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Bibliologia
IC. Revelación
2C. Inspiración
3C. Infalibilidad
4C. Canonicidad
Los sesenta y seis libros de la Escritura son doctrina ya que estos proveen la
ley de Dios para la fe y la vida. El proceso de canonicidad concierne el
reconocimiento de la iglesia, del origen y la autoridad de los sesenta y seis
libros de la escritura. Ella, así como la comunidad redimida de aquellos que
tienen una fe genuina en Jesucristo, está calificada para esta tarea. Es
importante notar, sin embargo, que ella no determinó cuales libros eran
canónicos, sino solamente reconoció aquellos libros que eran canónicos; la
escritura se autentiza a si misma. En el caso del Antiguo Testamento,
generalmente hablando, ella lo recibió como la Biblia autoritativa de su Señor y
sus apósteles, es decir, el mensaje profético de Dios que era ahora satisfecho
en y a través de Cristo. En el caso del Nuevo testamento, la iglesia, al aplicar
varias pruebas como la apostolicidad (¿fue escrita por un apóstol o autenticada
por un apóstol?), universalidad (¿fue ampliamente leída y aceptada?), y
carácter (suficientemente espiritual, dirigida a la santidad, contenido doctrinal
en acordancia con otros apóstoles) reconoció cuales libros eran “del Señor” y
cuales no lo eran, aunque el proceso de ningún modo fue terminado en el fin
del primer siglo. En 367 D.C, en la trigésima novena Carta Pascual de
Athanasius, encontramos una lista de 27 libros del NT que ahora tenemos. Esta
lista fue aceptada por las iglesias al este del Mediterráneo mientras que las
iglesias del oeste eventualmente aceptaron la misma lista aproximadamente 30
años después, en 397 D.C., en el Concilio de Cartago. Indudablemente hay
muchas razones las cuales impulsaron a los primeros cristianos a preservar los
escritos de los apóstoles, pero tal vez el fallecimiento de los apóstoles así como
el desarrollo de las herejías, fueron dos de las mas significantes razones vistas
negativamente. Protestantes y Católicos desde la añadidura de el Apócrifo en
el Concilio de Trento (1545-63 D.C). Cualquiera que haya leído estos libros los
encontrará espiritualmente alentadores, tanto como es la lectura de gran
literatura Cristiana, pero no deben ser considerados a la par con
5C. Iluminación
6C. Interpretación
Jesús enseño que su muerte no fue un accidente, sino un plan decretado o pre-
ordenado de Dios. En Lucas 22:22 el dice: “el hijo del hombre se encamina de
acuerdo a lo que se determinó” (ho„rismenon). Pedro dice, en torno a la
crucifixión y la intervención de la personas en esta, que Jesús les fué
entregado por “El propósito y precognición” (ho„rismene„ boule„ kaiprogno„sei tou
theou). No obstante en ninguno de estos casos las personas o sus acciones son
minimizadas ni son trivializadas las consecuencias morales o espirituales.
Jesús dice “gran pena” para la persona que lo traiciona y Pedro se refiere a los
hombres como “malvados”. En resumen, la iglesia antigua implicaba a
Herodes, Poncio Pilato, los Judíos, los Gentiles en este horrible acto,
declarando que habían hecho lo que “la mano de Dios y voluntad determinaron
con anterioridad que debía suceder” (he„ cheir sou kai he„ boule„ sou proorisen
genesthai).
La discusión acerca del orden de los decretos tiene una importancia teológica,
pero no se puede mantener aquí. Aquellos que alegan que Dios decretó
primero crear, después permitir la caída, después salvar algunos y condenar
otros, después proveer un redentor, etc., se les refiere como infralapsarianos y
constituirían la mayoría de los calvinistas. Aquellos que alegan que Dios
primero decretó salvar a los elegidos y condenar a los no-elegidos, después
crear a los elegidos y no-elegidos, y después permitir la caída y finalmente
proveer un redentor, se les refiere como supralapsarianos.
2
Anselmo no estaba discutiendo por el discutir en si, sino por la existencia de
Dios desde la idea del "ser'." En su Proslogion (1079) el solo estaba meditando
y alabando a Dios por su grandeza. Parte de su grandeza es que el
necesariamente existe, al menos hasta donde Anselmo le concierne.
3
Existen varias dificultades en establecer el significado propio del nombre de
Yahweh. Intentos por descubrir su significado de acuerdo a la filología
comparativa son tenues en el mejor de los casos, inclusive con la examinación
de su raíz verbal. Su uso en Éxodos 3:14 ha sido generalmente sostenido
basándose en la existencia independientemente propia de Dios, o al menos, en
Aquel que ha permanecido con la nación de Israel desde los patriarcas.
3B. Cristología
Cristología (del Griego christos que significa “el elegido” ó Cristo) se refiere al
estudio acerca de Cristo. Esto incluye tales temas como la preexistencia y la
eternalidad de Cristo, profecías del AT acerca de Cristo, la humanidad de
Cristo, divinidad, y encarnación, así como también el asunto acerca de sus
tentaciones y su falta de pecado, su muerte, resurrección, ascensión y
exaltación, su regreso, su triple oficio, y sus estados.
Hay varias líneas de evidencia en las Escrituras que convergen para probar
desde una perspectiva Bíblica que Jesús era verdadera y completamente
humano. Jesús tenía nombres humanos (es decir, Jesús Hijo de David), fué
experimentado por otros como un ser humano (Juan 9:16), tenía un cuerpo (1
Juan 1:1), habló lenguajes normales humanos, se refirió a sí mismo como
hombre (Juan 8:40); otros se refirieron a el como hombre (Hechos 3:22);
experimentó la vida como un ser humano (Lucas 2:52), incluyendo tales
limitaciones como el hambre (mat 4:2), sed (Juan 19:28), cansancio (Juan 4:6),
tristeza intensa y angustia (Juan 11:35; Lucas 13: 34-35), e ignorancia (Marcos
13:32); el tuvo una alma humana (Mateo 23:46), y murió (Hebreos 2: 14-15).
