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Origen:

El Romanticismo es un movimiento cultural y político originado en Alemania y en el Reino


Unido a finales del siglo XVIII, surge como una reacción revolucionaria contra el racionalismo
de la Ilustración y el Clasicismo. Llega a desarrollarse fundamentalmente en la primera mitad
del sigl XIX, extendiéndose desde Inglaterra, Alemania hasta llegar a países como Francia,
Italia, Argentina, España, México, etc.

Tal movimiento supone una ruptura de una tradición, un orden anterior y de una jerarquía de
valores culturales y sociales, en nombre de una libertad auténtica, confiriendo prioridad a los
sentimientos; es decir que significó un cambio de gusto de la época y de las teorías estéticas
de la creación. Lo moderno frente a lo neoclásico, simbolizado en lo francés y en la imitación
de los modelos antiguos.

El termino romanticismo tiene relación etimológicamente con el término francés roman que
significa novela que hace referencia a lo inefable, aquello que no se puede expresar con
palabras. Así, en un principio, se entendería que un sentimiento romántico es aquel que
requiere de un roman para ser expresado

A mediados del Siglo XVIII, sin que aún existiera una unidad política, la economía alemana
había florecido; pero en cierto modo faltaba a la nación alemana un desarrollo cultural en lo
literario, con un contenido susceptible de considerarse clásico, como existía en Francia. Pero el
florecimiento económico, dió lugar al surgimiento de algunos centros urbanos de gran empuje
cultural, como Frankfurt, Leipzig y Weimar. Se produjo, entonces, el surgimiento de una
corriente cultural de gran contenido nacionalista y con acento en el perfeccionamiento del
idioma alemán, al que se procuraba depurar de palabras de origen latino o francés.

Enfoque Literario:

El estilo característico de la literatura romántica en general, es la invocación de los


sentimientos, especialmente aquellos de índole más individual y subjetiva como en particular
el sentimiento amoroso; y un recurso a la imaginación creadora en el orden formal -
particularmente en la poesía - apuntanto a la liberación de las formas estrictas (como la del
soneto, por ejemplo). En el teatro, fueron abandonadas las tres unidades clásicas de tiempo,
de espacio y de acción.

Otro elemento característico de la literatura romántica, es la desaparición del personaje


heroico, pasando a ocupar el lugar protagónico un tipo de individualidad más cercana a lo que
Rousseau llamara el “hombre corriente”.

Los componentes que están implícitos en la literatura romántica, son principalmente el


predominio - y frecuentemente el triunfo - del sentimiento sobre la razón, de la emoción sobre
la lógica, de la intuición sobre la certidumbre de la ciencia.

En cuanto a su temática, deben señalarse los orígenes filosóficos del romanticismo literario,
fuertemente influídos por el pensamiento previo y contemporáneo de la Revolución Francesa,
como las ideas de los enciclopedistas y de Juan Jacobo Rousseau; que hacían confluir
posiciones políticas y de desenvolvimiento individual, al sustentar la liberación frente al
despotismo como frente a los convencionalismos sociales.

Sturn und Drang:

Puede considerarse que el antecedente más inmediato del movimiento del romanticismo en la
literatura europea, surge en Alemania y casi simultáneamente en Francia, hacia fines del Siglo
XVIII.

En 1776, se publicó en Alemania una comedia de que es autor Maximilian Klinger (1752-1831),
cuyo nombre en alemán, “Sturm und Drang” terminó asignándose a un movimiento literario
surgido entre los años 1770 y 1785, cuyos cultores, siguiendo las ideas de Johann Gottfried
Herder (1744-1803), se nuclearon en torno al escritor alemán Johann Wolfgang Goethe (1749-
1832).

Un elemento muy presente en estas corrientes literarias, con fuerte influencia de índole
religiosa vinculada al luteranismo, fue la exaltación del individuo; cuya independencia en
cuanto a la fe religiosa frente a la presión del dogmatismo, constituyó uno de los temas
recurrentes. Al mismo tiempo que el individualismo y la afirmación de la libertad esencial de su
espíritu, surgió una exaltación del sentimiento como algo superior a la razón, como sintetizara
Rousseau en su frase “Siento antes de pensar”.

Componentes principales del “Sturm und Drang”.:

El rechazo del racionalismo — Especialmente como pauta del comportamiento individual. No


se trata de desvalorizar la razón como instrumento del conocimiento humano; sino de exaltar
la actitud de la personalidad impulsiva, que actúa guiada por los embates de la pasión antes
que por los consejos de la reflexión racional

La valoración de lo misterioso — Como un componente de los hechos que ocurren con


prescindencia de la lógica racional, los autores frecuentemente acuden a la fuente de las
leyendas y supersticiones populares;

El panteísmo naturalista — Los procesos intensamente místicos estuvieron presentes en


alguna etapa de la vida de casi todos los grandes exponentes de esta corriente.

