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I. DATOS GENERALES
1.- ESCOLARIDAD
Estudios Primarios: Colegio mixto, donde presentó un buen rendimiento académico.
Estudios Secundarios: Presentó dificultades para adaptarse a un grupo de varones y disminuyó su
rendimiento académico. Práctico ya que contabilizaba el puntaje necesario para aprobar los cursos con
notas mínimas.
Estudios Superiores: Estudió contabilidad (Instituto Paul Harris) por tres meses, en un instituto. Así
mismo computación e inglés por un corto periodo. No culmina sus estudios por razones de índole
económico y emocional.
3.- SEXUALIDAD
Inicio sexual precoz. a los 13 años iba al prostíbulo.
Visualiza pornografía por internet cuando no iba al prostíbulo.
Masturbación diaria durante la adolescencia.
Tiene dos encuentros homosexuales.(En Chile para que le den trabajo)
Contabiliza el tiempo desde la última vez que mantuvo relaciones coitales.
DINÁMICA FAMILIAR
La atmósfera familiar era hostil, existía mucha violencia física y psicológica entre los padres, de padres a
hijos y posteriormente, de hijo a padres.
La relación con el padre fue mala desde que Alfredo era pequeño, refiere que sentía rencor y cólera hacia
él porque siempre llegaba ebrio a la casa de madrugada y hacía ruido, despertaba a sus hermanos y a él
para que lo acompañen, mientras que su padre tomaba cerveza y encendía la radio para escuchar
música. El padre, lo agredía psicológicamente, lo insultaba y le decía que se vaya de la casa. En una
oportunidad, el paciente tomó una escoba y golpeó en la cara al padre, por lo que los insultos se tornaban
más constantes, según refiere el hermano.
La madre fue sobre protectora con él, según refiere su hermano. Tenía preferencias por él, ya que era
muy querido por el hecho de no haber muerto de pequeño. “Era el preferido de mamá”, dice el hermano.
Las agresiones físicas por parte de ella eran pocas a comparación de las que les propinaba a su hermano
menor. El esposo de Francisca, refiere que era una mujer de “carácter duro”.
Cuando Alfredo tenía 8 años, ella lo golpeó mucho y él creyó que esto había sido injusto por lo que
pensaba “Ésta me las vas a pagar”. Después de esa situación, no le habló durante quince días, esperaba
que ella se disculpara, pero no lo hizo. “Después de pegarnos se arrepentía, pero no se disculpaba”.
El evaluado, se comunicaba poco con la familia.
La madre le proporcionaba dinero cuando él no trabajaba. Muchas veces le pidió dinero prestado, pero
nunca le devolvía. También le preparaba o buscaba comida que le agradaba, pues si había algo en casa
para comer que no le gustaba, simplemente no comía.
Alfredo refiere que sus padres no se querían. Su madre lo quería a su manera.
Reconoce que él era el hijo favorito entre sus hermanos “Se supone que yo era el favorito”.
Cuando tenía 28 años se tornaba muy celoso con la mamá, creía que su mamá le era infiel a su padre,
Antonio, incluso con un pastor de la iglesia en la que participaban.
TIEMPO EN EL PENAL
•Cuando empieza su periodo de reclusión en prisión, lo describe con expresiones que desean dar cuenta de lo
“humillante que fue para él estar ahí: Lloraba mucho luego de algunos días de estar en prisión y me sentía muy
triste” Frente a la pregunta no logra asociar la tristeza y lágrimas con el hecho de haber asesinado a la madre
sino únicamente con el tema del encierro y “tener que estar ahí”. Así estuvo algunos meses (los primero 2 a 3
meses) luego tuvo que “ponerse fuerte” por el lugar en el que se hallaba.
•“Hablaba poco”. En el penal fue golpeado en varias ocasiones.
