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CEAD “Profesor Félix Pérez Parrilla” Departamento de Lengua castellana y

El comentario crítico debe ser un nuevo texto tan coherente y cohesivo como
el texto de partida. Por este motivo, la fase de comentario es, en definitiva, una
actividad creadora, una fase de producción. Como la propia denominación indica,
esta actividad tiene como fin la exposición del juicio crítico y razonado sobre el asunto
defendido en el texto de partida. De aquí que la macroestructura del texto ajeno deba
ser el eje vertebrador del nuevo texto. Ahora bien, no siempre se comparten las ideas
ajenas, razón por la cual el comentario crítico funciona como un proceso de aceptación
pero también de refutación. Este doble proceso exige la formulación de las ideas de
quien comenta y la aportación de sus argumentos; por lo tanto, el comentario crítico
nunca debe consistir en una reescritura o repetición simple del texto que se
comenta o, en otras palabras, en tomar el texto de partida como pretexto.

En la fase de exposición del juicio crítico es preciso atenerse a un método de


estructuración que configure el nuevo texto. Como ya sabemos, los textos
argumentativos pueden estructurarse de dos maneras distintas, que, tradicionalmente,
han recibido el nombre de argumentación deductiva y argumentación inductiva. Si en
la elaboración del texto crítico, que ha de seguir, nuevamente, un patrón
argumentativo, se parte de la idea que se va a defender –bien coincida con la del texto
que se comenta, bien se oponga a ella– estamos ante un método deductivo. Si, por el
contrario, se parte de una serie de ideas establecidas como premisas, para llegar a la
conclusión o tesis personal, aplicamos un proceso inductivo. Tanto uno como otro
siguen, por tanto, un orden convencional, que, de acuerdo con la preceptiva clásica, se
articula en tres fases: introducción, cuerpo de la argumentación y conclusión.

Para la elaboración del comentario crítico, además de la estructura, hay que


tener en cuenta toda una serie de recursos no solo de carácter lingüístico sino,
también, de tipo cultural y de naturaleza estilística. Por tanto, esta fase de
producción sigue unas pautas paralelas, aunque en sentido inverso, a las de la
fase de comprensión (Bloques III y IV). Si en esa primera fase se ha captado no
solo la estructuración de las ideas sino también toda la serie de mecanismos utilizados
por el autor del texto, en esta segunda fase, fase de producción, se recrea el modelo,
sin que esto suponga una copia servil del texto que se comenta ni tampoco,
evidentemente, un impedimento para la libre manifestación de la riqueza expresiva y
de la creatividad. Como ya se ha señalado, si el nuevo texto ha de ser tan cohesivo y
coherente como el texto de partida, necesariamente hay que utilizar unos
mecanismos de cohesión que le den forma. Asimismo, el cuerpo de la
argumentación debe dar a conocer el caudal cultural de la persona que comenta: el
conocimiento de otros autores, de otros textos, de otras ideas, etc. Todo ello, junto con
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la aportación de un estilo propio y original, redundará en beneficio del grado de


elaboración del comentario crítico.
Procedimiento.
1.-Iniciaremos el comentario valorando la relevancia y actualidad del tema
que se aborda en el texto.
Según el momento de la producción del texto, pero también según el contexto
en el que se encuentra el lector cuando lo interpreta y juzga, razonaremos si el texto
trata de un asunto actual, si está vigente y si es oportuno. Incluso podremos valorar
si estamos ante un texto oportunista.

El texto puede suscitar el interés de algunos receptores por tratar asuntos


próximos a ellos mismos o porque les resulte atractivo el enfoque o el estilo. En
nuestro comentario intentaremos explicar a qué sector va dirigido en concreto y cómo
puede repercutir en él. Llamamos interés a la conexión intelectual o emocional del
receptor con el texto. La importancia de un asunto depende de su grado de
trascendencia en la comunidad receptora. Así pues, en función de cada receptor del
mensaje, un tema puede tener interés, pero carecer de importancia, y viceversa. Por
ejemplo, un programa del corazón en televisión o una rueda de prensa del portavoz
del Gobierno en la que se informará sobre medidas económicas y fiscales inmediatas.

2.- Una vez que hayamos tratado la relevancia y actualidad del tema, pasamos
a la exposición de la opinión. En este sentido, son varias las posibilidades:

 Si el alumno tiene una opinión contraria o diferente a la manifestada


por el autor en torno al tema del texto, es preciso confrontar
razonadamente ambos pareceres con argumentos que rebaten la tesis
ofrecida por el autor, propuesta de otra alternativa y argumentos que
refrendan esta otra alternativa.
 Si la opinión del alumno no difiere con respecto a la del autor, es
necesario justificarlo, pero evitando la paráfrasis textual como único
medio y recurriendo a argumentos adicionales o razonamientos
aportados por los alumnos.
 En el caso de que los alumnos no se encuentren absolutamente en
contra ni absolutamente a favor de los planteamientos del autor, o bien
haya afirmaciones en el texto con las que se muestran conformes y
otras con las que no, siempre es esencial aportar las razones de uno y
de otro sentir (argumentos adicionales a favor de la tesis del autor y
argumentos que van en contra)
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Todo ese contenido expresado por el alumno tendrá mayor o menor valor
dependiendo de hasta qué punto se respeten los siguientes rasgos:

 Coherencia expositiva
 Adecuada organización del texto
 Sucesión de ideas de forma lógica
 Cohesión expositiva
 Uso apropiado de los procedimientos léxicos
 Correcta estructuración sintáctica de los enunciados
 Uso debido de los conectores y marcadores textuales
 Correcta utilización de los signos de puntuación
 Corrección ortográfica
 Grado de adecuación al registro empleado, para ello es preciso evitar:
 El “tú” generalizador
 El léxico coloquial, vulgar o del argot
 Las palabras baúl y los comodines
 Los anacolutos y otras incorrecciones
 Creatividad y originalidad

Seis errores que debes evitar


1. Es tan censurable una actitud de completa sumisión ante el texto (“si lo
dice un autor tan importante, será verdad”, piensan muchos estudiantes),
como la de creernos en posesión de la verdad y considerar al autor poco
menos que ignorante
2. No debes tomar el texto como pretexto. A menudo vemos cómo ciertos
párrafos en los comentarios hay que tacharlos porque “no vienen a cuento”.
Se intenta estirar el comentario con excursos de tipo general, que tienen
que ver algo con el tema, pero que no contribuyen en nada a iluminar el
texto
3. Debes evitar frases que digan obviedades más propias de un alumno de
enseñanza obligatoria que de Bachillerato. Denotan falta de “madurez”
4. Evita las generalizaciones: son siempre falsas. Persogue en tus
afirmaciones el matiz, la precisión. Piensa que un tema admite muchísimos
tratamientos y que en el texto que tienes delante ese tema se desarrolla de
una forma concreta entre las muchas posibles.
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5. No estires tu comentario innecesariamente. El comentario crítico ha de


ser lo suficientemente largo (40 o 50 líneas como máximo), ya que has de
demostrar que tienes cosas que decir, pero no lo alargues a costa de repetir
ideas o escribir vaguedades, porque puede ser contraproducente. Si tu
problema es el contrario, es decir, que tienes mucho aspectos que
comentar, intenta ser conciso y decir mucho en pocas palabras
6. No limites tu comentario a la idea principal del texto. Es error frecuente
olvidarse de algunos aspectos y detalles que al explicarlos enriquecerían el
comentario.

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