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CALLAO
FACULTAD DE CIENCIAS CONTABLES
“Año del Diálogo y la Reconciliación Nacional”
2018
INDICE
LEYES NATURALES
La persona, por naturaleza, es un ser social, tiende a vivir en sociedad, por necesidad creó
las normas para satisfacer de la mejor manera posible los diferentes problemas que se le
presentan en su vida diaria y es por ello que se interrelaciona con sus semejantes. De aquí es
donde desprendemos la naturaleza de la ley, del ser humano y de su convivencia social, por
tanto, las normas fijan la conducta del hombre en diferentes ámbitos. Ahora bien, las normas
derivan del Derecho natural mismas que tienen su origen en la naturaleza humana y no en la
voluntad del legislador, es representativa de la voluntad social y plasmada en normas
positivas. El Derecho natural es necesario, inmutable y objetivo: no depende de ninguna
voluntad, se impone a los hombres por su propia naturaleza y perdura en el tiempo. Las leyes
naturales son el Derecho natural, teóricamente es el conjunto de las normas que los hombres
deducen de la intimidad, de su propia conciencia y que estiman como expresión de la justicia
en un momento histórico determinado. Aristóteles destacó al derecho natural como la
facultad o sentimiento de lo justo y lo injusto, reputándolo como una característica esencial
y específica del ser humano que lo distinguía de las otras especies naturales.6 La distinción
del Derecho con el Derecho natural es que el primero es creado de acuerdo con el
comportamiento del hombre y sancionado por el Estado, y el segundo es el derecho que el
hombre crea de acuerdo con su conciencia interna, ya que el ser humano es sociable por
naturaleza, este tipo de derecho es más apegado a las normas internas del hombre, es lo que
puede o no puede hacer conforme a su pensamiento filosófico y moral.
TIPOS DE NORMAS
Las normas se clasifican en: morales, religiosas, sociales y jurídicas, como se explica en las
siguientes secciones.
Normas morales
Son reglas de conducta que provienen de nuestro interior, ya sea del bien y del mal y que,
por lo tanto, únicamente nuestra conciencia será la que nos exija su cumplimiento. Ejemplo:
no ayudar a una persona de la tercera edad a cruzar la calle.
Normas religiosas
Son reglas de comportamiento que nos impone el grupo social al que pertenecemos como
requisito para ser bien recibido en su entorno y que si no son acatados traería como
consecuencia el menosprecio o repudio del grupo social. Ejemplo: vestirse de etiqueta en
una reunión de clase alta y comportarse con cortesía.
Normas jurídicas
Son reglas de conducta expedidas por el poder público para regular la pacífica convivencia
de los seres humanos integrantes de una sociedad y cuya observancia no está sujeta a la
aceptación o no por parte del destinatario, ya que si éste no cumple, puede verse forzado a
cumplirlas por medio de la coacción, haciendo uso de la fuerza que tiene el Estado. Ejemplo:
la aplicación de una sanción por el Código Penal de determinada entidad si una persona mata
a otro ser humano.
V. NORMAS SOCIALES
Las normas sociales son un conjunto de reglas que deben seguir las personas de una
comunidad para tener una mejor convivencia, a las que se deben ajustar las conductas, tareas
y actividades del ser humano. El conjunto o sistema de normas, reglas o deberes que regula
las acciones de los individuos entre sí.
También se podrían definir como las reglas que una persona debe obedecer, para llevarse
bien con las personas, y tener una relación armónica con la sociedad incluyendo valores,
tradiciones y costumbres de dicha sociedad.
Diferentes tipos de normas y tipo de desviación que implica su incumplimiento
Se podrían resumir como la forma correcta de actuar en una sociedad, por ejemplo: Como
saludar a las personas mayores, pedir la palabra y el turno para poder hablar, entre otros
comportamientos.
La conducta humana, además de ser dirigida por normas morales y jurídicas, es objeto de
otra regulación. Las normas de trato social, estas reglas de conducta reciben varias
nominaciones:
"Usos sociales", esta manera de designarlas no es inexacta, sino demasiado amplia. Si bien
las formas de la cortesía, del decoro, y de la urbanidad se manifiestan a través de los usos y
costumbres sociales, otras normas perfectamente definidas como las morales, las religiosas
y las jurídicas, también se expresan por igual medio.
