Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Además de las células nerviosas (neuronas), el cerebro contiene células de la glía (células de soporte),
vasos sanguíneos y órganos secretores.
El cerebro es el centro de control del movimiento, del sueño, del hambre, de la sed y de casi todas las
actividades vitales necesarias para la supervivencia. Todas las emociones humanas como el amor, el
odio, el miedo, la ira, la alegría y la tristeza están controladas por el cerebro. También se encarga de
recibir e interpretar las innumerables señales que se envían desde el organismo y el exterior.
Es, además, el sector que rige los movimientos voluntarios y el desarrollo de las facultades intelectuales:
pensamiento, memoria, voluntad.
Anatomía y composición
Desde el exterior el encéfalo o cerebro aparece
dividido en tres partes distintas pero conectadas: el
cerebro propiamente dicho, el cerebelo y el tronco
cerebral.
La superficie del cerebro no es lisa sino que está considerablemente aumentada por un sistema de
pliegues y surcos llamadas circunvoluciones cerebrales.
A los surcos de mayor profundidad se les llama cisuras, siendo las más destacadas: la interhemisférica,
que separa en la línea media los dos hemisferios; la perpendicular; la de Silvio y la de Rolando.
Lóbulos cerebrales
Estas cisuras dividen cada hemisferio en las áreas o lóbulos: occipital, frontal, parietal y temporal.
En general, los lóbulos se sitúan debajo de los huesos que llevan el mismo nombre. Así, el lóbulo frontal
descansa en las profundidades del hueso frontal, el lóbulo parietal debajo del hueso parietal, el lóbulo
temporal debajo del hueso temporal y el lóbulo occipital debajo de la región correspondiente a la
protuberancia del occipital.
Los hemisferios cerebrales no son macizos; cada uno de ellos contiene una cavidad interna
llamada vehículo lateral.
El cerebro está formado por sustancia gris (neuronas) en el exterior y sustancia blanca (fibras nerviosas)
en el interior.
La sustancia blanca, situada en el interior de la corteza cerebral, está formada por fibras nerviosas de
color blanquecino.
El hemisferio izquierdo recibe, elabora y expresa toda la información conceptual. Es el hemisferio lógico,
matemático analítico y verbal. Porque es racional, es el hemisferio critico, relacionado con la ciencia, en
todas sus manifestaciones. Del fenómeno icónico, percibe su significado (su contenido conceptual).
Llamaremos macrouniverso todo lo exterior a una persona, lo que constituye el Universo en su totalidad.
Llamaremos microuniverso todo lo interior de una persona, lo que constituye su interioridad.
El cerebro maneja la conexión entre el macro y el micro universo. Él es la gran fabrica donde se produce
la personalidad de cada uno.
La primera función del cerebro (la percepción de las señales) se realiza por la vía de los sentimientos.
Percepción
La percepción obedece a los estímulos cerebrales logrados a través de los 5 sentidos, vista, olfato,
tacto, auditivo, gusto, los cuales dan una realidad física del entorno. Sin embargo, nuestros sentidos
nos proporcionan datos crudos del mundo externo, a menos que esta información sensorial sea
procesada en el cerebro para su interpretación. Es la capacidad de recibir por medio de todos los
sentidos, las imágenes, impresiones o sensaciones para conocer algo. También se puede definir
como un proceso mediante el cual una persona, selecciona, organiza e interpreta los estímulos, para
darle un significado a algo. Toda percepción incluye la búsqueda para obtener y procesar cualquier
información.
Áreas [editar]
Los principales campos investigados en percepción se asemejan a los sentidos clásicos,
aunque esta no es una división que se sostenga hoy en
día: visión, audición, tacto, olfato y gusto. A estos habría que añadir otros como
la propiocepción o el sentido del equilibrio. Tipos:
Percepción visual, de los dos planos de la realidad externa, (forma, color, movimiento)
Percepción Espacial, de las tres dimensiones de la realidad externa,(profundidad)
Percepción Olfativa, de los olores,
Percepción Auditiva, de los ruidos y sonidos,
Cenestesia, de los órganos internos,
Percepción Táctil, que combina los sentidos de la piel (presión,vibración, estiramiento)
Percepción térmica, de las variaciones de temperatura (calor, frío)
Percepción del dolor, de los estímulos nocivos,
Percepción Gustativa, de los sabores,
Quimioestesia, de los sabores fuertes, no se encuentra comprometida en caso de
lesión de las áreas gustativas u olfativas
Percepción del equilibrio
Kinestesia, de los movimientos de los músculos y tendones
Percepción del Tiempo, del cambio.Percibir implica la existencia de una reacción a una
estimulación presente. Esta reacción se puede analizar en planos fisiológico, de
consciencia o de conducta.
Percepción de la Forma, es el resultado de la percepción del contorno y del contraste
de las cosas, y la percibimos fundamentalmente a través de la vista y por el tacto.
