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Una vez, una liebre se burlaba de las patas tan cortas y de la lentitud al
caminar de una tortuga, sin embargo, esta no se quedó callada y se
defendió lanzando una risa y diciéndole a la liebre: – Puede que seas muy
veloz amiga liebre, pero, estoy más que segura de que podré ganarte una
carrera.
En cambio la liebre, corrió tan rápido que dejó muy atrás a la tortuga. Al
darse la vuelta y ya no verla, la liebre vió seguro su éxito sobre la carrera y
deicidió echarse una siesta.
Poco después, la liebre despertó y vió si por atrás seguía sin llegar la
tortuga, pero al mirar hacia la meta, vió a la tortuga muy cerca de la final,
y en un intento desesperado por correr lo más veloz que pudo, la tortuga
llegó y ganó.
Esta fábula tiene un gran valor educativo, ya que hacer las cosas bien
hechas es importante en la educación y para ello es necesario ser
pacientes.
El león y el ratón
Al león le resultó divertido pensar que un ratón podría alguna vez ayudarlo.
Pero fue generoso y finalmente lo liberó.
Era incapaz de liberarse y rugió fuerte para pedir ayuda. El ratón reconoció
la voz y acudió rápidamente para ayudarlo. Mordió una de las cuerdas que
ataban al león y este se liberó.
La cigarra y la hormiga
-¡Bah! Trabajar tanto es para bobos, haz como yo, canta y disfruta del
verano.
La pequeña hormiga sin decir más nada siguió su camino. En los siguientes
días, la cigarra seguía cantando y muchas veces componía canciones que
se burlaban de su amiguita la hormiga.
Pedro y el lobo
Había una vez un niño llamado Pedro que era pastor y se llevaba todo el
día caminando con sus ovejas.
Los vecinos del pueblo acudieron rápidamente con palos para ahuyentar al
lobo, pero cuando llegaron al árbol donde se sentaba Pedro, lo encontraron
riendo a carcajadas. Pedro decía:
Los vecinos se fueron a sus casas pensando que era una broma y que no
pasaba nada.
Los vecinos volvieron a acudir rápido, con sus palos y preparados para
hacer frente al lobo. Pero se volvieron a encontrar a Pedro riendo, que reía
y decía:
Esta vez los vecinos pensaron que la broma no era tan graciosa y se fueron
malhumorados a sus casas.
Otro día, Pedro estaba caminando con sus ovejas cuando escuchó un ruido
entre los matorrales. No le dio importancia, pero rápidamente un lobo salió
empezó a perseguir a sus ovejas. Pedro empezó a pedir ayuda:
El cuervo y el zorro
Había una vez un cuervo que descansaba en un árbol, tras haber logrado
robar un queso de la ventana de una casa.
Cerca caminaba un zorro que olió el fuerte aroma, vio al cuervo y le dijo:
-¡Hola! Qué buen día hace, además tu plumaje es muy bonito. Le queda
muy bien.
El cuervo se sintió muy bien con lo que le dijo el zorro. Le entraron ganas
de cantar para celebrarlo, abrió el pico, pero entonces dejó caer el queso.
Moraleja: presta atención cuando alguien te dice cosas bonitas. Puede que
sea por interés.
Esta fábula enseña a los niños a no ser tan egoístas, una cualidad muy
importante a la hora desarrollar su personalidad. En un mundo en donde la
individualidad prevalece, es bueno desde pequeños que lo niños aprendan a
compartir y a ser generosos con sus iguales.
La pulga y el hombre
Molesto por la situación, buscó por toda su cama para ver qué era lo que
les estaba causando tanta molestia. Tras su búsqueda encontró a una
minúscula pulga y le dijo las siguientes palabras:
– ¿Quién te crees que eres insignificante bicho, para estar picándome por
todo mi cuerpo y no dejarme disfrutar de mi merecido descanso?
– Lo siento pequeña pulga, pero no puedo hacer otra cosa que acabar con
tu vida para siempre, ya que no tengo ningún motivo para seguir
aguantando tus picaduras, no importa si es grande o pequeño que pueda
ser el prejuicio que me causes.
