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ÍNDICE

Presentación I1

1. EL PROYECTO DE FNA HERMENÉUTICA


F ENO M ENOLO GI CA D E LA FA CTI CI [)AD

i . EN LOS ALEDAÑOS DEL iNFORME NATORP 15

1. IntrOducCiÓn 15
2. Fundación de una hernienutica fcnorncno]cigica 19
3. Aristóteles en el proyecto dc destrucción . 29

2. INDICACIÓN DE L' SITUACIÓN HERI\1EN1]TPCÀ 39


i. Clarific.ac.iói-i de Ii situación hcrmcnéutica 39
1.1 Para una interpretación de la siwación hermenéutica . 39
1.1.L Intencionalidad y situación hermenéutica 43
1.1.2v La situación de la interpretación ConiO apropia-
c.iór) dc! pasado 47
1.2. La filosofía, hcrmcn&itica fenomenológica de la facti-
cidad 49
2 Necesidad dc volver a Aristóteles 54
2.1. Las coordenadas de !a intcrprtación 55
2.1.1. EI puio de nira (Biickstnd) 5
2. L2.. L orientación de la nirathz (B1ickrícbt.ng) . . . . 58
2. 13 El hcirizo,zte de hz mirada (SicLitu..'citc)
. 60

il . INTE RIRETACIONES F E.N O ME.NOLÖ G Ï C A S


SOBRE ARISTÓTELES

3. JNTFRPkETAC1áN DE LA PRUDENCIA (É77cA A N!cÓL4co.. VI) 67


1. Propósito, estructura y alcancc dc csta interpretación 67
2. Interpretación fenomenológica de alétheia y noûs 72

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INDICE

2.1. Alétheta 73
2.2. Noûs 7g
La prudencia, determinación antológica de] Dasein _, A_

RadicaLízación ontológica de la idea de movimiento. Corise-


cucncias para el ser de la vida fáctica 91
EI Sofista (1924-1925) Preeminencia de la sabiduría sobre la PRESENTACIÓN
prudencia 9
51. Nuevo análisis de la prudencia . . . 98
i.2. La prudencia como posíbilidad auténtica del Dasein . I 04
5.3. Crítica a la metafisica de la presencia i (J 8

4, INTERPRETAcIÓN DF. LA SABIDURÍA (MrTtvIslcA 1, 1-2) 1 13

1. Arraigo de la sabiduría eri la vida fáctica I 13


El SOtstci (1924/1925). Génesis de la sabidur!a I 17
2.1. La sahiduria como virtud de La técnica. Su autonomía i 19
22. Carácter derivado de la rcora 125
Para la elaboración de este libro ha sido de gran ayuda el apoyo re-
3, Crftica al concepto griego dc ser COmO presencia :t 29
cibido de la Alexander von Humboldt-Stifrung. De febrero de 1994
INTERPRETACLÓN [)VL Mc}vL\1LENro (Físic I, II, ITt; AJETAFÍSJG4
a febrero de 1995 disfruté de nna beca para realizar un trabajo de
5.
\rlI, VIII, IX) 133 investigación sobre Heidegger, junto al profesor Pöggeler en el He-
gel-Archir' de Bochum Alemania. Desde julio hasta septiembre de
I . Explicación ontológico categoria1 dei rnoviiiiiento (Fica 1 2000,, tarnhin gracias a la Alexander von Humboldt-Stiftung e in-
II, III, 1-3) 133
El sciitido directivo del ser y Las categorías (Metafísica VII,
vitada por el profesor Figal, pude dedicarme exclusivamente a la
VIII, IX) i 4 (J prosecución de este trabajo en la Facultad de Filosofía de la Univer-
EI movimiento y la actividad propia de la 'ida huniana 146 sidad de Tubinga, A!ernania.
3.1. Destrucción y reapropiación 1146 También quiero expresar mí agradecirnknto a todas aquellas
3.2. La actividad propia de la vida humana 1 48 personas que de un modo u otro, me han ayudado y apoyado en la
3.2.1. .NIovimiento y actividad 150 realización de esta investigación. La profesora Pilar Herranz Ybarra
3.2.2. Prâxis y poíesís 155 corrigió en varias ocasiones las versiones previas al manuscrito que
ahora va a ser publicado. La doctora Sara Escobar Carrío revisó e!
4nexu-. ESTADO ACTUAL DE LAS PUBLICACIONtS DE HEIIEGGE.R ANTE-
i 65
texto del libro y me hizo sugerencias muy acertadas sobre algunos
KIORES A 1927
aspectos. Doña N"1aya Granero Larrosa llevó a cabo la última co-
Bthlíografía 171 rrección formal y de estilo. E] profesor Arturo Leyte Coello leyó con
especial cuidado el capítulo S; sus sugerencias y aliento har consti-
tuido siempre una gran ayuda.

Las Roz.as, diciembre de 2001


CARNIEN SEGIJBA PERkIm

[Simultáneamente cor este vo'umen, Editorial Trotta ha publicado la


edición española dei Inforne Natorp, en traducdón de Jesús Adrián
Escudero, bajo el título: Infor?ne Natorp. Interpretaciones feno?ne-
nológicas de Aristóteles. N. dei E.]

lo 11
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I

EL. PROYECTO DE UNA HERMENÉUTICA


FENOMENOLÓGICA DE. LA FACTICIDAD

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i

EN LOS ALEDAÑOS DEL INFORME NATORP

i . Introducción

En 1989 el DiitheyJahrbuch pubLicó precedidas por irna breve pre


sentac ió i de H a n s - G eorg Gadame r, las « I nte [pretacio ne s feu o nien o-
lógicas sobre Aristóteles. Indicación de la situación hermenéutica»'.
trata de un escrito que Heidegger redactó y presentó a finales de
1922 como documentación que acompañaba su solicitud para una
plaza de filosofía en la Universidad de Marburgo. Natorp había es-
Critø antes a Husserl interesándose por su discípulo, Heidegger.
Este, informado por su maestro y sin publicación reciente alguna, se
consagró durante tres semanas a preparar un extracto de sus inves-
tigaciones sobre Aristóteles que acompañó de un prólogo: tina indi-
cación de la situación hermenéutica. Tanto Paul Natorp como Nico-
lai Hartmann valoraron IiiUy positivamente ese trabajo. E] .

junio de I923 Heidegger fue invitado a ocupar su puesto corno pro-


forextraordinario en la Universidad de N'iarburgo2.
El autor dd Inforne Natorp (Natorp Bericht) se revela en él
como un pensador maduro y ya independiente, capaz de realizar
una crítica certera al neokantismo y a la \Veltanschauungsphiloso-
phie: ha incorporado a su pensamiento las inquietudes de la filosofía
de la vida y las ha encauzado dentro del nuevo marco fenoneno6-
gico, ha alcanzado su propia y crítica comprensión de la fenomeno-

Heidegger, 1989.
Para la historia del manuscrito, cf. Gadamer, 1989. Cf. ainhién Sfranski,
1997, 148-149.

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HERN1ENEUTICA DE LA VIDA HU1ANA EN LOS ALEDARIOS DEL U'dFORME NATOiP

logia, ha proporcionado a la liermenéutic una ìnusitada profundi-


dad constituyéndola en una nueva onto1oga. Aparece también el re-
- Durchsnttlichk'cit que expresa la medianla en la que, por
término general, vive el Dasein.
rerso de aquel teólogo católico que había pensado la eperieca ori- - Das na i, el se de una existencia inauténtica vivida por la ter
giiiria de la vida cristiana y que había transitado unos caminos que cera persona.
le llevaron desde la neoescolástica y el dogma romano a Pablo, Agus- Umsicht, ciramspección, característica de aquella in.tencio
tIn, Lutero y Kierkegaard. Así en el Informe Natorp se dan cita mu- fldad práctica propia del cuidado que se relaciona inmediatamente
chos de los motivos que impulsaron el preguntar heideggeriano; pero con el mundo entorno en su plena significatividad y que aparece en
lo hacen unificados de algún modo y de algin modo asimilados. contraste con Hinsicht, entendida corno visión, contemplación, y que
Y. alrededor de 1917 Heidegger había roto con la filosofía aca- es propia de la actitud teórica que considera el inundo como objetp.
démica emprendiendo una búsqueda que nunca abandonaría. Supro- Ver/illenstendeiz, noción con la que Heidegger comienza a
pósito primigenio fue elaborar una ciencia originaria, preteórica, de expresar ya la tendencia a la caída.
fa ,rjda El Informe Na:Éorp recoge, en buena medida, los resultados - Wiederholung, repetición, que expresa la forma adecuada en
de sus esfuerzos anteriores, Además, este manuscrito constituyc en que a filosofía ha de realizar la apropiación de su propia historia.
algunos aspectos el punto de arranque de sii evolución posterior. El
rnsIno Heidegger sostuvo que su experiencia filosófica decisiva tuvo lEi lifornte Natorp es un escrito denso, críptico en ocasiones y
lugar e.n torno a Los años 1922-1923. Por eso, el Infonne Natop pue- muy conciso. Se advierte la finalidad, la intención y la urgencia COI]
de ser considerado como un punto de ìnflexión. Se encuentra ya en las que fue escrito. En la primera parte su autor expone algo ya tra-
él una primera versión de aquel proyecto que abandonaría tras la pu- bajado, de niodo que todas las tentativas de los años anteriores !e
blicación de Ser ' tiempo3 y destaca, quizá, el elaborado bagaje con- permiten ahora una redacción sin titubeos. Sin embargo, en a se
ceptual del que ya dispone. Se tratas en efecto, de un momento ini- gunda parte expone un proyecto que reclama todavía un dilatado
portante por lo que se refiere a la acuñación definitiva de categorías desarrollo posterior6. A lo largo de todo el manuscrito destaca un
filosóficas aunque, sin duda, tanihién e] curso de i 923, Ontología. proceder gobernado por la búsqueda del rigor, de abierta índole sis-
Hermenéutica de la factcidad4, constituye un momento privilegiado. temática, que no atiende a requerimientos académicos ni hace con-
Entre las nociones de nuevo cuño que aparecen por vez prime- cesiones a cuestiones de claridad expositiva o de estilo. Y es que,
ra en el Informe Natorp cabe destacar algunas5: frente al talante de os escritos del llamado «segundo Heidegger», el
- Ausgelegtheit, entendida como el estar interpretado, en el sen- «prJnero» es un pensador lógico, persuadido por la necesidad de un
tdo de que el Dasein fáctico se encuentra situado siempre dentro de proceder metodológico impecable y conducido por las exigencias de
una interpretación heredada. la fenomerología. Aunque ésta fuera ya entendida en su específico
Aussei, aufet:s, como el estar ocupado en algo en el sen- sentido radical-existencial.
tido del estar dirigido intnciona&iiente hacia algo, que es propio La primera parte del manuscrito tiene como propósito una indi-
dei cutdado (Sorge). cacióri de la situación hermenéutica. En ella expone Heidegger los
n-iotivos que hacen necesaria la vuelta a Aristóteles. Tales razones
3, This versi(:)n of the Euzle;tuig is he zero-point of the specific project of
Being ad Time» (Kisiel, 1993, 2.S(», Y tarrhién: is sheer rrnovtive thrust, the 6. En consonancia con ID que se acaba dc decir, a lo largo dc cira investigación
Lypc.sc1-ipt of October 1922, like no other of this period, deserves vo be called Hei- ha sido necesario recurrir a cursos de los años inmcdiatmiente nteriore.s y posterio-
deggers hreakrlirougli to bis magnu! opus» (Ibid. , 252), rcs al manuscrito En ellos sc puede hallar aclar'ciones importantes cro ausentes por
4. Cf. Heidegger '1988 GA 63. uno tì otro motivo Cfl cl lfl/LOTfl1 Natorp. En concreto hay dus cursos que scn ex-
s. c. Kisicl1 1993. 249-252.. Esta cbra resulta muy útil para un estudio evo- traordinariarnente re1evntes para los asuntos concernientes a1a ç>rimera parte del
lutivo del pensainieno heideggeriario y de u tcrminoLogía. Su autor incluye un Infomie, el del \V5 de 1921-1922, Phioneno1ogisch 1nterpretztionen zu Aristote-
apéndice en el que se reseñan las categorías y concepos fundamentales utilizados por /es. Ei;/:thrung ii die T'hänomenolo-ìsth Forsch.íng (Interpretaciones fen.orneno/óri
Heidegger hasta 192.7 refiriendo cuándo surgen, su sentido y evolucìán. Por la utili- cas sobre 4risóteles. Introth.cción. a l !tu.estigación fenoenob5gica), 1985 GA 61.
dad y claridad que pucd aportar se hará referencia a estas aclaracione5 en nota a pie Para las cuestiones estudiadas eri la segtmda parte resulta imprescindible e] rccursci al
de página. \vs de i924-2.S Sophistes (El Sofista). 1992, GA 19.

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HRM[NEUTICA DE LA VIDA HUMANA
EN LOS ALEDAÑOS DEL 1NFOPFME NATOU'

fueron determinantes para él rnsmo, que dedicó a ese propósito


En todos los casos se ha querido reflejar dei mejor modo posible el re-
buena parte de su esfierzo investigador durante los años anteriores
a 1927. Testimonio de ello son los numerosos cursos y seminarios suitado de un esfuerzo de comprensión, asimilación y transmisión.
impartidos durante aquellos años. A efectos prácticos y de claridad los conceptos y categorías que
La segunda parte contiene propiamente las interpretaciones so- no son habittiales en el léxico filosófico, o que tienen en Heidegger
bre textos escogidos de Aristóteles. Tal investigaci6n, guiada por la un particular significado, se han introducido en cursiva junto con el
propia lógica heideggeriana viene precedida por la comprensión de término alemán al que corresponden entre paréntesis. No obstante,
lo ue él entendió por situación hern'ienéutica y por hernwnéutica cuando en el mismo contexto se repite frecuentemente una noción
fenonienológica de la facticidad. se ha renunciado a esos paréntesis que, más que aclarar, podrían di-
El objeto de la investigación filosófica, afirma Heidegger taxati- ficultar la lectura. Algunas nociones, cuando su uso es tangencial, no
varnehte, es elDcsein humano en cuanto que interra d6 por su ca se señalan especialmente. Otras son destacadas sólo cuando su sig-
rácter de ser. Carácter de ser que es lo que, endefin itiva, reclama nificado ha sido ya fijado. Cuando se ha considerado necesario o al
unas interpretaciones como las que Heidegger lleva a cabo. En efec- menos útil, se han introducido ac1aracones relativas a términos o
to; I análisis dei punto de partida, la vida fáctica, pone de mani- expresiones. Para no hacer más farragosa la exposición se han in-
fiesto Ia necesidad inexcusable de una apropiación destructiva dei cluido en nota a pie de página. Aunque este trabajo no pretende rea-
pasado. Ella ha de sacar a la luz los motivos inipilcitos contenidos en lizar un estudio evolutivo, no cabe duda de que esos datos contri-
las distintas interpretaciones entregadas por la tradición. Así será buyen a entender el significado y el sentido dei texto.
posib'e descubrir las experiencias fundamentales que dieron lugar a
tales interpretaciones. Antes de introducirnos en el estudio pormenorizado dei Infor-
rr
se ha apuntado quc nos encontramos frente a un manuscrito me Nator-p puede ser conveniente realizar algunas aclaraciones que
de una gran densidad, tanto en el plano de los conceptos y las con- arrojen algo más de luz sobre lo que Heidegger Sostuvo en dicho es-
cepciones, col-110 Cfl el de la exposición. Se refleja en él, además, la crito, tanto eri torno a la noción de sitiwción hermenéutica cuanto
gran fuerza creadora e innovadora de Heidegger, y presupone en al sentido de las investigaciones fenomenológicas sobre Aristóteles.
muchas ocasiones el coLlocimiento de su propia actividad intelec- Se trata de contextualizar el Informe de modo que sea más accesible
tuai, de los intereses filosóficos del momento, de los pensadores y su comprensión.
corrientes que influyeron en él de los principios de La fenomenolo-
gía y de la transformación a Ja que Heidegger la sometió. Por eso, si 2. Fundación de una hermenéutica fenoneno1ógica
no reclama, justifica al menos un acercamiento encaminado a deli-
Como es sabido gracias a la publicación de los inéditos de Heideg-
rnitar cuestiones, percibir su alcance y lograr una mayor clarídad.
ger el desarrollo de una hermenéutica fenomenológica como ciencia
originaria, mediante la caracterización de su ámbito y método co
Esta inrestigación parte de la convicción de que una ajustada
aproximación al texto mismo constituye una buena manera de hacer-
rrespondiente, tiene su origen aproximadamente en el año 1919
Io niás accesible. Por eso se ha pretendido realizar una lectura inteli- (aunque ya alrededor de 1917 se había producido la ruptura con la
fi i o sofía a cade i ca) . I n icialme nte He i de gger p reten día u na tr ans-
gible, en La medida de lo posible dei manuscrito. Esto explica ei niodo
de verter a]gunas nociones y categorías. Cuando ha sido posib]e se han formación hermenéutica de la fenomenología. Esto es, la fenome-
mantenido las traducciones que ya nos resu!tan familiares en castella- nología había de ser hermenéutica. Sin embargo, precisamente en el
no; en otras ocasiones se han modificado a la búsqueda de una mayor
Informe Natûrp Heidegger invierte los términos para fundar la her-
justeza y claridad. En el caso concreto dei término Dasein, se ha pre- menéutica fenomenológica de la facticidad. De acuerdo con dicha
fendo prescindir de cualquier traducción, porque ya forma parte de modificación en su conocido curso de 1923 entenderá la ontologfa
nuestro vocabulario filosófico común y porque ninguna de las pro- como hermenéutica de la facticidad. Lo que supone que la herme-
néutica pasa a constituir lo sustantivo en lo que fue su inicial pro-
puestas realizadas hasta el momento acaba de satisfacer plenamente.
yecto fenomenológico.

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HLPJIENEUTICA DE LA VIDA 1UN1ANA EN LOS ALEDAÑOS DEL NFQSME NATOP

Los tres cursos impartidos en 11919 suponen el pwno de partida puedan darse como son en sí mismos, que aparezca el sentido de lo
de un camino que acabaría conduciendo a Ser y tiempo. En ellos tie- inmediatamente vivido, más acá de toda teoría12.
ne su origen e] análisis de] mundo entorno y la hernenéutica de la En el semestre de invierno de 1919-1920, Problemas funda-
facticidad (Faktizität). De entre ellos tiene espedal relevancia el se- mentales de la fenoinenología, Heidegger continúa con los temas
mestre de emergencia de guerra, La idea de la filosofía y ei probie centrales dd semestre de emergencia de la guerra al que se acaba de
rna de ¡a concepción del ,nundo7. El entonces asistente de Husserl aludir. En él queda claro que contincia identificando sin residuos fi-
quiere superar e! dominio de la teoría para llegar a las auténticas ex- losofla y fenomenología. En ese sentido afirma que elproblema ori-
periencias originarias que se dan como un todo en im contexto, en ginario y definitiypde la fenomenología es ella misma para sí mis-
un mundo de significatividad (Bedeutsamkeit). La experiencia infle- ma, y que lo que hay que hacer es conquistar de nuevo la idea de
diata es la de algo en su significatividad y mundaneidad: el mundo, filosofía conio ciencia originaria de la vida. En cuanto tal, la feno-
dice Heidegger, inundea (es weltet)S. menología ha de buscar aquellas situaciones y experiencias funda-
..-En la segundi. parte de estas cIases se encuentra la propuesta: mentales en las que se expresa la totalidad de la vida, transformán-
!

:
heideggeriana de una fenomenologia corno cienca originaria- . Su 9 dose así en fenomenología de! sí mismo y dei poseerse a sí mismo.
fundarnentaci6n ha de tener lugar en aquella dimensión preteórica a Heidegger define la categoría de vida fáctica e intenta acercar-
;l que más adelante Heidegger denominará fáctica (faktisch)10., se a ella porque entiende que el origen, el punto de partida que la
r.24? experiencia cielmuncto estípresenteese yo histórico que no es filosofía ha de tener, es la vida insma. ParaHeideggerco mo ya e
considerado en las aprehensiones teóricas que lo deshistorizan; que ha dicho, la característica fundamental de la vida es la historicidad
llevan a cabo wia desmundanización y desvitalización, una designi- (Geschichtlichkeit), que no se ha de entender sino como el que la
ficación dei mundo entorno. vida está familiarizada consigo misma y con su desp1egue. Así que
Por eso,, Heidegger considera necesaria una investigación de la Ja vida eshistoria significa que le pertenece una cierta forma de
rjda que haga de la intuiciór fenomenológica intuición comprenso-
qv un i e nto.
ra : intuición hermenéutica (hermeneutische intuition). Con esta no- Heideggeraclara, adeniásue lo que determina específicamen-
dón todavía híbrida Heidegger quiere sustituir la evidencia husser- te el objeto cicla enpm enología esel cómo se tiene la vida, el cómo
liana11. Se trata de un vivir que haga posible que los fenómenos se posee en adacaso . la tenencia (die Selbsthabe)yla. pér-
dida de sí. En relación con este objeto la pregunta que se ha de
plantear es cómo puede acceder la fenonienologfa a su objeto pro-
7. Heidcgger 1987, GA 56157. EI título dei priincro de los tres cursos al
que pio. Desde luego no se puede tratar de un acceso teórico porque éste
Se hace referencia aquí es: Díe Idee der Philosophie und das W&ranschauung.spro- ahoga la Ii consecuencia, la fenomenología debe e.nten4erse a
b lenin.
L Cf. Thd., 72. sí misma corno una suerte derealizacián misma de la vida13.
9. Cf. KJs1, 1992b. Dada la situación de la filosofía y de su objeto, !a tarea de la fe-
io. lIiieS.S de1920, Heidegger comienza a usar el térrninof2cticidad C011O ca- nomenologla Consiste en crear un ámbito que la filosofía sistemáti-
tegorla fifosÓfic. Esta refiere a la realidad primaria de la experiencia dc la vida fac- ca tradicional ha ignorado siempre; al mismo tiempo ha de realizar
tki, que ests siempre cargada d e su propia lógica herrncnéutica. Cf. Kisiel, l992a
4.97. Para estudiar el origen, significado e influencias del término facticidad en Hei- una destrucción de las objetivaciones que hasta ese momento le ha-
degger se pueden consultar las siguientes investigaciones: Kisiel, 1986-I97. En este bían quitado la vida a la vida. El punto de partida, concluye Hei-
estudio eI autor analiza el origen y evolución de Îa idea de facticidad, desde 1919 a degger, ha de ser radicalrnnte nuevo.
1922. Ksiel se detienc en el posible orìgen kartiano y neokantiaao dei término y afir En el curso de] semestre de verano de 1920, Fencinienología de
ma que, inicialmenre, crece de resonancia.s religiDsas (contradiciendo a otros ìnves- la intiîició y de la expresión. Teoría de la farniación filosófica de
tigdores, conio por ejemplo, Gdamer). Además, cf. Jamme, L986-1987. Este autor
reciierd que los especialistas encuentran dìkrentes orígenes para el termino factici-
dad Pöggeler remite a DiIthe Gadamer a un componente teológico y el mismo Hei-
degger. n 1923, a Schejer. Cf. Ibtd. 76, nota 24. Cf. Heidegger, 1987GAS6i57,93-iO0y 116-117. Laspáginas referidas es-
ti!) centradas en el anu1isi de la &ztuición hermeiéutica.
il. Cf. Rodrigtiez. 1997, 102-107. Cf. Hogemann, 1986.4987, SL

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HERI1ENU1fCA 0E LA VJDA HUMAÑA
EN 1.OS ALEDAÑOS DEL NFO.SME NATORP

conceptos24, Heidegger comienza caracterizando la filosofía de su


época, una irez más, como un rremediabk enfrentamiento puesto que, según la comprensión heideggeriana, la b(isqueda de un
entre a último principio carece completamente de sentido'7.
filosofía como ciencia rigurosa y la filosofía como concepción dei
En la primera parte de Fenonzenologla de la vida religiosa Hei-
mundo (Weltanschauung). Ya en la primera parte Heidegger vuelve degger lleva a cabo una introducción metodológica gobernada por
a descubrir la dimensión originaria de la vida el rigor. Se muestra convencido de que la filosofía, a diferencia de
Para hacerlo toma como punto de partida algunos fáctico-histórica15.
ejemplos que le las ciencias, no se ha de centrar en la resolución de problemas sino
sirven para presentar los sentidos fundamentales
de la historia. Con- en el estudio de las cuestiones principiales y previas, que son preci-
sidera que las corrientes ftindarnenta!es de la filosofía de
su tiempo samente las que ocupan su atención. Enconcret oel núcleo de sus re-
no pueden dar razón adecuada de la vida fáctica; es mis, que sus
flexiones lo constituye eiproblema J lo histórico, ya quela filoso-
conceptos son contradictorios con ella. A su juicio, ni Natorp
they fueron capaces de hacerlo.
ni Dii- fía surge de la experiencia fáctica de la vida y ésta sólo puede ser
comprendida desde la historicidad.
En este curso Heidegger intenta precisar la
noción de ser sí mis De nuevo insiste en que La vida fáctica no tiene carácter de ob-
mo (Selbstsein) en re'ación con la nociones de historia e historicidad jeto sino tan sólo de significatividad. Y una vez más, recuerda queJo
(Geschichte y Gesch ichtlich ke it) . Co ncretame nte i ntenta dete rm i
ri ar relevante no es e! qué sino el cómo, que lo definitivo en la vida fác-
qué es ese «tener historia» y en qu formas puede la vida tica es la realización (Vollzug) y que lo histórico no es experimenta-
entendida como vida fáctico-histórica eri la forma de suoriginaria ser-pro- do cuando se somete a la ciencia historiográfic sino cuando es corn-
pio (Selbstsein) tenerla. prendido corno fenómeno tal corno se da en la misma vida. Sin
Cabeadvertir que el Dasein, que aparece en estas lecciones vin- embargo, lo histórico la historicidad genera desasosiego y eE pensa-
culaa la historicidad, no tiene ya nada que ver con el sujeto de la miento ha intentado siempre asegurarse frente a esta inquietud de
filosofía moderna que se encuentra todavía presente en Husserl. Es diversas maneras; Platón y Spengler constituirían ios dos extremos
cierto que Heidegger acepta la idea de Selbstheit, frente a los cuales se ha buscado también un camino intermedio;
pero también que
lo hace de forma totalmente distinta a la de la tradición.
pero a través de este se capta el sentido de lo histórico que se re-
El volumen 60 de la Obra conpleta titulado Fenomenología de vela en el mismo fenómeno de la inquietud (Bekummerung). En de-
la vida religiosa16, reúne varios cursos dei periodo 1920-1921
y i-e- p itespreciso desvelar .cuál es la relación que eIDcsein rnant-
sutta particularmente interesante para comprender la evolución
:'c... coi'. lo histórico y, por tanto, con Ia temporalidad. '1ás aún, es
los motivos dc Heidegger. Se trata, en efecto, de un texto funda'y
mental para descubrir concretamente las ipçÇ.c_i.s..p determinar a qué tipo de tiempo nos referirno.
raíces religiosas dc buena
:.

El cuarto capítulo de esta primera parte está dedicado a la cues-


parte de la problemática destacada por Heidegger. Como señaló tión de la fornalización y a lo que Heidegger denomina indicación
darner, las Ga-
cuestiones de índole teológica juegan un papel funda- fc17'n2a1 (forti al Anzeige). Allí lleva a cabo un análisis escEarecedor
mental. Otro asunto diferente es decidir hasta qué
punto el término aunque interrumpido de manera algo brusca en contra de lo pro
facticidad conserva todavía las connotaciones religiosas primitivas yectado por Heidegger. Gadamer asegura que, como el propio Hei-
degger relató, algunos alumnos elevaron sus quejas a Decanato por
considerar que faltaba contenido religioso en aqueflas clases, por lo
14. Heidegger, 1993, CA 59. que Heidegger se vio obligado a modificar ei plan de su exposi-
Is. Cf. Hogernnn, 1986-19x7, 56-57. ciónl9. Esto podría explicar la dureza e ironía de las frases con las
16. Heidegger, 1995, GA 60. Contiene: 1) WS 1.920/21,
Ein/eithg in de'r P/ni-
'omenologie der Re(ion (Introdtzción a la fenornenoogía de
que termina la décima clase en la que anuncia su cambio de rumbo.
1921, Augustinus und der NeopIatonsrnus (Agustín a religión). 2) SS Allí sostiene que la filosofía constituye una dificultad y no ofrece la
Die philosophischen Grundlagen der nitteThrterlichen
y el NeopIaonismo). 3) Anexo:
/4ysik (Los fundamentos filo-
sóficos de la mística medieval). SS es la abreviatura a!ernana
Verano. WS es la correspondicrite para referirse a Se»wstre de para indicar Semestre de
Invierno. Estas serán as
Cf. Gadamer, 19x6-1987, 14-26.
abreviaturas que se utUizarán tmbin de aquí en ade.!ante. Cf. Kisiel, 1986-1987, 108-109.
Cf. Ibid., 109-110.

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HEFkF1EN1UTLCA DE LA VIDA HUNIANA EN LOS ALEDAÑOS DEL NFQRM NATORP

seguridad que proporcionan a los estudiantes otras disciplinas. Pero, cion [ornal, Heidegger quiere proporcionar tan sólo una compren-
Continúa Heidegger airado, él no puede hacer nada, ¡é] no ha in- Sión previa de ella, puesto que la comprensión últrna del fenóme-
ventado la filosofía! Sn embargo quiere ]iberarse de ta calamidad no sólo se puede alcanzar en y desde la experiencia de la vida reh-
interrumpiendo tan abstractas consideraciones y dedicándose a uú giosa. En cualquier caso, la comprensión fenomenológica se ha de
fenómeno concreto aunque, desde luego, sabe de antemano que los deterniinar desde la realización (V011z1.ig) de quien lleva a cabo la
alumnos entenderán mal, desde el principio hasta e] final, sus refle- explicación. Por lo tanto, se ha de preguntar por el cómo, por el
XIOfl es2°
sentido dei desarrollo y, además, hacer propia ha situaciÓn, en este
Lo cierto es que, antes de su interrupci6n, Heidegger retörna la
;aso la de Pablo. Heidegger descubre. la originaria experiencia cris-
cuestián que, por lo ya visto, ocupaba en aquellos años un lugar tiana del tiempo corno kairós: una comprensión de la temporalidad
preferente en sus meditaciones: la relativa a la indicación formal.
que permìte experimentar la vida fáctica en sus rasgos esenciales22.
siguiciido la distinción husser1iana que tanto la generali- Así es como e! cristiano experimenta la vida en su facticidad. Una
zación como a formalización tienen en común (aunque existan di- experiencia que comprende la vida en su historicidad puesto que el
ferencias entre ellas) la generalidad. Por el contrario, la indicación tiempo no es entendido como medida sino que, por el contrario, es
fornal no adolece de este defecto; en ella el sentido de formal es vivido.
rnãs originario y no tiene carácter teórico. Por eso es ella la que tie-
En el mismo volumen al que nos estamos refiriendo se recogen
ne sentido en la explicación fenomerolágica acerca de la cual çs as clases del semestre de verano de 1921 «Agustín y el neoplato-
preciso obtener claridad.
nismo», donde Heidegger lleva a cabo las interpretaciones fenorrie-
Heidegger propone un ejemplo: el de lQhistico jue en un
iiológicas del libro X de las Confesiones y que contiene, en la par-
Pi1cipio es indicado formalmente y al que no se atribuye, al ca te introductoria, una crítica de las interpretaciones de Trøeltsch,
racterizarlo, un sentido último. Lo que se dice acerca de él ni cons- Harnack y Dilthey. De nuevo el propósito de Heidegger es alcanzar
tituye su máxima caracterización objetiva ni se considera su senti- una comprensión fenomenológica de la experienda Cristiana de la
do más general. Así «temporal» es tomado provisionalmente en un vida. Pero ahora la reflexión heideggeriana gira en torno a la idea de
sentido bastante indeterminado y, en la medida en que permanece
preocupación por la propia vida: Bekuinmerimg, termino alemán
indetermjnado no prejuzga. Es preciso que la filosofía, a fenon'ie-
con el c'ue Heidegger traduce el latino curare y que expone conio el
nología, parta de la vida fáctica y que dcsde ella se alcance & senti- carácter fundamental de ha vida fáctica Además 1-leidegger critica a
do, en este caso dei tiempo. En definitiva, el problema dcl tiempo
Agustín el que haya falseado la experiencia originaria dc la vida me-
se ha de captar atendiendo a la experiencia fáctica de la temporali- chante conceptos y explicaciones iieoplatónicas Ah hacerlo habría
dad, lejos de la pura conciencia y de la pura idea de tiempo. Se ha
arrancado a ha vida fáctica de su inquietud originaria haciéndola ex-
de seguir, por tanto la dfteccián contraria a la de la filosofía tradi-
cional21.
traña para sí misma.
Con esta crítica Heidegger retorna un tema central y recurrente
'11 en la segunda parte de estas lecciones Heidegger proporcio- al qtie ya se había referido también en la primera parte de su fe no-
na una expiicaci6n fenomenológica de las cartas de Pablo a los G- menologla de la religión; concretamente al tratar el fenómeno de lo
latas y a los Tesalonicenses. Pero antes de surnergirse en ella realiza
histórico y exponer lo que allí denominó «la lucha de la vida contra
aún una serie de aclaraciones relativas a la comprensián y la expli- lo hist6rico»23. Heidegger lamenta que la experiencia originaria de
cación fenomenológicas. De acuerdo con su coflv!CCIÓL1 de que la fi- ha vida cristiana se haya sometido a los moldes rígidos e insuficien
losofía ha de arrancar de la experiencia de la vida fáctica, sitúa el
tes de la filosofía griega. Este inaceptable sometinhiento es lo que, a
origen de la fenomenología de la religiosidad en el hecho de la reh-
giosidad priniitiva. En consonancia con lo expuesto sobre la indica- Kisie] señaLa que m.s adelante, en el SS de 1923, Heidegger expresará e] as-
pecto kazrológico de Ia facticidad recurriendo al coricepw deJeweiIigkit. Cf. Kisiel,
Cf. Heideger, ]995, GA 60, 65. 1986-1987, 112. Acerca de jeweili y deeu.ei/igkeit, cf. la primera nota del capítulo
Cf. Ibid., 62-65. 2 de este libro.
23 Heidegger, 1995, GA 60, 3-44

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su juicio, explica e producto en e! que devino la teología medieval. como ninguna otra de su situación de comprensión, caracterizan la
Una teología, ahora entendernos por qué, que es necesario destruir. manera homogeneizada de experimentar la conciencia histórica27.
En esta tarea Heidegger cree contar con el joven Lutero (puesto que Por otra parte, Heidegger insiste en la necesidad de entender
el último vuelve a caer en las garras de la tradkión) que propone res- que la filosofía no puede aspirar a Io iticondicionado puesto que
catar una fe pura y se aferra a Ja locura de la cruz; un Lutero que no siempre se encuentra en una posesión previa de lo fáctico y por lo
pretende una teodicea y que no se aleja de la originaria experiencia nto, ha de ser entendida desde la preocupación dei Dasein tal y
de la inquietud y debilidad de la vida fáctica e histórica. como aparece en la étCa. De este modo, frente a la consideración
Por último, el mismo vournen 60 de la Gesamtausgabe recoge tradicional dei ser conio correlato del conocer, Heidegger entiende
también el curso titulado Los fundamentos fílosófjc de la mística que el sentido fundamental del ser ha de ser determinado desde la
medieval», donde Hicidegger se detiene en a mística de Meister Eck- vida humana en su específico modo fáctico y en su ser histórico2.
hart y de san Bernardo así como ei. las tesis acerca de la religión de Esto reclama una preparación suficiente de la mencionada situación
Hegel y Schieiermacher. de comprensión, porque el conocimiento filosófico en cuanto que
1 en el semestre de invierno de 1921-1922 Heidegger se aden es un cómo (Wie) de la vida fáctica se debe a la situación en un
tra en la recta final que le llevará a las conclusiones recogidas en el sentido especial y ha de apropiarse de ella. La dificultad se encuen-
Thforrne Natorp. El curso lleva por título Thterpretcciones fenomeno- tra en lograr un sentido de situación fáctico (faktisch), puesto que no
lógicas sobre Aristóteles. Introducción a 1 investigación fenomenolé- es algo que esté ahí abiertamente y que se pueda aprehender con fa-
gica. En él Heidegger comienza a desarrollar la noción de situación cuidad por estar informado de movimientos culturales o teorías his-
hermenéutica (hermeneutische SItuation) a la que había apuntado en tóriCaS29. Pues bien, la herrnenéuhca fenwnenológica es aquella in
1919 con la idea de intuición hermenéutica, Kisiel ha adverddo que vestigación desde la facticidad cuyo objeto se da en la proximidad
esta nueva noción aparecerá también en el semestre de verano de de la auténtica relación: la de la vida.
I 92224, Interpretación fenornel1ológica de textos escogidos de Aristó- La decidida propuesta contenida en La primera parte dei In for-
teles de ontología y lógica25, todavía sin publicar por último, en eI ne Natorp es que la filosofía es hermenéutica fenomenológica de la
Informe Natorp. facticidad (ph.mwnenologische Herrneneutk der Faktizität). Por lo
Por vez primera en e curso de 1921-1922 Heidegger se refiere tanto, y en consecuencia,es preciso lograr un acceso originario al fe-
explícitamente a una situación de evidencia o de experiencia funda- nómeno de la vida fáctica. El proyecto que Heidegger esboza en la
mental que provoca Ja decisión primaria de un cuestionar apasiona- primera parte de su manuscrito sobrepasa con mucho los 1ímites
do. Apela en particular a la situación de comprensión (Verstehens- por fuerza estrechos, del proyecto enviado a Marhurgo, aunque st.i
situation)26 que la filosofía debe incorporar para lograr la dirección autor ya poseyera al redactarlo una idea muy definida dei camino
adecuada en su interrogar. Porque las equivocaciones relativas a la que quería seguir Por eso presenta sus investigaciones sobre Aristó-
comprensión y definición de la filosofía tienen su origen en una carn- teles como interpretaciones que han de servir para una histoda de la
rencia Ja filosofía no ha hecho suya la situación de co?nprensión que ontología y de la lógica y que están condicionadas por la propia si-
le pertenece, pues ponerse en Cuestión a sí mismo y a la vida (en el tación hen nenéutic
autentico horizonte de la vida fáctica) es e fundamento de toda po- Heideggerentiende que la filosofia no es más.. queel mçro des-
sibTe y verdadera aclaración. La opinión de que su definición
ya está pliegue de.una dinámica qu.. e forma parte esencial de .i misma vida
dada y la ceguera ante la propia realidad espiritual, que se aleja humana; mediante ella el Dasei i formula directamente la .preguiita
por .5u carácter de ser. De modo que éste es el objeto de. la filosofía.
Cf. Kisie1 19.93, 499, Pero, por su tendencia a la caída (Verfailenstendenz) el D.. asein fác-
Phnomeno1ogische Interpfetation ausgewàh1terAbhndlungej des Arisote.
1e zu OntoIoie und Logik, GA 62
Cf. Heidegger. 19x5, GA 61. Según Kisi& sólo en I SS de 1922 esa situ- Cf Heidegger, 1985,, GA 61, 35-42.
ciói de (a comprensión pasa a ser denominada sitiación hermenéutica. Cf. Kisiel, 1986-19S7, U4-115.
:1993, 499. Cf. Kisie,
Cf. Heidegger 1985, GA 61, Anexo 1, 11.

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ticose encuentra ya siempre en una determinada interpretación en


la que tambien (conio prolongacion suya que es) se ¡nueve la misma De todo esto nos ocuparemos porrnenorizadamente en el capI-
filôsofla. Pôr eso es preciso clarificar dìcha situación hermenéutica. tub dedicado a la indicación de la situación hermenéutica.
En efecto, para que algo se muescre conio fenómeno no basta
con la
niera comparecencia dei objeto temático en ei cómo de su ser inter-
pretado. Es preciso además, para que pueda hablar por sí mismo, 3 Aristóteles en el proyecto de destrucción
ad arar su fi c i e nte men te su s it u aci ón h er ni enéu ti ca correspondiente
(jeweilige). Sólo así será posible una aproximación auténtica, origi- Pögler ia recordado que en los años posteriores a la Primera Gue-
nana a Ia filosofía y a su objeto, a los que pertenecen intrínseca- rra Mundial la fenomenología }ìeideggeriana acabó transformándo-
mente la situación hermenéutica y su aclaración. se (tendremos oportunidad de estudiarlo más detenklamente) çn
Esto es Io que explica Ja necesidad de volver a Aristóteles y lo una hermenéutica de la vida fáctica para cuya elaboración fue deci-
que, en definitiva, justifica el trabajo acometido por Heidegger en el siva la interpretación de Aristóteles. Así, por ejemplo, el contenìdo
irforrne enviado a Paul Natorp. Dicha aclaraciónexigeel descubrí-' dei semestre de invierno de 1921-1922 que debía ser una introduc-
miento de la forma eri que el hrrioDaseins....ççmprende, se re- cion a la investigación fenomenológica deja ver claramente que Ans-
re se nombra a sí mismo antes de cualquierconfiguración tóteles proporcionaba la oportunidad de otorgar a la hermenéutica
teó- de la vida fáctica un sentido lógico e incluso ontológico30.
rica o lingüística. Por eNo es necesario descubrir lo que Heidegger
denomina presupuesto o presuposición (Vorhabe) y preconcepción El estudio qtie Heidegger realizó sobre Aristóteles fue especìa-
(Vorgriff). Es preciso saber dentro de qué conceptualidad (Begrif- mente intenso a principios de los años veinte. Tanto es así que Hu.s-
flichkeit) heredada se ha situado. Pues bien, en la filosofía griega seri anunció en su revista (la misma er la que años después apa-
y recería Ser y tiempo) la publicación de un extenso trabajo de su
p articu brrnen te e n Ari stó te les des cu b re He i degger dicha con cep-
tualidad. Después, a religión cristiana incorporaría las categorías discípulo, donde se recogían las interpretaciones fenomenológicas
propias de aquel pensamiento y configuraría definitivamente la in- que éste había realizado hasta ei momento sobre el Estagirita. Ai fi-
terpretación que entiende ai ser humano como animal racional, nal ese libro no Hegé a editarse nunca. Heidegger encontró grandes
conio naturaleza, persona, etc. dificultades en su elaboración y la editorial Niemayer suspendió la
Pero las categorías lógicas y ontológicas con las que cI Dasein publicación anunciada debido a la preocupante inflación de finales
humano se ha interpretado a sí mismo no parten de una experien- de 1923.
cia originaria de la vida fáctica. Por el contrario, Aristóteles cons- En cua'quier caso, los numerosos cursos y seminarios de los qe
truyó su edificio filosófico (y cori él todo el pensamiento posterior) vamos disponiendo dan cuenta de la intensidad y tenacidad con la
sobre la experiencia dei movimiento. Una experiencia no adecua- que Heidegger se consagró al estudio de Aristóteles. Acrualnente ai-
da a la vida fáctica ni originada en ella, Lo cierto es que la totali- gunos de los que se consideran niás relevantes han visto ya la luz,
dad dei pensamiento occidental tiene sus raíces en la elaboradón pero todavía faltan varios por publicar. Eri el anexo I de este libro se
aristotélica. Esto explica, en opinión de Heidegger, que en toda la ofrece una relación que da cuenta dei estado actua' de las publica-
historia de la filosofía occidental falte por completo un acerca- clones de inéditos de Heidegger reiativos a Aristóteles31.
miento originario a la vida fáctica como fenómeno. Y, puesto Corno es sabido, el diálogo que Heidegger mantuvo con ei Es-
que tagirita se prolongó más alls de! giro (Kehre) con trabajos de gran ca-
ha de hablar por sí misma, ios principios y e] proceder qe guiarán
toda la investigación heideggeriana serán tos de lado y enorme interés. Sin embargo, razones de todo tipo nos fuer-
la fenonienologfa.
Por otra parte, y puesto que d objeto de la
fenomenoiogía como Cf. también \òLi, 19S4, Pöggeler, 1986-1987, 4 143. Adcmás Kisiel re-
ciencia originaria es el Dasein fáctico, só!o la hermenéutica
puede coge a1guns noticias y datos sobre ese libro que Heideggcr no llegó publicar nun-
acceder a él. Eri definitiva, la filosofía (ontología y lógica) no pue- ca. Cf. Kisiel, 1993, 232, 235, 249-250, 269.
de ser concebida sino como hernenéutjca fenomenológica de la Un inforrnción más completa acerca dcl estado actual de la Geamtausga.
fac tic idad. ¿e y la bibiiografia sctindaria sobre la época anterior a Ser y tiempo se puede en-
contrar en Segura 1999a.

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EN tOS ALEDAÑOS D INFORME NATQP

zan a limitarnos a las interpretaciones anteriores


a 1927. La prime- Lamentablemente todavía no disponemos de as exposiciones
ra es de índole practica: este trabajo versa sobre el informe
y tiene unos límites propios. La segunda, más Ntorp que Heidegger realizó sobre la Retórica aristotélica. Mejor fortuna
relevante desde el
plinto de vista fijosófico, es que es preciso establecer tenemos por Io que respecta a la ética. Varios de los escritos y lec-
una clara dife- ciones actualmente publicados giran, al menos en parte en torno a
rencia entre las interpretacirnìes anteriores a Ser y tiempo y las
pos- la Etica a Nicómaco y su lectura arroja luz para comprender los in-
tenores. Así, por ejemplo, y conio ha advertido Volpi, cI
Heidegger se retracta con nsistenda de la COnnOtación práctica segundo tereses y objetivos heideggerianos. En cualquier caso, la opinión de
tiene eiI DaseTn en su primera epoca -.
.. que Gadarner respecto de la aprosdmación heideggeriana a Aristóteles.
Sea como fuere, lo cierto es que, dado el actual estado de las parece estar suficientemente contrastada: aquél no buscaba en
pu- .un modelo y mucho menos una doctrina que reproducir o quizá ac-
blicaciones, no es posible dar por concluido eI estudio de la
interpre- tualizar. Por el contrario, Heidegger confiaba en poder encontrar,
tación heideggeriana de Aristóteles. En cualquier
caso, el interés que in cuando hubiera de forzar la interpretación, lo c'ue él estaba
guía este trabajo, que no es exegético ni tiene
pretensiones de ex buscando34.
haustkidad, es el de lograr una aproximación adecuada
a un mo-
meiito dei pensamiento heideggeriano que se ha demostrado decisivo. En este orden de cosas Volpi coincide sustancialmente con Ga-
Concretamente por Io que respecta a Aristóteles, de lo que se damer ;5 . la relacion de. Heideggçr con Aristoteles
. . . . - no .

trata ante rodo es de captar la raz6n y el sentido de estas interpreta- sólo imphca.la apropiación sino tarnbiéii la..críticay.1a..trans.fo.rmi
ciones. Unas interpretaciones quei como es bien sabido, c:ón36. podría decirse que Heidegger se esÑ.a, ms
cho de semejarse a aquella doctrina distaban mu- que por acercarse a Aristóteles, por acercar a Aristóteles a sí mismo.
que Heidegger había recibido Sea como fuere, lo cierto es que la discusión con el Estagirita resu!-
durante sus años de estudiante de filosofía
y teología. Acuciado por tó determinante para la formación dei pensamiento heideggeriano37
los problemas que entonces le iiiterpelaban,
Aristóteles se abrió ante porque en el estrecho cuerpo a cuerpo mantenido con Aristóteles,
éi de un modo completamente distinto
y se presentó no sólo como Heidegger llegó a concebir y desarroflar el proyecto de Ser y tieni-
un interlocutor válido, sino quizá como aquél con e que era
nece- po3; un proyecto en Cuyo núcleo está, aunque transformada en un
sano mantener el diálogo si es que cabía la posibilidad de
Ja filosofía en sus orígenes. reconocer sentido ontológico, la filosofía práctica de Aristóteles.
Como ha recordado Gadarner, Heidegger no se acercó nunca De hecho, y como también ha señalado Kisiel, al leer a Aristóte-
a les contra Aristóteles, Heidegger continúa su esfuerzo para re empia-
Aristóteles como a un importante objeto de estudio histórico.
Quiso, zar el sentido teórico de la filosofía por lo que se podría denominar
por el contrario, desarrollar un stcnz.s qwaestionis desde
los prob!e su sentido phronétíco. Su objeto ya no son los archal necesarios y
mas actuaies de la filosofía. En particular, desde el problema
neraba la vida y que en aquellos decenios que ge- eternos sino lo que también puede ser de otro modo: la misma si-
coinenaha a dominar más tuación de la vida fáctica39 Por este camino la crítica acaba condu-
y mas la filosofia aleniana, La problematica de la
de la vida, de lo que entonces Heidegger auto-interpretacioii ciendo a la destrucción. Puesto que la tradición (y de forma sngu-
denominaba la facticidad del lar la antropología teológica medieval) ha incorporado los motivos
Dasein, constituyó e hilo conductor de un boceto que, a partir dei Es-
tagirita, despliega las líneas fundamentales de una antropología aristotélicos, Heidegger considera a necesidad de pronunciarse so-
fica y fenomenológica. En opinión filosó- bre el inherente ateísmo de la filosofía dado e] carácter provisional
de Gadamer el propósito de su
maestro fue hacer hablar a a antropología de
Aristóteles desde la coni-
prensión de la vida del propio presente, desde a vida fácticamente Gadamer, 1989, 22-23.
vida ta como, ante todo, se puede hallar vi-
A juicio de Volpi el valor de las nrerpretacìones heideggerianas estriba, en
en la Retórica y en la Ética. primer lugar1 en que cOflStituyfl Llfl diiogo vivo y fnictífero con Arist6teles en rér-
'I

minos más generales, con los grìegos Cf. Vo1pi 1989 225-226.
Cf. Volpi, 1994a, 351. Este artículo contiene Cf. Volpi, 1994a, 37. Cf. ¡bid, 335-341.
sadas por su atitor en Vøpi, 1989. gran parte de las ideas expre-
37_ Cf. ibid.
Cf. Gadarner1 199, 230. Cf. ibid., 332.
Cf. Kisiel, 1993, 270.

