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CAPÍTULO II - EL ÁREA DE LA DESVINCULACIÓN Y DE LAS PSICOSIS 1

2.1. LA FASE DE LA DESVINCULACIÓN O DE LA SEPARACIÓN

La fase de la desvinculación o de la separación consiste, en lo referente al ciclo vital, en el


desarrollo de un proceso gestado en la fase de la individuación (véase más abajo) y que se
realiza en forma de alejamiento del individuo de su familia de origen. En términos
cronológicos, empieza al final de la adolescencia y acaba con el alejamiento físico y/o emotivo
de la persona respecto de su familia. Este alejamiento, que concluye con rituales más o menos
formalizados (el matrimonio, el cambio de residencia, el traslado, la elección de un trabajo
autónomo), constituye un pasaje crucial en la historia de una persona. Y es en torno a dicho
alejamiento y a las dificultades que puedan aparecer, que hay una incidencia particularmente
importante de trastornos psicopatológicos de área psicótica en el ámbito de uno de los hijos.
Efectivamente, los trastornos psicóticos, observados desde el punto de vista del ciclo vital de la
familia, se pueden encuadrar regularmente como la expresión sintomática (“emergencia
subjetiva”) de una patología de la desvinculación.

Una descripción que da buena cuenta de la complejidad y de la delicadeza del proceso del que
estamos hablando es la de Boszormenyi-Nagy.

La desvinculación (o la separación) necesita un claro movimiento disyuntivo por parte de un


miembro, e implícitamente por parte de todos los demás. Como proceso emotivo, la separación es la
expresión de una fase crucial del desarrollo de toda la familia. Puesto que cada miembro de la
familia es una parte importante del fondo dialéctico de la personalidad de los otros, no tener ya al
otro como compañero de diálogo significa una pérdida dolorosa para la configuración sujeto-objeto
de cada uno de los miembros. La individuación, por su carácter de premisa de la separación, había
significado ya, en parte, el final de un acercamiento amorfo y simbiótico.

El alejamiento de un miembro no perjudica solamente las relaciones directas del que se va con
cada uno de los otros, tomados de uno en uno, sino que provoca una reacción en cadena de cambios
relacionales compensatorios entre los restantes miembros del sistema familiar. El resultado de estos
nuevos reordenamientos depende de la madurez de la familia en su conjunto, además de la madurez
de los diversos miembros considerados como individuos. Más específicamente, éstos consiguen
aceptar el abandono en la medida en que son capaces de absorber los patrones de necesidad
respecto a los demás, “declarados” por cada uno de ellos. Y a la inversa, la pérdida de un hermano,
por matrimonio o por muerte, puede “precipitar” la psicosis en uno de los otros hijos, o incluso en
uno de los padres, que con anterioridad se encontraban compensados.

La separación es un proceso bastante complicado y requiere, para lograr un éxito total, que se
hayan alcanzado de manera satisfactoria las metas de la afiliación y de la individuación. Sólo después
de haber tenido relaciones estrechas y de confianza, y esto de forma recíproca con los otros
miembros de la familia, y si tales relaciones han sido interiorizadas, podrán los vástagos cortar los
lazos familiares y sustituirlos por vínculos extra-familiares. La separación viene precedida con
frecuencia por un reajuste de las relaciones intrafamiliares de los hijos; por ejemplo, en el caso de
una chica adolescente, desplazando una parte de su intensa relación con la madre, al padre o al
hermano.

Diversas fuerzas familiares complejas pueden obstaculizar los movimientos de un miembro


hacia la separación, incluso en una familia “normal”. Uno de los hijos puede haberse convertido en el
símbolo de un concepto familiar inconsciente, o de una fantaseada “unión familiar”. Hemos visto
familias en que una de las hijas había sido elegida para desempeñar el papel de la que se queda con
la madre cuando los otros hijos se casan. La presión moral para la aceptación de este rol de dama de

1
Cancrini, L.; La Rosa, C. (1996). La caja de Pandora: Manuel de psiquiatría y psicopatología. Barcelona:
Paidós.
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compañía la pueden ejercer, en forma de una indiscutible expectativa, los padres, amigos o
consejeros religiosos. Es como si a uno de los hijos se le destinase a pagar a la madre cuanto ésta ha
hecho por sus hijos. Este tácito acuerdo familiar confirmará las necesidades de identidad personal de
esta hija sólo a condición de que asuma la tarea que se le ha asignado, calmando así el sentido de
2
culpa de los otros.