Percepción del campo magnético
Montserrat Daban
Sociedad Española de Ciencias Sensoriales
El papel más importante del cerebro en la percepción sensorial lo desempeña sin que seamos
conscientes de ello, sin que sepamos que se está integrando la señal y conectando con otros
momentos perceptivos. Las emociones, reacciones fisiológicas a esas
percepciones, se generan tras un complejo mecanismo electroquímico en el
que las unidades de lo transmitido son bits de información. Todo lo que el ser
humano siente lo hace a través del filtro de las emociones, en íntima relación
con éstas. Expresar la emoción como lo hace la figura que domina la
impactante pintura de Edvard Munch El grito es una capacidad
intrínsecamente humana.
Todo es percepción
Es posible que todo, desde nuestro punto de vista único y antropocéntrico, sea percepción. Desde
la propiocepción, que nos informa de la sintonía con la que funciona nuestro organismo, a los
mecanismos básicos que permiten el aprendizaje. Desde el conocimiento de las propias
limitaciones, hasta el impulso irrefrenable de atracción o repulsión que nos impone el olfato.
Desde aquellas sensaciones intangibles, portales de un bienestar balsámico, hasta el sufrimiento o
el dolor, las ilusiones sensoriales y los fantasmas. Parece que el funcionamiento de nuestro
cerebro es indisoluble de los sentimientos y las emociones. Según el neurobiólogo Antonio
Damasio,1 director del Departamento de Neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad
de Iowa, el cerebro y el resto del cuerpo constituyen un organismo indisociable integrado por
circuitos reguladores bioquímicos y neuronales, que se relacionan con el ambiente como un
conjunto, y la actividad mental surge de esta interacción.
Así, puesto que el conocimiento comienza por los sentidos, es imprescindible que todas nuestras
posibilidades operativas de construir y elaborar imágenes provengan y se alimenten
necesariamente de estímulos e impresiones sensibles percibidos con anterioridad, aunque
podemos hacer con ellos lo que se nos antoje. Y toda esta información del entorno llega
necesariamente a través de los sentidos
Un paisaje sensorial
Cuando un estímulo, por ejemplo la luz, incide sobre su receptor, en este caso la célula receptora
visual, es el final de la onda física. Lo que sucede a continuación es una explosión de actividad
electroquímica. En todos los sistemas sensoriales especializados se traduce información sobre la
naturaleza química o física del estímulo en señales eléctricas que pueden ser utilizadas por el
sistema nervioso.
Pero el estímulo nunca se produce de forma aislada del entorno. Incluso, si
cerramos los ojos para escuchar con atención una pieza musical, el olor que
inconscientemente percibimos, las vibraciones o la temperatura de la habitación,
la suavidad de los tejidos que sentimos a través del tacto, el gusto que en ese
momento tenemos en nuestra boca... todo ello crea un paisaje
sensorial indisociable. El contexto es decisivo en la persistencia de los recuerdos sensoriales. Lo es
hasta tal punto que, a veces, cuenta más que el estímulo en sí mismo.
Por ejemplo, en los olores es crucial la importancia del contexto emocional. Así, es posible asociar
olores que podrían parecer desagradables a recuerdos felices: el olor a combustible puede
recordar nuestras primeras vacaciones en barco, o la de cloro evocar una tarde de juegos en la
piscina. Por el contrario, el olor de un perfume puede inducir repulsión, si se asocia al recuerdo de
una persona que resulta desagradable para quien lo percibe. Todo ello confirma un fenómeno bien
conocido, al que se refiere frecuentemente el antropólogo francés Joël Candau: 3la persistencia del
recuerdo olfativo y la manera como nosotros lo clasificamos depende estrechamente de la
naturaleza del tratamiento semántico de la información memorizada.
Intelectualización de la percepción
Somos seres sensoriales capaces de intelectualizar percepciones, de hacer uso intelectual del
placer en busca de la plenitud funcional.
La evaluación sensorial de los alimentos es una función primaria del hombre: desde su infancia y,
de una forma consciente, acepta o rechaza los alimentos, según las sensaciones que experimenta
al consumirlos. De esta forma, se establecen unos criterios para su selección, criterios que inciden
sobre una de las facetas de la calidad global del alimento, la calidad sensorial.
Pero si el aspecto, el color, el sabor o la textura son elementos determinantes en la elección de los
productos alimentarios, el brillo, el tacto y el matiz lo son en la elección de un producto de
consumo (coche, teléfono, tejido..). Resulta obvia la importancia de la capacidad humana por
evaluar los atributos de los alimentos y los inconvenientes que pueden surgir cuando estas
funciones se ven alteradas. De la capacidad de evaluación de estas propiedades se ocupa uno de
los pilares históricos de las ciencias sensoriales: el análisis sensorial, que utiliza una herramienta
muy poderosa: la percepción humana.
Instrumentos de medida
La percepción humana es el más maravilloso instrumento de medida de
que disponemos, con capacidad no solamente de reaccionar ante un
estímulo externo, sino también de apreciar su magnitud, compararlo con
patrones preexistentes en nuestra memoria, interpretarlo y emitir un
juicio y, si conviene, actuar en consecuencia. Se trata de un objetivo
soñado por la ingeniería de la instrumentación y por el automatismo,
que intentan reproducir este proceso con la mínima intervención del
hombre.
