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Técnicas de Comunicación

Mg. Huberto Tito Hinostroza Robles


NIVELES DE COMPRENSIÓN LECTORA: LITERAL, INFERENCIAL Y CRÍTICO

“Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una


oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber”
Alber Einstein
LECTURA REFLEXIVA:

“No es suficiente enseñar a los hombres una especialidad. Con ello se


convierten en algo como máquinas utilizables pero no en individuos válidos.
Para ser un individuo válido, el hombre debe sentir intensamente aquello
que puede aspirar. Tiene que recibir un sentimiento vivo de lo bello y lo
moralmente bueno. En caso contrario se parece más a un perro bien
amaestrado que a una persona de desarrollo culto y equilibrado. Debe
aprender a comprender las motivaciones, ilusiones y penas de las gentes
para adquirir una actitud recta respecto a los individuos y a la sociedad.

Estas cosas tan preciosas las logra el contacto personal entre la generación
joven y los que enseñan, y no- al menos en lo fundamental- los libros de
texto. Esto es lo que representa la cultura ante todo. Esto es lo que tengo
presente cuando recomiendo las Humanidades y no un conocimiento árido
de la Historia y de la Filosofía.

Dar importancia excesiva y prematura al sistema competitivo y a la especialización en beneficio de la utilidad segrega al
espíritu de la vida cultural y mata el germen del que depende la ciencia especializada.

Para que exista una educación válida es necesario que se desarrolle el pensamiento crítico e independiente de los
jóvenes, un desarrollo puesto en peligro continuo por el exceso de materias (sistema puntual). Este exceso conduce
necesariamente a la superficialidad y a la falta de cultura verdadera. La enseñanza debe ser tal que pueda recibirse
como el mejor regalo y no como una amargada obligación”.
Fuente: Alber Einstein: Mi concepción del mundo (extracto). En :
Sebastià y Calatroni. (1999). Preparación para el ingreso a la
universidad. (p.74-75)

1. Un título adecuado para este texto sería:


A. La educación del futuro
B. La enseñanza de las Humanidades
C. Educación para el pensamiento independiente
D. Ciencias y Humanidades
E. La enseñanza de las Ciencias

2. Según el texto, no es suficiente enseñar a los hombres:


A. las humanidades B. una especialidad C. la historia D. la filosofía E. la cultura

3. Para que el hombre pueda sentir intensamente aquello a lo que puede aspirar tiene que:
A. recibir un sentimiento vivo de lo bello y lo moralmente bueno.
B. educarse con el ejemplo de las generaciones optimistas.
C. sentir la fuerza de lo realmente valioso.
D. prepararse para el ingreso a la universidad.
E. comprender las motivaciones, ilusiones y penas de las gentes.

4. La expresión “conocimiento árido” significa:


A. Conocimiento relevante
B. Conocimiento proficuo
C. Conocimiento trascendente
D. Conocimiento improductivo
E. Conocimiento fecundo

5. En la expresión “persona de desarrollo culto y equilibrado” la palabra subrayada significa:


A. apasionado B. subjetivo C. tendencioso D. intonso E. cabal
6. La idea principal del texto es:
A. La falta de cultura se resuelve dictando la materia de Humanidades
B. El sistema educativo presenta un exceso de materias
C. El individuo debe educarse para insertarse en la sociedad
D. El objetivo de la educación debe ser el desarrollo del pensamiento crítico e independiente
E. Ninguna de las anteriores

7. De la lectura del texto podemos inferir que el autor se propone:


A. Imponer la enseñanza de la enseñanza de las Humanidades en lugar de la Historia y la Filosofía
B. Expresar su concepto de lo que debe ser una educación válida
C. Expresar su propia experiencia en la educación
D. Criticar los sistemas competitivos
E. Oponerse a la definición de educación como proceso obligatorio

8. La posición del autor en el texto es:


A. Favorable a la especialización
B. En contra de la competencia y la especialización
C. A favor de la eliminación de los libros
D. A favor de la enseñanza de la ciencia especializada
E. Opuesta a un número excesivo de asignaturas

9. El concepto de educación válida que el autor usa equivale a:


A. Educación en Humanidades
B. Educación sin competencias
C. Educación armónica del ser humano
D. Educación para el desarrollo del pensamiento crítico e independiente
E. Educación gratuita

10. ¿Cómo calificas el contenido del texto? Explica


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¿CÓMO LEEMOS?

A lo largo de la historia, la forma de ser lector ha ido cambiando porque han cambiado
los textos, sus formatos y contenidos, la consideración de la lectura y a quién y qué
correspondía leer; la lectura tiene un indudable carácter social, histórico y cultural que
media y condiciona la competencia personal. Desde el lector reproductivo de los
clásicos, hasta el lector analítico de la modernidad, pasando por el lector escolástico.
Durante amplios periodos, leer fue decir lo que dice un texto, repetir un significado
establecido. En otros momentos, se trató de interpretar o más bien imaginar un
significado al margen de las restricciones de lo literal. La lectura, tal como la
entendemos desde la época moderna, implica una nueva actitud ante el conocimiento,
una nueva forma de leer y aprender en la que lo meramente reproductivo o lo
estrictamente interpretativo dan paso a una actitud epistémica, en la que el lector
busca racionalmente un significado plausible para el texto.

Podemos acercarnos a los textos como lectores distintos: como el lector reproductivo, que busca decir lo que dice el
texto; o como el lector crítico, capaz de interpretarlo y de pensar acerca de lo que comprende. Una lectura reproductiva
tendrá como producto la recapitulación oral o la paráfrasis escrita, más o menos mimética del texto leído (en respuesta a
preguntas literales, en resumen o incluso en comentario). Una lectura crítica y profunda tendrá productos distintos, a
veces inesperados, pero más personales. Su huella, más o menos perceptible, sin embargo, se encuentra en los
procesos de reflexión que ha generado, en la posibilidad de haber cuestionado o modificado conocimientos previos, de
generar aprendizaje, o al menos dudas. En muchas ocasiones, nuestros objetivos de lectura requieren una lectura
reproductiva (si quiero seguir las instrucciones para instalar un determinado programa informático, por ejemplo), y en
otras necesitamos una lectura epistémica (cuando estamos ampliando nuestros conocimientos sobre un determinado
tema). Ambas son necesarias, pero es importante percibir que persiguen finalidades distintas, desencadenan procesos y
exigen estrategias diferentes que es necesario aprender.

