam-
poco tomamos los dos puntos del griego, simplemente porque en las
I. Dos puntos

Una relación difícil y problemática: Jacques Lacan con Martín


Heidegger. Ambos nombres, Lacan y Heidegger, están separados y
reunidos por dos puntos.
Una buena manera de comenzar es tratar de dar cuenta del senti-
do en que los hemos utilizado, es decir, qué quieren decir estos dos
puntos, qué relación establecen entre el psicoanalista Lacan y el pen-
sador Heidegger. Un pensador que es el último pensador del siglo, el
que renovó el pensamiento del ser, mientras que Lacan es el psicoa-
nalista que encontró las condiciones del advenimiento del ser en el
seno del discurso. Estos dos puntos entre Lacan y Heidegger están allí
donde suelen intercalarse palabras copulativas, de nexo, por ejemplo
Lacan y Heidegger, Lacan ante Heidegger, Heidegger contra Lacan,
Lacan versus Heidegger, etc. Sin embargo hemos optado por este tipo
de separación tan peculiar, dos puntos, que no hemos tomado de la
gramática, donde tanto en castellano como en alemán o francés tienen
más o menos el mismo uso: separan una proposición general de su
explicación mediante otras oraciones, o indican un nexo causal: una
oración antecedente seguida de dos puntos y sus consecuencias, esos
dos puntos indican que la consecuencia remite al antecedente. Tam-
poco tomamos los dos puntos del griego, simplemente porque en las
30 LACAN: HEIDEGGER 31
LACAN:HEIDEGGER

referenci~s del griego a las que nos remite en primer término Heideg_ y va generando un nuevo tipo de orden. Es decir que hay una ruptura
ger c~n citas muy profusas, y en menor medida pero también Lacan de la sintaxis, el "que" que se suprime une las palabras, la traducción
no ex~s.ten lo.s dos puntos; éstos fueron introducidos tardíamente en I~ ordinaria que estamos considerando coordina las palabras mediante la
grarnatica griega, en el siglo II A.C. intercalación de las palabras copulativas. Al romper la sintaxis habi-
Entonces, ¿de dónde tomamos estos dos puntos? Los tomamos tual del aforismo proponiendo un orden paratáctico, Heidegger logra
del empleo que hace Heidegger en su lectura de los textos griegos, de que el aforismo hable allí donde no hay palabras, allí donde él supri-
los llamados presocrancos, en particular de Parménides y de Herácli- me los términos copulativos de nexo entre los términos esenciales del
to. Los dos pu~tos son una puntuación propia de Heidegger. fragmento considerado, allí donde las palabras han sido reemplazadas
. En 1951, fecha clave, de encrucijada (ya veremos por qué es tan por los dos puntos él logra, en ese nuevo ordenamiento paratáctico,
Importante par~ el encuentro del pensador con el analista), Heidegger que se produzca un decir donde no había palabras. Ese es el desafío
retoma la ensenanza en la Universidad de Freiburg, enseñanza de la con el cual queda confrontado a lo largo de todo este curso que dura
q.ue estaba separado desde finales de la guerra. En el año 51 las auto- un año.
ndade~ francesas de ocupación le levantaron la prohibición que tenía Esta es la primera referencia a la utilización heideggeriana de los
para ejercer la docencia y comenzó a dictar un curso . Q , . ifi dos puntos, es algo realmente inédito, algo novedoso. En ese mismo
? , ¿ ue Slgnt lea
pe.nsar. ,_que se. extiende hasta mediados de 1952. Hacia el final del año (1951) en que tiene lugar este curso, Heidegger pronuncia en otra
pnmer ano lectivo de su retorno a la enseñanza, Heidegger analiza ciudad, Messkirch, su ciudad natal, una conferencia: Logos, en la que
una frase de Parménid ." . . analiza el famoso fragmento n° 50 de Heráclito. Las diversas traduc-
. I es. se requiere decir y pensar que el ente es"
traducción clásica, tradicional, que Heidegger irá transformando a I~ ciones de este fragmento, que son múltiples, en general coinciden en
largo de su cur~~ ..Lo que queremos mostrar no es la transformación señalar lo siguiente: donde Heráclito dice "Habiendo escuchado al 10-
que suf:e el ~nahsls de este aforismo parmenídeo en Heidegger sino gos (y no a mi) es sensato reconocer que todo es uno", o en otras tra-
~acer hIncapié en la utilización de los dos puntos para aclarar el afo- ducciones, "que todas las cosas son uno", este es el famoso EV nrrvru
nsmo. EtVUt. Respecto de este fragmento Heidegger repite el mismo proce-
, El introduce una puntuación propia pues dijimos que el griego no dimiento de los dos puntos que aplicó al trozo de poema parmenídeo.
tema, y me~~s aún. en la época del poema de Parménides, ningún tipo Lo que suprime es la cópula "es" (einai) y reduce esta fórmula a los
de puntuaclOn; Heldegger introduce tres veces en el aforismo los dos dos términos, "uno" y "todo", y los separa con (:); queda reducido es-
puntos: separan~,olo. de la siguiente manera: "se requiere: el decir y to al EV: novtu. De este modo, valiéndose de un exhaustivo análisis
pensar',ente: ser. Dice que con los dos puntos está señalando de mo- filológico, hace un larguísimo recorrido por AOYOC;-AE"¡'EtV, para ir
do, extnnseco el orden vigente entre las palabras del aforismo. Logra hasta el alemán antiguo. Lo que hace finalmente Heidegger es trans-
aSI generar una discontinuidad entre estas palabras, hacer que estas formar este "uno.todo", que parecía ser en todas las traducciones una
palabras queden como yuxtapuestas, una al lado de la otra. declaración del logos, que el logos declare que todas las cosas son
¿Con qU,éobjetivo? Con el objetivo de generar lo que él llama un una, que el uno es todas las cosas. Pero mediante esta técnica de im-
orden p.arata.ctIco: un orden paratáctico que se opone, se confronta poneríe al fragmento, a través de la ruptura de la sintaxis un nuevo or-
c~n"la sInta~ls de la traducción clásica del aforismo. La traducción se- den, un orden que él llama paratáctico, mediante la utilización de los
na, s~ requiere el decir y el pensar para que el ente sea". El orden pa- dos puntos lo que logra es un desplazamiento de sentido, que unido a
ratactico rompe con los nexos copulativos entre los distintos términos su investigación filológica lo lleva a mostrar que el uno-todo ya no es
32 LACAN:HEIDEGGER LACAN:HEIDEGGER 33

una decl~ración que está haciendo el logos acerca de las cosas del ¿Qué quiso hacer Lacan con Heidegger? ~n~icaría es~ "Heidegger con
mun~o, SInO que "uno.todo" es el logos mi mo. Esto es un cambio La can" , o en qué sentido podríamos decidir que Heidegger recibe
. l
de
muy Importante en la interpretación de este fragmento. . Lacan su verdad. No es esta una lectura que nos permita concluir a go
No se trata de que hagamos este tipo de consideraciones acerca de categóricamente. Por ahora estos dos puntos nos pe~miten suspender
algo tan es~ecífico como son las traducciones heideggerianas del poe- cualquier formulación copulativa que impidiese mediante las palabras
ma parmenídeo o de los fragmentos heraclíteos. Simplemente se trata acumuladas, la producción de un decir que pareciera realmente algo
de hacer unas consideraciones para mostrar el tipo de utilización hei- nuevo. .
deggeriana de los dos puntos. Por otra parte hay algo del orden del tiempo que es necesano
Estos dos puntos entre Lacan y Heidegger son una invitación a mencionar. Estos dos puntos son utilizados por Heidegger de un mo-
producir un decir, algo que no estaba, allí donde justamente faltan las do especialmente notable en 1951, se puede decir que caracterizan
p.a,labras de conexión entre ambos nombres. Esto es quizá la expre- ese año heideggeriano, esa relación que Heidegger establece con los
SIO~ de una esperanza, la de que podamos realmente producir algún decires de Parménides y de Heráclito.
decir donde hemos puesto los dos puntos. En esta utilización que ha- En ese mismo año, 1951, publica la conferencia recientemente
cemos hay un orden propuesto, no es inocente que pongamos a Lacan pronunciada, Logos, a la que hemos hecho referencia. De esta confe-
antecediendo a Heidegger, esto indica algo, indica un orden de nues- rencia se publicará una segunda versión en 1954. ~acan tra~~ce Lo-
tr~ lectura, no de la relación en abstracto entre Lacan y Heidegger, se- gos en su versión de 1951 y la publicará en la re~lsta que dmg.e, La
gun otras lecturas posibles. Para nosotros Lacan es el antecesor noso- Psychanalyse, en 1956 en el número \. Es la revista de la SOCiedad
tros venimos. d~1 psicoanálisis, llegamos a Heidegger a parti; de la Francesa de Psicoanálisis, fundada tras la escisión de la LP.A. en
lectura y las indicaciones de Lacan; desde la práctica psicoanalítica y 1953. Hasta la escisión, Lacan había luchado por imponer un tipo de
desde Freud lIagamos a Lacan, y Lacan tardíamente nos envío a Hei- lectura de la obra de Freud absolutamente inédito y casi impracticable
de~ger. ~e nos podría preguntar también qué exceso de prudencia, en el seno de esa institución, como mostraría el paso del tiempo. Uno
que motivo nos ha impedido valemos de otro tipo de notaciones mu- de los principales motivos de la escisión consistió en el modo de con-
ch~ más lacanianas, por qué haber ido a tomar los dos puntos heideg- cebir la lectura de Freud. Entre el famoso resumen de la obra de
gen.anos elaborados en el año 51, y no haber tomado otro tipo de co- Freud de Otto Fenichel y la propia obra del maestro, Lacan jamás pu-
n~xlOnes mu~ho más lacanianas, propias de la obra de Lacan, por do comprender que se optase por el primero. Lacan tenía una exigen-
ejemplo, un formula tan lacaniana como la de escribir Heidegger con cia: privilegiaba la letra de Freud. Exigencia de lectura, son. sus pro-
Lacan. pias palabras en el artículo De un designio, en un enfrentamiento con
~Por q~é escribimos Lacan:Heidegger y no Heidegger con La- la verdad del texto, residiendo la razón de estructura de esa verdad
can. Consideramos que tal escritura, Heidegger con Lacan, no sería textual en el mismo descubrimiento de Freud.
otra cosa que un eco pretencioso del famoso Kant con Sade lacaniano. ¿Por qué? Porque el descubrimiento del inconsciente remite a los
Porque Ka~t.con =: quiere decir que para Lacan, en la lectura que psicoanalistas a esta relación con lo que Lacan en ese momento lIa~a
"la letra del lenguaje" o el significante. Es decir que hay una relación
hace de la enea kantiana en relación y desde la obra del marqués de
Sade, la Filosofía en el Tocador acuerda con la Crítica de la Razón fundamental con la letra. Lacan en esa época, en el seno de la LP.A. y
Práctica, la completa y le da su verdad. Es necesario hacer esta refe- gestando ya su decisión, está especialmente preocupado p~r lograr in-
rencia porque se impone para cualquier psicoanalista la pregunta. teresar a los psicoanalistas en los problemas del lenguaje y en los
37
LACAN:HEIDEGGER
36 LACAN:HEIDEGGER

gger
pectivo e injusto. Estos datos de la ~ntrev~s~a. Beaufret, I:Ieide ,
y no tienen ningún tipo de contacto con los filósofos alemanes. La fi-
Lacan proceden de la Historia del PSLcoanalLsLs en Franela, una vo-
losofía que toma las riendas en ese momento, la escuela de Frankfurt
luminosa historia de dos tomos donde Roudinesco cuenta que Lacan
s~ b.asa en una ~rítica acerba a toda la concepción heideggeriana. Es~
en este primer encuentro viaja a Alemania, a esta zona francesa d,e
ta aislado, tan aislado está que muchos años de pués de la guerra e
Alemania. La autora dice que Lacan estaba subyugado por la filosofía
el año 68, en una conversación con lean Michel Palmier (un historia-
heideggeriana, por su estilo, por la problemática del ser y del desvela-
dor que ha hecho textos sobre Levy Strauss, sobre la historia de Hei-
miento de la verdad. Según la autora todo esto se trasluce en el Infor-
degger en Francia,. sobre Lacan) Heidegger le dice que él es un perro
me de Roma, pero .dice que Lacan no toma de Heidegger lo qu.e toma
muerto en Alemania. De ese modo se refiere Heidegger a sí mismo en
de Hegel, de F. de Saussure, de Levy Strauss o de l.ako~~on; dice que
su distinción dentro del contexto de la filosofía contemporánea.
hay un eco, una sonoridad, un mimetism?,. una tascinac.on Y poca co-
. lean Beaufret es el hombre que arranca a Heidegger de su ostra-
sa más. Este es un juicio apresurado y trivial. .
cismo, de su aislamiento. Heidegger ha quedado aislado en la zona de
De ningún modo podemos resumir la relación de Lacan con Hei-
Freiburg, en La Selva Negra, cerca de su población natal, y en la zo-
degger en estos términos. Dice Lacan en el año 57: "cuando h~blo de
na qu: dentro del reparto aliado de Alemania está bajo el comando
Heidegger, o más bien cuando lo traduzco, me esfuerzo en dejar a la
frances. Un soldado francés en el año 45 lee ¿Qué es metafísica?, este
palabra que profiere su significación soberana'.'. En este :ontext~ La-
hombre, que debía tener sus inquietudes, queda tan impactado que
can está contestando a las acusaciones de pOSible neoheldeggensmo
atraviesa tod~ la c~udad d~molida por los bombardeos hasta que en-
que pesan sobre él. En 1975,20 años después, Laca~ ~ice lo siguiente
cuentra la residencia de Heidegger y establece ese primer contacto. Es
en el Seminario R.S.I.: "le he hecho una pequeña VIsita durante estas
a través de este hombre que J. Beaufret, que ya estaba en conexión en'
vacaciones sólo para saludarlo antes de disolvemos los dos, al deno-
Francia con la obra de Heidegger, puede conocerlo en el año 1946. El
minado Heidegger. Lo quiero mucho. Existe en él algo así como u,n
cruce de Heidegger con Beaufret es fundamental porque Beaufret es
presentimiento del psicoanálisis, como diría Aragón. ~~ro no es mas
la ocasión para Heidegger de transformarse en el interlocutor que en
que un presentimiento, porque a él Freud no le interesa . .
una famosa carta, la Carta a J. Beaufret de 1946, le va a permitir des-
Lacan en un momento había sufrido un rechazo por parte de Hei-
pegarse d.e la r~la~ión que se le asigna con todo el existencialismo, ya
degger cuando sometió a su juicio la famosa diferenciación t.an ope-
sea el existencialismo ateo de Sartre, ya sea el existencialismo cre-
rativa en la lectura de Freud y en los albores del análisis Iacamano, de
yente de Jaspers en Alemania. Heidegger logra desembarazarse de to-
significante-significado. También el nudo. b~rrom,eano, la ~ovedad de
das estas interpretaciones antropológicas o psicológicas de su obra
los años 73, 74, 75, había sido tomado sin mteres por Heidegget- A
fundamental Ser y Tiempo, del año 27. Se desembaraza en la relación
Heidegger no le interesaban ni Freud ni las novedades que Lacan le
con ~eaufret. Este era paciente de Lacan; cuenta que, cansado del si-
lencio ~e Lacan quiere conmoverlo con algo y le dice: "estuve ayer iba proponiendo en estos encuentros. .
Pensemos en cambio en el eco que tiene en Lacan especlal~ente
con Heidegger y me preguntó por Vd.". Beaufret comenta que le dio
el cierre del artículo Logos que él ha traducido. Heidegger anal~za la
resultado porque inmediatamente Lacan le preguntó qué le había di-
relación que tenían los griegos con el lenguaje, toman al lenguaje co-
cho. Lacan estaba muy interesado en esta relación, él ya había leído
mo expresión, posición que no es incorrecta pero es ~bsolutamente
Ser y Tiempo, y a través de Beaufret puede conocer a Heidegger en el
incompleta. y sigue: "Una vez sin embargo, en. :1 co~menzo del pen-
año 50.
samiento occidental, el ser del lenguaje apareclO el tiempo de un re-
Al respecto hay un comentario de Isabel Roudinesco que es des-
38
LACAN:HEIDEGGER
LACAN:HEIDEGGER 39

lámpago en la luz del ser, una vez cuando Heráclito pensó el logos
como palabra directora para pensar en esta palabra al ser del ente. Pe- Lacan no la dirigió ni una sola vez a lo largo de su enseñanza .~ nin-
ro el relámpago se apagó súbitamente, nadie captó su rayo ni la proxi- gún pensador y menos a alguien que estuviese :,incu:ado a la ftlos.o-
midad de lo que iluminaba. Sólo vemos este relámpago si entramos fía. Lacan siempre se encargó de hablar de la filosoffa ~omo un ~IS-
en la tormenta del ser". Lacan es un hombre que en esta época está en curso que se caracteriza por no aceptar sus consecuencias. Inclus.lve
plena tormenta del ser. hizo referencia al "uso indecente de mis términos cuando s.e usan filo-
Lo que él recoge en Función y Campo de la Palabra y del Len- sóficamente". Sí se atrevió a nombrar su relación con Heidegger co-
guaje es una particular concepción heideggeriana del lenguaje. Otro mo la fraternidad de un decir, pero a continuación de nombrar esta re-
dato muy importante a señalar es la cuestión del tiempo, es más anti- lación en términos de fraternidad dijo que para la única filosofía que
gua en cuanto referencia. Toda la concepción de la temporalidad que aún salvaba su honor, o sea la de Heidegger, el analista, el discurs,o
se pone en juego en Función y Campo de la Palabra y del Lenguaje del analista, que es lo que Lacan ha construido, venía a revela: su pa-
es una concepción que está confrontada, corroborada y mezclada con gina ausente. Es otro modo de plan~e~rnos esta r~lació~,de Heidegger
la concepción de la temporalidad y el tiempo en Ser y Tiempo, obra con Lacan, por un lado el reconocrrmento, la aflrma~\On de una fra-
que Lacan conocía antes de conocer a Heidegger. Estas dos cuestio- ternidad una fraternidad que a su vez está compromettda porque en el
nes, la lingüística y el tiempo nos impedirían, desde todo punto de seno mismo de esa fraternidad se contornea una página ausente, es
vista, el decir que la relación es una cuestión de ecos, de mimetismos, una página ausente que el psicoanálisis señala en la filosofía, filosofía
de fascinación. Es una implicación profunda, radical y definitiva cu- que aún salva su honor, que es la de Heidegger: Esto da lugar a ese
yas consecuencias nosotros no sabemos todavía cuáles son; por eso extraño compromiso entre Heidegger y Lacan, nm~uno de los dos es-
por ahora nos manejamos con la prudencia de los dos puntos. tá fascinado por la neurosis, ambos comparten la Idea de que la neu-
Esa posible fascinación de Lacan por Heidegger en la autora que rosis no es el modo auténtico de acceso al ser, y que uno y otro hacen
comentamos, Roudinesco, es algo absolutamente peyorativo. Pero tra- su camino tratando de ver qué se recoge en ese camino que sea d~1
temos de ver si es la fascinación o si el amor de Lacan por Heidegger ser. En ese sentido, el final de los dos, uno preocupado por construir
sería de otro orden, si no habría un pasaje de esa fascinación que se el decir que fuera propio del ser, que coperteneciera al ~er; y el otr?
movería en el orden de las dos dimensiones, en el plano, a la tercera preocupado porque la experiencia analítica mostrara, pU~lera transrm-
dimensión del nudo. tir qué huella deja ese franqueamiento que par~ c~da sujeto puede ser
La última vez que lo menciona, poco antes de su muerte, cuando su acceso al ser en este caso tendríamos que añadir al ser de goce. En
lo fue a saludar antes de disolverse, es decir antes de morir, (Heideg- esta perspectiva podemos ver cierto eco de esa fraternidad, serí~ la
ger murió el año siguiente) Lacan dice "lo quiero mucho". Tomémos- fraternidad o el amor que puede haber entre un pensador y un analtsta
lo a la letra. cuando los dos se consideran desechos de la historia universal, o sea
cuando los dos han aceptado que no están situados en el marco de lo
que Heidegger llamaba la ontoteología, o de lo que Lacan llamaba el
*
discurso del amo o el discurso del universitario.
Hay un momento en el que Lacan en un escrito, en L'Etourdit, ha- Para que esa fraternidad llegara a tomar relieve en Lacan fue n~-
ce referencia a su relación con Heidegger y la nombra en términos de cesario que no considerara a Heidegger jamás como a un filósofo SI-
fraternidad. Habla de la fraternidad del decir. La palabra fraternidad no como a alguien que representaba una excepción en el campo de la
filosofía. En el artículo El final de la filosofía y la tarea del pensar,
40 LACAN:HEIDEGGER LACAN:HEIDEGGER 41

Heidegge; .habla de un pensar distinto del filosófico, del científico y que es en el silencio donde se va a recoger una disponibilidad hacia el
d~l. metafísico; pero esta búsqueda de un pensar distinto del de las tra- ser que esta época no dispensa.
diciones metafisicocientíficas lo va llevando a Heidegger al silencio En la espera heideggeriana se aloja el acto de Lacan, y en el co-
por eso el acceso a su obra es difícil, porque es al fin y al cabo el ac~ mentario de la experiencia que Heidegger realiza en los últimos años,
~e~o a .u,na ob:a que culmina con la formulación del silencio y la par- cuando apela muchas veces al término experiencia, vemos un comen-
trcipación actrva del silencio en el decir; como también es difícil de tario de la experiencia analítica, experiencia que Heidegger descono-
transmitir el psicoanálisis porque también en la experiencia analítica ce y que consiste en poner en acto aquello que él sólo concibe como
se trata de que el sujeto, a través de las palabras, capte o acceda al si- una disponibilidad hacia un nuevo horizonte del ser. Hay una pregun-
lencio de la pulsión.
ta de matiz político que seguramente surgirá: cómo ese pensador que
En ese sentido, esa tarea del pensar por fuera de la filosofía de la llegó a ver en toda su magnitud, que llegó a captar en todo su peso
que habla Heidegger tiene un fuerte vínculo con lo que Lacan deno- histórico el funcionamiento de los dioses oscuros, es decir, cómo ese
minó la lógica del no-todo. Cuando presentamos la explicación de pensador que logró atravesar la época que se caracteriza por el exter-
los dos punto~ formulamos la esperanza de que en esos dos puntos minio y el sacrificio masivo de los seres humanos como ofrenda al
brotara un decir: a nuestro entender hay un decir un tanto irreverente amo, aún sigue pensando que lo que tal vez pueda salvar al ser del
pero que surge como posibilidad en la relación entre Heidegger y La- hombre, sea una nueva divinidad de la que aún no disponemos de
can, y es que ~I extravío, más allá de la neurosis, de Heidegger, por una representación. Ahí habría que volver a recoger la apuesta de La-
buscar un decir que pertenezca al ser y que no sea el decir que co- can y el sentido que para él tiene esta página ausente en la obra hei-
rres~onde con la tradición occidental es un extravío por el goce fe- deggeriana.
me~lno. Esta es la respuesta que Lacan formula una vez que ha reco- Aparte de la cuestión de la temporalidad puede haber en el primer
nocido la fraternidad con Heidegger y decide que es el discurso del Lacan ciertos elementos que fueron promovidos desde la noción de
analista el que revelará la página ausente para esa filosofía que aún cura heideggeriana. A grandes rasgos podríamos decir que la formula-
salva su honor.
ción heideggeriana es la siguiente: el Dasein, el ser ahí, está precedi-
Sería interesante asumir una pregunta como la siguiente: por qué do por una red de instrumentos y de útiles que hacen que el surgi-
un pensador que recorre toda la tradición del pensamiento occidental, miento de ese ser en el mundo sea un surgimiento inauténtico: vendría
que logr~ h~cer un diagnóstico de esa tradición, que muestra que hay a ser algo equivalente a la alienación del sujeto a la cadena significan-
una continuidad en esa tradición que va de la metafísica a su destino te en Lacan, es decir que es una in autenticidad, entre otras cosas por-
acabado en ciencia, que logra hacer un examen minucioso y filológi- que el ser en el mundo no es inherente, no hay una inherencia como
co de los términos fundamentales que constituyen a las grandes es- puede haber del agua con el vaso o del auditorio y la sala. La inheren-
cuelas del pensamiento, termina simplemente promoviendo la lectura cia está interrumpida por la in autenticidad. Para Heidegger se perfila
del po~t~ ,Hold~r1in como único destino del pueblo alemán, y por qué siempre por la partícula se, se interesan por lo interesante, se ama lo
su decisión activa de comprometerse con el silencio cuando desde que es amable; este es el modo como Heidegger señala lo inauténtico.
distintos medios se le pide una nueva opinión acerca de lo que habría Hay un punto que hace a ese origen inauténtico que abre la vía de la
qU,e ~acer en la época en la que el mundo técnico se despliega. A la cura, la Sorge es el cuidado del ser, es decir, custodiar al ser y cuidarIo
máxima respuesta que llegó, que se puede percibir en el reportaje que de lo que es la inautenticidad de su estar alojado en el mundo, y es la
le hacen en Der Spiegel es que él insiste en el silencio porque cree vía de la angustia. Es a través de la angustia, este es un desarrollo muy
42
LACAN:HEIDEGGER
LACAN:HEIDEGGER 43

interesante y muy afín a Lacan, porque Heidegger se pregunta ante


Esto a pesar del largo período de antigermanismo que va desde 1870
qué se angustia la angustia, y diferencia el miedo de la angustia, el
a 1920. De modo que la fenomenología alemana (Husserl, Heideg-
miedo siempre está referido a los entes intramundanos, el miedo surge
ger, Scheller) había entrado muy lentamente; el mismo Hegel ~abía
de los entes, mientras que la angustia no surge, no está producida por
sido muy resistido en la Sorbona, considerado como un revoluciona-
ningún ente del mundo, o sea que a través de la angustia se capta al
rio. La aceptación de Hegel recién se produce entre los años 1933 ~I
mundo en su mundanidad. Por primera vez entonces, el Dasein, que
39, época de los cursos que dictó Alexandre Kojeve, un rumano radi-
se había mantenido en la inautenticidad, capta su finitud, se concibe
como un ser para la muerte. cado en Francia que, entre otros, tuvo a George Bataille y Jacques
Lacan como alumnos. Valga esta tardía recepción de Hegel como
Esta cuestión en el primer Lacan está presente; recordemos el fi-
ejemplo de los problemas que suscitaban en la cultura francesa las
nal de El Estadio del Espejo cuando Lacan decía "la cifra mortal del
ideas alemanas.
tú eres eso donde comienza el verdadero viaje". Esta cifra mortal es el
No podemos menos que evocar aquí la radicalmente opuesta po-
ser para la muerte heideggeriano, que es a través de la angustia, que
sición de Ortega y Gasset, quien muy tempranamente y para pensar a
es para Lacan el afecto fundamental porque sólo en la angustia se lle-
España, recurrió al pensamiento germano. Introdujo a Husserl alrede-
ga a saber lo que se es para el deseo del Otro, traducción lacaniana de
dor de 1910 e incorporó a Heidegger después de 1928, momento de
lo que sería la finitud heideggeriana. En este sentido podemos decir
su lectura de Ser y Tiempo.
que hay una primera época de Lacan que guarda cierta correlación
Antes del estallido de la guerra, Jean Paul Sartre había viajado a
con lo que puede ser la cura heideggeriana; después lacan comenzó a
Berlin para reemplazar a Raymond Aron, un importante person~je del
tomar distancia, por ejemplo, comenzó a ironizar toda la temática del
Instituto Francés. Fue allí donde Sartre intentó leer Ser y Tiempo,
ser para la muerte, dijo que basta un lapsus para que la muerte sea la
abandonando pronto, para volver sobre el mismo años después, ya en
del otro, dijo que le interesaba más formular el ser para el sexo que el
calidad de prisionero en un campo de concentración. En ese contacto
ser para la muerte porque la castración siempre es la propia, o sea que
sostenido, profundo, realizó la lectura completa de Ser y Tiempo, cu-
hay menos probabilidades de eludir el problema de la castración, esto
ya huella se registra mu{ es ecialmepte en su obra mayor, E er y la
es más freudiano que el problema de la muerte. Pero sí es Lacan el
Nada. Simultáneamente, en otro campo de concentración, Paul Ri-
primer caso donde se plantea el problema de la cura vaciado de la se-
mántica médica. coe¡;:-estaba realizando la lectura de la obra de Husserl, organizando ~
un simposio sobre la fenomenología alemana. A partir de ese momen-
to, se registra una importante presencia del pensamiento de Heidegger
* en Francia. Si la referencia de Deleuze a Identidad y Diferencia de
Heidegger resultó inevitable al escri Ir su RepetlCLOn y Dife.rencia,
Al finalizar la guerra Heidegger había quedado aislado por el es-
por su parte Jacques Derrida desarrolla un método deconstructivo que
peso silencio producido en tomo a él en Alemania. Sería Francia, pa-
tiene como antecedente la destrucción de la metafísica planteada por
radójicamente, la que cumpliría el complejo papel de desatar la polé-
Heidegger. .
mica sobre el nazismo de Heidegger, a la vez que propiciaba su
En el marco de la difícil relación entre la cultura francesa y cier-
difusión y consecuente rescate del olvido como pensador. Para esa
tos filósofos alemanes, le tocó a Heidegger quedar en la zona francesa
época, 1945 y años siguientes, estaba instalada en Francia la tradi-
de la Alemania ocupada. Fueron los franceses quienes lo rescataron,
ción de realizar exhaustivos trabajos sobre los pensadores alemanes.
tal cual ha quedado pormenorizado en páginas anteriores. Esa primera
44 LACAN:HEIDEGGER LACAN:HEIDEGGER 45

década de la posguerra en la que Jean Beafret desempeñó el rol prin- gua, que la primera traducción de la que tenemos noticias fue en la
cipal, culmina en 1955 cuando los franceses llevan a Heidegger a ver provincia argentina de Tucumán en 1938, traducción de un artículo
a Kostas Axelos, exiliado griego que había escapado a la muerte en recogido en una revista de filosofía, que es signo de una importante
manos de los nazis, refugiándose hacia el final de la guerra en Fran- presencia del pensamiento de Heidegger en aquellas latitudes. Un
cia. En esas circunstancias se organiza en Cerisy-la-Salle un impor- maestro que ha influido a muchos intelectuales argentinos, Carlos As-
tante simposio sobre la obra de Heidegger, en el cual él presentó el trada, sostuvo una nutrida relación epistolar con Heidegger que mere-
artículo ¿ Qué es la metafísica? Para esa época el pasado nacional-so- ce ser atendida. En el caso de Ortega y Gasset, de quien hemos recor-
cialista de Heidegger era motivo de una intensa polémica; Sartre y dado el papel de introductor de la fenomenología alemana en España
Merleau-Ponty no asistieron al mismo para no otorgar con su presen- y en particular de Ser y Tiempo desde 1928 en adelante, no solamente
cia el beneplácito a dicho pasado. hay que destacar la correspondencia intercambiada con Heidegger si-
La peculiar relación de la intelectualidad francesa con la obra de no los efectos de esa relación que Heidegger publicó en 1955 bajo el
Heidegger y con su pasado político, hizo que al eco encontrado en título Dos encuentros con Ortega y Gasset.
discípulos e interlocutores le respondiesen las resistencias y el repu-
dio suscitados. En el caso de Lacan su firme posición anti nazi no fue 11. La fraternidad de un decir
obstáculo para sus encuentros con el pensador a partir del año 50.
Sostiene la crítica que la interpretación existencialista del pensa- Quienes leemos a Lacan nos preguntamos por qué esa forma de
miento heideggeriano realizada por Sartre en El Ser y la Nada se ori- decir, cualquiera que esté familiarizado con los escritos de Lacan en-
gina en problemas de traducción que se vienen arrastrando desde contrará rápidamente que lo distingue un modo de decir absolutamen-
1937: haber traducido "existencia" por Dasein. Más allá de lo acerta- te peculiar, un modo de decir que en algunos casos irrita, que obsta-
do de esta interpretación de la "desviación" existencialista, lo cierto culiza la comprensión, un modo de decir que solamente se produce
es que en Francia sólo se dispondrá de una traducción parcial de Ser deliberadamente, es decir un estilo. Hubo muchas respuestas acerca
y Tiempo en 1964. Las traducciones al castellano, en cambio, han in- de por qué Lacan esco ió ese modo de decir. Podemos dar la más in-
troducido menos deslizamientos que los producidos en la inicial tra- mediata: estaba en su intención ofrecer resistencia a la banalización
ducción francesa. No sólo disponemos de una traducción previa que siempre se produce cuando un discurso se extiende, se generaliza,
(1951) Y completa, llevada a cabo por José Gaos en Méjico, sino que se masifica. Desde esa perspectiva podemos aceptar que Lacan buscó
éste tradujo Dasein por "ser ahí". Traducción literal que, si bien es el modo en que el discurso que él iba elaborando sobre su práctica no
un término difícil puesto que no es coloquial como la palabra alema- fuera rápidamente transformado, reducido al sentido común de la do-
na, sin embargo en su abstracción filosófica respeta el sentido. Hoy xa, de la opinión ambiente: y que él realizó ese esfuerzo para oponer
en día Félix Duque propone otra traducción: "estar". La riqueza de un obstáculo a esa reducción.
nuestra lengua hace posibles traducciones bastante aceptables. Juicio Esto es una primera respuesta; una segunda res~uesta podría ir j
con el cual no estaría de acuerdo Felipe Martínez Marzoa, para quien acercándonos más a los nombres y a lo que se conjuga entre estos
Heidegger debe ser leído en alemán. En alguna ocasión otorga que, nombres de Lacan y Heidegger. Podríamos decir que Lacan se empe-
mientras se aprende alemán, se puede leer alguna traducción muy de- ñó en buscar un decir que se correspondiera con lo propio de la expe-
terminada. riencia analítica, no solamente tratar de que en ese decir se hiciera
Vale la pena mencionar, respecto de traducciones a nuestra len- obstáculo a lo que los aparatos de difusión e información podían lle-
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gar a tergiversar del discurso analítico, sino que también trataba con camino de fraternidad que es el que por ahora preferimos ir desple-
e.se d~cir de,~orresponder a aquello que era lo más propio de la expe- gando, podemos decir que ambos también comienzan procediendo de
nencia analítica. En ese sentido, y aquí se abre algo más problemáti- un gesto equivalente: Heide er muestra a toda la historia de Occi-
co, p0gemos ensar que Lacan escogió esa manera de decir 'para dente como una historia ue se continúa de la metafísica a la ciencia
apuntar a aquello que en la experiencia analítica aparecía como en el y que se caracteriza por haber realizado el olvido del ser, p~ haber
centro de gravedad. ,/ tratado al ser en su asistencia constante y presente, por haber confun-
. ~al vez ~~e modo d.e decir de Lacan apuntaba a lo ue en la expe- dido en definitiva al ser con el ente: y trata entonces de buscar otro
r~cla analítica era lo Imposible de decir; habría tratado de construir inicio para e pensar, un pensar distinto al destino acabado de la me-
a lo largo_d~nseñanza no un decir exterior, no una teorfa- ue fue- Ltafísica que es la ciencia, en los griegos. A eso Heidegger lo denomi-
se u~~ esp~cie de superestructura en relación a lo que ~s la práctica na "otro inicio". Podemos decir que Lacan procede del mismo modo,
ana.lltlc~, sino una serie de dichos que concurriera a lo que eñ esa ex- también Lacan ve a la historia del psicoanálisis como un olvido, tam-
pen.encla es lo más propio y a la vez lo imposible de decir. Podríamos bién Lacan vuelve a Freud, como Heidegger a los griegos, para des-
decir que toda la enseñanza de Lacan trató de circundar, de ceñir lo cubrir en Freud qué había sido olvidado por la propia historia del psi-
q~e en la experiencia analítica surge como un imposible. coanálisis. También Lacan, como Heidegger, no piensa que ese olvido
Reconocer e~ Lacan esta preocupación por el modo de decir, por sea subsanable, sino que ese olvido ha sido la condición misma de
encontrar un decir que copertenezca a la experiencia analítica en su que esa historia haya sidO"'POsible.
s.entido ~ás propio, rápidamente nos pue_de remitir en un primer sen- Son distintas vías que van mostrando esta posible resonancia en-
tido a ~eldegger. Es sabido que Heidegger abandona su proyecto de tre Lacan y Heidegger que nosotros situamos en los dos puntos y que
Ser y Tiempo por 10 que en aquel entonces denominaba ausencia de por ahora tratamos de no nombrar de ningún modo. Nuestro intento
lenguaje, y es sabi~o que lo que se conoce en la obra de Heidegger, es tratar de mostrar en qué Lacan y Heidegger son conducidos al mis-
en lo que es el carnmo heideggeriano como Kehre torsión-:YueIta) es mo problema, y tal vez por eso Lacan llega a decir de Heidegger que
la preocupaci~ Heidegger por encontrar el decir que corresponda es la última filosofía que aún salva su honor; y que a su vez es el dis-
c?n la tarea del pensar, el decir que copertenezca al ser, y que este de- curso analítico, el discurso de Lacan, el que hace que haya una pági-
cir a su vez no sea un nuevo paso ni de la metafísica ni de la ciencia. na ausente en esa filosofía que aún salva el honor. No se trata de or-
Por lo tanto preguntándonos qué quiso alcanzar Lacan con ese decir ganizar el recorrido coherente y establecido de estas influencias, sino
encontramos allí un camino que se nos abre hacia el nombre de Hei- que se trata de ir y venir sobre aquello que pueda dar cierta vida a es-
deg~er como aquel otro pensador que trató de interrogarse acerca del ta fraternidad hasta ir mostrando aquello que acontece como la pági-
decir que copertenecería al ser. na ausente que el analista Lacan localiza en la filosofía de Heidegger.
En esta una posible línea de encuentros entre Heidegger y Lacan, Esa fraternidad tiene como punto de apoyo un mismo gesto, en-
encuentros que queremos sustraer de toda relación erudita, encuentros tender la historia de la filosofía como un olvido en el caso de Heideg-
que queremos apartar de toda relación de analogía. Lacan llega a ha- ger y entender la historia del psicoanálisis también como un olvido en
blar e una fraternidad en el dec~ entre Heidegger y él, fraternidad el caso de Lacan.
que pretendemos que tenga un alcance mayor que la analogía. En la Esa fraternidad tiene otro nuevo zócalo, la preocupación de am-
f~~ad vemo.s surgi~ la resonancia entre Lacan y Heidegger, más bos por encontrar el decir que correspondiera a aquello que había si-
que posibles equivalencias conceptuales o del conocimiento. En este do olvidado, a aquello que había sido abandonado.
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Es el Lacan de los primeros años el que asume que la cura psicoa, que su palabra profiriera su significación soberana. Con esto Lacan
nalítica debe ser distinguida, por razones éticas y específicas del dis- nos indicaba que para él Heidegger no era un filósofo más, que si to-
curso analítico, de lo que es la cura médica. Pero desde la posición da la filosofía, como señála Lacan en el seminario Encare, está vincu-
donde es más interesante seguir sosteniendo que hay cura en lugar de lada al discurso del amo, si toda la filosofía está vinculada al estable-
abandonar la cura a los médicos. Es esa posición la que hace que La- cimiento del ser, a recibir la orden adecuada para que el ser sea lo que
can jamás haya renunciado a la palabra cura. Esto vuelve de algún tenga que ser, "lo que yo hubiera sido si hubiera escuchado tu orden",
modo a conectarlo con Heidegger que es, dentro del panorama de la así es como Lacan termina de trazar un eje fundamental en la filoso-
filosofía, la excepción que introduce el término cura en el seno de su fía, si Lacan ve a toda la filosofía como el intento de fabricar un ser
reflexi~. Hay un primer ~acan que introduce en esa cura lo que ha que sea un correlato del mundo, hace una excepción con Heidegger.
sido el s~erpara la muerte; pieza fundamental de la reflexión de Ser y r- Muestra a Heidegger no del lado del discurso del amo sino más bien
Tiempo, es el ser para la muerte el ue verdaderamente puede ~umir inscribiendo lo que en su propia enseñanza sería una histerización del
un proyecto, es el ser para la muerte según Heidegger el que verdade- discurso del amo. Heidegger demuestra con su pregunta por el ser que
ra~nte se reencuentra con su posibilidad, es el ser para la muerte el - el saber de Occidente, el saber de la ontoteología, es impotente para
que encuentra el ~o de salida de la inautenticidad. Es el ser para dar cuenta de la verdad del ser; es decir que en la cima de esa frater-
la muerte el que realmente puede afrontar el deseo, es el que muestra nidad está el reconocimiento de Lacan de dejar proferir a la palabra
que no todo en el ser que habla es alienación, es el ser para la muerte de Heidegger su significación soberana; y a la vez, formulario inclu-
el que franquea ese afecto fundamental que es la angustia. Este tipo so como un hombre de la verdad, los tres últimos hombres de la ver-
de resonancias que hacen a la fraternidad son las que podemos encon- dad que nos quedan, dice Lacan en La Ciencia y La Verdad: el agita-
trar en el primer Lacan cuando hablaba del fin del análisis como esa dor revolucionario, el escritor que con su estilo marca la lengua y el
cifra mortal en donde se podía reconocer el "tú eres eso"; o cuando que ha renovado el pensamiento del ser.
llegaba a decir que el fin del análisis no era otra cosa que la subjetiva- Pero el camino de la fraternidad entre Lacan y Heidegger no es
ción de la muerte. solamente la fraternidad que podríamos ver que cobra su fuerza en las
Es cierto que esta fraternidad de Lacan iba preparando también distintas equivalencias que pueden tener la andadura o el camino hei-
las condiciones del advenimiento de esa página que Lacan hace au- deggeriano con el camino lacaniano; podemos decir ue también está
sente en la filosofía. Ya en aquel entonces Lacan decía que tenía sus la fraternidad de los mismos obstáculos, es Heidegger el que dise que
sospechas sobre el ser para la muerte, porque si en el ser para la la palabra ser le resulta cada vez más difícil de sobrellevar en el seno
muerte se pone en juego el número dos, si en el ser para la muerte es- de su reflexión, es Heidegger el que te~ tachando la palabra ser
tá presente el otro, basta el menor lapsus para que se trate de la muer- porque todavía le ve adherencias metafísicas, es Heidegger el que ter-
te del otro, y sin embargo, responde Lacan, el ser para el sexo que im- mina buscando en el texto de un poeta próximo a la locura (Holder-
plica la castración hace que donde haya dos siempre la castración sea Iin) el decir que volviese a hacer resonar la palabra del ser cuando y
la propia. Es decir que mientras se iban armando resonancias que le la palabra incluye el silencio. Estos mismos obstáculos están en La-
daban vida a esta fraternidad, a su vez se iban preparando las condi- can y forman parte de la fraternidad con Heidegger. Es Laca~ el que
ciones para el advenimiento de esta página en blanco. Esta fraternidad dice que el sujeto es un efecto del significante pero que el ser del que
iba encontrando su cima en el momento en que Lacan llegaba a for- él ha hablado es el objeto a, el objeto plus de goce. Es el mismo La-
mular que cuando Heidegger hablaba, que cuando lo traducía, dejaba can el que vincula dificultades para inscribir a ese objeto en relación
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a lo real .o como semblante de 19 real. Es el mismo Lacan el que la Filosofía y la Tarea del Pensar nos muestra la plasmación de esta
afronta el problema de mostrar cómo su Dasein, su seudo Dasein, vocación, la filosofía ya ha terminado, ha llegado a su fin en la civili-
co~ él llama al objeto de goce, en cierto sentido tiene una afinidad zación mundial, en la expansión de la técnica a nivel planetario, en el
con su semblante, y en otro, siente aversión por su semblante. Esta control instrumental del hombre, en el desarraigo definitivo del hom-
fraternidad no se realiza solamente procediendo ambos por gestos en bre sobre lo que es la tierra, en el tratamiento permanente de iodo en-
donde uno y otro llevan a cabo las mismas operaciones, sino que tam- te en su asistencia presente; es decir que la filosofía ha acabado en el
bién hay todo un camino de esa fraternidad que caracteriza a dos que mismo momento en que la esencia de la técnica ya no se hace escu-
se han dirigido al lenguaje para recoger en él lo que es imposible de
decir: en el caso de Heidegger el ser, en el caso de Lacan el goce.
Alguien que por otra vía llegó a lo imposible de decir: lo que sur-
-
char. Desde ese punto de vista podríamos preguntar entonces qué ta-
..
rea del pensar queda por fuera de la filosofía y por fuera de la ciencia.
"¿Qué clase de decir es el que puede brotar sin tener como suelo, sin
ge con el Tractatus de Wittgenstein. Fue precisamente ese autor el tener como continente la tradición metafísico-científica?
que arribó, recordemos la frase del final del Tractatus, "de lo que no Es por esta pendiente por donde esta fraternidad comienza a di-
se puede hablar claramente, mejor callar". Podríamos decir que el solverse y vemos al discurso analítico mostrar la posibilidad de una
Tractatus se cierra en la formulación de Wittgenstein de callar sobre experiencia que precisamente se caracteriza por engendrar un tipo de
aquello de lo que no se puede hablar claramente. Esa formulación es discurso, la elaboración de esa experiencia que comenzó con Freud,
la que configura al Tractatus como un todo; es allí como ese tratado un tipo de discurso que hasta ahora no tenía carta de presentación. El
lógico-filosófico se cierra en una totalidad. Pero recordando que ese discurso analítico con sus maternas, sus escrituras topológicas, no re-
silencio, el famoso silencio de Wittgenstein, el silencio que le hizo suelve ni su pertenencia a la filosofía ni su pertenencia a la ciencia.
decir que lo más importante del libro era lo que no había escrito, el si- Para Heidegger una condición fundamental de ese decir que co-
lencio que le hizo decir que su libro tenía que ser usado como una es- perteneciera al ser aparecería de una manera bastante nítida en su re-
calera que luego había que arrojar, ese silencio está aún vinculado a flexión sobre Retorno a la Tierra Natal, en el análisis del poema de
un im erativo de callar, a una conveniencia de callar para establecer Holderlin. Allí Heidegger muestra cómo Holderlin escribe un poema
un límite. Mientras que voiVi~a la fraternidad entre Lacan y Hei- que no metaforiza el retorno a la tierra natal, es el mismo poema el
de ger.en este punto, podríamos decir que para ambos el silencio per- que se encuentra con el goce que hay en el retorno a la tierra natal.
tenece al decir, y que el problema es, en todOcaso, qué tipo de acon- Dice en este párrafo referido al análisis del retorno a la patria, a los
tecimiento, qué tipo de experiencia hará resonar al decir en el parientes:
siIeñcio. En términos psicoanalíticos podríamos decir que ese SilenCiO) "El poeta debe hablar pues es el gozo, cualquier gozo indetermi-
no es otra cosa que el Ello, el inconsciente cuando calla, y que si hay . nado por algo o el gozo que sólo es gozo porque en él se despliega el
un problema para la interpretación psicoanalítica es hacer resonar al ser de todos los gozos. ¿Qué es el ozo? El ser original del gozo es
decir en ese silencio. llegar a estar en casa en la cercanía al origen, pues en esa cercanía se
Un paso nuevo de esa fraternidad: el mismo Heidegger tratando acerca saludando el alegramiento en que aparece la clara. El poeta lle-
de buscar ese decir que no excluyera el silencio y que no se confun- gaa Casa en cuanto llega a la cercanía al origen. Llegaa la cercanía, a
diera con la conveniencia de callar, mostró que ese decir no podía ser decir el secreto de la cercanía al origen, lo dice en cuanto que poetiza
un~uperación de la filosofía o de la ciencia, que el mismo término lo más gozoso, el poetizar no es lo que da al poeta un gozo, sino que
superación era aún metafísico. La conferencia de Heidegger el Fin de el poetizar es el gozo, la claridad, porque en el poetizar consiste el
52 LACAN:HEIDEGGER LACA :HEIDEGGER 53

primer llegar a casa. La elegía Retorno a la Tierra Natal no es una en la traducción de José Gaos. Actualmente Félix Duque propone una
poesía sobre el retorno a la tierra natal, sino que la elegía es el retor- traducción totalmente diferente: estar a la muerte; hay bastante dife-
no mismo a la tierra natal". rencia entre una y otra. También traduce Gaos: ser relativamente a la
Esta interpretación de Heidegger sobre el poema de Holderlin muerte. Este ser para la muerte, no solamente en castellano sino tam-
puede al menos apuntar a lo que esperaba Heidegger acerca de un de- bién en francés, tiene unas resonancias cristianas que perturban y mo-
cir que no realizara el olvido del ser y que coperteneciera precisamen- lestan, pero indudablemente no es ese el sentido y Lacan lo sabe per-
te a la verdad que aún se esconde en el ser, en su ocultamiento. fectamente, pero necesita producir su deslizamiento de sentido hacia
A su vez Lacan, si seguimos todo el proceder de su escritura, va el ser para el sexo; él no deja de advertir este problema que encierra
por un camino equivalente. El surgimiento de lo que es la escritura el ser para la muerte, el cual en realidad no tiene ningún tipo de con-
del nudo borro mea en Lacan va acompañado de la pretensión de que notación cristiana ni mística, sino que está como posibilidad para el
el nudo no modelice ni metaforice lo real sino que sea lo real mismo. ser ahí, para el Dasein; y abre, al lantearle en tanto horizonte de
A su vez la propia experiencia analítica afronta en el fin del análisis muerte la finitud del ser, la posibilidad de una reflexión sobre el ser, y
e~e problema, un dicho que sea una metáfora, un dicho que no esté abre la dimensión de la temporalidad como distinta del tiempo. Es
VInculado al Nombre del Padre, sino por el contrario, mostrando que una interpretación un tanto abusiva de Lacan, porque llega a formular
no hay acuerdo entre el saber y el goce, sin embargo posibilite norn- el ser para la muerte como el penitente, como el que está a la espera,
b~ar, hacer re~onancia en el goce. Si Heidegger llegó a afirmar que como aquel que estuviera precisamente abocado a una espera que es
solo en el peligro crece lo que nos salva, fue Lacan el que concibió lo que lo constituye como ser en el mundo; no es esta la formulación
que en el fin del análisis aquello que había que testimoniar era preci- heideggeriana.
samente lo que había ido del padre a lo peor. Heidegger trata de mostrar claramente que este ser para la muerte
hay que recogerlo en su dimensión activa; desde el punto de vista del
* psicoanálisis podríamos añadir que el ser para la muerte heideggeria-
no no tiene ese sentido, nada que ver con la neurosis obsesiva que es
El sentido de lal cura en Heidegger y en Lacan introduce una una pregunta incesante acerca de si se está vivo o muerto. Hay una di-
cuestión, la de la temporalidad que allí se abre. Cuestión que pertene- mensión activa porque el ser para la muerte es asumir la muerte como
ce a una época de Heidegger, fundamentalmente la de Ser y Tiempo, y una posibilidad más propia y no es pensar en la muerte, es asumir la
a un Lacan, el del año 53, el del Seminario 1 sobre los Escritos técni-
cos de Freud contemporáneo de la redacción de Variantes de la Cura
muerte como la posibilidad que está en el límite, y a partir de allí
construir un proyecto, es la condición del proyecto; e~
muerte de la vía heideggeriana se correspondería
para la
en Lacan con la
\
Tipo, que recién se publicó en el año 55. Un Lacan empeñado en
plantear las cuestiones de la historia, de la histOrización, del pasado, asunción del deseo.
presente y futuro en relación al sujeto en la cura analítica. Si lo que vela el ser para la muerte en el ser en el mundo es la
Hemos mencionado de qué modo Lacan intentó deslindarse de la inautenticidad, podríamos decir que recoger al ser para la muerte, ha-
noción de ser-para-la-muerte. Cabe decir en descargo de Heidegger, cer su experiencia, conduce a lo que en el campo del psicoanálisis de
que el texto donde Lacan hace este pasaje del ser para la muerte al ser Lacan sería la separación, es el camino que se produce cuando se
para el sexo, texto del año 67, le da a este ser para la muerte una con- efectúa esta torsión con respecto a la ali.enación. En ese sentido, esa /
notación un poco cristiana, que particularmente la tiene para nosotros interpretación de Lacan respecto del penitente es un poco apresurada:
A

54 LACAN:HEIDEGGER LACAN:HEIDEGGER 55

el ser para la muerte no está esperando la muerte. Justamente, el Da- dicar acerca de ella como si fuera un ente, la temporalidad justamen-
sein no está esperando la muerte, sino en todo caso es la muerte la teno es ningún ente, hay un neologismo que acuña Gaos, la tempora-
q~rovoca un advenir, un advenir que es un preserse, esto es muy lidad se temporacía adviniendo sido y presentando. Esta es, podría-

r característico del problema del ser para la muerte.


La muerte aparece como una posibilidad constante de anticiparse,
__de un preserse. La fórmula heideggeriana de esta definición del Da-
mos decir, la definición heideggeriana de la temporalidad del Dasein.
La temporalidad se temporacía adviniendo, sido y presentando.
Otra cuestión para relacionar la temporalidad con la historia es
sein en relación a la cura, es un preserse ya en el mundo. Preserse ya que la temporalidad del Dasein es histórica, no porque el Dasein ten-
en el mundo, veremos las consecuencias que tiene esta fórmula en la ga una historia sino porque está constituido históricamente.
concepción lacaniana de lo que es la historia y la historización. El término cura es un término que Lacan aplica por primera vez
La cuestión que está en juego en este preserse ya en el mundo, y al campo del psicoanálisis en Variantes de la Cura Tipo. Época de lo
en este ser cabe el ente, (estar junto y entre los entes; la preposición que es su lectura ya realizada de Ser y Tiempo, su traducción de La-
cabe es la traducción del "bei" alemán) 10 que está en juego aquí es gos, en fin, su implicación y su modo de embeberse de la problemáti-
establecer una diferencia con lo que es el presente, el pasado y el fu- ca y la apuesta heideggeriana. Indudablemente esta cura, esta cure
t~ro '. Se trata del problema del ser, del Dasein, lo podemos decir en francesa, que no tiene como en castellano la posibilidad de derivar a )
términos más psicoanalíticos, se trata del problema del serdiciente, de curación (la cure no tiene una curación que derive de la cura), la cura •
aquel que cuando habla dice ser. En esta cuestión del serdiciente .po- está aplicada fundamentalmente en francés al lado del médico, mien-
dríamos decir exactamente que hay un pasado, es decir algo que fue y tras que la curación es lo que pasa del lado del enfermo (curación en
que ya no es? No, no podemos decir eso porque en realidad el Dasein francés cambia de raíz con respecto a cura). Indudablemente Lacan
es, ~o hay ~n pasado respecto a su ser, es. Entonces tiene que haber está tomando el término cure en relación a la Sorge, a la cura heideg-
algun otro tipo de forma de establecer la relación del Dasein con la geriana. Cura heideggeriana que es el ser mismo del Dasein, cura hei-
temporalid~d. La forma que propone Heidegger es el sido, no es ya ] deggeriana cuyo sentido es la temporalidad del Dasein. Esto tiene
un pas~do SIOO que es un sido; lo mismo respecto del futuro: ¿se pue- grandes paralelos con la formulación lacaniana.
de¿Iectr que el ser del Dasein es algo que aún no es pero que será en En el ño 53, en Los Escritos Técnicos de Freud, hay una preocu-
un ~uturo? Respecto del presente también cabe lo mismo: ¿se puede pación en Lacan por restituir la historia completa del sujeto. Ahí La-
decir ue el presente del Dasein es un estar presente como si fuera un can explica que conquistar ciertos puntos esenciales de las situaciones
ente, o cuando hablamos del presente nos estamos refiriendo a un ente de la historia del sujeto no es colocar el acento sobre el pasado. Co-
que es incapaz de presentarse a sí mismo otros entes? Mientras que el mienza a marcar la diferencia entre historia y pasado. Dice "1~0-]
Dasein, por el contrario, es capaz, justamente esa es su característica ria no es el pasado, la historia es el pasado historizado en el presen-
esencial, es capaz de presentarse a sí mismo otros entes. Está perma- '- te". a sillo vivido en el pasado y se historiza en el presente.
nentemente preocupado por la presentación de los entes. Entonces, lo Indudablemente ya en este planteo está presente todo el desarrollo de
que es presente para los entes es un presentarse para el Dasein, de tal la historia, la historicidad y la temporalidad de Ser y Tiempo, aunque
mo~o que pasado, presente y futuro se transforman en un sido, un ad- todavía hay ciertos roblemas de expresión. Por ejemplo, Lacan tiene
verur, que es la temporalización correspondiente al futuro· un sido un que conservar necesariamente los términos de presente, pasado y fu-
adve~ido y un presentar. ~emando la fórmula sería qu~ de la t~m- turo, puesto que son del habla coloquial y están totalmente incorpora-
poraltda del Dasein no podemos decir que es algo, porque sería pre- dos al lenguaje psicoanalítico, pero comienza a establecer este tipo de
56 LACAN:HEIDEGGER LACAN:HEIDEGGER 57

críticas. La restitución de la historia del sujeto adquiere la forma de rizado. Al igual que lo que mencionábamos respecto de la cura hei-
búsqueda de la restitución del pasado, aquí en relación a esta búsque- deggeriana, también estos puntos de historia que se privilegian en es-
da de restitución del pasado que es la forma que adquiere esta bús- ta historización del pasado deben ser tomados como puntos de éxta-
queda de la historia en donde se plantean las cuestiones del tiempo y sis, son éxtasis de la temporalidad del sujeto. No son momentos
la función de la temporalidad. Podemos preguntamos, si se trata de congelados ni fases que se suceden cronológicamente, tenemos que
una restitución de la historia: ¿de qué historia estamos hablando, qué marcar particularmente la diferencia entre las llamadas etapas del de-
es historia? ¿Es una sucesión de acontecimientos pasados? sarrollo con esta noción de historia. Esta noción de historia que Lacan
Decíamos que en torno a esta restitución del pasado se abría la inyecta y trabaja en Freud a partir de Heidegger forma parte de este
función del tiempo en la realización del sujeto. Es decir que según lo decir que Lacan se propone para revisar la cuestión de olvido que ha
que habíamos considerado en Heidegger y teniendo en cuenta el para- sufrido el psicoanálisis, es decir, la desviación biologista que ha afec-
lelismo de las lecturas, tenemos que considerar esta realización del tado al psicoanálisis en la época configurada por el movimiento de
sujeto como una temporalización según las mismas pistas que nos da los postfreudianos.
Lacan. Si hay temporalización del sujeto, podemos preguntamos ¿qué Vayamos a lo que Lacan concibe como realización e la historia.
es su temporalidad? ¿El sujeto habita en un tiempo que transcurre En Función y Campo de la Palabra y del Lenguaje dice: lo que se
fuera de él, en un tiempo que pasa, un tiempo en el que se suceden los realiza en mi historia no es el pretérito definido (en el sentido de "lo
instantes? ¿En qué circunstancias podemos revelar esa temporalidad? que fue"), no es perfecto, no es lo que ha sido en lo que yo soy, es fu-
La posibilidad de revelar esa temporalidad del sujeto es la cura analí- turo anterior, es "lo que habré sido para lo que estoy llegando a ser";
tica. esta acción venidera que anticipa a otra acción venidera, ésta es la
La cura analítica, esta cura tomada de la Sorge heideggeriana, re- temporalidad del sujeto psicoanalítico según lo que Lacan establece
vela esta temporalidad originaria, es en sí misma la unidad de esta en esta época que estamos considerando, en 1953. La corresponden-
temporalidad. Por eso pensamos que en esta cura no se puede hablar cia con la fórmula heideggeriana del "adviniendo sido presentando"
de pasado, presente o futuro; hay una prueba flagrante de que en psi- es total, es punto a punto. Esto es muy importante porque esta fórmu-
coanálisis no podemos hablar del pasado, del presente o del futuro la, este futuro anterior que es una formulación propiamente lacaniana
que es el síntoma. A arentemente hubo unas causas que lo produjeron pero construida sobre la matriz de la concepción heideggeriana, esta
y están en el pasado, pero hay un presentarse del síntoma y una soli- fórmula es la primera formulación de la temporalidad que se da el
citación desde el mismo futuro. Prueba entonces de que en el caso del psicoanálisis lacaniano. Hay un antecedente de sus consideraciones
pasado no se trata entonces de "ya no es" o "ha sido", del cual me respecto del tiempo, del año 45, el tiempo lógico, lo que Lacan llama
püedo desentender. En este dirigir la palabra a otro, que es como pro- Aserto de Certidumbre Anticipada, donde plantea un problema de ló-
cede el psicoanálisis, el sujeto adquiere una capacidad de constituir gica colectiva, una situación entre tres sujetos que pone en juego un
una historia mediante una rememoración en acto, capacidad que es la problema de la intersubjetividad, ponerse en conexión con el otro y
historicidad, es su modo de asumir el futuro. Esta historicidad del su- anticipar y sacar conclusiones; los famosos tres momentos de este
jeto es la que está fundada en la temporalidad, porque el ser del sujeto aserto son el instante de ver, el tiempo de comprender y el momento
es su temporalidad, es que somos históricos y somos históricos en el de concluir. Esta formulación del 45 recién va a tener una aplicación
sentido de que somos capaces de asumir esta historicidad, esta histo- al campo propiamente psicoanalítico, ya extraída de este origen en la
rización del pasado en el presente, o este presentarse un pasado histo- lógica colectiva, prácticamente 20 años después, en el Seminario XI
58 LACAN:HEIDEGGER LACAN: HEIDEGGER 59

de 1964. Ahí sí ya con una articulación del tiempo del inconsciente en exactamente un pasado, surge entonces esta conjetura de "lo que ha-
t~~minos de pulsaciones temporales, Lacan recupera su vieja formula- bré sido".
cion y transforma y aplica el tiempo lógico o de la lógica colectiva al Cuando hacemos este tipo de formulaciones, y justamente si recu-
campo propiamente psicoanalítico, el tiempo de comprender y el mo- rrimos a estos éxtasis temporales, si hablamos de un "adviniendo sido
mento de concluir en relación a la transferencia. Todo esto sucede en presentando" para evitar la idea de un pasado, presente y futuro, esto
el año 64. Lo que tiene verdaderamente vigencia como primera con- nos tiene que servir para tomar precauciones al plantear estas dos co-
cepción de temporalidad en Lacan es lo que corresponde a lo que él sas. ¿La castración está en el pasado? Parecería que sí... ¿Y la muer-
toma puntualmente de Ser y Tiempo; la noción de temporalidad, de te? Parecería aguardar en el futuro.
temporación, de historia, de historización, de ruptura con las nociones El advenir es esencial, es desde lo que llamamos futuro de donde
cotidianas de pasado, presente y futuro para reemplazarlas por este está solicitado ese advenir, eso que llamo mi pasado historizándose en
futuro anterior en su formulación o este "adviniendo, sido y presen- el presente está disparado desde el futuro. No es el futuro algo que
tando" de la formulación heideggeriana. Este es entonces el sentido IV) voy a alcanzar, eso es un ideal de la conciencia y de la representa-
de. la cura en Lacan. Pensamos que la cura es esta temporalidad del y ción; en este viaje, en este trayecto lineal me espera la muerte, es al-
sUJ~to Y por eso, con este criterio es que Lacan toma esta idea heideg- go que va a acontecer en el futuro pero que todavía no aconteció. Pe-
gen ana de cura y la traslada al campo del análisis. ro no es así, en "lo que habré sido para lo que estoy llegando a ser" ya
Este problema del futuro anterior que plantea "lo que yo habré si- está totalmente presente la muerte, la muerte o la castración. Hablan-
do para lo que estoy llegando a ser" se caracteriza por expresar una do psicoanalíticamente, es la castración la que está disparando todos
acción venidera, es decir, ninguna de las dos acciones ha concluido los procesos, toda la articulación. Es la que está temporalizando al
sin embargo hay matizaciones dentro de esta fórmula del futuro ante- ser. Tenemos que pensar que Lacan propone este tipo de temporalidad
rior ..Justamente lo que se percibe como pregunta es porque es de tipo justamente para romper con estas ideas clásicas de pasado, presente y
conjetural, el "habré" es una conjetura, el "habré" es lo que se llama futuro, aunque él tenga que usar esos términos, aunque recurra a
un antefuturo de probabilidad o conjetural; hay una acción dudosa o ellos. Pero la fórmula "lo que habré sido para lo que estoy llegando a
supuesta, "habré", de un pasado, "sido", y relativa a otra acción veni- ser" es conjetural, ahí es imposible decir que hay algo que sucedió y
dera, también conjetural, porque no es "lo que seré" sino "lo que es- otra cosa que está por suceder. Todo es, porque se trata de la tempora-
toy llegando a ser". Hay una doble conjetura, en el "habré sido" y en lidad del sujeto, entonces no puede haber algo que está por suceder ni
el "llegando a ser", entonces lógicamente esto propicia una sensación algo que ya ha sucedido, sino que todo está siendo, yeso que está
de interrogación, de que hay algo que no está acabado ni en un lado ni siendo, está disparado desde el futuro y trayendo el llamado pasado
13n el otro. para presentarlo; pero para presentarlo no como se presenta un objeto
Se podría deducir de este carácter conjetural que tiene la formula- que está presente sino para poner en relación a un ente con otros en-
ción "lo que habré sido para lo que estoy llegando a ser" el hecho de tes ante el sujeto mismo; por eso hablamos de presentar en lugar de
recon.o~er allí la cuestión de lo real en el sentido lacaniano, porque en presente.
?efimtJva lo que hace de esta temporalidad algo conjetural es lo que Sería interesante confrontar esta formulación de "lo que habré si-
Introduce lo real en tanto dimensión de imposible. Lo real es al fin y do para lo que estoy llegando a ser" con una formulación de Píndaro
al cabo, en una primera formulación, un pasado sin ningún presente, que le gustaba a Heidegger, "llega a ser lo que tú eres". Esto queda
por lo tanto, al ser lo real un pasado sin ningún presente ya no es como problema, para recordar que la experiencia analítica no se so-
60 LACAN:HEIDEGGER LACAN:HEIDEGGER

porta enteramente en la historización, este es un problema al que len- del ser. Se trata de que acontezca un decir del ser. Y el analista, por
tamente fue arribando Lacan en su enseñanza. Simplemente a partir ser quien escucha, pertenece al decir, pues pone en relacion el'habla
del hecho de que no todo en la experiencia analítica es reabsorbido con la escucha. El resultado es ue el serdiciente, andando ese cami-
por lo que se llama la temporalidad, y en ese sentido habría que intro- no del análisis, llega a apropiarse de la escucha como posibilidad. LY
ducir la dimensión del acto, lo que sería la mutación subjetiva en la Hay un Heidegger que nos proporciona especialmente las claves
experiencia analítica y en definitiva todos los problemas que se abren de esta lectura que realizamos, un Heidegger para el cual el lenguaje
en relación al fin del análisis, y confrontamos con esta primera época es la morada del ser.
de Lacan donde vinculaba la cura con la temporalización. Citaremos un párrafo de la Carta sobre el humanismo, texto de
1946 que ya mencionamos. Esta carta fue la ocasión que le brindó
III. El decir verdadero lean Beaufret a Heidegger, pues al dirigirle una pregunta le permitió
expresar sus diferencias con el existencialismo según Sartre o Jaspers,
. Desde el mismo comienzo, Heidegger está preocupado por el de- En esa carta Heiddegger dice lo siguiente: "El pensamiento futu-
cir del ser. Problemas tales como ser y lenguaje son una constante de ro ya no será filosófico porque pensará más originalmente que la me-
su pensamiento. En cuanto a Lacan, la cuestión del decir verdadero lo tafísica. Este pensamiento futuro tampoco podrá, como quería Hegel,
ocupa ya en el texto fundacional de 1953, Función y campo de la Pa- despojarse del nombre de amor a la sabiduría y tomarse así la sabidu-
labra y del Lenguaje, y en un escrito como L'Etourdit (traducido co- ría misma bajo la forma de saber absoluto. El pensamiento descende-
mo El Atolondradicho o el Aturdicho) de 1972, la cuestión del decir rá de nuevo a la pobreza de su esencia provisoria. Se revestirá del
es central. simple decir del lenguaje. De este modo, el lenguaje será el lenguaje
Testimonio de tal preocupación de Lacan es un término que acu- del Ser, como las nubes son las nubes del cielo".
ña para sustituir al de ser hablante como modo de caracterizar al Valga esta cita como introducción a una serie de cuestiones a con-
hombre. Condensa ambas palabras en el neologismo p'arLetre,que no- siderar. Se ha tomado como referencia fundamental un texto del año
sotros hemos traducido como serdiciente, el e e al hablar dice 53 que Heidegger escribe como consecuencia de la visita de un profe- -J.
s~r. <:>troneologismo esencial producido por Lacan es el de lalangue, sor japonés de la Universidad Imperial de Tokio, el profesor Tezuka,
t?r~.I~o. que marca la diferencia con la noción de lengua propia de la quien 10 visita en Freiburg. El texto se llama De un diálogo acerca
lingüística, Nosotros lo tra ucimos como lalengüa, escribiéndolo con del habla y lleva como subtítulo: entre un japonés y un inquiridor.
diéresiscomo rasgo diferencial. De allí que consideremos que la ex- Esta visita tiene resonancias de una antigua relación de Heidegger
periencia analítica sea para el serdiciente un ponerse en camino a la- con otro japonés, el conde Suki, con el cual tuvo importantísimos diá-
lengüa. ¿Cómo se encamina uno hacia lalengüa? Al hablar, que es no logos acerca de la cuestión de la hermenéutica propia de Ser y Tiempo.
solamente emitir palabras sino también callar. Y es en eso, en lo que Hay una corriente de pensadores japoneses que estudiando el
habla el serdiciente, que lalengüa dice. Esto es hacer una experiencia pensamiento occidental, el griego, el alemán, se relacionaron funda-
con la palabra, propia del psicoanálisis. Sabemos que hablar y callar mentalmente con la fenomenología alemana y tuvieron relación con
son los modos de uso de una lengua, y es en lo dicho y en lo no dicho Heidegger. Este diálogo es un testimonio importantísimo de esto. El
q~e lalengüa despliega el decir. En otros términos, digamos que el ea- diálogo está acotado en términos de dos personajes que son el japonés
mInO a lalengüa es el discurso analítico mismo, por lo cual ponerse y el inquiridor. En este diálogo, que se va intrincando de una manera
en carruno es entrar al discurso para que tenga lugar el decir, el decir sutil, progresiva, que evoluciona de manera espiralada, que se preci-
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pita en una dirección, que luego retrocede, busca otro camino ...lo que tar que el habla hable en el habla es a través de un diálogo como el que
se va a entroncar aquí es un problema de la esencia del habla con lo escribe Heidegger después de este encuentro con el japonés. En la di-
que es la hermenéutica. Heidegger muestra aquí que él no abandonó lucidación de lo que es la hermenéutica hay una cuestión fundamental;
la palabra hermenéutica como muchos habían creído, como una ma- él va dando una serie de datos, pero después de explicar que el camino
n~ra de re~egar o repudiar lo que fue la fenomenología y la importan- de su pensamiento es mejor que quede innominado por lo cual renun-
era de I.a fe.n~me~~logía en su relación con Husserl, sino que por el cia al nombre de hermenéutica, pasa a hacer una especie de etimología
contrano, SI el dejó en suspenso, si dejó de utilizar el término herme- ~ muy heideggeriana, puesto que la hermenéutica termina asimilada al
néutica fue simplemente como una decisión para dejar innominado lo dios Hermes, de tal modo que más que el sentido clásico de interpreta-
que era el camino de su pensamiento, es decir para quitarle un nom- ción de un texto, como era la hermenéutica aplicada en teología a la
bre; con lo cual está diciendo que hermenéutica podría ser el nombre interpretación de las Sagradas Escrituras, a la interpretación del Nuevo
de ese camino, pero tomó la decisión de quitarle ese nombre. Testamento, a lo que se había dedicado Heidegger en su juventud, m~s
Este diálogo con el japonés tiene algo de contexto de justificación allá de este significado de interpretación hay un significado primigenio
porque es en el curso del diálogo y en notas a pie de página donde que es el que Heidegger destaca en esta relación etimológica de lo que
Heidegger explica la cuestión de haber retirado de una edición de Ser es el ermeneus y el dios Rermes. De donde el significado, lo que her-
y Tiempo, de la Sta, del año 45, la dedicatoria a Husserl, que era su menéutica quiere decir, va a tomar primariamente el sentido del dios
maestro fenomenólogo y judío. Heidegger lo justifica como una deci- como portador de un mensaje, como el dios que trae noticias. No ya
sión del editor, pero él impuso que sostuviese dentro del texto mismo entonces interpretación, interpretar un texto, sino algo que trae mensa-
las notas a pie de página en las que verdaderamente se fundamentaba je, que trae noticia, algo que desde el texto nos designa como aquello
la relación de Ser y Tiempo con la fenomenología husserliana. Hei- que le hace falta al texto para que sea develado. Dice Heidegger al res-
degger considera que lo que fue suprimido es el aspecto más exterior pecto de este modo de hacer etimología: "puede aproximarse erme-
de la cuestión, que era la dedicatoria en primera página. neus al nombre del dios Hermes, es un juego del pensamiento que]
Problema de la hermenéutica y problema de la esencia del habla. obliga más que el rigor de la ciencia". Hermes es el mensajero divino
Lo que el japonés y el inquiridor van a perseguir durante todo el diálo- que trae el mensaje del destino; "ermeneus es entonces aquel hacer
go a través de una apertura coloquial en términos de qué es la herme- presente que lleva al conocimiento en la medida en que es capaz de
néutica para Heidegger, es ir situando la cuestión de la hermenéutica prestar oído a un mensaje. Un hacer presente semejante deviene expo-
encontrar los puntos de resonancias en la lengua japonesa y la pregun- sición de lo que ya ha sido dicho por los poetas". Aquí aparece, en el
ta q~e plantea Heidegger, si realmente en japonés hay una palabra que curso de este diálogo entre el japonés y el inquiridor, la única mención
equI.valga a nues~ra palabra habla, a nuestra palabra lengua, qué pala- a Sócrates y al diálogo Ion en el que los poetas son mensajeros de los
bra Japonesa designa esta cuestión. La solución de este enigma plan- dioses, pero además de subrayar este sentido de los poetas como men-
teado en las primeras páginas y con gran excitación de parte de Hei- sajeros de los dioses, lo que está significando esta cita platónicosocrá-
degger, aparece al final, después de muchas páginas, en un verdadero tica es simplemente llevar al lector a la resonancia de un diálogo en el
suspenso, en un ir y venir que es una lección magistral de lo que es un otro: a mostrar a esos dos pilares de un arco que se tensa sin ningún ti-
dil1ogo y de lo que es hacer hablar al habla y no hablar sobre el habla po de sustentación intermedia, no hay diálogo en la historia del pensa-
~o.disertar sobre el lenguaje sino mostrar el modo específico, el modo miento que pueda hacer de sostén intermedio entre lo que fueron los
uruco en que es posible ir a la esencia del habla. El modo de posibili- diálogos platónicos y este diálogo heideggeriano.
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LACAN:HEIDEGGER LACAN:HEIDEGGER 65

