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Clínica Psicoanalítica

con 11dolesccntcs
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CLÍNICA PSICOANALÍTICA
CON ADOLESCENTES

Ps. Stel/a M. Firpo


Ps. Adriana lassalle
Ps. Analía Ortega
Ps Norberto Díaz
Prof Cristina Prates
Ps. Jorge Sansarricq

serie psicoanálisis
Clínica PalcoaD&litlca coa adoleoceotea .

Copyright 2000 • Romo 8apleo1 Ecliclooeo


Sanruenro646. Tel/Fwc (0341) 424-3399 ·Rosario (C.P. 2000)- Argenona
Queda hecho el depósito que establece la Ley 11723.
IS.B.N.:9~808-17().8

Esta edición se terminó en Marzo del 2000


en Talkru CriílCOs Brow • AvAlberdi 861 ·Rosario

015<:.no de tapa 2 S arte gñfico . .


Composición de texto: lns1in1to Oesmedt - Santi Fe 1261 5° Poso Of. 8 • Rosario
Índice
Pre.scntu1,;i6n .............. .. ........................ ··-···· ................ ' .... Pl\¡¡ 7
PrólO~<' ........ ... ..,~ 9

PRIMFRA PARTE
Capitulo 1
Adrinna l JL'lalle
ADOLl>Wºf:NCIA l l'SIC'OSOMÁTl("A Algunasconcep10ali1J1Cioncs........... l'dg. 13
Del cucrro en p.~ico:ual.\lj,,,, ~1odelo~de ~tir..ac-ión tn l·n."\ld. La ausencia
gonn1c como prop1ed;id d<I cuerpo"' 1ci11t 0.l cuerpo biolós•co al cuerpo
crógcno 1... tn•cs•lduta> 1ntraorgánica<. 1-:1 •alor del d1agnó"i.:o d1feren.:1al
entre ~lntorna convers1\IO y fenómeno ps1cowm!lico. Ffllln en la opetllCtón
afanl).lica 1>rocesos de con\111ución subjtLiva en relación a la odolescencin
Alguna< conclusion•> Pllg 41
Rcf<renc ... b1bliogr.lfi<a> Pa¡ 42
Bibhoflnalia.. - -·-·- • ····--·····- - - - ······---..................... _ P-Í@ 44
Capitulo 11
Annlln Ortega
PROHI f \lÁ1 ICA Dt.I 1llO/I. INICIO DF LAS RELACIO.Vl:.S
St.Xl 11.E.S f>ll&. ~7
Adolclo(cncta >COnsllluf...:1\)11 ~ub)CU\8_ Problanittcas del amo< Vía de los
susuwto:.. 1n11;io de llb rcl.i'-1uncs sexual~. de cnc:ucntros )'desencuentros
Tratnm1cnto ps1coanalh1co con t1dolcsccn1cs ....... ................. .......................... Pá¡: 78
Rcfcrcnclasbibliognllk:" .•• ............... ............. ......... ... P"- 88
Boblioivafl• ... ·············-·······-····-··-·- P6g 89
C.apuulo 111
SiellaM hrpo
NOCIONl..S INl"RODUC.'IOHIAS ACl1H('A IJf. ADOLESC!;NC/tl ......... .... l'ó¡. 98
Anorc"<ia lntcrrog.antc1 Póg. 103
F.nigma 11 ~ubhmacion .. .. _ Ng 112
Rtftttn.:IO> b1bliogr.lfi.:;i., .... - -----··-···· Pág. 119
Bibliografl._ ........·-······- Ng. 121
SECUNDA PARTE
capflulo 1
NO!Wno l)1at
.4DOl ISO.\CU. H\ 1.1.\M.~ l. ICTl\li · OUT f'4 125
Capítulo 11
Cri~tina 1>rntcs
ARTI' 14l"><Jl.ESCt...VCll ......... ..... .....................- ........... l'jg 141
C•pllulo 111
Joq;c \.1n ...n1cq
AllíJl/..\U\"Cl.I > f>RtX!.IOEPE.\DF\c"ll f'.1¡ 1-17
PRF.SF.NTACI ÓN:

~uestto obJctavo es aportar a la. íon:nacton de profesionales graduados de


la Carrera de Psicología, en lo que atañe" la práctica con adolescentes, ya
sea en émb1tos insutuc1onales o pnvados. $1 bien el Psicoanálisis en su
marco conceptual es uno, no podemos desconocer la particularidades que
se ponen en juego en eJ trutamicnto con adolescentes. Nuestro tnteres ~
centra en la invcsugac1ón de esta temauca ·en el Pstcoanalisis remó desde
el pnnc1p10 una unión mdosolublc entre curar e mvcstigar" IS1gmund Freud).
Consideramos a la adolesccnc1a, como un momento que hace a la
constitución subJeUva, donde llC dcspbega una compleja 1ntensección en-
tre la lógica del significante y 11.quello que desde el cuerpo se impone como
real .
Para el desarrollo, hemos tomado algunos eJes tematicos, que constituyen
sólo pane de las tantas cuestiones que hacen a Ja problemAuca de la
adolescencia .

Agradecemos o la ProíTit.Ps.Dora A.de l'lentolila, Directora de la Escuela


de Post-Orado de la Facultad de Psicología, quien dio el marco msUcucional
a este proyecto y posibilitó la publicación de e•te libro.
Agradecemos también la part1c1pac1ón de los docentes 1nv1tados
Ps1c.Norbcrto D1az, ProfCrisunn Prates, Proí.T1t.Ps. Jorge Sansarncq y a
la Proí.T1t. Anlropólol!" y Ps1c.Wians M.López .


PRÓLOGO

Este libro es en si un prólogo.


Un prólogo en la Escuela de Post-Grado de la Facultad de Psicología de
Rosario. Escuela que nació muy pc:..-queña, que fue gestándose y creciendo
gracias ni de.""º de todos los colegas, a la contribución de aquellos que nos
acercarQn inquietudes y proyectos. a los dictantes nacionales y extranjeros
que nos prestigia ron con su presencia y sus enseñanzas y al aporte de los
colegas locales que nos transmitieron sus valiosas trayectorias, sus
experiencias y la solidez de sus conocimientos.
V es justamente a través del dictado de un Curso, que surge en sus
documentos rosarinos la idea de plasmarlo en un libro. Acto fundacional.
Prólogo, del que esperamos haga una serie de producciones mouvadas p0r
le transferencia con la tcrnáúca y el intercambio con los cursantes,
enriqueciendo y en.sa.nchando, la enorme tarea que queda para realizar
desde un Post-Grado.
La clínica con adolescentes. asi como la histeria en sus albores, en las
postrimerías de nuestro SJglo, se ha transformado en un tema de enorme
interés, tan controversial q11e hace brotar innumerables cuesuones que
se interrogan entre si. Bastardeada desde los medios de comun1cación,
como siendo una corte parrandera de valores trastocados, exhibida en
espectáculos circenses, nos interpela quizá. por eso con más vehemencia
para dilucidar si se trata de síntomas cu lturales que conformruian nuevas
patologi.as, de las cuales las adicciones conmueven nuestra imaginación, o
lo que es Jo mismo, nos acicatea para producir nuevas concepciones teoncoM
clfnicas.
Agradecemos a Jos autores, quienes con solidez y claridad, nos aportan
sus saberes y experiencia sobre ciertos aspectos de esta vasta problcmitllca,
y nos invitan y estimulan a nosotros los lectores, a reJan1.ar el problema, a
abrir nuevos interrogantes, a alcanzar algo de la verdad tenjendo el coraje
de abrir nuevos surcos para poder seguir investigando y para inlentar
resolver los conflictos tan acuciantes hoy, que nos plantea Ja adolescencia.

