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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE

INTERVENCIÓN POLICIAL EN EL CONTEXTO


DE LOS DERECHOS HUMANOS
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional
Av. 20 de octubre, esq. Lisimaco Gutiérrez
La Paz , Bolivia
Teléfono: 591 2 2433017
Fax: 5912 2434149

Primera Edición: La Paz, Bolivia, noviembre de 2008


Diseño de carátula: Christian Fulle
Diagramación: Julio Rivadeneyra

El presente Manual ha sido aprobado durante la gestión del Excelentísimo Señor Ministro de Gobierno,
Lic. Alfredo Rada Vélez, del Señor Comandante General de la Policía Nacional de Bolivia, Gral. Miguel
Alfonso Gemio Urrutia y del Señor Subcomandante General y Jefe del Estado Mayor Policial de la Policía
Nacional de Bolivia, Gral. Rolando Caballero Romano.
La elaboración y coordinación del Manual estuvo a cargo del Teniente Coronel DEAP Eduardo Andrés
Vidaurre Clavel junto con Jefes, Oficiales, Suboficiales, Clases y Policías instructores en Derechos Hu-
manos.
Nuestro especial agradecimiento al apoyo y asesoramiento técnico de la Delegación Regional del Comi-
té Internacional de la Cruz Roja para Bolivia, Ecuador y Perú en el marco de su Programa para Fuerzas
Policiales y de Seguridad.
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

PRESENTACION
DEL COMANDANTE
GENERAL DE LA
POLICIA NACIONAL
DE B0LIVIA

La dinámica y el complejo desarrollo de nuestras sociedades,


bajo un permanente hostigamiento del acelerado avance tecno-
lógico en un mundo moderno, requiere de innovadoras iniciati-
vas que estén plasmadas en instrumentos eficaces y alternativos
que nos permitan cristalizar a plenitud esa vocación de servicio
con la que nacimos hace 182 años, inspirados además por el glo-
rioso uniforme verde olivo que orgullosamente vestimos.

Con seguridad que compilar este Manual de Procedimientos y


Técnicas Básicas de Intervención Policial enmarcados en los De-
rechos Humanos, es el resultado de un proceso de oportunida-
des propicias para compartir e intercambiar criterios, reflexiones,
preocupaciones, sentimientos e inquietudes en momentos y es-
pacios de reflexión, análisis profesional y académico en torno a la
doctrina y esencia misma que hace a la misión y el rol fundamen-
tal de nuestra institución.

Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

Como Comandante General de la Policía Nacional y, frente a los


nuevos escenarios y desafíos que nos plantea el Estado y la co-
munidad en su conjunto, no puedo dejar de exhortarlos y com-
prometerlos a enfrentar de manera responsable, digna y eficaz
el propósito permanente de alcanzar la consolidación plena en
la recuperación del sitial privilegiado institucional en nuestra
comunidad, en la inquebrantable búsqueda de alcanzar la ex-
celencia de nuestros servicios, aportando en la construcción de
un Estado, una Patria y una sociedad con sólidos principios de
respeto, solidaridad, unidad y compromiso social.

Los Derechos Humanos y libertades fundamentales representan


uno de los valores básicos sobre el que se asientan las demo-
cracias de nuestros países que en los últimos tiempos fomentan
y requieren la necesidad de una planificación participativa y
una responsabilidad compartida. Reflejan, en suma, realidades
esenciales, como la dignidad inalienable de la persona humana
y nuestra voluntad y obligación de protegerla.

Este 2008, declaramos el año de la reivindicación de los Derechos


Humanos en la Policía Nacional como eje central de su política
institucional, convencidos de que nuestras sociedades demo-
cráticas, el catálogo universal de los Derechos Humanos traza el
rumbo de principios y valores permanentes, que permiten con-
solidar la paz, la justicia, la convivencia en libertad, el progreso
económico y el bienestar social.

AI igual que muchos, estamos dedicados a reivindicar, ampliar


y vigilar la aplicación escrupulosa de los derechos democráticos
universales. Todo ello, en situaciones que muchas veces entra-
ñan un riesgo latente para quienes como nosotros se encuen-
tran comprometidos en dar vigor y sentido a la vida y a la dig-
nidad humana.
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Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

Sub comandante
general y jefe
de estado mayor
policial
General Rolando Caballero Romano

La presente gestion se ha establecido como “el año de la reafirmacion de los de-


rechos humanos en la policia nacional”, como una politica institucional orientada
a generar mayor doctrina de proteccion y defensa de los derechos humanos en el
campo interno y en el accionar de la policia nacional en el cumplimiento de su mi-
sion constitucional de la defensa de la sociedad, la conservacion del orden publico
y el cumplimiento de las leyes en todo el territorio nacional.

Bajo esa dinamica con cooperacion de la cruz roja internacional cicr, se ha ela-
borado “el manual de tecnicas basicas de intervencion policial en el contexto de
los derechos humanos”, instrumento normativo que tiene por finalidad orientar a
los miembros de la policia nacional en la forma de realizar actuaciones y procedi-
mientos policiales rutinarios y extraordinarios, en el marco del respeto y protec-
cion de los derechos humanos.

El manual señalado es de gran importancia en el ejercicio profesional de los poli-


cias por que contiene aspectos teoricos relacionados a los derechos humanos y el
actuar etico de quienes somos encargados de hacer cumplir las leyes, asi como los
aspectos basicos de instrucción, uso de la fuerza, uso y manejo del equipo policial
y el arma de fuego, tecnicas de intervencion policial, procedimiento de registro y
cacheo, mantenimiento del orden publico y manejo de crisis, tematica necesaria
y priotaria para todos los niveles jerarquicos de la policia en su tarea de prestar
servicos a la sociedad con las funciones de prevencion auxilio e investigacion.

La informacion de los aspectos doctrinarios y normativos contenidos en este ma-


nual, busca acrecentar una funcion policial de calidad, de excelencia y sobre todo
basada en principios humanitarios de protecion a los derechos constitucionales,
encumbrando el enunciado filosofico de la policia nacional de bolivia “ protectum
populi suprema lex” la proteccion del pueblo es nuestra suprema ley.
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Comando General de la Policía Nacional

〉〉 Introducción

A
ntes de iniciar el estudio de las Técnicas
Básicas de Intervención Policial en el Con-
texto de los Derechos Humanos, que debe
conocer y practicar todo policía profesional
Trabajando siempre junto a la comunidad,
de manera clara y visible, es el representan-
te del Estado más accesible a la sociedad.
Es el Estado en cada esquina, dispuesto a
en su servicio diario a la comunidad, es restablecer el orden público en todas las
imprescindible que reflexiones por un mo- ocasiones.
mento sobre quién eres, cómo eres, cuál es
tu papel como policía y cuál es la mejor ma- La población debe ver en todo policía a al-
nera de ejecutar tu trabajo. guien en quien pueda confiar y contar en
todos los momentos, pues su misión es la
En primer lugar, es necesario resaltar que el de servir y proteger a la comunidad.
policía es un ciudadano que cuando cum-
ple su labor está en contacto directo con La violación de los Derechos Humanos no
otros ciudadanos como él, todos miembros puede contribuir de ninguna manera al
de la misma sociedad, incluidos también mantenimiento del orden público y la se-
los eventuales ciudadanos infractores de la guridad; por el contrario, agudiza su dete-
ley. El policía es un ciudadano común de la rioro. El respeto de los Derechos Humanos
sociedad, diferenciado por su preparación por parte de los policías, además de ser un
y entrenamiento para estar al servicio de la imperativo legal y ético, es también una exi-
población. gencia práctica en la aplicación de la ley.
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Cuando la población ve que su policía res- La profesión del policía es, sin duda, una
peta, defiende y apoya los Derechos Huma- profesión honorable que además resulta
nos: absolutamente indispensable para el buen
funcionamiento de una sociedad demo-
• Se fomenta la confianza y se propi- crática. Debemos estar orgullosos de que
cia la cooperación de la comunidad; nuestra profesión esté reconocida implí-
• Se contribuye a la solución pacífica citamente en la Declaración Universal de
de conflictos y denuncias; los Derechos Humanos hace medio siglo,
• Los procesos judiciales se desarro- y explícitamente en varios instrumentos
llan con eficacia; de Derechos Humanos de las Naciones
• Se considera que la policía forma Unidas, como el Código de Conducta para
parte de la comunidad y realiza una Funcionarios Encargados de hacer cumplir
función social valiosa; la Ley, los Principios Básicos sobre el Em-
• Se sirve a la administración equitati- pleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por
va de justicia y, por consiguiente, se los Funcionarios Encargados de hacer cum-
fomenta la confianza en el sistema; plir la Ley y un sin número de declaraciones
• Se ofrece un ejemplo a la sociedad y directrices.
en lo que se refiere al cumplimiento
de la ley; Es imprescindible hacernos un cuestiona-
• La policía puede estar más cerca de miento constante en cuanto a las conse-
la comunidad y, por ello, en con- cuencias de los actos de los policías, toman-
diciones de prevenir e impedir la do en cuenta que somos los encargados de
comisión de delitos mediante una hacer cumplir la ley. No se debe perder de
labor más dinámica; vista las implicaciones de una decisión to-
• Se obtiene el apoyo de los medios mada de forma inconsecuente y precipita-
de comunicación, de la comunidad da, pues estas decisiones podrían salir del
internacional y de las autoridades contexto ético, mostrar una cierta falta de
políticas. sensibilidad para con el prójimo y además
una falta total de profesionalismo.
Una institución policial que a través de sus
miembros respeta los Derechos Humanos Sé empático, o dicho de otra manera, “pon-
promueve los objetivos mismos de la ley y te en el lugar de la otra persona”; toma en
establece al mismo tiempo una estructura cuenta el dicho “trata a otros como te gus-
de su aplicación que no se basa en el miedo taría que te traten”, que se aplica sobretodo
al poder sino en el honor, la profesionalidad a la profesión que escogimos, ya que las si-
y la legalidad. tuaciones en que intervenimos nos colocan
frecuentemente en contacto con personas
El mandato de la policía en las democracias frágiles, vulnerables, carentes de atención y
modernas es mantener el orden público y víctimas de la violencia.
el bienestar general, proteger los Derechos
Humanos y defender las libertades funda- Una intervención policial es una gran opor-
mentales mediante políticas y prácticas que tunidad para ofrecer ayuda a alguien que la
sean lícitas, humanitarias y disciplinadas. necesita y demostrar que estás capacitado
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Comando General de la Policía Nacional


Vamos a trabajar en situaciones de
quebrantamiento de la ley y el orden; por lo
tanto nuestras actividades, procedimientos
y tácticas deben estar obligatoriamente
dentro de lo que indica la ley. Cuando
un policía actúa sin respetar lo que la
ley determina, no está combatiendo la
criminalidad sino sumándose a ella.

para orientarlo a solucionar sus problemas. Por supuesto, quisieras que les den la mejor
Debes saber que la primera impresión que atención posible. Acuérdate de esto cuan-
esa persona tenga es la que quedará per- do estés en tus actividades operacionales y
manentemente marcada. de servicio.

Sabemos que no siempre estamos emocio- Otro aspecto a observar es la legalidad de


nalmente en armonía con nosotros mismos tus acciones. La justicia e imparcialidad
y con el ambiente que nos rodea. Somos deben ser tus guías, ya que de lo contrario
seres humanos, pero este factor no siempre podrías convertirte en una víctima de tus
es tomado en cuenta por aquellas personas acciones ilegales con consecuencias direc-
que buscan a un policía como alternativa tas para tu propia vida y la de tu familia.
para solucionar un problema. Ellos tienen Naturalmente, esta preocupación no debe
la expectativa de que estemos siempre lis- ser un impedimento para actuar con cor-
tos y preparados para servir y proteger. Un tesía, prontitud y atención al abordar a las
óptimo ejercicio, como entrenamiento de personas.
paciencia y tolerancia en el trato con estas
personas, es siempre imaginar que aque- Preocúpate en cumplir en todo momento
llos ciudadanos que están al frente pidien- los deberes que te impone la ley, sirviendo
do ayuda podrían ser tus familiares. ¿Cómo a la comunidad y protegiendo a todas las
te gustaría que un policía, camarada tuyo, personas contra los actos ilegales. De esta
atendiese a tus padres, esposa, hijos, etc.? forma, el Estado y la sociedad contarán
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
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con profesionales de la seguridad pública tu exclusiva responsabilidad. Si es necesario,


imbuidos del más alto grado de responsa- toma las medidas inmediatas para asegurar
bilidad y profesionalismo. el socorro y atención médica oportuna.

Para un buen desempeño de tus atribucio- Vamos a trabajar en situaciones de que-


nes profesionales cumple y has cumplir la brantamiento de la ley y el orden; por lo
ley, respeta y protege la dignidad humana tanto nuestras actividades, procedimientos
y, sobre todo, mantén, defiende y promue- y tácticas deben estar obligatoriamente
ve los Derechos Humanos. Sé un policía dentro de lo que indica la ley. Cuando un
discreto, reservado y preserva la privacidad policía actúa sin respetar lo que la ley de-
de las personas. termina, no está combatiendo la crimina-
lidad sino sumándose a ella. No podemos
No se te olvide que el entrenamiento es de ponernos en la misma situación del infrac-
vital importancia pues te mantiene prepa- tor; debemos tener en cuenta que somos
rado para las intervenciones más diversas una parte del sistema de justicia criminal.
exigidas a un policía moderno. Hagamos esta labor de una manera firme
y diligente y también de una forma ética,
Como policía has recibido la facultad del uso segura y profesional.
de la fuerza, la que deberá ser administrada
bajo los principios de legalidad, proporciona- Nuestra tarea es llevar los infractores a la
lidad y necesidad; y siempre de una manera justicia la que no debemos confundir con
progresiva, ética y técnica; incluido el extre- la de “hacer justicia”, ya que la sociedad no
mo del empleo letal de las armas de fuego, nos ha dado el derecho de decidir sobre
las que deberán usarse en los casos estricta- la culpa o la inocencia de la persona bajo
mente necesarios para la defensa de la vida, nuestra custodia que haya cometido o se
sea la tuya o la de terceros. sospecha haya cometido un delito. La res-
ponsabilidad de un policía profesional es
Respondiendo positivamente a esos reque- reunir los elementos probatorios median-
rimientos, debes estar preparado para la te la recolección de indicios y pruebas en
correcta utilización del armamento y equi- forma correcta, honesta y objetiva. Además
po policial que está a tu disposición. debe tener en cuenta el principio del debi-
do proceso: toda persona acusada de un
Es importante resaltar que los actos de tortu- delito tiene el derecho a que se presuma
ra y tratos crueles no son parte de las prác- su inocencia en cuanto no se compruebe
ticas de un policía profesional. Debe existir legalmente su culpa.
tolerancia cero con respecto a ellos, aunque
exista un estado grave de perturbación del Como policías, nuestra misión no se restrin-
orden público o de inestabilidad política. Eso ge a conocer la ley y aplicarla en nuestro
incluye denunciar a aquellos policías que in- trabajo diario, debemos velar también para
cumplan estas disposiciones. que sea cumplida por todas las personas,
sabiendo que todos tienen derecho a un
Acuérdate que la integridad física y psicoló- trato digno, inclusive el sospechoso o in-
gica de las personas bajo tu custodia es de fractor que haya cometido un delito.
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Comando General de la Policía Nacional

La Declaración Universal de Derechos Hu- los derechos y libertades de los demás, y de


manos, instrumento de Derechos Huma- satisfacer las justas exigencias de la moral,
nos de mayor importancia adoptado por del orden público y del bienestar general
la Asamblea General de las Naciones Uni- en una sociedad democrática.
das en 1948, debe ser el fundamento para
nuestras acciones profesionales. Entre los El personal policial en todas las actividades
artículos importantes que debemos tomar profesionales debe exponer su identifica-
en cuenta, están: ción personal de manera clara y ostensiva.
Usa siempre tu credencial de forma visible
III. y di claramente tu nombre y la función que
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la estás realizando cuando seas preguntado,
libertad y a la seguridad de su persona. pues el ciudadano tiene derecho a saber
con quién está tratando.
V.
Nadie será sometido a torturas ni a penas
o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Un policía profesio-
X. nal no teme por sus
Toda persona tiene derecho, en plena igual-
dad, a ser oída públicamente y con justicia actos.
por un tribunal independiente e imparcial,
para la determinación de sus derechos y Al iniciar el estudio de los diversos conoci-
obligaciones o para el examen de cualquier mientos y procedimientos contenidos en
acusación contra ella en materia penal. este manual, debemos considerar que el
conocimiento teórico es necesario pero no
XI. suficiente para desarrollar eficientemente
1. Toda persona acusada de delito tiene nuestro trabajo. El conocimiento práctico,
derecho a que se presuma su inocencia la experiencia personal aliada con la de
mientras no se pruebe su culpabilidad, otros camaradas más antiguos y un entre-
conforme a la ley y en juicio público en el namiento continuado y cuidadoso, son los
que se le hayan asegurado todas las garan- que nos dan las habilidades necesarias para
tías necesarias para su defensa. trabajar profesionalmente.

XXIX.
1. Toda persona tiene deberes respecto a la
comunidad, puesto que sólo en ella puede Conocer la teoría es
desarrollar libre y plenamente su persona- importante, ¡entre-
lidad.
2. En el ejercicio de sus derechos y en el nar es fundamental!
disfrute de sus libertades, toda persona
estará solamente sujeta a las limitaciones
establecidas por la ley con el único fin de
asegurar el reconocimiento y el respeto de
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POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

〉〉 GENERALIDADES

A. FINALIDAD
Facilitar información sobre los aspectos doctrinarios y normativos de los Derechos
Humanos que guardan relación con la función de la Policía Nacional; además de establecer
procedimientos y técnicas básicas de intervención policial en el marco del respeto a los
Derechos Humanos.

B. CONTENIDO
El presente Manual está estructurado en tres (3) partes. La primera parte contiene
fundamentalmente el marco conceptual y normativo de los Derechos Humanos aplicables a la
función policial, así como el desarrollo de la ética policial en la aplicación de la ley. La segunda
parte contiene aspectos básicos sobre seguridad, uso de la fuerza y el uso y manejo del arma
de fuego y el equipo policial. Finalmente, en la tercera parte, se presentan los procedimientos y
técnicas básicas de intervención policial en el marco del respeto a los Derechos Humanos.

C. ALCANCE
Todo el personal de la Policía Nacional de Bolivia.
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D. BASE LEGAL
Nacional:
1. Constitución Política del Estado
2. Ley Orgánica de la Policía Nacional
3. Código Penal
4. Código de Procedimiento Penal.

Internacional:
5. Declaración Universal de los Derechos Humanos (DU)
6. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP)
7. Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDSC)
8. Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH
9. Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en
materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PSS)
10. Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas (CIDFP)
11. Código de Conducta para Funcionarios Encargados de hacer cumplir la Ley (CC)
12. Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los
Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley (PB)
13. Conjunto de Principios para la Protección de todas las Personas sometidas a
cualquier forma de Detención o Prisión (PPPDP)
14. Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos (RMTR)
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

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Comando General de la Policía Nacional
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PRIMERA
parte
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〉〉 CAPÍTULO I
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
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A. CULTURA DE PAZ
En una sociedad civilizada, vivir en fraternidad y armonía son los ideales de paz que más se
predican en contraposición a la guerra y a todo género de conflictos.

La Resolución de la Asamblea General de ONU aprobada el 20 de noviembre de 1997 señala:


“Una cultura de paz consiste en valores, actitudes y conductas que plasman y suscitan a la vez
interacciones e intercambios sociales, basados en los principios de libertad, justicia y democra-
cia, tolerancia y solidaridad, que rechazan la violencia y procuran prevenir los conflictos tratan-
do de atacar sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación,
y que garantizan a todos el pleno ejercicio de los derechos y proporcionan los medios para
participar plenamente del proceso de su desarrollo y su solidaridad”.

Según el proyecto presentado por el Secretario General de la ONU en su 155ª reunión, la


cultura de paz se manifiesta a través de:
• El respeto a la vida.
• Profundo respeto a los principios, valores y Derechos Humanos.
• Fomento de la igualdad de derechos y oportunidades mujeres y hombres.
• Reconocimiento del derechos de cada individuo a la libertad de expresión opinión
e información.
• El rechazo a la violencia en todas sus formas.
• El compromiso de prevenir los conflictos violentos atacando sus causas mediante el
diálogo y la negociación
• Participación en el proceso de desarrollo y protección del medio ambiente.
• La cultura de paz es un proceso de transformación individual, colectiva e institucional

El policía debe concebirse a sí mismo como un constructor y promotor de esta cultura de


paz, en tanto es parte de la comunidad y está al servicio de ella.

Para este efecto, la educación y el entrenamiento del personal policial deben ser:
• Integrados transversalmente al currículo.
• Realistas, es decir, relacionados con el entorno inmediato.
• Contextualizados, en el sentido que deben crear conciencia sobre la realidad del país.
• Orientados al desarrollo de habilidades para la solución de conflictos con métodos
no violentos.
• Coherentes, por cuanto el discurso debe coincidir con la práctica.
• Vivenciales, porque deben ofrecer espacios para construir la paz a partir de un tra-
bajo participativo y colectivo.

Por lo tanto la educación y el entrenamiento para la paz no se imponen, se construyen


colectivamente en la familia, como primer grupo de socialización del niño, en la institución
educativa, de manera transversal, integrada a la cultura institucional, y en la comunidad a
través de la participación democrática.
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POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

B. DERECHOS HUMANOS
Los Derechos Humanos son aquellos derechos inherentes a todo individuo, cuya protección
y respeto son indispensables para concretar las exigencias de dignidad humana. Son recono-
cidos positivamente por los ordenamientos jurídicos a nivel nacional e internacional, los que
contienen mecanismos de protección del individuo frente a la acción del Estado.

1. Características
a. Universalidad
Reconocen la dignidad intrínseca y los derechos iguales e inalienables de todos los
miembros de la familia humana..
b. Inherencia.
Carácter consustancial e indesligable respecto de todo ser humano.
Todo ser humano por el hecho de serlo es titular de derechos, que el Estado no
puede arrebatarle arbitrariamente.
c. Limite al ejercicio del poder.
Son una limitación para quienes ejercen el poder. Nadie puede invadir arbitraria-
mente la esfera de los Derechos Humanos. Se ejerce el poder respetando estos de-
rechos, de allí el concepto de Estado de Derecho.
d. Indivisibilidad.
La dignidad humana es absoluta y no es divisible. Los Derechos Humanos son un
conjunto armónico, y como tal le dan sentido a la dignidad humana.
e. Imperatividad erga omnes.
El respeto de estos es universalmente obligatorio.
f. Irreversibilidad.
Una vez reconocidos quedan integrados al conjunto pre-existente de Derechos Hu-
manos y no pueden ser suprimidos posteriormente.
g. Progresividad.
C nforme vamos adquiriendo mayor conciencia de nuestra dignidad, ésta se va en-
riqueciendo, siendo el correlato la aparición de nuevos Derechos Humanos.
h. Imprescriptibilidad
La acción penal o las penas contra las violaciones graves a los Derechos Humanos
–crimen de genocidio y los crímenes de lesa humanidad– no prescriben; por tanto,
son perseguibles y sancionables por los tribunales de Estado, sin importar el plazo
transcurrido desde la fecha de comisión del delito.

2. Clasificación
En el estudio de los Derechos Humanos se han elaborado distintas clasificaciones con el fin
de determinar las características que corresponden a cada grupo. Una de las clasificaciones
los agrupa en “generaciones”, de acuerdo al momento de su reconocimiento.
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Primera generación (civiles y políticos).


Constituyen los primeros derechos que fueron consagrados en los ordenamientos jurídi-
cos internos e internacionales. Pertenecen a la persona entendida como individuo, y den-
tro de estos derechos están: a la vida, a la integridad y a la libertad personal; a las libertades
de religión, opinión y expresión; libertad de circulación y residencia; libertad de reunión
y de asociación, de participación en los asuntos públicos; igualdad ante la ley, al debido
proceso, etc.

Segunda generación (económicos, sociales y culturales).


Son aquellos que implican acciones estatales destinadas a satisfacer las necesidades de las
personas. La prestación que el Estado realice debe estar dirigida y beneficiar no a uno sino
a muchos sujetos. Estas prestaciones son exigibles, en general, en función de las condicio-
nes y posibilidades reales de cada Estado.

Dentro de estos derechos están: al trabajo, a la salud, a la educación; a la sindicalización,


seguridad social, entre otros.

Tercera generación (de solidaridad).


Surgen como consecuencia de la especificidad de las circunstancias históricas y responden
ante todo al valor de solidaridad. Se les conoce como nuevos Derechos Humanos, dere-
chos de cooperación, derechos de solidaridad, etc.

Se les llama también derechos de los pueblos, porque es sobre todo a partir de la Declara-
ción Universal de los Derechos Humanos y de los dos pactos –Pacto Internacional de Dere-
chos Civiles y Políticos y Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales,
de 1966– cuando empiezan a emerger los pueblos como titulares de Derechos Humanos.

Aunque no existe acuerdo en la doctrina en el número y la clasificación de los derechos de


la tercera generación, podemos considerar entre ellos: el derecho de autodeterminación
de los pueblos, el derecho al desarrollo, el derecho al medio ambiente sano, y el derecho
a la paz.

C. FUNCIÓN POLICIAL Y RESPETO


A LOS DERECHOS HUMANOS
El Estado, a través de la función policial, regula y mantiene el equilibrio entre la existencia
individual y el bien común. Para ello establece restricciones y limitaciones a los derechos y
libertades, recurriendo a la coacción en caso de ser necesaria para garantizar la convivencia
social en ejercicio de la ley
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POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

La Policía Nacional es una institución del Estado que tiene la misión específica de la de-
fensa de la sociedad y la conservación del orden público y el cumplimiento de las leyes en
todo el territorio nacional. Ejerce la función policial de manera integral y bajo mando único,
en conformidad con su Ley Orgánica y las leyes de la República.

En el cumplimiento de las funciones asignadas, la Policía Nacional ejerce el poder coerciti-


vo del Estado, respetando, promoviendo y garantizando los Derechos Humanos.
El Código de Conducta para Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley, en su artícu-
lo 8º, al igual que el Código de Conducta de la Policía Nacional aprobado mediante Resolu-
ción del Comando General No. 263-95 del 6 de septiembre de 1995 en su mismo artículo,
establecen que el funcionario policial tiene la obligación de hacer cuanto esté a su alcance
para impedir toda violación de la ley y oponerse rigurosamente a tal violación. Asimis-
mo, los que tengan motivos para creer que se ha producido o se producirá una violación
informarán a sus superiores y, si fuera necesario, a cualquier otra autoridad u organismo
apropiado que tenga atribuciones de control o correctivas.

Por otro lado, no se impondrá ninguna sanción penal o disciplinaria contra los funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley que, en cumplimiento de disposiciones legales, del
Código de Conducta y de los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de
Fuego, se nieguen a ejecutar una orden para emplear la fuerza o armas de fuego, o denun-
cien ese empleo por otros funcionarios.

Los funcionarios superiores asumirán la debida responsabilidad cuando tengan conoci-


miento, o debieran haberlo tenido, de que los funcionarios a sus órdenes recurren o han
recurrido al uso ilícito de la fuerza o de armas de fuego, y no adopten todas las medidas a
su disposición para impedir, eliminar o denunciar ese uso.

Finalmente, no podrá alegarse obediencia de órdenes superiores si se tiene conocimiento de que


la orden era manifiestamente ilícita y existió una oportunidad razonable de negarse a cumplirla.
De cualquier modo, también serán responsables los superiores que dieron las órdenes ilícitas

D. VIOLACIONES DE DERECHOS HUMANOS


1. Consideraciones Generales
Los policías tienen el deber de denunciar las presuntas violaciones de los Derechos Huma-
nos así como de recibir y tramitar las denuncias que llegan a su conocimiento. Las investi-
gaciones sobre las violaciones de los Derechos Humanos cometidas por la Policía deben
ser rápidas, pertinentes, transparentes, exhaustivas e imparciales.

La característica principal de las violaciones de los Derechos Humanos es que éstas son reali-
zadas por agentes del Estado o por quienes actúan por orden o con conocimiento de éste.
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Comando General de la Policía Nacional

Hay algunas violaciones de Derechos Humanos que merecen particular atención en el con-
texto policial:
a. Desaparición forzada e involuntaria: es la privación arbitraria de la libertad de
una persona por parte de funcionarios del Estado, seguida de la negativa de brindar
información acerca de su paradero y suerte.
b. Ejecución extrajudicial: es el homicidio deliberado perpetrado por orden o con la
complicidad o aceptación de funcionarios del Estado.
c. Tortura: es todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores
o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de
un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya come-
tido, o se sospeche que ha cometido; o de intimidar o coaccionar a esa persona o
a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando
dichos dolores o sufrimientos sean inflingidos por un funcionario público u otra
persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consenti-
miento o aquiescencia.

Las personas afectadas por el empleo abusivo o ilícito de la fuerza y de armas de fuego,
o sus representaciones legales tendrán acceso a un proceso independiente incluido un
proceso judicial (PB art. 23).

En principio, la responsabilidad sobre el uso abusivo o ilícito de la fuerza es individual y,


por tanto, recae en el policía que cometió el hecho. Sin embargo, los superiores inmedia-
tos (jefes) asumirán la debida responsabilidad cuando tengan conocimiento –o debieran
haberlo tenido– que los policías a sus órdenes recurren –o han recurrido– al uso ilícito de la
fuerza y no adopten todas las medidas a su disposición para impedir, eliminar o denunciar
ese uso. (PB art. 24)

Cualquier policía que tenga razón para creer que otro policía viene cometiendo o ha co-
metido violaciones de Derechos Humanos, debe hacer todo lo que esté a su alcance para
prevenir u oponerse rigurosamente a tal acto. En la primera oportunidad que tenga, debe
informar de este hecho a sus superiores y, de ser necesario, a cualquier otra autoridad con
competencia para investigar este tipo de hechos. (CC arts. 3;8).

Todo uso abusivo o arbitrario de la fuerza por


parte de miembros de la policía es una violación
a los Derechos Humanos y será investigado y
sancionado disciplinaria y penalmente.

28
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

E. INVESTIGACIONES SOBRE EL USO DE LA FUERZA


Existen 3 puntos que son normalmente de interés en una investigación sobre el uso de la fuerza:
1. Legalidad
2. Necesidad
3. Proporcionalidad

Para analizar estos puntos es necesario considerar y contestar ciertas preguntas, apreciando
cada situación individualmente y teniendo en cuenta todas las circunstancias involucradas:

1. Legalidad
El policía, como funcionario encargado de hacer cumplir la ley, debe ser el primero en cum-
plirla. Todos los actos que realice, así como los medios y métodos utilizados en el cumpli-
miento de su función, deben estar amparados en las normas legales: leyes, reglamentos,
directivas, manuales, entre otros. El uso de la fuerza, por tanto, sólo estará justificando en
estas circunstancias. En otras palabras, el policía, en nombre de hacer cumplir la ley, no
puede incumplirla.

Siempre que en una intervención la policía haya hecho uso de la fuerza debemos preguntarnos:
• ¿Cuál fue el objetivo de la intervención?
• ¿Se trataba de un objetivo legal?
• ¿Los medios y métodos utilizados estaban de acuerdo con la ley?

Si la situación requería el arresto de un sujeto violento y armado (riesgo inminente de lesio-


nes o muerte), por lo general, se puede presumir que el uso de la fuerza estaba justificado.

Además de los parámetros de legalidad, se debe tomar en cuenta también los principios
éticos:
• ¿La fuerza fue aplicada de buena fe o de modo malicioso?
• ¿El uso de la fuerza fue deliberadamente dirigido contra grupos vulnerables o mino-
rías (raciales, étnicas, sexuales, personas con discapacidad u otras)?
• ¿Hubo prejuicios relacionados con la condición social del intervenido por parte de
los policías?

2. Necesidad
Se debe considerar que el uso de la fuerza fue necesario cuando, luego de intentar otras
alternativas de solución del problema, representó el último recurso del policía para el cum-
plimiento de su deber:
• ¿Se intentaron otras alternativas de solución del problema antes de decidirse por la
aplicación de la fuerza?
29
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

• ¿El uso de la fuerza fue considerado como última opción?

Al hacer estas preguntas necesitamos también visualizar en qué momento de la interven-


ción los policías decidieron hacer uso de la fuerza. Adicionalmente, se debe analizar si fue
el propio policía quien motivó o no el uso de la fuerza, o si este uso fue simplemente con-
secuencia de la gravedad de la intervención:

• ¿Los policías, por la manera como actuaron, contribuyeron a crear una situación en
la que fue necesario el uso de la fuerza?
• ¿La solución del problema podría haber sido alcanzada empleando otros medios?
• ¿La propia decisión de usar la fuerza fue la que llevó a resultados no deseados, tales
como lesiones en el intervenido?

El uso innecesario de la fuerza puede ocurrir, entre otros, por dos motivos principales:
1) Por falta de preparación profesional (falta de entrenamiento);
2) Porque la preparación profesional (tipo de entrenamiento) estuvo orientada a ac-
tuaciones violentas. En tal sentido, los propios policías podrían contribuir a un uso
innecesario de la fuerza.

Para los casos en que los policías hayan disparado sus armas de fuego, se deberá preguntar:
• ¿La vida de quién estaba defendiendo con estos disparos?
• ¿El riesgo de muerte era real e inminente? ¿Por qué había ese riesgo de muerte?
¿Las propias personas –o los policías– se expusieron?
• ¿Había otras opciones para proteger esas vidas sin disparar?
• ¿Fueron considerados las prioridades de protección del público, de los policías y del
intervenido antes de disparar?

3. Proporcionalidad
Para verificar si la acción policial fue proporcional, es necesario evaluar si hubo un equi-
librio entre dos aspectos básicos: de un lado, la gravedad de la amenaza o agresión y el
objetivo legal buscado por el policía; del otro, el nivel de fuerza a emplear para controlar
la situación.

Para evaluar la gravedad de la amenaza o agresión se debe considerar, entre otras circuns-
tancias, la intensidad y peligrosidad de la agresión, la forma de proceder del agresor, la
hostilidad del entorno y los medios (entrenamiento y equipamiento) de los que disponía
el policía para defenderse.

Se debe entender como “objeto legal buscado” la motivación o fundamento de la interven-


ción policial. Se debe considerar que actos ilícitos menores no justificarían niveles de uso
de fuerza mayores. Del mismo modo, actos ilícitos en los que esté en riesgo la vida de las
personas, justificarían un nivel más elevado del uso de la fuerza.
30
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Finalmente para evaluar el nivel de la fuerza a emplear, se debe considerar las opciones
de respuesta policial (ver Modelo de Uso de Fuerza) en función de los dos parámetros an-
teriores,
• ¿El nivel de fuerza utilizado fue proporcional al nivel de resistencia ofrecido?
• ¿El policía juzgó la situación correctamente, en particular con relación a las opcio-
nes del modelo de uso progresivo de la fuerza? En caso contrario, ¿Por qué no lo
hizo? (¿Falta de entrenamiento? ¿Tipo de entrenamiento?)
• ¿Cuánta fuerza debió usar el policía para lograr el objetivo? ¿Las lesiones causadas
fueron razonables en función del nivel de resistencia ofrecida y el objetivo legal
buscado?
• ¿Hubo uso excesivo de la fuerza? ¿Hubo abuso de poder?
• ¿Los policías supieron cuando interrumpir el uso la fuerza?
• ¿Los policías brindaron un auxilio efectivo a los heridos?
• ¿Hubo preocupación por parte de los policías en disminuir los daños y las lesiones
causadas la intervención?

El uso desproporcionado de la fuerza puede ocurrir, entre otros motivos, por la inadecuada
preparación profesional o por pérdida de control emocional. Del mismo modo, puede ocu-
rrir por la falta o inadecuación del equipo, armamento y municiones que permitan ofrecer
al policía otras opciones de repuesta.

Para los casos en que los policías hayan disparado sus armas de fuego, se deberá preguntar:
• ¿Los policías se identificaron y dieron una clara advertencia de su intención de dis-
parar?
• ¿Cuántos policías dispararon? ¿Cuántos disparos realizó cada uno?
• ¿Qué tipos de armas y municiones fueron utilizados (policías y agresores)?
• ¿A que qué distancia estaban? ¿hacia dónde dirigían los disparos?
• ¿Las armas y municiones utilizadas por la policía eran reglamentarias?
31
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

〉〉 CAPÍTULO II
MARCO NORMATIVO DEL DERECHO
INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS
HUMANOS

A. FUENTES PRINCIPALES
1. Los tratados o convenios internacionales
En el caso de los tratados celebrados entre Estados, la Convención de Viena sobre el Derecho de
los Tratados de 1969 define al tratado como “acuerdo internacional celebrado por escrito entre
Estados regido por el Derecho Internacional, ya conste en un instrumento único, en dos o más
instrumentos conexos o cualquiera que sea su denominación particular”

Los tratados pueden ser bilaterales o multilaterales, abiertos o cerrados. Lo importante no es su


denominación, sino que crean obligaciones jurídicas para los Estados que participan de ellos.

2. La Costumbre Internacional
Denominada también Derecho Internacional Consuetudinario, es definida como “prueba
de una practica generalmente aceptada como derecho”.

Para que exista una costumbre es necesario una práctica general constante en las rela-
ciones entre Estados; además, que los Estados comprometidos tengan la convicción de la
existencia de una obligación jurídica.
32
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

En este sentido, la existencia de los Derechos Humanos va más allá del hecho que se en-
cuentren o no efectivamente recogidos en la norma jurídica convencional, ya que es sufi-
ciente su reconocimiento por la comunidad internacional.

Adicionalmente a lo antes señalado, existen otras fuentes de derechos tales como los prin-
cipios de derecho, la jurisprudencia internacional, la doctrina y las denominadas normas
“soft law”, que no siendo vinculantes, orientan a los Estados en diversas materias y tienen
un reconocimiento universal al emanar del seno de la ONU.

B. PRINCIPALES INSTRUMENTOS INTERNACIONALES


DE LOS DERECHOS HUMANOS
1. Sistema Universal
a. Generales

Carta de las Naciones Unidas.


Aprobada el 25 de junio de 1945. Estimula el desarrollo y respeto de los Derechos
Humanos y las libertades fundamentales de todos lo seres humanos.

Declaración Universal de los Derechos Humanos.


Aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de
1948.
Este documento es considerado en la actualidad como el fundamento de todo el Sistema
de Naciones Unidas en materia de Derechos Humanos, y se le tiene como patrón para me-
dir el grado de respeto y aplicación de las normas internacionales en asuntos de Derechos
Humanos.

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966.


Adoptado el 16 de diciembre de 1966 y en vigor desde el 23 de marzo de 1976. Este
tratado obliga a los Estados a promover el respeto efectivo de los derechos y liberta-
des humanos en el ámbito universal de Naciones Unidas. Cuenta con un Comité de
Derechos Humanos encargado de supervisar el cumplimiento de las obligaciones asu-
midas por los Estados en la materia.
El Estado boliviano se adhirió a este tratado el 12 de agosto de 1982.

Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966.


Adoptado el 16 de diciembre de 1966 y en vigor desde el 3 de enero de 1976. Este
tratado obliga a los Estados a promover el respeto de derechos de carácter colectivo
en el ámbito universal de Naciones Unidas.
El Estado boliviano se adhirió a este tratado el 12 de agosto de 1982.
33
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

Primer Protocolo Facultativo del Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos.


Faculta al Comité de Derechos Humanos para recibir y considerar comunicaciones
de individuos que aleguen ser víctimas de violaciones de cualquiera de los derechos
enunciados en el pacto.
El Estado boliviano se adhirió a este tratado el 12 de agosto de 1982.

b. Especializados

Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio.


Adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 9 de Diciembre de 1948.
Uno de los aspectos más importantes de este instrumento es la prohibición de des-
truir, total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, social o religioso.
El Estado boliviano se adhirió a este tratado el 14 de junio de 2005.

Convención sobre el Estatuto de Refugiados.
Aprobada en 1951, protege los intereses de las personas que por temor de ser persegui-
das buscan refugio en otro país. Ha sido ratificada y tiene plena vigencia en nuestro país.
El Estado boliviano se adhirió a este tratado el 9 de febrero de 1982.

Protocolo sobre el Estatuto de Refugiados de 1967.


Este tratado amplía la protección de la Convención sobre el estatuto de los Refugiados
al suprimir la limitación temporal de ésta.
El Estado boliviano se adhirió a este tratado el 9 de febrero de 1982.

Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de


Discriminación Racial.
Este documento fue adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en
1965. Los Estados Parte de esta convención están obligados a seguir una política en-
caminada a eliminar la discriminación racial de sus territorios y adoptar las medidas
legislativas necesarias para asegurar la no-discriminación en el ejercicio y goce de los
Derechos Humanos.
Ratificada por Bolivia el 22 de setiembre de 1970.

Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer.


Fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 18 de diciembre de
1972. Tiene por finalidad terminar con la discriminación contra la mujer, definida como
toda distinción, exclusión o restricción basada en el género sexual que prive a la mujer
de los Derechos Humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, eco-
nómico, social, cultural, civil o en cualquier otra.
Ratificada por Bolivia el 8 de junio de 1990.

Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanas o Degradantes.


Adoptada por la Asamblea General el 10 de diciembre de 1984. Uno de los aspectos más
34
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

importantes de esta convención es el establecimiento de que no existe circunstancia, por


excepcional que resulte, que justifique la tortura; y que ninguna orden proveniente de fun-
cionarios superiores o autoridades oficiales puede ser invocada para justificarla.
Ratificada por Bolivia el 12 de abril de 1999.

Convención sobre los Derechos del Niño.


Adoptada el 20 de Noviembre de 1989, por la Asamblea General de las Naciones Uni-
das. Los Estados Parte tomarán todas las medidas apropiadas para garantizar que el
niño o la niña se vean protegidos contra toda forma de discriminación o castigo por
causas de su condición, las actividades, opiniones expresadas o creencias de sus pa-
dres, tutores o familiares.
Ratificada por Bolivia el 26 de junio de 1990.

c. Otros Instrumentos

Código de Conducta para Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley.


Aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante Resolución
34/169. Su contenido se integra al Código de Conducta de la Policía Nacional median-
te Resolución del Comando General de la Policía Nacional No. 263/95 del 6 de sep-
tiembre de 1995

Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los Fun-
cionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley.
Adoptado por el Octavo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito
y Tratamiento del Delincuente, celebrado en 1990. Tiene en cuenta el carácter frecuen-
temente peligroso de la labor policial y señala que la amenaza a la vida y a la seguridad
de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley debe considerarse como una
amenaza a la estabilidad de toda la sociedad.