Moraleja: nos enseña a que todo aquel que le hace daño a otra persona,
debe estar dispuesto a afrontar las consecuencias. Ya que cuando uno
molesta, agrede u ofende a otros compañeros, debe saber que sus actos
irán seguidos de unas consecuencias.
El conejo y el cerdo
Había una vez en un colegio un conejo muy presumido que todos los días
llevaba sus zapatitos muy limpios, relucientes, brillantes.
En su misma clase también estaba el cerdito Peny, que tenía mucha envidia
al conejo por sus zapatos.
Pero el cerdito al vivir en una charca de barro sabía que nunca conseguiría
tener unos zapatos como los de su amigo conejo.
Todos los días limpiaba y limpiaba, pero nada seguían igual de sucios.
Un día jugando en el recreo tenía que hacer una carrera para ver quien era
el más veloz. El cerdito asustado, no sabía que hacer, ya que sus zapatillas
no eran como las de su amigo.
Familia de hormigas
Había una vez una familia de hormigas formada por la madre, el padre y su
dos hijitas.
Paseando por el prado, se encontraron con otra hormiga, pero esta no era
de su misma especie, ya que era de color rojo y le faltaban dos patitas.
Angustiada, la hormiga roja les pidió ayuda para que la llevasen hasta su
casa, ya que podría morir enterrada por la nieve.
Así que la familia siguió su camino, pero una de las hijas no pudo aguantar
y se dio la vuelta para ayudar a la hormiga roja, aun sabiendo que podrían
echarla del prado para siempre.
Una vez llegaron las dos a la casa de las hormigas rojas, estas sorprendidas
por la solidaridad de la hormiga negra, le regalaron toda la comida que
tenían.
Gracias a esta recompensa, la familia de la hormiga negra pudo sobrevivir
todo el invierno gracias a la familia de hormigas rojas.
Moraleja: hay que ayudar a los demás cuando lo necesiten, ya que algún
día también nosotros podemos necesitar esa ayuda.
También nos enseña a que no hay que prejuzgar ni discriminar a otros por
su raza o por su condición fisica, algo muy importante en la vida, ya que
tenemos que educar a nuestros hijos en la tolerancia y el respeto a la
diversidad.
El pájaro ruiseñor
Una noche cenando con su madre, esta le dijo que no debía cantar hasta
mas tarde ya que los cazadores pasarían a esa hora y si estos les oían
podrían matarle.
Moraleja: hay que estar muy atentos y escuchar a nuestros padres cuando
nos hablen, ya que un descuido nos puede salir caro.
El gato y el ratón
Una vez, un gato muy hambriento vio entrar a su casa a un ratoncito. El
felino, con muchas intenciones de agarrarlo y luego comérselo, se acercó a
la ratonera para decirle:
– ¡Qué guapo y lindo estás ratoncito! Ven conmigo, pequeñito, ven… dijo
con dulce voz el gato.
La mamá del ratoncito escuchó las intenciones que tenía el hábil gato y le
advirtió a su hijo diciendo:
– Ven, pequeñito ven. ¡Mira este queso y estas nueces! ¡Todo eso será para
ti!
La mamá ratona no pudo hacer nada para salvar a su ratoncito que murió
devorado por el gato.
El ciervo y el cervatillo
Esta fábula trata sobre dos ciervos, uno joven y otro más mayor.
El cervatillo joven tenía muy claro que ganaría, ya que era más veloz y mas
rápido que el ciervo anciano.
-¿Como lo has hecho?, no puede ser, si yo soy más. joven y más veloz que
tú.
El mono y el delfín
Mientras tanto, el mono que luchaba contra las olas, fue visto por un delfín;
el cual creyendo que era un hombre, fue a salvarlo deslizándose debajo él y
transportándolo hacia la costa.
El delfín indignado por tantas mentiras que el mono decía, dio media vuelta
y lo devolvió a alta mar.
