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Cuando el trabajo es placer

Luis Avena

Lo que quiero hacer es presentar algunos temas en Charles Fourier. Estos temas constituyen el
esquema de una forma de vida diferente a la de su época. Fourier tiene dos obras principales que
son la base de su nuevo mundo. El primer libro se llama “El nuevo mundo industrial y societario” y
el segundo libro se llama “El nuevo mundo amoroso”. El primer libro propone un nuevo modo de
trabajar y el segundo propone un modo de relacionarse bajo principios pasionales. El tema que me
interesa es el trabajo.

El trabajo en nuestra sociedad actual es un modo de vida. Es decir, trabajar asalariadamente es una
aspiración moral. El tener una remuneración es la entrada a otra etapa de la vida. El trabajo
asalariado es la entrada a una vida diferente. Los individuos que trabajan en este formato son
aprobados y recompensados moralmente. Naturalmente, el formato de un trabajador asalariado
tiene que obedecer la legalidad de un Estado. El trabajar forma parte de un discurso que vuelve
dignos a los individuos, es decir, los vuelve buenas personas, les da un carácter de respetabilidad,
de superioridad moral, de autoridad, es un signo de adultez y de madurez segura. Hay quienes
piensan que la maduración humana se realiza cuando se vuelve un trabajador asalariado. Trabajar
implica la práctica de valores seguros de la adultez como la responsabilidad y la independencia de
los padres. De forma que quien se puede pagar por sí mismo sus mercancías o puede solventar los
gastos de una vivienda, de un auto, de otras personas es alguien ciertamente dueño de sí. Quien
trabaja se puede dar el lujo de expresarlo y de decirse mejor individuo frente a otro que no trabaja.
Incluso, el trabajo es el signo inequívoco de la libertad. Quien trabaja, es decir, quien gana su propio
dinero se puede sentir libre. Es como si mágicamente quien recibe dinero por vender su fuerza de
trabajo, fuera libre y adquiriera todos los derechos de ser alguien. El hecho de intercambiar dinero
por mercancías se vuelve un modo de existencia colectivo que termina por volver todo sentido real
de la vida a obtener mercancías. Para poseer cosas los individuos son capaces de hacer lo que sea
necesario. En un sentido opuesto, quienes no trabajan pueden ser calificados como inútiles,
holgazanes, buenos para nada, flojos, escorias. Es decir, a estos individuos no trabajadores se les
puede aplicar un gran vocabulario de reproche moral. Quien no trabaja es como si no fuera nadie.
Un ejemplo de esto son las carreras universitarias. Ellas encuentran su sentido existencial en que
son el tránsito hacia una condición en la que es más cómodo ganar dinero para adquirir bienes. En
un país de tercer mundo como el nuestro, el dinero es un bien que se debe de perseguir con avidez.
Así pues, la persecución por el dinero es un fin moral y económico, ocupa mucho tiempo y mucho
esfuerzo corporal, es un bien que la mente se preocupa en obtener. El dinero, entonces, forma parte
de la realidad mágica. Nuestra sociedad piensa que el dinero lo resuelve todo, que mejora
ontológicamente a los individuos, que les da derecho de superioridad sobre otros, en resumen, que
nada es más importante para la vida que ser capaz de gastar dinero para poseer objetos.
Psicológicamente, el dinero mueve las pasiones tristes como la envidia, y, por lo tanto, estructura la
lógica de todo resentimiento, es decir, del odio a sí mismo. De todo lo dicho anteriormente se
desprende mi interés por pensar el modo de trabajar y por el discurso moral y mágico que envuelve
tal actividad para nuestro pensamiento.

Para todo esto, es necesario pensar en lo político, lo ético y lo económico simultáneamente. En su