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e interrogativo de su objeto, la vida fáctica. En definitiva,el proyec-


to (k destrucción contenido en Ser y tienpo puede ser visto como ese capítulo dei tratado sobre la ética. Lo que se explica si se tiene
una secularización de los viejos intereses teológicos de Heidegger40. en cuenta que el objeto último de la in\.restìgaciáu heideggeriana no
es otro que ei ser de Ta vida fáctica.
Después de haber perfilado ¡a nanirakza y la finalidad de las in- Nada tiene de extrafio, en consecuencia, que las ínterpretacio-
terpretaciones heideggerianas sobre Arist&e]es y antes de proceder nes más elaboradas y que mayor incidencia tuvieron en el desarro-
a un estudio pormenorizado de las «Interpretaciones fenomenológi- Ib inmediatamente posterior def pensamiento de 1artin Heidegger
cas sobre Aristóteles» parece oportuno ofrecer una breve visión de fueran las que realizó sobre el libro VI de la Etica a Nicómaco. '
conjunto de su contenido y, sobre todo, del modo en que Heidegger 9p_lpño de 1922 advierte que ]aprudencia aristptélica puede ser
continuó dicho trabajo a lo largo de los años posteriores41. Así esta- entendida como acjíella forma de desvelamiento
que descubre la
remos en condiciones de valorar su relevancia y de realizar una crí- misna rjda humana en cuanto que se relaciona consigo misma. En
tica más certera cuando resulte necesario. AI hacerlo nos atendre- cfecto, la prâxzs no sería sino la relación que la vida mantiene
con-
¡nos, cii la medida de lo posible, al límite temporal y filosófico que sigo misma y la alétheia praktiké habría de
ser entendida, couse-
establece Ser y tiempo. cuentemente, como el desvelamieflto del pleno instante de la vída
Las interpretacioncs fenomenológicas tienen cuatro núcleos fáctica. La interpretación heideggeriana de a pbránesis aristotélica
y
centrales de interés. Los tres primeros conformarían la primera par- su singular reapropiaciéri es tan fuerte que conduce,
en definitiva, a
te de sus trabajos sobre Aristóteles. El cuarto constituiría la segunda una ontologización de ias virtudes dianoéticas y, singularmente, de
parte de estas mismas interpretaciones. la phrónesis. Las huellas de esca transformación se advierten con ni-
En primer lugar, Heidegger se detiene en el Libro VI de la Etica tidez en Ser y tienpo.
a Nicórnaco. A continuación la interprecadón se centra en los dos Después, en el curso de 1924 dedicado al Sofista de Platón,
primeros capítulos dei libro I de la Metafísica. En tercer lugar, eI dis- Heidegger vuelve sobre la interpretaciÓn que había incoado en el
cípulo de Husserl acomete una sucinta exposición de algunos pasajes Informe Natorp. La larga parte introductoria de ese curso (casi 200
de los tres primeros capítulos de la Fisica, así como de las cuestiones páginas) consiste, en buena medida, en un nuevo y pormenorizado
relevantes que cree descubrir en ellos. En cuarto y último lugar, Hei- análisis dei libro VI de la Etica a Nícó?naco. AHI Heidegger
retorna
degger propone el estudio de otros libros y pasajes destacados de la las cuestiones que había abordado de forma más sucinta
en el oto-
Metafís icc. ño de 1922. Pero su nrerprctacit5n no es una unera repetición;
en
Ante todo hay que dejar constancia de que Heidegger insiste en el célebre cursó de 1924 Heidegger agtdiza tanto la interpretación
que la Ffsíca aristotélica constituye el centro de su interés. Algo qtie conio la crítica. En realidad se aprecia, todavía con mayor claridad,
resulta particularmente necesario porque las i nterpretacioncs lleva- que su objetivo no es otro que la elaboración de
una ontología fun-
das a cabo en el Informe Natorp se detienen en especial darnental. Aquélla que tiene su más acabada expresión
en el estu- tiempo. en Ser y
dio de] libro VI de la Etica a Nicómaco y, más en concreto todavía,
en el anáLisis de la prudencia. Esta es una virtud que adqiiere para !J9 largo.de los últimos años se ha llegado a la conclusión de
Heidegger una dimensión ontoTógica y que es entendida como la que Sein z.í,d Zeit es, a menos en buena medida,
au- una transposición
té[tica forma de desvelación de la vida fáctica. De hecho, practica- ontológica de la Etica Nicómaco42. Naturalmente hay diferencias
en
mente la mitad del trabajo que dedica a Aristóteles gira en torno a cuanto al modo de comprender dicha reapropiación, su alcance y
envergadura; pero éste no es el 'ugar para entrar en na discusión.
40. Cf. ibid., 270. Basta con dejar constancia de la transcendencia que la interpretación
4] . La editorial K]osrerrnann, a cuyo cargo corre la publicación de la de la filosofía práctica aristotélica flivo para el desarrollo dei
Gesen- pensa-
tausga&e, tiene previsto publicar a lo largo del verano de 2002 el SS Grundbegriffe miento de Martin Heidegger.
der aristotelischen Philosophie. En el momento en que e presente libro va a
blicado todavíi no disponemos dc este curso. Por lo tanto, no he podido ser pu-
contar con 42. Cf. particularmente, Volpi, 19x9. 22.7, 229
un materia' que, sn dudar Fiere un gran importancia para el asunto que nos ocupa. y Volpi, 1984, Cf, además, Ta-
miniux, l99.

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cogidas telegráficamente algunas de las ideas que centraron siempre terés por los libros \ll VIlT IX, pero enseguida añade también [os
su intei'és y que ya eran conocidas. Se trata de las centrales categorías libros IlL l\ \T1, X (además de] De In.terprctatìone y los Analíticos).
de dvnanis enérgeia y enteiécheic7. Nociones que aparecen entonces Llegado a ese momento de su interpretación lo que !e interesa a Hei-
claramente relacionadas COfl la de ousla conio sentido directivo del degger eu particular (corno tendremos oportunidad de ver) es lograr
çr. Quizá por el carácter genera] de este semestre no se encuentraLl una adecuada explicación acerca dei origen de las categorías. Una
en él desarrollos que amplíen lo que Heidegger había apuntado ya explicación que no se puede alcanzar con indepeidencia dei análisis
en su informe del otoño de 1922. de los distintos sentidos del ser. Pero de lo que se trata, en definiti
Un año después, en 1927, Heidegger realiza una nueva inter va, es de dar cuenta cabal de cómo y en qué términos se produjo la
prctacóIi fenomenológica de los primeros libros de la Física que radicalización onto1(gica de la idea de movimiento. Por eso, una vez
comienza a distanciarse va de las anteriores. El establece la relación ¡-riás, las categorías de dvna,nis y enérjeja resultan tan centrales.
entre movimiento y tiempo en las sustancias físicas y cree hallar la Pues bien, Heidegger tampoco va a abandonar la problemática
doctrina aristotélica sobre el tiempo. Las nociones de dyïams y que la Metafísica de Aristóteles le suscita. Es cìerto que no encon-
enérgela continúan resultando decisivas, algo que concuerda con su trareLnos en los afos que transcurren hasta la edición de Sery tiem-
posterior interpretación de libro IX de la Metafisica; particiilar Po un tratamiento sistemático de todos 1os puntos a los que se re
mente durante el curso de 1931,Aristóteics: Metafísica IX. Sobre la fiere Heidegger en SL1 informe. Pero particularmente en el curso de
esencia y la efectividad de la potei zcia. Al]í volviendo de nuevo so- 1925, Lógica. La pregunta por h verdad y en el ya citado de 1931,
bre la cuestión de los sentìdos del ser., Heidegger hace dc dyn.an zis y Aristóteles: Metafísica IX. Sobre la esencia la efectividad de la po-
enérgeia, frente a la tradicional ousla, el sentido directivo del ser. tencia, \ruel\re sobre esas cuestiones. Por otra parce, no podemos o]-
Pero esto es algo que todavía no está presente en los escritos ante- vidar el tratamiento que hace Heidegger tanto de la Física Conio de
riores a Ser tempo4S. la Aletafísica aristotélicas en el curso de 1926, Conceptos funda-
Por último, y aunque quede fuera de los límites establecidos, mentales de filosofía cntigua°.
resulta imprescindible mencionar la magnífica y detallada interpre- Eu definitiva, hemos de concluir que la reflecíán sobre Aristó-
tación de la Física que realiza Heidegger en un conocido trabajo teles ocupa durante argos años el pensamiento de Heidegger y que
posterior a la Kehre: Sobre la esencia y el concepto de Phvsis. Ans- la presencia decisiva dei Estagirita se deja flotar en el desarrollo de
tóteles, Física B i», de I 939. sus Concepciones. En este orden de cosas cabe añadir que5 tras las in-
Antes de pasar a lo que tendría que haber constituido la segun- terpretaciones que centran la atención de este libro, Heidegger se
da parte de sus ìnvestigaciones, es preciso dejar coiistancia de la cen- concentraría con ahínco en la reflexión sobre la alétheia y el lágos,
tralidad de la Metafísica aristotélica. Sólo los dos primeros capítulos cuyavinculación Con los asuntos que se analizarán aquí tampoco se
del libro I son oheto de su interpretación directa, ' sin embargo, la debe olvidar. De hecho ya en el Sofista, Heidegger se detiene en es-
comprensión aristotélica dei movimiento y singularmente de la acti- tas Cuestiones que luego desarrollará con ms detalle en el curso de
vidad perfecta (enérgeta) coiitenidas en la A'iTetafísica constituye un 1925 que se acaba de mencionar. Hay que volver a suhrayar por tan-
punto de referencia permanente. Así, por ejemplo, a la hora de ex- to, que aLgunas de sus categorías centraks y de sus interpretaciones
traer las (iltìmas conclusiones de su nterpretadón de la Etica a Ni- Constituyen genuinas reapropiaciones del pensamiento aristotl ico.
çór)2ac0, Heidegger ha de recurrir al célebre capítulo 6 del libro IX Una empresa que tuviera coiìio objetivo abarcar en toda su am-
de la Metafísica. plitud estas reflexiones resultaría demasiado ambiciosa. A Io largo
Adeitrándonos ya en la segunda parte que se acaba de mencio- de este libro habremos de limitarnos a exponer las interpretaciones
nar, estas interpretaciones tienen su centro, ahora explícitamente que Heidegger acometió en el Infor;ne Nato7p y a extraer las conse-
declarado., en la Metafísica. Inicialmente Heidegger menciona su in- cuendas que se desprenden de ellas para la hermenéutica fenome-
nológica de la facticidad y, en definitiva, para la elaboración de su
Cf. Pöggelcr, 19.. 92., 35.
Heidegger, 1976, GA 10, 239-3O1 Existe traducción al c.isrelIaflo. ¡-Lcidcgger, 1993, GA 22.

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HERMEÑEUTIOA 0E LA VIDA HUNIANA

onto1oga fundamental. No obstante, y dada la comunidad temática


e interpretativa que ya ha sido señalada, se tendrán particularmente
en cuenta ios análisis que Heidegger acometió en su curso sobre el
Sofista de Platón. Esto no obsta para que., cuando resulte necesario,
se hagan las oportunas referencias a otras lecciones de Heidegger.
Situados ya dentro de estos límites, hay que señalar que en su 2
manuscrito de 1922 Heidegger advierte la necesidad de volver a
Arístóteles para descubrir si en la filosofía dei Estagirita se encuen- INDICACIÓN DE LA SITUACiÓN HERMENÉUTICA
tra todavía operativa una experiencia originaria de. la vida fáctica. Su
conclusión es que tal experiencia está todavía latente. Sin embargo,
la sublimación operada por Aristóteles y el riguroso proceso de ela-
boración de las categorías lógicas y ontológicas, que han dominado
el pensamiento occidental, hacen que dicha experiencia acabe por
ser ignorada e incluso deformada. En la transrnisíán operada por la
tradición no queda apenas la huella de tal experiencia.
Sin embargo, a juicio de Heidegger el Dasein comparece toda- i. Clarificación de la
vía en sí mismo en la medida en que el punto de partida de Aristó- situación hermenéutica1
teles es el del ser que se relaCi()fla prácticamente, productivamenre 1 . i .
Para una interpretación de la siti.iación her,nenéit icc
con e] mundo entorno. Esto es, se muestra en el ser característico de
la relación de produccíón, poiética, con el mundo entorno, Queda
Las investigaciones que su autor prologa eri el Informe Natorp se en-
así claro que la teoría no s primaria sino derivada. Por otra parte,
sin embargo, el aspecto bajo el qu Aristóteles contempla el ser dei marcan dentro de una historia de la ontología y de la ]ógica. Hei-
degger entiende que, en cuanto que interpretaciones, se encuentran
Dasein no es d adecuado, puesto que lo aborda desde la sublimación
bajo determinadas condiciones de intepretar y comprender AusIe-
de la idea de movimiento, consecuencia de la primacía dei aludido
sentido de la producción. gen und Verstehen). Que la situación objetiz.'a (Sachgehalt), que es cF
Ni la experiencia del movimiento entendido como k[:nesis ni la objeto temático (Gehalt) en ei cómo (Wie) de su ser interpretado
sublimación aristotélica, según la cual la idea más perfecta de movi- (Ausgeiegtsein), sólo logra hablar por sí misma, comparecer como
miento, de actividad, se encuentra en la enérgeía (corno actividad fenómeno, cuando I a correspondiente (jeweilige)2 sivaci6n hernie-
que tiene el ser en sí nhisino), son adecuadas para explicar la forma
néutica que ha de ser destacada de un modo suficientemente da-
de actividad específica dei Dseiz. Por eso la concepción de activi-
dad perfecta que tiene Aristóteles no conviehe al ser dei Dasein fác- 1.
En 1999 publiqué cl artículo, Heidegger 1922; IndicaciÓn de la sirtiación
tico, aunque explica que eleve la teoría a la más atta forma de vida. hermenéutica (Una aprodrnación). Este trabajo (mDdificada y corregido) ha servido
Aun asi, la onto]ogía y la lógica aristotéIicas elaboradas sobre una como base para este capítulo y para a'gunas ideas recogidas en c
antcricr.
2.. El término ha de ser entendido en e sentido de. actual, de cada
determinada idea de ser, han configurado todo el pensamiento occi- significar perrnafzeitemete, actua/ieue. adecuadamente al
vez. Puede
dental, y éste, en su despliegue, ha olvidado las experiendas origi- moneito, en el mc-
?fleflt(), correspondiente. Cori correspondiente. que es la traducción e1cgda,
nanas que justificaron una &ahoración tal. Por esta razón es necsa- destacar el carácter dc propio, de particular y, tarnbin, dc Io que acompañasede cuicr
for-
ma permanente. CL su uso en Heidegger,
ria la destrucción. S610 este proceder fenomenológico permitirá que 198g. GA 63, 29-33. 53, 7. EI de
Kisiel de que su dimensión temporil esci vincuLada
comparezca ante la filosoffa su auténtico objeto: el ser del Dasein. a la dei kiró griego (tiempo
oportuno) puede ser acertado. Cf. Kisiel, 1983. 500-501. En el curso d
de.gger re1ciona Jet'eiltkeit con Wrweilen, con Nichweg/afen (no 1923, Hei-
Gainz apunta queJ-wei1ige y Ver-ueiten (permanecer, demorarse) estánhuir). García
dos también sernánticamente, y que comparten el mismo carácter temporal. ernparenta-
Cf Gar-
cía Gainza 1997, 338-339.

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HRP'1ENIEUTtCA DE LA VIIDA HUMANA NDICACIÓN DE LA SITUACIÓN HERNIENEIJTICA

ro se hace disponible. Como Heidegger había mostrado ya en el rad( define lo que constituye para la prob1emtica filosófìca el ám
curso de i 921 -1922. Ia situación bcrmeiéutica y u aclaración per- hito de objetos que, en definitiva, se ha de cuestionar y en cl que
tenecen intrínsecamente a la filosofía a su objeto Por eso, toda in-
« únicamente puede ser situado el pasado (IN 2).
terpretación es relativa a ella (IN i )3, 3) El horizonte de la ?nira:d.. a (Sichtu.'cite): se trata de la última
Así pues, una adecuada interpretacián reclama la aclaración de coordenada de a interpretación y queda delimitada por el punto de
la sítuación herncnéutica. Pero, a su vez la interpretación se des- nira y la orientación de la niirada (TN i). Desde estos últimos se ha
pliega en y para ta situación. hermenéutica. Nos hallarnos, ya desde de iluminar el objeto temático de la íiivestigación (IN 24) dentro
Frinc.ipio de La investigación heideggcriana, ante una cierta circu- de él se mueve la correspûndiente pretensión de objetividad yde
la in-
laridad: Ia interpretación se ha de desarrollar con vistas a la aciara- terpretacìón (IN 1).
cíán de la situación bernîenéutica y lo hace en la misma medida que Dentro del niarco perfilado por estas tres coordenadas, la ada-
ésta; más aún se va aciarando en la medida en que io son las coor ración de la situación hermenéutica es lo que va a permitir que el ob-
denadas de la interpretación Entonces es posible llevar a trmiiio la jetC) de la investigación se muestre conc fenónieno. Una
situación
i nterpretaci(5n y a comprensión (Aus1eg.tigs und \rstehensvoil- que en aqu& nionento Heidegger estructuraba todavía en torno a
zug) y se hace transparente la apropiación dei objeto as nociones de presupuesto o presuposición (Vòrhabe) y preconcep-
neignuig). La hermenéutica de la situación, dicc Heidegger, ha de ció, (\7orgriff)5:
1

elaborar su transparencia y en cuanto hernieiiéutica llevarla al arran


que de la interpretación. Dicho con otras palabras: la interpretación La investigación fi1osófìc tcne que hacer transparentes citegoria1-
Ira pareja a la aclaración de la situación hen nenéutica (IN i). flientc hs correspondientes iruerpretaciones concretas de la yida
fác-
Lina Situación que Heidegger encuentra definida por tres coor- tica {...J Cn su unidad fáctica dci desrroIIo de a vida con relación a
denadas, ii torno a las que estructura su informe; su presuposición (cn quí senuìd fundamental de ser se sitúa a sí
misma la 'ida) cori rdcrençia a su preconccpión (en
r

) lEi punti) de mira (B1ìckstaid), más o menos expresamente


- qué modo
dcl intrpeIar6 y dcl hablar accrca de la vid.ii se refiere a sí misma
apropiado y fiiado (IN 1). En él se ha de hallar ei modo originario habla consigo nìsn]a) (IN 17). y
de darse algo. En cuanto que investigaciones fenomenológicas para
una historia de la ontología y de la lógica ese punto de mírc e5 de- Este es el propósito de clarificaci6n presente a lo largo de toda
ternnado mediante la exposición del punto de partida y del proble- la investigación. Particularmente (por ser u lugar propio) en las pá-
iiia de la facticdad (IN 3 y 24). Además, desde esta prímera coorde- ginas dedicadas a la orientación de la nirada (Blickrichtung)
nada 5e define también la actitud fi.P1.da?7zenta1 (Gri..ndhaltung) hada y al ho-
la historia y la orientación de la nirda (BiicIzrkhtu ig, la segunda de 5, En 1924 Ia situación hrninéutjc qucdar va configurada por Ja presupo-
las coordenadas de la interpretadón, hacia Aristóteles (IN 24). sicion ("rha&e), la preconccpción (%'rgrif la preisián (Vrsicht). De las tres co-
r

2) La oriei ztació de la zirad.. (Biickríchttíng) : en ella se deter- ordenadas V)r5iCht aparece poi- rez primera en ei
p curso de 1923-1924 para descrhir
la situación herrnc.nutica del Dasein ontológico que ve por ade1antdo. T)
mina el cono qué (Als u.ias), en el que el objeto de la interpretación las es-
tructurs pre.suposicionales propias de esa situaciÓn bereiiótític ésta es a úhima
se ha de tomar preconceptualinente (i.'crgriffIích) y hacia qué (ò- que fue cthborada. Por lo que respecta a %griffsurge ya n el KJ'S de 1919, pero
rau/hin)4 debe ser interpretado (IN 1). Así, la orici ztcción de la mi- adquiere el sentido al que Heidegger hace referencia en su manuscrito en '1.921
en co-
flexión con %'brhbe. Esta última sólo es tematizada en su sentido
ctiial en l curso
de rerqn() de L922. Cf. KiseI, 1993, 508.
3. Puesto que esta inve.stigacón se centra en el Jnfrme Ntitorp se ha consid- 6 Heidegger recurre a nspreche2 para traducir
e trniiio griego katego reIn,
rado iiiás scricillo haccr i-as L'eferencia.s a dicho texto c'i el cuerpo dc] artículo. Sc ci- que iiiciaIrncnce sigiiiuivaha acusr hablar en contra de aIguiefl, rcprochar.
tará conio c.'; r1 habitual, según la paginación dei original cDnsignda en la edición Anpre-
then significa, mís bien, didgir la palabra, abordar a alguien. Arriho.s significdo
se
dcl Di/they4ahrbuch y aludiendo al Informe Natorp como IN acercan en u sentido de izter-pelcr. Pero kategorein ha adquirido
en cl léxico filosO-
4, 't-t en cl semestre de emergencia de guerra (KNS) de 1919 Heidegger aclara fico un significado hicn concreto y de to carácter
tcniço. En todos os casos hay
Siempre un componente di' ordenación y configtiración: las coa.s se
que o&jeto en un contexto intencional, rio es algo sit.íado enfrente sino algo más di-
Ilámico. En cIWS de 1920-21 Wraufs la indicaciónfrimüdecualquier objeto. Cf. acuerdo a las categorías. Pero además, y por el]o, la categoría define estructuran de
y nornbra vate
Kis1, 1993, 509. para indicar io cuc algo es.

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HRF1NUTLCA LE LA VIDA HUMANA INWCACIÓN DE LA SITUACIÓN HERN1ENUTLCA

rizo? zte de la mirada (Sichtweite) se deja sentir la tenacidad con la fáctica o, corno dirá Heidegger poco tiempo después a la redacción
que Heidegger busca descubrir las comprensiones y los conceptos de su Informe, porque ei Dasein es él mismo hermenéutico8.
previos dentro de ios que se mueve la interpretación. E.! autor de I;-
forine Natorp pretende desvelar esa interpretación en que se en .l.i.1. Intencionalidad y situación hermenéutica
cuentra la 'ida, tanto en cl presente como en cl pasado de] que ha
heredado su conceptualidad (Begrifflichkeit) (IN i 8-28). Por eso se No se puede olvidar que hablarnos de una hermenéutica estricta
ha de aclarar como qué ALc was) es tomado el objeto de la investi- mente fenomenológica., realizada desde y en los principios de la fe-
gación. Sólo haciendo transparente Ja comprensión preteórica e in- noinenologla (al menos como Heidegger la entendía). De una feno-
objetiva que la vida tiene de sí junto con ella, as categorías con meriología que, a su vez, es radical investigación filosófica y que no
las que se expresa y refiere a sí misma, será posible la aclaración de se entiende bien cuando se la reduce a una simple ciencia prope-
Ja situación hermenéutica; y con ella, el desvelamiento de los moti déutica ue ayude a clarificar conceptos que sirvan luego a una «au-
vos frndarnenta1es, que todavía permanecen ocultos y que es preci- téntica filosofia» (IN 17):
so descubrir si se pretende lograr una adecuada apropiació t (Aneig-
iiung) e ìnierpretación. (Auslegung) dcl objeto de la filosofía: la vida Q uc la hermenéutica es fenomenológica significa que su campo de
fáctica (IN 20-i). objetos la vida fáctica con relación al cónio dc su ser y decir, es vis-
Se trata, en síntesis, de un propósito hermenéutico. Pero no se ta, temáticamente y en cuanto al método de la investigación, Corno
puede olvidar eri el sentido de que la filosofía es la rea1izc:ctón fenómeno. La estructura de objeto que caracteriza a algo como fenó-
(\òllzug) de di, r nìsno fundamental (Grundbewegtheit)7 de la vida meno (el estar referido a, el hacia qué de la referencia en cuanto tal,
el acto de referirse, el desarrollo dcl acto, la cutoda en la verdad de
7. Heideggcr cstablecc una ditini5n neta entre 13etegtheit y Bewegung. Este
ese desarrollo), la plena intencionalidad, no es ninguna distinta a la
segundo término es el que se uLiliza colnL'lnmcntc en a]cmmn para dccignar el movi- dcl objeto que tiene cl cathcter d ser de la vida fíctica (iN 17).
mìeito (la kines aristotélica). Por su parte, en 1 alemán no fìlo.sáfico Bewegtheit
significa afecci(n, conrnodóri emoción Se puede advertir, adinís, qu e trata de Del texto citado se desprende la centralidad que detenta la n-
I_in sustantivo abstracto, formado partir del participio de verbo he:'een Así por tiericionalidad para Ja comprensión y explicación del objeto que tie-
ejemplo, lii expresión :Jch bin beuiegt'.', quiere decir: «m he emocionado». «estoy
afectadi; significa, cn defìnìtiva, que estoy cc»1-moìida; es decir, que en m se ha ne el carícter de ser de la vida fáctica (IN 3). Pero ¿qué es lo que
producido un niovimiento no físico, sino intcror. Un movimìcnto que no se pucd Heidegger está entendiendo por intencionalidad? El Infornie Natorp
identificar con cl de 10 seres de la naturaIeza pero que también íniplica cambio y no ofrece aclaraciones; la intencionalidad heideggeriana se encuen-
una acción-pasión. Ast, lo caracrcrí.stico de la 1eu.'egheít a ii que se refiere Heideg- tra operante en todos los niveles pero no hay aquí explicaciones
ger en los años mteriores a Ser y tienpo pucs tcndrcmos ocasión dc advcrtir que respecto a ella. No obstante, para comprender su informe es preci-
el Uso y plicacón de este térrninc cambia sustancialmente después de la Kehre, es
qL1 CS propia. exclusiva de La vida humana. En sntesìs, el autor del Thforme Ntorp 50 saber qué es lo que en aquel tiempo significaba. Por fortuna ci
recurriría este término para poder nombrar algo que no está coiitenido en 1a5 cate- curso de 1921-192.2 contiene una concentrada exposición sobre este
garlas de kInesis ni, naturalnientc, dc emrgeia o euelécheia; pero tampoco en la de particular. Lo que el autor del lnfortne Natorp sostiene ahí no sólo
pxi$ ni en la de poíesis. Aunque no lie hallada un término castcflano que permita facilita el acercamiento a su noción de ìntendona]idad sino que) a la
una traducción 1ogrid, corls]dero que bei-&'etheit puede significar algo as como a
tividad o dinámica t.it! o existncia1; es decir La dnämica entendida CornO activi- vez y por lo mismo, la muestra intrínsecamente vinculada a Ja idea de
dd o desarrollo y, por tanto, IIO en un 5entido fisicalista que es propia y exclusiva situación hermenéutica y de facticidad. Hasta ta punto que las di-
de la vida huniana. Además, hay que tener en cuenta que lo específico suyo es que se mensiones de la intencionalidad han de ser interpretadas desde la si-
trata de una dinamicidad práctico-'ita/ o thia/-opernìi..a. Se trata, en defìnitiva, de
una dinamiciL.lad. de una forma de actividad, que tiene qu ver cori cl propio des-
pliegue dei Dasein humano en lo que tiene de irreductible a los restantes seres de la otro dependiendo de los contextos en Jos cjue se formule y de su sentido. He de
naturaleza o a Dios. Por eso acude Heidegger a una expresión que refiere una diná- agradecer epecialinente a la profesora Garcia-Arnilburu, la ayuda que me ha presta-
mica hio-e7nocional, aunqie, desde luego, en ahoIutù pretenda reducir el despliegue do con relación al auflto que acabo de formular. En esto. como en Lantas otras co-
humano a un sentimiento que habría que entender como algo psico1Ogico». A lo lar- sas, su colaboración y apoyo resultan insustituibles.
go de este trabajo he optado por reflejar la expresión heideggeriana de un modo u 8. CI. Heidegger, 1988, GA 63, 14-21.

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HERMENÉUTICA IJE LA VIDA HUMANA JNDICACÌÖN DE LA SITUACIÓN HERMENÉUTICA

tuaci&i porque ésta ha sido incorporada a aquélla. En definitiva, el llega a serlo en para su situación; es decir a cómo se da en el tiem-
curso mencionado ofrece la posibilidad de entender a transforma- PO, a cómo se desarrolia deviene (i..t.ie es sich zeitig). Porque el des-
cioti hermenéutica de la intencionalidad que Heidegger llev6 a cabot pliegue del cwn.portarniento está vinculado a la temporalidad. Por
E.n dicho curso la intencionalidad es entendida conio conport- ello es necesario atender de fornia específica a ese despliegue y a su
niÍeitO (rhaitei z), destacando isí la diferencia con la tradicional sentido (Zeitigung r Zeitigungssi in) En definitiva, el acto lia de ser
concepción del conocimielito como posesión, propio de l teoría. entendido C()t1 relación al sentido del despliegue (Zeitigung) en el
Pero conporta, niento contiene también en í el sentido de referencia tiempo. «Desde alu [anota crpticarnente el autor del Informe Na-
(Rezug) e indica, por tanto, relación (Bezieht.ng). Heidegger advier- torp], a la facticidad, la vida fáctica y la existencia; situación, con-
te que este último sentido de relación es el más origL1ario y ]ue ha cepto previo, experiencia fundaniental»'3.
de ser entendido Corno íîztenckmalidad objetivada (Intentionalität Además., por Io que se refiere a la vinculación de intencionalidad
objetiviert). Ambos sentidos son conjuntamente, a su juicio, desplie- y Situacióny acudiendo ya a la cuarta dirnensán de aquélla, que
guc, desarrollo (Zeitígung)9, existencia (Existenz)'°. Así es como se todavía no se ha nombrado, conviene tener en cuenta el modo en
ha de entender que el filosofar es un comportaniiento1 que Heidegger entiende objeto y fenómeno. E hacia qué y el res-
Pues bien, ese coinportan 1iento contiene una cuádruple modula- pecto de qué de la referenci a (Worauf und WàZz des Bezugs) es e] ob-
dón. En primer lugar., un respecto de qué (Bezug ZU etu.'as) que es jetc) temático (then zatischer Gegenstand), que no es nunca conteni-
aprehensible. por lo tanto, con relación a la referencia (aufde Be- do y, menos aún, en el sentido de contenido material. Se trata más
zzíg). Además es determinable corno un có-no (\c) del acontecer bicii de aquello con respecto a qué es el comporta7niento ('v'rhal-
formal con relación al modo en que tiene lugar, a cónio es rea1íza ten); es lo que la referencia mantiene en sí; lo que es mantenido por
do, al modo en que se ejerce ta referencia. Así es acto, actividad, ella y desde ella. A este respecto Heidegger sostiene lo siguiente;
ejercicio, realización (Vollzug) y refiere el carácter práctico vital in-
mediato dei comportaniiento (\'rhalten), que es siempre un tipo de Cada objeto tieric suespecífico sentido de contenido (Gehaltssiun)
actividad. Por último y ante todos ha dc ser entendido en e] sentido qiie por su parte y en dfinitíva s6lo sc ha de interpretar desde el
de su despliegue (Zeitigungssnn) Un desarrollo, im despliegue que sentido pleno en el que es lo quc es. Pleno sentido - Fenómeno; su-
detenta el peso decisivo, también y precisamente, en la explicación puesto que a la vez la objetividad sea fijada interprctarivmeate en
el p!erio sentido radical existencial'4.
del objeto al que se refiere la filosofía.
Se advierte ya ahora, y hay que destacarlo de cara al propósito Por tanto, el objeto es lo que es cuando comparece como fenó-
de este estudio, que Heidegger atiende al modo en que el desarrollo
meno. Pero, para que comparezca en p'enitud, la objetividad ha de
9. Zeitig:.ing, como aclara Kisiel, rin que 'cr con el poder productivo dei
ser fijada interpretativamente en pleno sentido radical existencial; o
lo que es lo mismo, ha de ser abordada hernienéuticamente. Esto es,
ternpo en su posibilidad generativa plem, que es conio se emplea eri Ser y tiempo.
Cf. 1993. 5110. E nccesario no olvidar sre significado. No ohstant ei rérmi- el objeto comparece como fenómeno cuando se toma en considera-
no es de uso frecuente y camri en alemán, por eso se ha hecho un traducción que cion (como tanihén rec]ainari su autor en el infornie Natorp) la co-
no lo conceptíüa innecesariamente. rrespondiente sití.tación herinenéutica. Al referirnos al carácter fe-
io. Cf. Hcidegger. 1985, GA 61, 52.
:IL Unadefinidôn defilosofla que, asuvcz, Heideggerhaindicado. Cf.Jbid, 53.
nomenológico de la hermenéutica se ha citado im texto dei Informe
12. Solamentc en WS Je 1921-22 y cn cl SS 1922 1 comprensivD Zeitig:.ínssinn, Natorp eri el que se sostiene que «la estructura de objeto que carac-
(1L1e eri los cursos anteriorcs todavía no est:iba exp1ícitamnte presente, une los tres as- teria a algo como fenómeno, la plena intencionandad, no es ningu-
pectos. En octubre de 1922 los términö son usados sin la apelación al entìck. pero es- na distinta a la de objeto qie tiene el carácter de ser de la vida fác-
tán todaviai esquemtica y fornialmente asociados entre sí. CL Kisìel, 1993, 593. El scr- tica» (IN 17). Lo que significa que la plena intencionalidad es la dei
tido de la realización, dcl despliegue, ¿iñ:ide Kisiel en csc mismo libro, es una suerte de
cuarta dimensión que cuhiina la actualización del movimiento intencional tres veces Dasein humano.
dorado dc sentido, CL Ibid., 510. Puesto que la apelación al sentido está ausente en el
manuscrito de 1922, aquí se ha prescindido dc las correspondientes aclaraciones relati- Heidegger, 1985, GA 61, 53.
vas a los respectos intenciona]es que Heideggcr hacía t(:)davía en el curso de 1921-192.2. Thid., 53.

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HERMENÉUTICA DE LA VIDA HUMANA
INDICACIÓN DE LA SITUACIÖN HERM1UTPCA

En primer lugar, el hecho de recurrir a las explicaciones desa-


rrolladas eu las clases de 1921-1922 pretende aclarar la compren- do de la filosofía teórica (incluida la del propio Husserl). En smnte-
Sión heidegeriana de la intencionalidad para poner de relieve has- sis: que la hermenéutica es fenomenológica supone una compren-
ta qué punto tal intencionalidad se corresponde con la estructura Sión de la intencionalidad que, en sus dimensiones, ha incorporado
que caracteriza como fenómeno a la vida fáctica. En efecto, el obje- de lleno la situación hermenéutica.
to de la investigación filosófica es el Dasein humano en cuanto que 1:1.2. La situación de la interpretación corno apropiación
interrogado acerca de sii carácter de ser. El estar referido constitu- del pasado
ye precisamente aquello que define al Dasein; es el estar ocupado en
algo (Aussein aufetwas) que Heidegger entiende corno cuidado (So r- Una vez definidas la coordenadas de la interpretación y puesta de re-
ge). Este es el primer carácter fenoménico de ese dinamismo funda- lieve la raigambre profundamente fenomenológica y hermenéutica
mental (Grundbeivegtheit) de la vida que ha de ser destacado. El ha- de ¡as investigaciones heideggerianas, resta todavía por destacar su
cia qué de la referencia (Woraufdes Bezugs) es el carácter de ser dei naturaleza histórica eri el sentido dc que son y quieren ser intirpre-
Dasein. Ei acto (Vollzi.g) es una actividad fundamental de la vida taciones de la historia. Puesto que aclarar la situación
fáctica (la filosofía como realización explícita de esa tendencia fun- supone descubrir los presupuestos (Vorhabe) y las preconcepcìones
.danentai) y la existencia como posibilidad de la facticidad15. Una ( \brgriffe) en ios jue ha sido situado el Dasein humano. Por lo ran-
actividad que es devenirs desarrollo, ya que el Dasein se ocipa de su to, exige desvelar el corno qué (Als \s) y el hacía qué (Worau/hin)
ser en el despliegue concreto dei mismo16. ha s i do i n te rpr etado históricamente.
En segundo lugar, las aclaraciones anteriores han destacado que Por eso,, Io que se ha de lograr es una apropiación de esa Fusto-
la aproximación que posibilita que algo se muestre cii sí mismo es ria que conduzca a una intcrpretación auténtica, que lo es excliisi-
interpretativa y supone, corno requisko imprescindible y condición 'amente para un presente vivo, más aun teniendo en cuenta que la
de posibilidad, la apropiación de la situación hermenéutica. Porque vida fáctica es lo que es sicmpre sólo como lo propio. Por esa razón
la vida fáctica tiene carácter intencional. Por tanto, no es posible una afirma Heidegger que el pasado se abrr a tenor dcl poder-abrir de
comparecencia del objeto conio fenómeno sì se intenta en el senti- que dispone el presente. Lorelevante no es el pasado en sí, sirio su
presencia en el presente, ya que ella es la que configura (aunque sea
Is. En su nianuscrico Hideggcr se refiere a la existencia (Existenz) que es pre- veladamente) la situación actual de la interpretación.
ci50 entcnder en su sentido transitivo, corno actividad y despliegue o dcsarro1lo Y -
Puesto que el pasado se encucntra operativo en e presente, la
que no llega a ser c(:)mprensiblc cuaiido es contemplada cuino un objeto teórico. Cf.
Jamme, 1986i987, 73-:4 La existenc;a es el modo de ser dcl ser que es accesible investigación hi5tórica ha de ser una apropiación auténtica de la his-
para sí mismo; que se percat dc que es ahí y así puede abrirse aI horizonte entero toria. Esto es ha de entender radicalmente lo que para una investi-
del cuidado (Sorge) y del tiempo. Cf IN 13-15. gacián fi'osófica, en y para su situación, constituyó una preocupa-
16. Además, en el Informe Nuop, como se ha visto en ei texto anteríc>rnienre
cìado, Heidegger menciona un nuevo elemento al que hasta entonces no se había re-
cián fundamental. Ademas, apropiación originaria no significa para
fendo: la c2todia en la t.erdad del des-pliegue (die rwahrung der Zeitigung). Resulta Heidegger aceptación acritica de lo pasado. Sostiene, por el contra-
signitictivo que. en el mismo manuscrito, al realizar sus interprctwiones fenomc.no]- rio, que el comprender que toma en consideración un modelo, y que
gicas sobre Aristte1c, entienda las virtudes dianotticas corno los modos de custodia se pone a sí mismo en juego lo hace sometiéndolo radicalinent a la
del ser en la i.'erdad (eiist'erwahriug). Sabemos, por otra partei que las virtudes in- crítica en orden a un enfrentamiento fructífero. No se trata simpk-
teJectuales aristotélicas constituyen diferentes fornas de relacionarse con la rerdd.
Parcc daro que Heidegger está lejo3 de entender la verdad, y los hábitos intelectua- niente de negar la historia, sino de someterla a examen en la medida
les encaminados a ella, como posesión. Prefiere, por L contrario, referirse (como lo en que todavía permanece en rigor sin llegar a ser presente apropa-
hará después frecuentemente) a la custodia dei ser en ¡a ìerdd A mi juicio1 s posi- do. Es decir, sin que se haya hecho propia la experiencia fundaLnen-
hic que la custodia en la verdad del despliegue (die Venvabrung der Zeitigung) ftera ta]; sin que se hayan desvelado las auténticas motivaciones.
una alternativa, aunque todavía provisional, lo que Husserl y gran parre dc la filo-
solía d &u tiempo entendía como erifícación (ewhrung). En & capítulo II de este
Y es que & entender no se reduce a un mero constatar algo sino
libro se explica el porqué de la traducción de Seiri.'erwahrung como estodia del ser que sign ifica repetir originarianzen.te ursprüng1ic h vitn7 lo
en Th erdad.
17. Cf. Rodrrguez 1997, 73-75 y 84-86. Kisie! ofrece en eI apéndke de su libro

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HERMENÉUTICA DE LA VIDA HUNIANA INJeLCACION DE LA SITUACIÓN HERMENÉUTICA

entendido. Algo que no sucede cuando todo se reduce a un simple Por el tîiorìerito, aunque siempre encaminado a la consecución
aceptar o renovar teoremas, frases, conceptos fundamentales y prin- de su objetivo, io que va a ocupar su atenciCn es el descubrimiento
cipios (IN 4). No se trata, por tanto, de realizar estudìos historio de la naturaleza de la filosofía y, sirnultánealneLlte, de su objeto.
gráficos o de dar a luz movimientos «neo». Se trata de entender., en
.51 misma, la inVestigación filosófica de que se trate, sus motìvacipnes 12. L.a /1osofla, hernienéutica fenonei iológic.a de la fàcticidad
y experiencias originarias. Yi se ha señalado que lo que a Heidegger
Je ìntcresa (por considerar que configura el presente) es la apropia Refiriéndose todavía a la aclaración de la situación hemenéutica y ai
cìón de la fiksofía aristotélica. Una apropiacìón que en consonan- carácter de la investigación histórica, el autor del Infwine Natorp ha
cia con lo que se acaba de exponer, no la considera como na va- tenido que apelar al obetö de la filosofía; «Ei Dasein humano en
hosa (<pieza dc museo» sino que intenta revivirla, repetirla en toda cu!Into que intcrrogado por ella respecto a su carácter de ser» (IN
su originalidad. Esto exige hacer propia a correspondiente situación 3). Una afirmación taxativa en la que, por ci momentos Heidegger
hermenéz.itica y así la experiencia fimdarnental, originaria, que dio no se detiene. Poco despuës, al referirse a la fijación de la actitud
lugar a aquella investigación filosófica. funciametai (Grundhaltung) hacia la historia, aclarará algo más su
Q uiz.á poniéndose en guarda frente a posibles objeciones o qui- definicìón diciendo que la filosofía no es sino la prolongación de
zá simplemente para justificar su orientación, Heidegge.r aclara que una difláfliiCt fundwnentai (Gruidbwegtheit) de la vida fáctica (IN
«lo que constituye para La problemática filosófica el campo de obje- 5). Pero se trata de nuevo de una afirmación que al menos ei el ma-
tos que en definitiva es cuestionado, lo determina la orientación de nuscrito, no es explicada sino que se expone escuetamente, con el
la nrada (Blickrichtui ¡g) sólo dentro de la cual puede sr situado el tono rotundo y sistemático qae caracteriza todo el informe. Quizá
pasado» (IN 2). Una dirección que \,ra a encaminar la investigación porque el propósito heideggeriano no se crìenta tanto a la realiza-
hacia Aristóteles. El discípulo de Husserl aclara que se trata de un cióii concreta de una analítica de Daseii i y de sus estructuras fun-
modo de apuntar un significado (hineindeuten) que no sólo no aten- damentales (aunque ésta resulte también imprescindible) cuanto a
ta Contra el sentido del conocimiento histórico sino que constituye mostrar la necesidad de una oiitoiogía y de una lógica nuevas, uni-
la condición fundamental para hacer hablar al pasado (IN 2). Algo das como investigación filosófica originaria, en la hermenéutica fe-
que, además, y a su juicio., no SUOflf falta de objetividad y que par- noinenológ1ca de Ici facticidad (phnonwnokgische Hernieneutik der
te de la convicción de que es absurdo buscar objetividades iinposi- tizia1 S
bies; porque, ai fin, todas las investigaciones que conceden una gran De hecho, Heideggcr explica que la caracterización concreta de
importancia a no interpretar en el texto se han de sorprender de que la problemática filosófica ha de ser destacada desde su objeto: el fác-
ellas también interpretan., pero sin orientacLón ni control. tico Dasein humano en Cuanto tal. Es decir, de lo que se trata, antes
Tras atender a Las reflexiones realizadas ahora por Heidegger que nada, es de la caracterización de a filosofía. Algo que a su vez
nos percatatllo5 de que ya eri ellas está preparando e] camiiio que le está orientado a la determinación de la actitud histórica fundan.
permitirá no s6o definir el carácter de la investigadón histórica (lo tal (bistorisd2e Grz.uidhaltung) de la interpretació (TN 5). En defirìi-
que, en última instancia, es la misma filosofía) sino ante todo el de tiva, y de acuerdo con ei programa expresado al comienzo de su ma-
su propia hermenéutica. E.n definitiva y corno también se verá más nuscritc.), el objetivo último perseguido por Heidegger es retrotraer
adelante, e! servicio qe Heidegger quiere prestar a la historia de la la ontología y a lógica a la unidad originaria de la facticidad (IN
filosofia es el que se deriva de la destrucción, entendida corno fruto 116). Así es como sus investigaciones contribuirán a una historia dc
de una apropìacìón originaria (IN 20-1). Una destrucción que, en su la ontoIoga y de la I6gica.
opinic)L1, le permitirá encortrar ei niodo de acceso al objeto de la fi- Pero todavía es preciso entender por qw y cómo la caractcrìza-
losofia y descubrir las interpretaciones que a lo largo de la historia ción de la investigación filosófica depende de su objeto Para ello,
han velado la facticidad del Dasein.
una expUcación dcl término Wiederho1zng, aunque..sin referencia explicita a] uso que I 8 Cori respecto a La filosofia hermenéutica heideggeriana, cf. Poggeler. 1983 y
de ella hace Heidegger en su manuscrito, Cf. KiicI, 1993, 50.9. Pgge1er, i 989.

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HERN1[NUTICA D LA VJDA HUMANA INDICACIÓN D LA SITUACIÓN HERMNEUTICA

aun con ser decisiva, no hasta la adaracón del específico carácter de desarrülla a la vez (nitzeitìg) en sus realizaciones el correspondien-
objeto de la vida fáctica y de sus estructuras (de ellas nos ocupare te Ser concreto de la vida.
mos en el sigwente epígrafe); antes hay que comprender sobre todo Que la orientación fundamental de la filosofía proceda de una
la intrínseca relación existente entre filosofía y vida fáctica. actiuidad fundainental de la vida fáctica no sólo es decisivo para la
Una vez más, en e! semestre de invierno dei curso anterior en caracterización de la naturaleza de la filosofía; lo es también para
contrarnos aclaraciones ausentes en el Informe Natorp. En dicho e] niismo objeto de la investigación filosófica ya que a posibilidad
curso, Heidegger parte deE objeto de la definición para Iegar ai ob- de que el Dasein humano pueda mostrarse auténticamente procede
jeto de la filosofía al reconducir la pregunta por aquél a la pregunta de ta explícita captación de esa misma actividad. Sólo s se apre
por éste. Allí, la filosofía es defínida mediante la indícacíón formal hendè adecuadarne.nte puede encontrarse Ja actitud necesaria y la
(formai Ani19 corno «comportamiento cognoscitivo principial forma de acceso al objeto de la filosofía.Es preciso, como se lia vis-
con referencia al ente corno ser (sentido de! ser), pero de tal modo to, que el objeto se muestre en sí mismo para que comparezca como
que en el comportamiento y para él todo depende decisivamente dei Jen émeno. Algo que depende de que el acceso a él sea el adecuado.
correspondiente ser dei tener dei coniportamîento»2°. Piesto que Y Heìdegger entiende que en la historìa del pensamiento occidental
todo depende dei senticio de ser (Seit issinn) d& tener dei comporta- falta completamente una auténtica interpretación asentada en su raíz
nziento (Habe,is des Verhczite?zs). es preciso preguntar por el sentido en el problema filosófico fundamental de la facticidad (IN 22).
de ser (Seìfr1ssinn) dei Dasein puesto que él es ei Comio se ycrá más adelante, para acceder a ella de modo que sea po-
(\'rha1ten)21. Así es ccrno Heidegger concluye en el carácter de oh- sible una auténtica interpretación es precka la destrucción.
jeto que para la filosofía tiene la vida fáctica22. Porque ella es el desa- Por el momento, retomando el tema de Ja investigación filosófi-
rrollo del conportamiento (Zeitigung des Verhaltens) que se refiere ca y de su objeto, es preciso recordar que para captar e sentido de
al ser dei ente. Más aún, de un comportamiento que
es referencia al ser de este último hemos de internarnos en el sentido de la realiza-
ser dei ente. ción (Vollzugsinn) porque en ella, por vez primera, se abre el senti-
Por lo tanto Heidegger entiende quc la orientación fundamental do dei ser (Seinsinn). Ahora bien, en cuanto que realización (Vollzug)
(Grundrichtung) del preguntar filosófico hacia el ser dei Dasein de un dinamis,no fundamental (Grundbewegtheit) de la vida, el acto
humano no es para la vida algo impuesto desde fuera sino que filosófico es, como ella, fáctico y arrastra, también conio ella, la COn-
Constituye la aprehensión expilcita de un dinanisiizo funciarnental dición situacional propia de todo conporta7niento intencional (in-
(Grzmdbewegtheit) de la rida fáctica, que es de tal índole que en el tentionales Verhalten) Por tanto, es preciso atender al modo en que
despliegue concreto de su ser se ocupa de su ser. También cuando la realización llega a serlo en y para su situación.
se
quita a sí misma de en medio (IN 3_5)23, No se trata tan sólo, De lo dicho hasta ahora sobre el carácter de la investigación fi-
ni
príncipalEnente, de que se haya de investigar la vida porque sea ob- losófica se desprenden tres conclusiones fundamentales. En primer
jeto de la filosofía. Se trata más bien, y ante todo, de que la investi- lugar que la mirada fenomenológica no puede situarse en otro nivel
gación filosófica constituye una determinada realización (VoIlzug) diferente que el de la pura facticidad. En segunda lugar que en
un determinado cótno ('Wie) de la vida fáctica. Por ello la filosofía cuanto que ciercia originaria, la fcnonienoogía se ha de entender a
:9. Cf. Heidegger. i95, GA 61, 6-42. Cf. tarnbin el sj misma corno la niera prolongación de una dinátnica fundanental
Curso de inviernD de ( Gru.ndbewegtheit) que está siempre en la vida, que pregunta al Da-
1920-1921 de Heidegger, «Einleitung in dic Phänomenologie
GA 60. La nociár de indicación fi)r71a1 que Heidegger no explicóder Religion», 1995, sein humano con referencia a su carácter de ser (auf seinen Sei,-
ficient., fue dsarrothada por última vcz. en cl WS de 1921-22. nunca de forma su- charakter)24. De aquí se desprende que la filosofía se ha de entender
Cf. además Hoge-
mann, FormafAizege hei 'arcìn Hìdegger, pro rn1wscripto, i-14. a sí misma como «la genuina realización explícita de la tendencia a
20. Heidegger, 1985, GA 61, 60.
2], Cf. Ibid.. 56-61.
22.. Cf. Hagemann, 19x8, 160-i6!,
24, La existencia es precisniente aquella posibilidad de !a vida fáctica que tie
23. Hcideggcr está aJudicndo
aunque rntiy brevemente, a la tendeicth a la ca!- ne e! carácter de una preocupada interpretación de la vida en r1aciÓn a su sentido d
da ÇVer(allen.stendenz). De ella se ocupa direcarnene ser. Cf. IN 13-15.
en IN 9-11.

