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Reseña crítica por Jimena Medina

“Viva el bajo pueblo”

Presentación del libro


Di Meglio, Gabriel.
¡Viva el bajo pueblo! La plebe urbana de Buenos Aires y la política entre la
Revolución de Mayo y el Rosismo.
Prometeo Libros. Buenos Aires, 2007. 365 páginas. 21x15 cm. 500gr.
(ISBN 987-574-103-5)
El precio actual de cada ejemplar es de $490 o U$23.

Presentación del autor de la obra.


Gabriel Di Meglio realizó sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad de Buenos Aires, donde recibió los títulos de Profesor de Enseñanza
Media y Superior en Historia (1998), Licenciado en Historia (2000) y Doctor en
Historia (2004). Fue becario en la UBA y en CONICET.
Ha publicado varios libros y artículos sobre la historia política y social de
Argentina en el siglo XIX, particularmente sobre la actividad política de las clases
populares en la ciudad de Buenos Aires.
Además de su trayectoria como historiador académico, Di Meglio cuenta con una
larga carrera en divulgación histórica. Participó como contenidista, conductor y
guionista en numerosos programas de televisión de Canal Encuentro,
dependiente del Ministerio de Educación argentino, y fue uno de los creadores
del dibujo animado La asombrosa excursión de Zamba. También estuvo entre
los fundadores de Eternautas, empresa dedicada al turismo histórico. Desde
2014 dirige el Museo Histórico Nacional del Cabildo de Buenos Aires y de la
Revolución de Mayo.1

Ubicación de la obra
¡Viva el bajo pueblo! trata acerca del rol de la plebe urbana de 1810 a 1829 en
Buenos Aires. El autor hace su recorte en este período debido a la uniformidad
que presenta respecto del sistema político.

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https://es.wikipedia.org/wiki/Gabriel_Di_Meglio

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El hilo conductor del texto versa sobre la participación de las clases populares
en los acontecimientos políticos y la esfera de lo público, desde la Revolución de
Mayo hasta el ascenso de Rosas al poder, para llegar a una comprensión cabal
y profunda de los mismos.
Di Meglio presentará el uso superpuesto de distintas fuentes para sostener este
trabajo puesto que es el resultado de una larga investigación que comienza con
la presentación de su tesis de licenciatura y finaliza como una adaptación de su
tesis de doctorado.
En la extensión de ¡Viva el bajo pueblo! se encuentra la reconstrucción del papel
activo que ocupó la ‘plebe’ en las decisiones políticas de la época, a partir del
espacio que abre la Revolución de Mayo para este sector de la sociedad, el cual
el autor sostiene, tuvo sus propias sentencias y no fue meramente una ‘caja de
resonancia’ de las determinaciones de la élite en la participación de los espacios
públicos.
Si bien el autor menciona que hubo trabajos previos acerca del tema en cuestión,
como las menciones que hace Tulio Halperin Donghi en su obra “Revolución y
Guerra”, no fueron labores completas dedicadas a ello. Por eso, este libro abre
una línea de investigación para estudiar la sociedad porteña, de principios del
siglo XIX, construyendo una mirada “desde abajo” dejando de lado las
concepciones que erigió la élite de la época.
Gracias a esto se debe el gran impacto que logró este título en la escala de habla
hispana.

Resumen expositivo del texto


El libro tratado se inicia con la sección de agradecimientos para luego pasar al
contenido temático que consta de una introducción y seis capítulos. Hacia el final
se encuentran las conclusiones del autor, un apéndice y, en última instancia, las
fuentes y bibliografía empleada.

En lo que refiere a los ‘agradecimientos’ el autor explica que este trabajo nació
durante su paso por la Universidad de Buenos Aires y desestima que la labor del
historiador sea solitaria dedicando su gratificación en más de dos páginas.

