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A partir de la década de los años 70, el ingreso de dinero proveniente de remesas

enviadas por los inmigrantes a sus familiares en los países de origen se ha


incrementado.

Para la mayoría de los países centroamericanos y México, el flujo de capital en


forma de dólares ha sido un recurso para mantener el equilibrio económico nacional.
Es fácilmente apreciable la manera en que en los años 80 proliferaron las casas y
agencias de cambio, que lograron lucrativos negocios, especulando con el valor de
la moneda nacional en relación con el dólar.

La paridad de cambio. Fijada en El Salvador, termino con esta actividad. Ahora, son
las instituciones bancarias quienes se encargan de recibir dicho dinero. Se
argumenta a favor y en contra de que la economía de un país dependa de las
remesas. Por una parte, hay quienes quieren darle un rostro humano a la migración;
forzada, casi siempre, por la falta de oportunidades en el suelo propio. Otro
planteamiento interesante es el de quienes ven las remesas y la migración como
otra forma de explotación y dependencia. Los y la inmigrantes, por su condición de
indocumentados, se emplean para desempeñar labores que no haría ninguna
persona del país que lo recibe. En todo caso, no depende del tipo de trabajo, sino
mas bien, de la remuneración que puede ofrecerse a un trabajador en su condición
de ilegal.

El origen de las remesas familiares no se conoce con exactitud, sin embargo se


saben las causas que las originan: las migraciones a otros países en especial a
Estados Unidos. Las remesas familiares han logrado desde sus inicios el
mantenimiento de una economía artificial en El Salvador, ya que son las
responsables de solventar el consumo y las importaciones que se realizan sin
generar déficit en la balanza comercial y sin la necesidad de que el país sea
eminentemente productivo.
A partir de los 80 que fue la época en que se desató con mas violencia el conflicto
armado, miles de salvadoreños emigraron a Estados Unidos, lo que provocó un
boom económico en El Salvador gracias a toda la cantidad de divisas que entraron
al país.

En la década de los 90 la cantidad de remesas se había incrementado, tanto así


que eran equivalentes a un 108% de las exportaciones totales, con lo que se lograba
el sostenimiento de la economía. A finales de los 90 e inicios del nuevo siglo, la
economía adopta una política monetaria sumamente relevante, que es la
"dolarización". En un país donde las remesas forman el 13% del PIB como es el
caso de El Salvador, las condiciones para llevar a cabo esta política son totalmente
favorables, gracias a la constante entrada de dólares que ha permitido la política de
cambio fijo por 8 años, cosa que hubiera sido imposible sin un flujo anual de divisas.

La dolarización en El Salvador ha sido un tema polémico y discutido desde sus


inicios, la razón de ello es porque ha sido una medida económica sumamente
importante y trascendental para el país.

Dicha medida ha logrado mostrar desde su implementación beneficios para unos y


costos para otros dependiendo de los intereses. Dentro de esta política de
dolarización existe un trasfondo en el que se deslumbra el fenómeno de las remesas
las cuales están estrechamente vinculadas a esta.

Lo anterior se debe a que es posible afirmar hasta cierto punto que las remesas han
permitido que se genere la dolarización en el país, pues gracias a estas existe un
constante flujo de dólares año con año, los cuales posibilitan que se pueda dar un
tipo de cambio fijo al haber reservas suficientes de dólares; nuevamente se ve otro
aspecto por el cual nuestra economía es dependiente de estas remesas.
"A nivel macroeconómico han permitido la acumulación de reservas de divisas de
más de 2 millones de dólares (o el equivalente a seis meses de importaciones)" Al
existir una economía dolarizada las autoridades monetarias en El Salvador, se está
atado a las políticas, cambios, inflación,( entre otras cosas) de Estados Unidos. Esto
se traduce en que si la inflación en dicho país aumenta por ejemplo las remesas
tenderían a disminuir a corto y mediano plazo pues los que las envían tienen menor
capacidad de compra y/o poder adquisitivo con lo que parte de la renta destinada
ser enviada a los familiares en El Salvador es menor; resultado de ello es que el
consumo tendería a frenarse.

Con esto ahora nuestra economía no solo depende grandemente de las remesas
sino que también gracias a la dolarización existe una mayor dependencia con la
economía estadounidense.

Esto tiene sus consecuencias; como se sabe, lo que atrae a las personas a emigrar
a Estados Unidos es la idea de la fuerte economía que existe en dicho país, así
como las oportunidades de empleo. Es por esto que surge una pregunta inevitable:
¿qué pasará cuando la economía norteamericana este en una fase decreciente?
Lógicamente los salvadoreños no podrán buscar a Estados Unidos como un refugio
y una solución a sus problemas económicos y por añadidura se dará una reducción
inevitable de las remesas, pilar básico de nuestra economía pues todo ese flujo de
dólares que se da año con año ya no sería tan excesivo con lo que la economía
dolarizada del país comenzaría a quebrantarse rápidamente. Por tanto es no solo
una necesidad sino una obligación el buscar nuevas alternativas que permitan
mantener a flote el crecimiento del país, alternativas que permitan desligarnos de la
dependencia macroeconómica que se tiene con las divisas y que se ajusten a las
características económicas del país: dolarización.

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