•“Uno tenía que mostrarse y marcar territorio”. Cuenta que no causaba disturbio y tenía buena conducta pero
si participaba en otros actos que iban contra las normas del penal, tales como consumo de sustancias. Al acabar
esta parte de la entrevista vuelve a repetir la frase “fue una época humillante”, agregando además que él debía
“pelear por su libertad”. Esta última frase la explica por el tema de tener que soportar el encierro y las
privaciones, además de mantener un buen comportamiento, lo cual, según refiere, no le era difícil de hacer.
•Durante el tiempo en el penal no hizo amigos, porque no quería tener amistades allí.
•Fue castigado en una oportunidad y lo mandaron al “Hueco”, en donde permaneció por 8 meses, el lugar era
pequeño y habían muchas personas, casi no había espacio para caminar, es lo que narra. Sin embargo, el
manifiesta que estuvo tranquilo ahí porque en el pabellón tenía enemigos.
EXAMEN PSICOPATOLÓGICO
1. Observación General:
Porte
Paciente despierto, lúcido, en estado normoactivo, mantiene foco de atención, de sexo masculino de 38 años,
80 kilos de peso y 1.70 m. de estatura. De biotipo pícnico, raza mestiza y tez trigueña. Presenta un adecuado
aliño e higiene personal, su vestimenta está acorde a la situación, edad, sexo y estación
Comportamiento
Se evidencia marcha lenta, postura sentada y encorvada. De facies expresivas, estableciendo contacto visual
parcialmente, dirigiendo la mirada hacia el piso en ocasiones; sin embargo, cuando sostuvo la mirada, ésta fue
fija y sin parpadeos, reflejando frialdad. Así mismo, se mostró poco expresivo en sus facies y ademanes e inquieto
frente a ciertos temas.
Actitud
El paciente refleja interés general hacia la evaluación, sin embargo durante la entrevista se extiende en algunos
temas y en otros se muestra reservado y escueto. Evidencia así una actitud manipuladora en la información que
brinda.
Esquizofrenia
La esquizofrenia es una enfermedad o un grupo de trastornos, que caracterizan por alteraciones de tipo
cognoscitivo, afectivo y del comportamiento que producen desorganización severa del funcionamiento social. Su
importancia en el campo de la salud mental depende tanto del número de personas afectadas como de la
gravedad del fenómeno psicopatológico, pues su comienzo en plena juventud y sus manifestaciones residuales
o recidivantes influyen de manera negativa en el rendimiento académico, el trabajo, la familia y la calidad de
vida. Hoy en día se calcula que el riesgo de padecer esquizofrenia en la vida es del 1% y que ambos géneros
tienen la misma probabilidad de padecer este trastorno.
Cabe resaltar los aportes de Sheneider quien determinó la existencia de algunos síntomas típicos de la
esquizofrenia, como la “transmisión del pensamiento”, que consideró patognomónico y los denominó “síntomas
de primer orden”. Sin embargo, la prevalencia de estos síntomas en los pacientes esquizofrénicos es variable
(entre un 28%-72%) y, además, un 8%-16% de los pacientes con depresión psicótica o manía pueden presentar
estos síntomas, por lo que no se consideran exclusivos del trastorno esquizofrénico, aunque su presencia hace
sospechar el diagnóstico.
En líneas generales, se considera que el paciente psicótico es un sujeto con dificultades en la estructuración del
pensamiento y un marcado deterioro de la capacidad para la toma de decisiones, que presenta una gran
dificultad para controlar su emotividad y, debido a ello, o junto con ello, déficit en su relación con otras personas.
Por lo general, un tercio de los pacientes sufren un solo brote psicótico en su vida, precisando o no tratamiento;
otro tercio presentará varias crisis, lo que implicará una clara necesidad de tratamiento farmacológico y
psicológico; y en un último tercio la enfermedad permanecerá activa (con altibajos), a pesar del tratamiento
farmacológico instaurado y del seguimiento psicológico.