La observación de Boszormenyi-Nagy sobre la “dama de compañía” es fundamental para


entender el significado sistémico de la patología ligada a la desvinculación; con una renuncia
voluntaria, no sintomática, ya que está justificada (convalidada) racional y culturalmente, uno
de los hijos puede asumir el rol de custodio de los mitos y de las tradiciones emotivas de la
familia.2 Sin embargo, planteándolo en término de ciclo vital, este tipo de elecciones es de
gran interés para nosotros, ya que tiene gran semejanza con lo que sucede en las psicosis,
porque los comportamientos sintomáticos, considerados en su conjunto y en su desarrollo a lo
largo del tiempo, pueden llevar al paciente designado a una “renuncia” análoga. La diferencia
más importante es la falta, en este caso, de una justificación culturalmente consolidada, así
como el desarrollo de una contra tendencia expresada en forma de ansiedades
compensatorias y/o de movimientos auto y/o heteroagresivos (según el tipo de defensa
predominante en una determinada fase, en un determinado sujeto o en una determinada
constelación interpersonal).

Dos observaciones antes de pasar a la psicopatología.

La primera, a propósito del término renuncia, elegida en coherencia con una sintaxis
terapéutica ampliamente discutida en otra parte 3, y de la necesidad de averiguar su
importancia no dentro de las elecciones conscientes del individuo o del grupo, sino dentro de
una valoración global de sus comportamientos y de la sucesión de éstos en el tiempo: es decir,
como expresión de una operación mental subyacente capaz de dar sentido a cada uno de los
pasajes, del mismo modo que la observación del hormiguero nos permite “dar un sentido” al
comportamiento de cada hormiga 4.

La segunda, a propósito de las relaciones entre la fase de la desvinculación y la del joven


adulto en fase de organización. En efecto, como veremos dentro de poco, éstas coinciden
ampliamente desde el punto de vista cronológico y, sin embargo, distinguen dos vertientes
integradas y complementarias de la experiencia individual: la ligada a la capacidad de trazar
límites (reinvirtiéndola desde el punto de vista de la economía afectiva y, con el paso del
tiempo, organizadora) respecto al sistema familiar de procedencia, y la ligada al diseño de un
proyecto personal propio (invirtiéndola de nuevo fuera de la familia). En términos sistémicos,
la diferencia está en el tipo de circuito que entra en activación, de tal modo que, a través del
desarrollo de un círculo vicioso de refuerzos recíprocos, acaba por aparecer el síntoma.
Recordamos aquí que se debe hablar de patologías ligadas a la desvinculación cuando el
problema concierne al hecho de tener o no la responsabilidad de perfilar y afirmar la propia
autonomía, de la forma que sea y dondequiera que sea; una autonomía que no está ya en
discusión en la fase de organización.

2
Véase una ejemplificación especialmente interesante del modo en que esta función se puede reconstruir y utilizar
terapéuticamente en Ph. Caillé, Y. Rey, Il était une fois, Paris, ESF 1988 (hay versión castellana: Érase una vez,
Buenos Aires, Nueva Visión, 1990).
3
Cancrini, La psicoterapia: gramática y sintaxis, op.cit.
4
La idea es de D.R. Hofstadter, Gödel, Escher, Bach, Milán, Aelphi, 1988 (hay versión castellana: Godel, Escher,
Bach, Barcelona, Tusquets, 1987) y ha sido desarrollada en esta dirección por L. Cancrini, “A propósito di Bateson,
di partiecelle, di formica, di Far West, di Ullisse e di método scientifico”, en Ecologia della mente, 7, 1989, págs.
51-61.

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Capítulo II - El área de la desvinculación y de las psicosis

2.2. PSICOPATOLOGÍA

La psicopatología de la fase de la desvinculación se desarrolla de muy distintas maneras.


Desde el punto de vista clínico, requiere la consideración de cuatro situaciones muy distintas
entre sí;

− la de la desvinculación imposible a la que pertenecen, desde el punto de vista de la


emergencia subjetiva, las formas graves, tipo 2, de esquizofrenia, comprobándose, desde el
punto de vista de la familia, la existencia de una “masa indiferenciada del yo”;
− la de la desvinculación inaceptable (esquizofrenia de tipo 1, familias ligeramente más
diferenciadas);
− la de la desvinculación aparente (psicosis cíclicas);
− la de la desvinculación de compromiso (trastornos límite; en esta situación y en la anterior
se encuentran familias con niveles de individuación siempre por debajo de 30).

Las discutiremos después ampliamente:

a) Analizando el cuadro de las distintas situaciones psicóticas con ejemplos clínicos


demostrativos;
b) Evaluando la compatibilidad de esta clasificación con los datos suministrados por
algunas investigaciones fundamentales realizadas en este sector.

