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Universidad Autónoma de Zacatecas

“Francisco García Salinas”


Unidad Académica de Psicología
Cuerpo Académico
Psicoanálisis y cultura. Teoría, clínica y saberes subjetivos

Monografía
“TRANSFERENCIA: El Sueño”
(Análisis, Resumen y Comentarios de lectura
sobre el material bibliográfico que se indica)

Trabajo Final realizado por


I. Q. Héctor Hugo Flores Serrano .

En el marco del Diplomado Nacional sobre Psicoanálisis:

“La interpretación de los sueños”


Un acercamiento a la clínica psicoanalítica
A 30 años de la muerte de Jacques Lacan

Zacatecas, Zac., 26 de junio de 2011


TRANSFERENCIA: El Sueño

Introducción
En esta Monografía se intenta poner en claro la importancia que tiene la transferencia en la co-
rrecta aplicación de los procedimientos que son parte de la técnica analítica explicada por Freud.
El punto de partida es el discurso que el paciente expresa en la descripción de sus sueños 1, pasa
por la evocación del discurso, la construcción del mensaje inconsciente y la convicción del con-
tenido onírico, procedimientos que, al igual que sus respectivas etapas, deberán ser debidamente
regulados y conducidas por la transferencia, cuya búsqueda de resolución debe tener como pre-
misa lograr el retorno del recuerdo olvidado, con el que se pretende que el paciente quede con-
vencido de la autenticidad de la construcción comunicada.

François Roustang, autor del libro “A quien el psicoanálisis atrapa …ya no lo suelta”, nos
convoca a un adecuado empleo y aplicación del psicoanálisis con toda la seriedad que esta disci-
plina demanda y nos invita a que fomentemos lo que de ciencia tiene en particular mediante el
acatamiento estricto de sus fundamentos. Asimismo nos invita a que fomentemos las facultades
propias del psicoanálisis mediante una entrega rigurosa en la aplicación de la técnica analítica, lo
1
que permitirá el desarrollo de destrezas que lleven al analista a lograr fines humanitarios.

Asimismo el autor explica, en base a la obra de Freud y empleando algunos términos lacanianos, las
reacciones que presenta el paciente durante la aplicación de una terapia analítica y las actitudes y compor-
tamientos que más conviene asumir durante un análisis. Se le pone especial énfasis a la transferencia y a
su aplicabilidad estratégica en cada momento de su transcurso, considerando a profundidad las vicisitudes
que son susceptibles de presentarse durante el proceso analítico; contempla también las dificultades con
las que el analista puede efrentarse, por ejemplo cuando se presenta transferencia negativa o cuando la
resistencia es vencida por los instintos eróticos que puedan surgir en la paciente, actos con los que se pue-
de presentar resistencia a la transferencia (como la negativa a llevar a cabo el proceso de rememoración,
por ejemplo); así como las desavenencias en que puede incurrir uno como analista, que pueden ser actos
inconscientes con los que el mismo analista se convierte en objeto del psicoanálisis.

Freud recomienda que la aplicación precisa de la técnica analítica se aplique de rigor, su principio son
las estrategias de que se valió para el establecimiento de los procedimientos como producto de una dedi-
cación minuciosa basada en repetidas observaciones y deducciones.

1
Freud considera el sueño como el cumplimiento de un deseo inconsciente.

Monografía “La Interpretación de los Sueños” Héctor Flores Serrano


TRANSFERENCIA: El Sueño

TRANSFERENCIA: El Sueño
“La extracción de los pensamientos inconscientes y de los recuerdos a partir de los pensamien-
tos del enfermo y de otros procedimientos como la interpretación de los sueños, parten del texto
que entrega el enfermo mismo. Aquí la transferencia no es evitable, debe ser adivinada de acuer-
do a mínimos puntos de apoyo y se utiliza para reducir los obstáculos que vuelven inaccesible el
factor que conduce a la cura; hasta después de la resolución de la transferencia se puede obte-
ner la impresión que sobre el enfermo se tenga, por convicción, de los nexos construidos” 2. Esta
es la técnica analítica redactada en enero de 1900, en ella Freud se dedica a relacionar la resisten-
cia con la transferencia, a la disolución de esta última, a la interpretación y a la convicción que
debe conseguirse del paciente en cuanto a la verdad de lo que le es comunicado.

Transferencia es la palabra con la que Freud desina el desplazamiento del deseo inconsciente,
el que se expresa disfrazado a través del material brindado por los restos preconscientes de la
vigilia. Se trata del desplazamiento de un afecto ligado a una representación, el que es dirigido a
otra representación que puede ser la del analista al constituir una especie de resto diurno 3 siem-
2
pre a disposición del sujeto; este tipo de transferencia favorece la resistencia porque la declara-
ción del deseo reprimido resulta difícil si debe hacerse a la persona de la representación origina-
ria. Entonces la evocación, la construcción y la convicción quedan gobernadas por la transferen-
cia cuya resolución favorece el retorno del recuerdo olvidado y produce en el paciente la convic-
ción de la veracidad de la construcción comunicada. Al resolver una transferencia, se opera un
remplazamiento con el que se envía “el mensaje” a la dirección correcta, en reponer al afecto con
la representación que le corresponde en el desciframiento de la manifestación del inconsciente.

