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1.

El enigma de los números


imaginarios

La ecuación cúbica

Al final de su libro de 1494, Summa de Arithmetica, Geometria, Proportio-


ni et Proportionalita [Compendio de aritmética, geometría, proporciones y pro-
porcionalidad], que resumía todo el conocimiento de la época sobre
aritmética, álgebra (incluidas las ecuaciones cuadráticas) y trigonome-
tría, el fraile franciscano Luca Pacioli (ca. 1445-1514) hizo una atrevida
afirmación. Aseguró que la solución de la ecuación cúbica era “tan im-
posible en el estado actual de la ciencia como la cuadratura del círcu-
lo”. Este último problema había estado dando vueltas en las matemáti-
cas desde la época del matemático griego Hipócrates (ca. 440 a. C.). La
cuadratura del círculo —la construcción utilizando solamente regla y
compás de un cuadrado de área igual a la de un círculo dado— había
demostrado ser muy difícil, y cuando Pacioli escribió su libro, el pro-
blema de la cuadratura permanecía sin solución. Claramente él lo uti-
lizó como una medida de la dificultad de resolver la cúbica, si bien en
realidad el problema de la cuadratura es una medida de las peores difi-
cultades, ya que en 1882 se demostró que realmente es imposible resol-
verlo.
Empero, la afirmación de Pacioli estaba equivocada, porque menos
de diez años después el matemático Scipione del Ferro (1465-1526), de
la Universidad de Bolonia, descubrió cómo resolver la llamada cúbica
reducida, un caso de la cúbica general en el que no está presente el tér-
mino de segundo grado. Como su solución de la cúbica reducida es un
paso clave para el primer avance en la comprensión de �, vale la
pena esforzarse en entender qué hizo Del Ferro.
La cúbica general contiene todas las potencias de la incógnita, esto es,
x3 + a1x2 + a2x + a3 = 0,
donde sin pérdida de generalidad tomamos el coeficiente del término
de tercer grado como si fuera igual a 1. Si este coeficiente no fuera 1,
entonces podríamos dividir toda la ecuación por ese coeficiente, lo
cual se puede hacer siempre que no sea cero —en cuyo caso la ecua-
ción no sería en realidad una cúbica.
La cúbica resuelta por Del Ferro, por otra parte, tenía la forma ge-
neral
x3 + px = q,

[ 33

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1. Esto no quiere donde p y q son no negativos. Igual que Diofanto, los matemáticos del
decir que los
matemáticos no siglo xvi, incluyendo a Del Ferro, evitaban los coeficientes negativos
supieran calcular, en sus ecuaciones.1 Resolver esta ecuación parece un paso insuficiente
digamos, 7 – 5. La para resolver la cúbica general pero, con el descubrimiento de un in-
distinción está genioso truco, la solución de Del Ferro es general. Con lo que Del
entre la utilización Ferro se topó de alguna manera es que la solución de la cúbica redu-
del signo menos cida puede escribirse como la suma de dos términos, esto es, podemos
para denotar una expresar la incógnita x como x = u + v. Sustituyendo esto en la cúbica
resta (que sí la
comprendían) y reducida, desarrollando y agrupando términos resulta que
para denotar un u3 + v3 + (3uv + p)(u + v) = q.
número menor
que cero o nada Esta única ecuación, que se ve bastante complicada, puede reescri-
( lo que resultaba birse como dos afirmaciones individualmente menos complicadas:
misterioso). Así,
5 – 7 debería ser un 3uv + p = 0,
problema, ya que
la respuesta –2 no que implica
tuvo ningún u3 + v3 = q.
sentido en la mente
de un matemático ¿Cómo supo todo esto Del Ferro? El matemático polaco-america-
sino hasta no Mark Kac (1914-1984) respondió esta pregunta con su famosa dis-
comienzos del tinción entre el genio común y el genio mágico: “Un genio común es
siglo xvi. Menos alguien tan bueno como podríamos serlo usted o yo si tan sólo fuéra-
dos era llamado a
veces el defecto de mos muchas veces mejores. No hay misterio sobre cómo funciona su
dos, y tal vez las mente. Una vez que entendemos qué hizo, nos sentimos seguros de
implicaciones que nosotros también podríamos haberlo hecho. Es diferente con los
peyorativas de este magos… el trabajo de su mente permanece incomprensible a todos
término revelan nuestros intentos y propósitos. Aun después de que entendemos lo que
qué tan incómodos ha hecho, el proceso por el cual lo realizaron continúa completamente
hacían sentir los a oscuras.” La idea de Del Ferro fue propia de un mago.
números negativos
a los matemáticos. Resolviendo la primer ecuación para v en términos de p y u, y sus-
tituyendo la solución en la segunda ecuación, obtenemos
2. Si te preguntas
p3
por qué estoy u6 − qu3 − 27 = 0.
ignorando la raíz
negativa, eso es De entrada esta ecuación de grado 6 puede parecer un gran paso atrás,
bueno. Deberías
preguntártelo. La pero de hecho no lo es. La ecuación es, sí, de sexto grado, pero también
raíz negativa es es una cuadrática en u3. Entonces, usando la fórmula para resolver cua-
perfectamente dráticas, bien conocida desde los tiempos de los babilonios, tenemos
válida pero, si la
utilizas a partir de q q2 p3
este punto en el u3 = 2 ± 4 + 27 ,
análisis, encontrarás
exactamente la
misma respuesta o, utilizando sólo la raíz positiva,2
que obtendrás con
la raíz positiva. q q2 p3
u = 3 2 + 4 + 27 .
Inténtalo y verás.

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Ahora, como v3 = q – u3,

q q2 p3
v = 3 2 − 4 + 27 .

Así, una solución de la cúbica reducida x3 + px = q es la siguiente ex-


presión, que acaso produzca un poco de temor:

q q2 p3 q q2 p3
x = 3 2 + 4 + 27 + 3 2 − 4 + 27 .

3
Alternativamente, y como −1 = −1, en el segundo término de esta
expresión se puede sacar un factor –1 de la raíz para producir la fór-
mula equivalente

q q2 p3 q q2 p3
x = 3 2 + 4 + 27 − 3 − 2 + 4 + 27 .

Se pueden encontrar ambas fórmulas en distintos libros que analizan


las cúbicas, pero no hay ninguna razón para preferir una a la otra.
Como Del Ferro asumió que p y q eran positivos, es inmediatamen-
te obvio que estas dos expresiones para x (equivalentes) siempre darán
un resultado real. De hecho, si bien hay tres soluciones o raíces de cual-
quier cúbica (véase el apéndice a),
no es difícil demostrar que siempre Recuadro 1. La única solución real y positiva de la
hay exactamente una raíz real positi- ecuación cúbica de Del Ferro
va y por lo tanto dos raíces comple- Para ver que hay exactamente una solución real y
jas de la cúbica de Del Ferro (véase positiva de la cúbica reducida x3 + px = q, donde p
el recuadro 1). y q son ambos no negativos, considera la función
Ahora, antes de continuar con la
f (x) = x3 + px – q.
cúbica, déjame decir algo acerca de
los números complejos. Un número El problema de Del Ferro es el de hallar las raíces de
complejo no es exclusivamente real f (x) = 0. Ahora, si calculas la derivada de f (x) —de-
notada por f ′(x)— y recuerdas que la derivada es la
ni tampoco exclusivamente imagi-
pendiente de la curva f (x), entonces obtendrás
nario, sino una mezcla de ambos.
Esto es, si a y b son ambos reales, f ′(x) = 3x2 + p,
entonces a + b � es un complejo. que siempre es no negativa, pues x2 nunca es nega-
La forma utilizada por los matemá- tivo y hemos asumido que p es no negativo. Con lo
ticos y por casi todo el mundo es cual f (x) siempre tiene una pendiente no negativa y
a + ib (Leonhard Euler, el gran ma- por lo tanto nunca decrece cuando x crece. Como
temático suizo del siglo xviii, de f (0) = –q, que nunca es positivo (porque asumimos
que q no es negativo), entonces la gráfica de f (x)
quien diremos mucho más en el
debe parecerse a la figura 2. En esta gráfica es claro
capítulo 6, introdujo el símbolo i que la curva cruza el eje x sólo una vez, con lo cual
para � en 1777). Esto los inge- existe una solución real, y que el cruce es tal que la
nieros eléctricos lo escriben como raíz nunca es negativa (es cero sólo si q = 0).
a + jb; la razón por la cual optan ge-