2.3. CLASIFICACIÓN DE LAS ESQUIZOFRENIAS Y CICLO VITAL

Hemos hablado ya de cómo Kraepelin distinguió, a finales de 1800, dos grandes grupos de
psicosis: las de evolución progresiva, que daban lugar a una “demencia precoz”, y las
periódicas, de evolución benigna. Nosotros, por nuestra cuenta, hemos reconsiderado esta
distinción en el ámbito del esquema 3, proponiendo la idea (sobre la que volveremos más
adelante) de que las fases intercríticas del trastorno cíclico de estas últimas correspondan al
establecimiento de un compromiso que lleve a considerar la desvinculación el paciente
designado como aparente o inestable. Sin embargo, delo que debemos ocuparnos ahora es del
problema de una distinción necesaria en el campo correspondiente al otro grupo de las
psicosis, que es la suma de las que Kraepelin había reagrupado (unificando la hebefrenia de
Hecker, la catatonia de Kahlbaum y otros trastornos delirantes denominados de distintas
formas) bajo el término de “demencia precoz”, y que Bleuler definió, en cambio, en 1909,
como grupo de las esquizofrenias, subrayando, de este modo, la heterogeneidad de las
clínicas, de la evolución y del estado final 5.

Trabajando dentro de una estructura que le permitía reconstruir y seguir a lo largo del tiempo
el curso de los trastornos psicóticos, manteniendo relaciones continuas con las personas y con
el contexto social y familiar de procedencia, Bleuler se dio cuenta, de hecho, de que el
problema de la esquizofrenia es un problema bifronte. Dentro de ciertos límites, los síntomas
de este tipo de pacientes son efectivamente deducibles psicológicamente 6 para el observador
que conoce las circunstancias reales de sus vidas. Más allá de estos límites, que podemos decir
que estaban marcados por la competencia y la fortuna del observador (Bleuler, entonces se
daba cuenta de ello relativamente), los síntomas se volvían incomprensibles: lejanos, para los

5
Para una breve historia de estos conceptos y para el significado de términos como “demencia”; “hebefrenia”,
“catatonia”, “esquizofrenia paranoide”, y otros, véase el Glosario al final del capítulo.
6
Bleuler ha recibido una importante contribución en esta dirección del trabajo de C.G. Jung (documentado en el
libro pionero Psicología della dementia praecox, ed. Orig. 1907, en C.G. Jung, Opere, vol. 3, Turín, Boringhieri, 1971
(hay versión castellana: Psicología de la demencia precoz, Barcelona, Paidós, 1990). (Véase cap. 1. Nota 1.).

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Capítulo II - El área de la desvinculación y de las psicosis

oídos de quien los escucha, como los producidos en otras circunstancias por una enfermedad
orgánica del cerebro. Sin embargo, la cuestión más seria parecía desde entonces la ligada a la
evolución. Comprensibilidad (o bien, mirándolo desde otro punto de vista, capacidad por parte
del paciente designado de volver comprensible la vivencia que está en la base del síntoma) y
reversibilidad del trastorno son, en efecto, conceptos que para Bleuler se relacionan de una
manera bastante evidente, lo que significa, en la práctica, que el trastorno esquizofrénico se
puede presentar esencialmente de dos maneras:

a) en forma de historia personal desafortunada pero reconstruible y con características,


en principio, de una cierta reversibilidad: con una evolución clínica por crisis,
separadas por fases de remisión, que se asocia a la de la forma paranoide (o a la de la
catatonia periódica) confundiéndose, a veces, con la de la psicosis cíclica;
b) en forma de historia personal que se aleja de la de los otros seres humanos de modo
aparentemente inexorable; con espacios reducidos de comprensibilidad y con
márgenes muy reducidos de curación, con una evolución clínica que, cada vez con más
frecuencia, parece calcada de la de la forma hebefrénica o hebefreno-catatónica.

Esta distinción, que nosotros hemos resumido y concretado de este modo, es, de hecho,
crucial en la historia de la psiquiatría, y débil, desde el punto de vista teórico y nosográfico,
porque la categoría de la comprensibilidad tiene bien poco de objetivo y porque la posibilidad
de entrecruzar en la misma historia manifestaciones que se refieren a uno u otro tipo de
discurso, sobreponiéndolas de formas diversas, vuelve ulteriormente complejo el problema
planteado por Bleuler. Es importante, sin embargo, desde el punto de vista de la clínica, por su
capacidad para señalar la diversidad entre dos condiciones morbosas que no es en absoluto
útil considerarlas juntas, como señalaron Claude en Francia, Freud en Viena, Sullivan en los
Estados Unidos y tantos otros en todo el mundo: proponiendo la necesidad de diferenciar en
concreto la demencia precoz de las esquizomanías (Claude), los delirios histéricos (Freud), las
esquizofrenias (Sullivan), y esto precisamente en razón de que los trastornos caracterizados
por la posibilidad de ser “comprendidos” mediante un análisis de tipo psicológico presentan
una distinta evolución a lo largo del tiempo 7, como ha vuelto a proponer recientemente Crow,
al distinguir los esquizofrénicos de tipo 1 de los de tipo 2, sobre la base de una análisis de las
alteraciones anatomopatológicas puestas de manifiesto con sofisticada metodología “en vivo”
y verificando una correlación muy alta entre la presencia e estas alteraciones y la evolución de
tipo hebefrénico o hebefreno-catatónico”.