2
Trabajo del sueño es el conjunto de las operaciones que transforman los materiales del sueño (estímulos corpora-
les, restos diurnos, pensamientos del sueño) en un producto: el sueño manifiesto. El efecto de este trabajo es la de-
formación. Al final del capítulo IV de La interpretación de los sueños Freud escribe: «El trabajo psíquico en la
formación del sueño se divide en dos operaciones: la producción de los pensamientos del sueño y su transforma-
ción en contenido [manifiesto] del sueño». Esta segunda operación es la que, en sentido estricto, constituye el tra-
bajo del sueño, cuyos cuatro mecanismos analiza Freud: condensación, desplazamiento, consideración de la repre-
sentabilidad y elaboración secundaria. Ref. (2).
3
Dentro de la teoría psicoanalítica del sueño, elementos del estado de vigilia del día anterior que se encuentran en la
narración del sueño y en las asociaciones libres del individuo que ha soñado; se hallan en una relación más o menos
lejana con el deseo Inconsciente que se realiza en el sueño. Pueden encontrarse todos los grados intermedios entre
dos extremos: cuando la presencia de un determinado resto diurno parece motivada, por lo menos en un primer
análisis, por una preocupación o un deseo de la vigilia, y cuando se eligen elementos diurnos, de apariencia Insigni-
ficante, por su conexión asociativa con el deseo del sueño. Ref (2).

Monografía “La Interpretación de los Sueños” Héctor Flores Serrano


TRANSFERENCIA: El Sueño

El desplazamiento desconecta afecto y representación, liga al afecto con otra representación,


remplazamiento que hace pasar nuevamente de la representación del analista a la representación
de la persona primitiva, permitiendo el retiro de la represión del afecto. La técnica analítica es
Homotética a la interpretación del sueño y las transferencias en la cura aparecen como rodeos
obligados para volver al punto de partida. No existe posibilidad de alienación del paciente al ana-
lista, pues este está ahí sólo para permitir el desplazamiento (o el enturbiamiento temporario) “de
las mociones o de los fantasmas” así como el remplazamiento de estos fantasmas o su develación,
los que se pondrán de manifiesto a través del psicoanalista. “La transferencia (que está llamada
a transformarse en el mayor obstáculo para el psicoanálisis) se convierte en su auxiliar más po-
deroso si se logra adivinarla o predecirla cada vez y a traducirla al enfermo”.

El analizado utiliza la persona del analista o su entorno para elegir ciertos “detalles” con los
cuales pueda entablar sus transferencias; otra forma de cómo el analista queda implicado en la
curva de transferencia es a través del proceso de predicción o “adivinamiento”, siendo esta la
base de las interpretaciones y las construcciones, es la llave de la técnica porque es una condición
para la resolución de las transferencias en las que descansa el rigor de la técnica. La transferencia,
3
en el sentido de la relación entre analizado y analista, se pluraliza cuando las transferencias tier-
nas y amistosas así como “todas las mociones, hasta las más hostiles, deben ser despertadas”,
porque la transferencia debe reunir todo el psiquismo del paciente para poder llevarlo hacia la
curación que implícitamente provenga de la resolución de la transferencia.

La sugestión ejerce su influencia a veces de manera positiva y a veces de manera negativa,


puede depender de la disposición psíquica del paciente ya sea facilitando, ya sea trabando. Freud
le critica a la sugestión el ser un factor demasiado poderoso “incontrolable, indosificable e inca-
paz de modulación”; el psicoanálisis, como psicoterapia científica tiene como tarea dominar ese
factor, dirigirlo e incluso reforzarlo cuando las condiciones son favorables. “La espera llena de
esperanza y creyente es la fuerza actuante con la cual podemos contar, en rigor, en todos nues-
tros intentos de tratamiento y curación”, espera que puede vincularse con la fe, la que produce
curas milagrosas.

“Hay curas de moda y médicos de moda que dominan a la sociedad, en la cual las fuerzas
pulsionales psíquicas revelan el intento de superarse unos a otros y de igualar al que está situa-
do más arriba. Tales curas a la moda desarrollan efectos terapéuticos que no resisten en su

Monografía “La Interpretación de los Sueños” Héctor Flores Serrano


TRANSFERENCIA: El Sueño

campo de fuerza y los medios en cuestión operan en manos del médico a la moda, reconocido de
algún modo como el salvador, de una personalidad eminente”. Sobre el valor curativo de la con-
fianza depositada en el médico y las vías utilizadas por los magos y los merolicos, Freud advierte:
“La personalidad del médico mismo creó un prestigio que derivaba directamente de la fuerza
divina porque en sus comienzos, el arte de curar estaba en manos de los sacerdotes…”.

