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“El Cobro de los Diezmos”

La doctrina del cobro de los diezmos que actualmente se impone en las iglesias, denominaciones y sectas protestantes, es
una práctica; como otras tantas, que tiene origen católico romano, perteneciente al sistema divisivo de clérigos y laicos. El
sistema católico romano en la actualidad ya no oprime a sus feligreses con el pago de los diezmos pero los sigue explotando
de diversas maneras.
El protestantismo si demanda los diezmos de sus seguidores. Los clérigos protestantes se valen de su posición con el fin de
“enseñar” a la congregación que debe de diezmar, de lo contrario están “robando a Dios” y que de no hacerlo les traerá
maldición. Para esto, emplean Malaquías 3:8-9, la cual manejan astutamente con el fin de atar la conciencia del seguidor.

Este tipo de manipulación (practica aborrecible y digna de condenación) que los pastores protestantes practican, esta
basada en el temor y en su supuesta autoridad como siervos de Dios. Con esto aprisionan la conciencia del creyente,
convirtiéndose ellos mismos en piedra de tropiezo para las personas que de corazón sincero se acercan al evangelio de
Cristo; al tratar de sujetar a los oyentes nuevos a un yugo de servidumbre y convertirlos en sus esclavos.
El cobro de los diezmos no es aplicable a la iglesia cristiana, sino que pertenece al antiguo pacto de acuerdo a II Corintios
3:7-9, tal pacto implicaba muerte y condenación.
Veamos a continuación por que el cobro de los diezmos ya no puede estar vigente para nosotros, los creyentes del nuevo
pacto. Examinemos la institución de los diezmos desde su origen.
Primeramente tenemos que los diezmos fueron establecidos en el Antiguo Testamento para el funcionamiento del
tabernáculo de reunión y fueron dados por el Señor única y exclusivamente para la tribu de Levi y sus descendientes
(Números 18:21) “Y he aquí yo he dado a los hijos de Levi, todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por
cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión”.
Cuando las tribus de Israel llegaron a la tierra prometida, esta se repartió solamente entre once tribus (Josué 13 y 19). La
tribu de Levi no recibió tierra por heredad, porque el Señor le había indicado a Moisés, años antes de llegar a Canan, y antes
de que se repartiese la tierra, que los levitas no poseerían tierra por herencia Números 18:24 “Porque a los levitas he dado
por heredad los diezmos de los hijos de Israel que ofrecerán a Jehová en ofrenda, por lo cual les es dicho, entre los hijos de
Israel no poseerán heredad.”
Los hijos de Israel entregaban a los levitas los diezmos en el tabernáculo de reunión y una vez establecidos los Israelitas en
su tierra y habiendo edificado el templo al Señor, los diezmos se traían anualmente al templo para ser entregados a los
levitas los cuales ya no ministraban en el tabernáculo, sino en el templo Nehemias 10:35-39.
Al considerar todo lo anterior, podemos observar que la iglesia cristiana no está autorizada por Las Sagradas Escrituras para
tomar el diezmo, ya que para tomar los diezmos se debería de comprobar lo siguiente:
a) Que el sacerdocio levítico sigue vigente, lo cual implicaría que aun se usarían sacrificios de animales.
b) Los pastores necesitan comprobar también a través de sus genealogías que son descendientes de Levi, esto debido
a que solamente ellos pueden ejercer el sacerdocio, de acuerdo a Hebreos 7:16, donde se nos dice que el ejercicio
del sacerdocio levítico basado en la descendencia había sido constituido conforme a la ley del mandamiento de la
descendencia.
c) Es necesario, también, que los pastores expliquen cuando y como se llevo a cabo la transferencia de entregar los
diezmos a ellos. Ya que de acuerdo a Hebreos 7:5 solamente los levitas “tienen mandamiento de tomar del pueblo
los diezmos según la ley, es decir de sus hermanos”.
d) Necesitan comprobar con Las Escrituras que el Señor continua teniendo un santuario terrenal, hecho de manos y
con ordenanza de culto como lo fue primero el tabernáculo y después el templo. Concepto que estaría en
contradicción con Hebreos 9:1-2, Hechos 17:24-25 donde se señala que el Señor ya no tiene un santuario terrenal
o tabernáculo o templo. Entonces tampoco puede haber sacerdocio levítico (Hebreos 7:12) y si no hay sacerdocio
levítico, entonces tampoco hay quien reciba los diezmos.
Por otra parte, también seria conveniente que los clérigos protestantes respondiesen a las preguntas que por obviedad se
derivan de Hebreos 7:5 que dice: “Ciertamente los que de entre los hijos de Levi reciben el sacerdocio tienen mandamiento
de tomar del pueblo los diezmos SEGÚN LA LEY, es decir de sus hermanos...”. Las cuales son:

1) ¿Son los pastores protestantes descendientes de la tribu de Levi? ¡NO!.