época, Fourier diagnóstica las enfermedades de un modo de existencia humana que él llama
Civilización. Lo que es criticable de Civilización es la moral que tiene por enemigo al cuerpo y a sus
pasiones, y, su enemigo más importante es el placer. Nótese la oposición al judeocristianismo en su
aspecto moral. La incomprensión de las pasiones se extiende en la totalidad de este modo de vida.
Esta incomprensión de las pasiones y del cuerpo es la falla más grande de la época llamada
Civilización. Lo que se deja de lado es básicamente la función de las pasiones en la vida humana, y
con ello, de la sensibilidad, de los umbrales de sensaciones que un cuerpo puede tener, de cómo se
siente placer y cómo se siente dolor. Así pues, la economía y la política excluyen a las pasiones. Es
decir, la moral de Civilización hace posible la neurosis colectiva en todas las actividades de la
sociedad. Civilización es el mundo al revés. Por un lado, el modo de trabajar no está en regla con
las necesidades corporales, y, por lo tanto, psicológicas. El trabajo en Civilización es el régimen de
la miseria corporal. Esto es, el trabajo es aburrido, destructivo, doloroso, fatigante, estresante,
enferma a todo trabajador. El problema es que ignora que las pasiones son la brújula que se tiene
que seguir para trabajar. En la cuestión política, las reglas del placer son formuladas para beneficiar
a unos más que a otros. Este es el caso de la omisión del placer para las mujeres. Por otro lado, en
la cuestión de las relaciones personales la frustración y los problemas son causados por una
satisfacción incorrecta de las pasiones. Este problema se expresa en las relaciones amorosas
monogámicas, en la familia tradicional, en la violencia del hombre sobre la mujer y de los padres
sobre los hijos. Es decir, el mal uso de las pasiones genera problemas de agenciamiento entre los
individuos, esto es, entre los niños y los adultos, entre los hombres y las mujeres. Esto es el
diagnóstico de las enfermedades en Civilización.

1. Contexto ideológico

Fourier tiene una relación ambigua con la filosofía existente. Conoce a Sócrates, Platón, Kant,
Schelling, Condillac. Fourier se encuentra en pleno siglo de las luces, es contemporáneo de los
idealistas alemanes, Hegel, Fichte y Schelling. Sin duda, conoce el argumento de la mano invisible
de Adam Smith. Napoleón, el espíritu de la Razón según Hegel, es pasado en silencio en sus
reflexiones. En ocasiones fustiga a la filosofía, en otras la usa para justificar sus opiniones. Por
ejemplo, dice que “los modernos caen en otro exceso, en las fanfarronadas acerca de sus torrentes
de luces, de donde no se ve nacer otra cosa que indigencia, trapacería, opresión y circulo vicioso” (p.
30. NMIS). A lo cual podemos agregar la siempre presente misoginia, racismo y esclavismo en la
filosofía. Kant piensa su filosofía desde las primeras dos. En pleno siglo de la Razón, Fourier piensa
en las pasiones y en el placer como el núcleo de la felicidad individual y social. Es feminista, y opuesto
a la filosofía actual, cuando afirma que el placer no es un dominio exclusivo del hombre: “el cálculo
de placeres es de la competencia tanto de las mujeres como de los hombres”. (p. 49. NMIS). Debo
decir que ignoro la existencia de otro pensador que se preocupe en primer orden por el placer
asociado a la sexualidad, a la alimentación, a lo lúdico, a las relaciones interpersonales y al amor
como finalidad de la ética, de la política y de la economía; que piense que la educación debe
desarrollar los matices infinitos del placer y del gusto; que el bloqueo de la satisfacción de las
pasiones y de los impulsos es el mal; que piense en un Dios que nos destinó al hedonismo y a la
inmanencia. El análisis de Fourier tiene la finalidad de construir existencias que cuiden de sus
placeres y de sus pasiones dentro de un tipo de política y de economía que les sea adecuado. El hilo
conductor de la tesis se encuentra en las pasiones y los placeres del cuerpo.

2. La Razón moderna

Civilización está construida en la razón de la modernidad. El proyecto de las luces es la empresa


ideológica que busca racionalizar la existencia humana. El objetivo es llegar a la claridad y a la
distinción de la verdad en todos los dominios del saber. Es un proyecto que se opone a las
confusiones metafísicas de los escolásticos, y, por lo tanto, al razonamiento teológico. Esta misma
razón moderna ha buscado un nuevo modo de agenciamiento económico y político. En el aspecto
político ha justificado filosóficamente el racismo, el patriarcado, la misoginia, el esclavismo. En el
aspecto económico, la razón moderna ha fundamentado la ideología del progreso tecnológico, el
progreso hacia un mundo con igualdad gracias al capitalismo. Este tipo de sociedades civilizadas no
son hedonistas, sino racionales y punitivas.

