Sie sind auf Seite 1von 3

1

COLEGIO MONTEBELLO INSTITUCIÓN EDUCATIVA DISTRITAL


RESOLUCIÓN DE INTEGRACIÓN No. 1721 DE JUNIO DEL 2002
NIT 830.016.596 – 9
GUIA DE TRABAJO N° 1 – PERIODO ACADÉMICO II
ÈTICA Y VALORES - GRADO 7°
Profesor: Lic. Clodomiro Ruedas, P.U.J
TODOS IGUALES EN DIGNIDAD

La dignidad invisible de la vida pertenece a todas las personas sin distinción. Esta igualdad fundamental es la que se define en la
conocida regla de oro de la moral y que el Evangelio recoge en la fórmula: “Traten a los demás como quieren que ellos les traten a
ustedes”. Su formulación negativa dice. “No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”. La igualdad implica reciprocidad: a
ti igual que a mí”. En esta norma básica se fundamenta la moral, que permite las distinciones solo si se hace en beneficio de los más
débiles.

La historia de la humanidad ha estado marcada y guiada por distinciones: ricos y pobres,


nobles y plebeyos, esclavos y libres, indios y mestizos, blancos y negros, hombres y
mujeres. En cambio, el Evangelio invita a la superación de estas barreras hasta conseguir
igual dignidad para todos los seres humanos.

Jesús propone amar a los enemigos y orar por los que persiguen, siguiendo el ejemplo de
Dios que hace salir el sol sobre buenos y malos, y manda lluvia sobre justos e injustos. Una
radicalidad a la que no estamos acostumbrados, pero que es fundamental. Al final del
capítulo tres de la carta a los Gálatas, el apóstol pablo funda la igualdad de todas las
personas en la filiación común: todos somos hijos de Dios; y, por lo tanto, ya no hay
distinción entre judío o no judío, entre esclavo o libre, entre varón o mujer, porque los
bautizados son uno en Cristo Jesús.

DIGNIDAD Y DERECHOS HUMANOS

Los derechos humanos se presentan hoy como una de las vías de acceso a la dignidad de la persona como cauce necesario para la
promoción en la sociedad y la instauración de la justicia y la paz en todos los niveles. La dignidad humana es la piedra angular de toda la
Declaración de Derechos Humanos que comienza con estas palabras: “El reconocimiento de la dignidad inherente a todos los miembros
de la familia humana y de sus derechos iguales e inalienables constituye el fundamento de la libertad, de la justicia y de la paz en el
mundo”.

En el origen de la actual Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) encontramos eco de la Declaración de Independencia de
los Estados Unidos de 1776 y de la Constitución Francesa de 1789. Tras emanciparse de Inglaterra, Jefferson redactó la declaración
estadounidense en la que podía leerse: “Consideramos evidentes por sí mismas las siguientes verdades: todos los hombres han sido
creados iguales: El Creador les ha concedido ciertos derechos inalienables; entre estos derechos se cuentan la vida, la libertad y la
búsqueda de la felicidad. Los gobiernos son establecidos entre los hombres para garantizar esos derechos y su justo poder emana del
consentimiento de los gobernados”.

Pocos años después, la Constitución Francesa redactó su propia declaración. En el artículo primero se dice: “Los hombres nace y viven
libres e iguales bajo las leyes”.

Los humanos nacen de la cultura europea occidental, de indudable matriz cristiana. El cristianismo heredó del judaísmo la convicción de
que el ser humano es imagen de Dios. Los sumos pontífices han expresado en numerosas ocasiones el aprecio de la Iglesia por el gran
valor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

El papa Juan XXII, en una de sus encíclicas, la Pacem in terris, decía: “El bien común consiste hoy, casi exclusivamente, en la
salvaguardia de los derechos y deberes de la persona humana”.

San Juan Pablo II se dirigió en dos ocasiones a la Asamblea General de las Naciones Unidas, en 1979 dijo: “El documento de la
Declaración Universal de Derechos Humanos es una piedra central en el largo y difícil camino del género humano”. En su segunda
intervención, en 1995, recordó que “existen realmente unos derechos humanos universales, enraizados en la naturaleza de la persona,
en los cuales se reflejan las exigencias objetivas e imprescindibles de una ley moral universal”.

En 60° aniversario de la Declaración Universal, el papa Benedicto XVI se dirigió a la Asamblea General de las Naciones Unidas con estas
palabras. “Los derechos humanos son presentados cada vez más como el lenguaje común y el sustrato ético de las relaciones
internacionales. Al mismo tiempo la universalidad, la indivisibilidad y la interdependencia de los derechos humanos sirven como garantía
para la salvaguardia de la dignidad humana”.