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HERN1NEUTICA D LA VIDA HUN1AHA 1ÑDICACIÓN DE LA SITUACIÓN HE1&MENUTICA

la interpretación de las actividades fundamentales dc la vida en ¡as su fundamentación y sentido. Pero es que, además, esa problernáti-
que ella y su nisrno ser están en jUego>::. (IN 15). En tercer Jugar, es ca de la filosofía atañe al ser de la vida fáctica en su correspondien-
también riecesrio a juicio de Heidegger, que la filosofía esté decidi- te (jeweilige) ser nombrada e interpretada. Por lo tanto la ontología
da a situar a a vida desde sí misma, desde SUS propias posibilidades heideggeriana es, también, lógica:
fácticas; lo que para é] exige que sea fundamentalmente atea25. En-
tonces, añade Heídegger habrá elegido con decisìóii, haciendo de la Ontología y li5gìca han de ser retrotraídas a la unidad originaria dcl
vida fíctica en su facticidad su objeto. problema de la facricìdad r hai de ser comprendìdas como deriva
La búsqueda de Ja facticidad, es decir, de un Dasein Immano sui ciol-Ics de la ínvestigacìón principia] que se puede caraccrizar Conio
hermenéuric fenomenolOgica de Lì facticidad (IN 16).
representaciones, es el objetivo perseguido. Así, a su juiciQ compa-
recerá su auténtico carácter de ser, su sentido. Una vez que ésta ha
Desde la nueva perspectiva atcanzada es preciso recordar algo a
sido situada,, como quiere Heidegger, en sus posibilidades fácticas, el
lo que ya aludimos páginas atrás. Porque ahora es cuando Heldeg-
cón.zo (\Vie) de su investgacián consistirá en la interpretación del ger concluye con las palabras que se citan a continuación:
sentido de ser en sus estructuras categoriales fundamentales; esto es,
en los modos en los que !a vidi fáctica se desarrolla a sí misma y al La iiwestigaciári filosófica tiene que hacer catcgoriLrnente transpa-
hacerio, dice el autor del informe Natorp, habla consigo misnia (ka- rentes las iritcrpretaciones concretas de la vida fáctica [...] en su uni-
tegoremn); esto es, se nombra a sí misma (IN 16). Se trata) como va dad fáctica dei desarrollo de la vida, con referencia a &u prcsuposi-
ha anunciado y ahora se puede ver con mayor claridad, de una clOn (en qué sentido fundamental dcl ser se sitúa la vìda a sí niisiii)
vestigacián filosófica que quiere ser nueva y originaria. Porque has- y con referencia a su prcconcepción (n qué forma dcl intcrpclar y
ta ahora nunca se había situado la problemática dc la facticidad en dei hablar acerca de, la vida se refiere sí misma y habla consigo
su núcleo. misma) (IN 17).
Una vez entendido que se pregunta al Dasein humano por su sen-
Ésta es,, por tanto la tarea de una hermenéutica fenomenológica
tido de ser, no resulta difícil concluir que, en cuanto que la proble-
de la facticidad. Una tarea que dirige la mirada hacia el pasado. En
mítica filosófica atañe al ser de la vida fáctica, es ontología princi- primer sugar, porque su objeto ha sido meramente apuntado por vía
pial6. De tal modo que las ontologías regionales recíhen de aquélla de indicación formal (fòrma! Anzeige) y requiere, por tanto, una
tenor concrcción y aclaración. En segundo !ugar, porque para lo-
25, No c trata, aclara Heidegger en uiia nota, de una opción mueria1ista o grarlo es preciso estudiar antes las interpretaciones concretas de la
1Igo similar. Se trata de que toda filosofía que se entiende 51 misma, tiene que sa- vida fáctica con referencia a sus presiipuestos y concepuaiizaciones
ber (eu Cuanto có?o fctico [fktísches V7'e] dc la Interpretación de hi vida y preci- prei..ias (Vorhabe V Vorgrffe). Esto es, puesto que la vida se encuen-
samrnte si continúa te.nicndo una idca de Dios) que lo que lleva a cabo, el arrebatar
la vida hacia sí misma. es, hablando religiosamente, un l%rannir la mano contra Dios. tra siempre en un estar interpretado (A.sgeiegtheit), se ha de clarifi-
De este modo se encuentra ante Dios. Ateo significa aquí mantenerse hhre de cues- car prinlero la sit.ación. Ello permitirá un acceso adecuado.
tiones rcIiioss. ¿No sers, añade por último Heidegger, la idea de una filo5ofía dc En cualquier caso, la tarea que se lleva a cabo es siempre onto-
la religión. también cuando no torna en consickracián la facticidad dcl hombre, un logia y 'ógica. Porque se trata de ver en qué sentido f.índamenta1 dei
contrascntidç? Cf. tamhén a este respecto, Ileidegger, 19S5. GA 61. Apéndice lI,
97-l9S. ser (Grtouisint1 des Seins) se sitúa la vida a sí misma y cómo se nom-
Con respecto al abnJono dcl cto1icisina por parte de Heidegger, cf. la cirta a bra y habla consigo misma.
Enge]hert Krebs del 9 dc junio de i91.9, en Safrnski, 1997, 139 y 142-143, Conio
explicación para la declaración de ateísmo Kisiel apunta al carácter cocaniente pro- principiai dc cada ente. Que el principio es el er corno ser de los entes. Que, por lo
riçiofl1 e interrog:irivo de su objeto, ]a vidi fíctic-a. Cf. Kisiel. 1993, 270. tanto, eJ objeto de la definición de la filosofía es la re1c6n cognoscitiva al ene como
2.6. No se puede ignorar a cmto!ogzacìái recenre que experinintÔ el pen. ser. Cf. Heidegger, 195, GA 61, 58-60. CL adernás Hogernanri, Forma1 Anzeige...»,
imento de Hidcgger que se refleja c1ararnenc en el JnÑre \Tatorp. Ya en e cit., 1. Cf. también, Börsig-Hover 1989. En el ¡nforme dc 1922 se advierte, no obs-
de 1921-2.2 Heidegger habfa ericontrdo el hilo conductor de su pnsi1rnientO: ]a pre- tante, la dirancia que todavía separah a aquel pensador dcl autor dc Ser y tiempo
gunta al Da?in huniano por si carácter de ser, el objeto auténtico y definitivo dc a para quien lo centr1 es la ucstión del scr en el que l analítica dei Dasth reviste
.

investigación filosófica. Heidegger entendía que 1 sentido de] ser es lo fi1oóflco ya un carácter preparatorio.

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H[MIENEUTICA DE LA VIDA HLUIANA INDICACIÓN DE LA SITUACIÓN HERMENEUTICA

Pero de Io que específicamente se trata a continuación es de lo De este fliodo alcanza su objetìvo el candidato a la plaza de filo-
grar una aproximación más explícita ai carácter de ser dei Dasein fác- sofía de Isdarburgo: mostrar la necesidad de una vuelta a Aristóteles.
tico y a sus estructuras fundamentales. Tras lograrlo será posib'e
abordar directamente el objetivo perseguido por Heidegger: mostrar 2. i . Las coordenadas de la interpretación
hi necesidad de realizar interpretaciones históricas sobre Aristóteles.
En el tratamiento de Ea primera de las coordenadas de la interpreta-
cion el punto de níra (Biickstat,d) no se ha mantenido el orden
2. Necesidad de volver a Aristóteles expositivo seguido por Heidegger. El la trata cuando, al querer deti-
riir la índole de la investgacóu filosófica, comienza caracterizando el
Esta es la cuestión que resta por abordar con relación a la primera objeto de la filosofía. Sin embargo, aquí se ha considerado necesario
parte del Inforine Natorp: por qué es necesaria la vuelta al Estagiri- atender directamente a la cuestión de la filosofía como bermenéuti-
ta. Un asunto decisivo puesto que, en último extremo, todo el tra- ca [eioneno1ógica de la /ctìcídcici por considerar quc su relevancia
bajo desarrollado hasta ahora en el Inforne Ntop se orienta a jus- y complejidad requerían un estudio separado Además, al hacerlo así
tificarla. Como ya se ha mostrado, Heidegger entiende que para se logra analizar en su unidad y sistemáticamente Jas coordenadas de
afrontar con toda radicalidad & prob'ema de la facticidad es preci- la interpretacJóii. En cualquier caso, es algo que no afecta a la sus-
SQ dirigir la mirada hacia la historia y en particular hacia Aristóteles. tancia de lo dicho por Heidegger. En efecto, la caracterización de las
La razón última de esta exigencia la ha expuesto cuando, en su in estructuras de la vìda fáctica (eri particular el estar interpretado lAus-
dicación formal de Jas estructuras fundamentales de la vida fáctica, gelegtbeitJ y la tendeicia a la caída [Verfailenstendenz]) se estudian
ha reconocido en ella la tendencia a la ccída (Ver/illenstei zdenz) y el antes de analizar la dirección y el horizonte de la mirada (Blickrich-
estar interpretado c4usgelegtheit). Y puesto que también la hernie- tung y Sichtweite).
néutica fenomenológica se mueve en una interpretación, el único Como se verá enseguida, tras desplegar las estructuras funda-
acceso originario posible al Dasein ha de pasar por el análisis de la mentales de la \rjda fáctica y la definicíón de la filosofía como her-
situación hermenéutica y consecuentemente, Conio también s ha nenéutica fenomenológica de la facticidad, Heidegger da por con-
apuntado, por la destrucción. cluido lo relativo al pflfltí) de niira (Biíckstand) (IN 18).
Para llevar a cabo sii propósito Heidegger se atiene a las coorde- En relación a la orientación de la mirada, su configuración está
iiadas de la interpretación establecidas aL comienzo dc su manuscri- motivada desde e1 reconocimiento de que la vida fáctica y con ella
to. A su vez, dentro de ellas analiza las correspondientes a la situa- la i7er ...ieéutica de la facticidad se encuentran en uii estar inter-
ción. Así se desv&an los presupuestos y concepti.alizaciones previas pretado (4.sge/egtheit). De aquí se sigue, por una parte, la orien-
(Vorhabe y Vorgrìffe) en que Ja vida fáctica ha sido situada; se puede tación de la filosofía hacia Aristóteles, de cuya ontología y lógica
acceder al fenómeno que en el pasado constituyó el origen y punto continúa nutriéndose el pensamiento occidental. Por otra parte, el
de partida de la experiencia fundamental y se puede determinar si estar i; zteipretado, decide la actitud hacia la historia: su auténtica
efectivamente hubo o no una experiencia radical del ser del Dasein apropiación pasa por el camino LIC la destrucción. Esta será la que
humano. Así es como la investigación sigue adelante. La determina- permita ci descubrimiento de la experiencia originaria (Grunder-
dón indkaciva del presupuesto y de] concepto preìio, dentro de la ¡ab....íng)
investigación sobre Ja orientación de la ,nirada (Blickrichtung), es lo A] comienzo del manuscrito su autor ha indicado que el proble-
que proporciona a Heidegger la orientación de los pasos sucesivos ma de la facticidad (Biickstand) y la orientación hacia Aristóteles
de su in\restigación: hacia Aristóteles, y cori él también hacia la teo- (Biickrichtz..n) detcrrninan el horion.te de la (Sichti.teite). La
logIa cristiana occidental. A su vez la búsqueda en Anstóteles del pregunta que dentro de él habrá que formular es: ¿cuál es el senti-
presupuesto y dei concepto previo es lo que le permite hallar en la do de ser de La interpretación aristotélica de la vida fáctica? o dicho
expedencia dei Inoviniiento (Bewegung), recogida en la Física, el f e- de otra manera: en qué p7esuposición (Vorhabe) dei ser se encuen-
nómeno originario que dio lugar a su ontología y a su lógica. tra situada la vida fáctica?

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HFRMNEUTPCA DE LA VIDA HUMANA
INUrCAIÖN DE LA SITUACIÓN HERMENÉUTICA

7. 1. 1 . EI punto de i nita (Biickstand)


Heidegger adara que la dindmica (Bewegtheit) dei cuidado
Para definir la filosofía y determinar su objeto, la hermenéutica fe- (Sorge) tiene el carácter dei trato (Ui1gang), de a reladôn de la vida
nonietwiágíca ha de seguir, cotiio ya se lia visto, la vía de la íudica fáctica cors su inundo; más aun, de ser relación con su mundo. Una
cíán formal (formal Anzeige). Y por este medio se ha apuntado va relación qe no es teórica sino práctica y que se manifiesta en ei pro-
el objeto de la filosofía: el Dasein humano en cuanto qie interro- curar (Besorgen)3°, en el que se muestra una pluralidad de fornas de
gado por SL1 carácter de ser. Una indicación que reclama el que a le) la realización (Weisen des VoIlziígs) y del estar referido al con qué dei
largo de la investigaci(m se logre una caracterízación más concreta trato (aufdas \X7úniit de U7nga7gs): el trabajar en, el dejar listo, el
dc la problemática filosófíca. Pero, Conio Heidegger lo entiende, en producir a partir de, etc. Lo objetivo está ahí como significado de un
la indicación de la situación ber?nenéutica las estructuras dei objeto modo y de otro. El mundo no sale al encuentro (begegizet) como oh-
tiida fáctica (fiktiches Lehen) no deben ser señaladas concretamen.- jeto de contempiadón teórica, corno un conjunto de cualidades dis-
te. La enumeración, que es también formai indicadora (for? flat an- persas, sino que comparece en e1 carácter de la significth'dd (Be-
zeigend), de los elementos constitutivos de la factiddad más impor- (i(t.(tsaikeit).
tantes bastard para entender lo que es mencionado con este término Pero la vida fáctica tiene una origìnaria tendencia a la caída
(INS). ( rfaiienstendenz)31. Se trata de una dinámica característica del
EI objetivo que se persigue con la siguiente re1aciói es bien con- cuidado (Sorge) y rio de un mero acontecer objetivo. Por lo tanto ha
creto: una aproximación mis definida a lo que Heidegger entiende de ser entendida como un cómo intencional (intentionales Wie) (IN
por vida fáctica y a sus estructLlras fundamentales, porque así es 9). Pues bien, por la tendencia a la caída el trato cuidadoso (sor-
COIT1O queda perfilado el punto de ni (Bflckstand). Por eso, tam geiide iiingang) tiene la posibilidad y la dìsposicióri a abandonar su
bién para nuestro propósito, liabri d bastar una escueta exposición orientación al mundo y a su trato con él de manera práctica e in-
de esos caracteres del Daseiz huiìiano. Se trata, en primer lugar, de mediata. Esto es lo que explica que la circiinspccción (Umsicht)32 se
mostrar la radicalidad con que Heidegger entiende el cuidado (Sor- restrinja a un puro ver, a la curiosidad (Neugier), y que el mundo ya
ge: dei latín, curare) como sentido /undameFta1 de Li acth'idad de la no aparezca como un con qué dei trato (Womit des Umgangs), sino
vjjj fáctíca27. Una estructura con la que Heidegger quiere superar como objeto de visión (Hinsicht), de contemplación y de ciencia. Así
definitivamente cl primado unilateral de. la teoría y que supone una es como, en opinión de Heidegger, la teoría cobra la primacía y el
profunda transformación y crítica de la intencionalidad husserlia- cuidado se transforma en un detenerse en la contemplación de los
na2. En el cuidado, ÇUC es Un estar referido a (bezogensein auf) (IN ()bjctOS precisamente en cuanto que objetos (IN 7-S).
17), el Dasein no comparece como sujeto sino como pura referen- Heidegger se refiere al estar interpretado (Ausgelegtbeit) en el
cia, como el cuidadoso e intencional estar oci.pado en algo (A.îssein que siempre se j-nueve La vida fáctica, cuando está mostrando el ori-
aufetz.as)29. En dicha referencia se encuentra ya el hacia qué (Wo- gen de la teoría. Fácticarnente el estar interpretado es aquel estado
rauf) de] cuidado de la vida; se trata de! mundo correspondiente que en que la 'ida misma se encuentra y en el que está determinado el
e5tL ahí conio ya siempre adoptado por e] cuidado. Así, constituye modo en que se toma a sí rnima en el cuidado. La circunspección
la expresión ms ajustada de Ea comprensión hedeggeriana de la in- ( Linisicht) sitúa al inundo eri unas referencias concretas en las que Ja
tenciona]ídad. ELI el Infornie Natoip las restantes estructLlras de la
vida fáctica encuentran desde ella y enraizadas en ella su sentido y 3O Es tematizado por vez primera, para expresar la actualización dei cuidado
su lugar. en Heidegger, 195, GA L 91. Cf. Kisiel, 1993, 493.
3'L Aparece por vez prìmera como Rui7nz (de Ruin, dcstrucción, ruina) en
27. Heidegger, 1985, GA 61. 90.. 1ara Uil estudio dc la noción dc cuidado (Sor- Heidegger, 1985, GA 61, 91, pera Cn el informe NTatorp se transforma ya en
ge) y su evoludón se puede consultar. Cetliinann, 1986-1987. lI?'?2stefldenZ tendewia a la caída. Cf. Kisici, 1993, 507.
2. A e.tc respecto cL Ma.sullo, 1989. 32. La circunspección es utìLìzda por Heidegger por vez primera en & /n/orme
29. Heideggcr se refiere pur vez prìmra en este ffhu)uSCritO de 1922 aI Azssein Natorp en contraste con t'isidi (Hinsicht). Cf Kisiel, 1993, .506. Hinsicht gnifica vi-
auJ para cspecificar la direccionaHdad nvueIra en cl cuidado (Sorge). sión, contemp]acìón e inspección, lo que e.s propo dei conocimiento teórico. Procc-
de dc hinsehen: mirar a.

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ERMENEUTJCA DE LA VI HUMANA INDICACIÓN DF LA SITUACIÓN HERFIENEUTICA

\,rjd fáctica, llevada por la costumbre, se sumerge cada 'vez más. En del informe Natorp ha mostrado también quei por su tendencia a ici
dicho estar interpretado se encuentra definìdo e sentido dei ser de ici caída, la vida vive generalmente en io inautéi itiCo (im UteigetI-
vida (Sinn von Lebensdasein), ei como qué (Als ttas) y el cóno (Wie) chen), pues asume lo que le ha sido entregado sin conservar su sen-
en los que el hombre se mantiene a sí mismo en su propia presupo- tido originario de forma que t:ainbién su propia interpretación es
sicion (Vorhabe) (IN 8). afectada por esa caída:
En hi tendencia c ici caída se encuentra la razón de que., siendo
la vida fáctica algo propio de cada uno, no sea generalmente vivida Todo trato y toda circunspcciófl de la vida fáctica es afcctada por
así sirio que, por el contrario, se mueva en la media7zíc (Durchschnit- esa c1da, y no en último lugar su propio acto de interpretación se-
tlichkeit)33 característica de a opinión pública (Offentiichkeit), la dei gún la presuposición y la pfecoflCepciófl. En esa dinámica de la fac-
entorno, a de la corriente dominante, dei «como tos otros». Eaton- ticidad se encuentra también la filosofía en la forma (IC SU preguntar
ces e! se (das Man) es lo que vive la propia vida: «se procura», «se ve», y encontrar rcspuesta puesto que es tan sólo la interpretación ex-
«se juzga», «se pregunta:». Así la vida fáctica es vivida por el nadie plícita de la rjda fáctica (IN' 1$).
( Nien tand). En el mundo Ja vida se oculta a sí misma. Sin embargo,
la forma niás aguda de] modo en que se realiza esa tendencia a la caí- La presuposición, que es lo que proporciona al Dascii z una coin-
da es la manera en que la vida fáctica se relaciona con la muerte. prensión primera y preteórica, inobjetiva, queda configurada por
Éstas son formas en que [a vida fáctica huye de sí misma, pero una tradición que no es apropiada origìrariarnente. Pero desde tal
Heidegger insiste en que también entonces es ella misma io que si- inautenticidad se fija el conzo qué seg(in el cual el hombre se entien-
gue constituyéndose en su objeto. E movimiento contrario, que es de a sí mismo. También Ia filosofía, en cuanto interpretación expilci-
preocupación (Bekümmerung) para que Ja vida no se pierda, es la ta de la \rida fáctica, se encuentra en una determinada interpretación
ex i sten C a (Existenz). que le ha sido entregada. Por ello, va a ser precisamente lo <eviden
te» de esa interpretación lo que no va a ser discutido, lo que, de for-
2. 1 . 2. La orientación de la mirada (Blickrichtung) rna inauténtica, sin apropiación expresa de sus orígenes conservará
la fuerza dominante que dirigirá el cuestionar posterior.
La investigación acerca de la orientación de la mirada gira en torno Pues bien, a juicio ck Heidegger, a filosofía de la situación ac-
a la cuestión de Ja interpretación. En la orientación de la niirada lia tuai continúa recurriendo a una iiiauténtica conceptualidad en las
dicho Heidegger, se determina el como qié A1s was) en el que el ob- estribaciones de experiencias fundamentales que conformaron la ti-
jeto de la investigación debe ca griega sobre todo, la idea cristialla del hombre y del Dasein Iiu-
ser tomado preconceptualmente (vor- mano Sin embargo, a pesar de todas las alteraciones sufridas a lo
gri[/lich) y el hacia qué (Worufhin) debe ser interpretado. Por ello
se ha de descubrir, en primer lugar, a presuposicìó largo de la historia, todavía se advierte, en parte, sii sentido origina-
y la preconcep- rio Aunque Ja tradición se revela nìciairnente conio un obstáculo, su
ció,.z (%'orhabe y Vorgriff).
A juicio deHeidegger, en la idea de facticidad se contiene que auténtica apropiación puede proporcionar la orientación previa \rli
da que haga posible el acceso a los fenómenos y así una adecuada in-
sólo la correspondiente y auténtica, la dei propio tiempo y genera-
cioll, se puede constituir en el objeto genuino de terpretación de la vida5.
investigación. Y en- En esto consiste la tarea de la bernenéutica fenc»nenológica de
tiende además que, puesto que la vida fáctica se mueve en cada mo- .

mento en un estar interpretado AusgeItheit)34, no hay facticidad sin la tcicticidad I-ia de desvelar la interpretación dominante según sus
interpretación y, por tanto, sin situación hernenéutica. Pero e autor motivos oCUltOS y ha de proceder a una destrucción que conduzca la
explicación a los orígenes. Así, dicha explicación pondrá de mani-
T5rmino usado por vez primera en el IN. Cf, IKisiel, 1993, 494. fiesto las estructuras lógicas y ontológicas principales, atendiendo a
Noción introducida par vz primera en el manuscrito de 1922 pari exprc- los puntos de inflexión decisivos eu la historia de a antropología oc-
Sar la interpretación d& inundo qu nos ha sido transmitida mednte los hábitos dc
la circunspccj6n (Unsìht). En Heidegger, 1988, GA 63 es asociada a 1 interpreta- Para io re]ativo a las nociones de orietackn ..'d1ida y de orientación previa,
ciófl cctidina promovida por el fldi.? (N/emand). Cf, Kisic], 1993, 492.
cf. Rodríguez, 1997. 118-132

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HEENUTICA DE LA VIDA HUMANA PNtflCACIÒN DE LA STUACÖN HR1 ENEUTIcA

cidental. De este modo, en la medida en que la investigación fílosó- rrogada acerca de su carácter de ser. De acuerdo con la segunda se
fica ha comprendido el tipo de objeto y de ser de su temático hacia ha de dirigir la mirada hacia Aristóteles. Así es como queda confi-
qué (Wrauf) es COflocirniento histórico. Un conocimiento que en- gurado el horizonte de la tnirada.
tiende esa destrucción COnio el auténtico carniiio en e! que el pre- Por lo tanto Jas preguntas directivas han de ser ahora las si-
sente se ha de eflcontrar a sí mismo en sus propias actividades fun- guientes: 1. ¿Desde qué objetividad de qué carácter de ser es expe-
danentates (Grundbeu.:cgtheite, z). La crítica que surja de ahí no sólo rimentado e interpretado el ser hombre, e ser de la vida? 2. ¿Cuíl
será rá1jda para el hecho de encontrarnos en una tradición sino para es el ser de] Dasein en el que la interpretación de la vida sitúa de
e] cómo (Wie) nos elicontrarnos en ella (IN 2O1)36. antemano al objeto hombre? En qué presuposición ciel ser (Sei1s-
Pero esta tarea, puesto que nos encontrarnos inmersos en la con- v.rhabe) se sitúa una tal objetividad? 3. ¿Cómo es explicitado con-
ccptiiaiidad griega, sólo se puede llevar a cabo si se hace disponible ceptualrnente (begrifflicb) ese ser del hombre?, ¿cuál es la base fe-
una interpretación de la filosofía aristotélica orientada desde el pro- noinénica para la explicación Y qué Categorías de ser surgen como
h]ema de la facticidad. EStO CS, desde una radical antropología fe- explicativas de lo que es visto así? 4. EI sentido dei ser que, en úI-
nomenolégica (IN 23-4). En La Física, Aristóteles alcanza un punto timo extremo, caracteriza el ser de Ia vida humana ¿es fruto genui-
dc partida fundamental desde el que desarrolla su ontología y su 16- no de una experiencia fundamenta] pura de ese objeto y dc su ser
gica. Ambas impregnan la historia d la antropología filosófica. Pues o la vida humana es considerada como un ente inespecífico dentro
bien, el fenómeno central que es objeto de la Física aristotélica es el de un ámbito más amplio de ser? 5. En definitiva, ¿qué significa ser
ente en cl cómo de su ser en movin iiento (Bewegtsei, is) (IN 24). para Aristóteles?, ¿cúnio es accesible., aprehensihie y determinable?
Eri definitiva, la situacIón d la interpretación, el como qué (Ais (IN 25-6).
was) es interpretado e] Dasein humano, acaba conduciendo a Ans- Como se puede apreciar, sc trata en todos Io CaSOS de cuestiones
tóteles a sii lógica y ontología particularmente a la experiencia relativas a la presi.íposición, a la precc)ncepciön, a la interpretación
fundamenta! del movimiento (Bewegung) que, a juicio de Heidegger, (Auslegung) y a la posibilidad de una auténtica experiencia c;riginarta
las confìgurá. Por eso, además de descubrir la actitud fundamental (Gruzderfahrung). Porque dei descubrimiento de las oordcnadas
(Grundhaltung) hacia Ia historiai se descubre la necesidad de dirigir interpretativas operantes en Aristóteles depende su experiencia fun-
la rnrada hacia Aristóteles. Así queda configurada la segunda de las dameutal.
coordenadas de la interpretación: la orientación de la niirada (Blick- Lo que, en definitiva, quiere descubrir Heidegger es si hubo reaI
richtiung). Resta, por último, analizar la tercera. niente una experiencia QTig?ira de] Dasein humano o si, por el con-
trario, como é cree, no hubo tal y lo que decidió a comprensión
2. 1 .3. El horizonte de la i -urada (Sicbtu..eite) por tanto, la itterpretaci6n fue ajeno a ésta. Porque la definitiva ex-
periencia del not.iniento (Beuiegung) no es adecuada para b inves-
A] comienzo dei lnfor?ne su autor ha declarado que con el pu to de tigaciéli filosófica de la tacticidad3".
7níra (Blickstand) y la orientaGión de la nirada (B/ickrichtung) se Para abordar estas cuestiones, Heidegger comiciiza t()lflandU eri
conforma el tercer repecto; un delimitado horizonte de 1 consideración el campo de objetos desde el que, a su parecer, surge
( Sichtweite) dcniro de] cual se mueve la correspondiente pretensión el sentido originario del ser: el ámbito de lo producido. Por tanto,
de objctivdad de la interpretaci6n (IN 1). Añade ahora además que
toda investigación debe aclarar su objeto temático según el pio to de 37. Tras la asepsia cxpostiva y la admiración que Hcidcggcr dca notar por e!
nir y la orientación de la nircda. Según la primera de Jas coorde- pensamiento de \ristóte1es se advierte, no obstante, la críic que no es, sin ernh'ar-
nadas, el objeto de la f1osofía es la vida fáctica en cuanto que inte- go1 ciega y que deja entrever lo que de valioso y fecundo encuentra el autor dei In.-
forme Natorp en Aristótels En los cursos posteriores, Heidegger continuarí dedi-
36. A continuación Heidegger pasa a desarrollar a'gunos momentos centrales de cándose al Estagirica y elaborando su prcdunda crírica a la metifísica occidental. Pero
la Hiosofla c:ccidental (asunto en & que no podernos entrar ahora), haciendo hinca- \r 1cu! se pueden encontrar las raíces y los motivi:s que le impL11sron a 1 destriic-
pié cn la herencia aristotélica y en la particuhir confOrmación que, por prt de la teo- d6n Estos sc hiccn singuIarrriene exp1citos eri la segunda parte dei manuscrito de
logia catóflca .r lutcrana rec.ihó aquella fllosofí.;. Cf IN 21-23. la quc no ocuparemos .n los capítulos sigwentes.

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HERFIENEUTICA CE LA VIDA HUMANA INDICACIÓN E LA SITUACIÓNJ HERfr1ENUTICA

apunta el autor de hiforîne Ncrorp, no el ámbito de bs cosas consi- carrios a la génesis de la investigación es precisa, a juicio de Heideg-
deradas como objeto teórico. Por el contrario, el mundo que sale al ger, la interpretación (Interpretation) de Aietafísica I, 1 y 2. Ahora
encuentro n el trato que produce y que usa es el hac,a qué, hacia lo bien, a ciencia es sólo uno de los modos en que tiene lugar la custo-
que se orienta la originaria experiencia dei ser. Por ello, ser significa dia del ser en la verdad (Seìnsvent'abriing) por io que para poder
ser proditcido (Hergestelitsein) y en cuanto tali ser disponible (Verfug- comprender e interpretar las restantes formas de custodia (rwah-
barsein). Eri esta interpretación se contienen los elementos necesarios rung) es también necesaria la interpretación dei libro VI de la Etica a
para que en los años siguientes Heidegger llegue a una conclusión Nicóinaco. Só'o después y de acuerdo a su propósito inicial, Heídeg-
que todavía no aparece formulada explícitamente en el Inforne Na- ger se detendrá en la interpretación de FLcica T, 11, III 1-3 (IN 27-8).
toi-p: que ser significa presencia, Anwesenbeit. Pero, como ya he recordado, las interpretaciones mencionadas
Ahora bien., en cuanto que el ser es considerado desde la visión, hasta el m(.)nlento constituyen tan sólo la primera parte de sus in-
desde la contemplación va a ser inteipelado (angesprochen) según su \restigacofles sobre Aristóteles. La segunda, que Heidegger anuicia
apariencta (Aussehen, eí'dos). Y el aprehendr que contei np/a (hinse prácticamente al fina] de su Informe, tiene por objeto los libros III,
hende Erfassei i) se explicita en el interpelar y en ei hablar acerca de Iv, VI, VII, VIII, IX, X de la Metafìsica; el de ii ¡terpretatione y los
(A nsprechen y Besprechen): légein. El qué interpelado (angesprGcbene Analíticos.
Vas) y su apariencia (eldos) son, en cierta medida, lo mismo; esto su- El estudio o, en su caso, las referencias a estos pasajes ocupan la
pone que lo que es interpelado en e] Iógos es lo que se considera el segunda parte dei Inftirme Natoip de la que pasamos a ocuparnos a
auténtico ente. De este modo el légein custodia en la verdad (brigt zur continuación.
\Terwal7ru?zg) al ente en su carácter de ser de acuerdo a la apariencia
en la ousía. Pero w.îsi significa propiedad (die Habe). Así, lo que es
caracterizado como propiedad es el ser producido; en la producción
alcanza el objeto del trato su aspecto, su apariencia (IN 26). Y por
tanto, se podría continnar, el conocer teórico alcanza su primacía.
Lo que define e] tener previo, desde el que son extraídas las es-
triicturas ontológicas fundamentaks y COn ello los modos de intepe-
lar y determinar (Ansprechen y Bestimnzen) el objeto vida huniana, es
cl objeto dei trato en el cói no de sz.t ser í tterpelado (Umgangsgege
stand i,n Wie des Angesprochenseii is). Pns bien, el objeto originaría-
niente experimentado y en torno al cuai giró Ja iivestigación aristo-
télica es el que proporcionará e] posible acceso a la auténtica fuente
de motivación de su onto'ogía. Se trata de lo que es experimentado
y entendido bajo & carkter dei ser en moL'inientc (J3ewegtsein)) cii
cuyo qué (\X'zs) es dado de antemano algo as como .... ovimiento (Be-
u.'egu.ng) (tN 27).

La investigación sobre el 7novimientc (Bewegung) se encuentra


en la Fisica de Aristóteles y reclama, por las razones que se han ida
exponiendo a lo largo de este trabajo, una interpretación fenome-
nológica. Pero el autor de Infor,...e Natorp considera qie antes y
para poder llevarla a cabo es necesaria la comprensión del sentido
en ue e] Estairita entiende lo que es investigación (Forcbung) y rea-
lizació, de la investigación (Forschungsvolizug). A su vez, para acer-

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II

INTERPRETACIONES FE.NOME.NOL.Ó GICAS


SOBRE. ARISTÓTELES

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3

INTERPRETACiÓN DE LA PRUDENCIA
(Etica a Nicóniaco, VI)

i ' Propósito,, estructura y alcance de esta interpretación


Heidegger comienza sus interpretaciones con una puntualización re-
levante: va a dejar a un lado la problemática ética específica de] tra-
tado aristotélico. Lo que pretende mostrar es que las virtudes dia-
notícas constituyen las cinco formas diferentes de disponer sobre la
posibilidad de realización de la auténtica custodia del ser en la ver-
dad (echte Seinsverwthrung)1. En consecuencia le interesa destacar
que con la interpretación de los fenómenos que constituyen as di-
ferentes virtudes, se ofrece la posibilidad de determinar y delimitar
al ente en & cómo de su ser-aprehendido por lo tanto, en su ge-
numb carácter de ser (IN 79).
Así pues, Heidegger deja constancia desde el arrartque de su in-
terpretación de cuáles son sus intereses. Por una parte, sii investiga-
cion se sitúa dentro de Ia pregunta por el sentido dei ser de los entes.
Por otra parte, esta cuestión está directamente vinculada cori la de la
verdad que, a su vez, se alza ya conio ese genuino sentido dei seri
Aunque a lo largo del texto no hay ninguna referencia directa a
HusserL, las afirmaciones heideggerianas constituyen una toma de
postura frente a su maestro; concretamente, frente a la concepción de
la verdad contenida en las Im.'estìgaciones lógicas2. No se puede negar

1, Ver epfgraf 2.i. de este capítulo.


2. CL Volpi, :1989, 227, 229. Respecto a que Husserl admite una verdad no
predicativa y a su influencia en Heidegger y 1 crítica quc éste re1iza a su rnaesLro,
cf. inhi&n Volpi, I984 177. Además, Volpi, 1994a, 33.5.

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HERFIENEUTICA CE LA VIDA HUMANA INTERPRETACIÓN DE LA PRUDENCIA

que Heidcgger partiera de la concepción husserliana de la verdad, pero Pero, por lo qtie respecta en concreto al Informe Naíorp la crí-
tampoco que fue mucho iìiás allá de ella y que su crítica radical le iic- tica no llega todavía a explicitar abiertamente los dos últimos extre
vó a la COLW1CC1Ófl, ya conocida, de que antes de la teoría se encuen mos a los que se acaba de aludir. Por el momento., hay dos fenónie-
tra la actitud descubridora propia de la práxs y/o de la poíeis3. nos que polarizan por completo la atención de Heidegger a lo largo
Es en este contexto como lia señalado acertadamente Volpi, de todo su Infrme: el de la experiencia originaria dei ser como ser
donde hay que situar la incorporación de la filosofía prktica de producido y el del movimiento y su radicalizacìón ontológica por
Arist6teles. Está pues fuera de toda duda que el interés de Heicleg- parte de Aristóteles. Es evidente, no obstante, que la crítica a esa ra-
gcr no es ético sino ontológico. Y ello hasta el punto de que su pro- dicalización ontológica acaba conduciendo de manera necesaria a]
pósito ic lleva a operar una otnologización de las virtudes tradício redi azc de la metafisica presencialista.
nalmente denominadas dianoétcas4. A su vez, la ontologización a la Sin embargo, por el momento hemos de volver a] punto en que
que se está haciendo referencia exige liberar de cualquier condiclo- 1105 habíamos detenido: que el interés de Heidegger por la Etica a
namie.nto metafísico o antropológico a esas mismas vìrtudes y para Nícótnaco es estrictamente ontológico y que todo su empeño con-
ello «es necesario formular las determinaciones prácticas en trmi- Siste en \rincular las virtudes dianoéticas con la problemática onto-
nos de connotaciones ontolágicas'>5. Esto es así hasta el punto de kgica a la que se ha hecho referencia en !a primera parte de su in-
que el desarrollo de la ontología de la vida humana tiene su punto forme. Cori una singular traducción del texto aristotélico, Heidegger
de arranque mejor aún, su espejo en la episté?ne praktiké de recuerda cuáles son las cinco formas en las que el ser es custodiado
Aristóteles6. Ei estado actual de la investigación sobre Heidegger y, en la verdad:
ante todo, las publicaciones de las que actualmente disponemos no
dejan resquicios para la duda a este respecto. Seau por tanto establecidas en cinco las formas en que el alma cus-
El aspirante a la plaza de Marburgo desarrolla paularinaniente la todia en ]a verdad y toma .al entc como desvelado y esto en la for-
convicción de que las determinaciones aristotélicas indican las acti- ma dc realización dcl explicitar que otorga y deniega, el proceder
cjecutivo-productor, cl deterniinar que contempla. predica y de-
tudes descubridoras fundamentales de la vida humana y se alzan así muestra, el hacerse cargo solícito (circunspección), el entender que
conio el primer análisis fenoL11enoógico del Dasein humano. A la ve propíamente, el aprehender puro [..]. Las virtucks de kis qu se
vez, entiende también que Aristóteles no llega a plantearse la cues- habla aquí son aquellas formas [...J en las que el a]ma, de acuerdo
tióLi de la unidad ontológica de fondo y que, en consecuencia, no cori su puro caricter de rcalización, proporciona principalmente al
llega a aferrar la constitución fundamental del Dasci; i como teim eiitc correspondiente como desoculto en la custodia originaria de la
poralidad origiiiara. Y ello porque Aristóteles, a su juicio, se mue- verdad (IN 29-3O).
ve en el horizonte de la metafísica de la presencia, que está ligada a
una concepción naturalista dei tiempo7. De entre las cinco formas de custodia del ser en la verdad, tres
( noûs, sophía y phrót2esis) van a ser inter,pretadas específicaiìente en
el apartado que Heidegger dedica a la Etica a Nicóniaco. La episté-
Cf. Volpi, 1994a, 342.
.La transformación mís evidente consiste en que se les confiere [a las virtu- 771e y en particular la sophía, recihirn un tratamiento específico en
des inrectuaIes] un carácter anto1ógco micntras que se excluye de eflas todo sentido el aparrado siguiente, el que está consagrado a los dos primeros ca-
óntico. Es decir. quc para Heidegger prâxis pcs;5 y heúría no indican tanro disposi- pitulos del libro I de la Metafísica y que será abordado en el capftu-
ciones o acciones particulares como mod1idades de ser dcl alnm humanan (Ibid., 346). lo 4 de este libro. Por Io que respecta a la téch? e, hay que subrayar
Thid., 361.
Cf. Ibid., 357, 359. Cf. Tarnbin, Volpi, 1939! 23O que Heidegger no se detieLle en Concreto en su interpretación. No
Cf \'o]pi 1994a 348. También del mismo autor, 194. 187 y 19x9, 231. obstante, es una posibilidad de custodia en la verdad que se mantie-
Sin ernh-argo Taminiaíix reprocha a Heidegger que no haya advertido la diferencia ne presente (de forma latente pero imperiosa) a lo 'argo de todas sus
existente entre la concepción ariStOtélica dei tiempo en La Física (único lugar donde interpretaciones por ser la forma en que el Dasein fáctico desvela
se encuentra explícitamente su doctrina) y la concepción dei tiempo presente cn el !i
bro TX de la Metafísica en donde Aristóteles descrihc 1 práxis corno aquella activi-
dad que incluye su propio fir'. Cf. Taminiaux, 19$9c, 166. . cf. Heidcgger, 1993b, GA 19, 21-22.