3. Un Dios de las pasiones

“El sano juicio nos dice que, si Dios nos ha preparado los caminos de salvación que conducen a la
felicidad social, habrá añadido los indicios que nos guíen en tales indagaciones, y sobre todo en la
más importante, que es la del código pasional.” (p. 11. NMA)

Fourier piensa que la razón moderna cometió el error de dudar de Dios. Fourier está en contra del
ateísmo. En este punto, la crítica a la razón moderna es el intento de desaparecer totalmente a Dios
del pensamiento colectivo. El problema de esta duda sobre la existencia y la potestad de Dios es
que niega la posibilidad de entender de otro modo su voluntad. La interpretación que propone
Fourier es la de un Dios que nos ha dado pasiones para usarlas. El amor es la pasión neutra o divina
que se encuentra en la primera posición de la escala de pasiones. El amor es lo que hace posible
todo vínculo real entre los individuos. Sin amor no es posible hacer ningún vínculo. El amor es lo que
más carece Civilización. Por otro lado, el placer es un regalo de Dios que no tendríamos que
desaprovechar. Un nuevo mundo placentero se vería practicado en nuevos modos de relacionarnos.
Por ejemplo, pasaríamos del control ejercido del placer para hombres y mujeres en las relaciones
monogámicas. En la cuestión del placer sexual, Fourier piensa que los individuos más atractivos
sexualmente tendrían que ser los más abiertos a ejercer relaciones sexuales con muchos individuos,
puesto que son los más deseados. De esto modo reducirían la frustración sexual generalizada que
se produce cuando no hay sexo. Si Civilización no comprende nada de pasiones es en gran parte por
la incapacidad de entender la voluntad hedonista de Dios.
4. El trabajo en Civilización es miseria.

Si Fourier propone la vinculación del trabajo al placer es porque de hecho no existe, no se realiza,
no se practica en su situación socioeconómica. La primera crítica que hago es sobre su análisis
conceptual. Fourier no explicar el problema en distinciones como lo económico, lo social, lo político
y lo moral, sino todo lo anterior formando parte de una etapa en el desarrollo, el destino y el
progreso de la humanidad. En este punto, Fourier forma parte del proyecto de la razón moderna.
Es decir, sí cree que existe un progreso de la humanidad, pero piensa que Civilización es el tránsito
hacia otro mundo mejor. Este nuevo mundo es placentero y amoroso en las relaciones humanas y
en el modo de trabajar. Civilización es un periodo en el desarrollo de la humanidad que, según su
diagnóstico, es un paso previo a un nuevo mundo llamado Armonía. Civilización es un modo de
trabajar socialmente, es un tipo de relaciones sociales, es un conjunto de reglas morales, es una
política. El trabajo es miserable, las relaciones sociales injustas, las reglas morales represivas y
ridículas, la política es una fantasmagoría. Civilización tiene su sostén filosófico en la ilustración, en
el siglo de las luces, en la razón, en los modernos. La crítica a la filosofía de Civilización es que es
racista, misógina y esclavista. De modo que, Armonía es el sistema societario que realizaría el
cambio al nuevo mundo industrial en la economía, mientras que el nuevo mundo amoroso lo
realizaría en la política y en la moral.

5. El trabajo en Armonía

En Armonía, la necesidad corporal de divertirse y de vivir una existencia lúdica incluye al trabajo.
Esta asociación es impensable en Civilización, o bien, dicho con Marx, en el modo de producción
capitalista moderno. El trabajo en el capitalismo es una obligación, una forma de vida obligada, es
la salud, la dignidad, el orgullo moral de los trabajadores. El trabajo se pone un vestido de moralidad
dignificante que genera orgullo en el más explotado. El objetivo de trabajar es el dinero. El objetivo
del dinero es cambiarlo por mercancías. El trabajo es una mercancía. La adquisición de bienes es la
diversión más aburrida de este modo de vida. Lo más valioso socialmente es la capacidad monetaria
de adquirir objetos. El trabajo es asalariado; si no hay salario, no se piensa que sea trabajo. Este
trabajo es el sufrimiento existencial de un mundo al revés, es una actividad contraproducente para
el individuo, por lo tanto, para la sociedad. La desorganización de las pasiones es su consecuencia.
Los cuerpos sufren, la existencia es miserable. En Armonía, el trabajo sería placentero. Habría
trabajadores sin patrones, no existiría el comercio del plus valor.
6. Método societario