Dora A. de Be11toli/a
0 1rectorn
Escuela de Post-G11Kio
Fa.e.uh.ad dé 1':;1C(llogia
PRIMl:RA PARTE
CAPlTLLO 1

Ps. Adriana l11~.mfll'

ADOLESCENCIA Y PSICOSOMÁTICA

Introd ucción al problema de la psicosomátka

Pretendo, paro el abordaje del fenómeno psicosomático en la pu·


bcrtad, apoyanne sobre un CUCfllO teórico preciso, que entronque las
fonnulac1ones sobre el acaecer en la adolescencia con IDlportantes
hallazgos, de Freud ) Lacan, en relae>ón a lo ps1cosomático.
Parto de la h1potes1s de que si se efectüa una distinción prec1
sa en cuanto a la ehologia de la afección corporal, s1 se trata de un
smtoma converswo o de un fenómeno ps1cosomatico, sera posible
acertar en las acciones tcrapeut1cas e inOu1r sobre la enfermedad
orgánica. La certeza dmgnóstica pennitira tener en cuenta factores
especificos que mtervcndnán en el desarrollo del tratamiento.
Las 1n1crvcnc1ones del psicoanalista cuando es consultado, se-
rán más rigurosas y erect1v11s en tanto tenga claro el origen y el proce-
so de la$ distintas maniíest.nciones corporale$. Esta intervención po-
drá tener, así, una especificidad propia en relación con el discurso
médico, sobre todo cuando se desempeña en instituciones médicas.
Esta tcmiiltca surge a partir de años de mi práctica privada y
en instituciones senatoriales, a partir de denvaciones de pacientes
por parte de medicos y tnmbi~n de interconsultas.
Las afecciones que en estos cnp1tulos he tomado en cuenta,
son. asma bronquial, gastritis, úlcera gástrica, y afecciones
dennatológicas
He fundament.ndo el desarrollo en una casuistica, a partir del
relevam1ento de datos aportados por las entrevistas, por el tratamien-
to en algunos casos y, en los que fue posible, un seguimiento. Tam
bien he observado casos de conversión h1sténca.
El modelo teórico lomado es el de la leoria ps1coanalitica, a
partir de las conceptuah.zaciones rrcud1anas y lacanianas, y otras
concepciones como las de Sam1 -Ah sobre la ~recria ps1comática.•
En la actuahdad se obsen:a un notable mcremento de las en .

13
tcrmedades psicosomát1cas y, concomitamemente con esto, la me·
d1cma en este punto solicita una intervención desde otro campo del
SAber.
El estudio de las manifestaciones en el cuerpo, abre a la inves-
tigación de otras cuestiones, pero sobre todo, al tema de la relación
cuerpo-psiquis, que se presenta como enigmática en varios aspee·
tos
De ahí la relevancia de situar los distintos niveles de un sínto-
ma o de un fenómeno psicosornático, para la clínica, porque lleva a
pensar acerca de los distintos modos de implicancia de un sujeto en
vias de constitución (como lo es el adolescente), ante una detenni-
nada problemática. Hablo de un sujeto en vias de constitución, ya
que considero las operaciones que se real.izan en la pubertad: des-
asimiento de la familia, rehallazgo de objeto, identificación al ideal
sexual, recrudecimiento de la sexualidad edip1ca y ruptura de la ima-
gen del narcisismo infantil.
Sostengo que es fundamental, en primer lugar, considerar el
fenómeno psicosomático en su interrelación con la trama discursiva.
Creo que es válido el intento de ubicar las enfermedades
psicosomáticas en el campo de Ja Psicopatologia.

Algunas cooceptualizacioncs del cuerpo


desde el psicoanálísis

Como introducción a la temática de la enfermedad psicosomá-


tica en la adolescencia, es ineludible examinar el tema de la rela-
ción psique-soma. Freud, en el "Manuscrito o•, en las Canas a Fliess,
estipula una relación psique-soma (gráfico que se reproduce abajo),
que nos resulta útil pa ra pensar las diferencias, en principio, entre
la conversión y el fenómeno psicosomático. ll:ste esquema, denomi-
nado esquema sexual, es retomado por otros autores a quienes sirve
de apoyo para sus desarrollos. (Ver figura 1)
Sami-Ali, desde la concepción de su "Teoría psicosomática•,
sostiene la importancia de diferenciar conceptualmente el síntoma
conversivo de la enfermedad psicosomática.
Por otra parte, Charles Melmann, retoma esta topología, califi-
cñndoln como esencial para el comienzo del psicoanális1s, aplicando
el razonamiento que implica este esquema para el comienzo de su
1m<1lis1s del mecanismo de la conversión. Este mismo autor, retoma
t11mh1rn esta pregunta crucial para Freud, ¿qué diferencia hay en-
tri· r l 81nlonia orgánico y el si.ntoma histérico? 1

14
Figura N" l
E.sq~ma Sexual

..., :
1 •

¡
.
.•
;



¡•
i

i

;\
¡

• ¡nol
c,t.n\r~ •.•lP---:=:!i"6-:
\ -~.... · S-"'ºción
'
i

En este •esquema sexual", Freud estipula una relación psi-


que-soma de tal manera que el soma estaría ubicado en la parle
inferior, y la psiquis en la parte superior. IJ:ntre ambos ubica la fron-
tera somatopsíquica. La tensión somática, que tiene como fuente
un órgano, debe efectuar un pasaje al grupo psíqu ico para a lh ser
tramitado. El grupo sexual psíquico, es el grupo de representaciones
con las que entra en relación la tensión sexual fisica, luego de ol
canzar un cierto umbral y que tiene como fu nción el procesam1enl0
o tramitación de esa tensión. Ya encontramos el concepto de trami
tación por el psiquismo, o procesamiento, que para Freud implica 1111
trabajo de elaboración.

15
Obs<"rvemos que el termmo •sexual" es comun en •tens1on
"·xual somat1ca ~ tensión sexual física•, como dos estados de la ex-
ni nnón. Con lo cual podemos pensar que aqu1 se introduce la fun-
ción de la representabilidad, que no es otra que la posib1hdad de en-
ru<knrumen lo s1gntfJcante.
En este planteo, hay procesos orgámcos que no devienen psí-
quicos. quedando en el lugar del soma como manifestaciones pura-
mente somáticas Es en este lugar donde Freud ubica las neurosis
uctuales, que más adelante espec1ftcaré Esta es una primera vía
para reflexionar aobre lo psicoaomUico.
En el caso de la conversión h1st~rica, y siguiendo con este es-
quema, el recorrido de Ja tensión somé.tíca habría traspasado la fron-
ccra sómato-pslqu1ca, habria arribado nJ grupo ideauvo, pero luego re-
tomado, por represión (por tratarse de un deseo prohibido por razones
et.Jeas o morales), al soma, al modo de la conversión. AquJ Freud esta-
blece una diferencia enbe síntoma conveniivo y manifestaciones
orgánicas de las neuroaia aetualea. En el prunero habna una tranu-
tación por el psiquismo y una vuelta a lo somático; en las segundas,
habría una carencia de participación del psiquismo, o sea una desvia-
c1on de lo psíquico. El arribo de la excitación de origen somático al
grupo 1deativo o psiquico, permite a su vez la verbali:tación.2
Sabemos que para Freud, las manifestaoones de las neurosis
nctuales carecen de sentido, a diferencia de los síntomas de las
ps1coneurosis, que son portadoras de sentido.
E:l retomar ests diferencia le permite afirmar a Charles
Melmann, por ejemplo, que • ... el sintoma orgánico revela lo real, la
muerte, mientras que el síntoma h1st~ríco la presenta como una
simple amena.za, contingencia que el docto debiera poder abohr. (Char-
les Melman- Nuei10s estudios sobre la histeria, (cit), p. 12.)
También lo autoriza a Sami-Ah a escnbir, acerca de la enfer-
medad psicosomática: •Ninguna simulación, ninguna d1s1mulación:
las exigencias familiares, interiorizadas, simplemente vienen a ocu-
par el lugar de una subjetividad que se retrae•. (Sam1·Al1, Pensar lo
somático, 1° Edición, Editorial Paidós, 1991, p. 32.)
Otro autor que se ha ocupado de la enfermedad psicosomátíca,
en base a los postulados teórioos de Jacques Lacan, ha sido Jean
Cluir Este medico psicoanalista, parte del supuesto de la actualiza-
"'º" del func1onanuento de un gen o conjunto de genes causantes
el" una enfermedad ps1cosománca. en relación al encuentro de un
a11¡e10 con c1'"rtos s1gruficantes en su vida. J
Cuando abordamos el concepto freudiano de cuerpo. debemos
11•11•111 no• ;tl rm1rc·pto ele zona erógt>nu· aquellas parcrs del cuerpo

