Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Violencia contra
las mujeres
La subversión de los discursos
Irma Colanzi
María Luisa Femenías
Viviana Seoane
(compiladoras)
Violencia contra
las mujeres
La subversión de los discursos
Rosario, 2016
A las mujeres y niñas/os en situación de violencia,
por su coraje para construir espacios de respeto,
solidaridad y reconstitución de sí.
Agradecimientos
Agradecimientos....................................................................................... 9
Presentación............................................................................................... 15
PRIMERA PARTE
Puntualizaciones conceptuales en torno a las violencias, el feminismo y
el enfoque de género
Capítulo 1
Subtexto de género y violencia. Algunas consideraciones mínimas
María Luisa Femenías.............................................................................. 29
Capítulo 2
Avances y retrocesos en el análisis de la violencia contra las mujeres
María Marta Herrera............................................................................... 51
Capítulo 3
El acoso como expresión de las violencias de género en la escuela
Viviana Seoane........................................................................................... 65
SEGUNDA PARTE
Tramas de violencias, interculturalidad y mecanismos de poder
Capítulo 4
La emergencia de la violencia de género como tema originario
en los procesos de organización política de las mujeres indígenas
(Encuentros Nacionales de Mujeres, 1986-2011)
Silvana Sciortino........................................................................................ 87
Capítulo 5
Tramas en espejo: cuerpos, testimonios y verdades
Irma Colanzi.............................................................................................. 115
Capítulo 6
Las idénticas. Acerca de la construcción jurídica de la categoría
de víctimas del delito de trata con fines de explotación sexual
Laurana Malacalza.................................................................................. 115
Capítulo 7
Visibilización y análisis de la violencia contra la naturaleza y su
feminización: el problema de la re-apropiación contemporánea
de la Pachamama
Micaela Anzoátegui y Alejandra Barba................................................. 155
TERCERA PARTE
Desafíos conceptuales de las tramas de violencias invisibilizadas
Capítulo 8
La violencia de la desvalorización del trabajo doméstico y
de cuidado. Aportes a su visibilidad
Paula V. Soza Rossi.................................................................................... 181
Capítulo 9
Las violencias de la interpretación en los análisis de mujeres
Adriana B. Rodríguez Durán.................................................................. 203
Capítulo 10
Violencia contra la mujer en la pareja y acceso a la justicia: mitos
románticos como factor de riesgo
Hilda Gabriela Galletti............................................................................ 223
Bibliografía................................................................................................. 245
Noticias de las autoras.............................................................................. 267
Presentación
E
sta compilación nace de un doble interés. Por un lado, dar a cono-
cer nuestras investigaciones teóricas sobre la violencia contra las
mujeres, producto del proyecto de investigación “Contribuciones
para un análisis interdisciplinar de la violencia de sexo-género. Estrategias
para su abordaje” (H.592, período 2011-2014), que dirigió María Luisa
Femenías.1 Por otro, de las experiencias de campo, donde aplicamos buena
parte de nuestros desarrollos conceptuales, contribuyendo con esas herra-
mientas teóricas elaboradas con perspectiva de género a la creación de in-
dicadores sobre la violencia contra las mujeres.2 Dos fueron los proyectos
de extensión universitaria, ambos avalados por la Secretaría de Extensión
universitaria de la UNLP, “Mujeres decidiendo sus cambios: creatividad
contra la violencia” ediciones desarrolladas durante los años 2011 y 2012,
dirigidos por María Luisa Femenías y codirigidos por Paula V. Soza Rossi
y Silvana Sciortino respectivamente, los que nos permitieron contrastar
ciedad como un todo). Las cifras que informa Naciones Unidas, u otros
organismos avocados a la investigación del problema, muestran además
que la violencia contra las mujeres va in crescendo en la misma medida en
que decrece la violencia de los varones entre sí;3 y que al mismo tiempo
la crueldad de los crímenes que se perpetran en su contra, también au-
menta, llegándose a extremos poco imaginables (Toledo Vázquez, 2014:
83; Monárrez Fragoso, 2006). Muchas son las teorías que buscan explicar
por qué sucede esto, y resulta imposible adentrarnos en todas ellas. Sin
embargo, trabajos teóricos como los aquí propuestos, llevan a cabo una
