Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
TERMINO LA REUNION
Beatriz: molesta Por supuesto, lo único que importa es lo que es importante para ti,
¿no es cierto? para mí los cumpleaños sí son importantes?
¿No te das cuenta que trabajas con personas y no con máquinas?
Beatriz: se sorprendió
Ignacio: partió a casa del maestro. Si bien la semilla aún no había crecido,
necesitaba ver al maestro y contarle lo mal que se sentía sobre el
cumpleaños
Ignacio: No, aún no. Pero no pude esperar; necesitaba hablar con usted.
Maestro: Paciencia, Ignacio, regresa cuando sepas cuál es la planta que nace de tu
semilla y cuál es su enseñanza.
Pedro: entró a la oficina de Ignacio con mucha seguridad, con una sonrisa
dibujada en su rostro.
Ignacio, la cuenta del Estado es nuestra.
Ignacio: ¿Cuándo será la compra? ¿De qué cantidades estás hablando? lleno de
ansiedad.
Pedro: Si concretamos la venta, representa un diez por ciento de todo nuestro
presupuesto de ventas del año. Y aunque no lo creas, pagan al contado, apenas
firmemos el contrato y les otorguemos la carta de fianza.
Ignacio: ¿Qué falta para cerrar?
Pedro: Lo único que falta es que confirmemos al encargado de compras que le
daremos la suya.
Ignacio: Espera un momento, ¿te refieres a una coima?
Pedro: Claro, como lo has hecho otras veces con algunas autoridades del Estado.
Ignacio: ya no soy la persona de antes, que ahora había otras cosas que
importaban, además de conseguir logros y metas. Si alguna vez lo hice, no
significa que tenga que hacerlo toda la vida, ¿no te parece?.
Pedro: sorprendido
No te vengas a hacer el santurrón – le dijo, con un gesto de frustración en la cara -. Tú
sabes que en el Estado, para este tipo de compras, todos pagan una comisión. Si no
estás dispuesto a pagarla, entonces tu competencia lo hará y te ganará el negocio.
Al final del día partió a la casa del maestro. Una vez que estuvo sentado en su
cojín, sobre el suelo, le contó el dilema de la comisión y le pidió consejo.
-Un alpinista siempre tiene muchos caminos posibles para llegar a la cima –
comentó el maestro-. Algunos más lentos, menos empinados, pero más seguros.
Otros mucho más cortos, más empinados y con mucho hielo suelto. Lo mismo
ocurre en el mundo de los negocios. Tal como muestra tu dilema, tienes varias
rutas para alcanzar la cima de tus metas. Algunas más rápidas, como pagar
comisiones deshonestas a terceros, y otras relativamente más lentas, pero más
seguras a largo plazo, como basar tus conductas de negocios en la ética y los
valores. Quizás el alpinista no se caerá en esta oportunidad si toma la ruta más
corta y tiene suerte. Pero estoy seguro de que a largo plazo, si cortar camino se
convierte en un hábito para él, resbalará en la nieve suelta y arriesgará su vida.
Cuando actuamos en contra de nuestros valores, el camino también es resbaloso
y nos podemos caer en cualquier minuto. Ahora, la elección del camino que toma
el alpinista hacia la cima depende de cuál sea su objetivo al escalar la montaña.
Si lo que quiere es llegar lo más rápido posible a la cima, sin importarle cómo,
quizás tomará la ruta corta y arriesgada. Si su objetivo, en cambio, es disfrutar
cada uno de sus pasos en el ascenso hacia la cima, con paz y tranquilidad, estoy
seguro de que tomará el camino más sólido.