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y neralmente por j es que � ocu-


f ( x ) = x3 + px − q rre con frecuencia en problemas
que involucran corrientes eléctri-
cas y la letra i tradicionalmente se
ha reservado para esa cantidad. Sin
embargo, contra lo que dice un po-
pular mito, te puedo asegurar que
la mayoría de los ingenieros eléc-
tricos no se confunde cuando ve una
x
O ecuación que involucra números
complejos escrita con i = � en
lugar de j. Dicho lo cual, sin em-
bargo, tengo que admitir que tam-
-q
bién yo utilicé j en vez de i para
� en el capítulo 5, donde mues-
tro un lindo rompecabezas eléctri-
co del siglo xix.
Los números complejos obede-
cen varias reglas obvias, tales como
Figura 2. Gráfica de f (x) = x3 + px – q, con p y q ≥ 0. (a + ib)(c + id ) = ac + iad + ibc + i2bd
= ac – bd + i(ad + bc). Pero tienes que
tener cuidado. Por ejemplo, si a y b
solamente pueden ser números positivos, entonces ab = a b . Pero si
permitimos que también sean números negativos, esta regla falla; por
ejemplo, (−4)(−9) = 36 =66≠≠ −−44 −−99= (2i)(3i) = 6i2 = –6. Euler estu-
vo desorientado respecto a este punto en su Algebra de 1770.
Un último comentario, y muy importante, sobre las diferencias en-
tre los reales y los complejos. Los números complejos no tienen la
propiedad del buen orden de los reales. Buen orden quiere decir que
podemos escribir expresiones como x > 0 o bien x < 0. Aún más, si x
y y son números reales, y si además x > 0 y también y > 0, entonces su
producto satisface xy > 0. Sin embargo, si tratamos de imponer este
comportamiento a los números complejos, nos metemos en proble-
mas. Una forma sencilla de comprobarlo es por medio de un contrae-
jemplo. Para esto, suponemos que podemos ordenar los números com-
plejos. Entonces, en particular, tiene que ser cierta una de estas dos
posibilidades: i > 0 o bien i < 0. Supongamos que i > 0. Entonces, –1
= i × i > 0, lo cual claramente es falso. Entonces debemos suponer que
i < 0, pero si multiplicamos por –1 (lo que invierte el sentido de la
desigualdad) tenemos que –i > 0. Entonces, –1 = (–i) × (–i) > 0, igual
que antes, lo cual es completamente falso. La conclusión es que nues-
tra suposición inicial de que podíamos ordenarlos nos lleva a una con-
tradicción, y por lo tanto esa suposición debe ser falsa.Volvamos aho-
ra a las cúbicas.
Una vez que tenemos la raíz real de la cúbica de Del Ferro, encon-
trar las dos raíces complejas no es difícil. Supongamos que r1 es la raíz

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real obtenida por la ecuación de Del Ferro. Entonces, podemos facto-


rizar la cúbica:
(x – r1)(x – r2)(x – r3) = 0 = (x – r1)[x2 – x(r2 + r3) + r2r3].
Para hallar las dos raíces adicionales, r2 y r3, aplicamos simplemente
la fórmula de la cuadrática a
x2 – x(r2 + r3) + r2r3 = 0.
Por ejemplo, consideremos el caso x3 + 6x = 20, donde tenemos
p = 6 y q = 20. Sustituyendo estos valores en la segunda versión de la
fórmula de Del Ferro, nos da
3 3
x = 10 + 108 − −10 + 108.
Ahora, si observas la cúbica original, tal vez tengas la suerte de darte
cuenta de que x = 2 funciona (8 + 12 = 20). Entonces, ¿puede ser que
esta cosa de aspecto tan complicado sea en realidad 2? Bueno, sí, así es.
Utiliza una calculadora y verás que
x = 3 20.392305 − 3 0.392305 = 2.7320508 − 0.7320508 = 2.
Entonces, para encontrar las otras dos raíces de f (x) = 0 = x3 + 6x – 20,
utilizamos el hecho de que un factor de f (x) es (x – 2) para hallar, tras
algunas molestas divisiones, que
(x – 2)(x2 + 2x + 10) = x3 + 6x – 20.
Aplicando la fórmula de la cuadrática al factor de segundo grado, se
obtienen las otras dos raíces complejas (soluciones de la cúbica original):
r2 = –1 + 3�
y
r3 = –1 – 3�.

Actitudes negativas hacia los números negativos

Pero todo esto es adelantarnos en la historia. En realidad, Del Ferro y


sus seguidores no hicieron cosas como la factorización anterior para
obtener las raíces complejas —obtener un único número real positivo
como solución de la cúbica era todo lo que buscaban—.Y, por lo que
a los matemáticos concernía respecto de la cúbica reducida de Del Fe-
rro, sólo había una única raíz real positiva, y eso era suficiente. ¿Pero
qué ocurría con una cúbica como x3 – 6x = 20, donde ahora tenemos
p = – 6 < 0? Del Ferro nunca habría escrito tal cúbica, por supuesto, con
un coeficiente negativo; en cambio escribiría x3 = 6x + 20 y lo consi-
deraría un problema completamente nuevo. Esto es, comenzaría desde
el principio para resolver

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x3 = px + q,
donde otra vez p y q son no negativos. Sin embargo, esto es completa-
mente innecesario, ya que, en realidad, en ninguna parte de la resolu-
ción de x3 + px = q utilizó la positividad de p y q. Es decir, esta supo-
sición inicial no tiene importancia, y se planteó explícitamente sólo
por una injustificada aversión de los matemáticos de esa época hacia
los números negativos.
Esta desconfianza respecto de los números negativos parece extra-
ñísima a los matemáticos e ingenieros actuales gracias a que ya están
acostumbrados a utilizarlos y han olvidado la confusión que les provo-
caron en sus primeros años escolares. De hecho, aún hoy encontramos
adultos inteligentes pero sin formación técnica que siguen experimen-
tando estas confusiones, como lo ilustra la siguiente copla frecuente-
mente atribuida al poeta W. H. Auden:

Minus times minus is plus.