L~ hermenéutico no quiere decir primeramente interpretar, sino derado desde el punto de vista lógico, la lógica, el recto pensar, las le-
~ue antes ~ún q~i~re decir traer noticia. Heidegger explica que éste yes del pensamiento; pero la pregunta heideggeriana esencial es
fue el sentldo,o~lglnal que lo llevó a poder caracterizar al pensamien- "¿qué es lo que nos señala que pensemos? ¿qué nos indica a nosotros,
to fenomenologlco que le abrió camino hasta la problemática de Ser y en tanto seres hablantes que pensemos? ¿qué es lo que nos convoca a
Tiempo. Se trata de llevar a la luz el ser de lo existente; este traer noti- pensar?" Este dejar proyacer y este tomar en consideración están refe-
CIa, traer mensaje, es llevar a la luz el ser de lo existente; no al modo ridos a algo que indudablemente dispone de ellos, los está dirigiendo,
~e I~ me~afísica,. sino de forma que el ser mismo llega al resplandor. los está atrayendo. ¿Qué es aquello que nos señala que pensemos en-
¿Que q~lere decir esto del ser mismo? El ser mismo quiere decir el samblando Ac')'EtV y VOEtV en la relación consigo mismo? ¿qué es
pr~senclar de lo presente, el asistir de lo presente, an-wesen, en ale- aquello? Aquello que emite el designio, es el autor del designio. ¿Qué
mano Este presenciar de lo presente nos está hablando de una duplici- es el autor del designio? Aquí vienen las palabras finales del aforismo
~ad, se estan involucrandn en este modo de decir las cosas dos cues- "eov.suusvm", que están traducidas como "ser y ente", pero Heideg-
nones: el presenciar y lo que es presente. En otros términos, el ser y ger dice que esa traducción no es correcta. No vamos a agregar una
el ente. Ser hombre es corresponder a la esencia de hombre es co- traducción nueva al alemán o al latín que ya tiene desde la escolástica
~responder a la invocación de esta duplicidad, es ser sensible a' esa se- hechas las traducciones; entonces ¿cómo traducir este "EOV:EIlIlEvat"
n~1 ~e eso que está destinado como lo que da a pensar; pensar esta du- sintagma final del aforismo parmenídeo? Vamos a traducirlo al grie-
pl~cJd.ad, pensar esta diferencia entre el ser y el ente; la diferencia y la go, es decir vamos a remontamos a pensar en griego qué quieren de-
~Jsmldad. L~ fundamental es que lo que porta a nosotros esta dupli- cir estos términos. La consecuencia, tras los recorridos heideggeria-
cidad, este pliegue según otras traducciones, este pliegue de ser y ente nos habituales, es quedarse ante la asistencia de lo presente, el asistir
como lo que ~ay que p~n~ar, eso es el habla; el habla es la portadora de lo presente. Transforma el ser y el ente de la producción clásica en
de ese mensaje; esa no.tlcla ~os señala, nos llega, nos convoca a pen- el asistir de lo presente, de tal modo que el aforismo parmenídeo es
sar en e n~bla. Pensa; inclusive es llevar a un decir eso que ya está en un dejar proyacer y tomar en consideración el asistir de lo presente.
el habla misma. Aquí es necesario remitimos a un texto .Q , . . Ese es el designio, eso es lo que hay que pensar. Este asistir de lo pre-
,¿ ue stgni-
fi~a Pensar? que es de esta época; lo habíamos mencionado como el sente tiene que ser encontrado porque ya se ha manifestado en el len-
pnmer curso que da Heidegger cuando los franceses le levantan la in- guaje, no es algo que se inventa sino que es algo que ya se ha mani-
habilitación uni v~r~itaria, en el. verano de 1952. Habíamos dicho que festado. La invención tal vez tenga ciertas resonancias para los
~,afrase ~e Parm~nldes, el afonsmo que iba a analizar Heidegger era analistas que merecerían algún tipo de consideraciones, porque noso-
se. requiere decir y pensar que el ente es", traducción habitual que tros hablamos de invención en una situación que es totalmente equi-
Heidegger va a transformar profundamente. parable a esta que considera Heidegger cuando siente que el ser ha-
. A través de un profuso recorrido transforma el Ac)'Ct v de este afo- blante es designado, es señalado por aquello que da que pensar, por
nsmo parmenídeo en ~ejar proyacer, dejar que algo proyazga, dejar aquello único propiamente digno de ser pensado.
qu~ algo subyazga segun otras traducciones. Dejar que algo proyazga, Este asistir de lo presente como aquello que tiene que ser pensa-
dejar proyacer y toma~ en consideración, éste es un ensamblaje de do evidentemente sería un error considerar que esto fue así para
Ac)'Ctv y VOEtV, de decir y pensar. Este ensamblaje en lo sucesivo es siempre. Heidegger descubre en lo más primigenio y originario del
decir en lo que viene luego en el desarrollo de la filosofía, este d;jar pensamiento griego a través de estos recorridos etimológicos y estas
proyacer y tomar en consideración, se llama pensar; y va a ser consi- lecturas comparativas, que ese asistir de lo presente es el verdadero
66 LACAN:HEIDEGGER LACAN:HEIDEGGER 67

ser del ente. Tal vez ese sea el modo en que se le dio a los griegos, tal deggeriana hasta su punto de impotencia, la página que esta filosofía
vez sea ese el modo en que fue considerado a través de toda la histo- no puede escribir.
ria de la filosofía, pero cayendo cada vez más en olvidos de diversas Hay una cuestión de lo que se pone en juego en el serdiciente en
cuestiones. Se sigue pensando el asistir de lo presente cuando se habla relación al goce que escapa evidentemente a todo el desarrollo del
por ejemplo de la objetividad del objeto, cuando se habla de la reali- pensar heideggeriano. Nosotros pensamos que es ahí donde le pone-
dad de lo real, sigue habiendo una remanencia del U1tOKEtIlEvOV, lo mos el cascabel al gato, que es ahí donde el psicoanálisis revela esa
que subyace e~ la subjetividad de la filosofía moderna; en fin, hay página que la filosofía ignora. Aún la que salvó su honor, porque pa-
una permanencia y un desplazamiento sucesivo de este tema central ra Lacan ésta es la filosofía que salvó su honor. No es en tanto practi-
del ~sist!r de lo ~resente en las diversas consideraciones a lo largo de cantes o profesionales como podemos señalar esa página en blanco; si
la historia de la filosoffa. Esto culmina para Heidegger por un lado en Lacan nos puso en la frontera, si nos asomó al abismo de la página en
la ló~i~a trascendental kantiana, donde se produce el desplazamiento blanco que no había podido escribir la filosofía, no debe ser nada más
de~mtIvo del At"y'Etv originario heraclíteo-parmenídeo a la lógica, el que como meros practicantes de una práctica más entre las mil prácti-
decir dellogos ~omo lógica, y de la lógica a la logística, logística que cas de esta época técnico-científica. Debe haber algo de otro orden a
ya hemos mencionado en una crítica bastante ácida de Heidegger, no lo cual tenemos que despertar, debe haber algo que habla en el acto
solam~nte para la logística contemporánea. Nosotros pensamos que el analítico que tendríamos que escuchar de un modo muy peculiar. De
trato dispensado al psicoanálisis es una injusticia debida a una falta de ahí nuestro esfuerzo por conectar y mostrar la relación entre Hei-
lectura de Heidegger.
degger y Lacan, para sacar al psicoanálisis de la encerrona científico-
Esta lógica trascendental kantiana culmina en Hegel, lo sublime técnica. Entendemos que no hay otra posibilidad que en el camino de
de esto es la lógica hegeliana que es una ontología de la subjetividad este pensar heideggeriano y de este poetizar para desatascar al psicoa-
moderna. Lógica occidental, logística, generación del cerebro electró- nálisis y lIevarlo a su verdadero destino.
nico con todas sus consecuencias. ¿Cuáles son estas consecuencias? En este diálogo del japonés y el inquiridor es apasionante ver co-
Que en este momento a partir del cerebro electrónico, de la cibernéti- mo Heidegger va construyendo un modo de decir, un modo de hablar
ca, el ser del ser hablante, el ser de aquel que estaba destinado a ha- del habla que no es hablar sobre el habla; y ese modo, el alcanzar ese
cerse c~r~o de un,designio, aquel que estaba señalado para dejar ser a decir sólo se da en el seno de un diálogo.
la duplicidad y OIresta diferencia del ser y el ente, este ser está total- Diálogo no es una palabra feliz para los psicoanalistas, por aque-
mente asimilado a lo que es el ser del ente según la esencia de la téc- llo de que en el diálogo son dos que hablan y en realidad en el psicoa-
nica contemporánea. Ya no es aquel que tiene que pensar la diferencia nálisis hablan cuatro como mínimo. Por esto el término diálogo está
del ser y el ente sino que es un ente más entre los entes, asimilado a criticado, pero el diálogo hay que criticarlo en términos de la chácha-
esta noción de ser del ente propia de la técnica. Estas son las conse- ra vacía, de lo que es el hablar por hablar ... La palabra conversación
cuencias catastróficas. Nosotros pensamos que así como en el orden que utiliza Heidegger definiéndola como una parece más precisa que
del pen~ar es Heidegger quien remonta esta problemática y desde el diálogo: una conversación somos. En este diálogo o en esta conversa-
pensamiento originario griego llega a hacer una crítica de la metafísi- ción las cosas son llevadas al punto en que finalmente el japonés, tur-
ca y su culminación en la ciencia contemporánea para rescatar esta bado y tras la agitación manifiesta de Heidegger, pronuncia la palabra
posibilidad de oír un decir que está más allá del habla, paralelamente que es Koto bao Esto merece un estudio aparte.
el psicoanálisis cumple esta misión, y es más, lleva a la empresa hei- Lo que nos ha sido encomendado en tanto analistas puede ser que
68 LACAN:HEIDEGGER
69
LACAN:HEIDEGGER

lo desoigamos si nuestra preocupación es meramente la de la profe- dos, pero no hay términos que los reemplacen. Serí~ deseab.le poder
sión. Lacan, en su momento, en un contexto muy diferente, dijo que decir como Heidegger: hemos abandonado el término analista para
el psicoanálisis estaba destinado al fracaso y que estaba asegurado el dejar innominado el camino de nuestro, pe~sar... .
triunfo de la religión, en tanto que la religión propone un sentido que Con respecto a la cuestión de los termmos, y tratando de VIncular
indudablemente satisface y consuela rnás'que el sinsentido, más que esta problemática al destino del psico~nálisis, ~I pro?~e~a tal como
esta nada de fundamento a la que conduce el análisis. Pero de cual- puede llegar a surgir, sería en qué medida el pSlcoana~lsls es un paso
quier modo, si el fracaso del psicoanálisis fuese por esas razones que más o no de lo que es la época de la técnica y su destino acabado, es
invocaba Lacan en su conferencia de Roma en el año 74, bienvenido decir, cómo el psicoanálisis en su manera de obrar y en su manera de
sea ese fracaso. Pero hay otro tipo de riesgos, acerca de lo que pode- realizar su práctica en una comunidad demuestra que no es un mo-
mos hacer los practicantes en el sentido de desviar este designio que mento más del destino de la metafísica, destino que se consuma en I.a
nos ha sido encomendado. ciencia. Hay advertencias de Lacan, por ejemplo que frente a la.reh-
La palabra analista es un término que podría ser sustituido. ¿Por gión iba a fracasar. Hay otra más: Lacan llegó a afirmar ~ue al psicoa-
qué esa sustitución, y cuál sería el otro término? En cuanto al porqué nálisis se lo iba a reconocer en su verdad cuando los impasses cre-
de la sustitución: a~lista es ya un eufemismo en que se mutila una cientes de nuestra civilización se manifestaran ya de una forma rea~.
parte de la cual el análisis contemporáneo se quiere desembarazar, Pero lo cierto es que es verosímil el compromiso qu~ noso~r~~In-
que es la psique: entonces decimos analista para no decir psicoanalis- tentamos establecer entre Heidegger y Lacan, pues en pSlcoa~hsls se i
ta, porque psicoanalista tiene unas resonancias decimonónicas tan pone en acto esta diferencia entre el ser y lo ente.gu~ es la dlg~a ?e
fuertes que no condicen con los criterios contemporáneos; pero de pensar, 10 que da que pensáf.Se pone en acto del sigUiente modo. ,dl~-
cualquier modo en el término analista persisten todos los defectos de tin uiendo a través de esa ex eriencia el lugar del Otro~ que esta di-
lo que es el análisis científico, lo que es la descomposición en ele- rigido todo mensaje, toda palabra, de la~arte de ~oce q~e correspon-
mentos de una unidad a los fines de proceder a establecer sus leyes, de al er y que no tiene ningún lugar en el Otro; esa sena la f~rma de
sus relaciones, sus determinaciones. Es una metáfora totalmente cien- la diferencia tal como se pone en acto en la experiencia analítica:
tífica. Carecemos del término adecuado, y si lo tuviéramos tendría- Si Heidegger apartó la palabra hermenéutica para mantener In~O-
mos que preservarlo. Por ejemplo, Heidegger en el diálogo con el ja- minado ese nuevo camino de su pensamiento, para mantener en lo In-
ponés dice: "yo tengo un término para designar la lengua, ese nombre nominado esa nueva tarea del pensar, lo que iba a estar ~or fu:r~ ?e la
tan espantoso que nos viene de la metafísica" y nombra a la lengua en metafísica y de la ciencia, podríamos decir que el pSlcoanahs.ls en
distintos idiomas, "tengo un término pero no lo quiero decir por las tanto experiencia, en tanto discurso que soporta un acto, oc~p~ Justa-
etiquetas, porque inmediatamente después que se pone en circulación mente el lugar de donde Heidegger retiró la palabra herm~~eutlca. La
lo etiquetan: es die Sage, el decir", pero se lo dice ya al final de la p~ina qu~escribe el psicoanálisis es pre~isamente la pagl~a que se ?
conversación y después que el japonés le reveló que la palabra japo- escribe en ese lugar que Heidegger ha dejado en bla~co :e~lrando el
nesa para el habla era Koto ba, los pétalos del koto, y el koto era el término hermenéutica. En relación a esto pueden surgir distintos pr~-
acontecimiento propicio. Entonces preservación: no podríamos poner- blemas. Un modo de interpretar provisionalmente las cosas es el SI-
lo a rodar en este momento, pero además no lo tenemos. Hablar de guiente: Heidegger aún está detenido en un tiempo de cor~prender, y
analista, hablar de dispositivo analítico, de curación ... son términos que Lacan precipita en este aspecto un mo~ento de concluir de lo que
que tienen reminiscencias y resonancias de las que deben ser expurga- sería la comprensión heideggeriana, es decir, pone en acto 10 que pa-
70 LACAN:HEIDEGGER LACAN:HEIDEGGER 71

ra Heidegger tendría que permanecer en lo innominado de ese diálo- Lacan respondería que ese mismo diálogo que tienen el japonés y
go, apartando el término hermenéutica. Por eso es posible que tenga- Heidegger en el tiempo de la ciencia necesita estar acompañado de un
mos en cuenta de un modo fundamental la siguiente cuestión: mien- tipo de invención, de un tipo de escritura que, si bien no sea la de la
tras Heidegger sigue insistiendo con la palabra olvido, Lacan habla de ciencia, mantenga con la ciencia una relación de frontera. El proble-
franqueamiento, es decir que mientras Heidegger termina apostando m; que va del poema al materna, del escrito poético al escrito maté-
por una suerte de rememoración, así podríamos traducir el Andenken, mico en Lacan puede ser perfectamente sumergido en esta problemá-
en cambio para Lacan la experiencia o el acto del psicoanálisis no se tica heideggeriana de lo que sería el decir que corresponde al ser.
agota en el plano de lo rememorante ya que se trata precisamente de Se podría leer este diálogo entre el japonés y el inquiridor bajo el
establecer un franqueamiento, de establecer una mutación, una trans- señalamiento que nos parece más definitivo en la relación Lacan:Hei-
formación que inscriba un antes y un después y que no pasa' exclusi- degger; com.-2rometera\..§er heideggeriano con lo que es la teoría del
vamente por el terreno de la rememoración. La experiencia analítica g,oceen Lacan, y preguntamos si realmente eso que están diciendo el
ocuparía ese lugar para introducir en ese lugar un acto; podríamos japonés y el inquiridor es a esencia del habla o aquello que nombra
ahora ir al problema de los términos, en el diálogo. la forma que tiene encada uno de los que están hablando el modo de
Entre el japonés y Heidegger, los dos están permanentemente si- realizarse la satisfacción que el habla introduce en el cuerpo. Es una
tuados frente a esta cuestión. No es un diálogo donde lo que está con- pregunta que parece válida porque lo que es bastante llamativo de es-
cebido de entrada es que se puede decir todo, es un diálogo que está te diálogo son las distintas alusiones que ambos se dirigen cuando ha-
nutrido permanentemente por lo que es indecible, incluso la razón blan por ejemplo del peligro, de la conmoción, de lo que se está por
misma del diálogo, lo que verdaderamente lo guía, el hilo del diálogo revelar, del tiempo que se tienen que dar para poder continuar el diá-
es situar lo que es imposible de decir. Hay un momento en que cada logo, es decir, hay una vertiente testimonial de ese diálogo que puede
uno de los dos arriesga qué considera que es la esencia del habla; La- ser interesante desentrañar para poder captar que no es un mero juego
can en cambio no se rehusa al hecho de que el psicoanálisis pertenez- lingüístico el que está teniendo lugar es esa conversación, y que la pa-
ca al tiempo de la ciencia, por lo tanto ésta es una confrontación ter- labra que está buscando tiene bastante que ver con ese término que no
minológica que creo que puede quedar abierta, porque podríamos remite a otras palabras, que su función más radical es hacer callar a la
decir que donde el japonés pronuncia la palabra koto ha y donde Hei- palabra y nombrar al objeto de goce.
degger recupera para su pensar die Sage, el decir, Lacan ha inventado Leído desde esta perspectiva el diálogo es muy interesante. Hay
lo que él considera maternas, que también podríamos decir que apun- vacilaciones, hay momentos de pudor, pudor manifiesto, hay agita-
tan a lo imposible de decir, sitúan ese imposible de decir mediante un ción y turbación, todo está puesto en palabras por Heidegger. Cada
dicho y a la vez custodian el silencio. Lo que diferencia al materna la- vez que se aproximan a la revelación, cada vez que se produce un
caniano del materna científico es precisamente ~ el materna es un modo de ceñir la cosa que verdaderamente conmociona y resuena en
I!!!!iteque apunta y gue corresponde a lo que es imposible de decir y el otro, porque se trata justamente de una confrontación entre dos len-
q~no está en función de organizar ningún cálculo. Con los términos guas tan dispares como son el alemán y el japonés; entonces la alegría
desarrollados podríamos decir que el materna no pretende tratar aCser y el júbilo, el regocijo de los interlocutores cuando hay resonancia y
en su mod e asistencia constante y. resente, el materna QO está pa- cuando la escucha del otro posibilita que se de un nuevo paso, que se
ra fo lizar al ser como fundamento del ente, el materna en psicoa- alumbre un nuevo modo de entender la cosa ...
nálisis no da.lugar a ningún fundamento. En relación a este problema
LA CUESTIÓN DE LA VERDAD.
"La vérité, aATl8eta = Verborgenheit"
l. Introducción

En el seminario Encare' Lacan hace una extensa referencia a un


pequeño libro que en ese entonces acababa de hacer su aparición, El
título de la letra? Considera que sus autores, tras un "extraordinario
trabajo", llegaron al impasse que él había producido en La instancia
de la letra en el inconsciente. Al llegar a ese punto, dice, "se hacen los
locos" y se declaran desconcertados. Dicho impasse es designado por
Lacan "respecto a lo que, en el discurso analítico, se refiere a la mane-
ra de abordar la verdad y sus paradojas".
Esto escapa a los autores, dice Lacan. Por ello las treinta últimas
páginas en las que los autores se "consideran exonerados", desconcer-
tados, son las páginas en las que surge el odio, llevándolos a suponer
en Lacan un desconcierto similar al que padecen. "Por eso son ustedes
los llamados a enfrentarse a sus conclusiones". Esta frase, dirigida a
través del numeroso auditorio a sus discípulos, fue pronunciada el 20

l. Lacan, Jacques: Encare. En castellano: Aún, seminario XX, Ed. Paidos,


Barcelona, 1981, p. 80-81.
2. Nancy, Jean-Luc y Lacoue-Labarthe, Philippe: El título de la letra. Ed.
Buenos Aires. Barcelona, 1981.
76 LA CUESTIÓN DE LA VERDAD 77
LACAN:HEIDEGGER

de febrero de 1973. Unos meses antes, Lacan había escrito su palabra Tres términos, en francés, griego y alemán respectivamente, co-
definitiva al respecto: nectados por dos signos de distinto orden: uno gramatical, (,) la coma,
y el otro matemático, (=) la igualdad.
"Y vuelvo al sentido a fin de recordar el esfuerzo que necesita La traducción que propone Heidegger para "aletheia" en Ser y
la filosofía -la última en salvar su honor por estar al día y haber Tiempo (1927) es "desocultamiento", que en alemán se escribe Unver-
llegado a la página que el analista hace ausente- para percibir borgenheit. Porque "aletheia" es negación de la raíz "lath" (AUO) me-
aquello que, del ana lista, es recurso cada día: que nada esconde diante el prefijo "a" (u). Y dicha raíz corresponde al verbo "lanthano"
tanto como lo que revela, que la verdad, UA:1l8HU =
Verborgen- (Auv8uvo), que quiere decir oculto, de donde a-letheia es, en la ver-
heit. De modo que no reniego de la fraternidad de este decir, pues-
sión heideggeriana, arrancarse al ocultamiento.
to que lo repito sólo a partir de una práctica que, al situarse des- Hay una nota de Félix Duque," traduciendo a atto Poggler, donde
de otro discurso, lo vuelve incuestionable. " indica que el refijo "Un" del término alemán propuesto por Heideg-
L' Etourdit, 14-7-723 ger, implica una negatividad activa, un "arrancarse enfrentándose" Y..
Nosotros, lectores de Lacan, llegamos a la soprendente condensa- no una mera ne$aciónlógica..o carencia. Este sentido se conserva en
ción por él producida, "lo mismo es uA1l8etu y Verborgenheit", recién el castellano "des". En el des-ocultamiento se ejerce una violencia que
a comienzos de 1987. Tratamos catorce años después de desentrañar la arranca el ocultamiento y se enfrenta con él. Por otra parte, señala el
cuestión esencial que está en el corazón de la llamada de Lacan: la traductor la importancia de la raíz "berg", que tiene cierta ambigüedad
verdad y sus paradojas. pues no es sólo retirar de la presencia o hacer desaparecer (ocultar) si-
no también "cobijar, dar albergue y custodiar". Finalmente, la traduc-
II. Dichos sobre un decir ción literal de UA1l8HU al alemán sería: "carácter (-heit) de arrancar-
se (-un) a la persistencia (ver-) a quedar oculto y puesto en seguro
"Que nada esconde tanto como lo que revela, que la verdad, ale- (borgen)".
theia = Verborgenheit". En esta prieta fórmula, Lacan escribe mediante Lo que vemos en esta versión heideggeriana de aletheia es que la
el término griego y el alemán unidos por un operador matemático, el verdad sólo se manifiesta como des-ocultamiento en la medida en que
signo (=), el decir en el que fraterniza con Heidegger. Fraternidad, en- se retiene como ocultamiento. Este ocultamiento esencial al desoculta-
tendemos, porque en ese decir, ambos Lacan y Heidegger, son hijos miento, este ocultamiento del que se arranca y al cual se enfrenta lo
del significante. Agregando Lacan que, por repetirlo él desde el discur- que se desoculta, ~un enigma, e~ misterio. Pero que no tiene solu-
so analítico, a este decir lo torna incuestionable. ción en ningún futuro. Así como no es misterioso porque esté clausu-
Esta fórmula surge como resultado de la crítica en acto de la lógi- rado definitivamente, ni uede considerárselo simplemente un límite
~, imponiéndose el hecho de que no hay metalenguaje. La verdad for- del saber. Es enigma, es misterio como dimensión esencial de la ver-
mal propia de la lógica queda contrapuesta a la esencia de la verdad tal dad, como fundamento de la verdad.
cual la sitúa el psicoanálisis. A eso llega Lacan por su camino: la verdad es no toda. 1'{a ese

3. Lacan, Jacques: L'Etourdit. En castellano: El atolondradicho, en Escansión 4. Poggeler, Otto: El camino del pensar de Mar/in Heidegger. Alianza, Ma-
n° J. Buenos Aires, 1984, p. 20. drid, 1986. Ver nota del traductor, Félix Duque, en p. 97.
78 LACAN:HEIOEGGER LA CUESTIÓN DE LA VERDAD 79

misterio el psicoanálisis le dispensa un cuidado especial que se distin- ..., griego alhqeia y el alemán Verborgenheit. Pliegue que se despliega
gue del cuidado religioso del misterio y de los ritos iniciáticos. Cere- como lo mismo.
monia de la palabra que toca al cuerpo y no maniobra del cuerpo que Lo que habla en tanto verdad debe ser captado en el pliegue de la
apela a la eficacia. ..J diferencia, en ese tiempo en que UA1l8ttu y Verborgenheit (términos
En oposición a este grupo de disciplinas que hacen del misterio el que no deben ser traducidos según aconseja Lacan) se revelan como el
primer fundamento, la ciencia trata al misterio de otra manera. Estable- pliegue de lo mismo.
ce otro modo de relación entre saber y verdad, los hace coincidir en su Recogiendo lo que ha sido llamado en sintagma ya consagrado por
escritura como verdad formal de lo ente. Para el psicoanálisis hay un el uso "una célebre prosopopeya", podemos tender un puente entre
saber del que no se puede saber, hay un objeto del que no se puede pre- aquel primer surgimiento de la verdad bajo la pluma de Lacan, y la
dicar. Para la ciencia no es así: "si mi prometida no viene a la cita, no es afinada formulación de 1972. Le haríamos escribir lo siguiente: "Yo,
mi prometida" dijo Lacan en referencia a esta disposición de la ciencia. la verdad, hablo: uA1l8etu =
Verborgenheit".
El artículo de Heidegger de 1940, De la esencia de la verdad' fue
"La vérité, UA1l8ttU = Verborgenheit". publicado en 1943. Este texto está en la base de la decisión lacaniana
de plantear que UA1l8ttu.y Verborgenheit son lo mismo. Heidegger
Tenemos que preguntamos por qué Lacan realiza el forzamiento muestra allí como en la concepción griega del desocultamiento de la
del término alhqeia hasta decir que es igual a Verborgenheit. En primer "physis", el ser que aparece diferenciado del ente es, sin embargo,
término, interrogamos por el signo (=). ¿En qué sentido está usado allí pensado como una asistencia constante. No hay en la posición griega
el signo? Y podemos agregar desde Heidegger; ¿Allí (=) significa "es sustración del ser. Ya en Platon en "eidos-morphé' que se dispensa en
igual a" o significa "lo mismo"? todas las formas de aparición, debiendo descartarse justamente la apa-
Para Heidegger, lo mismo (das Selbe) hace brotar y aparecer las riencia que nos aparta de la verdad. Esta concepción del ser como
diferencias, que es distinto de lo igual (das Gleiche) que borra toda di- constante asistir perdura a través de toda la historia de la metafísica.
ferencia en la indiferencia cuantitativa o genérica. La diferencia o plie- Al reintroducir Heidegger la dimensión de la nada en el corazón del
gue (Zwiefalt) se despliega como lo mismo. Nos inclinamos por decir ser, el ser en consecuencia no puede ya concebirse como asistencia 1
que en la fórmula lacaniana, uA1l8etu es lo mismo que Verborgenheit, constante, porque la nada es una dimensión esencial del mismo ser. El
allí el signo (=) es el pliegue de la diferencia.> ser se revela, se desoculta y a la vez permanece oculto. En Ser y
Despejado ya el sentido que para nosotros tiene el signo igual, Tiempo la nada no ha sido todavía desplegada como esencia del ser, la
podemos ahora considerar cual es el sentido de la coma que separa (y nada es una vacía y desnuda nada. En Holzwege (traducido como
conecta) al término francés la vérité, con lo que hemos decidido res- Sendas Perdidas) que incluye escritos del 35 al 46, la nada se ha con-
pecto de la mismidad de alhqeia y Verborgenheit. Estos dos últimos vertido en lo que se retira y se oculta, en el sentido de aquello que
términos de la fórmula, unidos por el signo igual (=), dicen lo que es "custodia y da albergue a la inagotabilidad".? Este último sentido de
el primer término, la vérité. La coma (,) por lo tanto, indica que la
verdad sólo puede concebirse como el pliegue de la diferencia entre el
6. Heidegger, Martin: "De la esencia de la verdad". En el libro ¿Qué es meta-
física? y otros ensayos. Siglo Veinte, Buenos Aires, 1974.
5. idem. 7. Poggeler, atto: (op. cit.) p. 231.
80 LACAN:HEIDEGGER LA CUESTiÓN DE LA VERDAD 81

la nada es el que nos sirve a la hora de especificar la nada en psicoa- ente en general, y no más bien la nada?, o ¿Qué pasa con la nada?8 Y
nálisis. una vez formuladas las preguntas podemos plantear una nueva cues-
¿Qué pasa en el discurso analítico con la nada? ¿Y con el ser? Po- tión: ¿Dónde se le hará patente la nada? Dónde se le hará patente sin
demos aún formular una tercera pregunta: ¿Qué pasa en el discurso tener que predicar acerca de ella, sin tener que definirla diciendo: "la
analítico con el semblante? ¿Qué relación hay entre nada, ser y sem- nada es ... ".
blante? Hay dos temples de ánimo en los que se hace patente la totalidad
Para Heidegger existe un intrincado nexo entre ser, desocultamien- del ente. Cuando nos preguntamos por la totalidad del ente, no nos es-
to, apariencia y nada. Hay una relación entre esos términos que sólo tamos preguntando por ningún ente en particular. Vivimos entre los
puede ser captada si nos remontamos al modo originario de los griegos entes y somos un ente. Vivimos interesándonos en las cosas, interesán-
de captar el ser. Dijimos que el ser se le manifestó como "physis", la donos por unas y perdiendo el interés por otras. Pero en ese estar entre
fuerza que brota y permanece y que al mismo tiempo es apariencia que las cosas, en ese estar "inter esse", de ningún modo se nos hace paten-
aparece. Este aparecer es salir del ocultamiento, es pasar al estado de te la totalidad del ente. Entonces, ¿qué tem le de ánimo son aquellos
desocultamiento. Pero esta apariencia no puede entenderse como false- en los ue se nos va a revelar el ente en su totalidad? Uno de ellos es
dad, como lo no verdadero. R~ en Platón la apariencia es rebajada el aburrimie~to en elcual tenemos la atencia infinita deestar inmen-
para dar prevalencia a la idea. Por el contrario, en el pensamiento ori- sos en la totalidad del ente, siendo el ente inútil, incapaz de sacudir-
ginario griego, al ser mismo le corresponde la apariencia. pl ser se de- nos. Todo nos aburre, nada despierta nuestro interés. El temple contra-
soculta, brota como apariencia, aparece, se presenta. rio, l!.a alegría, no particularizada en ningún hecho, ~no cuando
En consecuencia, hay tres caminos necesarios Rara el hombre en estamos exultantes de ale~ía, y todo nos alegra, desde el árbol que se
medio del ser que se manifiesta en el desocultarniento, tres caminos revela en su perfil hasta la totalidad del universo. En ambos estados de
p mantener al ser dentro de la a ariencia y cQ!ltrala apariencia, a aburrimiento y alegría, el ente se hace patente en su totalidad, y esta es
la vez ara rescatar tanto al ser como a la apariencia de la nada, del no la primera parte del problema, la de la atencia de la totalidad del en-
ser. El camino hacia el ser es ineludible. El segundo, el camino hacia '2) te. Ahora sí, una vez ue se puso de relieve esta patencia total, pode-
lada es inaccesible, no p~e ser transitado, pero tie~ que ser pen- mos ~ar la n~da, el anonadamiento de esta totalidad del ente, cuan-
sado en unidad con el primer camino, el del ser. Y finalmente el tercer J do el ente en su totalidad se nos sustrae y quedamos ante la nada. Es
camino, hacia la apariencia, es accesible, es transitado, pero puede ser en I angusti cuando esto sucede, en el afecto por excelencia para el
eludido. El sabio no persigue a ciegas la verdad, sino que sabe de los psicoanálisis.
tres caminos del ser, la nada y la apariencia. Para Heidegger, todo esto El ser del ente en el sentido griego fue reforzándose a través de to-
está en Parménides, en el Poema, y en Heráclito, no debiendo oponer- da la historia de la metafísica, hasta culminar en nuestros días en la
se a ambos pensadores, puesto que hablan de lo mismo. concepción científica. Hay una asistencia constante del ser del ente. Al ')
¿Cómo introduce Heidegger la cuestión de la nada, dado que no es determinar las leyes que rigen la relación de los planetas, se avanza so- I
lícito predicar nada sobre ella puesto que en ese caso se convertiría en bre ese real determinando el ser del ente. Pero en esa determinación el
un ente?
Todo preguntar metafísico, que es siempre un preguntar sobre la
totalidad del ente, involucra necesariamente a quien se interroga. El in- 8. Heidegger, Martin: Introducción a la metafísica. Ed. Nova, Buenos Aires,
terrogador está implicado en la pregunta que formula: ¿Por qué es el 1972. p.p. 39 a 88.
82 LACAN: HEIDEGGER LA CUESTiÓN DE LA VERDAD 83

ser asiste de manera constante. No se introduce la nada porque el hom- al semblante. De modo que no hay otra forma de ser que como sem-
bre contemporáneo tiene un pensamiento científico, a lo sumo la nada blante, sólo hay semblante de ser. Y a renglón seguido dice categórica-
llega a ser concebida como simple no-ser pero que no afecta la deter- mente: "Nada no es ese ser. Está supuesto al objeto a".
minación. La ciencia con la nada no quiere saber nada. El ser es, lo En este párrafo Lacan abunda en consideraciones sobre el sem-
que no es, no es. Lo que no es queda fuera y lo que es, es determinable blante en primer término. Por el goce y por el amor topamos con el
y regulable. El ser que es ahí, es constante en su asistir, no se nos ocu- semblante, y cuando queremos alcanzar al Otro juntándonos con el ob-
rre pensar que al ente que se revela se le pudiera sustraer el ser. Supo- jeto a no podemos pasar del semblante. En síntesis, problema del sem-
nemos que el ser lo está sosteniendo. Este desvío está en el origen mis- blante de ser. Y sigue: "nada no es ese ser". Introduce el ser como
mo de la filosofía, lo que Heidegger llama el olvido del ser. Aun ue la semblante, lo caracteriza como nada, supuesto al objeto a.
preocupación or e ser ha sido constante y cada vez se avanza más en Lacan va al mismo problema que Heidegger, el problema del pare-
la determinación del ser del ente, lo que se ha olvidado es elser en tan- cer y la apariencia, aunque escoja "semblante" para evitar las oposi-
to no asiste de modo constante sino que se sustrae. Ha sido olvidada la ciones de "fenómeno y nóumeno" y de "apariencia y esencia".
dimensión de nada que forma parte esencial del ser. De modo que, si ¿Cómo entendemos la frase "nada no es ese ser"? ¿Por qué dice
bien la verdad es des-ocultamiento, la relación con lo oculto no se pue- "no es"? ¿Por qué no dice "nada es ese ser"? .Tenemos que suponer
de su rimir. No es el ocultamiento algo que se pueda suspender tem- que, en el contexto de la frase, donde está considerando al semblante y
poralmente. No se trata de algo que logramos desocultar y que luego 1; al ser, la utilización de la palabra "nada" tiene que ser muy precisa. El
vuelve a ocultarse. La persistencia en lo oculto es esencial al des-ocul- t> • ser no es nada más que supuesto al objeto a, el ser no es nada más que
tamiento. La verdad sólo se manifiesta como des-ocultamiento
- .-en tan- semblante.
to se retiene como ocultamiento. Pero este ocultamiento no debe ser Se abren las dos vertientes: el ser como nada de ser y el ser como
concebido como lo que no ha sido esclarecido en la determinación por semblante de ser. En otro capítulo de Encore'í' se afirma que el ser es
ser el límite del saber, sino que es la dimensión esencial e irrebasable un "hecho de dicho". El ser está supuesto a ciertas palabras, por ejem-
de la verdad. plo, individuo o sustancia. Y agrega Lacan: "Para mí, no es más que
En Introducción a la metafísica Heidegger conduce la pregunta un hecho de dicho". Es decir, el ser no es más que supuesto. El ser no
metafísica fundamental a la pregunta originaria. A partir de ¿Por qué es asistencia constante, de tal modo que se pudiera decir: "este es el
es el ente y no más bien la nada? llega a la pregunta ¿Qué pasa con el ser del analizante". En el mismo momento en que aíslo el semblante
ser? Nosotros, en tanto analistas, nos hemos preguntado: ¿Qué pasa de ser, el ser se escurre, el ser no es nada. Justamente dice "nada no es
con el ser, la nada y el semblante en el discurso analítico? Lacan, en el ser" introduciendo la nada bajo la negación de la cópula, por la im-
Encorei afirma: "El goce sólo se interpela, se evoca, acosa o elabora a posibilidad de predicar algo respecto de la nada.
partir de un semblante". Y continúa diciendo, y ahora lo recortamos un "Lo más grande de algo grande siempre es el inicio" afirma Hei-
poco: "El amor se dirige al semblante. El Otro sólo se alcanza juntán- degger en Introducción a la metafísica. En trabajos posteriores ha in-
dose con el objeto a, causa del deseo. También se dirige al semblante tentado, partiendo de la necesidad de "otro inicio", recuperar el inicio
de ser". Hay que destacar que goce, amor y Otro los pone en relación de pensar occidental. Lo inicial de ese inicio es "la verdad como deso-

9. Aún, op. cito p. 112. 10. ldem, p. 143.


84 LACAN:HEIDEGGER LA CUESTIÓN DE LA VERDAD 85

cultamiento". Al hablar de la verdad como alhqeia, como desoculta- prueba todos los días "que nada esconde tanto como lo que revela, que
miento, la lengua griega apunta a lo inicial. Aunque luego la verdad la verdad aA:r]9Eta =
Verborgenheit".
pierda su respecto al ocultamiento, dado que el ocultar se oculta a sí
mismo, y que el olvido en que esto cae es por su parte olvidado. Pero m. Del dicho al decir
aunque la lengua griega apunte a lo inicial, esa referencia del des-ocul-
tamiento al ocultamiento no ha sido llevada a lenguaje. Los griegos Pensar lo impensado en lo pensado es la tarea del pensar. A este
experienciaron el ser de lo ente como asistir, como aquello por lo cual acto propio del pensar, Heidegger lo denomina "localizar", puesto que
todo lo asistente llega a lo desoculto. El ser se determina en el desocul- pone en su lugar al pensar, dejando que se transmita lo impensado, la
tamiento del ente, pero se olvida el respecto del des-ocultamiento al verdad del ser, que de este modo viene al lenguaje. Se produce así, en
ocultamiento. Es decir, se olvida la esencia de la verdad, que es a la la localización, un viraje del decir: lo pensado se dice de otra manera,
vez un salir de lo oculto y un ocultar. Al ser tomado el desocultamien- correspondiendo al lugar a que apunta lo impensado.'!
to como una simple salida de lo oculto, resulta el ser pensado como un No se trata, en consecuencia, ni de explicar al modo de la ciencia
constante asistir. Queda así asegurada la consistencia del ser, y simul- ni de dilucidar como la fenomelogía. La localización corresponde a la
táneamente la nada es excluida del ser. Quedan expulsados el devenir topología heideggeriana del ser, es propia del decir del ser.
y la apariencia al ámbito de lo que no es propiamente ente. y el psicoanálisis ... ¿analiza? El término análisis ¿no tiene dema-
Heide er escucha la llamada, la exhortación de "la verdad como siadas resonancias metafísicas?
ocultamiento". Es la llamada lo ue hay gue pensar, la llamada invoca El acto analítico es, en realidad, un acto localizador. Localiza el
a recuperar la esencia inicial de la verdad. Para Heidegger, el pensar sujeto y el objeto, al saber y al decir del ser (SI). Los emplaza ponién-
parmenídeo exhorta en la copertenencia de los caminos del ser, la na- 0.0'
dolos en su lugar. Es un decir localizador. (En un capítulo próximo se
da y la apariencia al desocultarniento. Mientras que Heráclito, al con-) desarrolla extensamente la lógica del discurso. Resulta imprescindible
vertir la palabra lago V en el nombre del ser, prepara la tarea de alber- para captar en todo su alcance lo que sigue).
gar al ser en la esencia del lenguaje.
Con esta síntesis de.algunas cuestiones presentadas por Otto Pog-
a- $
geler en el capítulo VIII, pretendemos situar el alcance del compromi-
so de Lacan con Heidegger al fraternizar en el decir de la verdad. Fra-
ternizan en oír la exhortación esencial de la verdad en su doble
vrrtiente de des-ocultamiento y ocultañuento, de Unverborgenheit y
Verborgenheit. F~rnizan en decir que el ser no es más que nada y La producción de SI, o en otras palabras, el emplazamiento de SI
apariencia, reintroduciendo así, cada uno desde su discurso (Lacan: en el lugar de la producción, localiza, en tanto decir del ser al sujeto $
Heidegger), la verdadera dimensión en que debe desplegarse la cues- en el lugar del otro del discurso, el cual es comandado por el objeto
tión del ser, la del lenguaje, con sus efectos y consecuencias para el emplazado en el lugar del semblante.
serdiciente. La imposibilidad de conexión del SI con S2 quiere decir que el sa-
Pero allí, en ese punto, Lacan tiene una certeza, la de que por el
hecho de repetir este decir a partir de una práctica que se sitúa desde el
discurso analítico, lo vuelve incuestionable. La práctica analítica com- 11. Poggeler, Otto: op. cit. p.p. 47,173 Y 307.
86 LACAN:HEIDEGGER LA CUESTIÓN DE LA VERDAD 87

ber inc ciente no.se puede aber, que es un saber que coincide con do". Nosotros decimos desde el discurso analítico, que el analista no
la verdad material, puesto que se aloja en su lu ar. Pero la verdad ma- es un pensador ni es un poeta, pues en el Decir del psicoanálisis el
tenal es o ue se sustrae esencialmente de la verdad. Por eso es que la analista por su emplazamiento como semblante en el discurso, convo-
verdad formal de la ciencia hace que el ente funcione pero sin aliviar ca, sostenido por un deseo de nada. En ese Decir, el Otro es el pensa-
de su malestar al serdiciente, pues mientras la escritura científica es la dor que dice el ser, y el sujeto, en su sacrificio, el poeta que nombra lo
verdad formal del ser del ente, de la verdad que se trata en el cuatrípo- sagrado.
do de los cuatro discursos es de la verdad material, que es un lugar y Cuando se dice que "el sujeto es el Poeta que, en su sacrificio,
no un término del discurso. En el acto analítico es un término, el saber nombra lo sagrado", se hace entrar en resonancia una cuestión estricta-
inconsciente, el que va al lugar de la verdad. mente analítica con la formulación heideggeriana "El pensador dice el
La verdad material, la verdad del discurso, es "verdad del ser". Pa- ser, el poeta nombra lo sagrado". ¿No resulta erróneo, o en el mejor de
ra Heidegger, la verdad del ser es el sentido del ser. El decir del ser (SI los casos excesivo, introducir un término como "lo sagrado" en un ar-
en el lugar de la producción) no es una metáfora, es el sentido del ser. tículo de psicoanálisis, cuestión de la cual éste debiera haber sido ex-
Vale la pena recordar que Lacan introduce el párrafo que hemos esco- purgado?
gido de l'Etourdit, con las siguientes palabras: "Y vuelvo al senti- Más que pronunciamos en uno u otro sentido, trataremos de seña-
do ... ". De este modo, "sentido" entra en correlación con la fórmula, lar algunas cuestiones en tomo al uso del término en Heidegger. El
hasta el punto que se puede afirmar que sentido es CXA1l9Etcx = Verbor- texto más importante respecto a esta cuestión es Interpretaciones so-
genheit, el sentido del ser es la verdad del ser. bre la poesía de Holderlin.12 La poesía es lenguaje, en el lenguaje el
En la invención propia del acto analítico, se preserva y destaca hombre testimonia de su pertenencia al ente. En ese testimonio se abre
el lugar de la verdad. Al quedar alojado allí el saber inconsciente el mundo en su carácter de abierto en cada caso del ente, y en ese ca-
como un saber que no se sabe, insabido e imposible de saber, el su- rácter de abierto reside la posibilidad de decisión. La decisión es histo-
jeto atraviesa la experiencia del ocultamiento de la verdad. Sólo le ria acontecida. El lenguaje acontece como diálogo en el que lo Uno y
resta la apuesta. En consecuencia, el decir del ser (SI) que va al lu- lo Mismo se revelan en la palabra. Eso permanente es lo que instituye
gar de la producción y que resulta imposible de conectar con ningún el poeta, ese lo Uno y lo Mismo, fundado el Dasein sobre su funda-
saber (Sv /SI), sólo puede señalar hacia el semblante de goce que ha mento. Este habitar del hombre, este ser-en-el-mundo, es poético en sí
convocado a decir. mismo, se va fundando cada vez como historia acontecida. Por eso la
poesía lleva al ente a la verdad del ser, dejando que el mundo y la his-
a toria acontecida sean.
¿Cuándo se abre el mundo para el poeta? El mundo se revela en su
SI carácter de abierto cuando los dioses emplazan a los mortales, los in-
terpelan. Ahí, el poeta, responde a esta interpelación, nombrando a los
dioses. El poeta da respuesta, da nombre a lo sagrado y a lo divino,
El analizante toca el ser cuando un decir viene al lugar del produc-
to, revelándose que la causa del deseo que suponía inc\uída en el Otro,
no era más que una parte perdida de sí mismo inmolada cada vez. Hei- 12. Heidegger, Martin: Interpretaciones sobre la poesía de Holderlin. Ed.
degger ha dicho: "El pensador dice el ser, el Poeta nombra lo sagra- Ariel, Barcelona, 1983.
88 LACAN:HEIDEGGER LA CUESTiÓN DE LA VERDAD 89

responde directamente a la interpelación de los dioses. Hace la expe- discurso analítico, causa el discurso por su emplazamiento como sem-
riencia del desocultamiento como aquello que concede un estar en lo blante e interpela desde allí al sujeto llevado a la producción de un sig-
propio, en el hogar (Heim) y un estar a salvo, como lo sagrado. Una nificante que nombra lo sagrado. SI señala el ámbito de aparecer, el lu-
experiencia de lenguaje. gar del semblante del ser, como lugar sagrado, en estrecha conexión
En consecuencia, podemos decir que para Heidegger lo sagrado con la verdad.
queda separado del campo de la teología, así como no es del orden de
lo que requiere culto, sino que es una experiencia de lenguaje, una ex- Lo divino aparece en
periencia poética, mediante la cual lo sagrado queda instituido como el ámbito de lo sagrado a
un ámbito, el ámbito del aparecer de lo divino. Y lo divino no es otra
cosa que uno de los cuatro puntos de la tachadura del ser, el Geviert S I decir que señala al
heideggeriano. semblante como
lugar de lo sagrado

mortales X tierra
En el relámpago del decir el sujeto (poeta sin palabras) nombra el
cielo divinos
ámbito sagrado en el cual tuvo lugar su sacrificio.
¿A qué sacrificio nos estamos refiriendo? Al sacrificio del sujeto
Si pasamos ahora a considerar el discurso analítico; o la fórmula al deseo del Otro, a la parte sacrificada ante el enigma de su deseo. Al
del discurso en general, tenemos que concluir necesariamente que, si quedar emplazado el objeto a en el lugar del semblante, y al producir-
lo sagrado es el ámbito del aparecer, tiene que ser un lugar del discur- se el S I como decir, se configura lo que debiéramos denominar según
so, el del semblante. Heidegger, el acaecimiento propicio: un doble movimiento de sosteni-
miento y caída. La aparición del (a) como semblante implica al mismo

Lugar del semblante X· Lugar del otro 1 tiempo su caída, lo cual sólo es posible en el acto analítico.
Lo que el psicoanálisis pone de relieve es que el sacrificio del su-
jeto ante el enigma del deseo del Otro consagró alguna vez el lugar del
Lugar de la verdad Lugar de la producción
semblante como templo, como ámbito de lo sagrado. Ambito que de-
bemos considerar, en consecuencia, como el recinto del fantasma. El
En el des-ocultamiento, la verdad se desoculta como semblante de fantasma mismo es la arquitectura del templo.
ser (aparecer), se desoculta en un relámpago, mientras que se preserva En el Decir (a ~ SI) el poeta queda "sujeto" a las señas de los
en el ocultamiento la verdad como lugar. dioses, de lo divino. Recordemos la metáfora del dedo del santo seña-
Hemos dicho que SI es el significante de un decir que nombra lo lando al cielo, usada por Lacan para la interpretación. El sujeto se yer-
sagrado. Nombrar lo sagrado es nombrar un lugar; S I apunta, señala al gue "entre" las señas de los dioses (el divino (a)) y el Decir SI. Ya no
nombrar hacia un lugar en que aparece lo divino, señala el ámbito de es un sujeto "entre" significantes, S I Y S2, sino "entre" el Uno del De-
lo sagrado en que aparece el semblante de ser. cir y lo Mismo del objeto a: (a~SI).
Lo divino será, por lo tanto, del orden del goce, el objeto a. En el Emplazado en el lugar del otro del discurso, como el que recibe el
90 LACAN: HEIDEGGER LA CUESTIÓN DE LA VERDAD 91

impacto del discurso, como quien ve a la luz del relámpago, queda dicho. Un dicho del inconsciente concebido como estructura formal,
"entre" SI y (a). una pretendida verdad formal al estilo de la ciencia.
El significante SI que en la arquitectura del fantasma expresa la El analista debe preservarse de los dichos fundamentalistas, de la
voluntad de goce del Otro, es decir, que es un significante despótico tendencia explicativa, para abrirse al decir del ser. Debe alejarse del
del deseo del Otro que se reúne en lo real con el sujeto en su sacrificio error del dicho para ir al fracaso del decir.
como objeto, es el significante que debe ser producido o mejor aún, in-
ventado, en la cura analítica. Podríamos decir que el SI, en el primer IV. Lalengüaldecir
caso reúne, mientras que en el segundo caso separa. Cuando el SI, en
el acto analítico viene al decir, hay separación de a f- SI. Mientras que La experiencia analítica es para el serdiciente un ponerse en cami-
en el fantasma están reunidos. Es el acto analítico el que devela la ar- no a lalengüa. Al hablar, el serdiciente se encamina. En lo que habla el
quitectura del fantasma, y en el mismo acto separa el SI del (a), produ- serdiciente, lalengüa dice. Que lalengüa diga en el hablar del serdi-
ciéndose la travesía del fantasma. El SI no representa en el acto analí- ciente es para éste un estar en camino.
tico al sujeto, sino que señala el objeto. El serdiciente hace de este modo una experiencia con la palabra:
S I resulta ser el significante que responde en el decir. El decir es pasa de la lengua a lalengüa. En análisis, el medio es la palabra. El
un responder localizador. S I responde nombrando el sacrificio que da medio, el "inter", el "entre" de la diferencia. Que el medio sea la pala-
lugar a lo sagrado. el sacrificio al emplazar al objeto a como semblan- bra es una encomendación que llama a la cosa. El análisis presta la di-
te, aclara el ámbito sagrado, lo despeja para que aparezca, y a la vez mensión para la cosa. Al serdiciente en análisis lo alcanza algo que le
es, en tanto acto, nombrado en el Decir del ser, es respuesta. está siendo destinado, transformando así su relación con la palabra.
De allí que el acto analítico despeje la posición del sujeto como Hablar y callar son los modos de uso de una lengua. Pero en lo di-
objeto sacrificial mediante el decir que nombra lo sagrado, aclarándo- cho y no dicho al hablar, lalengüa despliega eLDecir (que conviene es-
lo en tanto recinto consagrado a lo divino. El lugar del semblante es el cribir así, todojunto, como lalengüa).
claro en que se des-oculta la verdad, es el lugar donde se aclara la co- Para Heidegger, eLDecir es mostrar, dejar que algo aparezca, dejar
sa. La cosa se aclara al venir al decir. Pero el decir no es palabra, es ver y oír algo. En eLDecir reside el despliegue de lalengüa.
habla y silencio. El decir nombra en tanto habla (como significante SI El analista (antiguo término que debiera ser reemplazado) por ser
que va al lugar de la producción) y en tanto silencio del objeto en el "el que escucha", pertenece a 'LDecir. El camino a lalengüa es el dis-
lugar de lo sagrado. Son las dos dimensiones del decir. curso analítico. Ponerse en camino es entrar al discurso. Es poner en
El decir localizador es interpelación además de respuesta. Sólo en relación el habla con la escucha. Andando el camino, el serdiciente se
la cura analítica hay interpelación del sujeto y respuesta. El analista apropia de la escucha como posibilidad. Analista y analizante coperte-
debe evitar, cuanto interpreta, la posición científica, para la cual inter- necen a' IDecir.
pretar es la vocación de explicar y encontrar fundamento. Mientras Lo que Heidegger entiende como "lenguaje" (die Sprache) hay
que lo que revela el análisis es la falta de fundamento. Cuando la inter- que pensarIo desde el psicoanálisis como la cuadratura de lengua, ha-
pretación procura el fundamento científico como pretendida causa úl- bla, lalengüa y eLDecir. Es nuestro "Geviert" del Lenguaje.
tima científicamente calculable, produce el reforzamiento cartesiano La oposición lengua/habla es el fundamento metafísico del lengua-
de la existencia del Otro. La interpretación así concebida, en tanto no je. Por el contrario, la relación de lalengüa y eLDecir revela la falta de
considera a la verdad a resguardo en el ocultamiento, será siempre un fundamento.
92 LACAN: HEIDEGGER LA CUESTIÓN DE LA VERDAD 93

Es en la relación que una lengua mantiene con el habla que, en el A esto, el análisis opone otra relación entre lalengüa y eLDecir:
serdiciente, e/Decir e muestra como irrupción de lalengüa. hay una co-pertenencia de lalengüa y eLDecir.
A partir de este Geviert analítico se puede desentrañar la frase de Restituir al dicho la dimensión esencial del silencio. El análisis lle-
Heidegger: "llevar el lenguaje como lenguaje al lenguaje". va al serdiciente a una posición silente. Acallando los dichos del ser
Para él, a partir del habla como decir, el lenguaje se muestra como del serdiciente (yo soy ...) le enseña a callar, a guardar silencio, a guar-
dicho o leyenda que deja aparecer y desaparecer, mostrarse y retirarse, dar el si lencio para que resuene la nada, la-nada-de-ser.
a lo asistente y a lo ausente. Heidegger no concibe el mostrar como si Del serdiciente al silente, del ente que dice ser al ente que guarda
fuera la muestra de signos puestos por el hombre ni pretende propor- el silencio. Del ser como asistencia constante a la nada de fundamen-
cionar un fundamento óntico del lenguaje. Más bien se pregunta por lo to. De la sedicente impostura a la posición silente.
que se agita en el mostrar, así como por aquello que dirima eso que se Porque el analista guarda silencio, aprende el analizante a guardar
agita. Que algo sea propio, de eso se trata en el decir y el mostrar. Que el silencio.
algo sea propio, que acaezca de forma propicia. A eso se lo denomina Su pertenencia a' lDecir es lo que aprende el serdiciente en un aná-
acaecimiento propicio.P El dicho o leyenda que acaece de forma pro- lisis. Pertenecer a 'lDecir es saber localizar. Se aprende a localizar. No
picia es la verdad como desocultamiento. El hombre gana su esencia al es un saber sobre sí mismo lo que se aprende. Localizar llevando los
corresponder al compromiso dicho con aquello que le es propio. Su dichos del ser a la verdad del ser, a lo propio.
decir, es un dejarse decir. Nunca es el hombre quien habla, sino el len- El serdiciente es vocado por la cosa. Es condicionado por la cosa.
guaje. El camino hacia el lenguaje no es algo que el hombre ejecute. El serdiciente es "a-cosado".
El camino descansa en el movimiento en el que el lenguaje, en cuanto El análisis pone en camino. Encaminado, el serdiciente va a su
dicho o leyenda, viene a la palabra que suena en el hablar del hombre. morada. Analizar es encaminar a lalengüa, es dirigir (dirección de la
Del dicho a 'LDecir de lalengüa es el camino. Camino de lalen- cura) al serdiciente a su pertenencia a'lDecir. En el encaminar, se en-
güa, se va del habla a'llrecir. Llevando el habla a lalengüa, restituyen- seña a localizar.
do al dicho la dimensión esencial del silencio. El analista encamina, el analizante es puesto en camino. Encami-
Cuando se habla una lengua, lalengüa dice. Cuando lalengüa dice, nado, el analizante camina en dirección a lo propio. A lo propio se lo
muestra lo propio del serdiciente. denomina lo éxtimo. La "a-propiación" es un llevar a lo propio, es lle-
La relación lengua/habla es la ficción científica de la lingüística. var al (a). Pero lo propio es íntimamente ajeno, de allí lo éxtimo. Co-
De lalengüa se hace "una" lengua y del hablar una comunicación. Así nectar con lo más propio, con lo éxtimo, resulta entonces una "expro-
vendrá una lengua a realizarse en el habla de sus hablantes. piación"; eLDecir es una a-propiación ex-propiante. Al dirigirse a lo
más propio, o sea, al a-propiarse de lo éxtimo, el serdiciente se ex-
propia.
13. Das Ereignis. Hemos utilizado la traducción de Félix Duque porque el El camino de lalengüa debe entenderse en dos sentidos: es el ca-
sintagma "acaecimiento propicio" nos gusta más que otras versiones: apropiación mino que conduce a lalengüa y es, por otra parte, lalengüa como ca-
de Manuel Olasagasti o advenimiento apropiador de Ives Zimmermann. Pero hay mino. En este último sentido decimos camino de lalengüa como quien
que destacar que Heidegger subraya en Ereignis el valor de apropiación más que el dice "calle de x". Según estas dos versiones, el serdiciente interpelado
de evento o suceso: es el acto de una a-propiación ex-propiante. Respecto de la im- por el síntoma entra al discurso analítico para ponerse en camino hacia
portancia del término Ereignis, destaquemos que el último Heidegger aclara que
LaLengüa, como quien decide un camino entre otros. El llamado "di s-
cada vez que dice "ser", en realidad está pensando en Ereignis.
94 LACAN:HEIDEGGER LA CUESTIÓN DE LA VERDAD 95

positivo analítico" es el andamiaje que estructura y señala el camino. El camino de la apariencia es un camino que necesariamente reco-
Pero en el caminar hacia lalengüa, ésta se revela como siendo el cami- rremos en la cura. No la podemos obviar porque la apariencia no es
no mismo. El dispositivo traza y acota el camino hacia lalengüa, lle- falsedad sino que es aparecer. Si no aparece el amor causado por el
vando en el caminar el camino a su esencia: lalengüa es el camino que objeto agálmico, no hay relámpago de unDecir que arranque del ocul-
lleva a la nada como fundamento. tamiento y traiga a presencia la parte sacrificada del sujeto. Parte sacri-
El serdiciente construye, en el caminar, el recinto en el cual tendrá ficada trasvestida en objeto agálmico, envolturas imaginarias del obje-
lugar el acaecimiento propicio. Tal arquitectura fantasmática emplaza, to a. Relámpago que desnuda la nada tras los envoltorios: los ropajes
en el sentido de que da lugar y pone en escena, la ceremonia de la ex- que tomaban amable al Otro estaban envolviendo una pieza sacrificial,
propiación. En términos de Heidegger diríamos que esta construcción una parte del sujeto alojada en el agujero del Otro. :
es el templo donde adviene lo divino. El templo está emplazado, tiene El bosque de dichos transferenciales se ilumina fug zmente cuan-
lugar y es un recinto. El recinto de lo sagrado donde acontece lo pro- do acontece el relámpago d'eLDecir localizador. El relám ago ex-siste
pio, lo divino. Desde esta perspectiva, se tendría que decir que es en el al bosque, eLDecir ex-siste al dicho. En eLDecir, hablan y callan, a la
templo fantasmal donde tiene lugar la ceremonia de la ex-propiación. vez, el significante y el objeto.
Es en el templo donde se extrae el (a). La expropiación resultará de es-
te modo no ser otra cosa que la ex-tracción de lo divino, del divino (a).
Hemos asegurado que en el acto d'elDecir, un significante, SI ,
viene como el relámpago a arrancar del ocultamiento la parte sacrifica-
da del sujeto. Lo que del ser viene a'LDecir. Ese significante ya no re-
presenta al sujeto para otro significante, ya no significa nada y por ello
revela el sentido: no hay relación sexual.
Esa es la "aletheia" en la que algo del ser viene a'lDecir arran-
cándose al ocultamiento. Pero elDecir es verdad que se revela y al
mismo tiempo es ocultación de la verdad. De allí que Lacan establez-
ca en L'Etourdit la fórmula a).;rl()t:ta = Verborgenheit.
Dijimos que el analizante toca el ser cuando unDecir viene al lu-
gar del producto (en el discurso analítico), revelándosele que la causa
del deseo que suponía incluida en el Otro, no era más que una parte
perdida de sí mismo, una parte inmolada.
Inmolación, pérdida, sacrificio, que se revelan en la ceremonia de
la ex-propiación, la cual tiene lugar en el templo fantasmal, recinto de
lo sagrado donde acontece lo propio cuando lo divino, el objeto a, ad-
viene en el relámpago de unDecir. Lo cual exige que se le de tiempo al
tiempo, que el tiempo del serdiciente le de tiempo a la cosa. Pues el-
Decir es un decir olvidado tras los dichos bajo transferencia. En la
transferencia, lo divino está transmutado en objeto agálmico.
l. "La página que el analista hace ausente"

En el pasaje de L'Etourdit al que venimos haciendo referencia,


Lacan, tras asumir la fraternidad de su decir con el decir de Heideg-
ger, muestra por otra parte que es el discurso analítico el que hace que
en la filosofía, aun cuando ésta salve su honor, haya una página au-
sente. ¿Cuál es esa página?
Lacan y Heidegger son los nombres del encuentro entre el último
pensador del siglo que renovó el pensamiento del ser y el psicoanalis-
ta que encontró las condiciones de su advenimiento en el seno del
discurso. Entrar en la resonancia de esa fraternidad, hasta deslizamos
en la página que el analista vuelve ausente en el filósofo, es a lo que
apuntamos.
Que Lacan haya podido afirmar: "Cuando hablo de Heidegger, o
más bien cuando lo traduzco, me esfuerzo en dejar a la palabra que
profiere su significación soberana", nos permite concebir hasta qué
punto Lacan considera a Heidegger un suceso particular de la filoso-
fía. Recordemos al pasar, las prevenciones de Lacan hacia el discurso
filosófico, y el desagrado manifiesto por el uso filosófico de sus tér-
minos. Pero a su vez, el hecho de que llegara a hablar de la experien-
cia de Freud como del verdadero lugar donde se impugna toda la tra-
dición de nuestro pensamiento, donde se replantea de un modo
100 LACAN: H EIDEGGER 101
UNA PÁGINA AUSENTE

verdadero la confusión primordial del ser en el ente, nos revela la in- lente para relacionarse con la verdad del ser, en cambio, en el Se-
tención de Lacan de que sea el mismo psicoanalista quien le muestre pa I ., l·
minario Encare, encontramos una primera formu a~l~n que rea Iz.a
al filósofo su página ausente. Heidegger ha deconstruido toda la his- una torsión fundamental en lo que hace a la problemática del ser. DI-
toria de la metafísica y su destino cumplido en la época técnico-ins- ce Lacan allí: "Todo lo que se ha articulado del ser supone que se
trumental como la historia de un olvido. La historia del pensamiento puede rehusar el predicado y decir: el hombre .es, por ejemplo, ~~nde-
occidental es la historia del olvido del ser en favor de la determina- cir qué. Lo tocante al ser está estrechamente ligado a esta seccion del
ción formal del ente. Esa historia que va de la metafísica a la ciencia predicado. entonces nada puede decirse de él si n.o es con ~odeo~ ~u.e
olvida al ser, queriéndolo tratar en su asistencia constante y disponi- terminan en callejones sin salida, con demostraciones de imposibili-
ble. Lo ~ropio del ser -dice Heidegger- es más bien aquello que por dad lógica donde ningún predicado basta. Lo tocante al ser, a un ser
estar olvidado y desplazado, soporta el centro efectivo del mundo téc- que se postule como absoluto, no es nunca más que la fractura, la ro-
nico. El ser que le corresponde al mundo de la técnica está en su cen- tura, la interrupción de la fórmula ser sexuado en tanto el ser sexuado
tro pero excluido. Evocamos así un tipo de espacio que la enseñanza está interesado en el goce".
de Lacan ha permitido concebir. ¿Cuál es el pensamiento que corres- La respuesta puede tener distintas vertientes, por un lado hay una
ponde a lo propio del ser sin ser un paso más de la metafísica? . En referencia a la lógica del no-todo que Lacan ha construido en relación
qué condiciones y en qué época el hombre estará dispuesto a experi- a la sexuación del serdiciente. Al tener esta lógica como resultado una
mentar el ser como un rayo que lo haga propicio a la verdad? Son merma de los enunciados universales, configura un nuevo tratamien-
preguntas de esta naturaleza las que terminan configurando el punto to del ser como aquello que es imposible de decir. Teniendo en cuenta
crucial del pensamiento heideggeriano. La excepción que constituye que el pensar heideggeriano del ser, insi tía en seguir otro camino que
Heidegger podríamos reconocerla como un amago, al menos, de his- el de la lógica pero que no fuese a dar ni con lo ilógico ni con un de-
terización del discurso filosófico. Ya sea por haber desgajado de esa cir eudo-poético, en esta pendiente Lacan ofrece una nueva presenta-
historia a un ser al que Heidegger concibe como verdad, o poniendo ción de lo imposible de decir, el tratamiento de la incompletud y la
con su pregunta por el ser a trabajar al significante amo, al discurso inconsistencia en la estructura. ¿Sería aventurar mucho, sostener que
de la ontología, al discurso de nuestra historia filosófica, que como los extravíos de Heidegger en la búsqueda por el decir que convenga
señala Lacan en el Seminario XX, es el discurso de la bota, el de las al ser, e incluso sus obstáculos para la transmisión de este decir, con-
órdenes. Es el discurso del amo, precisamente el que impone el esta- ciernen a los confines donde habita el goce femenino?
blecimiento del ser: "Lo que habrías sido si tú hubieses escuchado lo No olvidemos que es en las últimas reflexiones de Heidegger
que te ordeno", con estas palabras ejemplifica Lacan lo que introduce donde se prefiere escribir la palabra "ser" tachada. Tal vez, en una
el significante en su carácter imperativo. Es ese discurso el que Hei- lectura atenta nos sea dado encontrar que la polarización entre el Da-
degger pretende deconstruir volviendo a separar al ser del discurso fi- sein y el ser como tachado, encuentre su eco particular en la enseñan-
losófico, pero conservando sin cuestionar definitivamente su cercanía za de Lacan.
con el amo (hecho que la historia siempre le recuerda). Pero la vertiente de la respuesta que por ahora nos concierne, es
Pero hay una respuesta de Lacan más firme y contundente que la que refiere al ser interesado en su goce. he aquí que comienza a co-
puede conducimos a las razones por las cuales Lacan se dirige a lo brar mayor nitidez la página que el analista torna ausente en el discur-
impensado de Heidegger. El decir de Lacan configura así la página so del filósofo. Se trata del ser en tanto goce y más precisamente co-
ausente. Si para Heidegger el saber que produjo la metafísica es im- mo plus-de-goce. El ser heideggeriano entraña la nada, y sólo así se
102 LACAN:HEIDEGGER 103
U A PÁGINA AUSENTE

