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sacar su poesía del pasado [sino] sola- Eric Hobsbawm resumió bien este
mente del porvenir»2. Debe «dejar que profundo núcleo de la memoria mar-
los muertos entierren a sus muertos» y xista recordando las palabras de un
deshacerse de las «reminiscencias de la sindicalista británico que, en los años
historia universal» (que habían cega- 1930, se dirigía a un conservador de
do a sus ancestros) para poder proyec- esta manera: «Su clase representa el
tarse hacia el futuro3. La historiografía pasado, mi clase representa el futu-
marxista estuvo siempre caracterizada ro»9. Historiografía y memoria esta-
por una fuerte tentación teleológica. ban pues entrelazadas, se alimentaban
Postulaba el comunismo como telos, recíprocamente. La memoria apunta-
como finalidad de la historia, y esta vi- ba al futuro, era una memoria para el fu-
sión engendraba una periodización de turo que anunciaba los combates por
la modernidad cuyas etapas estaban venir. Desde luego, el recuerdo de las
marcadas por la memoria de las re- revoluciones no se limitaba al momen-
voluciones. Una línea recta unía 1789 to de júbilo de la emancipación vivida
con 1917, pasando por las revoluciones como acción colectiva, ya que incluía
de 1848 y la Comuna de París4. Des- también la tragedia de sus derrotas.
pués de Octubre, el proceso se tornaba Durante las jornadas más oscuras de
mundial y la curva ascendente se di- la guerra civil en Rusia, cuando el po-
vidía en varias líneas que pasaban por der soviético estaba amenazado y la
Europa (la Resistencia en 1945, 1968, revolución parecía condenada, el fan-
Portugal en 1974), América Latina tasma de la Comuna de París acosa-
(Cuba en 1958-1959) y Asia (China en ba a los bolcheviques. Un triunfo del
1949 y Vietnam en 1975). Fue así como,
en la década de 1920, Albert Mathiez
2. Ibíd., p. 13.
describía a los bolcheviques como los 3. Ibíd.
herederos de los jacobinos5; como en 4. Ver Casey Harison: «The Paris Commune of
1871, the Russian Revolution of 1905, and the
las décadas siguientes León Trotski e Shifting of the Revolutionary Tradition» en
Isaac Deutscher analizaban el estali- History and Memory vol. 17 No 2, 2007.
5. A. Mathiez: Le bolchévisme et le jacobinisme,
nismo según el modelo de Termidor Librairie de l’Humanité, París, 1920.
y del bonapartismo6; como en 1968 los 6. L. Trotski: «El Estado obrero, Termidor y bo-
napartismo» [1935] en Ernest Mandel (comp):
actores de Mayo pensaban haber vivi-
Trotski: Teoría y práctica de la revolución perma-
do un «desafío general», del mismo nente, Siglo xxi, Ciudad de México, 1983; I.
orden que las revueltas de julio de Deutscher: «Two Revolutions» en Marxism,
Wars and Revolutions, Verso, Londres, 1984.
1917 en Petrogrado antes de la Revo- 7. Ver Daniel Bensaïd y Henri Weber: Mai 68:
lución de Octubre7; como en 1971 el une répétition générale, Maspero, París, 1968.
8. A. Gilly: La revolución ininterrumpida 1910-
historiador Adolfo Gilly describía la 1920, Era, Ciudad de México, 2007.
Comuna de Morelos, en el México za- 9. E. Hobsbawm: «The Influence of Marxism
1945-1983» en How to Change the World: Tales of
patista de 1915, a la luz de la Revolu- Marx and Marxism, Yale University Press, New
ción Rusa8, etc. Haven-Londres, 2011, p. 362.
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Enzo Traverso
Figura 1. El cuarto estado, de Giuseppe Pellizza da Volpedo, 1901 (Museo del Novecento, Milán).