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Desde la introducción, Di Meglio, aclara el foco de su análisis el cual será la
participación de la ‘plebe’ urbana en la política de 1810 a 1829 en Buenos Aires,
haciendo énfasis en que no se puede comprender ese momento histórico si no
se analiza al mencionado sector de la sociedad. Se debe tener en cuenta que, al
referirse a lo político, el autor abarca todos los espacios de participación pública.
En este apartado explica, también, que el libro se desarrollará en orden
cronológico y basado en el contraste de distintas fuentes. Expresa la dificultad
de encontrar fuentes de primera mano porque la mayoría de la población que
comprende este estudio era analfabeta o apenas podía firmar con su nombre.
También en este espacio se encuentra la exposición acerca de la elección del
término ‘plebe’ y su sinónimo ‘bajo pueblo’ para utilizarlos a lo largo del libro, y
esto se basa en que ‘plebe’ “engloba a todos los que compartían una posición
subalterna en la sociedad por su color, su ocupación, su falta de ‘respetabilidad’,
su pobreza material, su situación de dependencia, su imposibilidad de acceso a
las áreas de decisión política, su analfabetismo, los espacios residenciales, los
lugares de sociabilidad, la inestabilidad laboral, la movilidad espacial frecuente,
y en muchos casos la imposibilidad de formar un hogar.”2 Por esto Di Meglio
considera que es el término adecuado para utilizar en el desarrollo del texto.
Por último, cabe destacar que, en la introducción, el autor explica que esta
investigación es el resultado de la interpelación que le provocó la corriente de
“historia popular” trabajada por Eric Hobsbawm, Edward Thompson y George
Rudé, entre otros; como también fue influenciado por la microhistoria italiana y
los estudios subalternos de la India que impactaron en los historiadores
latinoamericanos del siglo XXI.

En el primer capítulo, el autor hace una reconstrucción de Buenos Aires luego


de la Revolución, a través de una descripción detallada del paisaje y la ubicación
de los lugares públicos como la plaza central, el cabildo, las pulperías, el colegio
San Carlos, las iglesias, entre otros… Y reconstruye, también, los espacios a los
que divide en distintos ‘anillos’: el urbano central, el urbano, el suburbano y la
zona de quintas que limitaba con la campaña. Luego, se explica las funciones

2
DI MEGLIO, Gabriel. ¡Viva el bajo pueblo! La plebe urbana de Buenos Aires y la política entre la
Revolución de Mayo y el Rosismo, Prometeo Libros, 2007, pág. 16

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que cumplían estos escenarios donde se asentaba y participaba la plebe a la
cual identifica de acuerdo a los distintos criterios de estratificación que se
utilizaban en la época y he citado en la introducción. Suma a esta descripción, la
explicación acerca de las actividades que realizaba la plebe en los lugares
públicos basándose en las fuentes policiales y de viajeros.
Luego, Di Meglio realiza un análisis cuantitativo respecto de la población de
Buenos Aires, marcando el aumento demográfico que hubo en la época. Para
esto se basó en los censos de 1810 y 1827 aludiendo a que estaban completas
las planillas de los mismos. Añade un análisis cualitativo basado en las fuentes
judiciales de la ciudad y contrastándolas a los censos, de esto infiere la
jerarquización, función, distribución y actividades de la plebe urbana.
Continúa explicando la gran movilidad residencial en Buenos Aires, abarcando
el estudio sobre las viviendas, el mundo del trabajo y los robos, ejemplificando
con casos particulares.
Concluye “Definiendo la plebe porteña”, esto es el sector que va a ser analizado
en el libro y sentencia que será casi toda la población que no eran considerados
blancos, los cuales actuaban juntos en los escenarios políticos.

En el capítulo II se analizan las intervenciones, en la política, del bajo pueblo


durante el período que abarca de 1806 a 1811. Para esto hace un recorte sobre
tres prácticas de participación popular.
El primer núcleo de análisis es la participación en las disputas facciosas de
morenistas y saavedristas en 1811, eran grupos comandados por la élite por lo
que la colaboración del bajo pueblo fue de modo indirecto. El vínculo con ambas
facciones fue diferente, más cercano a los saavedristas ya que los morenistas
apelaban a que la “gente no decente” no debía participar en las decisiones
políticas.
Al comenzar el capítulo, explica la reacción de la plebe frente a las Invasiones
Inglesas en las cuales algunos accionaron bajo el mando de la élite y otros lo
hicieron de forma autónoma, expulsando finalmente a los invasores. Este hecho
es muy significativo porque aquí se marca un quiebre y es cuando la plebe entra
en la escena política en la segunda práctica propuesta: formando las milicias
urbanas. Las cuales, según el autor, van a generar espacios de poder a través
de los motines, por ejemplo, analiza el motín de las trenzas.