-El problema con los dilemas éticos – contestó el maestro – es que hay
muchas conductas que son aceptadas como válidas por la sociedad, pero que
violan principios éticos. Un caso típico es el dilema que me traes: pagar o no
pagar coimas y comisiones. Muchas personas justifican el pagar comisiones
argumentando que todos lo hacen, que es normal, que es la forma tradicional de
hacer negocios. En otras palabras: “Si todos lo hacen, ¿por qué no yo?”. Otra
conducta aceptada que va en contra de los valores es, por ejemplo, comprar
artículos robados, como repuestos o libros pirata. Las personas que adquieren
estos artículos ni siquiera piensan que están fomentando la deshonestidad. Es
más, justifican su conducta, diciendo: “Los otros libros son muy caros, o ¿para qué
pagarle al autor si ya hizo mucha plata?”.
Las conductas aceptadas por la sociedad empañan los lentes mentales de las
personas y no se dan cuenta de que actúan en contra de sus valores. Estoy seguro
de que a sus hijos les exigen honestidad y que no digan mentiras, y los educan
para que no roben, pero no se percatan de que al comprar algo robado o pirata,
justamente están robando los derechos de otras personas.
-Si no pago la comisión, lo único que puedo ganar es una mayor tranquilidad
moral. ¿Qué más puedo ganar?
-Muy sencillo, Ignacio. Primero piensa en las consecuencias negativas. ¿Te
has puesto a pensar que pueden descubrir que tu empresa ha pagado coimas y,
en el mejor de los casos, aparecer una denuncia en los medios de
comunicación? Por otra parte, cuando tu empresa paga coimas, envías un
mensaje a toda tu organización: “Aquí se valora la deshonestidad, sacar la vuelta
al sistema, engañar y aceptar sobornos”. ¿Acaso quieres que tu propia gente
acepte coimas y te haga comprar artículos de mala calidad a proveedores
corruptos? Ignacio, recuerda que tus actos son los que definen los valores de tu
organización, y no tus palabras.
Podrás hablar mucho sobre la honestidad, pero si no la demuestras con tus
actos, jamás calará en tu empresa.
¿Cuánto puede perder tu empresa por robos, sobornos y engaños? Y ahora
miremos todo lo que puedes ganar no pagando esa coima. Además de estar en
paz y contento contigo mismo, estarás enviando un ejemplo de congruencia a toda
tu organización. Aumentarás la confianza en ti como líder, educarás a tu personal
para respetar los valores que tú verdaderamente quieres en tu empresa, pero,
sobre todo, estarás alineando tu organización con los valores. Lograrás el trozo de
oro, no la pepita. Ahora, dime, Ignacio, ¿no crees que tienes mucho que perder
pagando la coima?
Luego define cuál de las dos alternativas del dilema minimiza el sufrimiento de
un mayor número de personas. Pregúntate: si estuvieras en el lugar del
protagonista del problema, ¿cómo te gustaría que te trataran?. Finalmente,
pregúntate con cuál alternativa podrías dormir mejor de noche, o mirarte en el
espejo todos los días.
-¿Pero qué ocurre si aún con todo este análisis no me decido por una de
las alternativas?
-Entonces aprende a salirte del dilema y encuentra con creatividad otras
alternativas. Conviértelo en un trilema o en un cuatrilema. Por ejemplo, en el
caso del despido de personal, tú necesitas reducir costos y solamente tienes dos
posibilidades: le informas a las personas con anticipación sobre su despido, o les
informas una semana antes. Pero, ¿por qué encasillarte en ese dilema? ¿No has
pensado en la posibilidad de hablar con las personas y ofrecerles una tercera
opción?
-Pero ¿qué otra cosa puedo hacer? NO tengo alternativas.
-¿Por qué no planteas una reducción de sueldo a todo el personal, por un
tiempo, sin despedir a nadie? Eso te haría ahorrar.
El maestro se paró y sacó del cofre una semilla envuelta en un papel periódico.
-Esta semilla tardará en brotar y desarrollarse. Esto te dará un buen
tiempo para que practiques todo lo aprendido. Cuando sepas cuál es la planta,
regresa para discutir sobre su mensaje.