Hay varias líneas de evidencia en las Escrituras que convergen para probar
que los escritores Bíblicos se refirieron a Jesús como hombre, pero como más
que humano también. Ellos lo consideraban divino. Juan dice que Jesús era
divino ó Dios (Juan 1:1). Pablo dice que el es la mismísima forma de Dios (Filip
2:6) así también como nuestro gran Dios y salvador (Tito 2:13). A Jesús se le
refiere como Señor (Mateo 2:43-45) también como el Rey de Reyes (una
designación que un Judío como Juan solo se la daría a Dios mismo—Apocal
19:16). Él hace los trabajos de Dios, incluyendo el crear (Juan 1:3; Col. 1:15-
20), el sostener (Hebreos 1:3-4), el salvar (Mateo 1:23), el levantar a los
muertos (Juan 5:25); el juzgar (Juan 5:27), el mandar al Espíritu Santo (un
trabajo designado al padre también; ver Juan 14:26; 15:26), el crear de su
iglesia (Mateo 16:18). Él acepta. Como Dios mismo lo hace, la adoración de la
humanidad (Mateo 14:33) y de los ángeles (Hebreros 1:6) y algún dia todos los
hombres se hincarán ante el (algo que solo Dios acepta; Fil 2:10, Isa 45:23).
Jesucristo nació de la Virgen María (Mateo 1:23; Gal 4:4) realizándose así la
profecía de Isaías (Isa 7:14). Desde un punto de vista más teológico, Juan dice
que la Palabra eterna y divina se hizo carne y que por lo tanto Dios habitó entre
nosotros (Juan 1:1, 14). La doctrina de la encarnación significa que la Segunda
persona de la Trinidad tomó forma humana. Jesucristo es al mismo tiempo una
irreducta deidad y unas humanidades perfectas; ambas unidas por siempre y
sin confusión de atributos. Una persona, dos naturalezas (divina/humana).
Los cuatro evangelios registran la muerte de Cristo (bajo Poncio Pilato) la cual
es interpretada anticipadamente por Cristo mismo como una muerte por el
perdón de los pecados, el establecimiento de una nueva Alianza, y la derrota
de Satanás (Lucas 22:15-20; Juan 12:31; 16:11). La médula de la enseñanza
de Cristo en esta cuestión se convirtió en la enseñanza oficial de los apóstoles
(de acuerdo con aseveraciones del AT en tal cuestión). Hablaremos más
acerca de la interpretación correcta de la muerte de Cristo cuando discutamos
la doctrina de la salvación. Es suficiente por ahora el entender que la evidencia
respaldando su muerte por crucifixión es abrumadora.
No hay, sin embargo, alguna razón a priori para rechazar la resurrección tal y
como se describe en las escrituras. Es usualmente el punto de vista de uno lo
que excluye si las resurrecciones pasan o no. De cualquier manera, la tumba
vacía, los testimonios de los testigos, la transformación de las vidas de los
antagonistas tales como Santiago y Pablo, la existencia de la iglesia, la
inhabilidad de los lideres Judíos para refutar la resurrección y las afirmaciones
de los apóstoles, la fecha temprana y el carácter sólido de la afirmación de la
resurrección (1 Cor 15:3-4), así también como el carácter sólido de la evidencia
circundando la existencia de Jesús, ministerio, muerte por crucifixión, y el
entierro. La explicación que posee el más grande poder explicatorio y la más
plausible es que Jesús de Nazaret realmente se levantó de los muertos y se
apareció a mucha gente. Su cuerpo fue un cuerpo realmente corporal hecho
para una existencia espiritual y no fue sujeto ya más a la muerte y limitaciones.
Mientras que en la iglesia de los primeros días los padres hablaron acerca de
los diferentes oficios de Cristo, fue John Calvin en sus Institutos (2.15) quien
sistematizó la idea de triplicidad del oficio de Cristo: (1) Profeta; (2) Sacerdote,
y (3) Rey.
Cristo Jesús también funcionó como sacerdote. Mientras que el profeta era
representativo de Dios para la gente, el sacerdote es representativo de la gente
para Dios. Pero en contraste con los sacerdotes de la orden Levítica, Jesús no
ofreció ningún animal de sacrificio por nuestros pecados, se ofreció a si mismo,
un cordero sin mancha de valor eterno. Como sacerdote el ha entrado en el
sagrario, no hacia esa copia terrenal del templo, sino a un lugar divino y es
capaz de dirigirnos, en consecuencia, en la presencia de Dios—una función
distintivamente sacerdotal. Él no entra en el sagrario solamente una vez al año,
sino que vive en ese lugar por siempre. Finalmente, tanto como la carta a los
Romanos 8:34 asi como la carta a los Hebreos 7:25 nos enseña que su oficio
sacerdotal continúa inclusive ahora cuando el “por siempre vive para hacer la
intercesión por nosotros” en nuestra debilidad!
Finalmente, Cristo Jesús llevo a cabo su oficio como Rey. Pero en contraste
con los mas grandes reyes Israelitas, por ejemplo, David, Cristo gobierna sobre
el mundo entero, ciertamente el universo, incluyendo la iglesia (Ef 1:20-23). Él
es el Rey perfecto quien gobierna con sabiduría, atentamente y con autoridad
final y justicia (Salmo 2:8-9). Por lo tanto, el gobierna como Dios-hombre sobre
el cosmos entero y cuando regrese el se encargará en definitiva contra todas
las barreras y e impedimentos en su reino inmitigable. En ese tiempo a el se le
llamará “el Rey de Reyes” (Rev 19:16).
4
Ver S. M. Smith, “Kenosis, Kenotic Theology,” en el Evangelical Dictionary of
Theology, ed. Walter A. Elwell (Grand Rapids: Baker, 1984), 600-602. Estas
teorias especulativas de la encarnación tienen poco que ver con la exégesis de
Filipenses 2:7. Ver también B. E. Foster, “Kenoticism,” en New Dictionary of
Theology, ed. Sinclair B. Ferguson, David F. Wright, y J. I. Packer (Downers
Grove, IL: InterVarsity, 1988), 364.
5
Esta sección en Filipenses (es decir, 2:6-11) probablemente pudo haber sido
un himno antiguo. Esto también nos debe prevenir de sacar conclusiones
teológicas de estas afirmaciones ya que no son teología razonada per se, mas
bien, el llanto adorador del corazón hacia Dios—la teología del cual era
indudablemente bien conocida en la(s) comunidad(es) en las cuales tuvo su
expresión, pero que en algún grado están perdidas hoy en día.