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ESTRATEGIAS PARA LA ELABORACIÓN DE PREGUNTAS ATENDIENDO A LOS NIVELES DE
COMPRENSIÓN LECTORA

I. COMPRENSIÓN LITERAL.- Es el primer nivel de comprensión, requiere de un proceso cognitivo simple, pues este
nivel de comprensión implica el entendimiento de la información literal que nos presenta el texto de modo explícito. Esto
quiere decir que el lector reconoce y recuerda los hechos y la información tal como aparecen en el texto. (Anderson y
Pearson 1984) Tiene que ver con la decodificación y el sentido explícito del texto. Aquí el lector elabora un significado en
su interacción con el texto.

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Técnicas de Comunicación
Mg. Huberto Tito Hinostroza Robles

Pistas para formular preguntas literales:  Escriba el significado de …


 ¿Quién…?  Dentro de esta frase o texto ¿qué significa?
 ¿Cuándo…?  ¿Cuál es la aceptación más adecuada?
 ¿Dónde…?  Escriba el sinónimo, antónimo de …
 ¿Con quién…?  Completa las siguientes oraciones con las
 ¿Con qué…? palabras adecuadas, etc.
Podríamos dividir este nivel en dos:

1. Lectura literal en un nivel primario: Se centra en las ideas e información que están explícitamente expuestas en
el texto, por reconocimiento o evocación de hechos. El reconocimiento puede ser:
 De detalle: identifica nombres, personajes, tiempo y lugar de un relato
 De ideas principales: la idea más importante de un párrafo o del relato
 De secuencias: identifica el orden de las acciones
 Por comparación: identifica caracteres, tiempos y lugares explícitos
 De causa o efecto: identifica razones explícitas de ciertos sucesos o acciones.

Realizamos entonces una lectura elemental: seguimos paso a paso el texto, lo situamos en determinada época, lugar,
identificamos (en el caso de un cuento o una novela) personajes principales y secundarios; nos detenemos en el
vocabulario, las expresiones metafóricas. Muchos de los fracasos en la escuela responden al desconocimiento del
léxico específico de cada disciplina (por ejemplo el lenguaje matemático) o a la interpretación de ciertos vocablos dentro
de determinado contexto. El alumno tiene que adiestrarse en el significado de los vocablos y cuál es la acepción
correcta de las que figuran en el diccionario de acuerdo al significado total de la frase en el cual se halla inserto.

2. Lectura literal en profundidad: Efectuamos una lectura más profunda, ahondando en la comprensión del texto,
reconociendo las ideas que se suceden y el tema principal, realizando cuadros sinópticos, mapas conceptuales,
resúmenes y síntesis. La mayor parte de estas técnicas son más adecuadas para textos expositivos que para textos
literarios.

II. COMPRENSIÓN INFERENCIAL.- Los textos no presentan sólo ideas explícitas o literales en el desarrollo del
mensaje que nos envía, hay también información tácita o sobreentendida. La comprensión inferencial consiste en la
capacidad para entender esa información implícita u oculta que hay en el texto. Este proceso cognitivo se realiza a partir
de las ideas explícitas o literales que contiene el texto.

Pistas para formular preguntas inferenciales:


 Según el texto…  ¿Qué reacción tendrá…?
 Del texto se puede deducir …  ¿Cuáles son la causas de…?
 El estado de ánimo del autor al momento de  ¿Qué reacción produjo…?
escribir el texto es…  De todo ello podemos concluir que…
 El autor presenta en el texto una posición  ¿Por qué actúa de ese modo…?
de….  ¿Qué habría ocurrido antes de…?
 ¿Cuál es el mensaje del autor?  ¿Qué edad, nivel, socioeconómico, etc.?
 ¿Cuál es la intención de tal o cual personaje?  ¿Crees que tal o cual personaje…?
 ¿Cuál es el objetivo de…?  ¿Cómo supones que…?
 ¿Qué te parece la obra? ¿Te agrada?  Del texto se puede colegir…
 ¿Qué ocurrirá después…?  Del texto se puede inferir…, etc.
Buscamos relaciones que van más allá de lo leído, explicamos el texto más ampliamente, agregando informaciones y
experiencias anteriores, relacionando lo leído con nuestros saberes previos, formulando hipótesis y nuevas ideas. La
meta del nivel inferencial será la elaboración de conclusiones. Este nivel de comprensión es muy poco practicado en la
escuela, ya que requiere un considerable grado de abstracción por parte del lector. Favorece la relación con otros
campos del saber y la integración de nuevos conocimientos en un todo.

Este nivel puede incluir las siguientes operaciones:

1. Inferir detalles adicionales, que según las conjeturas del lector, pudieron haberse incluido en el texto para
hacerlo más informativo, interesante y convincente.
2. Inferir ideas principales, no incluidas explícitamente.
3. Inferir secuencias, sobre acciones que pudieron haber ocurrido si el texto hubiera terminado de otra manera.
4. Inferir relaciones de causa y efecto, realizando hipótesis sobre las motivaciones o caracteres y sus
relaciones en el tiempo y el lugar. Se pueden hacer conjeturas sobre las causas que indujeron al autor a incluir
ciertas ideas, palabras, caracterizaciones, acciones.
5. Predecir acontecimientos sobre la base de una lectura inconclusa, deliberadamente o no.
6. Interpretar un lenguaje figurado, para inferir la significación literal de un texto.