Nicolau Hartmann las llama "reglas de trato exterior" y Recaséns propone designarlas
"reglas del trato social".
Tomando en cuenta el género a que pertenecen y con palabras indicativas de su función, las
nombraremos normas del trato social.
En definición, son aquellas las cuales por convencionalismo social se aplican por razones de
uso y costumbres y cuyas características son:
Utilizaremos para ello los conceptos del Dr. GERARDO Liévano Chorro:
Una norma es una exigencia impuesta al hombre para la realización de
determinados valores…es un mandato imperativo que ordena una conducta como de vida.
Es, como dice: Liévano Chorro, un mandato positivo o negativo, que reúne las siguientes
características:
Son preceptos
Están dirigidas a la conducta humana.
Orientadas hacia un valor determinado.
Sustentadas en el principio del libre albedrío.
Una regla es procedimiento indica un cambio una metodología a seguir para lograr un
resultado o fin determinado de ahí que se le confiere un carácter tecnológico y se le puede
denominar "técnica".
OTRAS CARACTERÍSTICAS
La esfera de acción de las normas del trato social está determinada por la amplitud de los
distintos círculos y grupos que se forman en la sociedad, según la clase, la situación
económica, política, religiosa, cultural, deportiva y por la función que cumplen sus
miembros. En la formación de estos agregados sociales también influyen la edad, el sexo, la
vecindad, la familia y el idioma doméstico de las personas.
Cada centro de actividad social posee un sistema propio de normas de trato social; la realidad
nos muestra que una reunión tiene exigencias distintas según sus participantes sean obreros,
gentes de clase media o diplomáticos. Igual diversidad se da con respecto al vestido,
lenguaje, modales, etc. Por eso Recaséns Siches dice que la decencia, el decoro y la cortesía
"no tienen una versión universal, ni siquiera generalizada, sino más bien una serie de
versiones particulares y diversas para cada círculo social. Un acto que para un muchacho es
admisible, puede en cambio, resultar indecoroso en un anciano; y lo plausible en un anciano,
cabe que sea inconveniente en un joven. El traje perfecto para un obrero manual resultará
indecoroso para un funcionario. Lo lícito para un seglar puede ser escandaloso en un
sacerdote". Esta limitación de las normas del trato social es uno de sus rasgos más notorios.
Otra característica de las normas del trato social consiste en que únicamente intiman a
quienes están presentes dentro del ámbito de su vigencia, y sólo por el tiempo de su
permanencia en él; de ahí que el autor ya nombrado diga que obligan "en tanto en cuanto se
pertenece de hecho y de presente al círculo social de que son propias y en la medida en que
el uso está vivo, esto es, en la medida en que el uso rige efectivamente. Así, por ejemplo,
refiriéndome a las costumbres nacionales o locales, puedo decir que al salir de viaje las dejo
en mi tierra y no me obligan; quedo libre de ellas; y en cambio, debo someterme a las reglas
del país que visito".
El mayor caudal de normas del trato social es de origen consuetudinario. La tradición con su
envolvente y enorme influjo trasmite de generación en generación las costumbres sociales
del pasado, que a la vera del orden jurídico van modelando el espíritu de las gentes. Son
tanto más respetadas cuanto mayor es su antigüedad; perdidos sus orígenes en el tiempo, su
impersonal exigencia cobra preeminencia considerable. Y como no revisten formas rígidas
e inmodificables, se adaptan con grácil facilidad a situaciones nuevas, sin perder su sentido
intrínseco. Superviven porque marcan el compás que les señala la vida. La espontaneidad de
su origen no excluye que, en mínima parte, puedan tener procedencia convencional.
La gravitación de las normas del trato social en la conducta de las personas es variable.
Normalmente ceden en importancia ante las normas morales y jurídicas. Más, en algunos
casos, suelen sobreponer sus preceptos con gran eficiencia.
Entre las normas morales, jurídicas y del trato social hay diferencias esenciales provenientes
de los valores que les sirven de fundamento: el valor principal de las normas morales es el
bien; de las jurídicas, la justicia; de las del trato social, el decoro.