Conjunto de Principios para la Protección de todas las Personas sometidas a cual-


quier forma de Detención o Prisión.
Adoptado por la Asamblea General en diciembre de 1988. Es un conjunto de normas
que regulan la protección de las personas que se encuentran detenidas o encarceladas.
Orienta el trato, condiciones, disciplina, contacto con el exterior, salud, clasificación y
separación, denuncias, registros, trabajo, recreo, y las prácticas religiosas y culturales

Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos


Adoptadas por el Primer Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito
y Tratamiento del Delincuente de 1955, y aprobadas por el Consejo Económico y Social
en 1977. El objeto de estas reglas es establecer conceptos y principios generalmente
admitidos para el trato de los reclusos.
Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil.
Instrumento que, juntamente con la Convención sobre los Derechos del Niño, forman
35
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

el marco básico de la Administración de Justicia de Menores. Entre estas directrices


tenemos: reglas mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de la Justicia
de Menores (reglas de Beijing) y reglas de las Naciones Unidas para la protección de
los menores privados de libertad.

Declaración sobre la Protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas.
Adoptada en 1992 y orientada a impedir los actos que sustraen a personas sin dejar
rastro alguno de su paradero; adoptándose medidas para garantizar la ejecución de
un debido proceso.

Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia para las víctimas de


delitos y del Abuso de Poder.
Adoptada por la Asamblea General en su Resolución 40/34 del 29 de noviembre de
1985. Establece y diferencia a las víctimas del delito y del abuso de poder, señalando
los accesos a la justicia, al trato justo y al respeto de sus derechos, principalmente los
referidos a reparación de daños, compensaciones y seguimientos de las actividades
policiales y judiciales.

2. Sistemas Regionales: Sistema Interamericano


a. Generales

Carta de la Organización de los Estados Americanos.


Desde el preámbulo, la Carta de 1948 proclama la adhesión de los Estados Americanos
a un régimen de libertad individual y justicia social, fundado en el respeto de los dere-
chos esenciales del hombre.

Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre.


Este importante documento fue proclamado el 2 de mayo de 1948 por la IX conferen-
cia Internacional Americana. Reconoce Derechos Civiles y Políticos, así como Económi-
cos, Sociales y Culturales.

Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica).
Fue aprobada en 1969. Ratificada por Bolivia el 20 de junio de 1979. Consta de tres (3) partes:
• Deberes de los Estados y derechos que reconoce.
• Medios de protección de los derechos (Comisión Interamericana y Corte Interamericana).
• Disposiciones finales y transitorias (renuencia, ratificación, etc.).

Protocolo adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en Materia


de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Protocolo de San Salvador).
Suscrito en San Salvador el 17 de noviembre de 1978. Bolivia lo ratificó el 12 de julio de
2006. Este documento orienta a los Estados sobre la obligación de incluir en el orde-
namiento jurídico interno los derechos al trabajo (sindicalización, seguridad social), a
36
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

la salud, a un medio ambiente sano, a la alimentación, a la educación, a los beneficios


de la cultura, a la constitución y protección de la familia; además de los derechos de la
niñez, protección de los ancianos y protección de las personas con discapacidad.

b. Especializados

Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura.


Esta convención instaura el principio de jurisdicción universal, en virtud del cual un
sujeto acusado de cometer actos de tortura puede ser juzgado en cualquier país parte
de la convención, donde quiera que se encuentre, independientemente que los actos
de tortura hayan sido perpetrados en otro lugar.
Ratificada por Bolivia el 26 de agosto de 2006.

Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas adoptada


en Belem do Pará (Brasil) el 9 de junio de 1994.
El propósito de la convención es contribuir a prevenir, sancionar y suprimir la desapa-
rición forzada de personas.
Ratificada por Bolivia el 19 de setiembre de 1996.

Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia


contra la Mujer.
Adoptada en Belem do Pará (Brasil) el 9 de junio de 1994. La eliminación de la violencia
contra la mujer es condición indispensable para su desarrollo individual y social, y para
su plena e igualitaria participación en todas las esferas de vida.
Se orienta a prevenir, sancionar y erradicar toda forma de violencia contra la mujer (fí-
sica, sexual y psicológica), constituyendo una positiva contribución para proteger los
derechos de la mujer y eliminar las situaciones de violencia que puedan afectarla.
Ratificada por Bolivia el 26 de octubre de 1994.

C. MECANISMOS DE PROTECCIÓN
INTERNACIONAL DE DERECHOS HUMANO
1. Mecanismos Convencionales
Son procedimientos creados mediante Tratados, para asegurar el cumplimiento de las obli-
gaciones asumidas por los Estados y, con ello, la protección del individuo.

a. Contenciosos.
Son los mecanismos mediante los cuales una controversia o violación de derechos
son sometidas a un tribunal que tiene la capacidad de dictar una sentencia definiti-
va, obligatoria para quienes fueron parte en el proceso.
37
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

Ámbito Universal

• Corte Internacional de Justicia


Es el órgano judicial principal de las Naciones Unidas. Pueden recurrir a la Corte
todos los miembros de las Naciones Unidas y la jurisdic¬ción de ésta se extiende a
todos los litigios que los Estados le sometan y a todos los asuntos previstos por la
Carta de las Naciones Uni¬das o por los tratados y convenciones vigentes.
Sólo los Estados pueden recurrir a la Corte Internacional de Justicia, nunca los indi-
viduos; generalmente se requiere que los Estados acepten expresamente la jurisdic-
ción de la Corte.

• Corte Penal Internacional


Tribunal permanente encargado de juzgar a los individuos (no a los Estados) res-
ponsables de cometer las violaciones más graves al Derecho Internacional de los
Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario.
Tiene competencia en crímenes de Genocidio, de Lesa Humanidad, de Guerra y de
Agresión.

• Tribunales Ad Hoc
Son tribunales constituidos mediante resoluciones del Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas dentro de un periodo y territorio determinados para juzgar casos
específicos.

Ámbito Regional: Sistema Interamericano de Derechos Humanos

Comisión Interamericana de Derechos Humanos


Es un órgano de conciliación y prejudicial. Esta compuesta por siete miembros elegi-
dos cada cuatro años por el Consejo Permanente, siendo su mandato renovable. Entre
sus competencias figuran las siguientes:
• Recibir denuncias de violaciones de Derechos Humanos por parte de los Estados, de
los particulares o de grupos sociales.
• Recabar información de los gobiernos de los Estados denunciados.
• Emitir resoluciones condenatorias de acciones atentatorias de los Derechos Huma-
nos, realizadas por Estados pertenecientes a la OEA.

Corte Interamericana de Derechos Humanos


Es un órgano jurisdiccional instituido por la Convención Americana de Derechos Hu-
manos. Dicha convención atribuye a la Corte una doble competencia:
• Competencia consultiva: la consulta puede versar sobre la Convención Americana
u otros tratados concernientes a la protección de los Derechos Humanos en los Es-
tados Americanos o sobre la compatibilidad entre las leyes internas y tales instru-
mentos internacionales. Pueden solicitar opinión consultiva los Esta¬dos Parte y los
órganos de la OEA.
38
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

• Competencia contenciosa: la Corte esta facultada para decidir, con carácter de obli-
gatoriedad, los casos que le sean sometidos sobre la interpretación y aplicación de
la convención.

b. No contenciosos
Son mecanismos que no implican la participación de un tribunal que dicte una sen-
tencia definitiva y obligatoria para las partes en el proceso.

Informes Periódicos
Comunicaciones escritas que algunos tratados han establecido que los Estados Par-
te tienen obligación de presentar a los órganos de control, para que expresen sus
opiniones, observaciones o recomendaciones sobre medidas a adoptar para mejo-
rar la aplicación de las normas contenidas en el tratado.

Investigaciones
Acciones para determinar la confiabili dad de las informaciones que algunos tra-
tados contemplan sobre las violaciones sistemáticas de Derechos Humanos en el
territorio de un Estado Parte.

c. Procedimientos Cuasi Contenciosos: Quejas y Reclamaciones


Mecanismos que permiten que ante el órgano de control de un tratado puedan
presentarse comunicaciones o quejas, de carácter confidencial, provenientes tanto
de un Estado como de personas particulares.
Pueden ser de Estado contra Estado o de individuo contra Estado. En el Sistema
Regional Americano, el órgano que asume esta competencia es la Comisión Intera-
mericana de Derechos Humanos.

2. Mecanismos extra convencionales


Son aquellos mecanismos de control que no son creados mediante tratados.

a. Resolución 1235
Documento emitido en 1967 por el Consejo Económico y Social de las Naciones
Unidas, el cual permite que la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Uni-
das examine, a través de un procedimiento público, ciertas violacio¬nes graves de
Derechos Humanos.

b. Resolución 1503
Documento de 1970, con características similares al anterior, diferenciándose por su
carácter privado.

c. Investigaciones y Procedimientos Públicos Especiales


Confiados a grupos de trabajo compuestos por expertos que actúan a titulo perso-
39
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

nal, o bien a particulares independientes –denominados ponentes– representantes


o expertos independientes especiales. Su finalidad es la de examinar y supervisar la
situación de los Derechos Humanos en países o territorios específicos; o fenómenos
importantes de violación de Derechos Humanos a escala mundial. No tienen carác-
ter confidencial.

d. Visitas in loco (en el lugar)


Son mecanismos de visita por parte de los órganos de investigación, cuando se
producen invitaciones de los Estados, con respecto a la existencia de denuncias de
violaciones de Derechos Humanos que son objetos de estudio.

e. Acciones Urgentes
Ante la inminente comisión de una grave violación de los Derechos Humanos, se
solicita al Estado infractor aclaraciones al respecto, y se formula un llamamiento
a fin de que se adopten las medidas necesarias para garantizar el derecho de las
víctimas.
40
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

〉〉 CAPÍTULO III
SERVICIO POLICIAL EN LA SOCIEDAD

El servicio policial es el conjunto de actividades que realizan los miembros de la Policía Na-
cional y comprende las labores policiales integrales para servir a los ciudadanos y proteger
a la sociedad.

“La labor de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley constituye un servicio
social de gran importancia. En consecuencia, es preciso mantener y, siempre que sea nece-
sario, mejorar las condiciones de trabajo y la situación de estos funcionarios. La amenaza
a la vida y la seguridad de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley debe consi-
derarse como una amenaza a la estabilidad de toda la sociedad” (Asamblea General de la
ONU, 7 de septiembre de 1990).

“La labor de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley constituye un servicio
social de gran importancia. En consecuencia, es preciso mantener y mejorar las condicio-
nes de trabajo y la situación de estos funcionarios. Los funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley desempeñan un papel fundamental en la protección del derecho a la vida, la
libertad y la seguridad de las personas”.
41
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

A. SERVICIO POLICIAL Y DEMOCRACIA


En una sociedad democrática, para que las personas puedan disfrutar de sus derechos po-
líticos debe existir un orden social (como paz y tranquilidad social) que permita que los
procesos democráticos se desarrollen constitucional y legítimamente.

El servicio policial es uno de los medios que garantiza el normal desenvolvimiento de una
democracia. Una de las condiciones de la labor policial democrática es su responsabilidad
frente a la comunidad a la que sirve.

B. DERECHOS FUNDAMENTALES Y SERVICIO POLICIAL


Para que la Policía Nacional cumpla sus funciones, se ha conferido a los policías determi-
nados poderes y facultades, siendo las más importantes el arresto, la aprehensión y el uso
de la fuerza.

Las acciones que ejecuten los policías en el desarrollo de su función deberán subordinarse
y adecuarse al respeto de la Constitución, convenios y pactos internacionales sobre Dere-
chos Humanos, y a las leyes de la República. Así se garantiza la legalidad y legitimidad de
estas acciones y se alcanza la finalidad del servicio policial.
42
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

C. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES Y SERVICIO POLICIAL


La Constitución Política del Estado establece las reglas para el respeto de los dere-
chos fundamenta¬les de las personas. Esta tutela se ejercita a través de los procesos
constitu¬cionales, los que determinan e imponen las consecuencias jurídicas derivadas de
las acciones u omisiones que atenten contra los derechos constitucionales.

La extralimitación (u omisión) en las acciones realizadas por los miembros de la Policía Na-
cional durante el servicio policial, además de cuestionar la labor policial, puede traer como
consecuencia la vulneración de algún derecho fundamental de la persona y, por lo tanto la
posibilidad de iniciar un proceso constitucional (hábeas corpus, ley de amparo).

D. LABOR POLICIAL EN RÉGIMEN DE EXCEPCIÓN


La Constitución Política del Estado contempla situaciones de excepción. El Jefe del Poder
Ejecutivo podrá, con dictamen afirmativo del Consejo de Ministros, declarar el Estado de
Sitio en la extensión del territorio que fuere necesaria.

Estado de sitio
Si el Estado de Sitio no fuese suspendido antes de noventa días, cumplido este término
caducará de hecho, salvo en el caso de guerra civil o internacional. Los que hubieran sido
objeto de apremio serán puestos en libertad, a menos de haber sido sometidos a la juris-
dicción de tribunales competentes.

El Ejecutivo no podrá prolongar el Estado de Sitio más allá de 90 días, ni declarar otro den-
tro del mismo año sin asentimiento del Congreso.

La declaración de Estado de Sitio produce los siguientes efectos:


• Las garantías y los derechos que consagra la Constitución no quedarán suspensos
de hecho y en general con la sola declaración del estado de sitio; pero podrán serlo
respecto de señaladas personas fundadamente sindicadas de tramar contra el or-
den público, de acuerdo a lo que establecen los siguientes párrafos.

• Podrá la autoridad legítima expedir órdenes de comparendo o arresto contra los sindi-
cados, pero en el plazo máximo de cuarenta y ocho horas los pondrá a disposición del
juez competente, a quien pasará los documentos que hubiesen motivado el arresto.
Si la conservación del orden público exigiese el alejamiento de los sindicados, podrá
ordenarse su confinamiento a una capital de departamento o de provincia. Queda pro-
hibido el destierro por motivos políticos. Al confinado, perseguido o arrestado por estos
motivos, que pida pasaporte para el exterior, no podrá serle negado por causa alguna
debiendo las autoridades otorgarle las garantías necesarias al efecto.
43
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

• Los ejecutores de órdenes que violen estas garantías podrán ser enjuiciados en
cualquier tiempo, pasado que sea el estado de sitio, como reos de atentado contra
las garantías constitucionales, sin que les favorezca la excusa de haber cumplido
órdenes superiores.

Es necesario advertir que no se podrá invocar


esta circunstancia de excepción para justificar
el quebrantamiento de los principios básicos
sobre el empleo de la fuerza y armas de fuego
desarrollados en este manual.
De igual forma, la Convención Americana sobre Derechos Humanos dispo¬ne en su artícu-
lo 27 una cláusula de salvaguardia, la cual establece que los Estados Parte en las disposicio-
nes que adopten en caso de guerra, de peligro público o de otra emergencia no deberán
suspender: el derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica; el derecho a la vida; el
derecho a la integridad personal; la prohibición de la esclavitud y servidumbre; el principio
de legalidad y de retroactividad; la libertad de conciencia y de religión; la protección a la
familia; el derecho al nombre; los derechos del niño; el derecho a la nacionalidad, y los
derechos políticos, ni de las garantías judiciales indispensables para la protección de tales
derechos.
44
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

〉〉 CAPÍTULO IV
VÍCTIMAS Y GRUPOS VULNERABLES

Los miembros de la Policía Nacional, en su formación profesional y práctica diaria, centran


su atención y recursos prioritariamente en labores preventivas, disuasivas y de represión
de la actividad criminal. Es necesario que también se desarrollen directivas adecuadas para
garantizar la atención de quienes han visto vulnerados sus derechos.

Asimismo, existen grupos sociales que por sus características ven limitado el ejercicio ple-
no de sus derechos, por lo que es necesario también fortalecer la actuación policial en este
aspecto, orientándola a la protección de estos grupos para evitar así las violaciones de sus
Derechos Humanos.

En la mayoría de los casos, los miembros de la Policía Nacional son el pri¬mer punto de
contacto de las víctimas de delitos. Este contacto inicial puede describirse como la etapa
de “primeros auxilios”, en la que es esencial que ésta reciba la asistencia y los cuidados
apropiados. En la práctica de la aplicación de la ley suelen primar esencialmente los pro-
gresos y resultados de los procesos de investigación.

Es importante convencer a los efectivos policiales de dar máxima prioridad al bienestar


físico y psicológico de la víctima. El delito cometido es irreversible, pero la asistencia opor-
tuna a las víctimas contribuye decisivamente a limitar las consecuencias negativas que el
delito tiene para ellas.
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Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

A. VÍCTIMAS
1. Víctimas del delito
Personas que, individual o colectivamente, han sido objeto de daños, inclusive lesiones físicas o
mentales, sufrimiento emocional, perdida financiera o menoscabo sustancial de sus derechos
fundamentales, como consecuencia de acciones u omisiones que violen la legislación penal
vigente en los Estados Miembros de la ONU, incluida la que prescribe el abuso de poder.

2. Víctimas del abuso de poder


Las personas que, individual o colectivamente, hayan sufrido daños, inclusive lesiones fí-
sicas o mentales, sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo sustancial de
sus derechos fundamentales, como consecuencia de acciones u omisiones que no lleguen
a constituir violaciones del derecho penal nacional, pero afectan normas internacionales
reconocidas y relativas a los Derechos Humanos. Considerando la calidad del perpetrador
solamente constituye abuso de poder cuando la infracción es cometida por un funcionario
del Estado en el ejercicio de sus funciones.

3. Trato de la Policía Nacional hacia las víctimas


Todas las personas, particularmente las víctimas de delitos y del abuso de poder, deben
recibir atención de la Policía Nacional, teniendo en consideración lo siguiente:

a. Las víctimas tienen derecho a ser tratadas con respeto y compasión por su dignidad.
Es necesario ser empático, es decir, ponerse en el lugar de la otra persona.

b. Las víctimas tienen derecho a beneficiarse de los mecanismos de la


justicia y a obtener una pronta reparación.

c. Las víctimas deben ser informadas de la marcha de las actuaciones y de la decisión de sus
causas, especialmente cuando se trate de delitos graves y se haya solicitado esa información.

d. Las víctimas pueden necesitar asistencia para proteger su intimidad y para garanti-
zar su seguridad y la de sus familiares contra la intimidación y las represalias.

e. Las víctimas deben recibir la asistencia material, médica, psicológica y social que sea
necesaria.

f. La especial atención brindada por la policía a la víctima del delito, propicia una bue-
na relación con ella, lo cual permitirá a su vez, acceder a información que ayude a la
Policía a esclarecer la comisión del delito.
46
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

B. GRUPOS VULNERABLES
Se entiende por grupo vulnerable aquel que en virtud de su género, raza, condición eco-
nómica, social, cultural, étnica, lingüística, cronológica, funcional o de otra índole, sufre la
omisión, precariedad o discrimina¬ción por parte de los poderes del Estado.

1. Menores
Los menores necesitan protección y cuidados especiales pues dependen de la ayuda y asis-
tencia de los adultos, especialmente durante los primeros años de su vida. No es suficiente
otorgar a los niños los mismos derechos y las libertades de los adultos. En algunos momen-
tos y lugares la situación de los niños es crítica por diferentes causas: condiciones sociales
inadecuadas, catástrofes naturales, conflictos armados, explotación, analfabetismo, ham-
bruna y minusvalías. Los niños no son capaces de luchar solos contra tales condiciones. Por
consiguiente, se reconoce que el niño necesita protección y cuidados especiales, incluso la
protección legal, tanto antes como después del nacimiento.

La Constitución Política del Estado señala en el artículo 6º que todo ser humano tiene per-
sonalidad y capacidad jurídica, con arreglo a las leyes. Goza de los derechos, libertades
y garantías reconocidas por la Constitución, sin distinción de raza, sexo, idioma, religión,
opinión política o de otra índole, origen, condición económica o social, u otra cualquiera.
La dignidad y la libertad de la persona son inviolables. Respetarlas y protegerlas es deber
primordial del Estado.

El Código del Niño, Niña y Adolescente, Ley Nº 2026, establece el marco normativo, reco-
noce sus derechos y establece los mecanismos para su protección. Asimismo, otros instru-
mentos internacionales protegen los Derechos del Menor como la Convención sobre los
Derechos del Niño.

Es preciso que los miembros de la Policía Nacional en todas sus dependencias permanezcan
atentos y adopten todas las medidas necesarias para proteger al menor contra el abuso, maltra-
to físico y psicológico, contra toda forma de explotación y contra la violencia sexual, atendiendo
rápidamente cualquier llamado de auxilio o denuncia que quisieran efectuar y desarrollando
una serie de medidas especiales para prevenir la delincuencia juvenil.

2. Mujeres
La base de toda sociedad democrática es la igualdad entre el hombre y la mujer. Sin embar-
go, la realidad es que en casi todas las sociedades y actividades las mujeres no reciben un
trato similar a los hombres. Esa desigualdad se observa tanto en la ley como en la práctica.
Adicionalmente, muchas mujeres suelen ser victimitas de violencia, lo que se refleja en lo
siguiente:
47
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

• En la administración de justicia, cuando son detenidas o encarceladas, son mucho


más vulnerables que los hombres a las agresiones, especialmente a las formas de
abuso sexual.
• La mayoría de las personas refugiadas y desplazadas en el mundo son mujeres.
• Las mujeres no son atendidas, en la mayoría de los casos, en sus denuncias por vio-
lencia familiar.

Por tanto, el policía debe recibir capacitación especializada para entender la problemática
de la discriminación y violencia hacia las mujeres, además de orientar sus esfuerzos para
que disfruten de sus derechos en el mismo nivel que los hombres.

La violencia contra la mujer puede ser física, sexual o psicológica y comprende los golpes,
el abuso sexual, la violación por el marido y aquellas prácticas tradicionales que atentan
contra la mujer, como el hostigamiento sexual, la prostitución forzada, la trata de mujeres
y la violencia relacionada con la explotación.

La Policía Nacional debe ejercer la debida diligencia para prevenir, investigar y hacer de-
tenciones en relación con todos los actos de violencia contra la mujer, tanto cometidos por
funcionarios públicos como particulares, en el hogar, la comunidad y los establecimientos
estatales.

3. Personas adultas mayores o de la tercera edad


De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera personas mayores
a aquellas que tienen 60 o más años, criterio que ha sido consignado en el documento
Lineamientos de Política para las Personas Adultas Mayores.

Las personas adultas mayores o de la tercera edad necesitan protección y cuidados espe-
ciales de familiares y otras personas debido a que se encuentran en una fase de debilita-
miento de su salud y estado físico que no les permite valerse plenamente por sí mismas.

La policía deberá tratar a esas personas con especial cuidado y consideración, tomando en
cuenta la edad que tienen.

4. Personas con discapacidad (Necesidades Especiales)


Desde el 15 de diciembre de 1995 existe en Bolivia la Ley Nº 1678, Ley de la Persona con
Discapacidad, que regula los derechos, deberes y garantías de las personas con necesida-
des especiales. Tiene la finalidad de normar los procesos destinados a la habilitación, reha-
bilitación, prevención y equiparación de oportunidades de las personas discapacitadas, así
como su incorporación a los regímenes de trabajo, educación, salud y seguridad social, con
seguros de corto y largo plazo, conforme a lo previsto en el artículo 158 de la Constitución
Política del Estado.
48
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Las personas con alguna clase de discapacidad (habilidades diferen¬tes) gozan de sus
derechos sin discriminación de ningún tipo. Los miembros de la Policía Nacional deben
tratar a estas personas con dignidad y promover en la sociedad el respeto de sus Derechos
Humanos.

5. Pueblos indígenas y afrobolivianos


Las comunidades nativas, campesinas y etnias, son potencialmente más indefensas social,
política, económica y jurídicamente.

Bolivia es un país que se caracteriza porque más del 50% de su población es indígena. Por
esta razón, los Derechos Humanos de los pueblos indígenas constituyen otro campo don-
de se han producido sustanciales avances. La Constitución reformada por Ley Nº 1615 del
6 de febrero de 1995, establece en su artículo 1º que Bolivia es “multiétnica y pluricultural”,
reconociendo así la diversidad étnica y cultural que caracteriza al país.

Además el artículo 171 de la Constitución Política del Estado determina que:

I. Se reconocen respetan y protegen en el marco de la ley, los derechos sociales, eco-


nómicos y culturales de los pueblos indígenas que habitan en el territorio nacional.

II. El Estado reconoce la personalidad jurídica de las comunidades indígenas y campe-


sinas y de las asociaciones y sindicatos campesinos.

III. Las autoridades naturales de las comunidades indígenas y campesinas podrán


ejercer funciones de administración y aplicación de normas propias como solución
alternativa de conflictos, en conformidad a sus costumbres y procedimientos, siem-
pre que no sean contrarias a la Constitución y a las leyes.

Para promover los derechos de las poblaciones indígenas en el mundo, la Organización de


las Naciones Unidas adoptó la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas el
13 de septiembre de 2007, la que ha sido elevada a rango de Ley de la República de Bolivia
el 7 de Noviembre de 2007.

La Policía Nacional por su condición de Fuerza Pública y por su presencia física en todos
los lugares de la patria, tiene acce¬so y contacto con poblaciones indígenas y comuni-
dades campesi¬nas, siendo su función principal, en relación con ellas, hacer respetar sus
derechos individuales y colectivos. Asimismo, deberá reconocer y proteger sus valores y
costumbres sociales, culturales, religiosas y espirituales.
49
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Comando General de la Policía Nacional

6. Homosexuales, transexuales, travestís y bisexuales


Son grupos de personas que debido a su orientación sexual pueden ser discriminados en
diversos ámbitos de nuestra sociedad, como el laboral, político, cultural y hasta el familiar.
A estos actos de discriminación no han sido ajenos algunos efectivos policiales, quienes
muchas veces han perseguido y maltratado a estas perso¬nas sin motivación alguna, me-
noscabando su dignidad como seres humanos.

La policía deberá tratar a estas personas con el mismo respeto que cualquier otro ciudada-
no. Por lo tanto, el personal policial debe tener siempre presente los siguientes aspectos:

- Evitar todo acto discriminatorio o vejatorio.


- No permitir la agresión sexual.
- Garantizar el ingreso o permanencia en lugar público o abierto al público.
- Garantizar y reconocer el derecho a la libre expresión, asociación y reunión.

7. Personas que viven con VIH/SIDA


La Organización de las Naciones Unidas mantiene la prioridad de que las personas con VIH/
SIDA cuenten con el pleno respeto a sus Derechos Humanos, especialmente en lo relativo
al acceso equitativo a servicios de salud, maternidad y planificación familiar. La discrimina-
ción a los individuos con VIH/SIDA es un problema que también deteriora la prevención del
SIDA y pone en peligro a la comunidad.

La policía deberá tratar a estas personas con el mismo respeto que a cualquier otro ciuda-
dano y brindar una atención especial a su salud, principalmente cuando son detenidos en
locales policiales o recluidos en instalaciones penitenciarias. Asimismo, no se debe hacer
mención a su situación de salud, salvo en los casos previstos por ley.

8. Trabajadoras sexuales y servidores sexuales


La legislación boliviana sanciona penalmente solamente las actividades de proxenetismo;
es decir, a las personas que obtienen beneficios de la profesión mediante el control de una
o varias trabajadoras sexuales, en particular en casos que comprometan a niñas y niños.

La prostitución afecta la dignidad humana, desde que se comercializan favores sexuales a cam-
bio de dinero. Asimismo, las trabajadoras y los servidores sexuales están generalmente expues-
tos a maltratos, discriminación y abuso. Los efectivos policiales deben atender esta problemá-
tica de manera integral, buscando principalmente la dignificación de la persona y luchando
contra su explotación, garantizando su protección y auxilio en forma permanente.
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

9. Desplazados internos
Son las personas o grupo de personas forzadas u obligadas a escapar o huir de su hogar
o de su lugar de residencia habitual, sin cruzar ninguna frontera internacional, particular-
mente como resultado de situaciones de violencia generalizada y de violaciones de los
Derechos Humanos.

En Bolivia, también puede deberse a catástrofes naturales, como terremotos, sequías e


inundaciones.

10. Refugiados
Son las personas que debido a fundados temores de ser perseguidas por motivos de raza,
religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social, u opiniones políticas, se
encuentran fuera del país de su nacionalidad y no pueden, o a causa de dichos temores
no quieren, acogerse a la protección de tal país o que, careciendo de nacionalidad y ha-
llándose, a consecuencia de tales acontecimientos, fuera del país donde antes tuvieran su
residencia habitual, no pueden o, a causa de dichos temores, no quieren regresar a él.

Los miembros de la Policía Nacional deben


reconocer a los refugiados en el territorio de
Bolivia los mismos derechos que la Constitución
y las leyes de la República reconocen a los
extranjeros en general. Sin embargo, los
refugiados tienen también la obligación de
respetar la Constitución y las leyes bolivianas.
51
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

〉〉 CAPÍTULO V
CONDUCTA ÉTICA
EN LA APLICACIÓNDE LA LEY

La función de la policía en los Estados tiene como principal objetivo el servicio a la comu-
nidad y la protección a las personas. En este contexto, es imprescindible una actitud ética;
esto es, honesta, solidaria, proactiva, comprometida, justa y respetuosa. Actuar en este
marco facilita y legitima el cumplimiento de la misión, fortaleciendo la relación entre el
policía y el ciudadano.

Incumbe claramente a la Policía Nacional , en su condición de órgano encargado de velar


por el cumplimiento de la ley, desarrollar actitudes y conductas personales que favorezcan
un trabajo colectivo, asegurando el mantenimiento y la elevación de la imagen de la insti-
tución, necesarias para un eficiente desempeño de su función.

Por el contrario, no actuar éticamente genera desprestigio institucional, falta de credibili-


dad y legitimidad, desconfianza, temor y, en consecuencia, el alejamiento institucional de
la comunidad.

Una conducta ética revalora al policía, elevando su autoestima y confianza, lo cual le per-
mite proyectar a su familia, compañeros de trabajo y a la comunidad en general su calidad
personal y profesional.

Las bases de la conducta policial ética son, por tanto, el respeto de la dignidad humana y
de la ley, y por medio de ellos el respeto de los Derechos Humanos.
52
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

A. NECESIDAD DE UNA CONDUCTA ÉTICA


EN LA FUNCIÓN POLICIAL
Se ha planteado equivocadamente que una institución policial, para ser efi¬ciente y eficaz
en el desarrollo de sus actividades, debe basarse solamente en una sólida educación y
contar con los recursos necesarios. Sin embargo, la experiencia y realidad han demostrado
que la ética constituye la base fundamental de esta labor, pues la sola presencia de los
dos factores antes aludidos no garantiza por sí misma el cabal cumplimiento de la función
policial.

En efecto, la conducta ética asegura que la función policial se lleve a cabo utilizando co-
rrecta y razonablemente los poderes y las facultades que la ley les confiere. Sin discrimina-
ción, con justicia y sin atentar contra la dignidad de las personas; en síntesis, respetando
los Derechos Humanos.

Más aún, es justamente ese parámetro ético de actuación lo que distingue a los que hacen
cumplir la ley de los que la incumplen. Si los policías recurrieran a practicas contrarias a la
ley o que sobrepasen los poderes y las facultades legales, no habría distinción entre ambos.
Las consecuencias sobre la seguridad y protección públicas podrían ser devastadoras.

1. Ética personal
Son los valores y las creencias de un individuo, generalmente adquiridos en el hogar. Es
la ética personal del efectivo policial que fija, en primer lugar, la línea de conducta que
seguirá en su condición de persona, ciudadano y funcionario. La experiencia, educación y
formación pueden influir positiva o negativamente en la ética personal.

2. Ética de Grupo
Es el conjunto de convicciones sobre lo que está bien o mal para un grupo de personas.
Como policía, usted trabaja constantemente en circunstancias difíciles e incluso peligro-
sas. Dado que su persona y sus camaradas dependen en gran medida unos de otros en
esas situaciones, es natural que se cree una estructura sólida de grupo, con sus normas y
valores particulares. Uno de los valores más explícitos en el ambiente policial es que los
camaradas se apoyan a toda hora unos a otros. Este valor se manifiesta más en unidades
o grupos especiales, siendo un gran elemento moral y soporte de una actividad correcta
y sacrificada.

El comportamiento basado en dicho valor les proporciona una sensación permanente de


protección y seguridad en el desempeño de su labor. Sin embargo, en la práctica real, se ha
observado que este comportamiento suele aplicarse también en situaciones en las que al-
gunos policías tienen una conducta inaceptable. Entonces la regla se desvirtúa y, en lugar
53
Policía Nacional de Bolivia
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de protegerse mutuamente, se “cubren” unos a otros, adquiriendo costumbres desvirtua-


das como el “código del silencio” a los actos de corrupción y las violaciones de Derechos
Humanos y otros.

Estas cuestiones de grupos no están enmarcadas necesariamente dentro del aspecto mo-
ral y, generalmente, se ciñen a intereses particulares del grupo. Al contrario, la ética grupal
debe responder a la relación de servicio social y protección que la Policía como institución
cumple.

3. Ética Profesional
La ética profesional en la aplicación de la ley ha sido desarrollada en normas internacio-
nales como el Código de Conducta para Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley,
aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 34/169, del 17
de diciembre de 1979, cuyo contenido ha sido integrado en el Código de Conducta de la
Policía Nacional en fecha 6 de septiembre de 1995.

En ese sentido, también es necesario que se examinen continuamente las cuestiones éticas
relacionadas con el empleo de la fuerza y de armas de fuego. (ver Principio Básico No. 1).
54
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

B. INVESTIGACIÓN POLICIAL
La investigación de los delitos es el primer paso fundamental en la administración de Jus-
ticia, y su propósito es reunir pruebas con el fin de identificar al presunto autor y presentar
esas pruebas ante un tribunal para que pueda determinarse la culpabilidad o la inocencia
del acusado.

Teniendo como fundamento doctrinario el empleo del método general de la investigación


policial, cuando se realiza una investigación por un hecho delictivo se ejecuta una serie
de procedimientos policiales, que el personal responsable debe desarrollar respetando la
Constitución y demás normas legales.

La investigación policial debe realizarse de modo ético, eficaz y lícito especialmente en el


acopio de pruebas, desarrollo de pericias y en el examen de los implicados.

En toda investigación policial, las personas detenidas o en libertad deben ser consideradas
inocentes, mientras no se haya declarado judicialmente su responsabilidad. Para que esta
investigación cumpla los principios éticos deben respetarse la Dignidad Humana y los De-
rechos Humanos y los investigadores deben observar la ley.

Los derechos al honor y a la buena reputación, a la intimidad personal y familiar están prote-
gidos constitucionalmente y tienen una evidente repercusión para la investigación policial,
especialmente en los procedi¬mientos de registros de personas, domicilios o vehículos.

Asimismo, la interceptación de correspondencia, mensajes telefónicos u otras comunica-


ciones debe ser hecha de manera legal. La información que se obtenga debe estar necesa-
riamente relacionada con los fines de la investigación policial.

La protección de la intimidad se encuentra en el artículo 4 del Código de Conducta para funcio-


narios encargados de hacer cumplir la ley y en el Código de Conducta de la Policía Nacional.

Es necesario precisar que la falta de capacidad técnica, disponibilidad de recursos u otras


carencias no justifican las violaciones de Derechos Humanos.

C. EL INTERROGATORIO
Es una técnica utilizada por la Policía Nacional para obtener información, de una o más
personas, en base a preguntas planeadas y hábilmente planteadas que conduzcan al escla-
recimiento de un hecho delictuoso en el contexto de una investigación policial.

El interrogatorio exige conocimientos técnicos particulares que son tratados en otros tex-
55
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

tos policiales. Para los fines de este manual es importante considerar que toda persona
interrogada tiene derecho a no ser obligada ni compelida a declarar o reconocer culpabili-
dad contra sí mismo (Art. 92 CPP); por lo tanto, no se puede ejercer ningún tipo de presión,
sea esta física o mental, con el fin de obtener una confesión o información (Art. 93 CPP).
Se debe tener en cuenta que el objetivo de un interrogatorio es obtener información de
manera lícita que permita esclarecer o llegar a la verdad sobre un hecho delictivo, y no
necesariamente encontrar un culpable.

La policía sólo podrá interrogar al imputado, con la presencia del Fiscal y su abogado de-
fensor, excepto para constatar su identidad.

La declaración del imputado sin la presencia del Fiscal y su abogado defensor que conten-
ga una confesión del delito será nula y no podrá ser utilizada en el proceso, sin perjuicio de
la responsabilidad administrativa de quienes la reciban o utilicen.

Si por la duración del acto se notan signos de fatiga o falta de serenidad en el imputado, la
declaración será suspendida hasta que ellos desaparezcan. En todos los casos la declara-
ción del imputado se llevará a cabo en un lugar adecuado (Art. 93 CPP).

D. PRIVACIÓN DE LA LIBERTAD
La libertad es un Derecho Humano. La detención es una excepción a este derecho, por lo
que el Estado dentro de su actividad punitiva puede privar de la libertad a una persona
solamente en el marco de las consideraciones establecidas en la ley.

1. Aprehensión
La Constitución Política y el Código de Procedimiento Penal (Art. 227) determina que las
autoridades policiales pueden ejercer la potestad de aprehender a las personas, en los si-
guientes casos: 1. Cuando haya sido sorprendida en fla¬grancia. 2. En cumplimiento de
mandato de aprehensión librado por juez o tribunal competente. 3. En cumplimiento de
una orden emanada del fiscal. 4. Cuando exista fuga estando legalmente detenida.

La autoridad policial que aprehenda a alguna persona deberá comunicar y ponerla a dis-
posición de la Fiscalía en el plazo máximo de ocho horas (Art. 227 CPP).

La Ley Orgánica de la Policía Nacional (Art. 7) establece atribuciones a los efectivos policia-
les para asumir esta responsabilidad.

Todo delincuente sorprendido in fraganti puede ser aprehendido aún sin mandamiento,
por cualquier persona (Art.10 CPE y Art. 229 CPP), para el único objeto de ser conducido
ante la autoridad o el Juez competente.
56
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

2. Arresto
La facultad de arresto es una de las atribuciones fundamentales de la policía. Es esencial
para los objetivos de la labor policial y aplicación de la ley y para la administración de
justicia (Art. 225 CPP).

El término “arresto” no ésta definido en los instrumentos de Derechos Humanos que prohí-
ben la detención arbitraria, pero sí en el Conjunto de Principios para la Protección de todas
las Personas Sometidas a Cualquier Forma de Detención o Prisión.

El arresto “Es el acto de aprehender a una


persona por la supuesta comisión de un delito o
por acto de autoridad”.
Durante una investigación la policía puede ejercer sus facultades de arresto y aprehensión.
Esas facultades deben utilizarse solamente cuando sea necesario y cuando exista auto-
ridad legal para ello. Cuando los sospechosos del delito que se esté investigando sean
arrestados o aprehendidos deben ser tratados con humanidad. En algunos casos puede
ser preciso recurrir a la fuerza para detener a un sospechoso; ello se hará sólo cuando sea
estrictamente necesario y nada más que en la medida precisa para alcanzar el objetivo
lícito que se persigue.

Esto significa que la policía debe apelar tanto a sus conocimientos como a su experiencia
y pericia, evitando el uso excesivo de la fuerza que puede tener resultados no deseados
que afecten los principios de legalidad, necesidad y proporcionalidad. Particularmente se
debe tener en cuenta:

a. Arresto o aprehensión de un sospechoso (presunto infractor de la ley).


Debemos entender como sospechoso, en el lenguaje policial, a aquella persona que
es presuntamente autor de un acto ilícito o tenga mandato de detención judicial, cuya
identidad está por comprobarse y por determinarse su participación en el ilícito.

b. Arresto o aprehensión de mujeres.


Debe ser efectuado, en lo posible, con participación de personal policial femenino.
En el caso del registro personal y de prendas, éste debe ser efectuado por una mujer
para evitar vulnerar los derechos de la arrestada.

c. Arresto o aprehensión de menores


Los menores deberán ser separados de los adultos durante las intervenciones, de
preferencia y en directa relación a su edad y conducta, debiendo estar al cuidado de
personal especialmente asignado para esta labor.
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Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

3. Arresto policial
En sentido amplio, es toda forma de privación de la libertad referida al libre tránsito o mo-
vimiento de una persona. Es un acto excepcional que está regulado por la ley.

En la Constitución Política del Estado, dentro las Garantías de la Persona, la Privación de


Libertad se encuentra regulada en el articulo 9º “Nadie puede ser detenido, arrestado ni
puesto en prisión, sino en los casos y según las formas establecidas por Ley, requiriéndose
para la ejecución del respectivo mandamiento, que éste emane de autoridad competente
y sea intimado por escrito”.

En sentido estricto, el arresto policial es la


privación excepcional de la libertad como
competencia funcional de la Policía Nacional, que
únicamente es justificada tras la comisión de un
delito o de una falta o contravención policial.
En la esfera de la aplicación de la Ley, un arresto se ejecuta por los siguientes motivos:

• Para impedir que una persona cometa o siga cometiendo un acto ilegal.

• Para permitir la realización de investigaciones en relación con un acto delictivo, pre-


suntamente cometido por la persona detenida.

• Para llevar a una persona ante los tribunales y que estos examinen las acusaciones
planteadas contra ella.

a. Presupuestos

• Mandato escrito y motivado de juez competente (Mandamiento).


Se exige mandato escrito (resolución judicial: auto o sentencia) para que quede
constancia y, además, para que el interesado pueda ser informado con este docu-
mento en el momento de ser arrestado. El mandato escrito debe tener motivos bien
fundamentados porque la libertad no puede ser conculcada sin motivo (articulo 9º
de la Constitución).

• Flagrante delito.
Se considera que hay flagrancia cuando el autor del hecho es sorprendido en el
momento de intentarlo, de cometerlo o inmediatamente después, mientras es per-
seguido por la fuerza pública, el ofendido o los testigos presenciales del hecho. (Art.
230 CPP).
58
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

La regla general es que solo el Juez puede ordenar la detención de una persona,
la excepción es que las autoridades policiales pueden aprehender únicamente en el
caso de flagrante delito.

Cuando se trata de una persona que ha sido descubierta instantes después de haber
sucedido el hecho, es necesario que el policía haga una valoración de la situación que
está apreciando: armas, la presencia de sangre en la ropa, heridas, etc. Se procede al
decomiso de objetos producto del robo, requiriendo una actuación cuidadosa en la
con¬servación de la prueba, recolección de la información proporcionada por los tes-
tigos y en la elaboración del parte o informe.

b. Derechos del arrestado, aprehendido y detenido


Toda persona, al ser arrestada, aprehendida o detenida, tendrá los siguientes derechos:
• Ser informada por escrito sobre la causa o el motivo de su arresto, aprehensión o
detención.
• Conocer la identidad de la autoridad que la ordenó.
• Conocer la identidad de los miembros policiales responsables del arresto, aprehen-
sión, detención e interrogatorio.
• La no autoinculpación.
• La presunción de inocencia.
• Entrevistarse con un abogado de su elección en un ambiente privado donde los
efectivos policiales sólo podrán vigilarlos visualmente.
• Expresarse en su propio idioma y de ser asistida por un traductor.
• Solicitar la presencia de representante consular o diplomático en caso de ser extranjero.
• Comunicarse con algún familiar o amistad.
• Ser anotada en el registro de las personas arrestadas o detenidas.
• El registro de sus pertenencias y que éstas sean devueltas en la misma forma a su
liberación.
• Recibir abrigo y alimentación.
• Reconocimiento médico.
• A ser puesta a disposición de la autoridad en el término de la ley,
• A la no incomunicación, salvo casos previstos por la ley.

