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SINCRONÍAS NUMÉRICAS:

¿simples casualidades
o
guiños del Universo?
Ya hace tiempo había comentado públicamente que llevaba adelante una investigación personal
sobre las “Sincronías Numéricas”, expresiòn que trata de definir la aparente “casualidad” de
observar la repetición de ciertos números, o secuencias de números, en nuestra vida: matrículas de
automóviles, cifras en papelería burocrática de la más diversa índole, comentarios y citas de
terceros, domicilios donde debemos concurrir por actividades cotidianas, la cifra repitiéndose en el
reloj cuando lo miramos… los ejemplos son infinitos. Uno de los más típicos: despertar
inopinadamente a la madrugada durante varios días y al mirar el despertador, ver que se trata de la
misma hora.
Ante este evento, suele primar dos tendencias interpretativas. Una lo adjudica a la casualidad o,
más bien, a cierta “memoria selectiva”, argumentando que no llama tanto la atención mirar el reloj
y registrar algo como “09:12”, que hacerlo y encontrarse con el “13:13”. La otra tendencia le asigna
un propósito, un sentido, un mensaje: pasa, ocurre por algo.

Por simple economía de hipótesis sería dable suponer que la explicación se reduce a la primera
posibilidad, si no tuviera una debilidad insoslayable: en efecto, salvo que cierta “intuiciòn” –y si
admitimos una probabilidad tan extrasensorial en juego necesariamente el paradigma
admitirá todo tipo de explicaciones- nos obligue a dirigir la vista y la atención al reloj, cada
vez que volvemos a mirarlo no podemos saber por anticipado cuál será la hora que mostrará,
de manera que el hecho que se repita varias veces la correspondencia de “series numéricas
significativas” no puede deberse al azar precisamente porque es azaroso el momento en que lo
miramos. Algún crítico dirá que miramos cientos de veces en el día el reloj de manera
inconsciente, y la atención selecciona aquellos “recuerdos” de números significativos, peor contra
esta mera suposición conspira que cada vez son menos las personas que usan el reloj de muñeca o
buscan ver la hora en relojes de pared en detrimento de consultar su celular, proceso que por ser
más engorroso (buscarlo o tomarlo, a veces presionar la techa para que se ilumine, etc-) hace que se
realice cuando hay verdadera necesidad de saber la hora. Y eso ocurrirá quizás una docena de veces
en el día, pero no cientos. Y más aún: pese al detrimento en el uso de relojes personales (donde sí
podríamos discutir si inconscientemente no lo miramos más seguido) este evento (la “sincronía
numérica”) se está manifestando como inversamente proporcional al uso del reloj pulsera. Hasta le
ocurre individualmente a los mismos protagonistas que lo han reportado: algunos de ellos dejaron
hace dos o tres años de usar reloj pulsera –pasando a valerse, como expliqué, sólo del celular o un
eventual reloj de pared- pero la comprobación de incremento de estas “correspondencias” ha ido en
aumento.
Sé por haberlo debatido personalmente con algunos “racionalistas”, que sus teorías basadas en la
mirada inconsciente y repetitiva de los relojes y una “atención selectiva” en ningún caso es
producto de un estudio cuidadoso sino es una simple suposición, una especulación, aunque ya
sabemos que para los “racionalistas” sus suposiciones son “teorías comprobables” y las aajenas, es
decir, las de todos los demás, especulaciones sin fundamento.

En mi caso particular, quiero decir en primer lugar que no tengo en lo personal nada muy
interesante que contar. Sí es cierto que en algún caso me ha llamado la atención la repetición, tal
vez por unos cuantos días, de ciertos números, pero el fenómeno no alcanza en mi vida el grado de
continuidad, impacto, significaciòn que muchos me han relatado. Constato el fenómeno como
investigador en terceros; no me considero particular protagonista de él lo que es auspicioso porque
me eyecta del incómodo puesto de sentirme protagonista de algo importante. Así, he solicitado el
concurso de personas que dicen haberlo vivido y a través del tiempo he reunido un pequeño número
de cuestionarios como para comenzar a emitir algunas conclusiones.