contrastación crítico-sistemática de los diversos factores intervinientes en
la emergencia de la violencia de sexo-género. Subrayan además la necesi-
dad de tomar en cuenta lo que se denominó (a partir de la década de los
sesenta) el “paradigma patriarcal”, marcando la necesidad de generar con-
ceptos interdisciplinares para el examen de los elementos intervinientes.4
Sin una buena lectura de los diversos aspectos en juego y una com-
prensión teórica más acabada del problema es difícil, si no imposible,
hacer propuestas que favorezcan su reversión. Por eso, es preciso generar
diversas estrategias, diseñar categorías que permitan visibilizar y mediar
los factores excluyentes o inferiorizantes, por lo general soterrados. En ese
sentido, consideramos que los trabajos que incluimos en esta compilación
no son un aporte menor a la comprensión del problema, sino un paso
indispensable para su comprensión en aras de la elaboración de políticas
públicas. Consideramos que es necesario ampliar nuestra comprensión
tegoría de víctimas del delito de trata con fines de explotación sexual. Esas
definiciones no sólo dan cuenta de las formas que asumen las relaciones
de dominación entre los géneros en el ámbito del derecho penal, sino que
traspasan las definiciones de la política criminal y se proyectan a las políti-
cas públicas de protección, asistencia y prevención de las distintas formas
de violencia contra mujeres y niñas. Malacalza muestra cómo la caracteri-
zación jurídica de la categoría de “víctima del delito de trata” se establece
a partir de procesos y mecanismos de exclusión de otros/as individuos, la
que se adecua a otra categoría, socialmente construida, la de “prostituta” o
“trabajadora sexual”. Según la tesis de Malacalza, se definen en oposición
a ciertas representaciones sociales que refieren al ejercicio de una supuesta
autonomía de las mujeres, que participan de la oferta de trabajo sexual,
y de su libertad en la definición de las condiciones en que lleva a cabo su
actividad.
Como cierre de esta segunda parte, Anzoátegui y Barba examinan
de manera general el concepto de Pachamama, entendida o interpretada
luego del colonialismo como “Madre Tierra”. Esa versión de los pueblos
andinos, más adelante fue especialmente re-apropiada y difundida por
diversos movimientos ecologistas de América Latina. Si bien las reapro-
piaciones son heterogéneas y dependen de las condiciones sociocultura-
les, históricas, políticas y económicas de cada país y/o región de América
Latina, podemos sintetizar que se centran en la idea de una naturaleza
femenina proveedora, respecto de la cual el ser humano se encuentra en
relación de complementariedad. Se lo puede enmarcar dentro de los deba-
tes por el Buen Vivir, pero el análisis de este tópico excede los propósitos
del presente trabajo.
La tercera parte de la compilación se titula, Desafíos conceptuales de
las tramas de violencias invisibilizadas, incluye tres artículos que contem-
plan estrategias particulares en la configuración de nociones teóricas y
aspectos tácticos del abordaje de las violencias contra las mujeres, desde
un punto de mira socio-psicológico. Integran esta última parte de la com-
pilación los artículos de Paula V. Soza Rossi (Capítulo 8: “La violencia
de la desvalorización del trabajo doméstico y de cuidado. Aportes a su
24 Violencia contra las mujeres
C
iertos filósofos, paradigmáticamente los del idealismo alemán,
con Hegel como su representante más encumbrado, consideran
la filosofía como un tipo de reflexión en la que se expresan de-
terminadas formas de autoconciencia de la especie, tal como lo subraya
Amorós en una obra ya clásica (Amorós, 1985: 23). Sin embargo esta afir-
mación hegeliana nos pone ante la curiosa situación de tener que resolver
a qué se refiere con la denominación de “especie”, aunque la pregunta a
primera vista parezca tener un sentido obvio. ¿Se comete también en este
caso, como en tantos otros, la paradoja pars pro toto denunciada por Simo-
ne de Beauvoir en 1949, que cuenta con claros y valientes antecedentes?
Pues bien, sabemos que poco antes de ser guillotinada en 1793, Olym-
pes de Gouges redactó la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la
Ciudadana habida cuenta de que a esa altura de los acontecimientos era
una palmaria obviedad que las mujeres no estaban efectivamente contem-
pladas en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y el ciuda-
dano (Puleo, 1986: 155-163). Varias cuestiones conceptuales e históricas
precipitaron su exclusión del lema ilustrado que proclamaba libertad e
igualdad para “todos”. Las mujeres de los Clubs habían entendido “todos”
en el sentido universal que contemplaba varones y mujeres. Sin embargo,
rápidamente se les había hecho manifiesto que el “todos” se refería a un
“universal” meramente masculino, como en nuestra vieja Ley Sáenz Peña.
