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II.1.

- Generalidades
La Odontología tiene como campo de acción y estudio una región de gran complejidad
estructural, dinamismo y cambios continuos. La cabeza humana actual es vista filogenéticamente,
como el resultado de una competencia evolutiva. La cual se da entre los órganos sensoriales en un
espacio limitado [Bezkin y colaboradores 2005]. Las modificaciones en su orientación postural,
están asociados con funciones importantes para la supervivencia biológica y social del individuo.
Éstas son realizadas por el sistema Estomatognático. La succión, la digestión oral (que
comprende la masticación, salivación, degustación y degradación inicial de los hidratos de
Carbón). La deglución, la comunicación verbal (que se integra, entre otras acciones, por la
modulación fonológica, la articulación de los sonidos, el habla, el silbido y el deseo). La
gesticulación (que incluye la sonrisa, la risa, la expresión facial, el beso, entre otras
manifestaciones estético-afectivas). La ventilación o inicio de la respiración y la defensa vital
(tos, expectoración, estornudo, bostezo, suspiro, exhalación y el vómito) [Barreto, 1999].
Esenciales para la supervivencia del individuo, pueden ejecutarse y cambiar de una a otra con
gran precisión en sólo milésimas de segundos, por dicho sistema

II.2.- El sistema Estomatognático


El sistema Estomatognático, es una unidad morfofuncional integrada y coordinada. Se encuentra
constituida por un conjunto de estructuras esqueléticas, musculares, angiológicas, nerviosas,
glandulares y dentales (Figura II.1).

Articulación Articulación
occípito-atloidea temporomandibular

Articulaciones
Articulación
dento-dentales
atlo-axoidea
Articulaciones
Articulaciones dentoalveolares
vertebro-
vertebrales Cintura toraco-
cervicales escapular

Figura II.1.- Límites anatómicos del sistema Estomatognático


Organizadas alrededor de las articulaciones occípito-atloidea, atlo-axoidea, vertebro-vertebrales
cervicales, temporomandibulares, dento-dentales (en oclusión) y dento-alveolares. Está contenido
en la parte superior del cuerpo humano. A partir de la cintura toraco-escapular, la cual constituye
su base y límite inferior. A su vez, contiene otras estructuras anatómico-funcionales muy
importantes como la faringe, la laringe, el encéfalo y los órganos de los sentidos. Incluidos el del
equilibrio y el de orientación. Con los cuales establece relaciones muy precisas e importantes
[Barreto, 1999].

El sistema Estomatognático comienza su formación propiamente dicha, en la 3a semana de vida


intrauterina. A partir del mesodermo paraxial se forma la base del cráneo, parte del occipital y los
músculos de la cabeza. El mesodermo de la lámina lateral forma los cartílagos laríngeos y células
de la cresta neural que formarán el resto de los elementos de la cara. Los arcos faríngeos,
meninges y neuronas sensitivas. En la 4a semana fetal los esbozos de todas las estructuras de la
cara están formados. Proceso etmoidal (frente y nariz), procesos maxilares (maxilar, labio
superior y mejillas) y proceso mandibular (labio inferior, mandíbula y mentón). A partir de las 4ª-
y 5ª semana de gestación aparece el aparato branquial, sobre las paredes laterales de la
extremidad cefálica con la forma de fisuras branquiales. Cada uno de los arcos branquiales o
faríngeos, son la característica más típica del desarrollo craneofacial. Estos arcos comienzan
siendo unas bolsas de mesénquima revestidas de endodermo en la región faríngea. Además,
existe un divertículo impar en la zona medial llamado primordio tiroideo. Las primeras bolsas
faríngeas contribuirán a la formación del oído. El ectodermo de cada una de estas regiones,
contiene un par de surcos laterales denominadas hendiduras branquiales [García y asociados,
2007]. En el centro de cada uno de los arcos se sitúan el arco aórtico, que une la aorta ventral y
dorsal de cada zona del arco branquial. Cada arco da origen a diversas estructuras, las cuales se
mencionan a continuación [Quijano-Blanco, 2011]:

Primer arco.- Contiene en la región dorsal el proceso maxilar que dará lugar al maxilar
superior y otros huesos de la cara. En la zona ventral se encuentra el proceso
mandibular que contiene el cartílago de Meckel a partir del cual se formará el yunque y
el martillo del oído. Este proceso también generará la mandíbula. Del primer arco
evolucionarán los músculos de la masticación y el V par craneal, (nervio trigémino).
Segundo arco.- Nombrado arco hioideo, da lugar al huesecillo estribo y el VII par craneal
(nervio facial).

Tercer arco.- Origina estructuras relacionadas con el hueso hioides y el par IX, (nervio
glosofaríngeo).

Cuarto arco.- Producirá algunos músculos y cartílago de la faringe. La inervación de estos


músculos depende del nervio vago (X par craneal). De parte de las bolsas faríngeas del
III y IV arcos se derivará la paratiroides (Figura II.2).

Proceso maxilar Arco mandibular

1 2 3 4

Arcos
branquiales Bolsas faríngeas
1 2
34
Yema
pulmonar

Arco branquial
Primordio tiroideo

Figura II.2.- Embrión humano durante la 5a semana de gestación

Existen el quinto y sexto arcos branquiales, pero el quinto desaparece y el sexto se une al cuarto.
De ésta forma, histológicamente las estructuras que se derivan son las siguientes [Moreno-García
y colaboradores, 2007]:

Provienen del ectodermo el epitelio de los labios, mejillas y encías.


Paladar duro, glándula parótida y esmalte dental.
Del mesodermo, músculos lisos y estriados.
Tejido conjuntivo, cartilaginoso y óseo.
Sistema cardiovascular, sangre y ganglios linfáticos.
Por último del endodermo el epitelio de la cavidad bucal y paladar blando.
Glándulas submaxilar y sublingual y epitelio de la lengua.

II.2.- Anatomía y fisiología del sistema Estomatognático


Antiguamente este sistema también se le denominaba sistema Masticatorio. Cada una de sus
estructuras anatómicas desarrollan una compleja función. Tanto de forma individual como en
conjunto con otros componentes anatómicos. Del propio sistema y con unidades anatómicas de
otros sistemas orgánicos [Chagas-Freitas y asociados, 2008]. Es por ello que para su estudio, al
sistema Estomatognático se le divide en los siguientes componentes y estructuras [Chagas-
Freitas y asociados, 2008]:

 Estructuras óseas.- Hueso maxilar y mandíbula.


 Componentes articulares.- Articulación temporomandibular y dentoalveolares.
 Componentes neuromusculares.- Músculos y nervioso (motores, sensitivos y mixtos).
 Componentes vasculares.- Venas, arterias y capilares.
 Estructuras anexas.- Glándulas salivales.
 Componente periodontal.
 Componente oclusal.- Órganos dentales.

II.2.1.- Estructuras óseas


Las estructuras óseas del sistema Estomatognático, son consideradas también huesos que
conforman la cara. El maxilar se encuentra fijo a éste. La mandíbula se articula al macizo siendo
de ésta forma, el único hueso móvil del cráneo. El maxilar o maxila, es un hueso par de la cara.
Se ubica en el tercio medio facial, a cada lado de la línea media. Por encima de la cavidad bucal,
debajo de la cavidad orbitaria y por fuera de las fosas nasales. Por lo que forma parte de las
paredes de estas tres cavidades. Se articula con su homólogo del lado opuesto para forma la
mayor parte del maxilar superior. Su configuración externa es irregular y aunque voluminoso, es
ligero. Se conforma principalmente de hueso trabecular o esponjoso, cubierto de hueso cortical o
compacto [Cano y colaboradores, 2007]. Otras de sus características es su amplio borde alveolar
donde se implantan las piezas dentarias superiores (Figura II.3).
Figura II.3.- Huesos maxilares

El cuerpo del maxilar tiene forma de pirámide truncada con forma cuadrilátera, con una cara
externa, otra interna y cuatro bordes. En su interior se encuentra la cavidad denominada seno
maxilar. El cual, es el más grande de los senos paranasales y ocupa la apófisis piramidal del
maxilar superior. Su base corresponde a la pared externa de las fosas nasales y su vértice al hueso
malar [Ortiz-Sarabia y asociados, 2008]. La cara externa o geniana presenta en su base, unas
eminencias verticales que corresponden a las raíces de los dientes. La eminencia que produce la
raíz del canino es la más prominente y se le denomina eminencia canina. Por dentro de la
eminencia canina se encuentra una depresión, la fosita mirtiforme donde se inserta el músculo
mirtiforme. Por encima de las elevaciones producidas por las raíces de los dientes, en la cara
externa del maxilar sobresale hacia fuera la apófisis piramidal o malar. La cara geniana está en
relación con las partes blandas de la mejilla. Como elemento más relevante presenta el agujero
infraorbitario. Situado a cinco o seis milímetros por debajo del reborde inferior de la órbita. Es
por donde emerge el nervio infraorbitario. Bajo éste orificio, se presenta una depresión llamada
fosa canina, debe su nombre a las relaciones que presenta con el músculo canino. La cara interna
esta en relación con la cavidad oral y la mucosa bucal. El borde superior separa la cara orbitaria
de la cara anterior y forma el tercio interno del reborde inferior de la órbita. El borde posterior o
zigomático, forma la pared anterior de la fosa ptérigo-maxilar y de su trasfondo. Sitio por donde
emerge el nervio maxilar superior. Es convexa por dentro y se hace cóncava transversalmente
hacia fuera, cerca del hueso malar. La porción interna se le llama tuberosidad del maxilar
superior. Comprende el borde posterior del reborde alveolar superior. En su parte media se ven
los orificios de los conductos dentarios posteriores, donde se introducen los vasos y nervios
dentarios posteriores superiores [Mateos y colaboradores, 2002]. El borde inferior cóncavo,
grueso y obtuso. Separa la cara anterior de la cara cigomática a los vasos y nervios dentarios
anteriores, destinados al canino y a los incisivos del mismo lado. El borde anterior se articula con
el borde anterior del maxilar análogo (Figura II.4).