Hoy en día, la comunidad médica acepta que la esquizofrenia es una enfermedad deteriorante e invalidante que
provoca gran sufrimiento al paciente y a sus familiares, que es necesario diagnosticar en forma precoz para poder
delimitar su alto potencial deterioro.
Historia
A partir de las observaciones de Morel, quien la denominó “demencia precoz”, los clínicos observan en la
esquizofrenia, que los pacientes se caracterizan por presentar alteraciones en el pensamiento, rareza y
extravagancia en la conducta y progresiva evolución de los síntomas hasta un embotamiento, incoherencia y
lentitud psicomotriz. Hecker la denominó “hebefrénica” al considerarla un estado demencial de los jóvenes y
más tarde, Kalhbaum aportó sus investigaciones clínicas sobre los trastornos psicomotores (inercia, flexibilidad
cérea, cataplexia, hiperquinesia y manierismos) que incluyó en el término de catatonia.
Kraepelin en las sucesivas ediciones de su Tratado de las Enfermedades Mentales (1890-1907) incluyó bajo el
nombre de demencia precoz los aportes clínicos de Morel, Hecker y Kalhbaum e identificó como rasgos
característicos de la enfermedad la evolución progresiva hacía un estado de debilitamiento psíquico y a las
profundas alteraciones de la afectividad. Kraepelin distinguía tres formas clínicas: la hebefrénica, la catatónica y
la paranoide, que compartían como características común, la perdida de las conexiones de la vida psíquica. Se
puede afirmar que Kraepelin otorgó en su concepción de la esquizofrenia, especial importancia a los síntomas
que en la actualidad denominamos negativos y reconoció la importancia de la sintomatología depresiva en la
enfermedad.
En 1911 Eugene Bleuler propuso designar con el término “esquizofrenia” al grupo de demencias precoces,
porque como la mayoría de los clínicos de la época habían observado que los pacientes no estaban dementes
sino que presentaban cambios en su capacidad “asociativa”.Bleuler consideraba la esquizofrenia como un
proceso lento, progresivo y profundo, caracterizado por un síndrome deficitario (negativo) de disociación y por
síndrome secundario (positivo) con producción de ideas delirantes, alucinaciones y alteraciones afectivas.
Además distinguió cuatro formas clínicas: la paranoide, la hebefrénica, la catatónica y la simple, e identificó
síntomas patognomónicos para cada una de ellas. Estas formas clínicas no se presentan “puras” en los pacientes
y, por el contrario, los clínicos observan la coexistencia de síntomas; por ejemplo, un paciente presentaba delirios
y alucinaciones, síntomas característicos de la forma paranoide, acompañados de disgregación en el
pensamiento y de la conducta, síntomas primordial de la forma hebefrénica.
En 1980, Timothy Crow propone un modelo bidimensional para la esquizofrenia: la esquizofrenia tipo 1,
caracterizada por síntomas positivos (delirios, alucinaciones, trastornos en la forma del pensamiento y
alteraciones en la conducta) y la esquizofrenia tipo 2, donde los síntomas negativos (pobreza en el pensamiento,
afecto plano, disminución de la actividad voluntaria) son prominentes.Crow observó que los síntomas positivos
tienden a ser transitorios, en tanto que la sintomatología negativa es persistente, propuso como etiología para
los síntomas positivos un déficit en los neurotransmisores, posiblemente una actividad dopaminérgica, en tanto
que los síntomas negativos son originados por un daño estructural en el cerebro.
Tipos de esquizofrenia
En función de los signos y síntomas que predominen en el paciente y de la forma en que estos se manifiesten, la
esquizofrenia puede ser de los siguientes tipos:
a. Paranoide: Alteraciones del pensamiento y la percepción, con delirios y alucinaciones.
b. Hebefrénica: Alteraciones emocionales con manifestaciones afectivas extrañas e inapropiadas.
c. Catatónica: Afecta principalmente a la actividad motora habitual del paciente con estupor (disminución
de las actividades intelectuales con aire de ausencia o indiferencia) y/o agitación.
d. Simple: Afecta a la voluntad y la personalidad con retraimiento, ideas pobres y disminución de los
impulsos.