De este modo, los “derechos del Hombre y del Ciudadano” se reducían a
los derechos de algunos varones y de ninguna mujer. Primera y violenta
exclusión que justificó y racionalizó cualesquiera otras exclusiones bajo
30 Violencia contra las mujeres
no” más que por su definición, y sostienen que no hay en Aristóteles dis-
criminación alguna contra las mujeres en tanto y en cuanto “son también
ciudadanas” (Femenías, 1996). Las sobre-generalizaciones de este tipo,
aún vigentes, niegan reconocimiento propio y derechos efectivos a un con-
junto de “ciudadanas” identificadas qua tales sólo nominalmente. Es decir,
al denominarlas de un modo que no se corresponde efectivamente con
sus derechos y funciones reales reconocidas, se les dificulta tanto la cons-
trucción de su autoestima y el reconocimiento de sus capacidades cuanto
su identidad. Quienes detentan la capacidad de “dar reconocimiento”, los
varones en su conjunto, sólo lo hacen respecto de un único papel: el de
esposa-madre. No les son reconocidas otras capacidades y la intelectual,
por ejemplo, incluso se considera, para el caso aristotélico, anti-natural.
La sobre-especificidad, por su parte, consiste en adjudicar solo a uno
de los sexos –habitualmente el de los varones– características que ambos
poseen por igual simplemente por pertenecer a la misma especie. Así,
Aristóteles, a quien Moller Okin sigue tomando como ejemplo, atribuye
la racionalidad per se sólo a los varones; las mujeres que la exhiben son un
despropósito de la naturaleza y por tanto “a-normales” o “contra-natura”
(Pol. 1259b: 3-5; Femenías, 1996: 53). Por tanto, en la medida en que a
la pólis solo le interesa la fecundidad de las mujeres, toda otra cualidad
carece de reconocimiento, e incluso puede operar como “distractor” de la
función específica que la naturaleza les ha asignado. Curiosamente, aque-
lla cualidad que define esencialmente “lo humano” (el lógos, la razón) les es
negada, definiéndoselas entonces como “accidente necesario”. Esto lleva a
Amorós a afirmar que, en la mujer, lo accidental es esencial, generando un
juego de ecos que aún es posible oír a través del tiempo en nuestros con-
temporáneos, con el efecto de caja de resonancia, comparable al juego de
espejos que analizó Luce Irigaray en Speculum.
Aún detecta Eichler otra falacia que se vincula estrechamente a lo que
acabamos de decir. La denomina “familiarismo” y tiene dos interpreta-
ciones: la primera, implica suponer que la familia tiene una sola persona
plena: el varón, jefe de familia, padre, esposo, amo de sus esclavos o patrón
de sus siervos, que ostenta plenos derechos, y el resto de los miembros son
Subtexto de género y violencia 35
Por eso, hablar, decir, discutir, examinar, poner sobre el tapete, reali-
zar estadísticas y revisar, observar y comprometerse con la revisión racio-
nal de las tradiciones y los miedos es parte de la “solución” del problema;
aunque no todo.
Por último, si bien todos los casos previos se entienden como modos
de violencia simbólica, la propia Young define la violencia como una for-
ma de opresión que apela a la fuerza física, el acoso, las humillaciones, las
amenazas, la marginación y llega hasta el asesinato como práctica social
para “corregir” los elementos emergentes que no se “corresponden” a un
orden social naturalmente determinado. Los “elementos emergentes” son,
en este sentido, los derechos de las mujeres que quieren constituirse como
sujetos plenos bajo condiciones de reconocimiento recíproco, simétrico,
estima social y respeto, confianza y comprensión, oportunidades de au-
torrealización e igualdad distributiva de ingresos en relación al trabajo
realizado, paridad participativa, y reconocimiento intersubjetivo de su
dignidad.