Orificio Fosa nasal Fosa orbitaria


infraorbitari
o Borde
zigomático
Malar del
maxilar

Espina del
maxilar Fosa
pterigoidea
Fosa
mirtiforme

Apófisis
Eminencia
pterigoides
canina
Fosa canina Proceso alveolar
Figura II.4.- Principales estructuras del hueso maxilar

La mandíbula o maxilar inferior es un hueso impar, tiene forma de U o herradura abierta hacia
atrás. Se sitúa en la parte inferior y posterior de la cara y parece abrazar al maxilar. Es el único
hueso móvil de la cabeza al formar parte de la articulación temporomandibular [Fuentes-Francia,
2012]. Aloja a las piezas dentarias inferiores y junto con el hueso hioides forma el esqueleto del
piso de la boca. Para su estudio se divide en cuerpo, que presenta dos caras (anterior y posterior)
y dos bordes (superior o alveolar e inferior o basal). Y en dos extremidades laterales o ramas
ascendentes [Mendoza-Fernández, 2014]. La cara externa o anterior en su línea media se halla la
sínfisis del mentón. Puede encontrarse deprimida o elevada, por lo que se le denomina la
eminencia mentoniana. En sus ángulos externos se ubican los tubérculos mentonianos. Hacia la
zona de premolares se localiza el agujero mentoniano [Tenorio-Cahuana, 2013]. En la zona de
molares, extendiéndose al borde anterior de la rama ascendente del cuerpo mandibular, se ubica
la línea oblicua externa. Ésta es inserción de varios músculos. El triangular de los labios, hacia
abajo. El músculo cutáneo del cuello y por arriba, el músculo cuadrado de la barba. Por encima
de ésta línea, se encuentra la fosa retromolar donde se va a insertar el músculo buccinador (Figura
II.5).

Cóndilo mandibular
Línea Rama
Zona retromolar ascendente
oblicua
externa Ángulo
mandibular
Proceso
alveolar Cuerpo
Borde mandibular
superior
Borde
Orificio inferior
Orificio
mentoniano
mentoniano
Sínfisis mentoniana
Figura II.5.- Principales estructuras de la cara anterior de la mandíbula

En la cara interna, a los lados de la línea media se identifican las apófisis geni. Tienen apariencia
de cuatro espinas que surgen del cuerpo mandibular. En ellas se insertan los músculos
geniohioideos y genioglosos. Esta cara presenta también una línea que se dirige hacia atrás y
arriba, la línea oblicua interna o milohioidea. En ella se inserta el músculo de igual nombre.
Rodeando a ésta línea se encuentran algunas estructuras de importancia. La fosa sublingual donde
se ubica glándula salival sublingual. La fosa submandibular que aloja la glándula salival
submandibular. Finalmente, donde termina ésta línea se ubica la fosa parotidea que aloja la
glándula parótida [Valdivieso-Cárdenas y asociados, 2005].

En el borde superior se encuentra el proceso alveolar, donde se alojan las raíces dentales. Está
constituido por las corticales interna y externa. Los tabiques óseos y los tabiques interalveolares o
septum. Forman ocho cavidades de cada lado, denominados alvéolos dentales. Estas estructuras
adquieren la misma forma que las raíces que albergan. Por lo tanto a nivel de los molares, se
hallan divididos en dos por los tabiques interradiculares. El borde inferior es grueso, romo y
superficial. Fácilmente palpable pues solamente lo cubren la piel y el músculo cutáneo del cuello.
Cerca de la línea media presenta la fosita digástrica, lugar de inserción del músculo digástrico en
su vientre anterior. En la zona que se continúa con el borde inferior de la rama mandibular, se
forma una escotadura llamada pregonial, por donde pasa la arteria facial (Figura II.6).

Orificio y Línea
conducto oblicua Espina de
dentario interna Spix
inferior

Fosa
parotídea
Fosa
submandibular

Apófisis geni

Figura II.6.- Principales estructuras de la cara interna de la mandíbula

Las ramas mandibulares tienen forma cuadrilátera, presenta dos superficies (lateral y medial).
Cuatro bordes (superior, inferior, anterior y posterior). Dos apófisis, condílea y coroniodes. La
superficie lateral de la rama mandibular es plana. Tiene unas crestas oblicuas en su parte inferior,
denominadas rugas maseterinas para la inserción del músculo masetero. La superficie medial es
de forma irregular. En su parte superior, se exhibe el agujero mandibular que conduce al canal
mandibular. El cual, es curvo hacia abajo, va hacia delante y termina en el agujero mentoniano.
En su parte anteromedial se encuentra una fina língula triangular o espina de Spix. El surco
milohioideo desciende hacia delante de ésta. El borde inferior se continúa con el borde posterior
de la mandíbula, formando el ángulo de la misma. El borde superior limita la escotadura
mandibular. En la parte superior y frontal se encuentra la apófisis coronoides y la escotadura
zigmoidea. En su parte posterior se encuentra el cóndilo mandibular o apófisis condílea. La
apófisis coronoides es de forma plana y algo triangular. Se proyecta hacia arriba y ligeramente
hacia delante. Su borde posterior limita la incisura mandibular y el anterior se continúa con el de
la rama. Los márgenes y la superficie medial proporcionan inserciones a la mayor parte del
músculo temporal y lateralmente a la porción anterior del músculo masetero [Grau-León y
colaboradores, 2005]. El cóndilo mandibular se alarga en sentido apical por un fibrocartílago que
lo cubre. Se proyecta más en su polo medial para articularse con la cavidad glenoidea del hueso
temporal, a través de un disco articular intermedio. Es convexo en todas direcciones. Su cara
lateral es una proyección roma palpable por delante del tragus articular. Por debajo de la apófisis
condílea está el cuello del cóndilo. Es más estrecho, ligeramente aplanado desde delante hacia
atrás. La cara anterior del cuello esta superpuesta por el lado al margen de la incisura mandibular.
En la superficie anterior del cuello se ubica la fosa pterigoidea donde se inserta del musculo
pterigoideo externo. El borde posterior es grueso, algo convexo hacia atrás y cóncavo por abajo.
Se extiende desde el cóndilo hasta el ángulo mandibular, donde se encuentra en contacto con la
glándula parótida [Córdoba-Posso y asociados, 2006]. El borde anterior es muy delgado en la
parte superior, que se continúa con el de la apófisis coronoides y más grueso en la inferior, que se
continúa con la línea oblicua externa (Figura II.7).

C A) Apófisis coronoides
B) Escotadura
A
D zigmoidea.
B C) Cabeza del cóndilo
mandibular.
D) Cuello del cóndilo
E
mandibular.
E) Rugas maseterinas.

Figura II.7.- Principales estructuras de la rama mandibular

II.2.2.- Componentes articulares


La articulación temporomandibular (ATM) es la que hace posible el movimiento mandibular. Se
encuentra ubicada delante de la oreja y a cada lado de la cabeza. Por tanto existen dos
articulaciones en el cráneo. Sus componentes estructurales son el cóndilo de la mandíbula, el
cóndilo del hueso temporal, también llamado eminencia articular, la cavidad glenoidea, un
menisco o disco articular, una cápsula articular y tres ligamentos. El cóndilo mandibular se divide
en cabeza y cuello. La cabeza es de forma convexa en todos sentidos, especialmente en sentido
anteroposterior. Su superficie superior es la que articula con el temporal. Su eje longitudinal es
perpendicular a la rama mandibular. La eminencia articular o cóndilo del hueso temporal, es el
tubérculo que forma el limite anterior de la cavidad glenoidea. Es convexo en sentido
anteroposterior para prevenir la luxación y la subluxación de la ATM. La cavidad glenoidea se
encuentra el borde inferior de la escama del hueso temporal. Es cóncava tanto en sentido
transversal como en sentido anteroposterior (Figura II.8). Su función es servir de receptáculo para
el cóndilo mandibular [Gavincha-Martela, 2011].

Cóndilo del
Cavidad temporal
glenoidea

Cóndilo
mandibular

Figura II.8.- Ubicación de la ATM y sus principales estructuras óseas

El menisco o disco articular de la ATM, es una placa oval de fibrocartílago que la divide en una
mitad superior y otra inferior. En su parte central es más delgado que en sus márgenes, donde el
tejido fibroso es más denso. Es en esta zona es donde se aplica presión por parte de la cabeza del
cóndilo y la eminencia articular. Dicha parte es avascular y sin inervación. El disco se inserta en
los bordes laterales rugosos del cóndilo y de la superficie posterior de la eminencia. Esta
inserción es independiente de la cápsula, permitiendo que el menisco se mueva junto con el
cóndilo. Hacia atrás, el menisco es más blando y se continúa con una zona de tejido laxo
vascularizado llamado almohadilla retrodiscal. Por delante, el menisco se conecta con la cápsula
articular en el punto donde las fibras del haz superior del músculo pterigoideo externo, se insertan
a través de la cápsula [Matamala-Vargas y colaboradores, 2006]. Básicamente, el menisco
estabiliza al cóndilo en reposo, nivelando las superficies dispares del cóndilo y la cavidad
glenoidea. Actúa como amortiguador de presión en las áreas de contacto de la articulación,
durante el desplazamiento del cóndilo. También, ayuda a evitar el desgaste que se produce en los
movimientos de translación (rodamiento y deslizamiento) de las superficies articulares de la
ATM. Otra función que cumple el disco, es la de regular los movimientos condilares, ya que las
partes anterior y posterior contienen terminaciones nerviosas libres llamadas corpúsculos de
Ruffini (sensibles al dolor). Por último, el menisco también desempeña un papel en la lubricación
de la ATM. La cápsula articular de la ATM es de tejido fibroso. Se inserta en la zona medial y
lateral de la cavidad glenoidea, hasta la eminencia articular, y en el cuello del cóndilo
mandibular. En su parte anterior, media y posterior es laxa, pero lateralmente está reforzada por
el ligamento temporomandibular, que la tensa. Posee una membrana sinovial que la tapiza, así
como también a los bordes del menisco (Figura II.9). Es una estructura altamente vascularizada e
inervada [Concha, 2007].