La exaltación del sentimiento — En contrapartida del rechazo del predominio de los dictados
de la razón como determinantes de la conducta humana, el impulso emanado de los
sentimientos y de las emociones, especialmente del amor y su pasión, es valorado como factor
predominante al que es preciso liberar en sus manifestaciones vitales

La exaltación de lo individual — Como una manifestación trasladada desde la concepción de la


autonomía individual en lo religioso preconizada por la Reforma Luterana, el impulso creador
del artista es visto como una manifestación de la individualidad a través de sus sensaciones, su
inspiración, las visiones de la intuición y la influencia del amor.

Romanticismo en España:

Pese a que el Siglo de Oro español había servido de inspiración y modelo a escritores
románticos de otros países, España no alumbró autores románticos significativos hasta la
década de 1830. Su desarrollo está condicionado por la situación política marcada por el
absolutismo de Fernado VII.

El romanticismo fue introducido con éxito en el teatro español por Ángel de Saavedra, duque
de Rivas, con Don Álvaro o la fuerza del sino (1835). Discípulo del duque de Rivas fue el poeta y
dramaturgo José Zorrilla, quien comparte con aquél el mérito de haber recuperado los temas
legendarios e históricos en brillantes poemas narrativos. El espíritu romántico de rebeldía está
representado por José de Espronceda, considerado pro algunos críticos como el mejor poeta
español de este periodo. Para muchos, la obra de Espronceda se ve superada por la de
Gustavo Adolfo Bécquer, quien quizá compuso los poemas románticos más delicados de la
lengua española.

La prosa romántica de más calidad se encuentra en los escritos de los costumbristas, autores
que describieron al pueblo y sus costumbres desde una nueva perspectiva. Este tipo de prosa
está impregnada de un afilado tono satírico en los artículos de Mariano José de Larra, que
también escribió varias obras teatrales y una novela. Si bien sus obras no figuran entre las más
destacadas de los escritores románticos españoles, Larra fue uno de los autores más
interesantes de ese periodo, debido a lo atormentado de su existencia y al alto grado de
introspección que alcanza en su obra.

CARACTERÍSTICAS:

__ Supervaloración del yo: Cansado de la sujeción a la normativa neoclásica, el hombre


romántico necesita expresar sus propios sentimientos y emociones, por lo que sus obras se
llenan de subjetivismo y emotividad.

__ Irracionalismo: Se rechaza el racionalismo ilustrado del siglo anterior y se valoran aspectos


que son irracionales, como las pasiones, las emociones, la fantasía, los sueños... Si para el
individuo neoclásico la verdad era igual a la belleza, para el romántico sólo la belleza es igual a
la verdad.

__ Rebeldía: Los románticos rompen con los moldes neoclásicos y reivindican la libertad
creadora del autor:

Mezclan la prosa con el verso

Utilizan una versificación muy variada en poesía

No respetan las tres unidades clásicas de lugar, tiempo y acción en teatro

Combinan lo cómico con lo dramático

Sustituyen el didactismo por la imaginación y la sensibilidad


__ Nacionalismo: En contra de la uniformidad cultural defendida por el racionalismo ilustrado,
los románticos aprecian y exaltan los valores nacionales, las tradiciones populares y el folclore
de cada país, recuperan su pasado y lo idealizan. En España, el nacionalismo contribuye a la
recuperación del gallego y el catalán en literatura.

TEMÁTICA:

Como consecuencia del enfrentamiento que se produce entre el espíritu idealista del escritor y
la cruda realidad, la desesperación y la decepción se adueñan de las obras literarias y surge
una nueva temática muy distante de la del Neoclasicismo, en la que prevalecen los
sentimientos sobre la razón.

__ El amor: Es un tema que posee una doble vertiente. Por un lado, el amor es un sentimiento
idealizado y divino que lleva a equiparar a la amada con Dios. Por otro lado, es una fuerza
apasionada que domina y destruye al ser humano sometiéndolo a un destino trágico.

__ La naturaleza: Para el escritor romántico, el paisaje es una proyección de sus sentimientos.


Se convierte en una compañera con la que se comunica.

De ahí que prefieran los ambientes lúgubres, libres y agrestes que estén en consonancia con su
mundo interior: ruinas de castillos medievales, bosques tenebrosos, cementerios,...

__ La evasión: El autor romántico huye de su espacio y tiempo presente y se refugia en uno


lejano y remoto.

La huida en el espacio le llava a países exóticos orientales y nórdicos, donde recrea su colorido
y fastuosidad. La evasión en el tiempo lo conduce, sin ningún interés histórico, a la
recuperación de misterios, leyendas y valores de la época remota medieval y del romancero.

__ La muerte: Éste es un elemento que cobra mucho sentido en el Romanticismo, ya que el


héroe no duda en morir por conseguir hacer realidad sus deseos y ambiciones: libertad,
amor,...

Este sentimiento traspasa en ocasiones la ficción de las obras y se apodera de la propia vida
del autor llevándole al suicidio.

__ La libertad: El afán de vivir sin normas que condicionen la conducta del individuo ocasiona
la aparición de historis protagonizadas por personajes que viven al margen de la ley y de la
sociedad (bandoleros, piratas...). Representan la libertad anhelada por los escritores
románticos.

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