distingue de su confusión con el ente; el objeto a de Lacan cumple gar del analista donde ese tiemp? se di.spensa. La .presencia del analis-
también con ese requisito fundamental. Es la nada en tanto objeto a, la da el tiempo para que el ser, imposible de decir, se haga ~n el fan-
lo que Lacan llega a aislar en la llamada anorexia mental. El objeto a
tasma. El dispositivo analítico concebido por Lacan es. el tiempo . de
no está frente al sujeto de la representación, no es un objeto del mun-
conc luir de la experiencia con el ser; mientras que Heidegger
., , intenta
,
do como quiere la ontología, sino que es un objeto que en el sujeto preparar una disponibilidad para lo que sería una relación mas aute~-
causa su división. El objeto a es deudor de una experiencia y su lugar tica con el ser, Lacan precipita un acto. De allí que podamo~ conce~lr
tan inédito como sus operaciones. Por eso en La lógica del fantasma I decir heideggeriano sobre el ser, como el gran comentan o que cir-
Lacan llega a hablar del objeto a como el Dasein del psicoanálisis. Si cunda una experiencia que él mismo desconoce, la página ausente, la
Heidegger hubiese afrontado lo que el ser implica de escoria y sacri- página que se escribiría con el discurso analítico. .
ficio, habría reconocido el verdadero hecho esencial del despliegue En ese discurso, sólo como semblante de ser, del lado del analis-
técnico en la época de la ciencia, a saber: la segregación. La segrega- ta, el analizante toca el ser. Este movimiento que va del semblante de
ción del ser es la consecuencia principal que Lacan señaló con respec- ser al llamado "deser" en el final, exige un tránsito por el doble carác-
to a la sutura del sujeto de la ciencia. El odio se dirige al ser, recuerda ter del semblante: agalma y objeto de la pulsión. Si el ser en la expe-
Lacan en Encare, y es el intento de uniformización del discurso cien- riencia analítica sólo opera como semblante, es el deser la caída del
tífico, el que prepara las condiciones de esta segregación bajo la for- analista como nada. De este viraje esperaba Lacan un testimonio.
ma más cruel del sacrificio humano. Que haya instituciones que se Sabemos que Heidegger veía llegar el momento de la autentici-
nutran de estos sacrificios, es lo que obliga a los psicoanalistas a re- dad cuando el ser se asumiera como ser-para-la-muerte, la muerte co-
flexionar sobre qué tipo de instancia colectiva deben promover para mo posibilidad más propia e irremplazable. En Lacan esto es s?l?una
transmitir el discurso analítico, que promueve otras condiciones para parte de la cuestión. Lo que verdaderamente nombra a la posibilidad
la experiencia del ser. más propia en el deseo que está en el Otro, deseo que conlleva la cas-
El problema del ser ha aparecido vinculado a la invención laca- tración.
niana del objeto a; en este sentido, la temática es ya conocida, si el Ir más allá de la castración implica que no se trata tan sólo de
ser se vincula con el objeto a, el sujeto es una variable de la cadena asumir la muerte, se trata en todo caso de escribir en la muerte la pa-
significante que se caracteriza por la falta de ser. Sujeto y ser no se labra nada. Nada como diferencia absoluta entre la imposibilidad de
confunden en la enseñanza de Lacan, sin embargo el vincular el obje- la relación sexual y lo que se es como objeto a para el deseo del Otro.
to a la problemática del ser no permite recubrir los dos términos sin Son estos los pasos que arrancan la relación con el ser de su espera y
antes dirimirlos. En Radiofonia y Televisión hay tres dichos que lo lIevan al tiempo de la decisión.
muestran la densidad del problema: "El inconsciente articula lo que Pero no hemos dado estos pasos para ajustar cuentas con el pen-
del ser viene al decir", otro, "Mi experiencia no toca al ser sino para sador, en todo caso, es para resaltar junto con él qué destino le con-
hacerlo nacer de la falla que produce el ente de decirse", y último, cierne al psicoanálisis en tiempo de la ciencia. ¿Se puede. decir, ~s~-
"Es necesario el tiempo de hacerse el ser". Se puede ver en la correla- coanalíticamente el psicoanálisis? Qué decir sobre ese pSlcoan~hsls
ción de estos enunciados el modo en que el ser viene al decir median- que muestra que la experiencia no es tomar posesión de uno ~Ismo
te la falla, hecho que nos enfrenta al ser como un imposible de decir. sino un hecho que nos alcanza transformándonos. Se puede decir algo
Que a su vez a este ser le es necesario el tiempo; el tiempo no para que muestra la tensión entre el testimonio singular e irremplazable
que se diga, sino para que se haga. Y aquí subrayemos que es en el lu- con lo válido para todos. La apuesta que se dirige a ese asunto, Lacan
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la ha denominado "el pase". Una apuesta que conjuga la posible cer y producir un partenaire, el psicoanálisis se ocupa de lo que "no
transmisión del psicoanálisis, la del materna que pugna con lo indeci- anda" respecto al partenaire. En efecto: de entrada afirmaremos, que
ble y preserva el silencio, con el testimonio que haga posible un nue- cualquier pregunta que sobre el amor se disponga desde el discurso
vo tipo de diálogo. Un diálogo, como dijo Lacan en 1973, que fran- analítico, debe aceptar de entrada que por propia experiencia, en psi-
quease la identificación. Lo señala con precisión el 9 de octubre: este coanálisis, el partenaire miente con respecto a su ser. El sujeto está
modo tendría que distinguirse radicalmente del fenómeno fundamen- siempre frente a un partenaire que miente porque el partenaire no
tal correlativo a la universalización de la ciencia: el campo de concen- puede decir con la palabra lo que es en lo real. De un modo más direc-
tración. to, la relación al partenaire en psicoanálisis debe ser concebida desde
la tesis de Lacan que afirma la imposibilidad de la relación sexual. In-
11. ¿Un amor menos tonto? tentaremos hacer en la enseñanza de Lacan una declinación del parte-
naire. ¿Frente a quién está el sujeto? ¿Cual es su partenaire? ¿Con
En el Seminario XX, Lacan plantea que la cuestión del amor no ha quién, para usar el término de Pascal, juega su partida? Esta cuestión,
dejado de e~tar ?resente en el discurso filosófico, discurso que en ese extensamente considerada por J.-A. Miller, permite ver que no hay
rrusmo Seminario hace corresponder al discurso del Amo. respuestas unívocas a estas preguntas en la enseñanza de Lacan. Así
El Amo int~nta establecer con su operación discursiva, un ser ap- encontramos al partenaire imaginario que Lacan construye con su es-
to para correlacionarse con el mundo y con el sujeto, en definitiva un tadio del espejo, las distintas observaciones que se realizan con res-
=r-: ~ig~ra que nace a
me.ntaclOn filosófica. Así cada
través de los movimientos de la argu-
teoría puede ser leída desde el parte-
pecto al compromiso libidinal con la imagen, y las consecuencias que
se derivan, conocimiento paranoico, agresividad primordial. El espejo
naire que ha logrado construir, del tipo de relación que intenta esta- es allí un otro que permite al sujeto sentirse acompañado por sus pro-
blecer con él. Incluso el tipo de fallas que se intentan eludir para pios reflejos. A su vez está el partenaire simbólico, que va del Otro
preservar una relación ideal. del significante al Otro del deseo, y que da el soporte para ese equívo-
Llevando este extremo adelante, diríamos que el partenaire de co que sostiene el amor de transferencia, el Sujeto supuesto Saber.
Descartes es el dios no engañador, el de Hegel el espíritu absoluto, el Donde comienza el verdadero problema es con el tercer partenai-
de ~ietzche el superhombre, el de Marx el proletariado, el de Pascal, re, el partenaire real, ya que éste es el goce. Con respecto al goce, ya
el dIOS de Pascal, es un partenaire que nos ofrece un interés especial, no podemos afirmar que el sujeto esté acompañado como antes por
es un partenaire que, al no poder verificarse su existencia, nos invita las imágenes de sus semejantes, o por el Otro del significante al que
a la apuesta, nos invita a hacer de la vida una postura. Borges, inevi- siempre dirige su mensaje. ¿En qué medida el goce hace compañía al
tablemente cercano en este caso a Lacan, ha confirmado esto: "Pascal, sujeto? El oce, en un sentido más preciso no es el partenaire sino lo
nos dice, halló a Dios, pero su manifestación de esa di~ha es menos que queda del tuuienaire. Ca tar a ese oce co~ l~al del parte-
elocuente que su manifestación de la soledad". ¿Con qué partenaire naire, implicaJa inexistencia del Otro, y el único fundamento j)osible
se encontró Pascal?, ¿con Dios, o con la precaria soledad del junco de la soledad, que sin embargo no es ajena al lazo social que inscribe
pe~sante? Indudablemente, este último tipo de relación con el parte- todo discurso. Al fin y al cabo, ¿la cura no es producir un decir que
naire que surge con Pascal, es cercana a los interrogantes que Lacan nombre al resto del partenaire, es decir al goce, como causa del de-
despliega sobre el amor. seo? Pero si no hay otro partenaire que el goce ¿el amor logra alcan-
Mientras el discurso filosófico, el del Amo, ha intentado estable- zarlo? Si el amor depende del efecto de sentido que introduce el sig-
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nificante, ¿en qué medida alcanza a lo real del goce? ¿todo amor es deslizamiento hacia el odio parece querer alcanzar en el partenaire lo
un espejismo que se inventa para ocultar la imposibilidad de la rela- que el amor aborda, localizándolo. El amor entonces nos engaña en 1.0
ción sexual, o hay un amor que se dirija al partenaire real? ¿Se puede que es el partenaire como goce, pero sin embargo podríamos decir
amar al goce del Otro? que es a través del amor que construimos un Otro para envolver y v~:
Podríamos adelantar que en la enseñanza de Lacan hay muchas lar ese goce, hecho de pura soledad. Tal vez por eso Borges se atrevió
formas de plantearse y responder a estas preguntas. Recorreremos en-
tonces, los distintos momentos que muestren lo que en este caso nos
a decir que el mismo Dante construyó la gran arquitectura = ~u poe-
ma para sólo intercalar un encuentro con Beatriz. Toda su DIVIn~Co-
interesa destacar. media para hacer surgir de un modo imprevisto, la voz y la mirada
Si como afirma en el Seminario XX, el goce que simboliza el perdida de Beatriz. El amor entonces, construye al Otro que envuelve
cuerpo del Otro no hace signo de amor, podríamos en principio infe- al goce que se pierde y no está dirigido a nadie. ¿No es acaso lo que
rir que el amor no alcanza al goce del Otro. Es en ese mismo Semina- el egger descubrió que se pone en obra, en la artesanía d~ una ja,:a
rio donde de un modo definitivo, Lacan ve el odio en una posición o una vasija, cuando señalaba que su esencia era hacer surgir el vacio
más apta para dirigirse al ser del goce que hay en el Otro. Con refe- que contorneaban? ~í el amor habita en la perif~ria de I~causa del
rencia a este punto, agregaremos a su vez que todo enunciado univer- deseo, y se desenvuelve entre sus hábitos y vestimentas Intentando
sal que tuviese valor como fundamento último, logra al fin como re- abordar al ser. Cuanto más imposible es el amor, más oculta la verda-
sultado un nuevo tipo de segregación, un odio en suma por aquello dera imposibilidad de la relación sexual. Cuanto más ama el saber,
que no está incluido en el enunciado universal. Es evidente que el ra- más lejos está del horror que lo causa. Cuanto más se fascina por la
cismo, por ejemplo recibe su fuerza de ese odio al que se puede escu- belleza del Otro, más distante vive la verdadera naturaleza del de~eo.
char, el odio dirigido al ser, que muestra lo poco que se puede esperar Pero está tan lejos como lo está un borde o una frontera del agujero
de los distintos recursos a un llamado al amor entre los hombres. Des- que contornea. ,
de este ángulo, desde el odio que alcanza al ser de goce más verdade- Según estos criterios mencionados, el amor se mantendna ent~e
ramente que el amor, podríamos señalar en un mismo orden de cosas, los afectos que engañan, en contraposición al único afecto que segun
que si el elogio amoroso se dirige a la vestimenta del Otro, vestimenta \7 Lacan no engaña, a saber, la angustia. Encrucijada entre el deseo y el
que puede ser el propio cuerpo, el insulto parece ir más directamente goce que a diferencia del amor no engaña. La angustia siempre mues-
a su ser. De allí la resencia de los pseudo-insultos en el vocabulario tra lo que uno es para el otro y a su vez nos permite disponer de una
amoros de I teso - sensación de lo que es el Otro como deseo. .
Fue orden de razones el que llevó a Lacan a señalar que el ¿Debemos quedarnos, entonces, con la idea del amor como Iluso-
proyecto universal de extensión científica iría acompañado por un as- rio, frente a un odio que sí podría alcanzar al ser de goce de un modo
ceñSo delOdio or el ser de goce del Otro. Si el partenaire que ofrece 1 más directo? Lacan no plantea tan sencillamente las cosas. Su neolo-
la ciencia es un objeto técnico acompañado del manual de instruccio- gismo "odioenamoramiento", da testimonio de esta complejida~. In-
nes, todo grupo humano que goce por fuera de las instrucciones gene-) cluso la formulación de Lacan en el Seminario XI: "Amo en n algo
rales que se desprenden de lo ente, hace retomar una verdad que el más que a ti, te mutilo", ¿no muestra que con respecto al a~or n~ só-
corpus social necesita segregar. lo se trata del semblante, y que éste a veces puede ser una via hacia la
Hemos dado algunas razones por las cuales el amor se muestra mutilación? En relación a esta cuestión daremos un pequeño rodeo.
impotente para decir qué es el partenaire en tanto su ser de goce. Su Es la época de la ciencia, una época en que la civilización y la
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subjetividad contemporánea se ven conminadas al principio de razón el Seminario XX, Lacan lleva a un límite muy preciso. Allí afirma que
suficiente. Todo tiene una razón. Este principio que domina el hori- el amor, por un instante,bajo la forma del encuentro, da la ilusión de
zonte de la época, prepara a su vez las condiciones para que la civili- que la relación sexual cesa de no escribirse: "se inscribe en el destino
zación no sea otra cosa que una acumulación de desechos, acumula- de cada uno, algo que por un tiempo, tiempo de suspensión, deja en el
ción de escorias del funcionamiento de la técnica. Este principio de ser que habla la huella de la relación sexual". Semejante afirmación
raz~n su~iciente en el plano del amor produce un estado patético y implica que por un instante, al modo del relámpago y como contin-
testimonial a subrayar. ¿No queda el amor atrapado en el principio de gencia, el amor ilumina al Otro en su goce. Al sujeto en esa contin-
r~zón~ ¿No .es a través del amor como se intenta dar razón de la pro- gencia, al encontrarse con el goce del Otro, en ese mismo momento,
pia exrstencia o la del Otro?, ¿no se destruye a veces la existencia del se le revela su propio ser de pulsión. Pero es esto, dice Lacan, un ins-
Otro, para que su única razón de ser sea el amor que luego se le ofre- tante que siempre se traiciona, se lo traiciona queriéndolo tornar ne-
ce? y ¿no se busca ser amado para dar razón al propio síntoma? Pero cesario como lo que no cesa de escribirse. Pues en esa contingencia
~ su vez, estas razones, al resultar tarde o temprano insuficientes, de- que el amor escribe en el ser como una marca fulgurante, ¿no vemos
Jan paso a testimonios más rotundos. La asión de la neurosis consis- la razón por la cual el amor junto con la locura propicia el escrito?
te en demandar pruebas de amor que permitan desconocer lo que es la Después de todo, son muchos los que en una experiencia amorosa de-
c~sa del deseo. Las pruebas fracasan, y el mal humor surge como un ciden por primera vez plantear un escrito, depositar la letra en la pá-
índice que señala que las cosas no andan como el sujeto quiere, lo gina en blanco. Se escribe entonces para ceñir un goce que la signifi-
real no brinda las respuestas adecuadas, no da las razones suficientes. cación fálica no puede acotar y que no está dirigido a nadie. Mejor
Así, ni siquiera el paisaje moderno del objeto técnico ha logrado que dicho, es la palabra la que otorga a la carta de amor la ficción de estar
desaparezcan los desechos del amor: son seres que muestran lo que dirigida al Otro, pero en tanto letra, sólo intenta cernir el goce que la
queda del amor cuando las pruebas terminan. Se ha visto a alguien contingencia puso en juego. Sin embargo a Lacan, no podemos con-
que ya no sabía ni amar ni acariciar, y que nunca haría feliz a otro ser, cluir que le entusiasmara esta vía. Si en este caso el amor aborda al
pero que llevaba tales marcas en el rostro y tal silencio en los ojos ser de un modo contingente, no obstante, infiere Lacan, por ser el más
que parecía haber estado a solas con el amor. grande termina en el odio. Queda sólo su recomendación firme y poé-
Escoria y mutilación, desde estos términos el amor sin duda toma tica: valentía ante tan fatal destino.
p~r fin su coloración oscura, no es ya sólo el sentimiento que miente, Reconociendo esta pendiente del amor, y en un sentido más espe-
SInO que lleva al sacrificio. El sacrificio, por ejemplo, del que busca cial su implicación con el sacrificio, recordemos que fue esta perspec-
para no encontrar, busca y en cada modo de buscar se borra cualquier tiva la que llevó a Lacan en el Seminario XI, a expresar su moderada
encuentro, así la mala suerte lo lleva a la tristeza, que Dante y Lacan pero clara simpatía por Spinoza y su amor intelectuallis dei. Sólo Spi-
consideran cobardía, a la falla moral que no acepta la invención que noza, afirma Lacan en 1964, formula de un modo plausible un amor
proviene del saber inconsciente. O el sacrificio que lleva a la tontería por el Otro que no conduzca al sacrificio. Efectivamente, Spinoza, al
de creerse con un destino, y entonces promoverse como un testimonio reducir al Otro a la universalidad del significante, obtiene así el ejem-
encarnado del que no supo decir o hacer las cosas a tiempo. plo de un amor trascendente. Ese Dios spinoziano no quiere nada de
Como se puede ver, en esta vertiente del amor que llamaríamos nosotros, no nos interpreta nunca, no se interesa por nosotros, de for-
traumática, hay un nuevo planteamiento, un nuevo contorno de ese ma inquietante, no nos pide pruebas ni testimonios de amor. Es un
misterio que es el amor y el de ser del goce del Otro. Contorno que en Dios que está de buen humor, no necesita de nuestro sacrificio como
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LACAN:HEIDEGGER

prueba de amor, ningún genocidio se realizará para averiguar qué a esta consecuencia: hay un goce de la mujer al que, como Aquiles
quiere ese dios, ninguna matanza se ofrecerá para colmar su deseo. con la tortuga, ningún hombre alcanza. Por otro lado el hombre man-
Ese dios se basta a sí mismo y está por eso alegre. Es un modo de for- tiene su matrimonio con el falo; cuando rompe esa alianza, Lacan lo
mular las cosas, dice Lacan, al que no nos podemos atener: el impera- - recuerda en el seminario ... ou pire, más que por una mujer, lo hace
tivo moral kantiano hace regresar al dios oscuro, que a través de las por una droga.
leyes del bien universal, sacrifica el objeto en su humana ternura. Re- Sólo queda entonces implicar la no relación sexual con el entu-
cordemos Kant con Sade. Este orden de razones llevaron a Lacan a siasmo del bien decir. O sea, hacer surgir en una relación con el Otro,
concluir su Seminario XI con la siguiente afirmación: "sólo fuera de no la fascinación por lo no dicho, sino lo imposible de decir, incluso
la ley puede surgir la significación de un amor sin límites". Agregue- llegar a inventar a través de la relación lo que es imposible decir.
mos por nuestra parte, que si el amor sólo puede subsistir fuera de la ¿Nos conducen estas respuestas tentativas, a concebir un amorl
ley moral, que desencadena el sacrificio, habría que preguntarse si que tome al semejante desde otra perspectiva que el fantasma? Un
puede corresponder a la ética del bien decir. amor que no esté con el Otro porque sea necesario. ¿Nos conducen
Lacan siempre advirtió a quienes querían ver en su enseñanza un estas conclusiones a un amor menos tonto? Un amor, que en lugar de
rebajamiento y un desprestigio del amor. Siempre consideró esto un buscar razones para una relación, razones que darían cuenta de lo que
modo de eludir responsabilidades. Por ello tal vez tengan valor las si- hace a la relación, propiciaría en el encuentro con el Otro, el úniCO)
guientes preguntas: ¿Qué es el amor si se cumplimentan los pasos de acontecimiento verdadero en una conversación: mostrar con un decir
un fin del análisis en su exigencia ética? Dejemos ahora que se preci- lo que retiene al goce en su misterio, y no fascinarse.
piten los interrogantes y a su vez intentaremos dar con algunas res-
puestas. ¿Qué es el amor, cuando el sujeto una vez atravesado el pIa- III. La decisión
no de la identificación capta que no hay otro partenaire que el goce?
Respondemos: Es un amor que ya no hace de la soledad una tristeza, Que el psicoanálisis no es un estructuralismo y sí una ética, es
es un amor que ya no es impotente para captar la verdad de la sole- plenamente aceptado en el Campo Freudiano. Lacan mientas elabo-
dad, a saber, que no hay relación sexual. Si Freud esperaba para algu- raba la estructura propia del discurso analítico iba urdiendo la ética
nos analizantes que surgiera la oportunidad del amor por fuera de la que le correspondía. En principio, estructura y ética, son términos que
determinación edípica, agreguemos que para Lacan, la experiencia se apuntan a distintos problemas. Mientras la estructura describe una
corresponde también con el advenimiento de una soledad distinta a la combinatoria, una regularidad, e incluso, como se decía antes, una so-
bre.d~termin.a~~ón, en ~ambio la ética implica apuesta, elección, en de-
de la neurosis. La soledad del que acepta los riesgos de afrontar la
causa del deseo.
¿Qué es el amor, cuando el análisis se propone en su fin hacer
l finitiva decisión. Temendo en cuenta esto, la enseñanza de Lacan es
una inmixión de estos dos términos.
La estructura no se concibe sin decisión o elección subjetiva, y a
surgir la imposibilidad de la relación sexual y la inexistencia del
Otro? Respondemos: es un amor que asume la lógica del no-todo. Es la vez esta decisión sucede siempre en la estructura. Sucede, agrega-
ace tar ue desde el unto de vista del goce, no hay relación del uno remos, de un modo forzado.
con el Otro. D~ la perspectiva del goce, cadasexo lees infiel al Así, cuando apreciamos las referencias a la ética del psicoanáli-
Otro y a sus pedidos de reconocimiento, es una razón de estructura y sis, vemos surgir enunciados que ilustran bien el carácter de decisión
no de conductas. Que el falo sea el único semblante de goce, conduce que tienen. Se habla por ejemplo, de "saber hacer con el síntoma",
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"querer lo que se desea", "a1.umir lo que se es en tanto objeto", "cap- una posición "decisionista". Posición que tiene sus antecedentes in-
tarse como injustifica e", etc. Son expresiones que evocan de buen mediatos en Heidegger y Sartre. Por decisionismo lacaniano entende-
grado lo que la palabra decisión lleva implícito en su etimología: es- mos que en la experiencia psicoanalítica no sólo se trata de mecanis-
tablecer un corte. ¿Acaso en la fórmula del discurso analítico no se mos estructurales, sino también de elecciones subjetivas que tienen su
pone en juego una decisión, que corta el funcionamiento del incons- modelo en la elección forzada. Insistamos en que es esta pendiente la
ciente en la relación S ¡-S2? Recordemos nuestra referencia anterior al que lleva a Lacan a su máxima ética, "no ceder frente al deseo". Má-
discurso analítico como "decir localizador". Pero volviendo a la im- xima que de buen grado muestra esa mixtura de estructura y decisión.
plicación antes mencionada, estas elecciones inherentes a la estructu- Por un lado la máxima apunta a una asunción en el sujeto, y a su vez,
ra muestran al sujeto en una posición diferente a aquella en la que se el deseo es deseo del Otro. Recordemos alpasar la fórmula: "el deseo ?
aloja en otros discursos. No obstante, se aceptará que aún sigue sien- decidido", que Lacan emplea para distinguirlo del insatisfecho o im-
do problemático vincular el término decisión al sujeto dividido. Yasí posible.
podríamos cernir este problema con algunas preguntas elementales. Por todo esto, no nos parece excesivo indicar que Lacan, desde
¿Cuál es esa decisión que no consiste en ningún voluntarismo o pro- una posición muy diferente, continúa trabajando en esa vertiente del
pósito deliberado, en ningún mandato superyoico, o ficción de auto- pensamiento que a partir de la Segunda Guerra Mundial se vio con-
nomía? ¿Qué clase de decisión es esa que, sin ser atribuida a un suje- minada a reflexionar sobre las cuestiones que atañen a la ética. Fue a
to, acontece en el sujeto e incluso lo constituye? Y a su vez, ¿una partir de la postguerra que entró en debate el sentido de la historia.
decisión puede ser subjetivada de un modo absoluto? Este no acudía, no se disponía a pensar el horror. El dios por fin se
Las o eraciones de enación separación pueden dar cabida a había revelado distinto a ese de Spinoza, que siempre está alegre y no
estas preguntas, ya que muestran a la elección forzada como el modo espera nada de nosotros. Había surgido en lo real un dios que ordena-
ejemplar a partir del cual se debe pensar la decisión en psicoanálisis. ba el sacrificio y exigía ofrendas, y así se había hecho patente que el
Aunque aquí no desarrollaremos esta cuestión, es evidente la atmósfe- pensamiento no pensaba el horror. Más que nunca había que pensar al
ra ética de estas operaciones, ya que en ambas se plantea, no sólo el ser, al ser en sus elecciones y sus decisiones. Recordemos a Sartre. Su
acceso del sujeto a lo simbólico, sino con qué juega su partida y su nombre, sabemos, puede ser para algunos anacrónico, no obstante es
apuesta. En ese sentido, la alienación y la separación muestran cómo fundamental recordar que en el comienzo del "lacanismo" argentino
la elección "no es toda" subjetivable, ya que en ambas operaciones hay un tránsito ejemplar de Sartre a Lacan que se da en Oscar Masso-
hay pérdida. Agreguemos que a su vez la clínica del caso por caso ha ta. Incluso, hay pocos textos en la historia que muestren de un modo
permitido inferir las distintas objeciones y "pseudo elecciones" que se tan claro el paso de la filosofía al psicoanálisis como el de Roberto
introducen en relación a estas operaciones, desde el autista, que pre- Arlt, yo mismo. En El Ser y la Nada, en los capítulos referidos a se-
fiere que el significante no juegue y gane y "opta" por no hablar, has- lección, responsabilidad, libertad, podemos reconocer en las aporías
ta el obsesivo que pierde toda verosimilitud en su rumiación, para que allí surgen un antecedente de la elección forzada lacaniana. A su
mantener una elección sin pérdida. vez, fue el "estamos condenados a elegir" lo que llevó a Sartre a in-
Pero con estas cuestiones sólo deseamos hacer valer el problema tentar fundar el psicoanálisis existencia\. Psicoanálisis que para Sartre
a introducir entre decisión y estructura. Para llevar a un extremo esta consistirá en captar la elección fundamental como quien capta su ima-
cuestión, afirmaremos que lo ue a arta a Lacan del estructuralismo y gen en el espejo, es esta elección que nos anuncia como sujetos. El
lo inclina hacia la ética es, uti~ndo un término quizás discutible, sujeto a través de su experiencia de psicoanálisis existenciallogra al-
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canzarse en lo que es, en tanto su elección fundamental. A partir de siderar a las etapas definitivamente superadas. Veamos algunos frag-
allí, son palabras de Sartre, será alguien que no se queja porque siem- mentos muy conocidos. El primero define a la loc como "J per-
pre sabe que tiene la vida que se merece. No nos detendremos en lo manente virtualidad de una falla abierta en su esencia". Fragmento
que tiene el proyecto sartriano de conciencialista, es claro que Sartre que testimonia que Lacan desea mantener el debate con Ey por fuera
habla siempre de un sujeto que es capaz de captarse enteramente a sí de lo estrictamente psicopatológico, es un giro parecido a cuando ha-
mismo y así objetivar su elección fundamental como si esta pudiera bla de la depresión como falla moral. Por un lado, que duda cabe, fue
ser un dato de la conciencia. Ni en las razones por las cuales Sartre el filósofo quien mostró al ser abierto en su esencia, pero a su vez La-
dimite frente a la problemática del goce, pero dejemos constancia de can, escribe la página que el filósofo rechaza; la copertenencia del ser
ese intento, en un autor que Lacan consideraba lejano en su cercanía, y la locura .Esta implicación fundamental del ser y la locura se decli-
de concebir al psicoanálisis como una elección del ser. Conectado a nan en Lacan, en distintos términos: equivalencia de psicosis y es-
todos estos asuntos, estaba como antecedente Heidegger. El origen tructura, paranoia primordial, la locura como el modo fundamental
inauténtico del Dasein, y su posible elección por la autenticidad, lo del serdiciente de habitar lale~gü~~ Fórm~las. t?das que van most~a~-l
lleva por el intrincado camino de considerar en qué consiste ese paso do que lalengüa en tanto conjuncion de significante y goce, auspicia
y cómo esa decisión participa de la esencia de la verdad. Y si en Ser y en primer lugar aquello que se encuentra fuera de discurso y que sólo
Tiempo se plantea a la libertad como el dejar ser lo que el ente es, en un segundo tiempo ingresa al lazo social. .-J

años más tarde, en Holder/in y la esencia de la poesía, se nos plantea El segundo enunciado, ya bastante célebre, es el de "no se vuelve
un punto más sugerente. Es cuando la noche de la locura convoca a loco quien quiere". Este enunciado acentúa el carácter de determina-
Holderlin para protegerlo, que se puede dar lo que se llama, en pala- ción estructural que hay en la causalidad de la 'psicosis y que es per-
bras de Heidegger, una instauración del ser por la poesía. Agregue- fectamente situable en la enseñanza de Lacan, desde la primera tesis
mos que esta instauración que se da en libertad, exige que el ser de la de la forclusión del nombre del Padre hasta el rechazo del inconscien-
cosa no se derive de lo calculado anteriormente. Vemos aquí lo que te por el síntoma. Efectivamente, como se afirma, no basta con que-
podríamos designar en Heidegger como su teoría de la invención. En rer. Inventar una lógica donde ha sido forcluido un significante o sea
este pasaje heideggeriano está presente lo que Lacan resolverá más establecer las condiciones de completud y consistencia de dicha lógi-
tarde, en ese eje que constituye la forclusión, la invención y el riesgo ca en virtud del rechazo de ese significante, darle una significación
de la locura como libertad. Señ emos ambién que la problemática privada y permanente a los números, captar al Otro en su conspira-
i!!E1!1!!-nticidad-autenticidad, por momentos recuerda a la de aliena- ción fundamental, guardar el goce como íntimo y ser perseguido por
ción-se aracián en Lacan. Este apretado panorama pretende servir ello, son todos hechos que muestran al sujeto en una determinada re-
como introducción al problema de la elección en el campo de la psi- lación con lalengüa. Relación donde lo primero que se puede afirmar
cosis, para mostrar allí también que en un problema tan urgente como es que no basta con quererla. No basta con "querer" para lograr ser el
la locura la cuestión de la decisión está en juego. amo en la ciudad del discurso y quedar así fuera de él. Si la marione-
Recordemos algunos párrafos de Acerca de la Causalidad Psíqui- ta, una vez roto el hilo del significante que la ligaba a los discursos,
ca, texto de 1946, donde es por los hechos políticos recientes que La- transforma todo su cuerpo en una obra de soledad y goce, si de allí
can explica las razones de su silencio hasta ese momento. Escogiendo hace surgir la letra que cifra su existencia y no se dirige a nadie, si
un texto de aquellos años, refrendamos a su vez que en la enseñanza hay menos hilos que antes y entonces es más libre, pero a la vez más
de Lacan no vale servirse de ningún procedimiento que permita con- inerte y torpe porque su cuerpo encerrado en su goce no conduce a
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LACAN: H EIDEGGER

ningún sitio, es indudable que no sólo no basta con querer sino que sentimiento de libertad"] Insondable decisión del ser:llaEpresión es
nadie puede querer esto. Nadie puede querer que lo real hable por problemática, no sólo poIT¡ue no hay ninguna constatación de la mis-
fuera del discurso. Nadie puede decidir cambiar la relación del sujeto ma como hubiese querido Sartre, sino porque también alcanza al lugar
con lalengüa hasta tornarIa incomunicable, hecha de cifras, nombres del analista. Después de todo, como surgió en los coloquios de la Es-
inventados ... cuela, el lugar del analista se define también por "no estar seducido

-
Sin embargo, una vez formulada esta visión estructural de la
cuestión, el párrafo que sigue introduce la otra dimensión: "puede
ocurrir que un cuerpo de hierro, poderosas identificaciones y las com-
por la impostura del padre y no estar loco". El analista debe jugar su
partida entre el sentido y el ser por fuera de la seducción del padre y
la locura. ~cceder al ser y no estar loco, he aquí el problema.
placencias del destino, inscritas en los astros, conduzcan con mayor De las distintas líneas que nos conducirán a situar el tema de la li-
seguridad a esa seducción del ser". Seducción del ser, con esta Qpre--l bertad en la enseñanza de Lacan, simplemente evoquemos el modo
si~acan desplaza la cuestión estructural de la psicosis y la lleva irónico con el que se refirió a sus colegas ingleses por haberse dejado
nu.•evamente al terreno de la decisión del ser. Alguien se puede dejar entusiasmar por ese término señuelo, y no darIe su lugar al fenómeno
seducir por la locura, puede decidirse por ella. Así, los párrafos de que según Lacan había que atender, el de la segregación como el co-
Lacan: "el desplazamie~la c<!.usalidad de la }ocura hacia esa in- rrelato de la extensión del discurso de la ciencia. También en el últi-
sondable decisión del ser" y "Esa trampa del destino que lo engaña mo Lacan, a pesar de que él en Lovaina dice que nunca habla de li-
respecto de una libertad que no ~onquistado"."Estos enunciados, a bertad, encontramos una vinculación del término a la lógica del
diferencia de los primeros, i!lttQduce~c:iproblema de la elección y la no-todo y a la vertiende creacionista de la forclusión.
d~isión en la psicosis, y donde lo primero que podemos señalar es la Hay una pregunta que parece fundamental al desarrollo anterior.
dificultad de articulación que representan. Miller, en su intervención, afirma: "ningún rasgo o ninguna insignia es
J.-A. Miller en una intervención recogida en las Actas de la Es- operativa sin una decisión del ser". Traduciremos rasgo e insignia por
cuela Freudiana se dirige de un modo directo a este problema. El úni- letra, y adelantaremos esta cuestión: la letra, al ser una conjunción del
co modo de que la tesis estructural de Lacan sobre la psicosis no se significante amo y el objeto a [SI - a] al fusionar el significante amo
degrade en un mecanicismo de nuevo cuño, en este caso un rnecani- que está en la unión de la operación alienación, con el objeto a que es-
cismo significante, es volver a tener en cuenta la expresión de Lacan, tá en la intersección de la operación separación, parece desbaratar la
"el loco es el hombre libre". La propuesta es inscribir a la psicosis en articulación de la elección forzada que rige esas dos operaciones. Él
el campo de la ética del psicoanálisis, y reconocer entonces que al me- primer lugat.,pOLque en la letra no se trata del.sujeto en su acceso al
canismo estructural de la forclusión lo acompaña "la insondable deci- campo del Otro, sino de una función que implica un goce que no se di-
sión del ser". El único modo de arrancar a la cura psicoanalítica de la rige a nadie. En ese caso, de haber una subjetivaci6n, sería en términos
psicosis de su reversibilidad (pretender inscribir lo que en el psicótico de respuesta de lo real. Por lo tanto se instaura un tipo de elección pri-
falta) es antes que nada intentar captar su elección primordial. Elec- mordial, de insondable decisión aún por articular. La elección que irn- •
ción que en un sentido primero consiste en no dejarse seducir por la plica que "no todo" el goce pasa por el fantasma. Es lo que permite
impostura paterna, Lacan lo indica expresamente en Una cuestión pre- apreciar ese hombre que llega un día a vemos cargado con sus cuader-
liminar: el niño manda a paseo a la ballena de la impostura en la tra- nos. Cuadernos que constituyen su única compañía. Sus escritos co-
l1la del padre. No dejarse seducir por la impostura del padre !:,S aceptar mienzan el día en que se enamora súbitamente de una mujer y empieza
el riesgo de la locura o en palabras de Lacan darse "un incaptable con- a ver las cosas más nítidas y con una nueva claridad. Según sus pala-
118 LACAN:HEIDEGGER UNA PÁGINA AUSENTE 119

b:as, escribe ?~rque corre el peligro de que esa mujer lo deje sin capa- chas de la religión, la filosofía y la ciencia, el olvido de la coperte-
cidad de decidir. En este breve pasaje, vemos que si bien la carta de nencia del ser y la locura.
a.mor parece dirigir e al Otro, es tan solo una letra para fijar un goce
Sin futuro. Esa letra constituye una vía directa hacía el referente, de ahí IV. El "Epílogo" del Seminario XI
que vea las co as más nítidas. A su vez la letra, a diferencia del signifi-
11
cante, siempre idéntica a sí misma, logra sustraer toda la temporalidad El epílogo del Seminario XI fue escrito en el año 1973. Es una
al transcurrir de su vida y al de su psicoanálisis. Si el símbolo es el época de Lacan en donde está presente la cuestión del escrito de un
asesinato de la cosa, la letra es la eternización de la cosa. Las sesiones modo esencial. Recordemos L'Etourdit por lo que tiene de paradigma
son el basurero de su letra, esas letras sobre las cuales no se puede es- de escritura lacaniana y el capítulo "La función de lo escrito" en el
candi~ ni.ngún efe~to de verdad. Son casos que se podrían situar bajo seminario Encare.
esta rubnca. El SUjeto supue to Saber ha sido forcluido, sin haber atra- ¿Qué alcance tiene la función de lo escrito en la enseñanza de La-
vesado la transferencia y se ha producido una invención que hace fra- can? Hay que recordar su insistencia en diferenciar lo escrito de sus
casar la verdad del discurso. ¿Qué tipo de decisión supone inventar, in- seminarios. Desde esta posición general es eramos lograr resaltar esta
ventar~e .diremos en lo que no se descifra? ¿Decidía Joyce el diferencia entre lo escrito y lo hablado, y en un sentido más preciso,
procedimiento que se ponía en juego en su escritura? ¿Qué tipo de de- entre la letra y el significante. Por lo tanto, al ceñimos a lo que es el
cisión o subjetivación acompaña a la forclusión del sentido? Epílogo en su valor de escrito, sólo comentaremos algunas de sus for-
En R.S./. Lacan hace valer una diferencia mínima. O bien se trata mulaciones.
de creer en el síntoma, y entonces se acepta que éste puede ser desci- "Ustedes, no entienden esta escritura. Mejor así, tendrán una ra-
frad~, o bien se cree al síntoma y es entonces lo que impide que se lo zón para explicarla. Y si quedan varados, sólo les costará cierto em-
descifre en el artificio del inconsciente. Estas diferencias mínimas re- barazo. Véanme a mí, con lo que me queda, sobrevivo".
miten una vez más a esa insondable decisión. Problema que constituye el eje letra-significante y que puede ser
. Si Lacan e~ 1946 afirmaba que la locura era cuestión de pensa- conducido a su máximo interés: ¿en qué interviene esa diferencia a
miento, es preciso reconocer que en su última enseñanza hay una des- nivel de la práctica analítica?
calificación del pensamiento. "Operar con el pensamiento sobre el El problema letra-significante-escrito obliga a recordar a Oscar
pensamiento, dice Lacan, es lindante con la debilidad mental". No se Massotta, autor del prólogo de la primera edición en castellano del
trata, insiste, de seguir soñando con el sueño. Se trata de obtener un Seminario XI, y perteneciente a esa generación que se vio concernida
efecto de "sentido real" que Lacan en R.S.I. llamaba decir del ser. Un por la implicación entre literatura y psicoanálisis, pasión literaria de
decir del ser que implica saber cuál es el nudo. Se trata, una vez más los lacanianos argentinos. Parece un rasgo a tener en cuenta, no sólo
de decisiones que en esta época se llaman cortes, suturas y empalmes por lo inusual de ese abundante entrecruzamiento de escritores y psi-
y de procedimientos de subjetivación que exigen cogitar a las identi- Coanalistas, sino también por lo que tiene de marca inaugural, de "ini-
ficaciones y a las nominaciones a través del nudo. Pero lo que quere- cio" aún velado en sus efectos. En el horizonte de esa implicación, es-
mos destacar es que el decir del ser, en el último Lacan, prosigue el taba por supuesto Borges, siempre abocado a reducir el espejismo del
empeño de terminar con los efectos de fascinación de la palabra para yo, a destituir en su procedimiento literario mismo la categoría del
hacer surgir un decir que deje hablar a la Cosa. Un decir menos tonto, autor, y a mostrar en fin, cómo el saber de las tramas simbólicas con-
como recordaba Lacan, ue no participe del olvido que hace a los di- figura avatares y destinos que se ejecutan sin consultar a la "psicolo-
120 LACAN:HEIDEGGER UNA PÁGINA AUSENTE 121

gfa de los personajes". Es evidente que hay en la literatura borgiana Recordemos solamente que si Heidegger hace un diagnóstico de
un precedente de Otro lacaniano. Hay, por qué no, un Otro borgiano,
la historia de Occidente como la historia de un olvido, pues la metafí-
bié
y aún más, podríamos decir que existe un cierto optimismo en Bor, . a y su destino cumplido en la ciencia es el olvido del ser, tam ien
SIC . . .
ges, en relación a lo que es el lugar del Otro. En Borges todo está des- Lacan hace una historia del psicoanálisis como historia del Inco~s-
tinado al Otro, a su saber infinito, y en un sentido más fundamental ciente, en donde tuvo lugar un olvido, el olvido de la verdad freudia-
la obra literaria que no pertenece a ningún hombre y sí al Otro. Sin nao Es un sentido, entre otros, para recordar en qué punto se puede
embargo, en otro aspecto, una posición de Lacan viene a contradecir concebir la fraternidad con el decir de Heidegger, quien se preocupa
el optimismo borgiano del "todo lo literario para el Otro". Por ejem- por construir un decir que no consolidara .ese ?Ivido que él ~eía en la
plo, si para Lacan Beckett constituye una literatura que "salva su ho- metafísica y su destino cumplido como ciencia. Eso lo llevo por de-
nor", es precisamente porque en sus escritos trata de ceñir lo que no rroteros particulares, sabemos que abandonó continuar Ser y Tiempo
pertenece al Otro; el desecho que asoma en el paisaje de la escoria por no disponer de un lenguaje no metafísico, y en ese punto, se..com-
humana que va enmudeciendo, la mutilación en su horizonte de ver- prometió con la escritura poética, especialmente con el poe~a Holder-
dad. Es sin duda el honor de cercar el horror. lin escritor vinculado en su vida a la psicosis. Fue ese camino lo que
Por eso, si todavía resuenan las palabras de Massotta: "un cierto llevó a Heidegger hasta el punto de llegar a sostener que el destino
borgismo siempre será pertinente", no por eso está ausente esta otra del pueblo alemán consistía en intentar descifrar la poesía de ~éilder-
literatura que salvar el honor. Nos referimos aquí a la identificación lin. Esto también da densidad a esa fraternidad antes mencionada,
de O. Massota a Roberto ArIt, explícita en su libro Roberto Arit, yo porque al fin y al cabo, también, en la culminación de su enseñanza
mismo, cuando no dudaba en mostrarse como un desecho, como un Lacan se vincula con un escritor que él emparenta de un modo pecu-
av atar del fantasma arItiano. Un desecho de la filosofía que ya no le liar con la psicosis y que es James Joyce. ..
daba lugar cuando sucedía la muerte de su padre. Pero si bien Lacan reconoce la fraternidad con el decir de Hei-
Desde la perspectiva actual, conocemos ya los obstáculos que tu- degger, a continuación afirma que es el psicoanálisis el discurso que
vo para el lacanismo esta incidencia de la literatura. Los discípulos de revela una página ausente en esa filosofía que "aún salva su honor".
Lacan los han ido situando en los últimos años. En primer lugar, no La página en blanco que el psicoanálisis señala en la filosofía está di-
haber podido situar claramente una clínica vinculada al objeto mien- rectamente ligada a la presentación de una escritura en el texto L'E-
tras la euforia literaria disimulaba los impasses de lo real en la clíni- tourdit a saber las fórmulas de la sexuación. Las consecuencias de
ca. En segundo lugar, una ausencia llamativa del testimonio del caso esa escritura llevan a pensar que mientras no se vincule al ser con el
clínico y el problema de su transmisión. Recordemos cómo en aque- desecho de goce, mientras el ser sea la depuración, el seccionamiento
llos años las revistas lacanianas se atestaban de artículos en los que el de su predicación en tanto ser sexuado, mientras, en definitiva, no se
caso era siempre literario o remitía a una fuente escrita. Pero, un ini- vincule al ser con el plus de goce, siempre subsistirá la esperanza de
cio sólo puede ser un déficit, si se cree en el desarrollo o en "el pro- una nueva divinidad. Ese Dios para el que Heidegger deseaba encon-
greso de las ideas". Nuestra posición, obviamente, es otra. Abrir la trar una disponibilidad. .
cuestión del escrito en Lacan es el modo de contribuir a la dignidad Por el contrario, se sabe que Lacan se sitúa en las antípodas. SI el
de esa época inaugural. Queda aún por señalar como antecedente del discurso del amo prodiga "el establecimiento correcto del ser", Lacan
problema de la escritura en Lacan la ya extensamente comentada vin- plantea el discurso analítico como un decir que implica un acceso al
culación Heidegger-Lacan. ser que apuesta por la inexistencia del Otro. A esto hace referencia
122 LACAN:HElDEGGER UNA PÁGINA AUSENTE 123

Lacan en su Epílogo del Seminario XI cuando habla de un decir El escrito, que es "para no leer", dice Lacan, "no lo introduje yo,
me-
nos tonto. Y de donde podemos hacer surgir diversos interrogant fue Joyce". Es Joyce el que sitúa un nuevo valor dentro de la literatu-
¿Qué preten.día Lacan cuando esperaba que su escritura del nudo be~~ ra, el valor de lo ilegible. Un valor, ante el cual sabemos que el mis-
rrom~o no fuese una metáfora, que no representara ni describiera lo mo Lacan no retrocedió, y lo asumió en sus Escritos. Un vez formu-
real SInO que fuese lo real?, ¿qué es la escritura cuando escribe a I lado ese "poco para leer", en Joyce, aparece en el Epílogo una
real y ya no es la escritura de la ciencia? Estas preguntas tienen un pregunta acerca de por qué la escritura o ciertas escrituras que serían
campo verdaderamente
., , .
trazado en la enseñanza de Lacan: ¿.es la in- i1egibles, parecen "eludir los artificios del inconsciente". Pasemos a
comp~enslon ~atem:tlca un síntoma? Lacan responde "que nos equi- enumerar lo que constiuyen los puntos nodales del problema:
vocanamos SI pensaramos que la matemática es algo que efectiva-
mente logra vaciar todo lo que hay en la verdad de su relación con el 1. La relación meramente significante entre S 1 Y S2 es una articu-
pathos" (El saber del psicoanalista). lación que constituye un "ciframiento". Como se ha dicho anterior-
¿Qu.é es un escrito para Lacan? ~scrito, dice, es para no leerse. mente, la operación de desciframiento implica al artificio del sujeto
Un escnt~ es p.ara que no se lea, y esto está dicho en el Epílogo; por supuesto al saber. Pero hay, con respecto al vínculo ciframiento-des-
el contrano el Inconsciente es lo que se lee. En el seminario Encore ciframiento, al menos un punto en donde no se diferencian tan clara-
afirma: "El inconsciente es lo que se lee. En el discurso analítico us- mente sus operaciones.
t~~es suponen que el sujeto del inconsciente sabe leer. En el psicoaná- Para J.-A. Miller, el desciframiento vuelve a ser ciframiento.
h.sls se trata de lo que se lee más allá de lo que el sujeto se ha visto in- Donde hay invención, hay ciframiento, y lógicamente si se inventa, es
clt.ado a decir". Es decir, que la función del artificio que constituye el porque no opera el sujeto supuesto al saber. Inventar es hacer surgir
sujeto supuesto al saber, inscribe a la escritura del inconsciente en el algo que no estaba ahí. Sería por ejemplo, el caso de las matemáticas,
campo del desciframiento. ¿Hay desciframiento sin transferencia? La que en su mismo procedimiento acompañarían la dimisión del sujeto
r~~puesta es neg~tiva po~que es el sujeto supuesto al saber y su opera- Supuesto al saber. El ejemplo de Cantor propuesto por Miller es ilus-
cion lo que perrrute descifrar lo que está cifrado en el significante. Es trativo, inventa los números transfinitos, los cifra, pero a su vez, con-
por esta vía que Lacan sostiene que el inconsciente es lo que se lee en sideraba que había descifrado lo que Dios sabía. Esta es una clara re-
oposici,?n al. escrito que es pa~a no le~r. P~a formulación, "para ferencia a la función del sujeto supuesto al saber especialmente si
no leer , eXl~e ser problematlzada. Siempre ha sido enigmático, en- recordamos la función del Dios de los filósofos y los científicos, que
tender porque Lacan, y esto es un poco atrevido pronunciarlo cuando Lacan subrayó a propósito de Newton, Leibniz, etcétera.
se habla ~e u~ libro publicado, llegó a hablar de la poubeuicouon, ba- Vemos así que el procedimiento de cifrar se distingue del desci-
sura-pubhcaclón. Este neologismo se dirige de una manera directa al frar, y que posteriormente se implican nuevamente. Hay un caso que
v.alor "ag~lmático" que puede tener el libro para la ilustración. Lacan puede ser equivalente en el mismo Joyce. Lacan dice en Encore: "El
sle~pre SItUÓsus escritos en el llamado "debate de las luces", pero no procedimiento de Joyce consiste en inyectar con significantes el lugar
se SItuaba en ese debate para establecer una continuidad con las luces. del significado". Lo que tiene lugar en Joyce, al llevar sus escrituras
~s cierto que está situado en ellas porque representa una corriente ra- al estatus de ilegible, es realizarla como cifra, implicando así una des-
cional en el psicoanálisis, pero también es cierto que se dirige en su titución del sujeto supuesto al saber. Sin embargo, no se puede desco-
e~eñanza a abrir la hiancia, el agujero que el agalma de las luces es- nocer la apelación de Joyce a "poner a trabajar a tres generaciones de

-
conde. universitarios para descifrar su escritura". Apelación que instaura, de
124 LACAN:HEIDEGGER UNA PÁGINA AUSENTE 125

modo un tanto peculiar, al sujeto supuesto saber de la Universidad. optimismo de Borges respecto al Otro al ~ue hacíamos alusión .an~es.
Pues poner a trabajar no es necesariamente esperar ser descifrado. Es decir, que mientras la letra aparece VInculada al goce, el signifi-
. Con:lu~remos este punto aceptando provisionalmente, que si la cante en su trayecto se opone al destino de la letra. Al respecto, se
cifra esta vinculada a la letra, el desciframiento concierne al signifi- puede situar la pregunta que se hace Lacan en los textos sobre A. Gi-
cante ya su variable de sujeto.
de y que formula del siguiente modo: ¿qué queda de la letra cuando
no hay significación?
2. Lacan, en un texto del año 1950, utilizando distintas referen-
ci~s s.obre un libro de Jean Delay acerca de André Gide, se opone al 3. Hay un texto, un artículo de Lacan, Lituraterre, donde habla de
cnteno del psicoanálisis aplicado, y sobre todo establece que hay que litoral para mostrar, precisamente, que esta palabra no es una exalta-
~eparar el discurso psicoanalítico de los intentos de psicobiografía. Lo ción del significante. Es mostrar que: "el nubarrón del lenguaje hace
Importante para el psicoanálisis es la grafía. Este fue el esfuerzo defi- escritura y en el litoral se constituyen dominios heterogéneos, un bor-
nitivo de ~acan, cua.ndo planteó la cuestión del pase, que no es desple- de de saber y el goce". En ese litoral está la letra, y ésta, por defini-
gar .una biograffa, sino en todo caso mostrar cómo la vida se puede re- ción, plantea que hay algo más en el lenguaje que el orden de la me-
ducir al av atar de la pulsión.
táfora y la metonimia. Si bien la enseñanza de Lacan y su tesis "el
En estos escritos sobre la obra de André Gide todavía no está la inconsciente se estructura como un lenguaje" pone en juego todo ese
noción d~ objeto a, pero sí hay una serie de reflexiones pertinentes artificio del inconsciente privilegiando los efectos de significación
que permiten separar la noción de letra de la noción de significante. que provienen del Otro, el síntoma como mensaje dirigido al Otro
La euforia literaria del comienzo del psicoanálisis, en el caso de la capturado en las operaciones de la metáfora, y el deseo vehiculizado
Argentina, estaba vinculada a ciertos aspectos de la enseñanza de La- en la metonimia, hacer emerger el problema de la letra con su destino
can que no permitían de manera clara separar la letra del significante, de basura, con su vinculación al goce, nos abre a una dimensión que
tal cual sucede en expresiones como "tomar el deseo a la letra" o "la podemos circunscribir con esta pregunta: ¿qué hay en el lenguaje más
instancia de la letra en el inconsciente". Sin embargo, en este trabajo allá de la metáfora y la metonimia?, y responder: la escritura.
de los años 50, ya se ve formulado claramente cómo es necesario dis- En cuanto al problema clínico podemos preguntamos: ¿qué se sa-
tinguir en la palabra la incidencia de la letra, sobre todo en enuncia- tisface en la experiencia analítica? Al emerger esta nueva dimensión
d?,s como: "la letra surge cuando el deseo se retira de su lugar". Tam- que no conecta al síntoma con su dirección al Otro y no lo inscribe en
bien cuando Lacan subraya el destino de la letra haciendo referencia a los artificios del inconsciente, al vincular el síntoma con la letra y la
l~ mu~er de An?ré Gide, Madelaine, que quema sus pequeños papeles escritura surge una dimensión del goce que la experiencia analítica no
biográficos, dejando así un agujero en el corazón ardiente del amor. A puede dejar de lado. Especialmente cuando sabemos que la máxima
partir de allí se puede resaltar esta sorprendente diferencia entre el ética que Lacan promovió es no ceder sobre el deseo, por lo que esta-
destino de la letra, destino que nos acerca a lo que Lacan llama pou- ría en contraposición a ceder sobre el goce.
b~llic~tion y el trayecto del significante. Mientras el significante im- Si el desciframiento y el ciframiento no encuentran un campo de
plica siempre el artificio del inconsciente y una relación con el campo diferenciación, ¿hasta qué punto en la experiencia analítica no se
~tro; la letra, en cambio, no está dirigida al Otro, pues su destino produce la "satisfacción" del biendecir y no su ética? es decir, pro-
~s estar vinculada al goce. Podríamos decir, además, que el goce es lo ducciones de letras que vuelven a anclar al síntoma con el goce fan-
que tiene futuro a diferencia del significante. Esta sería una crítica al tasmático. Es lo que J.-A. Miller en su trabajo Insignia y en otros
126 LACAN:HEIDEGGER 127
UNA PÁGINA AUSENTE

cursos ha formulado buscando un término común para el significan- Entonces, ¿qué relación guarda eso con el intento de Lacan de
te amo y el plus de goce. Desde el programa de J.-A. Miller el sín- fundar una escritura que ciña lo real y que no esté reducida a la metá-
toma aparece como un lugar donde se goza del inconsciente y no fora? ¿Cuál es el horizonte de ese decir menos tonto que conlleva el
mantiene ninguna relación con el Otro. Vuelve a inscribirse una di- discurso analítico?
mensión práctica que no se subsume en las operaciones de la metáfo-
ra y la metonimia. v. El amor a la tierra natal

4. ¿Cómo escapar al goce del inconsciente en la experiencia ana- La tierra natal. El amor a la tierra natal. La misma invocación
lítica? Es éste un desarrollo para tratar de demostrar que por distintos permite señalar una cuestión que ya se ha vuelto clásica. Romanticis-
senderos vale la pena distinguir la dimensión de la letra de la dimen- mo o Ilustración. Del lado romántico, la defensa del "genio incompa-
sión del significante. La última parte del texto del Epílogo dice: "lo rable del pueblo", su historia irreductible, el "ser nacional" siempre
horrible es que la relación que fomenta toda la cosa no tiene que ver reacio a disolverse en valores universales. Del lado de la Ilustración,
sino con el goce, y que la prohibición que arroja sobre él la religión el reinado de la "razón universal", la cura de los prejuicios locales, la
junto con el pánico con que procede a su respecto la filosofía, hace legislación apacible contra el capricho despótico del folklore, el saber
surgir una multitud de sustancias para sustituir a la única adecuada, la en suma como antídoto de las supersticiones locales.
imposible de hablar por ser lo real. Esta estancia-por-debajo tal vez La cuestión, en su trayectoria histórica, ilumina estos extremos:
se dé como más asequible por esa forma en que lo ya escrito del poe- por un lado, el triunfo de la universalización del discurso de la ciencia
ma conforma el decir menos tonto". y sus mecanismos de segregación, y por otro lado, en aquellos lugares
Había una preocupación en Heidegger a la que Lacan respondió, en donde la modernidad ha fracasado, el retorno de los discursos de la
y se refería a qué tipo de escritura sería aquella que no consolidara el tradición.
olvido del ser. Eso a Heidegger lo condujo al poeta Holderlin de una Hasta aquí, podríamos rápidamente situar las dos posiciones del
manera curiosa. En el poema Retorno a la tierra natal, Heidegger di- siguiente modo: en el amor a la tierra natal se esconde la inercia del
ce que es el mismo poema el que constituye el retorno. Es decir, que prejuicio, que se opone al progreso de la razón, o por el contrario, só-
el poema no es una metáfora. Sabemos que ésta fue la preocupación lo en un verdadero amor a la tierra natal un pueblo se encuentra y en-
de Lacan en los últimos años, que su escritura no fuera reducida a la comienda a ese deber que se llama la identidad nacional. Situada esta
metáfora, que su escritura del nudo fuese la estructura y fuese lo real, perspectiva, de entrada se puede ver que la posición del discurso ana-
y no ninguna representación de ello. "Si lo ya escrito del poema con- lítico es paradójica. Es afín a la ciencia, ya que se ocupa del sujeto
forma el decir menos tonto, ¿no valdrá la pena construirlo si es la tie- que la misma excluye, pero a su vez no se desentiende del goce que el
rra prometida que presumo para ese nuevo discurso que es el análi- discurso tradicionalista pretende encuadrar a través de sus fiestas y
sis?" Con esta interrogación de Lacan, abrimos, por último, la monumentos. Lo cierto es que el discurso analítico, al suponer un
siguiente cuestión: se puede percibir que en la experiencia analítica Corte con respecto a la dialéctica particular-universal, al presentar una
hay algo más allá de la metáfora y la metonimia que constituye un experiencia que pone en cuestión la "identidad de sí", inscribe un acto
nuevo tipo de satisfacción, en donde la interpretación es un descifra- que hace imposible que el universo del discurso permanezca indem-
miento que a la vez construye una nueva cifra que lleva al ser que ha- ne. Tanto el discurso universal de la ciencia y la pérdida de goce que
bla a un goce que no pasa por los artificios del inconsciente. impone, como el discurso tradicional que intenta recuperar ese goce,
128 LACAN:HElDEGGER UNA PÁGINA AUSENTE 129

responden al principio de identidad y sus ideales de totalización. Am- ción que corresponde a los alemanes con respecto a la tierra natal.
bos están confinados en la lógica del todo. Uno, asegurando la identi- Recordemos que muchos años después Heidegger en su entrevista
dad a través del cálculo y la sutura; otro, conjugándola como confor- póstuma llegó a postular que la tarea actual que le correspondía al
midad a un modo de goce. En los dos casos, el principio de identidad pueblo alemán era dedicarse a descifrar a Holderlin. Ya no se trata de
queda incólumne. ningún Fiihrer, es Holderlin quien puede cuidar el modo de volver a
Son razones de esta índole, las que nos llevan a comentar breve- habitar la tierra.
mente la lectura que Heidegger en 1943 hace del poema de H61derlin ¿Qué nos dice entonces el poema de Holderlin y la lectura de
Regreso a la tierra natal, a los parientes. I Heidegger? Para comenzar diremos que el poema traza el espacio de
La lectura que Heidegger realiza del poema no es una simple exé- la extimidad, es sólo cuando el viajero parece llegar a lo más familiar
gesis de un poema de Holderlin, sino que se trata de dilucidar la posi- de su suelo cuando se encuentra con lo que es más lejano. Se llega a
la tierra natal, pero lo que se busca no se encuentra, y a la vez sale al
encuentro aquello que se rehusa. Lo familiar es sólo apariencia que
vela aquello que se esconde y que el poema quiere ceñir. El poema
1. En abril de 1987, en las Cuartas Jornadas del Campo Freudiano, en Ma-
drid, y en una mesa que presidía Eric Laurent, tuvimos la ocasión de presentar al-
entonces es un camino que exige "el franqueamiento de la cordillera
gunas cuestiones referidas al vínculo Lacan: Heidegger. En aquel entonces no se alpina, el pasar a otro lado", para mostrar que es sólo el poema el que
atisbaba que se fuera a reeditar la polémica sobre el compromiso de Heidegger puede acudir al encuentro del gozo (Freude). "El poema condensa el
con el nazismo, y que ésta alcanzara semejante difusión. Los puntos presentados gozo", afirma Heidegger, y en este punto el retorno a la tierra natal lo
eran los siguientes: constituye el poema mismo a través del decir nuevo que instaura. El
- Si bien Lacan llegó a postular su fraternidad con el decir heideggeriano, es
decir del poema "señala el gozo, mientras que hay poco saber para el
el discurso analítico el que hace que haya una página ausente en esa filosofía.
mismo". Diseña un espacio que va a estar presente a lo largo de todo
- Esta página ausente apunta a aquello de lo que no quiere saber nada el Hei-
degger de Ser y Tiempo: que sólo hay experiencias con el Dasein si se lo capta en el decir heideggeriano: la proximidad lejana, la apropiación expro-
su compromiso con el goce. El hecho de que el Dasein heideggeriano no esté piante, el gozo que sale al encuentro y se rehúsa. Por lo tanto no hay
marcado sexualmente, y que en definitiva, la potencia del Dasein no esté merma- recuperación de la tierra natal en términos de una "apropiación de lo
da por la impotencia que introduce la operación de la castración (-<p), disimula al- mismo" en su identidad. La identidad está quebrada. Se ha convocado
go insospechado con Heidegger, la afinidad entre el Dasein y el goce de la mujer. el habla de los parientes alrededor de un gozo que si bien se muestra
Incluso, tal vez sea la razón de que Heidegger encontrara tardíamente un refugio
en algunos indicios, a la vez se reserva y queda perdido en el origen.
para el ser en el decir de Holderlin, sólo cuando a éste lo protegía la noche de la
El poema al instalar el espacio de la extimidad muestra que retornar a
locura.
- La asunción del ser para la muerte, no puede ser cumplida en ninguna ex- la tierra no es ir al suelo de lo idéntico sino levantar el misterio de su
periencia, si no se vincula a la muerte con la pulsión y a ésta con la causa del de- gozo. Así, con este poema, Holderlin se cura del fantasma que impli-
seo. Este rechazo de Heidegger de reconocer en el proyecto del Dasein las mar-
cas del deseo, va llevando al Dasein hacia una pureza que se demora en la espera
de una nueva divinidad no metafísica. Divinidad que en los años 30 en Alemania
fue encarnada por una oscura autoridad. a Heidegger con Sade, ya que se podía confirmar en Heidegger una posible apro-
Aproximadamente un año y medio después de esta presentación, Eric Lau- piación del goce de la tierra natal. Así se lo presentaba, en oposición a Freud y a
rent nuevamente en Madrid, hizo distintos comentarios sobre Heidegger, y preci- Lacan, ya que para ellos la tierra natal está prohibida, la tierra es la madre y por
samente sobre la tierra natal. En su intervención se sugería la posibilidad de leer tanto no hay retorno posible.
130 LACAN:HEIDEGGER UNA PÁGINA AUSENTE 131

caría conservar lo evanescente de la tradición mediante un regreso cía de los parientes si no es porque tienen en común la lengua? ¿Por
. a
un ongen. El regreso .al origen est~ interferido por el mismo poema, y qué al bla-bla del analizante se lo engulle el parentesco y no da con
no se trata de un elogio de aldea, SInO de hacer advenir en el suelo na- un poeta? .
tal una travesía por lo ajeno produciendo la letra del poema. Mientras El poema escogido, Retorno a la tierra natal, a los partentes;
el discurso de la ciencia propicia el desarraigo (lo que Heidegger ha- ilustra de buen grado que pareciendo ser una carta de amor q~e esta
rá coincidir con lo europeo), la letra del poema señala al goce como dirigido al Otro, como país natal, es una letra de amor que CIfra un
aquello imposible de decir en la tierra natal. Amar la tierra natal sin goce que no está dirigido a nadie. Reco.giendo I.aexpresión que Lacan
t~ar el espacio de lo éxtimo es lo que conduce al nazismo. O de otro emplea en Lituraterre, el poema escnbe un litoral. El poema traza
modo, amar los emblemas del país, sin que se revele su carácter de le- justamente ese borde entre el saber y el goce. ~a ~etra ~el poe~a hace
tra sin sentido es lo que conduce al renovado surgimiento del amo. al litoral de la tierra natal, tal vez sea una COInCIdenCIa especial que
Son éstas las enseñanzas que pueden ser recogidas en la lectura hei- Lacan haya escrito este trabajo en un viaje, en donde la tierra se vol-
deggeriana del poema. vía un mapa al estar trabajada por la escritura. Recordemos que la
El Heidegger que está presente en este análisis ya no comparte partícula tierra está presente en Lituraterre.
exactamente con los demás filósofos el silencio sobre el goce. Más ¿Pero, en qué concierne todo esto a la práctica analítica!
bien es alguien que se abisma en la existencia del gozo en una curva La lengua deposita en cada ser parlante una letra que CIfra el go-
que lo empuja hacia el misticismo. Tal vez así se comprende porqué ce al modo de un síntoma. Ese síntoma cumple con la condición del
el poema le resulta aún insuficiente. "Faltan nombres sagrados": sólo escrito y no del significante, y en principio es ilegible en la transfe-
un nuevo Dios, que es una nueva lengua, podría llegar a decir la cosa rencia. Se trata de hacer advenir en el discurso aquello que del parlo-
en un modo distinto a la metaffsica.? Es evidente que esta otra pen- teo entre los parientes y de las relaciones sexuales entre las genera-
diente heideggeriana se abre al peligro de una nueva totalización. La ciones, se ha cifrado como un escrito en el síntoma. Hasta el punto de
falta que el poema ha logrado cernir se transforma en la espera de los que se puede afirmar que el escrito, es otro modo del ser hab.lante de
nombres apropiados. Esta pendiente desmiente al mismo poema que estar en la lengua. Insistamos en que la presencia de este escnto en el
mostraba muy bien que no hay otra tierra natal que la lengua y que parlante no puede ser rápidamente adscripta al discurso. Ha discurso
como tal está fallada y trabajada por el imposible a decir. Lalengüa: cuando se mantiene la distancia y por tanto la distinción entre efecto
¿qué otra cosa designa Lacan con ese neogolismo que no sea una de sentido y producción de goce. Mientras que el escrito es la anul.~-
conjunción de tierra natal, parientes y significantes? Así lo volvía a ción de esa distancia. Así nos encontramos con una nueva cornpleji-
recordar Lacan en abril de 1977, cuando con cierta ironía se pregun- dad en la práctica del psicoanálisis que Lacan formuló de distintas
taba: ¿por qué la experiencia analítica toma irremediable a la presen- maneras a lo largo de su enseñanza. Veamos algunos de los puntos
que constituyen el problema.
Primero: el escrito es ilegible a diferencia del significante.
Segundo: no obstante, Lacan define al inconsciente como aquello
2. Señalemos que este nuevo Dios no se corresponde con los dioses de la tra-
dición onto-teolégíca, y que debe surgir por fuera de toda representación metafí- ue se lee.
sica. Por ello pensamos que la pregunta de Lacan por "un nuevo significante", no Tercero: es decir, que hay que incluir en la estructura del lengua-
sólo entra en resonancia con el planteo heideggeriano, sino que podría constituir je, que es homóloga al inconsciente que es legible, la presencia del
una respuesta al mismo. escrito ilegible.
133
132 LACAN:HEIDEGGER UNA PÁGINA AUSENTE

Cuarto: el efecto de goce implicado en el síntoma sólo se vuelv . l discurso analítico es el poema que hace al decir menos tonto. Pe-
SI e .' di h
decir poético no se debe confundir con la poesra IC a, que e -
o
analizable si se articula a una escritura. e
ro es te . l ló .
Quinto: la escritura, es como evoca Lacan el riel que traza el ca- Lacan recuerda, siempre adormece, m debe oponerse a a ogrca.
mino hacia el referente de goce, haciendo surgir un sin-sentido. ~~ el Seminario XXIV, Lacan, expresamente, indica que. s~, poe,m.a al
Sexto: Así, a la fórmula "el inconsciente es lo que se lee", se la hace referencia debe situarse por fuera de la oposicion lógica-
que f· l
puede ampliar del siguiente modo: a lo que dice el analizante con la sfa Por ahora orientándonos en el problema, a irmaremos que e
poe ., ,. ._
palabra, a través del significante y por referencia a la escritura, le da- decir que conlleva el discurso analítico, no debe ser redu~ld~ a un a~
mos otra lectura distinta a un efecto de significación. to de habla y escucha. Su presentación exige cu~tr~ terrrunos mas
Se puede apreciar la importancia que Lacan otorga al problema de uno: habla, escucha, escrito, lectura. Estos cuatro termtn~s confi~uran
la escritura, cuando a la práctica analítica le toca ocuparse de la letra el decir. El decir, e~s uno que eúne a los c~atro" S.I~ ser ntng~-
fuera de sentido. Si la experiencia analítica no puede desdoblarse en no de los Cuatro en 'particular. El poema del pSlcoanaltsls, ~u dec.lr
términos de lenguaje objeto y metalenguaje, en cambio debe aceptar menos tonto, porque no se hace el tonto con respecto a ~a existencia
que hay un c1ivaje entre significante y escritura. A este problema nos del goce, abre una diferencia a tener en cuenta en la ensenanza de La-
parece que convergen todas las referencias hechas por Lacan al carác- can. Diferencia entre la letra referida al síntoma y su goce, y el P?ema
ter poético de la interpretación en el Seminario XXIV. del decir que tiene a la letra como una de sus operaciones. ¿Esta mter-
Además de la escansión del analista, que hace posible que el ana- vención de la escritura en el decir, alumbrará algún aspecto de la pre-
lizante en cada sesión se detenga frente al SI y suponga al S2 (el saber gunta que se realiza con respecto al goce del analista?
que vendrá a dar sentido al primer término), hay otra interpretación Mientras la letra arranca un goce de la tierra natal que se sustrae,
que apunta al ser de goce y que es "una respuesta de la escritura en la el decir que Lacan espera que acontezca en el discurso analítico no
palabra". Esta interpretación es la que Lacan llama poética. Es una in- hace obra, pero entrega una enseñanza: lo que. esc,ond~n lo.s monu-
terpretación que mediante la reunión de sonido y sentido lleva a la mentos y emblemas de nuestra historia no es ntn~un misteno po~ el
metáfora y la metonimia a que hagan "función de otra cosa". De allí cual fascinarse. No se trata de otra cosa que del rrusmo goce parasita-
la apremiante definición del psicoanali ue Lacan profiere en aque- rio siempre presente en el síntoma.
llos años: "el que hace resonar otra co a que el sentido". Si bien el
análisis siempre deberá observar la exigencia de la palabra (ya que es
sólo la palabra la que comporta una entrega de goce que no está ase-
gurada en la letra), la operación analítica debe comprometer a la es-
critura. En el Epílogo de Los cuatro conceptos ... , en su crítica a la
idea de sustancia, ya sea religiosa o filosófica, y tras decir que no se
trata de otra cosa que del goce, Lacan se pregunta: "No ¿es posible
que fuese más accesible de esa forma por donde el escrito ya del poe-
ma hace al decir menos tonto? ¿No vale la pena que eso sea construi-
do, si es lo que yo presumo de tierra prometida en ese discurso nuevo
que es el análisis?"
Esta tierra prometida es una tierra que debe advenir en el escrito,
---
.¡!ti. 1J~}

J/11 /

l. La causa: ¿idealización o diferencia absoluta?

