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¿Jugar a un videojuego puede ser mejor que leer un libro?

La respuesta más sencilla sería “depende”. El día que tenga hijos preferiría que
jugasen al polémico Final Fantasy VIII (polémico únicamente en España por la
campaña de los medios tras el caso del “Asesino de la Katana”) a que se pusieran
a leer la saga Crepúsculo, pero también prefiero que se pongan a leer1984 de
Orwell mientras esperan al metro, a que jueguen al Candy Crush, así que vamos a
analizar esta cuestión con un poco más de detalle.

No quiero desprestigiar al libro, pero sí que bajemos los pies al suelo. Al fin y
al cabo la industria del libro es eso mismo, una industria, y el último fin de la
industria es ganar dinero aunque tengan que dejar la calidad de la obra en un
segundo o tercer plano. ¿Qué significa esto? Que podemos encontrar libros
maravillosos que pueden cambiar tu vida, libros entretenidos sin más, y libros
que se venden como churros pero al final te aportan lo mismo que un folleto
del Carrefour. Aunque esto al final no es nuevo para nadie, seguro que una
madre se quedará mucho más satisfecha al ver a su hijo pasar toda una tarde
lluviosa con uno de estos libros sin valor, que al verlo pasar toda una tarde
jugando a la Playstation 4. Por un lado seguimos teniendo el estigma de que los
videojuegos son para frikis, distraen de las verdaderas obligaciones, son
adictivos, fomentan la violencia… (todo esto ya ha sido desmentido, pero el
estigma sigue ahí), mientras que los libros son sinónimo de cultura, de
conocimiento y de “gente de bien” (que por un lado es normal, el libro ha sido
el vehículo de la cultura durante siglos, pero aunque el mundo ha cambiado
seguimos viendo con cierta “aura mágica” toda palabra publicada por una
editorial).

La lectura es necesaria, especialmente para desarrollar y estimular la


imaginación y la creatividad (porque en unos años, cuando la gran parte de los
empleos actuales sean llevados a cabo por máquinas, solo la creatividad y el
uso de la razón nos hará valiosos en el mundo profesional), pero los
videojuegos también ayudar a desarrollar habilidades positivas: mejoran la
atención, la toma de decisiones, la memoria y reducen el stress. Pero si en este
apartado los dos formatos están a la par, en cuanto a beneficios narrativos el
videojuego está a años luz: juega con el lenguaje audiovisual (nos guste o no, el
ser humano es un ser audiovisual y está preparado para absorber información a
través de la vista y el oído, no a través de la lectura), es más atractivo, es
interactivo, es mutable (si un videojuego quiere ser un libro, será un libro) es
colaborativo y puede llegar a ser más inmersivo. Además el consumidor es
libre de profundizar en la obra hasta el nivel que él quiera: mientras que la
película se suele quedar corta y el libro te obliga a seguir el camino del autor, el
videojuego te permite llegar al mismo final o a la misma conclusión desde
diferentes niveles de profundidad: unos caminos más cortos, y otros más
largos con información extra.
Al final el videojuego también es una industria, y hay que escarbar entre mucha
basura para encontrar buenas obras, pero las hay. Juegos como The Legend of
Zelda: Twilight Princess o Monkey Island 2 deberían impartirse en clase como
materia obligatoria. Los videojuegos son muchísimo más que juegos de pistolas
y coches, y como ya hablé en este artículo, juegos comoType:Rider (videojuego-
documental) son la prueba de que el videojuego es el formato definitivo y
todavía no hemos visto nada de lo que nos puede ofrecer.

Con todo esto no pretendo hacer que mañana desaparezca la lectura en favor
del videojuego, pero si manifestar que existe cierto aire snob en la cultura
escrita, y muchísimos prejuicios en una cultura interactiva que ya ha
demostrado que puede ser igual de digna. Al final lo que tenemos que hacer es
juzgar el contenido, no el continente.

e:Rider o como el videojuego es el formato definitivo

Estoy totalmente convencido de que el videojuego es el formato definitivo: te


permite la creatividad de la literatura con una inmersión muy superior al cine
(y esperad a que llegue la realidad virtual de forma masiva, que ya está a la
vuelta de la esquina), y con un añadido social si además juegas en modo
cooperativo. Ya hemos visto videojuegos en el mundo del entretenimiento, en
el mundo del arte, en el mundo competitivo (los eSports, videojuegos
competitivos, serán el próximo gran espectáculo “deportivo” mediático) y
también en el mundo de la transmisión de conocimiento.

Los videojuegos educativos nunca han sido muy populares, aunque quizá fue
porque no surgieron en el momento adecuado. Hasta hace unos años el
público del videojuego era un público muy hardcore que solo demandaba
videojuegos divertidos, con carácter competitivo o que les supusieran un reto,
pero esto ya no es así. Ahora que el público se ha ampliado y que el
videojuego se ha liberado del estigma de “Hobby para niños o para bichos
raros” podemos empezar a ver apuestas muy interesantes, y una de ellas es
Type:Rider.