Además, las personas detenidas tendrán derecho a:


• Estar detenidas en lugares oficiales de detención.
• Ser separadas en función a su sexo, edad, sus antecedentes penales y los motivos de
detención.
• Las celdas o lugares destinados a la detención deberán tener un área mínima de
higiene, alumbrado, calefacción y ventilación.
• Recibir una alimentación de buena cualidad.
• Un servicio médico adecuado y, de ser necesario, ser trasladado a un hospital.
• Comunicarse periódicamente con familiares y amigos.
• A ser informado periódicamente de los acontecimientos más importantes.
59
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

Será sancionado quien haya detenido a una persona, con o sin orden escrita del juez,
y no la entregue inmediatamente a la autoridad competente.

c. Registro
Con la finalidad de llevar un adecuado control sobre las personas privadas de li-
bertad y prevenir las desapariciones forzadas, se debe establecer y mantener uno o
varios registros oficiales con información de las personas custodiadas por la Policía.
Estos registros deben ser puestos a disposición de la autoridad judicial u otra auto-
ridad o institución competente cuando éstas lo soliciten. La información contendrá
al menos:

• La identidad de la persona privada de libertad (datos completos para evitar los ca-
sos de homónimos: nombre, apellido paterno, apellido materno; nombres y apelli-
dos del padre y de la madre; fecha y lugar de nacimiento).
• El día, la hora y el lugar donde la persona fue privada de libertad y la autoridad que
procedió a la privación de libertad;
• Si fuera el caso, el nombre de la autoridad judicial que decidió la privación de liber-
tad y los motivos contenidos en esta orden;
• La autoridad que controla la privación de libertad;
• El lugar de privación de libertad, el día y la hora de la admisión en el lugar y la auto-
ridad responsable de dicho lugar;
• Los elementos relativos a la integridad física de la persona privada de libertad;
• En caso de fallecimiento durante la privación de libertad, las circunstancias y causas
del fallecimiento y, el destino de los restos; y
• El día y la hora de la liberación o transferencia hacia otro lugar de detención, el des-
tino y la autoridad encargada de la transferencia.

4. Consideraciones Especiales
El arresto y la custodia de las personas detenidas policialmente son un aspecto importante
de la labor policial. A pesar de que el trato de los detenidos se encuentra regulado, tanto
con arreglo al derecho internacional como a las leyes de nuestro país, aisladamente se
cometen arbitrariedades y abusos, muchas veces por desconocimiento, omisión y en otras
intencionalmente.

El trato humano y digno a la persona detenida es una obligación de todo policía y no re-
quiere de complejos conocimientos de técnicas policiales; exige respetar la dignidad in-
herente a la persona humana y el cumplimiento de ciertas normas básicas de conducta.
No obstante, es indispen¬sable que la capacitación en este campo esté basada en sólidos
conceptos teóricos y en las mejores prácticas actuales, éticas y morales que conduzcan a
la profesionalización policial.
60
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Los efectivos policiales en su relación con las personas bajo su cus¬todia o detenidos, no
emplearán la fuerza salvo cuando sea estrictamente necesaria para mantener la seguridad
y el orden en los establecimientos o cuando corra grave peligro la integridad física de las
personas. No emplearán armas de fuego, salvo en defensa propia o en defensa de terceros
cuando haya peligro inminente de muerte o lesiones graves. En consecuencia, no se podrá
utilizar armas de fuego con el único propósito de impedir la fuga de una persona sometida
a custodia o detención (PB. 16).

En todo momento, deben velar por la vida, la integridad física y psíquica de los detenidos.
Por ningún motivo se puede someter a un detenido a torturas, tratos crueles o inhumanos.
Los efectivos policiales a cargo de la custodia de los detenidos son responsables por cual-
quier afectación a estos derechos. (DU 3, 5; PI 7, 10.1).

Existen pautas a tener en consideración por el personal de la Policía Nacional cuando ten-
ga que cumplir con su facultad de detención y aunque éstas son de carácter general, en los
casos siguientes se debe tener en cuenta:

a. Mujeres detenidas
La condición especial de la mujer está reconocida y protegida en dos tipos de disposicio-
nes: unas que exigen que las detenidas estén separadas de los hombres, y otras relativas
a la no discriminación. Es importante asignar la custodia y el registro personal de mujeres
detenidas a personal femenino (Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer y
la Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer y la Convención
sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer).

b. Menores detenidos
Cada vez que un menor sea detenido se notificará inmediatamente a sus padres o
tutores. Las circunstancias y el lugar de detención serán comunicados al término de la
distancia al Fiscal y Juez competentes. Todo menor privado de su libertad deberá ser
tratado con humanidad y con el respeto que merece la dignidad inherente a su condi-
ción de persona humana, de manera que se tenga en cuenta las necesidades propias
de las personas de su edad.

La detención o encarcelamiento de los niños será una medida extrema, de último re-
curso, y deberá ser lo más breve posible. En caso de detención los niños estarán sepa-
rados de los detenidos adultos.

Todos los hechos en que participen menores de


edad son confidenciales. En todo momento debe
respetarse el derecho a la imagen e identidad
del niño, niña y adolescente.
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62
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

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Comando General de la Policía Nacional
63

segunda
parte
64
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

〉〉 CAPÍTULO I
INSTRUCCIÓN BÁSICA

La preparación de los efectivos policiales constituye un proceso permanente de capa-


citación y entrenamiento que debe permitirles desempeñarse adecuadamente ante los
diversos requerimientos que el contexto social presenta durante el cumplimiento de su
misión.

Los efectivos policiales deben ser seleccionados mediante procesos adecuados que ten-
gan en cuenta las aptitudes éticas, psicológicas y físicas apropiadas para el ejercicio eficaz
de las funciones policiales. El proceso de selección y capacitación debe ser permanente e
incluir exámenes periódicos que permitan evaluar si las habilidades técnicas y patrones
éticos del policía siguen vigentes.

Los planes y programas del Sistema Educativo Policial deben garantizar una alta profesio-
nalización, individual y colectiva, incidiendo en los aspectos de uso de la fuerza, uso de
armas de fuego, defensa personal, técnica policial y ética. Esta instrucción se debe mante-
ner en los diferentes niveles educativos y además debe garantizar el sostenimiento de una
evaluación y calificación de las aptitudes para cumplir con la función policial.

La estandarización de los procedimientos y técnicas básicas de intervención policial en


todos los funcionarios policiales permitirá un trabajo uniforme y unificado en todo el terri-
torio nacional, logrando que el policía, donde se encuentre (norte o sur, este u oeste del te-
rritorio nacional), practique y realice su trabajo de igual forma que sus demás camaradas.
65
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Comando General de la Policía Nacional

Es importante que la capacitación y el entrenamiento no sean sólo un condicionamiento


para las calificaciones, pues el requerimiento de aptitud y competencia son necesidades
básicas para prestar un servicio eficiente y seguro. Por lo tanto, debe motivarse que la ca-
pacitación y el entrenamiento se realicen principalmente por el interés personal de cada
efectivo policial y no como una obligación.

La instrucción debe ser profesional, lógica y realista, priorizando la práctica basada en ca-
sos concretos. Con ella se adquiere habilidad y destreza, permitiendo que el policía pueda
enfrentar sus labores con menor riesgo para su integridad física y su vida, asegurándole
cumplir con su función de servir a la comunidad y proteger a las personas en el marco del
irrestricto respeto a los Derechos Humanos.

A. LA SEGURIDAD EN EL TRABAJO
Podemos definir la seguridad en el trabajo como el “conjunto de medidas aplicadas con el
objetivo de garantizar la protección del trabajador ante determinados riesgos inherentes
al ejercicio de su profesión o derivados de las características del lugar de trabajo”.

En la policía no se suele hablar de accidentes laborales, más bien se habla de lesiones en


actos del servicio. Este concepto, propio de la cultura policial, nos puede servir como un
indicador de la diferencia existente entre el trabajo de la policía y otros trabajos. No signi-
fica que ser policía tenga más o menos riesgos que otras profesiones; quiere decir que el
trabajo policial tiene connotaciones que lo hacen especial.

En la labor policial, particularmente en la protección ciudadana, es muy difícil hacer una


síntesis de las medidas de prevención de accidentes laborales. No suelen aparecer dos ca-
sos iguales en situaciones ideales y debemos tener en cuenta que en este tipo de activida-
des influyen muchos factores de carácter personal –tanto del policía como del ciudadano–,
de carácter ambiental, situacional, etc.

Por ello, el control de todas las variables para hacer que el trabajo sea seguro resul-
ta difícil. Las medidas físicas de prevención de accidentalidad son limitadas, cosa que
también sucede en otros oficios. En la policía estas medidas están pensadas para ser
efectivas a partir de respuestas agresivas, algo que no sucede necesariamente en todas
las intervenciones. Algunos ejemplos de estas medidas físicas son el blindaje en las
puertas de los vehículos policiales, vidrios especiales, chalecos antibalas, protectores
de las extremidades, cascos, escudos, etc. Estas medidas no han de confundirse con los
medios o las herramientas de trabajo, como el bastón policial, el arma de fuego, el gas
en spray, etc.

Cuando en el trabajo policial se produce un accidente, es necesario preguntarse cuál ha


sido el factor que lo determinó. Normalmente encontramos:
66
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

• Que la medida ha sido inoperante (mal procedimiento).


• Que la medida ha sido mal utilizada al sobrevalorar su efectividad.
• El azar o la mala suerte.

Hay todavía otra razón que suele pasar desapercibida, ya que aceptarla implica reconocer,
en el fondo, un fracaso: la falta de prevención de la reacción agresiva que hace adoptar
posturas, si no negligentes, como mínimo imprudentes.

Podemos decir que, en el trabajo policial, a las medidas físicas de prevención hay que aña-
dirles otros tipos de precauciones que son responsabilidad del propio policía. Este tipo
de precauciones tienen que ver por un lado, con actitudes y comportamientos y por otro
lado con entrenamiento, un conocimiento exacto de las herramientas de trabajo y con una
valoración justa de éstas.

El policía ha de conseguir un nivel mínimo de seguridad mediante una serie de precaucio-


nes que se pueden agrupar en tres categorías:

• Saber hacer una valoración previa de la situación a la que se enfrenta.


• Tener hábitos positivos dirigidos a conseguir una gran concentración en el trabajo.
• Tener entrenamiento, práctica y conocimientos del equipo policial y los medios de
que dispone.

Bajo este punto de vista podemos definir el nivel mínimo de seguridad como la posición
adoptada por el policía que le hace percibir los riesgos implícitos de la situación en que
interviene. Dicho de otra manera, el nivel mínimo de seguridad se consigue sabiendo estar
atento, dominando la situación y siendo capaz de observar todos los cambios que se pro-
duzcan y que puedan implicar riesgo de lesión para el policía.

Por las características propias del trabajo policial, teniendo en cuenta que la sola presencia
en la calle ya es una forma de producción laboral, es importante recalcar la necesidad de
tener un mínimo de seguridad continuo; es decir, el policía debe estar en posición de alerta
durante todo su servicio o jornada laboral.

B. ACONDICIONAMIENTO MENTAL
La seguridad del efectivo policial está directamente relacionada con su preparación o es-
tado mental, con su capacidad de visualizar y ensayar mentalmente sus acciones, de modo
que se tenga una respuesta adecuada en razón a la forma de actuar de los presuntos in-
fractores de la ley. A partir de las situaciones prácticas vividas por sus camaradas o las pro-
puestas en el campo de entrenamiento, se pueden evaluar los errores y aciertos. Piense en
cómo usted actuaría en esa situación y defina el procedimiento visualizando mentalmente
67
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sus respuestas. Al hacer esto, usted se estará preparando y estableciendo un planeamiento


táctico anticipado para situaciones similares y, consiguientemente, estableciendo rutinas
seguras para su trabajo. Por estas mismas razones se debe proporcionar a los efectivos
policiales orientación para que puedan sobrellevar las tensiones propias de situaciones en
las que se emplean la fuerza o las armas.

Para actuar en la vida real, usted tiene que entrenar lo máximo posible. Acuérdese que
todas las situaciones son posibles de ser simuladas con realismo durante los entrenamien-
tos. Pero si usted no se prepara mentalmente para las situaciones, o lo que resulte de ellas,
muy probablemente tendrá un desempeño no deseado, pudiendo incluso quedarse para-
lizado y ser víctima de los acontecimientos. Discuta, intercambie ideas, realice simulacio-
nes solo o con su equipo, aprovechando reportajes periodísticos, boletines informativos,
testimo¬nios de sus compañeros y todo lo que sea necesario.

Contrariamente o a lo que se suele pensar, la condición física y el arma que usted tiene no
son lo más relevante para su seguridad. El principio básico es su preparación mental que
proporciona la base para todas sus decisiones, haciendo que una determinada situación
no se le presente como completamente nueva. Visualice el escenario, no las proximidades
sino dentro de él; identifique sus posibles respuestas para aquella situación (controlar so-
lamente hablando, con fuerza física, con fuerza potencialmente letal o realizar una retirada
táctica). Imagínese atacado con tiros, con una arma blanca u otra cualquier agresión, estu-
die sus respuestas para eso. No es fácil, pero es esencial.

Estar dentro de la escena le obliga a reaccionar anticipadamente, a actuar escogiendo con


tranquilidad las mejores respuestas. Las emociones como la cólera, la ira, la compasión o el
miedo son estados de ánimo que influyen directamente en el accionar del efectivo policial. El
dominio de estas emociones nos permitirá mantener un comportamiento adecuado y reali-
zar las operaciones poli¬ciales de manera apropiada. De igual forma, el equilibrio emocional
permite mantener la serenidad ante el peligro y el valor suficiente para enfrentar situaciones
de riesgo, garantizando el éxito de la intervención policial y haciendo prevalecer el sentido
de justicia. Recuerde que ignorar el peligro no es la mejor manera de vencerlo.

Reconocer una situación de amenaza requiere de una capacidad de respuesta basada en


su carácter y en una inteligente decisión.

C. LOS NIVELES DE RIESGO


Las situaciones que se presentan ante el policía tienen diferentes niveles de riesgo, des-
de un nivel prácticamente nulo hasta el enfrentamiento mortal. El mismo desarrollo de
la situación puede hacer que intervenciones con un nivel bajo de riesgo evolucionen y
adquieran un alto riesgo, o viceversa.
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Un policía que por hábito siempre pone contra la pared y con los brazos en cruz a las perso-
nas infractoras, mantiene un nivel de seguridad máximo. A veces este nivel será adecuado
para la situación, pero otras veces puede ser excesivo. No hay que olvidar que la policía
brinda un servicio al ciudadano y no contra el ciudadano.

Podemos categorizar la situación a través de sus manifestaciones tomadas como indicado-


res objetivos para adecuar el nivel de seguridad. Concretamente existen tres niveles:

• Situación normal.
• Situación de riesgo.
• Situación de alto riesgo.

1. Situación normal
Es aquella que comporta un riesgo mínimo de efectos leves. Es la propia del trabajo coti-
diano de la policía, cuando no hay indicios de peligro; aunque el policía ha de mantenerse
siempre atento a la evolución de la situación ante la cual actúa. Esta situación no tiene
indicadores especiales, hace referencia al estado de alerta normal del patrullaje policial.

2. Situación de riesgo
Hay indicios, hechos o expresiones que hacen reforzar la atención y tomar precauciones
suplementarias. Es suficiente que estos indicios sean ligeros. Estos indicadores son los si-
guientes:

• Las personas que coinciden en su aspecto con autores de delitos, siempre que se haya
recibido aviso sobre la comisión del hecho (identikit).
• Las personas que observan atentamente al policía, sin razón especial.
• Las personas que levantan la voz de manera intimidatoria al policía.
• Las personas que, ante las preguntas del policía, cambian la posición de sus pies –como
para huir–, responden agresivamente o esconden las manos en los bolsillos.
• Las personas que, aunque no se demuestren peligrosas, hayan cometido algún delito.

3. Situación de alto riesgo


El peligro es inmediato, pues hay posibilidad de enfrentamiento. Los efectos del riesgo son
impredecibles, es necesario extremar las medidas de seguridad. El enfrentamiento puede ir
más allá del puramente verbal. Los indicadores de este tipo de situación, entre otros, son:
• Las personas que, a la vez que gritan, intentan empujar al policía.
• Las personas que gesticulan en forma agresiva.
• Las personas que dicen tener un arma.
69
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• Las personas de las cuales el policía tiene la certeza que han cometido un acto de-
lictivo.

Como se puede ver, estas categorizaciones tienen que ver con la actitud del sujeto que se
está interviniendo. Pero además se ha de tener en cuenta otros elementos, como el lugar
o la hora en que se producen los hechos. Es evidente que una intervención en una zona
céntrica a las doce del mediodía no es lo mismo que una intervención a las dos de la ma-
ñana en un lugar alejado y amplio. Una situación normal, en función de la hora o del lugar,
puede convertirse en una situación de riesgo o de riesgo alto.

En cada situación deben mantenerse niveles mínimos de seguridad, adecuados para cada
caso específico. Si no son riesgosas (desde un punto de vista de seguridad), más vale pecar
por exceso que por defecto, lógicamente, siempre dentro de la legalidad y el respeto de
los Derechos Humanos.

D. ESTADOS DE ATENCIÓN
Al atender un hecho policial o aproximarse a lo que puede ser una situación de crisis,
usted estará en un cierto nivel de alerta que dependerá de su capacidad de anticipación
al peligro.

Cuanto mejor preparado mentalmente se encuentre, mejor condición tendrá para:


• Operar en el nivel apropiado de alerta y con la rapidez que la situación exija.
• Detectar señales de riesgo y amenazas.
• Pasar rápidamente a un nivel superior de alerta, de acuerdo con la evolución de la
situación.

De modo general, su nivel de alerta al aproximarse a una situación de intervención policial


es frecuentemente más decisivo que el equipo o armamento policial a utilizar, pues es el
que determinará su condición psicológica de respuesta a la situación presentada.

Los diferentes estados de atención, anticipación, concentración y autocontrol pueden ser


identificados a través de los siguientes conceptos:

1. Estado relajado
Estado de no atención, también llamado estado blanco, se distrae con lo que está sucediendo
a su alrededor, lo que puede ser ocasionado por el cansancio o la creencia de que no hay posi-
bilidad de problemas. Su estado mental no está preparado para un eventual enfrentamiento,
aumentando su propia inseguridad y también la de su equipo durante el servicio policial.
70
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

2. Estado de atención
Es el nivel de alerta que usted debe tener en todo momento cuando está patrullando. Debe es-
tar atento, precavido –pero no tenso–, color amarillo. Presenta calma, pero mantiene constante
vigilancia (360 grados) a las personas, lugares, cosas y acciones que ocurren a su alrededor,
dando prioridad a la búsqueda de una amenaza potencial. Percibe y evalúa constantemente el
ambiente, atento a cualquier señal. En este estado el policía está siempre preparado para reali-
zar acciones y respuestas adecuadas, compatibles con la forma que un policía debe patrullar.

3. Estado de alerta
El problema ya existe y usted está consciente que una confrontación es probable: color naranja.
Basado en su entrenamiento, experiencia, educación y buen sentido debe trazar un planea-
miento táctico a seguir, en el que se incluya el pedido de apoyo de otros efectivos policiales,
el uso de abrigos, la identificación de alguien que pueda representar una amenaza y el uso de
la fuerza si fuese necesario. Evalúe todas las reacciones y piense en términos de controlar una
amenaza con arma de fuego, si es necesario. Los estados de atención disminuyen los riesgos
para usted y su equipo. Si son sorprendidos se encontrarán listos para dar las respuestas que
la situación exija.

4. Estado de alarma
El riesgo es real y la reacción debe ser instantánea: color rojo. Focalice la amenaza y tenga en
mente las acciones necesarias para controlarla con intervención verbal (persuasión), fuerza fí-
sica o fuerza letal (arma de fuego), conforme las circunstancias exijan. La preparación mental y
el entrenamiento colocan al efectivo policial en condiciones plenas para realizar su defensa y la
de terceros. A pesar de la urgencia, sus decisiones deben ser racionales.

5. Estado de pánico
Cuando el peligro se mantiene por un tiempo prolongado: color negro. El efectivo policial en-
frenta un peligro para el cual no está preparado, el organismo entra en un proceso de sobre-
carga, por lo tanto no consigue dar respuestas compatibles ni funcionar adecuadamente, y
podrían producirse fallas en la percepción de la situación en que se encuentra.

En este estado sus ojos pueden ver la amenaza, pero su mente no estará preparada para de-
sarrollar respuestas correctas de reacción, haciendo que usted realice actos impensados: herir,
patear, abordar ineficazmente, disparar agresiva e indistintamente, dar la vuelta y correr deses-
peradamente, o finalmente caer derrotado y paralizado sin ninguna reacción.

Los estados de alerta y alarma pueden ser mantenidos apenas por breves periodos de tiempo,
pues exigen un gasto mayor de energía por el organismo; en cambio, el estado de atención pue-
de ser mantenido por un periodo más largo de tiempo, sin forzar su condición física y mental
71
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E. PENSAMIENTO TÁCTICO

E ST
NIVEL DE RIESGO

ADO D TENCIÓN
EA
Ahora usted sabe que estando de servicio o transitando uniformado, al intervenir en un
hecho policial, debe siempre mantener su mente activa tácticamente, procurando operar
en un estado de atención amarillo, nunca en un estado de relajamiento blanco.

Pensar tácticamente es analizar la situación en que se encuentra o en la que se encontrará,


anticipando situaciones y problemas. Funciona de un modo simple:

Combine las opciones de defensa y control para


todo tipo de amenaza a enfrentar, pues tener las
respuestas adecuadas y actuar preventivamente es
más importante que todo el equipo y armamento
que usted está portando.
Se realiza un buen pensamiento táctico cuando se evalúa un peligro potencial, identifican-
do amenazas y adoptando las medidas más apropiadas para vencerlas.

Existe un cuarteto que gobierna el pensamiento táctico y que debe estar siempre en su
mente: Área de seguridad, Área de riesgo, Punto de atención y el Punto caliente.

Dominando estos conceptos, usted estará preparado para evaluar y reaccionar adecua-
damente ante el riesgo que enfrente. Permiten superar las situaciones a enfrentar, incluso
estando bajo stress, y permiten dirigir apropiadamente su atención ayudando a:
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

• Dividir en diferentes niveles el escenario del hecho, al cual se está aproximando.


• Establecer prioridades para el control.
• Formular un planeamiento táctico.
• Mantener su seguridad en cuanto empeore la situación.
• Neutralizar las amenazas que puedan surgir.

1. Área de seguridad
Es el área en la que el policía tiene el dominio total de la situación y en la que no existen
riesgos para la integridad física y seguridad de los policías. También es utilizada para es-
tacionamiento de vehículos, comando táctico de operaciones o lugar desde donde se da
información al público en general. Es adaptable a las diversas situaciones que se le presen-
ta al policía.

2. Área de riesgo
Es el área sobre en la que el policía no tiene dominio de la situación. Puede ser una perso-
na, un objeto o un espacio físico que represente peligro. También puede incluir animales,
edificios, vehículos, campos abiertos, excavaciones, escaleras, corredores, calles, avenidas
y cualquier escenario que pueda ser un peligro del que puede surgir una amenaza que no
sea evidente o latente.

El área de riesgo requiere ser identificada lo más pronto posible. Usted necesitará determi-
nar qué es lo que está ocurriendo en ese momento, qué amenaza existe y cuánto tiempo
tiene para una respuesta.
73
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3. Punto de atención
Está localizado exactamente dentro del área de riesgo, en aquel punto de donde pueden
surgir amenazas. Algunas partes del punto de atención son denominadas puntos calien-
tes, lugares donde hay mayores posibilidades de amenazas. Considerando al ser humano
como un punto de atención, los puntos calientes serían las manos, los pies y la cabeza. Una
amenaza puede surgir de uno o más de estos puntos, porque ellos también podrán ser
usados como armas. En un vehículo (punto de atención), esté atento a las ventanas, a las
puertas abiertas y la maletera o porta equipaje (puntos calientes), pues son los lugares más
probables para el surgimiento de amenazas contra usted.

Su tarea es encontrar cualquier punto de atención y:


• Contener.
• Aislar.
• Controlar cualquier amenaza que pueda surgir de él.

Un punto caliente es una amenaza clara y presente que debe ser inmediatamente contro-
lada para su protección personal y la de las personas inocentes. Dirija su atención, ener-
gía y habilidad contra la amenaza, con movimiento defensivo, considerando siempre la
legalidad, necesidad y proporcionalidad en su respuesta. Si no estuviere en supremacía de
fuerza o en condiciones de ejercer control, solicite y aguarde refuerzos para intervenir o
espere otra nueva oportunidad.

Donde hay más de un policía es posible dividir los puntos de atención de un área de riesgo.
Pensando tácticamente, es imposible para un policía (o una pareja de policías) realizar una
búsqueda segura en un gran edificio y controlar un gran número de sospechosos.

Sea cuidadoso para que al dividir los puntos de foco todos queden bajo vigilancia. Algunas
veces varios policías se concentran en un mismo punto de foco y dejan otros sin control.
Jamás descuide un punto de foco bajo su responsabilidad. Mirar a los ojos es uno de los
mayores riesgos de distracción. Concentre su atención en las manos del sospechoso, pues
los ojos nunca son punto de atención.

Haga que el sospechoso esté siempre mirando


hacia usted, así conseguirá captar su atención y
evitará posibles reacciones.
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

F. PROCESO MENTAL DE LA AGRESIÓN


Como parte de la estrategia para evitar una amenaza directa es necesario entender el pro-
ceso mental del posible agresor. Esto implica tener en claro las etapas mentales por las que
el probable agresor atraviesa antes de hacer efectiva su agresión.

Entender el proceso mental significa construir ideas en un pequeño espacio de tiempo para anti-
ciparse al peligro, y también identificar y comprender el acto de agresión que está ocurriendo.

Para atacar con razonable probabilidad de éxito, un agresor tiene que: Identificar, Decidir
qué hacer y Actuar o ejecutar (I-D-A):

• IDENTIFICAR (I), reconocer al policía por la visión, los sonidos, la intuición o de cual-
quier otro modo.
• DECIDIR (D), resolver la forma en la que va a atacar al policía.
• ACTUAR (A), poner en práctica su decisión. Ejecutar la agresión.

Por lo general, este proceso sigue la secuencia antes descrita. Sin embargo, puede produ-
cirse también en un orden diferente. Por ejemplo: el agresor puede estar con su arma de
fuego lista y apuntada, antes de que pueda localizar (identificar) al policía.

Debe tenerse en cuenta que mientras el probable agresor atraviesa por sólo tres (3) eta-
pas mentales, el policía debe atravesar necesariamente por cuatro (4) para responder la
amenaza.

Para defenderse con razonable probabilidad de éxito (en el marco de la ley) el policía tiene
cuatro pasos que dar: Identificar, Verificar (que exista verdaderamente el peligro), Decidir
y Actuar (I-V-D-A).

• Identificar (I), reconocer al agresor por la visión, los sonidos, la intuición o de cual-
quier otro modo.
• Verificar (V), comprobar que de hecho existe una agresión y analizar todas las cir-
cunstancias involucradas (intensidad de la amenaza, peligro de muerte, protección
de personas, etc.), así como las posibles consecuencias de su respuesta.
• Decidir (D), resolver la forma en la que va a protegerse o defenderse.
• Actuar (A), poner en práctica su decisión.

El hecho de que el policía tenga que pasar por una etapa adicional (Verificar), podría
considerarse una desventaja. Sin embargo, constituye justamente la muestra de pro-
fesionalismo policial y garantiza que la respuesta que se adopte estará adecuada a los
principios de Legalidad, Necesidad y Proporcionalidad.
75
Policía Nacional de Bolivia
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Teniendo en cuenta que el tiempo para reaccionar es corto, el policía debe manejar está
desventaja intentando alargar el proceso mental del agresor. Ejemplo: imagine que se en-
cuentra delante de un agresor armado con un revólver y que éste ya acató su orden de
poner las manos arriba (simulando rendirse). En este caso, el agresor ya pasó por la etapa
de identificar la ubicación suya (del policía) y va a decidir dispararle cuando usted le orde-
ne poner el arma en el suelo.

Para compensar esa desventaja, antes que el agresor actúe, haga que se ponga de espaldas
hacia usted y muévase a una posición diferente (repliegue táctico), si es posible a un lugar
que le brinde protección. Con esta actitud, usted obligará a que el agresor alargue el pro-
ceso mental porque tendrá que identificar su nueva ubicación antes de actuar.

Entender el proceso mental del agresor puede ayudar a evaluar el riesgo potencial y sus
orígenes, a establecer sus prioridades tácticas y los puntos de foco que se presentan. En
algunos ayuda a evitar tomar actitudes desesperadas para salvar su vida.

G. VERBALIZACIÓN
Es la técnica más comúnmente utilizada en una intervención policial y su característica
prin¬cipal es la interacción con el intervenido. Supone el manejo de distintos niveles de
diálogo que pueden ir desde el contacto amistoso (policía-comunidad) y el recojo de infor-
mación (testigos en el lugar del hecho) hasta el impartir órdenes mediante técnicas ade-
cuadas de entonación de voz y expresión corporal. La verbalización es la técnica que más
se debe emplear en una intervención policial, sobre todo cuando se arresta a un presunto
infractor. Correctamente utilizada, minimiza los riesgos y maximiza los resultados de la in-
tervención.

1. Aspectos psicológicos
Cuando las personas interactúan, cada una se preocupa de protegerse a sí misma y a su
autoestima, algunas veces llegando a reacciones extremas para defenderla. Las personas,
incluso los presuntos infractores, quieren ser tratados con dignidad, y pueden reaccionar
hasta físicamente para alcanzar ese objetivo.

Al intervenir a un sospechoso, usted no solo le restringe su libertad, sino también lastima


su ego, uno de los componentes psicológicos más importantes. Cuando el policía ejerce su
autoridad sobre el sospechoso para obligarlo a hacer algo para lo que no está dispuesto,
automáticamente afecta este factor psicológico. Por eso usted deberá comprender y tener
la habilidad de manejar las posibles reacciones. Si usted se comporta de manera dominan-
te, agresiva o despectiva, haciendo que el sospechoso parezca cobarde frente a las perso-
nas que considera importantes, éste podría reaccionar con conductas violentas como una
forma de defender su dignidad.
76
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Es comprensible que una persona, cuando es abordada por la policía, rechace, trate de excu-
sarse o cuestione la acción policial, por el hecho de no creerse un sospechoso. Este compor-
tamiento, en principio, no configura resistencia, desacato o desobediencia, entendidas como
delitos sino una respuesta natural a una imputación que se considera indebida. Le corresponde
al policía identificar el límite entre el natural rechazo y el delito de resistencia a la autoridad.

Que no le afecte emocionalmente si el sospechoso no obedece, hace comentarios ofensi-


vos o ignora su presencia. Usted como policía no debe dejar que la situación lo altere o lo
descontrole emocionalmente.

2. Verbalización desde el inicio de la intervención


Al iniciar el contacto verbal, identifíquese. Luego, de forma clara y precisa, haga conocer
el motivo de la intervención y cada una de las acciones que el intervenido debe realizar.
Trátelo con dignidad y respeto, utilizando un lenguaje adecuado y profesional, evitando
improperios y términos peyorativos.

Aborde verbalmente usted primero, para evitar ser abordado (impacto psicológico). Es
más seguro protegerse para proceder en esta clase de intervención.

Sea firme en sus indicaciones. Una orden enérgica


puede evitar una tragedia y hacer innecesario el uso
de la fuerza física o letal. Si el intervenido sigue sus
órdenes, su integridad, en principio, estará asegurada
y en consecuencia el control se mantendrá sin
necesidad de elevar el nivel de fuerza.
El presunto infractor puede obedecer su orden inmediatamente, huir o reaccionar de ma-
nera violenta ante la intervención. Cualquiera fuera su reacción, el momento es tenso, criti-
co y riesgoso. Al intervenir verbalmente a una persona en actitud sospechosa esté siempre
preparado para cualquier eventualidad.

No amenace al intervenido ni le diga algo que no pueda cumplir, como por ejemplo: “Se lo
diré por ultima vez...”. Si el individuo decide probar su alardeo, usted perderá la credibilidad.
Por otro lado, si el intervenido obedece, manténgase preparado: no descuide su seguridad,
no se confíe; éste puede ser el momento más peligroso de la intervención.

La posición en la que el policía sostiene su arma también ayuda en la verbalización. El


policía puede apuntar o no el arma en función de la percepción del riesgo y la reacción
del intervenido; esto es, de acuerdo a como se desarrollen los hechos, tratando siempre
77
Policía Nacional de Bolivia
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de usar el nivel mínimo de fuerza, subiéndolo o reduciéndolo gradualmente, conforme


convenga (pero que esté siempre a mano).

En caso de que el sospechoso desobedezca, no suspenda las órdenes. Insista y, de prefe-


rencia, con la ayuda o refuerzo de otros policías, intente dominarlo. Déle una nueva opor-
tunidad sospechoso, ya que puede ser que no esté oyendo por el ruido del lugar, que ten-
ga alguna deficiencia auditiva o que esté bajo los efectos del alcohol o drogas.
Se debe dar principal atención al lenguaje utilizado. Algunos policías utilizan un lenguaje
vulgar (palabras soeces) y amenazador. Diálogos de esta naturaleza causan espanto y de-
muestran falta de profesionalismo; además que una “amenaza verbal” puede desencade-
nar una reacción y propiciar el agravamiento de la situación. Lo que se busca al realizar un
abordaje verbal, es reducir el uso de la fuerza y controlar al sospechoso.

Use su autoridad, sea firme y controle la situación. Dirija órdenes claras, cortas y audibles
para cada actitud que el sospechoso deba tomar. Diga: ¡Alto, policía! ¡Levante las manos!
¡Coloque las manos sobre la cabeza! ¡Entrelace los dedos! ¡Míreme! ¡Arrodíllese! Por
procedimiento, un solo policía debe hablar, de lo contrario puede existir confusión en las
órdenes dadas.

Procure siempre mantener contacto visual con el sospechoso; esté protegido, mas no lo
pierda de vista. En todo momento mantenga control sobre las manos del sospechoso, ellas
son el más probable lugar de donde puede surgir una agresión. Mantenga bajo control al
sospechoso, no permita que se mueva sin su autorización.

Diga frases con verbos imperativos, con un tono de voz alto, demuestre convicción y de-
terminación en lo que está haciendo. Acuérdese de modular el tono de voz siempre que
exista acatamiento a las órdenes: baje el tono, conquiste la confianza del sospechoso. Sin
embargo, esté siempre atento al recurso de elevar bruscamente el tono de la voz en caso
que perciba alguna actitud errada.

En caso de que el sospechoso no obedezca, repita las órdenes, insista con firmeza y procu-
re no demostrar nerviosismo. Continúe insistiendo, mantenga su profesionalismo y no se
exponga a riesgos. Procure el diálogo evitando discutir, no entre al “boca a boca”, resista la
tentación de quedar disputando la voz con el sospechoso. Deje que él hable lo que quiera,
manténgase calmado, insistiendo en sus órdenes firmes e imperativas demostrando su
determinación. Pregunte: ¿qué está pasando aquí? ¿Por qué no obedece mis órdenes?

Considere las posibles razones por las cuales el sospechoso estaría resistiendo pasivamen-
te. Entre otras:

• No le escucha o no le comprende (por deficiencia auditiva o por efecto de alcohol o


drogas).
78
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

• No acata para desafiar o desmerecer la acción policial, queriendo provocar al policía


y llevarlo a una situación vejatoria o de abuso de la fuerza; o buscando el apoyo y
simpatía de los transeúntes.
• Tiene algo que esconder e intenta ganar tiempo, distrayendo la atención de los po-
licías.
• Intenta ganar tiempo para darse a la fuga o reaccionar físicamente contra los policías.

Cualquiera que sean las posibilidades procure pensar tácticamente, priorice su seguridad
y evite caer en la trampa de las provocaciones. Existen policías que llevan estas situaciones
al campo personal y pierden el control. Al hacerlo exponen innecesariamente su vida y la
de sus camaradas, además de cometer actos de violencia.

¡Sea firme! - ¡Sea justo! - ¡Sea cortés!


3. Distancia durante la intervención
Cuando un sospechoso siente que el policía tiene una postura que denota agresividad,
puede adoptar también un comportamiento equivalente. Usted debe tener en cuenta que
al aproximarse demasiado a una persona está invadiendo su “espacio personal”, que es el
espacio psicológicamente reservado a las personas íntimas o a las aceptadas por él. Al no
estar usted invitado a ese espacio, es probable que provoque en el sospechoso el deseo de
apartarse, de huir o defenderse de lo que considera una “invasión”. Cualquier palabra que
usted diga a esta distancia puede ser percibida de manera agresiva.

Solamente cuando sea necesario dominarlo para enmanillarlo o realizar un cacheo, usted
puede estar más cerca del sospechoso; en los demás casos, es recomendable mantener
una prudente distancia que evite que se produzcan enfrentamientos e incluso contactos
físicos innecesarios.

La distancia ideal que debe existir entre el


policía y sospechoso es de aproximadamente
tres (3) metros.
Esta distancia, permite contar con un espacio de protección en el que la mayoría de las
personas tiende a ser más cooperativa con desconocidos, a la vez que le otorga a usted,
policía, un “mayor tiempo de reacción” a su favor. En efecto, usted se encuentra lo suficien-
temente lejos como para observar al sospechoso de cuerpo entero, de forma que pueda
apreciar la intencionalidad no verbal que transmite (lenguaje corporal). Además, le permi-
te estar fuera del alcance inmediato de las manos, pies y cabeza del posible agresor. No
olvide que el tiempo que el sospechoso necesitaría para cruzar esa distancia y agredir, le
79
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

daría a usted mayor probabilidad para percibir la amenaza, analizarla y responder conve-
nientemente.

Tome en cuenta que el tiempo que usted necesita para reaccionar, siempre debe ser mayor
al tiempo que requeriría el sospechoso para agredirlo.

Si el intervenido porta un cuchillo o cualquier


otro objeto punzo cortante y usted no cuenta
con un bastón policial, debe aumentar la
distancia de reacción a seis (6) metros o más.
En caso que el sospechoso posea un arma de fuego o tenga una de las manos ocultas,
permanezca protegido. En este caso la distancia y la verbalización, si bien son importantes,
se convierten en secundarias en razón de su seguridad. Manténgase protegido hasta que
pueda ver claramente las manos del sospechoso.

4. Posturas durante la intervención


Algunas expresiones corporales de los policías podrían entenderse como irrespetuosas y
provocar reacciones violentas del intervenido. En efecto, posturas en las cuales el policía
se mantiene de pie con las piernas abiertas, con las manos en la cintura y el tronco hacia
delante; o de brazos cruzados, con el tronco hacia atrás, resultan “posturas no recomenda-
bles”. Estas actitudes suelen ser entendidas por el sospechoso como “provocadoras”, por lo
que, si se interviene así, es muy probable que el individuo reaccione de forma indiferente o
agresiva. Asimismo, aproximarse demasiado al sospechoso o ponerse frente a frente, hace
al policía más vulnerable.

Al intervenir, no señale con el dedo índice hacia


el sospechoso, no señale a su rostro ni le toque
el pecho. Respetando su espacio personal usted
recibirá mayor cooperación.
Tenga especial cuidado de mantener control sobre las manos del intervenido, piense que
desde este punto de riesgo es más probable que parta una agresión. No permita que las
mueva sin su autorización. Esté siempre atento, no se descuide ni ignore los movimientos
del presunto infractor.

Existen tres (3) posturas básicas que puede adoptar el policía en función de las circunstan-
cias de la intervención:
80
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

a. Postura abierta o de persuasión


Durante una intervención, cuando se aproxime hacia un sospechoso al que puede verle
las manos, y si no observa en ellas ningún riesgo, utilice la llamada postura abierta o de
persuasión. En esta posición las manos del policía deben permanecer abiertas, debajo de
la línea de la cintura, mostrando las palmas en vez del dorso. Inicie el diálogo y manténgase
a una distancia segura, aproximadamente tres metros, en una actitud no agresiva y fuera
del alcance de posibles agresiones del sospechoso (cabeza, manos y pies).

Preséntese tranquilo, pero a la vez alerta para poder moverse rápidamente y defenderse.
En caso que la persuasión no funcione, evalúe la necesidad de elevar el nivel de fuerza.
Cuando considere necesario acercarse más al sospechoso, usted deberá cambiar de pos-
tura en la medida que la mayor proximidad disminuye su tiempo de reacción.

b
81
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Comando General de la Policía Nacional

b. Postura de alerta
La postura de alerta debe ser adoptada cuando usted se encuentre dentro del área
de riesgo o de alcance del sospechoso (menos de tres metros). Las manos del policía
deben ser colocadas a la altura de sus hombros, mostrando las palmas para no sugerir
agresividad. El lado de su cuerpo en el que se encuentra el arma debe ser manteni-
do alejado y fuera del alcance del sospechoso (incluso visualmente). Con sus manos
elevadas, usted estará en condiciones de bloquear o defenderse de un golpe, o prote-
gerse con la rodilla de patadas en la entrepierna. Manténgase preparado para alejarse
rápidamente, si fuese necesario.

c. Postura defensiva
Al invadir el espacio personal del sospechoso (muy cercano), permanezca listo para
controlarlo físicamente, elevando sus manos a la altura del rostro. Adopte una posición
de guardia alta sin cerrar los puños. Esta postura defensiva facilita la protección de
su cabeza. Al mantener las palmas de las manos dirigidas hacia el sospechoso, usted
sigue mostrando una imagen no agresiva.

Al moverse dentro del espacio de reacción permanezca atento. No permita que el sos-
pechoso se le acerque. Si usted considera que no es posible dominarlo con técnicas
de defensa personal no se acerque, pues esto compromete su seguridad y reduce sus
opciones de protección. Mientras interactúe con el sospechoso recuerde seguir emi-
tiendo órdenes de acuerdo con las recomendaciones relativas a la verbalización.
82
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

〉〉 CAPÍTULO II
USO DE LA FUERZA

A. INTRODUCCIÓN
En todas las sociedades se han dado a la policía diversas atribuciones para los fines de la
aplicación de la ley y el mantenimiento del orden público. En el ejercicio o aplicación de
esas atribuciones, el policía tiene inevitablemente un efecto inmediato y directo en los
derechos y libertades de los ciudadanos.