La cuestión de la causa es central en el psicoanálisis. Si los psicoa-


nalistas han tenido que volver sobre Aristóteles y su teoría de la causa-
lidad, la teoría de las cuatro causas, fue porque allí los envió Lacan. En
"La ciencia y la verdad" (Escritos) consideró a la verdad como causa,
según su modo de interpretar la causalidad aristotélica.
Recordemos la versión más simple de la misma: pensemos, por
ejemplo, en una copa de plata destinada al culto. ¿Qué es lo que ha
llevado a que algo se presente ante nosotros bajo la forma de una co-
pa de plata? Una causa material, la plata en tanto materia, necesaria
para construirla. Una forma, la causa formal, que corresponde a la co-
pa. La plata como materia toma la forma de copa. Un fin que la soli-
cita en tanto copa destinada al culto, la causa final. Y por último la
causa eficiente, el orfebre, el artesano que la produjo. La intervención
del artesano es propia de un tipo de producción, la producción artesa-
nal. A diferencia de lo que sería, por ejemplo, el nacimiento de una
flor, que también es para los griegos una producción, pero no ya arte-
sana!, sino natural. Esta última producción tiene en sí misma la causa
o posibilidad de su producción, mientras que la copa de plata tiene en
otro, el artesano, la posibilidad de su producción.
La producción en sentido griego (poiesis) es todo hacer que algo
138 IDENTIDAD Y DIFERENCIA 139
LACAN:HEIDEGGER

que no está presente, venga a la presencia. Producción es este llevar para requerir del río lo oculto, la energía que será transformada, alma-
algo del estado de ocultamiento a la desocultación, poniéndolo delan- cenada, distribuida.
te (pro-ducción). Y la producción puede ser por techné artesanal o Vemos entonces que se trata de dos modos absolutamente distin-
por physis, natural. ' , tos de traer a presencia lo ente, de hacer que lo real venga ante noso-
~st~s modos de producción, O mejor aún, la que es por techné, ha tros. Es un modo distinto de la pro-ducción. El emplazamiento es el
sufndo Intensas transformaciones hasta llegar a ser lo que hoy en dí modo del desocultamiento propio de la esencia de la técnica, de la
I ' . la esencia de esta era tecnológica. En la pro-ducción, la poiesis, el pro-
es .a técruca. En este paso de uno a otro modo de desocultamiento
~eldegger ~estaca transformaciones esenciales, desde aquel origina- ducir lleva algo, a partir del estado de oculto, al estado de desoculto,
no modo gnego hasta el actual desocultamiento técnico de lo real y así lo pone delante, lo pro-duce.
Quiere decir, y esto es fundamental, que la época cientffico-técni- Mientras que en el emplazamiento lo que se desoculta ya no es un
ea actual, es un ~odo peculiar del desocultamiento que altera profun- objeto puesto delante, un objeto que se sitúa frente a un sujeto, sino que
d~mente la es~ncla del desocultamiento propio de lo que era por tech- los objetos son algo existente en plaza como algo constante, consisten-
ne para los gnegos. te, como una red de existencias en una estructura de emplazamiento.
Podemos ver las diferencias en un ejemplo que Heidegger trabaja Dice Heidegger que se puede objetar que un avión en la pista del
en La pregunta por la técnica. aeropuerto es un objeto. Pero no es un objeto, no es nada más que un
Allí anal.iza qué es una central hidroeléctrica, una usina, emplaza- fondo requerible, a disposición, que tiene que cumplir la función de
da en la comente del río Rhein (el Rin). Y despeja este emplazamien- volar y transportar. Nadie queda ante el objeto avión reflexionando
to en c.ontraste con el puente de madera que, desde hace siglos, une sobre qué tipo de verdad se ha desocultado para que ese objeto esté
una onlla con otra, y que es utilizado por los campesinos, por los ahí. Nadie se pregunta por el modo de desocultamiento esencial de
mercaderes y por los enamorados. Tanto el puente como la usina tie- ese objeto. Por eso dice que no es propiamente hablando un objeto
n:n ~n lugar sobre el río, pero la diferencia es que la central hidroe- ante el sujeto, sino que es un fondo existente, siempre ahí, requerible.
lectnca no solamente está emplazada sobre el río, sino que fundamen- La época científico-técnica no nos plantea preguntas sobre el objeto y
talmente emplaza a la corriente de agua, la requiere perentoriamente su desocultamiento. Hemos perdido esa posición del sujeto ante el
para qu.e entregue su presión, su fuerza, su empuje. Este requerimien- objeto, estamos inmersos en una red de objetos a disposición a los
to propio de la técnica es para Heidegger esencial. La central está em- cuales requerimos y nos requieren.
p.l~zada, en la corriente, es decir toma su lugar en una plaza, tiene un La técnica, en consecuencia, resulta altamente peligrosa. Pero no
sltlO.alh, p~ro a la vez la corriente es emplazada por la central, es re- peligrosa en un sentido ecologista. Porque sabemos que la central hi-
quenda. MIentras el puente, que también es un hecho de la técnica es droeléctrica o cualquier industria puede llegar a tal grado de contami-
arte~anal, no requiere nada del río, la central en cambio obstruye la nación ambiental que constituye una catástrofe ecológica, como ya ha
comente, para abrirla, dice Heidegger, y arrancarle la energía oculta, sucedido en este mismo río por la contaminación mediante residuos
para desocultar la energía del río. Es.decir que la tecnolo ía e o de de la industria química. O las presas brasileña y soviética, que ya han
los mOd,os del. desocultamiento. La esencia del Rhein ya no es la de producido un pequeño desplazamiento del eje de rotación de la tierra.
correr no abajo, cruzando bajo el puente de madera o moviendo las Es decir que la tecnología, con este modo de requerir al ente y de lle-
aspas de .un molino. Ahora el río todo es emplazado por la usina, cu- vario a presencia, afecta y compromete la vida del planeta: riesgo ató-
ya esencia es la de ser una estructura de emplazamiento puesta allí mico, capa de ozono, polución etc. ¿Pero ese es el peligro de la técni-
140 LACAN:HEIDEGGER IDENTIDAD Y DIFERENCIA 141

ea? ¿Ese es el peligro para un pensador? No, el peligro es de otro or- época, por ejemplo la escritura, en la que el matema es esencial, es-
den. El peli ro es que la técnica actual ha llevado al hombre a olvidar critura que a la vez posibilita un modo de transmisión al estilo de la
un modo esencial y originario del desocultamiento de la verdad. Ese ciencia. Pero como lo que se desoculta tiene que ver con la palabra,
modo según el cual lo ente se desocultaba a los griegos. Lo cual no es del orden del decir, el psicoanálisis tiene la ocasión de darle a eso
quiere decir que tengamos que volver a ese modo de desocultamiento , que apunta a lo esencial del ser un tratamiento distinto del que le da-
puesto que estamos en lo que es, y ésta es la época científico-técnica. rían la ciencia y la técnica.
Pero sí tenemos que tener presente que la esencia de la técnica, que es Que tiene la posibilidad no quiere decir que así sea necesariamen-
donde anida el peligro de la técnica, no es de orden técnico, sino que te. Ya hemos señalado en la Introducción que se corre el riesgo de to-
la esencia de la técnica es el modo particular que tiene de desocultar mar al psicoanálisis como un instrumento científico más dentro de la
el ente. Que su peligro no es la catástrofe que permanentemente nos multiplicidad de instrumentos que ofrece la época, llevando a consi-
amenaza, sino que su peligro es el olvido de la posibilidad de que lo derar el decir del sujeto como si fuera un objeto, con la consiguiente
ente se desoculte de otra manera. De que lo real venga a nosotros de tendencia a requerir que se abra como cualquier otro objeto del ente
un modo distinto. en general. Son las mil formas del Qsicoanálisis aplicado. Pero esta si-
Ese es el peligro. Pero en el peligro crece lo que nos salva, pala- tuación del psicoanálisis dentro de los dispositivos de la época tecno-
bras de Holderlin que Heidegger recoge. En la esencia de la técnica lógica no debe impedir que sea una apertura a una experiencia con la
misma está la posibilidad de que se produzca otro modo de desoculta- verdad más originaria, diferente a la verdad concebida bajo los idea-
miento que tenga en cuenta esa esencia de la técnica. les de la ciencia y la técnica.
Tras este telón de fondo filosófico, vayamos ya sobre lo que nos ¿Qué finalidad tiene este dispositivo, si decimos que el psicoaná-
puede plantear el psicoanálisis al respecto. Puesto que el psicoanálisis lisis no está al servicio de producir efectos tecnológico-científicos co-
es también una estructura de emplazamiento, en la que mediante un mo los enumerados? ¿Qué finalidad tiene un dispositivo en el cual el
recurso técnico, el dispositivo analítico, se emplaza al sujeto para re- deseo del analista juega un papel preponderante? ¿Qué es lo esencial
querirle, para que se abra y hacer así que lo oculto se presente. Pero el del deseo del analista?
psicoanálisis es también la posibilidad de darle a eso que se revela un En el último párrafo de Los cuatro conceptos ... Lacan dice: "El
tratamiento y un destino distinto que el que le da la época científico- deseo del analista.no es un deseo puro. Es un deseo ~btener la di-
técnica. ferencia absoluta ..."
Los cuatro discursos son las fórmulas que recogen los modos en o primero que surge es preguntarse: ¿la diferencia entre qué y
que el discurso se presenta en el dispositivo analítico, un dispositivo qué? La diferencia entre el objeto (a) y la imagen de ese objeto: iia).
que tiene una serie de reglas y de pautas que conducen a un tipo par- Al resPecto dice Lacan en ese mismo seminario: "Existe una diferen-
ticular de desocultamiento. Tipo particular del desocultamiento que cia esencial entre el objeto definido como narcisista, el i( a), y la fun-
no es un modo científico-técnico, pues hay algo en el psicoanálisis ción del (a)."
que tiene mucho más que ver con el modo griego de dejar que lo Por otra parte, Lacan también se refiere a la diferencia, en ese
oculto aparezca presentándose, que el emplazamiento requiriente. Pe- mismo lugar, asegurando que hay un más allá de la identificación al
ro por otra parte, la posibilidad de enfrentarse al peligro del emplaza- analista en el fin del análisis, "...y ese más allá se define por la rela-
miento técnico está justamente en el hecho que el psicoanálisis no re- ción y la distancia del objeto (a) minúscula con la I mayúscula que
husa su pertenencia a la era científico-técnica, está inscripto en esta idealiza a la identificación."
142
LACAN:HEIDEGGER
IDENTIDAD Y DIFERENCIA 143

En I~s Sex~as Jornadas del Campo Freudiano que tuvieron lugar


Estos maternas, $ O a y m - ira) son dos modos de escribir algo
en Madnd, abnl de 1989, en el discurso de cierre se hicieron conside-
que tiene su correspondencia .. Si $ O a es la fórmu~a funda~ent~l, la
raciones respecto de esta diferencia. Jacques Alain Miller, tras expli-
estructura lógica del fantasma, si es la fórmula propia del vaciamiento
car que Lacan ha inventado la Escuela como una tentativa de un gru-
que se produce al final de un análisis,l.a otra f?rmula, m ,- i~a), es el
po que no se reduciría al uno, como una agrupación que no estaría
sostén imaginario de los fantasmas posibles. SIempre esta en Juego tal
regida por el amo, a diferencia del grupo, en el que hay amo, abrió
una pregunta: dimensión imaginaria del fantasma subtendida por la estructura lógica.
Retornando la cuestión de la diferencia, vemos que también aquí,
en el orden del fantasma, esta diferencia es pensada entre el (a) como
"Si eso es verdad, si hay oposición entre identificación y pa-
vacío y la imagen que lo envuelve, ira).
se, entre el objeto (a) y 10 ideal...¿qué es la causa freudiana? ¿La
Producir esa diferencia es el deseo del analista. Producir la dife-
causa freudiana es la idealización del objeto (a)? ¿Qué es ese dis-
rencia, en tanto toca al ser y tiene que ver con un modo de concebir la
curso analítico que vacía el lugar del ideal para revelar la verdad
verdad originaria y primordial, no podrá jamás ser del resorte del em-
del ideal como nada más que un "sentido gozado"? Si eso es el
psicoanálisis, ¿qué sentido tiene promoverlo?". plazamiento propio de la tecnología que requiere el ente. Para .Ia tec-
nología, no se trata de "la" diferencia, sino que se trata de lo diferen-
te. Cada cosa, cada objeto es diferente de los demás, configuran lo
Esta diferencia entre (a) e i( a) fue presentada en los términos de
las siguientes relaciones: diferente, pero todos en conjunto constituyen algo que está a disposi-
ción del requerimiento, todo lo diferente constituye un fondo disponi-
ble, es decir, está homogeneizado por el requerimiento técnico. Esta
yo (moi) H i (a)
es la posición actual del hombre en relación a la técnica, yesos son
$Oa
los efectos de la técnica cuya esencia ha involucrado al hombre den-
tro de sí, llevándolo a perder la posibilidad de hacer con la verdad de
En el grafo de La subversión del sujeto ... se disponen así:
otro orden, que nos llevase a la cuestión de la diferencia, y no de lo
diferente.
La cuestión de la diferencia, para Heidegger, es la cuestión esen-
cial del pensar. Se trata de la diferencia ontológica, la que está en el
punto de partida de la metafísica occidental, la diferencia entre el =)
y el ente. .
y la historia de la filosofía, que es la historia de la metafísica des-
de el punto de vista de Heidegger, no es más que la historia de la r~-
lación entre el ser y el ente y los modos de situarse respecto de esa di-
ferencia. Pero pensar 10 diferente entre ser y ente ha llevado al olvido
de la diferencia en cuanto tal. Ese es el olvido de la metafísica. Y al
olvidar la diferencia en cuanto tal, el pensar ha dejado cosas esencia-
les sin pensar. Ir a lo impensado por la metafísica es la posibilidad de
I(A) s
pensar cosas por pensar. Si se inicia de otro modo la historia aconte-
144 LACAN:HEIDEGGER IDENTIDAD Y DIFERENCIA 145

cida del ser, lo venidero deparará otro resultado. Porque la época Por otra parte, el objeto es causa del deseo. Es decir que en el se-
científico-técnica que hemos venido considerando, no es más que la no mismo del psicoanálisis, que es la práctica de la que esperamos
culminación de la historia de la metaffsica, para la cual el ser de lo que nos posibilite zafar de siglos y siglos de metafisica, ahí mismo re-
ente es una asistencia constante, un ser que siempre asiste sin sus- tornan las categorías de lo que criticamos. Usamos permanentemente
traerse. Un ser siempre a disposición de los requerimientos de la téc- "fundamento" y "causa", sin saber de su procedencia ni de las conse-
nica. Es la culminación del pensamiento occidental, olvidando la dife- cuencias de su uso indiscriminado.
rencia en sí y polarizando la cuestión de tal manera que el ser pasó a El riesgo de la utilización de estas categorías es algo que apareció
constituir el fundamento del ente, tornando distintas formas según las como pregunta en el ya citado discurso de cierre de las Sextas Jorna-
épocas. En los comienzos fue el Logos, con Platon el eidos, energeia das. "¿Qué es la causa freudiana? ¿Es la idealización del objeto (a)?"
con Aristóteles, la sustancia escolástica, la objetividad y la subjetivi- Si el proceso analítico va de la imagen del objeto, iia), hacia el objeto
dad kantianas, el sujeto en Descartes, la voluntad de poder de Nietz- como causa:
che. Más o menos en estos términos enumera Heidegger las sucesivas
transformaciones del ser a través de las épocas. i(a)~(a)
Este modo de pensar tuvo una grave consecuencia para la filoso-
fía, y fue la aparición del Dios en li filosofía, que ya no es un Dios la idealización de la causa tenemos que entenderla, en tanto moviliza
diVíñOquepuede exigir sacrificios o demandar fiestas, un Dios que componentes ideales, como la producción de un retorno por el cual la
obliga a cultos y rituales. No es un Dios de ese orden, es por el con- causa recae en sus envolturas imaginarias.
trario un Dios filosófico, e~ausa. Si el ser funda lo ente, hay un ente
entre los entes que causa al ser. Fundamento y causa son los dos polos i(a) f- a)
que opaca n y velan, llevando al olvido metafísico de la diferencia.
Esto ya es de graves consecuencias para la terminología que utili- Aquí está en juego, si le prestamos una escucha heideggeriana, el
zamos en psicoanálisis. Si el psicoanálisis es un paso atrás que nos eterno problema de la causa, que viene desde Aristóteles y que fue re-
permite tomar distancia del ideal científico-técnico de requerir por tornado por la escolástica y por la religión. Para la religión las cuatro
doquier al ente, pasando a otro modo de tener experiencia de una ver- causas aristotélicas son fundamentales, porque la causa efficientis, el
dad originaria, si el psicoanálisis en este sentido es un paso atrás, artesano que hace la copa de plata, no es otra cosa que el hacedor su-
también tendremos que preguntamos si no habrá que dar un paso premo de todo lo ente.
atrás dentro del mismo psicoanálisis para ver si el psicoanálisis no es- Retorno del problema de la causa bajo la forma de la idealización
tá arrastrando categorías metafísicas, puesto que debiera ser la cura de del objeto a, en el seno mismo de una experiencia cuya finalidad pri-
la metafísica, el psicoanálisis como posibilidad de curarse de la meta- mordial es producir la diferencia absoluta. Se despeja la envoltura
física. No hay que curarse de ninguna otra cosa. Por ejemplo, en psi- imaginaria para volver a idealizar el objeto, peligro señalado en la
coanálisis fundamentamos el deseo en el significante. ¿En qué se fun- pregunta que estamos comentando.
da el deseo si no es en el significante? Los significantes inconscientes ¿Qué es este riesgo de idealización? Es la posibilidad de que per-
reprimidos estructuran el deseo, retornando como retorno de lo repri- damos aquello que habíamos ganado, que perdamos la capacidad de
mido bajo los modos de las formaciones del inconsciente. Esto es el producir la diferencia para retornar a una idealización de la causa.
significante en tanto fundamento. Un peligro evidente es que si se idealiza el objeto a, esa idealiza-
146 LACAN:HEIDEGGER IDENTIDAD Y DIFERENCIA 147

ción conduce a una práctica estéril, en el sentido de que, como lo que I


se quiere producir es un pasaje de i(a) a (a), el efecto de rebote es la I
continuación expresa la esperanza, para el psicoanálisis, "si es eso de
tierra prometida que yo sueño", de que se le pueda escribir un poema.
idealización del (a) con recaída en lo imaginario. Queriendo atravesar ! Porque la escritura del poema, y no la poesía dicha que adormece, es
el fantasma, no se hace otra cosa que permanecer dentro del mismo. la posibilidad de sortear el ardid de la religión, de la filosofía y de la
Esto es lo obvio, es de perogrullo. Pero la pregunta que conside- ciencia, que no son otra cosa que las notas de Toto, la ontotautología.
ramos apunta a algo mucho más grave, y que hace al porvenir del mo- y que es lo que Heidegger llama onto-teo-logía, en la cual la metafí-
vimiento psicoanalítico. No ya el problema de la misma experiencia sica es ontología, el ser como fundamento del ente, y la metafísica es
analítica, el que involucra al analizante y al analista, sino el movi- teología, el ente supremo como causa del ser. La metafísica es onto-
miento psicoanalítico ante esta cuestión de la idealización del objeto. teo-lógica.
Idealizar la causa es hacer recaer el acento en uno de los polos, adqui- Ser y ente, fundamento y causa, que pasan del uno al otro, que
riendo las envolturas imaginarias con que se presenta el objeto en el entran el uno dentro del otro, como dice Heidegger, en una rotación
fantasma una calificación peyorativa, mientras que lo sublime, lo en que el ser y lo ente giran uno alrededor del otro. Ante esta rota-
ideal, es el objeto a en su función de causa. Una comunidad analítica ción, ante este movimiento circular de ser y ente, Heidegger propone
debería entonces regularse, según tal idealización, por la función de la el paso atrás.
causa pura. Expresión que consideramos insuficiente por suponer una noción
Esta idealización es privilegiar, al modo metafísico, algo que es de espacio (aún topográfico) en el cual todavía caben el avance y el
del orden de la "causa sui" de la filosofía, del Dios en la filosofía. Pri- retroceso. El psicoanálisis es una torsión en relación a la época cien-
vilegiar la causa de este modo, siguiendo esta idealización, es el Dios tífico-técnica y la posibilidad de alumbrar otro tipo de relación con la
en el psicoanálisis. Vaciamiento de goce, causa pura, con erradicación verdad haciendo una experiencia con el ser distinta.
de lo imaginario. Con lo cual hemos perdido la producción, en el sen-
tido griego originario (el pro-ducir), de la diferencia. Hemos perdido 11. "Un deseo de obtener la diferencia absoluta"
el ir a la diferencia en tanto tal, no a los polos de la diferencia, sino a
la diferencia en tanto diferencia. Porque a los polos de la diferencia En una época de la enseñanza de Lacan que aparece claramente
ya fue la metafísica desde sus orígenes. Se trata de la diferencia, nun- marcada por una reflexión sobre "la diferencia" (años 71-72), se ex-
ca de los polos de la diferencia. Actitud sorprendente la de esos seres presa en los siguientes términos:
que, en esta época de emplazamiento requeriente, hacen una expe- "Todas las diferencias son equivalentes, no hay más que una, es
riencia en la que, mediante un arte de lenguaje, se deja que la cosa la diferencia".
sea, sin emplazarla ni requerirla al estilo de esta época científico-téc- ¿De qué diferencia se trata en eso que Lacan denomina "la dife-
nica, aún cuando se ponga en juego un cierto dispositivo de aparien- rencia"? Sabemos que distingue dos tipos de uno: el Uno atributo,
cia científica, cierto dispositivo técnico. Para que surja ahí, ¿cómo que unifica la clase, y el uno de la diferencia pura, que separa entre sí
qué?: como poema. ¿Para evitar qué? "Toto toma nota", dice Lacan. a los elementos de un conjunto.
Se va revelando el ente al niño: el oso, la taza, la mesa. El niño Toto Tenemos ahí una aproximación a la cuestión de la diferencia ab-
toma nota de la revelación del onto, del ser: "la onto-tautología" que soluta, en tanto dice que el uno de la pura diferencia no es el Uno uni-
en francés suena también como la onto-toto-logía. Esto lo escribió en ficador de una clase. Pero este uno de la pura diferencia, este uno que
el "Epílogo" de Los Cuatro Conceptos ... , el 1 de enero de 1973. Ya permite diferenciar entre sí a los elementos de un conjunto, ¿agota el
148 IDENTIDAD Y DIFERENCIA 149
LACAN:HEIDEGGER

problema que plantea la utilización que hace Lacan del término dife- sujeto y el objeto, sino entre el significante que identifica al sujeto y
rencia absoluta? ¿Quiere decir que entre uno y otro elemento de un el objeto. En la identidad, el significante y el objeto hacen uno.
conjunto hay una diferencia absoluta? ¿O más bien este uno de la di- El significante de la identificación fundamental es el significante
ferencia lo que hace es introducir la cuestión del referente, resultando por el cual el sujeto se sostiene en el fantasma. En esa identificación
entonces que la diferencia absoluta es la que corresponde al uno de la le es propiciado el objeto como un complemento de goce. Ahí, en esa
diferencia respecto del objeto? mutua correspondencia del significante y el objeto, conviene hablar
Sobre la cuestión de la diferencia la posición del psicoanálisis se de identidad. Subrayando muy especialmente que más que de identi-
distingue radicalmente de todo lo que se había pensado hasta su erner- dad del sujeto y el objeto, se trataría de identidad del significante y el
genci~. Se puede sintetizar el problema diciendo que el uno y el obje- objeto. Es sobre esa identidad entre el uno y el (a), ese falso recubri-
to (a) Jamás podrán recubrirse completamente. Lacan en el Seminario miento completo de ambos que se opera mediante el auxilio imagina-
R.S.I., es categórico al respecto: rio, i( a), es sobre eso que hay que intervenir. Destrucción de la iden-
"La diferencia será tan pequeña como se pueda figurar, habrá in- tidad al obtener la diferencia absoluta entre Si y (a).
cluso un límite, pero en el interior de ese límite no habrá nunca con- La identidad fantasmática del significante uno y el (a), está en la
junción, copulación del uno y del (a)". base del principio de identidad en el cual se funda cualquier ontolo-
.. , Esta diferencia está olvidada, no por negligencia sino por irnpo- gía. De una ontología, siempre es su soporte la identidad que cimenta
SIClOn de la estructura. Pues la conjunción, estructural mente irnposi- el fantasma. En el fantasma, el Uno alcanza al (a).
?Ie, se establece, sin embargo, merced al concurso del imaginario. La Si el estatuto del inconsciente es pre-ontológico, si no es del or-
Imagen narcisista del objeto, i( a), rellena el hiato entre el significante den del ser ni del no-ser sino del orden de lo no realizado, el fantas-
y el objeto. De allí que Lacan hable de diferencia esencial entre el ob- ma, en cambio, por su función de identidad es el soporte de las onto-
jeto definido como narcisista, el ira), y la función del (a). La reme- logías.
moración del análisis intenta remontar el olvido de la diferencia, guia- La identidad del sujeto, entonces, se juega en el fantasma, porque
da por la función del (a), que es la función que responde de la verdad. es el fantasma el único medio del sujeto para separarse del Otro, por-
Por eso conduce a un más allá de la identificación "que se define por que sólo en el fantasma el sujeto queda separado de la vacilación pro-
la relación y distancia del objeto (a) minúscula con la I mayúscula pia de la representación entre significantes. El significante fundamen-
que idealiza la identificación". Aquí, en esta cita del Seminario XI, tal no representa al sujeto para otro significante. Lo identifica para
"relación y distancia" es un modo de expresar la diferencia absoluta. conectarlo con el objeto (a) como plus-de-gozar. Es el Uno que reúne
Tras esta introducción, que nos ha situado ante el problema de la en lo idéntico al significante y al objeto, sosteniendo la identidad.
diferencia, pasaremos a considerar el otro polo del eje sobre el cual A este Uno del significante que reúne, se le opone su envés, el
debe girar toda interrogación sobre la diferencia. Nos referimos a la uno que separa. Si el primero es el Uno del sentido, el uno de la sepa-
identidad. Cuando hablamos de identidad estamos diciendo la identi- ración 10 es del sin-sentido. Es el uno de la separación porque al seña-
dad del sujeto que lo separa del Otro. Esa identidad es concebida co- lar al objeto (ya no como fusión en el ideal), produce la diferencia ab-
mo una oscura forma de identificación con el objeto. soluta entre el SI y el objeto (a) como causa del deseo, como nada.
. ~ntendemos. es~o del siguiente modo: en el fantasma, el sujeto La diferencia entre el Uno que reúne y el uno que separa, y la di-
identificado al significante uno, el significante fundamental es idén- ferencia entre el (a) y el i( a), son las diferencias que resultan de la
tico al objeto. Es decir, la identidad se juega esencialmente no entre el única diferencia, la diferencia esencial entre el SI producido en el dis-
150 LACAN:HEIDEGGER IDENTIDAD Y DIFERENCIA 151

curso analítico como uno de la separación y el objeto (a) como causa objeto de deseo en el fantasma, es decir, ese amor está más allá eje los
del deseo en el lugar del semblante del discurso. Esa diferencia entre límites de la ley. Pero aquí, la libertad de ningún modo puede ser en-
S I Y (a) es la diferencia absoluta. tendida como el libre albedrío del yo, ni siquiera puede entenderse
Vayamos ahora al último párrafo del Seminario XI: que la libertad es solamente ese efecto liberador para el sujeto resul-
tante de haberse enfrentado al significante primordial, sino que funda-
"El deseo del analista no es un deseo puro. Es un deseo de mentalmente será la libertad de la cosa misma de que se trata en el
obtener la diferencia absoluta, la que interviene cuando, enfrenta- análisis. Dejar ser a la cosa es la esencia de la verdad, para mostrar
do al significante primordial, el sujeto viene por primera vez en que la verdad de la esencia, vale decir, del ser, es el objeto (a), "el"
posición de someterse a él. Ahí sólo puede surgir la significación nada, como causa. Eso que se sustrae en un ocultamiento irreductible.
de un amor sin límites, ya que está fuera de los límites de la ley, El "decir del ser", como lo ha llamado Lacan en R.S.I., el "decir'
donde sólo él puede vivir". verdadero" que implica saber cuál es el nudo, es un decir por el cual
el analizante se compromete con la verdad: hay causa. Un compromi-
Llama en primer término la atención esta oposición entre el deseo so con la verdad como causa. Pero no la verdad como causa formal
puro y el deseo de obtener la diferencia absoluta. Lacan ha caracteri- del ente, al modo de la ciencia, ni la verdad como causa eficiente o fi-
zado al deseo puro como el deseo que en la búsqueda de su objeto no nal, propio de la magia o la religión respectivamente. Se trata de la
se detiene hasta la culminación en el sacrificio y el asesinato. Sólo la verdad como causa material.
represión del deseo puro posibilita la convivencia y el amor dentro de En función de lo dicho, podríamos aventurar alguna hipótesis
los límites de la ley. acerca de la experiencia del pase. El pasante intentaría transmitir
El deseo del analista, para el cual la verdad del discurso es la cas- aquello que Lacan caracterizó como el relámpago de la diferencia ab-
tración, es el deseo de instaurar la diferencia absoluta, mostrando la soluta. Del amor sin límite, signo de ese momento, habría quedado
inconsistencia de ese Otro que impone en su deseo el sacrificio. una huella subjetiva para la que proponemos el término de "agradeci-
A la pureza del deseo que conduce al sacrificio del objeto en "su miento". Tal agradecimiento no es algo que alguien dirija a alguien.
humana ternura", pero también al deseo reprimido en el Edipo que No se trata del reconocimiento. Se nos ocurre que el agradecimiento
instaura el amor dentro de los límites de la ley, se opone el deseo del es la subjetivación, la marca imborrable de aquel amor sin límites.
analista. Que al llevar al sujeto "por primera vez" ante el significante Amor que es el nombre de un vínculo, el de la diferencia absoluta en-
primordial que lo somete, hace surgir la significación de un amor sin tre el significante uno y el objeto (a).
límites. Agradecimiento de aquel que, en lo abierto del análisis, hizo lB
¿Qué es ese amor sin límites? Un amor sin objeto de amor, un experiencia de la única libertad posible, la libertad del dejar-ser a la
amor sin el límite de la ley edípica ...¿habrá que concebirlo como pura cosa, tomándola en su identidad con el significante, para lIevarla al
función de vínculo, como función de la diferencia absoluta? Y si así punto de obtener la diferencia.
fuera, cabe preguntarse: ¿Vínculo entre qué y qué? Si el "amor sin lí-
mite" ha surgido como significación del acto, resulta ser el vínculo de
"relación y distancia" entre SI y (a) en su diferencia absoluta.
El hecho de que el amor sea sin límite, hace surgir de inmediato
la idea de libertad. Ya no hay ideal, ni objeto narcisista de amor, ni
l. Introducción

La última palabra de la experiencia analítica no se conjuga en tér-


minos de Complejo de Edipo y complejo de castración. Es necesario,
para pensar tanto la teoría como la práctica del análisis, localizar lo
que corresponde en el sujeto a su relación con el goce, que está más
allá de lo que puede organizar el significado paterno en relación a la
posición subjetiva. Ese más allá del Edipo se concreta ya avanzada la
enseñanza de Lacan, en 1970, en el Seminario XVII.
En dicho seminario realiza un doble movimiento, humilde e iróni-
co a la vez. Tiene, por un lado, la humildad de colocar al discurso
analítico junto a otros discursos. Ya no es una región del saber, confi-
gurando un supuesto universo, que pudiese ser considerada como un
continente aparte. Por el contrario, entra en relación estructural, sin-
crónica, con otros tres discursos: el del amo, el universitario y el his-
térico. Gesto de humildad pues a partir de este momento el psicoaná-
lisis debe estar consagrado a pensarse en la relación con los demás
discursos, lo cual constituye un verdadero desafío político. Pero a la
vez, hay que destacar la ironía que entraña el hecho de colocar en la
sincronía estructural discursiva al psicoanálisis. Pues si bien los efec-
tos masivos del discurso del amo, del discurso universitario y del dis-
curso histérico -siendo este último uno de los nombres del malestar-
156 LACAN: HEIDEGGER LOS DISCURSOS 157

son evidentes, no se puede sostener lo mismo respecto del discurso los seres hablantes en donde se establecen las operaciones mínimas
analítico; de allí que digamos que tal elevación de las aspiraciones del que hacen posible un discurso. El discurso en tanto lazo social, se so-
discurso analítico a incidir en la lógica colectiva junto a los demás porta en el lenguaje. Si el inconsciente está estructurado como un len-
discursos merece el calificativo de gesto irónico. Ironía que conduce guaje, el discurso es el armazón fundamental que hace posible que ca-
a considerar al psicoanalista ya no como un hombre entre los otros da uno encuentre la necesaria barrera al goce para constituir el lazo
pero que conoce bien el dominio de su profesión (esta es la posición social. El discurso es el modo en que cada uno habita en el lenguaje.
que Freud asigna al psicoanalista) sino que Lacan introduce otro ran- No existe el lazo social fuera de los discursos, porque el sujeto y el
go de exigencias para caracterizar dicha posición. Otro no disponen de ningún medio que establezca su vínculo en el
Si bien podríamos llegar a decir que en cualquier estructura social lenguaje. Si la psicosis está fuera del discurso, es porque precisamen-
hay inconsciente, no podríamos sin embargo asegurar que en cual- te indica un modo específico de relación entre el sujeto y el Otro. En
quier estructura social pueda llegar a darse el discurso analítico. las psicosis, el sujeto el lugar del Otro, si bien se encuentran en el
Hay estructuras sociales que pueden darle ese lugar, mientras que lenguaje, a la vez se hallan por fuera de los pactos y barreras que in-
hay otras que por su propia configuración no posibilitan que en su troduce la función del discurso. Desde esta perspectiva, otro caso de
juego discursivo tenga cabida el discurso psicoanalítico. Es más, pue- particular relación entre el sujeto y el Otro, en el lenguaje y fuera del
de decirse que, en la medida en que el psicoanálisis es el envés del discurso, lo constituye cierto tipo de escrituras, escrituras que sin es-
discurso del amo, hay épocas que dan lugar a la existencia del discur- tablecer un discurso, un lazo social, constituyen un intento de estable-
so analítico. Hay un discurso, el discurso capitalista, verdadera per- cer una barrera simbólica al goce.
versión del discurso del amo, que constituye un estallido de todos los En la estructura que Lacan presenta de los cuatro discursos, en
lazos sociales por imposibilitar o destruir la dialéctica en que se fun- su correspondiente designación, aparecen los nombres de histérico,
dan. Se impone preguntarse ... ¿hasta dónde puede existir el psicoaná- universitario, amo y psicoanalítico. En sentido estricto, no se puede
lisis bajo las actuales formas del discurso capitalista? asimilar rápidamente el discurso así definido a lo que es la ciencia o
Si se acepta que nuestra época es la de la producción científico- la técnica. Nos vemos obligados, por lo tanto, a afrontar la cuestión
técnica, cabe preguntarse cuál es el lugar que el psicoanálisis ocupa de la racionalidad científico-técnica, en relación con los cuatro dis-
en la misma, y si dicho lugar coincide con el que debería ocupar. cursos.
De entrada hatemos una caracterización fundamental: estos dis-
11. Del discurso cursos rotan de manera no permutativa (funcionan como un grupo de
Klein, progresando y regresando como las agujas del reloj), de lo
Discurso es un término que en un sentido general designa la for- cual se desprende que por un lado se diferencian de un modo radical,
ma en que se producen determinados enunciados efectivos y sus con- y por otro ninguno en" particular puede asumir la eliminación de los
secuencias. Así se habla del discurso médico, político, científico, et- demás. Sería posible entonces, a pesar de las diferencias entre los
cétera. Pero aclaremos que Lacan habla de discurso en un sentido más Cuatro, pensar en una inteligencia fundamental entre ellos, que pro-
fundamental. En primer lugar como discurso sin alabras, o sea un ar- vendría de su carácter necesario a la estructura del inconsciente.
mazón o estructura que implica lugares y términos, y que es la matriz Cuatro formas de hacer lazo social y en las cuales el inconsciente es-
de cualquier acto en que se tome la palabra. El significante es la causa tá en juego.
del discurso, ya que es en la captura que el significante ejerce sobre Pero esto es así desde un punto de vista exclusivamente estructu-
158 LACAN:HEIDEGGER LOS DISCURSOS 159

ral, porque no se puede obviar que, por otra parte, estos discursos po- el sentido de las determinaciones. Esta caracterización es la más ajus-
seen modos de surgimiento histórico, con todo lo que esto supone de tada que produjo Lacan, y es, a la vez, la última precisión en relación
encrucijada y conflicto. a la fórmula del discurso, la cual fue sufriendo pequeñas variaciones
desde su acuñación.
III. Estructura del discurso El día 9 de enero de 1973 (Seminario XX) tras expresar lo ante-
rior, siguió diciendo: "Las rayas enlazan cada una de las letras dos a
Es necesario ahora efectuar un recorrido por la estructura del dis- dos. Como hay cuatro letras, debía haber seis rayas. Pero una raya
curso, para comprender nuestro análisis de las implicaciones discursi- falta". Surge de inmediato la pregunta: ¿Por qué falta una raya? ¿Cuál
vas de la racionalidad contemporánea. es la razón de estructura para que falte una raya en la fórmula del dis-
Sólo mediante estos maternas podrá verse a la misma en sus apari- curso?
ciones en el discurso bajo los modos de la histeria, del amo y del uni- Para responder, es necesario dirigirse al Seminario del año ante-
versitario. Ciencia, técnica y universidad constituyen una trinidad cuyo rior, El saber del analista. En la sesión del 3 de febrero de 1972 La-
movimiento se realiza en tomo a un saber que jamás llega a alojarse en can deduce los cuatro lugares del discurso de los cuatro vértices de un
el lugar de la verdad. Esta afirmación levanta de inmediato una obje- tetraedro. A partir de esta figura realiza varias operaciones -orienta-
ción: ¿acaso en el discurso de la ciencia no está en juego la verdad? ¿Y ción, restricción de la orientación, supresión de un vector, abatimiento
el saber que produce la ciencia?, ¿no guarda, en consecuencia, ninguna sobre el plano, torsión de la estructura- hasta obtener finalmente la
relación con la verdad? La diferencia entre la verdad como causa mate- fórmula conocida.
rial y la verdad como causa formal quedó tempranamente apuntada en
la enseñanza de Lacan. Es bien conocido su desarrollo de la causalidad a. El tetraedro.
en el seminario sobre La Ciencia y la Verdad, en el cual retorna la opo-
sición fundamental de la concepción aristotélica, la de hyle-morphé. Un tetraedro es un cuerpo formado por cuatro triángulos equiláte-
Muchos años después produjo los maternas del discurso. ros empalmados de tal modo que constituyen un volumen. Las cuatro
Cuatro letras ($, a, SI, S2), dos barras y cinco rayas constituyen la caras triangulares determinan cuatro vértices y seis aristas.
estructura del discurso y permiten diferenciar sus cuatro modalidades
(amo, psicoanalítico, histérico, universitario).

Las dos barras horizontales separan cuatro lugares, y las cinco ra-
yas (vectores) establecen las conexiones posibles entre los mismos Y
160 LACAN:HEIDEGGER LOS DISCURSOS 161

El tetraedro es un poliedro simple. Un poliedro se dice simple si Lacan no importa estructuras sin someterlas a las modificaciones
se lo puede deformar de manera continua, convirtiéndolo en la super- impuestas por su nuevo empleo, marcando nítidamente la diferencia
ficie de una esfera. Hay cinco poliedros simples que son regulares: el con su campo de origen. El tetraedro queda desfigurado hasta tomarlo
tetraedro, el cubo, el octaedro, el dodecaedro y el icosaedro. Son lla- irreconocible cuando se vale de él para proporcionar la estructura del
mados cuerpos platónicos, pues en el diálogo Timeo se da la génesis discurso.
del mundo a partir de estas cinco figuras perfectas. En tanto los cinco No resulta abusivo denominar a ese tipo de operaciones profun-
poliedros regulares remiten a la esfera, ésta es considerada en topolo- damente alteradoras con el nombre genérico de "castración". En el
gía como un poliedro. Esta equivalencia entre los poliedros y la esfera caso del tetraedro, las transformaciones a que dicho volumen es so-
es un homeomorfismo. Dos figuras son homeomorfas cuando se pue- metido no son otra cosa que su castración, término especialmente jus-
de pasar de una a otra por medio de un homeomorfismo, es decir, si tificado en este caso, como se verá a continuación.
existe entre ellas una correspondencia biunívoca y bicontinua.
b. Orientación de un tetraedro.

La superficie de un tetraedro ABCD por ser bilátera es orientable.


Se puede dibujar una circunferencia o una flecha redonda en el inte-
rior de una de las caras del tetraedro, por ejemplo en el triángulo
ABD. Se hace lo mismo con las demás caras del tetraedro.

Deformación de un tetraedro en una esfera.

Los poliedros regulares son figuras métricas y proyectivamente e A


distintas, pero topológicamente equivalentes, remitiendo todos a la es-
fera.
Cada uno de estos cinco poliedros está compuesto por diversos
números de polígonos iguales. Ya se ha dicho que el tetraedro se com-
pone de cuatro triángulos equiláteros iguales, mientras que el octae-
dro está compuesto por ocho y el icosaedro por veinte triángulos Cada arista común a dos caras recibirá dos sentidos opuestos, uno
equiláteros iguales. Por su parte, seis cuadrados iguales conforman un para una cara y otro para la otra (según la regla de las aristas de Moe-
cubo, y doce pentágonos iguales constituyen el dodecaedro. bius).En otros términos, una superficie poliédrica es orientable si es
162 LACAN:HEIDEGGER LOS DISCURSOS 163

posible fijar sobre cada cara un sentido de recorrido tal que cada aris- 2 vectores que llegan - I vector que parte
ta común a dos caras reciba dos sentidos opuestos de recorrido: el uno 2 vectores que llegan - I vector que parte
para una cara y el otro para la otra. Así como el tetraedro, por ser una I vector que llega - 2 vectores que parten
superficie bilátera, es orientable, se puede demostrar que una banda I vector que llega - 2 vectores que parten
de Moebius, por ser unilátera, al proceder a dividir poligonalmente su
superficie para efectuar su orientación, ésta es imposible pues habrá Si ahora se traslada al plano lo obtenido tendremos la estructura
una arista sobre la cual los dos vectores trazados realicen el recorrido de base del "cuadrípodo" lacaniano:
en el mismo sentido: la banda de Moebius es no orientable.
Si tomamos un vértice cualquiera del tetraedro y lo llevamos al
plano, veremos que se obtiene la siguiente figura, en la cual se com-
prueba que a dicho vértice llegan tres vectores y que del mismo salen
tres vectores, siempre respetando la regla de las aristas mencionadas.

Teniendo ya los cuatro lugares esenciales a la estructura del dis-


curso, resultará del hecho mismo de asignarles el nombre de cada fun-
ción, una nueva operación que dará forma a la estructura definitiva.
A esos cuatro lugares que constituyen el soporte estructural del
discurso, Lacan les asignó dos denominaciones sucesivas y diferen-
c. Restricciones de la orientación. tes.
Si a los lugares del piso superior, conocidos en la primera formu-
Para llegar hasta la fórmula del discurso, lo que Lacan denomina lación como los del agente y el otro del discurso, los nombramos con
"mónada", comienza por imponer dos restricciones a la orientación las funciones del semblante y del goce respectivamente, y al lugar de
del tetraedro. La primera restricción estipula que a cada uno de los la producción se lo renombra como plus-de-goce, notamos que hay
cuatro vértices del tetraedro no pueden ni converger ni diverger tres un lugar que conserva el nombre de la primera nomenclatura: la ver-
vectores, que por otra parte, es justamente el resultado de la orienta- dad.
ción del poliedro, tal cual acabamos de comentar. La segunda restric-
ción limita el número de vectores a la mitad (a cada vértice sólo pue- ~ otro semblante ~ goce
agente
den llegar y partir de él tres vectores -en lugar de seis-).
Como resultado de estas restricciones Lacan obtiene la siguiente verdad producción verdad plus-de-goce
repartición de vectores respecto de los cuatro vértices:
Seminario XVII El saber del analista
164 LACAN:HEIDEGGER LOS DISCURSOS 165

"La verdad que se ha comenzado a entrever solamente con el dis-


curso analítico ... es lo que llamo <\lx... ", por lo cual esta vigencia de la Semblante -1 ~ goce (fálico,
_no se_XUal)
verdad implica necesariamente una nueva restricción en el juego de
vectores: hay que suprimir el vector de abajo, el que conectaría el lu-
gar del plus-de-goce con el lugar de la verdad. Esa conexión es impo-
sible, la verdad no puede recibir ningún tipo de determinaciones
ningún otro lugar del discurso. Que en el lugar de la verdad Lacan
de Verdad 1 plus-de-goce

inscriba al falo simbólico <\lxquiere decir que ha culminado la opera- En el establecimiento de los lugares y relaciones entre lugares he-
ción de castración del tetraedro. Esta figura, cuerpo platónico por ex- mos seguido un modo de presentación que resulta, por su referente
celencia y sostén de cualquier idea sobre el espacio que se pretenda imaginario (la figura del tetraedro), fácil de seguir. Pero el lector pue-
(tal cual lo recuerda Lacan a su auditorio, evocando el hecho espacial de reconocer en el grafo obtenido algo que ya habíamos mencionado:
de que cuatro es el máximo número de puntos equidistantes que tole- un grupo de Klein. Este grupo es una referencia matemática frecuen-
ra nuestro espacio, son sólo cuatro los puntos que podemos situar a te en diversos desarrollos de Lacan.
igual distancia en el espacio en que habitamos), esta figura perfecta
resulta conservada en cuanto número cuatro, pero profundamente al- IV. Los cuatro discursos
terada (castrada, dijimos) en cuanto a todas las operaciones vectoria-
les que podrían suponer simetría y reciprocidad. Esa armonía funcio- La verdad es un lugar invariable en la estructura. Con esto esta-
nal, central en la idea platónica, es gravemente subvertida por la mos destacando que no es un término del discurso. Por lo tanto, cuan-
teoría psicoanalítica. Al lugar de la verdad del discurso no llega nin- do de verdad se habla en psicoanálisis, nunca se trata de la ya tradicio-
gún vector, es imposible que la verdad discursiva quede determinada nal distinción entre verdad absoluta o relativa. Tal distinción puede
por ninguna otra función del discurso. Pero del lugar de la verdad re- pensarse entre términos, al considerar de qué modo el surgimiento de
ciben su determinación las dos funciones que sostienen lo manifiesto un nuevo término relativiza todos los anteriores, o por el contrario,
del discurso, el hecho de que un agente en posición de semblante le puede sostenerse que un término es absolutamente verdadero. Pero la
dirija la palabra a otro en posición de goce. Lacan aclara que este go- verdad no es un término sino que es un lugar. ¿Quiere esto decir que
ce es, necesariamente, goce fálico, porque no hay otra Bedeutung que hacia ese lugar puede uno dirigirse, como peregrino o explorador? Tan
la del falo, porque toda significación es fálica: "un goce ciertamente antiguo como el hombre es el uso de la metáfora del viaje y la búsque-
fálico, pero que no se puede llamar goce sexual y que, para que se da incansable de la meta. Tales alegorías reflejan la confusión entre la
mantenga cualquiera de estos raros animales que son presa de la pa- verdad como lugar de la estructura y la verdad como región más o
labra, tiene que estar el polo correlativo del polo del goce en tanto menos inalcanzable, más o menos utópica, de un territorio a recorrer.
que obstáculo a la relación sexual: el polo que designo como del Sin embargo, la verdad considerada como lugar guarda relación
semblante". con el decir. Esto aparece en dos tipos de formulaciones psicoanalíti-
caso Una es cuando hablamos del medio decir de la verdad, o de ver-
dad semidicha. La otra es cuando se afirma la imposibilidad de decir
toda la verdad. No toda la verdad se puede decir, sólo hay sernideci-
res de la verdad. Esta imposibilidad es estructural.
166 LACAN:HEIDEGGER LOS DISCURSOS 167

El psicoanálisis no emplea otro medio que la palabra. Es por me- nia del poder de ese Otro) a la espera de que produzca un saber (un
dio de la palabra que la práctica psicoanalítica produce un efecto ne- s(gñificante S2 ) que alivie su malestar, dando cuenta -en tanto se tra-
cesario, efecto que sólo se manifiesta en dicha práctica y que tiene ta de un saber- de la causa de dicho malestar.
que ver con la verdad. Pero este efecto de verdad no procede de la pa- Por el contrario nada importa al científico acerca de su propio su-
labra misma, sino que es lo que se revela en el uso de la palabra: ésta frimiento, de su verdad como hablante. La verdad que persigue es de
revela algo que la ex-siste. "No toda palabra es un decir. Un decir es otro orden, no es su verdad en tanto sujeto sino que es una verdad for-
del orden del acontecimiento, siendo éste algo que está en el efecto de mal. Se lantea como objetivo la producción de un saber, un saber
lo que nos determina en tanto no es lo que se cree". Y lo que nos de- formalizado, suspendido de letras, de axiomas. Es, en este sentido, un
termina como seres hablantes consiste en ese saber llamado incons- ideólogo de la supresión del sujeto en su carácter de sujeto del goce.
ciente. El acto analítico sitúa al saber inconsciente en el lugar de la Desde Descartes, el sub-iectum no es más que la mente como supues-
verdad. ta en el ser de todo ente. Es un supuesto ontológico, resultante de la
eliminación de todo sujeto psicológico, de todo subjetivismo vulgar.
El giro cartesiano, eliminada la subjetividad, establece una estricta
a ' $
lS2X ~l equivalencia de las nociones de sujeto, pensamiento y ser. No tratán-
dose, en consecuencia, para el científico, de la verdad como causa
material, la cuestión se dirime en términos de verdad formalizada, de
saber. En el discurso de la ciencia la búsqueda es de una verdad for-
Es evidente que en el caso de la ciencia no es de esta verdad ma- mal que irá, como saber, al lugar de la producción.
terial de lo que se trata. Por el contrario, la verdad que está en juego Para producir ese saber, el proceder de la mente en posición de
en la ciencia es la verdad formalizada. be los cuatro discursos, es el agente del discurso se dirige al lugar del Otro, donde está emplazado
discurso histérico el que presenta la estructura que permite considerar el significante amo, S" que debe ser concebido como el paradigma de
a la ciencia como discurso. la ciencia. El saber, en consecuencia, se ajustará a las leyes del cam-
po, o más propiamente a la Ley del significante amo. Esta verdad for-

¡~><::l
malizada, que en la fórmula del discurso que estamos considerando se
eScribe S2, se dirime en términos de verdadero o falso, es decir, es
una concepción formal de la verdad radicalmente distinta a la dimen-
sión de verdad material del discurso, que es, como queda dicho, un
lugar. La verdad material, por el contrario, es imposible de demostrar
¿Cómo puede decirse que hay tal recubrimiento entre la estructu- en los términos de la verdad formalizada de la ciencia. Lo cual trae
ra del discurso histérico y el discurso de la ciencia? Consideremos el • como consecuencia para el científico que esta verdad material no se
término $, en posición de agente del discurso. le revele del mismo modo en que se le entregan las letras de la verdad
En el discurso histérico es el sujeto en tanto hablante que ocupa el Iorrnaj. Esta opacidad de la verdad operando como causa material del
lugar del agente, ajeno a la causa que lo hiende, o en otras palabras, dIscurso hace que se sustraiga a toda captura.
ignorando la verdad material que lo causa.
Se dirige al lugar del Otro (siendo el significante amo S, la insig-
LOS DISCURSOS 169
168 LACAN:HEIDEGGER

v. El sujeto de la ciencia y el objeto de la técnica dad moderna. El moi es el responsable de la unidad de conciencia, y
specialmente de esa transparencia en que la conciencia cree captarse
e . d
Sujeto de la ciencia: ¿qué se entiende por tal y de qué modo des- omo fenómeno unitario. Lacan insiste en mútiples ocasiones en es-
c . l nú
velar su relación con el ser? Lacan ha señalado, en una de sus múlti- lindar esta subjetividad del mí mismo, del self, que constituye e nu-
ples formulaciones al respecto, que la ciencia es la ideología de la su- cleo de la psicología, de aquella experiencia puntual y evanescente ~el
presión del sujeto. Tan grave aseveración exige cierto recorrido por el sujeto cartesiano que se capta en elje pense. El paso (le pas) cartesia-
concepto moderno de ciencia. Sabemos que en su origen está el sujeto no es a la vez, según el doble sentido del término pas en francés, paso
cartesiano, el que establece la identidad de pensamiento y ser: "pien- y no. Es decir que el paso de Descartes implica una negación ¿Qué
so luego soy" (le pense done je suis). A este enunciado del cogito el quiere decir esto? La instauración delje propio delje pe~se es necesa-
mensaje en el inconsciente le restituye la dimensión de la verdad: o tú rio para el surgimiento de la ciencia moderna. Hemos dicho qu~ ~ste
no eres o tú no piensas". En efecto, la experiencia analítica demuestra je es un conjunto vacío. Tal conjunto vacío posee una caractensuca:
que el inconsciente es un pensar sin yo (las redes del significante que postula su existencia, su ser, como una forma de ?esembar~zarse del
constituyen ese saber insabido que es el saber inconsciente); por otra problema de la interrogación sobre el ser que habla caractenzado a la
parte, el Ello freudiano (que aunque es inconsciente no es el incons- filosofía hasta entonces. Cuando se afirma "pienso luego soy", ese ser,
ciente) muestra que hay ser sin yo: ello sueña, ello brilla, sin que ello esa existencia que se sigue del solo hecho de pensar, se está oponien-
asegure el ser de ningún yo. El cogito cartesiano queda así transfor- do está rechazando a la noción de ser de procedencia escolástica. Este
mado por Lacan en una elección forzada: "o yo no pienso o yo no rechazo de la cuestión del ser (el ser de la filosofía precartesiana) ca-
soy". Yo no pienso, pues hay pensar sin yo; yo no soy, pues hay ser racteriza el nacimiento de la ciencia en el sentido moderno. Una nue-
sin yo. va noción de ser se abre paso, resultando asegurado el ser del ente en
El je del je pense es, según Lacan, el punto estructural necesario el procedimiento de la mente según su propia ley (je pense). Este va-
para fundar la existencia de lo que él llamará sujeto del inconsciente. ciamiento del sujeto operado por Descartes (je = conjunto vacío) co-
Hay que aclarar que el je no es el sujeto, pero el je cartesiano habría rresponde a la operación de la Yerwerfung freudiana: algo es rechaza-
sido condición necesaria de la conceptualización freudiana, la que a do en lo simbólico. y cuando hay algo rechazado en lo simbólico, eso
su vez ha dado pie a la formulación lacaniana del sujeto del incons- condiciona su retorno en lo real. Lo rechazado retorna como desecho,
ciente. como resto. Es lo que configura el grave problema de los detritus y
Por otra parte, a este je que establece la posición simbólica del su- basuras que en la actualidad se multiplican indefinidamente. Pero el
jeto en el enunciado, se opone en francés el yo como construcción otro modo de retorno del ser rechazado está constituido por los gad-
imaginaria, el moi, que constituye en psicoanálisis lo que se conoce gets, esos objetos de brillo efímero que atestan los escaparates, Y q~e
como la instancia del yo. Lacan se vale de esta peculiaridad de la gra- están ahí, como un fondo disponible de inagotable variedad de obje-
mática francesa desde los primeros tiempos de su enseñanza, para cri- tos, como una red de existencias en plaza que se ofrecen como una
ticar los deslizamientos en la lectura y traducción de Freud producidos consistencia permanente, constante. Esta red de disponibilidades ~ons-
por los analistas post freudianos, como asimismo tal diferenciación tituye lo que Heidegger ha denominado estructura de emplazamlent~.
entre je y moi le permitió recalcar ciertas cuestiones en su lectura de Esta noción de Gestell acuñada para caracterizar nuestra época consn-
Descartes. Mientras que elje es un conjunto vacío, el moi en cambio, tuye un modo de desocultamiento muy peculiar, pues el objeto ya no
por su función de síntesis y unidad, es el fundamento de la subjetivi- surge como una producción en la que algo que no está presente viene
170 LOS DISCURSOS 171
LACAN:HEIDEGGER

a presencia, sino que por el contrario los objetos ya están ahí ofrecien- ciente estatuto de verdad. Pero hay otro nivel: si la alethesfera es la
do su consistencia sin sustraerse. esfera formal en la que lo que está oculto (lath) se arranca al oculta-
En esa estructura de emplazamiento los objetos de la técnica que miento (aletheia), hay empero otro nivel pues no toda la verdad pue-
constituyen la red de gadgets a disposición pasan del brillo intenso a de ser develada, es deCir, formalizada: la lathouse permanece, sustra-
la opacidad del desecho sin ningún tipo de interrogación acerca del yéndose al desocultamiento formal. Estas lathouses que permanecen
modo de tal desocultamiento: es el peligro de la era científico-técnica ocultas más allá de cualquier desvelamiento científico constituyen el
que constituye la tesis central de la correspondiente reflexión heideg- ámbito en que rige, no ya la verdad como causa formal al modo cien-
geriana. Y es ahí donde el psicoanálisis puede decir algo nuevo, res- tífico, sino la verdad como causa material, en el pleno sentido de la
pecto de la peculiaridad de los ciclos del objeto técnico en relación a oposición aristotélica de hyle/morphé. La hyle es lo que se sustrae a
los mecanismos de goce de los seres hablantes. toda determinación (se traduce como "materia", aunque hay que ha-
Los gadgets, esos instrumentos engendrados por el discurso cien- cer la salvedad de que no tiene nada que ver con nuestro sentido ac-
tífico, objetos remplazables permanentemente, y por ende desecha- tual de materia), hyle es lo que escapa a toda maniobra con el signifi-
bles, dieron origen en la enseñanza de Lacan a una noción -la de lat- cante, siendo estas maniobras significantes responsables de laforma
houses- construida a partir de la idea de desecho. Esta nueva noción (morphé). Estas verdades, que bajo los modos de la causa material
de lathouses resulta de la sustantivación que hace Lacan del aoristo permanecen ocultas, configuran esa dimensión de lo real indomable
pasivo en el femenino plural del verbo griego lanthano, que significa que señalábamos en ese movimiento del objeto que abarca desde su
"estar oculto a". De esta palabra obtiene, sin ninguna modificación, el función de brillo en el escaparate hasta su caída como resto, como de-
sustantivo abstracto, las lathouses; el motivo de tal utilización del tér- secho. Momentos de un proceso de producción y consumo que se sus-
mino griego es por las posibilidades que le ofrece la raíz lath del ver- traen a los saberes con que opera la ciencia, y que representan el re-
bo en cuestión (lanthano). Dicha raíz la encontramos, precedida por torno del ser rechazado en la fundación de la misma, y que habíamos
el prefijo negativo, en la palabra aletheia, la que según la famosa tra- comentado a propósito de la operación cartesiana. Mientras no se de-
ducción heideggeriana significa arrancarse al ocultamiento, lo que se sentrañe la íntima relación entre los objetos científico-técnicos y la
desoculta. Esta oposición entre lath y aleth le permitirá a Lacan cons- dinámica del deseo humano, se seguirá creyendo que la proliferación
truir otra oposición entre las mencionadas lathouses y lo que él desig- de aquellos asegura de por sí un bienestar o al menos significa un
nará mediante un neologismo como alethesfera; bajo esta denomina- progreso, y se olvidará la indagación acerca de la fuente del creciente
ción comprenderá a las esferas de la ciencia. Estas son fabricaciones malestar de la civilización. No se trata de dejar de progresar, abando-
de la ciencia que surgen como efectos de las verdades formales que nando todo logro de nuestra época, sino de interrogarse verdadera-
rigen las operaciones de las diversas disciplinas científicas. Por ejem- mente respecto de la esencia de tal progreso: la esencia de la técnica
plo, las ondas hertzianas constituyen unas zonas en tomo a la tierra n~ es algo técnico. Ligada intrínsecamente al modo de producción ea-
que de ningún modo hubieran podido ser concebidas como meros re- Pitalista, la técnica está entregada a la producción desenfrenada de
sultados de la percepción humana; son, por el contrario, el resultado objetos destinados al mercado tras ser concebidos a la sombra de la
de fórmulas y cálculos en los que plasma una alta y rigurosa formali- ciencia. El desenfreno científico-técnico padece la ilusión (inevitable
zación. Son también estas alethesferas, estas esferas de la ciencia, las por su propia estructura) de que la verdad formal, la verdad de la es-
que hacen posible el envío de satélites y los viajes a la Luna. En ese critura científica y del cálculo, agota el problema de la verdad; nada
nivel en que operan las verdades formales tales esferas tienen el sufi- Se Sustrae a sus determinaciones, y si así sucede, no es por imposibi-
172 LACAN:HEIDEGGER LOS DISCURSOS 173

lidad material, esencial, sino por simples impedimentos ligados al ni- da el trabajo y del lado del amo el goce. Lacan dice que el propio
vel de desarrollo del pensamiento: lo que hoy resulta inconcebible, marxismo creyó en esta pequeña fábula, considerando que a través
mañana será desvelable. del trabajo y del movimiento histórico el esclavo llegaría alguna vez
a recuperar ese goce que había quedado del lado del amo. Esto cons-
VI. El discurso capitalista tituye un fraude político, pues el trabajo y el goce están del mismo la-
do. El que trabaja no ha renunciado a gozar; sí ha renunciado al goce
como goce absoluto, pero en su trabajo recupera algo del goce bajo la
forma de un plus-goce, término acuñado a partir de su homología con
Vivimos en una época en la que la producción desmedida y el de- la plusvalía. Es el mismo mecanismo por el cual el sujeto del incons-
senfrenado consumo han llevado a un mundo atestado de objetos. Tal ciente, forzado por la castración y la prohibición que conlleva, ha re-
vez no haya mayor violencia que la que ejerce la inagotable disponi- nunciado al goce absoluto (el goce del incesto) para procurarse un
bilidad de cosas, la cual ha conducido a una definitiva pérdida de re- modo parcial de goce (plus-goce).
lación con la Cosa, sepultada bajo la sostenida presencia de la red de Si para Hegel se trataba de dos sujetos de cuya necesaria confron-
objetos. Asistimos, en consecuencia, a un tránsito acelerado y en to- tación debería resultar la construcción de su autoconciencia, para
das direcciones de infinidad de objetos de la técnica. Marx, en cambio, se trata del funcionamiento del mercado. Marx tras-
Hay un discurso, el discurso capitalista, verdadera perversión del lada el problema de la intersubjetividad al mercado. Una lectura aten-
discurso del amo, que constituye un estallido de todos los lazos socia- ta permite comprobar que no hay un sujeto de la burguesía y un suje-
les por imposibilitar o destruir la dialéctica en que se fundan. Esta to del proletariado, hay un sólo sujeto que es el mercado. De tal modo
forma contemporánea de violencia es una violenta manera de conce- que proletariado y burguesía son variables de una función: la estruc-
bir el mundo y el modo en que el hombre debe habitado. tura del mercado. En consecuencia, tanto burgueses como proletarios
Lacan ha insistido a lo largo de su enseñanza en un contrapunto: están en relación al mercado en una situación de desconocimiento.
el que planteaba entre dos vertientes de Marx, la hegeliana y la no he- Sin embargo, hay un momento en que Marx anula estas diferencias
geliana. Se inclinó por el segundo, por el Marx que nos confrontó a establecidas con Hegel, pues su desarrollo llega a adjudicar a una cla-
una verdad inesperada, una verdad que no se esperaba del saber, tal se el poder. La burguesía no necesita plantearse cómo funciona el
cual lo expuso en El Capital. Mientras que el Marx hegeliano terminó mercado, pues ella coincide constantemente con él. Por lo tanto, no
fundiendo verdad y saber. Por eso, Lacan rindió homenaje al Marx no necesita generar una conciencia para sí -vemos ahí el retorno de la
hegeliano tomando el síntoma como aquello que nos obliga a conside- terminología hegeliana-. La burguesía es en sí: ella y el mercado son
rar determinados acontecimientos políticos como verdades que no lo mismo. Pero el proletariado sí necesita constituirse para sí. ¿Cómo
pueden ser integradas en el saber del discurso del amo. lo hace? Poniendo entre paréntesis la estructura para luego captar su
Para Hegel, en el comienzo se enfrentan dos sujetos; se decide en funcionamiento. De ahí que para Marx exista la ilusión de que a tra-
dicho enfrentamiento la constitución misma de la autoconciencia, vés de la toma de conciencia del funcionamiento de la estructura se
consistente en la determinación de quién va a ocupar el lugar de amo configure el sujeto de la revolución. Este sujeto pleno, sin ningún ti-
y quién el de esclavo. Amo será quien sea capaz de exponer la vida, pa de división, es un sujeto que logra reunir verdad y saber. Y en la
mientras que el esclavo protegerá la suya dejándose a cambio confis- plenitud de ese sujeto volvemos a encontrar aquella superación de to-
car la libertad. En la dialéctica así planteada, del lado del esclavo que- das las escisiones del camino del espíritu, resultando de ello la inte-
174 LACAN:HEIDEGGER LOS DISCURSOS 175

gración de la verdad en el saber, cuestiones estas que son propias del plusvalía. Lacan utiliza el término de plus-goce en un contexto en el
planteo de Hegel. La realización del sujeto de la revolución, al esta- que está comentando una cuestión muy singular de El Capital: se de-
blecer el saber sobre la estructura, no es otra cosa que la realización tiene en el capítulo VII, titulado La producción de la plusvalía (3" sec-
del saber absoluto hegeliano. ción, libro 1). Allí, el capitalista toma la palabra y reflexiona en voz
Hay en Marx, sin embargo, algunas cuestiones de especial interés alta sobre su andadura. En primer lugar, el capitalista muestra su desa-
desde la perspectiva psicoanalítica, pues en ellas se aparta de Hegel. zón, pues "el valor de su producto es igual al capital entregado", man-
A pesar de que elidió la dinámica del deseo, no obstante abre ciertas teniéndose el capital "constante"; él ha dispensado su capital y ha vi-
preguntas en las que el problema del deseo de algún modo lo afecta- gilado el proceso a cambio de nada. Es en este punto donde surgen sus
ba. Respecto del trabajo llegó a atisbar algo que había permanecido preguntas: ¿cuál es su lugar en la estructura económica?, ¿cómo saber
opaco para Hegel: la compulsión a trabajar. Si para Hegel aquel que qué papel le toca jugar? Es precisamente esta pendiente la que se in-
trabaja es alguien que ha renunciado al goce, para Marx en cambio se vierte y toma un giro absolutamente nuevo cuando el capitalista se
impone la pregunta de por qué hay sujetos que se abandonan a la de- apercibe de que en el precio pagado por la mercancía como valor de
sidia, por qué padecen de una obligada pereza o, por el contrario, hay cambio, se le procura una plusvalía. Al descubrir esto, el capitalista
otros que no pueden dejar de trabajar. Es decir que Marx llegó a vis- ríe. Dice Marx: "...el capitalista sonríe cuando está frente al encanto
lumbrar que en la relación del sujeto con el trabajo hay algo subjetivo de algo que brota de la nada". Luego de esa sonrisa astuta el capitalis-
que el mercado no logra traducir, a lo cual denomina compulsión sub- ta, asegura Marx, retorna su semblante habitual; por fin ha captado
jetiva a trabajar. Marx ya no simplifica la cuestión al modo de Hegel, que su lugar como sujeto capitalista es idéntico al funcionamiento de
quien considera que el trabajo es una manera de transformar lo real; la estructura económica en su modo de producción. Después de esa ri-
Marx se asoma a la idea de que en el trabajo está el secreto del goce. sa no será necesario volver a interrogar ninguna estructura ni pregun-
La otra cuestión que no está en Hegel es el aspecto más destacado tarse por lugar alguno, pues la operación de la estructura coincide con
de la filosofía marxista, que no es el materialismo dialéctico ni el ma- el funcionamiento espontáneo de su clase, por lo cual Marx concluye:
terialismo histórico, sino que está en El Capital, en la teoría de la "...la burguesía es clase en sí, no para sí".
plusvalía. Allí Marx da las claves de la ontología de la sociedad mo- A partir de esa risa del capitalista, Lacan comienza a establecer la
derna, pero no dice adónde va esa sociedad, cuál es su destino; esto en relación de homología entre la plusvalía y el plus-goce, entre la
todo caso corresponde al Marx del Manifiesto, al Marx de la relación Mehrwert y la Mehrlust (Lacan jugará con estas palabras: la Marx-
con Engels. Pero en El Capital se dice que todo lo que es, es en el lust). Es en esa risa en la que se revela la función oscura de la plus va-
mercado, y que la verdadera estructura es la estructura de mercado. lía. En la secuencia trabajo-risa-plusvalia-valor de cambio, donde el
No hay en eso ningún finalismo, simplemente se afirma que es impo- dinero se transforma en capital, Lacan aprehende una realización de
sible desentrañar el lazo social si no se desentraña el mercado. ¿Por la plus valía en el plus-goce de consecuencias devastadoras: la renun-
qué determinados objetos superfluos adquieren un excedente de valor? cia al goce, que es específica del trabajo, se articula a la producción
¿Por qué el oro, por qué las joyas, lo más innecesario y superfluo, se ~e plus valía en un discurso. Renuncia al goce que en el discurso del
convierten en lo más valioso? Estas son preguntas sobre el fetichismo inConsciente se acompaña de una recuperación de goce, de una recu-
de la mercancía, así como son las preguntas en que mejor se entrevé la peración de un objeto pulsional al cual el sujeto queda fijado en el
relación del sujeto con el plus-goce. Este término es exclusivamente fantasma. Se renuncia a un goce mítico, total, para ajustarse a un go-
ce P arCla
. l recuperado en lo que se denomina plus-goce. Ese goce re-
psicoanalítico y entra en especial resonancia, según se ha dicho, con la
176 LACAN:HEIDEGGER LOS DISCURSOS 177

cuperado, tan propio del sujeto, tan exclusivo, encuentra en la estruc- tas han sido capaces de abordar acertadamente todas aquellas cuestio-
tura homológica de la plus valía la razón de su entrada en el mercado nes en las que anida el goce: no solamente la mencionada del objeto
y en el objeto técnico su equivalente universal. Es por ello que para técnico, sino los demás puntos cruciales atinentes al goce, tales como
Lacan no se trata ni de la toma del poder ni de la revolución (esta últi- la cuestión de los pueblos, las lenguas y las religiones. Todas aquellas
ma pertenece a la esencia del capitalismo), ni de programar una nue- cuestiones que no pueden ser reducidas por el sentido. No hay claves
va distribución de la plus valía, sino de desentrañar aquello que, en la materialistas para considerar los sedimentos de goce en las formacio-
plusvalía, implica el plus-goce como causa del deseo. nes sociales: insignias, emblemas, blasones, nombres propios, monu-
Con respecto al mercado, Lacan no sólo ha mostrado la relación mentos, etc.
de la plusvalía con el plus-goce propio de la estructura del significan- Consideramos que para concebir un acontecimiento político que
te, sino que además ha situado a la plus valía como la causa del deseo: conmueva tal estado de cosas hace falta producir una cuádruple con-
la plus valía es la causa de la producción extensiva y por consiguiente currencia, la de los ejes que pasan por Marx, Freud, Heidegger y La-
insaciable de objetos. La fórmula lacaniana lo expresa así: "La plus- can. Se trata de formular un antihumanismo que no derive en el asesi-
valía es la causa del deseo de la cual una economía hace su principio" nato de la criatura humana. Convocamos a estos pensadores para
(Radiofonía y Televisión). El plus-goce, que Lacan ha deducido tanto afrontar este desafío, y los hacemos converger en un lugar que inau-
de la pulsión freudiana como de la economía marxista, permite for- gure otro modo de pensar lo político: inconsciente freudiano, plusva-
mular una nueva conexión material entre el objeto producido técnica- lía marxista, estructura de emplazamiento heideggeriana, objeto (a)
mente y la satisfacción de la pulsión, que ninguna toma de conciencia lacaniano.
ni ningún ejercicio con el sentido puede transformar. Sólo una praxis
que permita -y este es el desafío del psicoanálisis- desplegarse por II

fuera de las significaciones socialmente administradas, puede incidir


sobre ese modo de satisfacción que fija al sujeto en una inercia opues- Lacan, aunque sólo presentó la estructura del discurso capitalista
ta a cualquier proyecto que altere el orden establecido. En ese punto en una ocasión, ha insistido sin embargo durante los últimos años de
es imprescindible la conexión entre objeto y plus-goce efectuada por su enseñanza no solamente en afinar su caracterización sino en situar
Lacan y ausente en Marx. La función del objeto en el fantasma está al psicoanálisis en su respecto.
ausente en la formulación marxista de la ideología: nada puede hacer El 12 de mayo de 1972, en una conferencia pronunciada en Milán
ningún adoctrinamiento ideológico frente a la inercia de goce induci- bajo el título Del discurso psicoanalítico dio a conocer la estructura
da por el objeto en los seres hablantes. El comunismo sólo contribuyó del discurso capitalista. Había sido invitado por el Instituto de Psico-
a la consolidación del fantasma moderno en el cual el objeto técnico I?gía de la Facultad de Medicina y el Centro Cultural Francés, inicia-
ha venido a colmar la división subjetiva. Este hecho llevó al liberalis- lIva COordinada por el psicoanalista italiano G. Contri.
mo a la certeza de que los teóricos marxistas serían incapaces de atra- A partir de la relación del discurso del amo con su reverso, el dis-
vesar el fantasma, con la consiguiente arrogancia liberal de llegar a CUrso psicoanalítico, Lacan mostró cómo, al producir en el discurso
proclamar que la producción está naturalmente ligada a la propiedad del amo "una pequeña inversión entre el S I Y el $" surge el discurso
privada. capitalista.
A pesar de que en Marx asomaban ciertos interrogantes ligados al
goce, que ya hemos enumerado, ni él ni los demás pensadores marxis-
178 LACAN:HEIDEGGER LOS DISCURSOS 179

E el discurso capitalista, por el contrario, merced a esa "pequeña


d;sviación" resulta instalado en posición de agente del discurso un
sujeto, el sujeto-amo, dando origen a una forma perversa del discurso.
El hecho de que la civilización esté supeditada a la ciencia y la
Discurso del amo Discurso capitalista técnica implica una distorsión radical: la ignorancia del inconsciente y
de sus consecuencias, el deseo y el sujeto. El rechazo del sujeto, par-
cialmente realizado por los discursos científico y técnico, alcanza su
A finales del año siguiente (3-11-73, Sobre la experiencia del pa- consumación en el discurso capitalista. En nuestra época ha surgido
se) caracteriza al discurso capitalista como "una cierta variedad del un modo particular de "ir a la lengua", así como muy específicas re-
discurso del amo", del cual se distingue solamente "por un pequeñísi- sultan las maneras de realizar la gestión científico-técnica y los modos
mo cambio en el orden de las letras". Se puede notar que en ambas in- de organizar el mercado. En conjunto, configuran un peculiar modo
tervenciones se refiere al pasaje de un discurso a otro en términos de de desocultamiento del ente: la producción de mercancías. La socie-
"pequeña inversión" y "pequeñísimo cambio". La pequeñez formal a dad contemporánea ha reducido el ser a lo que es en la mercancía y en
la que apunta Lacan, esa inversión entre el S I Yel $, acarrea en reali- el cálculo matemático. Hay una equivalencia ontológica fundamental
dad una profunda alteración en el sentido de los vectores y en el fun- entre el proceder del modo de producción capitalista y el proceder
cionamiento general de la fórmula. Se trata del rechazo de la verdad científico-técnico. Todo lo que se produce lo es como mercancía, y es-
del discurso, pues se ha invertido el sentido del vector que conecta el to irá implicando a la racionalidad físico-matemática que termina re-
lugar de la verdad con el lugar del semblante. El agente del discurso duciendo lo ente a todo aquello que es factible de ser producido, pla-
(lugar del semblante) repudia la determinación que recibe de la ver- nificado y calculado. La función logística que cumple la informática
dad, para pasar a dirigirla. El semblante ya no es significante amo que en su incesante transformación resulta esencial para consolidar la
recibe su determinación de la verdad, sino que es el sujeto, entroniza- amalgama entre el capitalismo y el campo científico-técnico.
do como agente, quien opera sobre el significante amo colocado en el Intentaremos desbrozar los diversos componentes de esta intrin-
lugar de la verdad. Tal manipulación de la verdad es un rechazo de la cada formación, valiéndonos para ello de todos los elementos de la
castración del discurso conducente a establecer una circularidad: estructura del discurso que hasta aquí han sido recordados.
Con el fin de tomarlas inteligibles, tanto la ciencia como la técni-
ca pueden ser superpuestas en la medida en que son estructuras pro-
ductivas, a las respectivas estructuras de los discursos histérico y del
amo. Pero con la peculiaridad de que ambas rechazan en su misma
constitución la dimensión del sujeto y las consecuencias implicadas
en el hecho de suponerlo en el campo de la verdad, la que en psicoa-
Debido a esta continuidad, el discurso llega a funcionar en una nálisis se define como verdad material (en oposición a la verdad for-
circularidad sin interrupciones. Por este motivo, y por el hecho de que mal).
el circuito se halla orientado hacia la izquierda, hablamos de "círculo La ciencia supone un sujeto (el sujeto cartesiano) que está funda-
siniestro" . do en el rechazo del goce, causa éste a su vez de la división subjetiva.
En el discurso del amo, el amo es el significante y no el sujeto. El sujeto de la ciencia, desde Descartes, debe ser entendido como el
LOS DISCURSOS 181
180 LACAN:HEIDEGGER

proceder de la mente según su propia ley. Este sujeto (sub-jectum, su- También en este caso queda vacío el lugar de la verdad, pues lo
puesto) es un supuesto ontológico que se define por no ser un sujeto rechazado es el sujeto. Mientras que en el lugar del pLus-de-goce se
psicológico ni nada que pueda ser caracterizado como subjetivismo. aloja el objeto técnico que, en tanto objeto, aparece ignorando la di-
El proceder de la mente según su propia ley en posición de agente del mensión de goce que lo constituye.
discurso, se dirige al paradigma de la ciencia de que se trate, con la fi- Lo que la estructura de la ciencia y de la técnica rechazan, el (a)
nalidad de producir un saber formal, una escritura, según ya hemos y el $, al pasar a la palabra, al vínculo social para constituir una es-
comentado. tructura propiamente discursiva, retorna. ¿Bajo qué especies retorna
Estas operaciones pueden superponerse al discurso histérico, dis- lo rechazado? El goce del sujeto y el sujeto del goce retornan bajo la
curso al cual Lacan llegó a asimilar el discurso de la ciencia. Pero hay forma perversa del sujeto-amo capitalista. Es la figura que se podría
algo peculiar, dijimos: el rechazo del goce del sujeto. Eliminar de la denominar el ego capita ista, e ego que se erige en amo del discurso
estructura científica al sujeto psicológico arrastra la consecuencia de entronizado en posición de agente. Desde allí comanda el lugar de la
plantear un discurso sin goce. verdad, en el cual se localiza el significante amo. Hay que establecer
Con estas premisas podemos dar la siguiente fórmula para este la diferencia con el discurso del amo: el amo no es ningún sujeto ni
discurso, en la cual dejamos vacío el lugar de la verdad material don- ningún ego, sino un significante, y, lo que es fundamental, el lugar de
de se aloja el goce: la verdad queda preservado, alojándose en él el sujeto.
Ciencia y técnica, en tanto estructuras productivas, dislocan me-
diante sus rechazos tanto la relación del significante como la del obje-
to con el goce. Según la posición de la tecno-ciencia, se podría operar
en un mundo de lenguaje de tal modo que fuese posible desentender-
se de las consecuencias del hecho de hablar. Es la pretensión de ope-
rar con el lenguaje y rechazar la inclusión en la estructura del discur-
so, es decir, no asumir as consecuencias de la manipulación de
De la misma manera podemos proceder con el discurso de la téc-
nica. También, como el de la ciencia, se funda en un rechazo: el del I
significantes y objetos: en otras palabras, se pretende ir a la lengua de-
sentendiéndose del sujeto y del goce. No asumir quiere decir que se
sujeto. Si la ciencia supone un sujeto sin goce, la técnica rechaza al su-
pretende operar en el campo de la relación sujeto-objeto sin castra- •
jeto. De tal modo que la división subjetiva, la del sujeto dividido por el
ción. Por eso, la producción de la ciencia y de la técnica aparecen en
goce (y por el significante) es rechazada por los dos tiempos lógicos
nuestra época totalmente subordinadas al sujeto-amo, el ego capitalis-
de la tecno-ciencia: una rechaza al sujeto del goce y la otra rechaza al
ta, que es quien asegura, mediante el perverso rechazo de la verdad de
goce del sujeto. Veamos qué sucede si disponemos los distintos térmi-
I~castración, el ingreso al discurso social, cerrando así el círculo si-
nos de la estructura de la técnica sobre el discurso del amo, que es lo
nIestro.
que corresponde hacer tratándose de la producción de objetos.