III. COMPRENSIÓN CRÍTICA.- Para llegar a este nivel se requiere tener un amplio dominio del nivel literal e
inferencial de comprensión. El lector en este nivel evalúa las ideas del autor y formula juicios de valor sobre el texto. En
este proceso también puede reformular hipótesis o bien refutar el proceso de argumentación del texto cuando éste no es
suficientemente persuasivo. Tiene carácter evaluativo, pues se toma en cuenta la formación del lector, su criterio y el
manejo de información previa sobre el tema que está leyendo

Pistas para formular preguntas críticas:


 ¿Qué opinas sobre la actitud de los personajes?
 ¿Te pareció correcta la actitud del personaje “X” ante la actitud del personaje “Y”?
 ¿Crees que las ideas vertidas en el texto son éticas, morales, justas?
 ¿Cómo calificas el contenido del texto?
 Si estuvieras en la misma situación del protagonista ¿cómo hubieras actuado?
 ¿Cuáles son los valores que transmite la obra?
 ¿Cuál es la parte que más te impacto del texto? ¿Por qué?
 ¿Con cuál de los personajes te identificas? ¿Por qué?
 ¿Qué hubieras hecho en lugar de…?
 ¿Crees que el autor mantiene una posición objetiva? ¿Por qué?
 ¿Crees que la situación planteada en el texto todavía es vigente en la actualidad? ¿Por qué?
 ¿Cuál hubiera sido tu reacción si…?
 ¿Conoces algún caso parecido al texto leído? Coméntanos.

Emitimos juicios sobre el texto leído, lo aceptamos o rechazamos pero con fundamentos. La lectura crítica tiene un
carácter evaluativo donde interviene la formación del lector, su criterio y conocimientos de lo leído. Los juicios toman en
cuenta cualidades de exactitud, aceptabilidad, probabilidad. Los juicios pueden ser:

1. De realidad o fantasía: según la experiencia del lector con las cosas que lo rodean o con los relatos o
lecturas
2. De adecuación y validez: compara lo que está escrito con otras fuentes de información
3. De apropiación: requiere evaluación relativa en las diferentes partes, para asimilarlo
4. De rechazo o aceptación: depende del código moral y del sistema de valores del lector

La formación de seres críticos es hoy una necesidad vital para la escuela y solo puede desarrollarse en un clima cordial
y de libre expresión, en el cual los alumnos puedan argumentar sus opiniones con tranquilidad y respetando a su vez la
de sus pares.
TALLER

TEXTO Nº 1
LA GAMA CIEGA
Horacio Quiroga
Había una vez un venado - una gama-, que tuvo dos hijos mellizos, cosa
rara entre los venados. Un gato montés se comió a uno de ellos, y quedó
sólo la hembra. Las otras gamas, que la querían mucho, le hacían siempre
cosquillas en los costados.
Su madre le hacía repetir todas las mañanas, al rayar el día, la oración de
los venados. Y dice así:
I. Hay que oler bien primero las hojas antes de comerlas, porque algunas
son venenosas.
II. Hay que mirar bien el río y quedarse quieta antes de bajar a beber, para
estar seguro de que no hay yacarés.
III. Cada media hora hay que levantar bien alto la cabeza y oler el viento,
para sentir el olor del tigre.
IV. Cuando se come pasto del suelo, hay que mirar siempre antes los yuyos
para ver si hay víboras.
Este es el padrenuestro de los venados chicos. Cuando la gamita lo hubo aprendido bien, su madre la dejó andar sola.
Una tarde, sin embargo, mientras la gamita recorría el monte comiendo las hojitas tiernas, vio de pronto ante ella, en el
hueco de un árbol que estaba podrido, muchas bolitas juntas que colgaban. Tenía un color oscuro, como el de las
pizarras.
¿Qué sería? Ella tenía también un poco de miedo, pero como era muy traviesa, dio un cabezazo a aquellas cosas, y
disparó.
Vio entonces que las bolitas se habían rajado, y que caían gotas. Habían salido también muchas mosquitas rubias de
cintura muy fina, que caminaban apuradas por encima.
La gama se acercó, y las mosquitas no la picaron. Despacito, entonces, muy despacito, probó una gota con la punta de
la lengua, y se relamió con gran placer: aquellas gotas eran miel, y miel riquísima, porque las bolas de color pizarra eran
una colmena de abejitas que no picaban porque no tenían aguijón. Hay abejas así.
En dos minutos la gamita se tomó toda la miel, y loca de contenta fue a contarle a su mamá. Pero la mamá la reprendió
seriamente.
-Ten mucho cuidado, mi hija -le dijo-, con los nidos de abejas. La miel es una cosa muy rica, pero es muy peligroso ir a
sacarla. Nunca te metas con los nidos que veas.
La gamita gritó contenta:
-¡Pero no pican, mamá! Los tábanos y las uras sí pican, las abejas, no.
-Estás equivocada, mi hija - continuó la madre-. Hoy has tenido suerte, nada más. Hay abejas y avispas muy malas.
Cuidado, mi hija; porque me vas a dar un gran disgusto.
-Sí, mamá! ¡Sí mamá!- respondió la gamita.
Pero lo primero que hizo a la mañana siguiente, fue seguir los senderos que habían abierto los hombres en el monte,
para ver con más facilidad los nidos de abejas. Hasta que al fin halló uno. Esta vez el nido tenía abejas oscuras, con
una fajita amarilla en la cintura, que caminaban por encima del nido. El nido también era distinto; pero la gamita pensó
que, puesto que estas abejas eran más grandes, la miel debía ser más rica.