1f\
rapaces de enviar a la vida amm1ra estimulos de cxc1tac1ón sexual
fs conocido el hecho de que para Freud, todo el cuerpo, aun sus órga·
11os mtemos, puede comportarse como una zona erógcna, como su
c.-dáneo del órgano genital (en cuanto sufren modificaciones como
1110amación, dolor, cambios qulmicos, etc.).
En relación al concepto de zona erógena, observamos que en
algUnas enfermedades psicosomaticas (por eJemplo úlcera gástnca,
gastrius, asma bronquial), los órganos afectados son aquellos que s1
bien parucipan de la erogemdad. no responden a la conformación de
la zona erógena, que estrictamente son zonas de borde y de contacto
c·on el exterior.
La delim1tnci6n de las zonas erógenas tiene como efecto cana
hzar la libido. La puls1ón estarla delimitada y canalizada por las zo-
nas erógenas, como una lámina que entra y sale de ellas. Entonces,
la libido como ilimitada, y la pulsión en tanto que fragmento parcial,
ligada a una zona erógena, a una letra La letra seria la representa-
ción imagmaria de la zona erógena. Los anteriores son conceptos
que releva Lacan cuando aborda el fenómeno psicosomático, o el efecto
psicosomático, dando a entender que ali! se tratarla de un pasaje de
la letra al número, lo que quednrln por investigar

Modelos de eomatización en Freud


En la teoría freud1ana encontramos formalizados tres modos
de somatización ·
1) el síntoma convers1vo
2) las manifestaciones ftsícas de las neurosis actuales, y ten
drlamos que agregar un tercer modo de somalización que no se
incluye n1en 1) ni en 2). y que es el establecido por Preud en La
perturbación psicógena de la 111S1611 seg(n1 el P.sicoa11ábsis.
l )Síllloma conuersn)O. Extractamos, de la comple11dad del sintoma
convcrs1vo, que en la conversión, lo que se inscribe en el cuerpo es un
recorte significante, una especie de uso puramente signiJicante del
cuerpo, o puramente ligado con la función de tal o cual parte del cuerpo.
En Algunus consideraciones con miras a u11 estudio compara/1110
de las parálisis motnCl!s orgó111ca.~ P histéricas Freud destaca:
a) La facultad de la histeria de simular las más diversas afee
ciones orgamcas.
b) La lesión de la paráhs1s h1stenca es independiente de Ja loca.
lizaetón y de la anatom1a del &stema nervioso. La h1st.-ncn ~"
compona en sus parálisis y otras manifestac1on~s como 111111 •Ul•l
tomí11 no «>Xlsllera, o como si no tuvtera noticia n lf(u na d« r lla

17
e) l;n la histeria es la concepción tnvial, popular, de los órganos
y del cuerpo en general la que está en juego. La lesión ele la
paráhsis histerica será entonces una alteración de la concep-
ción (representación). de.la idea de brazo, por ejemplo.
di El órgano paralizado o la función abolida estim envueltos en
una asociación inconsciente provista de un gran valor afecti-
vo, y se puede mostrar que el brazo se libera tan pronto como
ese valor afectivo se borra.
2) Neurosis actuales. Las concepciones de las neurosis actua·
les aportan una lógica para abordar la relación psique-soma. Las
neurosis actuales: hipocondría, neurastenia y neurosis de angus-
tia, tienen como etiología un factor actual (acumu lación de libido).
que no ha sido procesado por el psiquismo. En cambio, las
psiconeurosis tienen como causa un factor preténlo, mfantil, que
ha sido objeto de la represión y luego retoma en el síntoma.
E:specíficamente, la neurosis de angustia se presenta acompa-
ñada de afecciones fisicas ya sea carcliovasculares, respiratorias o
digestivas, y estas reacciones corporales como tales resultan carentes
de toda elaboración psíquica, de toda tramitación, y por este hecho
no son analizables como las psiconeurosis; aunque Freud señala que
de una neurosis de angUslia se puede evolucionar hacia una hlste-
na de conversión. En la clúúca, es probable que en toda psiconeurosis
encontremos un •punto" de neurosis actual.
El concepto de neurosis actuales, según el mismo Freud, cons-
tituye una •1aguna enojosa• en su teoria, y sin embargo sostiene
esta distinción a lo largo de toda su obra.
En efecto, podemos ubicar desde este ángulo el fenómeno
ps1cosomático, en tanto es carente de toda tramitación y desviado
del psiquismo.

3) En La perturbación psicógena. de la uísión según el psiooanáli·


sis, Freud establece que los órganos cumplen una doble función: es-
tan al servicio del Yo y al servicio de las pulsiones sexuales.
Recordemos que en este momento, Freud sostiene el primer
dunl!smo pu lsional (pulsiones de au toconservación o del Yo y pulsiones
'"'xualest. El aumento de erogeneidad en un órgano iría en desmedro
t1 .. 11u función yoica, por ejemplo el ojo dejaría de ver, y esto se denomi·
nH "ucurosis de órgano", debido a un incremento de libido. Este térmi-
110 •uc:ul'osis de órgano", u "órganoneurosis", es utilizado luego por la
ph11¡ltlntrl11 (por ejemplo Henry Hey) 4 , y por algunas corrientes
rawrnu10h1 icas para designar las enfermedades psicosomáticas.

111
F:s necesario a los fines de la d irección de la cura, tener <·11
lnro. ante manifestaciones somáticas, la etiologia y el proceso a los
que obeder.en. F'undamentalmente tener en claro si son producto dr
una ausencia de tramitación psíqujca, lo que contribuye a una lrrup
<1ón desde lo real del cuerpo.
En Dostoieuski y el parricidio, Freud sostiene que a pesar de no
haberse podido detemúnar con certeza sí se podía calificar a Dostoievskl
ele epiléptico, este caso le permite establecer diferenciaciones. La •re
ucción epileptíca• se pone, en este caso, a disposición de la neurosis. E:l
ataque epiléptico deviene así un síntoma de la histeria, que lo adapta y
modifica. Por eso es enteramente correcto distinguir una epilepsia or-
~ánica de una "afectiva". He aquí el valor práctico de ello: quien sufre la
una, es un enfenno del encéfalo: quien tiene la otra, un neurótico. Ert
e l primer caso, la vida anímica padece una perturbación de afuera,
ajena a ella; en el otro, la perturbación es la expresión de la vida anímica
mi$ma. Freud u bíca la aparición de la epilepsia después de la vivencia
amedrentadora de la muerte del padre. 5
Deseo especificar, que a la distinción entre fenómeno
psicosomatico y conversión, agrego que no toda enfermedad fisica
puede ser considerada como psicosomática. Puesto que para ser
considerada como tal, su etiología y proceso debe responder a las
condiciones que serán desarrolladas más adelante, además de lo
que se ha descnpto hasta ahora.

La sustancia gozante como propiedad del cuerpo viviente


Cuando las fantasías, la imaginación, son depuestas como ba
rreras simbóhcas, apareceré. la tensión visceral, el espasmo muscu·
lar. el goce. Podemos pensar, así, que el fenómeno psicosomático nos
acerca al campo del goce, en tanto opuesto al principio del placer y al
lenguaje. Recordemos que según La.can, el cuerpo está hecho parn
gozar, pero el significante pone un corte a ese goce.
Por eso mismo, una cuestión fundamental a tener en cuenln
para estas aproximaciones, es el concepto de goce en el síntoma hís
térico y en el fenómeno psicosomático. El goce está en el sínlo111u
como la satisfacción que éste implica, pero está acotado. En los fenó
menos psicosomáticos tendriamos que reOexionar sobre el gO<"e el~
otra manera, porque son manifestaciones que están totalmente- po1
fuera del lenguaje, que están por fuera del principio del p la~er, qnr
implican un padecimiento lisico donde se expresa lo real del cuc.-po.
Por estas características, decía, serian afecciones que estarían hn
dantes con el goce, y lejanas del campo del deseo.
l~t
<:unsecuencin del apoderamiento del cuerpo por p<tne del
l~ngun 11~. e11la perdida de goce, que asi queda relegado a las zonas
.,rogenas. Por el contrario, en algunas enfermedades ps1cosomaucas
11sist1mos a lo que podría denominarse como "locahzación desplaza-
da drl go< t'", en las lesiones en órganos internos ..
Omar, de 18 anos, padece /upettenst6n attenal, taquicardia, pal-
¡J1tuciones, por lo que es deriuado por el cardiólogo.
•una uezfue por unproblemaco11 una chica, ·dice· •cuando rruro
las revistas pomográficas me aumenta la frecuellc:a cardíacci, m una
pcllcula y me aume11t6 la presión a 18, me excita y me po11e nervioso.
Yo trato de complacer y seruir a las nu.ljeres, pero ellas no me respo11-
de11. Iba al cine y me mastur baba, desde los I 4 a1los•.
La sexuahdad iníantil resurge como trauméllca sugiriendio
una nueva dimensión del goce, que será preciso articular al fanlas·
ma, ya que el fantasma permite que el deseo se fije a un objeto, que
el goce se ordene.
La relación que Freud ilustra en el Manuscnto G (cxanunado an-
tenormentcJ, indica que el sujeto no tiene la facultad de rehuir su
propio cuerpo, de rewarse. Este apremio de lo biológico, como fuente
m('Vltable y pennanente de una uritación, se patentiza en la pubertad.
Recordemos aqui lo que plantea Freud, acerca de que sólo nos
percatamos de que nuestros órganos internos existen cuando están
afectados. También plantea Freud., en /..a represión, que dentro de
las situaciones pulsionales, puede ocurrir que un estimulo exterior
sea mlerionzado, por ejemplo si ataca o destruye un órgano; enton-
ces se engendra una nueva fuente de excitación continuada y de
inC'remcnto ele tensión. Sentimos esto como dolor.