¡~I><~j
l. La conjunción disyuntiva poema-materna

Una y otra vez hemos hecho mención de la referencia a Heideg-


ger en ese escrito de estilo sorprendente que Lacan llamó L'Etourdit,
consagrado a la presentación de la topología psicoanalítica, y en el
que realiza una serie de reflexiones decisivas acerca del mathema en
psicoanálisis y respecto de la construcción lógica de estas cuestiones.
Es un texto que prescinde de toda presentación gráfica de las estruc-
turas topológicas, hecho deliberado que apunta precisamente a "no
dar imagen" de las mismas, para mantenerIas así como referencias del
decir sin que puedan ser concebidas metafóricamente.
Por ello, ateniéndonos a los caracteres y objetivos del texto en
cuestión es posible sumirse en una cierta perplejidad con respecto a la
presencia de Heidegger, ya que como es sabido, se ha generalizado
bastante entre filósofos y comentaristas la idea de un anticientificis-
~o. pertinaz de Heidegger, o de su radical desapego a las cuestiones
loglCas o incluso, como se ha dicho recientemente en Francia, de "su-
turar la filosofía al poema". Por nuestra parte, intentaremos atenuar
~sta pendiente que nos parece una reducción apresurada con el fin de
Intentar situar el problema en la complejidad que consideramos perti-
186 LACAN:HEIDEGGER METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL 187

nente. En general, las posiciones y puntos de vista que quieren ver en 1 Lógica. Sin embargo, las formulaciones anteriores, bien pueden ser
Heidegger un romántico extremo, tienen como inspiración común o tídas como el intento activo de transformar la Lógica en razón de
punto de partida el artículo de Rudolph Carnap "La superación de la e a pregunta por la esencia del lenguaje, donde el pensar sea capaz
metafísica mediante el análisis lógico del lenguaje"; este artículo ~~ responder por la estructura del desocultamiento. Incluso, se puede
ejemplar del positivismo lógico alberga una hostilidad incapaz de ver \legar a admitir en ese propósito una solicitación "originaria", para
en Heidegger cualquier meditación sobre la relación Ser-Lenguaje, no decido con las palabras del propio Heidegger, una Lógica donde se
recoge nada de lo dicho por Heidegger con respecto a la cuestión del pueda localizar lo ya pensado con el respeto correspondiente a lo im-
metalenguaje y en definitiva considera la metafísica, como "un puro pensado, o como también él lo expresa, una lógica donde se pueda
estado de ánimo". \levar al lenguaje lo que ha quedado sin decir en lo dicho. En este
De todos modos hay que recordar que fueron los problemas a punto, podemos recoger una observación con respecto a Wittgenstein
considerar con respecto a la jerarquía de los metalenguajes (como en y su célebre advertencia en el Tractatus, de "callar cuando no se pue-
la obra ulterior de Wittgenstein) los que han permitido establecer, de hablar claramente". Al llamado de Heidegger a la lógica se le po-
aunque sea bajo una forma mínima, un punto de contacto entre el aná- dría reconocer el rigor que exige que el silencio tenga un lugar en la
lisis lógico del lenguaje con el propuesto por Heidegger, del acontecer misma y que no se admita el imperativo de callar para constituir a la
de la verdad como "acontecer en el lenguaje". Por ello, convendría Lógica como un todo. La Lógica debe estar abierta a un silencio que
volver a indagar cuál es la posición, la actitud diríamos, que mantiene aunque calla es elocuente, y por lo mismo no debe expulsar a ese si-
Heidegger con respecto a la lógica. Para discernir esa actitud, nos lencio por fuera de sus límites en el confín de lo "inexplicable". Sólo
mantendremos en esta perspectiva: el pensador Heidegger abocado a en el decir puede tener lugar el callar.
dilucidar la copertenencia de ser y lenguaje no huye de entrada de la Desde nuestro punto de vista esta perspectiva, aunque más com-
Lógica para acogerse luego en un decir pseudopoético. Pensar la ver- pleja, nos presenta una versión de Heidegger más apropiada para dar
dad del ser no permite huir hacia lo ilógico (que de últimas sólo sería ·cuenta de su presencia en el texto de L'Etourdit e incluso interrogarla
situable por lo lógico). Lo que testimonia de esta posición en Heideg- de la siguiente forma: ¿Por qué Heidegger luego de esa solicitación a
ger son las ocasiones en las que una y otra vez, a partir de sus obras una Lógica más originaria, se instala en una lectura de la lógica siem-
de juventud, vuelve sobre la cuestión de la lógica. Así, su reflexión pre concebida bajo la óptica de su carácter metafísico, el de presentar
con respecto a la Lógica no sólo es activa sino que no se sitúa como al ser como constante y presente? ¿Por qué Heidegger no incluye en
exterior a la misma. Más bien toma distancia de lo que él denomina su reflexión que finalmente, como lo afirma Lacan, toda Lógica
lógica tradicional o proposicional, en la medida en que las mismas emerge de un conjunto de paradojas? Paradojas que inevitablemente
tratan al ser en su "asistencia constante y presente" sin hacer ingresar perturbarían la consistencia y estabilidad del ser como fundamento
en ellas ni el tiempo, ni la historia acontecida del ocultamiento en el del ente.
desocultamiento del ser.
Es cierto que enunciamos heideggerianos tales como: "la idea II
misma de la lógica se disuelve en el torbellino mismo de un pensar
originario", o bien su pregunta: "¿En qué remolino metafísico apare- Evidentemente no era ésta su estrategia y en este punto debe dar-
ció la tendencia a tomar la vía lógica de pensar como la única vía e~- ~ a.las palabras de Lacan todo su alcance: "Debe darse inicio a la
tricta?", incitan a poner el énfasis sobre la reserva de Heidegger haCia glca del Eteros, ... el eteros que no puede saciarse de universo". Por
188 LACAN:HEIDEGGER METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL 189

esta vía la solicitación a la que Heidegger alude una y otra vez, se en- el lenguaje comparece: "el habla es ya un poema olvidado". Todo el
carna en otro inicio en la escritura de Lacan, que concierne a la se- examen que ejecuta Heidegger de la tradición griega, no implica un
xuación del ser parlante, que mantiene al igual que Heidegger el hia- retorno romántico, una apropiación del pasado griego, sino que más
to entre el dicho y el Decir, pero que hace que lo imposible no sólo Se bien intenta encontrar en él la huella de otro inicio del pensar, que
mantenga como tal sino que dé lugar a la composición de una escritu- precisamente encontrará su lugar en el poeta Holderlin. La interpreta-
ra. El mathema lacaniano, no responde a lo que Heidegger denomina ción que realiza Heidegger de lo griego, no se realiza por la vía de la
una asistencia constante y presente del ser, por el contrario, se formu- documentación histórica, esos documentos que Lacan en L'Etour-
la "como impasse de lo matematizable" y como también Lacan lo dit afirma que están capturados en la significación. Heidegger se diri-
afirma en L'Etourdit: "susceptible de coordinarse con esta ausencia ge a lo que Lacan denomina en L'Etourdit ei: "esosorprende" de los
tomada de lo real", en otras palabras, el mathema no se presta al fun- presocráticos, y lo hace por la vía del sentido y no de la significación.
damento del ente, no lo asiste como fundamentación última, sino que Su procedimiento se basa no en discutir talo cual significación
emerge bajo un modo en que se localiza el impasse sin saturarlo. No histórica, sino en extraer los significantes amos que funcionan como
obstante, todas estas cuestiones exigen una vez más, ser llevadas a ese términos conductores de la tradición. El propio Heidegger habla de
sinuoso borde que se configura entre Heidegger y Lacan, ya que de la transmisión en oposición a la tradición filosófica, aunque en él la
entrada, aquí no se trata sólo de refutar a Heidegger a partir de Lacan, transmisión no alcance la vía del mathema. De ello resulta que su in-
sino de, al indagar la eventual conversación entre sus textos, que surja terpretación del texto griego es ya poética, está pensada poéticamen-
en las respuestas de Lacan aquello que nos haga posible interrogar los te y no filosóficamente. Pensar poéticamente es localizar la huella a
alcances del discurso analítico. Indicábamos antes la posición de Hei- través de la interpretación, esa huella que luego el pensamiento me-
degger con respecto a la Lógica y señalábamos lo que en ella se podía tafísico ha querido velar, y no sólo localizarla en los comienzos, sino
reconocer como solicitación. Nuestra hipótesis, es que esa solicitación en los sucesivos retornos de lo reprimido, a lo largo de toda la mo-
por una Lógica originaria se prosigue en Heidegger, en su presenta- dernidad.
ción al problema del pensar, de la vecindad entre poesía y pensamien- Son estas condiciones las que diseñan en el camino heideggeriano
to y sus observaciones sobre la topología del ser y el Decir poético. A el advenimiento de la "vecindad" entre poesía y pensamiento, la mis-
las mismas las presentaremos en su forma mínima para luego sorne- ma debe partir de esta premisa principal: el decir poético, que según
terlas a la interlocución con ciertas cuestiones abiertas en el texto Heidegger devuelve "a la cosa a su lugar apropiado", no se opone a la
L' Etourdit. técnica. Según él lo expresa no se trata ni de impulsar la técnica a cie-
Sin embargo, dado el carácter provisional de nuestro recorrido, no gas, ni de oponerse a ella como una obra diabólica sino de hospedar-
será posible dejar de precipitamos en un desfiladero de interrogantes. se en su esencia. La "vecindad" de poesía y pensamiento prepararía el
Primeramente intentaremos situar el modo en que surge en Hei- ~uevo suelo en el que el hombre puede habitar con "serenidad" en la
degger la cuestión de lo poético, que como es obvio, no debe ser en- epOCa científico-técnica. Señalemos al pasar que precisamente el tex-
tendida como un acercamiento entre literatura y filosofía, ni debe ~~Se~enidad, término que Heidegger quiere despejar de su carga mí-
apoyarse en la clásica oposición Mitos-Lagos, de la que Heidegger ha ~ca, Ilustra de un modo patente, cómo se presentan los impasses del
argumentado en varias ocasiones su rechazo. Lo poético en Heideg- eseo Cuando los trata el filósofo: la serenidad es el "querer del no
ger, de entrada, está en el lenguaje en el sentido más inaugural, no es ecir que SI, y no a 1"
querer" , es deci ,
a tecmca, etcetera.
un ornamento, ni un medio artificial, sino el modo primero en el que Esta "vecindad" poesía-pensamiento no puede ser concebida en
190 LACAN:HEIDEGGER METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL 191

las categorías físicas de tiempo y espacio, sino que su localización de- la contiene. Es cierto que la introducción de este trazo, de este
be configurar una topología, "un decir del lugar" que muestre cómo :uerador, es lo que permite que ~eidegger no derive hacia una teol~-
esa "vecindad" acontece. ::. negativa, por ejemplo, un decir que en v~~ de p~ant~arse la locali-
ión de la "vecindad" se formule en los clásicos terrnmos de la pura
llL :atividad, en donde ~~da vez qu: se alude a ~Igo, debe in~,ediata-
mente seguir la aclaración de que no es esto ni aquello otro , hasta
Estas breves consideraciones nos pueden guiar al intrincado deba- así \legar a "lo indecible" o la consagración del silencio.
te que Heidegger mantiene con respecto a la relación metáfora-pensa-
miento. La fórmula vecindad de poesía y pensamiento, podría indu- LV
cimos primeramente, a creer que se trata de impregnar el pensamiento
con los tropo s de la retórica en especial el de la metáfora. Sin embar- Volviendo a la cuestión de la "vecindad" poesía y pensamiento,
go, el problema surge a partir de que esa "vecindad" no puede ser las operaciones que harían surgir expresiones tales como "lejanía cer-
concebida metafóricamente. En efecto, son diversas las indicaciones cana", ¿no se instalan exactamente en el lugar en donde se opera la
de Heidegger que intentan apartar el decir poético de su valor metafó- metáfora primordial?, es decir, la sustitución del goce por el signifi-
rico. El decir poético, como topología del ser, en tanto decir localiza- cante. Lo que Jacques-Alain Miller ha formulado en la enseñanza de
dor, no puede sostenerse en las oposiciones metafísicas de lo sensible Lacan con el mathema:
y no sensible, o en sentido propio o en sentido figurado. Por ello el
enunciado planteado en La proposición del fundamento: "el pensa- A
miento es un mirar escuchando", no debe ser entendido metafórica- J
mente.
Lo mismo sucede en el análisis de algunos poemas: el Retorno a De un modo más preciso se formula en su seminario Lo que hace
la tierra natal, no es una metáfora sobre el retorno, sino que la inven- insignia: "Hay arte cuando se conduce a la sustitución primaria e im-
ción del poema es el retorno mismo. Es obvio que la reticencia de pensable del goce por el significante". Las expresiones que Heidegger
Heidegger por la metáfora no es la misma que la que tiene el positi- formula como no metafóricas no tienen otro soporte que esa matriz
vismo lógico cuando pretende depurar el lenguaje. Lo que Heidegger mínima de sustitución. Una vez más, y aquí la página ausente que La-
observa en la metáfora es un error por la imagen que ella induce. por can hace surgir en la filosofía con el discurso analítico adquiere su
ello, él se propone una torsión topológica sobre la lengua que aleje al :áximo relieve, vemos que la vecindad que Heidegger pretende esta-
decir poético de las significaciones familiares e introduzca en cada lecer no habla de otra cosa que del goce, eso de lo cual nuestro filó-
SOfon .
caso lo Unheimlich. o qUIere saber nada.
Esta torsión se ve asegurada por un operador, un trazo (Riss), di- del Comienza aquí la sucesión de interrogantes: ¿No era esa cuestión
ce Heidegger, que produce la delimitación topológica de la "vecin- tod gOCe la que ya Heidegger había cercenado de su Dasein'l, ¿No es
dad" y que permite la emergencia de aquellas expresiones que nos en- O
QUé Se~ y Tiempo un rodeo que oculta la sexuación del Dasein?, ¿Por
tregan el espacio de la "vecindad", precisamente por no tener imagen, I'tnc~a dIferencia sexual era indiferente a la hora de establecer la dife-
a saber: "la cercanía lejana", "la apropiación expropiante'', "la casa cia la O~tológica?, y al no estar este Dasein mermado por la impoten-
del ser", "la Lichtung", donde la luz no se opone a la oscuridad sinO y la lluposibilidad que introduce la castración, ¿no es fácil caer en
193
METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL
192 LACAN:HEIDEGGER

seo Y no da con un poeta?"; preguntas que se complementan


t
la .tentación de pretender salir del estado "de estar arrojado" del e l paren be ervación hecha en L'Etourdu:. " Basta que un ana l'izante IIe-
setn, por una resolución que inexplicablemente hasta llega a col ectlvl
~~- con la o s .' .
", ntusiasmo a la sesión para que se encamme directo hacia su
zarse en Ia d eCISlOn de un pueblo? El paso de la inautenticidad - u con e .'
g ei o". En efecto, todo lo que está ~n Juego en ~eldegger, en su pro-
. 'd d a la
autennci a que en un comienzo se formula tan claramente des . FA P obre la "vecindad" de poesía y pensamiento soportada en la
d . " peJado
e una apropiacion
. del yo o de una subjetividad transcendental ' ¿no. puesta s
'1" ra primordial sobre el goce es .mterrogar a la lengua por la poe-
se convierte" en una vuelta sobre el "sí mismo" o en un "pre rnetalO .'
. ' acuerdo fa. a condición de que la .misma no haga surgl: ~na 7,structu;,a dls~ur-
c.on el ser do~de no se percibe destitución alguna?, ¿no son necesa- . es decir, un lazo SOCialque de un modo lógico cuadre a la im-
nas las operaciones de alienación-separación para romper la circul ._ Slva. . , .
sibilidad. Es lo Uno de lalengüa explotado en su vertiente poética,
dad de la relación inautenticidad-autenticidad? Y la lectura de H::- ~m que comporte esta operación la constitución de un discurso. . ., Lo
degger .sobre I~ .representación, que le permite atravesar toda la que tal vez impide en Heidegger una retlexión sobre la conJuncJOn
secuencia metaflsl.ca hasta el corazón de la modernidad, ¿no disimula
disyuntiva entre poesía y mathema.
a su vez la ausencia de una teoría de la identificación, que hubiese in-
cluso explicado cómo el destructor de la ontología platónica apareció v
apresado en una identificación al rey filósofo, custodio espiritual del
Amo? Si bien Heidegger plantea un límite en la filosofía, en el sentido
Apreciemos aquí el eco de Lacan, cuando nos dice ver en la Re- en que podríamos afirmar que en principio su posición con respecto a
~ú~lica una ir~nía. Y estas metáforas de goce que se presentan en las la filosofía es "histérica" (hace emerger la falla del saber filosófico,
últimas expresiones heideggerianas ¿no explican su fascinación últi- pone a trabajar a todos los significantes amos de la ontoteología, Y se
~a por I,a,~ocura, cuando nos recuerda que Hólderlin, en su decir poé- mantiene en un incesante preguntar con respecto al establecimiento
neo, esta protegido por la noche sagrada de la locura"? Y sus inda- del ser propuesto por el Amo filosófico), su rechazo por la cuestión
gaciones sobre el decir poético en su búsqueda de un decir que del goce y sus paradojas, lo retraen a una posición de espera. La Ló-
c~,nvenga al ser, incluyendo sus obstáculos teológicos para la transmi- gica y la Topología solicitadas se demoran indefinidamente, con la
sion de este decir, ¿no conciernen acaso a los confines donde habita el expectativa de otra disponibilidad para el pensar. De este modo Hei-
goce femenino? Veamos la lectura minuciosa que Heidegger hace del degger se transforma en el gigantesco comentador de una experiencia
poema de Holderlin "Retorno a la tierra natal", ¿no es el intento de que él desconoce y se entrega a decir indefinidamente lo que no sabe
e.stablecer una lengua que sea una conjunción de palabras, parientes Y (que evidentemente no es lo mismo que no saber lo que se dice). Es el
tierra natal, que como una amalgama presenten su carácter de imposi- comentador de la página ausente que el discurso analítico pone en ac-
ble de ~ecir? Y aún cuando Heidegger reconoce en lo hogareño Y en to en su experiencia, más aún, nos atreveríamos a afirmar que la at-
los panentes la emergencia de lo Unheimlich, bien se cuida de no ro- mósfera solipsística de su discurrir por momentos se asemeja al "ha-
zar la temática edípica que haría inevitable confrontarse a los surcos blar solo" de un autoanálisis. Desde esta perspectiva, tal vez se
de la castración. entienda que, en la medida en que esa espera se acentúa, empiezan a
Recojamos en este punto la mencionada agudeza de Lacan en sus aparecer en Heidegger elementos místico-teológicos. los cuales se
pregu~tas del. Seminario de 1976: "¿Por qué la experiencia analítica ~U~den inferir de expresiones tales como: "faltan nombres sagrados".
torna Irr,emedlable la presencia de los parientes si no es porque tienen Solo Un Iluevo Dios puede salvamos", expresiones todas que si bien
en comun la lengua? ¿Por qué al bla, bla del analizante se lo engulle
195
METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL
194 LACAN:HEIDEGGER

lmente calculado por el número no implica que la rela-


siguen apuntando a la cuestión del lenguaje no conducen al· eda ser t o ta
t ., d . a const ~ n número-goce deba ser eludida. ,
ucion e un discurso. De esto, también se puede inferir que final 1- cl6 E alquier caso el sesgo por el cual Lacan acoge a las matema-
te, al d~structor de la ontología y también a sus epígonos, sólo Ies~:n- .
nCU
las cuestiones sobre el número, es totalmente
d·Ivergente. L as
te el discurso de la Universidad como ámbito de resolución d - ucas ya.'t.cas para Lacan no cierran la abertura entre el DeCIr . y e l di1-
tarea. e Su matema Ilo mismo el matemático tiene con su lenguaje,. afirma Lacan
cho, por . .
'Etourdit "los mismos tropiezos que nosotros con el inCOnSCIente,
vi en'·L traducirlo de ese pensamIento que no se sabe de que' ha bl a y para
para rarlo como verdadero". Como se puede apreciar desde este ángu-
En el t~xto L'Etourdit, y a partir de estas consideraciones se pue- asegu . de aorooi ., d l
lo. las matemáticas pierden su carácter Instrumental .e a~roplaclO~ e
de proseguir = debate con Heidegger hasta límites que por ahora ente. Incluso por esta pendiente se le podría llegar a Indlcar.a He~~eg-
nos parecen le!anos. Esto no impide efectuar una primera afirmación: ger la siguiente cuestión: Así como él formulaba que el decir p~et~co,
se puede considerar el escrito de L'Etourdit como una puesta en a t para mantener su carácter inaugural, d~bía sustra~rse de la objetiva-
com~ el acontecer histórico de la Lógica y la Topología que Heidce;~ ci6n metafísica de la literatura, por lo mismo habría que separar el de-
ger ?IZO de.svanecer en su espera rememorante. ¿Cuál es en este punto cir matemático de su objetivación científico-técnica. Precisamente, en
la diferencia entre Heidegge~ y Lacan, capaz de situar esa página au- L'Etourdit, aunque se admita que el lenguaje de las matemáticas es el
sente que desfonda la fraternidad y hace surgir lo que Lacan denomi- adoptado por las ciencias, no son las mismas consideraciones las que
na en el Epílogo de Los Cuatro Conceptos un "decir menos tonto" se hacen con respecto a las matemáticas y al discurso científico. A par-
que e~,de la ontología? La diferencia creemos que debe centrarse en la tir de aquí se podría iniciar un vasto programa que interrogase una vez
cuestión de las matemáticas. Heidegger cuando se confronta a Anaxi- más qué es lo matemático en Lacan. Se podría inscribir ese programa
m~n.dro, se aparta radicalmente del intento de éste por establecer nu- como última consideración hacia la fraternidad del decir, bajo la rúbri-
me.nc~me~t~ la estructura del mundo. Intento que remite también a la ca de la "vecindad" de inconsciente Y matemáticas Y una de sus pre-
tes~s pltag~nca de que la esencia de las cosas es el número. ¿Por qué guntas inaugurales apuntaría a la relación metáfora-matemáticas. En
~~I~e~ger Intenta expulsar por todos los medios al número del pensar L'Etourdit se presentan distintos interrogantes sobre el carácter meta-
inicial? Su rechaz~ en este punto es absoluto, hasta llegar a considerar fórico o no, de las matemáticas, así se expresa Lacan con respecto a
en su texto S~~entdad a las matemáticas del siguiente modo: "El pro- éstas: "De ahí su atractivo para el pensamiento: que allí se encuentra el
yecto maternatico y el experimento se fundan en la relación del hom- non sense propio del ser, esto es, del deseo de una palabra sin allen-
bre en ~a~to que Yo, a la cosa en tanto que objeto". Como se puede de"; ¿Es lo matemático algo que ya no pertenece a lo metafórico? Des-
ver, lo umco que destaca aquí Heidegger de las matemáticas es aque- de el punto de vista de la metáfora, entendida como efecto de signifi-
llo que fue, de las mismas, apropiado por la física experimental. A es- c~ción, podríamos afirmar que sí, ya que la cifra no es portadora de
te re~hazo. de las matemáticas se le podría replicar desde distintas SIgnificación alguna. En cambio si nos dirigimos a la otra vertiente de
consl~eraclones lacanianas. Tal vez el alejamiento de Heidegger de la la metáfora, no en su efecto de significación Y sí en su efecto de goce,
reflexión sobre lo matemático y lo numérico en particular, se explique la operación de la sustitución se conserva, efectuándose un ciframiento
por el hecho de que al estar abocado sin saberlo a la cuestión del go- e? la estructura del lenguaje. Al ser lo propio del símbolo que otro
ce, s~ rechazo sea una protesta por el carácter inconmensurable que se slmbolo venga a ocupar su lugar, la afirmación de Lacan del carácter
mantiene entre el goce y la contabilidad numérica. Que el goce no
196 LACAN:HEIDEGGER
METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL 197

no metafórico de lo matemático, presente en L'Etourdit, debe tal vez


lisis o escultura y psicoanálisis; dado que el psicoanálisis, por la difu-
ser contrastada con su afirmación en Le Sinthome de que "la cifra es la
metáfora del número". sión lograda por sus temas fundamentales forma parte del discurso
corriente, y como por otra parte los psicoanalistas no se privan de
Para concluir diremos que, más allá de los interrogantes que La-
pronunciarse sobre los temas más dispares, siempre habrá motivos su-
can ha formulado, sobre lo que se juega en el lenguaje de las matemá-
ficientes para que cualquier cosa aparezca relacionada con el psicoa-
ticas, en L'Etourdit encontramos las condiciones de composición del
nálisis mediante una "y".
mathema analítico. Estas condiciones, que se derivan de la ex-sisten-
No tratándose de una mera enumeración de dos cuestiones que se
cia del Decir al dicho, son tres y determinan tanto la emergencia co-
agregan circunstancialmente sostenemos que se trata de una vecindad.
mo el carácter específico de la escritura psicoanalítica:
- No hay metalenguaje Si el discurso ordinario utiliza la lengua como un medio de expresión,
ya sea para ordenar o rogar, no podemos sostener lo mismo ni de la
- No hay universal que no tenga como límite a una excepción que
lo niega poesía ni del psicoanálisis. Es evidente que la palabra desempeña en
- No hay relación sexual ambos una función distinta a la que cumple en el habla cotidiana.
Tanto para la poesía como para el psicoanálisis la palabra dice otra
De acuerdo con estas condiciones, es en el núcleo mismo del mat-
cosa que lo que las meras voces proclaman.
hema analítico donde se destruye la posibilidad de una operación for-
Al pronunciar palabras, aunque éstas sean emitidas simplemente
mal universalizante. Se presenta así un caso ejemplar de escritura, que
como voces, aparecen como sonidos (más rigurosamente hablando,
si bien se ofrece a la transmisión de inspiración matemática, sin em-
como combinaciones de fonemas que son los sonidos propios de la
bargo no puede desentenderse de ese carácter fundamental que si-
lengua). A estos sonidos desprovistos en sí mismos de significantes.
guiendo la expresión lacaniana denominamos "no todo". Quisiéramos
Estos sonidos que, en tanto tales, se perciben con los sentidos, para
ver en estas tres condiciones y en lo que ellas enseña, la posibilidad
Lacan promueven una operación en el oyente que denomina lectura.
de otro inicio del pensar. Ese otro inicio que Heidegger llama la supe-
En efecto, eso se lee, se lee el significante, se lee en lo que se oye. Y
ración de la metafísica. El decir de Lacan constituiría el horizonte his-
el resultado de esa lectura es el significado de las palabras. Heideg-
tórico de ese nuevo comienzo en la época de la ciencia.
ger describe esta operación pero sin calificarla de lectura: "Con el
Esta es su gravísima contribución al discurso analítico. Manten-
sonido de la palabra se asocia su significado, componente de la pala-
dremos abierta, al menos, una diferencia mínima entre el decir de La-
bra que no es perceptible por los sentidos. Lo no sensible de las pa-
can y lo que denominamos el discurso analítico. Porque, lo que sabe-
labras es su sentido, el significado". Notemos que allí donde Heideg-
mos por nuestra parte es que, nunca es evidente cual será nuestra
ger se limita a describir lo que sucede con el significado, Lacan en
respuesta a dicha ~ontribución.
cambio a eso lo llama lectura. Para él el significante se oye y el sig-
nificado se lee. Así funciona el discurso corriente, para el cual las
11. La vecindad de poesía y psicoanálisis
palabras aparecen en sí mismas cargadas de sentido. Es obvio que
este sentido será un obstáculo a remover, tanto por el poeta como por
"Poesía y Psicoanálisis" indica una vecindad entre ambos térmi-
el psicoanalista. Ni uno ni otro olvidan que hay un decir, que el decir
nos que merece ser interrogada. ¿Qué nombran estas palabras? Des-
de la palabra no se confunde con los dichos del habla, aunque éstos
cartamos que tal reunión sea el encuentro más o menos fortuito de lo ocultan.
dos vocablos. No están juntos como podrían estarlo teatro y psicoaná-
Borges destaca, a propósito de la traducción, la pérdida de la mu-
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sicalidad del poema en su lengua original, al ser trasvasado literal- teratura sin poesía, aunque en diferentes pueblos puedan faltar otras
mente a otra lengua. Porque lo esencial no es el sentido, sino la ca- formas literarias, como la prosa, por ejemplo. No hay hombre sin sue-
dencia, la música, el ritmo.
ños, no hay literatura sin poema.
Desde el psicoanálisis podemos decir que escuchar la musicalidad El psicoanálisis afirma algo que tiene el valor de un axioma: el
de las palabras, lo que es la palabra poética, es ya un destino privile- inconsciente está estructurado como un lenguaje. Podemos proponer
giado de la pulsión invocante. Al escribir aquellos sonidos, los hom- una hipótesis: también la poesía está estructurada como un lenguaje.
bres según su gusto dispondrán las palabras escogidas en un orden y puesto que el poema, que es la formación por excelencia de la poesía,
sintaxis que podrá o no respetar el sentido, pero que será necesaria- no es sin embargo la única. Para Agustín García Calvo la prosa no es
mente fiel al sonido revelado. El poeta escucha lo que hable en la len- sino "una manera discreta y vergonzosa de atenuar o disimular el rit-
gua. Tomar a la lengua como una fuente sonora es función del poeta. mo métrico y de verso't.?
Para él, las palabras no son voces en las cuales se alojan, como en un La poesía está estructurada como un lenguaje, lenguaje al cual
recipiente, determinados sentidos. podemos suponer como resultante del encuentro de la palabra con el
"Las palabras son pozos de agua en cuya búsqueda el decir perfo- ritmo. Este modo de articular la cuestión resuena necesariamente pa-
ra la tierra" expresa Reidegger, "pozos que cada vez hay que hallar y ra los psicoanalistas como aquel otro encuentro, el de la palabra con
perforar de nuevo, fáciles de cegar, pero que en ocasiones van brotan- lo real del sexo, cuyo resultado es el inconsciente. Pero si inconscien-
do también donde menos se espera".' te y poesía poseen estructura de lenguaje, constituyendo sus forma-
Allí, donde menos se espera, en el habla cotidiana, en la comuni- ciones verdaderos rasgos comunes a todos los hombres, no sucede lo
cación más trivial, hay ocasiones en que la poesía y el inconsciente mismo con su escucha.
irrumpen en el habla. Y si un hablante comete un lapsus, otro desliza Remos hablado hasta ahora de lo que se escucha y de lo que se
un giro poético. Ahí están esas extrañas formaciones en el habla, for- lee en lo que se escucha. También hemos mencionado la escritura. La
maciones tanto del inconsciente como de la poesía, para ser leídas en relación entre estas cuestiones es extremadamente compleja. Compro-
las cataratas de sonidos que los hablantes emiten. Porque ni el incons- mete a una cuaternidad constituida por el lenguaje, el discurso, la le-
ciente ni la poesía son propiedad de nadie. Están ahí, en todos y en tra y el significante. En el discurso analítico de lo que se trata es del
cualquiera, siempre irrumpiendo en el habla, aún cuando en el habla paso de ese inconsciente que está estructurado como un lenguaje al
trivial nadie escucha. Nosotros, empero, privilegiamos la escucha. discurso, es decir a una operación por la palabra mediante la cual el
Tanto el inconsciente como la poesía implican que se los escuche. Ahí significante localiza a los hablantes. Ahí, en ese paso del lenguaje al
están, el uno promoviendo un sufrimiento, la otra procurando un de- discurso, paso que implica el habla, o sea la puesta en juego de la len-
leite. Están ahí, como si fuesen lenguajes, lenguajes prestos a tomar la gua, opera el significante. El significante es lo que se escucha, y es de
palabra, dándose a conocer por sus formaciones, imprimiendo sus un orden radicalmente diferente de la letra. Así como se lee la letra
huellas en los dichos humanos. Así como todos los pueblos sueñan, (una letra es algo que se lee) hemos afirmado que también se lee el
así el poema es común a todos ellos. significante. Dijimos que leer el significante es leer el significado en
y en el orden de lo escrito pueden afirmar que no hay una sola li-

2. García Calvo, Agustín: Hablando de lo que habla, p. 307, Ed. Lucina, Za-
1. Heidegger, Martin: ¿Qué significa pensar?, Edic. Nova, Buenos Aires. rnora, 1989.
200 LACAN: H EIDEGGER METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL 201

una sucesión de sonidos. En cualquier diálogo, en el habla común ló la pizarra y exclamó: "Sí, está bastante bien escrito: necesario,
. if ' Se temp . I . "3
oyen sigm icantes y se leen, en eso que se oye, los significados en lo . posible, posib e y contingente .
que escuch.an del,significante. Ambos rechazan el sentido, no se guían un Ni un literato ni un lógico hubiesen podido decir de aquello que
por el sentido. Solo la palabra en su puro valor significante. Uno es- ba bien escrito. Sin embargo, como psicoanalistas no dejamos de
~~ . Esa escntura .
cucha la cadencia, el ritmo, la música. Otro, el tropiezo, la vacilación - brarnos cada vez por las bondades de esa escntura.
la reiteración. '
asom I 1" I
nos guía en nuestra práctica para mostrarnos, en e acto ana ItICO, a
~a escritura es otra cosa. Lo que el poeta escucha en la lengua lo imposibilidad de la relación sexual. Digamos que es el poema que ~a-
escnbe como poema. Cuando la palabra escrita es eficaz uno tiende a ~ n buscaba denodadamente por aquella época. Buscaba una escntu- .
transformarla en palabra oral. Un buen verso exige que se lo diga en ra que hiciera al decir sobre el goce menos tonto que otras escrituras.
voz alta. Borges, quien afirma que en el poema la palabra escrita y la y en esa búsqueda Lacan había puesto "al escrito ya del poema" co-
palabra oral son esencialmente iguales, considera a la primera como mo algo que escapaba a la tontería. Pero decir que sus fórmulas son el
estímulo de la segunda. poema no es en este texto otra cosa que una metáfora. El poema de
La función de la escritura es para el psicoanálisis totalmente dife- una imposibilidad, al cual, sin saberlo, el analizante recita. Al modo
rente. Los psicoanalistas escriben a partir de una experiencia, pero lo de un analizante: lo entona, lo repite, lo rechaza. Pero sólo se trata de
hacen a.1modo de los científicos, al menos en la escritura de Lacan y una metáfora porque no es la música de las palabras lo que escucha
las escnturas que de ella derivan. Se llega a una escritura que es simi- un analista, no son cascadas sonoras ni silbos susurrantes. Son las
lar a la de la matemática, la lógica, la topología. Similar en tanto usa pulsiones cortando y macerando la palabra y la carne .Cuando un ana-
letras, signos, grafos, superficies, nudos. Son los llamados maternas. lizante habla poéticamente en su análisis, o cuando el analista cree
Pero estos maternas no se sostienen por sí solos sino que necesitan de hacer poesía en sus intervenciones, tendríamos que decir que en ese
un decir que los sostenga. Los maternas son polos de dichos que, a la análisis hay algo que no anda.
hora de presentarse en un escrito, en algo que para Lacan merezca lla-
marse escrito, se conectan unos con otros mediante una literatura que
3. Lacan, Jacques: Seminario El saber del psicoanalista. Reunión del 10 de
trata de romper toda significación establecida de los términos. Las pa- junio de 1972. Multicopia. Buenos Aires. Reproducimos el diagrama al que hici-
labras en cuya red se sostienen los maternas juegan con el equívoco, mos referencia:
por ser este el punto en que una misma pronunciación remite a dos es-
crituras distintas. Esta es, por lo tanto, una escritura símil-ciencia, la
escritura de una práctica que tiene mucho de delirante. Pero aquello a
lo que atiende-su escucha y lo que el analista escribe de eso se dife-
rencia también claramente de la escucha del poeta cuando escribe el 8
indecidible
poema.
Una vez que Lacan dictando su seminario había escrito sobre la
pizarra las cuatro fórmulas cuánticas de la sexuación, conectando en
5
el gráfico los distintos lugares mediante vectores que dibujaban lo que contingencia

podríamos llamar su cuadrado lógico, y tras completar la escritura 6 \fx<l>x


objeto a
con la colocación de las cuatro modalidades que le interesaban, con-
202 LACAN:HEIDEGGER METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL 203

¿Por qué se escribe el poema? y aún más: ¿Por qué se escribe? La Mi Amado, las montañas,
respuesta a estas preguntas, la respuesta que les da el psicoanálisis los valles solitarios nemorosos,
sólo es sostenible en el seno del discurso analítico. A quienes está~ las ínsulas extrañas,
involucrados en esta experiencia toda escritura se muestra como lo los ríos sonorosoS,
que va al lugar de lo imposible. No sólo la escritura matemática se re- el silbo de los aires amorosos.
vela como no siendo otra cosa que el intento fallido de escribir la re- La noche sosegada
lación sexual. Eso es lo imposible de escribir. en par de los levantes de la aurora,
Si bien tal definición de la imposibilidad puede parecer falta de la música callada,
pertinencia o descabellada, se nos concederá sin embargo que algo de la soledad sonora,
la imposibilidad, a secas, está implicado en el hecho de la escritura. la cena que recrea y enamora.
Con ese real imposible las escrituras harán cosas diferentes: si unas,
pródigas de sentido, hacen todo para ocultarlo, otras, en cambio, más James Joyce, por su parte, designó con un término tomado = la
que construir excavan a su alrededor. liturgia, epifanías, unos enigmáticos fragmentos en prosa que, a~Igu~l
En el intento de escribir lo imposible, el imposible encuentro con que en la poesía mística, se sitúan en la fronter~ de, una ~xpene,n~Ia
el otro sexo -la relación sexual- hay que caracterizar dos grandes mo- con lo real. Según sus propias palabras, una epifanía es u~a súbita
dalidades de la literatura. Una de ellas se vuelca hacia el lado de la manifestación espiritual, bien sea en la vulgaridad de lenguaje y ges-
significación a la hora de enfrentarse con ese agujero en lo simbólico to, o en una frase memorable de la propia mente".
que es lo imposible. Es una escritura en la que el goce de la letra, por Una joven y un joven conversan:
ser un goce del sentido, permite que el lector la recorra con placer en- La joven: (con voz discretamente monótona) A ... si ... yo esta-
tregándose a la evocación que la lectura promueve. La otra forma de ba... en la ... ca ... pilla.
literatura intenta procurar, más allá de las limitaciones que impone la El joven: (en tono bajo) Yo (más bajo) yo .
significación, una relación más estrecha con lo real, que no con la La joven: (con dulzura) Ah pero ... tú eres muy ... ~alo: .
realidad. Sabemos que lo real es justamente el límite del sentido. Del Verdaderos restos metonímicos de significaciones extinguidas, m-
recubrimiento de lo simbólico y lo imaginario surge el sentido, siendo terrumpidas, las epifanías carecen del poder de evocación de las me-
su límite lo ~al, es decir, aquello que lo funda al quedar excluido de táforas del místico que buscan el sentido nuevo.
él. En esta literatura el goce del escritor se impone al placer del lector, Las epifanías, por el contrario, por su falta de sentido son absolu-
lo desaloja. La letra está en función del "uno" de la lengua, puro uno tamente ineficaces para atenuar la imposibilidad de decir. M~s que
significante que no atiende ni a la forma ni al sentido. Puestas a trans- velar la imposibilidad con un significante metaJóric~ que sustItuy.a a
mitir lo inefable de una experiencia interior estas literaturas darán for- lo que falta, arrojan al lector a esa imposibilidad vaciando de sentido
ma divergentes. a las palabras.
En el Cántico Espiritual las metáforas, hondamente evocadoras, Lo que se insinúa como búsqueda en las epifanías el escritor lo
producen en el lugar de ese real, imposible un nuevo sentido. Así, la logra plenamente en su última obra, Finnegans Wake. Texto ejemplar
esposa, el alma, refiere las grandezas del amado, cantando alabanzas para el psicoanálisis, según lo decidió Lacan en el ejercicio. de su
de aquello que en esa unión siente y goza: transmisión. Operando con la letra, algo que no resulta esen~lal a la
lengua, Joyce interviene sobre el significante, logrando mediante el
204 LACAN:HEIDEGGER
METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL 205

cambio de una letra producir una homofonía translingüística: series


-
de eficaCia,. puesto que . para él la eficacia
, . de un verso. o .de una frase
de palabras que suenan igual en lenguas diferentes."
ta depen d e d e I sentido sino de la rnusica, de esa musicalidad que . nos
Finnegans Wake en cambio, para Borges, no era más que "un te·i-
po. petirlo en voz alta. Borges no escucha en este libro los
do de lánguidos retruécanos en un inglés veteado de alemán, italia~o emp~aare .
. . sonidos que espera de tan grande escntor.
y latín", a los cuales le resultaba "difícil no calificar de frustrados e mágiCOS I ., d
incompetentes. No creo exagerar. Ameise, en alemán, vale por horm., Lacan, en Cambio , no solamente encuentra en Joyce a ocasion . e
evo salto en la teoría analítica, sino que es esa escntura la
ga; amaring, en inglés, por pasmoso; James Joyce, en Work in pro- dar un nu ..,
itirá afirmar que la interpretación es el momento en que se
gress (primer nombre del libro en cuestión), acuña el adjetivo amai- que le perm . . .
en juego la escritura del psicoanalista, puesto que apunta al sin-
sing para significar al asombro que provoca una hormiga't.> pone d ·d
tido operando como equívoco. Pues un equívoco pro UCI o por
Sin embargo, a pesar de la causticidad de su crítica, Borges reco- sen .. C' .
homofonía sólo se sostiene en referencia a la escntura. ¿ omo, SI no
nocía en Joyce a un gran escritor. Dice en el mismo artículo: " ... es
apelamos a la letra, podríamos inducir el equívoco, haciendo de las
uno de los primeros escritores de nuestro tiempo. Verbalmente, es
palabras, significantes? ~scritura al ~odo de Joy~e,. pues la, ~anera
quizá el primero". y tras equiparar a continuación algunos párrafos y
en que subvierte el sentido se aproxima a la practica analítica. El
sentencias del Ulises con los más ilustres de Shakespeare y Thomas
equívoco de la interpretación es la única arma que tiene el psicoana-
Browne, finaliza aSÍ: "En el mismo Finnegans Wake hay alguna frase
li la contra el síntoma.
memorable. (Por ejemplo esta que no intentaré traducir: Beside the ri-
En estas consideraciones de Borges y Lacan contrapunteadas en
vering waters of, hither and thithering waters of, night). En este am-
torno a un mismo texto, hemos visto que allí donde el poeta no escu-
plio volumen, sin embargo, la eficacia es una excepción".
cha en lo que se lee la cadencia musical que él exige en un verso o
Esta misma frase, lo único que Borges rescata de Finnegans Wa-
una frase, el psicoanalista por su parte escucha en lo que se lee, no la
ke, la citará de memoria en una conferencia cuarenta años después.
música sino el equívoco. Escucha poética y escucha psicoanalítica,
"¿ Qué es esto traducido?" -se pregunta tras pronunciarla- "Las flu-
cuestiones a las que nos ha conducido esta indagación de la vecindad
viales aguas de (o las fluctuantes aguas de) las acá y acullantes aguas
entre poesía y psicoanálisis, y en la cual nos hemos movido, mediante
de, noche. ¡Es horrible realmente! Yo digo eso en inglés y es mágico,
desplazamientos y sobresaltos, sobre los diversos ejes en que se des-
suena como un conjuro; eso no depende del sentido, ya que ese senti-
pliega la cuaternidad aludida: lenguaje, discurso, significante y letra.
do en otro idioma no existev.s
Poesía y psicoanálisis: ¿Qué es el psicoanálisis en la mano del
Podemos ver que lo que Borges le pide a Finnegans Wake no es
poeta? Quizá sea como aquella cucharilla de plata entre los dedos de
sentido. Lo que le exige es música y conjuro. De allí que hable de fal-
San Juan de la Cruz, que en su tintineo al caer de la mano dormida
sobre el suelo de piedra de la celda toledana, despertaba al cuerpo
~ndido para dar paso a la escucha de la música oral de las imágenes
4. Lacan, Jacques: "Joyce le sinthome" en el libro Joyce avec Lacan . Nava-
rin. París. Asimismo, Semi naire XXIII, Le sinthome, en revista Ornicar, núms. 6- hlp~agógicas, responsables de aquellos versos que no cesamos de re-
11. Edic. Navarin, París. petIr y repetir.
5. Borges, Jorge Luis: Textos cautivos, p. 328, Tusquets Editores, Barcelona,
1986.
6. Borges, Jorge Luis: El poeta y la escritura, conferencia pronunciada en la
Escuela Freudiana de Buenos Aires (publicación de la Escuela).
207
METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL
206 LACAN:HEIDEGGER

. 1 ía de la esfera que no lograba despegar de la representa-


111. Aproximar lo real a pSICOog
u~ón de los griegos, con el agravante de haber apl,astado la frescura
el.. . del surgimiento de la esfera como metafora fundante del
"Quizá la historia universal es la historia de la di Ol1glnana
., d ¡versa
entonacion e algunas metáforas. " pensamiento. . ..'
.Cóm restituir al invento freudiano toda su radical vírulencía.
o
Jorge Luis Borges tod ¿la potencia de subversión de las categorías trascendentales?
a 1953, en el Discurso de Romo.: Lacan inauguró la lucha con-
En
tra la esfera, proceso que le mantendría ocupado, alerta, hasta el final
mismo de su enseñanza, casi treinta años después.
En La esfera de Pascal,' texto del que hemos extraído el epígr f
Borges .perslgue la metáfora de la esfera a través de la historia
pensamiento. Jenófanes, el rapsoda, Parménides, Platon, exaltan los
~:i Hay dos cuestiones que queremos destacar en este texto de ruptu-
ra con la tradición psicoanalítica:
a) La emergencia del "agujero" como metáfora inaugural del lar-
valores de esta figura, de esta buena forma para representar a Dios al
go proceso de destrucción de la esfera.
ser, al cosm?s. Según Borges, este cuerpo perfecto insiste en el C~r- b) El recurso a la topología como procedimiento esencial al psi-
pus He:metlcum de Hermes Trismegisto, en Giordano Bruno en Pas-
coanálisis.
cal: bajo una fórmula idéntica aplicada respectivamente a 'Dios, al Adelantemos que los términos metáfora, estructura Y real man-
~mverso. y a la Naturaleza: una esfera cuyo centro está en todas par- tienen entre sí una problemática relación, variable a través de la ense-
es y la circunferencia en ninguna. Vemos que esta utilización intro-
ñanza y escritura de Lacan.
duce un elemento inquiet~nte en la apacible y serena esfera, pues nos En el apartado ID sobre el tiempo del sujeto, Lacan critica a aque-
p~~pone al.go que res~lta I~posible de representar; nuestra imagina- lla concepción del análisis que conduce a considerar todas las formu-
cion ~laudlca ante lo imposible de concebir en nuestro espacio tridi- laciones del sujeto como sistemas de defensa. El llamado "análisis de
mensional. Al colocamos ante lo imposible, la metáfora se muestra a las resistencias" perpetúa la complicidad intersubjetiva, de ego a ego,
la altur~ de su ?bjetivo: aproximamos a lo real que está en juego, llá- de analista y analizante.
mese DIOS, Uruverso o Naturaleza. Si todo lo que es id debe convertirse en ego, las porciones de ego
Lacan se encontró en el psicoanálisis derivado de Freud con una ~I analizante que se vayan aislando, que vayan siendo arrebatadas al
esfera aún mucho más pobre que la que acabamos de comentar con id, constituyen "una procesión asíntótica" en la que el ego aliado al ego
u~a esfera ~caica cuyo centro estaba en el centro y cuya circunf~ren- del analista va aumentado a medida que disminuye inversamente la
CI~ ~ra su clrcun~ere~cia. Así, las relaciones entre lo psíquico y lo so- cantidad de id. Pero, paradójicamente, el Aquiles analista no logra ja-
m~tlco, en~~e el mtenor y el exterior, la maduración de las pulsiones, más anular la diferencia respecto de su tortuga, el id del analizante.
la integración del yo, la concepción del tratamiento analítico y su mo- Desde ese resto, a salvo del implacable análisis de las resistencias, que-
do de ~nalización, y en general todos los desarrollos post-freudianoS, da para el sujeto la posibilidad de revisar la aberración de tal análisis.
no hablan hecho otra cosa que inscribir el descubrimiento de Freud en

. 8. Lacan, Jacques: "Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoa-


. 7 .. Borges, Jorge Luis: "La esfera de Pasea\" (Otras inquisiciones Alianza IláJ.lsis"(Escritos, Siglo XXI, México, Edic. 15" 1989).
Editorial, Madrid). '

d
METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL 209
208 LACAN:HEIDEGGER

. o de la esfera en la que algunos se complacen en esquematizar


"Sin duda tenemos que aguzar el oído a lo no-dicho que yace e
Cla .
l límites de lo VIVOY rná biien a ese grupo
de su me di10: respon dee mas
los agujeros deL discurso, pero esto no debe entenderse como gOlpe:
que sonasen detrás de la pared'"? Si el analista se empeña en Com- ;~acional que la lógica simbólica designa topológicamente como un
prender y arrastra al sujeto a esa apuesta, la de la comprensión de los anillo.
"De querer dar una representación intuitiva suya, parece que más
supuestos g~lpes tras la pared, comenzará una suerte de sugestión, en
ue a la superficialidad de una zona, es a la forma tridimensional de
la que el sujeto aprenderá a escandir él mismo la medida, procedi-
un toro a lo que habría que recurrir, en virtud de que su exterioridad
miento que "se da por bastante seguro cuando se trata de ir al aguje-
periférica Y su exterioridad central no constituyen sino una única re-
ro". En síntesis, el agujero de lo no-dicho se tapan a con los dichos de
la comprensión.
giÓ~:Este esquema satisface la circularidad sin fin del proceso dialéc-
En estos párrafos, Lacan utiliza por dos veces la palabra "aguje-
tico que se produce cuando el sujeto realiza su soledad, ya sea en la
ro", siendo este momento de su escritura el instante de la emergencia
ambigüedad vital del deseo inmediato, ya sea en la plena asunción de
de ese término, pues no se lo registra en ningún uso con anterioridad
su ser-para-la-muerte."lO En este párrafo, Lacan condensa varias
al mismo. La formulación lacaniana de los agujeros del discurso vie-
cuestiones, siendo a nuestro juicio las fundamentales:
ne a poner fin a la remisión al infinito de un supuesto significado
_ Bajo el término "sentido mortal", localiza lo más radical de la
oculto que debe ser reducido cada vez. Esa es la peor interpretación
invención freudiana: pulsión de muerte, la muerte como límite del
posible del "wo Es war, soLLIch werden". Hay un real del discurso,
discurso, el deseo como repetición y la repetición como muerte.
hay un imposible-de-decir que no es un no-querer-decir.
_ Ese "sentido mortal" revela en la palabra un centro exterior al
Hemos mencionado la metáfora en que Trismegisto, Bruno y Pas-
lenguaje, es decir, el centro de la palabra no está en el lenguaje, es ex-
cal abren la intuición de un espacio imposible de pensar, al producir
un desplazamiento de las ideas de centro y circunferencia de la esfe-
ra. Pero dicha metáfora, cabalmente lograda, no se acompañaba de la
10. Id. pág. 308. En esta cita, la mención final del "zum Todes sein" que To-
propuesta de una nueva geometría.
más Segovia traduce recogiendo la ya clásica versión de José Gaos como "ser-
Cuando Lacan conecta ciertas cuestiones abiertas por la experien- para-la-muerte" (y que mucho más recientemente Félix Duque corrige con su
cia psicoanalítica con la nueva geometría que ello exige, y lo hace en "estar-a-Ia-muerte") trae a la memoria una de las diversas ocasiones en que Hei-
el mismo apartado en que introduce el término "agujero", viene ha- degger envía metafóricamente a la topología que Lacan formula explícitamente.
blando de aquello que, en el sujeto, es primordial para el nacimiento En efecto en "El origen de la obra de arte" (En: Martin Heidegger Arte y Poesía,
de los símbolos: la muerte. El sujeto se afirma como deseo de muerte F.e.E., México, 1958, traducción de Samuel Ramos) dice Heidegger: "En el cen-
tro del ente en totalidad existe un lugar abierto que es un claro. Pensado desde el
para los otros, y si se identifica con el otro es coagulando su imagen,
ente es más existente que el ente. Este centro abierto no está circundado por el
así como toda evocación del ser lo será entre las sombras de la muerte. ente , smo
. que este centro claro rodea a todo ente como nada, que apenas conoce-
"Decir que este sentido mortal revela en la palabra un centro ex- ~os". Heidegger habla aquí de "un centro abierto no circundado", de "un centro
terior al lenguaje es más que una metáfora y manifiesta una estructu- J aro que rodea ... " metáforas que en la reiteradamente denostada traducción de
ra. Esa estructura es diferente de la espacialización de la circunferen- Osé Rovira Arrnengol (Martin Heidegger, Sendas perdidas, Losada, Buenos Ai-
res
1960)
, son "un medio abierto no rodeado ... ", "un medio iluminador que ro-
dea
te ...." De cualquier manera, en ambas versiones resalta la cuestión que nos in-
resa, la del "centro exterior".
9. idem, p.p. 295-296.
METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL 211
210 LACAN:HEIDEGGER

terior al mismo. El centro de la palabra es un imposible de decir. En ., de límite que juega lo real. Lo real ex-siste al sentido,
r la funclOn .... .
esta formulación, es agujereada la esfera. po d éste reducido a operacIOnes de lo SImbólIco y lo imagma-
uedan o . id fó
- Pero las cosas no quedan allí, pues hay una topología que de a- q.o Lacan, con la metáfora, no quiere saber nada. El. senti o meta 0-
rrolla otro espacio, no esférico. Y Lacan no sólo indica cuál es su es- ~ '. ede capturar lo real. Del mismo modo, Heidegger tampoco
neo 110 pu .' I
critura, sino también cuál es su modelo. Hay una escritura que Lacan . b nada con la metáfora, a la que considera parte esencia
qUIere sa er (1 "K h ")
adscribe a la lógica simbólica, y hay una representación intuitiva, el iaffsica Aun cuando el Heidegger de la vuelta a e re ,
de Ia me . .
toro, al cual podemos sumergir en nuestro espacio tridimensional. el Heidegger que hemos llamado "de la derrota", 12, el ~eld~gger cu-
- Separa tajantemente "metáfora" de "estructura". El hecho de 'a fundamental se encuentra con la poesía dIsolVIendo sus
ya onto 1ogi .' bili
que sea revelado "en la palabra un centro exterior al lenguaje", es & laciones en el seno del lenguaje hasta que pierden toda pOSI I 1-
rormu ., d áf
"más que una metáfora". Ya no es la esfera de Pascal, una metáfora dad de constituir un sistema filosófico, tamblen. pro uz~a meta oras
feliz, aquella que nos ponía ante lo imposible de representar, sino que en esa traslación. Respecto de las metáforas h~ldeggenanas. y de la
es la manifestación de una estructura, de algo de lo cual hay escritura, sición de Heidegger ante la metáfora ha habido en Francia, en la
algo que ya está cifrado por la lógica y la topología. :Cada de los setenta, un amplio debate sostenido fundamentalmente
' 13
- El párrafo también debe ser considerado como una interpreta- por Jacques Derrida y Pau IR icoeur. .
ción de Sein und Zeit de Martín Heidegger. El permanente cuestionamiento de la metáfora, consustancIal al

II
12. Hemos llamado "Heidegger de la derrota" al que instaura en 1946 al len-
guaje como morada del ser. Heidegger, en lugar de ser conducido por la tarea del
Así como el agujero y el toro fueron sufriendo a través de los pensar hacia un sistema, fue llevado a la dilución del pensar en la lengua, cons-
años distintas localizaciones y aplicaciones, hasta llegar a constituir truyendo así una escucha para lo que habla en el lenguaje. Es la derrota de la per-
las redes tóricas de los últimos seminarios de Lacan, del mismo modo vivencia de la metafísica en la ontología fundamental desplegada en Ser y TIem-
se mantuvo la preocupación por sostener la diferencia entre estructu- po. Pero "derrota" es fundamentalmente el rumbo del barco, es camino o senda.
ra y metáfora. Si en 1953 se trataba de algo más que una metáfora, se Es Heidegger en el sendero de la lengua.
. 13. En un ensayo titulado "Heidegger. La declinación de la metáfora" (en.el
trataba de la manifestación de una estructura, en 197711 Lacan soste-
libro Como LaLuz tenue. Metáfora y saber, Gedisa, Barcelona, 1990) su autor, Pier
nía la diferencia entre la metáfora y la estructura diciendo que la me- Aldo Rovatti, agente italiano, junto con Gianni Yattimo de "1I pensiero debole",
táfora está justificada por la estructura. sitúa el debate Derrida-Ricoeur sobre la metáfora y la filosofía. Dice: "En el actual
¿Por qué esta preocupación se prolongó a lo largo de su enseñan- debate puede detectarse, en efecto, una bifurcación, en la cual la puesta en juego
za? Respondamos muy sintéticamente a esta pregunta: la metáfora, en es la metáfora, y el campo de batalla es la interpretación del segundo Heidegger:
tanto es una operación del significante, no puede salir de los efectoS por un lado, el itinerario hermenéutico, por el otro, el itinerario simbólico (que rm-
~ en dirección del carácter inquietante e incluso trágico de la experiencia simbó-
de sentido. Y, por definición lacaniana, cuando se produce sentido, lo
hca como referente suprimido)". Lo que Derrida sostuvo en "La mitología blanca.
real está excluido. El sentido se constituye por la exclusión de lo real, La metáfora en el texto filosófico" de 1971 (En el libro Márgenes de la filosofia,
~~ra, Madrid, 1989), fue criticado por Raul Ricoeur en ~I octavo estudio de La
m:;:[ora VIva -1975-. (En castellano: Edic. Europa, Madnd, 1980). A su vez De-
11. Lacan, Jacques: "Nomina non sunt consequentia rerum", Seminario del La reSPonde a esta crítica en "la retirada de la metáfora". (En Jacques Derrida,
8-3-77 (Ornicar? n° 16, Edic. Lyse, París). deconstrucción en Lasfronteras de LafiLosofía, Paidos, 1989.)
212 LACAN: HEIDEGGER METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL 213

p~.i,c~anális~s. lac~nian?, 1.0hallamos en otros campos: filosofía, lin_ uesto tal matematización total, sino que había que tratar de que un
gurstica, crítrca literaria,, Incluso en la ciencia . Lacan estuvo inm erso P'?~ o del psicoanálisis fuera matematizable, tratar de establecer
rn
en este problema. Habla mostrado a lo largo de 25 años que en el l 1111nl . . , Matematizar
. os puntos de maternanzacion. .. to doo el
e nsi
psicoana '1·ISISes
.
. l en- clert . '1· . .. d
guaje
. as dos operaciones fundamentales son la metáfora y la rnet onl-. . sible, porque el psicoana ISISno es una ciencia, en to o caso es
Irnpo 16' . .,
~Ia. A la vez,.había sostenido que los maternas que había ido produ- "un delirio científico", de allí la permanente aspiracion a ser una
ciendo, la escntura del psicoanálisis, no existían por fuera de su decir ciencia.
que eran ~olos de dichos. Entonces, ¿cómo no suponer la metáfora e~
el necesano recurso al habla en la presentación de los maternas? Pre-
s~nt~: la ~struc~ura es un decir que implica la letra, el dibujo y la enun- -;Iema en psicoanálisis. Lacan responde: "Es cierto que ensayo dar forma a algo
ciacion discursiva. Es imposible transmitir esas escrituras sin recurrir a así como núcleos del psicoanálisis, de la misma forma que estas pequeñas letras."
"Yo ensayé escribir una cierta fórmula, que expreso como puedo, con una S
la ,Palabra, con sus efectos de significación metafórico-metonímicos.
mayúscula que representa al sujeto y que tiene que ser barrado ($) después un pe-
Aun cuando Lacan aspirase a un discurso sin palabras, es decir a lo-
queño signo (O) y al fin un (a). Todo puesto entre paréntesis. Es una tentativa de
grar trans~!tir por fuera de los efectos de sentido que promueve 'la pa- ilflitara la ciencia. Pues yo creo que la ciencia solamente puede comenzar así".
labra, d~blO sostenerse en la tensión entre una transmisión por fuera Alguien asevera que en psicoanálisis la matematización sería un anhelo im-
del sentido y una escritura como acontecimiento de un decir. Y esto es posible, que no sería jamás posible matematizarlo del todo. A lo cual Lacan con-
justamente la base de que no haya metaJenguaje, aunque Lacan confie- testa: "Yo no he dicho matematizarlo todo, sino comenzar a aislar un mínimo ma-
sa habe.r intentando crear un metaJenguaje en L'Etourdit, 14 experiencia tematizable" .

de escntura de la cual dijo: "casi creé un metalenguaje". Pero fue "ca-


a
16. En "L'insu que sait de l'une-bévue s'aile mourre" (Ornicar? n° 14), di-
ce el 11-1-77: "El psicoanálisis no es una ciencia. No tiene su estatuto de ciencia,
si" un metalenguaje, pues el necesario recurso a la lengua "natural" no puede sino aguardarlo, esperarlo. Es un delirio -un delirio del que se aguarda
con~uce a un. hecho incontrovertible: no hay metalenguaje. Aspirar a que lleve a una ciencia. iPodemos aguardar mucho tiempo! No hay progreso, y lo
un discurso SIn palabras queda en eso, una aspiración. Proponerse una que se aguarda no es forzosamente lo que se recoge.
matematización total del psicoanálisis sería una empresa descabellada, Es un delirio científico, pero eso no quiere decir que la práctica analítica lle-
condenada estructural mente al fracaso. Lacan, en sus conferencias a varájamás a una ciencia. Esta ciencia tiene tanto menos oportunidades de madu-
los estudiantes universitarios de EE.UU. 15 dijo que él nunca se había rar Cuanto que es antinómica, y que, por el uso que tenemos de ella, sabemos que
hay relaciones entre la ciencia y la lógica".
Estas palabras de Lacan vienen precedidas por un comentario sobre ciertos
ef~tos de su discurso que lo han espantado un poco, esos son los términos que
14. Lacan, Jacques: "L' Etourdit" (Scilicet, n° 4, Ed. Seuil, París). En caste- ~~hza Lacan. El libro se llama Criptonimia de Nicolás Abraham y María Torok.
llano: "El atolondrado, el atolondradicho o las vueltas dichas" (Escansión, n° 1, ay una COsaque me sorprende aún más que la difusión, de la que se sabe que
1985, Buenos Aires). :.hace, de esto que se llama mi enseñanza o mis ideas, en esta cosa que camina
15. Lacan, Jacques: "Conférences et entretiens dans des universités nord: ~.el nOmbre de Instituto de Psicoanálisis, y que es el otro extremo de los agru-
américaines", (Scilicet, n° 6í1, 1976, Ed. Du Seuil, París.) Es en Vale UniversitY ~entos analíticos. Lo que me asombra aún más es que el llamado Jacques De-
(24-11-75) donde Lacan sostiene que todo lo que ha sido producido como ciencia Vi•entehaya hecho
.
a este "Palabrero del Hombre de los Lobos", un prefacio fer-
es no verbal. Pues aunque para enseñar las ciencias debe ser utilizado el lengua- COIll ' ent~slasta. Yo no encuentro, debo decirlo, a pesar de que haya
je, sin embargo las fórmulas científicas siempre se expresan por medio de peque- bro P~mettdo las cosas en esta vía (el significante y el inconsciente), que ese li-
ñas letras. "La ciencia se sostiene, en su relación con lo real, gracias al uso de pe- f:etQ m el prefacio sean de muy buen tono. En el género delirio es un extremo. Y
queñas letras." Alguien le pregunta si de allí viene la importancia que él otorga al y espantado por eso, por sentirme más o menos responsable de haber abierto
214 LACAN:HEIDEGGER METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL 215

Retornaremos más adelante esta cuestión, para mostrar de U' resentimientos" el 7-3-62. Esto quiere decir que le llevó 9 años
q
modo Lacan avanzó, tanto en su exposición oral como en su escrl't e los
asarP de aquel enuncia. d o nuera
. . . l a I a practica
,. d e. aque II a ti'opo ogia que
. . Ura
por I?s .sender~s de .Ia equivocidad, llevando hasta el límite el intento PaII, la. nunciaba. Nueve años para que Lacan pudiera mostrar que la re-
de eliminar, aun teniendo que recurrir necesariamente a la palabra l I ción de la demanda y el deseo en el ser hablante genera un espacio
efectos de significación. ' Os
:Uya estructura es la de una superf~cie tórica. Al resp~~to hay que s~-
ñalar que Lacan sostiene hasta el final la estructura tonca del espacio
III
del serdiciente.
Hemos introducido un nuevo problema, el de la superficie tórica.
Tras estas consideraciones, que nos indican la cautela con que de- Es una superficie de revolución que está engendrada por una circun-
bemos movemos en este terreno, podemos ahora volver sobre la afir- ferencia que gira alrededor de una recta que está en su plano, sin cor-
mación del 53, la de "más que metáfora, estructura". Recordemos que tarIa. Es una definición elemental de topología combinatoria, a la cual
habíam~s aislado en la misma sección del texto, la cuestión del aguje- le corresponde un modelo, una imagen intuitiva, el toro, tal cual decía
ro del discurso y la de la palabra teniendo un centro exterior al len- Lacan en 1953. Si la superficie tórica engendra un espacio, por su
guaje. Estas dos cuestiones no están exactamente referidas la una a la parte el modelo del toro, que podemos construir susceptible de ser
otra, pero sin embargo están copresentes en torno a la misma proble- visto y tocado, puede ser inmerso en nuestro espacio tridimensional.
mática: el agujero del discurso como el silencio de lo imposible de Son dos movimientos diferentes.
decir, la repetición, el más allá del principio del placer, la pulsión de
muerte. Consideramos que estas dos cuestiones configuran una metá-
fora inaugural que sugiere, en el punto de partida, los senderos a re-
correr. Que esa metáfora devendrá estructura, pero no ya en el acto
mismo de su primera enunciación sino en un largo proceso. Una prue-
ba de ello es la nota a pie de página que Lacan coloca en la edición de
1966 del texto del 53: "Prernisas de la topología que nosotros pone-
mos en práctica desde hace 5 años". Se refiere concretamente al Semi-
nario IX sobre "La Identificación", y en el cual inauguró "la era de

las exclusas". Consideramos que esta dura mención de Derrida en labios de La-
can se inscribe en la sorda polémica que mantienen por esos años. No olvidemos En 1972, en L'Etourdit, Lacan hace referencia al agujero y el to-
que los discípulos de Derrida, Jean-Luc Nancy y Philippe Lacoue-Labarthe ha-
~~' qUe para ese entonces ya llevaban muchos años de convivencia
bían publicado en 1973 El título de la letra (Edic. Buenos Aires, Barcelona,
esde 1962, se hablaba del agujero central del toro): el "agujero" es
1981), cuyas treinta últimas páginas habían suscitado la respuesta de Lacan en rnetáfora ,ues
p
Encore (20-2-73). De este libro Derrida ha dicho que era fundamental e indispen- ro e 1 toro, o mejor
. la super fici
tcie t 6'rica, no tiene
. .
un aguje-
sable para una lectura rigurosa de Lacan. Así lo expresa (nota 2, pág. 119) en un ha centr~1. Sólo hay agujero en el toro dibujado o construido, pero no
texto (Le facteur de la verité - Poétique, n° 21, París, 1975) traducido como El u/ aguJ~ro para el sujeto que traza, en la repetición de la demanda,
concepto de verdad en Lacan, Ed. Horno Sapiens, Buenos Aires, 1977. espacIo tórico. Una cosa es describir, trazar, engendrar una super-
METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL 217
216 LACAN:HEIDEGGER

ficie tórica en la repetición en acto, y otra cosa muy distinta es con- ocasión, el matemático Pierre Soury manifestó sentirse responsable
templar un toro al que consideramos modelo de la relación del sujet de haber inducido en Lacan tal diagnóstico negativo sobre la cadena
con las dimensiones de la demanda y el deseo. o borromea, hasta el punto de llegar a caracterizarla como "metáfora
Esta nueva complicación, la que surge después de habemos con- impropia". Para Soury las cosas no eran tan extremas, pues considera-
vencido de que agujero y toro no eran metáforas sino estructura, para ba que la ejemplaridad de la cadena borromea y el desbrozamiento
después advertimos que hablar de agujero del toro es una metáfora matemático y pre-rnaternático que Lacan había hecho de ella, serían
constituye un paso más en el intrincado recorrido de Lacan. En L'E~ algún día reconocidos en todo su alcance. Por lo tanto, se trataría de
tourdit, a diez años de haber comenzado a poner en juego distintas su- un momento de pureza de la experiencia de la escritura del nudo, mo-
perficies topológicas y los modelos correspondientes, Lacan intenta mento que por su radicalidad había conducido a Lacan a desposeer a
disolver los efectos imaginarios de los modelos activados en su ense- su escritura de todo lo que había localizado anteriormente. Finalmen-
ñanza. te, Soury señaló la dificultad de establecer un metac\ivaje entre lo que
Hemos dicho que a Lacan le preocupó hasta el final la necesidad es metáfora y lo que no lo es, pues lo que no es metáfora para Lacan,
de escapar a la metáfora en la transmisión del psicoanálisis. Poco puede serio para otros. Los distintos enfoques de Miller y Porge, tam-
después de haber reafirmado la diferencia entre estructura y metáfo- bién en tomo al problema de la metáfora y la estructura, configuran
ra, Lacan vacila nuevamente: en 197917 expresa que el nudo borro- junto a lo comentado de Soury, un testimonio inestimable de esta
meo (del cual había llegado a decir que era la estructura) en su esta- preocupación.
do más simple es una metáfora impropia, pues no hay cosa que ¿Cómo entender esta falta de propiedad de la metáfora de la cade-
soporte lo real, lo simbólico y lo imaginario. El hecho de que la pre- na borromea? Retrocederemos un poco en el tiempo. El 13-4-76, en
sentación en el plano del nudo borromeo lleve a simbolizar el inte- su seminario sobre el síntoma, Lacan dijo: "Yo inventé eso que se es-
rior de los círculos, el campo interior, hace que resulte una metáfora cribe como lo real. Naturalmente, no es suficiente escribirlo Real,
impropia. Lacan apunta al obstáculo imaginario que ello representa. porque mucha gente lo ha hecho antes que yo. Este Real, lo escribo
A la decepción expresada por Lacan ese día (9-1-79) le correspondió bajo la forma de ese nudo borromeo que es una cadena. A uno de sus
una desconsolada intervención de una persona del auditorio, mani- tres elementos mínimos lo llamo lo real. Esos tres elementos encade-
festando la alarma ante lo que parecía conmover toda la construcción nados hacen metáfora. No es nada más que metáfora de la cadena.
lacaniana. ¿Cómo se puede decir que haya una metáfora de algo que no es más
Los ecos de este momento de la enseñanza de Lacan fueron recO- que un número? A esta metáfora se la llama la cifra. Hay un cierto
gidos en una conversación entre tres asiduos concurrentes a los Semi- número de formas de trazar las cifras. La más simple: el trazo unario.
narios: Jacques Alain Miller, Pierre Soury y Eric Porge." En dicha Hacer trazos, puntos, basta para indicar un número";'?
La presentación elemental de esta cuestión (la que años después
sería calificada de "metáfora impropia") es la siguiente:
17. En La topología y el tiempo (Seminario inédito) dice: "La metáfora del
nudo borromeo en su estado más simple es impropia. Es un abuso de metáfora,
porque en realidad no hay cosa que soporte lo imaginario, lo simbólico y lo real".
(9 de enero de 1979).
18. Coloquio de la conferencia de Jacques Alain Miller "La topología en la
enseñanza de Lacan" (en Maternas 1, Ediciones Manantial, Buenos Aires, 1987). 19. Lacan, Jacques: Seminario "Le Sinthome" en revista Ornicar? n° 10.
218 LACAN:HEIDEGGER METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL 219

"Mis nudos me sirven como lo que he encontrado de más cercano


1
a la categoría de estructura. Me he tomado un poco de trabajo para
IIegar a cribar lo que podía aproximar de lo real", expresaba Lacan el
26-2-77 .20 Y poco antes del párrafo citado: "Lo real está en el extre-
mo opuesto de nuestra práctica. Es una idea límite de lo que no tiene
sentido". Que Lacan persiguiese la noción de estructura era "con la
esperanza de alcanzar lo real".
De estas palabras se desprende que la estructura "aproxima" lo
R s real. La estructura es la cifra de lo real que lo aproxima, es, de acuer-
do con lo expuesto más arriba, una metáfora ("la cifra es metáfora del
número"), una metáfora originaria en tanto lo aproxima. Nótese, de
paso, que "aproximar" es, por sí mismo, una metáfora. Nos movemos
El redondel designado Real, R, lo mismo que si fuera un trazo o en un tembladeral en el que permanentemente se reinscriben los efec-
un punto, está indicando un número, algo real. Es, por lo tanto, una ci- tos que quisiéramos suprimir (los efectos metafóricos propios de la
fra de ese número, una metáfora del mismo. A este redondel se lo anu- lengua).
da con otros dos redondeles que, del mismo modo, son cifras: Lo Sim-
bólico y lo Imaginario. Queda así constituida la metáfora de la cadena lV
borromea, la cual cifra a unos números a los cuales nombra R, S, 1. Es
real que RSI son las tres dimensiones del ser hablante, y que RSI enca- Una vez situadas las correlaciones entre real, estructura y metáfo-
denados son la cifra (metáfora) de los números del hablante. Con esas ra, podemos adentrarnos en una cuestión que hemos postergado. Ha-
cifras, en la experiencia analítica se opera sobre esos números. bíamos dicho que Lacan había llevado hasta el límite la equivocidad,
Consideramos que, desde esta posición, podemos entender de otra tanto oral como escrita. Intentaba de este modo, "equivocando" (pe-
manera la impropiedad de la metáfora de la cadena. Para ello es nece- ~uliar uso del verbo), romper en la transmisión con el sentido, con la
sario que introduzcamos una diferencia en el seno de la escritura laca- tnevitable tendencia a darle sentido a las letras y modelos. Por ejem-
niana. Están por un lado las letras RSI, por otro los redondeles que, plo, nos hemos referido a la cadena RSI como "dimensiones" en que
anudados, nos proporcionan una imagen del anudamiento de las di- habita el ser hablante. Pero Lacan lo escribe "dit-mansions", con lo
mensiones. Es decir, hay letra y modelo. Como cuando al principio de Cual, en la homofonía, introduce el dicho. Ya no son las dimensiones
este apartado distinguíamos entre la superficie tórica y el toro como de nuestro espacio, sino las moradas del dicho del serdiciente. Produ-
aquel cuerpo que resultaba limitado en nuestro espacio por una super- ~e.una ruptura del sentido en que habitualmente utilizamos el término
ficie tórica. A diferencia de la letra, el modelo que dibujamos y cons- dduuensión". Asimismo, el título de uno de sus seminarios, Les non
truimos está inmerso en el espacio representacional del fantasma. upes errent (Los no incautos yerran) es homofónico de "les nommes
En consecuencia, sostenemos que cuando Lacan dice que la cade-
na RSI es una metáfora impropia, no quiere decir que sea una mala
cifra, sino que su presentación en el nudo clásico es un mal modelo. Vista20. Lacan, Jacques: "Palabras sobre la histeria" (26-2-77). Publicado en re-
Por lo tanto, RSI está bien escrito pero no está bien imaginado. Quarlo (Bélgica).
220 LACAN:HEIDEGGER METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL 221

du pere" (Los nombres del padre)," o también al interrogarse sobre s' so Lacan que es imposible decir algo serio -algo que se constituya en
la materia es lo real, dice que sólo es así si lo escribimos "l'{lIne-a~ límite de una serie- sin tomar su sentido de lo cómico? (L'Etourdit).
tiers".22 Rompe la idea que podamos tener de "la matiére" en tanto Durante los últimos años de su enseñanza Lacan fue llevando la
real, para decir que lo real es "1' áme-a-tiers", La materia implica al función del equívoco al paroxismo, llegando a acuñar un sentido pro-
nudo, lo real es "el alma-en tercero", es decir, lo real es homogéneo a pio del uso del verbo. De modo que en la práctica psicoanalítica se
los otros dos (lo simbólico y lo imaginario), pues se trata de tres. El tratará de "equivocar", y será "equivocando" como progresará la
nudo homogeneiza a las tres dit-mansions. transmisión del psicoanálisis.
En estos ejemplos vemos que permanentemente está en juego un La equivocación provocada es la búsqueda de valerse del signifi-
sonido único que remite a dos escrituras diferentes. Sólo mediante es- cante de una manera diferente, lo que él denominaba "un nuevo signi-
tos juegos podemos escapar al espacio trascendental, a las categorías ficante", un significante que, al promover el sin sentido, fuese capaz
tradicionales del pensamiento, transformando las dimensiones en di- de alcanzar lo real.23 Respecto a este punto, no debemos pasar por al-
cho-mensiones, porque se trata del ser hablante es que hay chiste, hay to la resonancia de aquella cuestión que Heidegger expresó a la revis-
equívoco. Desde esta posición, se podría llegar a decir que la teoría ta Der Spiegel, en la entrevista del 23 de septiembre de 1966, y que se
psicoanalítica es, también, como un gran chiste montado alrededor de publicó en 1976, después de su muerte. Dijo en esa ocasión: "Sólo un
un agujero mediante los modos de la equivocación. ¿No sostuvo aca- nuevo dios puede aún salvamos", tratándose entonces de preparar,
con el pensamiento y la poesía, una disposición para la aparición del
dios o para su ausencia. Heidegger lo dice claramente, preparar la dis-
posición para un nuevo modo de habitar la lengua.
21. Al traducir Los no-incautos yerran hemos optado por la antigua versión
en castellano del seminario realizada por la Escuela freudiana de Buenos Aires, En relación a esta cuestión del equivocar, hay un título de Semi-
ya consagrada por el uso. En la lista de títulos de los seminarios de Lacan de Pai- nario de un profundo eco joyceano:
dós, el libro XXI se anuncia como Los desengañados se engañan. Preferimos ju- L' insu que sait de l' une-bevue s'aile a mourrei" Algo así como:
gar con la oposición verdad-error, con lo que ese errar tiene también de vagabun-
deo y extravío.
22. Seminario "L'insu que sait... " (11-1-77): "En lo que respecta a lo real, se 23. "Un significante nuevo" (17-5-77) en L'insu que sait ... En los últimos
quiere identificarlo a la materia (la matiérei yo propondría escribirlo el alma-a- Párrafos, Lacan sostiene: "Un significante nuevo que no tendría ninguna especie
tres (l'ame-iHiers), homogéneo a los otros dos. Un tal Sanders Pierce estaba sor- de sentido, eso quizás sería lo que nos abriría a lo que yo llamo lo real. ¿Por qué
prendido por el hecho de que el lenguaje no expresa, propiamente hablando, la ~~~ no intentaría formular un significante que, contrariamente al uso que se hace
relación, que no permite una notación como xRy, que haría falta para eso una ló- el"actualmente, tendría un efecto?"
gica ternaria y no binaria. Esto es lo que me autoriza a hablar de el alma-a-tres d Todo eso tiene un carácter extremo. No es sin alcance que yo sea introduci-
como de lo que necesita un cierto tipo de relación lógica".
dencla por
o alIí el psicoanálisis. Alcance quiere decir sentido, eso no tiene otra inci-
Si . ,
Hemos traducido "l'áme-a-tiers" como "el alma-en-tercero" o "el alma-a- I . empre quedamos pegados al sentido. ¿Cómo no hemos todavía forzado
tres". Además de estas traducciones habría en castellano la posibilidad de respe- t~S cosas para hacer la prueba de lo que daría forjar un significante que sería dis-
Into?"
tar la homofonía, traduciendo "l'iime-a-tiers" como "rnatercia", que resulta ser
una mínima deformación de "materia". Pero en este juego perdemos el alma de Po 24."No hay nada más difícil de aprehender que este rasgo de l'une-bevue,
r
"el alma-en-tercero" o de "el alma-a-tres". Y creemos que "el alma" introducida Pe el que he traducido el Unbewusst, que quiere decir en alemán inconsciente.
por Lacan en el propio sonido de la materia merece ser tratada con especial aten- Iroro. tradu CIidno nor
por lr' une-bevue, eso quiere
'. decir muy otra cosa, -un escollo, un
ción. Tal vez el neologismo l'almateria contemple esto último. Plezo, una patinada de palabra a palabra. (Lacan, L'insu que sait de l'une-be-
222 LACAN:HEIDEGGER METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL 223

lo insabido que sabe de la una-equivocación (l'une-bevue es casi ho- v


mofónico con l'unbewusste, el inconsciente) se ala (adquiere alas) pa-
ra la murra (el juego que consiste en acertar cuántos dedos despliega Dado que "lo real está en el extremo opuesto de nuestra prácti-
el adversario al abrir un puño; pero "s'aile a mourre" es homofónico ca" (la práctica psicoanalítica produce sentido -de los síntomas, de
de "c'est l'amour", es el amor). los sueños-), Lacan aspira a que el analista logre "equivocar" al mo-
El recurso obligado a las diversas escrituras que están implicadas do que él muestra en su enseñanza. No hay conocimiento, el único
en las homofonías lacanianas, también debe ser pensado sobre el te- saber de que disponemos es el saber por él definido como saber in-
lón de fondo de la acusación de logocentrismo que Derrida ha hecho consciente. Ahí sólo se llega por el equívoco, rompiendo las dimen-
al psicoanálisis. Lacan va respondiendo, muchas veces sin mencionar siones de nuestro espacio y de nuestro tiempo para pasar a la "dit-
los términos del debate, o en otras ocasiones, como hemos visto con mansion" lacaniana. Antes de situar los objetos en el espacio,
el Palabrero del Hombre de los Lobos, haciendo una referencia direc- debemos interrogamos por el espacio mismo. Como seres hablantes
ta al delirio del prólogo de Derrida (ver nota 16). Al comienzo diji- no habitamos el espacio trascendental. En el espacio tridimensional
mos que Giordano Bruno fue nombrado por Borges en su recorrido de la tradición, se establecen relaciones. Siempre, entre uno y otro,
por las diversas entonaciones de la metáfora de la esfera. A Bruno lo hay un objeto.
quemaron por hereje, por una "heresie", herejía, que no es otra cosa ¿Qué hizo Lacan con la relación? ¿Qué hizo con la relación entre
que la homofonía francesa de "R.S.I.". la lengua y el sexo? En el Seminario Le Sinthome dice, respecto de
dicha relación: "j'ai entamé".25 De las múltiples traducciones posi-