Se acordó asimismo de la recomendación de su mamá; mas creyó que su mamá exageraba, como exageran siempre
las madres de las gamitas. Entonces le dio un gran cabezazo al nido.
¡Ojalá nunca lo hubiera hecho! Salieron en seguida cientos de avispas, miles de avispas que la picaron en todo el
cuerpo, le llenaron todo el cuerpo de picaduras, en la cabeza, en la barriga, en la cola; y lo que es mucho peor, en los
mismos ojos. La picaron más de diez en los ojos. La gamita, loca de dolor, corrió y corrió gritando, hasta que de repente
tuvo que pararse porque no veía más: estaba ciega, ciega del todo.
Los ojos se le habían hinchado enormemente, y no veía más. Se quedó quieta entonces, temblando de dolor y de
miedo, y sólo podía llorar desesperadamente.
-¡Mamá... ¡Mamá! ...
Su madre, que había salido a buscarla, porque tardaba mucho, la halló al fin, y se desesperó también con su gamita que
estaba ciega. La llevó paso a paso hasta su cubil, con la cabeza de su hija recostada en su pescuezo, y los bichos del
monte que encontraban en el camino, se acercaban todos a mirar los ojos de la infeliz gamita.
La madre no sabía qué hacer. ¿Qué remedios podía hacerle ella? Ella sabía bien que en el pueblo que estaba del otro
lado del monte vivía un hombre que tenía remedios. El hombre era cazador, y cazaba también venados, pero era un
hombre bueno.
La madre tenía miedo, sin embargo, de llevar a su hija a un hombre que cazaba gamas. Como estaba desesperada se
decidió a hacerlo. Pero antes quiso ir a pedir una carta de recomendación al Oso Hormiguero, que era gran amigo del
hombre.
Salió, pues, después de dejar a la gamita bien oculta, y atravesó corriendo el monte, donde el tigre casi la alcanza.
Cuando llegó a la guarida de su amigo, no podía dar un paso más de cansancio.
Este amigo era, como se ha dicho, un oso hormiguero; pero era de una especie pequeña, cuyos individuos tienen un
color amarillo, y por encima del color amarillo una especie de camiseta negra sujeta por dos cintas que pasan por
encima de los hombros. Tienen también la cola prensil, porque viven siempre en los árboles, y se cuelgan de la cola.
¿De dónde provenía la amistad estrecha entre el Oso Hormiguero y el cazador? Nadie lo sabía en el monte; pero alguna
vez ha de llegar el motivo a nuestros oídos.
La pobre madre, pues, llegó hasta el cubil del oso hormiguero.
-¡Tan! ¡Tan! ¡Tan! -llamó jadeante.
-¿Quién es?-respondió el Oso Hormiguero.
-¡Soy yo, la gama!
-¡Ah, bueno! ¿Qué quiere la gama?
-Vengo a pedirle una tarjeta de recomendación para el cazador. La gamita, mi hija, está ciega.
-¿Ah, la gamita?-le respondió el Oso Hormiguero-. Es una buena persona. Si es por ella, sí le doy lo que quiere. Pero no
necesita nada escrito... Muéstrele esto, y la atenderá.
Y con el extremo de la cola, el oso hormiguero le extendió a la gama una cabeza seca de víbora, completamente seca,
que tenía aún los colmillos venenosos.
-Muéstrele esto- dijo aún el comedor de hormigas-. No se precisa más.
-¡Gracias, Oso Hormiguero!- respondió contenta la gama-. Usted también es una buena persona.
Y salió corriendo, porque era muy tarde y pronto iba a amanecer.
Al pasar por su cubil recogió a su hija, que se quejaba siempre, y juntas llegaron por fin al pueblo, donde tuvieron que
caminar muy despacito y arrimarse a las paredes, para que los perros no las sintieran. Ya estaban ante la puerta del
cazador.
-¡Tan! ¡Tan! ¡Tan!- golpearon.
-¿Qué hay?- respondió una voz de hombre, desde adentro.
-¡Somos las gamas!... ¡Tenemos la cabeza de víbora!
La madre se apuró a decir esto, para que el hombre supiera bien que ellas eran amigas del Oso Hormiguero.
-¡Ah, ah!- dijo el hombre, abriendo la puerta-. ¿Qué pasa?
Venimos para que cure a mi hija, la gamita, que está ciega.
Y contó al cazador toda la historia de las abejas.
-¡Hum!... Vamos a ver qué tiene esta señorita- dijo el cazador. Y volviendo a entrar en la casa, salió de nuevo con una
sillita alta, e hizo sentar en ella a la gamita para poderle ver bien los ojos sin agacharse mucho. Le examinó así los ojos,
bien de cerca con un vidrio redondo muy grande, mientras la mamá alumbraba con el farol de viento colgado de su
cuello.
-Esto no es gran cosa- dijo por fin el cazador, ayudando a bajar a la gamita-. Pero hay que tener mucha paciencia.
Póngale esta pomada en los ojos todas las noches, y téngala veinte días en la oscuridad.
Después póngale estos lentes amarillos, y se curará.
-¡Muchas gracias, cazador!- respondió la madre, muy contenta y agradecida-. ¿Cuánto le debo?
-No es nada- respondió sonriendo el cazador-. Pero tenga mucho cuidado con los perros, porque en la otra cuadra vive
precisamente un hombre que tiene perros para seguir el rastro de los venados.
Las gamas tuvieron gran miedo; apenas pisaban, y se detenían a cada momento, Y con todo, los perros las olfatearon y
las corrieron media legua dentro del monte. Corrían por una picada muy ancha, y delante la gamita iba balando.
Tal como lo dijo el cazador se efectuó la curación. Pero solo la gama supo cuánto le costó tener encerrada a la gamita
en el hueco de un gran árbol, durante veinte días interminables. Adentro no se veía nada.
Por fin una mañana la madre apartó con la cabeza el gran montón de ramas que había arrimado al hueco del árbol para
que no entrara luz, y la gamita con sus lentes amarillos, salió corriendo y gritando:
-¡Veo, mamá! ¡Ya veo todo!
Y la gama, recostando la cabeza en una rama, lloraba también de alegría, al ver curada su gamita.
Y se curó del todo; Pero aunque curada, y sana y contenta, la gamita tenía un secreto que la entristecía. Y el secreto era
éste: ella quería a toda costa pagarle al hombre que tan bueno había sido con ella, y no sabía cómo.
Hasta que un día creyó haber encontrado el medio. Se puso a recorrer la orilla de las lagunas y bañados, buscando
plumas de garza para llevarle al cazador. El cazador, por su parte, se acordaba a veces de aquella gamita ciega que él
había curado.
Y una noche de lluvia estaba el hombre leyendo en su cuarto muy contento porque acababa de componer el techo de
paja, que ahora no se llovía más; estaba leyendo cuando oyó que llamaban. Abrió la puerta, y vio a la gamita que le
traía un atadito, un plumerito todo mojado de plumas de garza.
El cazador se puso a reír, y la gamita, avergonzada porque creía que el cazador se reía de su pobre regalo, se fue muy
triste. Buscó entonces plumas muy grandes, bien secas y limpias, y una semana después volvió con ellas; y esta vez el
hombre, que se había reído la vez anterior de cariño, no se rió esta vez porque la gamita no comprendía la risa. Pero en
cambio le regaló un tubo de tacuara lleno de miel, que la gamita tomó loca de contenta.
Desde entonces la gamita y el cazador fueron grandes amigos. Ella se empeñaba siempre en llevarle plumas de garza
que valen mucho dinero, y se quedaba las horas charlando con el hombre. El ponía siempre en la mesa un jarro
enlozado lleno de miel, y arrimaba la sillita alta para su amiga. A veces le daba también cigarras que las gamas comen
con gran gusto, y no les hacen mal. Pasaban así el tiempo, mirando la llama, porque el hombre tenía una estufa de leña
mientras afuera el viento y la lluvia sacudían el alero de paja del rancho.
Por temor a los perros, la gamita no iba sino en las noches de tormenta. Y cuando caía la tarde y empezaba a llover, el
cazador colocaba en la mesa el jarrito con miel y la servilleta, mientras él tomaba café y leía, esperando en la puerta el
¡tan-tan! bien conocido de su amiga la gamita.