Del cucr110 biológico al cuerpo crógcno

En el ProyectD de Psicologfa, Freud aosuenc que del interior del


currpo, o sea de los elementos celulares, parten excitaciones de carác-
trr end~no, que se diferencian de los estímulos que provienen del
~x1<'rior, y que constituyen lo que ti denomina "resane pulsional", puesto
que aun no ha dado nombre a las pulsiones. Se trata, en este periodo de
Frr.ud, de las tensiones que tienen su origen en los elementos celula-
rr•, y c¡ur. ~ manifiestan como hambre, sed y sexualtdad
l':r1 rclnción al concepta de pulsión, recordemos que para Freud
~'" tr111a dr "el representante psíquico de una exig<'nc1a somática•6.
1111 1.-rm1no de deslinde de lo psíquico con respecto A lo somático 7
li•s pulsiones estaban presentes, anteriormente, con otros
1111111lirrH ~xntnciones, representaciones afectivas, mociones de

20
rlr'lro, esumulos endógenos. La d1stmcion que permanece es entre
1111 estunulo (fuerza que opera
de un solo golpe), y una pulsión tque
8< r ua de manera constante)
La puls16n es una fuerza conslante en continuo Ouir, mien-
trns que las vanacíones fisiológicas. las que ocurren en el intenor
riel organismo, obedecen a ntmos marcados por la biología.
Esto nos plantea que en el fenómeno psicosomático es como
u la puls16n se hubiera cortoctrcu1tado, qut"dando en el mismo lu-
f:M donde fue originada.
l:>n esta leclura del fenómeno ps1c-0110málko, creo que no debe
Invalidarse ni desconocerse el discurso médico y lo que desde a lli se
hnce con la afección. Lo que el analisla debe hacer es Lratar de res-
tituir ni sujeto esa dimensión de lnzo con el otro, con el prójimo,
porque estamos frente a un goce autoerót1co, carente de objeto fuera
del propio cuerpo. Lo que ocurre es que para que eslo suceda, para
que el objeto se dibuje como posible. debe eXJsttr la posibilidad de que
el SUJeto asuma una pérdida. Y esto, y siempre refincndome a casos
de neurosis, puede ser posible en el diálogo analitico, siempre y cuan-
do nuestra escucha no se ceotre sólo en el relato acerca de la afec-
nón organice (pnnc1palmente en las entrevistas preliminares).
Cuando seguimos a Freud abocado al estudio del cuerpo, pode-
mos ir leyendo un trayecto freudiano, un paSDJe del cuerpo biológico
al cuerpo erógeno, constituido a partir de la imagen especular, por
1dentificac1ón con el semejante, en esa experiencia de anticipación
jubilosa que descnbc Jacques Lacen como esladio del espejo.
En cuanto a las primeras concepciones de Freud, no es vano
recordar que en esa epoca se hallaba muy preocupado por establecer
las bases de la Psicología de acuerdo a datos neurológicos.
Entonces, cuando hablamos de cuerpo en psicoanálisis, oos
referimos no sólo al cuerpo biológico, al organismo, sino que nos re-
fenmos al cuerpo hgado a la noción de Yo. No se trata del cuerpo que
va madurando en el sentido biológico solamente, sino que se trata
del lenguaje, de los efectos del lenguaje, por la captacrón del cuerpo
del otro, por identificación con el cuerpo del otro.11
El pnmer efecto del lenguaJe sobre el cuerpo es la fragmentación.
puesto que el significante corta nuestro cuerpo.

La~ inH~ilidu ras intraorgánicas


En pnncipio, manteniendo siempre la d1st1nción entre orgams
mo y cuerpo, vamos a ubicar el fenómeno psicosomático a n1vt"I dl'l
organismo. En tanto que en el sinloma convPrs1vo, se Lmta dt· un URO
puramente significante del cuerpo. En el ataqut· hislénc·o, poclc-111<1"

21
lc-r.r lo que está plásucamente figurado y que O<'Uha las fantasías
111con$C1entes.
Por el contrario, el fenómeno psicosomahco sr. presenta como
unR mnmfestac1on de lo real del cuerpo.
~;n el Semmano 11, Lacan se pregunta; •¿en qué plano se si·
1unn lns reacciones psicosomáticas de los órganos?" Observemos que
de•nomina "reacciones• psícot!OrnáLicas, reacción lejos de síntoma.
Aquí va a plantear que •ctetrás del narcisismo tenemos el autoe-
rouRmo, a saber, una masa mvestida de libido <'n el mterior del orga·
n1smo, de la que se nos escapan tanto sus relacrones internas como su
entropía• (Lacan, J., EJ Yo en la teorladeFreudyen la Técntca Pslcoanali·
tiro, en El Seminano JI, l º Edición, Bs.As., Ed1t. Paídós, p. 148)
Lo que conocemos del orgamsmo V1VO, es su metabolismo; es
decir, lo que ingresa y lo que sale, lo que el orgamsmo asimila y lo
que gasta.
Las investiduras mtraorgámcas que llamamos autoeróticas des·
empeñan un papel muy importante en los fenómenos psicosomat1cos,
ya que aparece la erot1zación de tal o cual órgano. La distinción en-
tre la neurosis y el fenómeno psicosomático esté. marcada, precisa·
mente, por esa linea d1V1sona que el narcisismo constituye.
En sintesis, hw1á.ndonos por estos desarrollos de l..acan). si·
tuaremos al fenómeno psicosomático fuera de las estructuras
neuróticas y de la relación con el objeto. De ahí adviene esa 1mpo-
s1bilidad, sobre todo en las pnmeras entrevistas, de situar un vm·
culo conflictivo, en termmos freudianos, de s ituar l"I conO.cto en-
1re mstancias. Conflicto que se presenta dramatizado y vivo, de
enlrnda, en las histerias, bajo la forma de queja, reivindicación,
reclamo o rebajamiento del objeto.
"La neurosis esta siempre enmarcada por la estructura narcisista"
(Lacan J., op. cit, pg. 150)
En la neurosis se trota siempre de la relacíón con el objeto. Por
el cont.rano, en el fenómeno psicosomátiro se trata de la relación con
lo real, se sitúan a nivel de lo real. En el fenómeno ps1cosomát:1co el
cuerpo aparece autónomo, ajeno al sujeto que lo padece, no velado por
t l significante.
La relación terapeút1ca que se instaura con el anali sta, puede
1rlnlroducir el registro del nardsismo, permitiéndole volver a una
d11n~ns1ón más humana, y curar del ciclo psicosomatlco.