25. "Le Sinthome" (16-3-76) Ornicar? Ed. Lyse. París, n° lO. Transcribi-
vue s'ailea mourre, 10-5-77). En la reunión siguiente (17-5-77), dice: "Hay una mos el párrafo sin traducir para que el lector acceda al modo en que Lacan se
cosa en la que me arriesgué a operar en el sentido de la metalengua. La metalen- expresaba en esa época. "Tout objet, sauf l'objet dit par moi a, qui est un abso-
gua en cuestión consiste en traducir Unbewusst por une-bevue. Eso no tiene abso- lu, tout objet tient a une relation. L'ennuyeux est qu'il y ait le langage, et que les
lutamente el mismo sentido. Pero es un hecho que desde que duerme, el hombre relations s'y expriment avec des épithetes, Les épithetes, ~a pousse au oui ou
une-bevue con todas sus fuerzas ... " non. Un nommé Charles Sanders Pierce a construit la-dessus sa logique alui,
Respecto a la metalengua, el 8-3-77, dice en referencia a Dante: "El ha crea- q~i,.du fait de l'accent qu'i1 met sur la relation, l'arnene a faire une logique tri-
nnalre.
do, no lo que yo tampoco he creado, a saber un metalenguaje, sino una nueva len-
gua, lo que se podría llamar una metalengua. Toda lengua nueva es una metalen- a
"C' est tout á fait la merne voie que je suis, ceci pres que j' apelle les choses
gua, pero como todas las lenguas nuevas, se forma sobre el modelo de las dont il s'agit par leur nom - symbolique, imaginaire et réel, dans le bon ordre.
antiguas, es decir que está fallada". Car Pousser au oui ou non, c'est pousser au couple, paree qu'il y a un rapport en-
y al iniciar (15-11-77) el seminario Momento de concluir sostiene respecto a a
:~el,langage et sexe, un rapport certs pas encore tout fait précise, mais que j' ai,
la traducción: " ... Es necesario metalenguar (métalanguer), es decir traducir, uno on peut dire, entamé.
no habla jamás una lengua como no sea en otra lengua. Si he dicho que no hay [. "Vous voyez cal En employant le mot entamer, je me rends compte que j'ai
alt une - h .
metalenguaje, es para decir que el lenguaje no existe: no hay más que soportes Je melap ore, et qu'est-ce qu'elle veut dire, cette métaphore? La métaphore,
múltiples del lenguaje que se llaman "lalengüa" (lalangue), y lo que sería necesa- se ~eux .en parler au sens général. Mais ce qu'elle veut dire, celle-Ia, je vous lais-
rio seguramente, es que el análisis llegue, por suposición, a deshacer por la pala- ce .e SOlOde le découvrir. La métaphore n'indique que ea -le rapport sexual. A
CI pres qu' ll ... ,
bra lo que es hecho por la palabra". e e prouve de fait, du fait qu'elle existe, que le rapport sexuel, e est
224 LACAN:HEIDEGGER METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL 225

bles del verbo "entamer", elegimos "encentar". Lacan ha encentado la niana la implementación de la lógica trinitaria que corresponde al
relación entre la lengua y el sexo. "Encentar" quiere decir hacer el nudamiento de las tres "dit-mansions": lo simbólico, lo imaginario,
a . .
primer corte de una pieza, hacer el corte inaugural.I'' Si en esa rela- lo real. Es esa lógica la que permite la encentadura en la experiencra
ción entre la lengua y el sexo siempre estuvo el objeto -siempre, a analítica: allí donde estaba el objeto, debe advenir el objeto a. Es de-
través de 2.500 años de pensamiento, hubo allí un objeto-, Lacan hi- cir, la relación es imposible.
zo intervenir al psicoanálisis en esta cuestión, introduciendo un objeto ¿Por qué hemos elegido traducir "entarner" por "encentar"? En
(el objeto a), que no está allí para asegurar la relación. La encentadura primer lugar, hay que consignar que Lacan utiliza ese término por pri-
es el corte que separa a la lengua y el sexo, descontando el objeto a, mera vez ante su auditorio, aclarándoles que no va a explicar esta me-
el cero absoluto, de esa pieza única constituida por la relación lengua. táfora del encentar, puesto que se trata en efecto de una metáfora, si-
sexo a lo largo de la historia. Fue condición de la encentadura laca- no que va a pronunciarse sobre la metáfora en general. ¿Qué es la
metáfora? "La metáfora no indica otra cosa que la relación sexual".
La metáfora establece la relación entre uno y otro término. Queremos
destacar que, al rehusarse a explicar la metáfora singular de la encen-
prendre une vessie pour une lanterne. C'est ce qu'on peut dire de mieux pour ex- tadura, y al pasar a explicar el sentido general de la metáfora, Lacan
primer une confusión -une vessie peut faire une lanterne a condition de mettre du subraya por omisión la cuestión del encentar. En segundo lugar: ¿Qué
feu a l'interieur, mais tant qu'il n'y a pas de feu, ce n'est pas une lanterne. evoca este extraño término, en París, en 1976, en boca de Lacan? Pa-
"D'oú vient le feu? Le feu, c'est le réel. Ca met le feu a tout, le réel. Mais
ra nosotros, sólo un debate, de ningún modo manifiesto pero que se
c'est un feu froid. Le feu qui brüle est un masque, si je puis dire, du réel. Le réel
en est a chercher de l'autre cóté, du cóté du zéro absolu. On y es quand mérne
puede colegir de distintas alusiones. Nos referimos al ya aludido de-
arrivé a ~a. Pas de limite a ce qu'on peut imaginer comme hautes températures, bate con Jacques Derrida. Este había hecho, para esas fechas, una
pas de limite imaginable pour l'instant. La seule chose qu'il y ait de réel, c'est la abundante utilización del término "entame" -encentadura- y del ver-
limite du baso C' est ea que j' apelle quelque chose d' orientable. C' est pourquoi le bo "entamer" -encentar-, Y en un texto posterior, La retirada de la
réel l'est", metáfora, Derrida traduce el "Aufriss" de Heidegger como "entame"
26. El Diccionario Larousse trae lo siguiente: que el traductor Patricio Peñalver tradujo como "encentadura"; de di-
Entamer V. tr. Empezar, comenzar, decentar, encentar (une denrée alimentai-
cha versión tomamos el término, porque ya está trabajando en nuestra
re) I Mermar, empezar a gastar (une somme d'argent) I Hacer mella en (fortune,
prestige) I Cortar, herir ligeramente (faire une légere incision) I Emprender, ini-
lengua, el castellano.
ciar (entreprende) I Figuradamente: empeñar, iniciar, entablar (entamer une con-
versation) I Mermar (entamer la réputation) I Militar: conquistar parte de. VI
Entame: primer pedazo o primera tajada, encentadura.
El diccionario de María Moliner define: Como resultado de su indagación en los campos de la filosofía, la
Encentar: Decentar, encetar. Principiar una cosa de las que se comen o con-
lógica, la matemática, la lingüística, como resultado de su lectura de
sumen, cortando el primer trozo de ella: "encetar un jamón".
Freud y de su práctica como psicoanalista, Lacan puso al agujero en
El Diccionario Etimológico de Corominas y Pascua! trae:
Decentar empezar a cortar o a gastar de una cosa, empezar a hacer perder!O el punto de partida. ¿Es una metáfora? Decimos que sí, que es una
que se había conservado sano. Del anticuado encentar, y éste de! antiguo Y d1a,: metáfora, pues hasta ese momento el agujero no estaba en el psicoa-
lectal "encetar", voz común a los tres romances hispánicos, del latín "inceplare nálisis ni en la escritura de Freud. Allí lo coloca Lacan, allí lo lee y lo
empezar, emprender, frecuentativo de "incipere", empezar. nombra: agujero. ¿Metáfora por qué?, porque no es una noción ni un
226 LACAN:HEIDEGGER METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL 227

concepto propio de la terminología psicoanalítica antes de Lacan. Es 1


un término no pertinente a la formulación pre-lacaniana. Que Lacan
muestre que el agujero es esencial a la teoría y a la práctica del psi-
cuerpo palabra
coanálisis es un sobresalto. Metáfora que aproxima, que pone en co-
(modelos) (dichos)
nexión a dos campos semánticos: es en función de la serie "agujero,
centro-exterior" que el psicoanálisis se sorprende por la colisión con
la lógica y la topología. En esa metáfora se establece la relación (se-
xual) entre ambos campos. s
Metáfora inaugural particularmente compleja, pues promueve di-
versas cuestiones. Por un lado, decir "agujero" es producir un dicho
metafórico. Pero al deslizarse del agujero al centro exterior se toma
apoyo en una escritura lógico-topológica que no es una metáfora. De letra
allí que Lacan diga que "es más que una metáfora, manifiesta una es- (cifras)
tructura". Esto último, a su vez, es una posición tajante en cuanto a la
oposición metáfora/estructura.
Trataremos de mostrar, a modo de conclusión, cómo entendemos En la presentación que antecede hemos puesto en correlación el
esta resbaladiza cuestión. Hay una metáfora, la cifra, que inscribe al Dudo lacaniano RSI con lo que nosotros entendemos como escritura
número, el puro real. Lo hemos comentado a propósito de la metáfora lacaniana:
de la cadena RSI. Pero la cifra está indisolublemente reunida con el - La palabra simboliza lo real al movilizar al significante en los
dicho y el modelo. Estos últimos corresponden a otros dos procedi- dichos.
mientos metafóricos que debemos considerar justificados por la es- - El intento de imaginar lo real le da cuerpo en la construcción
tructura. de modelos.
Pero la estructura no es lo real. La estructura (el nudo) aproxima - La letra (la cifra como metáfora del número) realiza lo real es-
lo real, metaforizándolo en el nudo triple: "Lo real es tres" sostiene cribiendo la imposibilidad.
Lacan, presentándolo anudado a lo simbólico y lo imaginario. Esta . Munido de esta lógica trinitaria el psicoanalista podrá en su prác-
acepción de la estructura como escritura "tri-dit-mensional" resulta tíca aproximar lo real. A lo real, en el análisis, no sólo se trata de sim-
de concebir la escritura como acontecimiento del decir lacaniano, en bolizarlo, sino de realizarlo e imaginarIo. Dentro de los diversos pro-
el que letra, palabra y cuerpo se reúnen en un nudo indisoluble. La es- blemas que hemos recogido en este artículo, pensamos que hay algo
tructura impone cifras, dichos y modelos. qUepuede dar una idea de lo menos asimilable de nuestras asevera-
ciones: la letra como realización de lo real. Entendemos que en los
rn~os de la equivocación propuestos por Lacan, en tanto siempre re-
rnlten a cuestiones de escritura, tenemos un buen ejemplo de lo que
e~t~ndemos por "realización de lo real". Es la letra interviniendo en
~s~gnificante, haciéndolo picadillo. Sólo la letra rompe el sentido,
hZando así lo real.
228 LACAN:HEIDEGGER METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL 229

IV. Equivocar ciones del Diccionario. Aparece una marca de goce allí donde no de-
biera haberla, una marca que llama a la interpretación. ¿Qué insensato
Mucho se ha modificado en psicoanálisis el criterio de lo que es significante de lalengüa puso a trabajar al inconsciente, ese herme-
interpretar: la interpretación ha variado de acuerdo a la descripción de neuta por excelencia, para llegar a producir tan equívoca formación?
qué es lo que hay que interpretar, qué es lo interpretable. Con Lacan ¿Qué oscura satisfacción alcanza un hombre, un erudito sin duda,
ya no se trata de un arte de la interpretación según una doctrina esta- cuando su razón naufraga? ¿Se trata del vergonzoso retorno de lo re-
blecida, de acuerdo a la cual lo que está escondido debe ser sacado a primido? ¿O es unajactanciosa declaración de principios: la homose-
la luz. No se trata de la oposición entre lo no sensible y lo sensible. O xualidad es cosa de hombres? En este caso es imposible de determi-
entre lo superficial y lo profundo. Cualquiera de estas oposiciones in- nar, pues no hay sujeto que lo sostenga en sus dichos. Y además, no
vitan a concebir la interpretación como metáfora, es decir, en el más nos interesa. Abandonemos ya el Diccionario para detenemos en los
tradicional sentido de lo que siempre se entendió por hermenéutica. mecanismos de lo sucedido. En castellano un sonido, "horno", es "ho-
Por el contrario, al insistir Lacan en jugar el juego que ello juega, mofónico" con dos raíces, una latina y la otra griega. Un mismo soni-
rompe con la iluminación metafórica en la que se alumbran nuevos do remite a dos escrituras distintas. Se trataba en este ejemplo de una
sentidos, en la que se ilumina la escena, en la que se separan la luz y homofonía trans-lingüística, como en aquel famoso fetichista freudia-
las tinieblas. La metafórica de la luz no sirve para caracterizar lo que no, el que disfrutaba en alemán de un "Glan; an der Nase", de un bri-
sucede en el sentimiento de perplejidad en el que el sujeto queda su- llo en la nariz, que provenía, translingüísticamente, de la mirada,
mido cuando el equívoco rompe, en superficie, cualquier sentido de lo "glance", en inglés.
profundo. Homofonías de las que se vale abundantemente Lacan, tal cual es
Cuando la Real Academia de la Lengua dictaminó que la palabra el caso de la que hemos empleado para oponer la pretensión de estra-
"homosexual" provenía del latín "horno", produjo involuntariamente tificar una lengua y lo que es lalengüa en la que el lenguaje, la es-
un chiste que, años después, Corominas y Pascual, en su inmensa tructura del lenguaje deja de ser tal pues está infiltrada de goce, hasta
obra etimológica, festejaron sobriamente en los siguientes términos: el punto de que en adelante, la estructura del lenguaje no será otra co-
"Homosexual: término que procede del griego amos, igual, y que la sa que una elaboración científica, una construcción del saber sobre la-
Academia quisiera extrañamente derivar de horno, hombre". Los au- lengua. También en la presentación de esta oposición entre "la len-
tores, al decir "extrañamente" expresan su divertida sorpresa. gua" y "lalengüo" se trata de un mismo sonido que conduce a dos
En ese chiste, el inconsciente le ganó la partida al académico de escrituras diferentes. Siempre, en los ejemplos utilizados y en todos
turno encargado de redactar el artículo correspondiente. En el intento los casos de homofonías, es la diferencia ortográfica la que da la es-
más esforzado por fijar los significados de las palabras, por estabilizar tr~ctura. Pero, y esto es lo fundamental, el equívoco homofónico im-
al máximo los siempre fluctuantes límites de la lengua, se puso en plica la co-presencia de ambas posibilidades ortográficas, es equívo-
evidencia que hay un juego propio de "lalengüa" que siempre ya se C? en tanto hay una imposibilidad de decidir en qué sentido se ha
está jugando, un juego que rompe hasta e I mas ' cienti
. 'f'ICO In
. ten to de dicho talo cual cosa. Esto es particularmente notable cuando se está
hacer "una" lengua, en este caso el castellano, con lalengüa- El a?~e el decir del analista, cuando el analista produce una interpreta-
inconsciente, al hacerse cargo de las insensateces de lalengüa, inte~- clon. La interpretación remitirá a ese sentido doble, a esa necesaria
fiere en las cuidadosas estratificaciones que van estableciendo gram~- tensió . .
n entre las dos escnturas. Y no valen la una Sin la otra: no es
ticos y filólogos, y produce un exceso de sentido en las rígidas defint- una SUstitución, donde una sustituye a la otra, sino que sólo se sostie-
230 LACAN:HEIDEGGER METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL 231

nen una frente a otra. En esa copresencia en que se oscila entre dos "le traduzco", "le traslado", "le traspaso" ... y que el traductor hace
términos no hay dialéctica superadora de uno por otro. Sólo en esa lícito cuando dice: "letras pasan la frontera", en una fórmula en
ex P .
tensión insuperable se alcanza lo real, el "sentido real" -auténtica pa- ue se evoca la satisfacción obtenida al ser vencida la represión. Por
radoja psicoanalítica- al que aspiraba Lacan en los últimos años. La ~uestra parte, sólo podríamos agregar una pregunta a este procedi-
homosexualidad de la Academia va del igual griego al hombre latino, miento de "letraslación": cuando "le traduce" ... ¿le traiciona?
tal cual interpretan Corominas y Pascual al hacer presentes ambos vo- A diferencia del gramático, el psicoanalista no enmienda sino que
cablos. Así como el fetichismo oscilará entre el brillo alemán y la mi- sostiene la tensión entre ambas partículas, "le" y "lo".
rada inglesa. Según interpreta Freud. Yen la presentación que Lacan Esa tensión esencial, remarcada en los diversos casos considera-
dirige a la ciencia lingüística, la cuestión queda indefinidamente ins- dos, nos lleva a concebir todo lo que atañe a lo que global mente se
talada en la tensión irresoluble entre los dos modos de escribir la pa- denomina "lenguaje", como una cuadratura, como el cruce de dos
labra "lengua". ejes, uno correspondiente a la relación lengua-habla, disponiéndose
Se notará que en la manera de escribir "lalengüa" hay una marca

><
sobre el otro lalengüa y el decir.
peculiar del castellano, pues a la exacta traducción del francés "lalan-
gue" se le han agregado unas diéresis que son el signo de lo inútil,
lengua lalengüa
inútil como el goce, pues nada agrega al sonido "gua" que lo escriba-
mos con diéresis: las diéresis resultan así la huella de la traslación de el decir habla
una lengua a la otra en un procedimiento de traducción que, por otra
parte, es literal. A finales de 1977, Y próximo ya al final de su enseñanza, Lacan
El siguiente diálogo entre un traductor y un gramático, servirá pa- iniciaba con estas palabras la sesión de su Seminario: "Trabajo en lo
ra poner de relieve otro tipo de equívoco. Decía el primero de ellos imposible de decir. Decir es otra cosa que hablar. El analizante habla,
-Cuando a Mallarmé le traduzco ... Sin dejarle terminar la frase, el hace poesía. Hace poesía cuando llega -es poco frecuente, pero es ar-
gramático interrumpió exigiendo precisiones: -¿Cómo puede decir te (e'est art). Corto porque no quiero decir es tarde (c'est tardi. El
usted que le traduce a Mallarmé si él ha muerto? Desconcertado, el analista zanja. Lo que dice es corte, es decir, participa de la escritura,
traductor intentó proseguir: -Pues sí, cuando le traduzco, cuando le precisamente en que equivoca la ortografía. Escribe diferidamente de
traslado del francés al castellano ... A lo cual rápidamente respondió modo que por gracia de la escritura, por un modo diferente de escri-
el gramático: -Ah ... quiere decir que traduce sus obras, y no que a bir, sueña otra cosa que lo que es dicho, que lo que es dicho con in-
Mallarmé le traduce alguna cosa, un poema de Góngora por ejemplo. tención de decir, es decir conscientemente, aun cuando la conciencia
Cae usted en un "leísmo" totalmente equívoco. Debe decir que a Ma- vaya bien lejos. Es por eso que digo que, ni en lo que dice el anali-
llarmé lo traduce a nuestra lengua. Intentando rehacerse, el traductor z~nte ni en lo que dice el analista hay otra cosa que escritura. La con-
insistió: -Es que yo, cuando a Mallarmé le traduzco, cuando le trasla- CIencia no llega lejos, no se sabe lo que se dice cuando se habla.
do, cuando le traspaso de una lengua a otra, letras pasan la frontera .. · Es seguramente por eso que el analizante dice más de lo que quie-
Resulta evidente en este ejemplo que la obcecación del gramáticO, re decir y el analista zanja, al leer, lo que es en lo que se dice y lo que
empeñado en corregir lo que él consideraba un error gramatical que se qUiere decir, si es que el analista sabe él mismo lo que quiere. Hay
inducía al equívoco, no le permitía escuchar el juego que siempre se mUcho de juego, en el sentido de libertad, en todo aquello. Ello juega
está jugando, el juego de lalengüa, el juego con la letra que insiste en en el sentido que la palabra tiene de ordinario".
232 LACAN:HEIDEGGER METÁFORA; ESTRUCTURA; REAL 233

Juego, habíamos dicho, que siempre se está jugando, juego de La- con otro significante. Es una cifra de goce insensata, sin sentido. Se
lengua que impone al inconsciente esa acción transformadora que se llega a decir que este "sentido gozado" propio de esta cifra, es un sen-
traduce en sus formaciones. Trabajo de ciframiento inconsciente cu- tido real. Lacan llevó hasta el límite la inequivocidad, tanto oral como
yos efectos serán leídos por el analista en los dichos del analizante. escrita. Intentaba de este modo, "equivocando" -peculiar forzamiento
Desci frar en lo que se dice aquello que ha sido olvidado, el decir. Si del verbo "equivocar" conjugado al servicio de inducir equívocos-
cuando el analizante habla dice más de lo que quiere decir, es porque producir una ruptura, en la transmisión del psicoanálisis, con la inevi-
emerge lo que está escrito, al punto que puede ser leído por quien es- table tendencia a darle sentido a las escrituras que proponía bajo la
cucha, el analista. Vemos que el decir se despliega en una cuaternidad forma de letras y modelos. Recordar si no las tres "dit-mansions", las
en que se anudan habla, escucha, lectura y escritura. Sonidos y silen- tres mansiones del dicho en que se aloja el ser hablante, RSI, "here-
cios del habla entrelazados con los trazos y los blancos de la escritu- sie", verdadera herejía para que el psicoanalista pueda escapar al es-
ra. En esos anudamientos, en esas redes, un decir viene al discurso: el pacio trascendental y a las categorías tradicionales del pensamiento.
decir del ser. ¿Qué entender por eso? Un decir que combina las dos Sólo podrá conseguirlo si juega el juego de transformar las dimensio-
operaciones de corte y empalme, o sea, un decir que, dislocando, lo- nes espaciales (dimensions) en mansiones del dicho (dit-mensions o
caliza. ¿En qué consiste tal localización? Se trata de localizar el goce. dit-mansions) en las que mora el serdiciente.
En un análisis el sujeto debe llegar, mediante un decir del ser, a Equivocar es el trabajo de los últimos años de Lacan, a la búsque-
saber cuál es el nudo. Se realizan al mismo tiempo dos empalmes, ex- da de un nuevo significante. Un modo distinto, nuevo, de valerse del
plica Lacan en el Seminario Le Sinthome. Por un lado, se obtiene un significante, ya que, en tanto hablantes, estamos condenados a signi-
sentido mediante un empalme entre lo imaginario y lo simbólico en ficarnos mediante significantes. Lacan quería subvertir la apropiación
tanto saber inconsciente. Ese sentido "es el objeto de la respuesta del del significante realizada por la historia del pensamiento. Un nuevo
analista a lo expuesto por el analizante todo a lo largo de su síntoma. significante que promueva el sin sentido para tocar 10 real.
Cuando hacemos este empalme, hacemos otro a la vez, entre lo que es ¿Qué hace el psicoanalista en su práctica? Equivocar. Orienta de
el síntoma y lo real". A este segundo empalme Lacan lo describe co- otra manera. Como cuando preguntándose por la neutralidad del ana-
mo una enseñanza, algo que recae del lado del analizan te, que apren- lista, Lacan proporciona un breve ejemplo. Que el camino que lleva
de a suturar su síntoma con lo real parásito del goce. Y sigue: "Volver Hércules 10 coloque en la encrucijada, pues se bifurca en el bien y el
ese goce posible, es la misma cosa que escribiré j' ouis sens, es lo mis- mal, Supone un punto triple. Pues antes de bifurcarse, el camino era
mo que oír un sentido". En un análisis, el sujeto aprende a localizar. neutro. La encrucijada del bien, el mal y lo neutro es un punto triple,
Digamos que oír un sentido tj'ouis sens) es oír el sentido gozado es real. La neutralidad del analista consistirá en cambiar la orienta-
(sens joui) del goce (jouissance) del significan te. Homofonías con las ción de la encrucijada. Romperá el sentido para intentar aproximar al-
que Lacan enseña qué es jugar a ese juego que siempre ya se está ju- go de lo real. ¿Cómo? Equivocando. Bifurcando el camino del bien
gando. Esta conexión entre goce y juego es mucho mayor en francés, en lo neutro y el mal. Cambiando el sentido y cambiando de orienta-
puesto que los verbos respectivos, gozar y jugar, difieren en una sola ción la estructura. En síntesis, sumiendo a Hércules en la perplejidad
letra: jouir, jouer. del sin sentido.
El goce del significante implica considerarlo en su valor de letra,
es decir, se trata de un significante absolutamente solo, aislado, que
ya no está referido al Otro, un significante que no constituye cadena
1. El decir del ser

"... multitud de sustancias surgiendo de ello como sustitu-


tos de la única propia. la de lo imposible a la que se habla. de
ser lo real. Esta 'estancia-por-debajo' ¿ no es posible que fue-
se más accesible de esa forma por donde el escrito ya del
poema hace al decir menos tonto? ¿No vale la pena que eso
sea construido. si es lo que yo presumo de tierra prometida en
ese discurso nuevo que es el análisis?"
J. Lacan, Seminario XI

i. Función del inconsciente

Una y otra vez surgen en la praxis analítica ejemplos que podría-


mos situar como distintos a las formaciones del inconsciente. Son los
síntomas que se interponen en la marcha del amo, trabando el funcio-
namiento del discurso del inconsciente. Es el paciente a quien los nú-
meros le transmiten emociones particulares, incomunicables a los de-
más, hasta el extremo de sólo poder coger el cuarto periódico de los
~ue ~stán apilados, abandonar su trabajo por no aceptar escribir cier-
d~S cIfras, hablar con satisfacción de su reposo en el cinco o en el
iez, y atribuirle un peligro impreciso al número nueve.
UN DECIR MENOS TONTO 239
238 LACAN:HEIDEGGER

o aquel otro paciente que, luego de dos años de análisis en los trUsión de lo simbólico en lo real que es propia de la estructura de la-
que se han depositado como saber ciertos efectos de significación lengüa, intrusión que el Nombre del Padre en tanto significación fáli-
que lo llevaron a abandonar su adicción a los psicofármacos, mantie- ca del deseo del Otro no puede reducir. Tal vez ésta sea una razón que
ne sin embargo intacto un síntoma de vértigo que le impide toda ac- \levó a Lacan a hablar de la psicosis como equivalente de la estructu-
tividad social. O una mancha sobre la piel que surge en el curso de ra, como si en la relación del hombre con lalengüa, en su modo de ha-
un análisis, pero que ningún desciframiento en la transferencia per- bitarla, hubiese una locura fundamental.t En este mismo sentido, su-
mite reducir. gerimos que esta locura que lalengüa deposita en cada serdiciente
Son, sin duda, ejemplos diferentes y heterogéneos, pero que per- corresponde a la relación sexual que tuvo lugar entre generaciones y
miten mostrar una intrusión de lo simbólico en lo real, el síntoma del más precisamente como refiere Lacan en El momento de concluir:
que Marx y no Hipócrates fue, según Lacan, su antecedente. "hay tres generaciones entre las cuales hay relación sexual.?'
Paulatinamente en la enseñanz-a de Lacan, el síntoma -que era una
de las formaciones del inconsciente, concebido como metáfora subje- ii. El síntoma
tiva y mensaje destinado al Otro- va cambiando en su definición y al-
cance. Así vemos cómo Lacan, al mostrar al síntoma comprometido Lacan, en la conferencia -Ioyce el sintomar tras sostener que el
con lo real del goce, empieza a reconocerlo como una función antipá- Padre es el cuarto elemento, sin el cual nada es posible en el nudo de
tica al inconsciente, como aquello que realiza un rechazo del incons- lo simbólico, lo imaginario y lo real, dice: "Pero hay otro modo de
ciente al no representar al sujeto. Efectivamente, el síntoma introduce llamar a eso que se refiere al Nombre del Padre en el grado en que
en el serdiciente un goce que se resiste a ser reabsorbido por el desci- Joyce testimonia de ello -eso que conviene llamar el síntoma-o Es en
framiento simbólico. Ya en el Seminario XI,l en relación al síntoma tanto que el inconsciente se anuda al síntoma, que es lo que hay de
psicosomático y la holofrase, se trata de caracterizar una serie de ca-
sos que se delimitan por existir por fuerza de las operaciones del in-
consciente. Son casos en los que la intervención de lo simbólico en lo
3. Recordemos que Lacan, al interrogarse por el sujeto que soporta el nudo
real se aparta de la representación del sujeto por el significante. Cues-
borromeo, llegó a formula idea del nudo del trébol como resultante del estableci-
tiones tales como el síntoma psicosomático, la cifra, el nombre propio miento de una continuidad de los tres registros, continuidad propia del sujeto pa-
o el síntoma, inician un programa de reflexión sobre la diferencia en- r~oico. En ese sentido, lalengua también auspicia lo que existe por fuera del
tre las formaciones del inconsciente y lo que J. A. Miller subraya co- dIscurso. (Ver Le sinthome, lección del 16-12-75). Según este criterio, mediante
mo la función del inconsciente+ Designadores rígidos que comprome- el anudamiento que se establece entre síntoma e inconsciente a través de las no-
ten a lo simbólico y lo real en cifras que, como ya señalamos, no se ~inaciones, se produce una diferencia entre neurosis y psicosis. No obstante, va-
: la pena comentar un caso de psicosis en el que el sujeto atemperaba algunas
dejan reabsorber por el significante, son elementos que muestran que
e sus crisis persecutorias viajando a otras ciudades con el único objeto de ins-
no todo en el inconsciente es metáfora y metonimia, que hay una in- cribirse en el libro de cualquier hotel, bajo el nombre, siempre el mismo, de un
extranjero. Para nosotros esto alude a la problemática cuestión de la nominación
en la psicosis.

1. Lacan, Jacques: Seminario XI: Los cuatro conceptos fundamentales del 4. Lacan, Jacques: Seminario Le moment de conclure, ed. multicopiada.
psicoánalisis. Barra] Editores. ]977. 111 5..Lacan, Jacques: conferencia "Joyce le syrnptóme", en Joyee avec Lacan.
aVélrJnéditeur, 1987. París.
2. MiIler, J. A.: "¿ (x)". Actes de I'ECF. Junio, 1987.
240 LACAN:HEIDEGGER UN DECIR MENOS TONTO 241

singular en cada individuo, que se puede decir que Joyce, como está ser en consecuencia una nominación reaL en Lo imaginario. Mientras
escrito en alguna parte, se identifica a lo individual". que la inhibición es un efecto de detención del funcionamiento, una
Joyce encarna al síntoma, y es por el síntoma que escapa a toda inhibición de la demostración, causada por la intrusión imaginaria en
muerte posible, "por estar reducido a una estructura que es la misma el campo de lo simbólico -de ahí que digamos que es una nominación
de Lombre (de Lom), si me permiten escribirlo simplemente de un imaginaria en Lo simbólico. Finalmente, el síntoma debe ser concebi-
L.o.m.b.r.e. (d'un l.o.m.)". do como lo que no funciona en el campo de lo real pero surgido como
Hay en esta cita diversas e importantes cuestiones que queremos efecto de lo simbólico -es una nominación simbólica en Lo reaL. La-
encarar en este artículo. En primer lugar, señalaremos que ese cuarto can escribe así esto último:
elemento "sin el cual nada es posible en el nudo de lo simbólico, lo
imaginario y lo real", había sido presentado con anterioridad por La-
can como una nominación. Así, el Nombre del Padre y el síntoma, cu-
ya equivalente se plantea en este párrafo, resultarían ser nominaciones
indispensables para que anuden los tres registros.
Sobre el final del Seminario RS¡6 Lacan distingue tres tipos de
nominación: imaginaria, simbólica y real, que quedan asimiladas a la
trilogía freudiana "Inhibición, Síntoma y Angustia", a la cual Lacan
había dedicado todo un año, mucho tiempo atrás. Pero este modo de
considerar los tres términos freudianos en relación con los tres regis- En la misma conferencia a la que hicimos una referencia anterior-
tros, es notablemente diferente a la manera en que Lacan los presenta mente, Lacan dice que lo que hace el síntoma es anudarse a lo real, a
en una de las primeras lecciones del mismo seminario." Allí, los tér- lo inconsciente y al cuerpo (en tanto imaginario). Es decir, el síntoma
minos de inhibición, síntoma y angustia están escritos dentro del re- encuentra de este modo sus límites, y es por ello que puede hablarse
dondel de lo simbólico, lo real y lo imaginario respectivamente. de nudo. Se parte de tres toros independientes, R, S, 1, que son anuda-
Mientras que ahora, al situarlos como nominaciones, la inhibición es dos borromeanamente mediante un cuarto elemento, el síntoma. Re-
una nominación imaginaria, la angustia es nominación real y el sínto- calquemos que el síntoma, en tanto cuarto elemento, es algo simbóli-
ma, como cuarto elemento del nudo, es nominación simbólica. ¿Son co que en el seno de dicho campo se diferencia del saber inconsciente.
estas diferencias el resultado contradictorio de una rectificación de Siguiendo esta propuesta de Lacan, podemos construir el nudo corres-
Lacan? Consideramos que de ningún modo es así, sino que las dife- pondiente a la nominación simbólica.f
rencias designan por un lado el registro en que se producen los efec-
tos, y por otro la nominación correspondiente.
De tal manera que la angustia, siendo lo que del interior del cuer-
po existe cuando algo lo despierta, cuando algo lo atormenta, resulta

6. Lacan, Jacques: Seminario RSI, lección del 13-5-75, en Ornicar? n" 5.


7. Lacan, Jacques: idem, lección del 17-12-74, figura 2. En Ornicar? n° 2. 8. Lacan, Jacques: idem, lección del 11-2-75 en Ornicar? n° 4.
LACAN:HEIDEGGER UN DECIR MENOS TONTO 243
242

sede de la venida invocada en la innovación es una presencia resguar-


1
dada en la ausencia. A esta llegada pide venir la invocación nombra-
dora. De este modo, las cosas nombradas son invocadas a su ser cosa.
Al ser llamadas, las cosas despliegan mundo y son así moradoras. El
término "mundo" corresponde al Geviert (tierra, cielo, divinos y mor-
tales).
Por lo tanto, no se trata de "el mundo" en sentido metafísico. Co-
mo aclara Heidegger, mundo ya no nombra ni la representación secu-
R s larizada del universo de la naturaleza y de la historia, ni la representa-
ción teológica de la creación, ni la mera totalidad de lo presente. 10
Creemos que este breve comentario es suficiente para poner de
relieve la resonancia entre la cadena borromeana en la enseñanza de
Lacan y el Geviert en el pensamiento de Heidegger.
Pensamos que es desde esta concepción amplia del síntoma como Quisiéramos ahora destacar otro problema en la cita que nos mo-
cuarto elemento del nudo, como debe interpretarse la fórmula conden- tiva: aquello a lo que apunta Lacan cuando utiliza el neologismo
sada que aparece en el párrafo citado: " ... el inconsciente se anuda al l.o.m., que hemos traducido por l.o.m.b.r.e.
síntoma ... ". Debe entenderse como el anudamiento de lo real (parási- ¿De qué se trata? Es evidente que l.o.m.b.r.e. no es el hombre del
to del goce), lo imaginario (el cuerpo) y lo simbólico (el saber incons- humanismo. Pero tampoco es el sujeto dividido, el sujeto representa-
ciente), por un cuarto elemento, el síntoma, en tanto nominación sim- do por un significante para otro significante. Por el contrario, l.o.m.-
bólica (vale decir: significante desabonado del inconsciente) que hace b.r.e. es idéntico a su goce, y éste es el sentido que le damos a la pa-
intrusión en lo real. labra "individuo": no dividido por el goce. Este l.o.m.b.r.e. está hecho
Configurado de este modo el nudo, Lacan lo denomina mediante del goce que deposita lalengüa en cada uno, está hecho de la conjun-
una condensación: chainoeud, Lacadenudo.í Esta cadena borromeana, ción y disyunción de SI ya. J .A. Miller habla de esta conjunción-dis-
la cadenudo, permite nombrar a la cosa. La cosa se nombra realmente yunción,'! entendemos que en referencia a lo que dice Lacan en RS/:
como angustia en lo imaginario. La cosa se nombra imaginariamente "el Uno y el a, por más que se intente recubrirlos, dicho recubrimien-
como inhibición en lo simbólico. La cosa se nombra simbólicamente to jamás será completo. La diferencia será tan pequeña como se pue-
como síntoma en lo real. Es decir, los nombres de la cosa son siempre da figurar, habrá incluso un límite, pero en el interior de este límite no
cadenas de cuatro elementos. La cadenudo es la morada de la cosa. habrá nunca conjunción, copulación del uno y del a".12
Consideramos que así concebida, la cadena constituye para Lacan y en otra parte del RS/ dice respecto del anudamiento del incons-
algo equivalente al Gerviert de Heidegger. Para éste, el nombrar invo-
ca, la innovación llama hacia la presencia y llama en la ausencia. La
. ID. Heidegger, Martin: conferencia "El habla" en De camino al habla, Edi-
CIones del Serbal, 1987, Barcelona.
9. Lacan, Jacques: Seminario Le Sinthome, lección del 13-1-76, en Ornicar? 11. Mil\er, J. A: curso 1986-87, Ce quifait insigne.
12. Lacan, Jacques: Seminario RSI, lección del 21-1-75, en Omicar? n" 3.
n07.
UN DECIR MENOS TONTO 245
244 LACAN:HEIDEGGER

ciente y el síntoma: "El síntoma es la forma en que cada uno goza del Dicho significante muestra a la causa del deseo en tanto vacío y no
inconsciente en tanto el inconsciente 10 determina". 13 Destaquemos como plus de goce. El atravesamiento del fantasma resulta así corre-
en esta cita justamente 10 individual: "la forma en que cada uno go- lativo de la producción de un significante amo que se efectúa en un
za ... ". Por eso Joyce, identificado a 10 individual, encarna al síntoma, sujeto.
quedando reducido a la estructura de l.o.m.b.r.e. Con su arte hace fra- Mientras el síntoma es la amalgama del significante y el goce, el
casar la verdad del síntoma, según veremos más adelante.l" discurso analítico logra efectuar un corte que inscribe al sujeto, no ya
representado por un significante para otro significante, sino produ-
ciendo el significante amo que 10 sometía a un goce parasitario. Si el
iii. Discurso analítico: nudo
síntoma y el SI tienen en común no remitir a otros significantes, rom-
Al caracterizar al síntoma como una intrusión de 10 simbólico en piendo entonces con la lógica inconsciente de la representación -cosa
lo real-intrusión que no se ha abonado al inconsciente ya que no dis- que el síntoma hace petrificando al sujeto-, el discurso analítico inte-
pone de una representación en el mismo- surge entonces, inevitable, rrumpe esta representación en un sentido muy diferente. Lo hace a
esta pregunta: ¿cómo plantear al síntoma en su relación con el discur- través de un sujeto que emerge, por un lado en su división, pero en-
so analítico? Puesto que por el modo de estar comprometido el sínto- frentado no a la falta de ser que le imponían los significantes, sino
ma con 10 real, mal parece prestarse al lazo social que implica el dis- afrontando a su ser en tanto vacío como causa del deseo.
curso, ¿cómo operar entonces con el síntoma? En síntesis: ¿cuál es el Relación compleja entre síntoma y discurso que no resulta ni ob-
vínculo entre el síntoma que ex-siste al inconsciente y el discurso via ni evidente. No es seguro que el síntoma se inscriba en el discur-
so analítico, puesto que suele hacer que la vida sea una obra que,
analítico?
En primer lugar, destaquemos lo siguiente: mientras el síntoma es planteada a partir de la identificación al síntoma, haga fracasar la ver-
una componenda entre SI y a, en cambio la producción de SI en el dad. Lacan 15 al interrogarse sobre la relación del síntoma con el arte,
discurso analítico (aunque, al igual que el síntoma, sea un significante afirma que éste implica el fracaso de la verdad del síntoma. Si en los
aislado que no remite a otro) no se confunde con el goce -antes bien, tetraedros del discurso hay algo del síntoma que se impone, eso es la
es índice de un vaciamiento de goce que operó el discurso en el obje- verdad. Situada en el discurso del amo, la verdad es un supuesto en el
to del fantasma. Producir un SI es producir un significante que señala sujeto "en tanto que, dividido, es aún sujeto del fantasma". En ese es-
el objeto causa del deseo mientras silencia a los otros significantes. tado, el sujeto se representa por SI. Entendemos que 10 que Lacan di-
ce en esta lección es que el sujeto dividido, alojado en el lugar de la
verdad, se impone como verdad del síntoma.

13. Lacan, Jacques: idem.


14. Lom se lomellise, dice Lacan en "Joyce le symptóme (ll)" (en Joyce avec SI
Lacan). L.o.m.b.r.e. se laminilla o laminiza, propondríamos traducir al escuchar
la resonancia de aquel párrafo de "Posición del inconsciente" (en Escritos JI siglo
// a
XXI, México) que decía: "Rompiendo el huevo se hace el Hombre (Homme) pero
también la omelette u Hommelette". Sabemos que aquella hommelette de movi-
mientos amiboides, ultraplana y omnisciente, verdadera cosa de cuento de terror,
resulta ser la libido, para la cual Lacan proponía luego la palabra más decente de 15. Lacan, Jacques: Seminario Le sinthome, lección del 18-11-75, en Orni-
Car? n° 6.
"laminilla" (lamelle). De allí que l.o.m., tantos años después, se lomellise.
246 LACAN:HEIDEGGER UN DECIR MENOS TONTO 247

y es eso, ese alojamiento del sujeto en el lugar de la verdad como IV. Decir del ser
verdad del síntoma, y consecuentemente su división como sujeto del
fantasma que se representa por el S" es todo eso lo que el arte hace Hemos visto que el problema del síntoma no se resuelve en la
fracasar. En consecuencia, Joyce, identificado a lo individual, anuda configuración de los discursos. Puede suponerse que esta nueva im-
el inconsciente al íntoma, llevando la verdad de la que éste es porta- plicación entre síntoma y goce fue lo que llevó a Lacan a concebir to-
dor al fracaso. Queda así desabonado del inconsciente. da la experiencia analítica desde el nudo.
Arte, artesano, artificio, son diversos términos que Lacan usa in- Esta implicación del síntoma y el goce requería una nueva escri-
distintamente a la hora de referirse a estos problemas. Pero también se tura, un decir menos tonto, una escritura que asegurase un más logra-
refiere como artificio a la operación analítica. 16 Lo cual nos lleva de do acceso a lo real.
inmediato a preguntamos si se trata del mismo artificio que en el caso Consideramos que hay un sintagma en el Seminario RSI que de-
de Joyce, y si los efectos de tal artificio son los mismos, es decir, si be ser especialmente subrayado: decir del ser. Puesto que vendría a
después de un análisis, nos encontramos con l.o.m.b.r.e. des abonado reunir en sí las distintas sendas que Lacan recorre en esa época. Se
de inconsciente, identificado a lo individual. No, ya podemos adelan- interroga ahí por un efecto de sentido real, lo cual es contradictorio
tar que al final de un análisis hay, del lado del sujeto, un analista, en con la situación que en el nudo tiene el punto del sentido, resultante
el cual podemos suponer alguna disposición especial hacia la verdad fundamentalmente del recubrimiento de lo imaginario y lo simbóli-
del síntoma, una particular relación con la verdad, es decir, el analista co. Sin embargo, es exigible que el discurso analítico produzca un
con su acto no hace obra. En El Momento de concluir Lacan expresa efecto de sentido real. Pues bien, el decir del ser, definido como "lo
que operar con el pensamiento sobre el pensamiento es lindante con que hace nudo", cumple con el requisito de un efecto de "sentido
la debilidad mental. Él trata de constituir mediante su enseñanza un real", diferente al efecto de la fascinación imaginaria propio de la pa-
acto que no sea débil mental. labra.
Años antes, en 1973 Lacan había escrito sobre la necesidad de un Por esto, Lacan opone a la palabra y sus efectos de fascinación, la
decir menos tonto que los de la ciencia, la religión y la filosofía.'? Un jaculación. Una jaculatoria, vale la pena recordarlo, es una oración
decir menos tonto vinculado al poema que habría que escribir al dis- breve y ardorosa. Por lo tanto, entendemos que la jaculación es un
curso analítico, en tanto Lacan considera a lo real como más accesible significante aislado, un significante que habla del objeto y hace callar
al escrito del poema. Un decir menos tonto que la tontología al uso. a los otros significantes.
(" ... evita el onto -Toto toma nota, el onto- incluso la ontotautología.") "La palabra muy frecuentemente se desliza, hace deslizar. Al ana-
Este poema a escribir al análisis ¿no tiene que ver con el salto que lizante se le pide que diga todo lo que le pasa por la cabeza, lo cual
Lacan da al pasar del discurso al nudo? no implica en absoluto que no sea más que bla-bla-bla, ya que existe
"Queriendo mostrar el discurso analítico di con el nudo". 18 el inconsciente. Debido a que existe el inconsciente, en su hablar,
existen ya cosas que hacen nudo, existe ya un decir, si especificamos
como el decir del ser lo que hace nudo't.I?
Vemos que el decir ya existe bajo la forma de lo que anuda. Pero
16. Lacan, Jacques: idem, lección del 13-1-76, en Ornicar? n° 7.
17. Lacan, Jacques: Seminario XI, Los cuatro conceptos fundamentales del
psicoanálisis, Epílogo del 1 de enero de 1973.
18. Lacan, Jacques: Seminario RSI. 19. Lacan, Jacques: Seminario RSI, lección del 11-2-75, en Omicar? n° 4.
248 LACAN:HEIDEGGER U DECIR MENOS TONTO 249

en el acto analítico se trata de lIevarJo al discurso produciendo un este empalme, hacemos otro a la vez, entre lo que es el síntoma y lo
efecto de sentido real. real". Este segundo empalme Lacan lo describe como una enseñanza,
Podemos preguntamos cuál es la diferencia entre este decir del algo que recae del lado del analizante, que aprende a suturar su sínto-
ser y el síntoma en tanto nominación simbólica. Dado que ambos ma con lo real parásito del goce. Y sigue: "Volver ese goce posible,
anudan. Hay una diferencia fundamental y para situarJa podemos re- es la misma cosa que escribiré j'ouis sens, es lo mismo que oír un
currir al aforismo que Lacan pone en el punto de partida de L'Etour- sentido".
dit:20 Que se diga (que decir haya) queda olvidado tras lo que se dice Termina diciendo que encontrar un sentido implica saber cuál es
en lo que se oye. Eso es lo que ha puesto de relieve el análisis. Sin el el nudo. ¿No es acaso este sentido aquél que a Lacan le parecía exigi-
análisis, no tendríamos noticias de ese decir del ser que anuda los tres ble para el análisis, un sentido real?
registros: que el ser se diga implica un acto de extrema complejidad, Hagamos notar que en estos empalmes o suturas que Lacan des-
\\ que es del orden de la palabra pero que no se agota en el significante cribe, si bien en cada uno de ellos se están privilegiando dos registros,
como revelación, puesto que supone al mismo tiempo el silencio y el imaginario-simbólico (saber inconsciente) en uno y real-simbólico
ocultamiento. (síntoma) en el otro, en ambos empalmes se están anudando los tres
¿Qué es ese acto, en qué consiste una operación de tal compleji- registros, estableciendo una relación entre goce y sentido que consti-
dad, que llevó a Lacan en 197821 a decir que "elevar el psicoanálisis a tuye lo que proponemos llamar "sentido del ser". Un decir del ser cu-
la dignidad de la cirugía por ejemplo, es seguramente lo que sería an- yo sentido implica saber cuál es el nudo.
helable"? Si la metáfora de la cirugía nos deja insatisfechos, bastará corn-
Dejamos antes pendiente una cuestión, la del artificio de la opera- pletarla con aquello que formula Lacan.s! "lo que dice el analista es
ción analítica. ¿En qué se diferencia dicho artificio del artificio joy- corte, participa por ello de la escritura en que para él equivoca sobre
ciano? En el mismo Seminario El síntoma22 Lacan nos da pistas acer- la ortografía. Es un modo diferente de escribir, una ortografía diferen-
ca de ese anhelo de dignidad quirúrgica que reclamaría para el acto te que hace que sueñe con otra cosa que con lo dicho".
analítico años después. Allí sitúa los distintos momentos del artificio Corte, sutura, empalme, artificios de un acto que pugna por tras-
que permiten al sujeto llegar a saber cuál es el nudo o, lo que es lo cender la debilidad mental propia de las operaciones de la palabra y el
mismo, que un decir del ser venga al discurso. En efecto, dirá, se trata pensamiento.
de suturas y empalmes. Se realizan al mismo tiempo dos empalmes. La cuestión del ser es rastreable a lo largo de toda la enseñanza
Por un lado, se obtiene un sentido mediante un empalme entre lo ima- d.e Lacan: desde la mención inicial del ser-para-la-muerte heidegge-
ginario y lo simbólico, el saber inconsciente. Ese sentido "es el obje- nano, desde el ser de la metáfora y la falta de ser de la metonimia de
to de la respuesta del analista a lo expuesto por el analizante todo a lo los primeros años, desde el núcleo, las amarras, el corazón, el hori-
largo de su síntoma". Y continúa diciendo Lacan: "Cuando hacemos Zonte del ser, hasta el decir verdadero, el decir del ser que anuda tres
c~n un cuarto. La chainceud, la cadenudo (Lacan-del-nudo). Ahí cul-
rnlna la crítica lacaniana a las coordenadas metafísicas de su propia
enseñanza.
20. Lacan, Jacques: El Atolondradicho, Escansión n° 1, 1984, Buenos Aires,
Página 17.
21. Lacan, Jacques: Seminario Le moment de conclure, lección del 11-4-78.
22. Lacan Jacques: Seminario Le sinthome, lección del 13-1-76. 23. Lacan, Jacques: Seminario Le moment de conclure, lección del 20-12-77.
LACAN:HEIDEGGER UN DECIR MENOS TONTO 251
250

Decir del ser. Si aceptamos que el decir es mostrar, dejar que algo mo fo~do sobre el cual acontece la historia. El inicio no es un suceso
aparezca, dejar ver y oír algo, comprenderemos por qué el analista, e~ el tiempo, pues.eso es lo específico del comienzo, sino que el ini-
por ser el que escucha, el que guarda el silencio, pertenece al decir. CIO es lo que da tiempo y aquello inagotable de lo que se nutre el
Guardar el silencio es cuidar el silencio de la pulsión para que resue- acontecer. Presente bajo la forma de una ausencia, el inicio así conce-
ne en el decir. Podemos considerar al deseo del analista como el de- bido determina el modo psicoanalítico de ir a lalengüal"
seo de acallar la palabra, los dichos, para que surja un decir que deje ¿Hay otro inicio posible, distinto al inicio originario? ¿Hay una
hablar a la cosa. nueva manera, tras un análisis, de que la cosa de que se trata surja en
"Sólo en el peligro crece lo que nos salva". Evocamos estas pala- el mundo, desplegando mundo a la vez, de un modo distinto?
bras de Holderlin para señalar que en la experiencia analítica es en Si aceptamos que un análisis consiste, desde cierta perspectiva,
ese peligro del hombre, lo más propio, donde surge este decir del ser en desplegar los síntomas sobre los ejes en los que se crucifica el ha-
que, sin amar obra alguna, hace que vida, trabajo y muerte se sincro- blante, los de su identidad en términos de oposiciones hombre-mujer
nicen con la errancia indestructible del deseo. y homosexual-heterosexual, convendremos en que la que podríamos
lI~mar su ética, quedará confrontada, durante la travesía, a la estricta
11. El otro inicio e lffebas~~le lógica de la sexuación construida por Lacan. Operando
I~,reducclO~ de la una por la otra, el analista hará surgir, de la coli-
"No hay iniciación": Lacan, a este enunciado, le dio el mismo ca- sron prod~clda entre la identidad sexual del analizante y la lógica de
rácter de imposibilidad que al axioma "no hay relación sexual". Y es la sexuación, la posibilidad de otro inicio. Una invención que será el
justamente a partir de este momento en que la relación sexual se de- producto de la experiencia, por la cual, al modo de chiste, se modifi-
muestra como imposible, que un análisis se constituye en la posibili- ca el sentido de los postulados sexuales, transformando mediante ta-
dad de otro inicio. Estas palabras, el otro inicio, sirven para expresar chaduras la Iiteralidad de palabras, sílabas y letras, valga el caso de la
la consecuencia esperada de un análisis. tachada mujer (M mujer), deletreando las palabras para romperlas
¿Por qué hablar de inicio y no de comienzo? Se podría argumen- en una serie altemante de letras y puntos, como cuando se trate del
tar que inicio es un argentinismo que aún no ha sido aceptado por la l-o.m.b.r:e., o jugando con la etimología de los términos para trasla-
Real Academia Española. Sin embargo, es una palabra de uso obliga- dar la oposición homosexual-heterosexual a una cuestión de todo y
no todo. 25
do en filosofía. Así, por ejemplo, es utilizada por diversos traductores
de los textos de Heidegger, para quien es uno de sus conceptos funda-
mentales. Pues justamente es Heidegger quien elige "der Anfang" en
lugar de "der Beginn", estableciendo una diferencia que se ha perdido . 24. Respecto de la diferencia entre Anfang y Beginn en Heidegger y espe-
cialmente en re lacio
aCI n a 1"término escogido
. para traducir Anfang inicio ver'
' Con-
en la lengua alemana coloquial. Ambas palabras significan indistinta- cepto s F d '. ':1', ,.
Cialm un .amentales, Martín Heidegger, Alianza Editorial, Madrid, 1989. Espe-
mente comienzo o inicio. Aluden a la misma idea, la de un proceso
D ente n~ta del traductor, Manuel Vázquez García, en pág. 34. Antes, Félix
que tiene un momento en que empieza. Pero en el uso específico que
les da Heidegger, queda privilegiada la anterioridad etimológica de
de 6
u ue
tra~uJo Anfang por inicio de El camino del pensar de Martin Heidegger
tto Poggeler. Alianza, Madrid, 1986, ver capítulos 7 8 Y 9
inicio (initiare) respecto de comienzo (comintiare): del verbo ir (ire) 25 En' ' .
to .' cuanto a la cuestión homosexual-heterosexual, se encuentra en L'E-
deriva primero "initiare" y luego "comintiare", En la anterioridad del el Urda y en E A '
ncore. SI como en las conferencias sobre Joyce se encuentran las
aVes de 1.o.m ..b r.e. So b re las consideraciones
'. de Lacan acerca de la poesía chi-
inicio respecto del comienzo, se trata de la ocultación del origen co-
UN DECIR MENOS TONTO 253
LACAN:HEIDEGGER
252
raíz gri~ga (OIl.OS)d~1 término por una nueva raíz, latina ahora (hamo)
Tachar a LA mujer, cualquiera sea el sexo identificatorio del ana- en una Invención etirnológica sorprendente, logra que la palabra ho-
lizante, es la resolución analítica de la encrucijada sexual del serdi- mosexual quede impregnada del para-todo propio del hombre. Escla-
ciente. v~ del para-todo, .el .hombre "paratodea", es decir, legisla, educa, go-
Por su parte, l.o.m.b.r:e-, está hecho del goce que deposita lalen- bierna. Y no se limita a paratodear, sino que también "estombrea".
güa en cada uno. En sus conferencias sobre Joyce, Lacan sostiene que Dado que no hay discurso del hombre, no se puede ser un hombre en
aquel está reducido a la estructura de "lombre" (lom). y a continua- el discurso, diciendo "esto es un hombre". Por e\lo un hombre estom-
ción solicita que se le permita "escribirlo simplemente: en un l.o.m.- brea, dándole sentido a ciertos lugares: el semblante, el goce fálico, el
b.r.e. (d'un l.o.m.)". Escribirlo simplemente aquí quiere decir dele- plus de g,ozar. Lacan desenmascara así la impostura del para-todo,
trearlo, escribirlo letra por letra, hasta que \lega a ser un puro con sus funebres secuelas para los hablantes.
sinsentido: letra, punto, letra, punto, ... . y si el chist~ que produjo nos parece exagerado, recordemos el ya
Ser un l.o.m.b.r.e. es no estar dividido por el goce, es estar identi- citado cornentano de Corominas y Pascual en el diccionario Etimoló-
ficado al síntoma. Un Lo.m.b.r:e. no es el hombre, ni es tampoco el gico: "Homos~xual: ~érmino que procede del griego ouos, igual, y
sujeto dividido representado por el significante. Es el inconsciente que la Academia quisiera extrañamente derivar de hamo, hombre".
anudado al síntoma, lo cual debemos entender como el anudamiento Vemos que la Real Academia de la Lengua padece la enfermedad
de lo real parásito del goce, el cuerpo y el saber inconsciente por un del todo, manifestada en este caso subrayado por los mencionados au-
cuarto elemento, el síntoma, que es un significante desabonado del in- tores, como una etimología delirante.
consciente, una nominación. Del otro lado, Lacan señala que la raíz griega, eteros, debe ser en-
Un análisis, entendemos, no solamente será la tachadura de LA tendida como la imposibilidad de constituir un universo. Así, se lla-
mujer, sino que simultáneamente abrirá la dimensión de este l.o.m.- mará heterosexual a aquel que gusta de las mujeres, cualquiera sea su
b.r.e. Es esto lo que un análisis tiene de escritura, no ya el cifrado pro- sexo. Gustar de las mujeres, aclara Lacan, no es estar prometido a
pio del inconsciente, en cuyo desciframiento transcurrirá el análisis, e\las por una relación sexual que es imposible. Como vemos, Lacan
sino la nueva cifra que de un análisis se espera. ~?S \leva de sorpresa en sorpresa, pues heterosexual se es indepen-
Un género tachado, Id( mujer, y otro género sin sentido, un l.o.m.- ientemente del sexo que se posea. Basta con gustar de las mujeres
b.r.e., constituyen la rectificación analítica de la oposición entre la sin prometer~e a ellas por lo que no existe. El forzamiento etimológi-
mujer y el hombre. No porque reemplacen a dicha oposición ni por- co le ha servido a Lacan para trasladar el eje de la oposición homose-
que la superen, sino porque, como en el chiste la duplican. xual-heterosexual a la cuestión lógica del todo y no-todo.
La implantación de la lógica del no-todo produce simultáneamen- . Hemos dicho que en el origen del término "inicio" está el verbo
te otro desplazamiento de sentido en lo que es la oposición homose- latmo
.. ".ire,"El mo d o pecu l'lar que tiene . .
el psicoanálisis de ir a lalen-
xual-heterosexual. La homosexualidad se duplicará en la posición del gua conduce, según creemos haber mostrado en este breve recorrido
"hommo-sexuel". Con este modo de escribirlo, Lacan cambiando la a la posibilidad de otro inicio. '
,Los cortes y suturas que son necesarios para producir un decir de
tal md o Id' e, un ecir que se despliega . en la cuaternidad de habla y es-
Cucha
. ' de escntura
. y lectura, con sus blancos, con sus trazos sus so-
na, hay múltiples referencias, especialmente desde 1962, en el seminario L'iden- nIdos y SI silenci
eneros, un decir., aSI ¿es un arte? Lo que nos ha sido , enco-
tification, Consultar en Ornicar? "L'insu que sait de l'une bevue s'aile a mourre".
254 LACAN:HEIDEGGER

mendado no es de orden científico, ni filosófico, ni religioso, ni mági- ARTE Y PENSAMIENTO


co. ¿Se trata entonces de un arte de lengua?
Podemos afirmar que el psicoanalítico es un modo absolutamente
único de ir a LaLengüa en busca de un decir menos tonto, respecto del
goce, que aquellos decires que lo preceden.
Un arte que no cede a las tentaciones de la metáfora y la metoni-
mia, puras operaciones con el significante, sino que potencia a estos
tropos poniéndolos al servicio de otra cosa cuando procede a reunir el
sonido y el sentido. La interpretación analítica encuentra así su verda-
dera dimensión en la escritura de la poesía china, esa escritura tan ca-
ra a Lacan y a la cual ha recurrido a lo largo de su enseñanza.
Es en esta perspectiva que el analista podrá producir algo más que
sentido con los dichos del analizante. Producir un decir lógico-poéti-
co que trascienda las limitaciones de los efectos de sentido imagina-
rio-simbólico, y que alcance al ser produciendo lo que Lacan llamó
un sentido real.
l. La extimidad en la obra de arte

"Que la langue commune accepte le néologisme de Lacan


dépend maintenant moins de moi que de vous. Si vous répétez
extimité, extimité, extimité, il y aura bien un de vos proches,
un de vos intimes a la reprendre, et, de proche en proche, ~a
finira au dictionnaire. C'est un processus qui serait évidern-
ment grandement aidé si c'etait repris dans un roman (c'est
une grande illusion) ou dans un poerne (ea ne se diffuse pas
beaucoup) ou alors dan s une chanson".