Quiero aquí señalar un hecho importante. A efectos de este artículo me han respondido sólo 25
lectores. Siendo decenas los que expresaron su interés ya que –comentaban- les serviría para
interpretar sus propias historias. He puesto a disposición de cualesquiera el cuestionario con el que
me he manejado, que sin duda algunos de ustedes podrán mejorar si desean profundizar en este
estudio, y las poca participación me deja el gusto un tanto amargo de pensar que a algunas personas
les interesa explicaciones que no contradigan tal vez su aproximación individual. Los críticos dirán
que 25 casos es una muestra demasiado pequeña como para concluir nada, y sólo responderé que,
primero, siempre es mejor que sólo especular desde “me parece que…”, y en segundo lugar que,
cuando menos, me tomo el trabajo de reunirla, a la espera que ellos, los críticos, hagan un trabajo
mejor. Pero como ya sabemos que ellos están convencidos que sus opiniones son más “científicas”
y por lo tanto, valederas… ¿para qué van a gastar tiempo y esfuerzo en hacer una investigación
propia, por pequeña que fuere?.
De manera que, para quien interese, repasemos primero el cuestionario distribuido:

CUESTIONARIO SOBRE SINCRONICIDADES NUMÉRICAS

· Indica cuál es el/los número/s con los que tienes correspondencias.


· Relata brevemente en qué circunstancias te los encuentras.
· ¿Recuerdas cuándo y cómo advertiste esta sincronicidad por primera vez?
· Sigue produciéndose o ha cesado?. Si es esto segundo, cuándo?
· Su manifestación, ¿se corresponde con determinadas situaciones, anécdotas, etapas de tu
vida cotidiana?
· En caso de respuesta positiva a la (4), esas correspondencias tienden a agruparse
mayoritariamente en alguno de estos planos?:

1. Laboral
2. Económico (fuera de lo laboral)
3. Afectivo
4. Salud física
5. Salud mental
6. Eventos parapsicológicos, espirituales, “extraños” en general.
7. Social (amistades, etc.)

· Haciendo un cálculo estimativo y conservador, ¿cuántas veces te lo has encontrado desde que
comenzaste a observar su recurrencia?
· Si tuvieras que agruparlo, ¿en qué porcentaje puedes decir que acompañó hechos o
situaciones positivas de tu vida, y en qué porcentaje a negativas?
· Ha habido casos en los que no has notado ni una correspondencia positiva ni una negativa
en tu vida?. ¿Cuántos –expresados en porcentajes aproximados del total- ?
· ¿Dirías que ha influido favorablemente en tu vida?. ¿De qué manera?
· ¿Qué piensas que habría ocurrido –o qué derroteros habrías tomado- en esas circunstancias
si no hubieran “aparecido” esos números?
· Cuál es tu explicación personal sobre el hecho que sean esos números, y no otros?.
· Crees que seguirán apareciendo indefinidamente (o volverán a aparecer, en caso de haber
cesado?).
· Permites que esta informaciòn sea empleada en una investigación a dar a conocer
públicamente? (indica si con reserva o no de tus datos)

La mayoría de las respuestas, dado que tiene que ver con instancias personales, no tienen mayor
valor cuantitativo –aunque sí cualitativo, ya que hablan mucho del entrevistado y sus historias
personales- Permítanme aquí señalar, por ejemplo, que con respecto a la pregunta (4), 14 personas
dicen que las sincronías continúan al presente, 6 que han cesado y 5 que aparecen erráticamente
(Para los defensores de las teorías de la “atención selectiva”: ¿por qué cesarían o discontinuarían si,
precisamente, la curiosidad y fascinación debería incrementarse con el tiempo?).
Para la pregunta (5) –y esto es muy importante para quienes suponen que es la necesidad de
sentirse protagonista de “algo importante” es lo que alimenta la correspondencia- 21 dicen que no
ven ninguna correlaciòn con hechos significativos, mientras que 4 dicen que sí la tuvieron.

Para la pregunta (8), los porcentajes dados por los 25 son totalmente erráticos y diferentes, al punto
que resulta una nimiedad tratar de agruparles de alguna forma.

En cuanto a la pregunta (9), la enorme mayoría -19 casos- ratifica que no hay ninguna
correspondencia significativa particular.

La misma cifra corresponde para la pregunta (10): 19 comentan que en nada ha influido (otra vez,
unas respuestas inesperadas para quienes suponen que este es un ámbito propicio para las
“proyecciones místicas” de la gente), y 6 señalan que sí.

La pregunta 11 pone de manifiesto que 22 personas señalan la percepción que nada hubiera
cambiado en sus vidas si estos eventos no hubieran ocurrido. Otra vez, una respuesta inesperada
para quienes tratan de zanjar el asunto con el argumento que son “juegos de la mente” para quitar a
la gente de lo gris y aburrido de la cotidianeidad..