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HERN1ENEt.JTICA DE LA VIDA HUMANA
INTERP.ETACrÖN DF LA PRUDENCIA

primariamente al ente lEn efecto, a su juicio la relación pdmaria que La crítica heideggeriana coinienza desde el momento en que ad-
el Dasein mantiene con el mundo es poiética, productiva, de modo vierte que e] método seguido por Aristóteles para caracterizar la
que el sentido primario dei ser es el que se deriva del ser producido prudencia consiste en compararla y distinguirla respecto de los res-
Siendo esto así puede sorprender que el autor dei Inforne Natorp tantes hábitos (héxeis). Lo que hace en particular con referencia a la
no realice ningún análisis fenorneno1ógco respecto de la forma de sabiduría y, a juicio de Heidegger, no sin consecuencias de transcen-
desveliiniento que es la téchne. Esa tarea la abordará posteriormen- denca ontológica (IN 37).
te en e! Sofista. En efecto,, el ser de aquello con lo que la phrónesis tiene que ver
Por el momento hay algo que, al parecer, le resulta más apre- no es caracterizado positiva sino sólo formalmente corno lo que
miante y más decisivo a la vez. Mostrar que la forma de desvelarnien puede ser de otro modo. Una caracterización que se lleva a cabo
to adecuada para el fenómeno que es la vida fáctica no es otra que la contrastando de manera negativa aquella virtud con lo que Aristó-
epistéme praktiké. Esto explica que el núcleo de las investigaciones teJes considera que es «el ser propiameite dicho». A su vez dicha
heideggerianas sobre la Etica a Nicómaco lo constituya la interpreta- caracteriZación tiene su origen (como ya se ha anunciado al princi
cion de la prudencia. Es cierto no obstante, que para llegar hasta ella pio) eu una radicalización ontológica de la idea de los entes que se
Heidegger se ve en la necesidad de dar una serie de pasos previos. mueven. Unos entes que, a su vez, se explican desde un modelo
En primer lugar, considera imprescindible interpretar correcta- ejeniplar: el dei movimiento propio dei producir. De modo que ser
niente el sentido de alethés y aiétheia. Para lo que, a su vez, es pre- significa tanto como estar terminado acabado, haber llegado a su
ciso lograr una auténtica comprensión fenomenológica de] noûs y, fin (Ende) (TN 38).
con él, dei lógos (IN 30). Sólo entonces se encuentra Heidegger en Todo esto hace que la vida insma se vea como un proceso que
situación de abordar la interpretación de la prudencia. La razón de va transcurriendo y que se entienda que su posibilidad más alta es
esta necesidad estriba en que el ser humano es u.n ser dotado de io- a del aprehender puro; una actividad que se despliega en la sabidu-
gos y en que, por tanto, su desvelamiento se da siempre en la forma rfa, pero que no revela lo que es propio de la facticidad (IN 38). Por-
del interpelar y del hablar acerca dei ente; esto es, es siempre dis- que, en efecto, lo propio dei aprehender puro es que presupone el
cursivo. 'iÇ sin embargo, el noûs, última condición de posibilidad de abandono de toda actividad práctica y que es sólo contemplación.
toda verdad, es sin lógos (á;eu iógou), por lo que se hace necesario sill embargo, según Aristóteles e1 auténtico ser dei hombre sólo se
desentrañar la relación existente entre noûs y Iógos. Pero es quei, realiza mediante la aprehensión pura, mediante la permanencia en
además, por lo que respecta a los archal más radicales (los principios a contemplación de los archal de io que es siempre y necesaria-
primeros y lo singukir más extremo) el logos resulta inoperante. Su mente (IN 38).
desvelamiento Corresponde estrictamente a nOÛS. Una observación Lo que todo esto significa, en definitiva, es que Ja estructura on-
que Heidegger quiere destacar para mostrar que el lógos, frente a la tOlágica del ser del hombre va a ser comprendida desde una onto
tradición, no es el lugar prirnaro y natural de la verdad. logia dei ente en el cómo de una acdvidad concreta y desde la radi-
Pero éste no es el objetivo principal de las interpretaciones aco- calizacián onto'ógica de dicha actividad. O o que es lo mismo, esto
metidas en el lnforne Natorp. Como se acaba de señalar su interés supone que la estructura ontológica dei ser del hombre no va a ser
se centra en el análisis de la prudencia. AI realizarlo se pone de ma- comprendida ni originaria ni adecuadamente.
nifiesto la actitud esencialmente crítica que Heidegger mantiene res- Como Heidegger dirá de modo mís explícito en el semestre de
pecto de Aristóteles. Aunque eu su lectura dei libro VI de la Etica a invierno de 1924-1925, en la lucha por la primacía entre la sahidu-
Nicófrnaco valora muy positivamente la adecuada caracterización y ría y la prudencia, Aristóteles acaba cediendo ante ha sophía, atraído
comprensión fenomenológica que de la phrónesis muestra tener por lo que es siempre y necesariamente. Pero por el momento bas-
Aristóteles, detecta también las graves insuficiencias de las que ado- tará con poner de relieve que', al menos de algún modo, Heidegger
lece., a su juicio, la versión aristotélica de la pnidencia. Son éstas las se siente defraudado por Aristóte?es precisamente porque habiéndo-
que ahora nos interesa destacar dado que el propósito de Heidegger se aproximado tanto al fenómeno de la vida humana no fue capaz
no es precisamente exegético ni historiográfico. de extraer sus últimas consecuencias. Algo particularmente
grave si

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INTRPRETACIÖN DE LA PRUDENCIA
I-IERMENUTICA DE LA VIDA HUMANA

trarse en los planteamientos y presupuestos de Aristóteles. Es nece-


recordarnos que su pensamknto rnarcó la pauta y configuró las ca- sano, sin duda, saber qué debernos entender por aiétheia y además,
tegorías fiìosóficas de occidente. es también necesario comprender cómo se reladona el noûs con el
Estas reflexiones críticas constituyen el tek5n de fondo en el que resto de las disposiciones intelectuales, que son siempre metà iógou.
VI de
se inscriben as interpretaciones heidegerianas sobre eJ libro
la Etica a Nicón.aco y el hilo conductor que Jas dirige. Porque, eri 2.1. Alétlieía
c1cfinitíra el trabajo que aquí lleva a aho su autor tiene un dob'e
objetivo. Por una parte se orienta a mostrar lo que se acaba de sin- Habitualmente, en castellano el térnhíno que traduce aiétheìa es ver-
tetizar en os párrafos antenores. Por otra, persigue, precisamente a dad. Un término que encontramos con frecuencia en los textos de
través de la destruccìón, la elaboración de una ontología fundamen- Heidegger. En concreto, en el Infcrme Natorp, utiliza la expresión
tal que tenga su arranque en una adecuada comprensión de la di- Seinsverwahrung para rerter aiétheia ai alemán y referirse a lo que,
mensión ontológica de aquella aléthela praktiké. Se trata, verdaUe- de manera más genérica podríamos denominar, con Heidegger, las
ramente de una reapropiación que rendirá su fruto maduro en la diferentes formas de desvelamiento del ser. Se trata de una expíe-
onto1oga fundamental de Ser y tieinpo. Sión que ofrece algunas dificultades de comprensión y, ante todo,
de traducción y c'ue, por otra parte, su creador abandonará pron-
to. Ya en el Sofista utiliza una expresíón que nos resulta más fami-
2. Interpretación fenomeizolágica de alétheía y noûs ijar. Erschliessung; en el sentido general de apertura, desvelamiento
En cuaiquier CaSO, está claro que Heidegger entiende las virtudes
Además de las razones que ya se han apuntado, nada tiene de partì- dianoéticas corno las cinco posibilidades de desvelamiento.
cuar el interés que Heidegger muestra por lograr una ìnterpretación Ahora, puesto qiie estamos esrudiando el Informe Natorp y en
fenomenológica de la alétheia, si se tiene en cuenta que en el libro particular la interpretaci6n de la a/étheia, conviene aclarar en lo posi-
VI de hi Etica a Nicónaco Lo que se estudia son las disposìciones por ble qué pretende Heidegger al usar la expresión Seinsveriahrung.
medio de las cuales el alma alcanza principalmente la verdad. Y otro Ante todo porque cualquier intento de traducción parece resultar ar-
tanto se puede decir por lo que respecta al noús y en especial al ló- rificial e msuficiente. Inicialniente según una dudosa etimología ger-
gos, ya que Aristóteles se reficre explícitamente a las disposiciones mánca, como dice Kisiel, aletheúein significaría preservar (Ver'ah-
por las cuaks el alma posee la verdad cuando afirma o niega. El Es- ren), custodiar. Algo que también quedaría expresado mediante la
tagirita dice lo siguiente, ateniéndonos ahora a uiia traducción más héxis de Aristóteles que significaría igualmente un custodiar el inundo
convencional: del error. Porque en efecto, dado que la condición humana se arraiga
eri su lógon échon, existe la posibilidad del error1. Lo que está claro
La función de ambas partes inte1ectivs tciejitífica y razonadDra es, en cualquier caso es que Veruahrung significa custodia. rwahren
POL- tanto, la verdad; así pues, las disposiciones segan is cuales c-ada
de am- es, en efecto, guardar., proteger, poner a buen recaudo. Pero, además,
parte alcanza priwipa1?neflte ¡a Lerdad, esas son las
bis. Empecemos, pues, por el principio y volvamos a hablar de el1a. en el núcleo del término alemán se puede encontrar implícita la idea
Establezcamos que las disposiciones por las cuales el alma posee la de verdad e incluso de aprehensión: aonio es sabido \hr significa
verdad cuando afirma u niega algo son cinco., a saber, d arte, La cien- verdadero y Wthrbeit verdad. Por último es muy posh1e que, en el
cia, La prudencia, la sabiduría, c intelecto, pues uno puede engañar- Contexto de la interpretación heideggeriana, Wthr apele a otro signi-
se Con la suposición y con la opinióflU. ficado: ei contenido en \ihrnchn u.mg. Término que se puede tradu-
cir por aprehensión y que tiene una fuerte carga ferio inenológka.
Por lo tanto, podría parecer en un princìpio que cuando Hei- Así pues, y dentro de marco concreto de la interpretacián en la
degger aconiete la interpretación de aléthela y noûs se limita a aden- que nos estamos moviendo, Seinsi'erwahrhung podría significar algo

1.). Cf. Kisie!, 1993. 273rn


9. Etica a Nicóaco VI, t139b 11-17. Las cursivas son mías.

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I-IERMENUTICA D LA VIDA HUMANA
INTRPTACION DE LA PRUDENCIA

así como custodia dei ser en k verdad en el sentido de que el ser que En prrner lugar que la aísthesis, & aprehender sensible,
desvelan las diferentes virtudes dianoéticas es aprehendido; se da, verdadera en un sentido derivado sino prinario. Como dice no es
alcanza su carácter de verdadero y en definitiva, de Ser. Un carácter teles y a Heidegger le gusta recordar, «la percepción Aristó-
que, tal como lo entendía Heidegger entonces, no le pertenece al de 1os sensibles
propios es siempre verdadera»3. De hecho Ja falsedad sólo
ente por sí mismo, puesto que para ser verdadero ha de ser desvela- de dar donde hay lugar para la síntesis. «El se pue-
do. Es decir, desvelar el ser es tanto como custodiarlo. error, en efecto, tiene u-
gar Siempre en la composición: y es que al afirmar
Huelga insistir en que la traducción, que es más bien una pará- que lo blanco es
no-blanco se ha hecho entrar a lo no-bianco
frasis, no resu'ta plenamente satisfactoria. Quizá los comentarios en la composición.
Cabe, por lo demás, hablar igualmente de división
çlue se acaban de realizar contribuyan a hacerla más comprensible. »:I4. Esto es, allí donde el ente
en todos estos ca-
Si nos hemos detenido en la aclaración de esta expresión es por la no es captado en sí mismo sino que
lo es como esto y esto; es decir, en SL! carácter de
necesidad de realizar una lectura con sentido del texto que nos ocu CÓnIO Ais was Cha-
rkter). En este úftimo caso el aprehender
pa. Pero, sobre todo, porque puede contribuir a comprender qué es se da en el cómo del
aprender-con1 del tomar a'go conjuntamente. Y sólo
lo que Heidegger entendía bajo el fenómeno que nosotros denomi- en estas condi-
ciones puede conducir a error o engaño (IN 30-3 i).
jiamos habitualmente verdad. El fenómeno del que se ocupó de ma- Esto significai en definitiva, que el ser verdad dei lógos
nera exp'ícita en el biforme Natorp y de cuyas interpretaciones se tituye mediante un rodeo que pasa por la falsedad. Por se cons-
ofrece, a continuación, una breve síntesis. ye Heidegger que «la tendencia a representar el objeto eso conclu-
COL1O Heidegger dirá después en reiteradas ocasiones11, se atri-
(Als) es absolutamente fundamental
en el cómo
huye habitualmente a Aristóteles la doble tesis según la cual la ver- para la posibilidad dei pseûdos»
(IN 31). La verdad no está originariamente vinculada
dad es algo que tiene lugar en el juicio y que consiste en la adccua- al logos. Esto
es lo que a Heidegger le interesa destacar ahora. Y por
cián dei pensamiento con el c)beto. Se entiende a la vez (a menos da añadir que Aristáteles ve el estar o permanecer ocultoeso le agra-
así lo creía el autor dei informe Ntorp) que este concepto de ver- positivo; que, de hecho, verdad tiene como algo
dad es el fundamento de la deiominada teoría de la verdad-copia. etimológìcamente un carácter
privativo (a- iéthei) y se impone, por tanto, como una tarea,
Pero lo cierto es que en Aristóteles no hay ni huella de esta coin algo que se ha de conquistar (IN 31- 33). Como
prensión así comotanipoco deaquélla, según la cual el lógos era en-
El propósito que Heidegger persigue al insistir en
tendido como juicio de ralor (IN 30). Este es el uicio teriniliante sis es primariamente verdadera y en que Ía composiciónque a aísthe-
de Heidegger. y Ja división
son la condición específica de posibilidad de La falsedad,
Frente a esta concepción convencional de la verdad, el discípu- es mostrar
que la verdad no se da de manera primaria en el juicio. Que verdad
lo de Husserl opone su propia interpretación. Ya en la expresión que es ante todo, lo que su significado edmológico muestra.
utiliza para traducir alétheia (Verwahrung) se advierte el deseo de Por eso, en segundo lugar, Heidegger insiste
entender y caracterizar de un modo más adecuado e[ fenómeno que en que el lógos mis-
¡no ha de ser tomado según su carácter intencional. Lo
la palabra griega significa. Además, a ]o largo de su trabajo Heideg- que es apóphansis; esto es, un dejar que supone
ger realiza algunas precisiones que hoy son, por otra parte, bien co- aparecer al objeto desde él mis-
mo, De este modo, el légein proporciona al ente en sí mismo. Lö
nocid'as pero que encontraron en el manuscrito de 1922 unas de sus va ahora significa que
primeras formulaciones. Las tesis que se van a defender aqal, fun- que éste se muestra en su cono-qi.é desvelado
(A1s-wcs) (IN 32).
dadas en el De Anina aristotélico, son las siguientes: En tercer y último lugar, Heidegger afirma (frente
a algunas
Concepciones imperantes eri su tiempo) que, en definitiva, & ón hos
11. Cf. por ejemplo, Hcidgger, 1976. GA 2 1 1L7-8. También, Heidegger, alethés no es realmente un ser ni tampoco
i993h GA I9 82, Además, Heidegger 1993 un ámbito de ser o el ám.
i2. Así lo entendía Lotze a quien Heidegger critica en el curso que se acaba de bito de valor de los juicios verdaderos. Es el
ente mismo en el cómo
mencionar, Heidegger, 1976, GA 2L 62-SS. También en el Sofi$t2 S encuentra una
crítica aunque no desde luego ran exhausnva, a la coriccpción de la verdad como va
br; cf. Heidegger, 1993b, GA 19, 26.
:1 3 ,
De 4ni,na, Iii, 427b 12.
14. Ibid., 430b i-4.

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HERNIENEUTICA DE LA VIDA HUI'IANA INTERPRETACIÓN DE LA PRUDNCJA

dc su desvelado ser aprehendido. A su juicio esta interpretación de tal conìo destìno, e tI sentido en que se acaba de írdicar. No
obs-
la verdad e)iminaría muchos problemas creados de manera artificial tante, en la interpretación de 1922 sobre la alérheja y el lógos to
(IN 32-33). davía no se encuentra una dec!aracján
tan explícita romo la que
Enseguida tendremos que vove.r sobre esta comprensión de la acabamos de recoger. Algo que quiz.á se debiera a la
premura de su
verdad como propiedad dei ente en su ser aprehendido. Por el mo tr a b a c.
mento habremos de señalar que la caracterización de la aiétheia rea- Lo que sí encoiltrarnos en su manuscrito es una concepción de
lizada por Heidegger eri el Infornie Natorp tiene como objetivo des- la verdad de lOS entes que será afínada muy pronto, como
ya se lia
montar la comprensión tradicIonal de la verdad según la cual, en anunciado. Todavía en el Informe Nctorp, Heidegger
sostiene que Io
definitiva, ésta se limitaría a ser una propiedad de os juicios. Y en verdadero es & ente mismo en ei cómo de su ser aprehendido, des-
el semestre de invierno de 1924-1925 (cuaido Heidegger vuelve a \relado Pero ya en el Sofista queda constancia del giro
que sufre esta
acometer unas interpretaciones fenomenológicas sobre Aristóteles) Comprensión cuando su autor afirma taxativamente que la verdad es
expone con cierto detenimiento la que, a su entender, ha sido la his una determinación dei ser del Dasein humano. Que lo que, en deli-
toda de la lógica. Una historia que no es casual sitio que tiene su ori- nitiva, es verdad es el Dasein17. Esta es también la tesis
que Heideg-
gen en e mismo Dasein. Éste, en efecto, se mueve en la forma in- ger sostiene en el conocido parágrafo 44 de Ser y tie7npo. Lo mismo
mediata y cotidiana de conocer, en el lógos., y al caer (Verfalie z) en se puede encontrar en e] curso de 1927, Pmblen
¡as fundamentales
el mundo cae también en e legón2enon Pero al trarisforniarse el ló- de la fenomenología, donde Heidegger
sostiene que lo que propia-
gos en puro iegónenon el Dasefr ya no entiende que «en él mismo niente es rerdadero es el Dasein puesto que é es en la verdadJS
y eri su forma de ser se esconde e} problema»15. En Concreto, al dar comienzo a la «parte introductoria» dei So-
Así es, la primera forma que tiene el Dasein humano de desve- f ista, Heidegger dice que la aiétheia es uiia determinación dei ente
lar es hablar acerca de las cosas porque el lógos es e] que adopta pri- en la iìiedida en que éste sale al encuentro. Pero no pertenece al ente
iiiariameflte La función de desvelar. Pero, puesto que ese lógos es conio si éste no pudiera ser sin ei desocultamíento ya que la natu-
también comunicación, puede adoptar el sentido dei legómenc;n, lo raleza existe tainhìén alites de que sea descubierta. De modo
que Ja
que, como también se explica en Sein und Zeit, hace que en nuestra alétheja es uii particular carácter de ser dei ente que le corresponde
relación con los demás nos mantengamos en el ámbito de lo oído sin en la iìedida en que se encuentra en relación
tener ninguna experiencia orgínaria del ente de que se trata. Así es abrir que ejerce La circunspección en & ámbito adeUL1 nirarhacia, a un
los entes, al Dasein
corno las proposiciones llegan a ser autónomas y así es como el lé- humano, en definitiva. Por otra parte, Heidegger precisa
gem, adviertes adquiere independencia respecto de las cosas. De este que en la
medida en que ser y presencia se identifican hay
modo el Dasein se mantiene eri la palabrería (das Grcde) Y es pre- que admitir que lo
alethés también es en e! ói como un Carácter del ser mismo. Ahora
cisamente a este iógos al único al que se le rcconoce la verdad y la bien, e] abrft con rclación al cual es la iétheia es
l mismo un modo
falsedad. Por eso se entiende que nos planteemos preguntas tales de ser de] ente que es el Dasein
humano. Por Jo tanto y en definiti
como dónde se encuentra la verdad proposicional O cómo pueden va, aletheúei, - significa: ser-descubridor, sacar al mundo desde
su ce-
adecuarse las proposiciones a las cosas'6. rramiento y ocultamiei-ito9. Todo esto, opina Heidegger, se recoge
Ya en la primera parte del Inforne Natorp, Heidegger lia acudi- con acierto en la afirmación aristotélica: aletheúejn he psiché:
do a la VcrfaIienstendenz para exphcar cómo existe en el mismo Da-
sein una tendencia que explica que suceda, como destino, lo que en La rerdad es Ciertamente im carcrer dei ente eri Li rnedda
sale al enCuentro, pero en su sentido en que
realidad no pertenece a la esencia del ser humano o de las cosas. Sin auréntjco es, sin crnbargo un
embargo, a causa de dicha tendencia, tal acontecer es inevtahe. De determinación dei ser del mismo Dasein humano
[..j. El Dasein hu-
hecho, e! pensador de Messkirch entiende toda la filosofía occiden-
17. CI. Ibid., 23.
is. Cf Heidegger, 1993b, GA 19, 77 Is. Heidegger, 1975, GA 24, 317-320.
i16. Cf. ibid., 26-27. 9. cf. Heidegger, 1993b, GA 19, 17,

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HRMENEUTICA DE LA VIDA HUMANA INTEPRETACPN DE LA PRUDENCIA

mano es, por tanto, el que, en definitiva, es verdadero; es en la ver- Para realizar su exposición sobre el noemn Heidegger se apoya en
dad si traducirnos aliri,eia como verdad. Ser-verdadero, ser-en-la- tres conocidos textos de Aristóteles pertenecientes también al libro
verdad corno determinación dcl Dasein significa: tener a disposición, III dei tratado Acerca dei Ai? ta. En primer 'ugar, cita sumariamente
desoculto, al ente correspondiente con el que cl Dasein mantiene re-
aquel texto donde Adstóteles dice que existe un inte]eco que es ca-
i ación20.
paz de llegar a ser todas las cosas y otro que es capaz de hacerlas to-
das. Este último es semejante a una disposición habitual como, por
En consecuencia, el ser-descubierto es un efecto del Dasein.
ejemplo, la luz: «existe un intelecto que es capaz de llegar a ser to-
E.n el Informe que envió a Paul Natorp, Heidegger no se detuvo
das las cosas [. . .] a manera de una disposición habitual como, por
excesivamente en la exposición de si concepción de la verdad. Se
ejemplo, la luz»23 (IN 33).
trata, sin embargo, de una cuestión central en su pensamiento que,
como la relativa al sentido dei ser, nunca desapareció de su horizon- En segundo lugar, Heidegger recuerda aqu& texto de Aristóte-
les donde sostiene que mientras que la enunciacián predica algo de
te. Quizá por eso, consciente de haber realizado una presentación in-
suficiente dei fenómeno de la verdad, apuntó que para mostrarlo de un sujeto y es siempre, por tanto, verdadera o falsa, no ocurre IC)
mismo con todos los tipos de intelección sino que «cuando se inte-
forma adecuada sería preciso realizar (además de las interpretaciones
Lige qué es algo en cuanto a su esencia, la intelección es vcrdadera y
dei De Anin2.a) un análisis fenomenológico de los siguientes textos
aristotélicos: Metafísica, VI, 4 y \ 29; De A itina III, S ss; De Inter- no predica nada de ningún sujeto>24. Es, como le gusta recordar a
Heidegger, dneu Iógou; esto es, no adopta la modalidad de la predi-
pretatkme y, sobre todo, Metafísica IX, 10. Análisis que efectiva- cación; oi t katá tinos.
mente Heidegger acometió en los años posteriores, en especial du-
En tercer lugar, y con relación a Io que se acaba de decir, Hei-
rante el curso de 1925) Lógica. La pregunta por la verdad21.
degger trae a colación e] texto en el que Aristóteles afirnia que «la
intelección de los indivisibles tiene higar en aquellos objetos acerca
2.2. Noûs de los cuaIes no cabe el error» i ç (iN 33),
Por último, el aspirante a la plaza de Ìviarburgo recuerda el modo
Una vez precisadas las cuestiones que considera inexcusables con re-
lación a la verdad conio aléthela, esto es, como custodia dei ser en en que Aristóteles compara noûs y aísthesis insistiendo er que, dei
mismo modo cjue la sensibIlidad, también el noí2s se limita a pro-
la verdad, Heidegger puede acometer el segundo aspecto de la par-
porcionar simplemente el aspecto, el eîdcìs, de las cosas. Al hacerlo
te propedéutica que se ha fijado. Ha de intentar una comprensión
está parafraseando el conocido pasaje en e] que Aristóteles compara
fenomenoiógica dei noûs porque, corno él mismo ha dicho, la co-
el intelecto a la mano diciendo que: «el alma es comparable a Ja
rrecta interpretación deJ fenómeno de la verdad está indiscernib1e
mano, ya que la mano es instrumento de instrumentos y el intelecto
mente vinculada a ella. Sólo así será posible, a su juicio, entender de
Cs forma de formas así COflio el sentido es forma de las cualidades
manera adecuada la relación estructural de los fenómenos que cons-
sensib!es»26 (IN 34).
tituyen d objeto de su investigación.
Siguiendo siempre a Aristóteles, Heidegger entiende que el légein
es el modo en que el noeîn se realiza. En efecto, el oeîn no sería pro- del notg porque es el fenómeno que le çroporcion6 más dificultades (cf. Ibid., SS).
piamente una pO5JhilJdad dei Daseit humano que para conocer ha de En efecto, Io propio del noûs çs que su desvelamiento se dé sin lógos, puesto que é5te
recurrir al lenguaje, ha de interpelar a las cosas y ha de hablar acer- último es siempre un interpelar algo como algo y ha de ser entendido, por tanto,
ca de ellas. Por esto mismo (como se acaba de ver) el légei? es sIn- corno afirmación y ncgación. Pero aunque & noas como a1 no constituye una posi-
thesis y, por lo mismo, tarnbin diaíresis. En efecto, aquello en lo que bilidad dei Dsejr humano! 5m embargo, en la medida en que es caracterizado corno
un aprehender y caprar sí se puede dar en él. Aunque se tratarí siempre de noû-s in-
cabe la unión cabe, por lo mismo, la separación (IN 33)22 auténtico, ya que no será nunca un ver puro sino siempre dianoemn. CL Thìd, 59.
DAnirna,1II,43O IS,
20. ibid., 2.3. Ibid., 430b 27-8.
2.1. Cf. Thjd,, 127-195. Ibid., 430a 26,
22. En el Sofist2 Heidegger afìrma que, en general, Aristóteles dice poco acerca Ibid., 432 I-3.

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HERN1ENEUTICA LA VIDA F{UNIANA INTER.PRETACION DE LA PFUDENCIA

Con todo ello lo que Heidegger quiere mostrar es que el carác- Pero a Heidegger le interesa también, de forma muy particu1ar
ter básico del noemn es el aprehender; que el noûs es el aprehender mostrar cómo tiene que ver ese noûs que ha caracterizado fenome-
puro. 'Y que por lo mismo es., en términos absolutos, la condici6n de nológicamente CC)fl la sabiduría y la prudencia, dado que ambas
posibilidad de todo conodniento. Dicho con sus propios términos, Constituyen sus dos formas eminentes dc realización. De este modo
es la condición de posibilidad de todo desvelamiento, de cualquier se va abriendo paso., además, para la interpretación de estos dos úl-
førn de custodia del ser eri la verdad. Un asunto que se va a revdar timos fenómenos. Pues hien la explicación es sencilla, aunque an-
de gran iniportancia en su posterior interpretación de Ja phrónesis has sean discursivas (con logos), tienen que ver con lo extremo: ya
porque, a pesar de que Heidegger admite inequívocamente su carác- se trate de los primeros principios indemostrables o de lo más par-
ter discursivo, seña'a sn embargo que éste es posible porque hay an- tichar y contingente. Con relación a esto conviene teiler en cuenta
tes una intuición, alsihesis dirá, que es la que hace posible lo específi lo que dice el Estagirita en la Etica Nicómco:
Co de la prudencia: la plena captación de lo más extremo, del instante.
Pero cìñéndonos todavía a la interpretación de] ;wa.S, Heidegger El noûs tiene tanbién por objeto Io exirenw en anibas direcciones,
va a precisar que es lo que hace posible el hacia qué (Vorauf) de porque tanto de los 1uiites priwros cc»n.o de los ¿ltimos ha' int.íì-
cián (noûs) y no razcn2niento (1ógos) L intuición Cori respecto a las
cua'quier forma de trato, justamente porque es capaz, corno acaba- demostraciones es de los Iniites inLnurahlcs y prìrneros, ' la de las
mos de ver,, de ser todas ls cosas. Esto hay que entenderlo en el sen- cosas prácticas lo extremo, io contingente y la prenlisa menor. Eros
rido de que proporciona la posibilidad, el poder, de disponer sobre SOI-1, Cfl etecto, los principios (archai) de la causa final, ya quc es par-
chas; del mismo modo que lo hace la luz. Heidegger recuerda, ade- tiendcj de lo individual como se llega a lu universal. Así pues, dche-
más, que el nøû es enérgeta y que., Çomü tal, Io es siempre en una mos tener percepción sensible (aísthesis) de estos particulares, y ésta
de las formas concretas dei trato; es decir, en una de las diversas for Cs la intuición
mas dc desvelamiento de( ser, ya sea éste producción (técbne), ac-
cion (pbrónesis) o drterminación (epstéine)27. Y puesto que es o que Los límites inmutables y lo extremo y contingente, que son los ar
posibilita la visión puede ser caracterizado tambiii como lo que ilu- chal de la causa final (Wofür, la denomina Heidegger), constituyen los
mina el trato, siempre que se tenga en cuenta que esta iuminacián a objetos de intuicíón de noûs. Los primeros, cuando se trata de Ja sa-
la que se ha referido tiene el sentido de custodiar el ser en la verdad. bidiría; los segundos, en el caso de la prudencia. Una intuición sin la
E.n este contexto se entiende que Aristóteles afirme que e ois es, cual las dos formas de custodia dei ser en la verdad no serían posibles.
conio la mano, instrwnento de instrimentos porque, como dice Hei- En definitiva, la custodia en la verdad de los archal (Vonwoaus)
degger, sólo mediante el ws y en el nofls se hacen visibles los ohje es posible por el noûs. Sólo gracias a él llegan a ser disponibles en e]
tes; St51() Cfl é llegan a ser vistoS; se muestra su aspecto (IN 34). sentido de que llegan a ser (o pueden ser) desvelados. Algo que es
Además el autor del Informe Natorp quiere dest1ìcar Ja impos- imprescindible para que un campo de objetos (el que sea en cada
hi]idad del error e.0 el wûs. En efecto ya hemos visto que sii obje- caso) sea verdaderamente accesible. Esta posibilidad que abre el noûs
to es lo que se da sin iógos esto es, sin composición ni divisióii; lo es, por tanto, su mayor contribución; como se acaba de mostrar,
que no puede ser determinado de acuerdo con e1 carácter de conzo sus formas concretas de realización son sophía y phró? tesis (IN 34).
qué (Ais-t.vas Charakter); es decir, aquello que no puede ser apre-
hendido por su referencia a algo otro porque no es separable. Por Con estas escuetas precisiones Heidegger concluye su interpre-
este motivo no cabe en él Ja posbilidad de la falsedad. Una vez más tación de los dos fenómenos anunciados: alétheja r 7Q5, s4ás tar-
hay que insistir en que es alsihesis tis; en que se limita a proporcio- de, singularmente en el curso de ] .925, Logik. Die Frage nach der
rar el aspecto, el eldos, de un øhjeto (IN 34). Xihrhet, se extenderá coni mayor detalle en la CXpDslción de su in-
terpretación de lôgos y aiétheìa. También en e] Sofistas antes de dar
por concluida la parte introductoria, dedica un extenso epígrafe a
27. Los moviminto.s descuhrìdorc fundamentales del alma idcntificdos por
Aristóteles son puíei, prâxis ì' theoria. '' sus tres disposiciones corresponcJintes:
cIme, phrónesis y episténe. IN 34. 28. Etica a Njcóyn2c:o VI, 1143 35-h 1-5. Las cursivas son mías.

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HERN1ENE!JTICA DE LA VIDA kUMANA
INTERPRETACIÓN DE LA RUDEÑCIA

tratar las mismas cuestiones: la relación de lógos y noûs; la debatida


diferenciación entre iógos apophantikás y logos semantikós y la crí- que la prudencia es inadecuadamente caracterizada por compara-
tica a la teoría dei juicio como Jugar de la verdad29. Es más, en ese ción con la sabiduría.
curso Ja función dei noûs y su vinculación con el lógos restlta cen- Sìn embargo, antes de concluir la presentación conjunta de estas
tra! para a misma exposición Ie la naturaleza de la prudencia. Pero dos formas de custodia del ser en la verdad, Heidegger vuelve a des-
no sólo es central con relación a este objetivo. Es que, adeniás, le sir- tacar lo que ambas tienen en común: que se realizan metà iógou; es
re a. Heidegger para desterrar de una vez por todas la decir, mediante un pensamiento discursivo. Algo que es constitutivo
concepción se- de las dos puesto que, como vuelve a aclarar, forma parte de su fun-
gún la cual e! lugar propio de la verdad es el juicio.
Por el momento, en el Infornte Natorp todo su interés se orien- ción específica e! captar los archal, pero no como cosas en sí mís-
ta al análisis aristotélico de la prudencia. Asunto sobre el que ha- mas, sino en su más preciso y genuino sentido: conio archalfur (IN
brernos de reflexionar a continuación. 34-35). Esto es, el para qíé (\Vofür) es custodiado conio aquello que
tiene que ser determinado en el lógos. También en este caso nos en
contramos frente a una clarificación relevante, puesto que Heidegger
3. La prudencia, detcrninación ontológica dei Dasein particularmente por su vinculación con el fenónieno de la alé-
theia estaba interesado, como hemos podido advertir, en la carac-
De entre las cinco fornas en que el alma custodia al ente en Ia ver- terización fenomenológica del noús y del logos. Hay que tener en
dad ¡lay dos, ha advertido Heidegger, que van a ser interpretadas cuentas además, que este asunto es relevante para el análisis de la eu-
boul1i: que, como dice Heidegger, es la forma concreta de realiza-
por Aristóteles como las formas auténticas dc realización dei noûs,
ciel aprehender píro (reines Vernehnen): sphía, el ente? zder que ve ción dei légein que es inmanente a la phrónesis (IN 37). Su análisis
Io acomete por vez primera en el Sofista.
propiamente (eigentlich-sehendes 'irstehcn) y phrónesis , circunspec-
ción solícita (fsorgliches Sicliumsehen). Pues bien, la interpretación A Heidegger le interesa subrayar de modo muy especial que lo
va a partir dei análisis de estas dos virtudes dianoéticas para ceii- que la prudencia custodia en la verdad es a vida humana en cuanto
crarse enseguida en la prudencia y extraer las consecuencias ontoló- que se relaciona consigo misma; en cianto que su obrar es actuar so-
gicas que, a su juicio, estén implícitas en elia (IN 29). bre sí misma. Dicho con expresión heideggeriana, el eiite que cus-
En el espacio que dedica a la phrónesis, Heidegger todia la prudencia es el hacia qué dei trato (Woraufdes Umgangs) de
comienza la vida humana consigo misma y el cómo (Wie) de ese trato en su
subrayando lo que considera determinante: en la Etica a Nicó mc
CO, Aristóteles distingue la
propio ser. El trato al que Heidegger se refiere no es otra cosa que
sabiduría de la prudencia aduciendo que a prdxi como l iiismo aclara: «el actuar sobre sí mismo en el cómo
aquélla custodia en bi verdad el ente y su arché que es siempre
de la relación no productiva sino siempre, precisamente, de la rela-
y necesariamente. Por el contrario, la prud,iicia custodia en la ver-
dad al ente y su arché que no es ni siempre ni necesariamente. ción propia de Ia acción. Laphránesis es la clarificación dei trcto que
Una caracterización que, a juicio de Heidegger y conio se ha se- la vida va co-realizando en su ser» (IN 35).
flalado a principio de este capítulo, acarreará unas consecuencias La lectura de la Etica a Nicómaco que Heidegger realiza no Je per-
nefastas para la onto]oÍa y la lógica occidentales porque el Esta mite entender de otro modo Ja prudenda. Aristóteles es muy explíci-
girita acabaría otorgando la primacía a la sabiduría de manera in- to a este respecto: «En efecto, parece propio dei hombre prudente el
COndicona .
ser capaz de deliberar rectamente sobre lo que es bueno y convenien-
Por lo que respecta a la sabiduría todo io que dice Heidegger en te para sí mis»o, no en z.m setido parcial sino para vivir bien en ge-
el Informe Natorp se resume prácticamente en el párrafo nera!»30. Y también: «Se llama prudente al que puede examinar bien
anterior. Io que se refiere a síinismo) y eso es lo que se confiará a ese hombre»31.
Sabemos que no le interesa & análisis fenomenológico de esta virtud
por sí misma, sino tan sólo en la medida en que sirve para mostrar
Êticaa Nicórnaco VI, 114O 25-28. Las cursivas son itiías.
29. Cf. Heidegger, 1993b. GA 19, 179-188. Ibid., 1141a 25-6. También, ibid., 114th 30-31 y 1142a 6-7. La cursivas
son m1as.

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HERMEUTICA DE LA VIDA HUMANA INTERPRETACION DE LA PRUDENCIA

Así pues, parece que también para Aristóteles el objeto de la gunssinn) conrftuye la cuarta dimensión que completa e] triple sen-
prudencia es la misma vida humana; es decir, no sólo la virtud nio- tido del movimiento intencional. No obstante, la idea de realización
rai, no sólo la acci5n buena. O dicho de Otro modo, el objeto de la o despliegue, de desarrollo, entendida corno & poder productivo del
prudencia no serían las virtudes éticas (ni separada ni conjL1ntamen tiempo en lu plena posibilidad generativa, sólo comparece en Ser y
tc), ni tan siquiera lo sería l excelencia mora]. E] objeto sería la pro tienpo y en el pensamiento posterior de Heidegger. Por su parte, la
pia rìda E.n !a prudencia se haría presente el mismo Dasein humano. temporalidad, entendida en su sentido cristiano, kairológico, surge
Algo que, como se vo]verá a m(I)Strar quizá fl1S nítidamente cuando por vez primera en octubre de 1922 deterininandö el sentido básico
nos refiramos a la interpretación realízada erì el Sofista, tendrá pro- de lo histórico34.
fundas consecuencias ontológicas. Porque no se trata tan sólo dc que Es preciso tener en cuenta estas observaciones que no tienen una
Heidegger se limite a vincu'ar de algún modo phrónesis y facticidad; finalidad crudita ni encucntran en la erudición su valor. Su importan-
lo que busca va rns allá: pretende, ürno se ha anunciado, una on cia radica en que ponen de relieve la transformación dei pensamiento
to]ogizacìón de la phrónesís. Esto es, quiere hacer de la phrówsis heideggeriano y la nueva orientacióli que adopta. Todo parece indicar
una determrnacìón onto]úgca y no sólo óntica del Dasein. que en el otoño de 1922 Heidegger expresa con particular agudeza
Una vez que ha destacado netamente que la práxis puede ser ca- la singular trascendencia que la comprensión dei kaírós tiene para la
racteriz.ada corno Ja relación de la vida consigo misina% Heidegger va ontología fundamental. Es cierto que las ideas de tiempo, temporali-
a dar un decisivo paso adelante en su interpretauón de la priiden- dad y tenìporalización están ya presentes desde 1919; pero la nove-
cia. De lo que se trata es demostrar que en la phronesis se constiti]- dad descubierta en el Informe Natorp estriba, conviene repetirlo una
\re el kairos (IN 35). En la Etica a Nicóniaco no hay indicios de que más, en que con el concepto de kairós Heidegger cree poder des-
AristóteLes sostuviera algo asf de manera explícita. Por el contrario, cubrir y establecer esa particular temporalidad del Dasein.
las connotaciones de la idea heideggerana de kairós son fuertemen- Lo que a Heidegger le interesa en 1922 es entender la especifi-
te cristianas y, Como hemos podido ver, el autor del informe Natorp cidad propia dei Dasein como ser que actúa, frente al yo que pien-
lo descubre en las epstoJas de Pablo. En cualquier caso., no hay duda sa el sujeto o la conciencia. Se ha señalado ya que los existenciarios
de que se trata de un importante elemento que va a incorporar a su en los que se manifiesta la escncia del Dasein tienen que ver con su
particu!ar iuterpretacióii de la actinidad humana y así a la analítica actividad específica que, como veremos en el capítulo 5, es práxíco-
existenciaL Un descubrimiento que, en definitiva, va a formar parte poietica. La sola centralidad dei cuidado (Sorge) lo pone suficiente-
central de su ontología fundamental. Y es que con la idea de kat rOs niente de relieve. Pites bien, uno de los aspectos que resuftan rele-
5C ofrece tina comprensión de la temporalidad que riada tiene que vantes en la interpretación de la prudencia realizada por Heidegger
Ver con la comprensión habituai dei tiempo físico y que resulta ade en el otoño de 1922 es, precisamente, el niodo en que establece la
cuada para e] propósito heideggeriano de comprensión dei ser y el vìnculadón entre prâxis y kairós.
tiempo. E.0 último extremo se puede decir que el discípulo de Hus- Si es cierto que e tratamiento d& kairós no comparece en la Eti-
ser] cree encontrar en Aristóteles una anticipación, si bien a un nivel ca a Nicó7naco de Aristóteles, también lo es que hay numerosos pa-
puramente áfltlCO., de la intuición que él eleva a una potencia onto- sajes que permiten una iiiterpretación dirigida en ese sentido. Para
1- ' . .. .
iogica en la ecuacion de ser-ahi y temporalidad-a-. poder realizarla Heidegger se apoya en aquellos lugares en los que
Kisiel ha sefialado que el recurso a] kairás para indicar el peci- el Estagidta sostiene que la prudencia tiene que ver con lo particu-
liar desarrollo (Zeitigung) de] Dasein que no es objetivo, es decir, el ]ar; es mas. COn 10 más extremo La prudencia, dice, «dche conocer
.

despliegue de sii actualización, comparece por vez primera en e] se- también IC) particular, porque es práctica y la acción tiene que ver
niestre de invierno de 1921-1922. Como ya se ha señalado al es- coil lo particular»35. Además, podemos recordar aquel pasaje don-
tudiar la primera parte de! Informe, el sentido del desarrollo (Zeiti- de Arìstóteles insiste eu que la prudencia «debe conocer también lo

32. CI. Volpi. 1994a, 381,


34. Cf. Ibid., 510.
:33. Cf. Kisiel, 1993, 501. 35. Etica a Nic6rnaco, VI, ]141b 15-16.

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HERN1ENUTICA D LA VIDA HUMANA JNTPETACJÖN DE LA PRUDENCIA

pardcular, porque es práctica y ia acción tiene que i'er con Io parti- prudencia está niás en la prâxis que en el lógos; que la prâxis es lo
cz.i(ar'>36. Por último hay ue tener en cuenta lo siguiente: decisivo porque ella es para la phrónesis arché y télos. Esto estable-
ce una diferencia sustancial entre la prudencia y la sabiduría39.
Es evidente que la prudencia no es cìencia, pues se refiere lo mós Heidegger achira que con re]ación a la deliberación, al juicio
particular (éschaton), corno se ha dicho, y lo práctico es dc esta na práctko, lo éschaton las cosas pardculares a las que se acaba de
tur1eza, Se opone, de este modo, al intelecto (noûs), pues cl inte
lecto es de definiciones, de las cuales no hay razonamientos, y la referir Aristóteles constituye el Límite más extremo. Por lo tanto,
prudencia se refiere al otro extremo, a Io más particular de Io que esas cosas particulares son aquéllo con lo que la deliberación (Durs-
rio hay ciencia sirio percepción sensible (ísthesis)37. prechen) llega a su fin, donde de algún modo queda detenida. ' con
ello, donde queda detenido ei lógos. Lo éschczton representa aquel
A Hedegger le interesa insistir en e] carácter concreto y extre- niomento dei ser en los entes concretos en que la reflexíón se detie
mo de la acción, puesto que a partir de aquí va a mostrar su natura- ne para dar paso a la acción40. De hecho, Aristóteles denornina tani-
leza kairológica. Así, interpretando a Aristóteles, indica que «e] ac- hién a los Eschata, praktá. Por eso, puesto que el lOgos se detiene,
tuar activo y solícito (handelnde, fürsorgliche Behandeln) es siempre Heidegger considera necesario averiguar hasta qué punto la pru-
concreto en el cOnio del trato diligente con el mundo» (IN 35). Y dencia es también noemn.
añade, además, que la phrónesis hace accesible Ja situación dei que Aristáteles atiende a este fen6meno, por comparación con a sa-
actXía precisamente porque fija el por lo qué (oú éneka: Weswegen), bidurla, en Etica a Nicó,naco VI, 12, 1 143a 35 ss. : como ya hemos
determina el para qué, capta el ahora y señala e] cótno (IN 35). Es visto, la simple aprehensión de los éschata que es propia del noûs es
decir, la pbrónesis desvela a! Dasein en su situacán fáctica porque es posible en dos direcciones: o bien se dirige a los archalpuros, a los
capaz de ver todas las determinaciones concretas, singulares, que in- últimos elementos de lo que es siempre, o bien se dirìge a lo más ex-
tervienen en cada acción. tremo en el sentido del esto y lo otro que corresponde en cada caso;
lEn definitiva, Heidegger termina caracterizando la phronesis es decir, a io que es siempre de otm ¡nodo41.
corno un simple y puro abarcar el instante de un vistazo (IN 35); En definftiva., toda reflexión termina en Ea aísthesis4. De dia
esto es, sin reflexión, sin lógos. Lo que no supone que pretenda ne- trata también Aristcaeles en el capítulo 9 de la Etica Nicámaco y
gar absolutamente el carácter discursivo de esta forma de desvela- Heidegger en el apartado en el que estudia la relacì5n entre el noûs
miento, puesto que con anterioridad ha reconoddo y destacado que práctico y la aísthesis. Una aísthesis cuya peculiaridad es que algo se
es 7wtà iógou. Sin embargo, puede sostener con Aristóteles que, an- muestra simplemente; Ja cosa sale simplemente al encuentro, haha
tes y quizá ante todo, es aísthesis. por sí' misma, ya no necesita dei predicar ni del mostrar que es pro-
Para entender esta articulación es útil acudir al Sofista donde Pio del lógos. Entoiices Sólc) resta la posíhilidad de] inircr hacia y así
Heidcgger se detiene ms largamente en el papel que el nQS de- captar la cosa43. En el caso de la prudencia, hacia lo que se mira es
sempeña en la prudencia. Allí precisa que aunque es indudable que hacia el cómo y a través de qué medios y ca sinos. Así se muestra,
Ja prudencia se realiza metà 1ógoz, éste no lo es todo pues eri cada una "jez más, que la aísthesis de la phrónesis está referida a los prak-
palabra que pronuncia habla de y para lo praktó . Es el mismo Ans- tá. De modo que es un ver último con la peculiaridad de ue es un
tótele.s quien afirma que de poco sirve saber en teoría lo que produ- 7nirar Circun.pec10 (unsichtiges Hinsehen); esto es, está dirigido a la
cirá a salud y aclara que hay algunos que 5m conocer la teoría son euprax.ía de tal manera que los objetos que son captados en él tienen
más prácticos que tos que saben. «La prudencia es práctica, de modo eI carácter de lo útil (syrnphéron)44.
que se deben poseer ambos conocimientos o preferentemente el de
las cosas partícula res»3. Por eso Heidegger puede conduir que Ia Cf. Heidegger, 1993b, GA 19, HO-140,
Ci. Thid., 157-158.
CLIbid., 158.
mid., i 141b 14-16. La cursivas SDfl mías. Cf. Ibid., 159.
Ibid., 1l42.a 23-27. Las cursivas son mías. Cf. Ibid., 161.
Ibid., 1141b 2-22. Las cursivas on mías. Cf.Thid, 162-163.

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HERr1EN1)TCA DE LA VIDA HUr1ANA
INTERPkETACPÖN DE LA PRUDEÑCIA

Con estas aclaraciones podernos entender el siguiente pasa que


da Heidegger en su interpretación de la prudencia en el informe Na En definitiva, 'a se ha dicho Io que Heidegger quiere destacar:
torp. Si los ésehata constituyen el límite de la deliberación y por lo que la phrónesis es el modo en que el instante pleno es custodiado
tanto el arranque de la acción; si, por Io tanto, )os éschata: soil tarn- en la verdad. Lo que sgnifìca que ha de custodiar también los ar-
bién, como se ha dicho, praktd si en la aisthesis propia de la pru chal, sin lo cual, corno ya ha recordado,, no se daría el desvelamien-
dencia la cosa comparece corno lo que ha de ser procurado, COO lo to que es propio de la prudencia. Algo que es posible gracias a ese
útil que conviene; si todo esto es así, entonces se entiende que lo 720û5 caracterizado ya fenomenológicamente que no es razona-
prákton (que es lo que ha de ser desvelado por la prudencia), es algo miento sino intuición, captación inmediata de lo más extremo. '1 en
el caso de la phrónesis, de lo individual, particular y concreto, que
que todavía no es determinado, dado. Es, por e contrario, algo que
se ha de hacer, que se ha de procurar y que existe sólo corno el hacia es precisamente la arché de la acción, el porqué del actuar, Por eso
qué de la actividad humana que procura (besog). Pero que no sea algo dìce Heidegger que «la arché es lo que es siempre sólo en la concre-
determinado y terminado no significa, naturalmente, que no sea ta referencìa al instante, está ahí en el ser visto y ser captado, en esto
nada. Como ()bjetO de la acción que procura es un todavía no que y para éstos» (IN 36).
será cuando se realice a acción, pasando entonces dei todavía io ai Q ue en la pJrónesis se desvele e] instante tiene profundas con-
ya. Ahora bien, corno precisa Heidegger, esos dos momentos tempo- secuencias para la analítica dei Dasein que Heidegger ya había em-
raies [10 han de ser considerados por separado sino en su unidad (IN prendido entonces. Unas consecuencias que, a mi juicio, se fliaui-
35-36). He aquí, pues, como en el objeto de la phrónesis, cuando es fiestan singularmente cuando se tiene en cuenta el kairós al que nos
sufìcienteniinte interpretada, comparece el instante (Augenblick), el hemos estado refiriendo. Ya en Ontología. Hermenéutica de la fac-
ticid,ad dice su autor que el Dasein saie al encuentro en el cómo de
kaìrós, Ahora se entiende mejor la conclusión dc Hcdegger:
un estar preocupado, ocupado, con el mundo entorno46, y que,
La aléth.E'ia praktìk'é Ill) es otra cosi que e p]CflO instante, desvelado con-lo tal, eI Dasein tiene su telnpc)rcthdad (Zeitlichkeit). En cuanto
en cada caso, dc la vida fáctica en el CÓmo (l7ie) de la decisiva dis- que ocupado el Dasein está ahí como todavía na, ya para, casi, has-
posih:ión al trato (Llmgwig) con ella niisma y esto dnrro de una re- ta ahora, por primera vez, e definitiLia. Se trata de io que Heideg-
lación flictica del procurar (tthiscbeu Besorgensbeuges) cori cl mun- ger caracteriza como los momentos kairolágicos dei Dasein. Señala,
do que sale dftectanicnte a! encuentro (IN 36). además, que a partir de esa temporalidad (Zeitlichkeit) se hacen corn-
prensibles, por vez primera, todos los momentos fundamentales dei
La phró2esísdesvela e] pleno instante de una vida que es trato tiempo. Como ya se ha dicho, la temporalidad (que en modo algu-
consigo misma; es decir, acción. Por eso es epitdctica. La prudencia no es reductible al tiempo físico) y su expUcación se extraen a par-
es efectivamente una ordenación a a acción. Heidegger lo dice tir dei kairós porque la temporalidad dei Dasein es kairológica.
COmO se cita a continuación: Esta comprensión heideggeriana de la prudencia y dei kairós tie-
ne una serie de consecuencias que Franco Volpi ha puesto de relie-
r La prudencia] ofrece al ente baja el carctcr de Io que ha de ser pro- ve acertadamente. En primer iugar, hay que destacar el predominio
curado, proporciona y mantiene en ese respecto cada cleterminción del futuro porque el Dsei se vincula con su ser con una relación
deI instante, cl correspoiidiciite cómo, para qué, en quE medida y de tipo práctico y las actitudes prácticas deliberación y decisión
por qué. En c.unto que aclaración epitáctica OflC al t7atO (LJingang)
CI] la actitud fundamental dc Ia disposición para.... del decidirse a...
tienen que v,rer con el futuro. Algo que contribuye también al recha-
E.] hw.ia qué que está mencionado aquí, el ente dcl instante, se sitúa zo de la metafísica de la presencia. En segundo 'ugar, hay que des-
bajo ei punto de vista de la significatividad para,.., dc lo que es pro- tacar que el ser es siempre el propio dei Dcsein. Se trata del con-
curable, dc Io que ha dc ser resuelto ahora. La P/2ró?esis es lina vi- cepto deJen2.e&igkeit desarrollado por Heidegger y que se apoya en
sion katd sympher()n pros to te1os4 (J 1142b 32) (IN 3). la comprensión aristotélica según a cual la phrá2esis es un autó ei-

45. «Conforme a Io convcniente con re1aCin a un fin». 46. Cf. Heidgger 1988. GA 63, 102. Además, Dieses Sorgen a]s Besorgrsein
bestimmen wir als Besorgnis», Heidegger, 19S5, GA 6. 136

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HERMENEUTCA DE LA VIDA HUMANA INTEETAClòN DE IA PRUDENCIA

dénai, un saber que se refiere a nosotros mismos. De modo que en en el sentido de que decide sobre su propia vida en a acción. El au-
el proyecto de la existencia yo decido mi propio ser, nunca el de los tor del Informe Natorp endende que esta posibilidad de ser pasó
demás. En tercer lugar y en consecuencia, hay que señalar que lo que desapercibida para Aristóteles y por ello, ya lo hemos mostrado an-
diferencia al Dasein del resto de Jos entes es su tener-queser. E.n teriormente, no alcanzó su auténtíca dimensión ontológica.
cuarto y último lugar) lo dicho hasta ahora conduce, necesariamen- En el siguiente apartado se exponen las razones que, a juicio de
te, al abandono de la teoría de la autoconciencia. Porque la identi- Heidegger, explican esta inadvertencia por parte de Aristóteles.
dad dei Dasein se constituye según una modalidad pratica. Por ello
no basta con tomar en consideración os actos intelectivos superio-
4. Radicalizacic$n ontológica de la idec de movimiento.
res, adernís se ha de atender a Jas pasiones: Stimmungen47.
Consecuencias para ei ser de la uida fáctica
Cuando llegamos al fina] de sus interpretacones sobre la phró- Comenzaremos sintetizando brevemente en qué consiste Ja radicali-
nesis aristotélica venias que, en efecto, Heidegger valora muy pO5- zación ontológica de la idea de movimiento que Heidegger critica en
tivamente el modo en que Aristóteles descubrió todas sus determi- su manuscrito,
naciones y el ente cuya custodia le pertenece. En efecto, reconoce Se recordará que, refiriéndose a Ja phránesis, el autor del In for-
que el Estagirita fue capaz de descubrir y de destacar el carácter de nie Natorp ha querido dejar constancia de que en la circunspección
ser que era propio del ente que la phrówsis custodia en la verdad. 'Y la vida está ahi en el cóno (Wie) concreto de un con qué dei trato
no sólo eso, además logró una cierta comprensión del mismo carc- (Wo;iit des Unigangs). Por eso mismo reprocha a Aristóteles que ei
ter de ser que es propio de la prudencia, puesto que la entendi6 ser de ése con qué -y esto es decìsivn- no sea caracterizado onto-
corno uno de los modos en que el ser puede ser custodiado en la s'cr- lógicamente desde aquí, sino tari sólo formalmente, corno Jo que
dad. Por último, Aristóteles descubrió que, en cuanto que héxis, la puede ser de otra manera lo que no es necesariamente y siempre
prudencia es lo que se realiza en la vida como su posibilidad más como es (IN 37). Esto es, la caracterización ontológica del ser de la
propia y lo que pone esa misma vida en una determinada situación. prudencia se realiza mediante una oposición negadora frente al otro
Pero todavía hay más: Heidegger añade que Aristóteks no sólo
y auténtico ser. Un ser que, por su parte, no se alcanza desde el ser
ofrece una comprensión dei ente y dei carácter de ser que es custo- de Ja vida humana sino que, en su estructura categoria!, brota de una
diado en Ja verdad por a phrónesis: la vida en el có no concreto de un radicalización onto'ógica de la idea de! ente móvil y que tiene, ade-
con qwé dei trato (IN 37). Además, propone una primera comprensión más, como modelo ejemplar el movimiento dei producir (Die Beu..'e-
del carácter de ser que la phrónesis tiene en 51 misma. Queda, en efec gung des Herstellens). De acuerdo con ese modelo, ser es estar ter-
to, caracterizada como béxis, corno un cómo del disponer de (Verfügen minado, que & movimiento hava llegado a su término (pras)4. En
über) la custodia del ser en la verdad. Ahora bien, en cuanto que hé- consecuencia, el ser de Ja vida es visto como un proceso que trans-
xis., es ginómencn tês psichés: lo que se realiza a sí mismo en la vida ciirre en ella misma pero que en realidad está en ella cuando la vida
como su posibilidad propia y conduce a ésta a una determinada sima- humana ha ]Ieado a su fin, por o que respecta a su más propia po-
dón. Así pues, eri Ja phrónesis aristotélica se nuestra, en opinión de sibilidad de movimiento, la del percibir puro. Una actividad que se
Heidegger, una duplicación del respecto en el que es situado el horn- desarrolla en la sophía (TN 37-38).
bre y el ser de Ia vida que resulta decisivo para el destino histórico es-
piritual de la explicación categorial del sentido de ser de la factici dad. 48. Brague ha señalado que Hcidegger saca a la iuz del día cl primado d la pot-
Con esa referencia a !a posibilidad de determinar e] ser de la esis ohre la pthxi ei-i el pensamiento griego porque «la primera, al conducir a un pro-
phrónesis nos encontramos situados de lleno nuevamente en el nú- ciucto independiente, debe satisfacer mejor qL1c la segunda a la exigencia según la cual
cleo de los intereses ontológicos heideggerianos. La phrónesis cons- lo que es ha de Ser rhande. La onto]ogí& griega tiene, pues, tendencia a intcrpre-
tituye un tipo de ser y phronimós es el ser humano que actúa bien tar e] ser sobre el trasfondo de las categorías de la producción» (Brague. 1991, 415).
Brgue señali Lguno de los lugares en que se puede encontrir esa interpretación.
Además dc & 24 de Ser y tiempo, en Heidegger, 19 .92, GA SS, 138, 143 ss. Y rani-
47. Cf. VoIp, 1994a, 354-355. hin en otrO% textos pústeriors ì la Kehre.