Menos por The reason for this we need not discuss.†
menos es más./
La razón de esto El gran matemático inglés John Wallis (1616-1703), por ejemplo, a
no debemos quien conocerás con más detalle en el siguiente capítulo como el in-
discutirla.
dividuo que hizo el primer intento racional de asignarle un significado
físico a �, hizo también varias afirmaciones increíbles respecto de los
números negativos. En su libro Arithmetica Infinitorum [Aritmética de lo
infinito] de 1665, un libro que el joven Isaac Newton leyó con avidez,
Wallis presentó el siguiente argumento: como a/0, con a > 0, es +∞
(infinito positivo), y como a/b, con b < 0, es un número negativo, en-
tonces este número negativo tiene que ser mayor que +∞, porque el
denominador del segundo caso es menor que el denominador del pri-
mero (es decir, b < 0). Esto llevó a Wallis a la sorprendente conclusión
de que un número negativo es simultáneamente menor que 0 pero
mayor que +∞, por lo que ¿quién puede culparlo de querer alejarse de
los números negativos? Y, por supuesto, no era el único. Es más, el mis-
mo gran Euler consideró la preocupación de Auden lo suficientemen-
te meritoria como para incluir una dudosa “explicación” de por qué
“menos por menos es más” en su famoso libro de texto Algebra [Álge-
bra] (1770).
Hoy somos más intrépidos. Simplemente decimos: bueno, p es ne-
gativo, ¿y qué?, tras lo cual lo reemplazamos directamente en la fórmu-
la original de Del Ferro. Esto es, al reemplazar el valor negativo de p
con –p (donde p es no negativo), tenemos

q q2 p3 q q2 p3
x = 3 2 + 4 + 27 − 3 − 2 + 4 + 27 .

como la solución de x3 = px + q, donde p y q son ambos no negativos.


En particular, la fórmula nos dice que la solución de x3 = 6x + 20 es

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x = 3 10 + 92 − 3 −10 + 92 = 3.4377073,

que en realidad es una solución de la cúbica, como puede verificarse


fácilmente con una calculadora de mano.

Un desafío apresurado

La historia de la cúbica sigue a partir de aquí un camino retorcido.


Como era usual en aquellos días, Del Ferro mantuvo su solución en
secreto. Lo hizo porque, a diferencia de los matemáticos actuales, que
construyen su carrera académica publicando sus resultados para obte-
ner un puesto inicial como profesores y luego algún cargo definitivo,
Del Ferro y sus colegas se parecían más a profesionistas independientes.
Ganaban su sustento desafiando a otros en competencias públicas de
resolución de problemas, y el ganador se llevaba todo: tal vez premios
en metálico, cierta “gloria” y con suerte el apoyo de un acaudalado
patrocinador. Las oportunidades de ganar un concurso de ésos estaban
claramente relacionadas al conocimiento de cómo resolver problemas
que otros no pudieran, por lo que mantener los resultados en secreto
era el estilo de la época.
De hecho, Del Ferro casi se llevó a la tumba el secreto de cómo
resolver ecuaciones cúbicas reducidas, pues lo compartió a lo sumo
con un pequeño número de amigos cercanos. Cuando yacía moribun-
do, se lo contó a uno más, su alumno Antonio Maria Fior. Si bien Fior
no era un matemático especialmente bueno, tal conocimiento era un
arma formidable, por lo que, en 1535, desafió al mucho más conocido
e infinitamente más hábil matemático Niccolò Fontana (1500-1577).
Fontana despertó la atención de Fior porque poco antes había anun-
ciado que podía resolver cúbicas de la forma general x3 + px2 = q. Fior
pensó que Fontana estaba alardeando y que no sabía cómo resolverlas,
por lo que lo consideró como la víctima perfecta, lista para desplumar-
la en un concurso público.
Fontana, quien es más conocido hoy como Tartaglia (“el tartamu-
do”, debido a un impedimento para hablar causado por una terrible
herida de espada en la mandíbula, que le infligió, cuando tenía doce
años, un soldado invasor francés), sospechó que Fior había recibido el
secreto de la cúbica reducida de Del Ferro.Temiendo ser desafiado con
tales cúbicas, y sin saber cómo resolverlas,Tartaglia se empeñó terrible-
mente en resolver la cúbica reducida; justo el día anterior al concurso,
logró redescubrir la solución de Del Ferro para x3 + px = q. Éste es un
interesante ejemplo de cómo, una vez que se sabe que un problema
tiene solución, otros también logran encontrarla rápidamente —un
fenómeno relacionado, creo yo, con la obtención de récords deporti-
vos, como ocurrió cuando Roger Bannister logró correr la milla en
menos de cuatro minutos: poco después parecía que todo buen corre-

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3. Una informativa
e interesante
dor en el mundo era capaz de hacerlo—. Como quiera que sea, el des-
biografía de la cubrimiento de Tartaglia, combinado con su habilidad para realmente
sensacional vida de resolver x3 + px2 = q (él no había estado alardeando), le permitió final-
Cardano es el viejo mente derrotar a Fior. Cada uno propuso al otro treinta problemas:
pero aún mientas que Fior no pudo resolver ninguno de los de Tartaglia, Tarta-
recomendable glia resolvió todos los de Fior.
libro de Oystein
Ore, Cardano, the
Gambling Scholar.
Vale la pena leer El secreto se difunde
sobre cualquier
hombre que tenga Todo esto es bastante extraño, pero la historia se pondrá aún mejor.
un intelecto lo Igual que Del Ferro, Tartaglia mantuvo su nuevo conocimiento para sí
suficientemente mismo, tanto por las razones que mencionamos antes como porque
moderno como quería publicar las soluciones para ambos tipos de cúbicas en un libro que
para resolver la
cúbica y todavía
pensaba escribir algún día (nunca lo hizo). Cuando las noticias de su
tan medieval como victoria sobre Fior se difundieron, pronto llegaron a oídos de Girola-
para hacer el mo Cardano (1501-1576). A diferencia de Fior, Cardano era un intelec-
horóscopo de tual sobresaliente que, entre muchos otros talentos, incluía el ser un
Cristo, por lo cual matemático extremadamente bueno.3 La curiosidad intelectual de
fue llevado a Cardano se disparó al saber que Tartaglia conocía el secreto para la cú-
prisión en 1570, bica reducida, y le rogó a Tartaglia que se lo revelara. Tras varias nega-
acusado de herejía.
tivas iniciales, Tartaglia finalmente cedió y le dijo a Cardano la regla,
4. Una traducción pero no su derivación, para calcular soluciones —y esto sólo después
al inglés del Ars de obligarlo a jurar que lo mantendría en secreto.
Magna, a cargo de Cardano no era un santo, pero tampoco un sinvergüenza. Casi con
T. Richard Witmer, seguridad tuvo toda la intención de respetar su juramento de silencio,
fue publicada en pero entonces comenzó a escuchar versiones según las cuales Tartaglia
1968 por The mit no había sido el primero en resolver la cúbica reducida. Y cuando fi-
Press, y la siguiente
cita (p. 8) es la nalmente vio los trabajos de Del Ferro que habían sobrevivido, Carda-
primera de tres no no se sintió obligado a mantener su silencio. Cardano redescubrió
menciones de la solución de Tartaglia por sí mismo y luego la publicó en su Ars mag-
Cardano a na (“El gran arte” del álgebra, en oposición al arte menor de la aritmé-
Tartaglia: “En tica) de 1545.4 En este libro les dio a Tartaglia y a Del Ferro el crédito
nuestros mismos específico que merecían, pero incluso así Tartaglia se sintió defrauda-
días Scipione del do y lanzó en su contra una tormenta de reclamos, acusándolo de pla-
Ferro de Bologna
resolvió el caso del gio y aun de cosas peores. No voy a continuar aquí con esta parte de
cubo y la primera la historia, porque no tiene ninguna relación con �, excepto para
potencia igual a agregar que el temor de Tartaglia de perderse la fama efectivamente
una constante, un estaba justificado. Pese a que él y Del Ferro tenían prioridad como los
logro muy verdaderos descubridores, en forma independiente, de la solución de la
elegante y cúbica reducida, desde el Ars magna en adelante ésta se conoce como
admirable. Como “fórmula de Cardano”.
este arte supera
toda la sutileza y la Cardano no era un ladrón intelectual (quienes plagian no recono-
perspicacia de un cen el trabajo ajeno) y de hecho mostró cómo extender la solución de
talento mortal y es la cúbica reducida a todas las cúbicas. Éste fue un logro mayor en sí
un don mismo, y se debe por completo a Cardano. La idea es tan original