La categoría de “género”
Nos interesa destacar ahora una de las contribuciones teóricas más fruc-
tíferas de las últimas décadas. Nos referimos a la categoría de “género”. Si
bien en las primeras conceptualizaciones (aún antes de Millett, ya Mo-
ney había distinguido, con otros objetivos, entre el sexo y la construcción
socio-cultural, que luego denominará “género”) se definió en un sentido
beauvoiriano al “género” como una construcción cultural sobre el sexo,
que remitía a la sexualidad como una función moldeada por la cultura,
poco a poco fue cambiando su significado. Originariamente se lo pensó
como una categoría formal, central en los análisis feministas, pero su de-
construcción mostró que mantenía aspectos materiales que lo sesgaban
cultural y epocalmente (Nicholson, 1992). Ahora bien, como sabemos,
a finales de los sesenta, Kate Millett se propuso examinar los ámbitos de
la biología y la cultura a fin de mostrar que no hay inevitabilidad, nece-
sidad o causalidad entre la primera y la segunda, sino modos culturales
de relacionarlas. No obstante, el género todavía es para ella una suerte de
profecía de autocumplimiento que se anuncia culturalmente en el sexo del
recién nacido, con lo que mantiene la analogía: el sexo es a la naturaleza
como el género a la cultura, cuyo agotamiento quedó de manifiesto hacía
mediados de la década de los ochenta. “Género” se impuso de modo no-
Subtexto de género y violencia 45
minal, lo que implicó una importante renovación del debate. Como uno
de sus resultados más relevantes, se puso de manifiesto que respecto de
la definición de “lo humano”, la división dicotómica masculino/femeni-
no no agotaba el universal, forcluyéndose de ese modo la exclusión de un
importante número de personas. Sin duda un acto de violencia simbólica
que debía ser meticulosamente examinado.
Ahora bien, se puede entender el “universal” a la manera kantiana; es
decir como un universal formal. En ese caso, el modo declarativamente
inclusivo del universal indica que, en principio, debe regir para varones,
mujeres y trans, blancos, negros y mestizos, pobres, ricos y burgueses, he-
terosexuales, homosexuales y bisexuales, etc. Sin embargo, su aplicación
adolece desde siempre de limitaciones implícitas materialmente signifi-
cativas, denunciadas repetidamente. Sea como fuere, la “solución” se en-
contró más bien del lado del abandono de los parámetros universales y el
avance de las líneas reconstructivas y posestructuralistas, por un lado, y
posfundacionalistas, por otro.
Si las limitaciones materiales del universal formal ya habían sido de-
nunciadas por las mujeres revolucionarias “ilustradas”, los Black Studies,
las minorías étnicas, las diversidades sexuales y las minorías religiosas, las
consecuencias del abandono del modelo universalista formal no están aún
a la vista. Un segundo modo de entender “universal” es como concepto
metafísico material (no sustantivo), cuyo debilitamiento no conduciría
a la ausencia total de parámetros comparativos sino que pondría en evi-
dencia la imposibilidad de su realización acabada y de sus límites, lo cual
es completamente diferente. La creciente conciencia, por un lado, de la
contingencia y, por otro, de lo político como transfondo de la posibilidad
de concreción efectiva del universal, lo mostraría como siempre fallido.
Esto nos obliga a revisar, examinar y poner en evidencia los mecanismos
de exclusión y el conjunto de presupuestos de diverso tipo, que se hacen
presentes normativamente a lo largo, por ejemplo, de la historia de la cien-
cia y de la filosofía, como modos conceptuales de violencia qua discurso o
metarrelato que la legitima. Elaborar teorías sobre “debilidades naturales”
o “incompletitudes” que definen a las mujeres (o a las minorías) indica
46 Violencia contra las mujeres
A modo de conclusión
Suele sostenerse que la transmisión de la justicia, la libertad y la igualdad,
en sentido amplio y no excluyente, depende de la educación pública, y que
de ella depende también la transmisión del conjunto de valores sociales
compartidos que un cierto Estado quiere consolidar, promover, afianzar
y conculcar a sus niños y jóvenes (Miyares, 2003: 86). En ese sentido, De-
mocracia, Filosofía y Educación están estrechamente vinculadas. Porque
nuestras convicciones nos indican que cuando se apunta a la educación, se
debe “educar en y para la libertad y la igualdad”, presuponiendo marcos no
segregacionistas ni discriminatorios, que favorezcan la equidad para varo-
nes, mujeres, trans, bisexuales, independientemente de su etnorraza, reli-
gión, estado civil, etc., ofreciendo a lxs más jóvenes, futurxs ciudadanxs,
opciones para el ejercicio pleno de sus libertades, deberes y derechos. En
ese sentido, todos debemos contribuir a consolidar una sociedad que posi-
bilite la “igualdad de oportunidades” y erradique todos los modos de dis-
criminación y de violencia, incluida la de sexo-género. Para ello, a todos
nos cabe revisar nuestros propios presupuestos sexistas y racistas.
