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1. DESAMINACIÓN Y DETOXIFICACIÓN
1.1. Desaminación.

Es la extracción de un amino (-NH2) de un compuesto orgánico por hidrólisis u oxidación; la

desaminación se produce en el hígado donde el aminoácido se convierte en amoníaco, el cual
termina convertido en urea, que se excreta (desaminación enzimática y desaminación oxidativa).

Desaminación Oxidativa: Es la reacción del proceso de catabolismo del aminoácido que

colabora en su excreción corporal. Un ejemplo de desaminación oxidativa es la conversión de
glutamato en alfa-cetaglutarato, una reacción catalizada por la enzima glutamato
deshidrogenasa.

Desaminación Enzimática: Tiene lugar en el hígado, y es importante en el metabolismo del

aminoácido, especialmente en su degradación y subsecuente oxidación: el grupo amino es
removido como amonio y luego excretado, sin modificar, o como urea o ácido úrico.

1.2. Detoxificación respecto al amonio del cuerpo.

Una estrategia fundamental para optimizar la salud es la detoxificación. Existen formas de apoyar
la función detoxificadora del cuerpo, más en concreto detoxificar el amonio para reducir su
acumulación en los tejidos, especialmente el cerebro donde tiende a acumularse más.

¿Amonio en los tejidos?: El cuerpo es capaz de acumular el exceso de carbohidratos o de

grasas, pero no de proteínas. No se puede meter la carne de un filete directamente en las
células, primero se debe romper en sus componentes básicos llamados aminoácidos. Después
de ser absorbidos (si la digestión ha sido optima) son finalmente llevados a las células donde
pueden ocurrir dos cosas:

1. Las células aprovechan estos aminoácidos para formar las proteínas que necesitan
(es como tener las piezas de legos con las cuales se pueden construir muchas cosas
distintas), desde los tejidos del cuerpo hasta las enzimas, neurotransmisores y etc.

2. Las células no pueden aprovechar estos aminoácidos y deciden usarlos como energía.
Para ello le quitan el grupo amino (NH3) y lo que queda es un carbohidrato que puede
ser a su vez utilizado inmediatamente o ser guardado como grasa para el futuro.
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1.3. El cuerpo lo utiliza todo.

Los grupos amino (NH3) se llevan al hígado y allí se empaquetan como amonio (un gas incoloro,
tóxico y difícil de eliminar). Lo siguiente que sucede es la combinación de este amonio con CO2 para
formar urea, que es soluble en agua y mucho más fácil de ser eliminada en la orina.

El tema es que las células sólo pueden usar los aminoácidos si éstos tienen suficientes de los
llamados “aminoácidos esenciales” (que son 8 ó 9 dependiendo del investigador). Es como querer
construir coches (proteínas) si te faltan ruedas o volantes. No se puede, y entonces se tiene que
deshacer de todos aquellos “coches” que están a medio construir. Por ello, de todos los alimentos
con proteínas que se ingieren, en el mejor caso (leche materna) se aprovecha cerca del 50% de las
proteínas. El siguiente en aprovechamiento es el huevo crudo completo (yema y clara) con un 48%
(según el Dr. David Minkoff, investigador del tema).

Finalmente, todos tenemos algo de amonio por el cuerpo, debido a que gran parte de los
aminoácidos que tomamos no se aprovechan para formar otras proteínas y el hígado tiene que
detoxificar los grupos amino en el ciclo de la urea. Este proceso, no es perfecto, y con el tiempo se
puede acumular amonio en el cuerpo contribuyendo a la inflamación.

2. SISTEMAS U ÓRGANOS DE EXCRECIÓN QUE DETOXIFICAN EL CUERPO.

Los principales sistemas y órganos que intervienen en este proceso son:

El hígado, riñones, intestinos, pulmones, piel y el sistema linfático son los encargados de mantener
el organismo limpio y libre de toxinas.

2.1. Hígado.

El hígado tiene una amplia gama de funciones, incluyendo la desintoxicación, la síntesis de proteínas
y la producción de productos bioquímicos necesarios para la digestión. Este órgano desempeña un
papel importante en el metabolismo, en la filtración de la sangre y en la producción de enzimas que
destruyen las toxinas provenientes de los alimentos, el agua y el aire. En otras palabras, el hígado
prepara a las toxinas para que el cuerpo pueda expulsarlas a través de la orina o la bilis. Si el hígado
se sobrecarga, se ralentiza su función y por lo tanto las toxinas se acumulan en la sangre. En este
caso la desintoxicación tiene como objetivo reducir la carga del hígado para que funcione de forma
óptima nuevamente.

Intestinos. La comida digerida pasa a través de los intestinos, que es donde se absorben los
nutrientes y se producen antibióticos naturales para descomponer las toxinas. Si tienes una dieta
poco saludable, puedes dañar el proceso digestivo y fomentar la reabsorción de las toxinas
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presentes en los alimentos. Un buen programa de desintoxicación mejorará tu proceso digestivo y
mantendrá el equilibrio entre bacterias intestinales buenas y malas.

2.2. Riñones.

Los riñones son parte esencial del sistema urinario, funcionan como un filtro natural de la sangre y
eliminan los desechos que se desvían a la vejiga urinaria. En la producción de orina, los riñones
excretan residuos como la urea y el amonio. Cuando decides desintoxicar tu cuerpo, contribuyes a
este proceso y alivias la tensión en los riñones.

2.3. Pulmones.

Los pulmones son los órganos de respiración esenciales de nuestro cuerpo, cuya función principal
es el transporte de oxígeno hacia el torrente sanguíneo y la expulsión del dióxido de carbono a la
atmósfera. Se recomienda respirar y exhalar profundamente para evitar la acumulación de toxinas y
desechos en los pulmones.

2.4. Piel.

La sudoración es provocada por las glándulas sudoríparas de la piel y tiene como objetivo la
liberación de fluidos y toxinas, así como la regulación de la temperatura corporal. Es por eso que
desintoxicar tu cuerpo te ayudará a tener una piel más sana y brillante a largo plazo.

2.5. Sistema linfático.

La linfa es el fluido que circula por nuestro sistema linfático; contiene glóbulos blancos que se
encargan de recoger bacterias y toxinas en las células y luego las transportan a los ganglios linfáticos
para destruirlas. Debes saber que la linfa se mueve alrededor del cuerpo por la respiración y la
contracción muscular, de ahí que la respiración y el ejercicio moderado sean fundamentales para su
buen funcionamiento.