V.-róruca de 13 ar¡os, padece eczema crómca alérgica •Alérgica a


t<Xl<>. • (rl polvo, el aire, /o.\ 1nsec1ns. etc), Veróntca. en una sesión. dt1>up
511 ru5•• Se L<Úe, a 111sta""ª" mías, del dibu]O pam expr.·sarse pues de

?2
orm mcmero le cuesta mw:lw hacerlo. En estos gra/1cos. ueo romo N1 ..t
trcm<curso de las sesrones. rl límlle de su habitación l111da111e con la c/.P
/e l modre aparece d1bupda de orra manera que la de las otras hab1tuc:10·
11t!s En las primeras ses1ont>s, el trazo es débil y casi transparente, y · .~
1 11 rransformando en más 01<curo y denso a medida que Verónica ua rc:la
11111clo la maner a cómo S<' ha constituido en receptora posiua y atónita de·
111" f'On[idencias de su madre. Ésta le cuenta sus problemas gravfsm10.~
1 m1 el padre, (del cual estó separada), y le ha trasmitido su odio y resen
t11111en10 hacia él. A la vez, prodiga a su hija los cuidados de la pre/, /(•
ro /oca las cremas a la ttoche. El cuerp<>de su hip es un cuerpo no otro.
:.i¡p1e srettdo de esa madre la nula es alérgica a 'todo', (lodo lo que es
ettenor), no hay diferencias. mahces. Atropada ett ese Otro que la sigm
/ icCJ totalm.entecom.o producto enfermo de una relaaón odratla.
Comodeda antes, al rr rea:mociéndose Vcrónrcnromowtserdiferet1·
''" al irproduciéndose un cambio deposición, se ua modificando el dibu.JO y
1xn ende las paredes qm.• limitan su lia bitaaón ya 11-0 son tan permeables.
La eczema crónica que padecfa le causaba senas inltibiciories en su
wtn social, en su 11Wnera de vestir, en la posible práctica de deportes, etc
/ ,1i teSll>n en la piel, 1ntciada ruando la nrtia tenía sólo dos años de ed<Ul,
,,_,presciba una castrac1611 no lograda simbólrcwnente, ya que la madre no
se había resignado a que el cuerpo de su hyade)ClfQ de pertenecer/e. Tu111t>-
'°'' que transcumr uarias entre"'5taS para que Verómca pudiera expresar
,iertos desacuerdos ron su madre, e mtroduar en la trama cbscurswa el
wma de negarse a ver a su padre, (por el temor que le despertaba}, en
ronsonanáa ron lo que su madre le transmitía acerca del rol paten to.
La niña no mostraba 11ingtl11 cuidado por su aspecto, ya que ('(
0

cuidado de su cuerpo estaba delegado por entero a su madre.


La lesión era muy importante, ya que abarcaba todo su cuerpo y ·"•
había cronificado.
Este tipo de lesiones no constituyen una metáfora, no son tma
s llstttuc1ón, s1110 que co11s1stett ett una flJOcrón sobre el cuerpo de uri
goce; por lo tanto no pueden ser tnlerpretado como u11 síntoma

En def101tiva, consideramos al fenómeno psicosomattco como


una mamfestación, una reacción, que puede presentarse, y de he·
cho se presenta, frecuentemente en un SUJeto neurótico. No po<l~·
mos considerarlo como una estructura en si, smo que se puede pi 1··
sentar en cualquier estructura como una manifestación
Había dicho antes que la pulsión tiene su fuente en un órgnno
Pero examinemos el par puls1onal voyeurismo·e.~h1b1c1omsmo, pni
e;cmplo. Esta puls1ón uenc su fuente en un órgano, el OJO Pero 1111
obJeto no es el OJO. En cambio, en las mvestiduras a11t(l('róllc-11s, no

23
podr.mos d1sllngu1r entre la fuente v el objeto, v por end.-, podemos
conc:ebll' que se traen de una tn\·estidura sobre el órgano mismo.
Francoise Dolto remarca estas diferenciaciones al afirmar que
.-1 tustenco obstruye su vida mtennd1vidual, su vida de relación, ya
1.en ~n su pareja o en su trnbaJo. En tanto que esto no sucede con el
ps1cosomático, en aparicncía, ya que en relación con sus lazos so·
rinles 'todo marcha bien". Como deciamos antes, no hay confücto en
el discurso que aparezca.
Dolto concluye que en el trastorno psicosomatico está en peligro
el narc1s1smo primario, mientras que en la histeria el secundano.
Esto indica un nivel más arcaico, de menor elaborac16n psíquica, del
trastorno psicosomanco con respecto al sintoma convers1vo. 9
Considero que el aporte de La.can en relación a lo psicosomático
es fundamental, en cuanto nos guía a estimar estos trastornos en
relación a su etiolog1a y procesos, sm quedamos meramente con
esa concepción que sostiene que se trata de una expresión, en lo
somático, de algo psíquico que no puede expresarse en palabras, o
c¡uc todo lo somático tiene una réplica psíquica.
En los Seminarios XI, 11, y en la Conferencia en Ginebra sobre
el síntoma, encontramos claramente diferenciado, el trastorno
psicosomático del síntoma neurótico. Ubicado precisamente por fue·
ra de las estructuras nrur6ticas, como una respuesta o una reac-
ción. Como una manifestación de lo real, del goce autoerót1co, y como
totalmente por fuera del lenguaje La causa, para Lacan, de la apan·
c1ón en un sujeto de una afección ps1cosomática, seria una falla en
la operación afanis1ca. Más adelante volvere sobre este punto, crucial
para considerar la ps1cosomat1ca.
En Ccnfereru:ia en Ginebra sobre el síntoma, lo psicosomático es
considerado como un "campo más que inexplorado•, y en verdad los
que nos preocupamos por esta clinica hallamos ali! un tope, un limite,
dado por la organicidad, por ese real, por eso no puesto en palabras.
S. presenta crisis asmáticas, ttene 18 años.
Dice: •Peri6du:amente me 111enen ahogos, m1 madre droe que es por
celos, ya que me empezaron CUQ/ldo nació m1 hennano, que ahora tiene
14 atlOS. •
ºTodo lo que hago está mal para mis padres, mis proyectos son de
l'llos, no mios, mi madre dice que todo lo hago mal; qwsiera ir a un Curso
<le• ron trol mental para controlar mis arranques de carácter y no discutir
<011 mis padres. Yo qt11ero ser un chico bueno hacia ellos, quiero ser al-
0

q111c111111portan1e en la Vida •
Durante las sesiones, trabajamos la temática de las discusiones
nm lo., padres. mQ/ltemenrlo la draléctioa de la oposición qeneraetonol,
111'<1':1<ma para la estruduranón sub1et1ua.
"Creo quelasmu_,eres nodeberia11trabapr, no estoydeaaJerdo con
·~"' mi mndre lmlxl)<'", Dt.•scubnmos que él creia qtte su madre trabapba
IC61o pon¡ue lo que el padre aportaba al hogar era msujiciellle. f1se1denl1·
/1m/1<1 con ese rasgo de msujioenaa, lo quedelennmaba la sobre.,x1genaa.
También pude observar el esfuerzo de S. para adaptari;e a los
1<'tpwnm1entos famrl1ares, a las exigencias que aparecia11 como rndiscu·
trl>l1·s. En efecto, no mamfestaba ninguna critica a sus padres, 110 podía
"'wttcr1er un desacuerdo, lo que es extraño en un aclolescertte, que tra11·
1o1ta 1'11 medio de la rebeldla y el oposrcionismo.
Aqui podríamos llacer la diferencia entre la 1de11tificac1611 con el
/ti, "t•I del Yo, en cuanto imagen narczStSta y sostén simbólico; y la identi·
/wcmón con el Yo ideal (ese ser que confomiaria a la madre en cuanto
11·1oes11mzento n.arctsla), ligado sólo al registro 1magrnano

1:1 valor del diagnóstico diferencial entre slntoma eonvcnh·o


J ftoómeoo psicosomitico

El orden del significante se observa de manera muy desigual


rn un síntoma conversivo que en un fenómeno psicosomático.
l'odemos plantear que en la afección psicosomállca retorna, des-
de lo real del cuerpo, aquello que no ha podido ser simbolizado.
En la histérica, el cuerpo posee un uso puramente significan-
!<'. ya que está afectado en tanto representa un afecto mconsciente,
por lo cons¡guieme hay alll metáfora, sustitución.
La conversión es un proceso que se consuma en un tndtVldUo
baJO la impulsión del motivo de la defensa, cuando ese md1V1duo, en
su organización, o en una eventual modificación de ella, es portador
dr la proclividad para ello. Esto es Jo que Freud denominaba •solicita-
c16n somática•. Lo que se muda en dolor corporal, en la histeria, es
ulgo desde lo cual habría podido y debido devenir dolor anímico. Una
v1•z que se ha removido lo que puede eliminarse mediante un psi-
coanálisis, es posible formarse toda clase de ideas, probablemente
acertadas, acerca de las bases somáticas, por lo general orgán1co-
conslttucionales, de los sintomas Tampoco respecto de los ataques
de tos y afonía de Dora nos restnngiremos a la int<'rprctación ps1-
coanalitJca, stno que pesquisaremos tras ella el factor orgaruco del
• ual partió la solicitación somática para que pudiera expresarse la
inclinación que ella sentia por un amado temporariamente ausen-
te. Esta es la particularidad de la histeria, que la diferencia de otras
psiconeurosis. En todas las psiconeurosis los procesos psíquicos son
durante un buen trecho los mismos, y sólo despu~s entra en cuenta
la solicitación somatica que procura a los procesos ps1qu1cos incons·
cientes una salida hacia lo corporal. Cuando este factor no se pre-
senta, el estado total será dl\·erso a un síntoma histérico, será una
fobia o una idea obsesl\'a, t:s decir, un síntoma ps1qu1co 10