Elabora una pregunta de cada nivel con tres distractores y una alternativa correcta:
1. Nivel literal:
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2. Nivel inferencial:
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3. Nivel crítico:
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TEXTO N º 2
LA EDUCACIÓN DE TUS HIJOS

Una pareja que tuvo un hijo al cual le permitieron todo. Cuando el niño
tenia 8 años decía que estaba enfermo para no ir a estudiar y sus
padres se lo permitían porque era chico. Al cumplir los 13 años el joven
empezó a tener malas amistades y a contestar a sus padres, pero ellos
decían que era cuestión de la edad, a los 14 años decidió salirse de
estudiar, sus padres se disgustaron un poco, pero lo aceptaron.

A los 17 años el joven embarazó a su novia y como no trabajaba y no


tenía donde llevarla decidió llevarla a casa de sus padres, su papá al
ver esto se enojó muchísimo y le dijo: Lo siento hijo pero debes coger
responsabilidad y enderezar tu vida.
El joven se calló y decidió invitar a su padre a una montaña muy alta, al llegar a esa montaña el joven le mostró a su
padre un árbol grande y fuerte que estaba torcido, el hijo le preguntó a su padre: ¿Papá tu como harías para enderezar
ese árbol?

El padre inmediatamente le contestó a su hijo: No, hijo mío. Ese árbol no se puede enderezar ahora, eso se debió haber
hecho cuando estaba pequeño para que ahora que está grande estuviera derecho y firme.

El joven le contestó: Papá ¿y tú cómo pretendes enderezarme ahora y no lo hiciste cuando yo estaba pequeño?

Elabora una pregunta de cada nivel con tres distractores y una alternativa correcta:
1. Nivel literal:
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2. Nivel inferencial:
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3. Nivel crítico:
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TEXTO Nº 3
Me referían de mi hija en la escuela, que era una niña bien especial,
tanto que su profesor la echó de clase un día por insoportable.
Síndrome de Hiperactividad y Déficit de Atención, decían. Y el
psicólogo confirmó el diagnóstico apresurado del profesor.
Cambiamos la escuela y el método, y todo cambió. De la noche a la
mañana ese síndrome, tan temido como calumniado, desapareció. El
diagnóstico había fallado y afortunadamente también su pronóstico.

El enfermo era el sistema de educación, lo que faltaba era motivación,


una forma eufemística de decir que esa escuela no tenía maestros,
sólo profesores y técnicos. Una enseñanza sin amor no contribuye a
la motivación, es el ingrediente esencial de la atención, del aprendizaje
y de la memoria.
Si lo que conoces no lo sabes, porque no lo saboreas; si tus palabras sólo repiten lo que ya dicen los libros, pero no
tiene el contexto significativo de tu propia alma, si lo que dices no resuena en tu corazón, posiblemente tu clase se
convierta en un lugar donde reinará el déficit de atención. Seguramente médicos y psicólogos te darán la razón cuando
evalúen clínicamente la situación. Pero lo que nos importa es la causa. Han perdido la motivación, se aburren, su
atención se dispersa buscando lo que en clase no encuentran...

Liberar el potencial humano, educar para una cultura del compartir, integrar todas las vertientes de nuestra inteligencia
en una inteligencia adaptativa que nos permita a todos dar lo que vinimos a dar de nuestra vida... No puede ser otro el
propósito de una nueva Pedagogía, una que convoque lo mejor de la cultura humana, representada en los recientes
avances de la ciencia y el aporte de las culturas milenarias.

Es hora de unir las ciencias humanas y las ciencias de la vida en la dimensión de una ciencia espiritual que nos permita
dar sentido a la crisis actual. Tal vez necesitamos menos diagnósticos y pronósticos y más compromiso con nuestros
hijos. Al fin de cuentas, ellos son las semillas de la tierra, la cosecha del futuro y la esperanza de una cultura de
relaciones humanas en sintonía con la Pachamama.

Hemos dado pasos gigantes en términos de educación, es cierto que el cambio cuantitativo es innegable, han mejorado
los ingresos, pero en el proceso no ha habido un avance cualitativo correspondiente:

-Tenemos más conocimientos, quizás hayamos adquirido nuevas técnicas y destrezas, pero en el camino hemos ido
renunciando a la capacidad de crear nuestras obras más bellas.
-Tenemos más profesores y menos maestros, más doctores y menos sabios; sabemos más de producción en serie y
mucho menos de artesanías, más de piezas renovables concebidas para la competencia y tal vez más ciencia, pero
mucho menos de la magia de hacer lo que hacemos con conciencia.
-Tenemos más de todo lo otro y mucho menos de nosotros. Los sistemas masificados clasifican de anormal a quien se
sale de la curva de la mediocridad. Educamos para la repetición, premiamos la memoria y el automatismo,
condenamos a los estudiantes a perder rápidamente su vocación y los calificamos para que sólo aprendan a
reproducir modelos ajenos. Casi todos los estudiantes de medicina que un día ingresaron a sus universidades llenos de
vocación la habrán perdido al cabo de tres años de “Educación superior”.