Sintomatología
Se consideran síntomas positivos de la esquizofrenia al conjunto de signos y síntomas que provocan en el
paciente situaciones de excitación, alteraciones de la percepción, conductas delirantes; mientras que síntomas
negativos se consideran a aquellos que ocasionan en el paciente una situación de aplanamiento emocional,
escasa o nula comunicación, desconexión del entorno, etcétera. Ambos bloques de síntomas de la esquizofrenia
son contraproducentes para el paciente y precisan un control para que este pueda llevar una vida adecuada.
Síntomas positivos:
Alucinaciones: Son engaños de los sentidos, percepciones interiores que se producen sin un estímulo externo.
No está en condiciones de reconocer que lo percibido surge únicamente de sus vivencias interiores y no está
presenta en el mundo externo. Pueden ser de tipo auditivas, táctiles, visuales, gustativas y olfativas.
Delirios: Se trata de una convicción errónea de origen patológico que se manifiesta a pesar de razones contrarias
y sensatas. El alcance con la realidad está restringido. El paciente ve el delirio como la única realidad válida.
Aunque los propios pensamientos son contrarios a las leyes de la lógica, el enfermo es inaccesible a esta objeción.
Tipos: persecución, de culpa, de grandeza, religioso, somático, de referencia.
Trastornos del pensamiento: la manera de hablar suele darnos indicios significativos sobre el pensamiento
trastornado. Relatan a menudo que han perdido control sobre sus pensamientos, que estos le han sido
sustraídos, impuestos o que son dirigido por extraños poderes o fuerzas relacionados con el lenguaje tenemos:
descarrilamiento, tangencialidad, ilogicalidad, presión del habla, distraibilidad.
En las crisis psicóticas, estos síntomas anteriores descritos pueden ir acompañados de:
Síntomas positivos en el ámbito de sentimientos: angustia, excitabilidad.
Síntomas positivos vegetativos: insomnio, palpitaciones, sudores, mareos, trastornos gastrointestinales,
trastornos respiratorios.
Síntomas positivos de la motricidad: comportamiento, agresivo y/o agitado, inquietud corporal, movimientos
extraños y absurdos, conducta repetitiva.
Síntomas negativos:
En la esquizofrenia también hay otra serie de síntomas, menos alarmantes pero que se suelen confundir como
signos de pereza o de mal comportamiento, son los llamados síntomas negativos como por ejemplo, la apatía, la
falta de energía, la falta de placer, insociabilidad, etc., los cuales deben ser tratados en la misma medida que los
síntomas activos o positivos. Todos estos síntomas afectan a todos los ámbitos: social, laboral, familiar. En
algunos aspectos el enfermo esquizofrénico tiene menos capacidad de acción que una persona sana. Estas
deficiencias las llamamos síntomas negativos.
Se pueden ver estos síntomas antes de que aparezcan las alucinaciones y los delirios, pero en su forma más clara
se manifiestan sólo después de la desaparición de los síntomas positivos. Hablaríamos de la fase residual de la
enfermedad. Hay que subrayar que no todas las personas que sufren de esquizofrenia tienen estos
impedimentos o síntomas. Alrededor de una tercera parte de los enfermos no lo tienen en absoluto o de manera
tan poco acentuada que apenas le molestan en la vida cotidiana.
Son:
Pobreza afectiva: Se manifiesta como un empobrecimiento de la expresión de emociones y sentimientos,
disminuye la capacidad emocional; se manifiesta en aspectos del comportamiento como:
Expresión facial inmutable: la cara parece helada, de madera, mecánica, Movimientos espontáneos
disminuidos y escasez de ademanes expresivos: no usa las manos para expresarse, permanece inmóvil y
sentado.