25
Los antenores son desarrollos de Preud acerl'a del síntoma
ronvers1vo, que como dije anees, debe ser estimado en sus dúeren-
t'tas con el fenómeno ps1cosomallco. En este último está ausente
1oda simulación, a la vez que no renilte espontá neamente con una
interpretación. Observamos que el sintoma conversivo remite a un
otro deseado, que const.Jtuye una escena donde el deseo se desplaza,
y donde el cuerpo es utilizado inconscientemente para vehiculizar
este deseo proh1b1do. Aquí ya podemos marcar diferencias esencia-
les con respecto al fenómeno ps1cosomat1co.
Otra chfercncia esencial, que Freud establecin en su dúerenc1a.
ción entre las pamLisis motrices histéncas y orgamcas, es que el sínto-
ma conversivo desconoce las vías neurológicas, la lógica de la anatom1a
en sus afecciones. Por este motivo desde epocas antiguas, las histéri
cas sorprendían a los méchcos y los desconcertaban, llegando a conside-
rarlas hasta poseídas por el demonio. La histeria no conoce nada de la
anatomía, pero si conoce el cuerpo que denominamos en>geno.
En Ja afección ps1cosomállca, las enfermedades que así se de-
nominan t ienen un estatuto en lu ciencia medica, las manifesta
ciones corporales siguen v;as anatómicas determinadas.

El sintoma convers1vo va d1ngido a un otro en una escena, en


una dramat1zac1ón donde el deseo se desplaza; el fenómeno
ps1cosomat1co se repite SJemprc igual, como una r,.spuesta visceral ,
aJena al sujeto que la padece. Es1a liJeza del fenómeno psicosomauco,
nos remite a la reiteración de los suei'los de la neurosis traumallca,
como intento fallido de Ugar el qunntum de energin libre.

Ana es una joven de 16 mios que presenta desvanecimientos y pérdi


da de equilibrio, por lo que es inlemada en terapia intenswa. 0.iando sale
de esta mlemOCJ6n. reamue11Za con de~mposturas, le bap la presión. se
queja de dolores de cabeza. A raíz deque esto seprodure casi duuiamente,
Ana ha dejado de astSttr a la escuela E:s derivada por el flPlll'Ólogo, quien
no encuentra etiología orgánica en estas manifestaao11es.
Otee Ana: •yo me acuerdo que he tenido una infancia rodeada de todo.
Cuando nació mr hemlCllU) me sentl mal, ya cuando ncmó mr hermana me
seritífuera del mDpO. •Prosigue: "Después que melllleT11oron todo el mundo
1-,t1woconrrugo, como antes. Yoquwroqut>esléntodoelbempoconmigo.•
Vemos la se('Ueneta temporal qr1e se repite: un ante,; del nacinuen·
to de la hermana. caracterizado por una plenitud afec:twa. y un despues
tlonde quedaría "fuera del mapa.• El antes de la mtemaetón y el des-
flUl's. que co111/eua la presencia de s11.~ seres queridos y su afecto.
Cumta A1u1 •cuando estuve mtemada mi madrecciml}l6, tocio el h'empo

2()
corrm1go, que un beso, que le qmero: yo me hitt rebe/d1· 1/ le rEprocl'U• <¡tt•
11111clia u11porta11oa no me habla dttdo. • Vemos que a pc1rr1r dt• esta mten111 •
" ""· los padres se uuelven menos exigentes con ella, y la situación re,..11tr11
1111is "fauomlJ/c' o sus deseos.
Retomo aqul un conrerudo que me parece celltral en la Lra11111
1bmrs111a. ' Yo queria una hennana, pero ella me saltó rebelde, mala.
l mvresa. M1 madn- quedó embarazada para damte una hermana.• Aq111
1111factor detemunante es que la madre conjimtll. qr1e este embarazo e~
/>'ira complaCf'r a Ana.
Observemos que existe un elemento de frustración real, que oc-
rua como desencadenant e de la neurosis, y que consiste e11 que el Jiuo
mlorado del padre, 110 le es dl}do a ella, sino a la madre, efectivamerr
lt' Es notoria la riua/idad y los celos con la madre.
En el a11ál1s1s era necesano ir sanaonando estas a1estiones drl
tlon como fanlasmdticas, sobre todo considerando que Ana solía presen·
lar tendencias al paso¡e al acto.
En este caso, estos sintomas que podemos considerar rusten.
rns, adquieren su caracter en un despliegue fanrasmauco de exclu·
sion, y se desarrollan en una escena y una dramática.
Es importante entonces, pnra un diagnóstico diferencial, tt: ·
ner en cuenta, en síntesis:
a) la localización de la af<"cción somática
b) el grado de seriedad y compronuso orgánico (recordemos qut."
el compromiso orgánico es mucho mayor en la enfermedad
pl11cosomátlca).
el la pos1c1ón subjetiva del paciente ante su afección.
d) el discurso del paciente en las enlreyjstas.

Hay ciertas constelaciones psiquicas que creo pueden pensarse


como de1crmm11t1tes para la apanción de uria u otra patologia clinica

1) En relación a Ja consutución del sujeto a partir de las prime-


ras expenenc1as fundantes del psiquismo, es importante considernr
los desan:ollos freudianos del Proyecto de Psicología, y específicamentr
lu Vrvencw de satrsfacc16n. l I Debido u la inennidad del ser humano ni
nacer, es nert'saria la presencia del "otro auxiliar", para que as1&IH
al ruñ~ Y le posibilite la satisfacción de sus necesidades pnmorch¡,¡-
lcs Y Vltales. Pero ademas de las necesidades para la sobrevrvennn
biológica, se"" constituyendo un cuerpo a traves de la perttpc1ón de
los movumentos de ese Otro (madre o sustituto), de su rostro.
En esta d,.'!<"npción, ya se ilustra la apertura, desde l~ nrc"'"
dad hacia el campo del deseo. Porque si a nivel de l;i nrn•s1dn1l ~··
produce una 11n1erdra11gung, la demanda misma es uno su•lilunúu

27
"" la ncc·es1dad, una metáfora. Esta represión pnmordial constituye
unn anulación de la panicularidad de la nect'sidad y ~u ob1cto, en el
lugar de cuya ehsión emerge el ob1eto perdido del deseo. Podemos
cona1derar esta urverdrangung de la necesidad, como lo que en el
Scm inario 11 es la operactón de ahenación, la operación del vel
ahennnte, con su pérdida mtrinscca.12
11) La expenencia del fort-do, matriz de lo que luego va a ser el
lenguaie en el niño, marca. la posibilidad de simboh.zar una ausencia, la
posibilidad de separarse el niño de la madre, simboliza en ese sentido la
ca11traci6n. Permite que esta ausencta temporaria no adquiera el carác-
ter de traumatica, permite una elaboración o lnttnitación psíquica, tér-
mino que ya he mencionado antes. Entonces, permite la representación
de una vivencia, la distancia del su;eto con respecto a un suceso.
El fort-da, que debe ser comprendido como un gran logro cultu-
ral, ya que implica la renuncia a una S<ltisíacción pulsional. Como
automutilación, desprendimiento de una parte del cuerpo, que a la
vez que se pierde se conserva.
En el jUegc> del fort-da reiterado, F'reud destaca que el niño tapona
el erecto de la desaparición de su madre haciendose su agente, pero
este valor seria secundario. Lo esencial es que a pru1Jr de este despren-
dimiento, de esta mutilación, cobra su perspectiva el orden de la
sigruficancia, poruendo en juego la íunción de reprcsentabtlidad, a tra-
vés de una de las primeras oposiciones pronunciadas. El conjunto de
esta actividad siro boli.za la repetición, pero no lu repetición de una ne-
cesidad de que la madre vuelva, porque en este caso seria un grito. Y
precisamente en lo psicosomá.bco cstarlamos má.s cerca del grito, si
tomamos el concepto de holofrase, donde no hay separación del objeto,
no hay distancia.
Mediante esta oposición fonemática, entonces, el niño lleva al
plano simbólico el renómeno de la presencia-ausencia, se adentra
en el discurso del ambiente, apropiandose de algo que ya está, que lo
precede que es el lenguaje.
No debemos olvldar otra functón sumamente importante del íort-
dil, que es el valor de una primera negativi.zaci6n del niño ante el
1!c11CO del Otro. El primer no }'R que cuando el objeto esta presente se lo
c~pul!lft, y cuando está ausente se lo atrae
-11e hablado del Fort y del Da Se trata de un ejemplo del modo
rn qui' el niño entra naturalmente en este juego. Comienza a ju_gar
eun r•I objeto, más exactamente, con el sólo hecho de su presencia y
~u 111ist'nC'in Se trata pues de un obJeto transformado, un objeto con
l•111nt't11 strnb61ica, un objeto desvilalizado qur es ya un signo. Cuan-