En consecuencia, tenemos un dualismo nosográfico como convicción difusa entre los autores
que se han ocupado de dicho argumento, lo que permite contemplar la posibilidad, que sin
embargo es sólo reciente, de proponer una explicación aceptable de la confusión a la que nos
llevan las situaciones en las que las formas clínicas se superponen, mediante la utilización del
concepto de Sullivan relativo a los niveles de individuación y a las fases del ciclo vital en las que
el proceso se pone en marcha 8.

7
Un amplia bibliografía para una reconstrucción minuciosa de estos trabajos se puede encontrar en L. Cancrini, N.
Ciani, Schizofrenia: dalla personalità alla malattia, Roma, Il Pensiero Scientifico, 1969. Por lo que hace referencia a
Freud, se puede reflexionar especialmente sobre el delirio del joven arqueólogo enamorado de Gradiva, y sobre
las analogías entre el sueño y el estado delirante agudo trazadas por Freud en este famoso ensayo.
8
Llegados a este punto, el problema que surge es muy complejo. Efectivamente, el origen orgánico de la
demencia precoz no es demostrable con investigaciones efectuadas después, es decir, cuando la
enfermedad ha evolucionado en el tiempo, y a los pacientes se les ha sometido a prolongados y
pesados tratamientos, capaces de modificar su sistema nervioso central. Por otra parte, es también
posible, en estos casos, que el trastorno ansioso repercuta en el cuerpo (hipótesis que ya planteó Jung
cuando habló de “trastorno psicosomático” precisamente a propósito de esto). Sobre la distinción

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Capítulo II - El área de la desvinculación y de las psicosis

ESQUEMA 3. LA DESVINCULACIÓN: TABLA DE LAS CORRESPONDENCIAS N.1.

Emergencia subjetiva:
diagnóstico psiquiátrico Patologías
Fase del ciclo vital Localización
en la esfera del paciente correlacionadas
designado

A. La desvinculación es Formas “evolutivas” de El hijo en fase de Pseudomutualidad de


imposible: mucho antes del síndrome disociativo: individuación y de estructuras límite
tiempo en que ésta se da esquizofrenias desvinculación establecidas en el plano
normalmente, los jóvenes “verdaderas” en el de los padres: dificultad
han mostrado ya sentido de Wynne (véase de organización del joven
evidentes dificultades en la apart. 2.8) y de los adulto y dificultad del
fase de individuación y ha autores que hablan de la joven adulto en relación a
empezado a cerrarse toda necesidad de distinguir uno o más miembros de la
posibilidad de llegar a ella dos tipos de enfermedad fratria.
de una manera que les disociativa (variante
permite realizarla. hebefrénica en el sentido
de Sullivan, véase texto)

B. La desvinculación es Formas de síndrome El hijo en fase de Conflicto abierto en


inaceptable: la familia no paranoide en el sentido desvinculación u otro situación de impasse en el
consigue hacer frente a un de Wynne (véase apart. miembro de la fratria; plano de los padres si el
hecho que marca, en el 2.8): esquizofrenias más raramente uno de los paciente designado es
contexto propio de la “catatónicas” en el padres. uno de los hijos, dificultad
familia, la emancipación sentido de Sullivan. del joven adulto en
afectiva de un hijo: la relación con otros
desvinculación no se miembros de la fratria.
produce o se produce
durante breves periodos y
en sectores limitados.

C. La desvinculación es Crisis de tipo Trastorno difundido.


aparente: se presenta de esquizoafectivo: crisis Posible circularidad de
una manera incompleta y maníacas y depresivas episodios distímicos entre
parcial, con retornos formas graves de uno de los hijos y uno de
imprevistos hacia atrás o anorexia mental y de los padres
con graves limitaciones de toxicomanía de tipo C. (pseudoherencia del
la persona. trastorno cíclico, véase
texto).

D. La desvinculación se Trastorno psicótico de la Habitualmente difundido Trastorno habitualmente


determina en torno a un personalidad: esquizoide a varios miembros de la difundido (véase texto)
compromiso es decir, o límite con posibles familia.
mediante la asunción de un complicaciones del tipo
proyecto que no pertenece “brote psicótico”, forma
al sujeto, sino a la familia. menos grave de
toxicomanía de tipo C o
anorexia verdadera
(véase también
desarrollo paranoico).

entre esquizofrenias tipo 1 y 2, véase T.J. Crow, “The Two Syndrome Concept: Origin and Current
Status, en Schizophenia Bulletin, 11, 1985, págs. 471-485.

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