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El último foco de participación del bajo pueblo se abre en las celebraciones;
seculares, religiosas y tradicionales, con masiva asistencia popular. Estas
concentraciones eran vistas como un exceso por la élite a pesar de incitar a estas
fiestas, conclusión a la que llega a partir del análisis de diarios de la época.

En este punto del segundo capítulo me voy a detener porque se presenta la


Revolución de Mayo y es el tema que compete a esta reseña. Di Meglio introduce
a los hechos políticos para luego deslizarse hacia lo que sucedió con el “pueblo”
en ese contexto, una discusión que estuvo presente siempre en las escuelas,
explica el autor, y que genera controversia por la información cruzada que existe
al respecto. El día 22 se convoca a un Cabildo Abierto, allí la élite reclamaba la
presencia de “pulperos” y de “gente no decente”, por lo que se deja entrever que
hubo presencia plebeya en el Cabildo, aunque sentencia, las decisiones
estuvieron bajo el mando de los pudientes. Adentrándose en el día 25, el autor
presenta fuentes de la época que se contradicen y concluye en que la presencia
del bajo pueblo en la plaza no fue masiva. El nuevo gobierno intentaría apoyarse
en la sociedad incluida la plebe, según Di Meglio, para ello recurren a varios
aspectos: la milicia, las redes municipales, los comunicados y los embrionarios
periódicos, finalmente destaca las fiestas las cuales organizaba la élite para
generar empatía y adhesión.
A la conclusión que llega el autor, es que la Revolución de Mayo fue un punto de
inflexión para la participación popular porque a partir de este hecho se organizará
de nuevas formas para comenzar a participar de la política de forma activa y ya
no indirectamente.

Durante el capítulo III, Di Meglio va a exponer el proceso de las guerras de


independencia y el contexto del centralismo del gobierno revolucionario de
Buenos Aires para imponerse sobre el resto de las provincias integrantes del ex
virreinato del Río de la Plata. En este período la plebe entra en escena ya no de
modo indirecto, sino que se integra a los grupos dirigentes.
Para explicar la participación respecto de las facciones políticas ejemplifica, el
autor, con los casos de Los Sosa y Chapa, este último en particular demuestra
como la élite ya se vinculaba con gente fuera de este sector en busca de clientela
política.

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Entre 1812 y 1815 “retornan” las milicias, y la plebe formaba parte de las mismas,
que se habían fragmentado de acuerdo a la raza, procedencia o pobreza,
formando un mosaico que reflejaba las diferencias sociales.
Luego cuenta que a partir de esta época comienzan a politizarse los espacios
públicos, siguiendo el hilo de análisis respecto de las masivas celebraciones
como las fiestas mayas, los festejos ante las victorias en las guerras y los de la
independencia.
Finalmente, explica lo sucedido en las milicias y los motines “plebeyos”. El bajo
pueblo reclutado mantiene una relación tensa con los militares de mayor cargo
debido a las injusticias, falta de pago o vestimenta, en consecuencia, se
producían deserciones en forma de resistencia. Di Meglio diferencia esto de los
motines porque estos últimos se debían a problemas estructurales en la
conformación de los cuerpos militares y se traducían a levantamientos plebeyos.

En lo que respecta al capítulo IV el tema a tratar será la crisis que se presenta