Escaso contacto visual: puede rehuir mirar a los demás, permanece con la mirada extraviada.
Incongruencia afectiva: el afecto expresado es inapropiado. Sonríe cuando se habla de temas serios.
Ausencia de inflexiones vocales: el habla tiene una calidad monótona y las palabras importantes no están
enfatizadas por medio de cambios de tono de voz o volumen.
Abulia –Apatía:La abulia se manifiesta como una falta de energía, de impulso. La apatía es la falta de interés. A
diferencia de la falta de energía de la depresión, en la esquizofrenia es relativamente crónica y normalmente no
está acompañado de una afectividad triste.Se manifiesta en:
Problemas con el aseo y la higiene.
Falta de persistencia en el trabajo, escuela o cualquier otra tarea.
Sentimiento de cansancio, lentitud.
Propensión al agotamiento físico y mental.
Anhedonia – insociabilidad:La Anhedonia es la dificultad para experimentar interés o placer por las cosas que
antes le gustaba hacer o por las actividades normalmente consideradas placenteras: tiene pocos o ningún
hobbies, tienden a mostrar un decremento de la actividad e interés sexual en función de lo que tendría ser normal
según la edad y estado del mismo, puede mostrar incapacidad para crear relaciones próximas e íntimas
apropiadas para su edad, sexo y estado familiar, Relaciones con amigos y semejantes restringidas. Hacen poco o
ningún esfuerzo para desarrollar dichas relaciones.
Diagnóstico en la esquizofrenia
El diagnóstico de la esquizofrenia se realiza a través de la historia clínica del paciente, donde se reflejan tanto los
antecedentes familiares como los acontecimientos sufridos por el paciente y los tratamientos prescritos, así
como una entrevista a las personas que forman parte del entorno del paciente. El diagnóstico de la
esquizofrenia se basa en criterios clínicos reforzados por pruebas psicométricas, neuropsicológicas y, en
determinados casos y como complemento al diagnóstico, se emplean pruebas de neuroimagen.
La esquizofrenia no suele ser de aparición súbita, sino que suele desencadenarse con un primer periodo cuya
duración oscila entre varios días y años, en los cuales el paciente, progresivamente, presenta cambios mínimos
de carácter, disminución en el rendimiento escolar/laboral, aumento de la ansiedad y, finalmente, aislamiento
social.
En la aparición del primer episodio psicótico suelen predominar de forma clara los síntomas de tipo positivo,
aunque en determinados tipos de esquizofrenia estos síntomas están disminuidos o ausentes. Tras este primer
episodio, el paciente suele precisar hospitalización, donde se realiza un primer diagnóstico y se establece el
tratamiento, que el paciente deberá seguir de forma rigurosa durante al menos dos años. Los factores que
pueden considerarse favorables al pronóstico de la enfermedad son:
Aparición tardía de la enfermedad.
Buena adaptación y seguimiento del tratamiento.
Ritmo de vida estable, con horarios de trabajo y descanso fijos, y evitando el consumo de cualquier tipo
de droga (alcohol, tabaco, etc.)
Ausencia de antecedentes familiares de trastornos afectivos y de alteraciones neuroestructurales en el
propio paciente.
Buenos resultados en las pruebas neuropsicológicas.
Se consideran con mejor pronóstico las esquizofrenias paranoides, y en las pacientes femeninas mejor que en
los varones. Por el contrario, son signos que alertan del riesgo de recaída:
Alteraciones del comportamiento.
Insomnio.
Sensación de abatimiento y decaimiento (depresión).
Dificultad de concentración.
Irritabilidad y/o agresividad.
Bloqueo.
Curso de la enfermedad:
Cuando los síntomas de una esquizofrenia se presentan por primera vez en la vida de una persona y desaparecen
por completo después de poco tiempo, se habla de un episodio esquizofrénico o psicótico, en general después
de estos episodios no quedan síntomas negativos.