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-{ERr-1ENUTrCA DE LA V(EA HIJN1ANA
INTERF'RETAC!ÖN DE LA PRUDENCIA

En esta sintética explicación entran eu juego varios aspectos, a


al menos tal y CD[flO lo encontramos
algunos de ios cuales ya se ha teiiìdo que hacer ausìón en su mo- en el manuscrito de 1922. y
mento. En primer lugar, Heidegger dice que la sabiduría tiene la pri- también en el Sofista, puede inducir inicialmente a confusión. En
macía SObre la prudencia ya que sólo aquélla proporciona al ser que efecto, por una parte, cuando Heidegger quiere
diatez dcl ser en el mundo acude a la produccí6n reivindicar la mme-
es siempre y necesanaLente, En segundo lugar, achira que ese sen- para mostrar que
ei Dasein se relaciona con su mundo cii ei nrndo del
tido directivo dei ser se obtiene por medio de una radicalizaci6n producir y no
dei contemplar. Pero por ocra parte, considera
ontológica dei ente móvil. Eri tercer y último lugar, extrae la COIl- que. la experiencia de
secuericia: et ser dc la vida y su actividad propia no son vistos ade- la produccíón, con la correspondiente
e inevitabie radicalizacón
cuadaITentc. Cada uno de estos factores ha de ser considerado por operada por la metafísica aristoé1ica, cierra el camino
a una expe-
separado con mayor detenirni ento. ríenca auttiitìcarnente originaria del Dasein. De lo que no hay lugar
En primer lugar, nos vamos a ocupar dc lo relativo a la prima- a dudas es de que, en concreto en el Informe Natop
y en ei Sofista,
cía de la sabiduría sobre la prudencia. Aristóteles no parece albergar Heidegger vinculó inequívocamente ser producido con conteinpla
ción y, por tanto, con la primacía de ¡a
ninguna duda sobre dicha prioridad. Así dice, por citar algunos teoría. Con otras palabras:
ejemplos, que «la sabiduría será intelecto y ciencia, una especie de entendió que se daba un inevitable deslizamiento desde
la polesis ha-
d encia capitzil de los objetos ;iiás hünora bies . Sería a bsurdo cons ide- cia la teoría. Algo a lo que, por Io demás, ya se había referido
primera parte de su Informe y qie había explicado en la
rar 1c política o prudencia cotno Io nids excelente, si el hombre ro por la tendencia
a la caída (Verfallc;rstendenz) de! Dasein fáctico,
es Io mejor dei COSITmS»49. Y también: «lo sabio es siempre lo iismo
En (jfjfljj\r hay que concluir que de las
pero lo prudente varía»50. Por último, «a prudencia, en cambio, se tres posibilidades de
refiere a cosas humanas y a lo que es objeto de deliberación»51. custodiar ei ser en la rcrdad descubiertas por Aristóteles, polesis y
En síntesis, 1 Estagirita entiende qLit la sabiduría tiene por ob- thecria se alinean en una y la misma dirección
y que resta, como la
jeto lo inmutable y que esto es lo mejor dei cosmos, Io más excekri- alternativa que en realidad no tuvo lugar, la prâxis52. Sólo
si el sen-
te. La prudencia (que tiene por objeto ias cosas humanas que son tido primordial dei ser es el que corresponde al ente que somos
no-
contingentes y particulares) no puede, dc ningún modo, aspirar a ser sotros mismos, esto es, a! Dasein, entonces la práxis (y
phrónesis, como su forma propia de saber, de desvelamiento) cori ella la
lo más alto En consecuencia, ei sentido dei ser por excdencia es de- ad-
terminado a partir de lo que en el cosmos hay de inmutable e irupe quiriría la primacía y el sentido d& ser quedaría determinado des-
recedero y de la capacidad que tiene e alma para contemplarlo. de a facricidad. O, dicho de otro modo, cabría
damental que siempre lia faltado en la metafísica esa experiencia fun-
¡'ero es evidente que, en este caso, no hay urni experiencia origina- occidental. Pero
ria dei ser del Dasein. Aristóteles aplica al Dasein una idea de ser que le
es conipletamen-
Está clara que si se considera que e sentido primordial dc ser es te extraña. fusto lo contrario de lo que pretende Heidegger,
quiere quc
el que corresponde a! ente que es siempre y necesariamente, enton superar la ontología aristotélica y haflar otra que sea ade
ces, la teoría (e! tipo de saber correspondiente a la sabiduría) adquie- cuada al modo de existencia dei Dasein, a su facticidad. Sólo
en-
re la primacía. A su vez, esta c.oncipción esta viiiculacL'- e incluso, tonces sería posible que la onto'ogía se transforinara eri
nienéutica de la factjcidad»53. Es decir, sólo
una dier-
como quiere Heidegger, respaldada, por aquélla a la que nos hemos entonces sería posible
referido según la cual ser significa canto como estar terminado. Li ontología fundamental que, corno ha señalado
Taminiaux impli-
Esta última observación nos lleva a admidr que la vaioración
heideggeriana de la polesis (de la producción y dc ser producido), 52. &Arnbas. posìs y teoría, son entcndidas
corno modos dc un comporta-
miento que Heidegger denornina proc.trar
U[Ì parte, muestra una relación
(&sorgen). Con eJio logra dos COSaS. Por
unitaria entre d;spúnibiljdad ZuhncJenheit) y olje-
49. ÉtiLa a Nicónaco, VI, 1141a i62O. También, Ibid., tíidad -o presencíalidad ('Vrhandeiheí), polesis y th'i:;rz, y entre estas das
I !4lb 2-3. Las cursi- Dasein; por otra, se procura a sí misnic Ja y
vas son iriía. posibilidad de Lostener que la theorí nc
so. I/id., 1141a 25-26. es una forma de comportanhicnt.o originaria. sino im
modo derivado dc la pûlesis
si, Ibid., 114th 8-9. (Volpi, F., 19R9, 232).
51 Cf. Volpi, 1994a, 347.

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HIPMIMÍUTICA 01 LA VIDA HUMANA INT(PETACÖN DI LA PftLJ1NCIA

ca una reapropiación específica de Ja distinción griega entre polesis ger el sentido directivo dei ser es fruto de una radicalización onto-
y prdxisS4. lógica de) ente móvil. Lo que a su vez sucede porque se toma corno
Antes de continuar es necesario apuntar, aunque sea brevemen- ejemplar e! movimiento de producir y, por Io tanto, ser pasa a sig-
te, que en esta crítica a a supremacía de a teoría y a la prioridad de nificar tanto como estar acabado, listo; significa que) puesto que se
lo que es siempre y necesariamente se encuentran las raíces de la co- ha alcanzado el fir-i de la actividad (que es poiética) ésta ha llegado
nocida triple articulación heideggeriana del ser, según la cual los en- a su término; se ha detenido.
tes intrarnundnos que no tienen el modo de ser dei Dasein se pue- Aristóteles expone su concepción de Ia actividad pura, de la enér
den considerar bien como Zuhande z, bien corno Vorhanden55. Por geia, en el cé'ebre capítulo 6 del libro IX de la Metifísica. Mediante
las mismas razones y en estrecha relación con lo anterìor, la critica su interpretación de este pasaje, Heidegger va a mostrar cómo y en
realizada en el Infonìie Natorp habríade conducir a Heidegger a su qué consiste la radicalización ontológica que es objeto de su crítica.
rechazo de la metafisica de la presencia. Lo que acabaria rechazan- Concretamente se apoya en este conocido fragmento de Aristóteles:
do de Aristóteles (como ha señalado Brague) es que midiera al Da-
sein con la vara de la Vorhndenheit y lo interpretara desde ella56. Puesto que de las acciones que tiene límite ninguna es fin, sirio que
Precisamente lo Contrario de lo que pretende Heidegger para quien, todas están subordinadas al fin, por ejemplo de] adelgazar el fin es
como es bien sabido, la ontología ha de superar ese modelo de la la delgadez [. -j, estos procesos no son uia acciói o ai mews no ua
.

Vorhande?zheit y de este modo hacerse adecuada al modo de ser de] acción perfecta (pucsro que no son un fin). Acción es aquélla en ía
que se da el fil-L Por ejemplo uno ve y al mismo ticmpo ha visto, en-
Dasein. Por lo que respecta a presencialismo rechazado por e] autor tiende y ha entendido, pero no aprende y ha aprendido ni se cura y
de Sery tie7npo, tendremos ocasi5n de ver cómo comienza ya a apun- está curado. Uno vive bien y al mismo tcmpo ha vivido bien, es fe-
tarse en sii crítica a la idea de ser como enérgeia. No obstante, nos liz y ha sido feliz 1rn..]. Así, pues. d' estos procesos, unos pueden ser
ciicontrarnos sólo ante los comienzos de esa crítica que se hace mu- I1anados movimientos, y otros, actos. Pues todo movimiento es im-
cho más directa en el Sofista. En e] apartado dedkado a este curso perfecto. Así el adelgazamiento, el aprender, el caminar, la edifica-
de 1924-1925 se podrá observar (aun sin haber alcanzado el grado ción [...]. En cambio, haber visto y ver al mismo tiempo es o mismo,
de elaboración posterior) hasta qué plinto el rechazo de la primacía y pensar y haber pensado. A esto último llamo acto, y a Io anterior,
m ov i m i e nto5
de la sabiduría se apoya en la negativa a admitir la supremacía de la
concepción presencialista del scr.
Heidegger centra su atención en la diferencia que establece Ans-
lEn segundo lugar y por [o que se refiere a la radica]izacián de la
tóteJes entre os movimientos (mover y haber movido son diferen-
que nos estamos ocupando., habíamos visto que a juicio de Heideg- tes58) y los actos (ver y haber visto, pensar y haber pensado son lo
54. Cf. Taminiux, l99c, 153. El artícu]o de Taminiaux resulta interesante y
mismo"); entre movimiento y actividad entendida ahora esta acti-
revelador pero, a mi juicio, hay en su inEcrpretcíón algunos puito.s que pueden re- L'idad en el sentido estricto y filosófico que le otorga Ja tradición
sultar discutibles. D ello flOS ocuparemos en el último capítulo dcl libro. De la co- desde Aristóteles. Recordándolo sucintamente, esta distinción con-
rrespcndcnca exiserit entre theoría poíe.sís y Dasein, por una parte y siste en lo siguiente: el movimiento (kinesis) se caracteriza por tener
Zu&ndeiheir y Dasein por otra, se han ocupado autores corno e] mismo Taminiaux,
particuarrnente en Su crabao, de 996. Cf. además, Vòlpi, 1994a, 342-8 y un Jímte y un fin fuera de sí mismo; es decir, por no ser fin y estar
199, 230-232. subordinado a un fini de modo que una vez alcanzado cesa la acti-
SS. En el SS de 1923, Ontokgíí Hermenéuìca de 1 Fzc-ticid7d se encuentra y vidad. En efecto, todas aquellas acciones que tienen límite se acaban
un referencia a la %brhmdenheit dentro del paragrafo 23 que csti dedicado a 1 aper- porque el acto no posee el fin y están subordinadas a su fin! corno
Ersch1ossenheit). ALU, aunque no se encuentra fijada terminológicamente 5C trata
también de la Zuhadenheit. En esa exposición Heidegger establece ya lo fundarnen-
por ejempk, el adelgazar. E! fin se realiza al terminar el movimien-
tal por Io que se refiere a la precedencia dc. lo Zthmden sobre Io Vorh2nden y por Io to. Es decir, hay fin cuando ya no hay movimiento, En este tipo de
tanto, al carácter derivado de este último. No obstante, hsra el SS de 1925, Prolegó-
fl77OS para una historia del tiempo, nc se encuentra un tratamiento sistemático dc es- 57. Metaf(sica X, 1048b 1-3S. Las cursivas son mías.
tas cacegorlas ni su aplicac.iOn definitiva en la crítica deconscrucción hideggerianas. 5&
s.. Cf. Brgue, 1991, 415. s9 Cf, ltid., 33.

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4EMENEJTICA Df LA VIDA HUMANA
INTEPRETACN D LA RUDENCA
pr[)c5os, la acción cesa cuando el fin es poseído60. Así
vitniento es acto, pero acto imperfecto: que este mo-
enérgeia ate!és E entender puro no conduce
EI acto perfecto se caracteriza por ser fin e clonaI, la custodia en la verdadprecisamente) según su carácter nten-
sí niismo de la vida humana en e cómo de
naturaleza que no hay paso de ¿a potencia ai acto d modoy de tal su ser fáctico. La sophía ro tiene riada
que su
activLdad propia no es ifloVimiento. Eu efecto,
fa práxis perfecta a la tencìcna, puesto que es im ente que esque ver con su hacía qué in-
precisamente porque sem-
que se refiere Aristóteles es aquella actividad pre puede ser otro (IN 38)
sado: «se ve y se tiene lo visto, que posee el fin en pa-
se piensa y se ha pensado, se es feliz
y se ha sido fe1iz»1. Así es como Aristóteles puede E.s decir d intérprete de Aristóteles piensa
tívdad sin movimieiito (en.érgeía akineslas). hablar de una ac de ser propuesto por el Estagirita que desde el modelo
Uia actividad que atri- vida humana ni su actividad no es posible desvelar el ser de la
buye al primer motor y que explica que Dios sea acto propia. De hecho el mismo Aristóteles
la misma razón y en l mismo contexto Heidegger yrecuerda activo62. Por afirma, refiriéndose a la nóesis noéseos
náesis (es decir, a Dios) que
((SólO la nóesis, en cuanto que que su vida consiste en eso (en
puro theoreî2, satisface la más alta ser pensamiento puro) de modo
idea de la actividad pura» (IN 39)63. existencia es conio a mejor que su
que nosotros podríamos tener aunque,
Así es; & flQÛS, como puro aprehender en el mejor de los casos, sólo sería posible
y permanecer en la cou-
teniplación de los archal, realiza su actividad propia tienipo4. Hay acuerdo, por tanto, entre durance un corto ptazo de
donado toda relación productiva con el mundo. Hay porque ha aban únicamente respecto a que ésta no es ÍaHeidegger y Aristóteles. Pero
vida propia d& Dasein. La
además, que el aprehender es actividad precisamente que precisar, gran diferencia estriba en que Aristóteles
parece lamentarlo y Hei-
habiendo llegado a su fin no só'o no se detiene sino en cuanto que degger, no. Lo que éste lamenta
es que el Estagirita se empeñara en
miento puro: en-ergela (en-érgon). que es niovi- determinar el ser de los entes de acuerdo
Un movimiento en el que ha de con la más alta idea de ser;
saparecido toda huefla de devenir o de persecución de
A juicio de Heidegger, es indudable que al un fin. E.1 carácter de ser de la JiéxLc
determinar de este y con ella dc I areté; esto es, la estruc.-
modo la naturakza de la actividad pura se ha producido tura ontológica dcl ser hombre se hace inteligible desde Ia ontoiogía
una radi- del ente en t cómo (Wie) de
calización ontológica de la idea de niovìmiento. Por y desde la radicalizacjóri
Una deterrninida actividad (Bewegtheit)
movimiento es uii estar en camino por tanto, un una parte, todo wegtheit) (IN 39)b5,
ontológica dt la idea de esa actìvdad (Be-
zado todavía su hacia qué (es decir, su té/os). Pero, no haber alcaii-
idea de enérgeia consiste en la negación de todo por otra parte, la
encaminamiento, de Esa actividad no es sino la präxis
toda transformación. Por estas razones Heidegger que el Dasein humano sólo perfecta. Pero no hay duda de
de una radicalización ontológica de la idea cree poder hablar puede realizar este tipo de actividad
dc moviniiento. cuando ha abandonado cualquier
Llegados a este momento de la en el que es y cuando otra forma de trato con e mundo
reflexión heideggeriana hemos persevera en dicha actividad pura. Dicho de
de internarnos ya en el tercer aspecto que nos restaba otro modo, cuando se aparta de
por lo que se refiere a la tesis de la radicalízación por abordar su propia facticidad; cuando no se
ontológica Como comporta de acuerdo con el carácter de
acabamos de ver, Heidegger lamenta ser qu Ic es propio.
En síntesis, si lo específico de la actividad
que debido a ésta no se en-
tienda de modo adecuado la vida humana: una relación consigo misma que se da siempre humana consiste en
fáctica del procurar, el noûs (que dentro de la relación
de procurar) no puede desveiar exige el abandono de toda forma
6O Cf. fbid, 19-22. la vida humana en su ser fáctico.
61, Ibid.
Cf. Ibid., 2O-35 IX, '1O5O 15-36 y 1050b I-2. Cf.
mac-o VI1E 14. 1 154b 27. Con reaciÔn ks acciones también Etica a Nicó- 64 Cf. iIetaf1sic XII, 1O72b
15-17.
tienen ftiera de sí, cf. igualrnentc A'Ie/ísica que tìenen cl fin en sí o qe lo 65. Ahora J-idegger
apunta que Aristóteles
IX, iOSOa 1S-36 y ()5O 1-2, donde
Aristóteks vue!ve a exponer cuá' es Ia naturaleza vida humana de acuerdo con a idea de actjvjdad entiende el dinamismo propio de a
del acto. De este modo ß)rregChjt propia de «la
A stc respecto cf., Ivietaf/ska XII, 1072a 19 va pasando a ser utilizada vinculadamás alta idea de ser».
107Sa IO. 1073a, e Ibid., 1074b 15- asirnto Inc ocupare en cl c.apítuo S de a enérgeia. l)e este
este libro. Por Io derns, en este texto queda
patente de forma xpres la onroogizaci6n
dianorcas. .
ía cp.ie somete Hcdcggcr las
rirrudes

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HERMENLJTICA DE LA VIDA HUMANA INTERPRETACIÓN DL LA PRUDNCJA

5. E.1 Sofista (924-1925). Preeni iencia de la sabiduría se trata en el curso sobre el Sofista es de mostrar por qué Aristóte-
sobre la prudencia les otorgó a la sabiduría la primacía sobre la prudencia. Al hacerlo
se verá lo que se acaba de anuncian que la coniprensión aristotélica
Antes de adentramos enlas interpretaciones del Sofista que giran en dei ser estaba mediada por la convicción de
que lo más alto es lo que
torno al libro VI de la Etica a Nicóniaco cabe señalar que con ellas es siempre. Es cierto que en el Informe Nator-p una de las razones
finaliza Heidegger (al menos hasta donde sabemos) sus interpreta por las que Aristóteles es objeto de crítica es precisamente por ha-
ciones fenomenológicas sobre este libro de Aristóteles. No obstante, ber tornado como ejemplar el ente que es siempre y necesariamen-
hay que recordar que las conclusiones de tales interpretaciones y su te. Pero también Jo es que la totalidad de la crítica heideggeriana no
reapropiación están singularmente presentes en Ser y tiempo, aun se centra eu este punto. Como se ha visto en el apartado anceror, el
cuando su autor iio hiciera en esta obra ninguna referencia explíci punto neuthlgico de la crítica (aunque vinculado con ei aspecto que
ta al tratado aristotélico. se acaba de mencionar) es la radicalizacii3n ontológica de la idea de
E.n líneas generales se puede decir que Heidegger mantiene en el Inovi miento.
Sofista la misma comprensión respecto de la prudencia que la que Así, aunque es indudable que existen notables coincidendas en
hemos encontrado en el Infornze Natorp. En particular por !o que las interpretaciones de ambos trabajos, lo es también que ambas no
respecta a su objeto, el mismo Dasein. Esta es una cuestión que con se superpone.n sin más. Por ei contrario, en muchos aspectos resul-
tnúa siendo central para ei autor dei Informe, puesto que constitu- tan coniplenientarias y muestran la evolución que el pensamiento de
ye el camino que le permite descubrir un sentido dei ser que no sea Heidegger fue experimentando. Por una parte, el texto de] Sofista
cl de lo que es siempre y necesariamente. muestra rns claramente todavía la vinculación de las interpretaco-
Lo que Heidegger se propone específicamente en este curso es nes heideggerianas de las virtudes dianoéticas con la analítica exis-
mostrar cómo la comprensión griega natural del Dasein y dei ser tendaL Por otra parte, se va haciendo cada vez más pahnaria la con-
condujo a Aristóteles a otorgar a la sabiduría la prioridad sobre la viccion de que la metafísica e'aborada por el Estagirita se basaba
en
prudencia en cuanto a sus posibilidades de verdad. A su juicio lo la convicción de que ser es ser presente. Esto supone en último ter-
que habría interesado sobre todo a Aristóte'es habría sido descubrir I-nino, a juicio de Heidegger, que su hUo conductor es ¡a pregunta
cuál de esas dos formas era la málista alethezein, cuál es la que niás por el tiempo. Y es que, en efecto, en la distinción aristotélica de los
saca al ente del ocultamiento; en cuál se encontraba la ¡riás autér entes el criterio de diferencjaciór es el tiempo; los diferencia aten-
tica posibilidad de desvelar y custodiar en la verdad al ente en sí diendo a su ser o no ser siempre.
mísi-ii o6. No obstante, es evidente que existe un profundo fundamento
común a ambas interpretacíones a convicción de que la nietafísica
5.1 . Nuev'o análisis de la prudencia aristotélica, y con ella la totalidad de la metafísica
lastrada por una experiencia del ser que no desvela looccidentaL está
propio del ser
Para responder a la pregunta que se acaba de mencionar (y que a Hei- dei Dasein, de forma que io que se considera conio su posibilidad de
degger le parece determinante en el curso sobre el Sofista) Arktóte- ser más auténtica no es tal.
le.s se habría dejado guiar, ya Io sabernos, por aquella comprensión '1:t se ha dicho que en el Sofistas Heidegger Invierte el arden de
según la cual el ser es, ante todo el que es siempre y necesariamen- sus interpretaciones porque sus objetivos son otros: le interesa
ana-
te. Quizá en este particular estribe la peculiarìdad de la orentaci6n lizar en primer lugar los dos primeros capítulos del libro
de la Me-
dei So/ista con respecto al Informe Natorp En efecto, de lo que se tafísica; de hecho considera que sólo después es posible abordar
la
trataba directamente en aquel manuscrito era de mostrar cuáles eran interpretación de la Etica a Nicónaco. En efecto, para cuestionarse.
las consecuencias que se desprendían, para la comprensión de la la prioridad de la sabiduría sobre la prudencia en el tratado
ético de
vida fáctica, de la radicalización de la idea de movimiento IDe o que Aristóteles, necesita haber mostrado ya que la sabiduría es autóno-
ma. Porque lo que en último lugar va a resultar decisivo para resol-
66. Cf Hedegger, 1993h, GA 19, 30. ver la disyuntiva es ta autonomía o falta de autonomía de ambas for-

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FIERMLNUTPCA DE LA VIDA HUMANA
ÍNTERPRETACION L"E LA PRUENCA

mas de desvelamiento. Una autonomía que está esencialmente vjn- iacián a lo que es buena en cuanto al modo adecuado de ser de] Da-
culada al carácter temporal de ser de os entes que son objeto de sii sein cornc> tal en su t()talidad'°. O lo que es lo mismo, aquél para el
descubrimiento. Por esto es preciso adelantar las preguntas y cues- que su reflexión fo tiene que ver ni con aspectos parciales ni con re-
tiones con las que Heidegger cierra sus interpretaciones sobre la Ale.- sultados extern(.)s. Es cierro que su objeto t2nlbién puede ser de otra
tafisica en el lnfornie Natorp, antes de introducirnos en ei desarro- manera, COITh) el de la técnica, pero se diferencia radica'mente de
Ib concreto de las interpretaciones. ella porque, desde eI ríncipio, se mantiene en referencia ai mismo
Una SreZ que ha mostrado que la sabiduría tiene su arraigo en el que reflexiona. Lo que significa que e desvt]ar de la prudencia tie
rnisn-io Dasein, se pregunta s esta forma de desvelamiento se alza ne en sí mismo la dirección de la referencia ai propio Dasein desve-
como una auttntica posibilidad de] ser humano que, sin embargo, es lador71. Por lo tanto, no tiene relación con un ente que ha de ser
esclavo en muchos sentidos. Se pregunta así sí la sabiduría constitu- producido; es decir, no tiene & carzcter de pará; al contrario, el oh-
ye una posibilidad del Dasein en la que éste se torna a sí mismo como jeto de la reflexión es la vida misma. En la polesis el fin es algo otros
libre. Dicho de otro modo, lo que se pregunta es si la sophí puede pero no en la práxis, puesto que el fin no es otro que la misma eu-
ser una posesión (ktésis) dei Dasein. Una pregunta que, en realidad, praxía. Por eso puede decir Heidegger que «en la phrónesis io pk-
repite, aunque formulada de otro modo, la que se hace Aristóteles en ton tiene el mismo carácter de ser que el mismo zletheúeín»72.
la EtiGa a Nicón iaco; si la sophía es una béxs posible dei Dasein Como se puede apreciar, d pensador de Messkirch vu&ve a su-
Como ya hiciera en el manuscrito de 1922 Heidegger da co hrayar con fuerza que el objeto de la prudencia es la rnisrria vida hu-
mienzo a sus interpretaciones sobre el libro VI de la Etica a Nicó- niana. Se trata de algo que, tanto en el manuscrito de i 922 corno en
maco recordando las cinco posibilidades del aletheúein. Tras una este curso, le interesa destacar porque quiere hacei- de la prâxis que
breve introducción (ya estudiada en el apartado 2.1. de este capíru- le es propia la actitud descubridora que opera en las acciones que
lo) en la que vuelve a analizar el significado de la alétheia y bosque tienen eI fin en sí mismas- la constitución ontológica del Dasein73.
ja la breve historia del concepto de verdad, Heidegger va detenién- Por eso ha subrayado que lo prákton tiene el mismo carácter de ser
dose en cada una de las formas de desvelamiento. que el Dasein.
Al acometer la interpretación de la prudencia comienza aten- Puesto que ya no hay un referente metafísico ni antropológico
diendo ala exposición que hace Aristóteles en el capítulo 5 del libro (conio se ha comentado anteriormente), esta praxis se ha de consti-
VI de la Etica a Nicómaco. También aquí empieza rcordaiido io que tuir sobre sí misma. En este sentido Volpi ha señalado que, ante la
Cs propio del phroniniós. Se detiene, además, en la diferenciación de falta de un cuadro de referencia, !a prâxis se constituye sobre sí mis-
la phrónesis respecto de la téchne y la epstéme, cii particular por lo ma; pero que de esta manera se traflsforma en una determinación
que respecta ai fin. Explica por qué la prudencia no puede ser la per- ontológica originaria, autárquica, cuyo fn reside eu sí misma, que es
fección de la dôxa. Subraya, además, un asunto central sobre el que, un (7ú eneka Quei en definitiva, a prâxis se trans-
por su iniportancia., habremos de volver en ei capítulo dedicado a la forma en predicado ontológico dei Dasein74.
interpretación de la Metafísica . que b sabiduría es la perfección de En efecto, en la interpretación d 1924-1925 el autor dei Sofis-
la técnica. Por último, proporciona su discutida y discutible inter- ta destaca la diferencia existente entre lo que depende de algo, ro
pretación de la prudencia conio «conciencia inolvidahe»68. que rio tiene el fin en sí mismo, y lo qe es fin eri sí mismo, lo que
Como en el Infor?ne Natoip, lo que a Heidegger le ínteresa des- es por razón de sí mismo (pros ti y oú éneka respectivamente). E] té-
tacar en ei Sofista es que ei objeto de la phróness es el mismo Dasein. los de la phrónesis no es algo diferente d a misma acción o qe se
Se ha visto va que phronirnós es el ser humano que puede reflexionar rea'ice con vistas a algo disdnto; la razón, el porqués está en s ¡nis-
bien sobre io que es bueno para él; aqui que es bouietikós69 con re-
70. CI. Ibid., 49.
71. Cf. Thid, 4g-49.
6v. CI. Thid., 130. 72. Ibid., 49,
68. Cf Thid., 4-S7. 73. Cf. Volpi, 1994a, 343.
69. Cf. Thid., 4. 74. Cf. Ibid. 32, Cf. tanihi&n Tarnniaux1 1989c, 119.

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HEI1ENUTIA DE LA VIDA HIJNIANA
INTERPRETACIÓN DE LA PRUDENCIA

nia (por tanto, no es un prós ti n un éneka tinos); su fin es el


tobropós mismo. El fin de una acción bien hecha, recuerda Heideg- degger encuentra en a prudencia la posibilidad, la forma de desve-
ger con Aristóteles, es ella misma. Por eso el télos de la pbrónesis es larniento por tanto, de aclaración de la vida fáctica. Así lo dice en
un fin absoluto o, dicho de otro modo, el fin de la prudencia es sim- un relevante pasaje al que ya se ha hecho alusión; aquél en el que la
plemente fin (télos apios: oû éneka)75. EI Dasein es el porqué de la atétheta praktiké es definida corno el pleno instante desvelado de la
phi-óness; lo que a la vez nos lleva a descubrir cuál es la arché para vida fáctica (IN 36).
la reflexión de la prudencia: una vez más, el mismo Dcisein. Por eso Sin embargo, en el Sofista, su autor sostiene explícitamente que
lo importante de la acción no son los resultados siiio el cónio (Wie). ta tarea de la prudencia consiste en lograr situar de tal modo al Da-
En resumen: en la pbrónesis el télos y los archal del Dasein son el sein humano que éste disponga de la transparencia de sí misIm:)'8.
mismo Dasein76. Así la phrónesis se alza como un lucha frente a la tendencìa al ocul-
Ahora hen, puesto que la prudencia e.s una de las formas de des- tamiento de sí mismo que se encuentra en e] Dasein. Una Jucha por
velamiento, de custodia del ser en la verdad, y puesto que el objeto el desvelamiento que estaría al servicio de la prâxis.
de la prudencia es el Dasein, se concluye que el Dasein necesita ser Conio causa dei ocultaniiento de sí mismo Heidegger recuerda
desvelado; que éste, corno dice Heidegger, ha de llegar a ser trans- el placer y e] dolor de los que habla Aristóteles; «pero para ei horn-
parente (durchsichtig) para sí mismo. bre corrompido por e] placer o el doJor, ei principio no es
Se revela aquí una vieja aspiración de Heidegger que más tarde fiesto, y ya no ve la necesidad de elegirlo y hacerlo todo con vistas
hubo de abandonar. En su presentación del Inforne Natorp, Gada- a tal fin: & vicio destruye el principio»79. Esto le sirve a Heidegger
mer expone los dos impulsos que, a su juicio, determinaron la re para concluir que un estado de ánìrrto puede ocultar al ser humano
lación de su niaestro con Aristóteles: por una parte, la crítica a su a sí mismo que le puede hacer depender de cosas secundarias, de
concepto de ser y la concepción de lo dìvino como el ente que se modo que, en definitiva, no pueda ver. No hay que dar por supues-
mantiene constantemente en el presente de una actividad permanen- to, concluye Heidegger1 que el Dasein esté desvelado en la autenti-
te. Por otra, la apelación a la autenticidad de Dasein que era menes- cidad de su ser para sí mismo; tanibién aquí ha de ser conquistada
ter reencontrar en la facticidad reconocida por Aristóteles. En opinión la alétheia. En a medida en que el placer y & dolor pertenecen al
de Gadanier hay una palabra que revela la problemática escondida ser humano éste se encuentra constantemente en peligro de ocu]-
en el intento heideggeriano. Esa palabra, frecuentemente utilizada, tarse a sí mismo.
Cs hacer transparente (durchsichtigma:chen). El Dasein humano bus- Ahora bien, Aristóteles afirma que «el placer y ei dolor no des-
caría una ada ración (ErheiIuig) de su propio ser que le permitiría la truyen ni perturban toda clase de juicio (por ejernplo si los ángulos
apropiación de sus posibilidades propias. Pero todo parece indicar, de un triángulo ralen o no dos rectos), sino sólo los que se refieren
como también señala Gadamer, que en el pensamiento tardío de a la actuación. En efecto, los principios de la acción son el propósito
Heidegger se hizo paulatinamente claro que hay algo último no trans- de esta acción». Por Jo que, CornO Continúa exponiendo Heidegger,
parente y que esto constituye la esencia auténtica de La historia y dei la prwlencia es una tarea que ha de ser tomada en la proaltesis (elec-
destino humano". dón) y que se mueve en el nihito de la acción. Ciertamente la pru-
No obstante, en el Heidegger dei Sofista la aspiración a la trans- dencia es in desvelar, pero no independiente sino al servicio de la
parencia, a la aclaración de la propia vida, tiene todavía un papel acción; es un desvelar que hace transparente en s misma a una ac-
preponderante. Es niás, esta aspiración constituye tina señal de iden- dón. Y en la medida en que la transparencia de una acd6n es cons-
tidad. Es indudable que también el Infon....ie Natorp se mueve dentro titutiva para ella, la prudencia es también constitutiva para la reali-
de esta aspiración, pero no de forma tan explícita. Ya entonces Hei- ¿ación de esa acción81.

75. Heidtggcr, 199Th, GA 19, 50. 71S. Cf. Heidcgjer, 1993h, CA 19 50.
76. Cf,Thid.,,50-S1 y5758. 79. Etica Nicánaco, yj i 140b 17-20. Las cursivas SOfl mías.
77. Cf. Gadamer 199, 232-233. 80. Thid., 14-17.
SL Cf Heidegger, 1993b, GA 19, 51-53.

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HERMENLTICA DE LA VIDA HUMANA INÌERPRETACION D A PRUDENCIA

Ì1anteniendo siempre al Dasein, objeto de la prudencia, en el más Heidegger llama Ja atención sobre el hecho de que el criterio que
centro de la atención, resulta pertinente recordar una última pun- sirve para establecer la diferencia entre ambas posibilidades es el
tuaRzación de Heidegger: aquélla con la que indica que, puesto que tiempo «el tiempo e momento y el ser siempre operan aquí
el objeto de la phróriests es el mismo Daseí, e] error cn la pruden- como k) que discrimina el noei'n en la Phróncsis y en la sophía
da es un errarse a sí mismo. En la técnica cabe la posibilidad dei tan- Pero ya se ha visto que, más allá de las diferencias, ambas son
teo y, por tanto, dei error; pero en la prudencia la única posibilidad posibilidades de! Dasein y constituyen así su modo de ser. La sahi-
es la dei acierto porque está ordenada al flit Esto, a su vez, signifi- duna es su estar referido a lo ente del mundo plenamente. La phró-
ca que en ella no existe la posibilidad de uii más o un menos; que neis., por el contrario, es su estar referido al correspondiente Dasein
no tiene excelencia posible. Es decir, que ella misma es aretéS2. propio. Pues bien, la pregunta por el sentido directivo dei ser se
Hasta aquí llega la primera caracterización de la prudencia rea- plantea sólo en torno a ellas por los dûs motivos, estrechameiite re-
lizada por Heidegger en el semestre. de invierno de i 924-1925. Pero ]aCiC)fladOS, que se acaban de mencionar. Porque ambas on as for-
se trata todavía de una primera presentación. A continuaciófl, en el ruas más altas de desvelaniento y porque constituyen sendas posibi-
primer captu10 de la parte introductoria, aborda el análisis de Aie- lidades de ser dei Dasein.
tafísica 1, 1-2, donde expone la génesis de la sabiduría en el marco Según Heidegger, la phróesis reclama el derecho a ser la más
de la comprensión ingenua dei Dasein entre los griegos. Al finalizar alta forma de desvelamiento. Ella es lo más serio porque su objeto
su trabajo se encuentra en condiciones, conio ya se ha dicho, de aco- es el Dasei?- dei ser humano:
meter su último objetivo: mostrar críticamente cómo Aristóteles es- Es posible que la pbrónesis no trate de los timiótata (cf. Etica a Ni-
tablece la primacía de la sabiduría sobre la prudencia. Allí muestra C(5777CO VI, 7 h3), de los entes más elevados, pero ese ente es aquél
que a phrónesis constituye la auténtica posibilidad dcl hombre, ex- que no tiene ruda que 'r eon los hombres en su existencia. Lo que
pone lo relativo a la eubouiía y vuelve a referirse a Ja vinculación de importa a los hombres es e mìsmo Daseii. el akrótczton agathàn
noûs y phrónesìs que es particuarL1cnt relevante por lo que se re- antbrópinon, la eudì;wní para la que Ja prudencia proporciona a
fiere a Jo éschaton y a lo que ya nos hemos referido en el apartado i ndicación.
3 de este capítulo. Además, realiza una crítica directa a la concep-
ción aristotélica dei ser que le llevó a defender la sI]preLìlacía abso- A juicio de Aristóteles, corno lo explica Heidegger, la prudencia
iuta de la presencia. La primera y la última cuestión van a ocupar no puede aspirar a ese rango puesto que e1 ser humano no es lo más
nuestra atención en lo sucesivo. excelente del cosnos; tanto él corno el bien que le es propio perte-
necen al género de los entes que siempre pueden ser de otra mane-
5.2. L.a prudeic.ia (.0fliO posibilida:d atiténtica del Dasein rau. Eu efecto, e] Dasein de] hombre no es siempre, ael. El ser de
los hombres surge yr pasa tiene un tiempo determinado, su aión, su
Heidegger admite que Jo que hace que sabiduría y prudencia se duración. Frente a él se alza also diferente que por lo que respecta
Constituyan como las más altas posibilidades de apertura del ser es al modo de su Ser, es más auténticamente presente Anwese? -i). Ese
que ambas están referidas a los arc/:af. Algo que en ambos casos y algo Otro es lo dvirìo7. Pues bien, la sabiduría se dirige a aquel ser
necesariamente -porque [lo puede haber logos de los crcbaí ocu- que tiene la precedencia absoluta porque, por lo que respecta al
rre sin discurso (dnet Iógou). En efecto, particularnieLite a partir de modo de estar presente Ç4ni.vescndsein) es Io definitivamente pre-
la reflexión sobre lo ésçhaton se ha visto que la prudencia es también sente, y lo es porque está siempre y de manera perrnamente ahí.
un desvelar no discursivo (aietheúein áneu iógou). Esto es lo que tie-
ne eri común con la sabiduría, sólo que el puro captir de la pruden- 84 Ibid., 164.
5. Ibid. 135,
cia se opone a la sabiduría corno el otro extremo del oemn83. Una vez S6. Cf Ibid., 136.
87. Aquí Heidegger vuelve a insistir en que esto no dehe ser enreidido en senti-
2. Cf. Ibid., 53-57. do religioso sino que' en Aristóteles, tiene LW cntido pi.rarnenre fornia] ontolágico,
83. I1id. 163k 8. Kisiel ha indicado que la noción de Anu..'esen.fcit aparece en cl SS de 1922

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HE1ENEUTICA DE LA VIDA HUMANA
INTRPI[TACÖN DE LA PRUIENCIA

Esta razón, como se verá con más detenimiento a condnuación, es


suficiente para que Arktóteles termine por declarar la primacía de la que entiende quelo agató sólo se revela a una existencia queya es
. , buena- Ahora bien, si la prudencia depende para su realizacion de
sabiduria sobre la prudencia.
Heidegger no puede aceptar la validez ni la pertinencia de nm- que el Dasein sea ya bueno,.no es del todo completa; no es autóno-
guna de estas consideraciones. De hecho, el modo mismo en que ma. Este sería el motivo por el que Aristóteles habría revocado su
expone las razones aristotélicas denota el rechazo que experimenta prioridad93.
liada ellas. Pero, sin entrar por el momento en su validez, Insiste en Frente a la dependencia de la prudencia la sabiduría se alza
que el hecho de que la prndencia sea el modo de ser verdadero que como autosuficiente. No obstante, Ja perplejidad de Heidegger se si-
tiene que ver con el mismo Dasein9° habría de bastar para conduir gue manteniendo por e! mismo motivo que defiende desde el prin
que la phrón.esis es e.! desvelar más elevado y el más deciskro. L.a ra cipio con tenacidad: ¿cómo es posible que la sabiduría se constituya
zón es que para los seres humanos lo decisivo es su propio ser, su en la forma más alta de desv&amíento si no se ocupa con el ser del
Dasein? Que su tema sea lo eterno no constituye justificación alguna
propia existencia. No obstante, Aristóteles opta por la sabiduría
aduciendo que, por lo que se refiere a] aieteúein, es lo más alto. De para su elección. Más bien al revés, porque lo eterno es «aquello que
nodo que, hay que decirlo una vez más, sería la sabiduría y no la rio tiene nada que ver con la génesis, mientras que, por e] contrario,
el ser del Dasein humano consiste en ser génesis, prâxis, kínesis»94. En
prudencia la que, en términos absolutos, constituiría la posibilidad
niás alta de desvelar. definitiva, por tanto, hay que concluir que lo que la filosofía con-
A juicio de Heidegger la razón dc esta elección estriba en que la teiipla no aporta nada para la existencia del ser humano.
prudencia no es estructuralmente autosuficiente ya que está referida Así pues, el dilema se establece definitivamente en estos térmi-
siempre a otro comportamiento del hombre. Así es, cn los dos ólti- nOS: la sabiduría es completa, autónoma, pero no aporta riada a la
mos capíruos dei libro \TI de la Etica a Nicárnaco, Aristóteles dice: existencia dl Dasein; la prudencia tiene que ver con ei ser mismo
dei hombre, pero no es autosuficiente.
Este fin [el que sea en cada caso] no es aparente al hombre que no Heidegger quiere suponer que Aristóteles percibió el conflicto,
es bueno porque la na]dd nos perviertc y hace que nos engañemos puesto que en la Etica a Nicómaco proporciona un criterio pura-
n cuanto a los principios de la acción, II)c modo que e evidente que mente ontológico para a decisión95. Este vendría a reafirmar la exi-
un hombre no puede ser prudente si no es bueno'1. gencia de autonomía a la que se está haciendo referencia. EJ Estagi-
rita dice que «estos modos de ser han de ser necesariamente elegibles
Dicho en térrnnos liedeggerianos: la posibilidad de desvela- por sí inismos, al menos por ser cada uno de ellos hi virtud de la CO-
miento de la prudencia está vinculada a que e que la actualiza sea rrespondiente parre del alma, aun en el caso de no producir nada nm-
bueno ya de antemano. Lo que efectivamente es así para Aristóteles, guno de ellos96.
Pero lo cierto es que ambos modos de ser sí producen algo. Y
(todavía no publicado) donde p.rece que Heidegger cstá a punto de identificar el seii- precisamente esto va a ser lo que, a jukio de Heidegger, acabará de-
tido griego (le ser corno ousí con su propia nociáfl de presewia constmt', pero que terminando la precedencia de la sabiduría. Una virtud en la que, a
no llega a hacerlo. En rea1ìdad parece quc sólo en 1924 -cuando estaba preparan-
do una conferencia sobre la Etica NTicómaco llega a ¡dentifcar la ousla como m- pesar de todo lo dicho sobre ella hasta e momento, se puede des-
.eseid con la idea de presencia constante También, siguiendo sicmpre la informa-
cion de Kisiel sobre el curso dc Aristóteles que wdavía no ha sido publicado, parece Algo que sirve también para mostrar, de&de otra punto de vista, la vìncula-
que ya entonces Heidcggcr rrabjó la dìfrencì entre los distintos sentidos de pr- cic5n de la prudencia con Ja prâxis. L prudencia no es nada mientras que no es rea-
sente (Gegzttart) y presencia (Anwese.beit.). Sin cmbargo, todavía en el SS de 192.5, lizada en la präxis. Cf. He.idgger, 1993, GA 19. 166. 0 lo que es lo mismo: no bas-
Gegenzt'ïrtigkeit, Anwesenheit y Pnsenz tienden i ser utilizados como snOnimos. ta la orientación y l dirección que proporciona una reflexión teórica que también
Sólo en el WS de 1925-192.6 Logik. Die Fr2ge uich de \hrheit parece que ets ca- forma parte de la prudencia. Con ella no se ha llegado a nivel del ser que se corres-
tegcrías alcanzan Su configuración definitiva Cf Kie1, ] ..93, 491. ponde con & sentido del 1etheein.
Cf. Hidegger 1993b, GA 19, 137. Cf. Ibid., 167.
Cf. Ibid., 166-167. fbid. 17.
Etica a Nieórnacu VI, 1144a, 3437. Cf. Thid., 168.
Etica Nicónaco, t 144a 1-3. Las cursivas son rnias.