La facultad de recurrir a la fuerza en ciertas condiciones y con ciertas restricciones lleva


consigo la gran responsabilidad de velar por que esa facultad se ejerza lícita y eficazmente.
La tarea de la policía en la sociedad es difícil y delicada y se reconoce que el uso de la fuerza
por parte de la policía en circunstancias claramente definidas y controladas es enteramen-
te lícito. Sin embargo, el uso excesivo de la fuerza afecta directamente al principio mismo
en que se basan los Derechos Humanos: el respeto a la dignidad inherente a la persona
humana.

Es esencial, por consiguiente, adoptar medidas que impidan su uso excesivo o indebido.
Esto se logrará a través de la capacitación del personal policial en temas referidos a solu-
ción pacífica de conflictos, estudio del comportamiento de multitudes, así como técnicas
de persuasión, negociación y mediación. De presentarse excesos en el uso de la fuerza, se
dispondrán las investigaciones y sanciones correspondientes.
83
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

El concepto de fuerza no está definido en los textos internacionales relativos al uso de la


fuerza por la policía. Suele entenderse como vigor, energía, acción de contacto físico y
violencia.

La fuerza en el accionar policial podría enten¬derse como:

“El medio compulsivo a través del cual el efectivo


policial logra el control de una situación que atenta
contra la seguridad, el orden público, la integridad
y la vida de las personas dentro del marco de la ley”
La fuerza debe aplicarse mediante un acto discrecional, legal, legítimo y profesional. No
obs¬tante, debemos tomar conciencia que todo empleo excesivo de la fuerza se convierte
en violencia y es visto como un acto arbitrario, ilegal, ilegítimo y no profesional, por lo que
debe quedar claro para los efectivos policiales que fuerza no es violencia.

Como nos muestra el día a día de la actuación policial, no toda intervención puede ser
resuelta de un modo pacífico con el uso de la verbalización, la negociación, la mediación
y la persuasión. Por tanto, los policías deben estar entrenados y preparados para la ex-
cepcionalidad; o sea, usar la fuerza a fin de ejercer control del presunto infractor en las
circunstancias en que fuese necesario.

B. PRINCIPIOS SOBRE EL USO DE LA FUERZA


La Organización de las Naciones Unidas emitió en su Octavo Congreso sobre la Preven-
ción del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en La Habana (Cuba) en 1990, los
“Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los Funcionarios
Encargados de Hacer Cumplir la Ley” (PB), los que deben ser respetados en toda circuns-
tancia, incluso en situaciones excepcionales o de emergencia pública.

En igual forma, el Código de Conducta para Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la


Ley y nuestro Código de Conducta Policial en su Art. 3 establecen: “los funcionarios poli-
ciales podrán usar la fuerza sólo cuando sea estrictamente necesario y en la medida que lo
requiera el desempeño de sus tareas”.

Asimismo, es obligatorio y de suma importancia que todas las intervenciones policiales


se basen en los principios de Legalidad, Necesidad y Proporcionalidad, debiendo éstos
ser puestos en práctica con un alto grado de racionalidad y sustentados en una conducta
ética.
84
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

El policía debe mantener un alto sentido de disciplina y profesionalismo, reconociendo la impor-


tancia y delicadeza del trabajo a ser realizado: Principalmente en lo que respecta a las cuestiones
de naturaleza ética, -como el uso de la fuerza-, la participación positiva de cada policía tendrá
una fuerte relación con la imagen y percepción de la organización policial como un todo.

1. Legalidad. ¿El empleo de la fuerza es legal?


La legalidad desde el punto de vista policial tiene dos acepciones:

a. Los medios y métodos que el policía utiliza en el cumplimento de su deber, deben


ser legales; esto es, todos los actos que realiza el efectivo policial en el cumplimiento
de su función deben estar de acuerdo con las normas nacionales (ley, reglamentos,
directivas, entre otras) e internacionales. (CC 1). Los medios y métodos utilizados
por el policía están enmarcados en la ley.

b. El objetivo buscado (motivación o fundamento de la intervención policial), debe


estar basado en el marco legal (normas vigentes). La ley protege el resultado pre-
tendido por el policía (su objetivo legal). (PB 5.a).

“El uso de la fuerza debe estar dirigido a lograr


un objetivo legal. Los medios y métodos usados
deben estar de acuerdo con las normas legales”.
2. Necesidad. ¿La aplicación de la fuerza es necesaria?
El uso de la fuerza debe ser la respuesta a una situación que represente una amenaza y
que requiera de una acción inmediata para evitar su agravamiento. El uso de la fuerza es
necesario cuando no existe otra forma de lograr el objetivo legal.

El uso de la fuerza siempre debe representar el


último recurso del policía para el cumplimiento
de su deber.
El “deber policial” se debe entender como la obligación profesional de la policía de servir
y brindar seguridad a la comunidad, mantener y reestablecer el orden, proteger a todas la
personas contra actos ilegales y garantizar su vida e integridad en el marco de la ley.
85
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

3. Proporcionalidad. ¿El nivel de fuerza a ser utilizado es proporcional a


la amenaza o al nivel de resistencia ofrecida?
Es la equivalencia o correspondencia entre:

[Objetivo legal buscado] [Gravedad de la amenaza]


Medios y nivel de fuerza a emplear

Para evaluar la gravedad de la amenaza o agresión se debe considerar, entre otras circuns-
tancias, la intensidad y peligrosidad de la agresión, la forma de proceder del agresor, la
hostilidad del entorno y los medios de los que disponga el policía para defenderse (entre-
namiento y equipamiento).

El objetivo legal buscado es la motivación o fundamento de la intervención policial. Se


debe considerar que actos ilícitos menos graves no justifican niveles de uso de fuerza ma-
yores. Del mismo modo, actos ilícitos en los que esté en riesgo la vida de las personas
justifican un nivel más elevado del uso de la fuerza.

Finalmente, para evaluar el nivel de fuerza a emplear, se debe considerar las opciones de res-
puesta policial (ver Modelo de Uso de Fuerza) en función de los dos parámetros anteriores.
Debe tenerse en cuenta, adicionalmente, que cuando las consecuencias negativas del uso
de la fuerza sean superiores al objetivo legal pretendido y a la gravedad de la amenaza o
agresión sufrida, se recomienda al policía abstenerse de seguir usando la fuerza.

“El uso de la fuerza es proporcional cuando existe un equilibrio entre la gravedad de la


amenaza y la cantidad de fuerza empleada, para alcanzar el objetivo legal deseado”.

C. USO DIFERENCIADO Y PROGRESIVO DE LA FUERZA


El policía debe tener un alto grado de profesionalismo, inteligencia y percepción. Durante una in-
tervención, al policía se le exige el mismo grado de profesionalismo tanto para tratar con cortesía,
dignidad y respeto a todas las personas, como para usar su arma de fuego para proteger una vida.

En la actividad operativa es necesario tener respuestas variadas para las situaciones de


enfrentamiento; tener apenas una o dos respuestas no es suficiente para poder solucionar
una agresión. Por ejemplo, usted no podrá disparar su arma de fuego instintivamente a
una persona que no quiera obedecer sus indicaciones. Como existen variadas formas y
grados de intensidad en la resistencia y agresión, será preciso adecuar su reacción a la
actitud del sospechoso o agresor, estableciendo formas de comandar, direccionar y, princi-
palmente, estableciendo un control efectivo.
86
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Entrene y practique para tener la condición de control con los sospechosos, escogiendo
las respuestas tácticas que van desde la simple presencia policial hasta el uso del arma de
fuego (fuerza potencialmente letal). La violencia demuestra pérdida del control, la fuerza
implica una acción conciente, controlada y orientada correctamente. En cada encuentro
entre un policía y un ciudadano sospechoso, debe fluir una secuencia lógica y legal de
causa y efecto, basada en la percepción del riesgo y la evaluación de la actitud de la perso-
na. El uso diferenciado y progresivo de la fuerza es la selección adecuada de las opciones
de fuerza por el policía, en respuesta al nivel de resistencia del individuo sospechoso o
infractor a ser controlado.

1. Formas representativas de Fuerza No Letal


Hay una amplia serie de formas Fuerza No Letal. Éstas incluyen lo siguiente:

• Armas de impacto (bastón policial).


• Armas Químicas (agentes químicos, sprays).
• Agua a alta presión (vehículos Neptuno).
• Armas Electrónicas (pistola taser, toritos).
• Sistemas perforadores de las ruedas de los vehículos (sistema plegable).
• Redes.

La mayoría de estas formas constituyen herramientas reconocidas de la policía, pero cada


una de ellas tiene limitaciones, al igual que ventajas. El agua a alta presión, especialmente
si se utiliza con tinte, puede ser eficaz en casos de disturbios civiles; sin embargo, si se usa
incorrectamente puede producir lesiones graves.

Análogamente, las redes pueden ser un medio eficaz para controlar a un individuo muy
combativo y agresivo; sin embargo, la aplicación adecuada requerirá el uso de dos o tres
policías capacitados en su empleo.

Siempre que usted fuese llamado a realizar una intervención con el uso de la fuerza, princi-
palmente en su uso extremo que es el uso potencialmente letal, debe tener una prioridad
en términos de seguridad:

• Seguridad del Público.


• Seguridad del o de los policías.
• Seguridad del individuo sospechoso o infractor.
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2. Niveles de resistencia
a. Pasiva.
• Riesgo latente. Es la amenaza permanente no visible presente en toda interven-
ción policial.
• Cooperador. Acata todas las indicaciones del efectivo policial, sin resistencia mani-
fiesta durante la intervención y procedimientos policiales.
• No cooperador. No acata las indicaciones. No reacciona ni agrede.

b. Activa.
Resistencia física. Se opone a su reducción, inmovilización o conducción, llegando a
un nivel de desafío físico.
Agresión no letal. Agresión física al personal policial o personas involucradas en la
intervención, pudiendo utilizar objetos que atenten contra la integridad física.
Agresión letal. Acción que pone en peligro inminente de muerte o lesiones graves al
efectivo policial o a personas involucradas en la intervención.

3. Niveles del uso de la fuerza por el efectivo policial


Responden al nivel de resistencia del intervenido y varían de acuerdo a las características
de cada intervención, siendo necesario mantener dinamismo en su acción.

a. Preventivo

Presencia policial. Es entendida como demostración de autoridad. Por ello el efectivo


policial correctamente uniformado, equipado, en actitud diligente y alerta, será sufi-
ciente para disuadir o prevenir la comisión de una infracción o un delito.
Debemos tener en cuenta que esa presencia siempre debe ser en lo posible igual o
superior al número de personas a intervenir.

Contacto visual. Es el dominio visual sobre una persona, vehículo, área o instalación, que
permite ejercer un control con la finalidad de impedir la realización de un acto ilícito.

Verbalización. Es el uso de la comunicación oral con la energía necesaria y el empleo


de términos adecuados que sean fácilmente entendidos y comprendidos. Está basada
en una amplia diversidad de habilidades de comunicación por parte del policía.

Las variaciones en el tono de voz dependen de la actitud de la persona intervenida.


En situaciones de riesgo es necesario el uso de frases cortas y enérgicas. La verbaliza-
ción debe ser utilizada en todos los niveles del uso de la fuerza. El entrenamiento y la
experiencia mejoran la capacidad de verbalizar. Durante su empleo debe mantenerse
contacto visual con el inter¬venido siempre que sea posible.
88
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

b. Reactivo

Control de contacto. Se emplean habilidades tácticas por parte del policía en defensa
personal policial para asegurar y controlar al sospechoso. En ciertas situaciones, habrá
la necesidad de dominar al sospechoso físicamente. En este nivel los policías utilizan
primeramente las técnicas de manos libres para inmovilizar al individuo, compren-
diendo técnicas de conducción e inmovilización, inclusive a través de las manillas.

Control físico. Es el empleo de las técnicas policiales que permiten controlar, reducir,
inmovilizar y conducir al intervenido, evitando en lo posible causar lesiones, pudiendo
utilizar agentes químicos (spray).

Tácticas defensivas no letales. En este nivel recurriremos al equipo con el que conta-
mos (bastón policial), que nos permitirá contrarrestar y superar el nivel de resistencia.
Asimismo, con la intención de lograr un impacto psicológico para que el intervenido
desista de su actitud, habrá situaciones en las que tendremos que desenfundar nues-
tra arma de fuego.

Fuerza potencialmente letal. Al enfrentar una situación agresiva que alcanza el úl-
timo grado de peligro, el policía puede utilizar tácticas absolutas e inmediatas para
detener la amenaza mortal y asegurar el control definitivo, pero sólo cuando los re-
cursos antes mencionados no resulten eficaces dada la situación. El policía dispara del
arma de fuego contra el cuerpo de quien ejerza una agresión letal, con el objeti¬vo de
controlarlo y defender la vida propia o de terceras personas.

Los niveles de resistencia que puede ejercer la persona intervenida deben ser enten-
didos de forma dinámica, ya que se puede pasar gradual o repentinamente del primer
nivel hasta el máximo nivel o viceversa.

No siempre se van a dar en una intervención todos los niveles del uso de la fuerza, toda
vez que habrá oportunidades en que bastará una buena verbalización para lograr el
control de la situación que se enfrenta, y otras en que hagamos uso inmediato de la
fuerza poten¬cialmente letal.

Por tanto, el policía debe estar concentrado en observar los cambios de los niveles de
resistencia de la persona intervenida, para decidir qué nivel de uso de la fuerza debe
emplear, el mismo que debe ser progresivo y diferenciado. Esta decisión se basa en el
grado de confianza alcanzado por una buena formación, permanente capacitación,
entrenamiento, evaluación, experiencia y el equipo adecuado para cumplir la misión.

En el desarrollo de los niveles del uso de la fuerza, encontramos las respuestas al cuán-
do y al cómo debemos usarla, concluyendo que el efectivo policial siempre hace uso
de la fuerza y no de la violencia y que lo hace de una manera profesional.
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Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

4. Modelo del uso progresivo de la fuerza


Un modelo del uso progresivo de al fuerza, es un recurso visual, destinado a auxiliar en la
concepción, planeamiento, entrenamiento y la comunicación de criterios sobre el uso de
la fuerza por parte de los policías.

Modelo de uso de la fuerza

Agresión Fuerza
letal potencial
letal

Tácticas
Agresión no letal defensivas
no letales

Resistencia física Control físico

Resistencia pasiva Control físico


no cooperador verbalización

Cooperador Verbaliazación

Riesgo latente Presencia policial


(Contacto visual)

SOSPECHOSO POLICÍA

D. USO DE LA FUERZA POTENCIALMENTE LETAL


La Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclama que todos tienen derecho
a la vida, la libertad y la seguridad personal. El derecho a la vida es el bien supremo que, si
no es asegurado, hace que todos los demás carezcan de sentido. Como policía, la misión
primaria es proteger y socorrer a las personas, promoviendo los Derechos Humanos y ga-
rantizando la inviolabilidad del derecho a la vida. De esta manera, la decisión apropiada
respecto al uso de la fuerza letal es el más crítico desafío enfrentado por el policía.

Es recomendable que toda intervención policial se resuelva sin el uso de la fuerza, apelan-
do principalmente a la verbalización; pero eso no es siempre posible. Los principios que
rigen el uso de la fuerza son la legalidad, la necesidad, la proporcionalidad y la ética. El em-
pleo de la fuerza presupone la búsqueda de un objetivo legítimo y usted debe hacerlo de
una forma moderada, actuando proporcionalmente a la agresión o amenaza de agresión,
utilizando la cantidad de fuerza necesaria para controlar al sospechoso.
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Si usted es amenazado o agredido con fuerza letal, la respuesta legal, necesaria y propor-
cional será reaccionar utilizando la fuerza potencialmente letal para controlar al agresor,
defendiendo su vida o la de los demás.

El uso de la fuerza potencialmente letal


constituye una medida extrema solamente
justificada por la legítima defensa de la vida.

1. Triángulo de la fuerza letal


El triángulo de la fuerza letal es un modelo de toma de decisión, ideado para desenvolver
su habilidad para responder a las situaciones de fuerza, permaneciendo dentro de la lega-
lidad y de parámetros aceptables.

Habilidad

Oportunidad riesgo

Los tres lados de un triángulo equilátero representan tres factores: habilidad, oportunidad
y riesgo. Los tres tienen que estar presentes para justificar el uso de fuerza letal.

a. Habilidad
Es la capacidad física del sospechoso de causar daño a un policía u otra persona ino-
cente. Eso significa, en otras palabras, que el sospechoso posea un arma capaz de pro-
vocar la muerte o una lesión grave, como por ejemplo, un arma de fuego o un arma
blanca. Habilidad también puede incluir la capacidad física, a través de un arte marcial
o de la fuerza física, significativamente mayor al del policía.

b. Oportunidad
Respecto al potencial del sospechoso para matar o herir gravemente. Un sospechoso
desarmado puede tener la habilidad de herir seriamente o matar a otra persona de
menor contextura física o menos condicionada. La oportunidad, entretanto, no existe
91
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

si el sospechoso está a 20 metros de distancia, por ejemplo. De igual manera, un sos-


pechoso armado con un cuchillo tiene la habilidad de matar o herir seriamente, mas
puede faltar oportunidad si usted aumenta la distancia de él procurando un abrigo.

c. Riesgo
Existe cuando un sospechoso toma ventaja de su habilidad y oportunidad para colocar
al policía u otra persona inocente en un eminente peligro físico. Una situación donde
un sospechoso de atraco a mano armada es perseguido, se constituye en un riesgo.

Razonar sobre el triángulo de la fuerza letal, puede auxiliarlo a decidir sobre la acción
a tomar en esa situación.
Además de eso, al enfrentarse con un sospechoso no cooperativo que está armado,
usted debe, en primer lugar, buscar un abrigo (protección). En seguida, debe aumen-
tar la distancia entre usted y el agresor, lo que dificultará su ataque. En tercer lugar,
solicite refuerzos, no tiene que resolver la situación aisladamente (no más héroes). Au-
mentar el número y la calidad (equipos especializados) de policías en el lugar puede
desanimar al agresor. En último caso, habiendo demasiado riesgo para usted y para la
comunidad, evalúe la posibilidad de efectuar una retirada táctica, facilitando la fuga
del agresor, pues efectuar un arresto puede esperar una nueva oportunidad, mas la
pérdida de una vida es irreversible.

Estando protegido, de ser posible utilice la negociación y la persuasión conminando


al sospechoso a que se rinda. Cuando la situación lo permita, la verbalización debe ser
combinada con la demostración de fuerza. El sospechoso debe entender su disposición
y firme resolución en controlarlo, inclusive utilizando la fuerza potencialmente letal.

2. Estudio de las reacciones fisiológicas


El cuerpo humano sufre reacciones fisiológicas involuntarias que afectan sus habilidades
motoras cuando confronta situaciones de supervivencia. Muchas de esas reacciones pro-
vocan efectos negativos en la capacidad del policía para defenderse.

Las habilidades motoras combinan procesos cognitivos y acciones físicas que capacitan a
la persona a realizar tareas físicas, como por ejemplo, disparar un arma. La coordinación
motora gruesa agrupa la acción de grandes grupos musculares, preparando a la persona
para luchar o huir. Esas tareas dependen de gran fuerza y son provocadas por situaciones
de alto stress, en las que el organismo procesa adrenalina y otras hormonas.

La coordinación motora fina utiliza pequeños grupos musculares, como los de las manos y
los dedos. Esas habilidades siempre implican la coordinación de las manos con los ojos; por
ejemplo, al disparar. Esa tarea requiere un nivel bajo o inexistente de stress para obtener un
resultado óptimo. En situaciones de alto stress, la coordinación motora fina rápidamente
se acaba.
92
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

La coordinación motora compleja agrupa múltiples componentes, como por ejemplo,


coordinación ojo/mano, tiempo de reacción, equilibrio y localización de blanco movible.
Técnicas de defensa personal que incluyen defensa contra armas blancas, proyecciones en
suelo y posiciones de tiro defensivo son ejemplos de coordinación motora compleja. Para
obtener un resultado óptimo en esas habilidades, los niveles de stress deben estar bajos.
Por eso, el alto stress encontrado en situaciones de supervivencia reduce la habilidad del
policía para ejecutar acciones que demanden coordinación motora compleja.

Durante las situaciones que involucren el uso de la fuerza letal, los policías experimentan
una aceleración del ritmo cardiaco que deteriora la coordinación motora fina y compleja,
dificultando el manejo del arma y la adopción de las posiciones de tiro. La elevación del
ritmo cardiaco afecta al sistema nervioso de tal modo que perjudica la respiración y otras
funciones vitales involuntariamente. El organismo produce hormonas poderosas, como la
adrenalina y otras substancias similares, que aumentan el ritmo cardiaco, la presión san-
guínea y redirecciona la sangre de las extremidades (dedos) hacia los grandes grupos mus-
culares (pecho, piernas y brazos).

La coordinación y destreza de las manos se reducen drásticamente con la vaso constric-


ción. También se reduce la visión periférica y sólo podemos focalizar objetos próximos.
Todo eso dificulta la visión en profundidad y hace que el policía dispare para abajo. Ocurri-
das todas esas reacciones descontroladas, el policía entrará en un estado de pánico.

Una de las claves para contrarrestar el stress en situaciones de supervivencia es controlar el


ritmo cardiaco, lo que puede hacerse respirando profundamente algunas veces, e intentar
relajarse y mantener el control.

La respiración táctica, como es llamada, proporciona más oxígeno al organismo, ya que


reduce el ritmo cardiaco, mejora las habilidades y disminuye la ansiedad.

3. Direccionamiento de los disparos realizados por el policía


Durante una situación como ésta no es posible, para la gran mayoría de los policías, hacer
disparos precisos a las manos o las piernas. Teniendo que usar la fuerza letal, esta fuerza
debe ser dirigida a la masa central.

Cuando utiliza su arma, usted no dispara para asustar –tampoco para herir, ni para desar-
mar– sino para interrumpir una agresión o una amenaza que afecta su vida y la de otras
personas. El objetivo es hacer que el sospechoso cese su ataque ilegal tan rápido y eficien-
temente como sea posible. Considerando todas las variables fisiológicas que interfieren
negativamente, dificultando el comportamiento del policía en estas situaciones de emer-
gencia, en la medida de lo posible, los disparos deben ser hechos minimizando los efec-
tos traumáticos al agresor. Usted quiere y precisa pararlo y neutralizarlo; pero no desea
matarlo.
93
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Comando General de la Policía Nacional

Al disparar en determinadas partes del cuerpo, se incapacita al agresor de un modo más


eficiente. El área del cuerpo humano en que el impacto del proyectil tiene mayor eficiencia
es la masa central o región del tronco. Asimismo, esta área se convierte en el mayor blanco,
donde el proyectil tendrá un alto poder de parada. Dependiendo de la potencia del arma
y de la parte del cuerpo afectada, podrá ser necesario más de un disparo para cesar la
agresión. En base a estudios balísticos, el número razonable y que normalmente provoca
un resultado esperado, son dos disparos en una rápida secuencia. Con todo, este aspecto
dependerá efectivamente de cada caso práctico.

El policía debe recordar que es obligatorio


prestar socorro inmediato a la persona afectada,
además de elaborar un informe minucioso sobre
los hechos ocurridos, independientemente de
haber o no personas heridas.
Las investigaciones inmediatas tendrán que ser transparentes, abiertas a los interesados y
conducidas por personal profesional e imparcial.
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tercera
parte
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〉〉 CAPÍTULO I
USO Y MANEJO DEL ARMA DE FUEGO
Y DEL EQUIPO POLICIAL
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Los efectivos policiales, para el cumplimiento de su servicio, deben contar con un equipo
policial básico, principalmente un bastón policial PR - 24, manillas, gas en spray, linterna, li-
breta de notas, chaleco balístico, arma de fuego y munición reglamentaria. Es fundamental
y necesario que conozcan su uso y manejo, así como la ubicación de los mismos al portar-
los, de tal manera que al momento de actuar puedan utilizarlos sin perder de vista el riesgo
que se enfrenta. Esto se logrará a través de una permanente práctica, continuo entrena-
miento y una evaluación periódica. Los efectivos policiales sólo deben estar autorizados a
portar armas de fuego después de terminar la capacitación inicial o el entrenamiento res-
pectivo (PB 19). Los programas de capacitación y entrenamiento deben contener ejercicios
prácticos a la luz de casos concretos que simulen situaciones reales (PB 20).

Existen Unidades Policiales que, por la naturaleza de su función, deben contar también
con un equipamiento especial: casco protector, máscara antigás, protectores corporales,
escudos, escopetas, rifles lanza gas y armas largas, entre otros, que permitan proteger a sus
miembros y ofrezcan más alternativas en el uso de la fuerza (PB 2).

A. MANILLAS
1. Generalidades
También conocidas como “esposas” o “grilletes”, constituyen un elemento muy útil e im-
prescindible del equipo básico del policía, pues no sólo permiten neutralizar la acción
agresiva del delincuente o infractor de la ley sino también la sujeción momentánea de
estos para su aseguramiento o conducción ante la autoridad competente.

Como herramienta policial, las manillas pueden definirse como un instrumento metálico que
consta de dos anillas unidas y cuyo objetivo es reducir la libertad de movimiento de los bra-
zos de una persona, una vez puestas sobre las muñecas. Por su forma, están concebidas para
no causar lesiones, a pesar de que signifique la inmovilización parcial de una persona.

No ha de utilizarse ningún otro instrumento


con finalidad similar pero susceptible de causar
daño. Incluso cuando se utilizan manillas
normales, es necesario utilizar el dispositivo de
seguridad o seguro, si lo tuvieran, para evitar
que produzcan lesiones innecesarias.
En la definición hemos dicho que uno de los objetivos de las manillas es la reducción de
la libertad de movimiento. Cuando enmanillamos a una persona, restringimos su libertad;
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en consecuencia se ha de tener mucho cuidado en la aplicación de este tipo de fuerza. La


decisión de enmanillar o no a una persona es un acto discrecional del policía, quien debe
evaluar la situación, los riesgos, las circunstancias de acuerdo a su experiencia y profesio-
nalidad. Sin embargo, se utilizarán las manillas en base a los siguientes factores:

• Posibilidad de fuga.
• Posibilidad de que se agrave la situación (estado anímico, influjo de drogas o alco-
hol, autolesiones).
• Amenaza potencial a la seguridad de los policías o de terceros.
• Antecedentes anteriores de reincidencia o prontuario del sospechoso (por norma,
todo delincuente debe ser enmanillado).
• Toda persona detenida (en los diferentes movimientos que se requiera).
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Un correcto uso de las manillas controla al sospechoso y minimiza los riegos de la situa-
ción, anulando la necesidad de utilizar un nivel superior del uso de la fuerza. Nunca deben
ser usadas como un instrumento de subyugación o humillación.

Recuerde: las manillas no son a prueba de fuga, son instrumentos temporarios. Mantenga
al sospechoso bajo constante vigilancia.
Se debe considerar:

• Enmanillar al sospechoso con las manos atrás (siempre), por diversos motivos: pri-
mero, porque una persona esposada por delante tiene un gran control de los brazos
y su grado de inmovilización es mínima; segundo, porque la cerradura, como cual-
quier otro mecanismo, es susceptible de ser manipulada.
• La posición de las manos es con las palmas para afuera.
• El cerrojo de la llave debe estar siempre para arriba.
• Evite lesionar al sospechoso cuando lo enmanilla.
• Verifique que las manillas no queden flojas o demasiado apretadas.
• Asegure las manillas, utilizando su sistema de seguro.
• Antes de utilizar la manilla, es recomendable que la parte dentada de ésta tenga 3 o
4 dientes sobresalidos, para facilitar el enganche o cierre.

2. Descripción
[1] Brazo movible. [2] Brazo fijo. [3] Canaleta. [4] Cajón de mecanismos. [5] Cerrojo,
chapa, cerradura o entrada de llave. [6] Punta de gancho con su parte dentada. [7]
Remache. [8] Eslabón sin fin u ojo giratorio. [9] Eslabones o cadena. [10] Seguro o
mecanismo de doble cerradura.

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B. GAS EN SPRAY
Es una herramienta de reciente incorporación a la labor policial y está sometido a las mis-
mas limitaciones que requiere cualquier uso de la fuerza; es decir, que sea Legal, Necesario
y Proporcional. El objetivo básico del gas en spray es la neutralización y reducción de uno
o más agresores, sin emplear medios contundentes, ni afectar la integridad física de los
mismos.

1. Características
Los sprays suelen tener como componentes agentes lacrimógenos, normalmente derivados
del cloro, y otros gases que sirven para garantizar la presión de salida del componente.

Existen sprays de interior y de exterior. Los primeros suelen ser una especie de gel o es-
puma líquida y los segundos suelen ser gas. Los sprays de interior no se dispersan hasta
ocupar todo el espacio, como sí lo hacen los gases de exterior.

Eso implica que los primeros han de aplicarse directamente sobre el agresor, mientras que
los segundos se pueden aplicar en dirección al agresor.

Los aerosoles se presentan comercialmente de dos formas: individual y colectiva. Es decir,


hay sprays de dotación personal (entre 50 y 85 gramos) y otros (entre 500 y 800 gramos)
para la dotación de dependencias o vehículos patrulleros. Los aerosoles personales se pue-
den llevar con el uniforme, en su estuche y en la armadura de servicio; de igual forma en el
traje civil, en su estuche y en cualquier bolsillo o incluso en el cinturón.

Su alcance efectivo generalmente es de un metro y medio, con una difusión de 20 gramos


por segundo y un ángulo de dispersión de 8 a 10 grados. Si son individuales tienen un
manejo sencillo, ya que se utilizan como cualquier aerosol; si son colectivos, funcionan
mediante un disparador. El resto de las características son iguales en los dos tipos.

2. Efectos
Por principio, los sprays son herramientas de defensa, por lo cual no están concebidos para
causar daño. A pesar que producen molestias físicas importantes, no suelen dejar secuelas
ni son tóxicos. Sin embargo, en caso de persistir las molestias físicas, se debe proporcionar
el auxilio médico necesario.

Una vez aplicados, los primeros efectos se dejan sentir en décimas de segundo. Consisten
básicamente en un escozor en la piel, más intenso en las partes más sensibles del cuerpo.
Cuando estas partes son los ojos y la nariz, el escozor es muy grande y da la sensación de
asfixia. Todos estos efectos van disminuyendo hasta su desaparición total en un intervalo
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que puede variar entre 15 minutos y media hora. Los sprays de espuma líquida o gel tienen
los mismos efectos que los gases, con la diferencia de que sólo afectan la parte del cuerpo
en contacto con la espuma o gel. El tiempo de inicio de la acción incapacitante es de medio
segundo a un segundo. Igual que en el caso anterior, los efectos se reducen con el tiempo,
si bien es necesario lavarse con abundante agua para eliminarlos totalmente.

3. Utilización
El spray es ideal para defenderse de agresiones por más de un individuo, siempre y cuando es-
tos no utilicen armas de fuego. Constituye el medio idóneo para enfrentarse a armas no letales,
siempre que no sea a una distancia inferior a metro y medio aproximadamente. A una distancia
menor es fácil ser blanco de la agresión incluso después de haber utilizado el spray.

Cuando se utilice el spray, es necesario y muy importante tener en cuenta lo siguiente:

• Que si es de exteriores, no se utilice en lugares cerrados. Como cualquier gas, tendrá


tendencia a ocupar todo el espacio, con lo cual quien lo utilice se verá igualmente
afectado.
• Utilizándolo en el exterior hay que tomar en cuenta el viento (si es muy fuerte, si
quien lo utiliza lo tiene en contra). No tener en cuenta este factor puede significar
que uno mismo sufra las consecuencias de los gases, con lo que pierden su efectivi-
dad.
• Aunque conozcamos la inocuidad del spray nunca se ha de dirigir a la cara del agre-
sor. Dirigido al medio del pecho tiene los mismos efectos y evita lesiones, espe-
cialmente en la vista, por el exceso en su uso y, consecuentemente, los problemas
legales en que se vería involucrado el policía. Además, dirigirlo a la cara del agresor
es una falta de profesionalismo y perjudica a la imagen de la institución.
• Una vez aplicado, recordemos que el factor sorpresa juega un papel importante:
la primera reacción de protección del agresor ha de aprovecharse para asegurarse
desde el punto de vista policial; es decir, para inmovilizarlo y reducirlo (enmanillar-
lo). El spray por sí mismo no inmoviliza y es muy normal que después de la primera
reacción de protección, surjan posturas más agresivas. Por eso es muy importante
aprovechar el primer instante: teniendo la práctica y entrenamiento es suficiente
para actuar positivamente.
• Una vez inmovilizado o reducido el agresor, es necesario tranquilizarlo sobre los
efectos secundarios de la aplicación de la medida y recomendarle que no se restrie-
gue con nada, porque eso hará aumentar los efectos.
• En caso de haber utilizado espuma o gel, una vez asegurado el agresor, ha de permi-
tirse que se lave con abundante agua.
• Si el reducido presenta signos de lesiones o dolores, hay que organizar la atención
médica necesaria.
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C. BASTÓN POLICIAL PR-24


El bastón policial PR-24 es un arma de tipo contundente utilizada por la Policía Nacional
para defensa y ataque. Sirve para defender la integridad física del policía de posibles agre-
siones de los ciudadanos y su uso es necesario y aconsejado en la Institución Policial.

El bastón policial utilizado por el personal entrenado es una excelente arma defensiva,
que permite establecer un espacio de seguridad mayor al de la protección alcanzada con
brazos y pies. Debe emplearse adecuadamente y nunca debe utilizarse como elemento
de castigo ni como arma ofensiva o de intimidación. Sin embargo, de presentarse alguna
situación involuntaria, se deberá proporcionar la asistencia médica.

1. Características técnicas
El bastón policial PR-24 es parte del equipo básico empleado por los miembros de la Policía
Nacional y también es llamado bastón tonfa. Pesa 400 gramos, mide aproximadamente 60
centímetros de largo, posee una empuñadura lateral de 15 centímetros (yawuara) y está
construido en una sola pieza de policarbonato inyectado de alto impacto.

Su resistencia es muy grande ya que soporta hasta 6.000 kilogramos entre ambas puntas
sin romperse. También resiste sin variaciones la acción de agentes químicos y los cambios
bruscos de temperatura. Es un excelente aislante de la corriente eléctrica por lo cual puede
ser utilizado para rescatar personas expuestas a descargas de tensión y constituye un ele-
mento de seguridad para las intervenciones que exijan las roturas de vidrios, puertas, etc.
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2. Antecedentes históricos
El TONFA se originó en la isla de Okinawa en Japón como un elemento de trabajo de ese
pueblo de pescadores y agricultores. Específicamente eran frenos de ruedas de piedras
utilizadas para la molienda de granos y estaban confeccionados artesanalmente en ma-
dera muy dura. Poseían una forma rectangular con una empuñadura inserta en uno de
sus extremos.

En EE.UU. en la década del 50 un policía adaptó la forma para transformarla en lo que hoy
conocemos como el bastón policial.

3. Su uso y los riesgos traumáticos


La actividad cotidiana en la prevención y/o represión del delito, expone al personal policial a
situaciones de enfrentamiento que frecuentemente llevan al uso progresivo de la fuerza.

Un estado físico satisfactorio, el conocimiento de técnicas apropiadas de neutralización


y el uso de los elementos diseñados para potenciar o multiplicar el efecto de estas téc-
nicas, además de la estricta necesidad y proporcionalidad, no nos exime del riesgo de
producir lesiones al agresor, las que indefectiblemente conllevan implicancias médico
legales.

De esta manera resulta muy conveniente conocer la vulnerabilidad, posibles lesiones y fuen-
tes de complicaciones que las distintas regiones del cuerpo pueden sufrir. En una breve rese-
ña anatómica expondremos las localizaciones, peligros y consecuencias que producen:

a) Región encéfalo facial. Alto riesgo en los traumatismos de cráneo por posible frac-
tura, hemorragias meníngeas o intracerebrales que pueden llevar al coma y la muerte
en plazos que oscilan entre lo inmediato y 2 ó 3 días. Órganos nobles: ojos. Áreas vul-
nerables: orejas y nariz, por sus finos cartílagos y piel; maxilar inferior, fácil de fracturar;
y la laringe, pues su estructura cartilaginosa es débil ante los traumas.

b) Región torácico abdominal. Lo más expuesto son las clavículas, que se fracturan
con relativa facilidad. Si bien se neutraliza al individuo por dolor, generalmente no trae
complicaciones. Las costillas son vulnerables al trauma directo localizado, pero muy
resistentes en el conjunto de la jaula torácica. Dentro de esta región debemos destacar
dos zonas peligrosas fundamentales:

c) Región hepática. Muy vulnerable y peligrosa porque el hígado es una víscera maci-
za que puede rasgarse por los traumatismos contusos fuertes, provocando importan-
tes hemorragias internas que de no ser tratadas quirúrgicamente en forma urgente
pueden provocar la muerte por shock hipovolémico (ausencia ó disminución extrema
de la sangre circulante que queda retenida en la cavidad abdominal).
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d) Región esplénica. Localizada a la izquierda del tórax, donde terminan las costillas.
Allí se ubica el bazo, órgano macizo, friable (se desintegra fácilmente), muy rico en vasos
sanguíneos y altamente vulnerable a los traumas y desgarros por traumatismos contu-
sos. La menor lesión produce hemorragias intensas que pueden llevar a la muerte.

e) Región renal. En la parte posterior baja del tórax se encuentran los riñones, fuera de
la cavidad peritoneal del abdomen. Son tan vulnerables, como el hígado o el bazo, y
ante los traumas literalmente “se rompen” y sangran produciendo hemorragia interna
y hemorragia externa que se manifiesta por la hematuria (orina con sangre).

Las vísceras huecas del abdomen son muy móviles y elásticas, y se adaptan a los cam-
bios de posición y presiones que se ejercen sobre ellas. No olvidemos que en la “boca
del estómago”, ante un traumatismo intenso se produce el famoso knock out de los
boxeadores; esto es, un desmayo repentino por alteración neurológica ante un impac-
to en el plexo solar allí localizado.

f) Región genital. Tanto en el hombre (los genitales son externos), como en la mujer
(los genitales son internos), los traumatismos implican riesgos médico legales igual-
mente importantes. Tanto es así que estas lesiones son frecuentemente catalogadas
de gravísimas (dejan consecuencias permanentes).

En el varón, las lesiones testiculares pueden ocasionar incapacidad para procrear; en la


mujer, en caso de estar embarazada, puede producir aborto. No hace falta extenderse
sobre las consecuencias legales de los mismos.

De todo esto podemos deducir que no existe región sin riesgos. Pero ante la eventua-
lidad y necesidad extrema de tener que proceder, vale la pena recalcar que los trau-
mas en los miembros implican menos riesgos, si bien jurídicamente una fractura o
una luxación están catalogadas como lesiones graves, exponen a un riesgo de menor
gravedad que el estallido de un órgano como el bazo o el hígado.

En los huesos que se encuentran en forma superficial –como en el antebrazo, pierna,


codos, muñecas– los golpes causan mucho dolor. No olvidemos el antiguo aforismo
que no sea peor el remedio que la enfermedad.
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AREA VERDE. Trauma leve. Las lesiones tienden a ser temporales; sin embargo,
puede haber excepciones.
ÁREA AMARILLA. Trauma moderado a serio. Las lesiones son de mayor duración.
ÁREA ROJA. Trauma muy elevado. Las lesiones fluctúan entre serias y duraderas,
pudiendo causar pérdida de conciencia, daños graves o muerte.
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4. Técnica de portación y desenfunde


Parte del equipo es el porta Bastón ( “tali” ), com-
puesto por una argolla de metal o plástico, que
va sujeta a una correa de cuero u otro material,
y cuyo fin es portar el PR-24, el mismo que debe
ser ubicado al lado contrario de la mano fuerte
del policía (lado contrario del arma de fuego).

Desenfunde: Se toma con la mano débil el cuer-
po del bastón, inclinándolo en unos 45 grados;
se agarra la empuñadura lateral (yawuara) con
la mano fuerte y se extrae el bastón por un mo-
vimiento rápido y enérgico con un giro de 360
grados.

A continuación, el bastón se apoya firmemente


sobre el antebrazo y se adopta la posición pre-
ventiva, con el brazo extendido lateralmente y
en actitud de alerta, o defensiva (o “en guardia”)
elevando el bastón a una altura media y colocando la mano débil (abierta) a la altura del
mango o empuñadura.

5. Técnicas de uso
a. Partiendo de la posición preventiva
• Se utiliza manteniéndolo ligeramente alzado para empujar a un grupo de perso-
nas, haciéndolos retroceder o para evitar que se acerquen a una zona restringida.
También se puede utilizar sólo la palma de la mano, adelantándola, para lograr el
objetivo.
• De la misma posición, podemos utilizar el bastón PR 24 con el extremo posterior
“hincando” en el abdomen, alejando así a las personas que obstaculicen el despla-
zamiento o intenten ingresar a una zona restringida.

b. Partiendo de la posición defensiva


• Si la agresión que pudiera sufrir el policía es inminente, se advierte al agresor la
intención de utilizar el bastón policial, retrocediendo unos dos pasos.
• Si se mantiene la actitud agresiva, se avanza con la pierna del mismo lado de la
mano que empuña el bastón policial, haciendo girar y efectuando un golpe de ma-
nera cruzada de afuera hacia adentro, dirigido a los brazos o a las piernas.
• También se puede utilizar como el bastón policial tradicional, sujetando de la parte
anterior y golpeando en forma cruzada en los brazos o en las piernas tal como en el
acápite anterior.
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• Se debe golpear sobre las partes de mayor volumen muscular (piernas, glúteos, bra-
zos); no golpear en la cabeza, cuello o tórax (ver dibujo).
• Al ceder el infractor en su actitud agresiva o violenta, se debe interrumpir el uso del
bastón policial. Recuerde que usted está protegiéndose y disuadiendo al interveni-
do, no lo está atacando, agrediendo o castigando.

Durante toda la intervención policial,


independientemente de qué nivel de fuerza
se utilice, es importante seguir verbalizando
hasta controlar la situación.
C. Bloqueos
ALTO
Ante la agresión elevamos el PR-24, el cual debe estar sujeto con la mano fuerte, hori-
zontal y ligeramente inclinado, con el fin de evitar que el ataque sea directo y seco. La
mano débil apoyará esta acción de sostenimiento al tiempo que desviará la agresión
en dirección a la mano fuerte.
 
MEDIO
Se procede como en el caso anterior, con la diferencia que las defensas estarán proyec-
tadas al medio del oponente o adversario.
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BAJO
Se procede de la misma forma que en los casos anteriores, con la diferencia de que las
defensas estarán proyectadas a la parte baja del oponente.