Moraleja: las propias mentiras del mentiroso son las que se encargan de
revelar la verdad en un pequeño descuido. Las mentiras tienen las patas
muy cortas, por tanto siempre saldrá a la luz la verdad.
El Astrónomo
En un país muy lejano, donde la ciencia es muy importante para sus
habitantes, había un anciano astrónomo al que le gustaba realizar el mismo
recorrido todas las noches para observar las estrellas.
Un día, uno de sus viejos colegas le dijo que había aparecido un extraño
astro en el cielo, el anciano salió de la ciudad para poder verlo con sus
propios ojos. Tan emocionado estaba el astrónomo mirando al cielo, que no
se dio cuenta que a pocos pasos de él había un agujero. Cuando se cayó al
agujero comenzó a gritar pidiendo ayuda.
-Te ayudaré a salir de ahí, pero ten mucho cuidado la próxima vez que
salgas por un lugar que desconoces, tienes que estar muy atento por donde
caminas ya que te puedes encontrar con cualquier cosa en el suelo.
– Mejor ¿Por qué no esperas un rato más hasta que despierte el Amo y te
dé el mismo de comer?
El perro, respondió:
-Mejor, ¿Por qué no esperas un poco más hasta que despierte el amo y te
salve?
Moraleja: hay que ofrecer nuestra ayuda a los demás siempre y cuando la
necesiten si no queremos que nos pase lo mismo que al asno. Hay que
educar a nuestros hijos para que sean personas solidarias y compartan con
el resto de sus iguales.
Un día el dios Júpiter citó a todos los pájaros a una reunión para elegir
como Rey al más hermoso de todos. Los pájaros, muy halagados ante esta
gran oportunidad, de inmediato fueron a las aguas del gran río para lavarse
y acicalarse para estar presentables.
Entonces llegó el día esperado y todas las aves acudieron a la cita, entre
ellos el cuervo, que destacó al instante por sus plumas multicolor. Júpiter al
verlo, decidió coronar al cuervo por su gran belleza, pero los pájaros se
sintieron muy indignados por haber elegido al cuervo.
Debemos querernos tal y como somos, ya que solo así nos querrán los
demás.
-Querido amo mío, no creas que he dejado escapar a ese hermoso animal
por gusto. He intentado retenerlo, al igual que hacía cuando era joven, pero
por mucho que lo deseemos ambos, mis facultades no volverán a ser las
mismas. Así que, en lugar de enfadarte conmigo porque me he hecho viejo,
alégrate por todos esos años en los que te ayudaba sin descanso.
Moraleja: nos viene a decir que debemos ser respetuosos con nuestros
mayores, ya que hicieron lo posible porque nuestra familia tuviera una vida
feliz.
El perro y el reflejo
Había una vez un perro, que estaba cruzando un lago. Al hacerlo, llevaba
una presa bastante grande en su boca. Mientras lo cruzaba, se vio a si
mismo en el reflejo del agua. Creyendo que era otro perro y viendo el
enorme trozo de carne que llevaba, se lanzó a arrebatársela.
Decepcionado quedó cuando, por buscar quitarle la presa al reflejo, perdió
la que el ya tenía. Y peor aún, no pudo obtener la que deseaba.
Moraleja: no hay que envidiar a los demás y debemos ser felices con lo
que somos y con lo que tenemos, ya que como dice el dicho “la avaricia
rompe el saco”. Tenemos que conformarnos con lo que tenemos, y no pedir
o exigir más a nuestros padres, sino queremos que nos pase lo que al
perro.
Vivían dos ranas en un bello pantano, pero llegó el verano y se secó, por
tanto la abandonaron para buscar otro con agua. Hallaron en su camino un
profundo pozo repleto de agua, y al verlo, dijo una rana a la otra:
El labrador y la culebra
Un zorro que por allí pasaba, viéndolos extenuados por la lucha y con el
cervatillo en medio, se apoderó de este y corrió pasando tranquilamente
entre ellos.