Disco o menisco articular Disco o menisco articular

Membrana
sinovial
Ligamento

Cóndilo
mandibular Líquido
sinovial
Cápsula
articular

Figura II.9.- Principales estructuras blandas de la ATM

Los ligamentos de la ATM, están constituidos por fibras colágenas con longitudes específicas.
Por lo que no les es posible distenderse, ya que podrían elongarse y no recuperar su longitud
original. Son responsables de mantener la integridad y la limitación de los movimientos de la
mandíbula para evitar su dislocación junto con el cóndilo del temporal. Como ya se mencionó,
son tres ligamentos, los cuales se describen a continuación:

Ligamento temporomandibular.- Constituye el medio de unión más importante y se


dispone por fuera de la cápsula fibrosa. Se inserta por encima de la tuberosidad
zigomática para terminar en la cara posterointerna del cuello del cóndilo mandibular.
Se considera como ligamento colateral. Sus fibras están orientadas de tal manera que
en todo movimiento mandibular, siempre se mantiene en un estado intermedio entre
tenso y relajado. Este ligamento no restringe el movimiento de la ATM, lo que le
brinda estabilidad a la articulación.

Ligamento esfenomandibular.- Está formado de tejido fibroso. Une las apófisis


pterigoides del hueso esfenoides, con la mandíbula en su parte interna.

El ligamento estilomandibular.- Es una banda fibrosa. Une la apófisis estiloides del hueso
temporal, en la base del cráneo y con la mandíbula, bajo la inserción del ligamento
esfenomandibular. Estos dos últimos ligamentos son considerados accesorios por
naturaleza, ya que no tienen función aparente ni influencia sobre la ATM (Figura
II.10). Sin embargo, se dice que el ligamento esfenomandibular participa en la
regulación del movimiento de la articulación.

a) Temporo-
mandibular

c b b) Esfeno-
mandibular

c) Estilo-
mandibular
Figura II.10.- Ligamentos de la ATM

En comparación con lo que ocurre con otras articulaciones del cuerpo humano, donde sus
superficies están recubiertas de cartílago hialino, las superficies articulares de la ATM están
recubiertas de fibrocartílago. El cual, es un tejido de tipo conectivo denso con células de
cartílago. Este tejido está formado por una matriz sólida y por sustancia intersticial. La matriz
sólida está compuesta por fibras de colágeno tipo I que tienen una gran resistencia a la tensión,
pero no absorben cargas de compresión. La sustancia intersticial dentro de la matriz, está
compuesta principalmente por proteoglicanos y agua. Esta unión forma un gel denso que absorbe
las fuerzas de compresión que las superficies articulares tienen que soportar. Cubriendo la
superficie superior del cóndilo mandibular se encuentra el disco articular, de forma oval y
compuesto por un tejido denso conectivo fibroso [Ravelo-Loreto, 2011].

La parte más gruesa del disco, es la banda posterior con un espesor de 3 mm. El espesor de la
zona intermedia es de 1 mm y el de la zona banda anterior, es de 2 mm. El disco está firmemente
unido de forma medial y lateral, a la cabeza del cóndilo mandibular. Durante el movimiento de la
mandíbula, se desplaza hacia delante y hacia atrás sobre el cóndilo. Desde la parte inferior de la
zona bilaminar y la inserción del músculo pterigoideo lateral. El disco es una de las partes más
importantes de esta articulación, ya que le confiere estabilidad a la misma. A su vez, es el que
absorbe todas las cargas que sufre esta articulación. Cuando la boca está cerrada y la parte
posterior de los dientes está en contacto, la banda posterior del disco se encuentra en la cresta
transversal del cóndilo mandibular y la mayor concavidad de la fosa glenoidea [Perea-Pérez y
asociados, 2007].

Todos los movimientos normales de la mandíbula desde esta posición están acompañados por la
combinación de una rotación del cóndilo. Le sigue una translación del mismo con el disco
interpuesto entre la mandíbula y la superficie articular del Temporal. Conforme el cóndilo se
mueve hacia delante durante la apertura de la boca, el disco sigue el movimiento a la mitad de
velocidad. Por tanto, en el movimiento de apertura de la boca, tanto el cóndilo como el disco se
mueven hacia delante, pero el disco al hacerlo más lentamente, se mueve posteriormente en
relación al cóndilo (Figura II.11). Esto permite que la ATM se la única articulación del cuerpo,
que tiene seis grados de libertad: apertura y cierre, lateralidades (izquierda y derecha) y
protrusión y retrusión (adelante y atrás) [Novell, 2004]. Las articulaciones dentoalveolares
pertenecen a uno de los tres tipos de articulación fibrosa que existen, las gonfosis. Éste tipo de
articulaciones se encuentra únicamente en un solo lugar del cuerpo, entre los huesos maxilares, la
mandíbula y los dientes. El origen del nombre proviene de la raíz griega gonfos, que quiere decir
clavo. Fue llamada así, debido a que originalmente se creía que la inserción de los dientes en la
mandíbula era un proceso mecánico, semejante a como un clavo se inserta en una tabla.
Desplazamiento
Disco articular
Ligamento
temporo-
Cóndilo
mandibular
mandibular

Figura II.11.- Desplazamiento anterior del disco articular, durante el movimiento de apertura

Se caracteriza por tener muy poca movilidad, ya que los tejidos que las conforman (hueso y
cemento de la raíz dental) embonan uno dentro del otro de manera muy semejante a como lo hace
una clavija en un contacto. Al igual que las otras articulaciones fibrosas, los dos tejidos están
unidos por tejido conectivo fibroso (el ligamento periodontal). Este ligamento mide entre 0.1 a
0.3 mm de espesor. Se encuentran tanto en el maxilar como en la mandíbula uniendo las raíces
dentales al alveolo.

En el caso de las articulaciones dentoalveolares, ese ligamento recibe el nombre de fibras de


Sharpey. Se distribuyen a todo lo largo de la raíz dental y se dirigen hacia el hueso, para
articularlas con él [Maza y Rodríguez, 2005]. Se consideran articulaciones ya que le permiten al
diente estar unido al hueso y al mismo tiempo, cierto grado de movimiento. Semejante a un
muelleo durante la oclusión dental y la masticación (Figura II.12).

Hueso alveolar

Fibras
periodontales
de Sharpey
Figura II.12.- Gnofosis dental
II.2.3.- Componentes neuromusculares
La musculatura del sistema Estomatognático permite determinar la postura y los movimientos
mandibulares [Albornoz y asociados, 2009]. Los músculos de la masticación son típicamente
multipinados (en forma de abanico) cuyas fibras se orientan en diversos ángulos y direcciones.
Los principales músculos de la masticación son temporal, masetero, pterigoideo interno y
pterigoideo externo.

a)

b)

Figura II.13.- Músculos de la masticación. a) Temporal. b) Masetero.

El músculo temporal es un potente músculo elevador de la mandíbula, situado a cada lado de la


cabeza. Se inserta por arriba de la línea curva temporal inferior. En la fosa temporal y mediante
un haz accesorio en la cara interna del arco zigomático. Se extiende en forma de abanico, cuyo
vértice termina en los bordes y cara inferior de la apófisis coronoides. Al contraerse éste músculo
eleva la mandíbula y la dirige hacia atrás. El músculo masetero es el más superficial de los
músculos masticadores. Es posible palparlo cuando cierra con fuerza la mandíbula. Es un
músculo amplio y de forma rectangular. Posee dos fascículos, uno superficial y otro profundo. El
haz superficial, se inserta en los dos tercios anteriores del borde inferior del arco zigomático y en
las rugas maseterinas. El profundo, en el borde inferior y cara interna de la apófisis zigomática.
Termina en la cara externa de la rama ascendente de la mandíbula. Al contraerse éste músculo se
eleva la mandíbula. El músculo pterigoideo externo o lateral se extiende de la apófisis pterigoides
al cuello del cóndilo de la mandíbula. Se encuentra dividido en dos haces, uno superior o
esfenoidal y otro inferior o pterigoideo. El haz superior se inserta en el ala mayor del hueso
esfenoides. El haz inferior se inserta sobre la cara externa del ala externa de la apófisis
pterigoides. Ambos heces se dirigen a la fosita pterigoidea del cóndilo mandibular. La
contracción simultánea de ambos pterigoideos externos produce movimientos de proyección
hacia delante de la mandíbula. Si se contraen aisladamente, la mandíbula ejecuta movimientos
laterales. Cuando estos movimientos son alternativos y rápidos, se denomina movimiento de
diducción y son los principales en la masticación. El músculo pterigoideo interno o medial se
inserta superiormente en la cara interna del ala externa de la apófisis pterigoides. Terminar en la
cara interna del ángulo de la mandíbula. Es un músculo elevador de la mandíbula, pero debido a
su posición permite pequeños movimientos laterales. (Figura II.14) [Vera y colaboradores,
2007].

Interno o medial

Externo
o lateral

Figura II.14.- Músculos pterigoideos


El sistema Estomatognático está inervado por los llamados pares o nervios craneales. Reciben ese
nombre, debido a que son doce nervios que emergen de cada lado del cráneo. Los cuales surgen a
través de fisuras y orificios, para distribuirse en la cabeza y cuello principalmente (a excepción
del X nervio craneal que inerva estructuras torácicas y abdominales). Los nervios craneales
constituyen los nervios periféricos del encéfalo [Rodríguez-García y asociados, 2004]. La
función que realizan puede ser sensitiva general, sensitiva especializada, parasimpática o
involuntaria, motora y mixta, es decir sensitiva y motora (Figura II.15). La Tabla II.1 muestra los
pares craneales que existen.
Figura II.15.- Pares craneales vistos a través de Tractografía

Tabla II.1.- Pares craneales


No. Nombre Función sensitiva Función Función motora
parasimpática
I Olfatorio Olfación
II Óptico Visión
III Óculomotor Reflejo pupilar Movimientos del globo
común ocular y elevar el
párpado superior
IV Patético o Movimientos del globo
Troclear ocular
V Trigémino Sensación de la Músculos de la
cara masticación, deglución y
fonación
VI Oculomotor Movimientos del globo
Lateral o ocular
Abducens
VII Facial Audición y gusto Músculos expresión
facial
VIII Vestibulococlear Audición y Secreción de las
equilibrio glándulas
lagrimales,
salivares,
submandibulares y
sublinguales
IX Glosofaringeo Amígdala, Secreción de la Músculos de la deglución
faringe, oído glándula parótida
medio y gusto
X Vago Pabellón Contracción del Músculos del paladar,
auricular, corazón, tráquea y constrictores de la
conducto auditivo bronquios faringe, intrínsecos de la
externo, laringe, 2/3 superior del
duramadre de la esófago
fosa craneal
posterior
XI Accesorio o Músculo
Espinal esternocleidomastoideo y
trapecio
XII Hipoglosos Músculo
esternocleidomastoideo y
trapecio

Como se observa en la Tabla II.1, el nervio en más íntima relación con el sistema
Estomatognático es el V par craneal o trigémino. Es un nervio mixto, teniendo predominio de
función sensitiva. Controla principalmente la musculatura de la masticación y la sensibilidad
facial. La función sensitiva del trigémino conduce sensaciones táctiles, de propiocepción y dolor,
de los 2/3 anteriores de la lengua, dientes, la conjuntiva ocular, duramadre y de la parte
ectodérmica de la mucosa bucal, nariz y senos paranasales [Mejía, 1992].