Se puede hablar de una esquizofrenia cuando ya en la primera ocasión que se presenta las manifestaciones de
la enfermedad se mantienen durante un tiempo más o menos largo, cuando los síntomas vuelven a aparecer al
cabo de algún tiempo y cuando la enfermedad desemboca en sintomatología negativa. se pueden distinguir tres
fases:
1ª Fase Prodrómica: Es la fase en la vida de la persona que se produce antes del desencadenamiento de la
enfermedad. Se puede constatar que en algunas personas que sufren la enfermedad ya habían sido diferentes
en la niñez y en la juventud, solitarios, callados, rendimiento bajo. Pero no necesariamente tiene que ser así, hay
casos en los que no se detecte ninguna anomalía en la persona que sufre de esquizofrenia. Se denomina fase
prodrómica a la fase que se produce antes de una crisis, por lo tanto hay una serie de síntomas que nos pueden
ayudar en algunos casos a detectarlas: tensión y nerviosismo, pérdida del apetito o desorganización en las
comidas, dificultad para concentrarse, dificultad en dormir, disfruta menos de las cosas, no recuerda con
precisión, depresión y tristeza, preocupado con una o dos cosas, ve menos a sus amistades, piensa que se ríen o
hablan mal de él, pérdida de interés en las cosas, se siente mal sin motivo claro, se siente muy agitado o
emocionado, se siente inútil, otros cambios.
2º Fase Activa: Es la fase donde se desencadena la enfermedad, son los llamados brotes o crisis, los síntomas
que se producen son los positivos, alucinaciones, delirios, trastornos del pensamiento. Es en la fase en la cual la
familia se alarma y suele pedir ayuda médica. Estas crisis pueden brotar repentinamente y desarrollar el cuadro
completo en unos días. En otros casos el comienzo de la enfermedad puede producirse muy lentamente y de
forma desapercibida. La duración de los brotes varía según la persona y puede extenderse desde unas semanas
hasta un año. Un mismo enfermo suele tener brotes de duraciones parecidas. Lo mismo ocurre con los intervalos
entre brotes, según las características de las persona puede oscilar entre meses y varios años y son generalmente
de la misma duración en una misma persona.
3ª Fase Residual: No la sufren todos los enfermos, en esta fase los síntomas negativos llegan a su culmen y el
deterioro personal, social y laboral es grave.
Tratamiento
La evolución de la esquizofrenia está condicionada por distintos factores, de los cuales destaca el entorno socio-
laboral y familiar y la continuidad del tratamiento instaurado, tanto farmacológico como psicoterapéutico. La
esquizofrenia es una enfermedad de tratamiento extremadamente complejo debido a la conjunción de distintos
factores que tienen gran influencia sobre su evolución, como son la propia complejidad y severidad del trastorno
psicótico, y los componentes biológicos, ambientales y psicosociales.
Existen dos grupos de tratamientos antipsicóticos para la esquizofrenia:
Antipsicóticos clásicos
Destacan la clorpromazina (1952) y el haloperidol (1958). A pesar de haber supuesto una importante revolución
a nivel terapéutico al permitir el tratamiento de los pacientes diagnosticados de esquizofrenia a nivel
ambulatorio y no a nivel hospitalario (se pasa del internamiento al tratamiento del paciente en su casa, rodeado
de su entorno familiar), su eficacia era parcial, y un 20-40% de los pacientes no muestran una adecuada respuesta
al tratamiento. Además, incluso en aquellos pacientes que responden a la medicación, esta presenta una baja
efectividad, casi nula, sobre la sintomatología negativa. Por otra parte, el 35% de los pacientes tratados con estos
fármacos recaen cada año, pese a no abandonar la medicación. Este grupo de antipsicóticos presenta una tasa
de reacciones adversas alta, de gravedad muy variable, que obliga, en un porcentaje bastante alto de los
pacientes, al abandono de la medicación y su sustitución por otros medicamentos. Estas son:
Parkinsonismo: rigidez de los miembros y el tronco, andar característico, temblor, etc. Aparece muy
frecuentemente, desapareciendo progresivamente una vez suspendida la medicación.