LATERAL
Como las anteriores, pero desplazando el bastón al costado del cual se recibe el ataque.
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D. ARMA DE FUEGO
El empleo de armas por parte del policía, debe
ser motivado por la exigencia del cumplimiento
de la ley, luego de haberse agotado todos los
medios disponibles y realizado las persuasiones
y prevenciones reglamentarias.
El conocimiento completo del uso de cualquier instrumento técnico presupone una apli-
cación gradual, empezando de las acciones más elementales y del empleo de prototipos
menos complejos, hasta llegar al dominio completo y adecuado, en este caso, de una de
las más importantes herramientas de nuestro trabajo.

A los ojos del neófito el disparar un arma de fuego, ya sea lento o rápido, parece ser bastan-
te fácil; incluso se suele pensar que es suficiente tomar el arma, prepararla, apuntar y dispa-
rar. Pero en la práctica el disparar efectivamente presenta varios problemas y dificultades,
pues requiere una compleja coordinación de varias funciones mentales y corporales.

No se necesita tener aptitudes naturales extraordinarias para poder dar en el blanco. El deseo de
aprender y mejorar junto a un entrenamiento competente, son los factores más importantes para
desempeñarse eficaz y eficientemente con un arma. Recuerde, camarada, que en caso de alguna
acción delincuencial la balanza estará siempre inclinada a favor de su atacante o atacantes: él ha-
brá sacado primero su arma; el actuará y usted tendrá que reaccionar; a él no le importa a donde
vayan sus disparos, a usted sí le importa y mucho; él no tiene reglas que seguir, nosotros sí.

Asegúrese de que el arma que porta esté en perfectas condiciones de operación. Nunca
trate de modificar un arma para alojar cartuchos distintos de la munición prescrita para esa
arma, pues el uso de munición no apropiada puede producir graves lesiones a quien dis-
para y a otras personas, así como la destrucción del arma. Las armas de fuego y municiones
de uso reglamentario y de dotación personal en el servicio policial son: el revólver calibre
38 y la pistola calibre 9 mm.

Cuando se porta un arma, ésta deberá estar siempre cargada. No hay nada más fatal y riesgoso
para un policía que hallarse en la necesidad de usarla o en peligro de muerte, y estar sin su arma
de reglamento, o estar con ella pero descargada o contar con la munición insuficiente.

Empuñaduras extravagantes, armas exóticas, fundas no adecuadas, utilizar “fundas tácti-


cas” en un servicio ordinario, dispositivos especiales o distintos accesorios, no mejoran la
capacidad ni la puntería.
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Lleve siempre su arma en el mismo lugar del cuerpo, además de utilizar la misma funda,
tanto en las prácticas o entrenamiento como en el servicio. Practique sacar su arma de la
funda sin mirar a ella y lo más rápido posible; mantenga la vista siempre en el oponente o
en el blanco hacia el cual va a disparar, pero no se olvide que toda práctica debe realizarse
en el campo de tiro o polígono.

1. Objetivo del disparo


El empleo de armas por parte del policía debe ser motivado por la exigencia del cumpli-
miento de la ley, luego de haberse agotado todos los medios disponibles y realizadas las
persuasiones y prevenciones reglamentarias (artículo 56 LOPN).

Cuando el policía dispara su arma no lo hace para asustar, herir o desarmar. El disparo
se hace para interrumpir una agresión o amenaza que atente contra su vida o de la otra
per¬sona. El objetivo es lograr que el agresor cese su ataque ilegal de manera inmediata.

El disparo del arma de fuego en estas circunstancias puede resultar letal por las caracterís-
ticas del arma utilizada (o tipo de munición), por la región del cuerpo en la que la munición
impacta o por la capacidad de resistencia física de la persona afectada. Esto quiere decir que
la letalidad no es necesariamente consecuencia de una intención deliberada del policía.

“El disparo del policía es para la neutralización


de la agresión y no necesariamente del agresor”.
En la mayoría de los casos en los que es necesario disparar el arma de fuego, las circunstan-
cias físicas (cansancio, agitación) y emocionales (ansiedad, tensión) a las que los policías
se encuentran sometidos no permiten asegurar que los disparos ejecutados tengan mu-
cha precisión. En estas situaciones, lo que puede hacer el policía es apuntar hacia la parte
central del cuerpo del agresor para asegurarse que su disparo sea efectivo e interrumpa
inmediatamente el ataque.

Sin embargo, cuando las circunstancias así lo permiten, el policía deberá priorizar el dis-
paro selectivo en determinada zona del cuerpo (piernas, bajo vientre) con la finalidad de
reducir al mínimo las lesiones. Esto, siempre que no ponga en riesgo su seguridad o la de
terceros, teniendo en cuenta la intensidad y peligrosidad de la agresión, así como el obje-
tivo que se persigue. (PB 5a, b; 11b)

Para utilizar adecuadamente un arma de fuego, con seguridad y precisión, los efectivos
policiales deben estar familiarizados con las normas de seguridad, fundamentos y posi-
ciones básicas, practicar los aspectos fundamentales de tiro y los ejercicios que mejoren el
manejo del arma de fuego. (PB 19)
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En situaciones en las cuales los infractores realizan disparos contra el efectivo policial, éste
no debe responder los disparos automáticamente sin tomar en cuenta los principios de
Legalidad, Necesidad y Proporcionalidad que se presentan para cada caso en particular. En
muchas ocasiones, no disparar en respuesta es una señal de profesionalismo policial y no
de cobardía, como se podría pensar.

Al disparar su arma de fuego, el policía debe prestar especial atención al entorno; en par-
ticular verificar que no se ponga en riesgo la vida o la integridad física de las personas. Por
el contrario, cuando los delincuentes disparan sus armas, no toman en cuenta ninguna de
estas limitaciones técnicas (balas perdidas). Incluso el hecho de que la policía deba ocu-
parse de atender a las personas heridas por ellos puede facilitarles su fuga. Recuerde que,
como prioridad, el policía debe asegurar su vida y la de los demás antes de ocuparse de la
captura de los infractores.

Cuando las consecuencias de disparar su arma


de fuego puedan ser más graves que el objetivo
legal buscado, es recomendable para el policía
abstenerse de disparar.
Nunca realice disparos innecesarios (al aire o al suelo) o inadecuados (cerca de multitudes).
Tome en cuenta que una bala perdida puede herir gravemente o matar a una persona ino-
cente. Sólo utilice el arma de fuego en los casos previstos en este manual.

2. Normas de seguridad
Si alguien le entrega una pistola o revólver, o lo recoge usted, examínelo para asegurarse
de que no está cargado. Si es una pistola automática, quite el cargador, deslice hacia atrás
la guía (corredera) y verifique; si se trata de un revólver, haga desviar el cilindro (tambor)
hacia fuera y saque el vástago extractor.

Nunca manipule, apunte o mire por el punto de mira de un arma de fuego sin abrirla y ase-
gurarse completamente de que no está cargada. No haga esta operación con prisa, mire de
nuevo para asegurarse de que no ha cometido un error.

Siempre hay que suponer que un arma de fuego


está cargada
No confíe nunca en las palabras de quienes le digan que estádescargada.
Nunca apunte un arma de fuego, cargada o descargada, hacia nadie o hacia nada, a menos
que pretenda disparar.
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Mantenga el arma apuntando en dirección segura con el dedo fuera de la cola del dispara-
dor hasta haber alineado la mira con su blanco y estar seguro de disparar.

Durante las prácticas, no dispare nunca a la superficie del agua ni a una superficie plana y
dura, bien sea horizontal o en ángulo, pues el proyectil puede rebotar.

Antes de dejar el arma fuera de su control inmediato, asegúrese de que esté descargada y
de que no contiene balas o cartuchos (no guarde arma y munición juntos). No la deje de
forma que pueda ser manipulada, utilizada o robada. En lo posible, manténgala bajo llave.

3. Destrezas
Como una cuestión previa, es importante que el efectivo policial conozca sus destrezas,
habilidades y características personales:

• Mano fuerte
Se entiende como mano fuerte la de mayor dominio o habilidad.

• Ojo dominante
Es aquél que trasmite mayor imagen al cerebro, aun cuando se mantenga los dos
ojos abiertos. La manera práctica de reconocerlo es fijando la vista a un punto a
través del dedo pulgar estirado, cerrando alternadamente los ojos. El ojo dominante
será aquél que permita visualizar el pulgar y el punto en una sola línea.

4. Fundamentos básicos
a. Empuñamiento
Es la forma en que se sujeta el arma. La mano fuerte forma una “V” con el pulgar y el
índice, la empuñadura del arma descansa en la palma de la mano con la “V” colocada lo
más alto posible en la espiga (base alta de la empuñadura de la pistola o revólver).
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• El dedo índice descansa a lo largo del armazón, por encima del guardamonte y por
debajo de la corredera (conjunto móvil o tambor).
• Los tres dedos restantes de la mano fuerte rodean firmemente la empuñadura.
• El pulgar de la mano fuerte yace a lo largo del armazón por encima de la empuña-
dura y por debajo de la corredera.
• La mano débil envuelve con firmeza los dedos de la mano fuerte, paralelamente a
tierra.

El pulgar de la mano débil descansa paralelamente y por debajo del pulgar de la mano
fuerte, con la base del pulgar (palma) firmemente en contacto con la empuñadura.
b. Posición del cuerpo.
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 Independientemente de la cober-
tura, la mejor posición es aquella
en la que el tirador puede dispa-
rar con mayor eficiencia el arma y
sentirse razonablemente cómodo.
Si bien la incomodidad o tensión
extremas tienden a aumentar los
errores en los disparos, una posi-
ción relajada puede evitar la recu-
peración del retroceso en un rápi-
do fuego de acción doble.

La cabeza ha de estar erguida lle-


vando el arma a la línea de visión
en vez de bajar la cabeza para ali-
nearla con las miras. El brazo fuerte
debe estar totalmente extendido
mientras que el brazo débil está
doblado por el codo.

La tensión isométrica se consigue


empujando hacia delante con el
brazo fuerte y tirando hacia atrás con el débil. Los pies se colocarán en posición de
boxeo, con el pie débil delante, a la anchura de los hombros a partir del pie fuerte. El
peso del tirador se distribuye por igual entre ambos pies. Las rodillas pueden inclinarse
ligeramente pero hay que evitar agacharse.

Esta posición exige disparar transversalmente al cuerpo y se denomina posición wea-


ver. Esta posición la adoptan casi instintivamente todos los tiradores mientras están
arrodillados y es fácil de utilizar cuando se dispara detrás de barricadas. Además, pone
las miras del arma unos cuantos centímetros más cerca de la cara del tirador permi-
tiendo una alineación mejor y más rápida de las miras.
c. Alineación de las miras.
Es la proyección visual de la mira anterior (guión) y la mira posterior (alza). La alineación
apropiada de las dos miras significa que la parte superior de la mira anterior está nivelada
con la parte superior de la mira posterior y que hay igual cantidad de espacio o “luz”.

Al realizar el disparo ambos ojos deben permanecer abiertos, en la medida de lo posible.

d. Control de la respiración
El control de la respiración por parte del tirador contribuye a la perfecta estabilidad del
cuerpo y ésta a la estabilidad del arma.
115
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Comando General de la Policía Nacional

En efecto, el brazo que sostiene el arma sigue los movimientos naturales de la caja
torácica producidos por la respiración. Para contrarrestar este fenómeno, que produ-
ce efectos negativos en el momento del disparo, el tirador debe necesariamente blo-
quear la respiración durante la fase de puntería y de la salida del disparo.

Cuando se apunta el brazo en dirección del blanco, el tirador debe inspirar normal-
mente. Cuando el arma está perfectamente apuntada debe espirar más o menos la
mitad del aire y bloquear la respiración durante la fase de la presión del dedo sobre
la cola del disparador. Esto último tiene que hacerlo en un tiempo no superior a los 8
segundos. Después el tirador debe disparar en una situación de apnea.

La suspensión de los movimientos respiratorios no debe superar el límite de tiempo


señalado para evitar que el tirador se encuentre sin oxígeno, lo que produciría una
percepción no clara de los conjuntos de puntería.

Si se verifica este tipo de situación negativa, el tirador, en lugar de arriesgar el llamado


“golpe de dedo”, debe interrumpir totalmente la acción y regresar a la posición inicial,
tratando de obtener una relajación total y sin mirar el blanco.

e. Control de la cola del disparador (gatillo)


Es importante el contacto suave y en progresión leve de fuerza para efectuar el disparo
con una proyección de adelante hacia atrás, en forma recta, evitando así que se jale el
arma hacia los lados por la mala presión del dedo sobre el disparador. Es recomenda-
ble hacerlo con la primera falange.

Para conseguir una buena técnica del disparo es necesario mucho ejercicio, con prue-
bas continuas de tiro sin cartuchos, a fin de memorizar la presión necesaria para utili-
zar su propia arma.
116
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

5. Posiciones básicas con el arma de fuego


(Consultar también CD interactivo)
La posición que el policía debe adoptar al portar y sostener su arma de fuego, está rela-
cionada con las circunstancias de la intervención y con la evaluación del riesgo que se
enfrente.

a. Posición de entrevista
Adoptando una posición normal, es aquella en la que el efectivo policial se encuentra
con el arma enfundada, manteniendo las manos en forma pasiva, y no amenazadora,
en frente del abdomen, lo que le permitirá acceder rápidamente al equipamiento que
porta.

b. Posición de contacto
La mano débil sobre la hebilla de la armadura o ligeramente por encima de ella. La
mano fuerte en la empuñadura del arma, el pulgar abre el botón del seguro de la fun-
da, el índice extendido a lo largo de la parte exterior de la funda, los dedos restantes
alrededor de la empuñadura de la pistola o revólver.

a b

c. Posición preventiva (posición SUR)


La mano fuerte desenfunda el arma empuñándola correctamente y llevándola a la
altura superior del abdomen con la boca del cañón ligeramente hacia abajo. Pueden
adoptarse las posiciones expuesta o cubierta, dependiendo de las circunstancias de la
intervención (más ostensiva o más discreta).

d. Posición de alerta
Ante la inminencia de una amenaza, pero desconociendo su proximidad, se adopta la
siguiente posición: se desenfunda el arma llevándola a la altura del pecho, debiendo
ésta permanecer lo más cerca del cuerpo, con la boca del cañón ligeramente hacia
abajo, listo para alinear con la vista y efectuar el disparo.
117
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

c c

d e

e. Posición de potencial disparo


Se desenfunda el arma extendiendo los brazos hacia el objetivo, apuntando directa-
mente a la parte central del cuerpo del agresor. La presentación del arma (imagen de
tiro) no debe durar más que fracciones de segundo. La evaluación de la amenaza a la
vida o a la integridad determinará si existe la necesidad de disparar.

Después de disparar, el efectivo policial deberá verificar que no existan otras ame-
nazas y adoptará la posición de alerta, evaluando su zona de responsabilidad ante
posibles amenazas adicionales.

La posición que debe adoptar el efectivo policial responde a la evolución del riesgo
que se enfrente y no necesariamente debe seguir la secuencia descrita.

Asimismo, el arma nunca se enfunda sin hacer antes una verificación en la posición
preventiva, con la finalidad de comprobar que el arma esté asegurada (despejando
munición de la recamara, revisando el seguro). Esto también refuerza la evaluación de
la situación que se enfrenta antes de enfundar definitivamente el arma.

“No basta que el policía sepa disparar, más importante es saber cuándo y cómo hacer-
lo, porque muchas veces son los procedimientos policiales correctos y no los disparos
los que preservan la vida y solucionan los problemas”. (N. Giraldi)
118
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

“Nada es más importante que la vida,


comenzando por la suya”

6. Procedimientos para el empleo del arma de fuego


a. Marco legal
Ley Orgánica de la Policía Nacional

Art. 56. El empleo de armas por parte del policía, debe ser motivado por la exigencia
del cumplimiento de la ley luego de haberse agotado todos los medios disponibles y
realizadas las persuasiones y prevenciones reglamentarias.

Art. 57. Cuando existan víctimas fatales por efecto del uso de armas, se debe levantar
el proceso correspondiente a fin de establecer las responsabilidades del caso.

Art. 58. El uso indebido de las armas dará lugar al proceso administrativo pertinente y
al juicio penal a que diera lugar el caso.

Código Penal
Art. 11. Causas de Justificación. Está exento de responsabilidad:
I. Legítima defensa. El que en defensa de cualquier derecho, propio o ajeno, rechaza
una agresión injusta y actual, siempre que hubiere necesidad racional de la defensa
y no existiese evidente desproporción del medio empleado.

II. Ejercicio de un derecho, oficio o cargo, cumplimiento de la ley o de un deber. El


que en el ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo, cumplimiento de la ley o
de un deber, vulnera un bien jurídico ajeno.

El exceso en las situaciones anteriores será sancionado con la pena fijada para el delito
culposo. Cuando ese exceso provenga de una excitación o turbación justificables por
las circunstancias concomitantes en el momento del hecho, estará exento de pena.

Código de Procedimiento Penal


Art. 296. Aprehensión. En los casos que este Código autoriza aprehender a los impu-
tados, los miembros de la Policía deberán cumplir con los siguientes principios básicos
de actuación:

1. Hacer uso de la fuerza sólo cuando sea estrictamente necesario.

2. No utilizar armas, excepto cuando:


• Haya resistencia que ponga en peligro la vida o la integridad física de las personas.
119
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

• En caso de fuga resulten insuficientes las medidas menos extremas para lograr la
aprehensión del imputado, previa advertencia sobre su utilización y siempre que
durante la fuga el presunto infractor ponga en riesgo real inminente y actual la vida
de las personas.

Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego


por los Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley

Disposiciones generales

Principio 4. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, en el desempeño


de sus funciones, utilizarán en la medida de lo posible medios no violentos antes de
recurrir al empleo de la fuerza y de armas de fuego. Podrán utilizar la fuerza y armas de
fuego solamente cuando otros medios resulten ineficaces o no garanticen de ninguna
manera el logro del resultado previsto.

Principio 5. Cuando el empleo de las armas de fuego sea inevitable, los funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley:

a. Ejercerán moderación y actuarán en proporción a la gravedad del delito y al objeti-


vo legítimo que se persiga;
b. Reducirán al mínimo los daños y lesiones y respetarán y protegerán la vida humana;
c. Procederán de modo que se presten lo antes posible asistencia y servicios médicos
a las personas heridas o afectadas
d. Procurarán notificar lo sucedido, en el menor tiempo posible, a los parientes o ami-
gos íntimos de las personas heridas o afectadas.

Principio 6. Cuando al emplear la fuerza o armas de fuego los funcionarios encarga-


dos de hacer cumplir la ley ocasionen lesiones o muerte, comunicarán el hecho inme-
diatamente a sus superiores, de conformidad al principio 22.

Principio 8. No se podrá invocar circunstancias excepcionales tales como la inestabili-


dad política interna o cualquier otra situación pública de emergencia para justificar el
quebrantamiento de estos Principios Básicos.

Disposiciones Especiales

Principio 9. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley no emplearán armas


de fuego contra las personas salvo: en defensa propia o de otras personas, en caso de
peligro inminente de muerte o lesiones graves; o con el propósito de evitar la comisión
de un delito particularmente grave que entrañe una seria amenaza para la vida; o con
el objeto de detener a una persona que represente ese peligro y oponga resistencia
a su autoridad, o para impedir su fuga, y sólo en caso de que resulten insuficientes
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

las medidas menos extremas para lograr dichos objetivos. En cualquier caso, sólo se
podrá hacer uso intencional de armas letales cuando sea estrictamente inevitable para
proteger su vida.

Principio 10. En las circunstancias previstas en el principio 9, los funcionarios encarga-


dos de hacer cumplir la ley se identificarán como tales y darán una clara advertencia
de su intención de emplear armas de fuego, con tiempo suficiente para que se tome
en cuenta; salvo que al dar esta advertencia se pusiera indebidamente en peligro a los
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, se creara un riesgo de muerte o daños
graves a otras personas, o que esta advertencia resulte evidentemente inadecuada o
inútil dadas las circunstancias del caso.

b. Uso del arma de fuego


Los verbos “usar” o “emplear” armas de fuego deben ser entendidos como sinónimos
y ambos corresponden a una variedad de opciones que el policía puede adoptar con
su arma sin necesariamente dispararla. Las diversas posiciones que se adoptan con el
arma corresponden a niveles diferentes de percepciones de fuerza de la intervención.

El policía puede usar el arma de fuego en los niveles preventivo y reactivo:

En el nivel preventivo, el arma funciona como una demostración de fuerza con inten-
ción disuasiva y, al mismo tiempo, permite que el policía esté listo para defenderse de
un eventual ataque. El hecho de que el policía, mientras verbaliza, lleve sus manos al
arma (posición de contacto) demuestra al intervenido un grado de fuerza más eleva-
do que el que se demostraría si se le siguiera hablando con las manos libres. De igual
manera, un efecto fuertemente disuasivo puede ser logrado cuando se está intervi-
niendo con el arma en posición baja (posición preventiva) y se decide apuntarla. En
estas situaciones se está “usando” o “empleando” el arma, operando preventivamente;
esto es, sin dispararla.

El nivel reactivo corresponde al disparo del arma, que es el grado más elevado de “uso
del arma de fuego” debido al efecto potencialmente letal que representa. El policía so-
lamente puede disparar su arma contra personas en defensa de su vida o la de otros.

En el caso de las armas de largo alcance, para la definición de los diferentes grados del
“uso de arma de fuego”, se aplicarán las mismas reglas abajo mencionadas, haciéndose
la respectiva correspondencia entre sus posiciones básicas y la clasificación mayor o
menor de nivel de fuerza.

Se considera que el policía hace “uso” o “empleo” de arma de fuego cuando:


i. Nivel preventivo:
1. Con el arma aún en la funda, sujeta su empuñadura como si estuviera listo a desen-
fundarla (posición de contacto);
121
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

2. Con el arma desenfundada, la sostiene a la altura del abdomen y con el cañón diri-
gido hacia abajo (posición preventiva);
3. Con el arma desenfundada, la sostiene a la altura del pecho, con el cañón dirigido
hacia abajo, listo para alinear con la vista y apuntar el arma hacia el blanco (posición
de alerta);
4. Con el arma desenfundada, extiende los brazos hacia el objetivo, apuntando direc-
tamente al centro del cuerpo del agresor (posición de potencial disparo).

ii. Nivel reactivo:


1. Dispara el arma de fuego contra una persona, independientemente del tipo de mu-
nición que utilice (incluso de goma, caucho o similar) o de que la persona resulte
herida o muerta.
2. Dispara el arma en cualquier otra situación operacional (disparo táctico).

No se considerará “uso” o “empleo” de arma


de fuego el solo hecho de portar el arma como
parte del equipo policial.
Tampoco se considerará “uso” o “empleo” del
arma de fuego a los disparos accidentales o no
intencionales de los efectivos policiales.

c. Procedimiento
El efectivo policial, antes de disparar su arma de fuego seguirá el siguiente procedi-
miento:
1. Identificarse plenamente como policía, incluso cuando esté uniformado.
¡Alto, policía! o ¡Es la policía!

2. Dar al presunto infractor una clara advertencia de su intención de disparar su arma de


fuego, proporcionándole tiempo suficiente para que lo entienda y tome una decisión.
• ¡Arroje el arma! o ¡Suelte el arma!
• ¡No se mueva! o
• ¡No intente reaccionar, estamos armados y podemos disparar!

Estos procedimientos no se ejecutarán si:


• Su práctica crea un riesgo de muerte o lesiones graves para los efectivos policiales u
otras personas.
• La advertencia resulta evidentemente inadecuada o inútil, dadas las circunstancias
del caso. (PB 10; 11e)
122
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

El uso del arma de fuego contra las personas es excepcional, la regla general es no
emplearla. Constituye la última opción cuando otros medios resulten ineficaces o no
garanticen, de ninguna manera, el desempeño del deber policial. (PB 9)

El policía está autorizado a usar su arma en los siguientes casos:

• Para defender su integridad o la de otras personas en caso de amenaza inminente


de muerte o lesiones graves (interrumpir lo que ya está ocurriendo).
• Para evitar la comisión de un delito particularmente grave que entrañe una seria
amenaza para la vida (prevenir para que no ocurra).
• Para detener a una persona que represente peligro (inminente) de muerte o lesio-
nes graves y que oponga resistencia a la autoridad del policía, o para impedir la
fuga de esta persona (sólo cuando, durante la fuga, se esté poniendo en peligro
inminente de muerte o lesiones graves a alguien).

En cualquier caso, el policía sólo podrá disparar


su arma cuando sea estrictamente necesario
para proteger una vida.
Si las circunstancias que enfrenta el efectivo policial así lo permiten, éste deberá prio-
rizar el disparo selectivo en determinada zona del cuerpo, con la finalidad de reducir al
mínimo las lesiones y sin poner en riesgo su seguridad, teniendo en cuenta la intensi-
dad y peligrosidad de la agresión, así como el objetivo legítimo que se persigue.

Cuando se hayan producido heridos como consecuencia del disparo de armas de fue-
go, se procederá al auxilio inmediato y, de ser necesario, a la evacuación para la asis-
tencia por personal médico. (PB 5c)

El jefe o superior responsable de la unidad a la que pertenece el policía que intervino


deberá hacer todo lo posible para identificar, ubicar y notificar lo sucedido a los fami-
liares de los heridos o muertos (incluso policías), en el menor tiempo posible. (PB 5d)

El efectivo policial que hace uso del arma de fuego contra personas deberá comunicarse
verbal e inmediatamente con sus superiores y luego mediante un Informe Policial en el
que detallará los motivos de intervención, uso del arma de fuego y sus consecuencias, así
como las medidas adoptadas con posterioridad a su empleo. (PB 5c, d; 6; 22)

Los policías no podrán alegar obediencia a órdenes superiores si tenían conocimiento


de que éstas eran manifiestamente ilícitas. En caso se hayan ejecutado, también serán
responsables los superiores que dieron dichas órdenes. Estos últimos tendrán respon-
sabilidad además si han conocido el uso ilícito de la fuerza o armas de fuego por los
123
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

policías a sus órdenes, sin adoptar las medidas necesarias para impedir, eliminar o de-
nunciarlo. (PB 26; 24)

Los efectivos policiales no serán objeto de ninguna sanción penal o administrativa


disciplinaria cuando, en cumplimiento del Código de Conducta y los Principios Básicos
sobre el Empleo de la Fuerza y de las Armas de Fuego, se nieguen a ejecutar una orden
ilegal de empleo de la fuerza o armas de fuego, o denuncien ese empleo ilegal por
parte de otros policías. (PB 25; CC 8)

d. Circunstancias especiales

I. Vigilancia de personas privadas de su libertad (reclusos)


Salvo en circunstancias especiales, los agentes que desempeñan un servicio en con-
tacto directo con los presos no estarán armados. Por otra parte, no se confiará jamás
un arma a un miembro del personal sin que éste haya sido antes adiestrado en su
manejo. (Art. 54.3 RMTR)

El personal de seguridad interior no podrá portar armas y únicamente empleará la


fuerza física indispensable, siempre que el orden y la obediencia no puedan ser logra-
dos por otros medios. (Art. 69 Ley de Ejecución Penal y Supervisión)

El personal de seguridad exterior únicamente podrá usar armas de fuego para prevenir o
evitar evasiones y para proteger la vida e integridad del personal penitenciario o de los in-
ternos, siempre que no existan otros medios menos lesivos para prevenir o conjurar el peli-
gro. El uso de armas de fuego será precedido de las advertencias necesarias. Únicamente si
persiste la desobediencia y la gravedad del caso lo justifica (el fugado pone en peligro real,
inminente y actual la vida de terceros), se podrá disparar a los involucrados, evitando en lo
posible lesionar sus partes vitales. (Art. 73 Ley de Ejecución Penal y Supervisión)

II. Disparos con munición “menos letal”


Son los disparos de arma de fuego en los que se utiliza munición especial (bala de
goma, caucho o similar) y que se emplean generalmente en operaciones de mante-
nimiento del orden público y control de motines. Las reglas para el disparo con estas
municiones no son tan restrictivas como las que se aplican a las municiones conven-
cionales (“sólo en defensa de la vida”).

Su diseño y finalidad permiten emplearlas en situaciones como las mencionadas,


cuando el nivel de fuerza a ser aplicado sea menor al que se aplicaría usando municio-
nes convencionales.

En estas situaciones el policía debe tener en cuenta las posibles consecuencias de dis-
parar (riesgos) y su responsabilidad en la protección de la vida de otras personas, por
ello, deberá considerar lo siguiente:
124
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

• Las especificaciones técnicas para su uso, sistemas de disparo, distancias en que se


puede disparar con seguridad, trayectoria del o de los proyectiles, efectos en am-
bientes cerrados (rebotes), entre otros.
• Los disparos efectuados con este tipo de municiones (incluso por tiradores experi-
mentados) tienen poca precisión.
• Evitar disparos directos contra las partes más sensibles del cuerpo, principalmente
las zonas de mayor riesgo en las que se pueden originar lesiones: cabeza, ojos, oí-
dos, etc.
• No concentrar los impactos en una sola persona o en una zona determinada de su
cuerpo.
• Tener en cuenta que el riesgo de un efecto letal o de lesiones graves sigue existien-
do, pero en un nivel menor del que existiría si se utilizasen las municiones conven-
cionales para armas de fuego.

III. Disparos tácticos


Son aquéllos que la policía realiza en el desarrollo de sus operaciones para obtener
una ventaja táctica y que no están dirigidos contra personas. Dentro de esta categoría
se pueden considerar los disparos efectuados con la finalidad de brindar cobertura a
los camaradas, disminuir la luminosidad de una lámpara, abrir o romper la cerradura
de una puerta u otros de la misma naturaleza. El personal que los realiza debe tener
especial cuidado en no poner en riesgo su integridad o la de otras personas.

IV. Disparos desde o contra vehículos en movimiento


La regla es no usar el arma de fuego en estas intervenciones. Sin embargo, existen
algunas circunstancias en las que la vida del policía o la de terceros se encuentran
en grave e inminente riesgo y estos disparos representan la única opción para que se
cumpla con el deber policial.

En estas situaciones el policía debe tener en cuenta las posibles consecuencias de dis-
parar (riesgos) y su responsabilidad en la protección de la vida de otras personas. Por
ello, deberá considerar lo siguiente:

• Los disparos tiene poca eficacia en la inmovilización de un vehículo y los proyectiles


podrían rebotar (en el motor o neumáticos) o atravesar el vehículo y convertirse en
“balas perdidas”.
• Si el conductor es impactado, existe un alto riesgo de que el vehículo quede fuera
de control.
• Los disparos efectuados (incluso por tiradores experimentados) desde el vehículo
policial cuando está en movimiento tienen muy poca precisión.
• Existe la posibilidad de que víctimas (rehenes) se encuentren en la parte posterior
(maletera, cajuela) del vehículo que se persigue.
• Los disparos efectuados por la policía tienden a provocar una misma respuesta (dis-
125
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Comando General de la Policía Nacional

paros) por parte de los intervenidos, incrementando aún más el riesgo hacia otras
personas (principalmente en áreas urbanas). Lo más recomendable es alejarse del
vehículo en fuga y, sin perderlo de vista, adoptar medidas operacionales para obs-
truirle el paso. Se recomienda solicitar refuerzo a otras unidades policiales para que
puedan intervenir con más seguridad.

No se debe disparar contra un vehículo para inmovilizarlo solamente porque éste des-
obedeció una orden o una señal del policía para detenerse.

V. Disparos de advertencia
La regla es no usar el arma de fuego con esta finalidad. Cuando el policía dispara su
arma no lo hace para advertir o asustar, lo hace para interrumpir, de inmediato, una
agresión en contra de su vida o la de terceros. Los policías no deben disparar sus armas
de fuego para hacer valer sus advertencias. Sin embargo, existen algunas circunstan-
cias en las que la vida del policía o la de terceros se encuentran en grave e inminente
riesgo y estos disparos representan la única opción.

En estas circunstancias, el policía debe tener en cuenta las posibles consecuencias de


disparar (riesgos) y su responsabilidad en la protección de la vida de otras personas.
Por ello, deberá considerar lo siguiente:

• En los disparos hechos al aire, las balas retornan al suelo con fuerza suficiente para
originar graves lesiones o muerte. Asmismo, en los disparos hechos al suelo o a las
paredes, las balas pueden rebotar con las mismas consecuencias.
• Estos disparos pueden inducir a error a otros policías, haciéndoles pensar que están
siendo atacados.
• Los disparos efectuados por la policía tienden a provocar la misma respuesta (dis-
paros) por parte de los intervenidos, incrementando aún más el riesgo hacia otras
personas.

VI. Disparos contra animales


Los policías podrán disparar contra animales en las siguientes circunstancias:

• Cuando el animal se encuentra fuera de control y representa un grave e inminente


riesgo contra las personas o la propiedad, teniendo en cuenta que un animal herido
puede ser incluso más peligroso.
• Cuando el animal está en una en una condición en la cual necesita ser sacrificado
para evitar su sufrimiento innecesario y no se encontrara cerca un veterinario u otra
persona que pueda realizar esa tarea.

En ambos casos, antes de disparar, el policía deberá garantizar la seguridad del públi-
co, procurando emplear municiones o armas especiales para este fin.
126
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

e. Procedimiento después del empleo del arma de fuego


Cualquier disparo de arma de fuego en situación diferente del entrenamiento, sea
intencional o no, debe ser reportado por el policía que lo efectuó a su superior inme-
diato o jefe.

Cuando el disparo haya causado lesiones o muerte de personas, el superior inmediato,


sin descuidar las medidas de asistencia pertinentes, deberá promover las siguientes
acciones:

1. Reportar el hecho a la autoridad judicial correspondiente (PB 22).


2. Iniciar una inmediata investigación de los hechos y circunstancias del empleo del
arma, bajo los siguientes parámetros generales (PB 6, 11):
• Promover el correcto manejo y preservación de la escena de los hechos;
• Recolectar las armas y municiones de todo el personal policial involucrado;
• Notificar al personal de la FELCC;
• Notificar el hecho al personal de Responsabilidad Profesional para la correspon-
diente investigación de los hechos.

3. Promover la asistencia médica en la atención de las posibles secuelas que sufra el


personal policial como consecuencia de la intervención. (PB 5c).
4. Promover que los efectivos policiales afectados reciban la debida asistencia psicoló-
gica que les permita superar los efectos traumáticos de la situación vivida. (PB 21)
5. Brindar información objetiva a los familiares y a los medios de prensa explicando
que los detalles del hecho se encuentran en investigación.
6. Atenuar la tensión de la comunidad donde se suscitó el hecho.
7. Nombrar un oficial de enlace con la familia de las personas afectadas; incluso con la
de los policías, si fuera el caso. (PB 5d)

E. LINTERNA
1. Generalidades
Imagínese usted, policía, ingresando a una casa, con la información de la posible presencia
de infractores armados en el local. Después de tomar todos los recaudos y las medidas
de abordaje a instalaciones, llega el momento de usted ingresar y lo hace con los ojos
cerrados. Esa situación parece absurda, pero ocurrirle mismo efecto puede producirse en
los abordajes policiales en situaciones de baja iluminación sin el uso de medios auxiliares
como las linternas y los visores nocturnos.

Guardando las distancias, la dificultad es prácticamente la misma, pues tenemos que tan-
tear las paredes, procurando no caer, chocar o tropezar con algún objeto. Cualquier ruido,
127
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por bajo que sea, llamará nuestra atención, muchas veces en la dirección errada, cuando
nuestra atención debe estar centrada en la posible presencia de un sospechoso.

El ojo humano, al contrario de algunos animales, no trabaja bien en ambientes de baja


luminosidad. En locales de buena iluminación la pupila se contrae, disminuyendo la cap-
tación de luz; en cambio, donde existe poca iluminación, la pupila se dilata y permite una
mayor captación de luminosidad. Por esto es necesario que, al pasar de un ambiente ilu-
minado a uno que tenga poca iluminación, el policía aguarde algunos minutos antes de
iniciar el procedimiento.

La utilización de los medios auxiliares es importante y el policía debe tener un conocimien-


to mínimo del recurso a ser utilizado. Los visores nocturnos, además de ser demasiado
caros, restringen el movimiento, la visión periférica y la capacidad de visión del policía.
Los apuntadores láser ayudan en la puntería, mas son ineficaces para iluminar el camino a
ser recorrido y la identificación de acción del sospechoso. La misma situación ocurre con
las miras luminosas, que auxilian solamente en la visión, especialmente para armas cortas.

La linterna continúa siendo el recurso más eficaz para las actuaciones en locales donde
exista poca o nula iluminación. Posee cinco utilidades principales:
• Iluminar el lugar a ser abordado.
• Identificación de las personas.
• Auxiliar en la puntería.
• Como recurso de incapacitación temporal a través del ofuscamiento de la visión del
sospechoso (iluminar directamente a los ojos).
• Señalización.

Existen diversos modelos de linternas, las linternas tácticas son las más recomendables
para las actividades policiales, pues son mucho más potentes y de fácil manejo. Las indivi-
duales generalmente son accionadas por atrás y en aquellas acopladas al armamento, los
accionadores están fijados al armazón.

En cuanto a las técnicas de empleo de la linterna, las actuales toman en cuenta el concepto
táctico del “tercer ojo”, en el que el cañón del arma acompaña a la dirección en que estamos
viendo. En este caso, la linterna pasa a ser un “cuarto ojo”; es decir, para el lado que estuvie-
re viendo, estará apuntando el arma y la linterna.

2. Posiciones
Se recomienda las siguientes posiciones tácticas, para el empleo de la linterna:
a. Apoyo sobre el brazo.
b. Manos paralelas.
c. Manos separadas.
128
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
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Independientemente del método o técnica


a utilizar, es conveniente que la linterna
no quede encendida todo el tiempo, pues a
través de la luz puede delatar la posición del
policía y el sospechoso podrá dirigir mejor su
reacción. En cambio, debe ser encendida y
apagada alternativamente y cuando se dispara
se alumbrará a los ojos del agresor, para
deslumbrarlo y poder ser más efectivos.
130
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

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Comando General de la Policía Nacional
131

Cuarta
parte
132
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

〉〉 CAPÍTULO I
TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN POLICIAL

A. GENERALIDADES
La intervención o abordaje policial a un sospechoso es una situación de riesgo. Por más
simple que puedan parecer, usted debe estar siempre alerta, identificando los riesgos po-
tenciales, evaluando sus posibilidades y controlando cualquier amenaza que aparezca.

Es fundamental para su defensa y protección, así como la de sus compañeros, que usted
esté en un estado apropiado de alerta y piense tácticamente en términos de Área de segu-
ridad, Área de riesgo, Punto de atención y Punto caliente.

Piense proactivamente (adelantarse a la situación), utilizando abrigos y coberturas en vez


de exponerse, tomando una distancia prudente y manteniendo un riguroso control sobre
las manos del sospechoso.

Siempre que sea posible, asegúrese que ninguna intervención sea realizada sin un pla-
neamiento previo. Incluso al pensar anticipadamente, usted está planeando y preparando
respuestas para aplicarlas en ese momento.

Al evaluar la situación, considere respuestas que recorran la escala progresiva del uso de
la fuerza.
133
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A pesar que sus respuestas serán producto de las actitudes del sospechoso, insista en la
persuasión y la verbalización en todo momento, como una alternativa para reducir la nece-
sidad y la intensidad del uso de la fuerza aplicada. La fuerza letal es una medida extrema y,
siempre que fuera posible, debe ser evitada. Un buen número de intervenciones pueden
ser resueltas a través de la verbalización, por eso es bueno desarrollar habilidades para
comunicarse claramente y sin agresividad.

Para tal efecto, es necesario que el policía esté preparado profesionalmente y motivado
para el desarrollo adecuado de actitudes, habilidades, confianza, espíritu de equipo posi-
tivo, liderazgo eficaz y la ejecución de tácticas operacionales; aspectos que deben formar
parte de su instrucción y entrenamiento.

Con el uso correcto de las tácticas y técnicas adecuadas, el efectivo policial podrá minimi-
zar los factores adversos y obtener grandes ventajas, previniendo así agresiones y esta-
bleciendo perímetros de seguridad y proyectando el procedimiento policial a emplear en
base a la apreciación inicial del riesgo o la amenaza, lo que disminuye la posibilidad de ser
sorprendido por el o los intervenidos.

Los procedimientos de la intervención policial propiamente dicha (identifica¬ción, reduc-


ción, inmovilización y registro o cacheo) deberán efectuarse siempre en la zona de segu-
ridad. El efectivo policial jamás ingresará al área de riesgo si ésta no ha sido debidamente
controlada.

El armamento y equipo que porta el policía para el servicio debe ser utilizado en defensa
y protección de las personas y la sociedad, empleándolos solamente ante una acción vio-
lenta de parte de los infractores o intervenidos y no como una demostración de fuerza en
su inter¬vención. Para ello debe establecer necesariamente prioridades de seguridad en
cuanto a la protección de la integridad física y la vida, teniendo como prioridad a la víctima
o público, la seguridad del propio efectivo policial y la de sus compañeros, y finalmente la
del propio infractor.

Se debe tener siempre presente que no existen dos intervenciones iguales, por lo tanto,
se hace imposible diseñar una “situación modelo” para todos los casos. Sin embargo, los
principios básicos que deben regir las intervenciones, además del entrenamiento, la expe-
riencia y la iniciativa, hacen posible una adaptación a cada situación particular.

Las personas, inclusive los infractores, quieren ser tratadas con dignidad; algunas pueden
reaccionar inclusive físicamente para lograr ese trato. Al confrontarse con un sospechoso,
usted coarta no sólo su libertad sino también afecta su ego, uno de los componentes psi-
cológicos más importantes. Cuando el policía ejerce su autoridad sobre el sospechoso para
obligarlo a cumplir su voluntad, automáticamente lo disminuye. Si usted se comporta de
un modo dominante, insultante, despreciativo o con acciones que dejan al sospechoso sin
opciones o lo hacen parecer cobarde frente a las personas que son importantes para él,
134
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

hará que piense que la violencia es la única forma de defender su ego. Esta opción puede
ser evitada si usted comprende esto y actúa con perspicacia, manipulando la dinámica
humana del comportamiento.

Es comprensible que el ciudadano, al ser abordado o intervenido por la policía (por ser
considerado sospechoso), se oponga, intente argumentar y cuestionar la acción policial.
Este comportamiento, al principio, no debe ser considerado como una resistencia, desaca-
to o desobediencia. El policía debe saber identificar el límite entre esa natural oposición y
la acción de verdadera resistencia o desacato a la autoridad.