Freud, en sus reflexiones “Sobre la psicoterapia”, al tomar en serio “la espera creyente” como
fuerza en acción en todo proceso de curación, el método catártico será considerado como “pro-
ducto del misticismo moderno” y de aparecer como opuesto a la medicina científica. Por eso se
esfuerza en mostrar que entre la técnica sugestiva y la analítica hay mucho contraste. “La pintura
agrega la sugestión, de la que se espera sea lo bastante fuerte como para impedir que la idea
patógena se exteriorice. La escultura, en cambio, no introduce nada nuevo y pretende sacar la
idea patógena preocupándose, por su nexo, con la génesis de los síntomas”. La técnica sugestiva
agrega algo y es la sugestión proveniente del médico. Técnica sugestiva y psicoanálisis tienen en
común una forma de sugestión, la que proviene del enfermo, es la mas fuerte y es la que procede
como propósito del psicoanálisis: “Un factor que depende de la posición psíquica del enfermo y
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que viene asociada como efecto de todo proceso de curación introducida por el médico”. Las
ideas sugeridas y las adivinadas, así como las trasmitidas por el análisis pueden tener una dife-
rencia mínima. Decir que en la técnica de la sugestión permanece oculta la resistencia que man-
tiene a la enfermedad, no es muy exacto porque la resistencia aparece verdaderamente en la hip-
nosis; la sugestión alcanza los fundamentos de la personalidad e intenta hacer renunciar a la en-
fermedad, “lo que significa para el enfermo un sacrificio grande, no pequeño”.

“Un psicoanálisis no es una búsqueda imparcial, científica, si no una intervención terapéuti-


ca; en sí, no quiere probar nada, sino sólo cambiar algo. Las representaciones de espera cons-
cientes que son ofrecidas por el analista, con ellas el paciente debe ser capaz de reconocer y de
aprehender lo que es inconsciente”. De esto, Freud concluye que no se puede convencer a quie-
nes no quieren dejarse convencer. ¡O sea que sí hay sugestión en el psicoanálisis!

Se recomienda hacer un intento para que la transferencia pase nuevamente del singular al plu-
ral, a fin de que se vuelva manejable. La noción de representaciones de espera establece un nexo
entre la espera creyente, con dejos de misticismo y magia, y las representaciones que son objeto
de las transferencias. “La cura se compone de dos partes: lo que el analista adivina y dice al en-

Monografía “La Interpretación de los Sueños” Héctor Flores Serrano


TRANSFERENCIA: El Sueño

fermo, y la elaboración de lo que ésta ha comunicado. El mecanismo consiste en darle al enfer-


mo la representación de espera consciente, con cuya similitud el enfermo pueda descubrir para
sí la representación reprimida inconsciente”. Esto es una etapa de la transferencia cuyo meca-
nismo es muy poderoso, aunque no es propiamente la técnica psicoanalítica.

La transferencia que sobre el analista es orientada, es producida por las representaciones de


espera conscientes así como por las suprimidas o inconscientes. De esa manera, la expresión re-
presentación de espera ya no apunta al contenido del “adivinamiento” operado por el analista y
trasmitido por él al paciente, sino que hace emerger la noción de espera creyente de su vaguedad,
para darle una verdadera posición en la teoría analítica. Las representaciones de espera en el pa-
ciente pretenderán ser colmadas con las representaciones correspondientes en el analista. La
transferencia o las representaciones de espera, en correspondencia con las imágenes brindadas
por el analista, se manifiestan a través de las resistencias que habrá qué explicar. “Cualquier par-
te de la materia que es transferida sobre la persona del médico, da lugar a la transferencia, la
que se anuncia mediante los signos de una resistencia, con lo que se produce la idea más próxi-
ma, a veces mediante un estancamiento. Esta idea de transferencia penetra hasta la conciencia
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porque satisface también a la resistencia”. La transferencia expresa la resistencia, la cual refleja
la imago infantil reprimida y entonces, todos los conflictos deben (y pueden) ser resueltos en el
terreno de la transferencia.

La transferencia pudo haber sido dividida y por eso mismo analizada, luego destruida paso a
paso a lo largo de la cura. Ha sido vaciada de su fuerza porque ha sido “puesta nuevamente a
disposición de la libido que conservó para sí las imágenes infantiles”. Inmediatamente después
de haber terminado su desarrollo sobre las relaciones de la transferencia con la resistencia, vuelve
a preguntarse: ¿Por qué la transferencia se presta a ser utilizada por la resistencia? Respuesta:
para que la resistencia pueda usar a la transferencia (no debe ser la transferencia tierna y amisto-
sa), es preciso que sea transferencia negativa y transferencia erótica originaria. La resistencia se
apoya en la hostilidad y en el amor arcaico con respecto al analista.

La transferencia erótica se justifica en el hecho de que, desde lo inconsciente, también las


personas estimadas y honorables pueden convertirse en objetos sexuales, con lo que el terreno
sólido de las transferencias en plural, permite volver a lo singular. Se mete uno en dificultades
que no logrará superar, pero se notará que la toma de consciencia permite suprimir la transferen-

Monografía “La Interpretación de los Sueños” Héctor Flores Serrano


TRANSFERENCIA: El Sueño

cia, es decir, separar de la persona del analista los dos componentes: hostil y erótico originarios
para conservar sólo la transferencia amistosa y tierna, portadora del éxito.

