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SI EXISTE EL RIESGO DE QUE SE PIERDA DICHO APELLIDO O GOZA DE FAMA

Hijos podrán adicionar apellido materno del padre al suyo si goza de prestigio

Si bien es cierto que el art. 29 del Código Civil establece que nadie puede cambiar su nombre ni hacerle
adiciones, la Corte Suprema ha precisado algunas excepciones a esta regla: la fama, notoriedad o
popularidad del apellido materno del padre, o que este corra el peligro de perderse. Todo ello sobre
la base del derecho a la identidad y al libre desarrollo de la personalidad reconocidos en la
Constitución. Más detalles aquí.

Excepcionalmente un hijo podrá adicionar el apellido materno del padre al suyo si es que ambos
apellidos adquirieron prestigio profesional, reconocimiento en la sociedad y popularidad utilizándose
en forma conjunta y como una sola estructura a lo largo del tiempo. Por supuesto, deberá verificarse
que este cambio no busca eludir alguna responsabilidad de tipo civil o penal.

Así lo ha señalado la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema al resolver la Casación N° 4374-2015-
Lima, publicada el 28 de febrero de 2017 en el diario oficial El Peruano. En dicha decisión se precisa
que el artículo 29 del Código Civil debe ser interpretado conforme a los valores reconocidos y
protegidos por la Constitución, como son el derecho a la identidad y libre desarrollo de la personalidad.

Veamos los hechos. Juan Hermosa Novoa presentó una demanda cuya pretensión era que se le
adicione a su apellido paterno el apellido materno de su padre “Ríos”, a fin de que su nombre sea Juan
Hermosa Ríos Novoa. Señaló que para él era importante el reconocimiento social de los dos apellidos
de su padre, por el prestigio profesional que este adquirió en la sociedad como excongresista y por la
popularidad de la utilización de dichos apellidos en forma conjunta, lo cual ha sido trasladado a su
persona. Agregó que es su deseo que el apellido “Hermosa Ríos” se traslade a sus descendientes pues
solo tiene hermanas, con las que se extinguirán los apellidos de sus antepasados.

En primera instancia, el ad quo declaró fundada la demanda bajo el argumento de que la pretensión
tiene sustento razonable en la medida con que ello obedece al prestigio y notoriedad alcanzado por
su progenitor a lo largo de su vida. Además, el juez advirtió que esto no causaba perjuicio a terceros; en
tanto, de acuerdo con los certificados de antecedentes judiciales y penales, el actor no registra ninguna
anotación y tampoco se encuentra reportado por deudas en la Central de Riesgo de Infocorp.
Asimismo, tomó como base el principio de identidad y libre desarrollo de la personalidad.

No obstante, en segunda instancia se declaró infundada la demanda. La sala consideró que es inviable
la petición por cuanto de acuerdo al artículo 20 del Código Civil a toda persona le corresponde
únicamente el primer apellido del padre y el primer apellido de la madre. Precisa que para adicionar
un apellido resulta insuficiente la fama que ha tenido o tuvo su padre al haber accedido a un cargo de
elección popular y contar con un reconocimiento social, pues para ello se requiere una justificación
extraordinaria, como haber realizado una contribución significativa a la vida social, política, económica
y/o cultural de la República, que justifique mantener sus apellidos en la memoria personal de sus
descendientes, como en la memoria colectiva de la sociedad.

Ya en sede casatoria, los jueces supremos aceptaron la petición del demandante por cuanto
consideraron que si bien el artículo 29 del Código Civil establece una regla general, por la cual nadie
puede cambiar su nombre (ya sea adicionando, suprimiendo o modificando) por el carácter inmutable
del mismo; también es cierto que las normas deben ser interpretadas de acuerdo con los valores
reconocidos y protegidos por la Constitución.
Así, la Corte precisó que el “motivo justificado” para variar el apellido no puede ser calificado de forma
subjetiva por el parecer del órgano jurisdiccional, pues esa causa forma parte de la esencia misma del
derecho a la identidad, que tiene un contenido psicológico de la personalidad, de ser identificado de
forma individual y considerado distinto. Por tanto, añade la Sala Suprema, el análisis del motivo en
sede judicial debe sostenerse en parámetros objetivos, de un lado, que se acredite los supuestos
alegados referidos a la fama y notoriedad alegada, la popularidad del primer apellido y/o la pérdida o
extinción de apellido, según la regulación actual de su transmisión por línea paterna.

Asimismo, la Corte señaló que, en mérito al valor normativo del derecho a la identidad, que
comprende el nombre y los apellidos, y en el uso y ejercicio de este, que comprende el desarrollo a la
libre personalidad, una persona puede pretender ser identificada de la manera en que sienta un mayor
grado de satisfacción y realización como individuo en la sociedad en donde se desenvuelva.

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