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HEM(NLÏflCA DE t.A VIDA HUMANA JNTERETACION D LA PUDFNCIA

cLibrir una polesìs. Así es, la sabiduría produce un efectos pero con nocer, como ya se ha subrayado en su momento, que ambas expli-
la comparación de Aristóteles, no como la medicina produce la sa- caciones se encuentran íntimamente interrelacionadas.
lud sino corno l salud produce la salud misma. Es decir, la sabidu- E.n dicha relación se muestra también un desarrollo. En efecto,
ría «produce la felicidad con su posesión y ejercicio»97, sendLlamen- en e] marniscrìto de 1922 Ia crítica de Hleidegger se detieme tras ne-
te porque está ahí. Algo que no ocurre con la prudencia puesto que, gar que el sentido decisivo dei ser sea el de lo que es siempre y ne-
COITR.) acabarnos de ver, esta última depende de la acción. cesarianiente. Sin embargo, en el curso de 1924-192.5 la reflexión
Lo dicho hasta el momento basta para poner de relieve la auto- sobre la primacía de lo que es siempre le conduce ya a rna crítica
fornía. de la sabiduría. Pero continúa resultando insuficiente, a juicio directa de la metafísica presencìaista a la que ya se ha hecho algu-
de Heidegger, para justificar su primacía absoluta sobre la prudencia. na alusión. Ahora Heidegger muestra netamente la vinculación en-
A su juicio, para entender por qué el desvelamiento dc lo que es tre ser siempre y presencia. Es más, a su juicio la razón por la que
siempre se COflStítUye COnIO el ser auténtico del hombre hay que acu- Aristóteles prefiere a los entes que son siempre es porqUe son au-
dir al concepto de ser de los griegos. SiMo así se aciara definitiva- ténticaLnente presentes. Frente a ellos & hombre no es siempre sino
niente la razón de esta prioridad. A continuación nos detendremos que tiene duración. Estí determinado por La génesis, Ja kInesis y la
en este asunto. prá.xis. No se puede someter, por tanto, a la presenda perfecta. Algo
que para Heidegger no constituye una limitación que haya que sii-
5.3 . Crítica a ¡a metafísica de la prese?7cici perar como Io fue para Aristóteles, Constituye, por el contrario la
determinación de su ser y así su especifidad propia, su esencia. De
Sólo a partir de aquí, a partir del predominio totalmente determina- modo que es preciso acomneter una tarea todavía pendiente elaho-
do y claro de! sentido dei ser corno el ser que es siempre, se hace
comprensible la precedencia de la sophía [...]. Para Icsgriegús la con-
rar uiia ontología que dé dienta dc ese modo de ser propio del Da-
sidcracióî dc la existencia b.inzan está orícntada puranzenic dcscle el
sein fáctico; que responda a su particular temporalidad y se adecúe
mismo sentido del ser es dt'tir de.de esto: eit qué medida ei Dasein a ella. Una ontología, en definitiva, que no obtenga su sentido del
Jnn7ano jiene la posibilidad de ser siempre. Este sentido dei ser, el ser ser a partir del mundo sino a partir de los entes que somos nosotros
como bso1uto estar presente, lo obtuvieron los griegos a partir del I-ni s mo s.
Ser del mundo9S. EI pensain i e nto he i d eggeri a no conti n u ó e vo 1 u cion au do rápida-
mente a Io largo de los pocos años que transcurrieron hasta la re-
Concretamente, se podría añadir aquí (recordando o expuesto daccién de Ser y tiempo. No obstante, lo nuclear de su considera-
en el Informe Natorp), los griegos obtuvieron tal sentido del ser a ción de la nietafisica occidental como una metafísica de la presencia
partir de la radicalización ontológica dc la idea de movimiento; una está ya contenido en el Sofista. Y lo que se dice eu este curso no es
radicalizacián que tiene su origen en la experiencia del producir y tan sólo, en términos abstractos y generales, que la concepción grie-
según La cual, como se recuerda, ser es ser producido, estar termina- ga del ser condujo a una lógica y a una ontología inadecuadas. Se
do. Mostrar esto constituyó el objetivo priorìtario de las interpreta dice también y ante todo, que dicha concepción influyó directamen-
dones contenidas en el l7forne Natorp. En e] Sofista, Heidegger no te en la comprerisón dei Dasein. De hecho, Ja última parte de las in-
se detiene en sii demostración y podem(:)s inferir que lo da por su- terpretaciones efectuadas eLi el Sofista está encaminada a mostrar
puesto (puesto que, además, constituye un paso previo). Quizá por cóii-io la consideración de la existencia hunana fue relativa a aquel
eso s ha detenido en aquel otro aspecto que también haha subra- sentido directivo del Ser: el de lo que es siempre; y cónio, couse-
yado en su manuscrito pero dei que no había acabado de extraer to- cuentemente, se buscó una posibilìdad de identificación o de asini-
das las consecuencìas: que ei sentido directivo del ser es e1 del ente lación con ese ser que es siempre. A juicio de Heidegger, Aristóteles
que es siempre y necesariamente. En cualquier caso hay que reco- encontró tal posibilidad en la sabiduría:
9? 6. Puesto que el ente al que se rferc la sopía es un ser que es siem-
98. I-Icidcggcr, 1993b, CA 1.9, 178. Las cursivas son dei editor. pre y la vez la sûphia es la forma más pura de! comportarse con

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HERMENÉUTICA DE LA VIDA HUMANA INT[IPRETACPÓN D LA PFUJDENCIA

respecto a, del detenerse cri esos entes, por eso la sophía en cuan- Aristóteles, no puede ser simplemente un hábito, una posibilidad
to que es el auténtico estar referido a ese ser, que es cl más alto es que se puede realizar o no. Por el contrarìo es una posibilidad de
la posibílidad má elevada. La decisión sobre la precedencia dc la so- ser que se ha de dar en tienipo presente (Gegenwart) En efecto, en
phía se toma a partir dei ente mismo aI cual se refiere", la medida en que el ser dei hombre se entiende como un estar ter-
,ninadcì (Fertigsein), la eudainmnía tiene que ser un modo de ser del
Resumiendo lo que se ha visto hasta ahora hay que concluir que hombre que sea en cada momento y permanentemente lo que es. Di
la razón de la prioridad de la sabiduría sobre la prudencia es doble. dio con expresión clásica, la felicidad ha de ser un acto; esto es,
En primer lugar, la sabiduría es la forma más pura de comporta enérgeia y, por tanto, presencia (Anuesenheit), puro e inmediato es-
miento, ya que es autosuficiente, al no depender de nada ajeno a ella tar ahí (Vorbandensein). En definitiva, la ezdai,nonía es el estar pre-
misma. En segundo lugar, se dirige a los entes más elevados: los que sente (Anwesend) de lo que está actualmente terminado (Fertigan-
son siempre. En definitiva, la sabiduría se erige como la única posi- wesendsein) con referencia a su más alta posibilidad de ser'03.
bilidad de desvelamiento que se adecúa a las características de los En Ú'timo extremo, conio ya se ha apuntado, la idea de la eu-
entes que son siempre. O dicho de otro modo, por la sabiduría el dainon.ía se ohtene a partir de una concepción dd ser dei hombre
hombre puede penetrar eu el reino de lo que es necesariamente, de que está dominada por una metafísica de tipo presencialista. Así se
io inmutable e imperecedero. Ésta sería su máxima perfección, pues- entiende que la más alta posibilidad de su ser se localice en el oû.s
to que así se asemejaría a los entes más perfectos dei universo. corno ese puro estar ahí. Que la autenticidad de] Dasein quede de-
Para Heidegger es un hecho que Aristóteles entiende a partir de terminada de este modo trae consigo unas consecuencias de gran ca-
ahí al Daseitt humano, que lo constituye desde ahí. Por eso el ser hu- lado; ella es la condición ontológica de la existencia concreta y fc-
mano se ha de adaprar por lo qu respecta a su ser temporal (Zel- tica del ser humano1°1. Una existencia que, desde estas condiciones,
tlicbsein), a lo que es siempre en e] mundo. Así es como su ser al- no puede comparecer de forma originaria.
canza su posibilidad más alta: Si reflexionamos un momento sobre el texto de Heidegger que
se acaba de citar podremos observar hasta qué punto se ha asentado
EI Dasein humano llega a ser auténticrnientc cuando es siempre del su pensamiento a lo largo de los dos años que lo separan del In/or-
modo en que puede ser en el más elevado sentido1 cuando, por lo me Natorp. Ahora la noción de enérgeia se vincula de manera expil-
tanto, se mantiene en la ms afta medida, ii es posible largan entc y cita a la de presencia: significa, sin más, presencia. Además, tampo-
siempre, en la pura contemplación del ente que es sienipr11.
co hay ninguna duda de que Jo presente es lo que está plenamente
terminado y se mantiene así en presente. Es decir, para Heidegger
Sin embargo, dado que e! ser humano es mortal y necesita des- existe un sólido vínculo entre la idea de ser producido (Fcrtigseii) y
canso y re.lajarse, fracasa en este intento. La pregunta que se plantea la de e iérgeia; a su vez, ésta última está conectada con la de presen-
entonces es: ¿en qué medida se encuentra en la sabiduría la posibi-
cia (Anu.'eseizheit). De hecho, ahori ser producido es tanto corno ser
lidad de la felicidad, la eudaimonla? De lo que se trata ahora, en de
presente y nantenerse así producido en la presencia: Fertigantte-
finitiva, es de captar la sabidurfa en su aletheúein como un modo de sendse in.
ser de] homhre10.
De este modo la idea primera dei Inforne Natorp, relativa a la
De acuerdo con lo c'ue va hemos visto, s la sabiduría es la ms producción, y la última dei Sofista, que entiende el ser como Anu.ìe-
alta posibilidad del ser humano entonces su autenticidad consiste er senheit1 se unen sin solución de continuidad en torno a la idea ans-
estar presente junto a lo que es siempre102 La feflddad, como dice totélica de enérgeia, Aquélla con la que Heidegger llega en el manns-
Crito de 1922, lina y otra vez, al final de sus interpretaciones. Porque
99. Ibìd., 171. lo cierto es que, corno ya se ha mostrado y se continuará hadendo,
loo. Ibid.
loi. Cf. Ibid.
102. Cf. Ibid., 173.
«Esto no significa nada distinto a estar presente, al .mro ser en presente fun-
Cf. Ibid. 179.
to a lo que 's sietnpre» (ibid., 172. Las cursivas on del editor),

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F1ERMENJUTICA D LA VDA HUMANA

aunque las interpretacioies heideggerianas analizan didntos pasajes


de Aristóteles cuyos contenidos son bien diversos, al final todas sus
reflexiones acabar desembocando en las nociones de enérgeia y de
prâxi5 perfecta. Estas nociones, tau centrales en el pensamiento del
Estagirita, ocupan de lleno la atención y el interés de Heidegger, que 4
entiende bien que Ja filosofía aristotélica no tiefle su centro en el ser
de las categorías. Por eso, quizá, incluso tras la Kehre, continuò ocu- INTERPRETACIÓN DE LA SABIDURÍA
pándose de las nociones aristotélicas de dynamis y enérgeia. (Metafísica I, 1-2)
Pero, por e momento, liemos de ceñirnos de nuevo al tema dei
Sofista y a lo que Heidegger trabajó en estas interpretaciones. Al ha-
cerio no se puede sino concluir que el problema que Le ocupa no es
una cuestión bizantina. Que la pregunta por el porqué de la prima-
cía de la sabiduría sobre la prudencia no es ni irrelevarte ni inera-
mente técnka. Es cierto que cras las interpretaciones heideggerianas
lo que en definitiva se está cuestionando es la pregunta por el ser y
por su sentido. junto con este cuestionamiento, se está declarando la I . Arraigo de la sabiduría e i la vida fictica
necesidad de una destrucción como camino para la fundación de una
ontología que sea hermenéutica fenomenológica de la factì ci dad. La interpretación de los dos primeros capítulos de la Metafísica que
Heidegger acOmete en el Informe Nitorp es mucho menos extensa
y pormenorizada que a que acaba de finalizar sobre la Etica a Ni-
cónaco. Pero también está gulada por una clara idea centra] que su
autor se propone mostrar. Una idea sin la cual su interpretación del
pensamiento aristotélico y, con él, de la metafísica occidentI no es-
taría firmemente asentada. Se trata de la convicción de que la ten-
dencia a la tcora tiene su arraigo en e] Dasein, de que es una posi-
bilidad suya propia. Dicho de otro Lnodo, ya en a relación técnica
dei Dasein con el mundo se descubre esa tendencia a un saber más
autónonio que es lo característico de la sabiduría. Así, guiada por su
tendencia a saber ins, la vida fáctica abandonaría su interés por la
relación práctica con el mundo y la tendencia al cuidado se trans-
fornaría eri un contemplar puro y autosuficiente. De este modo, a
dinámica propia de la vida serra entendida como e1 puro permane-
cer en la contcLÌpLación de los amh:ií. En consecuencia, el ser ser!a
entendido como presencia pura.
E.n consonancia COLI el propósito ilhicial de sus interpretaciones,
Heidegger comienza subrayando que se mamnìeutti constantemente
orientadas al problema nuclear de la facticidad. Un enfoque que
mantendrá también su centraLidad en las interpretaciones acometi-
das más adelante en e! Sofista. En efecto, cuando eri el curso de
192.4i92.5 Heidegger vuelve sobre los mismos capítulos de la Ale-
tafisica a los que se había consagrado cii e] otoño de 1922, cotiser-

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HEFM'JUTICA IDE LA VIDA HUtIANA
INTEIrRETACIÓNJ DE LA 5AHIDLJRA

ra sus mismos intereses y ohjetkros. L.o que no obsta para que pro-
fundice en su exposición, llame la atención sobre factores que hasta va, a la que ya conocemos por su traducción de la Etica: la sahidu-
ese momento no habían sido destacados o suficientemente desarro ría es entendida como «el auténtico entender que contempla en
liados flj) ante todo, para que su crítica resulte más acendrada. De Cuanto que custodia de los archal en la verd4d» (IN 39).
hecho, aunque Jo esencial di su interpretación está ya plasmado en Está claro que para Heidegger esa dohle tarea (mostrar la estruc-
el Thfornie Natorp el recurso al Sofista resulta imprescindible para tura fenomenológica de ambas virtudes intelectuales) es inexcusable
entender la crítica en toda su radica]ídad. puesto que todavía en ese momento cree que la Fisica y su objeto van
Un estudio comparativo de ambas interpretaciones contribuirá a a ser entendidos desde las conclusiones obtenidas en la Metafísica;
arrojar luz. sobre las conclusiones de las que ya disponemos y nos esto es, desde la delimitación del objeto que impone la idea del con-
permitirá entender con mayor claridad algunos de los aspectos que templar puro y desde el método propio de la explicación categorial
CÍ) el Informe Nctorp no fueron suficientemente explicados, bien (IN 39).
por la premura dcl tiempo o bien porque todavía no habían sido En segundo lugar, Heidegger se muestra determinado a seguir el
desarrollados por Heidegger. En cualquier caso, puesto que este li- camino que condujo a Aristóteles hasta la descripción dei fenómeno
bro gira alrededor d& informe Natoip se expondrá en primer lugar del contemplar puro. Al hacerlo va a descubrir que en el origen de
e] contenido de estas investigaciones y se intentará mostrar su la idea de contemp'ación no se encuentra nada distinto a una ten-
cance A continuadóti, se dará cuenta de las aportaciones e innova dencia propia de la vida fáctica en cuanto que se relaciona práctica-
ci.)nes contenidas en el Sofista. Por (iltimo, se intentará una valora- mente con e] mundo. La misma idea directiva guiará Ja interpretación
cion de las interpretaciones heideggerianas. del Sofista dus afos después. Además, el autor del manuscrito de
Este estudio no tiene una finalidad historiográfic ni busca corno 1922 precisa en él que tanto el fenómeno del entender puro cuanto
objetivo último fijar porrnenorizadamcritie los pasos de una evolu- la forma misma en que es interpretado son decisivos para la carac-
ción intelectual. Su propósito es nostrar hasta dónde y en qué con- terización y el sentido de la filosofía1.
Siste la crítica que Heidegger realiza en su interpretación de los dos En tercer y último lugar., Heidegger quiere poner de manifiesto
pruneros capítulos de la Metafísica de Aristóteles. En consecuencia, el carácter de ser de la sabiduría y su aportación constitutiva para el
el úkìmo epígrafe de esta parte está dedicado a la crítica heidegge- ser de la vida humana. Un propó5ito que anuncia con brevedad pero
nana ai concepto gdego de ser. al que están orientados los pasos anteriores porque, como ha seña-
Pues bien, de acuerdo con el problema directivo de la facticidad, lado desde el principio, su interés no es otro que el de la facticidad.
hay tres cuestiones que le interesa abordar de modo particular. Estas tres cuestiones, aclara el autor dei Infamie Natorp, se re-
ELi primer lugar, se impone una doble tarea: mostrar cuál es lacioiian entre sí. Sin embargo, ya se ha señalado que lo que le pa-
estructura fenomenológica tanto de la epistén.e cuanto dc la sophia rece totalmente decisivo es mostrar que la estructura dei contemplar
(a la que, con Aristóteles, considera la más aLta posibilidad de reali- puro sólo se entiende desde su arraigo en la vida fáctica y desde eJ
zación de la misma epistéie) modo en que tiene su génesis en ella. Por eso no es de extrañar que
Acabamos de ver que en el apartado dedicado al libro VI de b todo el peso de sus análisis recaiga sobre este asunto, n tampoco
-
Etica a Nicómaco Heidegger no había prestado particular atención que éste Continuara a'entando su interpretación en el curso de 1924-
a la ciencia, a la que, según su singular traducción, habla descrito 1925. Por el momento las preguntas que se piantea Heidegger al
como el detennjnar que contempla, predica y de nuestra (hinse bend- abordar esta cuestión son ¿cómo llega Aristóteles a Jo ue acabará
besprechend-aust.eisendes Besti, wnen). Ahora, cuando va a comen- caracterizando como investigación? cD6nde se encuentra inicial-
Zar su exégesis de la Metaftsca vuelve a matizar su traducción y se mente algo así Como investigación?
refiere a ella desde otro ángulo de mira como a la relación coiztein- Releyendo los textos de los dos primeros capítulos de laMetafí-
piativa (hinsthender Unzgang) que determina las relaciones de por sica, Heidegger centra su atención en la expresión que sirve a Axis-
qué (Wrun-Zusamme&,ange). En relación a la sabiduría, su deno tóteles de hilo conductor para su caracterización del hombre sabio
rninación o su descripción es muy semejante, aunque más exhausti-
1, A estos asuntos se ha referido Heidegger ya en la primera parte de su informe.

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hERN1ENUTJCA D 1A VIDA HUrIANA
JN'rEPPRETACIÓNJ LE LA SABIDURÍA
y, así de la sabiduría. Se trata dcl comparativo
bio), enraizado, corno subraya Heidegger, sophótem i (más sa-
en la vida fáctica que se tor admite quei en efecto, el theorem es la iîs pura actividad (en el
preocupa por alcanzar una mayor rijn, sentido estricto de término) de la que dispone la vida. Por
Y Io hace originariamente en medio de una mayor comprensión. eso con-
sidera el Estagirita que es asgo divino, y !o que a Heidegger le inte-
tiva., con el mundo. Por esta vía es cornosu relación práctica, ejecu-
llega a comparecer la idea resa matizar es precisamente cónio Sc ha de entender
el aspecto (Aussehen) del con qué dei esta afirni.a-
ClOn. Porque, frente a la interpretación CUnvenCi011al,
trato (Wc»nit des Um- Ia sabidLirfa no
gangs). Un trato, una relación, es divina en el sentido religioso. Al contrarío: lo thelon
que no es en principio objeto de un es la expre-
determinar teórico sino que es el hacia qué Sión última de l.a radicaliz.ación ontológica de la idea dei
rio y frictico procurar Organizcitivo (Wonzti/) de un origina- ente móvil.
Éste es im asunto sobre el que, por razones expositivas,
Cb(') añade Heidegger, el (ausrkitenden Besorgen). De he-' volvere-
aspecto (la idea) tiene el carácter de por Iflos al final de este capítulo. Por el momento bastará
qué y éste es originariamente con adelantar
prktico. que el objetivo que Heidegger persigue co
Ahora bien, continúa cl discípulo
su interpretación de los
de Husserl, llevada por su ten textos dei libro I de la Metafísica no se reduce, frente a lo que ini-
dencia a saber más (nidlion ciairnente pudiera parecer, al intento de mostrar el arraigo de la
eidénai) la vida fáctica llega a abandonar sa-
cl interés por lo c'ue tiene hiduria er la facticidad y, en consecuencia.,
que ver con ¡a relación práctica con el sii carácter derivado La
mundo y entonces el con qué del trato crítica conduye tan sólo cuando Heidegger muestra la vinculación de
tenden TJ?igangs) se transforma ejecittivo ( 'cnnìt des vertici-
en el hacia qué del contei zplar puro la sabiduría con lo divino y de esto con el predominio absoluto de
(W'rauf des blossen Hinsehens) la
(IN 41). Es decir, «la tendencia al presencia puesto que su actividad es, cou Aristóteles, enérgeia.
cuidado se ha transformado en el ver en
relación autónoma Y en cuanto que tal, el cuanto tal. Este deviene una
hacia qué de
específico» (IN 41), un procurar que ya no es de tipo n procurar 2. El Sofista (1924-1925). Génesis de la
sabiduría
teárico. Se ha de concluir, por tanto, que ]a sabiduría práctico sino
extremo de la tendencia al cuidado que está indudablemente constituye ei Heidegger dedica el segundo capítulo de la parte introductoria
zada en la vida fáctica. Así enrai- dei
es torno la filosofia alcanza su sentido2. Sofista a estudio la génesis de la sophía dentro de la ingenua
No se puede negar que ese trato comprensión dei Dasein entre ios grieg.s4. En el primer
teórico continúa siendo reali- epígrafe co-
zacián de la vida y que io e.s precisamente ruienza señaiando que el hilo conductor que guía la investigación
la dínírnica que es propia de la mediante cl despliegue de
misma vida. Sin embargo, lo que le aristotélica es el Dasein que se expresa a sí niisnio Por lo
Caracteriza es que, a juicio de Heidegger, a su desarrollo consiste en el estudio de los cinco niveles que toca
sin embargo, es. En efecto, cl ya o ve la vida en la que, Y por lo que respecta a su finalidad hay dei eidénai.
conten]plar que partir de que ei objeti-
ha subrayado reiteradamente, la ren.uncia puro supone, corno ya se \rQ del Estagirita es mostrar que la sabíduría
GOlfi) (Wie) en el que la vida a todo cuidado. Es así el es rnálista !etheúein.
se detiene por lo que respecta a sus ten- En todo ello advertirnos las profundas
dencias fundamentales. coincidencias temáticas que
este curso guarda con et informe de 1922.
Corno )ra se lia \risto Cfl cl capítulo anterior, Pero ante.s de ccrnenzar el análisis de estas
relación práctica con el mundo (al el abandono de la interpretaciones con-
que se acaba de hacer refetencia) viene anunciar cuáles son las convicciones de las que parte Heideg-
Constituye para Aristóteles ger y cuáks son los objetivos que persigue Por lo
una liheracirn3. Además, y dado que a que respecta a las
naturaleza humana es esclava en muchos pnmeras hay que señalar dos cosas. En primer lugar
biduría es una ciencia divina. aspectos, entiende que la sa- tos dos capítulos se sitúan dentro del rnkrnO que para él es-
Una conclusión que es objeto de la horizonte en ei que se
misma interpretación crítica por parte de Heidegger inscribe la Etìc a Nicóînaco y ello aunque en la Aietafísica
I_orne Natorp corno en el Sosta. En el manuscrito tanto en el In- no se en-
cuentre el aìethei.ein de forma expresa. No hay que olvidar que el
dt 1922 su au- cie5e17r constituiría un modo de ser del Dasein
éste se relacEona C(i)fl Cl rnuiido o consigo
en la medida en que
Cf. Gacianier, 1989, 2.31-232, mismo. La segunda con-
Cf. i\fetaftsica 1, 982.b
Cf. Heidegger, 1993h, GA 19, 65-Í31.

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INTERPRETACIÓN DE LA SABIDURLA
HERMENÉUTICA DE LA VIDA HUMANA

VKCiÓn cJe Fa que parte Heidegger es que, según ei sentido griego de] de existenda humana) sea sirnutáneamente la virtud de la técnica.
ser, el ente que es el auténtico Ser es el mundo; esto es, lo aeL En efecto, en cuanto que la teoría es la realización de la sabiduría no
Por lo que respecta a los objetivos específicos del Sofista, éstos se da sin el ocio. Pero éste consiste en rio hacer nada productivo por
serían los dûs siguientes. En primer lugar, y con carácter inrnedia- Io que en elia queda excluida cualquier forma de polesis. Hay que
to, poner de manifiesto que la exposición aristotélica de La sopbía y añadir, además, que la téchne tiene por objeto lo que puede ser de
de la theorla parte de la interpretación clara que el Dasein tiene de otro modo, mientras que el objeto de la sabiduría es lo que siempre
sí mismo, dei modo en que este Dasein se hace comprensib]e para sí es9. Por todo esto, sólo la clarificación de su génesis, tal como tiene
IfliSflO5. Este interés,, que se puede rastrear en e] Informe Natoip, lugar en el Dasein cotidiano de los griegos, permìtírá comprender
queda explicitado con claridad en ei Sofista. Aquí explica Heidegger por qué la sabiduría es la virtud de la téchne y de la episté7ne. A su
que sí Aristóteles recurre a modo ordinario en que los hombres uti- vez, esto reclama entender por qué la téchne constituye un nivel
lizati los términos sophía y sophós, es porque piensa que ei Dasein previo a la sabiduría aunque su actividad sea poíesis.
ingenuo (das natürtliche Dasein) tiene efectivamente una cierta corn- Pues bien, para mostrar que la sabiduría tiene su origen en la
prensión de sí mismo. Aunque, como en todo o cotidiano, este Da- técnica Heidegger va a ir examinando cada irno de los nìvees de co-
seii se mueve en los límites del más y e] menos. Algo que se revela nocimiento con una minuciosidad que rio pudimos encontrar en el
en esa forma comparativa de habiar que es característica de Io ordi- Informe Natorp. Al final se detendrá en la sabiduría y en especiai e
nano (mâlion, máiLcta)6. En cualquier caso, este punto de partida da aqaella característica que le parece determinante: la autonomía que
razón de la metodología utilizada por Aristóteles: la ordenación por ia diferencia de his restantes formas de desve]aInento y sobre la que
niveies, e] criterio comparativo que esta guiado por b tendencia a su atención no se había polarizado tan decididamente hasta este cur-
un sabermás, niallon sofás,, y cuya culminación es la sabiduría corno so. Es cierto que ya antes Heidegger había reparado en dicha auto-
fl1áiista aietheúein. noniía, pero desde otro punto de vista. Lo que le había interesado
E] segundo objetivo perseguido por Heidegger es comprender destacar y criticar en el Informe Nato es que la cìencia, y particu-
por qué afirma Aristóteles que la sabiduría es la virtud de la técnica7 larmente la filosofía, se transforman en una relación autónoma; esto
(y de la epistéme), por qué la entiende así y cuáles son las conse es, que se desvinculan del mundo. Lo que ahora quiere mostrar es
cuencias que se desprenden de aquí para la comprensión griega de] que esa autonomía es para Aristóteies, y así para la filosofía occi-
ser. Como acabamos de ver, en ei manuscrito de 1922 Heidegger ha dental, la última causa y la condición de po5ihìlidad de la suprema-
afirniado va taxativamente que la sabiduría es ei extremo de la ten- cía de la sophía sobre la phrónesis.
dencia al cuidado. Es dedr, ha sosterido con nitidez que en ei ori-
gen de la sabiduría está la técnica y, además, que la sabiduría tiene 2. 1. L.a sabiduría conio virtud de la técnica. Su auto?tüflía
su origen en la fac.ticidad dei Dasein. Pero ahora esta mera confir-
mación no k satisface y aquí es donde el curso sobre el Sofista re- En el nivel más bajo de conocimiento se encuentran las sensaciones
sulta particularmente c1arficador. comunes que posibilitan ya una cierta orìentaci6n en ei rnundo E.! si-
Parafraseando al Estagirita, Heidegger recuerda que el corn- gu.iente peldaño es ei de la experiencia por la que estamos encarrila-
prender autéitico, sophia, es La p1enftud esto es, areté, teleíosis, dei dos dentro de una ocupación determinada. El tercer nivel es el de la
saber inanejarse, del entendérselas, que es propio de la producción. técnica. El cuarto, el dei arte que se caracteriza por contener una re-
Pero k parece llamativo que Ja forma más alta de sabiduría, e! con- flexión sobre el etdos, aunque SL! tarea siga siendo fundarnertahnen-
templar fi]os6fico (que Aristóteles considera corno la más alta forrna te poíesis. En quinto y último lugar, se encuentra el teorizar puro'°.
Heidegger se detiene con cierto detalle en el análisis de los pri-
meros niveles. Pero para Io que nos interesa aquí comenzaremos por
Cf. Ibid., 67.
Cf. Ibid., 66-67.
Cf. Éjca a Nicónaco Vf, 1 141a12. 9. Cf. Ibid., 56..57.
s. Cf. Heidegger, 1993b, GA 19 68-69. lo. Cf. Thid, 67.

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HEM!NfU'flCA Dt LA VIDA HUMANA
lNTERrPETAClÓÑ DE LA SAIcURA
centrarnos en su interpretación de !a t&nica y en particular en la d
ferenciación que establece respecto de la experiencia y de la ciencia. ta, además, que e] E.stagirita parece inclinado a caracterizar la técni
A su juicio la experiencia estaría caracterizada, ca conio ciencia; es decir, a identificar a ambas:
al menos de algún
modo, por el tiempo; porque en ella se da una estructura dei
tipo en Pcrqut Ia técime posee cl /ogos y puede proporcionar urla exp'ica-
el 7-notnento que se da esto,.. entonces, esto (Sobald das cioll acerca del origen dei encc se considera como nzállo epitmcn
d. mn). Una
structiira que, en la técnica, se transformaría en otra del tipo: sì que Ea enpeiria. Así e.s c(.)mO dentro de la géneís de la sophía la
esto. . . entoizces esto (Weizn ds - da;zn das) téc/n7e y la epistéme Sc aproximan; aquélla es descrita prácticarnen-
y más tarde, en la es-
tructura dei tipo: si. .. así ÇW?72n - so). Así pues, la repetición te como episténie13.
cons-
tante, propia de la experiencia, es la causa de que se lkgue a la con
Así es C()IÌ)O se \ruere a poner de manifiesto lo que ya se ha di-
clusión de que siempre que se da esto.., entonces esto (Immer sobald
das - dann cias). Es decir, la repetición es la causa de la modificación cho: que en la técnic.a se encuentra Ia tendencia a liberarse de la pro-
estructural a la que nos estamos refftiendo. Si atendemos ducción r a constituírse en ciencia autónoma. Se trata) Heidegger
raleza nos percatamos de que lo qie ahora
a su nani- quiere subrayarlo una vez más, de una tendencia que se encuentra
se destaca ya no es e! efl el Dasein mismo. Lo quei a su juicio, st hace particularmente ev-
tiempo sino e] qué (1X'is); es decir., el eîdos, el aspecto de Ja cosa.
Hay que tener en cuenta, además, que en el si (característico denti, cuando Aristóteles dice que un técnico que des-cubre (cnt-
en ieckt) algo es admirado. Y Jo es prque el Dasein vaora en especial
a estructura de la técnica) se contiene ya un cierto porque (%ii).
efecto, lo que en princípio no es más que el motivo
En ei descubrír y considera que el que descubre es rnís sabio con mdc-
para algo se va pendencia de la utilidad que tenga o no tenga su descubrimiento. Es
transfornando paulatinamente. en a arché de ese algo. De lo que se
puede concluir que el comprender no supera a la experiencia ni decir, el mismo Dasein tiene la tendencia a ir más allá de sus posihi-
en lidades niás ìnmedatas14.
la realización ni en la ejecución., pero sí en la visiói i (Sehen). Es nias,
por Io que tìene que ver con las realizaciones prácticas es posible Tras analizar los distintos nive'es de conocimiento Heidegger se
que detiene en la sabiduría y en particular en una de sus notas distinti-
la exprienca \ra%pi por delante de la técnica, conio también ha que-
dado claro al estudiar la Etica a Nicónzaco. La razón es que la téc- vas: la autonomía que, apuntada va en el Informe Natop, Juega un
nica se orienta a lo general, kathólou, mientras papel decisivo CI] el curso de 1924-1925.
que la experiencia se Todos conocemos la expJìcacin que proporciona Aristóteles
dirige a cada uno, a lo écaston; por tanto, a cada caso singular11.
Heidegger entiende qu lo general que comparece en la técnica acerca de cómo surgieron los conocimientos que no tienen una fi-
(las causas) no es todavía objeto de nalidad práctica inmediata. «A partir de este momento y listas ya [as
contrnp1ación pura; es decir, ciencias tales, se inventaron las que no se orintaIi al placer ni a la
que se destaca el eldos, perosin que éste se constiuya en tema de
una reflexión independiente. En cualquier casa, parece claro que si necesidad, primeramente en aquellos lugares en que los hombres go
zahan de ocio»15.
Aristóteles considera que el que posee la técnica es niás sabio que el
que sólo tiene experiencia es porque aqui puede ver ya el aspecto Rememorando este pasaje aristotélico, el autor dei Sofista se in-
de las cosas, su eldos. Por eso, afirma que «no troduce en el análisis directo de la sabiduría. ¿Qué es la sahiduría
se considera que aqué Qué es e] mismo sabio? Heidegger vuelve a subrayar que para res-
111)5 [loS que tienen la técnica]
son más sabios por su capacidad prc- ponder a estas preguntas el E.stagirita recurre una vez más a la corn-
tica, SinO porque poseen la teoría
y conocen las causas»12. Por eso prensión de Dasei, ingenuo, cotidiano. De acuerdo con su compren-
puede concluir Heidegger que en la técnica, aunque nos mantenernos -

todavía c'entro de la relacián productiva ei légein se va haciendo Sión e! sabio queda caracterizado del modo siguiente: es e] que lo
cada vez más independiente. Es decir, ya eri la técnica se sabe todo en general, el que tiene Ja posibilidad de conocer Jo difí-
tendencia a constftuirse en una eist7ne
encuentra la cil, el que conoce el fundamento por último, el que busca la sabi-
aut6noina. Heidegger apun- duna por ella misma.
1i_ Cf. Ï!i(L, 74-78. 13. Heidegger, 1993h, GA 19, 92.
12. ?Jetfísica I, 9Rlb S-6. 14 Cf. Ibid., 91-94.
:!5. ML'tafSCa I, 91b 20-24.

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INTEPRETACÓN1 DE LA SAP,ItJLJ RÍA
HERNIENEUTICA DE LA VIDA HUMANA

En estos cuatro momentos esenciales está presente el descubrir, Heidegger llama la atención sobre el hecho de que con esta re-
la actitud descubridora. Las tres primeras características SOn estu-
ferencia a lo agathón Aristóteles se aproxime de forma significativa
a Otra forma de relación con el ente: la que es propia de la prâxi,
diadas en un epígrafe relativamente breve. Después, tras un largo
excu.rso sobre la esencia de las matenticas, Heidegger vuelve sobre puesto que ésta se orienta al porqué (Worutnwilien) y tiene que ver
la sabiduría. Su reflexión se centra entonces en la cuarta nota defi- CoIl lo que es bueno. Así podría parecer que la sabiduría es prâxis,
nitoria que considera decisiva. En ella se muestra la autonomía de la lo que resultaría contradictorio puesto que aquélla es pura teoría.
sabiduría (Eigensta:digkeít), tanto por lo que se refiere a su objeto, Pero no ha en su opinión, tal contradicción. Basta con recordar
cuanto por lo que respecta al comportamiento dei mismo Dsein que para Aristóteles el bien también es una causa y que, además, al
Para mostrar en qué consiste y cómo se da esta autonomía, Hei- ser entendido conio una determinación del ser de los entes (que es
degger recuerda sintéticamente que, según Aristóteles, el mayor gra- determinada a la vez por el télcs)., no contiene en sí referencia algu-
do de conocimiento se alcanza cuando se conoce por qué ha de su- na a la acción. Entendido de este modo, bien significa ahora escue-
ceder esto y lo otro. Es decir, cuando se conoce el porqué de algo, taniente perfeccíón2°. Por lo tanto hay que adniitìr que existe un
su causa. Y añade que ei último porqué, en cuanto que télos, es sieni- comportamìento respecto de o agathán que es puramente teórico,
pre un gathói que, además, encierra dentro de sí lo mejor, lo aris De este modo la supuesta contradicción queda desactivada;
tói. Naturalmente un conocimiento tal no puede estar subordinado
Así Aristóteles puede decir que Ja sophía, en la que l ve esc theo-
a ningún otro; por e] contrarìo, todos se han de supeditar a él, Ese reIn, es una phrónesis muy peculiar, una toiaúte phrónesis (982b24).
conocimìento es la sabiduría y por eso dice Aristóteles que es siem- No es la phróuesis conio nosotros la conocemos rcfcrida al ciuc que
pre directiva y nunca dirigida. Así es coiìo se entiende, concluye puede ser de otra manera, al scr dc la acción; es un phrónesis que
Heidegger, que sea autónoma16; verdaderaiìwnte se dirige a un gathón, pero a uno tal que no cs
praktón [.1. Cuando Aristóteles habki de k so;thla como phrónesis
De las ciencias, aquHa que se escoge por sí misma y por amor al lo que quiere es indicar que ve en la sophía, como P]at5n en Li phró-
conocimiento es sabiduría en mayor grado que la que se escoge por flesis, la más alta forma del aletbeúei, y el comportamiento fl]S ele-
sus efectos. Y que la mís dominante es sabiduría en mayor grado vado en absoluto, la ms alta posibilidad de cxìstcncia21.
que la subordinada: que, desde lugo no corresponde al sabio re-
cibir órdenes, síno darlas, ni obedecer a otro, sino a quien es menos terece la pena que nos detengamos brevemente en esta refle-
sabio'7. xiÓn de Heidegger. Cuando se refiere a la comprensión aristotélica
entiende que supone una toma de postura frente a Platón, que vio
Así pues, hay una ciencia que no ha de ser buscada por sus efec- en la prudencia la forma más alta de verdad. Pero se cuida d seña-
tos; que, por tanto, se basta a si misma, que es autónoma, autosufi- lar que la sabiduría iio es para Aristóteles práxis en modo alguno.
ciente. Pero, continúa Aristóteles, «el saber y el conocer sin otro fin Esto es algo imprescindible para poder llevar a término su crítica. Se
que ellos mismos se dan en grado sumo en la ciencia de lo cognos trata de una tesis que, cuando menos, resulta discutible sì recorda-
cible en grado suino [...]. Ahora bien, cognoscible en grado stimo ff105 lo que significa para el E.stagirita prâxis perfecta. Sn embargo
son los primeros principios y las causas»1. Y de entre ellos el pdn- parece qe Heidegger iio sitúa ahora la prâxis en vinculación direc-
cipal es el bien: aquello para lo cual se hace algo; e] bien de la na- ta y exclusiva con la acción humana que, por su misma ndo1e, tie-
turaleza en su totalidad. Es decir, la sabiduría, que es la ciencia que ne siempre y sólo que ver con lo que puede ser de otro niodo. Pero
se busca, ha de estudiar Jos primeros principios y causas y ante todo lo cierto es que rio parece ajustado al pensamiento aristotélìco afìr-
el bien, que es una de las cau.sas y quizá la principal'9. mar que la contemplación no es prâxis aunque se haya de añadir
que se trata de un tipo particular de pr&is. De otro modo no se po-
Cf. Heidegger, 1993b, GA 19, 122.
Metafí.sic I, 982a 14-19.
1. Ibid., 92a 30 - b, 2 Cf. Heidegger, 1993b, GA 19, 123.
19. Cf. Ib/EL, 92b. S-10.
Ibid., 124. Ls cursivas son del editor.

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HERN1ENEL)TICA DE LA VIDA HUMANA 1NTERPRETACIÖNI DE LA SABWLÍRIA

dría entender cómo el cercicío dc la contemplación encierra el pla- tido dei alctheúei, z y con la misma comprensión dei Dasein. Porque
cer de manera necesaria. Es bien cierto, sin embargo, que existe. la el que intenta salir adelante a través de y eu la aporía muestra que
posibilidad de un comportamiento puramente teórico respecto de Jo va a Ja búsqueda dei desvelamiento; que está motivado por un pre-
agcthón porque su contemplación no reclama necesariamente el paso guntar inquietado que ya no da nada por supuesto23.
a la acción. Respecto a esta última interpretación, llama h atendón el que
Lo que cabe señalar de cualquier modo es que a Heidegger le in- Heidegger se limite a comentar brevemente el fenómeno de la ad-
teresa trazar con rasgos inconfundibles la frontera que, en Aristáte- iniración, insistiendo en que tiene su origen inmediato en lo que se
les, separa .süphía y phrónesis porque sólo así puede llevar a cunipli- encuentra al alcance de la mano y destacando su proximidad con cl
miento la crítica, Por eso no puede aceptar que haya un terreno, el fenómeno de Ja aporía. Le hasta con esto para deducir, una vez más,
propio de lo igathón, donde ios límites se desdibujen. Asunto dife- que lo que se encuentra en cl origen de la sabiduría es una relación
rente es si con su tajante separación hace o no justicia al pensa- de tipo práctico dei Dasein con su inundo entorno. Y así extrae una
niento de Aristóteles. conclusión que va mucho más allá de las pretensiones aristotélicas
Con estas reflexiones sobre la sabiduría y lo agathón, que es su puesto que tiene, también una vez niás, una dimensión ontológica:
objeto, Heidegger pretende haber mostrado el carácter autónomo la teoría tendría su asieno en el Dasein corno un modo propio de
de la sabiduría. Así' ha llevado a término, hasta alcanzar el último ser; naturalmente frente a la phrónesìs. Dicho de otro modo, el ca-
pe1dao, la reflexióti orientada a mostrar que la sabiduría tinc su mino que conduciría de la poíesis a la theorla scría inevitable. Por
origen en la polesis. Sin embargo, entiende que la caracterización eso Heidegger apela a la
que ha realizado de aquélla liata el momento es sólo negativa y quc
es preciso alcanzar irna descripción positiva. Es decir, todavía hay 2. 2. Carácter derivado de la teoría
que mostrar qie la sabiduría está ya inscrita en el Dasein mismo de
acuerdo con sus posibilidades; que, por lo tanto, ella es la configu- Estas consideraciones últimas nos han situado en las inmediaciones
de la reflexión aristotéhca sobre la admiración conio origcn de la sa-
ración dc una posibilidad prímaria suya y surge desde el mismo Da-
sein en el que se encuentra una tendencia al theoreìn puro. Sólo en- hiduría. Aunque inicialmente pudiera parecer que Heidegger se atie-
tonces se podrá entender ontológicameiite tanto Ja autonorna de la ne a la exposición aristotélica, una lectura detallada de ambos pensa
sabiduría como su independencia frente a la prudencia22. dores puede mostrar hasta qué punto aquél reinterpreta, de acuerdo
Pues bien, para lograr esa caracterización positiva Heidegger a sus propios intereses, la explicación dei Estagirita.
vuelve a recurrir al pasaje aristotélico en el que se explica el surgi- Lo que Heidegger quiere defender es que la sabiduría es una
[Iliento de la sabiduría por la admiración y la perplejidad. A partir originaria del Dasein que se realiza por el camino que 11e-
tetidericia

de é, cree poder advertir cómo la scìphía (junto con la polesis y vin- va inexorahieniente de la relación productiva a La contemplación.
culada a ella) constituye desde el principio una forma autónoma de Pero no parece claro que sea esto lo que sostiene Aristóte'es. Recor-
ser de] Daseifl. demos las palabras con las que se abre e tratado;
La admiración, dice Aristóteles, conienzó respecto a lo más iii- Todos los hombres por natL1ra1ez desean saber. Señal dc Ilo es el
mediato; a aquello que parecía evidente. Pero er ella se encuentra amor a las sensaciones Estas, en efecto, son amadas por sí mismas,
ya una tendencia a la teoría: al sólo n2.irar tan sólo c077z prender incluso al margen de su urìlidad [...]. Y es que no sólo en orden a la
(Nur-Sehei z-und-ledigIich4rsteben) En ese contexto Arìst6teles se
. accióli, sino cuando no vamos a actuar, preferirnos la visión dig-
refiere también a la apo-ía, donde el contemplar el mundo no pue- inoslo a todas las derns. La razón estriba en que ésti es, de las
de proseguir, donde no se encuentra camino alguno recurriendo a sensaciOfles la que niás nos hice conocer y Imcstra múltiples difc-
2.4
las causas inmediataniente conocidas. Pues bien, Heidegger quiere r c nc i as

dar a entender que la aporía se corresponde totalmente con e sen-


Cf. IbicL, 125-12.9.
22. Cf. I(id., 125. Met?/c i, 980a 21-27.

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HIMINEUTPCA DI LA ViDA HUMANA
IN.ITERPRErACIÓr'J DE LA SARIDURIA

En síntesis: deseamos saber por naturaleza, incluso aunque ese


saber no reporte utilidad alguna y no se oriente hacia la acción. Es e! sentido de estar enraizadas en la facticidad (algo que Heidegger
cierto, no obstante que, cuando Aristóteles va describiendo y distin- sostiene sin titubeos), sino que, además, se desplegarían de forma si-
guiendo los distintos grados del saber, vincula el conocimiento con multánea (que. es lo que Heidegger parece querer negar)
Ja experiencia, que tiene indudablemente un carácter práctico: «el Aquí es donde, al parecer estriba la diferencia. Esto es lo que
hecho es que en los hombres, la ciencia y el arte resukan de la ex- hay que matizar: la simu]tanedad en el origen de ambos fenómenos
perìencia»25. Es más, los ejemplos a. los que recurre Aristóteles para o, lo que es lo mismo, el carácter no derivado de la teoría. No se tra
mostrar las diferencias entre las diversas formas de conocimiento tana por tanto de que, como dice Heidegger y hemos citado algunas
son todos (couio recuerda gustosamente Heidegger) de tipo prácti- líneas atrás, Ja tendencia a la producción se transforme en la teli-
CO; así se refiere a la cura de una enfermedad o al mejor modo de dencia al ver puro; no se trataría de que el con. qué dei trato se trans-
Construir un edificio. Por otra parte, también es cierto que Aristóte- forme en im hacia qué de un conten ipiar. Es que siempre, desde el
les parece no tener dudas respecto a la prioridad de la práctica so- principio, habría existido o podido existir (incluso con respecto a los
bre la teoría. No en cuanto a su valor intrínseco sino en cuanto a su mismos objetos y cuestiones) un con qué dei trato práctico y un ha-
necesidad. Primero es preciso atender a las necesidades vitales y sólo cia qué dei trato teórico. Y ello aunque el mismo Aristóteles reconoz-
después es posible la contemplación: ca a las ciencias productivas una prioridad temporal: «y es que un co-
!locimiento tal comenzó a buscarse cuando va existían todos os
E Es verosímil que] una vez descubiertas múlrìples artes, orientadas conocimientos necesarios, y también los relativos al placer y a] pa-
1s unis a hacer frente a las necesidades y Is otras a pasarlo bien, sarlo bìen»2. Pero en Aristóteles dicha prioridad no es en modo al
fueran siempre considerados más sabios estos últimos [los que bus gufo ontológica. Por el contrario, es bien sabido, y Heidegger lo ad-
caban el saber con independencia de la ut1idadì que aquéllos. ya quc mite y destaca, que la prioridad oLitoógica corresponde a la teoría.
us ciencias fl() estaban orientadas a la uti!idad, A partir de este mo Esto supondría, a su vez, que la contemplación no reclama de
rncflto y listas ya todas 1s ciencias tales, se ¡nvcntaron las que nu se manera necesaria e] abandono dC la accìón. Significaría sólo la posi-
orientan l placer ni a la necesidad, primerimntc en aquellos luga- hilidad (no la necesidad) de un abandono ta]. Porque ciertamente
res eri que los honibres gozaban dc ocio26.
Aristóteles entiende que una vez cubiertas las necesidades vitales es
posible abandonar csa relación práctica con el mundo a la que se re-
Frente a a interpretación heideggeriana, parece que Aristóteles fiere Heidegger.
reconoce desde el primer monierito la tendencia a saber buscado Pero ci sentído de toda la interpretación y la crítica depende de
por sí mismo Esto es, la teoría no sería una derivación última de la que, en efecto, con y contra Aristóteles, Ja sabiduría se constituya
ejecución fruto de la tendencia a la caída (Verfallenstendenz) a la que
CQ() forma derivada arraigada en la facticidad dei Dasein. Esto es
Heidegger apela. Por el contrario, lo que parece corresponderse con
lo que resulta determinante. Por eso quizá, cuando al final de sus
el texto de Aristóteles es que los seres humanos desean saber y que,
terpretaciones sobre los dos primeros capítulos de la Metafísica ans-
además, necesitan saber en orden a si propia supervivencia. Pero
totélica Heidegger expone Jas últimas consecuencias y conclusiones
que siempre \raloraii más el saber buscado por sí mismo, con mdc- de sus análisis,, sorprende ver a donde han acabado conduciendo sus
pendencia de su utilidad, que el saber que se busca con algún fin
reflexiones,
práctico. De hecho Aristóteles afirma de los que primero filosofaron
Así parece, en primer lugar, que Heidegger tiende a desdibujar
que «es obvio que perseguían el saber por afán de conocimiento y los niveles de conocimiento perfi'ados por Aristóteles en el sentido
no por utilidad alguna»27. Esto significa que las tendencias a la eje- de que, como él mismo dice, no se trata sino de formas individuales
cución y a la contemplación no sólo seríafl igualmente originarias en
dei orientarse que pueden ser, o no, expresamente manifiestas. Por
tanto, lo fundamental de esos niveles no es que se puedan identifi-
ibid., 1-3. car y distinguir corno tales, sino que sean formas de orientarse el Da-
Ibid., 981b 17-22. Cf. tanhìéii Heidegger, 1993d, GA 22, 178-179.
Metafísica I 982E, 20-l.
2. Ibid.,22-24.