Cuando el analizado rechaza las relaciones reales con el analista, no presta atención a la regla
fundamental para hundirse en una intensa resistencia a la transferencia (se niega a llevar a cabo el
trabajo de rememoración) conduce a reproducir en acto los movimientos inconscientes. El análi-
sis se mantiene en jaque y entonces la transferencia y sus relaciones con la resistencia se han ido
empantanando poco a poco. “Los fenómenos de la transferencia vuelven actuales y manifiestas
las mociones amorosas ocultas y olvidadas”.

Si la transferencia arraiga en lo erótico originario, lo psíquico del paciente permite retornar a


los objetos sexuales que entonces eran para él la totalidad de lo real, es comprensible que calle
cada vez que su discurso lo lleva a ese punto preciso. El paciente se calla porque acaba de alcan-
zar un filón que lo une directamente con aquello por lo cual se consume de nostalgia, con aquello
con lo que sueña desde siempre. En este sentido, es la transferencia la que provoca la resistencia,
la transferencia se protege mediante la resistencia con la finalidad de que dure más. Si bien,
Freud quisiera que la transferencia fuera para el paciente lo que es para el analista, o sea, un me- 6

dio para traer del inconsciente a la consciencia, es decir que se redujera a la transferencia amisto-
sa y tierna en la cual las representaciones de espera son acotables y analizables. A ese precio, el
rigor de la técnica analítica está amenazado por la transferencia negativa y por los excesos de la
transferencia positiva erótica originaria.

۞ “En el momento en que el analizado cae bajo el dominio de una intensa resistencia de
transferencia, es arrojado fuera de sus relaciones reales con el analista, desacata la regla psi-
coanalítica fundamental de que debe comunicar, sin crítica, todo lo que le llegue a la mente, ol-
vida el por qué se sometió al tratamiento siéndole indiferente los nexos y conclusiones lógicas,
cuando antes su convencimiento lo había llevado a cooperar con entusiasmo”. Esto indica que
todas las construcciones e interpretaciones comunicadas por el analista han sido inútiles e inefi-
caces, lo que dificulta la resolución de la transferencia, Freud califica esto como producto de la
desmesura y de lo irracional una vez que su método se ha desbordado.

La sagacidad, penetración, perspicacia, así como la lucidez para recordar las verdaderas fuen-
tes de donde la transferencia extrae su fuerza (y su indomesticabilidad), son los recursos que

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TRANSFERENCIA: El Sueño

Freud recomienda para triunfar sobre la resistencia, lucidez que tiene como límites la transferen-
cia negativa y la transferencia erótica original. En los neuróticos, hablar de ambivalencia de los
sentimientos es referirse a capas psíquicas secundarias; en el caso de la psicosis, cuanto más va
uno hacia lo primario, más desaparece la ambivalencia en beneficio de la identidad. Freud dice:
“Allí donde la capacidad de la transferencia se ha vuelto en lo esencial negativa –como en las
paranoias–, allí cesa la posibilidad de influir y de curar”. En una transferencia excesiva se pue-
den encontrar los límites de la locura, Freud señala: “La capacidad de alucinación del incons-
ciente, así como la temporalidad, tienden a reproducir los movimientos inconscientes que no
quieren ser rememorados; en el caso de la psicosis, el enfermo (como en sueño) otorga a las
experiencias de vigilia de sus movimientos inconscientes, actualidad y realidad porque ‘quiere’
actuar sus pasiones sin consideración a la situación real”, por la naturaleza erótica arcaica, el
desborde de esta transferencia negativa-positiva, está contemplado el espectro de la hipnosis y de
la sugestión de las que el psicoanálisis no se separa al cien por ciento.

El analista no debe hacer esfuerzos de memoria ni tomar apuntes durante las sesiones, tampo-
co debe proceder a una elaboración científica durante el tratamiento; Por el contrario, debe man-
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tenerse en estado de atención flotante (tomar consideración de todo detalle de lo escuchado), se
exige de él la misma frialdad de sentimientos que al cirujano, con el fin de cuidar su propia vida
afectiva y de poder ayudar al enfermo lo mejor posible. Contrapartida para el analista que se fun-
damenta “debe utilizar todo lo que le es comunicado con miras a la interpretación, al reconoci-
miento del inconsciente oculto, sin sustituir la elección propuesta por el enfermo por alguna cen-
sura debe presentar al inconsciente emisor del enfermo su propio inconsciente como órgano
receptor, para que de esa forma el inconsciente del médico sea capaz, a partir de los retoños del
inconsciente que le son trasmitidos, de reconstruir el inconsciente determinado por las ideas del
enfermo”.