en 1819 y culmina en los conflictos de 1820. En este período, manifiesta el autor,
la plebe se consolida en la esfera política.
Entabla el apartado explicando lo sucedido durante el verano 1819, cuando el
pueblo mostraba su descontento uniendo sus reacciones belicosas dirigidas a
expulsar a españoles y portugueses.
En el mes de febrero destaca el “motín de los pardos y morenos”, se produce
una revuelta en la que todos los participantes eran negros, introduciendo la
cuestión racial a la política.
Durante el mes de marzo, desde las cárceles planean el asesinato, del director
del cabildo, el intento fue desbaratado. Este hecho no tuvo gran repercusión en
los diarios de la época porque la élite pretendía ver mermar a la plebe.
El autor concluye que estos episodios muestran cómo la plebe se organizaba
desde las milicias para oponerse a las decisiones de la élite dirigente.
Ya en 1820, luego de la Batalla de Cepeda, hubo una serie de hechos que
desbarataron el poder central, el bajo pueblo se agolpó en la plaza constituyendo
un elemento central en apoyo al detrimento del poder. Hacia el mes de octubre
esta serie de prácticas ya no eran focos disímiles, se unieron en la acción ante
el avance de las tropas del gobernador Rodríguez. A partir de aquí, Soler, Págola
y Dorrego se van a destacar como líderes de la plebe por su carisma y su porte

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de oficiales del ejército, según el autor. Dorrego sería más tarde el conductor de
la facción política popular, por lo que esto fue una condición a lo que sucedería.

Para el capítulo V, Di Meglio se reserva lo sucedido entre 1821 y 1823. Comienza


destacando las medidas que toma el ministro Bernardino Rivadavia, acatándose
a describir las que influyeron en la plebe la cual opuso resistencia ante “el orden”,
lo que el autor traduce como persecuciones y restricciones al bajo pueblo,
contrario a lo que proponen otros historiadores como una “feliz experiencia”.
En 1822 el “Partido del Orden” se hallaba, en calma, afianzado en el Poder.
Hacia 1823, la reforma eclesiástica de Bernardino Rivadavia ocasionó revueltas
que derivaron en el motín organizado por Tagle, se acercó a la plaza una multitud
formada, en su mayoría, por la plebe rural y urbana. Allí gritaron ¡Viva la religión!
¡Viva la patria! ¡Muera el mal gobierno! Y estos son los parámetros que analiza
Di Meglio en lo que resta del apartado.
Acerca del primer grito, expresa que se proclamaba en contra de la reforma de
Rivadavia porque la plebe, influenciada por el clero, quería mantener la religión
tal como estaba hasta ese momento.
¡Viva la patria! Hacía alusión a defender el lugar al que pertenecían. Luego de
las revueltas e invasiones se produjo un sentimiento de defensa hacia lo que se
consideraba propio, generaba derechos sobre el territorio que se habitaba.
Y ¡Muera el mal gobierno! Era un grito que se levantaba en contra del gobierno
que no sostenía el bien común, que no favorecía a la plebe en sus políticas.
Estos cánticos, asume Di Meglio, pudieron estar relacionados con la difusión de
las ideas que proponía la Ilustración europea.

El último capítulo, el número VI, aborda los años de 1823 a 1829, cuando la plebe
participa de forma intensa en la política. Di Meglio, propone tres focos de análisis.
El primero se refiere a las elecciones y el partido popular. En 1821 el Partido del
Orden asienta el sufragio para hombres, y como partido opositor aparece el
encabezado por Juan Manuel Dorrego. Esto implanta la competencia para atraer
votantes por parte de ambos partidos. Para plasmarlo, Di Meglio, apela a las
fuentes periodísticas adeptas a cada uno.
Hace énfasis en las estrategias que empleaban los líderes para reclutar votantes
de la plebe y la importancia que adquiría, este sector, respecto de los comicios.

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Luego retoma la figura de Dorrego y explica, se posicionó como líder político
popular hasta que en 1827 se convierte en gobernador, como parte de los
federales. Mientras que en el Partido del Orden eran adscriptos a los unitarios.
El segundo foco se refiere a los eventos callejeros y la guerra con el imperio,
destaca una vez más las fiestas populares, y la participación del bajo pueblo en
ellas, situadas en la plaza y en las calles del casco céntrico. Considera, el autor,
que en este período mermaron la magnificencia de algunas fiestas que se
recuperaron tras la guerra con el Brasil desde 1827 y con ellas la presencia
plebeya en los espacios públicos.
Por último, explica la crisis de 1828-1829, se gesta desde que se introduce el
papel moneda (1826) y genera una inflación que afecta directamente a la plebe.
Aquí se adentra, el autor, una vez más en la figura de Dorrego y resalta su
cambio de posición, de entusiasta a sobrio, respecto de sus ideas embrionarias.
Sin embargo, la movilización de los federales se impuso sobre los unitarios hasta
que en diciembre se desata una revolución, por medio de Lavalle los unitarios
llegan al Poder, y Dorrego termina fusilado. Ante esto, apela Di Meglio, el pueblo
no pudo sublevarse en la ciudad porque ya no tenían un líder fuerte. Distinto era
en “La Campaña” donde apareció el comandante de las milicias, Juan Manuel
de Rosas, elegido por Dorrego. Por lo que Rosas se convirtió en el nuevo líder
popular, contando con el apoyo fundamental del sector rural y posteriormente del
urbano hasta que llega al puesto de Gobernador.