Las ramas motoras del nervio trigémino están en el nervio mandibular. Inervan los músculos
masticadores, el tensor del tímpano, el milohioideo y el digástrico. Las ramas sensitivas inervan
la conjuntiva, córnea, ojo, órbita, frente, etmoides y senos frontales. De ésta forma el nervio
Trigémino se divide en tres grandes ramas; la oftálmica (V1), la maxilar superior (V2) y la
mandibular (V3) (Figura II.16) (Tabla II.2) [Granollers-Torrens y colaboradores, 2007].

V1

V2

V3

Figura II.16.- Nervio trigémino

Tabla II.2.- Nervios derivados de las ramas del nervio Trigémino


Rama Oftálmica Rama Maxilar superior Rama Mandibular
Lagrimal Zigomática Bucal
Frontal Zigomaticotemporal Auriculotemporal
Supratroclear Zigomaticofacial Facial
Supraorbitario Infraorbitario Auricular anterior
Nervio para el seno Rama nasal externa Orificio auditivo externo
frontal Labio superior Nervio articular (para A.T.M.)
Nasociliar Nervios alveolares superior Temporal superficial
Ciliares largos y cortos Posterior, medio y anterior Lingual
Infratroclear Pteriogopalatino Alveolar inferior
Etmoidal Ramas orbítales Dental
Anterior Nervios palatinos mayor y Incisivo
Nasal Interno menor. Mentoniano
Nasal externo Ramas nasales Rama meníngea
Posterior posterosuperiores Pterigoideo Medio
Rama meníngea Faríngeo Nervio para el tensor del velo del
Rama meníngea paladar
Nervio para el tensor del tímpano
Maseterino
Temporal profundo
Pterigoideo externo
Nervio para el milohioideo
Nervio para el fascículo anterior
del diagástrico
II.2.4.- Componentes vasculares
La irrigación del sistema Estomatognático, esta proporcionada la arteria carótida externa. Se le
considera la arteria de la cara y de los tegumentos de la cabeza. Opuesta a la arteria carotidea
interna, destinada al cerebro. Emerge a la altura de C4 en el espacio tirohiodeo. Su terminación se
realiza en la región parotídea, por detrás y próxima al cuello del cóndilo de la mandíbula. De ella
se originan seis ramas (tiroidea superior, lingual, faríngea ascendente, facial, occipital y auricular
posterior) y dos ramos terminales (la arteria maxilar y la arteria temporal superficial).

El drenaje venoso está dado por la vena yugular externa. Es una vena superficial originada por
debajo de la región parotídea, que termina en la vena subclavia. Sus ramas de origen son las
venas occipitales y auriculares posteriores. También participan indirectamente las venas facial,
temporal superficial y el plexo pterigoideo, que van a formar la vena retromandibular. De ésta
vena se originan las venas maxilares. Este plexo recibe a las venas temporales profundas, la vena
del conducto pterigoideo, la vena estilomastoidea y las venas meníngeas medias (Figura II.17)
[Novell, 2004].

Figura II.17.- Arteria y vena principales del sistema Estomatognático


II.2.5.- Estructuras anexas
A)
Las glándulas salivales son de tipo exocrinas. Producen la saliva que vierten en la cavidad oral.
La saliva es un líquido incoloro de consistencia acuosa o mucosa. Contiene proteínas,
glucoproteínas, hidratos de Carbón, electrólitos, células epiteliales descamadas y leucocitos. Su
función entre otras, es iniciar la digestión de los alimentos al humedecerlos para ayudar en el
proceso de masticación y deglución. Así como, comenzar el proceso de digestión de los
carbohidratos, ya que contiene la enzima α-amilasa salival. Las principales glándulas salivales
son las parótidas, las submandibulares y las sublinguales. Las glándulas salivales más
voluminosas son las parótidas [Oliva-Posada y asociados, 2005]. Se ubican por debajo del arco
zigomático, por delante de la apófisis mastoides y detrás de la rama de la mandíbula. Su
secreción es de tipo seroso (fluida). El conducto parotídeo abandona el ángulo anterosuperior de
la glándula salival, cruza sobre el músculo masetero. Perfora el músculo buccinador, y se abre en
el vestíbulo bucal, superior frente al segundo molar superior. Las glándulas submandibular
producen una secreción salival mixta, serosa y mucosa (viscosa) pero predominantemente seroso.
Están por dentro del ángulo mandibular. Su conducto pasa hacia adelante y adentro, en el piso de
la boca, y se abre al lado del frenillo de la lengua. Las más pequeñas de las glándulas salivales
son las sublinguales. Se encuentran por debajo de la mucosa del piso de la boca (Figura II. 18).
Su secreción salival fluye a través de varios conductos sublinguales separados que se abren en el
pliegue sublingual [Ospina y colaboradores, 2003].

Glándula
Parótida

Glándula Glándula
sublingual submandibular

Figura II.18.- Principales glándulas salivales

II.2.6.- Componente periodontal


Se denomina periodonto a los tejidos que rodean y soportan los dientes. Es una unidad
biofuncional que es parte del sistema Estomatognático. El término periodontal se origina del latín
peri, alrededor y del griego odonto, diente. Para su estudio, se clasifica en periodonto de
protección y periodonto de inserción. El primero lo constituyen aquellos tejidos encargados de
proteger al periodonto de inserción. El segundo, comprende aquellos tejidos encargados de
mantener el diente en su alvéolo y por ende en su posición en el arco (Figura II.19).

Libre

Periodonto Encía
Insertada Fibras gingivales
de
protección
Epitelio
de unión
Periodonto
Cemento
Periodonto Ligamento Fibras periodontales
de periodontal
inserción
Hueso
alveolar

Figura II.19.- Tejidos que componen al periodonto

Una vez definido esto, se procede a continuación a la descripción de cada uno de los tejidos que
conforman el periodonto. Antes de comenzar a describir a la encía, es pertinente hacer la
siguiente aclaración. La cavidad bucal se encuentra tapizada en todo su interior por mucosa. De
acuerdo a su ubicación y función se clasifica en masticatoria, de revestimiento y especializada.
De estos tres tipos, la encía pertenece a la primera [Botero y Quintero, 2001]. Es la sección de la
mucosa masticatoria que rodea al cuello del diente y recubre los procesos alveolares. Se
encuentra limitada superiormente por el margen gingival, el cuello del diente e inferiormente por
la mucosa vestibular, la cual tiene mayor movilidad. En el caso de la mandíbula, en la cara
lingual o posterior, el límite de la encía y la mucosa bucal no es muy claro. En el caso del
maxilar, en la cara palatina, no hay demarcación, ya que es similar a la mucosa palatina. Existen
dos tipo de Encía, la libre y la insertada. La encía libre o marginal, es la que se observa al sonreír
rodeando a los órganos dentales. Entre ellos toma una apariencia triangular denominada papila
interdental. En estado de salud es de color rosa coral. Este tipo de encía recibe su nombre ya que
no está adherida al hueso. Se encuentra limitada por el surco o línea marginal que la separa de la
encía insertada. La encía insertada (adherida o fija) como su nombre hace alusión, presta
inserción en el periostio del hueso alveolar que le corresponde. Se limita en sentido oclusal con el
surco marginal y hacia apical con el surco mucogingival. Que lo separa de la mucosa de
revestimiento de la cavidad bucal. Este surco mucogingival forma parte del fondo de surco
vestibular que indica el límite de cambio entre la encía masticatoria y la encía de revestimiento.
Las estructuras que sirven de medio de ésta inserción, reciben el nombre de fibras gingivales, de
las cuales existen cinco tipos: dentogingivales, dentoperiósticas, cementogingivales y circulares.
El epitelio de unión también denominada unión dentogingival, es el mecanismo de cierre del
periodonto de protección (Figura II.20). Su función es permitir que la encía marginal se adhiera a
la superficie del diente para sellar la comunicación entre la cavidad bucal y los tejidos del
periodonto de inserción [Delgado-Pichel y asociados, 2001].

Papila Fondo de saco


interdental

Surco
mucogingival

Encía libre
Encía insertada

Figura II.20.- Periodonto de protección


El periodonto de inserción está formado por una serie de tejidos, cuya función es sostener y
anclar el elemento dentario en su posición dentro del alveolo dental. Como ya se mencionó, los
tejidos que lo componen son el cemento dental, ligamento periodontal y hueso alveolar. El
cemento dental o radicular es de tejido conectivo mineralizado. Se encuentra cubriendo toda la
superficie de la raíz dental. Comparte con el hueso características similares como la composición
química, la dureza, la regeneración y la remodelación. Tiene como función permitir que en él se
inserte uno de los extremos de las fibras del ligamento periodontal. El otro extremo lo hace al
hueso alveolar, anclándolo al mismo. El ligamento periodontal se encuentra ocupando el
denominado espacio periodontal. Éste se ubica entre las raíces de órganos dentales y el hueso
alveolar que los rodea. Este ligamento está conformado de tejido fibroso, con un gran
componente colágeno. Constituye en sí, las articulaciones dentoalveolares descritas
anteriormente. Está formado por fibras que de forma general se les llama de Sharpey. Las cuales
se dividen en 5 grupos según su disposición: cresto-dentales, horizontales, oblicuas, apicales e
intraradiculares [García-Ballesta y colaboradores, 2003]. El hueso alveolar es la sección del
hueso maxilar o mandibular, que aloja las raíces de los dientes superiores e inferiores
respectivamente. No hay un límite anatómico preciso entre el cuerpo de estos huesos y las
apófisis alveolares. Sin embargo, existen grandes diferencias de origen y función. El hueso
alveolar solo existe para los dientes. Cuando éstos se pierden, el hueso alveolar desaparece
gradualmente disminuyendo la altura del maxilar y la mandíbula (Figura II.12) [Venegas y
asociados, 2009].