“Sin embargo, para que el médico (o el analista) sea capaz de utilizar así su inconsciente
como instrumento en el análisis, debe reunir condición psicológica, sin poder tolerar en sí mismo
ningún tipo de resistencias que desvíen de su consciencia lo que su consciencia reconoce por-
que, contrariamente a lo que se esperaría, introduciría una nueva manera de elección y de de-
formación más dañina que la que produce la tención de su atención consciente. El analista se
vuelve él mismo objeto del psicoanálisis toda vez que, como cualquier mortal, está en condicio-

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TRANSFERENCIA: El Sueño

nes de producir las más intensas resistencias, aun en aquél que es capaz de utilizar el análisis
para los demás”. Es necesario el discurso del paciente para ser percibido por la consciencia del
analista y que éste haga un rodeo, obligado, por su inconsciente para impresionarlo primero y sea
posible el adivinamiento buscado. Ese inconsciente puro y virgen será el operador necesario que
transforme el mensaje del paciente en reconstrucción posible, mientras que el analista debe per-
manecer impenetrable, con frialdad de sus sentimientos, es invitado a poner su inconsciente a
disposición de su paciente, deberá transformarse en pura matriz, sin perjuicio, sin intención, sin
deseo, sin idea.

La anterior es una utopía absurda llena de sentido que ocupa un lugar preponderante en la
teoría. La transferencia positiva susceptible de consciencia y no indecente se basa en las represen-
taciones de espera donde se pueden encontrar correspondencias en detalle, con las que el analista
delimita y analiza; la actitud o postura de pura receptividad que se reclama del inconsciente del
analista, no es una realidad, pero otorgará el estatus técnico a las otras dos especies de transferen-
cia: la negativa y la positiva erótica originaria (que forman una sola). La utopía del inconsciente
puro, no conflictivo y acogedor del analista, viene a servir de receptáculo, de punto de anclaje o
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de pantalla de protección para las fuerzas libidinales originarias. Lo erótico originario negativo-
positivo así toma cuerpo y adquiere lenguaje por efecto del mito del inconsciente sin resistencia,
puesto en escena por el analista. Freud aconseja que el inconsciente del psicoanalista además de
ser receptivo, mediante la escucha, debe ser especialista en seleccionar lo que tiene que ver con lo
originario erótico negador y oír todo (y convertir todo) en esa lengua originaria erótica negadora,
sin detenerse en los sentimientos, ni en los prejuicios, ni en los intentos de sublimación (de utili-
zación social de esas fuerzas).

Si el analista pretende “convencer”, si abandona la frialdad de sentimientos, si manifiesta “sus


deficiencias” al paciente y si además tiene una intención educativa, se ubica en el campo de la
“psicología de la consciencia”, “atraviesa el umbral psicoanalítico y se acerca a los tratamientos
por sugestión”; aun cuando mezcle una parte de sugestión dejando de ser puro espejo, debe saber
que “su método no es el del verdadero análisis”. La fuerza de la sugestión no reside en lo que
sugiere el otro, sino en la fuerza de la sugestionabilidad del paciente. Porque incluso, una formi-
dable sugestión puede movilizar al analizado en sus fundamentos, haciendo que se salga de lo
real y llevándolo hacia el exceso, la desmesura y lo irreal, haciendo posible, además, que se con-

Monografía “La Interpretación de los Sueños” Héctor Flores Serrano


TRANSFERENCIA: El Sueño

fundía la postura de pura receptividad, una vez analizada toda resistencia. Se conduce al campo
de lo mágico al asumir una posición perversa de omnipotencia, con esto se encierra al paciente en
la omnipotencia infantil que le corresponde asumir convirtiéndose lo sugerido como proveniente
de un hipnotizador conduciéndose hasta el sometimiento como producto de la fuerza de la suges-
tionabilidad, poniendo en jaque el proceso de rememoración.

Con la posición correcta adoptada por el analista, el analizado siente que empiezan a domi-
narlo fuerzas que hasta entonces desconocía, porque estaban reprimidas. Es así como la recepti-
vidad impenetrable tiende a reproducir, en la vigilia, las condiciones de posibilidad del nacimien-
to del sueño. El psicoanalista que sólo presta atención a la realidad psíquica de lo erótico negati-
vo-positivo, se sitúa en el nivel de la pasión infantil, pues su espera de él está en la mayor inde-
terminación con lo que empuja al analizado, enloquecido, a reaccionar actuando sus fantasmas o
a reproducir lo infantil en la realidad.

En 1914, Freud desarrolla el artículo titulado “Recordar, repetir y reelaborar” donde aparece
el concepto de compulsión a la repetición. “Cuando el analizado no recuerda absolutamente na-
da de lo olvidado y de lo reprimido sino que actúa, lo que reproduce no es como recuerdo sino 9

como acto, lo repite naturalmente sin saber lo que repite”. Esto remite a dos momentos de la
transferencia o a dos momentos de la cura, el primero cubre lo que pasa en la hipnosis donde los
síntomas desaparecerían; pero si luego “esa transferencia se vuelve hostil e hiperpoderosa y sus-
ceptible de represión, de inmediato el recuerdo deja paso al actuar. Entonces las resistencias
determinan el orden de lo que debe repetirse”.