Jacques-Alain Miller (cours du 5


novembre de 1986. Ce quifait insigne)

i. Forma y materia: el olvido del vacío

Vivimos en un mundo de tres dimensiones, un mundo formado por


un 3-espacio. Vulgarmente nos referimos a él como "espacio" a secas.
Este espacio físico no es el único espacio tridimensional: el hombre,
ese ente que habla y que cuando habla dice ser (serdiciente, término
que intenta traducir el "parlétre"¡ habita en un espacio tridimensional,
Unespacio de tres "dit-mensions" que no es el espacio físico.
Del espacio físico el hombre habla y escribe desde los orígenes
LACAN:HEIDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 259
258

del habla y de la escritura. Ha llegado a formular muy variadas ideas Tal es la interpretación vulgar de lo que sostuvo Newton: el espa-
de espacio: los hombres se debaten en espacios absolutos o relativos, cio absoluto.
objetivos o subjetivos. Sin embargo, al hombre le resulta muy difícil El primer "cuerpo" es, para el hombre, el cuerpo del Otro. Es la
escapar al espacio tridimensional que comienza a formularse con las imagen del cuerpo del Otro la que hace posible que un proto sujeto, al
primeras mediciones (unidades "corporales" de medida). tomarla como prótesis originaria, constituya un embrión de identidad,
La discusión alcanza límites desorbitados: el debate queda confi- es decir, un yo. Pero ese Otro no es quien simplemente presta su cuer-
nado en el campo de la ciencia, y es a partir de ésta y sus leyes que se po como imagen constitutiva, sino que habla y por ello, desea. Pala-
van formulando consecuencias en otros campos. Pero llegue a donde bra e imagen llegan al sujeto desde fuera. Apropiarse de ellas signifi-
llegue el debate, un hombre sigue subiendo y bajando escaleras, sigue cará el tener que pagar un precio: el precio por desear y articularse en
recorriendo un territorio "a lo largo y a lo ancho". Preso de un espacio el discurso, campo por excelencia de lo humano. De allí que se pueda
empírico que es decididamente euclídeo. decir que al constituir lo más propio, su deseo, en ese acto de apropia-
Dentro de la misma ciencia, pero por fuera del alcance del hom- ción, el sujeto padece una expropiación esencial: partes del cuerpo
bre, los espacios se multiplican. Los hay de n dimensiones. Pese a to- quedan perdidas, constituyendo los objetos en torno a los cuales se
do, y aún cuando el universo (espacio curvo y esponjoso, hiperespa- movilizan sus pulsiones, así como redes de significantes pasan a
cio, agujeros negros, etc.) se despliegue en espacios alucinantes, aquí, constituir el inconsciente del cual el sujeto queda separado, condena-
en la Tierra, los ladrillos siguen cayendo de arriba hacia abajo, y para do a desear en otro lugar, a no saber lo que desea.
llegar a casa de un amigo el hombre debe caminar, desplazándose a Uno de los saldos de la operación de fundación del sujeto como
través del espacio y durante un tiempo. deseante es la constitución del fantasma, estructura fundamental cuya
Caminar de un lado a otro, dormir bajo techo, hacer excursiones dimensión imaginaria es especialmente notoria. En el fantasma, un
al campo, tener trabajo, comer sin sobresaltos económicos, son accio- sujeto que no es el yo del hablante queda persiguiendo objetos insos-
nes humanas que, sin embargo, no garantizan que el hombre sea ca- pechados para su conciencia. Es el fantasma la estructura que hace
paz de habitar la Tierra. Heidegger escribió varios años sobre esto. posible la constitución de la realidad. Por su organización fundamen-
¿Se puede habitar la Tierra sin asumir las consecuencias de ser talmente escópica, dispone a los objetos en relaciones inmersas en un
hablantes? ¿Es concebible la idea de un alojamiento humano sin con- espacio tridimensional: el sujeto, asomado a la ventana de su pupila,
siderar el inconsciente? ¿Se puede hacer de la Tierra una morada para configura todo aquello como mundo, como escena del mundo. A la
el hombre creyendo en la voluntad, ignorando el deseo? relación entre objetos, entre "cuerpos" dispuestos en un espacio, los
Las cosas, en tanto unidades separadas o reunidas, próximas o le- Cortes de la palabra le imprimirán el tiempo. El lenguaje, único a
janas, parecen estar en el espacio físico. Lo que se conoce como Uni- priori, es la condición de todas las concepciones, las cuales no son
verso parece preceder, lógica y cronológicamente, a la existencia hu- más que distintas maneras de ir a la lengua.
mana. El ámbito de lo conocido se agranda, día a día, según los Montado en sus fantasmas, el hombre se dirigió a la lengua para
dictámenes de la ciencia. Por doquier se comprueba que se repite la que le entregase las fórmulas del mundo. Las múltiples concepciones
relación anudada de vacío, materia y forma. La forma como límite en- del tiempo y del espacio propias de la ciencia, la religión y el arte son
tre vacío y materia. Este nudo triple configura "cuerpos" que, en tanto el resultado de los divergentes modos de ir a la lengua a través de los
aparentes unidades, ocupan un lugar en el espacio que parece haber- siglos. En esa mutación permanente los espacios se multiplican.
los esperado desde siempre, previo a ellos. El psicoanálisis ha establecido cuál es el espacio en que habita el
LACAN:HEIDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 261
260

ser hablante; un espacio de tres dit-mensions, de tres dimensiones- más que distintas formas de dirigirse a la lengua para extraer lo que
mansiones del dicho: lo real, lo simbólico y lo imaginario. Mediante en ella está de antemano, o para, en ocasiones, dejarle decir lo que
ese nudo, el hablante se aloja en el lenguaje. Es un nudo con pérdida, tiene que decir. Distintas maneras de decir en torno al vacío: de exal-
pues se anuda en torno a un vacío. El vacío no es otra cosa que I~ na- tarlo u ocultarlo, de señalarlo o ignorarlo.
da anudada, una nada operante en la constitución misma del SUJeto. En la enumeración anterior hay una manera que no está mencio-
Las actividades humanas son maneras distintas de tratar, de habérse- nada: la concepción plástica del espacio, la manera de dirigirse a la
las con ese vacío. lengua propia de la pintura y la escultura y que ha ido dando, como
El nudo RSI (a) es la condición de toda determinación del espa- en otros campos, distintas concepciones del espacio a través de la
cio. La interrogación por la espacialidad del espacio (resultado de la historia.
inversión heideggeriana de las ideas de un espacio previo a las cosas) La escultura resulta ejemplar a la hora de establecer si es posible
no podrá ser llevada a sus últimas consecuencias si no se tiene .en -condenado como está el hombre a una estancia forzada en el espacio
cuenta la herida abierta por el inconsciente freudiano y que culmina de tres dimensiones-levantar la losa del olvido. ¿Qué es lo olvidado?
en la reformulación lacaniana. Que no hay cuerpo que proceda solamente de la lucha entre forma y
Teorías del espacio y teorías sobre el origen de la idea de espacio. materia. Que hay un vacío esencial y que la forma no es otra cosa que
"Teoría geométrica (el espacio como lugar de las dimensiones), física el límite simbólico-imaginario entre los contendientes en pugna, la
(el espacio en relación al tiempo), gnoseológica (el espacio como ca- materia y el vacío.
tegoría), psicológica (el espacio como objeto de la percepción, como
resultado de la experiencia vivida), ontológica (el espacio como deter- ii. El vacío en la escultura
minación y caracterización de ciertos tipos de seres) y metafísica (el
espacio como noción base en la cornprensron de la estruct~ra de la "Hay un problema de diálogo entre lo lleno y lo vacío: ese
es el problema de la escultura, la coherencia con que se mani-
realidad).' Como se ha dicho, tales concepcIOnes del espacio no son
pulen esas dos entidades que le son propias desde siempre".
Eduardo Chillida2
l. Barañano, Kosme de: Heidegger-Husserl-Chillida. El concepto de espacio
en la filosofía y la plástica del siglo Xx. Universidad del País Vasc?, 1992. Esta "Uno no es tan artista como parece, o quizá y mejor, uno
enumeración de teorías del espacio y del origen de la idea de espacio pertenecen es y hace arte cuando hace en tomo al vacío, lo cual, no hace
siempre".
a Ferrater Mora, a quien cita el autor, p. 28. .
E vari sto Bellotti 3
En dicho estudio Barañano afirma: "Heidegger ha invertido el planteamiento
del problema espacial, e incluso ha invertido el sentido aristotélico de que las co-
. leibni
el ruziana. Pero
sas están en el espacio, volviendo en el fondo, a la concepción En el siglo XX la escultura ha experimentado el espacio de una
no ha partido del análisis de las cosas con respecto al espacio. Hay que con~gu- manera radicalmente nueva, sometiendo sus propios fundamentos a
rar el sentido del lugar pues el lugar construído habla del lugar habitado, y aSI re-
fiere sus contenidos espaciales". y punto y segu:id o B aranano
- o torga. . "El mismo
psicoanálisis al reivindicar la palabra, lo que ha señalado ha sido el valor del ha-
bla cuando se la reconoce en el espacio, en el lugar que funda el deseo humano ~ 2. Chillida, Eduardo. Entrevistado por Sol Alameda. El País semanal, 11-2-96.
su relación con el otro: la palabra adquiere su valor en la relación de la frase, de 199 3. Belloti, E~aristo: "Zag.: poco, más, nada y menos", en Correo n" 46, abril
contexto, en el lugar, en la configuración del lugar", p.30. 6. Edita: Sección de Madrid de la EEP.
ARTE Y PENSAMIENTO 263
LACAN:HEIDEGGER
262

lumen como elemento de creación artística, atendiendo a sus posibili-


una revisión muy 'profunda. Esta verdadera crisis se ha dado en torno
dades morfológicas y a su posición en el espacio"."
a una valoración del vacío absolutamente inédita. Tal revolución ha
A mediados de este siglo, en la década del 50, cuando la escultura
sido realizada por el cubismo analítico (Archipenko, Lipchitz, y más
ha sido completamente "dada vuelta" y la revolución está consolida-
próximos a nosotros, Pablo Picasso y Julio González) y por el cons-
da, surgen las primeras obras de Eduardo Chillida. En un texto en el
tructivismo ruso (Tatlin, Rodchenko, Gabo, Pevsner). Como afirma
que analiza el recorrido artístico del escultor vasco a propósito de la
José Marín Medina, "con anterioridad a estos movimientos jamás se
obra instalada en Gijón, Elogio del horizonte, Fernando Huici señala
había definido lo escultórico por el hueco, nunca se había preferido
los diversos modos que aquel tiene de tratar el vacío. La serie de es-
como espacio escultural el espacio libre"."
culturas en madera de los Abesti Gogorra constituye un punto de in-
Así como tampoco la masa escultórica había sido reducida a sim-
flexión en este respecto: "Fruto de una inversión en el problema del
ples planos o líneas puras, como es el caso de los bronces de Giaco-
espacio, tal y como su escultura había venido abordándolo hasta en-
metti y las construcciones en alambre y chapa de Calder, quienes
tonces, y en la necesidad consecuente de trabajar con volúmenes po-
"han llevado la escultura hasta el límite del puro dibujo espacial'l.P
sitivos mayores que definieran espacios interiores de dimensiones
Por su parte, la escultura inglesa, mediante las aportaciones de Henry
progresivamente menores .. .',g
Moore y Barbara Hepworth, abre una nueva vía al proponer una sín-
Los Abesti Gogorra culminan en el quinto ejemplar, esta vez en
tesis del vacío y la masa, valorados por igual en una misma obra: ple-
granito, (jardines del Museo de Bellas Artes, Houston, 1966). Si a lo
na aceptación del hueco sin renunciar a la solidez monumental de la
largo de la serie "el crecimiento progresivo de las dimensiones se co-
masa. Así "no sólo se llega a una fuerte y expresiva tensión escultóri-
rresponde, punto por punto, con una más fluida articulación de ese es-
ea, sino a la posibilidad imprevista de conseguir mostrar simultánea-
pacio interior", se puede decir que la obra de Chillida, asimismo, va
mente el exterior y el interior de una figura/'f
pasando de unas estructuras que, en la década de los cincuenta, tien-
Otra vía opta por lo tangible, por lo rotundo: la masa es el ele-
den a desplegarse en el espacio físico, a otras estructuras que se re-
mento definidor, enfatizando el peso, el equilibrio o el reposo. Traza-
pliegan para envolver el espacio interior en los sesenta'"? En esa se-
da especialmente por Maillol, Arp y Brancusi, esta vía, junto a la que
gunda etapa del camino aflorará un ciclo denominado "Alrededor del
valora el vacío y a la que realiza la síntesis del vacío y el macizo,
vacío". Este proceso continúa en esa dirección, siendo hitos de ese
constituyen la esencia de la escultura en este siglo, ampliando y enri-
camino, a nuestro juicio, tres grandes obras, dos de ellas ya realiza-
queciendo la concepción tradicional. El volumen sigue siendo el ele-
das: Peine del viento en San Sebastián, y Elogio del horizonte, en Gi-
mento escultórico por excelencia, el que sostiene y define a la escul-
jón. Nosotros nos ocuparemos especialmente de la tercera, o mejor
tura, pero "los escultores y los teóricos de nuestro tiempo han
dicho, de su proyecto: La montaña vacía. Pensamos que en los prin-
investigado y ensayado sobre las diferentes fórmulas que ofrece el vo-
cipios en que se sustenta esta proyectada obra culmina el procedi-

7. idem, p.14.
4. Marin Medina, José: José Luis Fernández. Cuerpo y forma de su escultu:
8. Huici, Fernando: en Elogio del Horizonte, Eduardo Chillida, p.36. Ovie-
ra.(p.12) Madrid. Edarcón, 1980.
do. Progreso Editorial 1990.
5. idem, p.12. 9. idem, p.37.
6. idem, p.13.
264 LACAN:HEIDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 265

miento de extimizacián, llevando Chillida al espectador al interior de La estructura geológica tiene una gran masa de traquita (rocas
la tierra, para que sea el soporte de un anudamiento de lugares fun- volcánicas pobres en cuarzo y con predominio de silicatos). Se trata,
dantes de un nuevo espacio. mediante sondeos, de encontrar una estructura estable que permita
¿En qué consiste esta idea de vaciar una montaña? ¿Cuáles son practicar un hueco de 50 metros de lado (125.000 metros cúbicos
sus antecedentes? -allí cabría la iglesia de Santa Sofía de Estambul). Además, dicha es-
Lawrence Boulting realizó una película sobre Eduardo Chillida, tructura deberá ser capaz de sostener los diversos túneles que faciliten
en la cual se ve al escultor vasco empequeñecido por las descomuna- el acceso y la visión de lo que se quiere mostrar: la luna, el mar, el
les proporciones de remotos templos. Alabastro y luz. El artista mira sol.
a uno y otro lado, a lo alto, tratando de ver: "Creo que mirar es una En la escultura contemporánea no solamente ha variado el criterio
cosa y ver es otra. Mirar es intentar ver. Normalmente ver es muy di- en el cual se sustentaba la creación escultórica tradicional, la de ver-
fícil. Sé que en el interior de las cosas que estoy mirando hay una sar sobre masas herméticas, volúmenes de superficies continuas y ca-
gran cantidad de cosas que soy incapaz de ver pero que existen't.!? ras compactas, volúmenes positivos. También ha variado la posición
"Hace unos años hice una escultura en alabastro, titulada Monta- espacial; ya no solamente se asienta sobre un basamento o se adosa a
ña vacía. Me desperté una noche y empecé a imaginar la posibilidad un plano el volumen esculrórico de que se trate, constituyendo un re-
de trabajar directamente en una montaña" .11 En estas palabras del ar- lieve o tomándolo circunvalable ... "La creación escultórica en nuestro
tista hay que destacar que no se trata de un sueño, sino de un desper- siglo ha analizado otras formas volumétricas (volumen negativo o
tar. Chillida despierta, es arrancado del sueño para empezar a conce- cóncavo, volumen abierto, volumen perforado, volumen reticulado y
bir la obra: llevar al hombre al interior de la tierra para que, al mirar volumen transparente) y ha investigado la posibilidad de una posición
las cosas -el sol, la luna, el mar- al ser mirado por ellas, pueda verlas. flotante de la escultura en el espacio, bien suspendiéndola, bien apo-
A mediados de 1995 se hizo público que en las Islas Canarias, yándola en un único punto". 13
exactamente en la isla de Fuerteventura, Eduardo Chillida llevará a En la obra de Eduardo Chillida hay varias esculturas de hormigón
cabo su proyecto de vaciar una montaña. 12 La elegida es Tíndaya, una Suspendidas en el aire por cables de acero: Lugar de encuentros 111
montaña mágica y sagrada, en cuya cima hay petroglifos podomorfos (Madrid, Paseo de la Castellana), Lugar de encuentros IV (Bilbao, Mu-
a los que se relaciona con el culto astral. Desde el llano que la circun- seo de Bellas Artes), Elogio del agua (Barcelona, Creueta del Coll).
da, la altura es de 250 metros (400 sobre el nivel del mar). De contor- Dentro de la serie de "Encuentros" tenemos en Madrid Lugar de en-
no elipsoidal, su eje mayor mide 1.350 metros y 850 el menor. Tinda- Cuentros II (acero, Plaza del Rey) y Lugar de encuentros V (hormigón,
ya es un cerro de laderas escarpadas y abruptas que destaca en una ~undación Juan March), pero no son estructuras suspendidas; es pecu-
amplia llanura. liar de esta última escultura su torsión respecto al plano del suelo.
, Como concluye José Marín Medina, si bien el trabajo del escultor
esta centrado en la definición, ordenación y sensibilización del volu-
10. Chillida, Eduardo. Texto de la película Chillida. Dirección: Lawrence rne~,. se ha liberado de la dictadura impuesta por el antiguo volumen
Boulting. Waveband Film Productions y WDR KOLN. Coproducción de RMArts
POSItivo en tanto masa compacta: "La huella -el negativo- la oquedad
Euskal Telebista. 1985.
11. Samaniego, Fernando: Chillida penetra en una montaña sagrada. El
País, 30 de julio de 1995.
12. idem. 13. Marín Medina, José: op. cit., p.15.
266 LACAN:HEIDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 267

del volumen abierto, el vacío perforado en la masa, el espacio delimi- Para encontrar lo más propio del espacio Heidegger se dirige a oír
tado por líneas matéricas, y también el espacio interior y vis~b~e.de un lo que habla en el lenguaje. A través de un largo recorrido por la len-
cuerpo transparente han ampliado en nuestro siglo las pOSIbIlIdades gua llega a la conclusión de que para pensar el juego mutuo de la es-
del escultor". 14 cultura con el espacio hay que partir de la experiencia del paraje y del
lugar. La escultura no es la conquista del espacio sino la encarnación
iii. El vacío no es la nada de lugares. "Una encarnación que, cuando abre un paraje y lo custo-
dia, mantiene lo libre reunido a su alrededor, presta permanencia a ca-
"El vacío no es la nada. Tampoco es carencia alguna. En la encar- da una de las cosas, y otorga al hombre un habitar en medio de
nación escultórica el vacío interviene al modo de una fundación de lu- ellas";'? Al dar tal función esencial al lugar en la escultura, y al sepa-
gares, una fundación que esquematiza y busca".IS Esta~ ~alabras per- rar radicalmente la encarnación de lugares propia de la escultura de lo
tenecen al ensayo que Heidegger dedicó a Eduardo Chillida en 1969. que supuestamente podría pensarse que fuese lo esencial en ella -un
El pensador eligió a este artista para que realizase siete lithocollages hipotético debate y conquista del espacio- Heidegger queda confron-
que acompañasen al texto. .' tado a un problema crucial: el problema del volumen. Es llevado a
En este ensayo titulado El arte y el espacio, Heidegger se interro- sostener que aquello que en escultura se denomina con la palabra
ga sobre el espacio en relación a la escultura. Para ello deb~ diferen- "volumen" tendría que perder dicho nombre pues su significado es
ciar el espacio técnico-físico del espacio artístico y de~ e~paclO ~el ac- tributario de la moderna ciencia técnica de la naturaleza. "¿Qué ocu-
tuar y el circular cotidianos. Pero: ¿no son estos ultimo s SImples rrirá con el volumen de las formas escultóricas, formas que en cada
variaciones condicionadas subjetivamente del único y verdadero es- caso encarnan un lugar? Probablemente ya no será un límite que se-
pacio, el espacio cósmico objetivo? .' pare entre sí las superficies de los espacios, alrededor de las que lo in-
"Hasta que no experimentemos lo propio del espacio, el discurso terno se trenza con lo externo't.U'
acerca del espacio artístico pennanecerá oscuro. Pues de entrada que- Vemos que Heidegger se plantea, como consecuencia de su parti-
da indeterminado de qué modo el espacio gobierna en la obra de arte. cular escucha de lo que habla en la lengua, dejar innominado algo
"El espacio, en el que la forma escultórica puede ~allarse previ~- que, desde siempre, ha sido definido como fundamento de la escultu-
mente como objeto ya presente; el espacio, al que encierran los volú- ra, el volumen, y acerca del cual hemos visto que más allá de las mo-
menes de la figura; el espacio que es como vacío entre volúmenes. dificaciones en la manera de concebir el hecho escultórico, es lo que
Estos tres espacios, ¿no siguen siendo acaso, en la conjunción de su permanece. Volumen positivo, cóncavo, abierto, perforado, reticula-
juego mutuo, tan sólo descendientes de aquel espacio técni~o-fís.ic?? do, transparente, y en relación al espacio, volumen circunvalable en
¿No es así a pesar de que la configuración artística no perrrute la mje- r~lieve, flotante, pero siempre volumen. Este problema lo deja~os
rencia de cálculos numéricosf't.l" SImplemente apuntado.
Sin embargo, se nos impone el mencionar a un dibujante y graba-
dor, Maurits C. Escher, quien ha sido reiteradamente utilizado por las
14. ídem, p.16.
15. Heidegger, Martín: El arte y el espacío.(Traduccí6n de Kosme de Bara-
ñano) en el libro: Barañano, Kosme de: Chillida-Heidegger-Husserl. El concepto
de espacio en lafilosofia y la plástica contemporánea. p.S9. 17. ídem, p.16.
16. Heidegger, Martin. op. cit., p.53. 18. idem, p.S9.
268 LACAN:HEIDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 269

publicaciones psicoanalíticas para ilustrar problemas habituales de iv. El lugar como anudamiento de materia, vacío y forma.
imposibilidades imaginario-simbólicas. No se lo usa decorativamente La conexión de lugares engendra el espacio
o según el tema de sus trabajos, sino que el psicoanálisis recurre a Es-
cher como si de conceptos se tratase. ¿Por qué? En el texto de presentación de la obra gráfica de Eduardo Chilli-
Porque Escher se vale como nadie de los recursos del dibujo y el da, Félix Duque habla de la copertenencia de forma y materia. Si la
grabado para generar los trampantojos que, en las dos dimensiones forma corresponde a "lo que puede ser" en función del saber hacer
del plano rompen con las tres dimensiones sugeridas por las perspec- del artista, la materia por su lado pone el obstáculo de su dejar hacer,
tiva para, finalmente, dislocamos y sumergimos en un espacio de n imponiendo qué es lo que con ella es posible hacer. Forma y materia
dimensiones. Con Escher culmina (alcanza su límite irrebasable) la se copertenecen en una lucha permanente, pues cada una hace presen-
posibilidad del dibujo para sugerir los intuídos espacios de más de te lo que le falta a la otra: "Es más: cada una es la falta de la otra, y a
tres dimensiones. Se puede afirmar que esa es la limitación que impo- la vez le hace falta para ser ... en la obra cumplida, Iograda't.P
ne esa materia -el trazo sobre el plano- no habiendo otro paso más Nos parece esencial esta noción de forma como límite, como
allá. Tal vez pueda decirse que cada época tuvo un artista en cuya frontera entre la materia y el espacio. Por lo que nos interesa sostener,
obra culminó la topología de su época. Indudablemente así sucedió vamos a contraponer materia y vacío, reservando la denominación de
con Las Meninas de Velázquez. Que quede claro: no estamos compa- espacio ya sea para el espacio cotidiano -el espacio físico- tributario
rando glorias artísticas, Escher con Velázquez, sino épocas topológi- de la determinación matemática, o ya sea para otros espacios, de los
cas cuya culminación se alcanzó en el arte sobre el plano. Sostenemos cuales nos centraremos en particular en el espacio escultórico. Estas
que Día y noche, Escaleras arriba y escaleras abajo o Cóncavo y consideraciones serán especialmente claras para los psicoanalistas,
convexo entre tantas otras obras de Escher, son la expresión más aca- quienes en su práctica rompen permanentemente con el espacio euclí-
bada de la representación intuitiva de un espacio que, en topología de deo al localizar las diversas cuestiones que se ponen en juego en el
superficies, se conoce como botella de Klein.19 acto de habla, trazando ese espacio propio del discurso analítico que
Tras este breve ex cursus, se podría decir, en función de aquella es el espacio tridimensional del serdiciente (RSI).
citada aspiración de Heidegger a que el volumen de la forma escultó- La forma opera en el acto escultórico como límite entre la materia
rica ya no sea un límite que separe superficie de espacio, la expresión y el vacío, jugando el juego "a la vez finito e interminable?' entre el
de la conveniencia de que lo que fue volumen cambie de nombre, que "poder-ser" y el "ser-posible". En ese juego se da la localización, la
la operación ofrece para la escultura extremas dificultades. La misma donación de lugares que en su inédita conexión producen la separa-
ganancia de una dimensión que establece la escultura respecto de la ción entre el espacio escultórico (en el cual acontece la obra lograda)
pintura y el dibujo, la constriñe justamente a operar con volúmenes. y el espacio técnico-físico.
Lo que la escultura ha ganado en masa lo ha perdido en libertad. Puede así concebirse el acto escultórico como la generación de un
espacio propio de la obra, un espacio resultante de! triple anudamiento
de materia, forma y vacío, con la concomitante donación de lugares.

19. Escher, Maurits Comelis. The world of M. C. Escher. Harry Abrams, Inc. 20. Duque, Félix: "Atalaya de encuentros" en el catálogo citado, p.15.
New York, 1988. 21. idem, p.17.
270 LACAN:HEIDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 271

La materia (tierra, madera, metal, piedra) impone las limitaciones presentes parecen ser unos objetos más en la infinita red de objetos
de su propia condición, aquello que es posible hacer con esa materia disponibles, modo propio de presentarse las cosas en nuestra era. Pero
determinada, lo que esa materia deja hacer con ella. La materia, a su no por estar aparentemente al alcance de la mano, están próximas. La
vez, se halla inmersa o pertenece a un e pacio físico del que hay que obra las aproximará al destacarlas en su lejanía. Se nos revelarán co-
arrancarla. Pero ese arrancar la materia del espacio físico para trasla- mo lo más íntimo en su irreductible lejanía, surgiendo en nosotros los
darla al espacio artístico no tiene nada que ver con ningún movimien- efectos de una apropiación expropian te.
to de traslado. Que el bloque de piedra sea trasladado al taller o se es- ¿Nos enseñará la montaña vacía a habitar la tierra? Al reunir en
culpa en la misma cantera es indiferente al traslado del que hablamos. nosotros aquellos lugares, trasladándonos a otro espacio ... ¿nos deja-
Sólo la obra lograda traslada la materia, dándole otra localización con rá aprender lo esencial del habitar? Un habitar la tierra que no es el
nuevas conexiones, lo cual no sólo funda un espacio sino que hace simple respeto y admiración ante la naturaleza, sino el resultado de
que destaque en tanto materia. El vaciamiento de la montaña que pro- una intervención técnica sobre la misma (toda manifestación artística
pone Chillida no traslada físicamente la montaña, pero al imponerle tiene una vertiente técnica, y muy especialmente el vaciamiento de
una forma determinada, si y sólo si en tanto obra se logra, la habrá una montaña), una intervención técnica que no se propone arrancarle
trasladado al espacio artístico que ha generado. sus frutos, abrirla y explotaría, emplazarla económicamente a un má-
¿Mediante qué procedimiento? proceder al vaciamiento de la ximo rendimiento, sino que su finalidad sea la de conducir al hombre
montaña significa introducir el vacío en su interior: donde avanza el a su morada en la lengua, a esa relación en cierto modo imposible de
vacío retrocede la materia, donde la materia resiste se detiene el va- las palabras y las cosas. Abrimos a la extimidad.
cío. Entre ambos, la frontera constituída por la forma. A medida que
el vacío penetra en el interior de la montaña, en pugna con esa parti- v. La extimidad lacaniana. El objeto, el vacío y la Cosa'?
cular materia rocosa, y según los caminos trazados por la forma, se
van disponiendo lugares y se los va conectando. El saber hacer de Lo que la escultura contemporánea ha hecho con el espacio resul-
Chillida estará en constante tensión con lo que la montaña, en tanto ta particularmente ejemplar para los psicoanalistas. Sabemos, a partir
materia, deje hacer al artista. de Lacan, que si bien arte, religión y ciencia no son más que distintos
Vaciar la montaña es un procedimiento localizador. Vaciamiento modos de tratamiento de la Cosa, es particularmente el arte el que
que al proceder, localiza. Da lugar al mar, al sol, a la luna. Da lugar al manifiesta su relación primordial con ella. En el Seminario VII, la
día y la noche, a la luz y a las tinieblas. Movimiento y quietud, soni- Cosa es aislada en el Proyecto de psicología científica, texto en el
do y silencio, tiempo y espacio.
El constante movimiento del agua, la aparición y desaparición cí-
clica de los astros, el sonido del viento y el rumor del mar, los alterna- . 22. En este apartado se recogen unas notas sobre la cuestión de la Cosa pu-
tivos juegos de luces y sombras, todo eso y más en el recogimiento bhcadas hace unos años:
Larriera, Sergio: "Das Ding, ese Otro prehistórico ..." en Correo del GEM, n"
del silencio interior de la tierra.
12, septiembre de 1992. Edición del Grupo de Estudios Psicoanalítico s de Ma-
Una escultura viva en la que la disposición de lugares y el modo drid-EEP.
de conectarlos nos imponga las escansiones y los cortes del tiempo. También se puede consultar sobre este tema, pues en sus consideraciones so-
Una obra que coloque al hombre en la proximidad de cosas tan leja- bre el arte toma el mismo punto de partida en Lacan:
nas como el cielo y los astros, como el mar, que por estar siempre Regnault, Francois: El arte según Lacan. Barcelona. Ediciones Eolia. 1995.
272 LACAN:HEIDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 273

cual Freud había planteado "el complejo del Nebenmensch" (traduci- do el movimiento de las Vorstellungen, tanto de las Sachvorstellungen
do como "prójimo"). (representaciones de cosa) como de las Wort-vorstellungen (represen-
En la vecindad puesta en juego por el término freudiano del Ne- taciones de palabra), es decir, todo el movimiento de los significantes
benmensch es donde Lacan localiza la cosa. Destaca un pasaje del tanto inconscientes como preconscientes. Das Ding, la cosa, es de un
Entwurf al cual traduce: "Así el complejo del Nebenmensch se sepa- orden radicalmente distinto a los significantes: "A nivel de las Vorste-
ra en dos partes, una de las cuales se impone por un aparato constan- llungen, la cosa no sólo no es nada, sino literalmente no está -ella se
te, que permanece unido como cosa -als Ding".23 distingue como ausente, como extranjera't.é"
Neben: junto a, aliado de. Cuando Neben interviene en una pala- Das Ding no es un ente entre los entes, sino que es un lugar -ex-
bra compuesta connota por lo general el carácter de secundario o de terioridad íntima- esencial a la estructura. ¿Cuál es la diferencia fun-
lateral de aquello de que se trate. Mensch es el hombre pero como gé- damental con el objeto? Al quedar prohibido el acceso pulsional a la
nero humano, no como varón. satisfacción en la relación incestuosa, el aparato psíquico queda con-
Nebenmensch constituye para Lacan una "fórmula cabalmente denado a una deriva en la que las pulsiones obtienen satisfacción sig-
asombrosa en la medida en que articula poderosamente lo marginal nificante: ahí viene la lista de objetos posibles, de Sachvorstellungen
y lo similar, la separación y la identidad". Esa primera aprehensión que irán estableciendo puntos de fijación imaginaria para la satisfac-
de la realidad, el Nebenmensch, tiene relación con el sujeto del mo- ción de la pulsión. Eso es el orden del objeto. Hecho notable en el re-
do más íntimo. En estas palabras de Lacan resulta evidente que se torno de lo reprimido, que se da por vía del significante, por vía de las
esboza una topología. Así, la oposición de lo marginal y lo similar, o Sachvorstellungen. Es muy importante destacar que das Ding no es la
la de separación e identidad, o la utilización de términos tales como ley del retorno, que en todo caso los rodeos y circunvoluciones del
"íntimo" "primer exterior", "extranjero", van trazando un espacio. Y significante constituyen a das Ding como la causa. Leyes del incons-
la cosa es aislada en el origen por el sujeto al hacer la experiencia ciente de combinación y sustitución de significantes puestas al servi-
del Nebenmensch, como constituyendo ese lugar extraño. En las cio de producir a nivel del objeto una apropiación de lo excluído en el
múltiples referencias a la Cosa, ésta en ningún momento va a con- origen, la Cosa, que es así la causa.
sistir en algo, sino que será espacio, lugar, lugar central y funda- Si en el retorno de lo reprimido de lo que se trata es de la vuelta
mentalmente "se trata de ese interior excluido que, para retomar los de ciertos significantes que buscan satisfacciones sustitutorias en el
términos mismos del Entwurf, está de este modo excluido en el inte- síntoma, en la sublimación por el contrario no hay padecimiento.
rior".24 La satisfacción es de otro orden, pues sorteando la represión es al-
Das Ding queda situada "en el punto inicial, lógica y a la vez cro- canzada en un producto, en una obra. Y si Freud hablaba de un
no lógicamente, de la organización del mundo en el psiquismo't.P cambio de fin (Ziel) pulsional, consideramos que es en el pasaje del
Alrededor de das Ding, de ese lugar de exclusión interior gira to- objeto tratado a la Cosa aproximada donde podemos concebir tal
cambio de fin. No se trata del cambio de un objeto por otro, sino de
una transformación del objeto, produciéndose mediante dicho trata-
miento una aproximación de la Cosa. La sublimación, para Lacan,
23. Lacan, Jacques: La ética del psicoanálisis. Seminario VII. p.67. Buenos
Aires. Paidós, 1988.
24. idem, p. 126.
25. idem, p. 74. 26. idem, p. 80.
274 LACAN:HEIDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 275

es el acto por el cual un objeto resulta elevado a la dignidad de la Desde esta perspectiva, el vaso puede ser considerado "como un
Cosa.27 objeto hecho para representar la existencia del vacío en el centro de lo
La Cosa: lugar extranjero que Lacan no duda en situar como pun- real que se llama la Cosa ".32
to inicial -lógico y cronológico- de la organización del mundo. Cro- Para la representación ese vacío es la nada, nihil, a partir de la
nología que lo llevará a calificar el lugar de la Cosa como "Otro pre- cual el alfarero crea -ex nihilo- el vaso. "Hay identidad entre el mo-
histórico ".28 Dimensión prehistórica deJ Otro que empujará a Lacan a deJamiento del significante y la introducción en lo real de una hian-
una indagación en la prehistoria humana para recoger los primeros cia, de un agujero". Esta función agujereadora del significante será
testimonios de la aproximación de la Cosa. Así, tomando apoyo en sostenida por Lacan hasta el final de su enseñanza. De allí que, en la
Heidegger, Lacan se dirigirá a la que para él quizás sea "la función ar- época del seminario Vil, la Cosa quede también definida como aque-
tística más primitiva, la del alfarero.l? llo de lo real primordial (\0 real en su totalidad, tanto lo real del suje-
También Heidegger, en el artículo Das Ding comentado por La- to como lo real que le es exterior) que padece del significanteP
can, es conducido a la Cosa a partir de consideraciones topológicas Resonancia de esta fórmula con aquella otra frase de Heidegger
sobre la proximidad y la lejanía. "Próximo a nosotros está aquello con que cierra su artículo: "Sólo lo que es eslabonado en el mundo,
que solemos llamar cosas", dice Heidegger, para asegurar a continua- llega a ser, de una vez, cosa" (Versión de Pedro Cerezo en Arte, ver-
ción que "hasta ahora el hombre ha meditado tan poco en la cosa en dad y ser en Heidegger). Y desde el acto de creación prehistórica rea-
cuanto tal como en la proximidad". Inicia una reflexión que desde el lizado por el alfarero, Lacan pasa a desarrollar el momento supremo
vacío esencial del vaso y lo lleno propio del escanciar, le permitirá del paleolítico superior, el arte parietal, como emergencia del vacío
arribar al Geviert -tierra, cielo, divinos, mortales- en que la cosa en relación al significan te.
mundea, hace mundo. Geviert en que culmina la topología del ser co- Alrededor de esa exterioridad en el interior que es la Cosa, en el
mo acaecimiento propicio.P Seminario VII Lacan teje sus reflexiones en las que habla del enlace y
Queremos decir que también para Heidegger la Cosa es esencial- la separación posterior entre arquitectura y pintura, así como de la
mente lugar. Y es en esa lectura donde Lacan interpreta que "lo vacío progresiva conquista pictórica del espacio hasta llegar a pintar en el
y lo pleno son introducidos por el vaso en un mundo que, por sí mis- plano aquel vacío originario de la caverna, tal cual sucede en el obje-
mo, no conoce nada igual. A partir de este significante modelado que to de la anamorfosis cuyo paradigma es en el análisis lacaniano el
es el vaso, lo vacío y lo pleno entran como tales en el mundo, ni más cuadro de Los embajadores de Holbein, en el que una mancha fusifor-
ni menos y con el mismo sentido't.'! me se revela como una calavera al contemplarlo desde cierto ángulo.
"En el momento inicial, las imágenes que nos parecen ser las pri-
meras producciones del arte primitivo fueron situadas en las paredes
27. idem, p. 138. d~ ~~a caverna't.P El artista elige por lo general una oquedad de muy
28. idem, p. 89. dIfICIl acceso, en la que las condiciones de iluminación y de ejecución
29. idem, p. 148.
30. Heidegger, Martín: "La Cosa", (traducción de Víctor Sánchez de Zavala)
en Referencias en la obra de Lacan n° 2. Buenos Aires. Biblioteca Campo Freu-
diano. La última frase del artículo "La Cosa" procede del libro: Cerezo, Pedro: 32. idem, p. 151.
Arte, verdad y ser en Heidegger. Madrid. F.U.E. 1963. 33. idem, p. 146.
31. Lacan, Jacques: op. cit. p. 149 34. idern, p. 172.
276 LACAN:HEIDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 277

de las pinturas debían de presentar grandes dificultades. Las pinturas la Cosa. El hombre, convocado a ese recinto en el interior de la mon-
paleolíticas guardan una estrecha relación "con ese algo que, en su taña, en el recogimiento más íntimo, se abismará en lo inconmensu-
subsistencia, se presenta con el carácter de un más allá de lo sagrado, rable.
que es justamente lo que intentamos fijar en su forma más general A modo de síntesis: concebimos a la Cosa como un lugar genera-
mediante el término de la Cosa".35 dor de espacios. Es un vacío localizador, un vacío que da lugar, que
¿Cómo entender ese "más allá de lo sagrado" denominado la Co- funda y conecta lugares otorgando espacios (en la práctica psicoanalí-
sa? Consideramos que ésta es la tesis fundamental de Lacan. Se le ha tica se pone en juego para otorgar al ser hablante su espacio constitu-
dado al arte rupestre un significado puramente artístico, o se lo ha su- tivo, el espacio de tres dit-mensions).
peditado en tanto arte a su supuesta función religiosa, e incluso se ha
podido llegar a entenderlo, de acuerdo al conocimiento de anatomía vi. La montaña vacía y el Land art
animal y etología evidenciado por los artistas, como ciencia paleolíti-
ca. Pero arte, religión y ciencia no son para Lacan más que di versos El proyecto de la montaña vacía anuncia una espectacular inter-
tratamientos de la Cosa. Esa es la causa del arte paleolítico: la presen- vención sobre el medio natural. Actualmente, y muy especialmente en
tación de la Cosa. En torno a un vacío esencial el artista hace presen- Estados Unidos, son frecuentes las manipulaciones escultóricas de la
te la Cosa dándole una pared simbólica. Unos milenios más tarde re- naturaleza que conducen a profundas modificaciones del paisaje. Di-
cogemos los ecos religiosos de este hecho en la erección del templo. versos "earthworks" ponen de manifiesto las más aventuradas crea-
Un autor como Francisco Jordá Cerdá interpreta en el campo de la ar- ciones del "land art", Como sostiene Javier Maderuelo en el capítulo
queología a la pintura de la caverna como poniendo en juego de mo- de su libro dedicado a este tema, padecemos "un distanciado olvido
do inaugural los dos elementos básicos de toda religión: el templo y de aquellos parajes en que los hombres, como topos, hoy todavía, si-
la imagen.l" He comentado que Lacan se desmarca de este tipo de in- guen entrando en las entrañas de la tierra para recoger las rocas que
terpretaciones al proponer la caverna y el templo como organizacio- hacen fuego, se endurecen, brillan o espejean, esas piedras que son
nes en torno al vacío. Tal es la impresión en él suscitada por la cate- ca?aces de matar o trastornar hasta hacer perder la razón. En estos pa-
dral de San Marcos y aún más, el sentido final de toda arquitectura raJes el hombre ha ido escribiendo [recordar aquella visión aérea de la
como organización significante alrededor de la extimidad del vacío. superficie terrestre que llevó a Lacan a hablar de "lituraterre'ñ como
A la luz de esta advertencia de Lacan, debemos evitar el dar cual- lo hace con la arquitectura en la construcción y crecimiento de la ciu-
quier significación mágica o sagrada a la "montaña vacía". Aunque dad, toda su historia. Son lugares, como explica la escultora hispano-
parezca un templo (recordar que Santa Sofía cabe holgadamente en austríaca Eva Lootz, cargados de lenguaje u. 37
su interior) y aunque movilice toda la simbología sexual y generatriz Todos aquellos espacios que han sido removidos y estimulados
que se quiera (sol/luna, agua/tierra, etc.,) la montaña vacía de Tinda- por el hombre, como son las minas y las canteras, son definidos por
ya, más allá de lo sagrado, será un lugar, un lugar de presentación de esta escultora como espacios excitados. La tentación por excitar el es-
pacio ya aguijoneaba al hombre primitivo. Sus asentamientos al lado

35. idem, p. 172.


36. Jordá Cerdá, Francisco: "Sentido y significación del arte rupestre penin- 37. Maderuelo, Javier: El espacio raptado. (p. ¡80).Madrid. Mondadori,
sular", en Arte Rupestre en España. Madrid. Zugarto Ediciones, 1987. 1990.
278 LACAN:HEIDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 279

de minas, ríos o canteras así lo prueban. La ciudad de Siracusa, en Si- En 1973, Robert Smithson, en su búsqueda de vías que hiciesen
cilia, surgió "al pie de una cantera, y el propio hueco de la cantera se posible la reconciliación del hombre con la naturaleza, presentó un
convertía en un espacio destinado al arte al asentarse naturalmente en proyecto para "recuperar para el arte" una cantera, "una gigantesca
él uno de los más soberbios anfiteatros. Aún hoy, pasados más de cantera a cielo abierto de cinco kilómetros de diámetro ... Smithson
veinte siglos, cantera y anfiteatro se siguen utilizando. Los artistas del propone rellenar el fondo del anfiteatro hasta conseguir una superficie
land art lanzan la idea de reinterpretar las canteras como una gran es- circular plana sobre la que se construirían cuatro semicírculos en es-
cultura que, con el lento paso del tiempo, va cambiando de contor- vástica que sugerirían la sensación de rotación't."
nos ... "38 De especial interés para quienes e inquietan por el proyecto Chi-
La cuestión de la relación entre la utilidad de la cantera y la fun- Ilida es una obra de Nancy Holt titulada Sun Tunnels. Fue construida
ción de la obra de arte es parte esencial del proyecto Chillida: "Los en L 976 en un desierto de Utah, siguiendo la tradición de varios es-
obreros de una cantera sacan la piedra pero meten el espacio't.P Esta cultores de instalar sus obras en los inmensos desiertos estadouniden-
reflexión sobre el trabajo, unida a la realización de alguna escultura ses. La obra que comentamos está constituída por cuatro grandes tu-
en alabastro en que prefiguraba la montaña vacía, fueron preparando bos cilíndricos de casi tres metros de diámetro por el doble de largo.
el terreno del actual proyecto. Chillida llega a sintetizar la intersec- El espectador puede circular por el interior de estos tubos que están
ción necesaria entre obra y cantera en los siguientes términos: "Para acostados sobre el terreno y dispuestos en cruz, separados unos de
mí el espacio, para los otros la piedra".4o Vemos que la relación can- otros por una distancia de quince metros. "Los cilindros están alinea-
tera-escultura es distinta a lo que hemos comentado de los planteas dos con la salida y la puesta del sol, en los solsticios de verano e in-
del land arto Es otra manera de considerar el límite entre espacio y vierno, de tal manera que durante la salida y la puesta del sol, los días
materia. La noción de trabajo del cantero resulta esencial tanto a la de los solsticios y durante diez días antes y después, el sol es visible a
intuición de la montaña vacía como a las ideas de los artistas del través de los conductos. La relación entre interior y exterior se esta-
land arto Al extraer los bloques y dejar los correspondientes huecos, blece a través de unas perforaciones realizadas en los tubos, a modo
hace posible que la visión del escultor se fije en uno u otro lado de de pequeños orificios circulares dispuestos sobre la superficie de los
la frontera: acentúa el espacio o resalta la materia, pero siempre am- túneles según el diseño de las constelaciones de Draga, Perseo, Co-
bos en tensión, sugeridos y solicitados recíprocamente el uno por la lumba y Capricornio, tal como se representan en los mapas celestes,
otra. de tal forma que estas aberturas varían en su diámetro entre veinte y
De la importante muestra de artistas del land art, retengamos algu- treinta centímetros, según el tamaño relativo de la estrella a la que re-
nos nombres y obras en las que se intenta conectar lugares de una ma- presentan. Durante el día la luz del sol, y por la noche la de la luna,
nera novedosa, generando un nuevo concepto de espacio, obras que penetra por los agujeros proyectando sus haces de luz sobre la cara
por ello entran en resonancia con el proyecto de la montaña vacía. interior de los tubos. Estas manchas luminosas, como en un planeta-
rio, se van desplazando lentamente, según el solo la luna se mueven
en el firmamento't.P

38. idem, p. 182.


39. Chillida, Eduardo: en el artículo: "Chillida penetra en una montaña sa-
grada" de Fernando Samaniego. EL País, 30-7-95. 41. Maderuelo, Javier: op. cit., (p. I 84)
40. Chillida, Eduardo: idem. 42. idem, p. 189.
280 LACAN:HEIDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 281

En un proyecto de los años setenta, otro artista, James Turrell, estoy en otros lugares donde la mar no está presente, siento necesidad
buscó durante mucho tiempo alguna colina o volcán que permitiese de volver junto a mi maestro't.v'
situar al espectador en el centro de una planicie inmensa, la del de- "Ese lugar que es el Peine del viento, en la prolongación de la
sierto circundante, pero elevado respecto de ella.: "un lugar que tu- playa de Ondarreta sobre la base del monte Igueldo, puede ser visto
viese las cualidades perceptivas de un espacio infinito". En un vol- para la ciudad de San Sebastián a la vez como principio y término.
cán extinguido en Arizona proyectó diversos sitios en los cuales se Término porque define el extremo, el último punto del tejido urbano
pudiesen experimentar las cualidades del sol y de la luna. Un largo que retorna al mar, a la naturaleza de donde procede, completando el
túnel conducirá a los lugares desde los cuales el espectador podrá ob- otro extremo medieval, al otro lado de la bahía, construido en piedra
servar acontecimientos tales como la salida de la luna o la puesta del sobre las faldas del Urgull que es su origen. Principio porque restitu-
sol. "La gran ambición de Turrell es revelamos las extraordinarias ye a la ciudad y su construcción, de manera atemporal, su carácter
propiedades físicas y simbólicas de la luz, uno de los lugares comu- de objeto cultural significativo. Una restitución que no obra en un
nes de nuestras vidas, intentando crear un ambiente de éxtasis".43 sentido puntual. Me atrevería a afirmar que para San Sebastián el
En estos y otros proyectos y obras insisten los elementos que jue- Peine del viento es su lugar ya que el espacio que compacta define,
gan en el proyecto de Chillida: el sol y la luna. Incluso podemos afir- en el más alto grado de permanencia, la naturaleza y vocación de la
mar que en ellos está mucho más calculada la incorporación del tiem- ciudad ( ... )
po y del movimiento. Sol y luna surgen a ciertas horas, en ciertas "Hay en el espacio que define el Peine del viento una voluntad de
épocas. Su luz se mueve a través de una serie de agujeros filtrantes ser según un orden que está regido por las esculturas. No son éstas un
para reflejarse sobre paredes curvas. adorno urbano proviniente de una mera intención de embellecimien-
De ello se deduce que llevar la luz del sol y de la luna al interior to, sino la conclusión de un recorrido que sólo se comprende con su
de la montaña va a requerir complejas formas de las perforaciones y presencia. No están añadidas a una fábrica existente sino que son
tal vez su multiplicación: un túnel para la luna y otro para el sol, tal ellas, con sus solicitaciones, las que generan el espacio y provocan el
cual se esboza en la primera maqueta, son simplemente la síntesis de carácter atemporal del lugar ( ... ) Para Eduardo Chillida es el lugar el
las dimensiones que se ponen en juego, una manera simple de norn- verdadero artífice de la obra aunque sea él quien lo descubrió (... )
brarlas. Así como en psicoanálisis decimos: real, simbólico, imagina- Chillida parece preguntarse lo que el lugar quiere ser".45
rio, así dice Chillida: sol, luna, mar. "Este lugar es el origen de todo ...EI verdadero autor de estas
El mar -la mar, como él lo lIama- es el tercer elemento que intro- obras es él. Yo lo he descubierto y le he hecho un homenaje ... me ena-
duce un movimiento mucho más cambiante e imprevisible. "La mar" moré de ese lugar mucho antes de saber que iba a hacer algo en
es la marca Chillida: la mar es el sonido y la furia. La mar suena. él...antes de ser escultor ...podría tener catorce años pensando de don-
Chillida no quiere el silencio: " ...estoy conectado con la mar como de venían las olas. (...) Cuando se acerca la posibilidad fáctica de ha-
un discípulo con su maestro. La mar está siempre viniendo, viniendo
con una fuerte insistencia, luchando. Siempre nunca es diferente pero
nunca siempre igual. ¿Por qué la mar está siempre viniendo? Cuando 44. Chillida, Eduardo: Texto de la película Chillida. Dirección: Lawrence
Boulting op. cito
45. Bazal, Jesús. Texto de presentación del libro El peine del viento. Eduar-
43. idem, p. 192. do Chillida-Luis Peña Ganchegui. Pamplona. Q Editions, 1986.
LACAN:HElDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 283
282

cer la obra me replanteo todo de nuevo, algo que me suele suceder. tres. De una forma intuitiva, es el medio más económico de entrar en
En todas mis primeras ideas la escultura -una sola pieza- iba en la ro- el espacio, la máxima posibilidad de acción elemental sobre el espa-
ca exenta. Descubrí que muchas de las últimas cosas que había hecho cio. Así pues, me faltaba un dato y una globalización de todo el pro-
eran demasiado protagonistas, espectaculares. En ese lugar, en cam- blema en función del origen de la idea del Peine del viento del año
bio, ocurrían cosas muy elementales: estaba el horizonte allí detrás, la 52 ... Un tercer elemento sobre el horizonte ...y con los tres hacer en-
insistencia del mar con su lucha, estaban los hombre arrimándose a trar también la vida del mar...La pieza del fondo, una afirmación ha-
mirar lo desconocido desde el pasado hasta hoy, que seguimos miran- cia el futuro, parece balancearse sobre el horizonte ..."46
do sin saber lo que hay ahí detrás (...) Me doy cuenta que las tipolo- Eduardo Chillida se mueve en la vecindad de poesía y pensa-
gías de mis Peines del viento anteriores [Chillida comenzó la serie de miento. Sus esculturas muestran su radical pertenencia al lenguaje.
esculturas con ese nombre en 1952. Hasta la instalación en Ondarreta Siempre en el límite de las palabras y las cosas. Estas palabras de él,
en 1977 hizo dieciséis] son demasiado complicadas para los elemen- de infinitas sugerencias para el lector psicoanalista -que sabe oír lo
tos que se dan alrededor. ..Todo lo que ocurría en este lugar se daba que en ellas habla-, y a propósito de esta obra, el Peine del viento,
por un camino de variaciones sobre temas diversos. Por ejemplo, los dejan una profunda enseñanza. Cuando se apaga el narcisismo, renun-
estratos son similares, producto de una misma causa, pero todos dis- ciando a la espectacularidad y al protagonismo, cuando se disuelve la
tintos, hay variantes; las olas del mar son todas similares, pero son to- unidad del yo, renunciando a la pieza única sobre la roca exenta
das distintas, las gaviotas, nosotros los hombres, todos parecidos pero cuando el artista se pliega, obediente, a lo que el lugar le dicta, impo-
todos distintos. Entonces empecé a trabajar con tres piezas. Al princi- niéndosele la triplicidad de las piezas, así como sus semejanzas, jus-
pio lo hice con piezas relativamente diferenciadas, pero llegó un mo- tamente en ese momento se revela la letra en el más puro sin sentido.
mento en que vi que no podía perrnitirrne en ese lugar esas excentrici- En efecto, los perfiles de las tres piezas de acero se muestran como
dades, de ninguna manera. Tenía que hacer tres piezas, no iguales, elementos de una escritura. Dos letras separadas buscando unirse, la
pero muy similares, con una escala muy próxima (...) La razón de ha- "E" y la "C", próximas al espectador, jugando en la horizontalidad la
ber elegido los lugares donde están colocadas las tres esculturas, al fi- tensión del nombre propio, Eduardo, con el nombre del Padre, Chilli-
nal, es muy elemental. La pieza de la izquierda, a la que el público da. Dos letras que se reúnen, en la verticalidad del futuro, "E" y "C"
tiene acceso, está ahí porque es el final del tejido urbano de San Se- entrelazadas, allá, en el mar, flotando sobre el horizonte: Eduardo
bastián -esa roca tiene un valor decisivo en la geología de la ciudad-o Chillida, su signatura. Desde el punto más próximo, estos son los per-
Luego descubrí que los dos lugares que yo había intuido como impor- files que ve el espectador:
tantes para esta elección de lugar iban a conformar la escala -yo no
he elegido la escala-. Comprendí que esos dos puntos forman parte
del mismo estrato, erosionado por los siglos y milenios de olas y que
han dejado como testigo la roca de la derecha. Esos estratos son testi-
gos de todas la historia de nuestro pueblo, estaban ahí antes que todos
nuestros antepasados. Eso me obligó a colocar las dos piezas horizon-
tales, buscándose la una a la otra, queriendo unir lo que estuvo desu-
e o
nido, esto es, unimos con el pasado, no olvidamos del pasado. Son un
simbolismo del pasado ...Yo siempre estuve muy ligado al número 46. Chillida , Eduardo. Conversación en lntz Enea. En obra citada.
284 LACAN:HEIDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 285

En septiembre de 1977 fueron instaladas en las rocas de la playa de Cruce de líneas, punto de cruz. "Über" Jünger y Heideg-
San Sebastián las tres piezas del Peine del viento. Las tres implanta- ger: Félix Duque
ciones de acero sobre las rocas penetran en el mar. En la plataforma La pregunta por la línea: Jorge Alemán-Sergio Larriera
Una perplejidad: El trabajador: Andrés Sáncher Pascual
de piedra que las precede permitiendo que el visitante se acerque a
Metapolítica de la cercanía: Ignacio Castro
ellas, el escultor ha practicado siete agujeros por los que asciende el
Escribir con los ojos: Jünger en los textos pictóricos nihi-
sonido del mar que corre debajo. Por esos agujeros resuena el mar de listas de Kubin: José Luis Molinuevo
una manera recortada, distinta al modo en que lo hace en tanto rumor La razón práctica en medio de la depotenciación técnica:
de fondo. También el peine modifica el sonido del área cuando el Franco Volpi
viento silba enroscándose en sus dientes, cuando la ola estalla y lo
salpica: viento yola suenan diferentes. Diapasón metálico que hace Vamos a hacer primero una descripción del trayecto que lleva al
resonar lo que allí, ya desde siempre, suena. psicoanálisis a preguntarse, y al mismo tiempo a ser interpelado por
Chillida quiere, también en Fuerteventura, el sonido del mar, este libro+? que es el que hoy nos congrega en esta intervención que
quiere el silbido del viento. A los silenciosos y previsibles desplaza- hemos titulado La pregunta por la línea. Este trayecto puede mostrar
mientos del sol y la luna, regulares, lentos, casi imperceptibles, se les por qué al psicoanálisis le concierne intervenir en este debate acerca
viene a anudar el mar como agitación y sonido. de la línea, la pregunta por la línea, las condiciones de posibilidad de
La voz del mar (antes maestro), viene ahora a celebrar la extimi- su atravesamiento y sus consecuencias.
dad. El hombre, al fin, apropiándose de lo lejano, se expropia en la
inmediatez de su abismo. Sólo así, sin dios, sin rey, sin padre, habita-
rá la tierra.
Hay que recordar que lo que Freud nombra como psicoanálisis es
II. La pregunta por la línea una experiencia con la palabra en un espacio inédito, propio del ser
hablante. Palabras que se repiten regularmente, síntomas que al modo
La pregunta por la línea es eL texto de una conferencia de un mensaje cifrado se trazan sobre el cuerpo, pensamientos labe-
que pronunciamos varios años después de La edición de 1989 rínticos que mortifican al sujeto, sueños hechos de acertijos lingüísti-
de Lacan:Heidegger. Es una muestra actuaL de Los caminos cos mediante lógicas no contradictorias; la verdad inconsciente se di-
seguidos por aLgunas de las cuestiones abiertas en aquella ce en la palabra siempre a medias, en un estilo indirecto desbordando
primera edición. el marco del saber.
Esta intervención tuvo Lugar dentro de un ciclo de confe- Esta experiencia con el habla, específica de la cura analítica, con-
rencias organizadas por Ignacio Castro en Cruce -arte y pen- duce, como parte esencial de la misma, al problema de¡ fin. El fin de
samiento-, quien también se encargó de reunir/as en una pu-
la experiencia analítica estuvo ya desde el principio asumido por
blicación posterior: Junto a Jünger, A continuación ofrecemos
Freud, y se caracteriza por ser un fin que no dispone de una última
una relación de temas y autores, pues en nuestra conferencia
se hace referencia a aLgunos de eLLos.

Prólogo: Ignacio Castro 47. Jünger, Ernst: "Sobre la línea"; Heidegger, Martin: "Hacia la pregunta
Ernst Jünger: el reloj y el tiempo: Vicenzo VitieLlo del ser". En Acerca del nihilismo. Paidós I.C.E./U.A.B. Barcelona. 1994.
ARTE Y PENSAMIENTO 287
LACAN:HEIDEGGER
286

palabra; el fin freudiano, el de la cura, no se cierra en una totalidad, la filosofía decide curarse de sí misma, de la tradición que le ha dado
no se agota en un decir final. Ningún decir garantiza la clausura, y por su suelo; y es ese instante el que de algún modo hacemos entrar en
tanto la misma no puede ser entendida como una totalidad que se rea- diálogo con la cura analítica. El pensar, tal como lo recogen las con-
liza a sí misma. Hay ya aquí un interés en la posible conversación que versaciones entre Jünger y Heidegger, avista que efectivamente el
podamo tener con lo que se debate sobre el cruce de la línea, pues, lenguaje impone tal carga semántica, que hay una inercia metafísica
en efecto, la experiencia analítica es un intento de concebir una expe- que tiene tanta gravitación y tanto peso en el lenguaje del que hasta
riencia con el tipo de final que le corresponde a la misma, que brota ese momento se dispone y se propone, que no es apto para producir el
de la esencia de la experiencia misma, que aunque no disponga de atravesamiento, que debe ser abandonado. Ese instante siempre coin-
una palabra de cierre ni de un decir que clausura, acontece sin embar- cide con la invitación a dar un salto, a consumar esa travesía que que-
da distinguida por ese momento en que aparece como señal, como
go como final.
Todo el problema que ha habido en Freud y que luego Lacan pro- signo de que la travesía se realiza, el que se produzca una transforma-
siguió en su reflexión con respecto al fin, sería: ¿cómo se piensa un ción en el campo del lenguaje. No sólo basta con ir y venir a lo largo
fin cuando no coincide con una totalidad que se cierra sobre sí mis- de la historia, recorrer los momentos privilegiados de la tradición, ca-
ma?; ¿cómo pensar que hay fin y no clausura de un círculo? Este pun- racterizar las distintas secuencias, contornear lo que es impensado, si-
to puede hacer comparecer al psicoanálisis en este diálogo que aquí no que, lo que nos da finalmente la prueba, el testimonio de que la
travesía, el salto se produce, es que se transforman las propias condi-
vamos a mantener.
ciones del decir. Nos interesa este aspecto, es nuestra manera de mos-
LL
trar cómo nos orientamos hacia este libro. Venimos de una práctica
que concibe un fin, una práctica, la cura analítica, en donde la reme-
Esta secuencia que está presente en la cura analítica, el modo en moración tiene un lugar privilegiado. Pero también es verdad que la
que se realiza el itinerario, pues la experiencia analítica transcurre y experiencia analítica no se agota en el acto de la rememoración sino
va hacia su fin, mantiene para nosotros la posibilidad de abrir un diá- que necesita además establecer esa travesía e incluso poner a prueba
logo con ese instante, con ese momento en que la historia del pensa- hasta qué punto el sujeto de dicha experiencia cambia, transforma su
miento también dice hacer la experiencia de su final. Nos interesa en relación con el decir, con el lenguaje. Encontramos así una equivalen-
principio establecer una confrontación entre este final que concibe la cia entre el problema del fin tal como lo vemos en la cura freudiana y
experiencia analítica y ese momento, ese instante que este libro, estas el fin que se pone a debate en el cruce de la línea entre los textos de
cartas que se envían Jünger y Heidegger en su sesenta cumpleaños, Jünger y Heidegger.
saben mostrar de un modo paradigmático. Instante en que la historia Lo que verdaderamente termina de favorecer el diálogo entre es-
del pensamiento quiere curarse de su propia historia, es decir, el ins- tas dos experiencias, la del pensar que se quiere dar entre Jünger y
tante en que el pensamiento recorre las secuencias privilegiadas de su Heidegger y la experiencia que conocemos con el nombre de psicoa-
nálisis, es que ambas toman distancia, se diferencian de un modo ra-
tradición, sus relatos periféricos, y lo hace con el propósito de no só-
dical de cómo podemos concebir el fin hegeliano. Lo que finalmente
lo ir y venir a lo largo de la historia sino que más bien se propone
realiza la vecindad entre la experiencia analítica y lo que estos textos
atravesar lo que ha constituido a ese pensar.
Nos interesa ese instante en el cual el pensar quiere sobreponerse formulan, es que en ambos casos se trata de un fin donde la verdad no
se reúne con el saber, donde la verdad, a diferencia del fin propuesto
a la propia historia que lo ha constituido, atravesar el momento en que
288 LACAN:HEIDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 289

por Hegel en la Fenomenologia deL Espíritu, no termina de ser reab- deja.capturar ni por la imagen ni por el concepto, es algo que por su
sorbida, integrada, acuñada por el saber. En la cura analítica la verdad ambigüedad es muy difícil de definir; simplemente se constata en
se resiste a ser integrada al saber, a ser domesticada y reducida por el nuestra experiencia, se impone en el mundo que nos rodea el poder
saber; en ese aspecto podríamos decir que el psicoanálisis propone un anodadamente que va reduciendo los distintos valores, figuras y for-
fin distinto al de una superación, distinto al de ese itinerario descrito mas del mundo. El nihilismo es radicalmente ambiguo porque no
por Hegel en la Fenomenologla, en donde a través del "trabajo, el do- puede ser confundido ni con la enfermedad, ni con el caos ni con el
lor y la paciencia de lo negati vo", el espíritu realiza una trayectoria mal. Uno, dice Jünger, no se hace de la nada ni imagen ni concepto; a
donde finalmente la verdad se reúne con el saber y se realizan en la su vez, si el nihilismo se dejara abordar como algo malo, entonces el
autoconciencia y el saber absoluto. diagnóstico sería más favorable. Lo inquietante es el carácter irresis-
Aquí lo que nos interesa es un fin que no se cierra en ninguna au- tible que tiene el nihilismo, la capacidad de atracción, de fascinación
toconciencia, que no desemboca en ningún saber absoluto y esto es lo que ejerce y a la vez el carácter de mezcolanza del mismo.
que ya le da definitivamente a la experiencia de la cura analítica una Desde lo que nos aproxima a este diálogo, desde el psicoanálisis,
vecindad con el problema que se evoca en estos textos. Como recuer- podríamos despejar esta ambigüedad, esta ambivalencia estructural
da Jünger, se trata de un fin donde impera con mucha más fuerza una que Jünger le otorga al nihilismo confrontándolo con lo que la propia
invitación a un paso distinto, hacia una disponibilidad, dice Heideg- experiencia analítica y los propios textos freudianos indican. El nihi-
ger, que nos entrega las señales de una modalidad distinta de pensar lismo en nuestra perspectiva sería, en principio, un caso en el que se
que no debe ser concebida como una superación. destituyen los ideales y se revela la otra dimensión del sujeto, que es
Toda la problemática del fin tal como la asume Heidegger, todo el la vinculación estructural a un modo de gozar. El nihilismo sería ese
problema de la torsión de la metafísica se opone a la superación hege- momento en que ya los ideales no enmascaran al yo y se nos revela el
liana; es decir, la torsión de la metafísica, atravesar la línea, dar prue- modo de gozar del sujeto que, como bien lo ha mostrado toda la es-
ba de que la línea se atraviesa, debe ser siempre concebida no como tructura espacial freudiana, es siempre ambivalente, donde está en
un paso hacia adelante, hacia el progreso en un saber o el cierre de juego la satisfacción. Y ahí Jünger es tan fino en su análisis como
una autoconciencia, sino, por el contrario, como una torsión que toma Freud, revelando que efectivamente hay gremios nihilistas, que la sa-
distancia de cualquier concepción de progreso o itinerario de tipo he- lud también es compatible con el nihilismo y que éste es un síntoma
geliano. pero a la vez puede ser la comodidad; el nihilismo se introduce a tra-
vés del miedo pero también puede estar en el confort del funcionario.
III En ese aspecto podríamos decir que desde la perspectiva freudiana el
modo de satisfacción es al fin y al cabo lo que Jünger está aislando
Entrando en la cuestión de los textos que entre Jünger y Heideg- una vez que la pantalla del ideal se desvanece. Evoca lo que Freud en
ger se intercambian, se discute en principio sobre cómo se concibe el su propia reflexión moraL ya indicaba: que toda norma de conducta
cruce de la línea que dejará atrás al nihilismo. Sabemos que Jünger en vital, incluso hasta el imperativo categórico kantiano, mantiene lazos
su texto nos presenta los primeros enjuiciamientos de la situación; es- absolutamente estrechos y estructurales con los modos de gozar. Se
tamos en el meridiano cero, la línea donde todo fluye hacia la nada, la Podría ya empezar a establecer, para ir entrando en nuestra cuestión,
frontera entre dos edades del mundo. En la topografía de Jünger hay que a Jünger tal vez le habría sido más fácil despejar la ambigüedad
una ambigüedad estructural que es propia del nihilismo. Este no se estructural del nihilismo si hubiera reconocido lo que Vitiello ha reco-
290 LACAN:HEIDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 291

gido en su ensayo sobre Racionalidad y h:rmen~utica: ¿.de dónde ~ro- todo procedimiento ontoteológico: plantear la excepción al todo en
cede, de qué lugar procede la ambivalencla? El InCOnSClen~e,precisa- términos de una sustancia.
mente no sólo es lo que se dice de un modo ambivalente sino aquello Sería una primera tesis que presentamos: la topografía jüngeriana
que dice la ambivalencia. Por ello se trata de un espa~!o que no pue?e está regida por esta ley interna; no se descompleta el todo sin sustan-
ser topográfico, es un espacio que no es una exte~slOn pura y va~l,a, cializar a su vez la excepción. En ese aspecto la tierra salvaje, el oa-
es un espacio distinto al cartesiano, distinto al kantiano, pero ta~blen sis, la persona singular, el dandy, el que no tiene miedo, empiezan a
diferente al espacio que puede coincidir con la tierra y su geruo ro- ser figuras excepcionales que tienden a transformarse y finalmente se
mántico e inefable. Es un espacio donde están las "palabras antitéti- imponen en su carga metafísica por la sustancialidad que van adqui-
cas", donde no rige el principio de contradicción, donde, como dice riendo en el movimiento del texto.
Freud, encontramos términos que se constituyen en un absoluto con-
tragolpe de sí mismos. En ese aspecto, la ambigüedad que Jünger ve v
en el nihilismo, si dispusiera de este espacio freudiano, se le ma~lfes-
taría que cada vez que hay que decir algo sobre un modo de satisfac- "El instante en que se pase la línea traerá una nueva donación del
ción -en este caso el nihilismo- hay que decirlo siempre al margen de ser, y con ello comenzará a resplandecer lo que es real".48 Esta frase
todo principio de contradicción. de Jünger es muy evocadora para el psicoanálisis, pues también en él
hay un instante donde la pantalla de la subjetividad puede ser perfora-
iv da, produciéndose incluso un efecto de relámpago sobre lo real. Sin
embargo, la expresión "donación del ser", merece ser indagada, desde
El problema de la topografía jüngeriana parece revelar mejor que los límites que según el psicoanálisis la estructura del lenguaje impo-
nunca su carácter en este movimiento que se puede detectar en el tex- ne al ser hablante. El ser, en otros términos, no coincide con ninguna
to Sobre la línea, en donde la lógica que rige la extensión de este figura privilegiada, es sin sustancia, vacío de toda significación espe-
mundo ambiguo del nihilismo, irresistible y que captura tod~ e.l tiem- cial, acontece a través de un decir. El ser es un acontecimiento del de-
po las distintas extensiones planetarias,. ~e despliega en u~a lógica q~e cir, y si no se lo concibe de este modo se lo termina considerando co-
podríamos llamar del todo y la excepción. Por un lado Junger descri- mo una potencia emergente en un nuevo ámbito de apropiación. En
be una totalidad que es la del nihilismo, pero para que no se transfor- este sentido, puede haber a veces en Jünger una suerte de vocación de
me en una totalidad que se realice de un modo absoluto, a su ,,-ez la restaurar, frente a la impotencia del nihilismo, una nueva potencia
descompleta; es decir, respecto de ese todo del nihilismo hay ~l~rtOS emergente que, en efecto, a través de la donación del ser, por medio
lugares que se constituyen como excepción: emerge la excepción de del relámpago que iluminará lo real cuando se cruce la línea, produci-
la "persona singular", hay oasis y tierras salvajes: está el eros de l.a rá algo que es de nuevo tributario de su topografía: la idea de que uno
amistad está el eras del amor, el dandy, y personajes que han erradi- puede sustraerse del todo desde el lugar de la excepción.
cado el 'miedo de su ser. Para des completar a la totalidad del mundo Cuando se quiere hacer esto, se responde a la impotencia con la
nihilista tiene que surgir un catálogo de lugares excepcionales. ¿Cuál idea de una potencia. En psicoanálisis, el único trato posible que tie-
es el problema que arrastra de un modo estructural, según nuestra
perspectiva, cualquier topografía? Cada vez que se descompleta un
universo se sustancializa la excepción. He aquí el núcleo, tal vez, de 48. idem, p.S3.
292 LACAN:HEIDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 293

ne la impotencia es la imposibilidad, no la restauración de ~~ten~ia la topografía que usted ha edificado en realidad está precedida por
alguna ni ningún tipo de fantasma de apropiación de lo on.glnano, una topología que usted desconoce y que paso a partir de aquí a pre-
ningún restablecimiento de un origen puro y no degradado; m much? sentar. El punto de partida de la topología de Heidegger es precisa-
menos, la posibilidad de evocar en ese instante en que se cru.z,a I~ I~- mente que la línea de la que está hablando Jünger, de la que está exi-
nea y relampaguea lo real, la dimensión de la catástrofe, versión últi- giendo un atravesamiento, interrogándose acerca de las condiciones
ma de la pureza elemental. Porque ahí tal vez sea oportuna la obser- de posibilidad de una superación, la línea como tal no puede ser re-
vación de Heidegger, cuando en su carta dice que tampoco la guerra presentada. Se trata, dice Heidegger, de pensar el lugar y discutir su
va a poder decidir nada sobre el movimiento del nihilismo, ni dete- esencia: "yo sólo miro la línea por usted representada't.>' es decir, se
nerlo.t? invita a Jünger a pensar el lugar de la línea y su esencia. A su vez la
línea no puede ser representada y por ello no es visible, no puede ser
Vl apresada como un objeto, no está como un objeto de la representación
frente a la cual esté instalado un sujeto de la conciencia dispuesto a
Hemos tratado de mostrar primero la pertinencia del psicoanálisis atravesarla. Eso sigue siendo todavía un espejismo de la topografía de
respecto de lo esencial al diálogo de estos dos pensadores, para luego Jünger, Lo primero que le señala Heidegger es que no hay ninguna lí-
situar muy rápidamente la topografía de Jünger, el impasse que ell.a nea delante de nosotros, que podamos representar; no hay ninguna lí-
supone. Ahora podemos vincular esta cuestión a la :espuesta ?e H,~I- nea visible ni ningún sujeto de la conciencia presto a saltar ya atrave-
degger a Jünger, en especial ese pasaje donde Heidegger dice: la sar esa línea. El hombre, dice Heidegger, no sólo está en la zona
esencia del nihilismo no es ni curable ni incurable, es lo SIO cura y, crítica de la línea, él mismo es, pero "no para sí y en absoluto por sí",
sin embargo, es una remisión única a la cura".50 Esta afirmaci.ón pe~- esa zona y por tanto la línea. No se trata de que se la pueda represen-
fectamente podría, en efecto -para el psicoanálisis que toma distancia tar o que el hombre sea por sí o para sí esa línea: él es la línea sin ne-
de la psicoterapia, como es el caso de Lacan- permitimos una ap~r~u- cesidad de saberlo. Pensar la línea irnplica desentrañar la esencia del
ra y continuar el diálogo con estos pensadores, pues la cura ana~ltIca nihilismo, que no es nihilista sino metafísica, ésta es la otra conclu-
también se propone como una remisión a lo sin cura. Hemos citado sión de Heidegger. A partir de aquí se efectúa una operación clásica-
este párrafo de Jünger sobre el instante en que se cruza la línea para mente heideggeriana: se trata de pensar la línea, pero su esencia no es
traer a colación los términos en los que Heidegger responde a esto. nihilista; el nihilismo es en todo caso lo que colorea el mundo sobre
Dice: "La línea no puede ser representada, es necesario pasar de la to- el cual esta línea reposa. Se trata de discutir la esencia de esa línea
pografía a la topología aún por venir y que si? e~barg,~ pr~cede a to- que no es visible ni es representable, yeso exige dilucidar la esencia
da representación de la línea y a la topografía rrusma . Pnmera re~- de la metafísica. Ya no es ir a lo que está delante, saltar sobre ningu-
puesta de Heidegger, la línea no puede ser representada, es necesano na línea, sino ir hacia aquello que en la tradición como tal está impen-
pasar de la topografía a la topología pero la topología precede a la to- sado, aquello que está impensado en la experiencia desde siempre y
pografía. Ya Heidegger, en su interpretación, está diciéndole a Jünger: que se sustrae a la comparecencia. Discutir la esencia de la línea es
dilucidar aquello que en la metafísica ha sido olvidado. Cuando deci-

49. idem, p.85.


50. idem, p.77. 51. idem, p.78.
294 LACAN:HEIDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 295

mas olvidado, lo que también puede delimitar perfectamente este diá- de que se nos done el ser -eso todavía está pensado en el espejismo
logo entre el psicoanálisis y estos textos, es que este olvido del ser de la topografía de Jünger- sino que se trata de que el verdadero cru-
que signa toda la historia de la metafísica y que participa de un modo ce de la línea es tal que muestra una relación cambiada con la esencia
esencial en la torsión de la metafísica en su final, es un olvido que po- del lenguaje que, lo que es mucho más grave, no puede consistir sola-
dría ser discutido psicoanalíticamente. El propio Heidegger, en su res- mente en sustituir una terminología por otra. Hay que mostrar que se
puesta a Jünger dice: "todavía estamos lejos de determinar la esencia ha cambiado de un modo esencial la relación con el lenguaje, no pue-
del olvido". En ese aspecto podríamos recoger, en cambio, la diferen- de tratarse de que simplemente se ha cambiado un vocabulario por
cia que establece Freud entre, por un lado, el olvido que se organiza otro. No se trata de sustituir una vieja terminología por otra, eso no
en la vía de la represión, propio de la Verdriingung, olvido que, a pe- muestra que se haya producido en su esencia lo que sería el testimo-
sar de que ha actuado la represión, siempre retorna lo reprimido a tra- nio definitivo de que se está cruzando la línea.
vés de alguna huella; y por otro lado, ese otro tipo de olvido que tam-
bién ha diferenciado el psicoanálisis, el olvido del rechazo, de la vii
Verwerfung, de aquello que es expulsado de lo simbólico. En este ca-
so no hay nunca ningún efecto de retorno y sí una reaparición en lo Desde esta perspectiva, el fin, dice Heidegger respondiéndole a
real de los segmentos que han sido expulsados. En ese aspecto, para Jünger, se congrega, se reúne por una nueva manera de escuchar y por
discutir la esencia del olvido, para hablar de su experiencia, nos pare- lo tanto de hablar. Si se trata de una experiencia que dé testimonio de
ce clave hacer intervenir aquello que en la experiencia analítica tam- una esencia cambiada del lenguaje, empieza entonces a dibujarse en
bién se recoge. El mismo Heidegger capta la dificultad de transmitir el texto lo que bien podríamos llamar nosotros un presentimiento, por
esta noción del olvido, ya que en estos años una vez más le tiene que parte de Heidegger, de la estructura del inconsciente. Veamos dicho
decir a Jünger: no debe entenderse el olvido como un "dejar de hacer presentimiento en el modo en que le responde a Jünger: la ambigüe-
humano", como el profesor que se olvida el paraguas en la clase. Se dad del decir, dice Heidegger, no consiste en absoluto en una nueva
puede ver en qué plano de inmediatez tiene que situarse Heidegger acumulación de significados que emergen caprichosamente, consiste
para dilucidar la cuestión del estatuto de ese olvido, estatuto que es en un juego que cuanto más ricamente se desarrolla, tanto más rígida-
clave para integrar luego la torsión que le corresponde a la metafísica mente se atiene a una escondida regla, por ello queda el decir ligado a
en el momento de su consumación final. la suprema ley. En esta frase, se trata de la experiencia del cruce de la
A partir del momento en que Heidegger ha llevado toda su rela- línea, de cambiar la relación con el lenguaje; se trata del decir, del
ción con Jünger en estos textos a dilucidar la esencia de la metafísica, pensar, del rememorar. La torsión de la metafísica camina, como dice
comienza un camino, un discurrir heideggeriano que es propio de Heidegger, siempre a través de las palabras y sus giros, pero a partir
aquellos años, que va a conducir a lo que él llama la topología del ser. de ese momento, la ambigüedad va a ser propia de ese decir. El mo-
De entrada es clarísima su respuesta a Jünger, hay que ir a la topolo- mento en que se atraviesa la línea no consiste en absoluto en una nue-
gía que precede a su topografía. Pero veamos desde nuestra perspecti- va acumulación de significados, sino que emergen caprichosamente
vas cuáles son las condiciones de esa topología; para él es previo a Cuanto más ricamente se desarrollan y surgen las palabras, dando lu-
esa topología que va a ser un decir del lugar, que va a intervenir en el gar a aquello que revela la sujeción que las palabras tienen a una su-
momento de la torsión del olvido del ser, es previo exigir una relación prema ley. He aquí una perfecta definición del inconsciente freudiano
cambiada con la esencia del lenguaje. Para cruzar la línea no se trata e incluso de la presencia de la asociación libre en la cura, que consiste
296 LACAN:HElDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 297

en que cuanto más caprichosamente se dicen las palabras, cada vez la diferencia entre palabra y escritura. Precisamente en la medida en
mejor se ve aquello que las rige desde el punto de vista del incons- que Heidegger conserva la identidad metafísica entre la palabra y lo
ciente. La cura freudiana no es precisamente otra cosa que invitar a escrito, en la medida en que él no puede hacerse cargo de que todas
que se digan caprichosamente las palabras para que se revele aquella estas operaciones que realiza cuando construye neologismos, cuando
ley secreta a la que ese azar está sujeto. tacha, cuando encomilla -operaciones que se producen en el período
La condición que se establece para que Heidegger pueda pasar de final de su pensamiento- conciernen a la escritura y afectan a su pro-
la topografía jüngeriana, que quiere disolver como espejismo, a la to- yecto de construir una topología del ser, cuando está abocado a co-
pología del ser que él propicia, es su presentimiento del inconsciente. rresponder al decir localizador, ese decir que realiza la vecindad entre
Hasta tal punto es un presentimiento del inconsciente que podríamos poesía y pensamiento. Es un momento en el que Heidegger considera
añadirle distintas preguntas: ¿cuál es la suprema ley a la que está su- que él sí está atravesando la línea, que él sí está correspondiendo a la
jeto el hombre cuando habla?; cuando habla y muta su relación con el cosa del pensar, esa cosa que la filosofía no supo conocer bajo el
lenguaje ... ¿eso opera sobre el modo de satisfacción que el sujeto sos- nombre de filosofía. Él sí está correspondiendo a esa cosa del pensar
tiene en sus distintas fórmulas retóricas?; ¿hay algo que vincule a la a través de su topología del ser y, por el hecho de no admitir la dife-
gramática con la satisfacción?; ¿guarda algún tipo de conexión un rencia entre palabra y escritura, no puede reconocer que estas opera-
modo de hablar con un modo de satisfacción?; ¿hay algún tipo de re- ciones que realiza =porejemplo cuando dice la palabra Lichtung, o
lación estructural entre el modo de habitar la lengua y el modo de go- cuando tacha el ser escrito con la palabra antigua, Seyn- son opera-
zar de la misma? Y ¿en qué tipo de experiencia Heidegger verifica ciones de escritura; así, se transforma en alguien que escucha de un
que el sujeto, efectivamente, o el ser, el hombre que es la memoria del modo privilegiado a la cosa hablar para él mismo. Al no destacar el
ser, hace esa transformación del decir, eso en donde se va a revelar, estatuto material de la escritura, resulta como si la cosa se hubiera
como él mismo dice, la suprema ley? ¿Qué tipo de experiencia es? puesto a hablar para él y le transmitiera privilegiadamente sus pala-
¿Es una experiencia de meditación, es un hombre pensando a solas, bras primordiales. El mismo pensador que había dicho que no había
hablando con otro, que conversa con otro a través de escritos, que ha metalenguaje, que empieza su texto Experiencia con el Habla 'dicien-
logrado librarse del amor, que se sustrae a las vicisitudes del amor de do que no hay metalenguaje, ahora lo vemos casi de un modo meta-
transferencia? lingüístico, impregnando el pensamiento de elementos místicos, escu-
chando cómo la cosa habla para él. Sería legítimo preguntamos hasta
Vllt
qué punto esas palabras que él escucha, momento en que pensar y es-
cuchar se copertenecen, son palabras que también nos dicen algo a
Hay una observación que hacer respecto del instante en que el nosotros; es decir, preguntamos hasta dónde esas palabras van a ser
pensar logra formular su atravesamiento, instante en el que va a adve: legítimas con respecto a la transmisión de una experiencia distinta a
nir la topología del ser y se va a realizar este paso de la línea que esta la de Heidegger. A diferencia de la cura analítica, en donde el sujeto
implicado en transformar la relación con el lenguaje. . inventa sus propias palabras y no pretende que ellas tengan otro tra-
Ese instante forma parte del problema del presentimiento del ¡n- yecto que lo que puede ser la propia invención con respecto a lo que
consciente que apreciamos en Heidegger. Exigirá distinguir algo que es imposible decir. Para diluir la topografía de Jünger, Heidegger
es fundamental desde la perspectiva del psicoanálisis y que sería la Construye una topología que nos lleva a tener un tipo de escucha muy
condición previa a instaurar todo decir localizador o toda topología: inmediata, donde parece como si Heidegger se encontrara con un de-
298 LACAN:HElDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 299

cir directo, en el que la cosa estuviera hablando para él. En este as- trata de rescatar en ambos casos los aspectos cualitativos. Estas cues-
pecto, lo que nosotros quisiéramos suscitar en estos comentarios acer- tiones son desarrolladas en libros separados en el tiempo, como Das
ca de la relación entre Jünger y Heidegger, es una llamada de aten- Abenteuerliche Her; y Zahlen und Gotter (El corazón aventurero y
ción con respecto precisamente a la cuestión de la topología, es decir, Números y Dioses).
discutir una vez más en qué consiste este decir del lugar. ¿Cuáles son La cualidad del número no interviene en u función de medición
sus condiciones de posibilidad? ¿Qué tipo de experiencia sería 'capaz o,cálculo. Jünger, en ~u intento de recuperar el espíritu arcaico que te-
de recogerlo, qué tipo de vínculo social podría ser el apto para reco- rua en cuenta la cualidad, se remonta a Euclides, que caracteriza al
ger el decir del lugar? E incluso: ¿cuáles son sus condiciones y regí- u~~ como algo ~ue no es número, o a la fundamentación de los pita-
menes de escritura? goncos, para quienes el uno y el dos eran el bien y el mal, lo mascu-
lino y lo femenino, no siendo verdaderos números. Jünger se remonta
ix hasta un emperador chino, Fu Hi, que llevó su intento de potenciar el
aspecto cualitativo del número hasta el extremo de prohibir en las
¿Qué modelo topológico proponemos para pensar el atravesa- operaciones contables del reino el uso de la nulidad y el uno, en tanto
miento de la línea, entendiendo a éste según la propuesta de Jünger y principios masculinos y femeninos. Jünger insiste en la recuperación
la rectificación del planteamiento que hace Heidegger cuando critica poética del potencial cualitativo de los números, para oponerlo al uni-
los supuestos metafísicos de la idea de un cruce? verso cuya esencia es numérica, en un intento de sustraer al número
Pretendemos, con la topología que vamos a desarrollar, resolver del ~xclusivo servic~o que le imponen la contabilidad, la medición y
la problemática planteada por estos autores, produciendo un "decir el calculo, que constituyen la esencia numérica del nihilismo contem-
del lugar" resultante de la aplicación topológica desde la perspectiva poráneo. Y lo mismo hace respecto de ciertas cuestiones de la lengua.
psicoanalítica. Es muy habitual en psicoanálisis, para dar cuenta de la Recupera la rima como oposición estereoscópica -siendo la estereos-
estructura del hablante, manejar topologías de superficies y de nudos. copía la capacidad de captar con un único sentido dos sensaciones di-
Como se ha visto, no es ésta una cuestión que introduzcamos arbitra- ferentes simultáneas. Estereoscopía que nos propone la rima cuando
riamente, sino que es una preocupación del último Heidegger. p~ne en consonancia términos como Brod/Tot (pan/muerte), que en el
Por otra parte, en este ciclo ya se habló de topología, tanto al pre- diapasón de la poética estarían en los extremos, pero que entran en ar-
sentar a Vincenzo Vitiello, de quien se dijo que toda su obra era el monía por el efecto mágico de la rima. De este modo, en oposición a
despliegue de una topología, como en la intervención de Félix Duque, consideraciones meramente lingüísticas, la rima permite alcanzar to-
quien recordó la crítica de Heidegger a Jünger y dio su propia versión da la potencia de la palabra. Estos son algunos ejemplos de una per-
de la topología implícita en la tachadura del ser. manente inquietud jüngeriana por recuperar el aspecto cualitativo tan-
¿Por qué la topología y no la medición o el cálculo? En el mismo to de los números como de los símbolos.
Jünger podemos encontrar abundantemente fundamentada la elección Sin embargo, a pesar de esta crítica al uso meramente cuantitati-
de una geometría cualitativa en vez de una cuantitativa, aunque no en vo y lingüístico de números y símbolos, c'uando Jünger desarrolla su
estos términos. Jünger, tanto en la relación del número con la cifra, topografía, se sirve de imágenes y metáforas que arrastran los defec-
como en la del símbolo con lo simbolizado, hace hincapié en aquello tos criticados. Surgen así líneas y círculos con toda la carga semánti-
que escapa a la medición y al cálculo, así como en aquello que escapa ca del papel que juegan en el lenguaje habitual, carga que conspira
a los criterios científicos de la lingüística a propósito del lenguaje, Y Contra el efecto buscado. La topografía que construye está organizada
300 LACAN:HEIDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 301

en tomo a la idea de superficie: habla de territorios, de comarcas, de poder creador. Y ahí es donde está su fuerza enorme, que jamás po-
regiones, incluso de fronteras. Permanentemente se está sugiriendo, drá ser convertida del todo en moneda. Lo único que aquí hay son
sobre una superficie, el trazado de esa línea que está ante nosotro , acercamientos. El lenguaje habita en torno al silencio a la manera co-
debiendo ser atravesada: estamos más acá, y debemos franquearla pa- mo el oasis se emplaza alrededor del manantial. Y el poema corrobo-
ra alcanzar un más allá. La pervivencia de la metafísica en el plantea- ra que se ha logrado entrar en los jardines intemporales. De esto vive
miento de Jünger es que, según le critica Heidegger, en ese más allá luego el tiempo". Y finaliza asegurando que aun cuando ha sido re-
de la línea se nos va a donar el ser de una manera nueva, habiendo en ducido a una palabra gastada, rebajado a ser un medio de técnicos y
esa expectativa, tal como hemos comentado, una idea de ser consis- burócratas, aun en esa degradación extrema propia del imperio del
tente.V orden nihilista, el lenguaje conserva su energía. Con estas palabras
Una línea puede trasformarse en un círculo reuniendo sus extre- cierra el libro: "Lo grisáceo, lo polvoriento se adhiere únicamente a
mos (en el caso de ser infinita, sus extremos se reúnen según el teo- la superficie. Quien cava más hondo alcanza en cualquier desierto el
rema de Desargues). Un círculo implica un adentro y un afuera. Te- estrato donde se halla el manantial. Y con las aguas sube a la super-
nemos, pues, una superficie en la que una línea plantea un más acá y ficie una fecundidad nueva".53
un más allá, y un círculo remite a un adentro y un afuera. La otra En este párrafo se pueden ver varias de las cuestiones menciona-
consecuencia inevitable es pasar de la superficie a la profundidad. das. Por un lado la potencia creadora de la función poética del len-
Jünger produce muchas metáforas en las que pasamos de lo superfi- guaje, frente a lo que sería la función científica lógico-gramatical. Por
cial a lo profundo. Un párrafo ejemplar a este respecto lo constituye otro lado, lo polvoriento y grisáceo de un lenguaje desgastado que se
el final de La emboscadura, que expresa la esperanza de que los me- evidencia en la superficie, no impide que quien cave en el desierto lo-
diadores sean capaces de abrir el acceso a las fuentes del lenguaje: gre finalmente encontrar el manantial. La misma metáfora de oasis-
"Si se logra un contacto auténtico con el ser en un punto, eso tiene manantial-desierto es un elemento más de esa topografía de círculos
efectos inmensos" (Jünger subraya el que sea en "un" punto). Estos con sus adentros y sus afueras, de superficies y profundidades. Este
contactos nos invisten de una fuerza primordial creadora, y "esto es lenguaje topográfico está todavía sujeto a aquello que se busca supe-
algo que se evidencia también en el lenguaje". Y a continuación si- rar. Es un lenguaje que todavía no ha sufrido la necesaria "torsión de
túa al lenguaje como parte de la propiedad del ser humano, de su la metafísica", pues supone trascendencia y asistencia constante del
modo de ser, de su patrimonio heredado, de su patria. El lenguaje es ser. Por eso esta topografía genera la reacción de Heidegger, para
"una de las grandes formas para todos los bienes en general". Si la quien el hombre no está, como dijimos, ante una línea extendida de-
luz hace visible al mundo y sus figuras, así el lenguaje lo hace com- lante de sus ojos y a la cual tiene que atravesar, para instalarse más
prensible en lo más íntimo. La ley y el dominio, tanto en reinos visi- allá, habiendo superado la barrera del nihilismo. No, el hombre es la
bles como invisibles, comienzan con poner nombre a las cosas. Dice línea. Estructuralmente, la esencia humana es la esencia del nihilis-
Jünger: "El lenguaje no vive de sus propias leyes; si así fuera, el mo. ¿En qué sentido, en consecuencia, podemos hablar de una supe-
mundo lo dominarían los gramáticos. En el fondo primordial la pala- ración del nihilismo P'
bra no es ya forma, no es ya llave. Se identifica con el ser. Se toma

53.1ünger, Emst. La emboscadura. Tusquets, Barcelona 1994, p.p. 171-172.