Algunas actitudes de los policías son irrespetuosas y alientan la falta de respeto y la violen-
cia. Las posturas poco profesionales (por ejemplo, piernas abiertas y manos a la cintura o
brazos cruzados), acercarse demasiado, “gritarle a la cara”, son irresponsables descompos-
turas que lo harán más lento y vulnerable físicamente, pudiendo ser fácilmente agredido,
derrumbado y desarmado. Además de eso, tal comportamiento se presenta extremada-
mente amenazador para el sospechoso. Si interviene a un infractor de esa forma, con segu-
ridad estará al frente de un individuo hostil.

Cuando la persona a ser intervenida ve una postura que denote agresividad, él también,
con seguridad, adoptará un comportamiento igual o equivalente para confrontarlo. Al
aproximarse demasiado a una persona, invade su “espacio personal”, que es un espacio
psicológicamente reservado para familiares y personas íntimas. Invadiendo ese espacio,
es probable que provoque en el sospechoso el deseo de alejarse, huir o defenderse de esa
“invasión”. Obviamente, existen situaciones en que usted precisará estar más próximo al
sospechoso: al reducirlo, registrarlo o enmanillarlo.

1. Hábitos de actuación
El hábito se puede definir como una disposición adquirida y duradera que facilita una for-
ma de comportamiento o de reacción. El hábito permite que no tengamos que pensar
demasiado ante circunstancias parecidas y representa un ahorro considerable de energías
fisiológicas y psicológicas. En nuestra vida cotidiana, hacemos uso de numerosos hábitos
como, por ejemplo, al conducir un vehículo. Si no fuera así, prácticamente seria imposible
hacerlo, nadie necesita recordar constantemente donde esta el freno, o como cambiar la
caja; son acciones que surgen de forma casi inconsciente. Estos hábitos adquiridos sirven,
además, para conducir vehículos similares en diferentes situaciones. Como este ejemplo
podemos encontrar miles.

Existen hábitos positivos y negativos, todo depende


de su pertinencia y eficacia. No todo hábito
que de un resultado bueno es un hábito positivo.
135
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Comando General de la Policía Nacional

2. Los hábitos en el trabajo policial


Hemos dicho que los hábitos ayudan a no tener que pensar demasiado ante circunstancias
parecidas (no iguales, porque en el trabajo policial no existen), lo que supone una econo-
mía considerable de energías psicofísicas.

Volviendo al ejemplo del conductor y sus hábitos, en la conducción intervienen muchos


factores: la calzada, el vehículo, las condiciones atmosféricas, el estado anímico del con-
ductor, etc. Si observamos los hábitos en la conducción veremos que son principalmente
de dos tipos. Hay unos que podríamos considerarlos básicos, que tendrían que ver con el
“rol” a desempeñar, en este caso el de conductor; es decir, comprobar la información del
tablero de mando, mirar la posición de los retrovisores, cumplir las normas de circulación,
etc. Los segundos se refieren a las acciones: accionar el embrague, poner la luz intermi-
tente, mirar por el retrovisor antes de cambiar de carril, etc. El resto ya es sólo afrontar las
situaciones que vayan presentándose.

En el trabajo policial la asunción del rol tiene que ver con las características del papel de
policía como un sujeto dotado de un poder para salvaguardar la ley y que tiene el deber de
intervenir ante las infracciones. Un ejemplo de la mecánica de acción son las actividades
que se repiten en muchas intervenciones: la forma de patrullar, el registro de locales, el
arresto, el cacheo, el enmanillado, etc. En lo que respecta a la situación en sí, son innume-
rables y dar ejemplos seria imposible. Tanto en la asunción del rol como en la mecánica de
la acción, deberían existir hábitos. De hecho existen, pero casi siempre hábitos personales
de cada policía, basados en las propias experiencias.

Las situaciones con que se encuentra el policía son bastante complejas, imprevisibles y
potencialmente peligrosas por lo que se debe reducir al mínimo la improvisación. La me-
cánica de acción ha de ser habitual y positiva. La meta no es otra que la eliminación del
riesgo innecesario debido al azar, mediante estrategias con un dominio casi instintivo, que
contribuya a concentrar energías psicofísicas para reforzar el control de las situaciones.

Los hábitos en el trabajo policial no han de ser sólo de carácter personal; deben ser com-
partidos entre todos. Si todos los policías tienen iguales hábitos de intervención ante
los casos más comunes en la acción policial, se puede esperar una reacción uniforme y
sistemática en la que cada policía sepa qué hacer y dónde situarse sin necesitar ningún
tipo de comunicación entre ellos, independientemente que trabajen juntos de manera
habitual o no.

Una acción compacta, decidida, sistemática y sin dilaciones, repercute en:

• Un buen planteamiento de la intervención.


• La reducción de la probabilidad de agresión o de huida del delincuente.
• La creación de una imagen de alta profesionalidad ante el ciudadano espectador.
136
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

B. TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN
Están relacionadas con lo que hemos denominado hábitos básicos; es decir, con asumir el rol.

Toda intervención policial, por lo general, debe ser efectuada como mínimo por dos efec-
tivos policiales. Debe ser planificada apenas se tenga conocimiento de ella (no necesaria-
mente en un documento), definiendo los roles que le corresponda cumplir a cada efectivo
policial. P1 será el que se encargue de efectuar el contacto con la persona a intervenir; P2
prestará la segu¬ridad respectiva.

Nunca se ha de dar nada por seguro, la presunción de comportamiento y en especial de


documentos (“no pasa nada…”; exceso de confianza), puede llevar a situaciones falsas. Por
ejemplo, una acción consistente en poner las manos a los bolsillos, puede ser señal de
relajación o un intento de sacar algún elemento o arma agresora.

En caso de que la intervención sea ejecutada por dos efectivos a pie, éstos deben formar en
lo posible un cono de seguridad, en cuya base deben ubicarse los policías interventores y
en el vértice, o punto medio proyectado del cono, el presunto infractor.
137
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1. Aspectos importantes
Hay que ser firme pero comprensivo (lo cortés no quita lo valiente), pues la persona que
intenta parar, identificar o arrestar ha de saber lo que se propone el policía y tiene que
saber que piensa hacerlo de la forma más cómoda para los dos.

El tono de voz y las palabras que diga influencian las respuestas que recibirá. El tono de voz
debe ser proporcional a sus propósitos, ya que puede variar entre una conversación para
buscar información, intentar persuadir o establecer un control más firme, hasta un control
verbal imperativo. Debe ser claro para no llevar a confusiones. No deben utilizarse gritos,
palabras obscenas ni palabras ofensivas.

Considere la posibilidad de que la persona a ser intervenida tenga dificultades para com-
prenderlo por alguna deficiencia física o de aprendizaje. Acuérdese que el alcohol o las
drogas pueden dificultar que entienda sus instrucciones. Hable pausadamente.

Una persona detenida está privada de su derecho más básico, la libertad, y es lógico que in-
tente defenderlo y que se convierta, en su intento, en un peligro potencial para el policía.

El control de cualquier incidente ha de estar en manos del policía y eso debe notarse en
su forma de hablar y proceder. Se ha de evitar la rectificación constante de decisiones
que puedan crear dudas en el ciudadano sobre la profesionalidad del policía que inter-
viene.

Actitud de la persona a ser intervenida

El efectivo policial debe tener en cuenta el comportamiento y toda reacción de personali-


dad de la per¬sona a intervenir. Estas reacciones pueden ser de colaboración, resistencia
pasiva o activa, llegando inclusive a la agresión letal.

• Percepción del riesgo.


Este aspecto va más allá de la persona a intervenir. Se debe considerar las caracte-
rísticas del lugar de la intervención (ubicación, estructuras desconocidas, callejones,
edificaciones, iluminación) que puedan representar un riesgo para la integridad del
efectivo policial o de terceros, así como el posible apoyo de otras personas al in-
fractor. El efectivo policial deberá valerse de barreras naturales o artificiales que le
brinden verdadero abrigo.

• Nivel de fuerza a emplear.


Luego de una apreciación de la situación y las circunstancias que se presentan en la
intervención, el efectivo policial empleará la fuerza, de acuerdo al nivel de resisten-
cia de la persona a intervenir.
138
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

2. Intervención a personas en la vía, por efectivos policiales a pie


Se han considerado dos situaciones que se presentan en forma cotidiana en el servicio po-
licial: la primera, con fines de identificación; y la segunda, cuando se trate de un presunto
infractor, para arrestarlo o sólo extenderle una boleta de infracción. Sin embargo, una no
es excluyente de la otra.

a. Intervención con fines de identificación (situación normal o de riesgo)


Es conveniente tener en consideración los siguientes aspectos:

• Formar el cono de seguridad, tomando una distancia (aproximadamente dos brazos


extendidos) que impida al intervenido atentar contra la integridad física del o los
efectivos policiales. De existir una pared (inmueble), el efectivo que da la seguridad
(P2) debe ubicarse de espaldas a ésta.
• Individualizar claramente a la persona a intervenir (vestimenta, características físi-
cas, sexo).
• El primer policía (P1) saludará a la persona intervenida, identificándose (grado, ape-
llidos y unidad en la que presta servicio), haciéndole conocer el motivo de la inter-
vención.
• Solicitarle sus documentos de identificación personal en forma clara y correcta, per-
maneciendo siempre en una actitud vigilante, sin descuidar el contacto visual.
139
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Comando General de la Policía Nacional

• Recibir los documentos con la mano que no porte el arma de fuego. Así, ante una
eventual reacción, se podrá usar el arma con libertad de acción.
• Al verificar los documentos, hacerlo en una posición tal que no obstaculice el do-
minio visual (no agachar la cabeza; levantar los documentos a la altura de los ojos),
principalmente de las manos del intervenido.
• Efectuar preguntas relacionadas con los datos consignados en el documento de
identidad con la finalidad de contrastarlos, o formular preguntas modificando algu-
nos datos que permitan establecer la titularidad de los mismos. Por ejemplo, men-
cionarle como su segundo nombre uno que no le corresponde o alterar los números
de identificación.
• Culminada la intervención sin novedad, el policía de contacto (P1) agradecerá la
colaboración, desplazándose luego hacia la ubicación del policía de seguridad (P2),
para que el ciudadano reinicie su camino acompañándolo con la mirada hasta cierta
distancia.

b. Intervención a un presunto infractor (situación de alto riesgo)


Estas intervenciones son las que representan un alto nivel de riesgo para los efectivos
policiales. Pueden presentarse durante el patrullaje o por una comunicación radial o
telefónica de la unidad policial. En ese sentido, es de suma importancia que la infor-
mación que recaben los efectivos que van a intervenir sea detallada, con la finalidad
de tomar conocimiento cabal de la situación.

Esta intervención se debe iniciar con la verbalización, dirigiéndose a la persona con


órdenes claras, concretas, y con un tono de voz enérgico, no exento de la educación
pertinente, teniendo en cuenta los siguientes pasos:

• El policía debe identificarse como tal, expresando en voz alta: ¡Alto, policía!
• ¡Levante las manos, míreme!
• Hacerle saber el motivo de la intervención, por ejemplo: “Es usted sospechoso de …”
• Indicarle que se le va a identificar y registrar, para que pueda colaborar con la inter-
vención, y que cualquier movimiento puede ser mal interpretado, dadas las carac-
terísticas de la situación. De ser necesario, ordenar que adopte una posición apro-
piada para la inmovilización temporal (colocándole las manillas) y realizar el registro
preliminar. Para ello se deben utilizar términos que sean fáciles de entender, como:

- ¡Ponga las manos sobre la cabeza! Despacio, despacio, tranquilo.


- ¡Entrelace sus dedos! (o ¡Cruce los dedos sobre la cabeza!).
- ¡Gire! (o ¡Dése vuelta, de espaldas a mí!).
- ¡Mantenga la calma! Este es un procedimiento de rutina, en la medida que usted cola-
bore, estaremos realizándolo más rápido y de manera segura. No ofrezca resistencia.
- ¡Es la policía!
- ¡Péguese a la pared!
- ¡Arrodíllese! o ¡Tiéndase en el suelo!
140
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Tenga especial cuidado de mantener control sobre las manos, piense que desde allí
es más probable que pueda partir una agresión. No permita que mueva las manos ni
desvíe la mirada sin su autorización. Pro¬cure que el infractor mantenga las manos lo
más lejos posible del cuerpo o de los lugares donde pueda tener oculta un arma.

Las indicaciones impartidas por el efectivo policial al presunto infractor deben ser sim-
ples, concisas y objetivas, trasmitidas con claridad y dejando que transcurra un tiempo
prudencial para que el infractor oiga, entienda y cumpla.

Una acción que ayudará a minimizar los riesgos es efectuar un registro visual del in-
tervenido. Ello nos permitirá ubicar cualquier tipo de amenaza (arma u objeto). Esta
acción se efectúa en el momento que el intervenido se encuentra frente al efectivo
policial que realiza el contacto verbal, desde la línea imaginaria que divide el área de
seguridad y la de riesgo.

Controlada la situación, el efectivo policial deberá identificarse señalando su grado,


apellidos y unidad a la que pertenece, así como los derechos que asisten al intervenido
y los procedimientos a realizarse con motivo de su detención.

Derechos que le asisten a la persona intervenida:

• A ser informada de los motivos de la intervención y los cargos formulados en su contra.


• A permanecer callada y no ser obligada a declarar contra sí misma o confesarse culpable.
• A ser asistida por un abogado.
• A notificar a sus familiares, o a otras personas que considere idóneas, sobre su situación,
o a que notifiquen en su nombre.
• A saber el lugar donde será conducido.
• Prohibición absoluta de la tortura.
• Además de hacerle conocer estos derechos, se le indicará el modo de ejercerlos.
• Se dejará constancia de lo actuado a través de un Informe o Registro pormenorizado.

Para efectuar el arresto, el efectivo policial puede utilizar básicamente tres posiciones:

De pie:
• Esta posición es recomendable cuando en el lugar de la intervención exista un muro
o pared donde se pueda hacer apoyar al infractor.
• Efectuado el contacto visual e iniciada la verbalización, se ubica al intervenido fren-
te a los policías, a una distancia prudencial que les permita formar el cono de se-
guridad y dominar la situación, indicándole que levante los brazos, con las manos
totalmente alejadas una de otra y los dedos separados.
• Hacerlo girar lentamente hasta dar frente a la pared.
• Indicar al infractor que avance hacia la pared, pegando el cuerpo a ésta, bajando los
brazos hasta la altura de los hombros en forma paralela al piso, girando las palmas
141
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

de las manos hacia los policías, mante-


niendo los pies juntos por los talones,
separando las puntas hasta que estén lo
más pegadas a la pared para disminuir su
resistencia y estabilidad. Una vez que el
infractor está en esa posición, el efectivo
policial se despla¬za en forma paralela
a la pared, en línea perpendicular a su
compañero, desarrollando una abertu-
ra del cono (ubicación en “L” invertida),
que le permita mejorar el contacto visual
con el intervenido, por lo que el efectivo
poli¬cial de contacto deberá indicarle
que gire la cabeza en esa dirección. En
esta posición, el efectivo policial de segu-
ridad debe verbalizar para recabar infor-
mación y no permitir que el intervenido
se concentre en planificar una respuesta
violenta contra la acción del policía de
contacto. El efectivo policial de contacto después de enfundar su arma, debe tomar
sus manillas y desplazarse hacia el infractor, colocándose de costado, de tal manera
que su arma quede del lado opuesto al infractor.

• En forma simultánea, desplaza el antebrazo contrario a su mano fuerte, ubicando el


codo y puño sobre la espalda del infractor, a la altura de los omoplatos, ejerciendo
una ligera presión. Al mismo tiempo debe presionar con la parte externa del pie,
contrario al lado que se lleva el arma, ambos talones del infractor, procediendo a
colocarle las manillas.
142
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

• Luego de colocarle las manillas (ver


acápite Uso de equipo policial), se
precede a efectuar un registro mi-
nucioso del infractor de arriba hacia
abajo y de derecha a izquierda, o vi-
ceversa.
• La conducción del infractor se pue-
de efectuar acogiéndolo del brazo
derecho (siempre contrario al lado
donde se lleva el arma) por encima
del codo, ejerciendo, si fuera nece-
sario, una ligera presión; o de ambos
brazos cuan¬do sean dos policías
los que lo conducen, indicándole la
dirección que se va a tomar.

De rodillas:
• Es recomendable emplear esta técnica, cuando el infractor se encuentra en un am-
biente abierto.
• Efectuado el contacto visual e iniciada la verbalización, se ordenará al intervenido
colocarse frente a los policías, a una distancia que permita dominar la situación y
formando el cono de seguridad. Se le indica que levante los brazos, con las manos
totalmente alejadas una de otra y los dedos separados.
• Se le hace girar lentamente, hasta
quedar de espaldas a los efectivos
policiales.
• Se hace que el infractor se arrodille,
manteniendo los brazos levanta-
dos.
• Una vez arrodillado, se le ordena en-
trelazar los dedos de una mano con
la otra y que las coloque sobre (en-
cima de) la cabeza; luego que cruce
una pierna sobre la otra, siempre y
cuando su contextura física lo per-
mita. En caso contrario, que junte
los pies, principalmente las puntas,
y que los estire.
• Una vez que el infractor está en
esa posición, el efectivo policial de
seguridad se colocará perpendicu-
larmente a la línea formada por los
hombros del intervenido y su com-
143
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

pañero, desarrollando una abertura del cono (ubicación en “L” invertida), que le per-
mita mejorar el contacto visual con el inter¬venido. El efectivo policial de contacto
deberá indicarle al infractor que gire la cabeza en esa dirección.
• En esta posición, el efectivo policial de seguridad debe verbalizar para recabar in-
formación y no permitir que el intervenido se concentre en planificar una respuesta
violenta contra la acción del efectivo policial de contacto.
• El efectivo policial de contacto, después de enfundar su arma, tomará sus manillas
y se aproximará al infractor, siguiendo una diagonal y cuidándose de que el lado en
el que lleva su arma no está al alcance del infractor.
• Tomar los dedos medio y anular de la mano izquierda del intervenido (esto puede
variar por la forma en que las haya entrelazado el infractor), juntándolos levemente
y ejerciendo una presión sobre la cabeza para impedir que se suelte.
• Al mismo tiempo se coloca el pie izquierdo entre los pies del infractor, en el caso de
estar cruzados. Asimismo se ejerce presión sobre las puntas de los pies, en caso de
estar estirados, con lo que se minimizará la posibilidad de reacción, procediendo
entonces a colocarle las manillas.

• Luego se precede a efectuar un registro minucioso del infractor. Posteriormente, se


le ayudará a levantarse tomándolo por los codos.
• La conducción del infractor se hará bajo las recomendaciones hechas en el párrafo
de intervención de pie.
144
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Tendido o echado:
Esta posición es la más segura pues representa menos riesgo o posibilidad de reac-
ción del infractor. Es la más recomendable cuando exista más de una persona a ser
intervenida.

Utilizando la verbalización, se ordenará al intervenido ubicarse frente a los efectivos


policiales, a una distancia que les permita dominar la situación y formar el cono de
seguridad, indicándole que levante los brazos, con las manos totalmente alejadas una
de otra y los dedos separados.
• Se pide al intervenido que gire lentamente hasta quedar de espaldas a los efectivos
policiales.
• Que se arrodille, manteniendo los brazos estirados, para luego tenderse decúbito ven-
tral, apoyándose en sus manos, las que no deberán estar por debajo de su cuerpo (no
olvidarse del control visual de las manos), sino separadas y lo más lejos del cuerpo.
• Indicarle que extienda los brazos a la altura de los hombros (en forma de cruz), co-
locando las palmas de las manos opuestas al piso, y que cruce un pie sobre el otro,
flexionando ambas piernas hacia sus glúteos.
• Una vez que el infractor está en esta posición, el efectivo policial de seguridad se despla-
zará desarrollando la abertura del cono, lo que le permitirá efectuar un contacto visual
con el intervenido en línea con la ubicación de su cabeza. Para ello, el efectivo policial de
contacto deberá indicarle al intervenido que gire la cabeza en esa dirección.
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• En esta posición, el efectivo policial de seguridad debe verbalizar para obtener infor-
mación y no permitir que el intervenido se concentre en planificar una respuesta vio-
lenta contra la acción del efectivo policial de contacto.
• El efectivo policial de contacto enfunda su arma, toma sus manillas y se desplaza hacia
el infractor, adoptando una posición segura, cómoda y flexible, cuidando que el lado
en el que lleva su arma no esté al alcance del infractor. Luego coloca su pie izquierdo
entre las rodillas del infractor y con su rodilla ejerce leve presión sobre sus pies, minimi-
zando la posibilidad de reacción y procediendo a colocarle las manillas.
• Colocadas las manillas se procederá al registro (cacheo) minucioso del infractor.
• Para levantar al infractor, se le indicará previamente que se procederá a sentarlo con
nuestra ayuda y que para ello debe cruzar una pierna sobre la otra. Cogiéndolo de los
hombros lo ayudamos a sentarse.
• Luego se le indica que recoja ambas piernas hacia adelante, flexionándolas y cruzán-
dolas. El efectivo policial separa sus piernas, colocando su hombro y brazo izquierdo en
contacto con la espalda del intervenido. Seguidamente, tomando al intervenido por
los codos y en una sola acción, se le apoya e impulsa para levantarlo.
• La conducción del infractor se hará de acuerdo a los lineamientos establecidos en las
otras posiciones.
• Si durante estos procedimientos el intervenido se torna violento, el efectivo policial de
contacto se alejará rápidamente de él, retornando a su área de seguridad empuñando
su arma y reiniciando la verbalización para retomar el procedimiento.
146
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Normalmente las situaciones no son tan simples y se suelen presentar con bastantes
variantes. Pero, incluso en esos casos, las normas anteriores sirven de base para un
buen planteamiento de la intervención.

Colocación de una sola manilla a dos individuos


En circunstancias excepcionales, cuando se tenga que colocar un solo par de manillas
a dos sujetos, se hará de tal manera que ambos lleven enmanillada la misma mano.
147
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Esto obligaría, en caso de fuga, a que uno de ellos, como mínimo, lo haga forzado.

La forma de colocarla es la siguiente:


• Se agarra la mano derecha del sujeto situado más a la derecha, doblándola por la
muñeca hacia la izquierda, de forma que la palma de la mano quede hacia fuera
procediendo a enmanillar.
• Luego se pasa la anilla libre por el cinturón del sujeto y se agarra la mano derecha del
segundo individuo, procediendo a enmanillarla por la muñeca con la anilla libre.

Se debe tomar en cuenta que esta forma de enmanillar no es del todo segura pues
deja libre una mano a cada individuo, existiendo un riesgo potencial contra la se-
guridad de los policías y de terceros. Por ello, deberá ser una medida excepcional y
provisional que sólo durará hasta que se reciba el apoyo necesario para enmanillar
adecuadamente a los intervenidos.

3. Intervención policial a un vehículo, con vehículo policial


La intervención o abordaje a un vehículo es una actividad difícil y peligrosa, debido a las
innumerables variaciones y situaciones que se pueden generar. La falta de una estanda-
rización de procedimientos para su ejecución ha causado una serie de dificultades en el
trabajo policial.

Al realizar una intervención, o abordaje, utilice su aprendizaje y entrenamiento policial hacien-


do una completa lectura del ambiente. Esto incluye a los transeúntes, el tráfico vehicular, el o los
sospechosos, su línea de tiro, la reacción de los intervenidos y en fin todo aquello que represen-
te un peligro para la vida de los transeúntes, su propia vida o la del sospechoso. Es importante
que usted considere los estados de atención, manteniendo una condición mental adecuada
para cada situación específica en la intervención o abordaje de un vehículo.

Un buen resultado en la intervención a un vehículo sólo será alcanzado con un entrena-


miento constante. Los patrulleros deben estar preparados para cualquier tipo de reacción
de las personas en actitudes sospechosas. Esté dispuesto a usar el equipo y armamento
de que dispone, siempre bajo los principios fundamentales de la Legalidad, Necesidad,
Proporcionalidad y una conducta Ética.

Para perfeccionar las tácticas de intervención o abordaje a vehículos usted debe, prime-
ramente, cambiar su forma de pensar. Donde haya razón para pensar que existe un po-
tencial peligro, considérese estar frente a una intervención de alto riesgo. Todas las demás
situaciones deben ser tratadas como de un riesgo desconocido. Cuando usted realmente
admita que el nivel de amenaza es incierto y reconozca que puede ser bastante diferen-
te al que inicialmente aparentaba, entonces permanezca alerta para evaluar el riesgo de
manera precisa.
148
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

La tranquilidad es fundamental en momentos como éste, cuando no sabemos exactamente lo


que está ocurriendo. No saque su arma en la persecución, no dispare en dirección del vehículo
en fuga, pues podría afectar a personas inocentes y además estará demostrando una falta de
preparación técnica y emocional. Los disparos de arma de fuego desde el interior de un vehí-
culo patrullero en alta velocidad no tienen una precisión razonable o que pueda contribuir en
la seguridad de la población, del policía y mucho menos del sospechoso. Recuerde que el tiro
intimidatorio es desaconsejado por su poca eficacia y los peligros que representa.

Esta clase de intervención requiere un estudio detallado, pues un desliz le podría costar la
vida. Tenga el hábito de planear el abordaje, dentro de su patrullero, en el momento que
usted vea la necesidad o reciba la comunicación de la central.

Los componentes de la dotación del vehículo policial, deben utilizar todos los aspectos es-
tudiados durante su formación, así como también la experiencia y habilidades adquiridas
durante su carrera profesional. En este sentido, para realizar un buen trabajo los policías
deben primero estar mentalmente preparados, ejercitar la autodisciplina y usar las tácticas
y prácticas del trabajo en equipo. Tome en cuenta siempre, que el vehículo constituye un
arma potencial, capaz de hacer mucho daño e incluso causarle la muerte.

Otro aspecto importante a tomar en cuenta, es la relajación en la observación de las medi-


das de seguridad, por parte del policía o los policías. El hecho de que la intervención (pa-
rada) de vehículos es una de las acciones más practicadas por los policías, especialmente
en los controles rutinarios (batidas), hace que no se cumplan con los procedimientos de
seguridad necesarios en esta situación.

Aplique, en cada intervención o abordaje a vehículo, los siguientes procedimientos iniciales:


• Asegúrese del motivo o tenga la sospecha suficiente para realizar la intervención
(tomar en cuenta el Art. 176 del CPP).
• Anote la placa y una rápida descripción del vehículo y comuníquese por radio a la
central.
• Si fuese posible, aguarde por la información acerca de la placa antes de iniciar la
intervención.
• Reduzca la distancia del vehículo a ser intervenido un poco antes de accionar el
destellador o la sirena.
• Comunique a la central su ubicación exacta.
• Mantenga a los ocupantes del vehículo bajo su vista y control.
• Antes de iniciar la intervención o abordaje, si hay varios ocupantes en el vehículo
sospechoso, evalúe la necesidad de pedir refuerzo de otra u otras unidades.

La intervención a vehículos se realiza principalmente en tres situa¬ciones: por identifica-


ción del conductor, por infracción al reglamento de tránsito, y por prevención de delitos y
faltas. En cualquiera de estas situaciones, el procedimiento que se debe emplear depende
del potencial riesgo de la intervención:
149
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a. Identificación de un conductor
Es importante que el personal conozca esta modalidad, teniendo en cuenta que existe
un alto número de efectivos policiales que, al encontrarse interviniendo a un vehículo,
han sido atropellados, en algunos casos con consecuencias fatales.

La patrulla ha de indicarle al vehículo a ser intervenido que se detenga. La indicación


se hará con el brazo, con señales acústicas o luminosas, o con los altavoces. Es impres-
cindible que el vehículo a intervenir esté detenido, al costado derecho de la vía y con
el motor apagado.

Posición del vehículo policial


• Ubicar el vehículo policial detrás del vehículo a intervenir, a unos cinco metros
aproximadamente, pero en la misma orientación.
• El vértice anterior derecho del vehículo policial debe estar en proyección a la parte
media posterior del vehículo intervenido.
• Esta posición permite que el efectivo policial cuente con un carril de seguridad brin-
dado por la estructura del vehículo policial, con lo cual minimiza el riesgo de ser
embestido por otro vehículo.

Posición de los efectivos policiales


En este punto debe tenerse en cuenta que existen dos posibles técnicas a elegir por el
efectivo policial: la primera, aquella que recoge la técnica policial boliviana y la segun-
da, que recoge la técnica utilizada por muchas policías en el mundo:
150
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Posición 1
• Luego de solicitarle al conductor del vehículo a intervenir que se estacione y apa-
gue el motor, descienden los efectivos policiales.
• El conductor es el efectivo policial de apoyo. Se ubicará a la altura de la puerta de-
lantera del vehículo poli¬cial, manteniendo la comunicación radial y el control vi-
sual del área, dando seguridad al efectivo policial de contacto.
• El efectivo policial de contacto, manteniendo el control visual, inclusive valiéndose
del espejo retrovisor izquierdo o derecho del vehículo intervenido, y tomando el
carril de seguridad, se aproximará ubicándose entre la puerta delantera y trasera,
de tal forma que pueda observar al con¬ductor.
• La ubicación debe ser a una distancia prudencial que impida al intervenido emplear
su puerta para golpear al efectivo policial e intentar una fuga.
• En caso de que exista un tercer efectivo policial, éste se ubicará a la altura de la
puerta posterior derecha del vehículo intervenido, brindando las medidas de segu-
ridad.

El vehículo policial siempre debe estar detrás del vehículo intervenido.

Posición 2
• Luego de solicitarle al conductor del vehículo a intervenir que se estacione, y ha-
biendo obtenido de la central información con relación a este vehículo, descienden
ambos efectivos, desplazándose el conductor policial por el carril de seguridad y
manteniendo el contacto visual del vehículo, e inclusive valiéndose del espejo re-
trovisor izquierdo del vehí¬culo a intervenir hasta llegar a la posición señalada.
151
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Comando General de la Policía Nacional

• El conductor se ubicará a la altura de la puerta posterior izquierda del vehículo in-


tervenido, de tal forma que le permita tener un control visual del con¬ductor. Igual-
mente, si el intervenido quisiera emplear su puerta para atacarnos e intentar una
fuga no podría impactarnos.
• El operador, desplazándose por el otro lado, se ubicará a la altura de la puerta pos-
terior derecha del vehículo intervenido, brindando las medidas de seguridad.
• Estas posiciones evitarán que, ante cualquier intento de reacción del conductor del
vehículo intervenido que amerite el empleo de sus armas, se presente un cruce de
fuego entre los policías.

Intervención
• El efectivo policial de contacto procede a identificarse y precisa el motivo de la inter-
vención.
• Solicita los documentos personales y del vehículo, indicándole al conductor que
mantenga las manos sobre el volante o el tablero del vehículo, permaneciendo
siempre en una actitud vigilante, sin descuidar el contacto visual.
• Recibir los documentos con la mano que no utiliza para manipular el armamento,
permitiendo que ante una reacción que requiera el empleo del arma, se tenga liber-
tad de acción.
• Al verificar los documentos, hacerlo en una posición que no obstaculice nuestro
dominio visual, principalmente de las manos del intervenido.
• En la intervención policial debe tratarse al ciudadano con firmeza, pero con educa-
ción. Si fuera el caso, cuando se termine la intervención debe reiniciarse la circula-
ción segura del vehículo intervenido, haciendo las señales pertinentes.
• Terminada la intervención, habiendo decidido que el vehículo intervenido continúe con
su desplazamiento, regresar a nuestro vehículo luego de que el otro reinicie su marcha.
152
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

b. Intervención a vehículo con presuntos infractores de la ley (alto riesgo)

Posición del vehículo policial


• Detrás del vehículo a intervenir, a unos cinco metros aproximadamente.
• En diagonal (45° aprox.), vértice anterior derecho en proyección al vértice posterior
izquierdo del vehículo intervenido.
• Las ruedas giradas hacia la izquierda de tal manera que queden paralelas al vehículo
intervenido.
• Esta posición permite que el motor y las llantas sirvan de abrigo a los efectivos policiales.
153
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Comando General de la Policía Nacional

• Adoptaremos esta posición cuando el vehículo intervenido se estacione al lado derecho


de la vía. Se invertirá esta posición cuando el vehículo intervenido se encuentre a la iz-
quierda. En un campo abierto se optará por una de las alternativas.

Posición de los efectivos policiales


• Posición 1. El conductor se ubicará a la altura de la rueda delantera izquierda, de tal forma
que pueda tener un control visual de la puerta del conductor (posición 2).
• Posición 2. El operador se ubicará detrás del vértice posterior derecho del patrullero,
controlando el lado opuesto del vehículo interveni¬do (posición 1).
• Posición 3. Si hubiera un tercer efectivo policial (asiento posterior), descenderá por la
puerta posterior izquierda (derecha) y se ubicará detrás de la posición 1 y con la misma
orientación. Otra opción es que se ubique detrás del patrullero, orientado hacia la reta-
guardia, brindando la seguridad respectiva.
• Esta distribución del personal policial se dará cuando el vehículo intervenido se encuentre
estacionado al lado derecho de la vía. Si lo hiciera a la izquierda se desarrollarán las posi-
ciones entre paréntesis.

Intervención
El efectivo policial que adopta la posición 1 debe ser preferentemente quien verbalice con
el (los) ocupante(s) del vehículo intervenido, debiendo efectuar las siguientes acciones:
• Identificarse como policía; “El (los) ocupante (s) del vehículo (indicar las característi-
cas, marca, color, placa, etc.), es la policía”.
154
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

• Hacer conocer el motivo de la intervención, por ejemplo: “Su vehículo presenta una
orden de captura por haber sido empleado en un robo”.
• Informar qué es lo que se requiere del ocupante (conductor), por ejemplo: “Necesi-
tamos identificarlo. Obedezca las siguientes indicaciones…” (ser imperativo y repe-
titivo, actuar con energía).

Indicar
a. “Saque ambos brazos por la ventana de su vehículo y estírelos hacia arriba de
tal manera que me permita ver las manos”.
b. “Con la mano izquierda coloque la llave de contacto sobre el techo de su vehículo”.
c. “Con la misma mano desabróchese el cinturón de seguridad”.
d. “Con la mano derecha y por la parte externa abra su puerta”.
e. “Descienda lentamente permaneciendo con las manos en alto. Dirija su mirada
hacia mí”.
f. “Avance hacia mi ubicación”.
155
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Comando General de la Policía Nacional

• Cuando el intervenido se encuentre entre ambos vehículos, ordénele que se de-


tenga y que gire hasta darle la espalda. Este movimiento debe hacerlo lentamente,
efectuando un registro ocular del intervenido.
• Una vez logrado esto, ambos efectivos policiales (posiciones 1 y 3) retroceden a una
distancia prudente, manteniéndose en el área de seguridad (protección del vehícu-
lo), para luego hacer girar al intervenido a la orientación inicial y que avance hacia la
rueda posterior izquierda.
• El intervenido debe ser colocado cerca del vehículo, pues así se facilita su control y
se brinda mejor cobertura. Se coloca al intervenido en la posición más adecuada (de
rodillas o tendido) y se procede al enmanillamiento, registro e interrogatorio para
obtener información sobre la posible presencia de otras personas en el vehículo.

• Recabada dicha información, el operador procede, por su lado, a realizar su despla-


zamiento hacia el vehículo intervenido para verificar la situación de seguridad del
mismo.
• El desplazamiento se hará en sentido contrario al reloj. Al llegar a la altura de la
puerta del conductor, se tomará la llave de contacto y después se volverá hasta la al-
tura de la maletera. Una vez ahí, hará contacto visual con su compañero y procederá
a abrir la maletera, permitiendo la observación del interior por su compañero. Si no
hubiera nadie, se puede emplear la voz: “limpio”, “despejado”, etc. En caso contrario,
se empleará la voz: “rehén”, “infrac¬tor”, “arma” o la que corresponda.
• La intervención continuará de acuerdo a ley.
156
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Para hacer descender a otro ocupante:


• Una vez que ya se ha reducido, esposado y obtenido información del conductor, se
adopta el siguiente procedimiento:
• El efectivo policial que se encuentre en la posición 2 procede a realizar la misma
secuencia de acciones que efectuó su compañero con el con¬ductor, ubicando al
intervenido en la parte posterior del vehículo.

Ante la presencia de un tercero o más ocupantes:


• Se les indicará que saquen las manos por la ventana del lado derecho.
• Es recomendable hacer descender, luego de haber intervenido al conductor, al (los)
ocupante(s) del asiento trasero por la puerta pos¬terior izquierda (detrás de la del
conductor), para minimizar la posibilidad de una toma de rehén por el(los) otro(s)
infractor(es).
• Ante esta situación, se debe contar de preferencia con el apoyo de otra unidad po-
licial.

Nota: tener cuidado que este descenso se realice


en forma ordenada, uno por uno.
157
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c. Intervención nocturna
Posición del vehículo.
• Ubicar el vehículo policial detrás del vehículo a intervenir, a unos cinco metros
aproximadamente.
• En la misma orientación del vehículo intervenido (cubriéndolo).
• El destellador, las luces de peligro y las luces altas encendidas.

Posición de los efectivos policiales.


• Ambos se ubicarán en la parte posterior del patrullero, manteniendo cada uno el
control visual del lado correspondiente.
• Si hubiera un tercer efectivo policial (asiento posterior), descenderá por la puerta
posterior izquierda y se ubicará detrás del patrullero, orientado hacia la retaguardia,
brindando la seguridad respectiva.
• En esta situación, se hace imprescindible el empleo de linternas.

Intervención.
• Se procede igual que en la intervención diurna, con la siguiente variación:
Efectuado el registro ocular, se le indica al intervenido que se dirija hacia el patru-
llero. Una vez que éste traspase el campo luminoso de los faros, se procederá a
alumbrarlo con la linterna o el faro hacia la cara y manos, hasta llevarlo a la parte
poste¬rior del patrullero, donde se continuará con el procedimiento indicado. Se
debe indicar al conductor que encienda las luces interiores del vehículo.

Es importante recordar que cuando se actúa en pareja, como es normal en un vehículo


patrullero, siempre deben intervenir los dos policías. Hay que acabar con la costumbre
de que el conductor se quede en el coche patrullero, con el propósito de que, si el vehí-
culo detenido huye, quede garantizada su persecución. Imaginemos que la fuga se pro-
dujera, no sería lógico hacer la persecución dejando al camarada en el lugar del hecho;
lo normal es recogerlo. Por otro lado, si la fuga se produce después de una agresión al
compañero, evidentemente primero será necesario atender al herido.

Por todo ello, en estos casos debemos ser prácticos. El hecho de actuar los dos policías,
controlando a los ocupantes del vehículo, reduce la posibilidad de una respuesta agre-
siva, ya que se ejerce más control. En caso de fuga, la diferencia entre arrancar el coche
patrullero y recoger al camarada, y entrar los dos en el coche y arrancar es mínima.

Nunca hay que inclinarse, menos meter la


cabeza por la ventanilla del conductor, ni
apoyarse en ninguna parte del vehículo.
Los policías, no han de colocarse nunca delante del vehículo detenido, por muy
normal que parezca la situación.
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

4. Intervención en inmuebles
La intervención o abordaje en inmuebles generalmente puede representar situaciones
de alto riesgo para el trabajo policial. Considerando este elevado riesgo y consecuente
exposición de los policías, es conveniente que tales procedimientos sean ejecutados por
equipos especializados, principalmente en las situaciones más complejas, que requieren
un planeamiento y acción más detallada.

Por otro lado, sabemos que motivados por la variedad de hechos, los policías se ven obli-
gados a proceder e intervenir en edificaciones para no perder el principio de oportunidad.
Podemos citar casos muy simples, como una solicitud para verificar la posible presencia de
ladrones en el interior de un inmueble, residencia, garaje o estacionamiento.

Sólo se puede proceder en las siguientes circunstancias:

• Con la autorización del propietario o poseedor del inmueble.


• En caso de flagrante delito (Art. 230 C.P.P).
• Con orden de Allanamiento (Art. 180 - 182 y 183 del CPP).
• En caso de grave peligro de perpetración de un delito.
• Estado de necesidad (por ejemplo, incendio, salubridad).

a. Aproximación
Es una de las fases más importantes en la intervención o abordaje a inmuebles. Tenga
en cuenta que un acercamiento silencioso favorece la sorpresa, pudiendo impedir o
atrasar la reacción del sospechoso. Algunas medidas simples concurren para este co-
metido: estacione el vehículo patrullero unas dos o tres casas antes del local a interve-
nir, en el mismo lado de la calle en que la casa se encuentre. Esto evita que usted entre
en el área de riesgo. No haga ruido ni llame la atención: no use la sirena ni la radio de
comunicación con volumen alto (tanto la unidad portátil como la del vehículo). Con-
sidere apagar las luces y el motor de la patrulla antes de la llegada al lugar. Siempre
dé parte a la central antes de proceder a este tipo de intervención, proporcionando
detalles útiles para el caso de la llegada rápida de otras patrullas de apoyo.

Con todo, en algunas situaciones es necesario que el policía se prepare mentalmente


y sepa que el vehículo patrullero, al llegar al lugar del hecho donde existe inminente
peligro de la ocurrencia de un delito, precisará prender la sirena y accionar el destella-
dor. La policía puede alcanzar de esta manera su objetivo principal, que es la preven-
ción, haciendo que el sospechoso cese el acto delincuencial que posiblemente esté
llevando a cabo.

Acuérdese que un hecho criminal que no llega a ser consumado y que, por lo tanto, no
lesiona a la comunidad, hace que la actuación policial sea creíble y ponderada, aunque
el sospechoso no sea arrestado.
159
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Comando General de la Policía Nacional

Cuando se aproxime al lugar del hecho, esté atento a todo pues usted estará en un
área de riesgo. En cuanto al movimiento, use al máximo los abrigos y coberturas posi-
bles; piense tácticamente, evalúe la amenaza y anticipe soluciones.

b. Reconocimiento
Se debe tener siempre presente que por más información que se obtenga del inmue-
ble, los ambientes interiores constituyen zonas de riesgo permanente. Estas zonas son
controladas y convertidas en áreas seguras una por una. Además han de conocerse y
controlarse todas las posibles salidas. Otro aspecto a considerar es el diseño y material
empleados en la construcción. Estos detalles son parte de un trabajo profesional alta-
mente coordinado, en el que prima la seguridad como norma básica y que se ejecuta
con sigilo, dinamismo, destreza y control emocional.

Antes de planificar la intervención es conveniente obtener y verificar en el lugar toda


la información con relación al inmueble y a las personas que se puedan encontrar en
su interior, teniendo en consideración los siguientes aspectos:

• Lugar que estén ocupando posiblemente los sospechosos, si estuvieran en el interior.


• Nivel de riesgo de la estructura.
• Presencia de otras personas en el interior (familiares, inquilinos, visitantes).
• Tipo de muebles u objetos que puedan servir para ocultarse o eventualmente de
parapeto.
• Ubicación de las puertas y ventanas que dan hacia el exterior.
• Accesos a las puertas y ventanas.
• Cerco perimétrico exterior.
• Otros puntos de entrada o salida: desagües, sistemas de ventilación, puerta falsa.
• Áreas de encubrimiento y cobertura a inmediaciones del inmueble.
• Existencia de materiales peligrosos (gasolina, ácidos, gases).
• Existencia de mascotas (perros u otros animales).