Los valores del trato social son éticos por cuanto encauzan la conducta, y al hacerlo mitigan
los roces que producen los intereses opuestos y, a veces, excluyentes de los hombres[2], al
mismo tiempo confieren cierto hábito de belleza, vitalidad y gallardía a las relaciones
humanas. No es suficiente saludar, se requiere delicadeza y efusión; por eso desagrada o
contraría el que se dé la mano laxamente, sin calor afectivo.
Percatados de la abundancia y variedad de las normas del trato social, establecidos sus rasgos
e identificados sus valores, las comparamos enseguida con las normas morales y luego con
las normas jurídicas.
La bilateralidad de las normas del trato social se pone de manifiesto al considerar que
actualizan sus requerimientos cuando estamos en compañía de otra persona. Fuera de esta
relación carece de sentido. Recaséns explica: "Cuando tras de mí cierro la puerta de mi
cuarto, ya no tiene sentido aplicar a mi comportamiento juicios basados en esas reglas ni en
sus valores. A solas, en el aislamiento de mi cuarto, ya no puedo ser decente ni indecente,
decoroso ni indecoroso, conveniente ni inconveniente, cortés ni descortés.
Al contrario, como quedó expuesto, las normas morales son unilaterales porque no refieren
necesariamente la conducta de uno a otro sujeto. Iluminan la conciencia, la cual, bajo su
inspiración, en soliloquio íntimo y sin interferencias, evalúa las acciones cumplidas y
esencialmente las intenciones y los deseos, para decidir lo que debiera hacerse o evitarse.
Todos sabemos cómo la voz de estas normas se eleva en la soledad, "entonces es la hora más
propicia para reflexionar sobre mi destino; porque los valores morales afectan a lo más
entrañable de mi vida."
Sabemos ya que las normas morales tienen por ámbito de vigencia la interioridad de la
persona.
Tal distancia hay entre normas morales y del trato social, que al referirse a ella surgen en la
mente las frases con que Gustavo Radbruch resume la crítica social de Tolstoi: "El contraste
de la bondad sin maneras de las clases populares, con las maneras sin bondad de la 'buena
sociedad.'"
Como ya dijimos en el capítulo anterior, para que la norma moral cree obligaciones concretas
en un sujeto, es preciso que éste, sintiéndose ligado a su imperativo por la inacabable voz
conciencial, en una actitud previa a todo cálculo de situaciones e intereses, reconozca
íntimamente su validez y entonces se auto-obligue.
Las normas del trato social imponen una conducta formal sin pretender adhesión íntima y,
por tanto, obligan sea cual fuere la opinión -favorable o adversa- del sujeto. Implican una
regulación que viene de afuera. Al hecho de estar fundadas exclusivamente en una instancia
externa, ajena al sentir del individuo, hemos llamado heteronomía.
La diferenciación entre normas jurídicas y del trato social ha llegado a dividir las opiniones
de reputados autores. Hay quienes niegan la posibilidad de hacerla. Un criterio más
generalizado acepta el deslinde, sin que tampoco haya armonía de pareceres en cuanto a las
notas distintivas.
La relación entre normas jurídicas y del trato social, para este eminente profesor, es de orden
histórico. Las normas del trato social constituyen la forma embrionaria de los preceptos
jurídicos y morales, son "la proforma común, en que todavía se contienen indistintos el
derecho y la moral. “En el transcurso del desarrollo histórico, a partir del trato social, se
diferencian y forman sistemas propios moral y derecho.
Por tanto, no habría fundamento racional para segregar la norma jurídica de la norma del
trato social.
TESIS POSITIVAS
IHERING
Según este insigne maestro hay ciertas materias que de acuerdo con su fin pertenecen al
derecho y otras que, por igual razón, corresponden al trato social. Empero, él mismo
reconoce que esta distinción no es rigurosa y admite la posibilidad de que lo asignado a la
regulación jurídica adopte la forma de trato social y viceversa. En efecto, basta advertir que
un mismo acto es regulado por ambas especies de normas; por ejemplo, el saludo en materia
civil es simplemente un aspecto de cortesía, en cambio, en el régimen militar es un deber
jurídico (coercible), al punto que puede imponerse forzosamente su cumplimiento; el luto
por fallecimiento de un pariente próximo, que comúnmente es reglado por normas del trato
social, fue objeto del Decreto restrictivo de 25 de julio de 1850, el cual, bajo penas
pecuniarias por el exceso, establecía la siguiente escala: por padres, hijos y cónyuges, seis
meses; por abuelos, nietos y hermanos, tres meses; por otros parientes dentro del 4o grado,
treinta días.