II.2.7.- Componente oclusal


Los órganos dentales o dientes son la unidad anatómica del Sistema Estomatognático. Se
consideran órganos ya que en su interior se encuentran venas, arterias y nervios. Poseen una
estructura histológica más dura que los huesos [Gutiérrez-Hernández y colaboradores, 2001].
Realizan múltiples funciones en el organismo. Protegen la cavidad oral, realizan la masticación
de los alimentos colaborando con el aparato digestivo para digerir la comida. Son necesarios para
el habla, la fonética y para que el aspecto estético de la cara sea favorable. Tienen una gama de
colores que van desde los matices blancos y grises, hasta el amarillo y el café. Aún en una misma
persona. El color de los dientes varía dependiendo de factores como la edad, que ejerce una
influencia sobre el envejecimiento del diente. En una persona joven el diente es más translúcido,
blanco y brillante. En las personas mayores, el color del diente es más opaco. También influyen
el sexo, la raza, el clima, los hábitos alimentarios y el estado de salud de la persona

Los dientes están colocados en orden constante, en pares derechos e izquierdos. Alineados e
insertados en el hueso alveolar de la arcada superior o maxilar e inferior o mandíbula. Forman lo
que comúnmente se denomina dentadura. Todos los dientes tanto de la primera como la segunda
dentición, están formados por la corona anatómica, cuello del diente, borde incisal o cara oclusal
y la raíz. La corona está formada en su interior por la dentina y cubierta por esmalte. Su límite es
el cuello del diente que es la unión de la corona anatómica con la raíz anatómica. El borde incisal
se encuentra en los dientes anteriores y es el vértice de éstos. Es la superficie especializada para
el corte del alimento. La cara oclusal corresponde a los dientes posteriores y es la superficie
especializada para la trituración del alimento. La raíz anatómica es la parte del diente que está
formada por dentina en su interior y cubierta por cemento en el exterior. Forma parte del aparato
de inserción, manteniendo al diente dentro del alveolo.

Para su estudio, la corona se divide en seis caras. Mesial, que es la que toca con la cara del diente
anterior. Distal, que toca la cara del diente posterior. Vestibular, da hacia el labio o la mejilla.
Lingual (en inferiores) o palatina (en los superiores). Cervical, que da hacia la raíz. Incisiva (en
anteriores) que esa el vértice del diente u oclusal (en posteriores) que es la superficie masticatoria
(Figura II.21).

O V

D M
Raíz L
anatómica
C

Corona
anatómica

M= mesial, D= distal, V= vestibular, L= lingual, O= oclusal


C= cervical
Figura II.21.- Morfología general de los órganos dentales

La forma de cada uno de los dientes depende de la función que desempeñan, así como de la
posición que tenga en las arcadas. Según su morfología, se pueden agrupar en cuatro tipos
incisivos, caninos, premolares y molares. Estudios antropológicos y antropométricos han
demostrado que los dientes anteriores armonizan con la forma de la cara y las estructuras faciales.
Determinan su contorno y tamaño, asimismo como la forma de los arcos dentarios relacionados
con las bases óseas de los maxilares. El tamaño de los dientes generalmente está en relación con
el ancho y largo de la cara. Aunque también aspectos genéticos pueden ser determinante en ello.
Existen dos tipos de denticiones en el ser humano. La dentadura infantil o primera dentición, que
consta de 20 dientes. La dentadura del adulto o segunda dentición, formada por 32 dientes.

La primera dentición es el aparato masticatorio del niño. Son pequeños dientes que coinciden
armónicamente con el tamaño de su boca, con los huesos y con todo el conjunto anatómico
durante el periodo de vida en que cumple su función. Son de color blanco lechoso, ligeramente
azulado y forma estrangulada en la región del cuello. El tiempo que permanecen en la boca es de
los 6 meses de edad a los 9 o 10 años. En la dentadura infantil se observa el siguiente proceso. A
lo largo de los dos primeros años de edad, el niño tiene la dentadura completa y luce sin desgaste.
Los bordes en los dientes anteriores son afilados, presentan crestas y valles llamados mamelones.
En el caso de los molares se advierte al tacto la agudeza de sus cúspides. A la edad de 6 a 8 años,
estos dientes han perdido lo agudo de los mamelones y sólo existen facetas planas producidas por
la fricción, parte del desarrollo normal del niño. De los veinte dientes que consta la dentadura
infantil ocho son incisivos, cuatro caninos y ocho molares [Williams-Albites y asociados, 2004].
Los dientes del adulto son de mayor volumen y diámetro que los de la primera dentición. Toman
un color que va desde un blanco amarillento, hasta los tonos marrones o grisáceos. La superficie
del esmalte es menos lisa y brillante que los dientes infantiles Sus contornos dan idea de mayor
poder y resistencia al impacto de la masticación. Esta dentición inicia a partir de los 6 años de
edad. Está formada por dos grupos de dientes, anteriores y posteriores. Éstos a su vez, están
divididos en dos subgrupos. El grupo de los dientes anteriores que consta de ocho incisivos y
cuatro caninos. El grupo de los dientes posteriores que está formado por ocho premolares y doce
molares. Su nomenclatura se muestra en la Tabla II.3.

Tabla II.3.- Nombres de los órganos dentales


Maxilar Mandíbula
Incisivo central superior derecho Incisivo central inferior derecho
Incisivo central superior izquierdo Incisivo central inferior izquierdo
Canino superior derecho Canino inferior derecho
Canino superior izquierdo Canino inferior izquierdo
1° Premolar superior derecho 1° Premolar inferior derecho
1° Premolar superior izquierdo 1° Premolar inferior izquierdo
2° Premolar superior derecho 2° Premolar inferior derecho
2° Premolar superior izquierdo 2° Premolar inferior izquierdo
1° Molar superior derecho 1° Molar inferior derecho
1° Molar superior izquierdo 1° Molar inferior izquierdo
2° Molar superior derecho 2° Molar inferior derecho
2° Molar superior izquierdo 2° Molar inferior izquierdo
3° Molar superior derecho 3° Molar inferior derecho
3° Molar superior izquierdo 3° Molar inferior izquierdo

Los dientes incisivos se encuentran situados en la parte más anterior de los arcos dentarios.
Tienen forma de pala o cuña, con un borde cortante. Los dos centrales tienen mayor dimensión
que los laterales. Poseen una sola raíz (uniradiculares). Tienen una función estética y fonética del
90% y masticatoria del 10%. Se encargan de cortar los alimentos durante la masticación. Los
caninos forman el segundo grupo de dientes anteriores. Son dientes fuertes y poderosos, suelen
ser los dientes más largos. También son uniradiculares y su corona tiene la forma de cúspide. Su
función es perforar y rasgar los alimentos [Bollini y colaboradores, 2010].

Los premolares son el primer grupo de los dientes posteriores. De forma general, los primeros
superiores tienen dos raíces y el resto son uniradiculares, pero se han encontrado que pueden ser
multiradiculares. Su cara oclusal presenta dos o tres cúspides, por lo que se les denomina
bicuspídeos o tricuspídeos. Son exclusivos de la dentadura del adulto. Su función estética es del
40% y masticatoria del 60%. En el proceso de masticación, su función es triturar el alimento
[Girón y asociados, 2009].

Los molares son el segundo grupo de los dientes posteriores. Los primeros molares superiores
tienen tres raíces. Los primeros inferiores, segundos superiores e inferiores tienen dos. Los
terceros suelen tener una anatomía no generalizada. Esto es, que ni la forma de su corona ni de su
raíz parece ser la misma en cada individio. Aunque de forma general tienen dos raíces las cuales
suelen estar fusionadas. Cabe mencionar que éstos terceros molares son los coloquialmente
llamados muelas del juicio. Hoy en día son difíciles de encontrar presentes en boca. Ya que por
cuestiones genéticas derivados del cambio de nuestra alimentación, tienden a quedarse incluidos
o alojados dentro del hueso maxilar o mandibular. Se consideran vestigios en desuso y en algunos
individuos no se forman desde el vientre materno. La cara oclusal de los molares presenta tres
cúspides en el caso del tercer molar, 5 en el caso del primer molar inferior y 4 en el resto de los
molares. Tienen la superficie masticatoria más amplia, su función estética es del 10% y
masticatoria del 90%. Amasan los alimentos desmenuzándolos en partículas suficientemente
pequeñas para ser deglutidas (Figura II.22).

1) Incisivos centrales
2) Incisivos laterales
5
4 3) Caninos
3 2 1
4) Premolares
5
5) Molares
4 1
3 2

Figura II.22.- Nomenclatura general de los órganos dentales


Aunque ya se mencionó que los dientes cumplen otras funciones además de la masticación, es
ésta la principal. Cada órgano dental tiene una función específica. Sin embargo es el 1° molar
inferior el que sirve de guía a esta función y recibe la mayor carga de las fuerzas masticatorias. Es
por ello que a continuación se hará una breve descripción de su morfología. El 1° molar inferior
es el más voluminoso de los dientes inferiores, también se le conoce como molar de los seis años.
Tiene una longitud total de 21mm. Su corona es de forma cuboide. Mide en promedio 8.2 mm de
alto. Su diámetro mesio-distal (ancho) es de 11.2 mm y 10.3 mm el diámetro vestíbulo-lingual
(espesor). Por tanto sus raíces tienen una longitud de 13 mm. Su cara oclusal posee cinco
eminencias. Tres son vestibulares y dos linguales. De su tronco radicular salen dos cuerpos
radiculares, uno mesial y otro distal [Gómez-Porcegué y Loyarte-Becerril, 2008].