El cuarto estado es una perfecta ilustra- a sus ojos «tan tranquilamente como
ción pictórica de la estrategia socialis- un proceso de la naturaleza»16.
ta descripta por Friedrich Engels poco
antes de su muerte, en su prefacio –tan Retrospectivamente, las revolucio-
célebre como controvertido– a una re- nes del siglo xix adquirían un sabor
edición de 1895 del ensayo de Marx Las «blanquista», y esta crítica al método
luchas de clases en Francia. Tras haber se- insurreccional enfrentaba dos tem-
ñalado un desplazamiento del centro poralidades históricas: por un lado,
de gravedad del movimiento socialista la eruptiva y fulminante de la revo-
europeo de Francia –el lugar de las re- lución y, por el otro, la de un cambio
voluciones del siglo xix– hacia Alema- evolutivo, mucho más lento, homogé-
nia, el país donde la socialdemocracia neo y opaco pero irresistible. Existía
lograba avances electorales impresio- allí, in nuce, la dialéctica que Anto-
nantes (de 100.000 votos en 1871 a dos nio Gramsci se encargaría de teo-
millones en 1890), Engels tomaba nota rizar más tarde entre la «guerra de
de una radical reorientación estraté- movimientos» y la «guerra de posi-
gica. El tiempo de los combates calle- ciones»17. Según Engels, el futuro del
jeros y las barricadas había pasado. socialismo pertenecía a la segunda y,
La «rebelión a la vieja usanza» se ha- en consecuencia, la memoria de las
bía vuelto obsoleta al lado del «gran barricadas se convertía en un obs-
ejército único, el ejército internacional táculo que corría el riesgo de inter-
de los socialistas, que avanza incon- ponerse en este ascenso gradual pero
tenible y crece día por día en núme- seguro. Repentinamente, las revolu-
ro, en organización, en disciplina, ciones del siglo xix se habían vuelto,
en claridad de visión y en seguridad a semejanza del terrorismo populis-
de vencer»14. El socialismo era ineluc- ta para los socialdemócratas rusos,
table, y todo esfuerzo por acelerar su «una expresión de impaciencia políti-
llegada era inútil, cuando no peligro- ca», un conjunto de combates que «se
so: «Aun cuando este poderoso ejérci- anticipaban a su tiempo», sucedían
to del proletariado no haya alcanzado
todavía su objetivo y, lejos de lograr la
14. «Introducción de Federico Engels» en Carlos
victoria con un solo gran golpe, deba
Marx: La lucha de clases de 1848 a 1850, Edito-
avanzar lentamente de posición en rial de Ciencias Sociales, La Habana, 1973,
posición en un combate duro, tenaz, p. 14.
15. Ibíd.
eso demuestra de manera concluyente 16. Para un análisis detallado de las revisiones
que era imposible conquistar la trans- de Engels al final de su vida, v. Jacques Texier:
Révolution et démocratie chez Marx et Engels,
formación social mediante un simple París, Presses Universitaires de France, 1998.
ataque sorpresa»15. Este crecimiento 17. A. Gramsci: Guerre de mouvement et guerre de
position, comp. de Razmig Keucheyan, La Fa-
lento pero inexorable de la social- brique, París, 2011; Perry Anderson: Sur Gramsci,
democracia alemana se desarrollaba Maspero, París, 1978.
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Enzo Traverso
Figura 4. Un nuevo planeta, de Konstantin Yuon, 1921 (Galería Estatal Tretiakov, Moscú).
Figura 6. Lenin, de Adolf Strakhov, 1924 (Museo Figura 7. Proyecto del Palacio de los Soviets,
de Arte Spencer, Universidad de Kansas). de Boris Iofán.
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Enzo Traverso
Figura 9. Horizonte, de Erik Bulatov, 1971-1972 (Museo de Arte de Vanguardia magma, Moscú).
Figura 10. Detalle de Epopeya del pueblo mexicano, de Diego Rivera, 1929-1935 (Palacio Nacional,
Ciudad de México).