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(Precisiones jurídicas)

YOALDO HERNANDES

Posted on Abril 11, 2016


La acción civil accesoria a la penal Vs. La acción civil accesoria a la
inmobiliaria. Como un “sacrilegio jurídico” tradicionalmente se había
catalogado cualquier vestigio de posibilidad de llevar la acción civil
accesoria a la inmobiliaria, a fines de deducir indemnizaciones para reparar
algún agravio provocado por un aspecto principal propio de esta
jurisdicción especializada.

Se han venido descartando las reclamaciones indemnizatorias en este


contexto, sosteniendo, en tono “irrefragable”, que ante la Jurisdicción
Inmobiliaria, como tribunal de excepción que es, no aplica la máxima
jurídica que reza: “El juez de lo principal es el juez de lo accesorio”. Y en
esa línea, muchos han venido repitiendo como papagayos: de manera
automática, sin mayor elucubración, que el objeto competencial de esta
materia es lo real inmobiliaria; que las acciones personales escapan a las
atribuciones del juez de tierras, salvas expresas excepciones instituidas
taxativamente en la ley, como la liquidación de astreintes, costas,
honorarios de abogados, etc.; excepciones entre las que no figuran los
daños y perjuicios.

En efecto, la Suprema Corte de Justicia, hasta este momento, se ha


mostrado renuente a la admisión de demandas en daños y perjuicios fuera
de la situación expresamente prevista por el párrafo del artículo 31 de la
Ley No. 108-05, esto es, de manera reconvencional –el demandado- en
caso de que el demandante accione de manera temeraria. Sin embargo, no
ha venido pasando desapercibida la apertura que en los últimos tiempos han
experimentado muchos actores del sistema, a la posibilidad de que como
secuela de un asunto principal inmobiliario, la parte agraviada –sea el
demandante o el demandado- pueda llevar la acción civil accesoria a la
inmobiliaria; esto así, en consonancia con la tendencia en el derecho
comparado, en el orden de atemperar los formalismos procesales y
privilegiar el derecho reclamado, con la debida celeridad procedimental;
siempre cuidando los derechos de las partes, pero al mismo tiempo
evitando dilaciones injustificadas: lo que ayer constituía un criterio
irreverente, hoy parece erigirse en una tendencia globalizada.
Para abonar a favor de la apertura de las reclamaciones indemnizatorias
ante la JI, recurrentemente se ha citado el caso de la materia represiva. En
efecto, si producto de una infracción a la ley penal se generan
responsabilidades civil y penal; y si en aquella materia expresamente el
Código Procesal Penal, en su artículo 50, permite a la víctima constituirse
en actor civil para llevar de manera accesoria y conjunta a la penal, las
pretensiones de naturaleza indemnizatoria, ¿por qué no ha de preverse
dicha posibilidad también en materia de tierras que, dicho sea de paso, es
más afín con lo civil y, por tanto, en todo caso los jueces estarían en mejor
condición para justipreciar dicho aspecto de interés privado?

La doctrina local ha llegado hasta el punto de considerar como


discriminatorio y, por tanto, inconstitucional el hecho de que la vigente Ley
No. 108-05, de Registro Inmobiliario, sólo permita reclamar
indemnizaciones a la parte demandada, no así al demandante. Este último,
igual que aquel, pudiera sufrir algún perjuicio. Por ejemplo, el caso en que
una persona demande por entender que en su contra, producto de una venta
simulada, se han registrado ilegítimamente derechos ante el Registro de
Títulos, y a causa de ello pretende reclamar de manera accesoria que, más
allá de la anulación del acto jurídico simulado y ejecutado, y la cancelación
de todo cuanto haya nacido de esto, se le indemnice por los daños sufridos,
por citar sólo un caso concreto.

¿Sería justo y útil, en el caso propuesto precedentemente, o en cualquier


otro con particularidades análogas, remitir a la parte afectada al tribunal de
derecho común para que después de obtener una sentencia definitiva, luego
de esperar y agotar todas las instancias ante la JI, empiece y agote
posteriormente el flemático trámite característico de aquella jurisdicción,
cuando pudieron legalmente satisfacerse tales pretensiones
concomitantemente con la cuestión principal inmobiliaria, mediante una
misma decisión, aunque por dispositivos diferentes?

A nuestro juicio, para hacer viable la comentada posibilidad de reclamar


aspectos indemnizatorios de manera accesoria ante la jurisdicción
inmobiliaria, habría que reformar la Ley No. 108-05. La vía reglamentaria
no sería la adecuada, por un tema de jerarquía de normas. A pesar de que la
Constitución es la norma de normas, y en base a ella –desde ya- se pudieran
elaborar posturas contundentes para cristalizar esta posibilidad.

Es más eficaz que el analizado sea, insistimos, un mecanismo previsto


expresamente en la ley, pues si lo abandonamos al criterio de cada
jurisdicción, en base a principios genéricos derivados de la Carta
Sustantiva, habría mayor incertidumbre, según el criterio del juez de turno,
y eso –sin dudas- daría al traste con la seguridad jurídica.

son los caso de los técnicos que realizan los trabajos de deslinde en el
caso de una persona con su derecho registrado el cual es vecino
colindante de un inmueble que está siendo fruto de los trabajos de
deslinde y este técnico mal intencionado con ligereza y dichos trabajos
técnicos están al margen de la ley pudiendo esto generar consecuencias
las cuales afecten el derecho de otro pudiendo este invocar daños y
perjuicio de igual forma responsabilidad civil contra de estas persona de
manera directa ante los tribunales de jurisdicción inmobiliaria y no ante
los tribunales ordinarios o esperar que haya una demanda en curso
pudiendo resolver esta controversia los tribunales de jurisdicción
inmobiliaria por ser tribunales especiales y nadie más que estos para
darle una mejor aplicación a la ley en caso de que se concrete nuestro
planteamiento y que se introduzca la figura de daños y perjuicio en dicha
jurisdicción

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