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el enigma de los números imaginarios 41

como fue la primera ocurrencia de Del Ferro. Carda- verdaderamente celestial y una muy
no comenzó con la cúbica general: clara muestra de la capacidad de la
mente humana, quienes se dediquen
x3 + a1x2 + a2x + a3 = 0 por sí mismos a esto creerán que no
hay nada que no puedan entender.
y luego utilizó el cambio de variables Emulándolo, mi amigo Niccolò
1 Tartaglia de Brescia, no deseando ser
x = y − 3 a1. superado, resolvió el mismo caso
cuando se involucró en un concurso
Sustituyendo esto en la cúbica general, desarrollando con su alumno [de Scipione], Antonio
y agrupando los términos, obtuvo Maria Fior, y, movido por mis muchas
súplicas, me lo dio.” Difícilmente éstas
 
y3 +  a2 − 31 a12  y = − 27
2 a3 + 1 a a − a . son las palabras de un hombre que se
1 3 1 2 3 roba el trabajo de otro, y debería
 
mencionar que hay evidencia de que
Esto es, obtuvo la cúbica reducida y3 + py = q, con antes de 1390, en Florencia, al menos
dos matemáticos italianos cuyas
1
p = a2 − 3 a12 , identidades no se conocen se
acercaron a la resolución de la cúbica.
2 a3 + 1 a a − a .
q = − 27
En realidad, puede que alguien se haya
1 3 1 2 3 anticipado a Del Ferro y a Cardano, si
bien no está claro que alguno de ellos
La cúbica reducida obtenida así puede resolverse conociera los trabajos anteriores.Véase
ahora con la fórmula de Cardano. Por ejemplo, si co- Franci y Toti Rigatelli, “Towards a
mienzas con x3 – 15x2 + 81x – 175 = 0 y haces después History of Algebra from Leonardo of
el cambio de variables x = y + 5, obtendrás Pisa to Luca Pacioli”.
1
p = 81− 3 (15)2 = 6,

2 1
q = − 27 (−15)3 + 3 (81)(−15) − (−175) = 20,

con lo cual y3 + 6y = 20. Más arriba resolví esta ecuación, con lo que
obtuve que y = 2. Así, x = 7 es la solución de la cúbica, como un rápido
cálculo manual lo confirma.
Por lo tanto, parece que el problema de la ecuación cúbica final-
mente ha sido liquidado, y todo está en orden. Pero no es así, y Carda-
no lo sabía. Recordemos la solución de x3 = px + q:

q q2 p3 q q2 p3
x = 3 2 + 4 + 27 − 3 − 2 + 4 + 27 .

¡Hay un dragón al acecho en esta versión de la fórmula de Cardano! Si


q2/4 – p3/27 < 0, entonces la fórmula involucra la raíz cuadrada de un
número negativo, y el mayor desafío no era el número imaginario en
sí, sino algo bastante distinto. El hecho de que Cardano no tuviera
miedo de los imaginarios está claro por el famoso problema que plan-
teó en su Ars magna: el de dividir 10 en dos partes cuyo producto fuese
40. Llamó a este problema “manifiestamente imposible” porque con-
duce directamente a la ecuación cuadrática x2 – 10x + 40 = 0, donde x y

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42 esto no es real. la historia de i

10 – x eran las dos partes, ecuación que tiene las raíces complejas 5 + −15
5 + −15 y 5 − −15 —que Cardano llamó sofísticas porque no podía asig-
narles una interpretación física—. La suma es evidentemente 10, por-
que las partes imaginarias se cancelan, pero ¿qué ocurre con el produc-
to? Cardano audazmente escribió “de todas maneras vamos a operar”
y calculó formalmente

(5 + )( )
−15 5 − −15 = (5)(5) − (5) −15 + (5) −15 − −15 −15
= 25 + 15
= 40.
Como dijo Cardano de este cálculo, “Dejando de lado la tortura
mental implicada” en hacer eso, es decir, en manipular −15 como si
fuera cualquier otro número, todo lo demás funcionaba bien. Pese a
todo, aunque no tenía miedo de manejar estos números, está claro, a par-
tir de la lectura de sus siguientes palabras, que tenía algunas reticencias:
“Así progresa con argucias la aritmética, cuyo fin, como ya se ha dicho,
es tan refinado como inútil.” Pero lo que realmente lo dejó perplejo fue
el caso en el que aparecían tales raíces cuadradas de números negativos
en la fórmula para ecuaciones cúbicas que sólo tenían raíces reales.

Cómo pueden los números complejos


representar soluciones reales

Para ver qué quiero decir con esto, consideremos el problema tratado
por el ingeniero y arquitecto italiano Rafael Bombelli (1526-1572), un
continuador de los trabajos de Cardano. Bombelli tenía fama entre sus
contemporáneos de ser un hombre práctico que sabía cómo secar te-
rrenos pantanosos, pero hoy es famoso por haber sido un experto en
álgebra que explicó qué era lo que estaba sucediendo en realidad con
la fórmula de Cardano. En su Algebra de 1572, presentó la cúbica
x3 = 15x + 4 y, con apenas pensarlo un poco, verás que x = 4 es una so-
lución. Entonces, dividiendo o factorizando el polinomio, puedes ver
fácilmente que las otras soluciones son x = −2 ± 3. Esto es, las tres so-
luciones de la cúbica son reales. Pero mira lo que nos da la fórmula de
Cardano con p = 15 y q = 4. Como q2/4 = 4 y p3/27 = 125, entonces

3 3 3 3
x = 2 + −121 − −2 + −121 = 2 + −121 + 2 − −121.
La fórmula de Cardano da una solución que es la suma de dos raíces
cúbicas de dos números complejos conjugados (si este término te re-
sulta extraño, deberías leer el apéndice a), y puedes pensar que si algo
no es real entonces será tan “complejo” como eso, ¿verdad? Error. Car-
dano tampoco se dio cuenta, y con evidente frustración llamó “irredu-
cibles” a las cúbicas en las cuales aparecía un resultado tan extraño, y no

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el enigma de los números imaginarios 43

continuó con el asunto. Es instructivo, antes de seguir avanzando, ver


por qué utilizó el término “irreducible”.
Cardano estaba completamente desorientado sobre cómo calcular
la suma de las raíces cúbicas de dos complejos conjugados. Para obser-
var el círculo vicioso que causaba esta confusión en el álgebra, consi-
deremos la cúbica de Bombelli. Supongamos que, cualquiera que sea la
raíz cúbica dada por la fórmula de Cardano, podemos al menos escri-
birla con más generalidad como un número complejo. Por ejemplo,
escribamos
3
2 + −121 = u + − v .
Deseamos encontrar u y v (con v > 0). Elevando al cubo ambos lados,
nos da
2 + −121 = u3 + 3u 2 −v − 3uv − v −v.
Igualando las partes reales e imaginarias de ambos lados, llegamos a
u3 – 3uv = 2,

3u 2 −v − v −v = −121.