Distonía aguda: espasmos faciales y en la espalda. Suelen aparecer de forma rápida en niños y
adolescentes, y desaparecer rápidamente una vez suspendido el tratamiento.
Acatisia: agitación motora sin componente psicológico. Tienen una incidencia alta, aunque
desaparece al suspender la medicación.
Discinesia tardía: se manifiesta en ancianos con distonía del tronco y movimientos faciales de
mascado y chupado. No desaparece al suspender la medicación.
Síndrome de conejo: movimiento rápido de los labios hacia delante y detrás. Baja incidencia,
aparición lenta, y desaparición progresiva al suspender el tratamiento.
Antipsicóticos atípicos
Tienen mejor perfil de actividad (sintomatología negativa) y menor tasa de efectos secundarios. Además, son
efectivos en pacientes refractarios (resistentes) a los antipsicóticos clásicos. Son medicamentos como clozapina,
olanzapina, risperidona, quetiapina y ziprasidona. Actúan bloqueando a la vez receptores neuronales
dopaminérgicos y serotoninérgicos. Las reacciones adversas principales de este grupo de antipsicóticos son la
sedación y el aumento de peso. En menor medida también se ha apreciado la aparición de hipotensión
ortostática (bajada de la tensión al incorporarse del estado tumbado a la verticalidad). Pertenecen a este grupo
de antipsicóticos las fenotiazinas, butirofenonas, tioxantenos y ortropamidas.
Los antipsicóticos con actividad sedante intensa, principalmente las fenotiazinas, son empleadas en fases agudas
de agitación del paciente.
La personalidad es la totalidad de rasgos emocionales y conductuales que caracterizan a una persona en su vida
diaria en condiciones normales, es relativamente estable y predecible.
Según Philips Lersch, la persona es un y que presenta tres propiedades operativas: la individualidad, libertad
para poder elegir por sí – decidir sobre sí, conciencia de su tarea y responsabilidad.
Las características de la persona normal, vendrían a ser representadas en la autonomía, una adecuada capacidad
de vida en grupo, autocontrol, autenticidad y autorrealización. Por otro lado, una personalidad anormal, se
caracteriza por una inadecuada capacidad de adaptarse, ya que presenta un desequilibrio interno y lo manifiesta
externamente sin un adecuado control de sus impulsos, por ello no maneja adecuadamente los conflictos. Podría
resumirse, que la personalidad anormal vendría a ser la poca capacidad del individuo para ajustarse
satisfactoriamente al medio y a la convivencia. Dentro de las características de una personalidad anormal
encontramos:
Reacciones desproporcionadas a las eventualidades y dificultades comunes de la vida.
Falta de persistencia en alcanzar objetivos por volubilidad manifiesta.
Predominan las tendencias instintivas sobre los fines superiores y una baja tolerancia a la frustración.
Egocentrismo, dominancia, mitomanía y falta de autenticidad.
Dificultad para sentir y expresar valores superiores como el amor, la lealtad, la generosidad, la
abnegación y reciprocidad.
Trastornos de Personalidad
Los trastornos de la personalidad se caracterizan por patrones de percepción, reacción y relación que son
relativamente fijos, inflexibles y socialmente desadaptados, incluyendo una variedad de situaciones
Cada uno tiene patrones característicos de percepción y de relación con otras personas y situaciones, lo que se
denominaría rasgos personales. En los trastornos de personalidad generalmente estos, no son conscientes de
que su comportamiento o sus patrones de pensamiento son inapropiados; por el contrario, a menudo creen que
sus patrones son normales y adecuados. Dentro de las características más resaltantes encontramos:
Representan desviaciones extremas o significativas del modo como el individuo normal de una cultura
determinada percibe, piensa, siente y sobre todo se relaciona con los demás.