Luego de realizar la apreciación del inmueble, es importante superar el mayor proble-


ma de la intervención: los puntos de entrada o ingreso. Para ello se debe considerar
que, en caso de haber infrac¬tores de la ley en el interior, éstos saben que el ingreso
de los policías o propietarios deberá hacerse por las puertas y tomarán medidas para
impedirlo o neutralizarlo.

c. Ingreso
Debe ser realizado por dos policías como mínimo, o un grupo de policías que deberán
dividirse en parejas para poder hacer la intervención ambiente por ambiente.

Es importante considerar previamente:


• Antes de entrar debe detenerse, oler y oír.
• Los ingresos tienen puertas y éstas pueden estar cerradas o abiertas.
160
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

• Es importante verificar si la puerta está asegurada. Esta verificación debe hacerse


exponiéndose lo menos posible.
• Para la toma de la cerradura, por ningún motivo el efectivo policial se colocará fren-
te a la puerta, deberá hacerlo a un lado, de preferencia agachado lo más posible.
• Si es necesario comunicarse con el sospechoso, la conversación debe realizarla el
policía que se encuentre más lejos de la puerta.
• Una vez abierta la puerta el personal debe cubrirse, ya que pueden haber colocado
objetos cerca o apoyados contra la puerta.
• Si la puerta abre hacia adentro, dejar que ésta golpee la pared para asegurarse de
que no haya un presunto infractor escondido detrás de la misma. Use un espejo de
inspección si lo tuviera.

Ingreso dinámico
Previa a la ejecución, debe efectuarse una observación del área a la que se quiere in-
gresar (final de una pared, límite de una puerta, ingreso de pasillo u otro similar), para
lo cual realizará el siguiente procedimiento:
• Mirada rápida.
• Aproximarse gradualmente al nivel final del abrigo.
• Evitar que alguna parte de su cuerpo sobrepase ese nivel.
• Colocarse en una posición que permita hacer un movimiento rápido de cabeza fue-
ra del abrigo.
• Mirada hacia el objetivo. Puede hacerla de pie, en cuclillas o tendido.
• Es recomendable emplear dos de estas formas, una vez cada una.
• Esta mirada permitirá reconocer el ambiente, detectando áreas de riesgo y posibles
amenazas.
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Ingreso en “X”
• Los efectivos policiales que realizan la intervención se deben ubicar a ambos lados
de la puerta, orientando sus armas hacia ésta.
• El más experimentado señala cuándo hay que moverse. Recordar: el que ingrese
primero deberá cubrir la parte de la habitación que generalmente está del lado de
las bisagras.
• Una vez dada la señal, ambos ingresan a la habitación haciendo un barrido visual y
posicionándose en las esquinas respectivas, siempre lejos del marco de la puerta.
• Las zonas de responsabilidad empiezan desde la esquina opuesta hasta el centro de
la habitación, respectivamente, al ingresar a la habitación.
• El efectivo policial que tenga mayor amplitud de cobertura proporcionará seguri-
dad, mientras que el otro efectivo realizará el registro.
• Para el registro se puede utilizar cualquier técnica (registro circular, lineal, seccional,
por cuadrante, etc.), lo más importante es planificar, usar los métodos sistemática-
mente y las técnicas de seguridad total.

Ingreso en “J”
• Los efectivos policiales deberán encontrarse a ambos lados de la puerta.
• El más experimentado da la señal para ingresar.
• Los dos se mueven al mismo tiempo.

• Las áreas de responsabilidad empiezan con el embudo que marca imaginariamente


el umbral de la puerta hacia adentro de la habitación. La zona se establece de forma
circular hasta la esqui¬na de cada uno y vuelve al centro.
• Para el registro se toma la esquina más segura para dar cobertu¬ra y el otro policía
realiza el registro.
162
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Ingreso por el lado largo


Se entiende por lado largo a la mayor extensión de pared en la que está la puerta. Se
procede de la siguiente manera:
• Los dos efectivos policiales están en el mismo lado de la pared.
• El primer efectivo policial debe asegurarse que la puerta no esté cerrada o tranca-
da.
• Antes de ingresar, los efectivos policiales deben empuñar el arma y apuntar hacia
el ingreso, si el espacio lo permitiera. En caso contrario. el segundo efectivo policial
apuntará con su arma a otro punto de riesgo o adoptará la posición de alerta, nunca
hacia su compañero.
• Ambos entran a la vez.
• El primero cubre la esquina opuesta hasta el centro, el otro cubre hacia el lado largo
y regresa al centro.

Ingreso por el lado corto


Se entiende por lado corto a la menor extensión de pared en la que está la puerta.
• Ambos efectivos policiales deben ubicarse en el lado corto.
• Los procedimientos de entrada son similares a los del caso anterior.

Ingreso por barrida o “tomada de ángulo” (corte de pastel)


• Ubicados a un solo lado de la puerta o nivel de la pared.
• Es necesario adoptar una posición cómoda y segura, pues se está presumiendo que
al detectar una amenaza se tendrá que emplear el arma de fuego para neutralizarla
o controlarla.
• Ambos efectivos policiales deberán alejarse de los niveles del marco central o pa-
red, para evitar que una persona escondida detrás de ellos les pueda arrebatar el
arma.
163
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• Se inicia el avance controlado, en observación con imagen de tiro (a través de los


órganos de puntería).
• El arma acompaña la observación, el dedo índice debe mantenerse fuera del gatillo,
recto y paralelo al guardamonte.
• El movimiento es lento y coordinado, primero avanza la cabeza y parte del tórax, lo
necesario para ir ganando ángulo de visión hacia el interior, desplazando el pie del
lado hacia el cual nos movemos hasta la misma altura del cuerpo. Los pies no tienen
que cruzarse ni adelantarse.
• Este movimiento se realiza haciendo un círculo que tiene como eje el marco de la
puerta o nivel de la pared.
• La observación debe ser pausada, meticulosa y profunda, permitiendo identificar
riesgos y amenazas.

d. Desplazamientos
Al ser comunicado de una intervención en inmuebles o en otros lugares que impli-
quen desplazarse por una zona no reconocida e insegura, debe utilizar los principios
del pensamiento táctico para evaluar las posibles áreas de riesgo, buscando anticipar
las situaciones peligrosas y manteniéndose listo para defenderse. Debe seguirse el si-
guiente procedimiento:

• Desplazarse a través de la ruta más segura y corta, buscando la protección de abri-


gos (parapetos) sucesivos y evitando exponerse a riesgos innecesarios, especial-
mente en áreas libres.
• Planear siempre los pequeños movi-
mientos a realizar considerando las po-
sibles amenazas que pueda encontrar.
• Escoger la técnica más adecuada
para desplazarse (corriendo, cami-
nando, de rodillas, arrastrándose).
• Cuando se tenga que desplazar rá-
pidamente o superar obstáculos,
se debe empuñar correctamente el
arma, manteniendo el dedo fuera
del gatillo o asegurando el arma en la funda, para evitar accidentes.
• No mover los muebles, pues éstos pueden contener algún dispositivo de activación
de explosivo improvisado o distraer su atención revelando su ubicación. Deberá
desplazarse bordeándolos.

Si durante el desplazamiento el efectivo policial fuese sorprendido por disparos de


arma de fuego, deberá seguir el siguiente procedimiento:

• Busque rápidamente una protección (parapeto). Considerar firmemente la posibili-


dad de efectuar una retirada estratégica, si fuera el caso.
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MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

• En caso de efectuar una retirada estratégica, salir rápidamente con la respectiva co-
bertura, iniciando la retirada por puntos diferentes, con la finalidad de confundir al
posible agresor.
• Si la intervención la ejecuta un grupo de efectivos policiales, se debe evitar que
estén juntos, pues constituyen un blanco mayor y disminuyen la capacidad de res-
puesta.
• Mantener el arma disponible y lista para su uso; esto es, en condiciones de empleo
inmediato. El arma no debe estar descargada pues posiblemente no habrá tiempo
para cargarla.
• Apuntar el arma orientándola hacia el objetivo y solamente para inmovilizar o con-
trolar. En caso de no existir riesgo potencial, evitar apuntar indiscriminadamente.

• En caso de ubicar al presunto infractor u otra persona en el interior del inmueble y


que éstos no ofrezcan resistencia ni constituyan amenaza, no habrá necesidad de
apuntar el arma en su dirección, siendo recomendable adoptar la posición preven-
tiva manteniendo el control verbal. ( PB 5a; 9; CC 3)
• Cuando exista absoluta certeza de una agresión, se debe actuar identificando el
nivel de ésta, confirmando que realmente existe la amenaza. Eso permite decidir el
nivel de respuesta y actuar en el marco de los principios del uso de la fuerza y armas
de fuego. (PB 4)
• Jamás se debe colocar el dedo sobre el gatillo del arma si no se tiene la intención de
disparar. El tiempo necesario para que el dedo se deslice de la posición de seguridad
hasta el gatillo es mínimo.
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• Uno de los mayores problemas durante los desplazamientos en los operativos es el


riesgo de ser alcanzado por los disparos de los propios compañeros. La coordina-
ción previa y el planeamiento de la intervención serán fundamentales para el incre-
mento de la seguri¬dad, en la medida que facilitan el conocimiento de la ubicación
de los compañeros y dificultan la ocurrencia de fuego cruzado.
• Es importante resaltar que dentro de los edificios o en locales cerrados y en situacio-
nes con elevado estrés, las medidas de seguridad deben ser redobladas, tomándose
en cuenta el aumento de los riesgos que producen estas circunstancias.
• Si durante el desplazamiento se cruza otro efectivo policial se debe adoptar la posición
preventiva, reubicándose en un nuevo sitio de manera que los dos no estén en la misma
línea de tiro y puedan disparar sus armas (si fuera necesario) sin inconvenientes.

• Es recomendable que un policía se desplace únicamente cuando el compañero se


encuentre en la posición de seguridad o cobertura. Esto permite que siempre exista
alguien preparado a defender al equipo.
• Si durante el desplazamiento un policía es atacado con arma de fuego, aquél que
estuviera en su cobertura debe identificar y neutralizar el ataque disparando contra
el sospechoso.
• Al encontrar una ventana, el primer efectivo policial debe pasar realizando una toma
de ángulo hasta llegar al otro lado de la ventana. Mientras se realiza esto, el segundo
policía debe ayudar en la seguridad. Cuando el primer policía ya haya pasado, éste
debe mantener la seguridad y el segundo policía pasará por debajo del nivel de la
ventana.
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POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Pasadizos
Son considerados áreas de riesgo. Pueden ser usados para dos fines:

Desplazarse hacia un lugar específico.


• Se realiza por ambos lados del pasadizo.
• Cuando es individual, uno avanza y el otro lo cubre, debiendo efectuarse esta acción en
forma alternada. Si el avance es simultáneo, los policías deben hacerlo en forma paralela,
diferenciando sus áreas de responsabilidad.
• Toda ventana, puerta, tragaluz o cualquier otro acceso existente, son puntos de riesgo,
debiendo ser controlados permanentemente.
• Se debe poner atención principalmente en puertas abiertas o entreabiertas.
• Se debe planear una ruta segura de retirada táctica, para retornar al área de seguri-
dad más cercana.

Escaleras
El control de una escalera es una de las acciones más peligrosas dentro de un inmue-
ble, y en la que la coordinación, comunicación y cooperación son absolutamente ne-
cesarias. La técnica a emplearse se deberá acondicionar al tipo, estructura y ubicación
específica de la escale¬ra, teniendo especial cuidado en los descansos. Si se tiene he-
rramientas de observación deberán ser empleadas.
167
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Es necesario que los efectivos policiales estén protegidos y preparados para de-
fenderse ante un eventual ataque. Las precauciones referentes a la seguridad en
los desplazamientos deben ser intensificadas en el caso de las escaleras, desde
la aproximación, con definición previa de los puntos de observación para cada
policía.

Hacia arriba
Existe mayor riesgo en controlar una escalera hacia arriba, por lo tanto es necesario
que los efectivos policiales en su desplazamiento observen las siguientes reglas:
• En una escalera hacia arriba los efectivos policiales deben apuntar sus armas hacia
el espacio superior.
• Ambos efectivos policiales deberán apuntar sus armas hacia el espa¬cio superior de
la escalera, con la finalidad de tener un control visual de la misma.
• El primer efectivo policial se parapeta y controla el espacio entre el ingreso y el pri-
mer descanso.
• El otro se pone en posición de disparo, recostado a uno de los lados de la escalera y
dirige su arma hacia la parte superior o final de la misma, iniciando así su desplaza-
miento.
• Si hubiera un tercero, adopta la misma posición pero recostado en la pared.
• Se sube lentamente, relevándose en cada ubicación que haya sido controlada, dan-
do cobertura al que se encuentra adelante.
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POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Hacia abajo
• Un efectivo policial cubre panorámicamente hacia el final de la esca¬lera, mientras que el
otro se desplaza apuntando hacia abajo hasta llegar al primer descanso.
• Una vez en el descanso, inspecciona con mirada rápida, ganada de ángulo o por medio de
un equipo especial (espejo o similares) el otro lado de la baranda o zona de observación
contraria, quedándose parapetado en ella y cubriendo la próxima zona de riesgo.
• El efectivo policial que da seguridad desde la parte superior se desplaza hasta el descanso
y apunta hacia abajo, cubriendo todas las áreas que representen una amenaza o riesgo a
la integridad de los policías.
• Para cada descanso se utiliza el mismo método. Es importante mantener en observación y
vigilancia cada área crítica.

e. Intervención en Equipos
Cuando la situación lo amerite y se evalúe la realización de una intervención de mayor
envergadura, lo ideal es que sea ejecutada por el equipo táctico de la unidad especia-
lizada.

Sin embargo, de no existir una disponibilidad inmediata de estas unidades, la inter-


vención deberá ser realizada por los efectivos policiales presentes en el lugar. Por ello
es importante conocer la conformación de un equipo.
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• El número de efectivos policiales de un equipo de intervención requerido es de 3 ó 4


como mínimo. En las intervenciones más complejas el número tendrá que ser mayor.
• Se divide en dos sub equipos: uno de reconocimiento (R), encargado de iniciar el ingreso y
registro; y otro de soporte (S), que se encargará de la seguridad de los policías, la custodia
de los intervenidos y las comunicaciones.
• Inclusive cuando sólo hay dos efectivos policiales, debe aplicarse la misma organización
táctica (un policía de reconocimiento y otro de soporte).
• En ambos casos, los equipos tendrán que ser estructurados y organizados con los criterios
de disciplina táctica.
• Este procedimiento debe ser utilizado sobre todo cuando lleguen los refuerzos, los que
deben ser organizados bajo estos criterios tácticos.

f. Conformación de los equipos

• R1: Reconocimiento uno


Efectivo policial que cuenta con mayor experiencia y destreza.

• R2: Reconocimiento dos


Efectivo policial escogido por el R1, debido a la necesidad de un perfecto entendi-
miento y confianza entre ellos. Debe preocuparse especialmente por la seguridad
del R1.

• S1: Soporte uno


Es la ubicación recomendable para el responsable del equipo poli¬cial, pues le faci-
lita adoptar las medidas operacionales y administrativas para el éxito de la misión.
Debe siempre mantenerse en condiciones de controlar las acciones dentro y fuera
del local de la intervención.

• S2/ S3 /S4: Soporte dos, tres, cuatro...


Se encargarán de la cobertura de las áreas revisadas, estarán atentos a la seguridad de
los policías que están al frente, tomando el con¬trol de los intervenidos y procediendo
a su inmovilización, registro y traslado inicial, así como a la protección de la retaguardia.
Atenderán directamente las órdenes del S1.

g. Comunicación
Piense tácticamente, teniendo conciencia del proceso men¬tal del sospechoso agresi-
vo y el máximo cuidado para no ser localizado. En ese sentido, la comunicación entre
policías debe ser cuidadosa. En situaciones de riesgo, en caso de utilizar la voz para
comunicarse con su equipo, hágalo susurrando.

El volumen del radio debe estar lo más bajo posible. De ser posible utilice auriculares
de oído (el radio puede estar separado). Debe hacerse todo para mantener la ventaja
táctica de la sorpresa.
170
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Una buena alternativa son las señales de mano, porque permiten una comunicación
eficiente entre el equipo y favorecen la sorpresa. Las señales de mano deben ser sim-
ples y formar parte del entrenamiento, para que no haya problemas. Al efectuar una
señal asegúrese de que su compañero recibió y entendió la comunicación sin haber
descuidado la atención de los puntos de observación.

atención congelarse
171
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Comando General de la Policía Nacional

cobertura sospechoso
172
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

limpio avanzar
173
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Comando General de la Policía Nacional

Uso de espejo
Existen en la actualidad equipos policiales basados en el empleo de espejos (peris-
copio, plancha de identificación, espejo táctico). Su uso brinda mayor seguridad al
efectivo policial, pues evita exponer parte de su cuerpo al realizar la observación, per-
mitiendo mantenerse dentro de la zona de abrigo o parapeto.

Es necesario tener presente estas recomendaciones generales en todos los casos:


• Si se encuentran con muchas áreas de peligro, es importante esperar el apoyo.
• Al escuchar un disparo, se debe efectuar una retirada táctica hasta la zona que se tenga
asegurada o controlada.
• Nunca se debe asumir que un lugar no representa riesgo o peligro, si éste no ha sido revi-
sado previamente.
• El desplazamiento no debe efectuarse por el centro de las escaleras.
• Es importante que el equipo que se lleve esté debidamente asegurado para evitar el ruido
innecesario que delate nuestra posición.

“Localizado un sospechoso, domine el fuerte


impulso para salir al encuentro de él, cúbrase
inmediatamente y, estando protegido, utilice la
verbalización para controlarlo”.
174
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

〉〉 CAPÍTULO II
REGISTRO Y CACHEO

A. GENERALIDADES

1. Registro o requisa personal


El registro a una persona es un procedimiento policial rutinario, realizado en el cuerpo,
vestimenta y pertenencias de un determinado ciudadano, teniendo como finalidad la lo-
calización de objetos relacionados con el delito (Art. 175 del CPP).

Tratándose de actividades que pueden comprometer la intimidad de las personas, los po-
licías deben realizarlas con el mayor cuidado y atención para no incurrir en arbitrariedades
o discriminaciones, ni someter a humillaciones innecesarias a las personas consideradas
sospechosas.

En aquellos casos en que la sospecha no se pueda confirmar, y los policías no encuentren nada
irregular, cabe al policía encargado del registro, de iniciativa, hablar con el ciudadano abordado
explicándole el carácter de la actividad, buscando el apoyo de éste y enfatizando la seguridad
de la comunidad. En los casos en que es patente la equivocación, y conforme a la evaluación de
las consecuencias del procedimiento, se deberá inclusive pedir disculpas al ciudadano.
175
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Comando General de la Policía Nacional

a. Tipos de registros
El registro se podrá desarrollar en el lugar del hecho, si el caso amerita, o en un lugar
cerrado y apartado del público. Hay diferentes tipos de registro:

Minucioso
• Destinado a procurar armas u otros objetos considerados como pruebas o instru-
mentos del delito.
• El sospechoso podrá estar de pie, arrodillado o tendido.
• La búsqueda será ejecutada a espalda del sospechoso.
• El policía deberá seguir la siguiente secuencia: retirar el sombrero o gorra del sos-
pechoso (si tiene) y examinarlo; palpar el cuello de la camisa; revisar el brazo, ante-
brazo y mano; revisar a lo largo de la espalda, desde los hombros hasta la cintura y
las axilas; verificar pecho, abdomen y región pubiana; revisar piernas, pantorrilla y
pies, verificando los calcetines y el calzado. Palpar todo el vestuario del sospechoso,
inclusive revisar todos los bolsillos, los dobleces, solapas, corbata, cinturón, etc.
• Esta búsqueda deberá ser ejecutada por los dos lados del sospechoso (derecho e
izquierdo), comenzando por un lado y luego de terminar éste, pasando al otro.

Completa
• Empleada cuando existe una real sospecha de que la persona porta armas u objetos
que constituyan pruebas de un delito o cuando se está procediendo a detener o
arrestar.
• Se realiza en un recinto cerrado o en dependencias policiales, a fin de evitar la aglo-
meración de curiosos y la resistencia del sospechoso a ser revisado.
• El sospechoso se desnuda, entregando su vestimenta al policía. Éste examinará pie-
za por pieza todo el vestuario, poniendo mucha atención en los dobleces, forros,
costuras, suela y tacos del calzado, gorros, sombreros, etc.
• El policía verificará el cabello del sospechoso y, ya desnudo, las partes íntimas y
todas las cavidades del cuerpo.

En mujeres
• Las mujeres también están sujetas a los mismos procedimientos que los hombres,
pero a ellas se les deberán realizar preferentemente por personal policial femenino
(Art. 175 del CPP), o utilizar otra mujer que haga el procedimiento bajo la orienta-
ción del policía masculino.
• En caso de extrema emergencia, para evitar consecuencias irremediables, y no ha-
biendo posibilidad de la utilización de personal femenino u otra mujer, el policía
masculino podrá efectuar la búsqueda en la mujer, debiendo ser en un lugar cerra-
do, con respeto y discreción, y utilizando el dorso de la mano (no la palma). Además
será necesaria la presencia de dos testigos de actuación.
176
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

2. Cacheo
Es un método de registro rápido de una persona, en el lugar del hecho o sus inmediaciones.
Normalmente se emplea en los arrestados y aprehendidos sospechosos de la comisión de un
delito, pero puede efectuarse también a las personas que, sin pertenecer al grupo anterior,
por el desarrollo de la intervención o por sus características propias, pueden convertirse en
un peligro para ellos mismos o para los policías actuantes en un posible traslado a un lugar
determinado (por ejemplo un hospital psiquiátrico o una oficina de Conciliación Ciudadana).
En el primer caso, la finalidad del cacheo, es buscar en el sospechoso armas u objetos pro-
hibidos por la ley y pruebas de la comisión del delito. En el segundo caso, se trata de buscar
objetos con los cuales la persona trasladada pueda autolesionarse o agredir a los policías.

Se realiza en el lugar del hecho:


• Luego de un arresto y antes de conducir a las dependencias correspondientes.
• Como rutina en la entrada espectáculos, campos deportivos y otros establecimien-
tos afines, a todas las personas que allí concurren o desean ingresar.
• Cuando se quiere hacer una búsqueda ligera y verificar si una persona tienen en su
poder armas u objetos peligrosos que puedan ser usados en prácticas ilícitas.
• Puede ser ejecutada de frente aunque, en lo posible, se procura que sea por detrás
de la persona intervenida. Se efectúa un movimiento rápido de deslizamiento de
las manos sobre la ropa del ciudadano, debiendo verificar sobretodo el tórax, axilas,
brazos, piernas y pies.
• La persona revisada debe levantar los brazos, si es posible colocando las manos
sobre la cabeza, con los dedos entrelazados.

3. Posiciones y procedimiento
Se puede realizar en las tres posiciones básicas, es decir: de pie o parado, arrodillado y
tendido. Dependiendo del lugar donde se efectúa y del grado de riesgo o peligrosidad del
sospechoso, el policía podrá determinar cuál de las posiciones es la más adecuada.

El lugar ideal para realizar el registro y cacheo es contra un muro o contra el lateral de un
vehículo. Preferentemente ha de llevarse a cabo por dos policías: uno efectúa el procedi-
miento y el otro brinda seguridad o cobertura a la acción.

También puede realizarse por un solo policía aunque, eso sí, extremando todas las pre-
cauciones.

Para llevarlo a cabo se ordenará al sospechoso que se coloque frente al muro, pared o la-
teral del vehículo a una distancia de un metro y medio. A continuación se le ordenará que
abra las manos y levante los brazos el máximo posible; también se le indicará que junte las
piernas, con las puntas de los pies a ambos lados y los talones pegados contra la pared.
177
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Comando General de la Policía Nacional

• El policía que registra se colocará detrás del sospechoso, en el lado opuesto del
policía que le brinda seguridad.
• Colocará su pie en forma lateral sobre los talones del sospechoso y con el antebrazo
sobre su cuello. En caso de ataque o intento de fuga, sólo se jalará hacia atrás para
romper el nivel mínimo de equilibrio que mantiene.
• Siempre se enmanilla primero.
178
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

• Se seguirá el procedimiento en el orden ya descrito anteriormente.


• Cuando sea necesario cambiar de posición, quien registra nunca ha de hacerlo cru-
zando por delante de quien lo cubre (línea de tiro). En todo caso, el policía que
cubre ha de cambiar de lado y ponerse nuevamente en el lugar opuesto del policía
que registra.

Cuando el registro se tenga que hacer en un lugar donde no hay ninguna pared ni
vehículo, se deberá adoptar la posición de arrodillado y proceder de acuerdo a lo ya
descrito.

En situaciones de alta peligrosidad, la posición más adecuada es la de tendido, toman-


do las medidas de seguridad y de procedimiento ya descritas.

Otras cuestiones a tener en cuenta en el registro


Por encima de todas las técnicas expuestas, hay otras cuestiones a tener en cuenta en
relación con el registro y el cacheo. Estas cuestiones, si bien no influyen en la mecánica
de acción, determinan que el trabajo sea seguro y efectivo.

• El policía ha de poner toda su atención en lo que está haciendo, nunca habrá de


distraerse mientras trabaja.
• El policía no ha de poner nunca la mano cerca de la boca de la persona registrada.
Los dientes pueden ser un arma muy peligrosa.
• No se dirá nunca que un arrestado ha sido registrado, cuando esto sólo se ha hecho
en forma superficial.
• En el caso de efectuar el registro solo, sin la colaboración de otros policías, es conve-
niente tener la defensa a mano y buscar la posición más ventajosa para hacerlo.
• En el caso de esperar la colaboración de otros camaradas, el policía se quedará de-
trás de los sospechosos después de haberlos colocado en alguna de las posiciones
siguientes:
A. Sospechosos sentados con las piernas abiertas al máximo y los dedos de
las manos entrelazados detrás de la cabeza, en la nuca.
B. Sospechosos tendidos en el suelo, boca abajo, con los brazos y piernas
abiertas.
C. Sospechosos de rodillas con los tobillos cruzados y los dedos entrelaza-
dos por encima de la cabeza.

4. Conducción de los arrestados o aprehendidos


Se suele pensar que la conducción de los arrestados o aprehendidos no comporta ningún
riesgo para los policías, pues se supone que la acción agresiva ya ha sido anulada. No obs-
tante, hay que tener en cuenta que se ha anulado la agresión de las manos, en el supuesto
de que el detenido está enmanillado, pero no de los pies, la cabeza o el resto del cuerpo.
179
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Comando General de la Policía Nacional

Recordemos que la persona arrestada y privada de su libertad puede luchar por ella, cosa
hasta cierto punto normal. Por tanto, estas personas se han de considerar un peligro po-
tencial para los policías que intervienen.

Puede decirse que la conducción de arrestados o aprehendidos presenta dos momentos


de riesgo: la entrada y la salida del coche patrullero y el propio traslado en el interior del
vehículo. Este último riesgo es minimizado con la medida física de la reja de separación del
vehículo policial.

En estos casos deben tenerse los siguientes cuidados:


• Nunca han de trasladarse en un vehículo más arrestados que policías.
• Nunca han de trasladarse arrestados sin enmanillar.
• Nunca se debe enmanillar a un arrestado a objetos fijos del vehículo. En caso de un
accidente podría quedar imposibilitado para salir del vehículo. Hay que recordar
que el policía es el responsable de lo que le pueda suceder al arrestado.
• Habiendo cooperación de parte del arrestado, no hay motivo para el uso de la fuer-
za, abuso verbal o físico que podrían hacer que cambie de cooperador a violento.
• No practique ni permita malos tratos; preserve la integridad física y moral del arres-
tado evitando que se lesione, inclusive, voluntariamente.

En este caso, se debe proceder de la siguiente manera:


• Proteger la cabeza del arrestado, cuando se lo embarca y desembarca del vehículo
patrullero.
• Asegurarse de que las manillas no estén excesivamente apretadas o que causen
dolor.
• Evitar el uso excesivo de la fuerza, poniendo especial cuidado con las torceduras de
las articulaciones.
180
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

〉〉 CAPÍTULO III
MANTENIMIENTO DEL ORDEN PÚBLICO

A. GENERALIDADES
Desde el punto de vista normativo, se entiende por Orden Público a la vigencia de las leyes
y del principio de autoridad. Desde el punto de vista fáctico, Orden Público es el estado
relativo de tranquilidad y seguridad que reina en los espacios públicos y demás lugares
de convivencia humana, en observancia de las leyes y el respeto a la autoridad, siendo la
Policía Nacional responsable de garantizarlo, mantenerlo y reestablecerlo.

La paz, la estabilidad y la seguridad de un país dependen de que sus organismos encar-


gados de la aplicación de la ley puedan hacer cumplir las leyes nacionales y velar por el
orden público.

El mantenimiento del orden consiste en


garantizar que todas las personas ejerzan sus
derechos y libertades legales sin infringir los
derechos de otros, al tiempo que se garantiza
que todas las partes respeten la ley.
181
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

El cumplimiento efectivo de esta respon-


sabilidad se torna más difícil cuando las
circunstancias relacionadas con un even-
to, en un principio pacífico, se vuelven
violentas o desembocan en disturbios y
tensiones, situaciones de emergencia o,
finalmente, en situaciones de conflicto
armado. En cada caso, la Policía Nacional
es responsable del mantenimiento del or-
den público.

1. Derechos y libertades fundamentales


Existen ciertos derechos y libertades, incluyendo los Derechos Humanos, incorporados en
instrumentos de Derecho Internacional y de la Legislación Nacional, aplicables a las reunio-
nes, manifestaciones, concentraciones y actos similares. Tales derechos, de los que toda
persona debe disfrutar, son:

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP).


• Derecho a no ser molestado a causa de sus opiniones. (Art. 19.1)
• Derecho a la libertad de expresión. (Art. 19.2)
• Derecho de reunión pacífica. (Art. 21)
• Derecho a asociarse libremente. (Art. 22.1).

Constitución Política Del Estado.


• Derecho a emitir libremente sus ideas y opiniones por cualquier medio de difusión.
(Art. 7. b)
• Derecho a reunirse y asociarse para fines lícitos. (Art. 7. c)
• Derecho a ingresar, transitar y salir del territorio nacional. (Art. 7. g)
• Derecho a formular peticiones individual y colectivamente. (Art. 7. h).

El ejercicio de estos derechos no es ilimitado, pueden y están sujetos a ciertas restric-


ciones, siempre que:
• Estén fijadas por la ley.
• Sean necesarias.
• Sirvan para asegurar el respeto de los derechos de los demás; o para la protección
de la Seguridad Nacional, el Orden Público, la salud y moral públicas. (PIDCP, Art.
19.3 y 22.2)

Las personas tienen derecho a tener una opinión y a expresarla, a reunirse pacíficamente y a
asociarse con otras personas, siempre que cumplan sus responsabilidades de acuerdo a la ley.
182
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

El Orden Público se altera en situaciones como: concentraciones, manifestaciones, mar-


chas, huelgas, mítines, disturbios interiores, etc. Ante estas situaciones, la policía debe de-
sarrollar su actividad dentro del marco del Derecho Internacional de los Derechos Huma-
nos y en particular bajo los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de
Fuego, y del ordenamiento jurídico nacional e institucional.

No se podrán invocar circunstancias excepcionales tales como la inestabilidad política in-


terna o cualquier otra situación publica de emergencia para justificar el quebrantamiento
de los Principios Básicos sobre el Uso de la Fuerza y de Armas de Fuego.

conflicto
armado
conflicto internacional
armado
interno
Dsiturbio
interno
TENSIÓN
paz social

DIH

ACTIVIDAD DE POLICÍA ACTIVIDAD DE FF AA


DERECHO HUMANOS

B. Prácticas en la aplicación de la ley


La Policía Nacional a lo largo de su existencia ha enfrentado numerosas situaciones de alte-
ración del Orden Público, algunas de gran magnitud y con consecuencias graves. En los úl-
timos años estas acciones aumentaron en número y en tamaño, lo que hizo que la respues-
ta policial tenga que estar mejor preparada, estructurada y organizada. Algunos aspectos
muy importantes son: la buena preparación, una adecuada planificación, la apariencia de
los efectivos policiales cuando se presentan ante los ciudadanos, la comunicación con los
manifestantes, la intervención rápida y, por último, el planteamiento moderado y diferen-
ciado del uso de la fuerza, para lo cual se deberá tener en cuenta lo siguiente:
183
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Comando General de la Policía Nacional

1. Preparación
• Los efectivos policiales que cumplen esta función deben estar familiarizados con
los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los
Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley, con el Código de Conducta para
Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley y con los niveles de tolerancia de
las operaciones de mantenimiento del Orden Público.
• Manejar técnicas de solución pacifica del conflicto (mediación, negociación, persua-
sión) y estar familiarizados con el comportamiento de multitudes.
• Permanente entrenamiento en formaciones policiales tácticas y en el empleo de
los equipos antidisturbios defensivos que le permitan actuar en forma profesional,
sincronizada y ordenada.
• El personal policial que participe en las intervenciones debe mantener una actitud
reflexiva, ecuánime y ponderada con la finalidad de diferenciar y reconocer a las
personas que no participan directamente de las manifestaciones.
• Estar debidamente compenetrado con el clima psicosocial imperante, familiarizán-
dose con los posibles comportamientos y las reacciones. Hay que tener en cuen-
ta que en las multitudes las personas que la integran no se comportan como una
masa homogénea; que las personas
integradas en una multitud no son
necesariamente más susceptibles
de recurrir a la violencia que en
las circunstancias habituales; y, fi-
nalmente, que las personas que
integran una multitud no tienen
necesariamente más tendencia a
comportarse en forma exaltada o
irracional. Todo esto nos hace ver
y concluir que las personas que se
encuentran en una multitud siguen
siendo individuos.

2. Planificación
La experiencia en el mantenimiento del orden público demuestra que muchos aspectos
de las manifestaciones, reuniones, etc. son, en cierta medida, previsibles. Estos actos,
especialmente los de gran envergadura, se preparan con anticipación y es en esta fase
donde la policía, en lo posible, debe intervenir. Las ventajas obvias de tal procedimiento
son que:

• Los organizadores conocen los objetivos y los niveles de tolerancia en la operación policial,
así como sus responsabilidades con aquéllos que no participan en la manifestación.
184
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

• La policía conoce las metas y objetivos de la manifestación y tiene calculados el


número de participantes, la eventual conducta, horarios, etc.
• Ambas partes pueden, por consiguiente, planificar claramente los itinerarios, la
presencia policial, el número de policías, el equipo necesario, el apoyo de otras
unidades, los cortes de tráfico y, en general, todas las medidas de excepción a ser
adoptadas.
• Los puntos de discrepancia o de posible conflicto pueden negociarse y resolverse
antes del acto, para que no existan problemas reales cuando éste se lleve a cabo.
• Elaborar un plan de operaciones, teniendo en cuenta todas las informaciones y las
propias capacidades policiales.

Una estrategia eficaz para imponer la ley ya no consiste en esperar a que se altere el orden
público para después tener que restaurarlo. La prevención de disturbios, gracias a la pre-
paración arriba mencionada y a una rápida intervención, resulta la más adecuada para una
solución pacífica y sin problemas mayores de la situación planteada.

3. Apariencia
• La presentación física y la apariencia de los efectivos policiales influye en la forma en
que son percibidos por los manifestantes: el uniforme, los escudos, cascos y vehícu-
los anti-disturbios pueden interpretarse como una acción hostil, aunque su objetivo
principal sea proteger a los policías.
185
Policía Nacional de Bolivia
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• La tradicional idea de que los policías, pertrechados con los equipos antidisturbios com-
pletos, con cañones de agua, gases lacrimógenos y perros, son un factor de disuasión
para la multitud y contribuyen a calmar la violencia, no es del todo correcta.
• La ejecución de formaciones tácticas para el control y el mantenimiento del orden,
con coordinación, prestancia y rapidez impactan psicológicamente en la multitud,
persuadiéndola de disolverse pacíficamente.
• El personal policial no debe reaccionar ante las provocaciones de la multitud (insul-
tos, gestos, ademanes).

4. Comunicación
• Se debe hacer lo posible para reunirse preliminarmente con los manifestantes. Du-
rante una manifestación o marcha pacifica es muy importante que exista una buena
comunicación, empleando en lo posible equipos potentes de altoparlantes, para así
advertir permanentemente y con firmeza las acciones que se van a tomar.
• El Jefe Policial Operativo buscará dialogar con los líderes o dirigentes con el fin de
que acaten las disposiciones de la autoridad policial; pero no deberá intimidarlos,
engañarlos o retarlos, ni prometer lo que no se va a cumplir.
• Desde el punto de vista psicológico, una persona necesita tiempo para aceptar ór-
denes, en especial si vienen de un policía. Cuando esa per¬sona forma parte de
un grupo, las cosas se complican. Ser el primero en ceder ante la presión policial
significa quedar mal ante el grupo; también puede ser difícil salir de la multitud.
• Se debe tener en cuenta que la multitud es un conjunto de personas y no una masa
humana que debe tratarse como un todo. La mayoría de sus integrantes tendrá de-
masiado miedo u optará por cuidar su propia seguridad.

5. Intervención oportuna
• La actuación policial debe basarse
en un planeamiento táctico y no ne-
cesariamente en el comportamien-
to de la multitud, garantizando así la
intervención oportuna para contro-
lar los incidentes iniciales.
• Estos incidentes suelen ser provoca-
dos por grupos muy reducidos, los
cuales muchas veces no son contro-
lados por los líderes.
• El empleo de efectivos policiales
vestidos de civil permitirá la ubicación y el arresto oportuno de los alborotadores y
posibles infiltrados (pandilleros, antisociales y otros).
186
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

• Se individualizará a los presuntos autores de delitos para detenerlos y ponerlos a


disposición de la autoridad competente, mediante el parte respectivo. Para este fin
es recomendable utilizar medios como filmaciones o fotografías.
• En caso de bloqueo de vías públicas con piedras, ladrillos u objetos contundentes y
quema de llantas, se procederá a limpiar las vías apagando las llantas y adoptando
las medidas de seguridad pertinentes.

Una intervención desordenada de la policía


puede afectar a manifestantes pacíficos y a
personas no involucradas, contribuyendo así al
deterioro de la situación.

6. Empleo diferenciado de la fuerza


Superadas las etapas anteriores sin resultados positivos, y si no fuera posible dispersar la
manifestación por otros medios, el empleo de la fuerza se limitará al mínimo necesario. (PB
12, 13 y 14; CC 3)
187
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

a. Advertencia del uso de la fuerza


La Unidad Antidisturbios (UTOP) intervendrá después de advertir verbalmente su in-
tención de usar la fuerza, dando un tiempo suficiente para que esta advertencia sea
tomada en cuenta.

Las órdenes de advertencia se harán en tono imperativo y serán claras, cortas y repe-
tidas cuantas veces sea necesario, especificando las acciones que deben ser realizadas
por las personas. Sin perder la firmeza, es fundamental que las órdenes sean además
impartidas con serenidad, de manera que la policía demuestre tener el control de la
situación. El comunicador policial debe seguir impartiendo las órdenes incluso si la
fuerza ya está siendo empleada:

• ¡Les habla la Policía Nacional! o ¡Atención, es la policía!


• ¡Esta es una advertencia de uso de la fuerza! o ¡La policía va usar la fuerza!
• ¡Desocupen la vía! o ¡Salgan, retrocedan!

Las anteriores órdenes constituyen un núcleo que debe ser constantemente repetido
por el comunicador. Sin embargo, existen otras órdenes que podrán ser transmitidas
en los intervalos de las repeticiones y que guardan más relación con el contexto parti-
cular de la operación, por ejemplo:

• ¡Retiren primero a las mujeres y los niños!


• ¡Los que permanezcan serán arrestados!
• ¡Los puestos de asistencia médica están ubicados en la calle!
• ¡Salgan de (plaza, calle, predio, etc.) utilizando la calle!

En general, sólo habrá un comunicador policial, el cual, de preferencia, deberá haber


sido entrenado para este tipo de acciones.

El comunicador –que no debe ser el Jefe Operativo– se posicionará de manera que


pueda tener un panorama amplio de lo que viene aconteciendo (debe estar en con-
tacto radial permanente con el Jefe Operativo) y, desde su ubicación, deberá utilizar
equipos de altoparlantes que permitan que su voz se imponga.

Tenga en cuenta que utilizar altoparlantes o megáfonos de poca potencia impedirá


que la multitud ruidosa perciba con claridad las órdenes impartidas, lo que contribuye
al deterioro de la situación.

b. Procedimientos para el uso de la fuerza


Cuando se recurra a la fuerza, ésta deberá ser usada en forma racional y progresiva;
basándose en los principios de legalidad, necesidad, proporcionalidad y conducta éti-
ca; reduciendo al mínimo las lesiones. (PB 5b)
188
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

• Para disolver a la multitud se procederá por el lado menos compacto, adoptando forma-
ciones tácticas de control de multitudes y disturbios civiles, para de esta manera dividir-
la y dispersarla en el sentido o la dirección por donde el Jefe Operativo haya previsto.
• Evitar que el personal arrebate banderas o pancartas utilizadas por los manifestan-
tes, para no exacerbar los ánimos.
• No debe emplearse la fuerza en personas que huyen o caen mientras corren, sino contra los
individuos que ofrezcan resistencia física y agredan a los efectivos policiales. (CC 3)
• No utilizar, como reacción contra el ataque de los manifestan¬tes, los objetos con-
tundentes (piedras, palos, fierros) lanzados con¬tra el personal policial. Mostrar en
todo momento una actitud disuasiva y tolerante con los manifestantes.
• EI personal policial dejará de utilizar la fuerza inmediatamente al cese de la resisten-
cia o violencia, sin perjuicio de adoptar las correspondientes medidas de seguridad.
(PB 4 y 5b; CC 3)
• El bastón policial se empleará de acuerdo a la situación y circunstancias (ver uso del
bastón policial PR 24).
• Empleo de agentes químicos: Existen diversos sistemas de proyección y dispersión
de gases: granadas de mano, proyectiles y cápsulas para rifle lanza gas, balones de
gas, spray, entre otros; generalmente empleados en operaciones de mantenimiento
del orden público, control de motines u otras similares.

Sólo podrá utilizarse este material bajo estricto control, evitando un empleo indiscri-
minado que cause efectos colaterales nocivos (asfixia u otros) para la salud de las per-
sonas. Se deben cumplir rigurosamente las especificaciones técnicas para alcanzar los
efectos deseados sin excesos.