6
Ver Gary Habermas, “Resurrection of Christ,” en el Evangelical Dictionary of
Theology, ed. Walter A. Elwell (Grand Rapids: Baker, 1984), 938-41.
7
Ver Wayne A. Grudem, “States of Jesus Christ,” en Evangelical Dictionary of
Theology, ed. Walter A. Elwell (Grand Rapids: Baker, 1984), 1052-54; Louis
Berkhof, Systematic Theology, 2nd rev. ed. (Grand Rapids: Eerdmans, 1941),
331-355.
4B. Neumatología
El termino neumatología viene de dos palabras Griegas, a saber, neuma que significa
“viento,” “aliento,” ó “espíritu” (usada para el Espíritu Santo) y logos que significa
“palabra,” “materia,” o “cosa.” En el estudio de la teología Cristiana sistemática,
“neumatología” se refiere al estudio de la doctrina del Espíritu Santo. Generalmente
esto incluye temas más pequeños como son la personalidad del Espíritu, la deidad del
Espíritu, y el trabajo del Espíritu a través de las Escrituras.
Es importante, entonces, ver que dicen las Escrituras acerca de su identidad personal,
es decir, es el Espíritu Santo realmente una persona, aunque divina Esto ocurre
especialmente en esta cultura que se mueve cada vez más hacia un pensamiento de
tipo “Nueva Era” y hacia el panteísmo. El Espíritu Santo no es un “dios” dentro de ti al
cual obtenemos mediante nuestra propia naturaleza ni es él algún tipo de fuerza o
sentimiento amorfo.
En Mateo 3:16 (ver también, Marcos 1:10; Lucas 3:22; Juan 1:32) el texto se refiere al
Espíritu descendiendo del cielo como una paloma. El símbolo de la “paloma”
probablemente represente el principio de una era de bendición y el fin del juicio o tal
vez simbolice el principio de una nueva creación a través de la obra del prometido,
facultado por el Espíritu, mesías Davídico.
Otra metáfora para el Espíritu es vestimenta (Hechos 1:8). La idea concierne el ser
vestido por otra persona por lo cual uno es caracterizado por este nuevo ropaje. En el
caso del Espíritu, se refiere a su regalo de poder para nosotros para que podamos
predicar el evangelio al mundo entero.
El Espíritu se encontró con cierta genta para impartir sabiduría y habilidades prácticas,
fuerza y capacidad. Él hizo esto durante la construcción del tabernáculo, la arca de la
alianza, y todo el moblaje del tabernáculo (Éxodo 31:1-11). Él también era la fuerza y la
guía detrás de la construcción del templo (Zac 4:6).
El Espíritu también tuvo que ver con la administración de la nación de Israel al dar
regalos de administración y sabiduría (Gen 41:38; Num 11:25; Deut 34:9). Él también
levantó líderes nacionales durante el periodo dismal de los Jueces. Él dio fuerza, valor,
capacidad en la guerra y habilidades de liderazgo a varias personas (Jueces 3:10; 6:34;
14:19). Mas tarde el ungió a Saúl, David y Salomón para liderazgo al darles fuerza y
habilidad de profecía, pero en el caso de Saúl, por su desobediencia, el Espíritu
subsecuentemente se retiró de él. (1 Sam 10:10; 16:13).
Hay varios puntos que se pueden derivar de la narrativa del Génesis con respecto a la
creación del hombre (Génesis 1-2). Estas ideas se desarrollan y expanden en el resto
de las Escrituras. Primero, el origen del hombre no se encuentra en la evolución, sino
en la mente de Dios. El Hombre no fue una ocurrencia irrelevante de algún tipo, sino
fue creado con propósito, plan, y previsión de Dios. En Génesis 1:26 Dios dice
“hagamos al hombre…” Segundo, el hombre tiene un lugar particular en la creación
como una culminación de su obra. Estamos hechos en la imagen de Dios. Nada más,
incluyendo a los ángeles, se dice que esté hecho a la imagen de dios. Por lo cual
somos, en este sentido, únicos en el orden creado, dándonos como resultado un
privilegio y una responsabilidad (ver Gen 3). Conjuntamente los hombres y mujeres
reflejan la imagen de Dios. Más de esto en un minuto. Tercero, llevamos una relación
especial con Dios. En nuestra creación original, viniendo de la mano de Dios, somos
benditos, honestos, y perfectos y no hay ninguna hostilidad entre Dios y nosotros.
Cuarto, tenemos cierto rol en la creación. Fuimos creados para gobernar sobre la tierra
creada de Dios, esto es, para tener dominio sobre ella. Quinto, el hombre fue creado en
lo que aparece ser un hecho instantáneo de Dios trayendo en unión aspectos
materiales y el “aliento de la vida.” Hablaremos de esto en un minuto, pero es suficiente
decir que no fuimos tomados de ningún animal que previamente existía. De acuerdo a
Génesis 2:7, nuestra creación dio pie a la naturaleza dual de nuestra experiencia ya
que nos relacionamos tanto en una dirección espiritual como en una dirección material.
Muchos teólogos Cristianos prefieren una perspectiva tricótoma del hombre, que el es
cuerpo, alma y espíritu, donde cada término se refiere a substancias separadas. Esta
perspectiva ha sido frecuentemente propuesta en base de pasajes como 1 Tesal 5:23,
Heb 4:12 y Cor 14:14. El problema principal con esta perspectiva, y la razón de que ya
no se le reciba bien, es el casi reconocimiento universal de que la Biblia usa “alma” y
“espíritu” intercambiadamente (Lucas 1:46-47; Juan 12:27; 13:21). Más aún, Marcos
12:30 enlista cuatro aspectos del hombre: corazón, alma, mente, fuerza. ¿Debemos
tomar cada uno de estos como constitución de una substancia diferente? Ese no fue lo
que Jesús dijo, ni tampoco esta en la Carta de Pablo en 1 Tesal 5:23. El punto en 1
Tesal 5:23 y Hebreos 4:12, no es informar a los Cristianos en cuanto a las substancias
precisas que forman su naturaleza inmaterial, sino más bien que la santificación debe
abarcar a la persona en su totalidad.