Las normas jurídicas provienen del Estado y las del trato social surgen naturalmente de la
convivencia social.
Este criterio no satisface plenamente. Existe un derecho que no es obra del Estado; se trata
de las normas jurídicas consuetudinarias que son creadas morosamente por la sociedad en
prolongado tiempo, a fuerza de repetir una acción generalizada.
ARGUMENTACIÓN DE BINDER
El carácter distintivo estaría en que el derecho cuenta con órganos coactivos y el trato social
no.
La única nota de oposición entre normas jurídicas y del trato social es la coercibilidad. La
coercibilidad como la exigencia amparada en la fuerza para obtener la ejecución de la
conducta prescrita, constituye la característica propia del derecho. El derecho trata de
doblegar la voluntad renuente mediante la coercibilidad.
Por el contrario, la norma del trato social carece de la apelación a la fuerza para ser
obedecida, es incoercible; no puede ser implacablemente impuesta. La coercibilidad es por
completo extraña al trato social.
Las normas de trato social son internas porque, al igual que las morales y las religiosas su
cumplimiento depende de que el sujeto este convencido de ellas. Se presta a confusión el
que algunos les llamen “reglas de trato externo”. En este caso, el vocablo “externo” no se
refiere a la condición de cumplimiento de la norma; sino a que, en contraste con las morales,
las normas de trato social se refieren a aspectos puramente externos de la conducta, como
pueden ser las exigencias de la moda. El jurista Eduardo García Máynez nos dice al
respecto: “En las reglas de urbanidad y cortesía descubrimos la misma característica [de
exterioridad]. Quien saluda de acuerdo con los dictados de la buena crianza, cumple con
ellos, aun cuando la manifestación exterior de afecto o respeto no coincida con los
sentimientos [interiores] de la persona que hace el saludo, ni sea expresión sincera de la
opinión que esta tiene acerca de la otra.
También dice García Máynez que: “La violación de un mismo convencionalismo suele
provocar, cada vez, reacciones diferentes; la de una misma norma jurídica debe sancionarse
(si las circunstancias no varían) en igual forma”.
Rudolf Stammler, jurista alemán del siglo XX, señala que los convencionalismos sociales
“son invitaciones que la colectividad dirige al individuo, para que se comporte en
determinada forma”
El jurista Luis Recasens Siches menciona que: “Las reglas del trato no toman en cuenta al
sujeto como individuo en su vida plenaria y propia, sino que lo consideran como sujeto
funcionario de una colectividad, como miembro fungible de un circulo, es decir, como
magnitud intercambiable, genérica, de un grupo. No se refieren a lo que el individuo hace
como tal individuo, sino a aquello que hay en su vida de comunal, de mostrenco, de cauce o
sendero genérico, en su pertenencia a una esfera social”. Recasens Saches también indica
que las reglas del trato social, “se revelan bajo la forma de costumbre, y se imponen en
calidad de mandatos colectivos anónimos, como supuestos o requisitos de ciertas relaciones
sociales en un grupo o circulo especial, ciertamente sin un aparato coercitivo que fuerce
inexorablemente a su cumplimiento, pero con la amenaza de una sanción de repudio en la
esfera colectiva en que vive el sujeto obligado por esas reglas”.
Heinrich Henkel, jurista alemán del siglo XX, sostiene lo siguiente: “Mientras el Derecho
se nos presenta como una estructura de la acción cuyas exigencias de comportamiento han
encontrado expresión en proposiciones normativas formuladas lingüística y
conceptualmente, e incluso en textos fijados por escrito, las reglas de los usos existen en la
opinión publica del grupo, en un sentimiento dominante de su obligatoriedad o conveniencia,
y en la voluntad de su ejercicio. Estas últimas carecen, por tanto, de la formulación precisa
de sus exigencias y, por ellos, existe una gran indeterminación para su aplicación a
situaciones excepcionales y límites”.