Elevando cada una de las ecuaciones al cuadrado, obtenemos otro par:


u6 – 6u4v + 9u2v2 = 4 y

–9u4v + 6u2v2 – v3 = –121,


y restando la segunda ecuación a la primera resulta que
u6 + 3u4v + 3u2v2 + v3 = 125.
Ambos lados son cubos perfectos, es decir, si tomamos raíces cúbicas
nos da u2 + v = 5, o v = 5 – u2. Sustituyendo esto en la ecuación u3 – 3uv
= 2 que planteamos arriba, resulta 4u3 = 15u + 2, otra ecuación cúbica
en una sola variable. Y de hecho, dividiendo por 4 para dejarla en la
forma u3 = pu + q, tenemos que p = 15/4 y q = 1/2 y, por lo tanto, utili-
zando la fórmula de la página 40,
q2 p3 1 3.375
4 − 27 = 16 − (27)(64) ,
que claramente es un número negativo.
Esto es, 4u3 = 15u + 2 es una cúbica irreducible y, cuando se la “re-
suelva” con la fórmula de Cardano, habrá que calcular la raíz cúbica de
números complejos. Entonces estamos de regreso donde empezamos,
enfrentados a la cuestión de cómo calcular tales cosas. El problema pa-
rece estar encerrado en un círculo vicioso. No te asombres de que
Cardano llamara a esta situación “irreducible”. Más adelante, en el ca-
pítulo 3, verás cómo finalmente los matemáticos descubrieron el modo
de calcular cualquier raíz de un número complejo.

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44 esto no es real. la historia de i

La gran revelación que tuvo Bombelli consistió en ver que esta ex-
traña expresión que daba la fórmula de Cardano para x era real, pero
estaba expresada en una forma poco familiar (véase el recuadro 2 para
entender geométricamente lo que ocurre con las cúbicas irreducibles).
Esta revelación no vino con facilidad. Como escribió Bombelli en su
Algebra, “Fue una idea alocada, según la opinión de muchos; y yo tam-
bién opiné eso durante mucho tiempo. Todo el asunto parecía basarse
más en sofismas que en la verdad. Pero busqué largo rato, hasta que fi-
nalmente demostré que era así.” Aquí está cómo lo hizo, comenzando
por la observación de que, si la fórmula de las soluciones de Cardano
3 3
era real, entonces 2 + −121 y 2 − −121 debían ser complejos con-
5
5. En nuestros días, jugados, es decir, si a y b son dos números reales a determinar, donde
un estudiante de 3
matemáticas, 2 + −121 = a + b −1,
ciencias o
3
ingeniería podría 2 − −121 = a − b −1,
encontrar obvia
esta afirmación. entonces tenemos x = 2a, que ciertamente es un número real. La pri-
Esto es, dado mera de estas dos afirmaciones dice que
cualquier número
complejo, su 2 + −121 = (a + b −1)3 .
conjugado es el De la identidad (m + n)3 = m3 + n3 + 3mn(m + n), con m = a y n = b�,
número donde tenemos
todas las
apariciones de (a + b�)3 = a3 – b3� + 3ab�(a + b�)
� = i se cambian
por –� = –i. = a3 – b3� + 3a2b� – 3ab2
= a(a2 – 3b2) + b(3a2 – b2)�.
Si esta expresión compleja es igual al número complejo 2 + −121, en-
tonces las partes reales e imaginarias por separado deben ser iguales, y
por lo tanto llegamos al siguiente par de condiciones:
a(a2 – 3b2) = 2,
b(3a2 – b2) = 11.

Si asumimos que tanto a como b son enteros (no existe ninguna justi-
ficación a priori para esto, pero siempre tenemos la libertad de probar
algo y ver adónde nos conduce), entonces tal vez veas que a = 2 y b = 1
funciona para ambas condiciones. También hay otras maneras de obte-
ner esta condición con más formalidad. Por ejemplo, nota que 2 y 11
son primos, pregúntate qué enteros son factores de un número primo
y observa que, si a y b son enteros, entonces también lo son a2 – 3b2 y
3a2 – b2. Sin embargo, para nuestros propósitos aquí, es suficiente com-
probar que
3
2 + −121 = 2 + −1,
3
2 − −121 = 2 − −1,

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el enigma de los números imaginarios 45

afirmaciones que son fácilmente verificables elevando al cubo ambos


lados de la ecuación. Con estos resultados, Bombelli mostró que la
misteriosa solución de Cardano es x = 4, y que ésta es correcta. Como
se muestra en el recuadro 2, para el caso irreducible con las tres raíces
reales existe una única raíz positiva; esto es, la raíz dada por la fórmula
de Cardano (trata de probar esto y, si necesitas ayuda, lee la segunda †
mitad del apéndice a). Éste es un caso
particular de la
siguiente
afirmación más
Cálculo de las raíces reales sin números imaginarios general.
Supongamos que
Si bien la fórmula de Cardano funciona en todos los casos, incluido el se escribe la
caso irreducible, tal vez todavía estés preguntándote por qué no hay ecuación
una fórmula que produzca directamente una respuesta real para la raíz polinomial de
grado n:
real positiva en esa situación. Y, de hecho, la hay. Descubierta por el xn + an–1xn–1
+ an–2xn–2
Recuadro 2. El caso irreducible significa que hay tres raíces reales + … + a1x + a0 = 0,
de forma
Para estudiar la naturaleza de las raíces de x3 = px + q, donde p y q son factorizada. Esto
ambas no negativas, consideremos la función
es, si denotamos las
f (x) = x3 – px – q. n raíces de la
ecuación por r1,
Calculando f ′(x) = 3x2 – p, vemos que la gráfica de f (x) tendrá tan- r2,…, rn, entonces
gentes con pendiente cero en x = ± p / 3, es decir, los máximos o míni-
podemos escribir
mos locales de la cúbica reducida que puede llevarnos al caso irreducible
se localizan simétricamente a ambos lados del eje vertical. Los valores de el polinomio
f (x) en estos extremos locales son, si los denotamos por M1 y M2, como
(x – r1)(x – r2)…
p p p p p (x – rn) = 0.
M1 = 3 3 − p 3 − q = − 23 p 3 − q, con x = + 3 , Multiplicando los
factores entre sí,
p p p p p comenzando por
M 2 = − 3 3 + p 3 − q = 23 p 3 − q, con x = − 3 . la izquierda, puede
mostrarse con
Fíjate en que siempre el mínimo local M1 < 0 (ya que p y q son no facilidad que el
negativos), mientras que el máximo local M2 puede tener uno u otro coeficiente del
signo, dependiendo de los valores de p y q. Ahora, si hemos de tener tres término xn–1 es la
raíces reales, f (x) debe cruzar el eje real tres veces, y esto ocurre sólo si suma de las raíces
M2 > 0, como se muestra en la figura 3. Esto es, la condición para que con signo negativo,
todas las raíces sean reales es es decir, an–1 =
2 3
2 p p − q > 0, o 4 p3 > q2, o sea q − p < 0. –(r1 + r2 + … + rn).
3 3 27 4 27 En el caso de la
cúbica reducida, o
Pero ésta es precisamente la condición en la fórmula de Cardano que sea cuando no hay
lleva a soluciones con números imaginarios. Así, el caso irreducible está término con x2,
asociado siempre con tres raíces reales de la cúbica f (x) = 0. Como lo tenemos a2 = 0 por
muestra claramente la figura, estas tres raíces son tales que dos son ne- definición, y la
gativas y una es positiva.Trata de demostrar que la suma de las tres raíces suma de las raíces
debe ser cero.† de la ecuación
cúbica reducida es
igual a cero.