Las malas notas, la deserción escolar y la violencia, no son la enfermedad. Son el síntoma inequívoco de un sistema de
educación profundamente enfermo. Pero más presupuesto, más tecnologías, más profesores, más ordenadores, más
aulas y más clases de valores desvalorizados por el fundamentalismo del dogma, son como un parche. La enfermedad
de nuestro sistema educativo es un profundo Déficit de Humanidad, una pérdida de vocación por la vida. Educa para
el éxito, para la competencia, para el examen, pero no para enamorarse de la vida.

¿Y si la Pedagogía, más que un cúmulo de teorías y de técnicas, fuera una estrategia humana para re-encantar la vida?
¿Y si pudiéramos aprender enseñando, aprender aprendiendo y así ser, siendo únicos, lo que somos, como somos,
para experimentar la plenitud de ayudarnos? ¿De completarnos? ¿Y si aprendiéramos desde la humildad y la inocencia
del saber que no sabemos, para sabernos inmersos por fin en un conocimiento que involucre de lleno el amor?
¿Y si así, se unieran la cabeza y el corazón en un proyecto de vivir, en el que la comprensión nos lleve a un nuevo tipo
de relación con la naturaleza en nosotros?

Ese día, el amor será nuestra mejor medicina, y nuestras medicinas llevarán implícito el amor. Ese día, la pedagogía
será también nuestra terapéutica y la terapéutica será nuestra mejor pedagogía. Ese día, no tan lejano, la pedagogía
convocará todas nuestras inteligencias en ese cauce de sabiduría que vincula la Gran Cadena de la Vida. Que esta
Nueva Pedagogía nos involucre en la dimensión de una nueva cultura de relaciones humanas, una en la que la libertad
sea consecuencia de la responsabilidad. Una cultura en el camino del alma. Una cultura del alma.
Jorge Carvajal Posada
Elabora una pregunta de cada nivel con tres distractores y una alternativa correcta:

1. Nivel literal:
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2. Nivel inferencial:
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3. Nivel crítico:
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TEXTO Nº 4
Un día la vida tomó la figura de un joven apuesto y se puso a caminar por el
mundo. A la orilla del bosque vio una cabaña, entró y encontró allí a un pobre
hombre, enfermo de elefantiasis, todos sus miembros estaban hinchados y tan
deformes que se movía con mucha dificultad.
-¡Oh! ¿Qué venturosos vientos te trajeron a mí? ¿Quién eres tú? - Dijo el enfermo.
-Soy la vida, respondió el caminante. Algunos me reconocen cuando llego, pero no
cuando vuelvo. Yo voy y vengo, volveré por estos lugares dentro de siete años.
-¿Pero por qué gimes tanto? – agregó.
-Tengo una enfermedad horrible, ha destruido mi aspecto humano y me ha quitado
la alegría de vivir. Ya no puedo más.
-Si quieres - dijo la vida - te curo, pero tú me olvidarás.
-¡No! - Le aseguró el enfermo-. Guardaré eternamente en mi memoria a quien me cure y le estaré agradecido para
siempre.
La vida esparció un polvo misterioso sobre el enfermo, y éste quedó curado como por encanto. La vida siguió su
camino y enseguida llegó a la cabaña de un leproso.
-¡Bendito tú que vienes a mí! - exclamo el leproso al ver al hermoso joven.
-¿Puedo saber tu nombre?
-Yo soy la vida, dijo el recién llegado. Algunos me reconocen cuando llego, pero no cuando regreso. Voy y vengo.
Volveré por estos rumbos dentro de siete años. Puedo curarte ¿pero te acordarás de mí?
-No te olvidaré mientras viva - dijo el leproso.
La vida lo curó y siguió su camino. Al llegar a una aldea se encontró con un ciego que buscaba el camino con un bastón
cuando oyó pasos, se detuvo y pregunto:
-¿Quien va? ¡Cuidado con este pobre ciego ¡
-Yo soy la vida. Algunos me reconocen cuando llego, pero no cuando vuelvo. Voy y vengo. Volveré por estos rumbos
dentro de siete años. Puedo curarte ¿pero serás capaz de acordarte de mí?
-No te olvidaré mientras vea - dijo el ciego.
Curó también al ciego y desapareció. Pasaron los años y a su tiempo, como lo había prometido, volvió, pero esta vez
oculto bajo la figura de un ciego. Era tan tarde cuando llegó a la cabaña del que había sido curado por él. Tocó la
puerta, no estaba, pero le abrió su esposa.
-Tenga piedad de este pobre ciego- dijo la vida-. Conozco a su esposo ¿me puede dar un refresco mientras lo espero?
Me basta con un poco de agua.
-Mi esposo es un verdadero tonto refunfuñó la mujer. Trae a casa a cuanto pobre se encuentra con él.
Puso un poco de agua sucia en una vieja jícara y se la ofreció de mal modo al falso ciego. Por fin llegó el señor y la vida
se dirigió a él.
-Estoy de paso- dijo- ¿puedes darme alojamiento hasta mañana?
El hombre murmuró algo, después extendió una estera en la esquina de la cabaña y dio al ciego un puñado de
cacahuetes. Cuando despuntó el alba, la vida llamó a su anfitrión y le dijo:
-¿No te dije que algunos conocen a la vida cuando viene pero no cuando regresa? Tú no me has reconocido, porque la
ceguera se ha quedado en tu corazón y volverá también a tus ojos.
Dijo esto y salió dejando tras de sí una polvareda. El hombre volvió a ser ciego como antes. Cuando la vida llegó a la
cabaña del antiguo leproso se cubrió de una lepra tan horrible que le seguía un enjambre. Tocó la puerta, pero el
hombre viendo al leproso no lo dejó entrar y rehusó darle de comer porque estaba demasiado sucio.
-Te lo había dicho - le recordó el caminante - algunos conocen la vida cuando viene, pero no cuando regresa. Y se
marchó, dejando tras de sí un reguero del misterioso polvo. El hombre ingrato se cubrió de nuevo de tanta lepra que la
carne se le caía a pedazos.
Cuando llegó a la cabaña del antiguo enfermo de elefantiasis, la vida se hinchó los miembros de tal modo que a duras
penas podía caminar. Se asomó a la puerta y dijo:
-Buen hombre, un poco de refresco por caridad.
-Adelante, entra -dijo el hombre apresurándose a ayudar al fingido enfermo-. ¡Oh! qué desgracia. Tan joven y tan
enfermo. Yo también, hace tiempo, tuve esa fea enfermedad, pero pasó por aquí un buen hombre y me curo. Quizá...
Y mientras hablaba puso a cocer un plato de arroz, invitó al enfermo ricas nueces y en una jícara le dio leche fresca,
después preparó un asado de carnero y se ocupó de cuidar al enfermo.
A la mañana siguiente, la vida se presentó como el joven hermoso que era y dijo:
-Tú has reconocido a la vida también a su regreso. No olvidas los beneficios recibidos y sabes socorrer a quien sufre lo
mismo que tú has sufrido; por eso permanecerás sano y gozarás de prosperidad.
El hombre quiso regalarle unas vacas, pero el joven se lo agradeció diciendo:
-No tengo necesidad de riquezas. Quiero que recuerdes una cosa importante: La vida puede cambiar y traer bienes
hoy y mañana, males; pero con frecuencia depende de ustedes hacerla mejor o peor.