La resistencia utiliza a la transferencia, lo dice Freud, pero admite también que “el silencio
del analizado al comienzo de la cura, es la repetición de una posición homosexual que se adhiere
como resistencia a todo recuerdo”, esto alude no precisamente a que la transferencia provoca la
resistencia, sino a que la determinación de las asociaciones en el analizado es efecto de la impo-
sibilidad de hablar la relación originaria erótica, para la cual faltan las representaciones. En otras
palabras, el paciente calla porque no dispone de palabras, se encuentra (y se vuelve a encontrar)
en una situación en la que el lenguaje está suspendido por insuficiencia. Esta relación originaria
erótica implica una carga libidinal tan fuerte que, al despertarla, obliga a manifestarla y a actuar-
la. Freud reconoce “la imposibilidad de recordar experiencias extremadamente importantes que
han tenido lugar en épocas muy lejanas de la infancia y que han sido vividas sin comprensión”.

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El analizado, ubicado en el estado primero, actúa como un niño, sin poder decir lo que hace. Si
repite, es porque la transferencia le da una disposición que nunca encuentra en estado puro en la
vida social, pero que ha dejado huellas indelebles (imborrables) que sólo piden revivir con toda la
intensidad de antaño.

“En tanto las comunicaciones e ideas del paciente se sucedan sin bloqueo, dejamos intocado
el tema de la transferencia. En estos procedimientos esperamos a que la transferencia se trans-
forme en resistencia”. La transferencia es la resistencia porque es escenario de una lucha decisiva
en la que cada protagonista está amenazado en su posición de sujeto. Freud dice que hay que
arranar las armas utilizadas por el paciente para llevar los impulsos del enfermo al terreno del
análisis. Ante cualquier situación, el analista debe negarse al enfermo, jamás debe intentar
justificarse o defenderse, sino que debe lanzar la palabra del analizado sobre otro escena-
rio; lo anterior en el sentido de que la relación transferencial es relación de violencia, una violen-
cia simultáneamente más sutil y mortífera que en cualquier otro altercado. Esto es válido tanto
para el analista como para el analizado.

El establecimiento de una relación de violencia no entraña táctica alguna, ni tampoco estrate- 10

gia o juego, se trata de una relación de lucha a muerte, lucha hasta la desaparición. Esto no vale
para el analizado que intente absorber el analista, al primero le importa mantener al analista y que
éste se mantenga en la invulnerabilidad así, al violentar al analizado, lo instala en lo insoluble y
en la necesidad de refugiarse en una resistencia acrecentada y/o de poner en acto un proceso de
autodestrucción. La lógica de la repetición conduce a un “agravamiento inevitable durante la
cura” que es frecuente, porque las mociones pulsionales más profundas logran repetirse. Conjun-
tamente se trabaja con dos tipos de transferencia ligados a la resistencia y a la repetición.

El aspecto de la transferencia que no se ha desarrollado reaparece más tarde, es la pulsión de


muerte, la que aparece en el momento en que, por primera vez, es evocado el automatismo de
repetición. La compulsión a repetir servirá para introducir las especulaciones acerca de la pulsión
de muerte en “Más allá del principio del placer”.

“Recordar, repetir y reelaborar” es un artículo que pone a la transferencia leve e inexpresada


en el campo de la hipnosis, donde es posible recordar gracias a la ausencia de resistencias. La
transferencia hostil e hiperpoderosa toma en cuenta las resistencias y ve surgir las repeticiones.

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TRANSFERENCIA: El Sueño

Un rasgo de esa nueva técnica es que hace que aparezca el lado oculto de la transferencia leve;
esa es la esencia de la transferencia, que hay que evitar revelar salvo que sea necesario (como lo
puede ser en un caso de perversión). “La preelaboración de las resistencias puede ser una ta-
rea cansada para el analizado y una prueba de paciencia para el analista, pero esa es la parte
de trabajo que produce mayor efecto de cambio sobre el paciente sin haber recurrido a la suges-
tión”.

Otro nexo, mucho más radical, que Freud establece entre transferencia e hipnosis es a través
de la mediación del estado amoroso. El estado amoroso que aparece durante el análisis puede ser
descrito “a través de algunos rasgos que le aseguran un lugar aparte: 1) provocado por la situa-
ción analítica; 2) llevado al extremo por la resistencia que domina la situación; 3) está despro-
visto de alto grado de consideración de la realidad, es más insensato, menos atento a sus conse-
cuencias, más ciego en la apreciación de la persona amada de lo que quisiéramos confesar para
un estado amoroso normal. Precisamente por alejarse esos rasgos de la norma, constituyen la
esencia de un estado amoroso”. Aquí, Freud no deduce ni aclara la naturaleza de la transferencia
pero repite la orden formulada: el analista no debe sacar de la situación ningún beneficio per-
11
sonal y tampoco debe responder a los requerimientos de su paciente. El hecho de que el amor
sea utilizado en el análisis para tornarlo imposible, hace salir al analista de su posición, vaciada
de emoción y de confesión, nos indica que el amor se define por la reciprocidad mucho más que
por la realización de objetivos sexuales. La no reciprocidad (no correspondencia) es la que resulta
decisiva para diferenciar a la transferencia del amor; pero con la transferencia se incita al amor
para evitar el efecto de la no reciprocidad, que es el efecto del retorno a la dependencia infantil, el
despertar de las pulsiones más primitivas donde el otro se somete hasta el riesgo de la inexisten-
cia porque se compromete al otro a una relación sin relación. La resistencia no es resistencia al
tratamiento, sino resistencia a la transferencia y al peligro mortal que implica; se hace más fuerte
la resistencia cuando el analizado se niega a algo en lo cual ya está encerrado evidentemente. El
proceso pone al individuo en situación anterior a la relación de objeto, está en lucha con el otro.
Podríamos decir que lo que experimenta es irreal o lo desvía de la realidad, la actualización de
una relación supuesta lo ubica en lo real. El amor no sería entonces más que un substituto de una
relación primera manifestada en la transferencia.