lft
ti" rl ohJNO estñ cerca el niño lo expulsa, cuando no está alli lo llama.
Mrdmnte estos pnmeros juegos, el pasa, casa de modo natural, al
11!,1110 dd lenguaje. El símbolo emerge y se vuelve más importante
qur. r.I objeto.( Lacan J., Los esenios técnicos de F'reud, El Semmano 1,
1• l'dic16n EditoriaJ Paidós, Bs.As.. 1975, p. 263-64 1
Entonces, había hipotetlzado que esto proceso de medlaU-
'• ael6n, de aimbollitación, connotado por el Fort-Da, habría fallado
•n cierto• puntos, (que habría que determinar), en pacientes que
padecen afecciones paicosomáticu.
'Con su objeto carrete salta el nino los senderos de su dom.i-
1110, con su objeto, siguiendo a Aristóteles, puede PENSAR. Y empe-
r.11r su cantinela."( J. Lacan.) Y si recordamos el hecho señalado tam-
1111·11 por Lacan en Conferencia en Ginebra sobre el síntoma, de que
"rl hombre piensa sólo con la ayuda de palabras", vemos que es ím-
prrsc1nd1ble este objeto que represente al sujeto, a los fines de que
1.1· inst.ftlc algo del pensamiento. Si el rcnómeno psicosomático está
por ruera del lenguaje, ausente de palabras, es porque también está
por ruera del registro del pensamiento. No se ha podido pensar, re-
lkxionar, acerca de un suceso o acontecimiento. A esto tendemos
rn la dirección de la cura.

111) Lo que podemos afirmar, es que el concepto elaborado por


Frcud dt' n~urosis traumática, como la consecuencia de la inunda-
ción del aparato animico de estimulas, y la rotura de la coraza protec-
tora, en tanto implica que un suceso no rue ligado psíquicamente, no
fue procesudo, nos puede resultar útil para acercarnos a la compren-
81ón del renómeno psicosomático. Recordemos aquí los sueños de las
neurosis traumáticas, que se repiten siempre de una manera, con
una ílje28 que nos mdica el intento de elaboración de aquello que no
ha sido tramitado, tentativa de ligar el quantum de energía libre.
Sami-Ali efectúa un aporte interesante en su Teoría psicoso-
mático, donde releva la importancia de diíerenciar lo psicosomá.tico
de lo histérico, sosteniendo que en lo primero habria una represión
de lo 1magmano.
Es importante aclarar , que lo •imaginano", para e~te autor, no
seria el registro imaginario de J Lacan. Lo imaginario, para Sami-
Ah, esta constituido por el sueno, las íantasias, los sueños diurnos,
etc. A diíerencia con la histeria, el paciente psieosomático, según
este autor, presentaria una sobre-adaptación a la realidad, con défi-
cits ma.r cado de lo fantasmatico. Por esto es que propone, como ma-
niobra terapéutica, el poner en contacto al paciente con sus sue-
ños, poi ejemplo.

29
Olle renclas con reap ecto al d olo r
Otra diferencia a marcar en estns nprcciaciones es con res-
pecto al dolor. Frcud define al dolor fis1co ~omo la rotura, en una zona
locnlizada, de la membrana protectora antieslimulos del aparato ani-
mu:o. A esta 20na acudirían el resto de las energías circulantes, pro-
vocando como consecuencia un empobrecimiento general del resto
de las funciones animicas 13
El dolor fisico, fis1ológJco. toma la forma de un acto reflejo, el dolor
narciSista de la aíecc1ón org¡).nica es d1st.tnto al dolor de la histeria,
dolor por un obJClO
A traués de los l'('COrtes de oasos relatados, y 1eníendo en cuenta la
singularidad de oada uno, ha podido establecer que en los ea.sos de
paetentes con afecaones pS1cosomátrros. se encuentro un proceso de
sepaTO.Ctón que ha adqutndo unafonna peculwr, que ha actuallZlldo un
proceso de sepa.ración de la época infanttl. que ha sido traumático. No es
casual el momento, en la historia de cada su;eto, en que aparece por uez
pnmera la enfennedad orgdnrca.
Tamb1en he observado la pérdida de un ser querido, y el modo de
respuesta a traves del cuerpo, de un sufnmwnto que no ha sido verbalizado.

Falla en la operación afanlsícn


Continuando co11 el apoyo en las enset'lanzas de Lacan, toma-
remos estas lineas del Seminario 11:
Lo psicosomAtico, aunque no es un significante, es algo que, al
fin y al cabo, sólo es concebible en la medida en que la inducción
significante a nivel del st.tjcto ocurrió de una manera que no pone en
¡uego la a/anistsdel sujeto (Lacan J., ú:>s cuatro ccnceptosfundamenta-
les del Ps1coanálisrs, El Serninano· libro 1 J, Ediciones Paidós, Bs. As.,
1973, p. 235.J
a) Este termino afanrsis, o "fading• (desvanecimiento), es in·
troducido por Jones, y designa ese movimiento de desaparición letal,
c¡ue hace a la división del SUJeto; SUJeto que s1 bien aparece de un
lado como sentido producido por el s1gmcante, del otro aparece como
ufáms1s o desaparición. Y esta divtsión, (que es el tin1co modo que
11.,ne el sujeto de aparecer como tal), se produce como consecuencia
clel encuentro entre el sujeto y el Otro, y en la pnmera operación
""""'"mi que se denomina ln a/1enaetón.
b) l..a alrenaoón consiste en e,;e uel, (o ese q, que se distingue

30
1lr los otros <los usos clel vel, va que en lógica encontramos:
·el uel exhausuvo: o voy alla o voy alli (si voy allá no voy aUi, tengo
qui: escogert
- el uel equivalente: voy n un lado o al otro (da lo mismo, son
e<¡ul\alentes) .
- Lacan cspcctfica que este uel alienante, basado en la opera·
e111n de la reunión, (y no de la suma), se define por una elección, de
1nl manera que sea cual fuera el elemento elegido, su consecuencia
es m lo uno m lo otro. Ejemplo de esta elección alienante es la opción
In bolsa o la vida, cuyo contenido es que si escojo la bolsa, me quedo
11111 vtda; y s1 eliJO la vida, me quedo con una vtda cercenada. Es decir
que el sujeto está forzado, para surgir como SUJeto, a sufrir una pér-
dida: si escogemos el ser, el sujeto se nos escapa, cae en el sin·
~nudo; y s1 escogemos el sentido. este sólo subsiste cercenado de
esa porción de sin senhdo que, hablando estriciamente, constituye,
rr la realización del SUJeto, el inconsciente.

Fl¡ura 2

El >t<-
l t alienación
(el su¡e10)

Entonces, la afanisis significa que el sujeto, al producirse en el


campo del Otro, como sujeto, a la vez que es llamado a hablar, a fun-
cionar como sujeto, es condenado a ser petrificado, a ser sólo un
significante
e) Esta falla en la operación afanisica, produce un congelamiento
o bloqueo entre SI y S2. una ausencia de intervalo significante, que es
lo que Lacan designa como holofrase. La holofrase, de acuerdo a estu-
dios de la evolución del lengu~, corresponde a un periodo prelinguístico
en el habla tnfanlll, consistente en la expresión mediante exclamacio-
nes u onomatopeyas, donde no hay intervalo de ttempo para que un
sigruficante llegue y represente al su.ieto para otro sigruficante.
Y como en ese mtel'\'alo significante se al<:Ja el deseo, afirma