“Esta regla de unidad, que es la de la Armonía, la desconocen nuestros filósofos y por eso en todas
sus teorías se sitúan en los antípodas de las intenciones de la naturaleza, cuya primera ley pisotean:
la de la satisfacción de todos o desarrollo general de la atracción” (p. 17. NMA)

Para Fourier, la producción económica tendría que armonizar las pasiones y las pasiones tendrían
que armonizar la producción. Es decir, hacer una producción apasionante y pasiones productivas.
Del mismo modo, la educación tendría que dejar de ser moralizante con el fin de potenciar las
pasiones en las relaciones interpersonales. La educación se adecúa a las pasiones y a los
temperamentos con el fin de expresarlas y encauzarlas hacia un uso constructivo y retributivo. La
educación no reprimiría ninguna pasión. Por lo tanto, el modo de producción, el modo de
relacionarse interpersonalmente, el modo de organizarse grupalmente, el modo de interactuar
cotidianamente, el tipo de educación colectiva se basa en el uso adecuado de las pasiones. La moral
de Civilización castiga, reprime, distorsiona, aniquila, ahoga, culpabiliza a las pasiones. La
producción en Civilización ignora el uso productivo de las pasiones, y del mismo modo, la política
entorpece su movimiento natural y su desarrollo inmanente.

7. Feminismo

El matrimonio y la monogamia, así como el machismo son productos políticos de Civilización


contraproducentes para el padre, la madre y los hijos. Fourier, entonces, toma partido por la
poligamia y por un cierto feminismo. Fourier opina que la liberación de la mujer es la liberación de
la sociedad; la felicidad de la mujer, es la felicidad de la sociedad. Dejar de dominar, violentar y odiar
a las mujeres trae felicidad general. Su tesis general es la siguiente: “Los progresos sociales y
cambios de período, se operan en razón del progreso de las mujeres hacia la libertad; y las
decadencias del orden social, se operan en razón de amenguamiento de libertad de las mujeres”.
(p. 31. Doctrina Social). Más adelante, agrega que “no hay causa alguna que produzca tan pronto el
progreso o el retroceso social como el cambio de la suerte de las mujeres”. (p. 31. Doctrina Social)
y marca una nueva sutileza cuando dice que “la extensión de los privilegios de las mujeres es el
principio general de todos los progresos sociales”. (p. 31. Doctrina Social)

“Ya parece presentirlo el hombre. Se indigna y se alarma cuando las mujeres desmienten el prejuicio
que las acusa de inferioridad. La envidia masculina ha estallado sobre todo contra las mujeres
autores; la filosofía las ha descartado de los honores académicos y enviado ignominiosamente al
hogar”. (p. 33. Doctrina Social) Este es el caso de la ideología de la Revolución Francesa cuando
Robespierre piensa que “ les femmes sont faites pour leur mari et leurs enfants, le repos du guerrier
et la production d’une famille”. (p. 23. La force du sexe faible. Contre-histoire de la révolution
francaise).
8. Marx ¿utópico?

Todo este nuevo mundo amoroso se llama Armonía. El nuevo modo de producción es el método
societario natural y pasional. La Armonía societaria se ofrece como solución a los problemas de
Civilización. En Marx, Civilización es el modo de producción capitalista. Pero Marx nunca se ocupó
del placer, de las pasiones, del feminismo, de lo cotidiano, de lo existencial, de los modos de
interrelacionarse, de la organización grupal, de los cuidados colectivos de la alimentación y de la
salud del cuerpo. Marx divinizó la historia y busco revolucionarla por medio de la masa del
proletariado. ¿Lo utópico es no pensar la revolución total e histórica del mundo? La famosa tesis 11
de los apuntes sobre Feuerbach dice que de lo que se trata no es interpretar, sino transformar al
mundo. Pongamos atención en la palabra “mundo” (die Welt). Marx nunca escondió la apuesta del
todo o nada en el juego de la historia. La propuesta de Fourier, lejos de ser utópica, es existencial y
concreta en las tesis que propone, son practicables aquí y ahora. Dejemos los paralogismos de Marx.
Fourier ofrece ideas éticas, políticas y económicas pensadas desde lo concreto y existencial para
oponerse al modo de producción capitalista, es decir, a Civilización.

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