Finalmente, dada nuestra cultura actual, es necesario notar que cuando argumentamos
acerca de un aspecto inmaterial en el ser del hombre, usando términos como alma y
espíritu, no estamos diciendo como tantos lo han hecho en movimientos de la Nueva
Era, que todos poseemos a “dios” en nosotros. Lo que decimos es que hay más en
nosotros que solamente materia; también que somos seres espiritualmente orientados,
creados en imagen de Dios (pero no que somos “dioses” en cualquier sentido).
4C. La Caída del Hombre y la Imagen de Dios
Génesis 3 nos describe uno de los puntos mas diabólicos y tristes de nuestra historia
temprana. Adam había sido ordenado por Dios el no comer del fruto del árbol que
estaba en el centro del jardín. La orden fue concisa, pero clara, y la consecuencia de
esta desobediencia fue enfáticamente delineada: “ciertamente deberás morir” (Gen
2:16-17). Pero con la entrada de la Serpiente, quien nos damos cuanta ahora que era
el mismo Satán (2 Cor 11:3), vino la entrada del engaño y de la argucia. Él era mas
astuto que cualquier otro animal salvaje que Dios había creado, y le dijo a la mujer
(Gen 3:1). Bueno, ya saben el resto de la historia: Comimos de la fruta prohibida,
morimos espiritualmente (algo que el Diablo olvidó [descuidó?] mencionar), fuimos
inmediatamente juzgados por Dios (Gen 3:6-19), muerte por asesinato vino casi
instantáneamente (Gen 4), y eventualmente morimos físicamente (ver “y después el
murió,” Gen 5). De nuestros primeros padres recibimos la culpa de pecado así como
también una naturaleza corrupta (Rom 5:12-21).
Por lo tanto, el pecado es de naturaleza ética y tiene como idea principal la idea de la
autonomía y la rebelión. Es ético de naturaleza, no ontológico; no es una privación de
algún tipo. Inclusive después de la caída, el hombre aún tiene todas las facultades con
las que fue creado, pero su naturaleza moral está retorcida por el pecado. Hay muchos
términos en el Antiguo Testamento que varían la idea del pecado de alguna forma.
Estos incluyen chata (“errar el tiro,” Éxodo 20:20; 522x); (2) ra (“malo” o “ruin,” Gen
38:7 444x), and (3) taah (“irse sin dirección,” Num 15:22). En el Nuevo Testamento hay
varios términos también. Algunos de los más importantes y más frecuentemente
usados incluyen: 1) hamartano (“errar el tiro,” Rom 5:12; 225+ veces); kakos
(“enfermedad” o “inmundicia moral”); (3) poneros (“maldad moral,” Heb 3:12); (4)
anomos (“anarquía,” 1 Juan 3:4).
No debería haber duda alguna entre los cristianos con respecto a las enseñanzas
bíblicas respecto a que todos los hombres son pecaminosos, aunque sea obviamente
verdadero que no todos los hombres han expresado o vayan a expresar su
pecaminosidad al mismo grado. Pero como nuestros primeros padres nos pasaron el
pecado a nosotros? Si es verdad que el pecado entró a la raza humana a través del
pecado de Adán, como fue transmitida a su descendencia y por eso a la humanidad en
su totalidad, dado que todos descendemos de un mismo hombre (ver Hechos 17:26)?
Algunos sostienen que no hay ninguna conexión entre el pecado de Adán y Eva y el
pecado de cada miembro de la raza humana; sino que, cada persona, tal vez siguiendo
el ejemplo de Adán, voluntariamente elije, por si mismo(a), pecar y corromper la
voluntad de Dios. Pero esta interpretación, mientras que tal vez concuerda, al menos
formalmente, con la idea de que “todos hemos pecado” (Rom 5:12), no justifica la
enseñanza de Pablo en Romanos 5:12-21. ya que ahí dice, al menos cinco veces, que
el pecado entró a la raza humana a través de un hombre (transgresión) y que toda la
raza humana fue afectada—no al pecar por si mismos, sino más bien a través del
pecado de Adán.
Por esto, hay una conexión directa entre el pecado de Adán y la caída de la raza
entera. Algunos dicen que esta conexión es realística mientras que otros debaten
basándose en líneas legales. El primer grupo sostiene que la raza en su totalidad
estaba originalmente presente en Adán y por esto todos pecaron cuando él pecó. Esto
parece hacer justicia al argumento de que “todos aquellos que pecaron” en
Romanos5:12 y es consistente con el paralelo con Abraham/Levi/Melquisedec en
Hebreos 7:10, pero el significado de “todos pecaron” debe ser mas determinado de
acuerdo con el primer énfasis puesto en Romanos 5:12-21 donde el pecado de Adán
parece ser la causa directa del pecado; ningún mecanismo mediador aparece en la
perspectiva de Romanos 5:12-21.
Tal vez la mejor perspectiva es entender a Adán como la cabecera central de la raza
humana y como tal su pecado fue imputado (es decir, cargado a nuestra cuenta) a
nosotros con el resultado de que las personas son legalmente culpables. Esto parece
hacer sentido en vista de lo que se expresa en Romanos 5:12-21. De nuevo, alrededor
de cinco veces la frase(o algo similar) “pues por la desobediencia de un solo hombre
muchos fueron hechos pecadores,” aparece en el párrafo.
Ahora, algunos se han opuesto a esta doctrina en base a que somos culpados por algo
que no hicimos. Esto se puede responder de varias maneras, pero finalmente debe ser
comprendido que todos los hombres, incluyéndonos a usted y a mi, somos pecadores y
seremos juzgados por nuestro pecado. Fue justo que Cristo muriera por nosotros para
que escapáramos la ira de Dios? Es justo que Dios nos atribuya la rectitud de Cristo
cuando nosotros simplemente creemos en Su Hijo? Si el asunto fuera acerca de lo que
es justo, visto humanamente, quién de nosotros podría permanecer en Su presencia?
No solo estamos en un estado de culpabilidad ante Dios, también recibimos al nacer
una naturaleza pecaminosa y por lo tanto estamos contaminados por el pecado
también. Y no es que algunas partes de nosotros hayan caído, sino que nuestra
persona en su totalidad, cada parte de nosotros, ha caído y se ha esclavizado al
pecado. Esto también es el resultado del pecado de Adán. Nosotros probamos el hecho
de que tenemos una naturaleza pecaminosa todos los días (ver Gal 5:19-21). La
negación del pecado, neurosis, alejamiento de nuestros seres queridos, enemigos en
nuestro lugar de trabajo, inhabilidad de amar y recibir amor de otros, mentir, hurto,
trampa, y una gama de otros pecados nos mortifican diariamente.