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EMNUTPCA DE LA VIDA HUMANA INTERPRETACIÓN DE 1A SABIDURIA

sein en el mundo. Algo que se ha puesto de mnífìestas. En la medida en que ese orienrarse es un adquirìr cono-
niente con la interpretación de las semejanzasmanifiesto partìcular- crnicntos y un reflexionar que se dirige al producir es de tipo de la
téchne y epistéine. Corno ya se ha risto y diferencias entre téchne Pero en la medida en que ese enterìd5rse1as es un saber y se
ambas serían, en realidad., lo
mismo y só'o se delimitarían según presenta cxpreSamentc como saber, ese mismo estado de cosas pue-
su respectiva orientación a la ac- de ser entendido como e.pistéme. En 1i medida en que ese orie11tar
CiÓI) Oal Conocimiento. Por lo demás, tanto la téchn.e
téine serían un entendérselas corno la epis- se se dirige a un praktón que se va a gescionar para c uso propio
(Sich-Auskennen). De este modo lo awtô, para im mismo, ese oricntarse es phrónesis en sentido ampli o,
único que establece a diferencia
entre las dos es que ese saber se c-0mo es propio de los zóa. Quc Io descubierto en una orientación
presente o no como tal saber: cuando comparece como tal, tal es la polesis de una prâxís o no, no hace al çso En l'a medida en
ces ¡a técnica se transforma en ciencia o, dicho de enton-
otro modo, se pue- que el oridntarse se dirige expresnneite a Io altion y se transforma
de llamar ciencia a la técnica. siinplerncncc en un comprender verdadero, las mismas formas dei
Pero no 56k) se trata de esto, lo que podría terer oridntarse ---téchne, epístéme, phróueìs pueden ser captadas tam-
sii justificación bién corno sophía29.
y sentido. Se trata de que, puesto que todos los
niveles
Ser diferentes formas de orientación en el mundo del se reducen a
mismo y único orientarse puede Dasein, ese Se confirma por tanto que lo que a Heidegger le interesa subra-
dcnominarse técrica, prudencia o var principalmente es que las formas del aletheúein no son sino mo-
sabiduría, dependiendo exdusivarner-ite de cuál
miriante. Por tanto, y a uicìo de Heidegger, sea la actitud deter- dificaciones del Dasein que se orienta en el mundo; una vez más,
hay que tener siempre
presente que, por una parte, téchie., episrérne que es fundarnetal llegar a darse cuenta de que la génesis de estas
entendidas Corno sabiduría y que., por otra, laysabiduría
phrónesis pueden ser formas expresas de ser del Dasein es llevada a cabo por el mismo
pueden ser entendidas corno prudencia. y la técnica Dasein. En concreto, que a sabiduría, conio ya se ha visto, tiene su
EI análisis heideggeriano es sin duda interesante origen en er mismo, aun cuando se erija en un comportamiento ple-
HC)
y en modo aIgu- naniente autosuficient. Porque sólo desde esta comprensiún es po-
descabellado. Pero si se acepta sui-ge inmediatamente la
si por ejemplo, la sabIduría y la técnica pueden pregunta: sible, a juicio de Heidegger, tratar el asunto quc realmente y, en de-
ser entendidas como finitìva, le interesa: el de la razón de la primacía de la sabiduría
prudencia, ¿qué sentido tiene Ja crítica realizada
¿qu,é sentido tiene su labor de rernterpretacion contra Aristóteles?, sobre la prudencia.
la Etica aristotélicas? de la Metafísica y de
Es posible que lo que pretendiera 3. Crítica al cGncepto griego de ser co?no presencia
Heidegger fuera invalidar eI
planteamiento y las diferenciaciones aristotélicas
porque esa sería una
forma de dar al traste con la supreniacía de la sabiduría Al finalizar el estudio de las interprctaciones de Heidegger sobre los
ces ¿por qué su empeño en reivindicar la pero enton- textos escogidos de la Metafísica, podernos comprobar la estrecha
A lo que ya se ha sefalado hay supremacía de la prudencia? relación existente entre el Informe Natorp y el Sofista. Adeinás he-
qe aíiadir, adenis, que Heideg- mos tenido la oportunidad de seguir, en una parte de su trayecto, la
ger amplía, y ÇQ tanto modifica de
xis. Algo que resulta particularmente
algún modo, la noción de prá- evoluciór del pensamiento heideggeriano. En efecto, las líneas macs-
claro
alude a esa práxis de la que hahia Aristóteles, en el momento en que tras de la interpretación 5o las mismas y sin ernbargo so en e] So-
os z.ôc. Aunque habremos de ocuparnos de este que es propia de todos fésta hemos encontrado todos los elementos que hacen posible cl
asunto en el último
capítulo, resulta pertinente tornarlo ya en consideración, que la crítica llegue hasta sus últimas consecuencias.
Por el mo- Se ha vìsto que lo que Heidegger quiere mostrar en ambos estu-
mento (a pesar de la extensión dei texto)
se hace necesario recordar dios es que Ja sabiduría tiene su origen en la técnica y que (con ex-
unas palabras del Sofista que resumen con nitidez los
interpretación a los que se acaba de hacer referencia: aspectos de la presión dei Sofista) constituye una última modificación del Dasein
que se orienta en el mundo. Para la consecudón de este objetivo hay
E.] Dasein descubre su nwndo inmediato:
se orienta en su mundo sin
que as formas individualcs del oricntarse se hagan expresamente 29. Heidegger, 1993h, GA 19. Las cursivas son dei editor.

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HPRMFNEUTICA DE LA VIDA 4UMANA
INTERPRE1ACIòÑ DE LA SADIDUPIA

dos elementos que entran en juego y que no pueden pasar desaper-


cibidos dada su transcendencia. Esto, a su vez, no deja lugar alguno para una posible primacía de la
Por una parte., hay que mencionar el destacado papel phrónesis. Es cierto por tanto que, como dice el propio Heidegger,
que de- sólo aclarando .suficienterneite la génesis de la sabiduría sea posible
sempeña la interprctacián que hace Heidegger dei eldos, y ello tan-
to en el Informe Natorp como eri el So/istc. En efecto no hay pro- dar razón de la primacía de la sabiduría sobre la prudencia.
ducción posible sin un ejemplar que opere como modelo que se ha Ahora y no antes es cuando alcanza SU cumbre la interpretación
de realizar. Un eldos que es el prìncipo de la teoría. De este modo de Aristóteles contra AristóteÌes Esta crítica, ya se ha dicho, está in-
a inexcusable presencia del eîdos en la técnica es la razón de que ya coada en e1 Infw'? ie Natop. Es más, la denuncia a la radicaUzación
en ella se encuentre la tendencia a liherarse de la producción y a ha- ontológica de la idea de movimiento (que caracteriza en lo esencial
cers aut(nonia. El eldos :pera, por tanto, conio el elemento vincu- a este manuscrito) es el pas. previo y necesario que permìte a Hei-
imite esencial entre producción y contemplación. degger alcanzar el nivel propio del Sofista, donde rechaza la corn-
Por otra parte hay que tener cn cuenta que en su análisis de los prensión del ser como presencia con un aparato crítico y categorial
sucesivos nj\rejes de conocimiento 1-Icidegger niás elaborado. "ii en e primer apartado de este capítulo (al referir
adopta, particular- las interpretaciones de la Metafí5ica contenidas en el Informe Na-
mente eri el Sofista, un criterio temporaL En efecto, el
tiempo ad- torp) se ha apuntado que en 1922 el autor del Iufor?ne había visto,
quierc en ci Sofista un mayor protagonismo. Es cierto que nu en
contramos todavía un desarrollo defínitivo de la concepción que su en lo fundamental, lo que ahora, en el Sofista, afirma más explícita
autor desarrollaría en Ser y ticinpo y en otros muchos escritos y categóricamente. En efecto, allí había sostenido que lo divìno no
pos- podía ser entendido en sentido religíoso:
tenores; pero no se puede desatender el hecho de que Heideggcr
torne en consideracj6n de fornia cada vez más directa y consciente,
este asunto. Sobre todo no conviene gnorar que en el curso Lo t/,eîon es ante todo la exprcsión del más elevado carácter de ser
1924-1925 se contiene ya lo esencial de aquella interpretación de la que se produce por la ridicalización onto'ógica de la idea del ente
móvil. Lu tekii es nóesis oéseos t'all sólo porque un tal prehcn-
metafísica occidental, que ra rutiende corno gobernada por el ente- der con respecto a su carácter de Ser; esto cs, con respecto a su acti-
rio presencial. vidad, satisfacc de la forma rn1S pura la idea del scr en niovirnierito
Por lö que respecta al tenia concreto que nos (IN 42).
ocupa (la génesis
de a sabiduría en la vida fáctica), hay que subrayar que el carácter
teiìiporal dc la txperiencía pone dc relíeve que en ella el Dasein Conio recuerda Gadanier en su presentación del Jnforne Na-
fác-
tico todavía no se ha siparado de su relación torp, el propósito que persigue Heidegger con estas interpretaciones
productiva, inmediata,
cc:ui el inundo, No obstante es criticar el concepto de ser de Aristóteles y el concepto de lo divi-
en su misna estructura (esto es lo que
Heidegger considera rdevante) se encuentran los factores necesarios 110 cornc:) CI del ente que se mantiene siempre eu el presente de una
para que se produzca la transformación que conduce de fa relación actividad permanente, de modo que sólo lo divino sería ser. Por con-
temporal a [a condìciona], dc ésta a la formal-eidética traposición, Heidegger quiere apelar a lo que es propio del Dasein
y por último,
a la causai, condición inmediata de la conteniplacíôn y así de la pre- que, como es bien sabido, hay que encontrar en su facticidad tal
enhinenca dei presente y de b presencia . A

con-lo aparece en Aristoteles- . Por eso concluye lo que sigue.


corno sentido directivo d&
s e r.
Así piics, que la técnica es el origen de la EI ente en movimiento, y la determinada explicación ontológica de
sabiduría significa Io
que ya sabernos: que cl sentido directivo del ser es el de ser de la ee eIlte Constituyen las fuentes de la esrrucruras onvológca fun-
producción y que consecuentemente, por damentales que más adelante dcterminaron decisivamente ìl ser
una inevitable radicaliza- divino [...] y con esto, el propio sentìdo de ser dei hombre mismo
ción ontológica, ser significa actividad actual, presente. Esto exige
que el ser se entienda como Gegenu.art, Anwesenheit, presencia; (IN 42).
y
explica, en definitiva, que en una c()rnprensión dci
dìante un criterio temporal el ser obtenida me-
presente cobre la primacía absoluta.
30. Cf. Gdamer, i9S9h, 232.

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HEFMENEUTPCA DE LA VIDA HUMANA

Nos encontramos de nuevo frente a la explicación última que


encuentra Heidegger para dar razón de la insuficiente comprensión
griega del ser de la vida fáctica. Una vez más, a su juicio, ese ser no
es explicitado categoralmente desde sí mismo sino desde la sub1i
mación de una idea concreta de movimiento (IN 42). En definftiva,
a interpretación de los pasajes de la Metafísica corrobora lo que
Heidegger ya había descubierto mediante su interpretación dei libro
VI de Ia Etica a Nicó maco. INTERPRETACIÓN DEL MOVIMIENTO
(Física L, II, Iii; Metafísica VII, VIII, TX)
Una conclusión que no se tambalea ni aun en e! caso de que,
corno se ha intentado mostrar, su interpretación dei origen de la sa-
hiduría y de su misma índole sea susceptible de crítica. Porque de lo
que no se puede dudar es de que Aristóteles (aI menos cii los pasajes
de la Metafísica que 1-leidegger ha trabajado) considera que la activi-
dad humana por excelencia es la teoría; esto es, a actividad divina.
Y porque tampoco se puede dudar de que, a juicio de Aristóteles, la
tendencia al saber más está arraigada en la vida fáctica31.
I. Explicación ontológico categoria! dei movinieito
Estas dos columnas resultan suficientemente fuertes para que
Heidegger construya V reafirme sobre ellas su interpretación. Y eso,
(Física I, II, III, l3)1
hay que admitirlo, aun en el caso de que la contemplación no se en
EI fenómeno del movimiento alcanza su explicaciôn ontológico ca-
tienda corno una especie de inevitable derjuacián fruto de la ten- tegorial en la investigación quc nos ha sido transniìtida bajo titu- 1

denda a la caída. lo dc Física (IN 43).

Así comienza el bosquejo de las interprctacones sobre este tra-


tado aristotélico que Heidegger anuncia en el Thforrne Natorp. En
efecto, lo que hace. en este penúltimo apartado no es sino un esque-
rna de las líneas fundamentales de una investigación que apenas co-
mienza a desarrollar. Algo que es menester tener en cuenta para sa-
ber renunciar sin irritación a las muchas explicaciones y aclaraciones
que serían deseables y que, sin embargo, rio están presentes. De he-
cho los an1isis específicos y las referencias a textos de Aristóteles
(que habían abundado en apartados anteriores), la discusión e inter-
pretación de fenómenos concretos, todo eso apenas está presente.
Heidegger anuncia Io que va a haccr, pero su trabajo queda tan sólo
apuntado.
Inevitahemente esta concisión resulta de algún modo decepcio-
nante. Sobre todo si se tiene en cuenta que Heidegger había decla-
rado que el fenómeno del movimiento, tal como se presenta en la
3 1.Con respecto aÌ arraigo d la sabiduría eri Ii vida fáctica y la tendencia a su
exaraciÔn pø parte dc Ari5tÓteles! cf. Vigo, 1994, especia'mente, 153-157. Por Io i. Sc supone que cste tCxto constituye el acceso a la basc fcnoinénica y a los 11-
demás en este trabajo se hace una nagnífica exposición dei propósito perseg-iido por mites dc la ontología antigua en general. De hecho, Hidcggcr hh1a en ocasiones de
Heideer con sus interpretaciones de la Etica a Nìcómaco y de la Metafísica. la Física como del libro fundamental de la nietfísica occidental. En realidad la Fisi-
ca sería la metaHsica y viceversa-. Cf. Brage 1991 41-4I9.

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HEPJIENEUTICA DE LA VIDA HUMANA INTERPRETACIÓN DEL MOVIMIENTO

Física, constituía el centro no sólo de sus propios intereses sino de es para su valoración de La ontología aristotélic.ay, en definitiva, oc-
la misma ontología y lógica aristotélicas. No obstante., continúa sien- cidental) que surgen a partir dei análisis mencionado: las dc dyna-
do correcto eitender el In.fcnne Natorp cOrno un intento de corn- fl.is, eiérgcìa y ei ¿teiéebeia (IN 43).
prensión de este fenómeno. Porque má allá del programa concre- Pues bien, Heidegger comienza su aproximación a la Física re-
to que Heidegger pergeña alrededor de Ja Física, el conjunto de sus cordando la enseñanza tradicional y las misnias declaraciones de
análisis está impregnado de su interpretación dei movimiento y de Aristóteles, segimn las cuales esta investigación se pregu.nta por las
la explicación de las consecuencias que se derivan dei tratamiento causas, lûs arcbaí. Desde su particular comprensión de la investiga-
aristotélico del mismo. Hay que tener en cuenta, además, que con- ción y de la alétheia, Heidegger puede decir que e! objetivo de la FI-
tìnúa dedicándole su atencíón cuando en las últimas paginas dei ma- sica sería custodiar en Ja verdad los desde dónde (von Woaus ar-
nuscrito vuelve sobre la Metafisica. Es entonces cuando los frutos de chai), desde los que ha de ser visto d kinoúmenon. Archal que, a su
sus investigaciones e interpretaciones acaban de madurar. vez, se han de extraer a partir del objeto. Porque, de acaerdo con os
No hay que olvidar, corno va se ha dicho, que e! aspirante a la resultados de sas investigaciones anteriores, las causas no compare-
plaza de lvlarhurgo redactó a toda prisa el escrito sobre el que alio- cell inmediatamente atite el Dasein va que éste se mantiene en una
ra estamos trabajando. Algo que se hace particularmente notorio en relación práctico-efectiva con el niundo (IN 43).
este último tramo de su proyecto. Quizá la premura a la que se ha Dado que la investigación de los archaíes una investigación de
hecho alusión justifique también el estilo marcadamente persona' acceso, ha de acometer, por su misma índole, dos tareas. En pri-
con el que Heidegger aborda esa última parte de SL1 presentación. mer lugar, asentar la presuposicìó i (Vorhabe); lo que quiere decir
Ahora (quizá más que en los apartados anteriores) los tCXtöS aristo- que la investigación tiene que hacer visible el ánbitu temático de
télicos son asimilados y vertidos de acuerdo a la forma mentis hei- objetos (Gegenstndfetd) en el cómo dei carícter fenoimjiico fun-
deggeriana. Pero no sólo se trata de esto. También en este último damental de su objetividad (Sachhaltigkeit) (IN 43-4), En segundo
momento se adviertt COLi nitidez hasta qué punto Heidegger asimi- lugar, la investigación lia de elaborar la preconcpciá (Vorgriff);
ta Aristóteles a la causa de aquella fenomenología que él rnìsrno lia- esto es, los respcctus dentro de los que se tíeie que mantener la ex-
bla radicalizado. plicacián dei ánibìto de ser de que se está tratando e! ente en mo-
Ciertaiìiente el fl1(I)dO de formular Jas cuestiones y de referirse al yflflielito
arranque de fa investigación sobre la Física delatan hasta qu pulito Al presentar ei trabajo de Aristóteles, Heidegger aclara gustoso
Heidegger traduce el quehacer aristotélico a sus propias coordena- que su modo de proceder es crítico. Es más, que es radcahuiente crí-
das. En Aristóteles busca unos planteamientos, unos problemas y tico. Algo que no sMo admite o valora Sino que considera esenciaJ.
unas respuestas que quizá no se dieron como tales en el pensador de Porque (conio ya se ha visto en el capítulo dedicado a la prìinera
Estagira. Las razones por as que considera lícito y nccesario hacer parte de este informe) toda investigación se mueve siempre dentro
algo así han sido expuestas con detalle en el capitulo dedicado a de un determinado nivel de interpretación de la vida previamente.
primera parte dei Informe Nato?p. Basta ahora con recordar grosso dado. Dicho de manera nias esCLieta, se encuentra dentro de una de-
nwdo que encuentran su justificación en el carácter hermenéutico terminada situación hermenéutica. Por Io que respecta a la investi-
que tiene toda investigacióii liistórica más aún si ésta es de carácter gación acometida por Aristóte1s en la Física se habría de admitir, en
fi 1 os ( fico. consecuencia, que eri su propia facticidad estaba ya operativo eJ
Pero ya es hora de adentramos en Jus grandes trazos dibujados fl]Od(I) en que los antiguos físicos vieron, interpelaron y hablaron so-
por Heidegger. Por lo que respecta a la Física la interpretacián que bre la physis (IN 44).
pretendía llevar a cabo perseguiría dos objetivos. En primer lugar Nada más lógico, entiende Heidegger, que el que Arìstóteles co-
habría de mostrar cuál era la experiencia fundamental operativa en nhjeLice su jfl\restjgaciáfl procediendo de modo hermenéutico-fe-
Ja Física; esto es,, el modo en que se da su objeto (Gegensta,dvorg nomenológico. Esto es, dirigìendo una pregunta crítica al pasado
he) el kinoúi nenon. E[ segundo objetivo sería el de destacar Jas re- fdosófico. Pregunta que Heidegger reformula en los siguientes tér-
ferencias bajo Jas que es situado ese objeto y las categorías (centra- minos: ¿el ente que es intendido como physis es custodiado en la

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HERN1ENUT!CA DE LA V!DA HUN1ANA
INTRRETACIÓN DEL I1OVIMIENT0

verdad orIginariamente? ¿Lograii los dntiguos físicos una explica-


ción originaria de ese ente? ¿Hay que pensar, por el contrario) que considera fenomenológico. Lo decisivo, en una palabra, es llegar a
la forma de acceder al objeto está t;iciada POI. teorías que no se ha- entender, originariamente, qué sistema categorial se desprende del
brIan extraído dei correspondiente ámbito de ser y que, por tanto análisis aristotélico de un fenómeno, el movimiento, que ya está si-
dificultarían ese acceso? (IN 44)2, niado dentro de una serie de supuestos y de concepciones previas.
Para responder a estas cuestiones Arstóte1es parte de ue hay Un sistema categoria1 que se constituye como la iínica posibilidad de
entes en nQ\rimeflto y que éstos se hacen accesibles en la epagogé. acercamiento al ente toda vez que el légein, por su misma esencia
Por lo qui respecta a su critica ésta se dii'ige, en primer lugar, a los exige la articulación; esto es, con Aristóteles y con Heidegger, la
eléatas que, en realidad, estarían fuera del renia, puesto c'ue niegan pluralidad de sentidos dei ser. Y es que ei ser se dice; no hay otra po-
el movrniento. Sí a pesar de esto Aristóteles los toma cii considera- sib!e forma de acercamiento ni de aprehensión. No hay algo así
cíón es, achira Heidegger, porque persigue un objetivo bien defmni- como entes o ser si no son en ese légein qie, en sí ulismo, p resupo-
do: garantizar, de una vez por todas, el ánthito de mira (Blickfeld); ne la articulación.
esto es el lógos; mejor aún, precisa, el kíiwúne, c;n en cnarito que Así pues, Heidegger coindde con Aristóteles en la afirmación de
legómeiion (IN 45)3e la pluralidad de los sentidos dei ser y en la necesidad de establecer
Pues bien, rl kiioi..'inwio,7, en cuanto que objeto dc la epistéme, un Sistema categorial. Ambas exigencias se desprenden de la misma
es necesariamente un objeto interpelado y de] que se habla, de! que constitución dei Dasein que sólo puede acercarse a los objetos, a los
se predica, puesto que episténie y sophía son ?netà Iógou. Lo que no fenómenos, mediante el logos. Asunto bien diferente es que Hei-
significa sino que todo acercaniiento al niundc esti mediado por el degger admita sin crítica el sìstema categorial aristotélico. En la FI-
lógos que es, además, dìánoia, cnrnposHán y división; que interpe sica, como Se ha recordado aL principio, el movimiento alcanza su
la a los objetos según e] carácter de cón20 (Als-Was-Charakter). Esto explicación ontologica y categorial. Por tanto, es allí donde se en-
supone, a su vez, que el kinoú,nenon ha de ser determinado en su cuentran las categorías que servirán para explicarlo: dvnarnis, enér-
estructura oiitokgica COIÌ]O Un liada qué (Wbrauf) dei interpelar y geia y entelécheia. Precisamente éstas son las que van a constituir el
dei predicar. O lo que es io mismo, prosigue Heidegger, el ente es objeto directo de la crítica heideggeriana.
siempre categorialinente lo que es, pero como así y así. Lo que esto Por el momento, Heidegger se limita a seguir algunas de las 11-
Supone, en definitiva, es que & sentido del ser es principialineilte neas maestras dei tratado aristotélico que, habiendo defendido la
plural. Algo que, corno ya es sabido, se desprende de manera mme- pluralidad de los sentidos dei ser, se ha de enfrentar a Parménides.
diata dei sentido mismo del légein. En consecuencia, a idea de ar- Sin embargo, apunta el discípulo de Husserl que Aristóteles le cri-
ché s('o es posibk cuando se parte de la articulación plural de] ser ticara en este punto no impidió que reconociera aquello que Parmé-
(IN 45). nides había logrado por vez primera. E.n efecto, según lo entiende
Conio se puede apreciar, el interés de Heidegger por mostrar la Heidegger, él fue el primero que llegó a ver el ser dd ente. Sin em-
\,rjflculacjó!1 de lógos con los fenómenos es indiscutible. De hecho, barga, ontológicamente se detuvo allí y con ello, lamenta el aspi-
mostrar su indiscernible autoconstitución era un objetivo funda- rante a la plaza de Marburgo, el ver ontológico llegó a su fin. La idea
mental de la fenomenología. Pero es que, además, esta co-implica- de que todo lo experimentado se da en el cómo de su ser ohjcto es,
cion resulta particularmente relevante cuando o que se persigue es a juicio de Heidegger, ajustada y real. Pero esto no justifica que Par-
descubrir cuáles son las categorías, los modos dc decir el ente, quc ménides identificara el ser objeto con el ser real. El percibir puro y
se desprciden de un acercamiento que, sin vacilaciones, Heidegger el decir puro fueron vistos por primera vez y simultáneamente con
el ser; algo que Heidegger no podía sino celebrar. Pero a la vez hubo
de lamentar que Parménides no desvelara esa alétheia en su estruc-
Ciertamcnte Heidegger nc sc detinc ahora en la pregunta por la phsis, tura fenomenológica (IN 46).
pero resulta reve1dor que y en 1922 se interesa por una cuestión que conio es s Asf es como el autor dei Infornze Natorp entiende la interpreta-
bido ocuparía durante largos años su peilsarniento.
3. CI. Gadamer, 1986987, 20. cion que Aristóteles hace de Parménides. Resulta prcticarnente in-
necesario subrayar que esta comprensión está reaflzada desde la sin-

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HERN1ENEUTICA DE LA VIDA HUN1ANA INTERPRETACIÓN DEL MOVIMIENTO

guiar óptica fenomenológica de Hcidcgger. Una vez más vuelve a Por úftimo, en el 'ibro III de la Física Aristóteles se centra ya en
comparecer el interés por Ja cuestión del ser que, como se ha podi- el análisis dei fenómeno dei movimiento. Lo que a juicio de Hei-
do apreciar, subyace de forma permanente, incluso acuciante, en su degger, resulta decisivo para Aristóteles es mostrar que con la.s cate-
trabajo; y singularmente quizá en su particular apropiación de Ja FI- gorlas ontológicas que la tradición le había entregado (ser y no ser
sica y de iaA'Ietafísíca de Aristóteles. Pero La cuestión dei ser está In- ser diferente no ser del mismo modo) no es posible aprehender
timan'ïente vinculada con la del movimiento. Por eso Heidegger se el fenómeno en cuestión. Por ei contrario, es el insmO fenómeno e]
detiene todavía en este último y eri la crítica de Arist6teles los que que proporciona desde sí mismo las estructuras últimas y origina-
filosofaron antes que él. rias. Estas son las siguientes. Dvnainis: el siempre determinado po-
Líneas atrás ha dicho que io que pretende Aristóteies en ei pri der dìponer de. Enérgela: el hacer uso dei poder disponer. Y entelé-
mer nivel de la crítica es asegurar ei ámbito de mira. Que lo quc le cheia4: el mintener en la custodia dicha disponibilidad (IN 48).
interesa es saber hasta qué punto los físicos permitieron que el fe- Con esta referencia a ias estructuras úitinias dei movimiento,
i-:iórneno dei movimiento habiara por sí mismo o hasta qué punto se Heìdegger concluye la enumeración de las cuestiones dc la Física
dejaron llevar por teorías previas (IN 46-7). Pero, más que todo eso, que habrían de ser objeto de sus nterpre.taciones fenomenológicas.
Jo que le interesa resaltar es que tras la pregunta aristotélica, apa- Reconsiderándoias cori cierto detenimiento advertimos que su interés
reritemente formal, acerca de cithntos y cunes so Los archal se ocul permanece inalterablemente en la experiencia fundamental de] inovi-
ta otra que é! considera de mayor calado y transcendencia: c()rn(:) y miento. Esto es io que le lleva a entender que la pregunta de la Física
en qué medida es visto el movimiento en sí mismo y cámo se expli no es una pregunta por las causas ni por su número o naturaleza. Esta
ca genuinamente. Heidegger señala que Aristótelcs proporciona la sería tan sólo la apariencia pero, como ha dicho Heidegger, tras ella
explicación positiva del fenónieno, dentro dei marco de la prohie- se oculta la verdadera pregunta; si el movimiento es visto en sí mismo
mática del lÓgos que ya ha sido señalada en e capítulo 3 deI primer y si es explicado genuinamente. Una cuestión que, tal y cO1Ì]() CS plan-
libro de la Física. De cste modo los capíruios anteriores han de ser teada, recuerda uás al fenomenólogo que es Heidegger que al pensa-
interpretados desde lo que se dice en este último. Sin embargo, el dor de lEstagira. A su vez, el verdadero interés de Heidegger no se sa-
autor deL Informe Ncztorp no se detiene en esta exposición (IN 47) tisface con esta interpretación sino qu va mis allá. Porque, como ya
Tras estos breves apuntes, mediante los que declara su intención se ha dicho, io que le interesa ante todo es interpretar críticamente las
fundamental, Heidegger pasa al libro II de la Física para destacar io categorías que surgen a partir de la explicación de ese fentmeno So-
quei a su juicio, resulta relevante. Por una parte., que en él a pro- hr ellas va a volver de inmediato en el contexto de su comentario a
biernática de b arché es situada cii otro ángulo de mira. Lo que se la Metafisica (e] tratado al que, a lo largo de todo el Infor7ne Natwp,
cuestiona ahora es qué posibilidades respecto a la pregunta por la ha ido reconduciendo las diferentes cuestiones). Tan es así que cabría
causa surgen desde la situación objetiva de los phvsci ónta y desde afirmar, contraviniendo las declaraciones heideggerianas, que ei ver-
su estructura categoriai fundamental. Por otra parte, Heidegger no dadero centro de su iiterés no es la Física sino la A"etafIsica de Ark-
quiere dejar de sefalar la importancia decisiva de este libro por lo t6tele.s. Es hen cierto que ésta presupone tenticamente a aquélla
que se rcfiere ai problema de la facticidad. En éi, Aristóteles habría pero, hecha esta salvedad, hay que admitir que si lo que ocupa La re-
explicado ontol6gicamente a dinárìiica histórica de la vida fáctica; flexión heideggriana es la radicalizacióti de la idea de movimiento
y io habría hecho al. detenerse en el estudio de lo que titula tyche y ésta se encontraría plasmada sitigularmente en La .Aietafísica Nada
atit(')flUtOfl. A juicio de Heidegger, los an1isis que Aristóteles reali- tiene de extraño, por lo tanto, que las interpretaciones que ha ido
zó entonces no han sido ni entendidos ni superados hasta e] día de desarrollando hasta el momento io sean sino la primera parte de una
ho A menudo,, y dada su dificultad, se habrían obviado pretextan- investigación que va a continuar, corno promete Heidegger, con una
do ciie se trataba dc un siniple anexo a la que se ha considerado tra- larga y exhaustiva reflexión sobre la MetafisiCa de Aristóteles.
dicwnaLniente la cuesti6n fundamental: la pregunta por ias causas
(IN 47-8). Pero Heidegger tampoco se detiene aquí en explicaciones 4. Para la definición y caracterización de la enteléchei, cf. Heidegger, i993c1
que pudieran iluminar os celebrados pasajes aristotélicos. CAll. 175

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HERMENÉUTICA DE LA VIDA HUNIANA iNTERPRETACIÓN DEL NIOVINHENTO

2. Ei sentido directivo del ser y las categorías inmediatamente con la vida fáctica y que no se pueden entender
(Metafísica VII, Viii, IX corno abstracciones o elaboraciones puramente teóricas. A su vez,
que esto es así lo pone de manifiesto el modo en que Aristóteles en-
Con los escuetos, aunque reveladores apuntes que se acaban de sin- tiende los restantes modos de ser. En este sentido Heidegger seña'a
terizar concluye Heidegger el bosquejo de su interpretación de la que ni ei ón hos aiethé ni el ón katà symbebekós tienen qu.e ver con
Fcica. Pero con ello no termina de dar cuenta dei conjunto de su los prágnîata, con las cosas que el Daselii produce y usa en su rela-
proyecto de interpretación. Tal proyecto reclama su continuación ción inmediata con el mundo. De todo esto nos ocupamos con cier-
con una nucva aproximación a la vletafLcici. to detenimiento sguendo Ja exposición contenida en el In forme
Prácticamente al final de su manuscrito Heidegger anuncia, de Natop.
manera casi telegráfica, cuá' será el objeto de a segunda parte de sus Heidegger comienza indìcando que la segunda parte de las in-
interprctaciones fenomenológicas que a'hora sólo puede anunciar: terpretaciones fenomenológicas sobre Arìstóteles tendría su centro
los ]ibros 1H, IM VI, VII, VII!, IX, X, de la Afetafísica; e] De Iter- en los libros VII, VIII, IX de la Metafísica, donde Aristóteles desa-
prctatione y los Analíticos. Se trata, sin lugar a dudas, de un proyec- rrolla la problemática fundamental respecto de lo que tiene la cuali-
to de largo alcance que se justifica por esa COflViCciÓfl básica de que dad de ser (Seinshaftigkeit) y haciendo así hincapié en la cuestión de-
la ontología y la lógica adstotélicas han marcado de forma decisiva cisiva de los sentidos dei ser. Porque, en efecto, cuando Aristóteles
el pensamiento occidental. Por eso resulta irrenunciable una inter- afirma que el ser se dice de muchas maneras está sosteniendo que e
preración fenomenológica que, como no podría ser de otro modo, ser de las categorías, e] ón katà SV' nbebekós, el ón hs alethés as
está encaniiriada a la destrucción. como dvnan is y enérgeia son; que de todas ellas se puede decir ei
Es cierto que el problema inmediatamente planteado por Hei- ser pc)rquc a todas ellas les pertenece; eStO CS, para decirlo con el au-
degger es el que tiene que ver con el de la experiencia originaria de tor del manuscrito, tienen la cualidad o la capacidad de Ser.
la vida fáctica. Lo que explica que en la primera parte de sus inter- Pues bien,, Heidtgger explica que en esos libros de la MetafísIca
pretaciones sobre Aristóteles el an1isis de la idea de movimiento Aristóteles desarrolla la problemática mencionada mediante una ex-
haya estado encaminado a mostrar que no Imbo una tal experiencia plicación concreta dei movimiento, de la actividad (kíness, píesis,
originaria. Pero ya se lia advertido tarnbiEn en su momento que ese praxis) y de lo que, de acuerdo con el supuesto previo, comparece a
problema encuentra su explicación definitiva en la A1tafísica. Por ia vez en el lógos como la idea (esto es, el aspecto: Aussehen) de lo
otra parte, hay que tener en cuenta que, como se ha destacado siem- que es movido de a'gún modo. A partir de esa problemática, conti-
pre, la cuestión que subyace a toda la investigación heideggeriana núa Heidegger, Arist6teles desarrollaría las categorías de dynamis y
(con la que está singular y directamente vinculado e] problema con- enérgeia que, junto cou as restantes categorías resu]tan determinan-
creto de la facticidad) no es otra que la pregunta por el ser; concre- tes para el ser de los entes (IN 48). Se advierte así el modo en que
tarneute, por el sentido directivo dei ser5. Heidegger riIicula el fenómeno del nioviniieiito y de su explicación
Heidegger retorna este asunto en las últimas líneas de su traba- ontológico categoria! con la pregunta por los sentidos del ser.
io con notable decisión. En ellas su empeño es insistir en que origi- ,Th se ha recordado que Heidegger se plantea reiteradamente la
narjaLnente el sentido directivo de ser fue e] de ser producido6 y que pregunta por eL sentido directivo del Ser; y es bien sabido que todo
de este ser producido y de la relación productiva (el modo de des- su esfuerzo se encaminó al rechazo de la comprensión tradicional
velamiento, o de custodia en la verdad, propio de la poíesìs) es de que otorgaba tal privilegio a la ousfa. De ahí que sus niás brillantes
donde se desprenden las restantes categorías (tanto las que conside- interpretaciones posteriores se centraran en los capítulos que Ans-
ranos categorías en sentido estricto cuanto as de dynamìs, enérgeia tóteles consagra al ón hos alethés y a las categorías de dynamis y
y entelécheia). También, por tanto, que las categorías tienen que ver enérgeia. No parece descabellado pensar que, más allá de la lectura
convencional de la Metafísica, quepa una diferente que tome como
5 Cf. Volpi, l994a, 332-42. Cf. rambi&i Hosokar., '1987, 366-369. hilo conductor y corno clave explicativa las mendonadas categorías.
6. Cf. Tarniniaux 1989e, 1 14. Una tentativa que comparte con Heidegger el supuesto de que la

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HE1ENEUTIA DE LA VIDA HUI1ANA INTERPRETACIÓN DEL MOVINIIENTO

Aictfísíca constituye un intento de respuesta al problema dei rìoví- dei estar ocupado en algo (Ausseiî cuf etwas), en cuanto que dirigi-
miento. do intencionalnente bacia algo (IN 49).
El autor dei Inforin.e Natorp ha dicho que Aristóteles rechazó ]as Piies bien, Heidegger considera también que sßlo desde Io lo-
categorías de ser y no ser, ser diferente, no ser dei mismo modo, grado con la intencionalidad se hacen comprensibles los últimos ni-
porque no servían para explicar ci movimiento. Lo cierto es qu \re]es de la problemática lógica y ontológica alcanzados por e.1 Esta-
tampoco Platón pareció satisfecho con su solución. Y también es girita. Pero a la vez piensa que para hacerse cargo adecuadamente de
cierto qe si a Aristóteles le fue entregado i.n problema sin resolver, ella es todavía necesario acometer la interpretación de Metafisíca III,
bien se podría pensar que éste era el del movimiento. En cualquier i; VI, X, de De Thtcrp ret ticme y de los Analíticos (IN 49). Por ci
CaSO 1iJ]3. lectura de la Afctaflsíca realizada desde esta óptica resulta momento se trata tan sólo de un anuncio.
positiva, coherente y fructífera. Pero no es éste exactamente el jui- La problemática lógica y ontológica; esto es lo que, en defínìti-
Ci(.) de Heidegger. Más allá de SU indudable admiración poi' el pen- va, le interesa a Heidegger. Acudiendo a sus propias palabras recor-
sador de Estagira, st ve eu la necesidad de rechazar justo aquellas damos lo que quiere hacer ver en concreto con su interpretación:
categorías con las que Aristóteles creyó haber encontrado una res-
puesta al problema. Lo que Heidegger rechaza es precisamente su En qué medida la determinada ontología de un determinado ámbito
solución: ei sistema categorial que elabora a] ir desplegando la pro- dc scr y la lógica dc un determinado inccrpciar, siguiendo la inclina-
bkmátìca concreta y su propuesta de comprensi6n. clón a la caída propia dc la interpretación, devino una ontología y
Cuando en su proyecto de inrerpretacón de la Físic Heidegger una lógica quc, como taL no sólo domina decisivaniente su propia
historia sino la misna historia dcl cspíritu, csto es la historia dc la
recuerda que Aristóteles se vio obligado a rechazar las categorías cxistcncia (IN 49).
ontológicas que le había entregado la tradici(m, parece estar amin-
ciando su propiD rechazo. De] mismo modo que Aristóteles se vio Por tanto, de lo que se trata es de mostrar el origen de las cate-
obligado a superarlas, Heidegger estaría obligado a superar las que garlas y l modo en que, por esa inclinación a la caída, éstas se ale-
le habrían sìdo entregadas por Aristóteles dc malios de la tradición jaron de su origen ya en Aristóteles. Pues bien, de esa ontología de
o cc i de nt ai. un ámbito concreto de ser y de esa lógica de un interpelar deterini-
Pero esto no es todo; continuando con el esbozo d su proyec- iiado se ocupa explícitaiìiente Heidegger en las tres últimas páginas
to, Heidegger asegura que, además, es posible y necesario entender de sti trabajo. Al hacerlo sostiene con firmeza que, frente a lo que se
cuál es el carácter fundamental de] logos, puesto que éste resulta acostumbra a suponer, e origen de las categorías no se encuentra de
determinante para la configuración de las categorías y para el desa- manera aislada en el lógas, aunque tampoco se pueda inferir de ahí
rrollo de la lógica. Un asunto que también ha apuntado eu sus in- que Jas categorías se hayan de recolectar de entre las cosas. Por el
terpretacloiles de la Fisica y en e que ya nos liemos detenido al contrario, lo que hay que comprender es que son los modos funda-
mencionarlo. Pero si Heidegger lo vuelve a traer a coladón ahora mentales de un determinado interpelar un ámbito de objetos especi-
es porque, dentro dei logos, quiere otorgar a la intencionalidad el fico: el de aquélk)s que comparecen en la relación práctica, no teó-
lugar que k corresponde. Se trata de un lugar privilegiado puesto rica, del Dcsei con las cosas (IN 49).
que sólo e] descubrimìento de la intencionalidad, realizado por Pues biens en cuanto que tales, las categorías constituyen las ra!-
Aristóteles. permite vislumbrar ese carácter fundamental dei ser ces de los ca rcteres de có;w (Aiswascharaktere) mediarte los cuales
(IN 49). ese ámbito de objetos llega a ser interpelable. Estas categorías, jun-
A juicio de Heidegger, Aristóteles la vio, la entendió, como tin to COU as de dynaniis y enérgeia, son constitutivas para los objetos
COIT1C) de la dinámica vital que en su trato es iluminada noéticamen- del hacer (Tms-gegenstinde7) y lo son porque han surgido de su qué
te de algún modo. El supuesto previo la condición de posibilidad (Was) y para eflos.
que permite destacar la intencionalidad de la forma en que se luce
cxplícita en Aristóteles y que hace visible el carácter fundamental dei
7. Con Tuns-gegenstände (objetos dei hacer) vicrtc Hcidcggcr 1 cxprcsi6n gric-
lógos es el ente bajo el aspecto fundamental de ser en niovirniento, ga i:n h()S Prâgia son Las cos:'ts con las que tenemos ui rc1ción çráctica,

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HERMENEUTJCA DE LA VWA HUN1ANA II'JTRPRETACIÖN DEL MOVIMIENTO

Por el contrario, prosigue Heidegger, el ser como lo verdadero objeto ya terminado puede orientarse en muy diferentes referencias
en cuanto que carácter dei ente, en cuanto que cómo (Wie) dei ser que ya no son la originaría (IN 49-SO).
desvelado no es constitutivo para las cosas aunque, por lo que res Con esta última reflexión nos encontrarnos de nuevo en el ori-
pecta al acceso al ente, sea lo más importante (1051b), lo decisivo, gen de las interpretaciones heideggerianas: el ser es relativo a Ja pro-
lo directivo. Y eso, precisa el autor del Infornie Natorp, tanto en e] duccióri; o mejor aCm, al trato que ilumina dicha circunspección.
modo dei contemplar puro como en el del determinar que explici- Esto es: al actuar descubridor, en e] sentido dei proceder propio de
ta. Tampoco el ente por accidente es constitutivo para el ente. la polesis. Dicho más brevemente, el sentido originario dei ser tiene
Por lo que hace al ser corno lo verdadero conviene dejar cons- su origen y asiento en la relación productiva; surge de nuestra rda-
taflcia de sue, tal corno aparece ya indicado en el Infornie Natorp cion práctica inmediata con el mundo entorno. Sin embargo, ese
y como luego queda explicitado en el Sofista, Heidegger lo consi- sentido originario de ser se pierde en el rnisnio Aristóteles bajo la
dera ya el sentido directivo. Así, en el curso de 1924 afirma que presión de una ontología ya elaborada y con el desarrollo posterior
ciertamente no es un ente sino que es más bien el ser de los ins- de la investigación ontológica acaba decayendo en la indeterminada
11105 entes de los que las categorías son determinaciones de ser. Su medianía de conceptos tales corno e] de realidad. Así, concluye Hei-
relación y diferencia con las categorías consiste en que mientras degger, es conio la filosofía se ve enfrentada a los problemas carac-
que éstas pertenecen a los entes en cuanto que ellas mismas son en- terísticos de la teoría del conocimiento (IN Si).
tes, lo alethés es uii ser del ente en cuanto que está ahí y presente En resumìdas cuentas son dos cosas las que el autor del Inforne
para un aprehender. Esto es, no es entidad en mQdo alguno8. Lo Natorp quiere dejar claras en este último tramo de su trabajo: las
que no significa que se trate de un ser lógico o algo similar como mismas que 1e han ocupado a lo largo de todas las interpretaciones
lo sería, por ejemplo, la validez o invalidez de los juicios. Por & de SI] manuscrito. La primera, que Aristóteles elabora su ontología y
Contrario,, el Òfl lios alethés es e] mismo ente que constituye el tema SII lógica mediante la radicalización de la idea de movimiento y ac-
de la ontología: el ente del mundo. Pero con la singularidad de que tividad. La segunda, que el sentido originario dd ser es el de ser pro-
es un carácter de Ser en la medida en que sale a] encuentro. Y por ducido. Algo que ya ha mostrado antes, pero en lo que considera ne
lo mismo, se ha de entender que Ja verdad no tiene una dimensión cesario insistir una vez más antes de finalizar su trabajo.
o nti ca. La razón de su insistencia parece clara: si lo que originariamen-
La pregunta por la verdad, tanto como Ja del ser, fue determi- te proporciona el sentido directivo del ser es el producir, entonces
nante en el pensamiento de Heidegger desde el principio. De ello la primacía no habría de tenerla la teoría sino el mundo que sale al
queda también constancia, corno se acaba de vere Cfl el Informe Na- encuentro en a relación práctica que el hombre mantiene de mane-
tarp. No obstante, aquí no constituye el objetivo central de sus re- ra inmediata con él. Del mismo modo, las categorías con las que el
flexiones. Si se ha abordado es por la vinculación que, por constituir Dasein humano dice el mundo tienen su origen en la relación pro-
uno de os sentidos dd ser, guarda con las categorías. Pero Jo que le ductiva y encuentran su sentido dentro de ellas. Pero, por otra par-
interesa mostrar al autor dei informe enviado a Marburgo es por te, Heidegger no ha dejado de insistir en que el inevitable origen de
qué los dos últimos modos de ser a los que se ha referido no apa- la teoría es la polesis. De este modo la primacía de la teoría se trans-
recen en Aristóteles como constitutiVos dei ente. La razón es bien forma en destino y se ha de entender como tal9.
clara: porque el sentido originario dei ser era para él el de ser pro-
ducido (Hergestelitsein). Un ente que sólo se da originariamente en 9. Los libros de la Metafísica aristotélica a los que Heidcggcr h ido aludiendo
el trato productivo y que no vuelve a darse con esa originariedad ni contienen todos los elementos necesarios para la crítica la concepción dei ser corno
tan siquiera en el uso, puesto que el trato que tiene que ver con un presencia. Pero hay que sea]ar que en la estructura del Inforne Natorp doiid se
encuentra ms desarrollada esa critica es en el fin1 de Jas páginas dedicadas a Ja in
terpretación de la prudencia. De hccho, Heidegger apela al1 lo.s elementos que ha
nfl teórica; son las cosas que hacernos, de las que nos OCt1)rnOS O COn 1 que flOS hecho entrar en juegc aqu1. Las categorías que acaba de destacar y Ja relación que
ocupamos. Hedeggcr quiere destacar particularmente esta dimensión, guardan con el movimiento de! producir ya se habían introducido entonces. Fueron
8. Cf. Heidegger, 1993b, GA 19. 17. ellas Las que le çermitieron desplegar con cierro detenimiento la idea de «radicaliza-

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LNTRFRETACIÓN DEL N1OVINIIENTO
H ERFIE N EUT ICA DE LA VIDA HUI1ANA

En e] Informe Natorp no aparece tematizada explícitamente la


3. El ?nOl)imieflto y la actividaci prclpia de la vida 1umana
idea de ser conio presencia (Anwesettheit). Pero lo cierto es que el
3.i. Destrucción y rea prcpiación. cotitenido de la crítica reflejada en esta categoría está ya presente.
La primacía de la prodiccíón, a la que se acaba de aludir, habría
En Ja prniera parte dei Informe Natorp Heidegger había señalado la conducido a entender que ser significara tanto cotno estar listo (Fer-
necesidad de una reapropiacím destructiva de] pasado Por medio tigsein) y haber llegado a su fin (Ende) (IN 38-9). Particularmente al
de elia sería posible sacar a la luz los motivos implícitos contenidos final de sus <4:Interpretaciones fenomenológi cas sobre Aristóteles»
eu las interpretaciones entregadas por la tradición. A su vez, esto Heidegger insiste en que a partir de una determinada idea de acdvi-
permítiría descubrir las experiencias fundamentales que dieron lugar dad (que inch]iría kinesis, polesis y prâxis) se habría llegado a las ca-
a [a ontc.)!ogía )' a la Jógica occidentales. Al mismo tiempo, había tegoríaS de dynanns y enérgiea (IN 48) y vuelve a insistir en que el
aclarado que apropiación significa repetir originariamente, no esco- sentido decisivo dei ser fue el ser producidu (Hergesteiliscin) (IN
lásticarnente y que conileva, por tanto, la destrucción y reapropia- SO). No cabe por tanto, nìriguna duda acerca de la centralidad crí-
cion dei pasado: apropiación originaria. De aquí se desprendía la ne tica que, en el 1nforne Natorp, detentan las categorías mencionadas.
cesidad de una ontología y una lc)gica nuevas. Por lo que respecta a la ousía (objeto central del conjunto de la
También al hacer su «Indicación de la situación hermenéutica» crítica heídeggeriana) es bien cierto que no se encuentra un trata-
Heidegger había mostrado que la filosofia no puede aspirar a lo in- miento sistemático como el que el autor de Ser v tien ipo realizaría
condicionado pues sìempre se encuentra en una posesión previa de después. No obstante, al referirse escuetamente a ella (cuando a] fi-
lo fáctico. Por tanto, había de ser entendida desde la prcocupación nal de la primera parte de su informe presenta las interpretaciones
del Dasein tal como aparece en la ética. En ú'tima instancia, que el que va a realizar sobre Arìstóteles) la sitúa dentro de los mismos pa-
sentido fundamental de ser había de ser determinado desde la vida rámetros. En efecto, allí dice qu oi,sía significa posesión y que re-
humana. De este modo, la elahoracin de una ontología y de una ló fkre a lo intraniundano que está disponible para el uso (unweit/ich
gica nuevas exigiría la fundación de una hermenéutica fenomenulá- zu Gehraucbt \rfügbaren). Añade, adeniás, que lo que caracteriza
gica de la facticidad. Su tarea consistiría, precisamente, en desvelar a los entes CCrnO esa posesión es precisarnente su Ser producido
la interpretación dominante según sus motivos ocultos y en proce- (IN, 26).
der a una destrucción que condujera a las fuentes originarias de la Q ue Heidegger encontrara en la radicalización ontológica de la
explicación, destacando las principales estructuras lógicas y ontoló- idea de ruoviniiento el origen de la ontología y de Ja lógica occden
gicas. Para lograrlo habría que interpretar concretamente la filosofía tales es una cuestión que no puede pasar desapercibida. Entre otros
aristotélica desde la facticidad. JT-otivos porque es preciso destacar el modo en que dicho fenóme-
Al llevar a cabo su propósito Heidegger descubre que Aristóte- no focaliza su atención. En varias ocasones se lia indicado que el
les construye su edificio filosófico sobre la idea de movimiento y sin propósito de este libro no es historiográfico. En consecuencia, e] oh-
una experiencia originaria de La vida fáctica. La razón última de este jetivo último de estas observaciones no es determinar cuál fue el mo-
proceder no se encuentra en un simple error del Estagirita; se ha de 1-!-ÌeiitO exacto en que Heidegger concibió acabadamente su crítica a
atribuir, por e1 contrario, a La tendencia originaria a la caída, que es la metafísica occidental en ios términos que hoy conocemos. No
propia de la 'rjda que generalmente vive en lo inauténtico. Así es obstante, vale la pena señalar la singular relevancia dei trabajo en-
col-no se explica que el lnovirnientc) propio del producir fuera obje- viado a Paul Natorp por el joven aspirante a la plaza de Marhurgo
to de una radica]ización ontológica; que ésta diera lugar a la prima- para el Conjunto d su evoliicì6n posterior y, en definitiva, para su
cía de Ja sabiduría, con ella a la de la enérgeia y así, al final, a pre- contribución a la filosofía10.
doLilinio absoluto de una metafísica presencialista.
io. El estado actual de las publicaciones de Heidegger no permite esrahecer
ciófl ontológica d a idea dc inovinienw Además, li reflexicin pûstcrior le con du- conclusiones definitivas. Existen dos cursos correspc)ndientc.s a esta época, particti
jo a 1a conclusiones que elahoró en el curso sobre e] Soflstz y de las que tambi$n se larmente relevartcs, qu todavía io han visto La luz. ÌIe refiero al SS de 1922, Inter-
h ciado cuflta en el capítulo 3.