52. idem, p.p. 53 Y 102. 54. Acerca del nihilismo. op. cit., p.p. 122-125.
302 LACAN:HEIDEGGER
ARTE Y PENSAMIENTO 303

x
de mediante la formación de neologismos, por medio de absurdos e
incluso de etimologías muchas veces cuasi delirantes- tiene que hacer
Pues también Heidegger, en su rigurosa crítica de la concepción
necesariamente una referencia implícita a la escritura. Sin esa referen-
de Jünger respecto de la línea, recae en su expo ición en cierto.s exce-
cia no es posible hacer un juego de palabras. Siempre un juego de pa-
sos metafóricos en el uso del lenguaje. Por ejemplo, cuando dice que
labras, un equívoco, un doble sentido, se apoya en las distintas escri-
para planteamos la donación del ser debemos interroga~os so~re su turas de lo que suena igual. El equívoco por excelencia es un único
esencia, por lo cual necesariamente nos veremos conducidos a mtro- sonido que remite a dos escrituras diferentes.
ducir la cuestión de la nada; por otra parte, hablar de nihilismo lleva
La indiscriminación entre lo oral y lo escrito puede deberse, des-
hacia la cuestión de la nada anonadante, de la nada activa y pasiva ca-
de otra perspectiva, al intento de asimilar lo hablado a lo escrito como
racterizada ya desde Nietzsche, lo cual nos envía al problema del ser.
para ignorar cualquier emergencia eventual del sujeto en la palabra
y entonces comenta Heidegger que parece que el pensamiento se
hablada.
mueve en círculos, dando vueltas en torno a algo que no puede cernir;
pero a continuación dice que quizá sí haya progreso, y lo que parece
Xl
un círculo sea en verdad una espiral. Detrás del círculo aparente se
ocultaría una espiral, por lo que cada vez que se interroga, el pensa-
Cuando Heidegger pasa a su topología y a la escritura que impli-
miento estaría más cerca de llegar a una adecuada localización del ni-
ca, surge un nuevo decir. Quizás en su topología el soporte escritural
hilismo. no sea el más adecuado, pero sin embargo lo que dice introduce una
Se ve en estos comentarios de Heidegger de qué modo él recae en diferencia: la tachadura del ser.55
lo que critica a Jünger, pues el círculo remite a movimientos en un
Primero usa la grafía antigua Seyn ea diferencia del Se in moder-
mismo plano, circunscribiendo un adentro definidamente separado de
no). ¿Por qué aparece el Seyn en Heidegger? Porque está buscando,
un afuera, mientras que por su parte la espiral sugiere la idea de una
en el tratamiento del problema del ser y la nada, y en la deconstruc-
progresión en profundidad, en constante aproximación a un cen~r? ción de la historia del pensamiento, un modo de nombrar al ser y de
real. Se sabe de la fuerte crítica de Heidegger, de su rechazo a la utili-
operar con el ser exento de los errores de la metafísica, en especial de
zación de metáforas. Sin embargo, hace unos cuantos años hubo un
la idea del ser como una asistencia constante. Lo impensado de la me-
amplio debate, fundamentalmente notable en textos de Jacques Derr~-
tafísica, el hecho de que la asistencia del ser es temporal, que se reve-
da Paul Ricoeur y Aldo Rovatti, acerca del posible retorno de Hei-
la y se oculta, es lo que intenta poner de relieve al utilizar en su escri-
degger a la utilización de ciertas metáforas, como es el caso del térmi-
tura el vocablo arcaico Seyn. Luego eso no es suficiente y tiene que
no Lichtung. tachado. En la conferencia que dio en este ciclo Félix Duque, vimos
Pero en el texto que nos ocupa, en la carta a Jünger, Heidegger
el esfuerzo que realizó para ilustrar la operación de la tachadura, que
escapa a estas contradicciones al producir un salto de escritura. Ya he-
él ejemplificó con el punto de cruz de las bordadoras. Quería mostrar
mos señalado cierta falta de discriminación entre lo que es hablar y lo
cómo la tachadura, a la vez que dejaba al ser hacerse presente por de-
que es escribir en Heidegger. Es como si no reconociese plename~te trás de las dos barras del cruce, impedía por otra parte que se utiliza-
cual es la potencia de la escritura como referente último de cualquier
juego lingüístico que se realice a nivel de la p~labra. Si el pen~ador es
capaz de escuchar eso que habla en el lenguaje -sobre todo SI proce- 55. idem., p. 107. De ahí en adelante, Heidegger escribe el ser tachado.
304 LACAN:HEIDEGGER ARTE Y PENSAMIENTO 305

se como una sustancia, como una consistencia que está siempre ahí. continua. Es una geometría cualitativa en la que para nada intervienen
Por eso el recurso al punto cruz, en el cual los hilos trazan los brazos la medida o la cantidad. Hemos dicho que los aspectos cualitativos
de la cruz pero la aguja nunca perfora el centro, el punto de cruce; en fueron especialmente señalados por Jünger como una legítima aspira-
.el bordado de la cruz no se produce una intersección de las dos rectas ción a su recuperación. Abrimos entonces una pregunta: ¿cómo trazar
sino una superposición una línea que pueda representar esa "línea que somos", una línea que
Si la aguja de la bordadora atravesase la tela en el punto de in- sólo ponga de relieve lo cualitativo de nuestra constitución y que a la
tersección, el ser se tornaría sustancia al resultar prendido por el vez no nos separe de un supuesto más allá mediante su trazo? ¿Hay
punto. En cambio, en la superposición de los trazos, lo cual significa alguna línea en nuestro espacio de tres dimensiones que posea esas
que no se da un punto en el cruce de las barras, el ser, tachado, que- propiedades? ¿O necesariamente para el hombre el hecho de "ser una
da detrás, semi velado. Por otro lado, conviene recordar que esta ta- línea" implica otro espacio?
chadura constituye el Geviert de Heidegger, la cuadratura de cuatro Es en esta última dirección por donde se debe indagar. Si la línea
términos en la que mundo trae a comparecencia el ser: lo hace com- no está ante nosotros sino que somos la línea, si el nihilismo no se
parecer tachado por esa cuadratura en la cual alternan tierra y cielo, supera porque nuestra esencia es nihilista, y si tales caracterizaciones
mortales y divinos. Ocultación y desocultamiento, el hombre como están determinadas por el hecho de que somos hablantes, tenemos
mortal y su relación con el ámbito de lo sagrado donde adviene lo que acordar que la materialidad de la línea que somos es exclusiva-
divino.P'' mente de lenguaje. Y que esa línea que somos por el hecho de ha-
Todo esto configura esa topología del ser que propone Heidegger, blar, se despliega en el mismo acto de hablar en un espacio que le es
topología en tanto es un "decir del lugar". Decir la verdad del ser es propio, el espacio en que habita el ser hablante, espacio que es otro y
una operación localizadora, es establecer lugares y mostrar relaciones distinto del espacio habitual en el cual creemos que están trazadas
entre lugares. las Coordenadas -imaginarias- de nuestra existencia. Por eso nuestra
línea no pertenece a ese que llamamos nuestro espacio sino que
Xll construye otro espacio al desplegarse. ¿Qué línea es esa de la que ha-
blamos? Nos podemos aproximar a ella mediante su escritura sobre
¿Qué posibilidad ofrece la topología habitual del psicoanálisis pa- el plano:
ra pensar esta cuestión del cruce de la línea y la rectificación que
transforma la formulación lIevándola a la cuestión de la línea que so-
mos en tanto hablantes? En topología se trata de la geometría del cau-
cho, en la que un triángulo, un círculo y un cuadrado son absoluta-
mente equivalentes pues pasamos de uno a otro por deformación

56. Heidegger Martin: "Construir habitar pensar", en Conferencias y artí-


, " . d ta-
culos. Serbal, Barcelona 1994. La referencia al Geviert está especialmente ~é
liada en este articulo, pero se la encontrará también en otros de esta época, la -
cada del cincuenta.
ARTE Y PENSAMIENTO 307

LACAN:HEIDEGGER
306
ble). Se pueden intuir dos circuitos: uno, en trazo continuo, siguiendo
(Hemos tomado esta topología de las enseñanzas de J. Lacan, el cual noS deslizamos a lo largo de la línea de penetración pero sin
quien la tlesarrolló durante muchos años).57 pasar al otro lado; el otro circuito, en trazo punteado, marca el recorri-
do posible del otro lado de la línea. Hemos asignado a la línea la ma-
Para obtener todas las consecuencias del hecho de haber sostenido terialidad del lenguaje, lo cual significa que ambos circuitos -el de
que esa línea es lo que somos, debemos considerarla no ya como me- trazo lleno y el de trazo punteado- son dos posibles recorridos del de-
ra línea, sino como borde de una superficie. Esto exige un nuevo so- cir del sujeto. Más correctamente expresado, lo que dice el sujeto pue-
bresalto, pues aún cuando sea posible intuir tal superficie, comproba- de concebirse como el doble circuito que corresponde al borde de una
mos que resulta imposible de construir. ¿Por qué? Simplemente superficie que se autopenetra. Pensar al sujeto de este modo transfor-
porque es una superficie que se autopenetra. La línea de penetración ma el problema topográfico de la línea a franquear en un problema to-
de una superficie respecto de sí misma ya no puede ser situada en pológico, pues la línea ya no está ante él sino que él es la línea, y más
nuestro espacio convencional. La autopenetración es un acontecimien- precisamente, el atravesamiento debe producirse en sí mismo, tratán-
to que despliega otro espacio. Ese otro espacio no precede a la super- dose del atravesamiento de una línea de penetración, esencial a su es-
ficie, sino que resulta del propio acto autopenetrante. tructura misma de sujeto.
Se puede marcar en la escritura este paso de una línea como la he- Al otro lado de la línea (en el circuito representado por el trazo
mos presentado más arriba, a esa misma línea funcionando como bor- punteado) ya no se puede hablar de una nueva donación del ser sino
más bien d~ una tachadura del ser que revela su inconsistencia y la
de de una superficie:
nada esencial. Permanecer, en cambio, de "este" lado de la línea de
penetración, recorriendo el circuito representado con trazo lleno, es
permanecer en la reverberación del lenguaje, en su vertiente más des-
,
, gastada. Ahí ~s donde impera el nihilismo, es donde el sujeto se guía
\
\
\
por valores e Ideales, donde juegan su partida la voluntad de dominio
I
I
y la voluntad de poder. Por eso Heidegger le pregunta a Jünger si del
I
/ otro lado de la linea también habrá valores, formas, voluntades, pues
aunque sean nuevas, no habrá cambiado esencialmente el decir. El su-
J:to no habrá logrado, en la topología que proponemos, atravesar la
~nea por la cual la superficie que él es en tanto sujeto se autopenetra.
~.consecuencia, permanecerá atado a su yo, a los ideales que lo mo-
vlhzan
. . en mascaran dI" o a verdad, a una Identidad que se afirma en la
nvabdad
el Id"
y e ommio, a las formas que lo fascinan, . Por el contrario,
. I lí de pene-
El segmento de recta de esta escntura representa a IDea enta .atravesamiento de la línea implica la caída de todos esos investi-
., (' . . ,.' I d algo irrepres - nu~ntos, revelando la relación del ser con la nada. Esa nada del cir-
tracion insistimos en que es síntesis escritura e
CUito
es I pu n tea d o, al cual el sujeto . accede tras el atravesamiento, ya no
ca/ nada anonadante propia del nihilismo, sino que es una nada 10-
i icoanálisis.
d Izada' . en la ea rt a a J"unger, H elid egger se pregunta por el lugar de la
57. Lacan, Jacques: Los cuatro conceptos fundamentales e ps
Paid6s. Buenos Aires, 1989. p. 279.
308 LACAN:HEIDEGGER

nada.58 Pues en el intento de superación del nihilismo (conservando PSICOANÁLISIS Y POLÍTICA


los términos usados por Jünger) no se trata de desembarazarse de la
nada, sino que, por el contrario, cualquier interrogación por el ser nos
va a plantear el problema de la nada. Ese vacío es imposible de llenar
con un saber, que es insuficiente.
En el oasis de Jünger, el manantial es silencio, rodeado por el len-
guaje. En esa metáfora, Jünger va mucho más allá que su propia topo-
grafía. No se trata, entonces, de rechazar la nada en la creencia de que
luchar contra el nihilismo es consagrarse a una afirmación del ser. Se
trata de sostenerse en la nada rechazando el nihilismo. Asumir la na-
da como esencial al ser, tachar el ser, para apartarse del nihilismo, es-
tando advertidos de que no hay posible instalación permanente del
otro lado de la línea de autopenetración, de que no hay sustancia que
nos lo asegure. El cruce de la línea es una experiencia instantánea,
evanescente, en la que el nihilismo esencial resulta conmovido, sus-
pendido, pero nunca definitivamente superado. Es del lado del nihilis-
mo donde el sujeto supone todo tipo de sustancias, mientras que el
cruce de la línea, la experiencia de autopenetración de la superficie
que somos, es la posibilidad de abrimos a una tachadura del ser que,
aunque puntiforme, no por ello resulta menos liberadora.

58. Acerca del nihilismo. op. cit., p. 105.


Psicoanálisis y Política, de entrada estos dos términos, remiten a
una serie de problemas ya sedimentados en la historia moderna y a los
que inevitablemente hay que hacer referencia si se quiere poner en
juego la relación en cuestión. Se suele decir, el psicoanálisis y la polí-
tica no mantienen nada en común, el primero es una práctica privada
cubierta y protegida por el secreto que se ocupa de la subjetividad en
su aspecto más singular e idiosincrático, la segunda es pública, trata
de instituciones, prácticas sociales, asuntos colectivos. Desde esta
perspectiva general, siempre se puede confirmar una reserva y sospe-
cha mutua. El político, que ve al psicoanálisis como una versión mo-
derna del "cuidado de sí" clásico y dedicado a desentrañar aquello que
es irrelevante para la perspectiva pública y social. El psicoanalista,
que por el contrario, observa en el político a alguien apresado en las
vicisitudes del poder, o a quien testimonia con su "sacrificio" personal
la sujeción imaginaria a un Ideal, desconociendo así las consecuencias
reales de su acción. En cualquier caso, no podemos olvidar, que estos
planteamientos generales que quieren ilustrar la tensión Política-Ps·i-
coanálisis, remiten una vez más a las aporías entre lo particular y 10
universal, entre lo público y 10 privado, 10 singular y 10 colectivo, en
SUllla,a los distintos asuntos que finalmente nutren el quehacer de las
312 LACAN: HEIDEGGER PSICOANÁLISIS Y POLÍTICA 313

distintas filosofías políticas. Sin embargo, lo que estas notas y frag- te modo, la teoría del psicoanálisis, la experiencia de la cura, y la Es-
mentos pretenden evocar, es que el inconsciente freudiano, exterior e cuela deben constituir un nudo que no se deje reducir a ninguna ins-
íntimo a la vez ("extimo"), en la estructura de su experiencia, y en la tancia que se jerarquice con respecto a las otras. En segundo lugar, la
subjetividad que se infiere de la misma, desestabiliza y desborda a las comunidad que soporta dicha Escuela debe hacer pública su propia
oposiciones anteriores. La experiencia del psicoanálisis no apunta a un experiencia con el psicoanálisis, bajo la forma del uno por uno, de tal
particularismo inefable, ni tampoco a subsumir lo particular de una modo que a la. Escuela del psicoanálisis no la rija ningún criterio que
posición subjetiva en una experiencia de Saber Universal. desde el ~xter~or ~a quiera objetivar, por ejemplo en una lógica pura-
Ha habido siempre un escepticismo calculado por parte del psi- mente urnversitana.
coanálisis en materia política. El conocido pesimismo freudiano con- Lo reseñable con respecto a estas cuestiones es que fueron las
comitante con su descubrimiento de la relación entre el inconsciente y clásicas antinomias entre la política y el psicoanálisis las que permi-
la pulsión de muerte, hizo que Freud considerara a la Civilización co- tieron arriesgar una especificidad en la política del psicoanálisis, las
mo atravesada por un Malestar estructural, ineliminable, imposible de que obligaron a pensar de una manera más precisa qué tipo de presen-
superar por cualquier proyecto político. De hecho, la puesta en marcha cia colectiva debe asumir el psicoanálisis en las encrucijadas contem-
poráneas.
del diálogo entre psicoanálisis y marxismo, tan propia de las décadas
del sesenta y el setenta, así como la aspiración de integrar a ambos en
II
un mismo continente teórico eran, vamos a decir, especialmente pro-
movidas por los marxistas de aquel entonces, quienes iban a alcanzar
de ese modo una "teoría de la ideología" captada ahora en sus resortes Recordemos una vez más, los lugares comunes que alimentaron
inconscientes. una reserva recíproca, pues al fin y al cabo, los mismos deben ser los
A Freud, le concernía en todo caso la propia política del psicoa- que mantienen y trazan el horizonte de estas notas. Como hemos di-
nálisis, y el modo en que esta debía jugar su partida con la ciencia y ch? anteriormente, al escepticismo calculado del propio inventor del
la religión. Un hombre que, como Freud, estaba por un lado marcado pSIcoanálisis, le ha correspondido una desconfianza por parte del
por el peso que el ideal de la ciencia ejercía en su época, pero a su vez hombre político. ¿No será el psicoanálisis una experiencia que condu-
anhelaba poner en juego sus límites, sabía que intentar crear una pro- ce a desatender los asuntos públicos, no conducirá a abstraerse de lo
fesión nueva, fuera de la legitimidad académica, sospechosa frente a que.Hegelllama "la ley humana" de la polis, clara y trasparente, para
los poderes públicos y las Iglesias, era de entrada un proyecto casi in- dedIcarse a desentrañar lo "oscuro y subterráneo" de la familia el
a . . '
sostenible. Cualquier científico moderno siempre sabe que en cuestio- petito, lo femenino, los antepasados y los muertos? La prevención
nes de oficios e instituciones la creación es difícil y raramente exito- puede llegar más lejos; ¿psicoanalizarse, no inducirá a descubrir que
sa. Es lo que Lacan supo de entrada advertir como problema; ¿qué la. vocación política, más allá de la autenticidad que reclama para sí
mIsma. ' es con d e una InC
. limacion
.,. Insoportable de asumir y nombrar?
debería hacer el psicoanálisis para lograr atravesar la muerte de su
fundador, sin perder a su vez su especificidad, su filo cortante, su de- Dehberadamente, presentamos aquí los tópicos que alimentan esta re-
ber en este mundo? Por este sesgo, Lacan formuló dos cuestiones serva recíproca, recordando también que los psicoanalistas muestran
esenciales a la política del psicoanálisis; en primer lugar el psicoaná- de Cautela cuando desde las instituciones de salud mental son llama-
lisis debía anudar en su propio devenir histórico, la transmisión de SU "os por aquellos que quieren mostrar su "talante democrático" a
experiencia con una Escuela que se hiciese cargo de la misma. De es- aportar su punto de vista". Allí el psicoanalista sabe de entrada que
314 LACAN:HEIDEGGER PSICOANÁLISIS Y POLÍTICA 315

hay algo antinómico entre la experiencia del inconsciente y las condi- Iidad del mismo que intenta suturar la fractura, la escisión que impide
ciones y exigencias que afectan a todo proyecto institucional. Antino- la plenitud del origen. También el Mito es un modo de "suplencia
mia que no debe servir en principio para descalificar a la presencia imaginaria" que opera cuando las estructuras se encuentran con un
del psicoanálisis en las instituciones, pues las mismas, en la medida callejón sin salida, cuando se confrontan con aquello que es imposi-
en que se despliegan a través de un conjunto de reglas que hacen a su ble y lo rechazan para insistir en su programa. Por ello ninguna socie-
funcionamiento, no pueden cerrarse en una identidad coherente. Pue- dad por democrática que sea, se libra de imaginar que quienes "repre-
de darse siempre la contingencia, de que entre las reglas que se des- sentan" a la ley, "gozan de un beneficio extra", que en el ejercicio de
pliegan en un ámbito institucional existan fallas, resquicios, que per- la ley no hay sólo puros procedimientos sino acumulación de un "go-
mitan entre la circulación de las palabras dar lugar a la cadena ce" que se ha sustraído a los ciudadanos. A su vez, la ciudad demo-
inconsciente. Especialmente si se tiene en cuenta que la regla sólo se crática, difícilmente se libra del espejismo de imaginar que los que
puede encadenar a otra formando un conjunto consistente, a través de llegan como forasteros son portadores de una "parte maldita", de un
un "acto de fe" propio de esa política institucional. Es a ese "acto de exceso a depurar, de una idiosincrasia especial en el modo de satis-
fe" que el psicoanálisis puede dirigir su deseo y su interpretación. facerse que amenaza en los más íntimo el modo de ser habitual. De
No obstante, se suele admitir que la condición de la experiencia últimas en cualquier sociedad democrática, siempre se puede captar
analítica es el Estado de Derecho, el pacto analítico exige el horizonte cómo en sus redes simbólicas el Mito viene a suturar los desgarra-
de la Democracia, pero esto no es en un sentido fuerte una opción po- mientos que los embates de lo real producen. En este sentido, el Mito
lítica, ya que confina de inmediato con el "interés" de su superviven- de alcances más inquietantes, es el que quiere siempre confirmar y
cia como práctica. Por otro lado, en este punto, siempre se debe vol- realizar el "valor desmitificador de la Democracia". Amparándose en
ver a poner en marcha el debate alrededor de lo que ocurre con el la tradición que señala un nexo estructural entre Mito y Totalitarismo,
psicoanálisis cuando la dictadura interviene el espacio público. se piensa entonces que hay que cercar el Mito hasta disolverlo en la
Aún teniendo en cuenta la condición de la democracia como posi- racionalidad de los procedimientos que vendrán a restaurar la transpa-
bilidad del psicoanálisis, la posición freudiana no admite incondicio- rencia de lo político. Sin embargo, esta posición desconoce que la De-
nalmente aquella afirmación que sostiene que lo propio del estado de- mocracia no es alcanzada desde el exterior por la amenaza del Mito,
mocrático es que dicho Estado no sea tributario de Mito alguno. sino que lo engendra precisamente en aras de ocultar la paradoja que
Como es sabido, son muchos los que sostienen que a diferencia del de distintos modos Freud supo indicar: que el fundamento de la Ley,
Estado Totalitario que siempre se sostiene en un Mito fundacional, lo su constitución misma es un acto "performativo", que no puede perte-
específico del Estado moderno Democrático es su soporte en un relato necer al conjunto que la misma funda. Lo que la ley inaugura, conso-
racional, trasmisible, y mediatizado por el libre juego de las institu- lida o justifica, esconde el lugar de excepción desde donde se ~mpone,
ciones. El famoso paso del Mito a una narración que lo despliega y vela el caracter indecidible, siempre presente en el emplazamiento de
transforma hasta disolverlo, en cierta forma no tiene en cuenta lo que la Autoridad. La "oscura autoridad del Otro" dirá Lacan, para aludir a
el psicoanálisis enseña: que ninguna estructura, por simbólica que lo que en la "poli s" no se deja determinar políticamente. En los j~e-
sea, consigue reducir y suprimir las inercias imaginarias que intentan gos políticos de la racionalidad, quedan siempre las huellas de la VIO-
imponer una identidad a costa de la segregación. El inconsciente lencia inaugural (el asesinato del padre, ese crimen que es eficaz por-
siempre revela que aquello que alberga el Mito en su esencia, no es que nunca ocurrió, y que sin embargo acompaña como una so.~bra
sólo la configuración de una gesta épica, pues esta es sólo una moda- teológica a las leyes del intercambio). Una democracia que qUIsIera
PSICOANÁLISIS Y POLíTICA 317

LACAN:HEIDEGGER
316
res de la tierra, frente al "horror diabólico" de la marcha "homogenei-
reducir a toda costa lo que el Mito narra, reducido simplemente a tra- zante" de la Técnica. Son los que afirman que en lugar del lamento
vés de una supuesta "toma de conciencia", o apelando a valores y de- apocalíptico se debería "optimizar" lo que "ya hay", lo que siempre
rechos universales, impondría finalmente como resultado que en la es supuestamente más perfeccionable. A saber, profundizar la demo-
ley "todo es representable". Pero este "gesto desmitificador" es, pre- cracia, examinar permanentemente sus condiciones, participar en las
cisamente, el que puede configurar un nuevo tipo de totalitarismo, re- cuestiones públicas, aunque las mismas denoten de entrada su lógica
gido por el Ideal absoluto de la solución integral y sin residuos, de e inevitable parcialidad. Es evidente que esta posición tiene a su fa-
una obra colectiva realizada en la transparencia de la Ley. vor, en principio, reclamar un compromiso con respecto a determina-
dos temas concretos, que nunca deberían ser descuidados y olvidados
LU por querer corresponder al diagnóstico de una época. Sin embargo,
esta dimensión pragmática no puede a su vez pretender clausurar y
Si hemos recorrido hasta aquí los obstáculos e interferencias que cerrar, que el modo en que ese "hay" se nos presenta ya está consti-
comúnmente circulan entre psicoanálisis Ypolítica, es para poder evo- tuido. Por el contrario, admitir de ese modo lo que hay sostiene la ilu-
car... ahora en toda su problemática a aquellos que decidieron desde ha- sión de saber ya lo que hay "que hacer", cuando más bien se trata de
ce tiempo hacer entrar en conversación ambos términos. Fueron pre- hacer emerger el enigma, una vez más en el alcance de esta pregunta:
cisamente esos pensadores que asumieron que pensar era otra cosa "¿qué hacer?". Tal como lo formula Derrida, esa pregunta ¿qué ha-
después de la experiencia de los campos de concentración. Aquellos cer?, que inevitablemente refiere tanto a una urgencia diaria como a
que supieron definitivamente que las condiciones del pensamiento enfrentar lo que viene con los tiempos, ha quedado por ahora impen-
nunca son inocentes Y deben ser indagadas en su esencia. Fueron sada tanto "en su forma como en su contenido". Sin embargo, su le-
aquellos que supieron captar en la emergencia de la Ciencia y su pos- gado puede ser esbozado, pues dicha pregunta es indiscernible de su
terior consumación moderna, en su cumplimiento como Metafísica y carácter laico y democrático, de lo que en suma constituye a la Mo-
Técnica, algo más que un régimen epistemológico depurado de pre- dernidad tanto en su fundación como en su desgarramiento, pues la
juicios que por fin iba a garantizar al "pensar puro", sin malentendi- posibilidad de la respuesta a "¿qué hacer?", parece siempre exigir el
dos, libre ya de la Revelación Y el Mito. La célebre temática del "Fin franqueamiento de los límites históricos en donde dicha pregunta ha
de la Metafísica", más allá del tono apocalíptico e inocente con que podido nacer.
algunos la enfatizan, y más allá también de quienes la ironizan para
disimular sus consecuencias, se sostiene en este punto: los dispositi- iv
vos de emplazamiento de la Técnica organizan un nuevo tipo de Vo-
luntad que se caracteriza especialmente por la imposibilidad de ser re- Cuando abordamos la temática del fin, nos interesa aquello que
gulada a través de las "ficciones" político sociales. ya ha tomado forma ante nosotros. Recién ahora nos hemos vuelto
Ciertamente, un énfasis demasiado marcado en lo que define a es- contemporáneos de aquellas conclusiones desconcertantes que Lacan
ta posición que enunciamos, puede dar lugar al equívoco que ve en la pronosticó. Si tuviéramos que señalar de un modo inmediato aquello
misma tan sólo una apelación "moral" que se escandaliza con la "des- que Lacan vaticinaba hace décadas atrás, lo formularíamos del si-
humanización" de la Técnica. De hecho quienes gustan en ironizar es- guiente modo: la imbricación del mercado capitalista y la exclusión
ta posición, la simplifican Y reducen al extremo, afirmando que la del sujeto de la ciencia, eso que podemos denominar la "Técnica",
misma esconde un llamado al sentir religioso o romántico de los valo-
PSICOANÁLISIS Y POLÍTICA 319
318 LACAN:HEIDEGGER

realiza un movimiento que no respeta a nada ni a nadie. Si hay un fin, meros simulacros de regulación, a su vez, intentar introducir el respe-
to, querer volverlo a fundamentar, queriéndole otorgar un suelo firme,
en primer lugar, es el fin del "respeto". Entendiendo por "respeto" esa
se ha vuelto un vano sueño.
distancia simbólica que implica a la castración, y que señala que "no-
No hay religión, ni retorno a tradición alguna, ni ningún proyecto
todo" puede ser alcanzado por la Voluntad de goce.
de emancipación construido con los elementos típicos de la moderni-
En psicoanálisis denominamos a esa distancia simbólica con el
dad, que pueda volver a reeditar y recomponer la "distancia" que se
termino Castración. La castración no debe ser entendida como en su
destruyó. Ni siquiera se puede esperar que "la sobremedida del dolor
traducción neurótica, en tanto falla o impotencia, comparación hirien-
que se extiende planetariamente traiga aparejado cambio alguno". No
te o reivindicación querellante. Más bien, es un límite que impone la
hay ningún fundamento a restaurar o recuperar, ningún padre que
estructura del lenguaje, pues donde hay lenguaje, hay imposible. Im-
vuelva a instaurar e imponer las insignias del respeto; ya no surgirán
posibilidad de acceder a un goce pleno y absoluto, imposibilidad de
más que sus antiguas inercias o a lo sumo sus caricaturas. Por esta
establecer con respecto al goce del Otro una relación conmensurable,
pendiente se confirma que las prácticas que durante mucho tiempo
en tanto es imposible de "escribir" la relación sexual entre el uno y el
detentaban las claves que permitían concebir la transformación del
Otro. Pero no se trata del carácter "negativo" del límite, pues este lí-
destino histórico han quedado severamente cuestionadas en su esen-
mite que el lenguaje impone, en ese movimiento de captura del ser vi-
cia. De allí que el pensamiento contemporáneo, a falta de disponer de
vo volviéndolo un "ser dicente" es la condición del deseo. El desenca-
un recurso a la Revolución, al sujeto histórico, a la enunciación colec-
denamiento de la Técnica y su imbricación con el mercado capitalista
tiva, se halla consagrado a los problemas referidos a su propia supera-
constituyen un "rechazo de la castración"; según la tesis de Lacan, el
ción. Como si el pensamiento, una vez apresado en su impotencia en
Discurso Capitalista realiza un "movimiento circular" (lo hemos mos-
transformar las cosas, hubiese querido al menos volverse contra sí
trado en un capítulo anterior) donde la Voluntad consigue reunir al su-
mismo, impugnar su propia tradición, contravenir sus propias condi-
jeto con el goce del objeto, sin los límites ni la distancia simbólica
ciones de posibilidad, inaugurar nuevas experiencias con el habla, con
que la castración impone. El movimiento circular, que contornea el
las escrituras, buscar en definitiva una nueva forma de encontrarse
armazón de la realidad, al no disponer de barrera alguna borra la dis-
respetable, de no descubrirse cómplice con todo aquello que ahora se
tancia entre el desecho y la apropiación del plus de gozar, constitu-
nos muestra ante nosotros.
yendo un rechazo de la castración. Es la razón misma de este movi-
Paradoja de los tiempos: en la medida en que ya no hay experien-
miento la que extingue el respeto. Los signos de esa desaparición
cia de la historia, cuando más patente es la pobreza de la experiencia,
fueron anticipados por Lacan de diversas maneras: procedimientos de
el pensamiento se vuelve más histórico que nunca. Por ello las distin-
homogeneización, desintegración del concepto de experiencia, desa-
tas prácticas de pensamiento viven en una perpetua sospecha sobre sí
parición de la memoria, declinación de la imago paterna, aumento del
mismas.
racismo, planetarización de la mirada, un programa que parece querer
La política, por ejemplo, que ahora ha quedado reducida a una
llevarlo todo al estatuto de lo visible, al espectáculo de la retirada de
profesión, es sólo una profesión desde el mismo momento en que los
la historia, a un presente absoluto sin huella del pasado, y que tiene en
ciudadanos ya no saben ni pueden hacer la experiencia de engendrar-
el campo de concentración la figura culminante de la aniquilación de
la. Hasta nuevo aviso, no se sabe qué puede ser una política que aspi-
todo respeto. Si lo que se ha consumado se caracteriza por carecer de
re a otra cosa que a verse reducida al consenso y la aspiración al po-
barrera alguna, por disolver definitivamente a la comunidad en un
der. Los efectos de su enunciación han sido arrebatados de antemano,
nuevo tipo de orden social no condescendiendo a nada que no sean
320 LACAN:HEIDEGGER PSICOANÁLISIS Y POLÍTICA 321

especialmente por el espacio mediático, y el "lenguaje políticamente su andadura no hayan sido respetadas en sus apuestas? ¿debe el psi-
correcto". He aquí una auténtica caricatura grotesca del respeto, 10 coanálisis sentirse concernido por ello o debe mirar con "orgullo",
que años atrás era una reivindicación de grupo minoritarios suscepti- desde su presencia organizada su supervivencia aún manifiesta?, co-
bles de segregación, ahora se transforma en un creciente proceso de mo si el psicoanálisis estuviera dotado de una clave distinta con res-
nivelación y vigilancia de los enunciados. No resulta entonces extra- pecto a la marcha de las cosas, como si estuviera provisto de una ló-
ño que la política desde hace tiempo ya no pueda formular palabras gica implacable que sostiene su acción allí donde los otros se
nuevas ni renovar su vocabulario moral. doblegan. En cualquier caso, esta pregunta sólo se puede mantener
También podemos ver 10 que sucede a grandes rasgos en la filoso- abierta si el psicoanálisis es algo más que una profesión liberal, pues
fía, especialmente cuando la misma se atreve a interrogarse por aque- si quedara solo reducido a eso la respuesta ya estaría dada. El psicoa-
lla filo ofía que tendría que venir cuando la política se retira. Desde nálisis podrá mantenerse en el trayecto de la pregunta antes formula-
hace tiempo, la filosofía y el filósofo, más allá de la mera definición da si se mantiene en el respeto por las exigencias de su Escuela, y no
universitaria, se encuentran con serios problemas para establecer en se presta a ningún tipo de convalidación pública de psicoterapia, ex-
qué consiste su tarea. Al no disponer de una experiencia última que terior a sus criterios.
garantice y autentifique en qué consiste la labor filosófica, el filósofo Volviendo a nuestros interrogantes y refiriéndonos ahora al por-
está en una posición incómoda para autorizarse por sí mismo, (pero es venir del psicoanálisis, podríamos reiterar la siguiente cuestión, inter-
en esa incomodidad donde reside el resorte de su apuesta más propia) pelar si es cierto que aquello que asegura la presencia del psicoanáli-
¿cómo demuestra que no se ha vuelto un mero historiador, alguien sis en el mundo es la permanencia irreductible del malestar y su
que con mayor o menor fortuna ha enlazado una secuencia de nom- envoltura sintomática. ¿Se ofrecerá siempre el malestar bajo la forma
bres propios de la tradición y ha realizado una glosa? De este modo, de un síntoma que pide ser descifrado? Hay una nueva forma de ma-
vemos al filósofo intentar establecer vecindad con alguna experiencia, lestar ya conocida por todos y que con mayor velocidad colabora con
si antes fue la política, y luego el lenguaje y sus escrituras, en los úl- eso que llamamos la desaparición de la comunidad. Nos referimos a
timos años le ha tocado a la estética, e incluso ahora empieza a des- la progresiva extinción del trabajo. No nos detendremos aquí en las
puntar de nuevo la religión, en el intento del filósofo tal vez, de vol- razones por las cuales en el capitalismo actual el trabajo desaparece
ver a ser respetable. en su sentido clásico como forma estable de dialéctica social. Sola-
La misma cuestión podía ser localizada en el campo del arte, ac- mente, se puede sugerir que la desaparición del mismo no constituye
tualmente sumamente difícil formular en qué consiste el carácter una simple anomalía social, una forma más de anornia, sino que posi-
"vinculante" de la experiencia estética, si aún existe o si ha sido supli- blemente colabore con un nuevo tipo de configuración de la subjetivi-
do por el acuerdo tácito de los críticos y expertos que disimulan con dad. Después de Lacan, ya sabemos que no es tan sencillo decir 10
su labor el autismo intrínseco de algunas obras actuales. Ya no es fá- que es el capitalismo en su esencia, en cualquier caso no es sólo una
cil determinar 10 que la obra instaura, y habría que discutir si su "ser realidad socioeconómica, sino una nueva puesta a punto de las condi-
de objeto" no habrá destruido a la verdad que allí se ponía en obra. ciones del modo de gozar. En este aspecto, con mayor frecuencia po-
La pregunta que se impone en relación al paisaje hasta aquí pre- demos constatar la presencia de los llamados síntomas sociales. En-
sentado es la siguiente: ¿en qué medida la puesta en cuestión de las tendemos, a partir de Lacan, que un síntoma social es un tipo de
prácticas antes mencionadas afecta al psicoanálisis? ¿qué significa malestar, en muchas ocasiones fuera de discurso, desabonado del in-
que distintas prácticas contemporáneas a su surgimiento y vecinas a consciente y ofrecido en todo caso a lo que podríamos llamar "la bar-
PSICOANÁLISIS Y POLÍTICA 323
322 LACAN:HEIDEGGER

c5>Oel Manifiesto de Roma, es una inquietante consideración de La-


barie de los especialistas". Dicho de otro modo, el síntoma social apa-
can sobre el porvenir del psicoanálisis. Después de aseverar que el
rece desconectado del trabajo del desciframiento que se realiza en la
analista "no tiene tradición", y que ha sido "un relámpago de verdad
transferencia. Por ello Lacan en La Tercera afirma que el psicoanáli-
en la frontera entre dos mundos", después de plantear una solución de
sis si bien es un síntoma, al ser un vínculo, no es un síntoma social.
continuidad entre las "perturbaciones" que introduce la ciencia y el
Hay síntoma social donde no hay vínculo social. Los "individuos" se
sentido que produce la religión, entendiendo a ésta bajo la rúbrica ge-
constituyen en el material disponible que consume las distintas ofer-
neral, de todo lo que cura con el sentido aquello que "no anda", emer-
tas terapéuticas, las que ofrecen tratar el malestar asegurando que el
ge con toda su fuerza su declaración de estoicismo, en particular su
síntoma se mantenga desconectado del inconsciente y de sus posibili-
anhelo de vincular a la Escuela con los estoicos. Estoicismo que co-
dades de desciframiento. No hay nada más opuesto a una política de
mienza con la siguiente afirmación: "no estoy entre los alarmistas ni
la memoria inconsciente que ciertas ofertas terapéuticas. Muchos de
angustiados" para a continuación agregar "el analista está en una es-
los trastornos corporales, señalados como "síntomas de actualidad",
pecie de momento de mutación" y por consiguiente, en la medida "en
podrían valer como testimonio de esta desconexión entre el síntoma y
que la angustia es el síntoma tipo de todo acontecimiento de lo real, el
la estructura del inconsciente. La nueva explotación televisiva de la
analista tiene por misión hacerle frente". Se trata de un estoicismo de
psicosis podría ser también otro punto a tener en cuenta. De este mo-
nuevo cuño; en la época de la Técnica, el estoicismo, más que prepa-
do, el trabajo, lugar tradicional por donde circulaban las identificacio-
rarse con respecto al dolor, se acoraza frente a la angustia. Si el hom-
nes que le otorgaban al vínculo social su consistencia, al irse disol-
bre de la Stoa, era capaz de proclamar que todo lo que ocurre es lo
viendo va produciendo un nuevo ordenamiento de los individuos a
que tiene que ocurrir, prescindiendo de cualquier afecto que acompa-
través de las insignias de grupo. Grupos en donde se instala una conti-
ñe el acontecer, también ahora para Lacan en una nueva forma de es-
nuidad sin ruptura entre ciertas formas de gozar, y la emblematización
toicismo, propone que "el discurso del analista dependerá de lo real y
de las mismas por el mercado a través de las "marcas".
no al contrario". Dependerá de lo real ¿no es un modo de decir que el
Este panorama así presentado no ayuda a confirmar que la pre-
psicoanalista no puede ceder a la tentación actual de volverse un me-
sencia del psicoanálisis esté asegurada por la insistencia irreductible
ro historiador de su propia disciplina? En la época en que la Técnica
del síntoma. Tal vez el psicoanálisis, aunque siempre haya sido así,
ha borrado el respeto por el sujeto del inconsciente aparece esta ape-
viva ahora un poco más "emboscado" que antes entre las demandas
lación última que reúne a la Escuela, el analista y la posición estoica.
terapéuticas frente a las cuales se debe admitir que a veces el viraje a
Posición que señala que con respecto a este punto, la disposición al
la experiencia del análisis no resulta fácil. ¿Podrá alguna vez la mar-
optimismo o al pesimismo no es suficiente. No se trata de un estoicis-
cha de los acontecimientos faltarle el respeto al psicoanálisis, ya no
mo, que al igual que el gentleman borgiano sólo "ama las causas per-
censurarlo o repudiarlo, sino llevarlo lentamente al olvido o a su su-
didas", ni se trata de esa posición en la que el estoico intenta que el
pervivencia de caricatura?
dolor no sea nada anticipando tal vez al masoquismo cristiano. Tam-
Lo que nos autoriza a hacemos estas preguntas un tanto extremas,
poco se trata de la indiferencia frente a lo que pueda venir, en todo
es que el gusto hiperbólico y desmesurado de nuestra descripción no
caso que, venga lo que venga con el porvenir, no sea únicamente el
nos hace olvidar el carácter contingente de nuestra posición.
sentido aquello que lo intente subsumir.
Sólo hemos procurado detenemos en aquello que Lacan sugiere
con respecto al porvenir. El texto La Tercera, además de poseer una
clara vocación de evaluación histórica sobre lo sucedido años atrás
324 LACAN:HEIDEGGER PSICOANÁLISIS Y POLíTICA 325

v ¿Cómo testimoniaría de ello? ¿En qué lugar y en qué condiciones esa


experiencia es posible? Este tipo de cuestiones constituyen una suer-
¿Podría el psicoanálisis encontrar su lugar en una tarea por ve- te de tratamiento preliminar a la cuestión de la posibilidad de unapra-
nir?, en una Tarea del pensar no metafísica. Es esta pregunta la que xis, de una praxis que por supuesto no descuide el encuentro con
nos invita a incluir al psicoanálisis que se orienta a través de Jacques aquello que el lenguaje dispone y determina. Incluso, tal como se pre-
Lacan, en los "límites" que la Metafísica y su consumación moderna sentan actualmente las cosas, es necesario interrogar en qué medida se
han trazado. Hemos intentado discutir cómo son esos límites, qué puede seguir hablando de una praxis. En cualquier caso, sería intere-
nuevas texturas adquieren, con qué problemáticas lindan sus bordes, sante evocar aquí la estrecha vinculación que el término praxis ha te-
si se tiene en cuenta cómo actúa la lógica del inconsciente en "el que nido con el proyecto de emancipación moderna, y en ese sentido tal
habla". Por esta pendiente, siempre corresponde mantener en escena vez convenga evocar aquí las distintas antinomias y tensiones que han
la relación entre Lacan y Heidegger, para interrogar una vez más su tenido lugar entre la "praxis freudiana" y el proyecto de Emancipa-
pertinencia y también intentar presentar las cuestiones que dicha rela- ción Moderno. En particular, si consideramos que el texto de Freud
ción inaugura. Son especialmente esa clase de encrucijadas que no se puede ser leído, como una decidida impugnación, a esa idea de praxis
instalan cómodamente en los cuadros clásicos del psicoanálisis y la fi- que entiende que la misma implica que "tomando conciencia de la
losofía; la relación entre el Dasein y la diferencia sexual, los vínculos realidad el Hombre la transforma y al mismo tiempo se transforma a
entre el Acontecimiento y el trauma, la historia y su relación con la sí mismo". Idea que inevitablemente lleva a concebir que todo aquello
repetición inconsciente, la invención de un lenguaje filosófico y su re- que interrumpe la marcha dialéctica hacia la totalidad debe ser expul-
lación con la locura, el "olvido del ser" y las teorías de la represión, la sado. Es la posición que sostiene que la "Idea es el motor de la acción
época de la técnica heideggeriana y lo que Lacan ha llamado de un y la acción la realización de la Idea", posición que irremediablemente
modo conjetural el "Discurso Capitalista". A través de estas cuestio- tendrá que eliminar todo aquello que en la subjetividad "viene a fal-
nes intentamos señalar un camino que conduzca a lo que Heidegger tar", o se consume en pura pérdida, o se extenúa en su incompletud
designa como una "Tarea" del pensar no metafísica. Tarea, que por insistente. De este modo, por no admitir en la praxis aquello que en la
ahora aparece más bien como la mostración de un límite que como un subjetividad hace de escoria, y de gasto inútil, es al mismo sujeto del
hecho efectivo que se haya concretado. Por supuesto una vez más, no inconsciente al que finalmente se expulsa, en función de producir la
se debe entender en este caso "límite" sólo en un sentido negativo, realización del "Hombre" mismo.
pues es dicho límite la condición del comienzo de la Tarea. De este
modo, aunque no se pueda adelantar por ahora el lugar del psicoaná- VI
lisis en dicha "tarea no metafísica", quizás, si algún día la misma l1e-
ga, (aunque para eso, para que llegue, como sabemos ha tenido que El primer impacto que produjo la obra de Freud en la "teoría po-
estar viniendo desde siempre), el psicoanálisis en tanto experiencia lítica", podríamos decir, que fue precisamente indagar los "supuestos
del inconsciente está especialmente orientado para ingresar en ese de- metafísicos" de los proyectos de emancipación modernos e ilustrados.
bate que mantiene como horizonte más esencial la relación entre el Estos proyectos comparecían a través de distintos supuestos que po-
lenguaje y la Metafísica que aún lo rige. dríamos enumerar. En primer lugar, se presentaba el momento de la
¿Qué es una experiencia "no Metafísica" con el habla? ¿Puede el emancipación como aquello que iba a poder establecer un corte y una
que habla encontrar un nuevo lugar en su modo de habitar la lengua? discontinuidad radical con el orden social anterior, luego la emancipa-
PSICOANÁLISIS Y POLÍTICA 327
LACAN:HEIDEGGER
326
sabía que todo proceso político por mediatizado que sea, lleva las
ción afectaría necesariamente a todos los órdenes de la vida, de un marcas violentas de la instauración de la autoridad y su "teología" je-
modo totalizante, incluido el lenguaje. Según este criterio, tendría lu- rárquica, y que incluso el contractualismo político, que quiere disimu-
gar un nuevo tipo de sociedad que ya no estaría intervenida por nin- lar el problema de la distribución de la autoridad, necesita para ello,
guna opacidad o negatividad. Por lo mismo el proyecto de emancipa- transportar la supuesta "autonomía del yo" al campo de la política.
ción siempre alberga una expectativa de transparencia, pues si la
"alienación" ha sido erradicada (tal como el optimismo iluminista es- Vil
peraba), sólo resta la absoluta coincidencia de la "esencia humana"
consigo misma, o como se diría hoy, sólo queda asumir una "gestión" John Rawls, uno de los teóricos fundamentales del liberalismo
de los asuntos comunitarios, los que deberán presentarse, por pro- quiere proponer una concepción política de la justicia (sin Metafísica
blemáticos que sean, siempre dóciles al sentido. Por último esta meta- según él), teniendo como axioma fundamental, el propósito de eludir
física de la emancipación siempre deberá localizar Y argumentar la todas las cuestiones "controvertidas", sean filosóficas, morales o reli-
precedencia de aquello de lo que debe emanciparse, no hay emancipa- giosas. Según Rawls, como esas teorías son muy ímportantes, no pue-
ción sin opresión previa. La opresión, en este caso, se representa co- den ser resueltas políticamente y un verdadero principio de tolerancia
mo una fuerza exterior que impide el libre desarrollo y juego de las en política, que acepte el pluralismo debe dejar de lado esas diferen-
fuerzas, que la interfiere, codifica o desvía. De este modo el proyecto cias. Por ello Rawls en su "sabiduría liberal" insiste en que no podrá
de emancipación intenta a través de estos supuestos, aparecer lógica- haber nunca teoría filosófica que rija el destino del Estado, ya que es-
mente unificado, borrando cualquier incompatibilidad lógica que pue- to llevaría a la coerción y a la tiranía. Debe idearse entonces una "Po-
da surgir, y expulsando la dimensión de "imposibilidad", siempre pre- sición original", una conjetura mítica, donde las diferencias queden
sente en cualquier estructuración de los vínculos sociales. excluidas. Lo que Rawls llama el "Velo de la ignorancia", es una si-
Todo el espacio de la reflexión freudiana está especialmente pre- tuación ahistórica, original, donde se puede establecer un acuerdo en-
parado para interpelar los supuestos metafísicos de este modo de con- tre personas iguales y libres sin que ninguna tenga mayor poder de
cebir el proyecto de emancipación. Ninguna teoría social y política, negociación que el otro. El velo permite ignorar todo lo que hace a la
debería desconocer lo que Freud ha presentado en su experiencia; la diferencia, se trata de una situación simétrica, fuera de la "amenaza,
subjetividad nunca está dada de antemano, emerge siempre fracturada la fuerza, el engaño o el fraude". De este modo, esta abstración que
y dividida, tensionada por el trauma, abonada a la repetición, interpe- posibilita según Rawls el velo de la ignorancia, permite entrar en la
lada en su esencia por la diferencia sexual y subordinada a exigencias dimensión de la Justicia. Sólo hay justicia y posibilidad de sus proce-
pulsionales que no sólo no son instintos salvajes sino que se presentan dimientos entre personas libres, equitativamente situadas, dispuestas
como compatibles con aquellas instancias de autoridad que la Civili- ,. ,
a Ia cooperación.
zación propone. A su vez la pulsión no se supera nunca y por lo tan- A su manera, Rawls sabe que la Ley nunca tiene historia, y que
to, cualquier grado cero de la historia, cualquier comienzo absoluto, debe entonces concebirse un momento anterior y mítico para organi-
cualquier comparecencia del Hombre Nuevo se debería realizar recha- zar las condiciones de los procedimientos jurídicos. En este aspecto,
zando y expulsando los restos residuales de la situación anterior que puede leerse el velo de la ignorancia de Rawls como el reverso de To-
entonces insistentemente retornarían con una fuerza mayor. De esta tem. y Tabú en Freud. Allí donde Freud presenta el asesinato primor-
manera Freud estaba advertido de lo que implica postular un comien- dial como paso ineludible con respecto a la interiorización de la ley,
zo absoluto, un Hombre nuevo, un corte radical con el pasado, pues
328 LACAN:HElDEGGER PSICOANÁLISIS Y POLÍTICA 329

la que llevará necesariamente las marcas del crímen mítico, Rawls en histórico alguno. Como lo señala Blanchot y lo retorna Derrida, el
cambio, ve en el contrato primero, a personas equivalentes, plenas, "Ven" debe presidir esa disponibilidad inicial con respecto al aconte-
idénticas, neutrales nunca hendidas ni por la deuda ni por la culpa ori- cimiento. Se trata de un "Ven" que no debe ser tomado como una or-
ginaria. Sólo así se concibe a una subjetividad que está hecha desde den, demanda o ruego, es una hospitalidad esencial hacia lo nuevo
siempre para el acuerdo. He aquí el núcleo de la propuesta liberal, al- que trae el porvenir. No habría emancipación sin ese "Ven" dirigido al
canzar un consenso universal y racional que pudiera ser ejercido a tra- acontecimiento por venir. ¿Deberíamos responder a este proyecto de
vés de un diálogo exento de distorsiones, el que sólo es posible al pre- emancipación vacío de toda finalidad, con la sabiduría que alberga el
cio de erradicar el irreductible elemento de antagonismo presente en "pesimismo freudiano", y señalar que mantener ese lugar vacío, no
las relaciones sociales. De esta forma aparece la política como un in- sólo no garantiza ningún acontecimiento nuevo, sino que incluso, por
tento de desmantelar lo político, eliminando en aras del consenso allí, precisamente por ese lugar puede "volver lo peor"? ¿deberíamos
cualquier posición o acto que se presente por fuera de la lógica que siempre recordar que el porvenir puede ser tan solo la máscara del re-
fundamenta el acuerdo. Propósito invisible del liberalismo: cómo eli- torno, del retorno incluso de lo peor? ¿hasta qué punto el "Ven", y ese
minar al adversario permaneciendo neutral. Pues su astucia consiste lugar que el "Ven" señala, puede ser de nuevo devorado por el "Vuel-
en que las exclusiones se han realizado a través de acuerdos libres lo- ve" dictado por la compulsión a la repetición? Un debate sobre el
grados en la ética consensual. Acontecimiento no debería desentenderse de estas cuestiones. No obs-
En semejante panorama, no es de extrañar que aquellos que no tante, hablar del "retorno de lo peor", que al fin y al cabo es otro mo-
aceptan el hundimiento irremediable del proyecto de emancipación, do en que lo "Mesiánico" se expone a la sorpresa absoluta, exige aun-
intentan una vez más separar a la Justicia del Derecho, tratan de des- que sea bajo su forma más concisa, un recorrido por el texto de Freud.
pertar a la Justicia despejándola de sus procedimientos, sin oponerla, Presentaremos una "cartografía" mínima del término repetición en los
pero mostrando que en todo caso no hay un recubrimiento absoluto textos de Freud, comentados ahora a la luz de estas implicaciones.
entre ambos términos. Se trata en estos pensadores, de no aceptar la
continuidad indudable que existe entre el modo liberal de obtener el A) En principio es necesario admitir que el término repetición es
consenso y la deshistorización a la que induce la instauración de la central a la experiencia freudiana. Según cambia algún aspecto de su
Técnica. concepción, va transformándose el estatuto del inconsciente, tanto en
sus límites como en su experiencia. La primera manifestación de la
Vlll repetición en la experiencia, la más inmediata, es la que designa "lo
que lleva siempre al mismo lugar", lo que inevitablemente conduce al
Tal como lo formula Derrida, se trata de mantener la emancipa- mismo sitio, cuando hablando de cualquier cosa se termina hablando
ción en su carácter de apertura indecidible, sin teleología alguna, ad- de lo mismo (Freud queriendo salir del barrio de las prostitutas en
mitiendo su carácter de apuesta y aceptando que "no se sabe" lo que Roma y volviendo a pasar por la misma esquina, alumbrando la expe-
viene con el porvenir. La emancipación para Derrida debe en su "me- riencia de lo "Siniestro", el encuentro con lo que no cambia, irreduc-
sianismo" vacío corresponder a su carácter de promesa. La justicia tible a cualquier transformación dialéctica).
más allá del Derecho alentaría a esa promesa, teniendo en cuenta
siempre, que esta vez se trata de una promesa abstracta, de una apues- B) Recuerdo, Repetición y Elaboración, este texto de Freud escri-
ta por un porvenir que no se puede anticipar y garantizar por cálculo to en 1914 empieza a modular las preguntas decisivas con respecto a
330 LACAN:HEIDEGGER PSICOA ÁLlSIS y POLíTICA 331

10 que se manifiesta en la repetición. ¿Cómo está presente el pasado D) Es en 1920, en Más aLLá del Principio del Placer, en donde
cuando no se recuerda? ¿qué clase de silencio es aquél pasado que no Freud despliega el todas sus consecuencias, su reflexión con respecto
encuentra una inscripción en la memoria simbólica y su tejido? al término repetición. El eco nietzscheano del título, la inmediata alu-
La repetición aparece ya en 1914, como un límite a la rememora- sión en las primeras páginas a pensar "el eterno retorno de lo mismo",
ción, a la función historizante de la palabra. Lo que no se puede reme- el gesto de Freud de insistir en que aún "siendo poco dotado para la
morar se pone en acto repitiéndose. Esta es una de las primeras conse- filosofía" va a presentar sus "especulaciones", son distintos modos de
cuencias, de esa secuencia que organiza Freud para intentar pensar el señalar que se trata de un momento especial de la andadura freudiana.
funcionamiento de la memoria inconsciente: recuerdo, repetición, ol- Es una torsión con respecto a lo que es la propia experiencia del psi-
vido, represión. Si 10 que no se recuerda se repite, a su vez el olvido coanálisis. Ahora la compulsión a la repetición es algo que se impo-
queda entonces inevitablemente conectado con el acto. El acto, aque- ne, algo que se produce bajo el modo de la exigencia y la coerción, ya
llo que siempre instaura un "antes y después" es tributario del olvido. no es sólo volver al mismo sitio sino que se impone el "fracaso" que
Si el límite del recuerdo hace que esa "otra cosa" no rememorable llega siempre del mismo modo. Ahora le toca el turno a 10 "demonía-
vuelva a través de la repetición, el acto exige el olvido, sin esa dimen- co" de la repetición, no porque se trate de un demonio que retorna, si-
sión el acto no se precipitaría nunca y quedaría atrapado en la indeter- no que 10 demoníaco es el hecho mismo del retorno. Asunto que de-
minación de una rememoración infinita. Tal vez se pueda apreciar, berían tener en cuenta los que insisten en sostener que la experiencia
que este modo general de presentar las tesis de 1914, abre a preguntas del retorno es consustancial a la religión.
ineludibles, cuando la pregunta "¿qué hacer?" con respecto al porve- Lo que retorna como trauma, fracaso, desencuentro, accidente, lo
nir ya no viene conformada por un proyecto de progreso, semejante al que en suma, dándose por sorpresa se vuelve una figura del Destino,
que acompañó a esa pregunta en la modernidad. organiza para Freud ese nuevo lugar en su pensamiento que se desig-
na con el nombre de Más allá del Principio del Placer. Lugar que con-
C) En 1914, Freud aún no distingue claramente qué diferencia se fina con lo impensable de la pulsión de muerte, un tipo de satisfac-
podía establecer entre lo que retorna en el inconsciente, a través del ción paradójica que en vez de estar al servicio de la homeostasis
lapsus, el tropiezo, el equívoco, y aquello que retorna desde el "exte- promueve el estilo de la destrucción. A través de la compulsión de la
rior", en 10 real mismo. En otros términos, se podría afirmar que repetición, nombre privilegiado de la pulsión de muerte, aquello que
Freud no diferencia en 1914, el retorno de lo reprimido de la repeti- se había dado por sorpresa, de forma inesperada e inanticipable, eso
ción. La razón es que en este texto Freud aún sigue pensando al Prin- frente a 10 que no se puede reconocer ningún tipo de implicación sub-
cipio del Placer como el amo del inconsciente. Freud todavía mantie- jetiva, se transforma ahora en cifra del Destino. Lo que fue contin-
ne que hay una tendencia homeostática en el inconsciente que sabe gente reaparece, retorna, tomando la forma de 10 necesario. Si sor-
aprovechar cualquier desarreglo o dolor para volver a sus condiciones prenderse es el acto del sujeto en el límite de la subjetividad, como lo
de satisfacción. Si el Principio de Realidad demora el placer, impo- señala Jean Luc Nancy, la sorpresa tiene lugar sin haber llegado nun-
niendo sus rodeos y condiciones, es para de últimas, permitir que el ca del todo, "estando en vías de", como 10 que me puede suceder a mí
amo del placer obtenga su beneficio, incluso con aquello que es dis- y a la vez sin mí, sin ningún tipo de consentimiento, al menos en la
placentero para la conciencia. Desde este punto de vista, en 1914, la conciencia. Es a través de esas manifestaciones que Freud decide es-
repetición por problemática que sea, aún se presenta al servicio del tablecer la existencia de una experiencia "más originaria que el Prin-
Principio del Placer. cipio del Placer" una experiencia que encuentra su satisfacción en el
332 LACAN:HEIDEGGER PSICOANÁLISIS Y POLÍTICA 333

mero acto de repetir, que no repite para obtener una aproximación a la en la experiencia analítica realiza una criba fundamental para el acce-
primera huella del placer, sino que repite por la voluntad de repetir, a sode este "cualquiera que habla". Este punto, que preferimos no es-
través de una infinitización de la misma. camotear, debe ser al menos discutido. Más allá de los argumentos
que vuelven imprescindible la presencia real del dinero, en una expe-
E) La compulsión de repetición le permite a Freud concebir una riencia que pretende llegar a través de la palabra al límite que la ex-
tendencia inconsciente, distinta al "querer decir" de los juegos de pa- tingue sobre el vacío (y que por tanto exige la comparecencia del don,
labras, equívocos, propios de la retórica de la "otra escena". La repeti- el intercambio, el exceso y la pérdida), es necesario hacer constar que
ción quiere volver a un "estado inorgánico", quiere llevar la experien- el dinero de la sesión no puede, no debe obedecer a ningún "están dar"
cia de la vida a lo más propio, a un rodeo distinto al del retorno de lo profesional del mercado. Debe suceder cada vez, uno por uno, en su
reprimido; a aquello que deposita el lenguaje como resonancia en el más radical contingencia, y donde por supuesto haya lugar para que la
cuerpo disolviendo la presencia de la palabra; el estilo de la vida es el cifra pueda ser siempre absurda, tanto como lo es pagar por el propio
modo que tiene "cada organismo de querer morir a su manera". No trabajo del inconsciente. De este modo la experiencia del inconsciente
hay otra conservación que el rodeo, que las vueltas que la pulsión de puede poner en juego en cualquiera que sea hablante, aquello que se
muerte se dá para mostrar que la "vida es un accidente raro de la suele encomendar al poeta o al artista; cambiar el modo de habitar la
muerte". Esta voluntad de gozar propia de la pulsión de muerte, aus- lengua. Vivir en la lengua después de haber respondido por aquello
picia el desfallecimiento de la memoria, destruye desde dentro cual- que "vuelve siempre al mismo lugar".
quier proceso de archivo, instaura el olvido irrebasable en el corazón
del monumento, ironiza cualquier contrato dialógico y comunicativo. G) De este modo, el psicoanálisis, en principio, presenta una ex-
periencia en vecindad con el arte y la escritura, al ser éstos dos modos
F) Por esta pendiente siempre se renueva el debate que una y otra de tratar a la "cosa pulsional". Aunque en muchos casos, los artistas y
vez vuelve; si 10 que "retorna" es un sentido olvidado a restablecer o los escritores no quieran, rechacen, les sea imposible hacer pasar al
a proteger, operación que finalmente siempre se le adscribe a la reli- inconsciente por la transferencia. Incluso aun, persiste la idea de que
gión, o por el contrario, como lo sostiene la posición freudiana, el re- el psicoanálisis podría "manchar" el acceso original, la apuesta defi-
torno de 10 real como falla inexorable de cualquier cadena simbólica nitiva que-el artista mantiene con lo insoportable de lo real. Es cierto
debe ser la oportunidad, para dejar que tome forma y se escriba la que, en algunos casos, lo que requiere al artista es una interpelación
huella de sinsentido, que marca el lugar donde la palabra se derrumba de la lengua, en donde para inventarse a sí mismo como un autor que
y se desvanece. Ese lugar de silencio que una escritura guarda, con- "ya no es hijo de nadie" necesita estar solo. Son aquellos casos donde
torneándolo, y protegiéndose del mismo, defendiéndose hasta por fin impera un llamado a nacer de nuevo, en un nombre y una obra y de
arruinarse. Separar definitivamente a ese silencio que se hace letra, de un modo urgente, porque sin esa vocación no quedará otro lugar para
la voz de una presencia plena del Otro, de esa "llamada a la fe" que habitar el mundo. De ese modo, no hay tiempo para el encuentro con
habita en todo lenguaje, seria una cuestión decisiva en la experiencia el Otro, pues sólo una vez comparece esta llamada oportuna, donde
del psicoanálisis. Esta experiencia no requiere ni al artista, ni al que alguien se puede extraviar del modo pertinente, es decir, perderse has-
"sabe decir bien", sino a cualquiera que esté dispuesto a asumir hasta ta el lín}¡tedonde se construye por fin el refugio. Sin duda el psicoa-
donde pueda, las consecuencias que hablar y por tanto callar, tienen nálisis no hubiera sido nunca posible sin esta enseñanza, sin el modo
para su vida. Se suele objetar que la presencia ineludible del dinero, singular en que a veces alguien puede señalar esa vía por donde "en
LACAN:HEIDEGGER
334 EDICIONES DEL CIFRADO
el peligro crece lo que nos salva". Pero a su vez, el psicoanálisis pue-
de ser un lugar apropiado, para entendérselas con ese otro momento,
TÍTULOS PUBLICADOS
donde el artista queda fascinado por su acto y le quiere fraguar enton-
ces una "identidad auténtica", que suelde a su obra en su ser. Ese
cumplimiento siempre alberga una coartada narcisista que inscribe al
Lo que se escribe de la interpretación
deseo en un callejón sin salida, pues lo arroja a la lucha a muerte por
AORIANA ABELES, PABLO FRIDMAN, DELlA STEINMANN,
el puro
Másprestigio.
allá de la vecindad con el arte y la escritura, el psicoanálisis
GENEVIEVE MOREL, LEONOR ROISTACHER-FEFER SILVIA GELLER
ÚRSULA SEIBERT, MIQUEL BASSOLS, SUSANA ROMANo-SUEO, '
en tanto ex.periencia de la palabra dicha por cualquiera, reenvía a la
INGRID ELLlCKER, OLGA GONZÁLEZ OE MOLlNA
política. En particular, al modo siempre inestable en que la política y
lo imposible se reúnen. De lo contrario el psicoanálisis quedará ancla-
do en una especie de Escatología Negativa, que siempre intentará
El vuelo de la interpretación
mostrar a la historia como una Neurosis de Destino, que hace retomar
ABELAROO CASTILLO, NOÉ JITRIK, DANIEL MARCOVE,
por el hueco por donde se espera lo nuevo, el monstruo de la mismi-
ENRJQuE MARÍ, CARLOS RUlZ, ERNESTO EpSTEIN,
dad. ¿Pero transformar los conceptos de la política, intentar despla-
PABLO FRIDMAN, LEONOR ROlSTÁCHER-FEFER, OLGA GONZÁLEZ OE
zados, confrontarlos con sus supuestos, reinscribirlos en otras cade-
MOLlNA, SILVIA SALVAREZZA, INGRJO ELLlCKER, ÚRSULA SEIBERT
nas, socavar el terreno de los fundamentos, puede colaborar con
producir una nueva configuración de lo político? He aquí el dilema
que la ex.periencia del inconsciente presen~a de forma ineludible: ¿to-
PRÓXIMOS TÍTULOS
da ruptura se inscribe tarde o temprano en el tejido de siempre que
por eso hay que destejer incesantemente, o podrían tomarse los hilos
de la memoria y la herencia, Y tejerlos a través de la contingencia a
Lo triple del placer
una causa, que se resista a la universalización, a la totalidad del sujeto
JEAN-CLAUOE MILNER
autoconsciente? Allí donde era la herencia, insabida e imprevisible,
puede advenir un deseo indestructible que jamás la tradición pudo
concebir. Por deseable que sea aquello que esta sentencia promueve,
no es nada fácil responder de qué modo se puede habitar en la misma.
un lugar diferente al que se estila académicamente;
iateresaba mostrar una mera inRuencia de uno sobre otro
. .
plantar una ~ más la relación entre el psicoanálisis y la filoso6a.
~co mostrar fundamentos comunes a ambos,
lo que hubiera sido desconocer tanto la vocación
,fundamentadora de Heidegger como la decisión de Lacan
de situar su invención, más que en una tradición,
en una mutación entre dos mundos históricos •
• • •nuestro propósito ha sido no identificar totalmente
ndación Lacan:Heidegger a ninguna de las tres. I

••.•reconocer en Lacan a un lector absolutamente distinto


Heidegger, alguien que sin discutir ni descifrar
de manera pormenorizada su obra, praeuta la escritura
la topologia de la experiencia psicoaualitica de un
modo tal que hace posible decir que el psicoanálisis
fue para Heidegger un presentimieato denegado.
Su decisión de "no quem saber nada" del psicoanálisis
debe ser confrontada con su interés tardío
por los historiales clinicos de la locura
y por su intento de iluminar la psicopatologia
coa algunós aspectos de su experieaéia del pensar.
suma, los. dos puntos y el decir menos tonto
nuestra fórmula "antifilosó6ca" de 1989.
antifilosofta es una expresión que en Lacan
designa ese movimiento en el que se coavoca
OIORapara atravesar su limite."
ISBN 987-95837-2-8

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