En la cara oclusal del primer molar inferior se encuentran cinco eminencias. Formadas por cinco
lóbulos de crecimiento, colocadas tres del lado vestibular y dos del lingual. Las cúspides
vestibulares son tres eminencias cortas de altura, pero amplias de base. Su nomenclatura depende
de su posición, vestíbulo-mesial, vestíbulo-central, vestíbulo-distal, disto-lingual y mesio-lingual.
Las cuales se describen a continuación [Angarita y colaboradores, 2009]:

La cúspide vestíbulo-mesial es la más grande de las eminencias vestibulares. Tiene forma


de pirámide cuadrangular no escarpada con aristas pobremente definidas. Ocupa
cuatro novenas partes de la dimensión mesiodistal de la cara oclusal. Tiene la cima
redondeada y la porción oclusal cuenta con dos vertientes armadas. Se caracterizan por
surquillos que nacen, uno en el agujero de la fosa central y el otro en la foseta
triangular mesial. Esta cúspide frecuentemente se desgasta por fricción masticatoria.

La cúspide vestíbulo-central es de menor tamaño que la mesial. Ocupa las tres novenas
partes de la dimensión mesiodistal. Es más escarpada que la mesial y en la porción
oclusal tiene dos vertientes armadas bien definidas. También presenta vertientes lisas
vestibulares. Está limitada por dos surcos, el ocluso-vestibular y el ocluso-
vestíbulodistal. Es asimismo afectada notablemente por el desgaste. Cuando la arcada
está en oclusión, la cima o vértice de esta cúspide coincide con la fosa central del
primer molar superior.
La cúspide vestíbulodistal es la más pequeña de las tres eminencias. Tiene forma lobulosa
y su colocación no es propiamente vestíbulodistal. Con frecuencia se le encuentra en
posición exclusivamente distal, debido a la insinuación que tiene hacia el lado lingual.
El surco ocluso-vestíbulo-distal que la separa de la cúspide vestíbulo-central y su
vertiente armada mesial coinciden, en el momento de oclusión con la cresta transversa
del primer molar superior. En la porción correspondiente a la cúspide vestíbulo-distal.

La cúspide mesio-lingual es la de mayor tamaño de las cúspides linguales. Ocupa poco


más de la mitad de la dimensión mesiodistal. La cima de la cúspide está muy cerca del
ángulo punta oclusomesio-lingual. Su forma escarpada hace que sus brazos sean bien
definidos, corto el mesial y más largo el distal. En la porción oclusal tiene una arista
que baja de la cima de la cúspide hasta el surco medio. Forma las vertientes mesial y
distal, que son armadas por surquillos claramente definidos. Tiene además dos
vertientes lisas que corresponden a la cara lingual, las cuales no forman parte de la
superficie de trabajo masticatorio. Una es mesial y la otra distal. Esta cúspide es la
menos afectada por el desgaste.

La cúspide disto-lingual es muy semejante a la mesio-lingual pero de menor tamaño. Está


separada de ella por el surco ocluso-lingual. De los brazos que bajan de la cima, es
más corto el mesial que el distal. La arista que baja de la cima de esta eminencia llega
al surco fundamental y forma dos vertientes, una mesial, y otra distal. Se coloca frente
al nacimiento del surco ocluso-vestíbulo-distal, que separa la cúspide vestíbulo-central
de la vestíbulo-distal. En oclusión, la cima de la cúspide y la mencionada arista
coinciden con el surco ocluso-lingual del primer molar superior. Separando a las tres
eminencias vestibulares de las dos linguales, se encuentra el surco Fundamental. El
cual, presenta tres depresiones en su trayecto, la de mayores dimensiones se le conoce
como fosa central y se encuentra a la mitad de su recorrido (Figura II.23). Las otras de
menor tamaño son las fosetas triangulares mesial y distal. Las cuales están colocadas
en los extremos de dicho surco.

a) Cúspide mesio-
vestibular
b) Cúspide centro-
d f e vestibular

b c) Cúspide disto-vestibular
Figura II.23.- Principales estructuras de la cara oclusal del primer molar inferior

La raíz del 1° molar inferior está compuesta por un tronco que se bifurca en dos cuerpos
radiculares, uno se coloca en mesial y el otro en distal. El mesial es más voluminoso y de mayor
longitud. Miden aproximadamente 8 mm en sentido vestíbulo-lingual y la mitad de esta medida
corresponde al diámetro mesio-distal. El cuerpo radicular distal es de menor dimensión. La raíz
mesial del primer molar inferior es laminada mesio-distalmente, es curvada en forma regular
hacia distal. Conserva la misma dimensión mesiodistal desde el tronco hasta muy cerca del ápice.
En algunos especímenes reduce en forma conoide esta dimensión y se adelgaza ligeramente en el
extremo apical. La amplitud vestíbulo-lingual facilita la existencia de dos conductos radiculares.
Puede ser considerada simbólicamente como una pirámide con cuatro caras axiales, mesial,
distal, vestibular y lingual. La raíz distal del primer molar inferior es menos voluminosa que la
mesial. Puede ser recta e inclinada hacia distal, de cervical a apical. En ocasiones se le encuentra
en forma de gancho, con una curvatura hacia distal en la misma forma que lo hace la raíz mesial.
Se han encontrado especímenes con una ligera convergencia hacia los dos tercios apicales sin
llegar a tocarse y una tercera raíz en disto-lingual, sin dirección precisa. Las caras de la raíz son
semejantes a la mesial pero de menor superficie. Normalmente esta raíz tiene un solo conducto.
La zona de trabajo en este diente, es toda el área intercuspídea, más casi todo el tercio oclusal de
la cara vestibular. El contacto lo hace con el primer molar superior, y una sexta parte con el
segundo premolar superior. Para fijar la correcta posición de contacto de estos dientes, se toma
como referencia la cima de la cúspide mesio-vestibular del molar superior. Ésta coincide con el
surco ocluso-vestibular del molar inferior. De este modo, la cima de la cúspide vestíbulo-distal
del superior corresponde con el surco ocluso-vestíbulo-distal del inferior. La cima de la cúspide
vestíbulo-central del molar inferior ocluye haciendo contacto con la fosa central del molar
superior. La fosa central del inferior es ocupada por la cúspide mesio-lingual del superior.
Cuando se efectúa el cierre de la mandíbula, se producen los contactos oclusales en los dientes.
Esto no sólo se concibe desde el punto de vista estático, sino que debe captarse la idea de un
modelo dinámico del ciclo masticatorio. La mayor superficie de contacto lograda entre dos
dientes antagonistas, está en razón directa de la normalidad en la forma y posición adecuada de
ellos [Moreno y asociados, 2004].

II.3.- Histología y embriología de los órganos dentales


La morfogénesis dental u odontogénesis, es un proceso complejo que involucra diversos factores
además de los celulares [Arana-Chávez y Massa, 2004]. Se considera que la formación de la
estructura del diente, puede ser guiada por la herencia genética [Jowett y colaboradores, 1993]
La cual delimita su forma, tamaño y posición. Esto depende del tipo de especie y raza de un
individuo particular [Ferrario y asociados, 1999]. Adicionalmente, se ha encontrado que la
señalización bioquímica [Aberg y colaboradores, 1997], esencialmente la hormonal del tipo local
y sistémico puede afectar la formación del diente y alterar su estructura normal [Kumasak y
asociados, 2010]. En conjunto con los factores bioquímicos y genéticos, las cargas mecánicas
pueden alterar el comportamiento celular modificando la morfología y función del diente
[Mammoto y colaboradores, 2011].

Durante la odontogénesis se desarrollan diversos tejidos, esmalte, dentina y cemento. El esmalte


es la capa externa que se encuentra en la corona del diente. Se produce debido a la acción de los
ameloblastos (células encargadas de la formación y organización del esmalte dental) que se
diferencian desde el epitelio dental interno. El cemento, la capa externa de la raíz del diente que
se diferencía a partir del folículo dental. Por su parte la dentina es el principal tejido del diente, el
cual le confiere soporte mecánico, protección a la pulpa y comunicación entre el exterior e
interior, a través de los túbulos dentinarios (Figura II.24) [Mitsiadis y Graf, 2009].

Esmalte
Proceso
carioso
Dentina

Cámara
Cemento
radicular

Figura II.24.- Tejidos del diente

II.3.1.- El esmalte dental, estructura física, propiedades químicas y mecánicas


La corona anatómica está cubierta por un tejido inerte, duro y acelular llamado esmalte dental.
Gracias a su elevada dureza, comportamiento mecánico y ubicación más externa en el diente,
permite la protección contra daños externos a la dentina y la pulpa que se encuentran en su
interior. Una de las características más importantes de los dientes es su capacidad de soportar un
amplio rango de cargas. Hasta de 1000 N en un área crítica de contacto entre 0.45 y 2.5 mm2 sin
presentar falla [White y asociados, 2001].

Al ser un tejido altamente mineralizado es susceptible a la desmineralización, en el medio ácido


que crean las bacterias de la flora bucal. Lo que pude dar como resultado la caries dental. Es un
tejido no reemplazable ni regenerable. Sin embargo, al ser un tejido inerte, es permeable y puede
haber un intercambio iónico entre el esmalte y el medio de la cavidad bucal, en particular con la
saliva. Cuando se aplica Flúor tópicamente a la superficie del esmalte, el diente se hace más
resistente a la disolución en ácidos. Como resultado de la sustitución, por intercambio iónico, del
ión fluoruro por el ión oxidrilo en el cristal de hidroxiapatita [Rivera-Velásquez y colaboradores,
2012]. El esmalte está compuesto por aproximadamente 96% de una matriz mineral
(principalmente hidroxiapatita carbonatada) y 4% de material orgánico (1% de proteína y 3%
agua). La porción mineral está fundamentalmente conformada por ejes de hidroxiapatita de entre
25 y 27ηm de espesor y 100ηm de ancho. Éstos se combinan sistemáticamente para formar
estructuras alargadas (similares a fibras) de unos 4-8 mm de diámetro llamadas prismas. Éstos se
extienden desde la unión amelodentinaria (unión del esmalte y la dentina), hasta la superficie
oclusal. Los prismas se encuentran unidos por una capa delgada (1 mm) de material orgánico
basado en proteína. También consta de diminutos cristales de apatita, alineados en una dirección
diferente de la que presentan los prismas [Park y asociados, 2008].
Las propiedades mecánicas del esmalte dental en humanos, como el módulo de elasticidad
(cociente entre la tensión aplicada a un material y la deformación elástica producidas es decir,
que pueda recuperarse tras retirar la carga). La dureza (resistencia a la penetración o a la
deformación permanente). Tenacidad a la fractura (resistencia a la propagación de una grieta
existente bajo la acción de un estado particular de esfuerzos, por una carga mecánica aplicada
estáticamente, bajo condiciones de deformación plana). La fragilidad (capacidad de un material
relativamente pequeña a la deformación). Han sido estudiadas desde hace algún tiempo, con el
objetivo de identificar su estructura y comportamiento mecánico.