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TRANSFERENCIA: El Sueño

Del estado amoroso a la hipnosis no hay más que un paso, el hipnotizador ocupa el lugar del
ideal del yo, Freud describe un tipo de relación que es la misma que el psicoanalista mantiene con
su paciente. El hipnotizador es el único objeto. Que el yo experimente como en sueños lo que el
hipnotizador exige y afirma, se tiene qué considerar que entre las funciones que tiene el ideal del
yo está el ejercicio de la prueba de la realidad. El yo considera como real una percepción si la
instancia psíquica encargada de la tarea de la prueba de la realidad, se pronuncia por esa realidad.

El analista debe abandonar todo esfuerzo de memoria, todo proyecto científico, toda reacción
afectiva, para transformarse en puro receptor que deja trabajar a su inconsciente abandonándolo a
la entera disposición del analizado. La no reciprocidad, la no respuesta del analista a las deman-
das de satisfacción, ocurre en respuesta extraordinaria, inesperada, soñada en demanda del anali-
zado, que así realiza el anhelo inimaginable de encontrar por fin a otro de quien pueda hacer a la
vez o en las raíces mismas de su ser, su súbdito y su amo absoluto. Dicen que el analista no res-
ponde a la demanda; estamos más acá del narcisismo, no necesitamos imagen ni reconocimiento.
Estamos en los confines de la destrucción y de la exaltación de la muerte y de la vida. Como el
analista no tiene existencia singular, se transforma en el otro soñado, que todo lo puede y todo lo
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sabe y a quien sólo bueno puede ser el someterse y alienarse.

La regla fundamental del análisis es que el paciente diga todo lo que le pase por la mente sin
permitirse ninguna crítica, con esto resulta imposible prever el cuándo y el cómo de la llegada a
la meta. El terapeuta pierde aquí todo su dominio porque el paciente a su gusto, a su ritmo y a su
modo, sigue los recodos de su historia, deja aparecer sus funciones o sus fantasmas, deriva per-
manentemente con respecto a todo aquello que podría constituirse como espera por parte del ana-
lista. Mediante su palabra libre y ante su propio asombro, el analizado reinventa o inventa lo que
podría haber sucedido con él y que había tomado otro rumbo. Freud dice que la atención debe
prestarse a las ideas libres que surgen (y no a las asociaciones), mediante ese procedimiento se
expresa la originalidad y la singularidad de quien habla; al dejar que toda idea súbita se diga (in-
dependientemente de la voluntad y de la reflexión), el locutor saca a la luz los cimientos reprimi-
dos de aquello que lo conforma, de aquello que lo hace sólo a él, aparte.

Las dos corrientes contradictorias del psicoanálisis son: la transferencia, cuyo centro y mo-
tor residen en el sometimiento-omnipotencia que conduce a la desubjetivación; las ideas libres y
súbitas que plantean y estructuran (o reestructuran) la singularidad del sujeto. El análisis funciona

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bajo esta contradicción y, al pretender superarla, produce una fascinación que no ha de tener ana-
logía o correspondencia con el pasado. La transferencia debe tener fin, debe resolverse o disol-
verse, deshacerse, descomponerse una vez que el individuo es puesto nuevamente en su existen-
cia, con capacidad de gozar y de actuar.

El psicoanálisis, que apunta a la libertad de enfermo, no puede vencer el sentimiento de culpa,


porque ello supondría que la persona del analista tome el lugar del ideal del yo del enfermo (lo
cual entrañaría alienación y no liberación); pero, si no obstante el analista tomara ese lugar, se
transformaría en la contra-fuerza igual en intensidad al sentimiento de culpa, es decir, sería el
objeto de carga erótica con el que se identificaría el enfermo, como lo hizo en otros tiempos con
una persona de su primer entorno. Si se descubriera a esta persona bajo los rasgos del analista, el
éxito terapéutico estaría asegurado.