2) ¿Puede un clérigo protestante sin ser hijo de Levi recibir el sacerdocio levítico? ¡NO!.
3) ¿Pueden los clérigos protestantes sin ser hijos de Levi, y sin haber recibido el sacerdocio levítico, tener
mandamiento de tomar del pueblo los diezmos SEGÚN LA LEY, es decir de sus hermanos? ¡NO!.

En el NT no existe ni una sola escritura la cual puede indicarnos que, una vez formada la iglesia se les demandase a los
creyentes el pago de los diezmos. Por otro lado, las pocas ocasiones en que se llegan a mencionar los diezmos en el NT es
siempre en el contexto del antiguo pacto, mencionándose estos primeramente en (Mateo 23:23, después en Lucas 11:42,
18:12). En estos pasajes de la escritura los diezmos aparecen solamente en relación directa con los fariseos, los cuales
vivían bajo en antiguo pacto; obviamente estaban obligados a guardar la Ley, lo cual incluía el pago de los diezmos a los
levitas.

También es necesario tener presente que en ese entonces la iglesia todavía no existía, ya que esta tuvo su nacimiento
tiempo después, al ser derramado el Espíritu Santo el día de la fiesta del Pentecostés.

Aparte de los pasajes anteriormente referidos, los diezmos se vuelven a mencionar únicamente en el libro de los Hebreos,
donde el Escritor hace referencia a ello, pero siempre en la perspectiva del antiguo pacto, específicamente en relación a
Abraham y al sacerdocio levítico.

Debemos considerar que, si las iglesias apostólicas hubiesen practicado el cobro de los diezmos, entonces el apóstol Pablo
nunca hubiese pasado por situaciones de estrechez económica (necesidades) como la que describe en I Corintios 4:11-12
donde dice: “Hasta ahora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados y no tenemos morada
fija, nos fatigamos TRABAJANDO CON NUESTRAS PROPIAS MANOS...”. Aquí cabe preguntarse, se parece la experiencia del
apóstol Pablo aquí escrita con la de los clérigos protestantes, ¿no es más bien la experiencia de los clérigos protestantes
opuesta a la del apóstol Pablo?

Es muy conocido que una de las razones por la que ellos siempre están deseando que sus congregaciones crezcan, es que
cada miembro nuevo representa para ellos un diezmo más. Y muy a menudo sucederá que los pastores le brinden a la
oveja rica un trato preferencial basado en mas atenciones y mimos; mientras que a la oveja pobre la ignoran. Esto debido a
que realmente no les interesan las ovejas, sino más bien la lana de las ovejas.

Las sectas protestantes enseñan a sus seguidores a que pongan sus diezmos en un sobre en el cual también deben de
escribir su nombre. Al hacer esto los clérigos protestantes pueden llevar un completo control sobre su negocio; dándose
cuenta de quien esta pagando los diezmos y quien no lo esta haciendo. Una vez identificados los infieles que no diezman;
los clérigos protestantes empiezan a manipularlos psicológicamente, tratándolos con cierta indiferencia para hacerlos sentir
culpables, e incluso, les privan de participar en sus actividades comunes de culto, con el fin de que reconozcan el “gran
pecado que están cometiendo al robar a Dios”.

Por lo tanto cuando uno considera todo esto, viene a la memoria aquel adagio que dice: “Las ovejas son más felices cuando
están solas que cuando están bajo la tutela de los lobos”. Es un hecho innegable que muchos de los clérigos protestantes,
siendo codiciosos de ganancias deshonestas (Tito 1:7), utilizan los diezmos como pago de su ardua labor y también para
mantener la maquinaria religiosa que dirigen. La cual, como toda organización religiosa muerta, necesita explotar a sus
seguidores para seguir existiendo.