La muerte espiritual, la muerte física, y la muerte eterna son todos castigos por cometer
pecado, así como ciertos sufrimientos en ésta vida. Pero más allá de esta pregunta, la
muerte eterna es el castigo más grave imaginable por cometer pecado. En este caso,
Dios le hace imposible al pecador que muere separado de la misericordia de Cristo de
poder reconciliarse con Él. El tormento será su suerte eterna; serán eternamente
separados de Dios, “negados por siempre de la presencia de Dios,” como Pable dice
en 2 Tesal 1:8-9 (ver Mateo 25:41,46).
El pecado siempre tiene consecuencias para la vida presente así como para la
siguiente vida. El cristiano no puede escapar de ciertas consecuencias del pecado en
esta vida o del juicio por el pecado en la siguiente, pero este juicio no cancela su
salvación. Él estará con el Señor por siempre, pero esto sí afecta la naturaleza de su
recompensa.
8
Algunos letrados se inclinan por la identidad personal del Espíritu al notar que en
Efesios 1:14 el pronombre relativo “quien” es masculino en el texto Griego y no como
una esperada neutralidad (es decir, que acuerde con “pneuma”). Pero hay una difícil
variante textual, es decir, el pronombre relativo neutral, ya que es muy difícil determinar
con gran confianza cual era el original. El punto es que no se debe poner mucho interés
en este pasaje. También, algunos sostienen que el pronombre demonstrativo en Juan
16:14 es masculino y se refiere de nuevo al “espíritu” en 16:13. El pronombre
masculino, entonces, usado en referencia al Espíritu, demuestra su identidad personal.
Este argumento, también, es precario en el mejor de los casos.
9
Ver Donald A. Hagner, Matthew 1-13, Word Biblical Commentary, ed. David A.
Hubbard y Glenn W. Barker, vol. 33a (Dallas: Word, 1993), en loc.
10
BAGD, s.v. ajrrabwn.
11
BAGD, s.v. sfragivzw.
12
Otros sostienen que “aceite” es un tipo de símbolo usado para el Espíritu Santo en el
Antiguo Testamento. Representa el poder, la puruficación, y la obra iluminadora de
Espíritu. Ver Paul Enns, The Moody Handbook of Theology (Chicago: Moody Press,
1989).
13
Ver Millard J. Erickson, Christian Theology (Grand Rapids: Baker, 1985), 867.
14
Este resumen acerca de la obra del Espíritu Santo en el AT se basa fuertemente en
el obra de Erickson, Christian Theology, 866-69. Ver también Louis Berkhof, Systematic
Theology, 4th ed. (Grand Rapids: Eerdmans, 1941), 95-99; y especialmente James I.
Packer, “Holy Spirit,” en el New Dictionary of Theology, ed. Sinclair B. Ferguson, David
F. Wright, y J. I. Packer (Downers Grove, IL: InterVarsity, 1988), 316-19.
15
Ver Buist M. Fanning, “A Theology of Peter and Jude,” A Biblical Theology of the New
Testament, ed. Roy B. Zuck y Darrell L. Bock (Chicago: Moody, 1994), 448-50.
16
J. I Packer, Keep in Step with the Spirit (Grand Rapids: Fleming H. Revell, 1984), 49.
17
No estoy sosteniendo ningún tipo de dualismo Gnóstico o Platónico, o algo parecido.
Simplemente estoy diciendo, como C. S. Lewis tuvo la oportunidad de decirlo, que
fuimos hechos para vivir en dos mundos simultáneamente.
6B. Angelología
Aunque hay controversia en cuanto a los ángeles guardianes, parece ser que
Jesús en Mateo 18:10 tal vez esté implicando esto.
Es imposible describir todos los servicios los cuales los ángeles proveen al
Dios darles una orden, pero aquí están algunos que están relacionados con la
salvación, juicio, control providencial de Dios de la historia humana. En
términos de la salvación, los ángeles interpretaron un papel en la llegada,
muerte, y resurrección de Cristo. Ellos dieron este mensaje a María que ella iba
a tener al niño-Cristo (Lucas 1:26-38) y lo proclamaron como Salvador ante los
pastores (Lucas 2:13). Ellos fortalecieron a Cristo durante el periodo de las
tentaciones en el desierto tal como lo fortalecieron en las pruebas de
Getsemaní (Lucas 22:43). También estaban listos a su orden para luchar por el
(Mateo 26:53). Además, rodaron la piedra de su tumba y también proclamaron
su resurrección (Mateo 28:2,6).
El autor de los Hebreos sintetiza el papel de los ángeles en las vidas de los
creyentes en Hebreos 1:14: “No son todos los ángeles espíritus abastecedores
enviados para ayudar a aquellos quienes heredarán la salvación?” Como tal, no
están vitalmente interesados e involucrados en nuestro propio crecimiento
espiritual y la misión que tenemos de tomar el evangelio a los extremos de la
tierra. Ellos, cuando Dios desea, nos fortalecen y hasta nos rescatan de
peligros físicos para que podamos continuar con el trabajo de Dios de predicar
el evangelio (Hechos 12:7; 27:23-24). Están profundamente interesados en la
salvación de los descarriados y se alegran cuando un pecador se arrepiente y
se dirige a Dios (Lucas 15:10). Ciertamente, Felipe fue comisionado por un
ángel para ir y reunirse con el eunuco de Etiopía en el camino desierto para
que este hombre pudiera ser salvado (Hechos 8:26). Los ángeles también se
involucran en cuidar a los creyentes cuando mueren (Lucas 16:22).
A los ángeles también se les usa por el Señor en el juicio de los no creyentes.
Esto se puede ver en el Génesis 19:12-13 cuando los ángeles le dicen a Lot
que salgan de Sodoma; por la orden del Señor y por la maldad de esa ciudad,
estaban preparados para destruirla. Algunas veces infligen castigo (Hechos
22:23) y en el Apocalipsis 8-9, 16 ellos están íntimamente conectados con la
trompeta y el juicio.18 Al final de la era ellos serán los que junten a los injustos
para el enjuiciamiento (Mat 13:41-42).
