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Así negociaba Salomón, el hombre más rico del mundo

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Las negociaciones extraordinarias crean recompensas extraordinarias. La negociación es


conseguir algo que usted quiere, ayudando a otros a conseguir lo que ellos quieren o necesitan.
Alguien dijo: “en la vida tu no consigues lo que mereces, sino lo que negocias.”

Salomón fue un negociador maestro. Él dialogaba y mantenía abiertas las líneas de


comunicación. Él fue un gestor genio. Negoció esplendidas rutas de comercio. Concertó con sus
constructores y negociaba constantemente con Hiram, el rey de Tiro.

Por su habilidad como representante el imperio de Salomón se convirtió en la vía de cruce entre
naciones. En I de Reyes 10:28-29 aprendemos que Egipto necesitaba caballos y en Sicilia
abundaban. Además, los dos eran grandes enemigos. Por haberse tomado de la inmensurable de
la negociación, Salomón se convirtió en el puente entre las dos naciones.

Lo animo a que estudie la vida los extraordinarios triunfadores fuera de lo común. Ellos no hacen
nada en valor nominal. Por el contrario, todo lo analizan y lo estructuran. Evalúan cada situación
y luego hacen una ridícula para bajar el precio. Los hombres fuera de lo común son negociadores
fuera de lo común. Leí en un libro que un empresario decía lo siguiente: “negociaría tanto con un
proveedor de trapeadores y cera para pisos, como con un contratista general por una gran
cantidad de ítems en un proyecto.”

He aquí nueve llaves del éxito que lo ayudarán a negociar efectivamente por lo que quiere,
cuando trate con una persona, una compañía o un vendedor:

#1 Averigüe todo lo que puede acerca de esa compañía, persona o producto.


La información es fuerza. No puede tomar decisiones apropiadas sin la información actual y
precisa. Debería conocer todo informe esencial antes que surja una crisis.

#2 No se apresure. Los negociadores extraordinarios se mueven lentamente.

Una vez que entienden que están dispuestos a invertir, construyen cuidadosamente su caso para
una buena decisión a largo plazo. Hay un viejo dicho que dice: “El que se apresura, pierde.” En el
libro de Lamentaciones 3:25 encontramos un importante principio de sabiduría: “Bueno es
Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca.”

#3 Averigüe que es lo que más necesita la otra persona.

Cuando está negociando con alguien, las cosas nunca son como aparecen originalmente. Puede
aparentar que alguien necesita dinero cuando en realidad, lo que necesita desesperadamente es
más tiempo. Raramente se enoja por las razones que ellos declaran, y ocasionalmente están
ansiosos de vender algo. Por las razones que ellos indican. Tómese tiempo para dialogar y
escuchar.

#4 Recuerde que la mejor arma en la mesa de negociaciones es la habilidad de escuchar.

La persona que más escucha con sinceridad y pureza de corazón reunirá la información necesaria
para tomar una decisión correcta. La persona que habla menos tiene más que ganar. ¿Por qué?
Porque nunca tiene que explicar lo que no dijo. Nunca tiene que retractar, alterar o corregir una
declaración o una observación. Permita que otros abran su corazón y compartan.

#5 Aquel que hace la mayoría de las preguntas, controla la conversación.

Las preguntas determinan el fluir de las respuestas. Por eso, no recibirá respuestas a menos que
haga las preguntas apropiadas. Escriba las preguntas, medite en ellas y analícelas. Cuando su
pregunta es contestada, escriba también la respuesta.

#6 Cuando tenga dudas, grabe las negociaciones.

Esto le ayudará a recuperar hechos que de otra manera podría olvidar fácilmente. A menudo es
posible escuchar la conversación grabada. Y oír algo que no escucho la primera vez debido a la
presión del momento.

#7 Nunca tome una decisión importante cuando esté cansado.

Uno de los presidentes norteamericanos rehusaba tomar decisiones después de las 3 de la tarde.
Los ojos cansados raramente ven un buen futuro. Tómese tiempo para descansar, relajarse y
rejuvenecer.

#8 Negocie por resultados a largo plazo en lugar de un retorno inmediato.

Salomón tomó decisiones que duraron por muchos años. Él era conocido por su gobierno de paz.
En menos de 40 años él había creado una incomparable red de comercio en sus días. Uno de los
mayores secretos de su riqueza es que él rehusó tomar decisiones para un inmediato beneficio.
Él era un pensador a largo plazo. A menudo pensé en Sam Walton, quien se rehusó a invertir en
cualquier compañía que estaba basada en ganancias a corto plazo. Él siempre quería saber
dónde estaría la compañía en diez años. Algunas empresas japonesas hicieron planes para cien
años. Están pensando a largo plazo. Deténgase por un momento. ¿Dónde quiere que su
compañía esté en los próximos 20 años? Ahora, formúlese un plan hacía ese final deseado. Esto
lo ayudará a disfrutar del viaje más de lo que nunca soñó. Porque el planear quita la presión del
presente. De a la luz paciencia y esperanza y atraiga inversores serios a su vida.

#9 Nunca parezca desesperado por cerrar un trato.


Cuando los buitres persiguen la debilidad, se preparan para terminar con la matanza. Una cita
dice: “Posiblemente, lo peor que puedas hacer en un trato es parecer desesperado por hacerlo.
Eso hace que el otro tipo olfatee la sangre, y luego estarás muerto. Lo mejor que puedes hacer
es tratar desde la fuerza, y la influencia es la mayor fuerza que puedas tener.”

Salomón era conocido por su forma de negociar. Y este es uno de los “Secretos de Oro” que lo
ayudaron a convertirse en “El Hombre más Rico del Mundo.”

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