En cuanto a la pregunta (12), 4 personas tienen variadas opiniones: “guiños del Universo” (la
expresión me gustó tanto que la ocupo para ser parte del título de esta nota), “portales” que se
abren, mensajes angelicales…. Pero 21 no tienen la menor idea ni opinión –en verdad, fue esta la
razón por la que la mayoría decidiò escribirme-

Y comentario final: sólo 2 personas aceptaron que sus datos filiatorios pudieran llegar a ser
compartidos públicamente. El resto pidió confidencialidad y anonimato, clara señal que otra de las
poco felices explicaciones (“necesidad de protagonismo”) se acercan a la falta de respeto.

Llegados a este punto, comparando los comentarios de estos 25 colaboradores espontáneos con mis
propias notas sobre el tema tengo elaborada mi particular teoría. Queda para mí bastante claro que
los comentarios de todos ellos nos hablan más de lo que “no es” este fenómeno de lo que sí es. Por
lo pronto y como resulta de lo comentado, no es nada vinculado a las opiniones previas o pareceres
así como inquietudes e intereses de sus protagonistas. Queda claro que es un evento que
“acompaña” más que “disparar” o “provocar”.

El físico Pierre Frankch tiene una teoría controversial desde sus propios estudios de Mecánica
Cuántica. Él sostiene que lo que percibimos como “Tiempo” es en realidad un flujo de energía, o,
más bien, un tipo de energía que fluye en un sentido. Este flujo cuántico es percibido por la
naturaleza consciente (nosotros, por ejemplo) como “Tiempo”, y llamamos “pasado” al punto
original de esta energías fluyendo hacia nosotros. Pero Frankch va más allá y dice que este flujo
cuántico también lo hace desde el futuro, es decir, en sentido contrario al que percibimos como
Tiempo, y al chocar o, más bien, al haber una interacciòn de ondas, crean resonancias y
discontinuidades a las que llamamos “Realidad”. La premoniciòn, por ejemplo, no sería más que la
posibilidad de algunas personas de racionalizar la percepción de las ondas provenientes del
“futuro”. Entonces, los Eventos Sincrónicos son las “protuberancias significativas” que
reconocemos en la interacciòn de ondas. Ahora bien, como esa “Realidad” (lo que definimos como
tal) no es ajena al observador (aún más, es una co – creación de la mente del observador), lo que la
gente ve como “coincidencias significativas” es el reflejo de su propia mente en la Realidad que co
– crea constantemente.

Alguien dirá aquí: “Gustavo, por favor, ponlo sencillo”. Y sería esto: no son mensajes angelicales.
No son “portales” (lo que sea que quien lo suponga entienda entonces por ello). Es el emergente, el
reflejo en el mundo que quien lo percibe está “ajustando” su resonancia con su Realidad. ¿Lo
quieren en términos de autoayuda?. Que está en el Camino donde debe estar. Señales que está
haciendo lo correcto. Como tributario que soy de la Geometría Sagrada, deudor de un Descartes
que escribía “Dios geometriza” y siendo esos entes abstractos llamados números a la manifestación
simbólica de entes gnoseológicos que pueden ser articulados en la otra gran e indisoluble variable
còsmica, el Espacio, como Geometría.
Por ello les entusiasmo a que profundicen en este último saber mencionado, ya que les dará el
Paradigma de percepción para comprender la importancia –y la evidencia, en el sentido de “lo
evidente”- de, más allá de encontrarle un “sentido” (siempre humano, a fin de cuentas) a esas
Sincronías Numéricas, comprender que la articulación de nuestras vidas con el universo que nos
rodea encierra claves para los ojos que saben buscar.

No puedo dejar aquí de citar, ahora sí, un episodio personal. Que ocurre después de la
primera publicación, sin correcciones, de este artículo. Y la historia es esta: Una vez
publicada en el blog, me dediqué a continuar con otras tareas, como responder mails,
compartir el enlace en mis redes y otros más. a los 53 minutos -cito el dato por mera
escrupulosidad- se me ocurre entrar en el “Escritorio” del blog, desde donmde pueden
hacerse modificaciones pero también disponer de informaciones varias como, por ejemplo,
cantidad de lectores en un monto dado. Y el hecho cvurioso es que en el momento en que
entro por primera vez -insisto, por simple curiosidad- al Escritorio para ver cuánta gente
había visitado ya el sitio, me encuentro con… 333 visitas.

https://alfilodelarealidad.wordpress.com/2018/04/02/sincronias-numericas-simples-casualidades-o-guinos-del-universo/

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