Si los clérigos protestantes realmente creyeran en el ministerio del Espíritu Santo, no recurrirían a tal artificio. Y aunque la
escritura si establece en I Corintios 9:14 que los que anuncian el evangelio, “...vivan del evangelio”; no obstante, nunca
dice que se “enriquezcan del evangelio”. Es por esto que la escritura mas bien nos habla de un salario para el obrero
cristiano en II Corintios 11:8 y I Timoteo 5:18. Ya que con un salario el obrero cristiano si puede vivir, pero jamás le
alcanzaría para enriquecerse. Por otro lado en I Timoteo 6:5 el apóstol Pablo previene a Timoteo respecto a ciertos
hombres que tomaban la piedad como fuente de ganancia, mandándose que se apartara de los tales. Esto debido a que
Pablo y Timoteo en contraste con este tipo de lobos estaban contentos con solo tener un sustento y abrigo I Timoteo 6:8.
Ahora bien, en relación a estos lobos (Hombres corruptos), existe también una advertencia profética por parte del
apóstol Pedro en I Pedro 2:1-13, donde dice que habrá falsos maestros entre el pueblo del Señor, y que por avaricia harán
mercadería de los creyentes empleando palabras fingidas. Acerca de lo cual, cabe entonces preguntarse:

¿Quiénes son realmente estos falsos maestros? No podemos identificarlos entre los clérigos católicos romanos, pues estos
ni son cristianos, ni están entre nosotros. No obstante, sino son ellos, entonces definitivamente se refiere a los clérigos
protestantes corruptos.

Nosotros los creyentes del nuevo pacto, y esto no de la letra, sino del Espíritu (II Corintios 3:6) tenemos la responsabilidad
de buscar ser guiados por el Espíritu Santo en todas las cosas (Romanos 8:14). Lo cual quiere decir que en ciertas ocasiones,
el Espíritu nos guiará a dar más de lo que representa el diezmo como lo que sucedió en Hechos 4:32-37, en donde vemos
que algunos de los creyentes vendieron incluso sus propiedades por causa de los hermanos en necesidad. Sin embargo,
todo esto lo produjo el Espíritu Santo. Pues tal acción fue llevada de una forma espontánea y voluntaria, y no por
imposición. Además vemos que en esa ocasión el dinero recabado se utilizo para repartirlo entre los hermanos necesitados.
Ya que los apóstoles no utilizaron el dinero para enriquecerse, construir templos o comprarse casas; como actualmente
sucede con los clérigos protestantes. Esto debido a que los apóstoles, - en contraste con los clérigos protestantes – no solo
no eran codiciosos de ganancias deshonestas (Tito 1:7); Si no que también, por causa de ser hombres guiados por el Espíritu
Santo, ya no podían estar bajo la Ley (Gálatas 5:18).

A los clérigos protestantes se les hace cosa fácil poner a sus seguidores bajo compulsión para que den el diezmo, porque no
se ponen a considerar que, a diferencia de ellos los demás creyentes no son sustentados por una congregación. Si no más
bien, tienen que salir a trabajar todos días para proveer a sus familias sus necesidades y las de ellos mismos; y, aunado a
todo esto, todavía tienen que darle al “pastor” una porción sustancial de sus ingresos.

Ciertamente seria conveniente que los clérigos, de la misma manera y con la misma facilidad que demandan fe de sus
congregantes a fin de que les entreguen a ellos diezmos, igualmente entonces ellos deberían de ejercitar su fe para que
creer que Dios les puede suplir sus necesidades. Sin embargo, la realidad es que los clérigos, jamás harían algo semejante.
Debido a que aprendieron muy bien su oficio en seminarios o institutos bíblicos, donde precisamente se les enseña como
coaccionar al rebaño para que den los diezmos y puedan así seguir propagando la institución religiosa a la cual se deben y
pertenecen.

Por otro lado es necesario mencionar el hecho que ningún clérigo “debiera” juzgar a algún creyente en base a cuando
dinero de, ya que el acto de dar debe hacerse en secreto, pues así, de esta manera el único que juzga es el Padre ¡Que ve en
secreto! (Mateo 6:1-4).

Es posible que usted haya sido estafado y engañado con esta “doctrina de los diezmos”, o quizás, usted esta usurpando el
lugar que le corresponde a los sacerdotes levíticos. Cualesquiera que sea el caso, es necesario decidir si seguirá en el
engaño o si dejara que el Espíritu Santo le guíe a retomar el Camino.

Ahora solo queda recordar el ejemplo de (Hechos 18:24-28), donde Priscila y Aquila, tomando aparte a Apolos le
expusieron más exactamente el camino de Dios.

“Por tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anuncio la buena nueva no
entraron por causa de desobediencia, otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de
David, como se dijo: Si oyeres hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.“
(Hebreos 4:1-7).

¡Maran-atha - Que el Señor Jesús bendiga sus vidas!

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