El penúltimo apartado del libro se trata de la conclusión a la que llega Di Meglio,


la cual presenta de forma temática y no cronológica. En primer lugar, concluye
en que las facciones plebeyas fueron determinantes antes de la Revolución de
1810, momento en el que se cree, regularmente, el pueblo comenzó a participar.
El segundo punto que destaca son las manifestaciones populares, donde la
participación era aún mayor y se politizaban los espacios urbanos.
Las milicias y el ejército, son el tercer tema, se iniciaron con las invasiones
inglesas para sostenerse como un factor determinante pasando por 1810, hasta
la llegada de Rosas al Poder.
El cuarto aspecto se centra en la ciudad como espacio político plebeyo donde se
transmitían las prácticas, porque concluye Di Meglio la plebe era un sector
dinámico, cambiante que debía construir y reafirmar su identidad.

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La quinta temática hace referencia a la presencia de líderes de los cuales
dependían los plebeyos para posicionarse en la política, según el autor.
Ligado a esto, desarrolla el sexto punto, que es la identificación con la Patria. La
defensa del territorio era un rasgo que levantó la participación del bajo pueblo
siempre guiado por sus líderes. Aquí destaca cómo la Revolución de Mayo
generó un sentimiento de unión en oposición a los mandones.
El último tema son los conflictos sociales concernientes a la política, los cuales
salieron a flote durante todo el período estudiado posicionando a la plebe como
un actor que sufrió, participó y se nutrió de los conflictos.

La sección final a reseñar es el apéndice de la obra donde, Di Meglio, plasma la


información recabada acerca de los censos de 1810 y 1827 expuestos en el
primer capítulo del libro. Completa lo expuesto detallando las fuentes y
bibliografía empleada a lo largo del texto.

Comentarios y críticas
La obra de Di Meglio plantea una posición sobre las construcciones políticas del
país las cuales en principio fueron dirigidas por la élite, pero con el bajo pueblo
siempre presente hasta que este logró autonomía llegando a formar un partido.
El libro cuenta hechos siempre presentes en la historia argentina, pero
analizados desde otro punto de vista, “desde abajo”, lo cual enriquece la mirada
del lector desde el principio. Mediante sus sentencias abre el ejercicio de
contraste argumentativo respecto de los libros tradicionales.
El autor presenta argumentos sólidos y consistentes, siempre manteniendo
presente el hilo conductor que propone al iniciar el libro.
A pesar de la dificultad para encontrar información, las fuentes propuestas y
reveladas al final de la obra demuestran el trabajo minucioso puesto en ella, que
respaldan la posición del autor.
Las conclusiones a las que llega, considero, abren un debate hacia la reflexión
sobre la Historia y la identidad que fuimos construyendo en base a esta época
porque hacer foco en el bajo pueblo nos incluye a todos en un proceso que se
contrasta con lo que propuso la historiografía durante mucho tiempo: que la
historia sólo fue hecha por los grandes hombres.

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Conclusiones
Como futura profesora de historia me parece de suma relevancia la perspectiva
que aporta Di Meglio debido a que en los actos escolares siempre se personifica
al bajo pueblo, pero en las aulas poco se habla de ellos. Considero, esto genera
una disociación entre lo que se representa durante las efemérides y lo que se
exige estudiar para un examen.
En general, en las aulas, se deja de lado la importancia de la participación
popular, y la plebe formó parte de la Historia, entonces, hagámosla visible.

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