A Satanás también se le describe como una persona. Pero algunos alegan que
la idea bíblica de Satán y los demonios deben ser desmitificados. Esto es,
Satán y los demonios pertenecen a la perspectiva de los cristianos (aparte de
otros) del primer siglo, pero con el advenimiento de la perspectiva científica,
sabemos mejor. Enfermedades que eran atribuidas a Satán ahora sabemos
que son enfermedades causadas por bacterias y virus microscópicos. El
problema con esta perspectiva es que los cristianos (y otros más) en el primer
siglo no atribuían todas las enfermedades fisiológicas al demonio, solo algunas.
Por lo tanto no eran tan ingenuos como esta perspectiva implica. Además, es
simplemente arrogante, sin mencionar ingenuo, el atestiguar que porque ellos
vivieron entonces y nosotros en la actualidad, sus perspectivas eran infantiles,
aniñadas, e improbables. Tal vez no sabemos todo lo que debíamos saber,
además el paradigma de la ciencia es incapaz de dar un juicio en este tema ya
que la naturaleza de este caso, la realidad de las cosas tratadas no están
situadas dentro de sus métodos de cuestionamiento.
Con respecto a Satán, la Biblia enseña que él es una persona (es decir, que
tiene una personalidad). Es muy astuto (Gen 3:1; 2 Cor 11:3), se enoja cuando
fracasa (Rev 12:17), y ejerce su voluntad en las personas que están
indispuestas a escuchar a la verdad (2 Tim 2:26). Todas estas son funciones
que una persona lleva a cabo y que él, por supuesto, será responsable ante
Dios por todo lo que ha hecho, esté haciendo, y haga (Juan 12:31; Rev 20:10).
Por lo tanto, él será moralmente responsable. Así que él no es solo una fuerza
en la cultura, o maldad o cualquier otra cosa; él es una persona que, aunque no
lo igualemos con la cultura, desempeña una representación perversa en los
eventos culturales y mundiales (1 Juan 5:19). Los demonios también tienen una
personalidad y no son las almas de gente muerta que pecaron lejos de la
gracia salvadora de Cristo.
A Satán se le conoce por muchos títulos los cuales revelan sus intentos de
oponerse a la obra de Dios y de dañar a los santos. Se le conoce como al dios
de esta era—una era caracterizada por el pecado y la oposición a Dios. Él se
opone al evangelio al cubrir las mentes de las personas a la verdad del
evangelio (2 Corintios 4:4). A él se le refiere como el príncipe de este mundo
(Juan 12:31). Por lo tanto en alguna manera el sistema mundial está bajo su
control (1 Juan 5:19). Él es el príncipe de las tinieblas (Efesios 2:2; Col 1:13) y
como tal gobierna sobre los demonios que hacen su voluntad y sobre los
incrédulos, los hijos de la desobediencia, como Pablo dice. Su nombre, el malo
sugiere su propia naturaleza y la naturaleza de su obra entre la gente
promoviendo maldad y oposición a la rectitud y a la verdad. También se le
conoce como (1) un ladrón cruel que viene a robar, matar, y destruir (Juan
10:10); (2) el tentador (1 Tesal 3:5); (3) asesino (Juan 8:44); (4) el padre de las
mentiras (Juan 8:44), y (5) el Gran Dragón que engaña al mundo entero
(Apocal 12:9). Que buenas noticias son que el ministerio de Jesús golpeó el
centro de su poder y ahora es un enemigo derrotado, esperando sentencia. Su
final será en un lago de fuego donde el será atormentado día y noche para
siempre (Apocal 20:10).
5C. Los Demonios como Ángeles Caídos
Por lo que se ha dicho hasta ahora parece indicar que estamos advocando un
tipo de dualismo entre las fuerzas del bien y del mal. Esto no es así. El
demonio y sus ángeles están completamente bajo el control de Dios en todo
respecto. Su último fin será en el lago de fuego prueba esto (Apocal 20:10). En
resumen, su sentencia ha sido asegurada a través de la cruz y la resurrección
de Cristo ya que a través de ese gran evento ha mandado fuera al príncipe de
este mundo (Juan 12:31).
Virtualmente todos los cristianos dirían que tenemos al menos alguna medida
de autoridad sobre el Satanás. Después de todo, podemos resistirlo y no se
nos requiere que nos sometamos a su autoridad (Santiago 4:7). También, hay
veces en las que debemos luchar mano a mano contra Satanás y sus legiones
(Ef 6:12-18). Otros cristianos añaden que podemos, como nuestro Maestro lo
hizo, echar demonios fuera cuando somos confrontados por ellos. Esto también
parece bíblico y ciertamente necesario en veces. Estamos sentados con Cristo
en los cielos y compartimos su reino en el tiempo presente. Esto parece ser el
punto de Pablo en Romanos 16:20—una alusión al Salmo 110:1 y el reino del
mesias.22 El eschaton se ha roto dentro del presente y ahora poseemos la
autoridad en Cristo para superar las obras del demonio.
18
Ver Sydney H. T. Page, Powers of Evil: A Biblical Study of Satan and
Demons (Grand Rapids: Baker, 1995), 255-61.
19
BAGD, s.v. diavbolo". Este nombre se usa en veces usado
intercambiadamente con Satanás (Matt 4; 1, 10; Mark 4:15; Luke 8:12)
20
Vea G. H. Twelftree, “Demon, Devil, Satan,” en Dictionary of Jesus and the
Gospels, ed. Joel B. Green, Scot McKnight, I. Howard Marshall (Downers
Grove, IL: InterVarsity, 1992), 164.
21
El origen preciso de este nombre es muy difícil de determinar.
Probablemente no se le use en conexión con cualquier “personaje” del AT, pero
se le encuentra mas tarde en escritos Judíos posteriores y en Qumran. Parece
indicar a alguien quien se opone a Dios y a sus propósitos.Vea Ralph P. Martin,
2 Corinthians, Word Biblical Commentary, ed. David A. Hubbard y Glenn W.
Barker, vol. 40 (Dallas: Word, 1986), versión electrónica, en loc.