El principio de la transferencia supone el remplazo del objeto de amor infantil por todo o par-
te de la persona del analista; al hacer de la persona del analista la medicina capaz de curar, crea la
espera creyente o responde a las representaciones de espera tal como en otras épocas lo hacían los
curanderos; aquí no se hace alusión a la transferencia, sino que también se sugiere que el analista 13

tome el lugar del ideal del yo, no puede tener lugar bajo esa forma. La personalidad del analista
no puede desempeñar ese papel porque engendraría en el enfermo una dependencia extrema que
la cura no podría deshacer. Si el psicoanalista ha ocupado el lugar del ideal del yo y el paciente se
complace en un masoquismo autodestructor, “manifiesta la pretendida reacción terapéutica ne-
gativa”, “se deteriora el transcurso del tratamiento en lugar de mejorarse” o “encuentra su satis-
facción en el hecho de estar enfermo y no quiere renunciar al castigo del sufrimiento”. Ante esto,
Freud se ve obligado a caricaturizar, con los rasgos del profeta, del salvador de almas, del reden-
tor, la posición que eventualmente adopta el analista; todo esto para salvaguardar la libertad del
enfermo. Esta libertad a la cual debería conducir el psicoanálisis, está muy comprometida con el
sentimiento de culpa que el psicoanálisis hace revivir intensamente.

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Conclusiones
La sugestión, es un procedimiento que el psicoanálisis extrajo de la hipnosis, su uso es tras-
cendente cuando alcanza los fundamentos de la personalidad, porque a partir de ahí se torna de
manera que permita y haga posible la renuncia de la enfermedad, esto representa un sacrificio por
parte del enfermo y por lo mismo, el poder de convencimiento que conduce hacia la espera cre-
yente la debe ser reforzada continuamente por parte del analista. El analista a su vez debe de-
sarrollar ciertas habilidades como estrategia y sagacidad en la perspicacia, mismas que al ser
aplicados nos conducirán al éxito que conduce a la cura del enfermo.

Pero quizás el carácter científico del psicoanálisis ha quedado desvirtuado porque su origen
y su fundamentación están fincados en la sugestión, de la cual, como hemos dicho anteriormente,
el método analítico sostiene nexos en forma radical; tal vez eso es lo que degenera a la técnica
analítica y le quita toda posibilidad de ser considerada tan siquiera como una ciencia empírica 4.

Uno de los motivos que me llevaron a hacer el presente trabajo final a manera de monogra-
fía, es por la incertidumbre que me produjeron ciertos sentimientos amorosos y eróticos que fue- 14

ron despertados hacia una paciente; ahora, después de este estudio, seguro estoy de poder reali-
zar en ella una practica clínica con todo el rigor de la técnica analítica, pues esa paciente, como
sujeto del inconsciente, debe ser rescatada para ponerla nuevamente en su existencia.

Por último agrego que uno debe dedicarse a difundir y a dar a conocer la existencia del psi-
coanálisis por todas las facultades con que se identifica, así como por ser una alternativa de con-
trol emocional. Con ello se estará promoviendo una mejor estancia de los individuos durante su
vida y la de los demás, una estimulación para que las personas se convenzan que con un análisis
psicoanalítico podrán liberar su alma de la represión que el inconsciente ejerce sobre ella.

4
Freud nunca dejó de pensar que el psicoanálisis se inscribía en el campo de las ciencias. Por su parte, Lacan se
interesaba ya en esta cuestión, desde el discurso de Roma: “Si el psicoanálisis puede devenir una ciencia –porque
aún no lo es-, y si no debe degenerar en su técnica –y eso tal vez ya está hecho- debemos reencontrar el sentido de
su experiencia.” “El psicoanálisis jugó un rol en la dirección de la subjetividad moderna y no sabría sostenerlo sin
ordenarlo en un movimiento que lo elucide en la ciencia. Allí está el problema de los fundamentos que deben ase-
gurar a nuestra disciplina su lugar entre las ciencias: problema de formalización, a decir verdad muy mal encauza-
do”, (Ref 3). Para Lacan, los psicoanalistas en tanto que practicantes de la función simbólica, habrían de estar en el
centro de un movimiento que busque instaurar un nuevo orden de las ciencias a partir de un retorno a la noción de
ciencia verdadera que tiene su origen en Platón.

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Bibliografía y Referencias
15
1. Roustang, François; “A quien el Psicoanálisis atrapa…ya no lo
suelta”; Transferencia: el sueño; Ed. Siglo XXI, Méx.
2. Laplanche, Jean y Pontalis, Jean Bertrand; “Diccionario de Psicoaná-
lisis”; bajo la dirección de Daniel Lagache; 1967.
3. Lacan, Jacques; «Fonction et champ de la parole et du langage en
psychanalyse»; Ed. Essais; 1953.

Anexos
1. Análisis de la película: “Equus”; Dir. Sidney Lumet; País Ca-
nadá; Año 1977.
2. Análisis de la película: “Freud. Pasiones Secretas”; Dir. John
Huston; País Francia; Año 1962.
3. Análisis de la película: “El Origen” (Inception); Dir. Christopher
Nolan; País EEUU; Año 2010.

hhectorflores@hotmail.com

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