La respuesta tecnológica a ello son los sensores tecnológicos (y, en su evolución, inteligentes),
narices y lenguas electrónicas y espectrofotómetros, que actúan como nuestros cinco sentidos,
que perciben la variación de una determinada magnitud física o química del entorno, que es
convertida por un transductor en una señal eléctrica, igual que hacen nuestros sensores
biológicos.
Gracias a la mejora de las posibilidades de los instrumentos de medida, podemos aproximarnos a
la composición de un alimento. El siguiente paso es intervenir en él.
Ingeniería, marketing, diseño sensorial Nacen así aplciaciones como la ingeniería, el diseño y
el marketing sensorial, es decir, la metodología para la formulación y el diseño de productos
basándose en las expectativas sensoriales del consumidor hacia el producto que va a escoger. Y su
exponente más innovador es el concepto japonés conocido como kansei, sobre el que están ya
trabajando miembros de la Universidad Politécnica de Valencia, como Miguel Ángel Artacho y que
se define, según palabras Artacho, Alcántara y Cloquell,5«como la habilidad humana para construir
imágenes a partir de la estimulación y expresarlas, viéndose afectadas por las emociones y el
conocimiento».5
Así, tras una etapa en la que las tendencias de diseño se basaban únicamente en la competencia,
la funcionalidad y el precio, irrumpen conceptos como la ingeniería Kansei, bajo cuya perspectiva,
el hecho de diseñar se puede considerar como una vía de modelar la percepción social de un
producto. Y, en este sentido, tiene mucho que decir el marketing sensorial Los aspectos
sensoriales permiten identificar nuevas oportunidades de mercado y proporcionan un liderazgo
para el desarrollo de producto, destacándose en este entorno la importancia de construir puentes
entre las investigaciones sensoriales y de mercado. Éstas han permitido detectar que, en la
elección de un producto, el consumidor muestra un enorme interés hacia valores intangibles. Todo
ello lleva a un nuevo ámbito de aplicación: las ciencias del consumidor se han abierto a la
sensorialidad.
Los neurocientíficos del McGovern Institute for Brain Research han descubierto que,
en concreto, cuando nos fijamos en algo, las neuronas de la corteza prefrontal del cerebro se
encienden al unísono y envían señales a la corteza visual para que ésta haga lo mismo.
De esta manera, se generan en el cerebro ondas de alta frecuencia que oscilan entre estas
dos regiones cerebrales, espacialmente separadas entre sí.
Las ondas generadas, que son conocidas como oscilaciones gamma, ya habían sido
asociadas con la percepción, la atención, el aprendizaje y la conciencia. Estas ondas se
producen cuando los conjuntos de neuronas emiten señales eléctricas a una velocidad
aproximada de unas 40 veces por segundo.
Esta región V4 se encarga del procesamiento del color, recibe información visual desde
otras áreas visuales, y retransmite dicha información visual hacia áreas infotemporales y
parietales.
Los científicos registraron la actividad neuronal del campo ocular frontal (corteza
prefrontal) y de la región V4 (corteza visual) de los monos, tanto cuando éstos prestaban
atención a determinados objetos como cuando los ignoraban.
Así, descubrieron que cuando los monos atendían al objeto designado, las neuronas de
ambas áreas mostraban un fuerte incremento en su actividad. Entonces, como si estuvieran
conectadas, las oscilaciones establecidas en cada una de las áreas comenzaban a
sincronizarse entre sí.
El desajuste temporal entre la actividad neuronal en estas áreas durante cada ciclo de ondas
(de entre 8 y 13 milisegundos, según Science) reflejó la velocidad a la que las señales viajan
de una región a otra, indicando asimismo que ambas regiones del cerebro se comunican la
una con la otra.
Según Desimone, estos resultados ayudarían a “pensar cómo se deben estudiar y tratar
dichos trastornos encontrando maneras de restaurar los ritmos gamma en las regiones del
cerebro afectadas”.
Los científicos han estudiado durante más de 50 años las ondas gamma. Por ejemplo,
en otro estudio reciente del MIT, el científico Li-Huei Tsai y sus colaboradores
indujeron dichas ondas con luz láser aplicada, directamente, al cerebro de ratones, con el
fin de analizarlas.
Aplicando una novedosa tecnología conocida como optogenética, que combina la ingeniería
genética con la luz para manipular la actividad de células nerviosas individuales, esta
investigación ayudó a explicar cómo son producidas las ondas gamma por el cerebro, y el
papel de éstas en las funciones cerebrales.
Así, se reveló que las oscilaciones gamma reflejan la actividad sincrónica de una gran red de
neuronas interconectadas, y que dichas oscilaciones estarían controladas por una clase
específica de células inhibidoras conocidas como interneuronas de pico rápido, explicaron
los científicos.