Estos estudios han reportado valores para el módulo de elasticidad en el esmalte dental humano
en un rango entre 70 y 120 GPa [Park y asociados, 2008]. Mismo rango en el que se encuentran
los módulos de Young de materiales como el Zirconio, el Oro y la Plata Tabla II.4. Su dureza
varía entre 3 GPa y 6 GPa dependiendo de la edad del paciente y la localización en el diente [Xu
y colaboradores, 1998].

Tabla II.4.- Módulo de Young de algunos materiales en el rango del esmalte dental
Material Módulo de elasticidad

70-12 GPa
Esmalte dental

95 GPa
Zirconio

77 GPa
Oro
76 GPa
Plata

La tenacidad a la fractura reportada para el esmalte dental varía entre 0.4 y 1.5 MPa. Estos
valores de tenacidad a la fractura son semejantes a los encontrados para materiales como el vidrio
de borosilicato y algunas resinas epóxicas. Lo cual permite deducir que el esmalte dental posee
características mecánicas relativamente altas. A pesar de estar compuesto por un alto porcentaje
de material inorgánico. Cabe destacar que la diferencia entre los valores reportados por uno u
otro estudio dependen en parte de las características anisotrópicas del material, (se considera
anisotropía cuando la variable inducida tensión, compresión, corriente eléctrica, etc. no coincide
con la del campo que la origina) [Araque-Beltrán y asociados, 2005]. Es por ello que
dependiendo del sentido en el que se encuentren los prismas de hidroxiapatita, el comportamiento
mecánico varía.

II.3.2.- La dentina, estructura física, propiedades químicas y mecánicas


La dentina es el tejido conectivo especializado que forma la masa dental, soporta al esmalte y
compensa su fragilidad. Es un tejido avascular, duro, elástico, de color blanco. Constituye el eje
estructural sobre el que se articula el resto de los tejidos duros del mismo. Es parte fundamental
de la protección de la pulpa. Químicamente está compuesta por 50% de materia inorgánica
(cristales de hidroxiapatita ricos en carbonatos y pobres en Calcio), 30% por una matriz orgánica,
en su mayor parte de colágeno tipo I y el 20% restante es agua y un fluido, similar al plasma
sanguíneo, pero peor definido [Fuentes-Fuentes, 2004]. Su microestructura está dominada por la
presencia de unas estructuras cristalinas en forma de cono invertido denominados túbulos
dentinarios. Entre cada túbulo existe un canal peritubular el cual contiene colágeno tipo I,
cristales de hidroxiapatita y fluido dentinario. Lo que constituye la matriz orgánica o intertubular.
Los túbulos se extienden desde la cámara pulpar hasta la unión amelodentinaria, donde se alojan
los procesos odontoblástico. Estos canales varían en número y tamaño. En la superficie de la
dentina junto a la unión amelodentinaria tienen un calibre de 0.8 mm de diámetro. En dirección a
la pulpa aumenta su número así como su calibre el cual es de 2.5 mm de diámetro [González-
Pérez y colaboradores, 2009]. Esta organización le permite tener una función hidráulica en la
distribución de las fuerzas de la masticación. A su vez, le confiere un comportamiento
anisotrópico, es decir, las propiedades del substrato difieren según la dirección considerada
[Araque-Beltrán y asociados, 2005]. Su intensidad no es la misma en todas las direcciones
cristalinas (Figura II.25).

Dentina
peritubular
Dentina
intratubular

Figura II.25.- Túbulos dentinarios

Una característica de la dentina es la permeación que sufre por entre los túbulos estrechamente
empaquetados los unos con los otros. Los cuales contienen las prolongaciones citoplasmáticas de
las células que una vez la formaron y que posteriormente la mantienen. Estas células son los
odontoblastos. Sus cuerpos celulares están alineados en la superficie interna de la dentina, donde
forman el límite periférico de la pulpa dentaria. Su presencia hace que la dentina sea un tejido
muy diferente al esmalte. La dentina no es solamente un tejido sensible, sino que además es
capaz de repararse. Ya que es posible estimular los odontoblastos para que depositen más dentina
[Niño-Barrera y Garzón-Alvarado, 2102].

Como consecuencia de su composición química y de su estructura histológica, la dentina posee


tres propiedades mecánicas esenciales; dureza, resistencia (capacidad de un material a soportar
una carga) y elasticidad (propiedad mecánica de un material de deformarse ante la aplicación de
una carga y de recupera su forma, una vez que se retira dicha carga). Las cuales resultan
imprescindibles para ejercer su función mecánica en la fisiología dental. Las propiedades
mecánicas de la dentina son importantes para entender cómo las fuerzas masticatorias son
distribuidas a través del diente [Marshall y colaboradores, 1997]. Los túbulos están conectados
por material orgánico, el cual tiene más bajo módulo de elasticidad que los túbulos a lo largo de
sus ejes. Esto hace que se considere que existe un mayor grado de anisotropía en dentina que en
esmalte. La dentina en consecuencia es un material que responde diferente cuando alguna fuerza
es aplicada paralela a los túbulos o cuando se aplica transversal a ellos [Kinney y asociados,
2003].

La mayoría de las mediciones de dureza en la dentina se realizan mediante las técnicas de


microindentación Knoop y Vickers. Son técnicas rápidas de realizar y no destructivas. Los
cálculos se basan en la deformación permanente inducida en la superficie que permanece tras
retirar la carga. En la prueba de durometría Vickers, se utiliza un indentador piramidal de
diamante con un ángulo diedro de 136°. En el procedimiento Knoop la punta del indentador es
piramidal pero de base rómbica, formada por dos caras perpendiculares entre sí con ángulos de
172° 30' y 130° [Van Meerbeek y colaboradores, 1993].

Los valores publicados de microdureza de la dentina oscilan entre los 250 y 800 MPa.
Dependiendo de la localización de la medida con respecto al esmalte y a la pulpa. Ya que existe
una relación inversa entre la dureza de la dentina y la densidad tubular. Puesto que los ensayos de
microindentación no permiten medir la dureza de estructuras individuales como la dentina
peritubular e intertubular, el desarrollo de nuevas técnicas ha permitido determinar si esta
disminución de la dureza se debe a la morfología de la dentina o bien a diferencias en las
propiedades de los constituyentes de la dentina [Fuentes-Fuentes, 2004].

El nanodurómetro emplea cargas que oscilan entre 0.0015 g (mili-Newtons). Esto le permite
indentaciones con profundidades inferiores a 1 mm en materiales duros. La profundidad de la
indentación se monitoriza in situ durante la carga y la descarga. Se puede calcular la dureza y el
módulo de Young a partir de la curva esfuerzo-deformación sin necesitar información visual [Van
Meerbeek y colaboradores, 1993]. Sin embargo, esta técnica no permite la localización exacta en
micras, haciendo difícil distinguir la dentina peritubular de la intertubular. Otro inconveniente es
la imposibilidad de mantener los especímenes hidratados con lo que los valores obtenidos son
mayores de los reales [Marshall y asociados, 1997]. La incorporación de un indentador en el
microscopio de fuerzas atómicas ha permitido medir la dureza y rigidez de especímenes
completamente hidratados con precisión de nanómetros (Figura II.26). De esta forma se ha
medido la dureza de la dentina peritubular en 2.45 ± 0.14 GPa. La dentina intertubular profunda,
cerca de la unión amelodentinaria en 0.51 ± 0.02 GPa (es 4 veces más blanda que la dentina
intertubular superficial). Cerca de la pulpa en 0.13 ± 0.01 GPa [Kinney y colaboradores, 1999].

Figura II.26.- Microidentador con plataforma de microscopio invertido

Existen numerosos estudios realizados acerca de la resistencia de la dentina [Bowen y Rodríguez,


1962]. Se ha publicado que la resistencia de la dentina a la tensión, se encuentra en entre los 52
MPa y los 37 MPa [Sano y asociados, 1994]. Con la técnica de cizalla con punzón, se publicaron
valores de 39 MPa en las proximidades de la cámara pulpar. De 131 MPa cerca de la unión
amelodentinaria. Utilizando el método de resistencia a la cizalla en un plano único, se determinó
la resistencia de la dentina entre 78 ± 13 MPa y 91.8 ± 12.7 MPa. Dependiendo de la localización
y de la orientación tubular [Watanabe y asociados 1996].

La técnica de microtensión desarrollada por Sano, permitió medir la resistencia de la dentina en


superficies pequeñas (0.5 mm2) [Sano y colaboradores, 1994]. Los valores obtenidos con esta
metodología fueron muy superiores a los valores que se habían obtenidos previamente por otros
autores. Esto es debido a que al realizar mediciones en especímenes pequeños, se consigue una
mejor distribución de fuerzas. Principalmente en la aplicación de fuerzas de tensión puras y se
evitan la presencia de defectos en la superficie que puedan alterar los resultados. Con ello,
determinaron la resistencia de la dentina mineralizada o intacta en 106 MPa. La resistencia de la
dentina depende de la orientación tubular y es mayor cuando la carga se aplica perpendicular al
eje axial de los túbulos [Carvalho y asociados, 1996]. La razón es desconocida, pero
probablemente se relaciona con la estructura de la dentina y la distribución de las fuerzas durante
el ensayo. Kinney demostró que la dentina peritubular es más dura que la que la dentina
intertubular [Kinney y colaboradores, 1999]. Si la fuerza que se aplica es paralela a la unión de
estos dos componentes se producen fuerzas de cizalla. Por el contrario, si las fuerzas se aplican
perpendicular a la orientación de los túbulos, las fuerzas generadas son de tensión. Se cree que las
fuerzas de cizalla se propagan más rápidamente, provocando la fractura de la dentina con menor
carga aplicada [Fuentes-Fuentes, 2004].