La personalidad es anormal, ya sea en el equilibrio de sus componentes, su calidad y expresión o en el
aspecto total.
El paciente sufre y hace sufrir a los demás.
Tiene peculiares maneras de percibir y pensar acerca del entorno y de sí mismos causando alteraciones
en la función adaptativa y/o dolor subjetivo.
No se limitan a discretos episodios de una enfermedad.
Criterios Diagnósticos del DSM-IV para los trastornos de Personalidad (APA, 1994)
A. Patrón persistente de experiencia interna y conducta que se desvía notablemente de las expectativas de
la cultura del individuo. Patrón que se manifiesta en 2 o más áreas:
1. Cognición (por ejemplo, modos de percibir e interpretarse a sí mismo, a los demás y a los
acontecimientos).
2. Afectividad (por ejemplo, gama, intensidad, labilidad y adecuación de la respuesta emocional).
3. Funcionamiento interpersonal
4. Control de impulsos
B. El patrón persistente es inflexible y se extiende a una amplia diversidad de situaciones personales y
sociales.
C. El patrón persistente produce angustia clínicamente significativa o deterioro a nivel social, laboral u otras
áreas importantes de funcionamiento.
D. El patrón es estable y de larga duración y su inicio se puede remontar al menos a la adolescencia o al
inicio de la edad adulta.
E. El patrón es persistente no se explica mejor como una manifestación o consecuencia de otro trastorno
mental.
F. El patrón persistente no es debido a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (abuso de drogas
o fármacos) o una condición médica general (traumatismo).
Comorbilidad:
Se estima que en torno al 23% de pacientes mentales padece además de un TP. Los trastornos del Grupo A se
suelen asociar a esquizofrenia, los del Grupo B a trastornos por uso de alcohol u otras sustancias y los del Grupo
C a trastornos de ansiedad. Además, diversos estudios indican que en torno al 50-65% de personas con un
trastorno de ansiedad o trastorno depresivo presenta un TP. Y se estima que los 2/3 de los pacientes
diagnosticados de un TP presentan como mínimo otro.
Epidemiología:
Se estima una elevada frecuencia en la población general (entre 6-12%), tasa que aumenta hasta el 20-40% entre
población con trastornos mentales. Se suele constatar un ligero predominio de mujeres frente a hombre, aunque
los datos varían en función del trastorno. Las cifras más elevadas de prevalencia corresponden a los trastornos
límite, por dependencia, evitación y esquizotíipico.
CIE-10 DSM-IV
F60-69. Trastornos de la personalidad y del comportamiento del adulto Eje II: Trastornos de la
personalidad
1. Trastornos específicos Paranoide
Paranoide Esquizoide
Esquizoide Esquizotipico
Disocial Antisocial
De inestabilidad emocional Limite
Tipo impulsivo Histriónico
Tipo límite Obsesivo-compulsivo
Histriónico Evitador
Anancástico Dependiente
Ansioso (con conducta de evitación) No especificado
Dependiente Narcisista
Otros trastornos específicos
TP sin especificar Trastornos en estudio:
2. Trastornos mixtos y otros TP Depresivo de la
Mixtos personalidad
Variaciones problemáticas no clasificables Pasivo-agresivo
3. F62 Trasformación persistente de la personalidad no atribuible (negativista)
a lesión o enfermedad cerebral
Tras experiencia catastrófica
Tras enfermedad psiquiátrica
Otras
Sin especificación
4. Otros trastornos de la personalidad y del comportamiento del
adulto
Elaboración psicológica de síntomas somáticos.
Producción intencionada o fingimiento
Otros.
5. Trastornos de la personalidad y del comportamiento del adulto
sin especificación
Trastornos en estudio:
Narcisista
Pasivo-agresivo (negativista)
Bibliografía