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46 esto no es real. la historia de i

f ( x ) = x3 − px − q

M2

x
O
− p /3 + p /3

−q

M1

Figura 3. Gráfica de f (x) = x3 – px – q, con p y q ≥ 0.

6.Viète fue el primero en expresar π gran matemático francés FrançoisViète (1540-1603),6


en términos de un producto infinito da todas las raíces de la cúbica irreducible en térmi-
en lugar de una suma, con su conocida nos de las funciones trigonométricas coseno y arco-
fórmula (1593): coseno (o coseno inverso). Este descubrimiento es
2 = cos   cos   cos   cos   aún más destacable cuando uno considera que Viète
 4   8   16  32 . no era un matemático profesional, sino un abogado
Luego, en el capítulo 3, voy a al servicio del estado, bajo los reinados de Enrique
mostrarte cómo puede derivarse este III y Enrique IV. Se dedicaba a las matemáticas cuan-
hermoso resultado, que es un caso do podía robarle tiempo a sus tareas “más importan-
especial de una fórmula tes”, tales como descifrar las cartas encriptadas de
trigonométrica más general, a partir la corte española que fueron interceptadas durante la
de una identidad trigonométrica guerra entre Francia y España. Si bien es muy inteli-
elemental que podemos encontrar gente, la solución de Viète (publicada en 1615, tras su
fácilmente con cierto conocimiento
de geometría compleja. El estudio de muerte) parece no ser muy conocida, y por lo tanto
Viète de los triángulos rectángulos se aquí está lo que hizo.
ha conectado, en tiempos modernos, Viète comenzó su análisis con la ecuación cúbica
con el álgebra de números complejos, x3 = px + q, con p y q escritas como p = 3a2 y q = a2b.
una conexión que él mismo nunca Esto es, comenzó con la cúbica
hizo.Voy a ocuparme, en el capítulo 3,
del desarrollo histórico conocido de p 3q
x3 = 3a2 x + a2 b, con a = 3 y b = p .
esa álgebra, pero puedes encontrar lo
que se ha especulado al respecto en
Glushkov, “An Interpretation of Viète’s Luego, utilizó la identidad trigonométrica
‘Calculus of Triangles’ as a Precursor 3
of the Algebra of Complex Numbers”. cos3 = 4 cos + 41 cos(3 ).

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el enigma de los números imaginarios 47

Si no recuerdas esta identidad, acéptala por ahora, que voy a demos-


trarla en el capítulo 3 utilizando números complejos. El siguiente paso
de Viète fue suponer que uno siempre puede hallar θ tal que x = 2acos θ.
Voy a mostrarte, calculando el valor buscado de θ, que esta suposición
es cierta. A partir de la suposición tenemos cos θ = x/2a y, si esto se sus-
tituye en la anterior identidad trigonométrica, puede mostrarse rápida-
mente que x3 = 3a2x + 2a3cos(3θ). Pero esto es justamente la cúbica
que estamos tratando de resolver si escribimos 2a3cos(3θ) = a2b. Esto es,
 
= 31 cos−1  2ba  .
 
Reemplazando este valor para θ en x = 2acos θ, llegamos inmediata-
mente a la solución

1  b 
x = 2a cos 3 cos−1  2a  
  

o, en términos de p y q,

p 1  3 3q  
x = 2 3 cos 3 cos−1  .
  2 p p  

Para que x sea real, el argumento de cos–1 no debe ser mayor que
uno, es decir, 3 3q ≤ 2 p3/2 . (Más adelante, en el capítulo 6, discutiré qué
ocurre cuando la magnitud del argumento en la función inversa del
coseno es mayor que 1.) Pero fácilmente se ve que esta condición es
equivalente a q2/4 – p3/27 ≤ 0, que es precisamente la condición que
define el caso irreducible. Observa que en la fórmula de Viète no apa-
recen cantidades imaginarias, a diferencia de lo que ocurre en la fór-
mula de Cardano.
¿Funciona la fórmula de Viète? Como prueba, recordemos la cúbica
de Bombelli x3 = 15x + 4, con p = 15 y q = 4. La fórmula de Viète nos da
1  12 3  
x = 2 5 cos 3 cos−1  .
  30 15  
Esta expresión de aspecto bastante aterrador puede evaluarse fácil-
mente con una calculadora de mano, lo que nos dará x = 4, que es co-
rrecto. Esta raíz se encuentra tomando cos−1 (12 3 / 30 15 ) = 79.695°.
Pero un rápido dibujo de la función coseno mostrará que los ángulos
280.305° y 439.695° son igualmente válidos. Evaluando x para estos
dos ángulos obtendremos las otras dos raíces reales: –0.268 y –3.732, es
decir, −2 ± 3. Sin embargo, el propio Viète no les prestó atención a las
raíces negativas. Y para otra comprobación rápida, consideremos el
caso especial cuando q = 0. Entonces, x3 – px = 0, que por inspección
tiene las tres raíces reales x = 0, x = ± p . Esto es, x = p es la única raíz
positiva. La fórmula de Viète nos da, para q = 0,

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48 esto no es real. la historia de i

p 1  p
x = 2 3 cos 3 cos−1 (0) = 2 3 cos(30°),
 

ya que cos–1(0) = 90°. Pero (2 / 3)cos(30°) = 1 y por lo tanto la fórmu-


la de Viète nos da x = p . Y como también cos–1(0) = 270° (y 450°),
puedes verificar fácilmente que la fórmula nos da también las raíces
x = 0 y x = – p . Técnicamente, ésta no es una cúbica irreducible, pero
la fórmula de Viète aún funciona. Nótese que las raíces en estos dos
casos específicos satisfacen la última afirmación hecha en el recuadro 2.
Viète conocía muy bien el nivel al que operaban sus dotes analíticas.
Como él mismo escribió respecto de sus matemáticas, no eran “el oro
de los alquimistas, pronto a evaporarse en el humo, sino el metal ver-
dadero, excavado en las minas donde hay dragones vigilando”.Viète no
era un hombre falsamente modesto. Si su solución hubiera sido hallada
un siglo antes, ¿se habría preocupado Cardano por los números imagi-
narios que aparecen en su fórmula? ¿Habría estado motivado Bombe-
lli para hallar la “realidad”de las expresiones complejas que aparecían
en la solución formal de la cúbica irreducible? Es interesante especular
sobre qué tan diferente habría sido la historia de las matemáticas si al-
gún genio se hubiese anticipado al descubrimiento de Viète. Pero no
hubo tal genio, y Bombelli se llevó la gloria de haber descubierto el
secreto final de la cúbica.
La comprensión de Bombelli de la naturaleza de la fórmula de Car-
dano, en el caso irreducible, rompió el callejón sin salida mental respec-
to a �. Con su trabajo quedó claro que manipular � utilizando las
reglas ordinarias de la aritmética conducía a resultados perfectamente
correctos. Mucho del misterio de �, de su aura casi mística, se aclaró
con el análisis de Bombelli. Sin embargo, quedaba una última valla in-
telectual por sortear, la de determinar el significado físico de � (y éste
será el tema de los próximos dos capítulos), pero el trabajo de Bombe-
lli había desbloqueado la que parecía ser una barrera infranqueable.