Para cerrar, sin pretensiones de exhaustividad, hemos querido ofrecer
algunas líneas clave que, a nuestro entender, iluminan algunas reflexiones
entorno al problema de la violencia, las discriminaciones y la ceguera de
género. Mucho se viene haciendo al respecto, y mucho queda aún por ha-
cer.
Noticia sobre las autoras
Anzóategui, Micaela
Profesora y licenciada en Filosofía por la FaHCE-UNLP. Se encuentra
realizando la Diplomatura Superior en Ecología Política y Medio Ambiente
(CLACSO). Actualmente es Secretaria del Centro Interdisciplinario de
Investigaciones en Género (CINIG) y docente en el Departamento de Fi-
losofía de la FaHCE. Sus áreas de investigación son Filosofía del ambien-
te, Ecofeminismo y Estudios animalistas, áreas en las que cuenta con nu-
merosas publicaciones en el país y en el exterior. Es miembro de equipos
de investigación radicados en CINIG-IdIHCS de la UNLP.
Colanzi, Irma
Licenciada y Profesora en Psicología. Miembro de la Carrera de Especiali-
zación para el abordaje de las Violencias interpersonales y de género (FCJS)
y de la Especialización en Educación en géneros y sexualidades (FaHCE),
UNLP. Ex Integrante del Observatorio de Violencia de Género. Defenso-
ría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires; Psicóloga del Programa de
Médicos Comunitarios. Ministerio de Salud. Actualmente es JTP en Me-
todología de la Investigación en Facultad de Psicología (UNLP), y becaria
de doctorado de la UNLP. Coordinó Proyectos de extensión universitaria
(2010) y es miembro de proyectos de Investigación sobre Violencia de
Sexo-Género, desde 2009 y continúa. Cuenta con numerosas publicacio-
nes al respecto.
276 Violencia contra las mujeres
Malacalza, Laurana
Licenciada en Historia y Magister en Género de la Facultad de Huma-
nidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario. Doctoranda en
Derechos Humanos de la Universidad Nacional de Lanús. Docente del
Seminario “Genero y Derecho penal” de la Especialización de Derecho
Penal de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Nacional de
La Plata. Publicó artículos en libros y revistas referidos a la problemática
de las mujeres encarceladas, estudios de género y memoria. Ha elabora-
do informes nacionales e internaciones sobre las políticas públicas sobre
violencia doméstica y trata de personas con fines de explotación sexual.
Actualmente, es coordinadora del Observatorio de Violencia de Género
de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires y tutora de la
Especialización en Educación en Géneros y Sexualidades de la Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de
La Plata.
Sciortino, Silvana
Doctora en Antropología (FFyL-UBA). Licenciada en Antropología
(FCNyM-UNLP). Investigadora UNLP-CONICET. Docente de la
Cátedra de Antropología Sociocultural II - FTS - UNLP. Docente de
posgrado de la Especialización en Educación, Géneros y Sexualidades de la
FaHCE, UNLP Temáticas o áreas en las que se especializa: Procesos de
organización social y política de mujeres: mujeres indígenas, políticas de
identidad, multiculturalismo y movimiento amplio de mujeres. Publica-
ciones: “Procesos de organización política de las mujeres indígenas en el
movimiento amplio de mujeres en Argentina Consideraciones sobre el
feminismo desde la perspectiva indígena” (2015); “Violencias relatadas,
derechos debatidos y mujeres movilizadas: el aborto en la agenda política
de las mujeres indígenas en Argentina” (2014); “Relatos sobre el origen
de los social (y de la desigualdad sexual): fundamentos simbólicos de la
violencia contra las mujeres” (2013). Compiladora de Volver a los setenta:
el feminismo italiano de la diferencia sexual (Edulp, 2013).
Seoane, Viviana
Doctora en Ciencias Sociales (FLACSO/Argentina). Profesora en
Ciencias de la Educación (Universidad Nacional de La Plata); Magíster
en Ciencias Sociales con Orientación en Educación (FLACSO/Argen-
Noticias sobre las autoras 279