22
El tiempo futuro “aplastará” se refiere al los últimos tiempos cuando Satanás
sea completamente derrotado, pero nótese que igual que antes, también ahora,
nosotros participamos en su derrocamiento. En romanos esto implica la derrota
de su poder en la tentación a causa de la moración del pecado y la muerte
7B. Soteriología
1C. La Naturaleza de la Expiación
A través de la historia de la iglesia varias perspectivas en respecto a la naturaleza de la
expiación han sido propuestas. La perspectiva de la Recapitulación fue propuesta por
Irenaeus (dc. 120-dc. 200). En esta perspectiva Cristo resume toda la humanidad ya
que el pasó a través de todas las etapas de la vida humana, sin sucumbir en la
tentación en cualquier forma, murió, y después se levanto desde los muertos. Los
beneficios de su vida, muerte, y resurrección están disponibles a todos aquellos
quienes participen en Él a través de la fe.
Otra teoría de expiación propuesta por la iglesia antigua—y realmente mantenida como
la perspectiva estándar en la iglesia antigua hasta Anselm—es la perspectiva del
Rescate a Satán. Origen (185-254) fue uno de los proponentes principales de esta
noción que asegura que la muerte de cristo fue un rescate pagado a Satán para
asegurar la liberación de sus rehenes, en otras palabras, hombres y mujeres
pecaminosos. Mientras que estas ideas se utilizan en las Escrituras para referirse a la
expiación (por ejemplo, Marcos 10:45), es probablemente incorrecto incluir en esto la
idea de que un “precio” fue pagado a Satanás, ya que en ninguna parte de las
Escrituras se sugiere una idea tal.
Ambos lados en esta disputa concuerdan que el evangelio puede y debe ser
genuinamente ofrecido a todo hombre, que es suficiente para la salvación de todo
hombre, pero no todos los hombres serán salvados. En el final, sin embargo, parece
ser que la más consistente evidencia sumarizada de las Escrituras es que Cristo murió
solo por los elegidos. De esta forma, él pagó el castigo de los pecados de los elegidos
solamente y la demás gente pagará sus propios pecados en eterna destrucción. En
este plan hay unión en las obras de la Divinidad en que el Padre pre-elige ciertos seres
en el pasado eterno, Cristo muere por ellos en la historia (él no muere por toda la
humanidad, sino sólo por aquellos que el Padre eligió), y el Espíritu aplica esa muerte a
los elegidos y los guarda hasta el día de Cristo. Este es precisamente el panorama
descrito en Efesios 1:3-14 (ver también Juan 17:9). En este caso en particular de
expiación limitada, entonces, el término “mundo” en las Escrituras (por ejemplo, Juan
3:16) no significa todos sin excepción, sino todos sin distinción y el término “comprado”
en 2 Pedro 2:1 no significa “comprado” en una forma salvífica, sino solo que es Dios el
justo dueño de estos hombres aunque ellos nieguen esto por su enseñanza (ver Deut
32:6). ).26
El término “incondicional” aunado con “elección” significa que la opción de Dios no tiene
nada que ver con cualquier merito vislumbrado de cualquier tipo en los objetos de su
elección. Los eligió incondicionalmente; el libremente eligió pecadores inmerecidos por
su amor no porque ellos en alguna forma meriten salvación.
Aquellos que enseñan una “elección incondicional” frecuentemente alegan que Dios
anticipa la fe de una persona y en esa base la elige. En este criterio la precognición es
neutral con respecto a los eventos del futuro. Pero aquí de nuevo tales términos como
yadaà en Hebreo y progino„sko„, en Griego no indican neutralidad, sino una relación
positiva a la cosa conocida (ver 1 Pedro 1:20). 27 Además, esta elección condicional
está seriamente defectuosa, sin embargo, ya que los hombres están muertos en el
pecado e incapaces de creer o de salvarse ellos mismos (Rom 3:9-11; Ef 2:1).
También, en ninguna la parte las Escrituras enseñan que porque el hombre cree, Dios
decide elegirlo. Más bien, es al revés: los hombres creen porque Dios los elige. Desde
el principio hasta el final, las Escrituras son claras en que Dios salva a los hombres y
que ellos, dejados a sus propios recursos, nunca recurrirían a el; ciertamente, ellos no
pueden (Juan 6:65; Hechos 13:48; Rom 9:15-16, 20-22). Tampoco hay alguna
enseñanza alguna en las Escrituras en torno una gracia que prevé que todos los
hombres sean capaces de creer. Aquellos que creen en Cristo, creen por su obra en
sus corazones.
Está también lo que se le llama una llamada especial o efectiva en donde el Espíritu
Santo usa la predicación del evangelio para castigar al pecador y traerlo(a) a la fe.
Aquellos libremente elegidos (es decir, elección incondicional) por Dios reciben este
llamado especial. Un escéptico no puede frustrar la llamada efectiva de Dios en sus
corazones, pero esto no significa que la gente vaya al reino “pateando y gritando” en
contra de su voluntad. Mas bién, su elección es genuina, 29 pero es generada, llevada a
cabo, y traída a fruto por el Espíritu. Vemos este llamado especial en los elegidos en
los Romanos 1:7; 8:30; 11:29;1 Cor 1:9:2 Tim 1:9.
3D. Regeneración
4D. Conversión
La expresión “en Cristo” (y sus derivadas) se usa en el NT para expresar nuestra unión
con Cristo como creyentes. Esto envuelve al rango completo de nuestra salvación de
su concepción en la mente de Dios para su consumación en los nuevos cielos y la
nueva tierra. Nuestra elección fue en “en Cristo” (Ef 1:4) y así también son todos los
beneficios consiguientes, principalmente, nuestro llamado, redención, regeneración,
conversión, justificación, adopción, santificación, y glorificación (Rom 8:29-30, 38-39; 1
Cor 1:30; Juan 15:1-11; 1 Juan 2:5-6). Nuestra experiencia entera presente y futuro
destino está “en Cristo”.