Un curioso redescubrimiento

Queda todavía por contar un último episodio curioso respecto de la


fórmula de Cardano. Casi cien años después de que Bombelli explica-
ra cómo funcionaba la fórmula de Cardano para todos los casos, inclui-
do el caso irreducible con todas las raíces reales, el joven Gottfried
Leibniz (1646-1716) de alguna manera se convenció de que el tema
aún estaba abierto. Esto es todavía más destacable porque se sabe que
Leibniz había estudiado el Algebra de Bombelli, no obstante lo cual
consideró que todavía quedaba algo por agregar a la fórmula de Car-
dano. Leibniz fue un genio, pero esto ocurrió cuando tenía 25 años de
edad, momento en que, como lo dijo un historiador, “Leibniz tenía
muy poca, si alguna, preparación en lo que entonces era la matemática

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el enigma de los números imaginarios 49

moderna. Sus conocimientos de primera mano eran mayoritariamente


griegos.”7 7. Bell, The
En ese tiempo, Leibniz acababa de conocer al gran matemático y Development of
físico holandés Christiaan Huygens (1629-1695), con quien estableció Mathematics, p. 149.
una correspondencia que duraría por el resto de su vida. En una carta
a Huygens escrita en algún momento entre 1673 y 1675,8 comenzó a 8. McClenon, “A
rehacer lo que Bombelli había hecho mucho tiempo atrás. En esa car- Contribution of
ta, comunicó su famoso (aunque anticlimático) resultado Leibniz to the
History of
1 + −3 + 1 − −3 = 6, Complex
Numbers”.
del cual Leibniz declaró más tarde: “No recuerdo haber detectado un Huygens estaba
hecho más singular y paradójico en todo el análisis; por lo que creo ser tan intrigado
el primero que ha reducido raíces irracionales, imaginarias en forma, a como Leibniz,
valores reales…” Por supuesto, había sido Bombelli el primero, un siglo como lo muestra
antes. su respuesta a éste:
Cuando se presenta por primera vez el número imaginario � a “Uno nunca
habría creído que
los estudiantes de escuela secundaria, es frecuente leer algo como lo
que sigue (de hecho, lo tomé de un libro de texto universitario9): “La 1 + −3 + 1− −3 = 6
ecuación real x2 + 1 = 0 fue lo que condujo en primer lugar a la inven-
1 + −3 + 1− −3 = 6
ción de i (y también de –i ). Ésta fue declarada la raíz y el caso quedó y tiene que haber
cerrado.” Bueno, por supuesto, esto es fácil de leer y de recordar pero, algo oculto en esto
como ya sabes ahora, no es cierto. Cuando los primeros matemáticos que es
encontraron x2 + 1 = 0 y otras cuadráticas similares, simplemente cerra- incomprensible
ron los ojos y las llamaron “imposibles”. Desde luego, no inventaron para nosotros.”
ninguna solución para estas ecuaciones. El hallazgo de � no se ori- 9. Strang,
ginó en las ecuaciones cuadráticas, sino más bien en las cúbicas, que Introduction to
claramente tenían soluciones reales pero para las cuales la fórmula de Applied
Cardano producía respuestas formales con componentes imaginarios. Mathematics, p. 330.
Las bases para ese hallazgo estuvieron en un entendimiento, mejor que
todo lo anterior, de la idea del conjugado de un número complejo. Así,
antes de continuar con Leibniz, déjame mostrarte un lindo uso de los
complejos conjugados.
Considera el siguiente enunciado, que puede verificarse con un
poco de aritmética sobre una hoja de papel cualquiera:
(22 + 32)(42 + 52) = 533 = 72 + 222 = 232 + 22.
Y también este otro, que es apenas un poquito más problemático de
verificar:
(172 + 192)(132 + 152) = 256 100 = 642 + 5022 = 82 + 5062.
¿Qué está ocurriendo aquí?
Éstos son dos ejemplos de un teorema general que dice que el pro-
ducto de dos sumas de dos cuadrados de enteros siempre puede expre-
sarse, de dos formas diferentes, como la suma de dos cuadrados de
enteros. Esto es, dados los enteros a, b, c y d, siempre podemos encon-
trar dos pares de enteros positivos u y v tales que

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50 esto no es real. la historia de i

(a2 + b2)(c2 + d2) = u2 + v2.


Por lo tanto, dice este teorema, debe ser cierto que hay dos solucio-
nes enteras de, por ejemplo,
(892 + 1012)(1112 + 1332) = 543 841 220 = u2 + v2.
¿Puedes ver quiénes son u y v? Probablemente no. Sin embargo, con
números complejos, y con el concepto de complejo conjugado, es sen-
cillo analizar este problema. Aquí está cómo hacerlo.
Factorizando el enunciado general del teorema a demostrar, tenemos
[(a + ib)(a – ib)][(c + id )(c – id )] = [(a + ib)(c + id )][(a – ib)(c – id )].
Como los números en los corchetes del lado derecho son conjugados,
podemos escribir el lado derecho como (u + iv)(u – iv). Esto es,
u + iv = (a + ib)(c + id ) = (ac – bd ) + i(bc + ad )
y, por lo tanto,
u = |ac – bd| y v = bc + ad.
Pero ésta no es la única solución posible.También podemos escribir
la expresión factorizada como
10. Existe una linda traducción al [(a + ib)(c – id )][(a – ib)(c + id )] = [u + iv][u – iv]
inglés de este libro, realizada por E. L.
Sigler: The Book of Squares (Academic y así la segunda solución es
Press, 1987).Véase también McClenon, u + iv = (a + ib)(c – id ) = (ac + bd ) + i(bc – ad ),
“Leonardo of Pisa and His Liber
Quadratorum”. Leonardo es más o sea
conocido por su sobrenombre
Fibonacci, que es una contracción de u = ac + bd y v =|bc – ad|.
Filiorum Bonacci (es decir, “de la familia
Bonacci”) o Filius Bonacci (es decir,
Este resultado demuestra el teorema construyendo
“hijo de Bonacci”), frases que explícitamente fórmulas para u y v, y en particular
aparecían en la portada de varios nos dice que
trabajos suyos. Es en honor de
Leonardo de Pisa, por lo tanto, que se
(892 + 1012)(1112 + 1332) = 3 5542 + 23 0482
bautizó la famosa sucesión de = 6262 + 23 3122.
Fibonacci, es decir, la sucesión 1, 1, 2,
3, 5, 8, 13,…, en la cual cada número
después del segundo es la suma de los
Este problema es bastante viejo (ya Diofanto lo co-
dos anteriores. Esto se escribe nocía) y una discusión del mismo, una que no utiliza
usualmente como la fórmula de números complejos, puede encontrarse en Liber qua-
recurrencia un+2 = un+1 + un con dratorum [El libro de los cuadrados],10 de 1225, del ma-
u0 = u1 = 1. Esta sucesión aparece en el temático italiano medieval Leonardo Pisano (ca.
Liber abaci de Leonardo (1202) y es un 1170-1250), es decir Leonardo de Pisa, ciudad cono-
caso especial de la fórmula más cida hoy sobre todo por su famosa torre inclinada.
general un +2 = pun +1 + qun con p y q
constantes arbitrarias. En el capítulo 4
Leibniz, sin duda, debe haber hallado el concepto de
voy a mostrarte cómo aparecen los número complejo conjugado porque era justo lo
números complejos en esta recurrencia que necesitaba para explicar su “hecho paradójico”.
para ciertos valores de p y q. Leibniz describió así su confusión: “No entiendo