Type:Rider es un juego producido por el canal franco-alemán Arte. Es un


juego de físicas y plataformas muy sencillo que te desliza a través de la historia
de la tipografía. Puede sonar raro, pero así es: Type:Rider es un videojuego
sobre la historia de la tipografía y las fuentes tipográficas, desde las primeras
tipografías manuscritas hasta las contemporáneas Helvética y Sans Serif. Cada
pantalla está centrada en una tipografía o un estilo tipográfico, y todos los
elementos (música, decorados, obstáculos, descripciones…) te envuelven para
trasladarte al interior de esa tipografía. Type:Rider es más que un juego
educativo, es toda una experiencia artística y cultural, algo que podríamos
etiquetar como videojuego-documental.

Y esto es lo que realmente me ha fascinado de todo este asunto: si de repente


descubro una apuesta innovadora, cultural e interesante como el vídeojuego-
documental, ¿Qué más puede ofrecernos el formato videojuego? El
videojuego es un formato todavía por explotar que aun se encuentra en
pañales, y día de hoy no existe ningún formato con sus características
(lenguaje audiovisual, libertad creativa, accesible, inmersivo, interactivo,
transmedia, cooperativo…). El videojuego todavía puede sorprendernos y
darnos a conocer un mundo totalmente nuevo y no solo de entretenimiento.

Los videojuegos ya sirven para entretener, para competir, para admirarlos,


para ganar dinero, para socializarnos y para educar, y estoy seguro que en los
próximos años le encontraremos muchísimos usos más.

Los Youtubers no son una moda, asumidlo

Se repite constantemente que Internet va a suponer una enorme cantidad de


cambios en la economía, en la productividad, en las relaciones sociales, en el
entretenimiento… pero cada vez que se presenta alguno de esos cambios se
tacha de moda pasajera. Ocurre con Uber, ocurre con Twitter, o ocurre con
los Youtubers.

Para el que no esté familiarizado con el término, un Youtuber es una persona


que se dedica a subir vídeos a Youtube. Se trata de un contenido muy barato
de producir, grabado y editado por el propio autor, y que en algunos casos
tienen una audiencia que ya le gustaría a las cadenas nacionales: Cada vídeo de
el Rubius, el Youtuber más popular de España, tiene entre 2 y 5 millones de
reproducciones, la misma audiencia que la final de Gran Hermano 15 (3,5
millones).

Los youtubers mueven masas, especialmente entre el público pre-adolescente


y adolescente. Las marcas les pagan para que sus productos aparezcan en sus
vídeos y son capaces de llenar eventos, y afirmar que ese fenómeno solo una
moda es igual de estúpido que afirmar que el star-system de la música o del
cine es una moda. El fenómeno fan ha existido siempre, lo que ocurre es que
ahora se está adaptando a los nuevos medios. En la música las adolescentes
admiran a Justin Beaber y a One Direction, en el cine a Robert Pattinson y de
repente ha aparecido un nuevo medio que también necesita sus estrellas, unas
estrellas que han sabido a darles a los jóvenes el contenido que la televisión
nunca les hubiera dado por ser demasiado políticamente correcta, y que
además se lo dan ajustándose a sus nuevos hábitos de consumo audiovisual: lo
veo cuándo y dónde quiero. Si en el fondo resulta incluso poético que la
revolución de la industria audiovisual no haya venido por parte de la industria
audiovisual, sino por parte de sus consumidores.

¿Puede que ellos, como estrellas, sean una moda? Pues puede. Hoy se adora a
Justin Beaber, a One Direction y a Robert Pattinson como ayer se adoraba a
Nick Carter, a los Back Street Boys y a Luke Perry. Todavía es un terreno
demasiado verde como para ser testigos de un cambio generacional, pero
puede que entre los Youtubers haya una Madonna que logre mantenerse
fresca durante muchos años, y luego existan One Hit Wonders a los que la fama
les dure un par de meses, pero el fenómeno como tal estará ahí. Youtube está
creciendo a un ritmo de 20 millones de usuarios por año ¿Qué hace pensar
que esto es una simple moda? Y aunque Youtube desapareciera mañana por la
aparición de una nueva plataforma mejor, los fans de los Youtubers los
seguirían a esa nueva plataforma.

Y no es que no sea una moda, sino que esto es el principio de algo enorme.
Aquí ocurre lo que ocurrió con los inicios del rock: cuando la industria
empiece a abrir los ojos y ver que el contenido audiovisual que interesa a la
nueva generación de consumidores es ese (y ya se está dando cuenta)
empezarán a industrializar el fenómeno: algunos se pasarán al lado
“comercial”, otros se mantendrán en territorio punky, y además empezarán a
aparecer Youtubers prefabricados por empresas como si fueran estrellas de
Disney Channel. Cuando esto ocurra, ya veremos si esta industria se mantiene
o si volveremos al estado actual, porque precisamente los Youtubers han
ganado su popularidad con un contenido libre de los filtros de las grandes
empresas o cadenas de televisión. Pero hasta que ese momento llegue, solo
nos tiene que quedar clara una cosa: Los Youtubers no son una moda, son
una prueba de que Internet está cambiando todas las reglas del juego.

Non a diventa illuminati immaginando figure di luce , ma


redondo consciente l'oscurita

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