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H.ERNIENEUTICA DE LA VIDA HUMANA
INTERRETACIÖN DEL 1ÖVI1ENTO

E.n este orden de cosas no se puede olvidar que, como señaÌó nos que después hubo de abandonar debido a Ìa presión dc la idea
Gadamer en su presentación dei Informe Natorp, la interpretación del ser que es siempre y necesariamente. En cualquier caso, el e.sni
heideggeriana de la Física y dt la AÍetafísìca (cuyo telón de fondo es dio de la prâxis humana llevado a cabo por el Estagirita arroja unos
la pregunta por d sentido dei ser) está hecha con relación al carác- resultados magníficos que Heidegger sabe valorar y de los que espe
ter temporal de la acción1'. Pero también es preciso advertir que en ra extraer el mayor rendimiento para la causa de la Iiermenutica fe-
el manuscrito de i 922 encontramos una reflexión específica sobre nomenológica de la facticidad. Lo que le interesa particularmente es
el movimiento que llegaría a formar parte esencial de la ontoloa definir con contornos netos e inequívocos la actividad que es exclu-
fundamental., y partícularniente de la analítica existencial en Sein siva de la vida humana'3.
und Zeit. Algo qu.e no podría ser de otro modo; en efecto: reflexio- Por eso, tanto en el Izforme Natcirp como en el Sofista, su aten-
nar sobre el carácter temporal de la acción supone reflexionar sobre ción se centra en la prudencia. En ella se desvela el pleno instante de
la misma acción y, por tanto, sobre ei movimiento en genera]. la vida fáctica en su cOnio singularísimo. Es decir, en su específico
Hay que tener en cuenta además que el movimiento que en carácter de ser. Cuando en el curso de 1924-1925 Heidegger quie-
los prímero años de Heidegger ocupa un lugar tan central pare- re mostrar cuál es la diferencia estructural entre la prudencia y la sa-
ce ir perdiendo poco a poco (como se puede advertir ya en Ser '

bidurla sostiene lo siguiente:


tiempo) su protagonismo. Y, sin embargo, discípulo de Husserl
']

consideraba entonces que ese fenómeno constinila el pinto de par- Para ver hasta qué punto phrófesís y sophia son diferentes según su
tida desde eJ que se había de explicar y hacer visible la vida fáctica, estructura es importante esto: la phrónesis en un a!etheúei, pero tal
En cualquier caso no se puede olvidar que sus reflexiones sobre el quc Cn SÍ !Sfl1O está referido a la prá.xis. En sí mismo quiere decir:
carácter primario de Ja producdón no llegan a desaparecer de 5U ho- la pxis no es algo añdìdo o ago que venga a continuaci(rn (corno
rizonte ni tan squiera tras a Kehre. Testimonio de esto es, por ejem- Ocurre en ia téchne con Io árgoi') sino que cada paso del aletheúein
pio, El origen de la obra de are12, Stá orientado a lo prató72. Correlativamente, el modo de la reali-
En las líneas que siguen se pretende dar cuenta de algunos as- zación dei aletl,eúein en la pbránesis es diferente al de la sabiduría'4.
pectos de la analítica existencial heideggeríana en los que se hace pa-
tentt la incidencia de la reflexión sobre el movimiento y la actividad, De igual modo es diferente lo que ella desvela: lo praktón aga-
a la que nos estamos refiriendo. Uia analítica que, COmO es bien sa thón (el bien práctico)15. En efecto, ya hemos visto cual es, según
bido, hay que situar siempre en el marco de la ontología fundamen Aristóteles, Ja 1uncón de] prudente;
ta] puesto que, como Heidegger sostiene decididaiuente, e] seiitido
fundamental del ser ha de ser determinado desde la vida humana. [L a prudencia] con5ste, sobre todo, en deliberar rectamente1 y na-
die delibera sobre /o que o puede ser dc otra manera ni sobre /o que
no tiene fin, y esto C5 Un bien práctico. Ei que deLibera rectamente,
3.2. La actividad propia dc la vida humana hablando en sentido absoluto, es el que es capaz de poner la mira ra-
zonablemenre en /c práctico y nejorpara e/ hombre16,
Sabemos, por el momento, que la ontología aristotélica no es apta
para desvelar Ja actividad propia de la vida humana. IÇ sin embargo, Eso es lo que constituye la fe[icidad; ésta es el oû é eka para el
en la Eticc a Nicómaco Heidegger creyó encontrar un rasrro que po- hombre. Ahora bien, lo práctico y lo mejor, que puede ser de otra
dría haber conducido a la aiténtica comprensión del ser de la vida
fácdca. A su ju;cio, Aristóteles se habría introducido por unos carni-
\lpi h recordada que .a lo largo de los años veinte Heidegger intenta
ìdentifìcar y determinar la Gru?2dbe.'egtheit, el carcrer fundamental de 1 actividad
prració fenoîzeioIógc de textos 'scoido5 d iristdteles sobre ontología y lógica y
.
que es propia de la rida humana en la nitorreferencia práctico moral que la cracte-
también a os Conceptos fudaPie?ita1es de 1 fiIo5ofia aristotélica. rizad (Volpi, 994a1 358. Cf. Brae 1L99L 425
:ii Cf. Gaclamer, 1989, 2.34. Heidegger, 199Th, GA 19. 13g.
P15. Cf. Etica a Nicónaco 114Th 9-14.
i2 Ci. Der Ursprung dcs Kunstwcrkes», en Hcideggr, 1977, GA S.
16 Ibid., 9-14 Las cursivas son mías.

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HRN1ENEUTICA DE LA VIDA HU1ANA IÑTERPRFTACION DEL N1OVIN1IENTO

manera y que tiene un fin, es algo singular y concreto. Por eso dice unívoco, sistemático y muy diferente de esta noción en su trabajo,
Heidegger que la prudencia «tiene que desvelar también cada una de posterior a la Kehre, «Von Wesen und Begriff der Physis>:. A difere-
las concretas posibilidades de ser dei Dasein>'7, lo que significa, a su cia de lo que sucede en el manuscrito de 192.2 su autor identifica
vez, que el desvelamiento se realiza en continua referencia a la si- ahora sin residuos Bewegtheit y enérgeia. En efecto, Heidegger co-
tuación del que actúa, que es un decidirse aquí y ahora1. mienza recordando que la tradición occidental considera que algo es
Lo que se desvea, en definitiva, es la acción propiamente hu- cuando se da en el modo de la enteiécheia. Una palabra que resumi-
niaLla. Una prâxis que se ha de perfilar no sólo frente, y en relación, ría Io esencial dei pensamíento aristotélico y que contendría, a su
a polesis y theoria sino también frente, y en relación, a kinesis y enér iuìcío, todo el saber sobre el ser de la filosofía griega. En Física 1-3
geia. De. hecho, la caracterización hedeggeriana de la actividad pro- e] pensador de Messkirch encuentra la respuesta a la pregunta por la
pía de la vida humana presupone una profunda reflexión sobre las nawraleza de esa actividad (Bewegtheit) que es precìso distinguir de]
diferentes formas de actividad y procesos a partir de øS análisis dd noimiento (Bewegung). Bewegtheit significaría la esencia desde la
Estagi rita. que se determinan tanto el movimiento como el resposo. Este se
En primer lugar, atenderemos al iiiodo en que Heidegger conci opone ai movimiento pero no a la actividad que, por el contrario, le
be la actividad propia de la vida humana en contraste con la con- pertenece. De este modo el reposo no significa interrupción del mo-
cepci6n aristotélica de la actividad pura En segundo lugar., estudia- vimiento COmO actividad sino, como ya es sabido, posesión de dicha
remos la peculiar relación que aquél parece establecer entre práxis y actividad.
polesis. Quizá todo ello nos permita, al final, comprender mejor a Para mostrar lo que se acaba de sintetizar, Heidegger recurre al
qué se refiere cuando apela a la especificidad de esa actividad. pasaje aristotélico que ya ha sido citado: se ve y se tiene lo visto, se
conoce y se ha conocido, se es feliz y se ha sido feliz. Dìchos movi-
3.2.1. 'tovimiento y actividad miento5, aclara Heidegger, constituyen para Aristóteles la más alta
actividad en el reposo. Un tal ver es el fin, el término. Pero no en el
Para comenzar, y por lo que respecta a su comprensión de lo que sea sentido de la detención dei movimiento sino en el de ejercicio de la
la actividad propia de la vida humana, hay que señalar que Eleideg- actividad. Heìdegger aclara, además, que en lugar de utilizar el tér-
ger recurre siempre a la palabra Bewegtheit para designarla'9. Se tra- mino que el mismo Aristóteles acuO (ente/écbeia) recurre aquí a la
ta de un término que utiliza, a mi parecer, muy deliberadamente. palabra enérgeia. Se refiere con ella al télos érgon, a la obra en el sen-
Niediante él parece querer establecer una diferencia neta entre esa tido del producir y de lo producido. Y recuerda también que enér-
Beu..:egtheit yr Beu.egung. Frente a lo que pudiera suponerse en priii- gela significa en griego el tar en obra y que la obra se ha de en-
cipio esa palabra no sustituye, sin más, términos tales como Tätig- tender como lo que está en el término. Pero lo realizado, una vez
keit o Handh.tng con los que se expresa lo que nosotros entendemos más, no se ha de entender CL1 el sentido de lo que ya se lia conclui-
por actividad en sentido estrictamente filosófico. De hecho, hay que do sino en el mismo que téios. Ambos serían pensados en griego a
suponer que si Heidegger no recurre a las categorías consagradas en través dei eldos, es decir, a través del modo en que algo se muestra,
el vocabulario filosófico no es por casualidad. Parece, por el contra- aparece, definitivamente. Por últinio, Heidegger precisa que el mo-
rio, que quiere lograr una aproximación diferente a la realidad: tina viniiento de algo que se mueve, entendido CornO un modo de ser, ei
aproximacón que dé cuenta de los fenómenos más cabalmente. del kinoú7etwn, se comprende y determina desde dicha actividad
En el Infor'ne Natorp no encontramos ninguna aclaraciór acer- (Bewegthe it)2°
ca dei porqué del uso de ese término. Sin enibargo hallarnos un uso
O, Von Wesen und Begriff der Fbysjs» (Heidegger, 1976b, GA 9, 282-284
17. Heidegger, 1993b, GA 19,139. [352-3551). La breve exposición que se acaba de realizar basta para confirmar la sos-
:18. Hedeggcr insiste en muchos otros lugares en que el objeto dc la prudencia es pccha de que n los primeros años Hekiegger no hahLa ciirendido bien el significa-
la prx. la vidi de los hombres, cl nüsrno J)asein humano. Cf., por cemp1o, Ibid., 143. do de eiiérei de actividad pura en Arstótelcs. S&o esto explica que entendiera
19. Para lo que sigue a conr'rnuaciOn remito a lo dicha en La nota 7 del capítulo que se había producido una radicalización ontológica de la ìdea de movimiento».
2, respecto al término Bewegtheit. Sin emhargo I texto de 1939 indica que, por fin, Heidegger entendió 1 idea de

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HE1ENEUTIcA DE LA VIDA HUMANA INTERPRETACIÓN ÙEL MOVftIIEÑTQ

Lo que se acaba de exponer muestra la notable diferencia que para sí misma). Sólo después se habría de clarificar la dìfcrencia en-
existe entre el modo de usar el término Beuegtheit en los escritos de tre prâxis y e; zérgeia. Por el momento, con el fin de trazar con niti-
1922 y de 1939. Porque está fuera de dudas que, en el primero, Be- dez la línea divisoria, hay que nombrar la actividad propia de la vida
wegtheit no significa actividad pura; no al menos en el sentido pri- de tal modo que no se confunda con e! movimiento entendido como
niirO y principal. Esto es Io que sucede cuando utiliza este término proceso. Porque, con independencia de la diferencia radical que
para referirse a la actividad específicamente humana. existe entre las dos últimas (Heidegger dedica su manuscrito a su-
En efecto, Ja kctura de Informe Natorp confirma que la noción brayarla) de lo que no hay duda es de que Ja vida no es un simple
de Bewegthett no aparece niarcada por un conteiido semántico tan proceso.
definido conio el que hemos visto en su estudio sobre la esencia y el Que ésta es la comprensión heideggeriaria del tcrmino al que
concepto de ph>'sis. Al menos en un principio el término parece cu- nos estamos refiriendo parece confirmarlo el modo en que lo utìli-
brir un amplio espectro de posibilidades: las que vati desde e] rnovi- za y entiende en los años que conforman la hégira de Ser y tiempo.
miento entendido simplemente como tal; es decir, como actividad Un ejemplo puede confirmarlo; en e] semestre de invierno de 1921-
imperfecta, hasta llegar a la actividad pura, la enérgeia aristotlíca. 1922 el discípulo de Husserl está diciendo que lo que hay que hacer
En algunas ocasiones Heidegger harca uso dei término en sentido es avanzar interpretativamente hacia un mot.'ftniento (Bewegung)
amplio; en otras, singuarrnente al final de sus desarrrollos, en el que constituva La auténtica dinámica de la vida (Bewegtheit des Le-
sentido estricto que hemos reconocido en «Siibre la esencial y e beiis), desde la que la vida es determinada en su sentido de un modo
concepto de Physis». Algo que no deja de resultar sorprendente. En u Otro21. Por lo tanto, Heidegger distingue netamente entre ese fliC)-
cualquier caso, como ya se ha indkado, el término designa antes que vimiento y esta dinámica. Pero todavía puede rnencìonarse otro ejem-
nada la dinámíca práxico-poiética específica dei Dasein. plo. El de Günter Figal, quien, también con el propósito de señalar
Fu mi opinión se puedeii encontrar dos motivos que se impikan esta diferencia, ha apelado al texto de Ser y tiempo en el que su au-
mutuamente para explicar un modo de proceder que puede ocasio- tor se Ocupa de la tendencia a la caída (parágrafo 38). Allí, explica,
nar no pocas dificultades de comprensión e interpretación. la palabra Bewegtheit se encuentra subrayada para indicar, precisa-
En primer lugar, se podría justificar la ambigüedad de Heideg mente, que no se está hacieudo referencia a ningún tipo de cambio
ger aduciendo que no hace más que seguir los pasos dei mismo Ans- en el sentido tradicional de término22.
tóteles. En efecto, en el arranque del texto de la Metafísica que se ha Ahora bien, si es indudable que para Heidegger la actividad de
citado recientemente se advierte que también el E.stagirita se refiere la vida no se reduce a un proceso, también lo es que de ningún
a las acciones en sentido lato. Éstas pueden ser perfectas (aquéllas modo se puede deiitíficar con la práxis perfecta que es, según Anis-
que son fin en sí mismas y por tanto, enérgei) o imperfectas (las que tóteles, lo propio de la sabiduría. Esto significa que cuando aquél la
no son fin en sí mismas; las que son movíniento en el sentido de kI- utiliz.a con relación a aquélla hay que entender la palabra actividad
nesis atelés). (Bewegtheit) en sentido amplio; es decir, no sólo como prâxis aki-
En segundo ligar, hay que decir que el objetivo dc Heidegger es neslas, pues, desde luego, lo que no esta queriendo sostener de nm-
poder definir de manera específica la actividad que es propia de la gún modo es que nuestra actividad específica revista Jas caracteris-
vida humana. Una actividad que no puede, o no debe, reducirse sim- ticas que son propias de la actividad pura, de la enérgeia. Más bien,
plemente al movimiento (kinesis: Bezvegung) por mucho que ambos todo lo contrario3.
tengan en común, ircialmente, el devenir y el tiempo. La vida bu- En síntesis, cuando Heidegger utiliza e] término Bewegtheit para
mana es actividad (Beu'egtheit) en un sentido que no podemos pre- rcfcrirse a la actividad propia de la vìda humana no está queriendo
dicar del simple movniiento. Esto es lo primero que se ha de aclarar: significar ni la actividad pura, enérgela, ni cE movimiento, kínesi5.
la d«erencia entre kInesis y prâxis (y es que la práxis humana es fin
21. Cf. Heidegger, 1985,GA21, 117.
Aristóteles. Por cso pasó a identificar, usárcloLa con un nuevo enrido, Beuiegtheit 2.2. Cf. Figal, 1991, 184.
con eiérgeia. 2.3. CI. Ibith, 185.

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HERNIENEUTCA DE LA VIDA HUMANA INTERPRFTACIÓNI DEL MOVftIIEÑTO

No, al menos, en los años que conforman la época de Ser y tiempo. 3.2.2. Prdxís y polesis
Por el contrario, de Io que se trata en ellos es de establecer neta
niente las dferencias que separan a aquella primera de estas dos úl La necesidad de definición a La que se acaba de aludir se presenta
timas. Algo que, por otra parte, el autor del Informe Natorp ha que- como una tarea algo compleja que reclama., cuando menos, una cier-
rido mostrar a lo largo de todo sa manuscrito. ta cautela. La razón estriba en que lo que se puede llamar la praxis
Entiendo, por todo lo dicho, que la afirmación de Volpi, según heideggeriana no cubre el mismo espectro que la aristotélica, en el
la caal la prâxis es considerada por Heidegger como la kinesis espe sentido de que en e pensamiento de Aristóteles polesis y práxis se ex-
cífica de la yda humana que se despliega ante el problema de cómo cluyen niutuamente27 pero en el de Heidegger parece que no es así.
yiyir24 puede resultar algo problemática. Resulta acertada si kInesis Es cierro que Aristóteles atiende a la posibilidad de que la pole-
no se toma en sentido estricto; es decir, como aquello que no tiene sis se encuentre subordinada a la prâxis; de que la prâxis, como ha
el fin en sí mismo sino que está supeditado a un fri. Porque ya he- recordado Taminìaux, gohiernr la polesis2S. Sin embargo, hay razo-
mos visto el empeño que muestra Heidegger en afianzar e! Worum- nes suficientes para creer que la vinculación de la polesis Con la au-
willen: e] fin de la vida liuiiuna es la misma vida humana. Por otra téntica existencia humana es mucho más radical en Heidegger qe
parte, sin embargo) esa präx.. is hamana podría ser considerada como en el Estagirita.
una forma específica de kInesis porque% como ya se ha apuntado, de También es cierto que, conio ha señalado e] mismo autor y se ha
ella son propios el devenir y tiempo. O, mejor, la temporalidad en subrayado aquí., el autor del Informe Natorp opone el oú e?ieka (Wo-
el caso de que la existencia humana pudiera ser incluida corno un rumwille z) al pros ti (Wozu) para sentar la diferencia entre las ac-
modo de ella. ciones que tienen el fin en sí misilias y aquéllas cuyo fin no está en
De lo que no hay duda es de que as interpretaciones heidegge- sí mismas por tanto, para destacar la diferencia entre praxis )' pole-
nanas contenidas en el manuscrito de 1922 están encaminadas a sis por lo que respecta ai fin. Una diferenciación que mantendrá en
destacar el carácter temporal de la acciór2-. La ohservacíón gadame- Ser y tiempo y que habla a favor de la tesis segúì la cual en esa obra
nana que hemos reseñado con anterioridad es de primera inagnitiud, se realiza una transposición de la prâxis aristotélica29. Resulta ade-
porque esto es lo que de ningún modo consiente la radicalización on- ms verosímil que se pueda entender que la praxis se superpone con
tológica de la idea de movimiento que es la enérgeia: admitir el tiem- la existencia auténtica y la poíeis con la inauténdca. Es más, cabría
po dentro de ella. Y esto confirma la hipótesis de que el objetivo dc pensar, con el autor citado, que la diferenciación entre uitenticidad
Heidegger es mostrar que existe una prdxís auténticamente tal (no e inautenticídad se establece precisamente mediante a reapropia-
reductible ni a kInesis ni a enérgeia) que da cabida dentro de sí a la ., e-. .,.
clon especilica de dicha distincion- -.
temporalidad. Esta sería la präxis humana. Por ello, el aspirante a la Apoyándose en as explicaciones proporcionadas por Heidegger
plaza de Marburgo consideró inesquivable mostrar cómo en la p/mo- en su curso Proiegomnena zur Geschichte des Zeitbegriffes, Taminiaux
nesis se constituye el kairOs e insistió en que <i:a la phrónesis le per- ha sostenido a este respecto que, según la interpretación heidegge-
tenece e] tienpo»26. nana, la polesis se correspondería con la forma impropia de ser de]
Estas breves precisiones han querido perfilar la indole específ- Dasein, con su forma cotidiana de ser en la que es absorbido por su
ca de la Grundbewegtheit de la vida humana frente a eérgeia y kí- inundo. Se trata del mundo dei trabajo, Weitz.verk. Ei Dasein existe
nesis. No obstante) para acabar de dibujarla es preciso, además, de-
finir la prâxis con relación a la poíesis.
«Entre iD que puede ser de ctra manera está el objeto producido y la acción
que Io produce. Li producción es di.sìnta de la acción [..]; de modo quc también el
modo de ser racional práctico es distinto del modo de ser racional productivo. Por
e110 ambas se excluyen recíprocamente. porque ni la acción cs producción, ni la pro-
ducción es acción' (Etica a NjCÓ?nco, 'Ii4Ua i-6),
Cf. Volpi, 1994a, 357. Cf. Tarnirijaux 199c, 118.
Cf. Gadarner 1989 234. Cf. Ibid., 165, 167-168.
2. «Zurphrónesis gehörtchráno (Heidegger, 1993h, GA 19, 141). :30. Cf.Thid., 110-112.

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INTERPRETACIÓN LEL MOV!N1IENTO
HERMENEUTICA UE LA VIDA HUMANA

propio del Dasein. (que no es ni siempre ni necesarìaniente). Al to-


en él de modo impropio porque su preocupación no es nunca él mis- marse como directivo el primer sentido es cuando se produce el pri-
mo sino Los entes que son disponibles (Zuhande lo que a su vez mado de la teoría y el mundo se entiende desde Ja perspectiva de la
coiiduce a la prinicía de io preset te (\brhanden). Por eso el Dasein. presencia (Aluese71heit). Naturaliicnte esto tiene que ver con la
característico de la cotidinidad es el se (nian). Aquí la iluminación a producción, pero no de niodo que la actividad productiva resulte
la que se ha aludido en su momento viene de la circunspección prc- determinante, por sí misma, para que se desencadene el proceso que
tica (praktische Umsicht) que no 1legara hasta el mismo Dasein31. acaba conduciendo a una metafísica presencial ista.
En correspondencia con la primacía de la poíesis, la historia de Lo cìerto es que Heidegger no opone prà.xis y poíe.sis de modo
la ontología habría privilegiado el concepto de ser corno Io presente que se excluyan nrntuamente. E.s decir, de forma que la existencia
( Vorhanden), una palabra con la que Heidegger traduce Ja palabra auténtica exìa la ausencia de la poíesis y que no sea, por tanto, sino
griega procheirán que Aristóteles utiliza para referirse a las cosas que pura práxis. Este es un asunto que ha de ser correctamente entendi-
están al alcance de la mano; a aquéllas con las que tenemos una re- do porque, de lo contrario, se tergiversa La hermenéutica heidegge-
laci6n inmediata y cotidiana. El Estagidta utiliza ese término a rela- nana respecto a la existencia auténtica e inauténtica. Para interpre-
tar cómo comenzaron a filosofar los primeros hombres explicando tana de forma adecuada se han de tener en cuenta dos cosas. En
que primero se asombraron de lo que estaba al alcance de la mano primer lugar no se puede ignorar que la analítica heideggeriana se
(prOcheiró1 ). pregunta por el Dasein partiendo de la cotídiandad y, por tanto, no
No obstanre siendo acertada en sus grandes rasgos la interpre- desde sii posibilidad más propia, que es la existencia. En segundo lu-
tación de Taniinìaux, hay que recordar que propiedad e impropie- gar, se ha de tener también en cuenca que el cuidado (Soe) com
dad no son sinónimos de existencia auténtica e itiauténtica y que, prende tanto la autoreferericia exìstencial cuanlo la relaciim con ci
por lo tanto, no se puede identificar sin residuos prâxis con existen- mindo en el que ya es. Esta relación es entendida concretamente
cia auténtica y poíesis con existencia inaLiténtica. Por otra parte, conio W] orìentarse en ei mundo: como el modo en que la vida hic-
tampoco resu'ta acertado intentar explicar unilateralmente el pri- tica se relaciona con él y que se manifiesta en e procurar (Besorgen).
mado de la presencia (Vothandenheit) desde el puro elercicLo de a- Un JÌ]ovíri-iieiito fundamental de la vida fáctica que tiene una piura-
tvidades poiéticas. lidad de formas de cumplimentación.
Por lo que respecta a la primera de estas dos cuestiones, la posi- Teniendo esto en cuenta resulta ilustrativo recordar que Hei-
bilidad de la existencia auténtica o inaútentka no depende taito del degger ha afirmado en el 1nforne Natorp que la alétheia propìa de
ejercicio de actividades poiéticas cuanto de que, al vivir en su modo iapbrónesis desvelael instantedelavida fáctica enelcónio de su re-
cotidiano y, por tanto, desarrollando tales actividades, el Dasein tie- lación con ella misma dentro de la vinculación fáctica del procurar
ne la posibilidad de disolverse en el inundo, de caer en él de modo (Besorge, ) (IN, 36). Esto úftimo es io ue ahora interesa destacar. Y
que se pierda a sí mismo. Cuando esto ocurre la vida se oculta a sí si esto es así, entonces no se pueden desvincular prx is, cuidado y
misma, lo que se pone singularmente de relieve en el modo en que pr(.)curar. Conio sí el desvelamiento propio de. la primera fuera ne-
el Dasein se enfrenta con la muerte (IN 11). Pero si esto sucede es cesariamente inipedido por las dos segundas. Es más, dado que el
debido ante todo a que e.L Dasein, que es en el inundo sucumbe a la Dasein fáctico s ya desde siempre ser en el mundo, esa vinculación
\erf iie?2s tendenz. fáctica dei procurar le es constitutiva y no lia de desenibarazarse de
Por lo que se refiere al primado de lo p resente (Z.than.de? ) hay ella, O dicho n-iás netaniente, los niovìrnientos propios del producir
que señalar igalrnente que el Lnero desarrollo de 'una actividad poié- forman parte, de modo indisoluble, de la vida humana. Por io tan-
tica no es tampoco o decisivo. Lo que en este caso resulta determi- to, la prâx.is, así COniO la posibilidad de desvelamiento vinculada a
nante,, en último extremo, es que el sentido directivo dei ser que se ella, ha de incluir e incluve ya de antemano, la poíesis.
obtenga COWLO fruto de Ja relación con el mundo entorno sea o bien En el Sofista Heidegger ha entendido el cuidado (Sotge) como
el del ser del mundo (que es siempre y necesariamente) o bien el un orieta-rse el Da-sein en el mundo. Las reflexioncs contenidas ahí
resultan particularmente clarificadoras para el asunto que nos ocupa
31. Cf. Ibid., 112-113.

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HERFIENEUTICA DE LA VIDA HUMANA NTERPETACLÓN DEL MOV(MIENTO

ahora. Allí dice que la phrónesis no constituye sino una de las múlti- separación entre prâxis y polesis a la que nos estarnos refiriendo. Es
pies formas de orìentarse en el mundo dei Dasein. Hay, por ejenipio fliS) parece que el procurar está indiscerniblemente unido a la prâ-
un texto sobre la sabiduría en el que se afirma lo siguiente. xis; que toda prâxis conlieva uti procurar y que éste es de algún
inodo transitivo.
Eri la medida en que el oriertarse se dirige expresamente a ¡o aítiûn Todo esto contribuye a aclarar la afirmación heideggeriana se-
y se transforna sinipleniente en un comprender verdìdero) las mis- gúti la cual existe una pluralidad de forns de cumplirnentación del
mas formas del orientarse téthne, episténîe. phrónesis pueden procurar. Por el momento las podemos dividir en dos: aquéllas en
ser Captadas también comc
las que lo procurado es para uno mismo y aquéllas en que no lo es
Esto es lo que marca la diferencia entre polesis y prâxis. No el que
Resuita sorprendente que Heidegger inciuya entre las formas de
se dé o no la relación dei procurar que, por cierto, es siempre una
orientarse que pueden ser captadas como sabiduría a la prudncía. relación con el mundo puesto que el Dasein es ser en el mundo.
Es cierto que (como se ha señalado en otro lugar) Io hace en un con- También en la posibilidad de la existencia auténtica, Por eso
texto en el que está intentando explicar por qué Aristóteles, en diá-
degger descríhe lo prâkton, c'ue es el objeto de la phrónesís, como el
logo con Platón, sostiene que la prudencia es sabiduría. Sea conio hacia qué de un procurar (Worauf eines Besorge;15) (IN, 36); y afir-
fuere io que interesa ahora es destacar io que se acaba de recoger:
ma, adeniás, como se ha recordado pocas líneas atrás, que a phró-
que Heidegger entiende que Ia phrónesis n) es sino una Lie las for-
nesis «proporciona al ente en el carácter de Io que se ha de procu-
mas de orientarse dei Dasein humano; una de las posibles formas de
rar» (IN 36).
desvelamiento. Junto a ellas existen otras que no pueden ser igno-
Todas las precisiones que se han hecho hasta ahora quieren po-
radas ni anuladas. Tal es el caso,, por ejemplo, de la téchie y de su
mier de manifiesto la particular vincuiac3n que se da en rl pensa-
activi dad p ro p Ia , la p o íes is.
rrtiento de Martin Heidegger entre pthxi y poíeis. Hasta este mo-
Lo que hace que una orientación de entre las posibles se perfile
mento nos hemos limitado a lo dicho en el Informe Natorp y en el
como prudencia es que Io que se va a gestionar, a procurar, sea para Sofista. No obstante, y teniendo en cuenta que en el manuscrito de
el uso propio. Así lo afirma Heidegger explícitamente: si «se dirige
1922 su autor no había desarrollado de modo definitivo las catego-
a un praktón, que se va a gestionar para ei uso propio, utô, para rías de Sorge y Besorgen, puede resultar útil atender a otros cursos
uno Pnisnio, ese orientarse es phróncss en sentido amplio, como es
pertenecientes a los años inmediatamente posteriores. Como se verá,
propio de OS ZQa:'>3'. Y adeniás añade; «que io descubierto en una
lo dicho en ellos no modifica de manera Sustancial la interpretación
orientación ta es la poíesis de una práxis o no, no bac al caso»34. qe se ha sostenido basta ahora.
Es decir, Io determinante para que ei orientarse se constituya
En el curso de 1923, Ontologie. Hernwneutik der Faktizität,
como prudencia es que lo que se procura sea para el uso propio;
Heidegger afirma explícitamente que el modo auténtico del ser en
para uno niismo. Esto es, que la finalidad no quede fuera. E.n defi
e] mundo es ei cuidar (Sorgen) en ei sentido de producir, reahzar, to-
nitiva, c]ue sea Wòrunu'ilien. Por eso Heidegger sostiene cori Ans-
mar posesión de, irnpedir, evitar una pérdida, etc.33. De modo que
tóteles que existe un orientarse que es phrónesis en sentido amplio
ei auténtico ser en e] mundo supone una relación poiética con él.
y que se pede predicar también de los animales. Pero es que, ade
lvlás adelante, en el semestre Logik. Die Frage nwh der \3htheit,
más, hay que subrayar lo que ei autor dei Sofista dice a continua- Heidegger dice que todo nanejo en general, toda forma de reJa-
ción: no es relevante que lo descubierto en la orientación que es cìón cori las cosas dei m]ndo entornO es un trato que procura (be-
propia de la pbrónesis sea o no la polesis de una prâxLc. Lo definiti-
sorgenden U'ngang). Y, continúa explicando, en el lenguaje cotidiano
vo es lo que se acaba de decir: que lo procurado sea para sí mismo.
procrar (Besorgen) significa realizar algo, terminar algo y también
Q ue lo demás resulte secundario confirma que no reclama la radical
conseguir algo para uno mismo. Contiene, además, el sentido de
32, Heidegger, 1993b, GA 19! 12.9. Las cursivas sûri dei editor,
preocupación. Pues bien, el sentido filosófico que el autor de Ser y
Ibid., 129.
Ibid., 129. Cf Heidegger. i98, GA 63, 102.

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HERMENÉUTICA DE LA VIDA HUMANA INTERPRETACÖN rEL MOVIÑIENTO

tieinpû atribuye al procurar (Besorgen) incluiría t()dOS esos significa- A Heidegger le interesa llamar la atención sobre la importancia
dos que están mezclados entre sí. Significados que, para lo que LIOS de captar la unidad de todos estos fenómenos; una unidad que de
interesa, muestran bien a las claras su carácter. ningún modo puede asernejarse a la de un polo de todas las repre
En ese flhLSfl(.) curso de 1925, ' para mostrar el sentido funda- sentaciones, a un cierto vo trascendental o eogito3S. Por eso en Lo-
mental dei Besorgen, Heidegger acude a un ejemplo con el que quie- gik. Die Frage nach der Wahrheit su autor quiere otorgar un único
re plasmar la relación práctica (en sentido amplio) dei Dasein con el nombre a ese fenómeno unitario y plural que es el cuidado. Ese
mundo entorno. Se trata del profesor que utiliza la tiza para escribir nonThre es, cuidado solícito que procura (Besorgend-Fürsorgei'z.de Soi--
Cn la pizarra y asf lograr que su explicación resulte más clara, más ge). I-lay que señalar además, puesto que resulta relevante para el
accesible, etc. ls cierto, aclra Heidegger, que el profesor se procura objetivo que nos hemos propuesto, que Heidegger insiste explícita-
(besorgt) la tiza en el sentido más elemental de término, pero también niente en que en ese procurar y en esa solicitud lo que está en juego
lo es que su acción se enrnarca dentro de un contexto de comporta es el mìsrno ser que ejerce e1 cuidado39. Algo que no deja lugar a du-
miento que precede y envuelve al puro usar la tiza o hacerse con das: lo que está en juego es e] mismo y propio Dasein.
ella. En ese contexto el profesor cumple su tarea y ésta constituye Todo esto basta para mostrar la indisociable unidad existente
una posibilidad de ser de SL! mismo y propio Dasein. Es más, esa po entre prâxis y pofesis. La primera tiene que ver con la preocupadón
sibilidad es su mismo Dasein36. Esto es, el proci.ra r una cosa dei dei Dasein por su propia existencia; la segunda, con la vinculación
mundo entorno se sitúa de lleno en e] ámbito dcl ser auténtico con efectiva de ese mismo Dasein. con el mundo en el que ya es. Que la
relación al inundo. prcìxis tiene que ver con el Dasein propio es algo que (corno ya se ha
'Y:i se ha dicho: puesto que el Dasein es en cl mundo y su ser et rjStO fl el capítulo dedicado a sus interpretaciones de La Etica a N-
el inundo es tan originario como el cuida do (Sorge), a su misma es cóniaco) Heidegger defiende explícitamente. Allí recordábamos que
tructura le pertenece de igual modo el proctrar (Besorgen). Es decir, lo que la prudencia custodia en la verdad es la vida humana en cuan-
a la relación práxica del Da.seìn pertenece también esencialniente la to que se relaciona consigo misma; en cuanto que sii obrar es actuar
relación poiética. Además, y en este mismo orden de cuestiones, sobre sí misma. De este modo, lo custodiado por la prudencia es el
Heidegger añade que el Dasein es CO1 otros de ¡nodo que a esa mis- hacia qué dei trato de la \Tda humana consigo misma y e cómo de
ma estructura de la Sorge pertenece también la soìiitud (Fñrsorgen). ese trato en su propio ser. Un trato que, como ya se ha dicho, no es
E.n resumidas cuentas, el modo fundamental de ser del Dasein es que sino la prâxis, «el actuar sobre sí mismo en el cói no de la relación no
cIl su ser le va su mismo ser. Un modo de ser que es concebido como productiva sino siempre, precisamente, de la relación propia de la
Sorge y que es tan originario como el procurar (porque d Dasein es acciór»> (IN 35).
esencialmente ser en el mundo) y como la solicitud (porque ei Da- Pero, como también se ha querido mostrar, la deciskra disposi-
sein es de forma ìgualmente originaria con otros)37. cioll de la yjda fáctica al trato consigo misma se da dentro de una
Después de todo 10 dicho hasta ahora Martin Heidegger puede fáctica del procurar COn C] inundo que sale al encuentro
concluir que el cuidado comprende dentro de sí una pluralidad de (IN 36). Por eso Heidegger ha dicho también que lo praktón es algo
fenómenos. Puesto que en el Dczsefr el ser en el nu.øzdo, el ser con que se ha de hacer, que se ha de procurar, y que existe, únìcamente,
OtrOs y el ser respecto de sí misi zo (w sich, sich selbst) son igual- conio cl hacia qué de Ja actvidad humana que procura (besorge)
mente constitutivos, e1 sentido de ser de esos comportamientos es Lo que esto significa es que, aunque polests y prâxis se puedan y se
tanibìén constitutivo del mismo niodo. Por tanto Sorge Besorgen y deban distinguir, no se pueden encontrar disociadas eri e] Dasein
Fírsorge son igualmente originarios y constituyen entre sí, además, que es en el inundo.
u.na unidad. Unidad que (recordando Críticamente la idea kantiana En la primera parte del Informe Natop su autor había afirmado
de yo trascendental) es un modo de ser del Dasein. que el sentido fundamental de la dinámica de la vida fáctica es el cui-

36. Cf. Heidegger, 1976a GA 21, 21722O. 3g. Cf. Ibid., 226-227.
37 Cf Ibid., 22.1-225. 39. ¡bid., 225-226.

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HERMENÉUTICA D LA VIDA HUNIANA
INTERPRETACIÓN DEL MÖVINIIENIO

dado, y había especificado que se trata de «e! cuidado dei salir ade- efective, practica en d sentido de poiética, con ei mundo. Por el con
lante, de la profesión, del placer, dei no-ser-molestado, dei no pere- trario,, la preocupación que la vida fáctica experimenca por su exis-
Cer, dei estar-familiarizado-con, dei saber-acerca-de, dei asegurar la tencia «sólo es tal [entendida] corno el nioviniìento contrario al de
vida en sus intenciones últimas» (IN 6-ï). Había dicho además y a la tendencia a la caída de la vida; esto es, se da precisamente en su
renglón seguido que «la movilidad dei procurar muestra una piura- dinámica concreta del trato y dei procurar» (IN 14).
lidad de formas de la realización y del estar referido ai cori qué del Dicho de otro modo, la existencia auténtica ni reclama n se fun-
trato: ei trabajar en, ei dejar listo, el producir desde, ei asegurar me da sobre un supuesto abandono de la píesis de modo que el Dasein
diante, ei hacer uso de, e] utilizar para, [...]» (IN 6-7). Así pues, to- 561E) se ocupara con la präxis por ser aquel tipo de actividad exclu-
rnados en su especificidad, tanto & cuidado cuanto ei procurar mues- Sivanlente específico dei Dasein. Algo que, es preciso observarlo, re-
tran en todas estas manifestaciones su vinculación con la polesis; más conduciría la posición heideggeriana al criticado terreno de Aristá-
aún, ponen de relieve que ei Dcsein fáctico es así en ei mundo. te les.
En definitiva, que el objeto de la prâxis sea el mismo Dasein no
signifka que éste haya de abandonar su reiación productiva cori ei Estas últimas reflexiones se han encaminado a definir la con-
mundo entorno para habérselas consigo mismo o, dicho negativa- cepción heideggeriana de la prâxis y su reiación y diferencia con la
mente, para no perderse en el mundo. Esto confirma io que ya se poíesis. En definitiva, con el misnio propósito con el que anterior-
había dicho: lo que determina la autentìcidad o inautenticidad dei mente se ha querido perfilar la índole específica de la actividad fun-
Dasein es que, siempre desde esa estructura práxìco-poiética que le damental de la vida humana frente a enéigeia y kinesis. Pues bien,
constìtuye, se pierda o no en el mundo; que su vida se resuelva o dicha actividad queda definida como una peculiar prâxis, puesto que
bien en lo impersonal o bien en la existencia como su posibilidad a elia pertenece la temporaiidad, cri la que el Dasein actúa sobre sí
más propia. mismo manteniendo una relación no productiva respecto de sí. No
Algo que sucede por ia tendencia a b caída (IN 8). Una renden- obstante, a] ser en el mundo se mantiene en la relación propia de]
cia fundamental, arraigada en la misma vida, que lleva ai Dasein a cuidado y del procurar con ese mundo entc)rno. Lo decisivo es que
abandonarse en el mundo y a desaparecer en éi, a dejarse poseer por se ocupe de su misno ser de modo que logre la posibilidad que cons-
él. Porque el cuidado se dirige intencionalmente ai mundo existe la tituy la existencia para la vida fáctica.
posibiiidad de que se acabe perdiendo en él. En cualquier caso io se 'Ï en la primera parte del Inforine Natorp, dedicada a la indica-
puede olvidar que esta tendencia es constitutiva de la facticidad; que cíón dc la situación hermenutìca, Heidegger se ha referido a Ia
es siguiendo su tendencia a ia caída corno la vida se hace cada vez existencia como posibilidad de la facticidad. En la segunda, que gira
más y más extraña a sí misma (IN 11). Ahora bien, ei movimiento entorno a las interpretaciones fenomenológicas de Aristóteles, se
contrario, que es preocupaciófl (Bekü, nmerug) por la propia vida, centra en la prudencia para descubrir que ella desvela la vida en su
es e! modo en que se realiza e! ser auténtico de la vida. Ese ser pro específico carácter de ser. Esto es, para descubrir en ia prudencia la
pio que es accesibie para sí mismo en la vida fáctica es lo que Hei- condici6n de posibilidad de la existencia auténtica. Algo que, es ii-
degger describe como existencia (IN 13). Una existencia que, con cesario decirlo ahora, pone de relieve la profunda unidad de ra pro-
secuenternente, no se identifica con la vida fáctica. hLemática planteada per Heidegger en su manuscrito de 1922.
Para evitar malos entendidos Heidegger advierte que ei movi- Pero, como es bien sabido, ei objetivo último de todos løS es-
miento Contrario (Gegenbewegwng) a la tendencia a la caída no debe fuerzos heideggerianos no es nunca el mismo Dasein sino el ser y su
ser caracterizado como huida dei mundo. Esto signficarfa que la sentido. Lo que nmestra el Infor7ne Natmp es hasta qué punto la
vida no se habría tomado en su carácter existencial y que lo que se comprensión de ambos se implica mutuamente. Entre las formas de
pretendería no sería otra cosa que crear un nuevo mundo de seguri- orientarse eu ei mundo de las que e] Dasein dispone, técnica, cien
dades. Tampoco se puede entender que la preocupación de la vida cia y sahidurfa no constituyen sino los diferentes grados de ia rda-
por su existencia se realice por el camino de la reflexión soiipsista dán prodactiva con el mundo entorno. La prudencia, por fuerzas
( IN 14) o, lo que es lo mismo, por ei abandono de toda reiadón había de quedar desvinculada de ellas puesto que lo que establece

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HERMENEUTCA DE LA V]DA FtUtIANIA

precisamente es una relación de. tipo no productivo con el propio


Dasein.
1ha quedado claro que no se trata de aislarla de las restantes
formas que tiene el Dasein de oreÛtarse en el mundo porque recla
me su anulación. De lo que se trata es más biens de que el Dasein se Anexo
ocupe de su propio ser de modo que sea posible aquella experiencia
fundamental qie faltó en los çomienzos del pensamiento occidental. ESTADO ACT(JAL DE LAS PUBLICACIONES DE HEIDEGGE.R
Se. trata, en definitiva, de ]ograr una experiencia originaria de la vida ANTERIORE.S A 19271
fáctica. Cuando ésta falta es porque el Dasein ha sucumbido al inun-
do y se ha producido aquella radicalización ontoogca de la idea de
movimiento de la que nos hemos ocupado.
En efecto, lo que constituye el prob'ema de la metafisica occi-
dental no es el moviniento dei producir sino su radicalizacióLi. De-
jando de lado el desvelamiento propio de la prudencia, Aristóteles
encuentra en el que es característico de la sabiduría la más alta po-
sbìlídad de hombre. Es esta radicalíiación lo que, a juicio de Hei- Lecciones, conferencias y escritos de Heidegger publicados actuabnente
degger, ha marcado el destino dc la filosofía occidental y lo que, Heideggcr, M., 1J983,Aus derErfahruugdesfl enkens (Desde la experiencia
como se lia apuntado al principio, reclama su destrucción y reapro- dei pensar), [i9iO-1976], GA 13, Klostermann, Frankfurt :1. M., Herr-
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GA -1, Friedrich-Wilhelm von Herrmann (ed.). Esta publicación contic-
ne las tesis de doctorado y habilitación de Martin Heidegger: De Le!;-
re Urtei im Psico1ogisnus (L.a doctrina dei iuicio en el Psicologis-
mo) y Die Kategorien und Bedeutungsiehre des Duns Scoto (La doctrina
de las categorías y del signfcido en Duns Scoto).
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tos. Alianza, Ì1adrid, trad. Helcna Cortés y Arturo Leyte.
Heidegger, M., 1987, Zur Bestinrnung der PhilOsophie (Para la definición
de filosoffa),, [i9i9. GA 56-57, Bernd HtimbücheI (ed.). Comprende:
1) Die Idee der Philosophie und das 'TcItanschuunsprob1cni» (La idea
de la filosofia y ei problema de las concepciones dcl niundo), [Semes-

'l .En este Anexo e criterio crono1gico seguido es el dc 1a obras, crscs y corde-
rencias d 1arLi Heidegger y no ci de las lechas de puh1icción.
2. La Ge;antausgabe corre a cargo de Ja cditoria Klosteimann, CLI Fraiikfurt am
NLip,. De ahora en ade1anr Ja abreviatura GA servirá para indicar que se trata de unti
blicacióri pertcnecieIÌre dicha e.diLión; a COIÌtiIiiación se scña1ar eJ número del volumen
dc que e trate.
3* Cuando hay ut traduccLôn espafol no es precisr poncr la (raducción d1 tini-
lo entre paréntCS, corno se hace en las casos eri qte ésta no cxisLe.

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ESTADO ACTUAL DE LAS PUBLICACIONES DE HELIDEGGER ANTERIORES A 1927
HERMENEUTICA D LA VIDA HUNIANA

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HERN1ENUTCA DE LA YLDA HUMANA ESTAOO ACTUAL DE LAS FUBLICACION[ DE HEPDELGER ANTERIORES A 1927

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Heidegger, 1., c43egriff und Entvcklung der Phinomena1ogischen Fors-
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[4.XII.1926], GA 80, Conferencia en la asociación científico-cultural
de niujeres de Marburgo.
Hcidegger, Ï'L, Geschichte der Pkiiosophie t'cn Thc;n cs von Aquin bis Kznt
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1927], GA 23, Ifclmuth \'ctter (cd.).

3 . Correspondencia

Martin Heidegger, RarI Jaspers, i992 Brief.ec/:sei. 192G-1963, Kloster-


mann, Frankfurt atn Main Walter Bicmel y Hans Saner (cds.).

4.E.I yfl]Iflefl iÚ de la GA reunirá una serie dc confcrcnci pronuriciads por Hei-


dcggr. El folktû con cl p1n de Las publicaciones editado por KIosterinanr proporciona una
rck;ción ni: exh.utiva que abarca el penodo de dempo comprendido entie 1915 y 1967.

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clones de Heidegger, incluidas las craduccicnes, cn esta relacìóri bib]iográfic óIo se cori-
signan Los imprescindibles.

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HERMENUTCA DE LA VEDA HUN1ANA I BLIC GRAFIA

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