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el enigma de los números imaginarios 51

cómo […] una cantidad puede ser real cuando se utilizan números ima-
ginarios o imposibles para expresarla.” Encontraba esto tan asombroso
que, tras su muerte, entre muchos trabajos no publicados, se encontra-
ron muchas expresiones de ésas, como si continuamente hubiera estado
calculándolas. Por ejemplo, al resolver las cúbicas x3 – 13x – 12 = 0 y x3 –
48x – 72 = 0, respectivamente, llegó al descubrimiento adicional de que

3 6+ 1225 1225
− 27 + 3 6 − − 27 = 4

y
3
−36 + −2800 + 3 −36 − −2800 = 6.
La “realidad” de estas expresiones literalmente “complejas” hoy sería
considerada trivialmente obvia por un buen estudiante de álgebra de la
escuela secundaria. Tal ha sido el progreso matemático en la compren-
sión de �. En realidad, utilizando el concepto de números conjuga-
dos, hoy sabemos que la gráfica de cualquier función f (x) contiene, en
sus propiedades geométricas, todas las raíces de la ecuación f (x) = 0,
reales y complejas. Permíteme concluir este capítulo mostrándote
cómo es eso, en particular, para cuadráticas y cúbicas.

Cómo hallar raíces complejas con una regla

Cuando se grafica un polinomio f (x) de grado n con coeficientes rea-


les, la interpretación geométrica es que el dibujo cortará el eje real en
cada raíz real de la ecuación f (x) = 0. Del cruce del eje x, de hecho, es
de donde viene el cero del lado derecho. Si hay menos de n cruces,
digamos m < n, entonces la interpretación es que hay m raíces reales
dadas por cada cruce, y n – m raíces complejas. El valor de n – m es un
número par ya que, como mostramos en el apéndice a, las raíces com-
plejas aparecen siempre como pares conjugados. Esto no quiere decir,
sin embargo, que no haya una evidencia “física” de las raíces complejas
en la gráfica. La evidencia de las raíces reales, un cruce del eje x, es
simple y directa, pero si estás dispuesto a hacer un poco más de esfuer-
zo también podrás ver las raíces complejas en la gráfica.
Primero, considera la ecuación cuadrática f (x) = ax2 + bx + c = 0. Las
dos raíces de esta ecuación son ambas reales o un par de complejos
conjugados, dependiendo del signo algebraico de la cantidad b2 – 4ac. Si
ésta no es negativa, entonces las raíces son reales y la gráfica cruza dos
veces el eje x, o bien la gráfica es tangente al eje (si b2 – 4ac = 0, lo que
da lugar a una raíz doble). Si b2 – 4ac es negativo, entonces las raíces son
complejas y no hay cruces del eje x, que es lo que se muestra en la fi-
gura 4. Supongamos que éste es el caso, y que las raíces son p ± iq. En-
tonces, escribiendo f (x) en forma factorizada,

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52 esto no es real. la historia de i

f (x) = a(x – p – iq)(x – p + iq) = a[(x – p)2 + q2],


es claro que f (x) ≥ aq2 si a > 0 y que f (x) ≤ aq2 si a < 0. Esto es, f (x) alcan-
za su mínimo valor en x = p si a > 0 (como se muestra en la figura 4), o
su máximo valor en x = p si a < 0. Podemos, por lo tanto, calcular p a
partir de la gráfica de f (x) como la coordenada x del extremo local.
Para calcular el valor de q a partir de la gráfica, empieza por deter-
minar la coordenada y del mínimo (asumiendo a > 0; el caso a < 0 re-
quiere una adaptación trivial), es decir, determina aq2. Entonces, con
x = p, muévete hacia arriba 2aq2 unidades y luego hacia la derecha hasta
intersecar la gráfica. La coordenada en x de ese punto de intersección
(llamémoslo x̂ ), cuando se pone como argumento de la función, da
f ( x̂ ) = 2aq2 = a[( x̂ – p)2 + q2] = a( x̂ – p)2 + aq2
o
aq2 = a( x̂ – p)2 o q = x̂ – p.
Así, q puede obtenerse directamente de la gráfica de f (x), como mues-
tra la figura 4.
Pasando ahora a las cúbicas, observemos primero que tiene que ha-
ber (a) tres raíces reales o (b) una raíz real y dos raíces complejas conju-
gadas. Debes tener claro por qué las tres raíces no pueden ser complejas
y por qué no puede haber dos raíces reales y una raíz compleja. Si no lo
tienes claro, consulta el apéndice a. El caso (b) es el que nos interesa.
Llamemos x = k a la raíz real y al par de raíces conjugadas x = p ± iq. En-
tonces, podemos escribir f (x) en forma factorizada como
y = f (x) = (x – k)(x – p + iq)(x – p – iq)
f ( x ) = ax 2 + bx + c , b2 − 4 ac < 0 y a > 0
o, desarrollando y agrupando tér-
minos, como
f (x) = (x – k)(x2 – 2px + p2 + q2).
La gráfica de una cúbica con una
única raíz real, o sea con un solo
cruce del eje x, tendrá en general
2aq2 la apariencia de la figura 5. Cons-
truye el triángulo AMT, donde A
es el punto de intersección de
aq2 y = f (x) con el eje x, T es el punto
de tangencia a y = f (x) de una recta
que pasa por A, y M es el pie de la
x perpendicular al eje x que pasa por
O p p+q T. Por supuesto, la raíz real es
k = OA.
q
Ahora, consideremos la recta
y = λ(x – k), que claramente pasa
Figura 4. Una ecuación cuadrática sin raíces reales. por A, ya que y = 0 cuando x = k.

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el enigma de los números imaginarios 53

Imagina que λ, la pendiente de esta recta, se ajusta hasta que apenas


toca la gráfica, es decir, hasta que es tangente a y = f (x). Esto nos da
entonces T, y como en ese punto la gráfica y la recta se intersecan te-
nemos que y = f (x) y y = λ(x – k); denotemos con x̂ al valor de x que
cumple esa igualdad:
( xˆ − k ) =( xˆ − k )( xˆ 2 − 2 pxˆ + p2 + q2 ).
Como x̂ – k ≠ 0, podemos dividir ambos lados de la ecuación para ob-
tener una cuadrática en x̂,
= xˆ 2 − 2 pxˆ + p2 + q2.
De hecho, como T es un punto de tangencia, debe haber sólo un valor
de x̂. Esto es,
xˆ 2 − 2 pxˆ + p2 + q2 − = 0

debe tener dos raíces iguales, o sea una doble. Ahora, en general,

2 p ± 4 p2 − 4( p2 + q2 − )
x̂ = 2 ,
y, para tener raíces dobles, el radical debe ser cero. Esto es,
4p2 – 4( p2 + q2 – λ) = 0
o λ = q2. Esto es, la recta tangente AT tiene pendiente q2 = TM/AM. El
valor de x̂ es entonces, a partir de su expresión general, x̂ = p = OM.
Así que, para hallar todas las raíces de la cúbica, necesitas dibujar
y = f (x) y entonces:
y = f (x )
1] obtén la raíz real calculando OA
(= k);
2] coloca una regla usando a A
como pivote y acomódala hasta T
que apenas toque la función gra-
ficada (“localizando” así a T );
3] calcula TM y AM, y calcula x
O A M
luego
TM
q= ;
AM
4] calcula OM para obtener p;
5] las dos raíces imaginarias son
p + iq y p – iq. Figura 5. Una ecuación cúbica con una sola raíz real.

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