Henkel también nos dice lo siguiente: “Quien haya tenido que vivir temporalmente en grupo
humanos que desconocen las reglas de la urbanidad, apreciara el enorme valor que le
corresponde precisamente a la cortesía, como amabilidad meramente externa de las forma
del trato: representa para todo grupo humano la base imprescindible de todo desarrollo
cultural superior”.
Antonio Enrique Pérez Laño, jurista español del siglo XX, expresa lo siguiente: “El
almorzar a determinada hora, pasear por determinados lugares, dedicarse a determinados
deportes o juegos, son prácticas que no entrañan en si una pretensión normativa y no suelen
entrañar una sanción por parte del grupo en cuyo seno se realizan [no son normas de trato
social]. En todo caso, el círculo advertirá la anomalía del comportamiento, pero sin que de
ello se deriven ulteriores repercusiones. Sin embargo , la omisión del saludo , el menosprecio
de costumbres profesionales que atañen al decoro de una determinada actividad y otros actos
de similar carácter, llevan aparejada una reacción social que, en ocasiones, puede acarrear
penosas consecuencias, llegando incluso a desembocar en la exclusión del grupo. Nos
encontramos aquí ante unas reglas que suponen un auténtico orden social de normas de
mucho mayor significado que el anterior [normas de trato social]”. Más adelante, Pérez Luño
señala que para identificar la normas de trato social debe usarse el criterio teleológico: “Es
evidente que la finalidad perseguida por las reglas del trato social es meramente de
oportunidad y conveniencia, teniendo como principal meta el hacer la vida de quienes
imponen los usos, más agradable. Frente al carácter convencional de los usos surge el
carácter necesario del Derecho. El Derecho no aparece por meras razones de oportunidad o
conveniencia, no se dirige a hacer la vida humana más llevadera, sino que su fin es el de
posibilitarla. La Norma Jurídica se dirige antes que nada a crear aquel conjunto de
condiciones mínimas en las que la vida social puede desarrollarse pacífica y ordenadamente”
El jurista Rafael Preciado manifiesta que: “Los fines que inspiran a las reglas del trato social
no constituyen valores fundamentales, bienes necesarios, sino valores y bienes secundarios,
contingentes, que por esto mismo no pueden servir de fundamento a auténticos deberes.
Estos fine son valores útiles, deleitables, y en ocasiones , estéticos , tales como la formalidad,
la decencia , la urbanidad, el decoro , la cortesía , la caballerosidad, la elegancia, la moda ,
el compañerismo , el estilo , etcétera.”
Son las reglas de conducta, sancionadas por el Estado a través de sus órganos legislativos,
por los procedimientos legalmente previstos, y que contienen sanción en caso de
incumplimiento. Son aplicables aun cuando el sujeto obligado las desconozca, ya que son
heterogéneas, ajenas a la voluntad de aquél al que van dirigidas, y se suponen conocidas a
partir de su publicación en el Boletín Oficial. Si no fueran sancionadas de acuerdo a los
procedimientos legales, las normas jurídicas no serían válidas.
Una norma válida puede caer en desuso y no ser cumplida por la población, y no sancionarse
su incumplimiento. En ese caso a pesar de ser una norma jurídica válida se dice que no se
halla vigente. Las normas jurídicas tienden a lograr un orden social justo, por lo cual en
general no se oponen a las demás normas, sino que las complementan acompañándolas de
una sanción efectiva ante su incumplimiento.
A través de las normas jurídicas se imponen deberes a cumplir por las personas y también
se confieren derechos que éstas pueden reclamar; además deben ser obedecidas sin
importar si el sujeto las conoce o no.
Funciones
Función motivadora: La norma trata de motivar para que se abstengan de violar las
condiciones de convivencia y en especial, de dañar ciertos bienes jurídicos.
Despliega sus efectos ex ante. Por ello, la sanción atiende a la prevención especial.
Función protectora: La norma trata de proteger las condiciones de convivencia y en
especial ciertos bienes jurídicos. Despliega sus efectos ex post. Por ello, la sanción
atiende a la prevención general.
Pirámide de Kelsen