Elabora una pregunta de cada nivel con tres distractores y una alternativa correcta:

1. Nivel literal:
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2. Nivel inferencial:
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3. Nivel crítico:
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TEXTO Nº 5

Un rey argelino llamado Bauakas quiso averiguar si era cierto o no, como le
habían dicho, que en una de sus ciudades vivía un juez justo que podía discernir
la verdad en el acto, y que ningún pillo había podido engañarle nunca. Bauakas
cambió su ropa por la de un mercader y fue a caballo a la ciudad donde vivía el
juez.
A la entrada de la ciudad, un lisiado se acercó al rey y le pidió limosna. Bauakas
le dio dinero e iba a seguir su camino, pero el tullido se aferró a su ropaje.
– ¿Qué deseas? -preguntó el rey- ¿No te he dado dinero?
– Me diste una limosna -dijo el lisiado- ahora hazme un favor. Déjame montar contigo hasta la plaza principal, ya que de
otro modo los caballos y camellos pueden pisotearme.
Bauakas sentó al lisiado detrás de él sobre el caballo y lo llevó hasta la plaza.
Allí detuvo su caballo, pero el lisiado no quiso bajarse.
– Hemos llegado a la plaza, ¿por qué no te bajas? -preguntó Bauakas.
– ¿Por qué tengo que hacerlo? -contestó el mendigo-. Este caballo es mío. Si no quieres devolvérmelo, tendremos que
ir a juicio.
Al oír su disputa, la gente se arremolinó alrededor de ellos gritando:
– ¡Id al juez! ¡Él juzgará!
Bauakas y el lisiado fueron al juez. Había más gente ante el tribunal y el juez llamaba a cada uno por turno. Antes de
llegar a Bauakas y al lisiado, escuchó a un estudiante y a un campesino. Habían ido al tribunal a causa de una mujer: el
campesino decía que era su esposa y el estudiante decía que era la suya. El juez escuchó a los dos, permaneció en
silencio durante un momento, y luego dijo:
– Dejad a la mujer aquí conmigo y volved mañana.
Cuando se hubieron ido, un carnicero y un mercader de aceite se presentaron ante el juez. El carnicero estaba
manchado de sangre y el mercader de aceite. El carnicero llevaba unas monedas en la mano y el mercader de aceite se
agarraba a la mano del carnicero.
– Estaba comprando aceite a este hombre - dijo el carnicero - y, cuando cogí mi bolsa para pagarle, me cogió la mano e
intentó quitarme todo el dinero. Por eso hemos venido ante ti; yo sujetando mi bolsa y él sujetando mi mano. Pero el
dinero es mío y él es un ladrón.
A continuación habló el mercader de aceite:
– Eso no es verdad -dijo-. El carnicero vino a comprarme aceite y después de llenarle un jarro, me pidió que le cambiara
una pieza de oro. Cuando saqué mi dinero y lo puse en el mostrador, él lo cogió e intentó huir. Lo agarré de la mano,
como ves, y lo he traído ante ti.
El juez permaneció en silencio durante un momento, luego dijo:
– Dejad el dinero aquí conmigo y volved mañana.
Cuando llegó su turno, Bauakas contó lo que había sucedido. El juez lo escuchó y después pidió al mendigo que
hablara.
– Todo lo que ha dicho es falso -dijo el mendigo-. Él estaba sentado en el suelo y yo iba a caballo por la ciudad, cuando
me pidió que lo llevase. Lo monté en mi caballo y lo llevé a donde quería ir. Pero, cuando llegamos allí, no quiso bajarse
y dijo que el caballo era suyo, lo cual no es cierto.
El juez pensó un momento, luego habló:
- Dejad el caballo conmigo y volved mañana.
- Al día siguiente, fue mucha gente al tribunal a escuchar las sentencias del juez.
- Primero vinieron el estudiante y el campesino.
- Toma tu esposa -dijo el juez al estudiante- y el campesino recibirá cincuenta latigazos.
- El estudiante tomó a su mujer y el campesino recibió su castigo.
- Después, el juez llamó al carnicero.
- El dinero es tuyo -le dijo. Y señalando al mercader de aceite, ordenó:
- Dadle cincuenta latigazos.
- A continuación llamó a Bauakas y al lisiado.
- ¿Reconocerías tu caballo entre otros veinte? -preguntó a Bauakas.
- Sí -respondió.
- ¿Y tú? -preguntó al mendigo.
- También -dijo el lisiado.
- Ven conmigo -dijo el juez a Bauakas.
- Fueron al establo. Bauakas señaló inmediatamente a su caballo entre los otros veinte. Luego el juez llamó al lisiado al
establo y le dijo que señalara el caballo. El mendigo también reconoció el caballo y lo señaló. El juez volvió a su asiento.
- Coge el caballo, es tuyo -dijo a Bauakas- Dad al mendigo cincuenta latigazos.
- Cuando el juez salió del tribunal y se fue a su casa, Bauakas le siguió.
- ¿Qué quieres? -le preguntó el juez-. ¿No estás satisfecho con mi sentencia?
- Estoy satisfecho -dijo Bauakas-. Pero me gustaría saber cómo supiste que la mujer era del estudiante, el dinero del
carnicero y que el caballo era mío y no del mendigo.
- De este modo averigüé lo de la mujer: por la mañana la mandé llamar y le dije: « ¡Por favor, llena mi tintero!» Ella cogió
el tintero, lo lavó rápida y hábilmente y lo llenó de tinta; por lo tanto, era una tarea a la que ella estaba acostumbrada.
- Si hubiera sido la mujer del campesino, no hubiera sabido cómo hacerlo.
- Esto me demostró que el estudiante estaba diciendo la verdad. Y de esta manera supe lo del dinero: lo puse en una
taza llena de agua, y por la mañana miré si había subido a la superficie algo de aceite. Si el dinero hubiera pertenecido
al mercader de aceite, se hubiera ensuciado con sus manos grasientas. No había aceite en el agua, por lo tanto, el
carnicero decía la verdad. Fue más difícil descubrir lo del caballo. El tullido lo reconoció entre otros veinte, igual que tú.
Sin embargo, yo no os llevé al establo para ver cuál de los dos conocía al caballo, sino para ver cuál de los dos era
reconocido por el caballo. Cuando te acercaste, volvió su cabeza y estiró el cuello hacia ti; pero cuando el lisiado lo tocó,
echó hacia atrás sus orejas y levantó una pata. Por lo tanto supe que tú eras el auténtico dueño del caballo.
- Entonces, Bauakas dijo al juez:
- No soy un mercader sino el rey Bauakas. Vine aquí para ver si lo que se decía sobre ti era verdad. Ahora veo que eres
un juez sabio. Pídeme lo que quieras y te lo daré como recompensa.
- No necesito recompensa, -respondió el juez-. Estoy contento de que mi rey me haya elogiado.
“Un juez Justo” por León Tolstói de Fábulas y Cuentos.