En estas situaciones, el policía debe tener en cuenta las posibles consecuencias de


emplear material lacrimógeno y su responsabilidad en la protección de la vida e inte-
gridad de las personas. Por ello, deberá considerar lo siguiente:

- Las especificaciones técnicas para su uso, sistemas de disparo, distancias de


seguridad, trayectoria del o de los proyectiles y cápsulas, efectos en ambien-
tes cerrados, entre otros.
- No se puede controlar la dispersión de los gases. En tal sentido, se debe evitar
la concentración de gases en un solo ambiente (exceso en el uso) así como
mantener esta situación por mucho tiempo (repetición del uso).
- En ninguna circunstancia se harán disparos directos con munición de gas con-
tra las personas.
- Evitar su uso en inmediaciones de hospitales y colegios. (PB 4 y 5b; CC3), así
como en lugares o locales cerrados.
- Tener en cuenta que el riesgo de un efecto letal o de graves lesiones sigue
existiendo, dependiendo de:
1. El tipo de gas empleado, tiempo de exposición y la concentración de
los gases;
189
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

2. La capacidad física de las personas afectadas (edad, contextura, salud


debilitada).
3. La técnica empleada en su uso.

c. Uso de armas de fuego


• En la intervención para controlar a la multitud y reestablecer el Orden Público, no
podrán utilizarse armas de fuego, salvo cuando exista una amenaza inminente de
muerte o de lesión grave contra los efectivos policiales u otros ciudadanos, o cuan-
do resulten ineficaces otros medios menos peligrosos y únicamente en la mínima
medida necesaria.
• Para ello, debe darse una clara advertencia de la intención de utilizar el arma de
fuego. En ningún caso es legal disparar indiscriminadamente contra una multitud.
(PB 14)
• Los disparos en automático (cadencia de ráfaga) están prohibidos en estas circuns-
tancias.

d. Asistencia a las personas afectadas


Deben planificarse previamente los corredores humanitarios y el acceso de personal médi-
co y socorristas (PB 5c). En ese sentido, se deberá proceder de la siguiente manera:

• Dar la mejor acogida y colaboración a la Cruz Roja Boliviana y miembros del Comité
Internacional de la Cruz Roja (CICR), facilitando su acceso a las personas afectadas
para brindarles los auxilios necesarios. Asimismo, a cualquier otra institución (gu-
bernamental o no) de socorro, asistencia o con vocación humanitaria que pueda
prestar auxilio a las víctimas.
190
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

• La policía, por razones de seguridad, podrá limitar el número de instituciones so-


corristas, siempre que no impida prestar eficaz y suficiente asistencia a todas las
personas que lo requieran.
• La policía debe auxiliar a las personas que resulten lesionadas y evacuar a los heri-
dos a centros asistenciales para su atención médica. Asimismo, se debe notificar lo
más pronto posible a las familias de las personas arrestadas o que fueron gravemen-
te afectadas por el uso de la fuerza (PB 5d).

e. Personas arrestadas
• En caso de haber arrestados, deben ser trasladados inmediata¬mente a las depen-
dencias policiales correspondientes, de acuerdo a los procedimientos operativos
vigentes y puestas a disposición del Ministerio Público.
• Se debe evitar realizar arrestos masivos o indiscriminados.
• En caso de que sea necesario arrestar a grandes cantidades de personas, se debe
contar con lugares adecuados y suficientes para albergarlas conforme a lo previsto
en el Plan de Operaciones.
• Para tener un adecuado control sobre las personas privadas de libertad y prevenir
las desapariciones forzadas, se debe establecer y mantener registros oficiales con
información de estas personas.

f. Informes
Es necesario formular los partes e informes sobre las operaciones policiales en las
cuales la Policía ha utilizado la fuerza, haciendo constar detalladamente los equipos,
armas y municiones utilizados y de ser el caso, la existencia de heridos o muertos y las
medidas tomadas (PB 6; 22).

En tal sentido, el policía deberá:


• Adoptar los procedimientos después del uso de la fuerza utilizando como base los
criterios establecidos para disparos de armas de fuego.
• Elaborar un informe detallado sobre el uso de la fuerza y todas las actuaciones ope-
rativas realizadas, además de los incidentes y otras situaciones que hubieran ocurri-
do durante la intervención policial.

Cabe señalar que no se podrán invocar


circunstancias excepcionales o situaciones públicas
de emergencia para justificar el quebrantamiento
de las anteriores disposiciones (PB 8; CC 5).
191
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

〉〉 CAPÍTULO IV
MANEJO DE CRISIS

La información contenida en este capítulo está dirigida a policías sin formación especiali-
zada. Tiene por finalidad brindarles conocimientos básicos esenciales para una interven-
ción preliminar hasta la llegada de los grupos especiales de la policía que se suelen hacer
cargo de este tipo de operaciones.

A. CONCEPTO DE CRISIS
Es un evento o situación crucial que exige una respuesta especial de la policía y de otras
autoridades (según el caso), a fin de asegurar una solución aceptable.

También se considera como una alteración grave del orden público, previsible o imprevi-
sible, ocasionada por acción humana o de la naturaleza, que puede afectar la vida e inte-
gridad de las personas, la propiedad pública o privada, las relaciones internacionales del
Estado o la seguridad nacional, demandando una respuesta especial de la policía y, en
algunos casos, la intervención de las más altas autoridades del gobierno.

En estos casos, la policía deberá actuar dentro del marco del respeto de los Derechos Hu-
manos, en particular de los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas
de Fuego por los Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley y del ordenamiento
jurídico nacional.
192
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

B. OBJETIVOS
1. Preservar Vidas:
• Rehenes.
• Ciudadanos.
• Policías.
• Causantes de la crisis.

2. Aplicar la ley:

“Las consecuencias de una respuesta mal


preparada o ilegal pueden ser peores que la
propia crisis” (FBI-NA)

C. GRADOS DE RIESGO O AMENAZA


• Primer grado: Alto riesgo.
• Segundo grado: Altísimo riesgo.
• Tercer grado: Amenaza extraordinaria.
• Cuarto grado: Amenaza excepcional.

D. NIVELES DE RESPUESTA
1. Alto riesgo
La crisis puede ser resuelta utilizando los recursos de las fuerzas propias de una unidad
policial del sector o con el apoyo de alguna otra unidad policial cercana.

2. Altísimo riesgo
En estas situaciones se requiere la intervención directa de Unidades Tácticas y personal es-
pecializado de la policía. Puede comprometer la intervención de las más altas autoridades
políticas y administrativas del Departamento.

3. Riesgo extraordinario
Es necesaria la participación de otros Sectores y Organismos del Estado (FF.AA.), pudiendo
comprometer la intervención de las más altas autoridades del Gobierno Central.
193
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

4. Riesgo excepcional
Situación que compromete la Seguridad Nacional o afecta las relaciones Internacionales
del Estado. Por tanto, la respuesta a este nivel de crisis siempre comprometerá la inter-
vención de las más altas autoridades del Gobierno, en coordinación con Organizaciones
Internacionales u otros Estados.

Los niveles de respuesta de la policía se enmarcan en los principios del uso de la fuerza
desarrollados en este manual y están en relación directa al grado de amenaza.

E. PERÍMETROS TÁCTICOS

F. PROCEDIMIENTO PARA EL MANEJO DE CRISIS


No obstante que toda crisis requiere una respuesta especial de la policía, debemos tener
en cuenta que son aquellos efectivos policiales que intervienen inicialmente los que de-
ben adoptar los siguientes primeros pasos:
194
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

1. Contener
Se adoptarán las medidas necesarias para determinar el espacio geográfico que compro-
mete la crisis, y que constituye la zona de riesgo, evitando su expansión y evacuando al
público. No permita que la situación no empeore, preparándose incluso a negociar.

2. Aislar
Estableciendo un perímetro táctico de seguridad que permita controlar las comunicacio-
nes, ubicación del puesto de comando, servicios de salud, bomberos, etc., se impedirá
el acceso de personas ajenas al evento, facilitando la salida y evacuación de la zona de
riesgo.

3. Negociar
Es el conjunto de acciones planificadas y ordenadas que permiten intervenir dentro del
marco de la ley con el propósito de persuadir a un presunto infractor, de garantizar la vida
e integridad de las personas y resolver con éxito la crisis.

IMPORTANTE. Las negociaciones deben estar a cargo de un negociador profesio-


nal de la policía. A falta de éste, asume la responsabilidad el efectivo policial que
reúna condiciones para desempeñarse como tal, nunca el responsable del grupo.
Se deben considerar las pautas que a continuación se indican para actuar como
negociadores no entrenados.

G. GUÍA PARA NEGOCIADORES NO ENTRENADOS


• Siempre use un chaleco a prueba de balas.
• Use siempre una buena cobertura, busque su seguridad.

Lo que se debe hacer:


• Prepárese para una posible fuga de los sospechosos.
• Esté preparado para recibir a los rehenes.
• Considere el uso del teléfono para negociar.
• Siempre esté listo para recibir mensajes.
• Identificar el tipo de interlocutor y su motivación (política, religiosa, económica, etc).
• Use un megáfono si no tiene la disponibilidad de un teléfono.
• Mantenga un registro de sus acciones.
• Establezca una relación para luego comenzar a trabajar en la solución.
• Identifíquese sólo con su nombre, no el grado. Pregunte:
195
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

¿Quién es usted?
¿Qué significa esto?
¿Qué está sucediendo?
• Siempre conversar usando el término “nosotros”
• Reaccionar con sensibilidad ante las emociones del causante.
• Transmitir con la voz sentimientos de comprensión, amistad, calidez y respeto.
• Distraiga al sospechoso cuando esté por cumplirse un plazo de tiempo fijado.
• Siempre intentar ganar tiempo.
• Sugerir periódicamente que debe detener o acabar con esta situación.
• Planificar la entrega de alimentos, medicinas, ropa, etc.
• El negociador no debe entregar las cosas, sino otra persona.
• Elaborar el plan de contingencia y actualizarlo permanentemente ante una posible
rendición u otra reacción.
• Piense que usted quiere retornar a casa con vida.

Lo que no se debe hacer.


• Nunca diga “entréguese”, diga “salga”.
• No desafíe al sospechoso a concretar sus amenazas.
• No pregunte por demandas, tal vez no tienen ninguna.
• No se presente como la persona responsable de la decisión final.
• No haga promesas, diga: “Veré lo que puedo hacer”.
• No establezca límites de tiempo, nunca pregunte “¿Cuánto tiempo tengo?
• No acepte límites de tiempo por parte del sospechoso.
• No permita que otras personas hablen con el sospechoso.
• No discuta con el sospechoso, déjelo hablar.
• No se enoje, mantenga la calma.
• No use las palabras “sí” o “no”. Siempre debe emplear condicionales: “tal vez”, “qui-
zás”, “es difícil”.
• No proporcione por ningún motivo alcohol, droga o armas.
• No puede intercambiar personas.

No arriesgue, negocie con seguridad.


196
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

〉〉 BIBLIOGRAFÍA

CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO - 1995

LEY ORGÁNICA DE LA POLICIA NACIONAL – 1985

CÓDIGO PENAL
Ley No. 1768 del 10 de Marzo 1997.

CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO PENAL


Promulgada el 25 de Marzo de 1999.

CÓDIGO DE CONDUCTA PARA FUNCIONARIOS ENCARGADOS DE HACER CUMPLIR LA LEY.


Aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en Resolución
34/169, 1979.

GIRALDI Nelson
TIRO DEFENSIVO DE PRESERVAÇÃO DA VIDA,“METODO GIRALDI”
Boletín Geral nr.034, Policía Militar de Sao Paulo, Brasil, 1999.

NACIONES UNIDAS
DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
DPI/876/Rev.2-98-08814-ABR-1998-80M.
197
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

NACIONES UNIDAS
DERECHOS HUMANOS Y APLICACIÓN DE LA LEY.
Manual de Capacitación en Derechos Humanos para la Policía. Alto Comisionado
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Ginebra y Nueva York, 1997.

POLICÍA MILITAR DE MINAS GERAIS


MANUAL DE PRÁTICA POLICIAL.
Centro de Pesquisa e Pós-Graduacão da PMMG.Belo Horizonte, Brasil,Primera
edicão.Volume 1, 2002.

POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ


MANUAL DE DERECHOS HUMANOS APLICADOS A LA FUNCIÓN POLICIAL.
Ministerio del Interior. Lima: Primera Edición, 2006.

POLICIA NACIONAL DEL ECUADOR


MANUAL DE DERECHOS HUMANOS APLICADOS A LA FUNCION POLICIAL
Ministerio de Gobierno y Policía. Quito: Primera Edición, 2007.

MANUAL DE INSTRUCCIÓN EN ARMAS DE FUEGO


Centro de Capacitación en Seguridad Diplomática.
Servicio de Seguridad Diplomática. Departamento de Estado EE.UU.

IACIOFANI Rubén
MANUAL DEL BASTON POLICIAL TONFA.
Escuela de Taidokai Tempo. Chubut, Argentina 1998.

ROYUELA DOMINGO Josep E.


RIQUELME GUZMAN Ángel M.
TECNICAS BASICAS DE INTERVENCION.
Seguridad en el Trabajo Policial. Catalunya España.

PRINCIPIOS BÁSICOS SOBRE EL EMPLEO DE LA FUERZA Y DE ARMAS DE


FUEGO POR LOS FUNCIONARIOS ENCARGADOS DE HACER CUMPLIR LA LEY.
Adoptados por el Octavo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención
del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en La Habana
– Cuba, del 27 de agosto al 07 de septiembre de 1990.

ROVER, C. de.
SERVIR Y PROTEGER DERECHOS DE LOS DERECHOS HUMANOS Y DERECHO
HUMANITARIO PARA LAS FUERZAS DE POLICÍA Y DE SEGURIDAD.
Comité Internacional de La Cruz Roja – Ginebra – 1998
198
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

〉〉 ANEXO
GUÍA DEL INSTRUCTOR
[Usuario del cd-rom]

PROGRAMA INTERACTIVO DEL MANUAL DE TÉCNICAS


BÁSICAS DE INTERVENCIÓN POLICIAL EN EL CONTEXTO
DE LOS DERECHOS HUMANOS
Directrices metodológicas para el empleo del material multimedia
en la capacitación
Los conceptos teóricos, a veces abstractos, plasmados en el Manual, están visualizados de
forma animada en el CD-ROM con la finalidad de que a las personas participantes de una
formación les resulten más fáciles de comprender y recordar. Los estudios realizados han
confirmado que el proceso de aprendizaje es más eficaz cuando los estudiantes emplean
varios sentidos a la vez.

El CD-ROM es un instrumento didáctico compuesto de materiales diversos por cada tema


descrito en el Manual de Técnicas Básicas de Intervención Policial en el contexto de los
Derechos Humanos. Incluso se podría decir que difícilmente se utilizará todo el material
disponible en una sola formación.
199
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

El participante siempre estará consciente


que durante la capacitación se utilizará
también el Manual como fuente de consulta y
profundización del conocimiento.
Gracias al abundante material que se brinda en los talleres (entre otros, el Manual y CD-
ROM), se flexibiliza el diseño de la capacitación que se desea impartir. Además, se puede
encontrar una combinación de medios de capacitación para cada lección en función de los
objetivos, los participantes, el contexto local y coyuntural de la formación, etc.

Una vez que el instructor se haya familiarizado con el contenido del CD-ROM, complemen-
tado con el contenido del Manual, estará en capacidad de improvisar fácilmente durante
el desarrollo de cada lección.

Pasos para el desarrollo de una sesión didáctica


En primer lugar, es necesario definir correctamente el objetivo de cada sesión didáctica.
Por ejemplo:

• Informar a los participantes del contenido en el CD acerca de los Derechos Humanos,


la labor que desempeña el CICR o sobre los instrumentos disponibles de protección
de los DD.HH.
• Dar a conocer a los participantes los principios de los Derechos Humanos e incitar-
los a reflexionar sobre las consecuencias de esa normativa para la práctica policial
cotidiana.
• Motivar a los participantes para que integren los principios de Derechos Humanos y
principios humanitarios en su entorno profesional.
• Inculcar en los participantes un mayor conocimiento de los temas para que puedan
aplicarlo en su ámbito de trabajo y transmitírselo a otras personas.

Cuando se haya determinado el objetivo –y establecido un marco temporal realista– po-


drán elegirse los métodos y el material. Para ello, es importante reconocer que cada for-
mato tiene un potencial y una presentación diferentes. En el CD-ROM existe material muy
apropiado para abordar objetivos de motivación y también para inculcar conocimientos.
De la misma manera, brinda elementos para hacer trabajar a los participantes y que re-
flexionen sobre un tema determinado, solicitándoles que apliquen los conocimientos ad-
quiridos.

En los párrafos siguientes, ofrecemos directrices sobre la idoneidad de los métodos y el


material según el objetivo establecido.
200
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

1 Índice CD-ROM
1 Presentación
1.2 PNB.
1.2.1 Presentación.
1.2.2 Policía Comunitaria.
1.2.3 Enlaces.
1.3 CICR.
1.3.1 Actualidad.
1.3.2 Como surgió – Herramientas y principios.
1.3.3 Actividades.

2 Conocimientos Básicos
2.2 Introducción.
2.3 Marco Legal.
2.4 Ética.
2.4.1 Ética – Percepción de una ciudadana.
2.4.2 Código de Conducta y percepción de un policía.
2.4.3 Investigación del delito – Percepción de una ciudadana.

3 Uso de la fuerza y de armas de fuego


3.2 Introducción.
3.3 Preparación psicológica.
3.4 Principios Básicos del Uso de la Fuerza.
3.5 Uso diferenciado y progresivo de la fuerza.
3.6 Armas de fuego.
3.6.1 Posiciones del arma de fuego.
3.6.2 Uso de armas de fuego: Intervención.
3.6.3 Uso de armas de fuego: Situaciones especiales.
3.7 Manejo de crisis.

4 Registro y enmanillamiento
4.2 Introducción.
4.3 Nomenclatura de las manillas.
4.4 Uso correcto de las manillas.
4.5 Posiciones de intervención.

5 Técnicas de intervención en la calle


5.2 Introducción.
5.3 A pie: Intervención de bajo riesgo.
5.4 A pie: Intervención de alto riesgo.
5.5 En vehículo: Intervención de bajo riesgo.
5.6 En vehículo: intervención de alto riesgo.
201
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

6 Técnicas de intervención en inmuebles


6.2 Introducción.
6.3 Conocimientos tácticos.
6.4 Desplazamiento táctico.
6.5 Desplazamiento en interiores de bajo riesgo.
6.6 Desplazamiento en interiores de alto riesgo.

7 Privación de la libertad
7.2 Introducción.
7.3 Legislación y deberes.
7.4 Privación de la libertad.
7.4.1 Procedimiento – Percepción de un ciudadano.
7.5 Interrogatorio a un sospechoso.

8 Mantenimiento del Orden Público (MOP)


8.2 Introducción.
8.3 Legislación y deberes.
8.4 Disturbios – Procedimientos policiales.
8.5 Operaciones de MOP.
8.5.1 Primer contacto.
8.5.2 Prohibido el paso.
8.5.3 Primera carga.
8.5.4 Desviación.
8.5.5 Bloqueo.
8.5.6 Bajo ataque.
8.5.7 Uso de armas de fuego.
8.6 Conclusión.

9 Violación de Derechos Humanos


9.2 Desaparición forzada, ejecución extrajudicial y tortura.
9.2.1 Definiciones.
9.3 Víctimas de delitos y del abuso del poder.
9.4 Investigación sobre el uso excesivo de la fuerza.
9.5 Investigación de la violación de Derechos Humanos.
9.6 Conclusión.

10 Grupos Vulnerables
10.2 Introducción.
10.3 Razones raciales.
10.4 Homosexuales.
10.5 Mujeres.
10.6 Niñas, niños y adolescentes.
10.7 Refugiados.
202
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

En este cuadro se presenta de forma resumida los diversos formatos y los objetivos que
son más adecuados.

MATERIAL MULTIMEDIA OBJETIVOS DE LA CAPACITACIÓN

Video de presentación: - Informar.


Capítulos 1 - Suscitar la curiosidad o el interés.

Videos sobre casos: - Ilustrar con casos prácticos de la “vida real”,


Uso de arma de fuego y - Servir de punto de partida para los análisis,
Mantenimiento del Orden - Permitir aplicar conceptos teóricos a situaciones de la
Capítulos 3 y 8 vida real,
- Suscitar el interés y la intervención activa de
los participantes.

Video de percepción: - Ampliar perspectivas,


De ciudadanos y - Introducir puntos de vista para el debate de policías
la reflexión, - Concienciar acerca de las repercusiones psicológicas
Capítulos: 2, 3 y 5 de las experiencias mostradas.

Diapositivas animadas: - Explicar conceptos teóricos con mediosvisuales,


Capítulos 2, 6, 7, 8 y 9 - Inculcar conocimientos,
- Presentar un tema para estudiarlo más detenidamente.

Diapositivas de texto: - Explicar conceptos,


Capítulos 2, 3 y 4 - Definir términos.

Videos instructivos: - Suscitar el interés y la participación activa


Capítulos 2, 4, 5, 6 y 7 de los estudiantes,
-Permitir a los estudiantes aplicar conceptos teóricos a
situaciones de la práctica policial.

2. Indicaciones generales para uso de material multimedia


• En vista que la variedad de metodología mantiene la atención de los participantes,
podemos mencionar algunos métodos alternativos como: exposiciones, videos, de-
bates, demostraciones y ejercicios prácticos.
• Las presentaciones no deben durar más de 20 minutos. Debe encontrarse el medio
de hacer participar a los asistentes; por ejemplo, con preguntas.
• Cada vez que el instructor aporte nueva información verbal o mediante el CD, debe
ofrecer a los asistentes la posibilidad de formular preguntas. El hecho que los asis-
tentes no participen ni expresen sus impresiones u opiniones, manifiesta que está
203
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

disminuyendo su atención. La participación es la mejor manera de averiguar lo que


piensan del tema que se está tratando.
• No hay que forzar el debate cuando la información parece clara para todos y no
ofrece ambigüedades ni resulta polémica (en opinión del instructor o de los asisten-
tes). Al contrario, los asistentes pueden sentirse incómodos o tratados con condes-
cendencia y, como consecuencia, perderían interés en participar activamente.

3. Consejos para manejar los debates en clase


Todos sabemos que los intercambios de ideas y opiniones entre los participantes son
un buen medio para mantener su atención y fomentar una mejor comprensión de los
conceptos tratados. El CD-ROM ofrece numerosas posibilidades de debate, aun cuando
no alcance a ser un método milagroso que pueda emplearse en cualquier momento. El
instructor debe dirigir hábilmente el proceso de formación.

A continuación, ofrecemos varios consejos para elegir el momento y el contexto


oportunos para facilitar los intercambios.

Motivar la participación de los estudiantes puede tener tres objetivos:

1) Verificar el nivel de comprensión.


Para asegurarse de que los participantes han comprendido bien la información pre-
sentada se puede provocar un debate entre los participantes con carácter de repeti-
ción informal del tema tratado. Es informal porque, aunque sea estructurado y dirigido
por el instructor con un objetivo predeterminado, no debe ser un examen ni servir
para juzgar a los participantes.

Con el objetivo en mente de “verificar el nivel de comprensión”, el instructor hará pre-


guntas que, por lo general, tienen una sola respuesta correcta y clara. Esas preguntas
invitarán a los participantes a repetir la información que acaban de aprender o a pre-
sentar los conocimientos que ya tenían sobre el tema. La información tratada en este
tipo de intercambio suele ser fáctica y sin ambigüedades.

El método funciona en dos sentidos: 1) el instructor puede evaluar el nivel de com-


prensión de los participantes y 2) los estudiantes pueden procesar mejor la informa-
ción repitiéndola o escuchándola nuevamente con diferentes palabras.

Si se utiliza el CD-ROM, este tipo de actividad puede realizarse antes o después de


mostrar otros formatos explicativos como

• Videos de presentación.
• Diapositivas animadas.
204
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

2) Aplicar los conocimientos


Si el objetivo es profundizar la comprensión del tema tratado, lo más conveniente no
es pedir que se repita la información, sino invitar a los estudiantes a aplicar la informa-
ción a otros temas, otras situaciones, etc.

Las preguntas formuladas serán abiertas e incitarán a pensar de forma creativa o lógica
(“¿Qué pasaría si…?”).Esto puede hacerse también mediante ejercicios individuales o
en grupo, en lugar de debates generales.

Este tipo de interacción es posible cuando se abordan temas del CD-ROM en que se
facilita nueva información o se muestran situaciones prácticas:

• Diapositivas animadas.
• Diapositivas de texto.
• Videos instructivos.
• Videos sobre casos.

3) Debatir
Otro de los objetivos de la participación puede ser sensibilizar a los participantes e
incitarles a reflexionar sobre sus propias opiniones y actitudes. Al expresar su opinión
y conocer la de los demás, pueden afinar y ajustar su punto de vista. Lo ideal sería que,
mediante este tipo de intercambios, su forma de pensar acabase siendo más profunda
y coherente, y mejorase la capacidad de transmitir adecuadamente los conocimientos
e ideas fuera del contexto de la formación.

El papel del instructor como coordinador de las interacciones a través de los debates
es fundamental. Al instructor le corresponde crear un entorno seguro en que puedan
expresarse libremente opiniones diferentes e incluso divergentes.

Debe asegurarse que los estudiantes se escuchen entre sí y evitar que emitan juicios a
la ligera. Se trata de animarles a analizar las ideas de los demás en lugar de rechazarlas
directamente.

Además, se puede favorecer un proceso creativo aportando al debate ideas o pregun-


tas polémicas, sobre todo cuando los participantes parecen estar de acuerdo en un
tema que puede ser controvertido o más complejo o ambiguo de lo que aparenta.

Para evitar que los debates sobre comportamientos, políticas o normas resulten dema-
siado abstractos, se aconseja emplear temas muy concretos y realistas como punto de
partida. Por lo tanto, puede fomentarse el debate empleando:

• Videos sobre casos.


• Videos de percepciones.
205
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

4. Herramientas de capacitación: utilización óptima de los formatos


de presentación del CD-ROM

4.1. Videos sobre casos


Como hemos mencionado, los videos son un buen medio para que los participantes
apliquen sus conocimientos (o la nueva información) a situaciones realistas o para
que debatan opiniones divergentes.

Existe siempre el riesgo de que el instructor pierda el control del debate y que, rápi-
damente, los comentarios apunten en todas las direcciones menos en la que se había
fijado inicialmente. Esto puede evitarse estableciendo objetivos claros y seleccionan-
do cuidadosamente el material.

4.1.1. Preparación y selección de material


Escoja cuidadosamente el material que quiere presentar, así como el número de se-
cuencias y el orden, teniendo en cuenta los siguientes criterios:
• ¿Qué caso es el más pertinente para el tema que quiere abordar en la lección?
• ¿Qué lecciones o aspectos importantes quiere tratar mediante la filmación?
• Piense por adelantado en las preguntas que hará después de mostrar un fragmento
de video con miras a alcanzar los objetivos que se ha fijado.
• Limite los aspectos (previstos) que desea debatir a un máximo de tres por fragmen-
to visualizado. En el caso de un video muy o largo con muchos puntos interesantes,
puede ser preferible mostrarlo por partes.

Haga pausas para formular preguntas y comentar dos o tres aspectos del contenido an-
tes de pasar al fragmento siguiente. No obstante, se podría correr el riesgo de fragmentar
demasiado un video, lo cual puede resultar confuso para los participantes haciéndoles
perder el interés (el caso parece menos real). Una opción sería mostrar el caso completo
primero, de forma que los participantes se interesen por la historia y se identifiquen con la
situación o los personajes. A continuación, repita los segmentos que quiere analizar. Este
planteamiento sería adecuado, por ejemplo, para el video sobre disturbios.

• No siempre es necesario tratar íntegramente los casos en video. La ventaja del CD-
ROM interactivo es que se puede elegir el material más apropiado para los aspectos
que quiere enseñar en un momento determinado de la capacitación.

• En las situaciones en que un caso en video propone varias estrategias o comporta-


mientos alternativos para una misma situación, lo más lógico sería ir de la práctica
menos apropiada a la más correcta. Un ejemplo de práctica incorrecta permite a los
participantes definir o descubrir lo que se podría mejorar. Ese efecto desaparece cuan-
do se muestra primero el “buen ejemplo”, pues podría disminuir la participación de los
estudiantes al haberse definido lo que “está bien” sin que nadie hiciese aportaciones
personales.
206
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

• La mayoría de las veces, es posible que se quiera comentar una escena de un video
de forma retrospectiva para analizar lo sucedido. Pero también se puede hacer pau-
sas durante la proyección del video para que los participantes adivinen lo que va a
ocurrir a continuación (“¿Qué cree usted que va a pasar ahora?”) y ver si son conscien-
tes de las consecuencias de determinadas actitudes o decisiones.

Asimismo, puede preguntar a los asistentes su opinión sobre cómo actuarían ellos en
una situación dada (antes de mostrar lo que hacen los personajes del video).

4.1.2. Introducción de un video en la capacitación


• Indique a los participantes los motivos por los que van a ver el video o lo que de-
ben buscar. ¿Quiere que se centren en algún aspecto concreto (por ejemplo, opcio-
nes tácticas o aspectos jurídicos)? ¿O desea que formulen las preguntas o expresen
su opinión después de verlo?
• Pida a los participantes que tomen notas de lo que piensan o quieren preguntar a
medida que visualizan la filmación para recordarlo después.
• Señale a los estudiantes en qué momento pueden intervenir. ¿Quiere que inte-
rrumpan la proyección o que esperen hasta el final?

4.1.3. Durante la proyección del video


• Observe las reacciones verbales o gestuales de los estudiantes. Pueden proporcio-
narle información útil para el análisis posterior. Así, se hará usted una idea de cómo
perciben la información y cuáles son los posibles temas de debate.
• No hable ni haga comentarios durante la primera proyección del video, pues puede
distraer a los participantes. Haga los comentarios antes o después de la proyección.

4.1.4. Inicio del análisis de un video


Después de mostrar un fragmento largo de un video, puede ser útil resumir primero
los diversos elementos de interés para evitar que los comentarios espontáneos se
centren exclusivamente en el último minuto visionado, que es el que se recuerda me-
jor. Pero no dé demasiadas explicaciones ni se extienda demasiado. Deje que sean los
estudiantes quienes hagan la primera interpretación.

Antes de realizar las preguntas específicas que haya preparado para analizar el video,
puede ser conveniente efectuar una pregunta genérica abierta como “¿Qué opinan
ustedes de estos hechos?”. Esa pregunta servirá de orientación.

Así, se hará una idea de los aspectos que más preocupan a los participantes. Sin em-
bargo, no es necesario detenerse inmediatamente en las primeras reacciones, basta
con hacer una lista e indicar que se abordarán más adelante (asegúrese de hacerlo;
una posibilidad es escribirlas en una pizarra o cartulina para recordarlas).
207
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

4.2. Videos de percepciones


En algunos puntos de los videos aparecen las percepciones de las personas que han inter-
venido en los hechos. Normalmente se ofrecen percepciones de más de una persona; por
ejemplo, la de un agente de policía comparada a la de un ciudadano. A menudo, tienen
interpretaciones y sentimientos muy diferentes con respecto a la misma situación. La utili-
zación de las “percepciones” en la formación puede tener los siguientes efectos:

• Se ofrece a los participantes una cierta visión de los motivos psicológicos que ex-
plican determinados comportamientos, haciéndolos más previsibles y permitiendo
tenerlos en cuenta en la planificación, la elaboración de estrategias y la gestión.

• Ilustran el modo en que una situación dada puede ser percibida de forma diferente
por las distintas partes y alienta a los participantes a tenerlo en cuenta.

• En general, cuando se muestra en un video el comportamiento de agentes de poli-


cía y ciudadanos, los participantes tienden a identificarse más con sus colegas.

Cuando se muestren y comenten las percepciones de los ciudadanos, se puede hacer


hincapié en “la otra cara de la historia” e introducir más matices en el análisis de la
interacción entre la policía y los ciudadanos.

Normalmente, el instructor debería mostrar los videos de percepciones después de la


situación a la que se refieren, aunque no inmediatamente. Por eso, es mejor elegir el
momento oportuno a partir del análisis sobre la parte de la filmación en que las per-
cepciones pueden aportar un matiz o elemento adicional. También se puede pedir a
los participantes que intenten adivinar antes el contenido de esas percepciones.

4.3. Diapositivas animadas


Las diapositivas animadas son, principalmente, un medio para ilustrar y explicar las
consecuencias, para la práctica policial, de conceptos más o menos complejos de los
Derechos Humanos.

Las proyecciones de diapositivas prácticamente no necesitan explicaciones.

No es necesario que el instructor aporte demasiadas precisiones antes de mostrarlas. Y


no es conveniente repetir el mismo contenido que figura en las diapositivas cuando se
tratan temas relativamente sencillos. En cambio, cuando se abordan temas más com-
plejos, no está de más que el instructor presente el tema con sus propias palabras an-
tes o después de visualizar la proyección. Cuando lo analice después, puede hacer esta
presentación de forma interactiva, respondiendo a las preguntas de los participantes y
escuchando sus observaciones en relación con la proyección de diapositivas.
208
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

En cualquier caso, aunque no tenga la intención de extenderse en un tema determi-


nado de la proyección, conviene comprobar el nivel de comprensión; por ejemplo,
pidiendo a los participantes que expresen su opinión o hagan preguntas después de
ver las diapositivas.

Observación general: Los muñecos de colores que aparecen en las diapositivas ani-
madas han sido diseñados con el fin específico de evitar cualquier rasgo nacional o
sesgo étnico. A veces, se utiliza material fotográfico en la proyección para aumentar el
impacto emocional (por ejemplo, en el capítulo sobre los grupos vulnerables).

4.4. Diapositivas de texto


Las diapositivas de texto del CD-ROM pueden utilizarse como ayuda visual cuando se
expliquen o analicen las definiciones de términos jurídicos. Cuando se empleen las
diapositivas de texto, conviene apoyar la comprensión con la lectura en voz alta. Mos-
trar una cosa y decir otra puede resultar confuso para los participantes. Naturalmente,
eso no significa que no puedan agregarse comentarios a lo que está escrito en la pan-
talla. Tan solo asegúrese de que incluye el texto de la diapositiva en sus comentarios
poco después de mostrarlo por primera vez.

5. Programas de integración permanente de los DDHH aplicables a la función policial.

Para hacer un uso óptimo del CD-ROM, éste se debe integrar en los programas de
capacitación que imparten actualmente los instructores policiales en materia de De-
rechos Humanos y principios humanitarios aplicables a la normativa nacional e inter-
nacional para policías.

La integración se debe aplicar de manera amplia en todos los niveles de la institución,


con énfasis en la doctrina, educación, entrenamiento y equipamiento de la policía.
209
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

〉〉 Índice

• Presentacion del Comandante General de la Policia Nacional de Bolivia 8

Introducción 13
GENERALIDADES 18
A. FINALIDAD 18
B. CONTENIDO 18
C. ALCANCE 18
D. BASE LEGAL 19

Primera parte
CAPÍTULO I 22
CONCEPTOS FUNDAMENTALES 22
A. CULTURA DE PAZ 23
B. DERECHOS HUMANOS 24
1. Características 24
2. Clasificación 24
C. FUNCIÓN POLICIAL Y RESPETO A LOS DERECHOS HUMANOS 25
210
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

D. VIOLACIONES DE DERECHOS HUMANOS 26


1. Consideraciones Generales 26
E. INVESTIGACIONES SOBRE EL USO DE LA FUERZA 28
1. Legalidad 28
2. Necesidad 28
3. Proporcionalidad 29

CAPÍTULO II  31
MARCO NORMATIVO DEL DERECHO INTERNACIONAL
DE LOS DERECHOS HUMANOS 31
A. FUENTES PRINCIPALES 31
1. Los tratados o convenios internacionales 31
2. La Costumbre Internacional 31
B. PRINCIPALES INSTRUMENTOS INTERNACIONALES 32
DE LOS DERECHOS HUMANOS 32
1. Sistema Universal 32
2. Sistemas Regionales: Sistema Interamericano 35
C. MECANISMOS DE PROTECCIÓN INTERNACIONAL
DE DERECHOS HUMANO 36
1. Mecanismos Convencionales 36
2. Mecanismos extra convencionales 38

CAPÍTULO III 40
SERVICIO POLICIAL EN LA SOCIEDAD 40
A. SERVICIO POLICIAL Y DEMOCRACIA 41
B. DERECHOS FUNDAMENTALES Y SERVICIO POLICIAL 41
C. GARANTÍAS CONSTITUCIONALES Y SERVICIO POLICIAL 42
D. LABOR POLICIAL EN RÉGIMEN DE EXCEPCIÓN 42

CAPÍTULO IV 44
VÍCTIMAS Y GRUPOS VULNERABLES 44
A. VÍCTIMAS 45
1. Víctimas del delito 45
2. Víctimas del abuso de poder 45
3. Trato de la Policía Nacional hacia las víctimas 45
B. GRUPOS VULNERABLES 46
1. Menores 46
211
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

2. Mujeres 46
3. Personas adultas mayores o de la tercera edad 47
4. Personas con discapacidad (Necesidades Especiales) 47
5. Pueblos indígenas y afrobolivianos 48
6. Homosexuales, transexuales, travestís y bisexuales 49
7. Personas que viven con VIH/SIDA 49
8. Trabajadoras sexuales y servidores sexuales 49
9. Desplazados internos 49
10. Refugiados 50

CAPÍTULO V 51
CONDUCTA ÉTICA EN LA APLICACIÓN DE LA LEY  51
A. NECESIDAD DE UNA CONDUCTA ÉTICA EN LA FUNCIÓN POLICIAL 52
1. Ética personal 52
2. Ética de Grupo 52
3. Ética Profesional 53
B. INVESTIGACIÓN POLICIAL 54
C. EL INTERROGATORIO 54
D. PRIVACIÓN DE LA LIBERTAD 55
1. Aprehensión 55
2. Arresto 56
3. Arresto policial 57
4. Consideraciones Especiales 59

Segunda parte
CAPÍTULO I 64
INSTRUCCIÓN BÁSICA 64
A. LA SEGURIDAD EN EL TRABAJO 65
B. ACONDICIONAMIENTO MENTAL 66
C. LOS NIVELES DE RIESGO 67
1. Situación normal 68
2. Situación de riesgo 68
3. Situación de alto riesgo 68
D. ESTADOS DE ATENCIÓN 69
1. Estado relajado 69
2. Estado de atención 70
3. Estado de alerta 70
4. Estado de alarma 70
212
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

5. Estado de pánico 70
E. PENSAMIENTO TÁCTICO 71
1. Área de seguridad 72
2. Área de riesgo 72
3. Punto de atención 73
F. PROCESO MENTAL DE LA AGRESIÓN 74
G. VERBALIZACIÓN 75
1. Aspectos psicológicos 75
2. Verbalización desde el inicio de la intervención 76
3. Distancia durante la intervención 78
4. Posturas durante la intervención 79

CAPÍTULO II 82
USO DE LA FUERZA 82
A. INTRODUCCIÓN 82
B. PRINCIPIOS SOBRE EL USO DE LA FUERZA 83
1. Legalidad. ¿El empleo de la fuerza es legal? 84
2. Necesidad. ¿La aplicación de la fuerza es necesaria? 84
3. Proporcionalidad. ¿El nivel de fuerza a ser utilizado
es proporcional a la amenaza o al nivel de resistencia ofrecida? 85
C. USO DIFERENCIADO Y PROGRESIVO DE LA FUERZA 85
1. Formas representativas de Fuerza No Leta 86
2. Niveles de resistencia 87
3. Niveles del uso de la fuerza por el efectivo policial 87
4. Modelo del uso progresivo de la fuerza 89
D. USO DE LA FUERZA POTENCIALMENTE LETAL 89
1. Triángulo de la fuerza letal 90
2. Estudio de las reacciones fisiológicas 91
3. Direccionamiento de los disparos realizados por el policía 92

TERCERA parte
CAPÍTULO I 96
USO Y MANEJO DEL ARMA DE FUEGO 96
Y DEL EQUIPO POLICIAL 96
A. MANILLAS 97
1. Generalidades 97
2. Descripción 99
B. GAS EN SPRAY 100
213
Policía Nacional de Bolivia
Comando General de la Policía Nacional

1. Características 100
2. Efectos 100
3. Utilización 101
C. BASTÓN POLICIAL PR-24 102
1. Características técnicas 102
2. Antecedentes histórico 103
3. Su uso y los riesgos traumáticos 103
4. Técnica de portación y desenfunde 106
5. Técnicas de uso 106
D. ARMA DE FUEGO 109
1. Objetivo del disparo 110
2. Normas de seguridad 111
3. Destrezas 112
4. Fundamentos básicos 112
5. Posiciones básicas con el arma de fuego
(Consultar también CD interactivo) 116
6. Procedimientos para el empleo del arma de fuego 118
E. LINTERNA 126
1. Generalidades 126
2. Posiciones 127

CUARTA parte
CAPÍTULO I 132
TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN POLICIAL 132
A. GENERALIDADES 132
1. Hábitos de actuación 134
2. Los hábitos en el trabajo policial 135
B. TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN 136
1. Aspectos importantes 137
2. Intervención a personas en la vía, por efectivos policiales a pie 138
3. Intervención policial a un vehículo, con vehículo policial 147
4. Intervención en inmuebles 158

CAPÍTULO II 174


A. GENERALIDADES 174
1. Registro o requisa personal 174
2. Cacheo 176
3. Posiciones y procedimiento 176
4. Conducción de los arrestados o aprehendidos 178
214
MANUAL DE TÉCNICAS BÁSICAS DE INTERVENCIÓN
POLICIAL EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS

CAPÍTULO III 180


MANTENIMIENTO DEL ORDEN PÚBLICO 180
A. GENERALIDADES 180
1. Derechos y libertades fundamentales 181
B. Prácticas en la aplicación de la ley 182
1. Preparación 183
2. Planificación 183
3. Apariencia 184
4. Comunicación 185
5. Intervención oportuna 185
6. Empleo diferenciado de la fuerza 186

CAPÍTULO IV 191


MANEJO DE CRISIS  191
A. CONCEPTO DE CRISIS 191
B. OBJETIVOS 192
1. Preservar Vidas 192
2. Aplicar la ley 192
C. GRADOS DE RIESGO O AMENAZA 192
D. NIVELES DE RESPUESTA 192
1. Alto riesgo 192
2. Altísimo riesgo 192
3. Riesgo extraordinario 192
4. Riesgo excepcional 193
E. PERÍMETROS TÁCTICOS 193
F. PROCEDIMIENTO PARA EL MANEJO DE CRISIS 193
1. Contener 194
2. Aislar 194
3. Negociar 194
G. GUÍA PARA NEGOCIADORES NO ENTRENADOS 194

BIBLIOGRAFÍA 196
ANEXO 198

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