DERECHOS HUMANOS Y ÉTICA CRISTIANA

Los derechos humanos tienen su raíz en la dignidad que toda persona tiene por ser imagen y semejanza de Dios. Los cristianos no solo
aceptan la Declaración universal de Derechos Humanos, sino que luchan para que se respete en todas las situaciones. La defensa de los
Derechos Humanos forma parte de la misión de la Iglesia, el papa Benedicto XVI así lo afirmó en el Angelus del domingo 7 de diciembre
de 2008: “Para las poblaciones agotadas por la miseria y el hambre, para las multitudes de prófugos, para cuantos sufren graves y
2

sistemáticas violaciones de sus derechos, la Iglesia se pone como centinela sobre el monte alto de la fe y anuncia: Aquí esta vuestro
Dios. Mirad: Dios, el Señor, llega con fuerza (Is 40 11).

LA VIDA HUMANA, AMENZADA: Principios generales

En el mundo de hoy encontramos serias amenazas contra la vida humana. Teniendo en cuenta lo dicho en los apartados anteriores, se
puede establecer una serie de principios generales que ayudan a responder adecuadamente a esas amenazas:

• “No matarás”. El respeto a la vida humana es el principio más general.

• Más allá de la ley del Talión. El principio del “ojo por ojo y diente por diente” no se puede aplicar porque desencadena una espiral
de violencia y sufrimiento peor que lo que se intenta evitar.

• Se debe procurar las mejores condiciones posibles para el desarrollo de la vida humana. Aunque esté disminuida o deteriorada,
su valor no depende del grado de salud o de “normalidad” que tenga.

• La persona no es dueña absoluta de su vida ni la de los demás. No se puede hacer lo que se quiera con la vida, sino aquello que
sea mejor para su desarrollo y conservación, y también para el conjunto de personas que se relacionan con ella.

• La vida humana comienza en el momento de la concepción. Cuando el espermatozoide fecunda el óvulo, comienza a existir un
nuevo ser humano, distinto del padre y de la madre. Hasta la anidación en útero (unas dos semanas después), puede producirse la
generación, que da lugar a un segundo ser humano, también individualizado, único e irrepetible, aunque con el mismo código
genético. Por tanto, desde la fecundación es una persona humana, con la misma dignidad y derechos que los demás seres humanos.
Es deber de cada persona y de la sociedad garantizar y respetar el derecho a la vida desde la concepción hasta su fin natural.

Actividad de trabajo: Lee detenidamente el texto anterior y responde las siguientes preguntas. Por favor responde pregunta y
respuesta.

1. ¿Cuál es la regla de oro de la moral? ¿Crees que es importante asumir la regla de oro de la moral para mejorar la convivencia social?
2. De acuerdo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos cuál es el fundamento de la libertad, de la justicia y la paz.
3. ¿Según Tomás Jefferson quién le ha concedido derechos a los seres humanos? ¿Qué tiene en común la Constitución Francesa de
1789 y la Declaración de Independencia de los Estados Unidos?
4. ¿Qué heredó el cristianismo de la cultura judía? ¿Qué principios destaca el papa Benedicto XVI de los derechos humanos?
5. ¿Por qué no se puede aplicar la ley del Talión?
6. Lee detenidamente los siguientes artículos de las Declaración Universal de los Derechos humanos y completos en tu cuaderno la
tabla que aparece al final.

Artículo 1: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben
comportarse fraternalmente los unos con los otros.

Artículo 2

1. Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma,
religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
2. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción
dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o
sometido a cualquier otra limitación de soberanía.

Artículo 3: Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.

Artículo 4: Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.

Artículo 5: Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.

Artículo 7: Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual
protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.

Artículo 11

1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley
y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.
2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos según el Derecho nacional o
internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito.

Artículo 12: Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a
su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.

Artículo 13

1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.
3

2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.

Artículo 16

1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión,
a casarse y fundar una familia, y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución
del matrimonio.
2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá contraerse el matrimonio.
3. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.

Artículo 17

1. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.


2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.

Artículo 18: Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de
cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en
público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.

Artículo 19: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de
sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de
expresión.

Artículo 21

1. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos.
2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país.
3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que
habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la
libertad del voto.

Artículo 23

1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la
protección contra el desempleo.
2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una
existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.
4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.

Artículo 24

Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones
periódicas pagadas.

Artículo 25

1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la
alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en
caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias
independientes de su voluntad.
2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de
matrimonio, tienen derecho a igual protección social.

Artículo 26

1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y
fundamental. La instrucción elemental será obligatoria.

Completa un cuadro como el siguiente escribiendo el número del artículo en las casillas correspondientes.

Derecho a la vida y a la Derecho a la seguridad Derecho a la libertad Derecho a la libertad Derecho a la


integridad física de la persona de pensamiento, de de expresión, reunión educación y al trabajo
conciencia y de y asociación
religión

BIBLIOGRAFÍA

A.A.V.V Ver Jesús. Ed: Sm S.A. Bogotá, D.C 2013. Pág. 14 – 17.

Das könnte Ihnen auch gefallen