Responde las siguientes preguntas:

1. ¿Por qué no quería ser reconocido Bauakas?


A. Quería averiguar si le seguirían obedeciendo siendo una persona «normal».
B. Tenía la intención de aparecer ante el juez disfrazado de mercader.
C. Le gustaba disfrazarse para poder moverse libremente y gastar bromas.
D. Quería ver cómo actuaba el juez habitualmente, sin estar influido por la presencia del rey.

2. ¿Cómo supo el juez que la mujer era la esposa del estudiante?


A. Observando su aspecto y viendo que no parecía la mujer de un campesino.
B. Por el modo en que el estudiante y el campesino contaron sus historias en el tribunal.
C. Por la manera en que ella reaccionó frente al campesino y al estudiante en el tribunal.
D. Comprobando su habilidad en el trabajo que habitualmente hacía para su marido.

3. ¿Cómo supo el juez que las monedas eran del carnicero y no del mercader de aceites? Explica
detalladamente tu respuesta.
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4. ¿Cómo supo el juez que el caballo era de Bauakas y no del mendigo?


A. Por el pelaje del caballo. B. Por la reacción del caballo ante ellos.
C. Por la limpieza del caballo. D. Porque los mendigos no tienen caballos.

5. ¿Sobre qué trata este relato en general?


A. Delitos graves B. Justicia prudente C. Un buen gobernante D. Una broma ingeniosa

6. ¿Por qué el juez no necesita recompensa por parte del rey?


A. El juez es muy rico y no necesita nada del rey.
B. El juez considera que su sabiduría para juzgar es suficiente recompensa divina y no necesita ningún tipo de
recompensa material.
C. El juez se siente feliz de que el rey lo haya ido a ver especialmente a él y eso es suficiente.
D. El juez está satisfecho con que el rey alabe su trabajo.

7. ¿Cuál de los siguientes tipos de relato describe mejor esta historia?


A. Cuento tradicional B. Historia de viajes C. Narración histórica D. Tragedia

8. En la expresión: “podía discernir la verdad en el acto”


La palabra subrayada significa:
A. confundir B. ignorar C. desconocer D. distinguir

9. ¿Quién no es personaje del cuento leído?


A. Bauakas B. Juez C. Mendigo D. León Tolstói
10. ¿Crees que fue justo por parte del juez castigar de la misma manera todos los delitos? Justifica tu
respuesta aludiendo a semejanzas y diferencias entre los tres delitos.
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TEXTO Nº 6

1. La imagen que aparece en el cuadro ha sido creada por el pintor surrealista belga René Magritte. Con
respecto a una obra como ésta, se puede afirmar que
A. es posible en la medida en que fue pensada y plasmada artísticamente por el autor.
B. resulta extraña, pues da la impresión de que el artista posee una idea equivocada de la realidad.
C. es absurda, en vista de que el autor confunde sus intereses estéticos con la función del arte.
D. corresponde a una propuesta real de ciertos objetos que son usados por el artista.

2. Uno de los intereses esenciales del pintor René Magritte giró en torno a la liberación del hombre de
cualquier restricción mental o física. Según la imagen, se podría pensar que el autor está interesado en
provocar una reflexión en torno a múltiples aspectos, excepto en torno a
A. lo interesante que sería poder cambiar de personalidad ocasionalmente.
B. lo insoportable que a veces nos resulta nuestro propio cuerpo.
C. la necesidad de ausentarnos de nosotros mismos como rutina cotidiana.
D. lo desconcertante que siempre nos ha resultado el cuerpo humano.

3. Si se quisiera pensar en una persona que el artista ha evocado en este cuadro, la afirmación más real
respecto a ella sería que no
A. tiene zapatos, ya que éstos son falsos.
B. desea usar por ahora esos zapatos.
C. puede caminar porque le faltan los pies.
D. tiene pies, pues los dejó abandonados.

4. En este cuadro están plasmadas las ideas de


A. un creador que considera que lo imposible es posible.
B. un inventor que cree que los pies pueden convertirse en zapatos.
C. un idealista que está muy cansado y desea unos zapatos imposibles.
D. un soñador que quiere sentirse tan tranquilo como cuando duerme.

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