6D. Justificación
7D. Adopción
La adopción se refiere a la decisión de dios de hacernos miembros de su familia y
ofrecernos todos los neficios y estándares (éticos) involucrados en el vivir “bajo su
techo”. Si la justificación trata con mi estatus legal ante Dios como un pecador,
entonces la adopción trata con mi relación familiar con el juez; Yo soy ahora uno de sus
hijos a través de la adopción (Gal 3:26) y el se ha convertido en mi Padre. En textos
distintos—muchos más de los que uno encuentra en el Antiguo Testamento, el Nuevo
Testamento asevera que Dios es nuestro Padre especial a través del evangelio y que
somos sus hijos. Es en este contexto de una nueva relación que recibimos muchas,
grandes bendiciones. Primero, Dios es nuestro Padre, el que a nosotros cuida y a
todas nuestras necesidades. A Él es al que Jesús nos ordenó rezarle, ya que “nuestro
Padre celestial sabe cuales son aún antes de pedírselo” (Mat 6:25-34). Segundo, Él
nos perdona cuando le confesamos nuestros pecados, ya que es tanto como un Padre
que es santo así como alguien quien entiende nuestras debilidades y nos toma de lado
para ayudarnos en tiempos de necesidad (Mat 6:12-14). Tercero, Él nos disciplina y
nos reprende por nuestros pecados para que podamos compartir de su santidad (Heb
12:10). Nos ama tanto que no nos dejará vagabundear por siempre, sino que nos
tomará de vuelta a su lado. Ciertamente, por Su Espíritu nos lleva a experiencias mas
grandiosas de su santidad y esto es esencialmente lo que significa ser un hijo o una
hija de Dios (Rom 8:14). Finalmente, es a través de nuestra relación a Él como hijos
que somos herederos de Cristo, y de Dios, y de todo aquella vida eterna que nos tiene
reservada, incluyendo el sufrimiento de la vida presente (Gal 4:7; Rom 8:17).
También notamos que esta adopción nos lleva a una nueva vida en la familia de Dios. 33
Debemos imitar a nuestro Padre que nos amó con tan grande amor. Debemos
comportarnos como el ejemplo que él nos puso (Ef 5:1; 1 Pedro 1:15-16). A través de la
regeneración somos transformados moralmente y espiritualmente para que podamos
vivir como hijos de Dios y no como esclavos que no conocen a sus amos.
8D. Santificación
La doctrina de la santificación puede ser dicha en tres tiempos. Con respecto al
pasado, se nos ha separado, tanto posicionalmente de pertenecer a Dios como de
servirlo. Fuimos santificados en el momento de la conversión y fuimos declarados
legalmente santos y pertenecientes al Señor (1 Cor 6:11). Con respecto al futuro,
seremos totalmente santificados algún día en nuestros cuerpos glorificados. Entonces
nuestra práctica completamente corresponderá con nuestra posición o nuestro estatus
ante Dios. En el tiempo presente estamos siendo santificados, esto es, cada vez mas
siendo transformados en la imagen del Señor (2 Cor 3:18). Por lo tanto la naturaleza de
la santificación es la transformación; estamos siendo progresivamente conformados en
la imagen del Hijo quién murió por nosotros. Este es el propósito estipulado por Dios
(Rom 8:29).
Entonces el propósito por el cual el Espíritu apunta en nuestras vidas es que seamos
similares a Cristo y a tal grado en que seamos conformados a él, será el grado con el
que seremos santificados. El fruto que debe caracterizar nuestras vidas debe ser el
amor, la alegría, la paz, la paciencia, la bondad, la mansedumbre, la gentileza, la
fidelidad, y auto-control (Gal 5:23-24). La raíz de esta transformación yace en nuestra
co-crucifixión y co-resurección con Cristo (Rom ^:3-4), y el proceso nunca es
completado en esta vida (Fil 3:12-13). Sin embargo, debemos aspirar la perfección (1
Pedro 1:15-16), sabiendo que tal no será el caso hasta que el Salvador venga del cielo
para transformar nuestros cuerpos (Fil 3:20). Hasta entonces, el proceso está teñido
por una lucha en contra del mundo, la carne, y el demonio.
Pasajes tales como Hebreos 6:4-6 frecuentemente han sido usados para negar la
doctrina de la perseverancia de los santos. Pero estos pasajes no enseñan que la
gente puede perder la salvación (ver Heb 6:9). Mas bien, el escritor está haciendo
inferencias basadas en la evidencia (es decir, el comportamiento de la audiencia) que
él ve. Como un buen pastor él advierte a la gente de las consecuencias para aquellos
quienes viven con un desprecio para el sacrificio de Cristo ya sea a sabiendas o por
ignorancia. Él no sabe si cada uno será salvado, solo sabe que si se van a refugiar en
el Judaísmo retirándose de la Cristiandad y la persecución, entonces el autor se
cuestiona si conocen a Cristo y les advierte acerca de las consecuencias eternas de
una vida independiente de Cristo. El meollo del asunto es que estos pasajes “de
advertencia” así llamados, demuestran que uno de las maneras que Dios usa para
proteger a sus santos y permitirles perseverar es la predicación poderosa y su palabra
de amonestación.
Debemos notar que no todo aquel que afirme ser un creyente será salvado. Muchos le
dirán en ese día, “Señor, Señor,” y Él les dirá, “Apártense de mi, ya que nunca les
conocí” (Mat 7:21-23). Por lo tanto solo porque una persona afirma creer en Jesús no
significa que sea así. La doctrina de la eterna seguridad se refiere a aquellos quienes
realmente han renacido y quienes por lo tanto perseveran hasta el fin.
10D. Glorificación
La glorificación es el momento en cual la vida de Dios es marcadamente manifestada
en nosotros cuando recibamos nuestros cuerpos resucitados y seamos perfectamente
adecuados para la existencia en un estado eterno. Habrá una similitud con nuestros
cuerpos mortales y nuestros cuerpos glorificados, como el ejemplo de Jesús después
de su resurrección lo demuestra (por ejemplo, Juan 21:4ff), pero habrá grandes
diferencias entre aquello que fue sembrado en deshonor y aquello que será levantado
en honor (1 Cor 15:35-49). Será un cuerpo similar a su predecesor, como una semilla
es a la planta de en la cual crece. Pero no será marcada en deshonor, desgaste,
debilidad, y sin vida espiritual. En vez, será un cuerpo material, específicamente
ajustado para una experiencia espiritual y será vestido con dignidad, poder y gloria.
Tomará forma en acorde a resurrección del propio cuerpo de Cristo (1 Cor 15:49). En
estos cuerpos glorificados habrá perfecta armonía entre el deseo y la realización en
términos de nuestra obediencia y servicio a nuestro gran rey. Así también en nuestra
experiencia de Dios. Ese día seremos realmente humanos y capaces de adorar y
alabar a Dios en la forma que Él se merece.