La dentina mineralizada es relativamente rígida (1020 GPa) [Sano y asociados, 1994]. La


elasticidad propia de la dentina tiene gran importancia funcional. Permite compensar la rigidez
del esmalte, amortiguando los impactos durante la masticación. La elasticidad dentinaria varía de
acuerdo al porcentaje de sustancia orgánica y al agua que contiene. La microscopía de fuerzas
atómicas ha demostrado que la dentina peritubular es mucho más rígida que la dentina
intertubular. Su módulo es más uniforme, mientras que el módulo de la dentina intertubular varía
en función de la distribución de la apatita en la matriz de colágeno [Kinney y colaboradores,
1999]. Se ha publicado que el módulo de Young del colágeno en la interface (entre la dentina y la
pulpa) es de 2 GPa y de 7 GPa. En la región adyacente incrementa hasta la normalidad conforme
se aleja de la interface. Con lo que se ha calculado que el módulo de elasticidad de la dentina
peritubular es de 24 GPa y el de la intratubular es de 18 GPa.

II.3.3.- El cemento radicular, estructura física, propiedades químicas y mecánicas


El cemento radicular es duro y tiene alguna semejanza con el hueso, excepto que es avascular. Es
un es un tejido conectivo mineralizado que cubre las raíces de los dientes y se halla firmemente
unido a la dentina radicular. Aproximadamente, el 50% del cemento está mineralizado por
cristales de hidroxiapatita y la matriz orgánica es principalmente colágeno. Existen dos tipos de
cemento, el acelular o primario y el celular o secundario. El acelular o primario se deposita
lentamente antes de que el diente erupcione. Este tipo de cemento se encuentra en el tercio
cervical radicular pero puede cubrir la totalidad de la raíz. A menudo se puede encontrar cubierto
por cemento celular, donde las células que lo formaron, los cementoblastos, han quedado
atrapados en lagunas de su propia matriz. Muy similar al modo en que los osteocitos ocupan sus
lagunas en el hueso. En cambio el celular o secundario se deposita rápidamente cuando el diente
entra en oclusión. Es más irregular y generalmente se localiza en el tercio medio y apical (Figura
II.27) [Zeichner-David, 2006].

CELULAR ACELULAR
Figura II.27.- Apariencia microscópica de los tipos de cemento radicular

Como ya se mencionó, su función principal es coadyuvar en el anclaje del diente en su alvéolo.


Junto con las articulaciones dentoalveolares mediante las fibras de Sharpey. Estas fibras se ven
aumentadas tanto en número como en diámetro a medida que el cemento es aposicionado.
También cumple algunas funciones homeostáticas como son la compensación del desgaste
fisiológico del diente. Esto es, la pérdida de la sustancia adamantina (esmalte) que se produce a
nivel incisal durante la masticación. A lo largo de la vida funcional del diente, se van formando
nuevas capas de cemento a nivel apical y en las zonas de la furca radicular (lugar donde se
separan las raíces, en el caso de órganos dentales multiradiculares). Esto es como medida para
mantener la longitud del diente y que de esta forma permanezca siempre en el plano o nivel de
oclusión que le corresponde [Seo y asociados, 2004]. Con este mismo principio, durante los
procesos eruptivos, es decir, cuando se produce el cambio de dentición primaria a secundaria, a
nivel apical y en las furcas, su deposición permite el crecimiento o elongación del diente. Por
último se encarga de la reparación de la reabsorción radicular. Es el principal tejido de reparación
para las superficies radiculares. El daño que pueden sufrir las raíces es reparado por depósito
nuevo de cemento. Al igual que la dentina y el hueso y a diferencia del esmalte, tiene capacidad
de remodelación y reparación. Se estima que tiene un espesor promedio de 80 a 120µ, es menos
permeable que la dentina. Al ser un tejido completamente mineralizado, su dureza es menor a la
de la dentina y el esmalte, siendo similar al hueso alveolar (2.2 N/mm2) Al igual que el módulo
de Young (10.4 GPa en promedio). Es de color blanco nacarado más oscuro opaco que el
esmalte. Su radiopacidad es similar al del hueso compacto. Es un tejido con mayor similitud al
hueso que a la dentina y al esmalte dental (Tabla II.5) [Currey y Brear, 1990].

Tabla II.5.- Algunas propiedades mecánicas de los tejidos dentales


Tejido dental Módulo de Young Módulo de rigidez Densidad Relación de Poisson
adimencional
Esmalte 70-12 GPa 29.2 GPa 0.25 g/mm2 0.31
2
Dentina 24 GPa 8.5 GPa 0.23 g/mm 0.25
peritubular
Dentina 18 GPa 6.7 GPa 0.31 g/mm2 0.33
Intratubular
Cemento 10.4 GPa 2.2 N/mm2 0.2 g/mm2 0.30
radicular

II.4.- Biomecánica del sistema Estomatognático


La Biomecánica, rama de la Física destinada al estudio del aparato locomotor del ser Humano. Se
basa en el concepto newtoniano de interacciones y fuerzas. Los principios de la Estática de
fuerzas y torques y las condiciones del equilibrio. Así como de las propiedades de la deformación
de cuerpos por acción de fuerzas y las deformaciones elásticas, plásticas, viscoeláticas [Guede y
colaboradores, 2013]. Considera que el Sistema Estomatognático funciona como una palanca de
3er grado. Donde la potencia es proporcionada por los músculos de la masticación (Tabla II.6). El
fulcro es representado por la ATM y la resistencia la ofrece la mandíbula (Figura II.28). Lo cual
le permite movimientos de rotación y translación [Angulo-Carrere y Dobao-Álvarez, 2010].

Potencia

Fulcro
oro

Potencia
Resistencia
Figura II.28.- Función mecánica del sistema Estomatognático

Tabla II.6.- Fuerza de los músculos de la masticación [Coelho y colaboradores, 2008].


Músculo Intensidad
Masetero profundo 60-81N
Masetero superior 40-190 N
Pterigoideo interno 80-174 N
Pterigoideo externo 66-90 N
Temporal anterior 100-158 N
Temporal medio 60-95 N
Temporal posterior 60-95 N

El movimiento de rotación se pone de manifiesto con el abatimiento y elevación de la mandíbula


es decir, durante la apertura y cierre de la boca. Durante este movimiento los órganos dentales se
separan y se juntan. Es el movimiento que comúnmente se denomina masticación. El movimiento
de translación se presenta de dos formas.

Cuando la mandíbula se protruye y retruye (se desplaza hacia adelante y hacia atrás
respectivamente) y con movimientos de lateralidad (izquierda y derecha). Estos desplazamientos
también participan durante la trituración y deglución del alimento (Figura II.29). En conjunto
estos movimientos y su coordinación neuro-muscular dan origen a la fuerza de oclusión, fuerza
masticatoria o fuerza de mordida [Aragón y asociados, 2005].

A) B) C)

A) Apertura
B) Cierre
C) Protrusión
D) Retrusión

D) E) E) Lateralidades

Figura II.29.- Grados de libertad de la mandíbula (Polígono de Posselt).


La fuerza de mordida (FM) es un componente de la función masticatoria [Midori y
colaboradores, 2007]. Se le considera un indicador de su estado funcional [Bakke, 2006]. Se le ha
definido como la máxima fuerza generada entre los dientes del maxilar y la mandíbula [Fontijn y
asociados, 2000]. La generación de la FM depende de la acción, volumen y coordinación de
músculos masticatorios [Van Der Bilt y colaboradores, 2006].

De los mecanismos de la ATM [Bakke, 2006], de su regulación por el sistema nervioso y del
estado clínico1 estomatológico. La FM se incrementa con las necesidades masticatorias. Algunos
autores han reportado que el mejor sistema masticatorio, cuenta con la más potente FM. Que su
evaluación es relevante para obtener valores normales contra los cuales contrastar la de pacientes
con patologías estomatológicas. Así como para obtener valores de referencia en estudios
biomecánicos.

Para monitorear efectos terapéuticos como los de aparatos protésicos [Midori y asociados, 2007].
Diferentes investigaciones han encontrado un amplio rango de valores en la FM. Algunos
ejemplos son en hombres adultos jóvenes sanos, en los que se ha reportado un valor promedio de
727 N (74.15 kgf) [Ferrario y colaboradores, 2004]. En niños con dentición permanente y
oclusión normal un valor de 425 N (43.35 11 kgf). Para mujeres jóvenes con enfermedad
periodontal un valor de 370 N (37.74 kgf) [Alfaro-Moctezuma y asociados, 2012]. En el caso de
niños sanos (dentición temporal) un valor de 186.20 N (18.99 kgf) [Duarte-Gavião y
colaboradores, 2007]. Adultos mayores con dentaduras parciales removibles o dentaduras totales
un valor de 181 N (18.46 kgf) [Kim y asociados, 2008]. Niños con dentición mixta y mordida
cruzada un valor de 114 N (11.62 kgf) [Midori-Castelo y colaboradores, 2008]. La diferencia de
los valores depende de factores relacionados con características propias de los sujetos [Paschetta
y González, 2014].

II.5.- Sumario
Este capítulo hace referencia a la definición de sistema Estomatognático, su origen embriológico,
su división histológica, su morfología y fisiología. Se hace una descripción de sus estructuras
óseas y anexas. Sus componentes articulares, neuromusculares, vasculares, periodontal y oclusal.
A su vez, se hace referencia en particular a la morfología de los órganos dentales y especialmente
al primer molar inferior. La estructura física y propiedades químicas y mecánicas de los tejidos
dentales. Finalmente se hace mención de la Biomecánica general de dicho sistema.

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