31
tllh>nt·t~s l..acan que:
ºSolo en la medida en que una necesidad llegue a estar involucrada
tn In funcion del deseo podrá concebirse lo pstco'lOmatlro romo algo dís-
tmlo a la monserga que consiste en decir que lcxlo Jo que sucede en lo
llOmático llene un réplica psíquicaº.( LacanJ, losruotrooonceptosfunda-
mentales del ~IC'Oónáhsis, El Semmano 11, {al), p. 235.)
di Es interesante la comparación que hace Jacques Lacan del
fenómeno psicosomático con la experiencia de 1 rcneJO condictonado
de Puvlov. en tanto la secreción de sahva aparece como respuesta
ame un significante, pero no sabemos nada de Ja supuesta subjeti-
vidad del que responde.
¿Cómo comprendemos esto? En lo concerniente al fenómeno
psicosomático, para ciertos significantes impuestos al suieto, éste
se manifestará dentro del marco de la necesidad, sm poseer con-
ciencia alguna de su deseo. En la clinica se hace posible la creación
del intervalo SJ-S2, con una producción del objeto ·a·.14

Marw refiere que se le díagrwsttoo una úlcera gástnca, poco h.em·


po después delfalleamiento de su padre.
ºSoy poco comuracaliuo, perdí toda oomumcaa6r~ lo que a m1 mepasa
110 se lo cuertlo a rtadie, me rol/o la boca. • du:e. *Cuandof alleoó 11u padre me
ruue que haoerco.rgo de mantener a mi madre y hemuma.s, y lo hloe bren•
*Mi úla>ra comCllZÓ cuando me hice hombre.• Este dCClr ji.te un hito
importante en las sesiones, porque me pemurr6 situar el comienzo de la
a{em6n, ligado a fo /antasmático Es decir, ligado 110 sólo a una imciación
cro11ol6gica de /a e11fermedad, sino que prnniffó ubicar que ante un stgmfi·
ronte de la sexualidad, de la patem1dad, este pacienre había respondido
con urm lesí611 a fliuel de wt órgano.
'Cuando aruculamos así la experiencia pavloviana, descubri·
mos, en efecto, que tiene un interes fundamental, pcm1ite situar lo
qu;- debe concebirse en el efecto psicosomático. Hasta me atreveria
a fonnular que cuando no hay intervalo entre S y S , cuando el pri-
mt-r par de signilicantes se sohdifica, se holo!hised, obtenemos el
modelo de toda una sene de casos. • 1s

Por esto podriamos considerar, por aproximación, que en el he-


cho p•icosomático estaríamos más cerca del orden de la necesidad
que del deseo: más cerca del autoerousmo que de la circulación de la
1u1lsión , '''
l'n lanto el destino del autoerollsmo es ser sepultado por la
t•'I'"'"""" lu presencia de un órgano afectado produce una ruente
32
ut18ll11ltt' d~ exc1tación.

Veamos al1ora, lo que sucede en el psiqui~mo como consccuen-


111 de un;\ enfermedad orgámca. Se produce una mochficación en la
1'(011om1a hbidtnal, en cuanto la libado es reltrada de los objetos y
llt~ll•t al yo (mtrovers1ón). "El sujeto deja de amar mientras sufre",
dice Frt'ud. Para un sujeto, la presencia y las alternativas de una
r11 fcrmedad orgaruca, no dejan de tener consecuencias psíquicas.
~al<> se observa claramente en los pacientes aquejados de un tras-
1111110 psicosomático, donde el mteres esta puesto en la enfermedad
1· 1111s ponnenorcs, y parece no quedar hbado disponible para. otros
mtrrcses, lo que incide en la transferencia. ,.
llay un modo peculiar de relación de los pacientes afectados de
In• llamadas enfermedades psicosomáticas, con la situación analiti·
<•'·en tanto generalmente el sujeto supuesto saber está depositado
•11 la persona del medico, y habrá un trabajo que hacer para crearlo
en relación al analista.
La resistencia también adquiere un estatuto pccuhar, en tan-
10 el sistema ideativo aportado por la medicina da una explicación y
ufrecc un saber sobre la enfermedad fisica padecida, y hay que abrir
un espacio de interrogación, de búsqu..Ja de otra causa, para poner
al paciente en contacto ron lo que denominamos "confiacto psíquico".
Y lograr que pueda ponerse en marcha lo que llene que ver con la
ríectividad de la palabra, puesto que en el hecho ps1cosomático el
<lterpo aparece de manera autónoma, como si no estuviera velado
por el significante. 11

Procesos de constitución subjetiva en relución A 111 adolescencia

La propuesta inicial es retomar algunas conceptualizaciones


de la leoria psicoanalítica, que nos permilan abordar la practica con
adolescentes, inquietante en muchos de sus aspectos. Digo inquie-
tante porque (más allá de intentar abordarla con un sistema ideativo
prejuicioso, que obraria con una función resistenctal), son concer-
nientes a ella particularidades en relación al posicionamiento fren-
te, por ejemplo, al deseo, a la familia y al cuerpo.
Ante estas problemáticas, y de acuerdo con lo que be podido ir
renexaonando, creo que hay ciertos procesos que autorizan a ubicar
una especificidad.
Es que, debido a las constelaciones psíquicas que se desenca-
d~nan junto a los cambios fisiológicos {honnonalcs), al nuevo esque-
ma corporal y a las modificaciones en la economía hbidinal (cuando

33
digo esto mclu1mos nuevos intereses y requerimientos que nueslra
cultura plantea. incluso nuevas capacidades); lo antenor, dec1a, con-
ronnn un momento en la h1stonn que puede ser denominado mo-
mento de cns1s Hav cri~•s porque es cuando el deseo se decide: se
dec1diril In 1dent1ficación sexual, csn •instalación en el sujeto de
una posic1on mconvít'ntc sin la cual no podria identificarse con el
tipo ideal de su !K'XO, m s1qu1era responder sin graves vtc1s1tudes a
las necesidades de su parlenaire en la relación sexual, e incluso aco-
ger con Justeza al mno procreado en ella.• (J . Lacan, La sígrujicación
del/a/o, en Est;ntos f, Edit. Siglo XXI, 1971, pg. 279.)

La medre de Nadia. , nos describe el motivo de consulta : •ella


haoe cosas de uarones, no quiere usar C0'7J'"º• amigas no tiene, juega
con unos chicos de 12 ó f 3 a1ios, con la pelota. Se siente coma un ucuón.
no qutso ponerse un uesrtdo, se cortó el pelo como un uarón•.
•Ella siempre fue as1•. continúa· "de ch1qut1a nunca tuvo una
muñeca. A los 6 ó 7 arios empezó a mostrar interés por el foot-baU.
Cuando fue creCl<'••do no querla poll<'ra. La hermana de 14 años se
pinta, ua a la moda y es toda una mu1ercira Sm embargo, fi¡ese que
Nacha haoe poco se cortó el pelo para ser como A race/1 Gonz.ález. •
Prosigue la madre: 'Le gusta un cluco que quena uerur a nu casa a
1Asztarla, pero yoledyeque nopo~e todalia eschioa,para nu mando y para
miescomouna 11eriaaunquell<'tle 16ailos. NosotroslaaiidamDsmucho, no oo
a badcs, 110séSIlaWK•nas1ruiy... yo y mi mando la tratamos conw una nena•

Vemos que aparece en escena la preocupación por Ja identifi·


cación sexual de i1u hija, pero tambi~n Ja prohibición de que salga,
de los encuentros con el otro sexo.
En este mismo texto,18 J. Lecan sitúa algo que podemos con·
s 1derar primordial en esta materia. Puesto que se refiere al desarre-
glo necesario, no contingente, de la sexualidad humana. Es declf'
que se reaviva esa re lación coníllcllva, más que eso, traumática
(corno la ha designado el mismo Freud), del sujeto con su sexo. Y
11dm11lremos tamb1en que la relación del sujeto con el falo va a esta-
blecerse mdepend1entemente de la diferencia anatómica de los sexos.
Porque es ante el encuentro con el otro sexo y la posibilidad
efectiva de procrear, cuando se va n tener que poner en Juego el
s1gmflcante fálico .
Tratare de situar determinados procesos, que aún en dlleren·
tes enfoques dentro del psicoanálisis, hay comc1denc1a en señalar
cnmo cspt'C1fícos. A m1 cmeno, estas operaciones de constitución,
eslM v1as en la h1stona, hacen necesario que nos planteemos ciertas
111rffl1011es en rC'.'lanón a nuestras mtrrvenciones en las consultas.

l J Recrudecumcnto pulsional
Freud designa la pubertad como época de recrudecimiento
p11Lq1ona l. emergencia v1oknta de lo real, que trae como consecuen-
clA un exceso de goce, con las dificultades pare que este goce sea
recubierto por lo !limbóhco.
Florecimiento o despertar sexual, vinculado con la acometi-
tl.1 cn dos tiempos de la sexualidad humana, propia del ser hablan-
te a d iferencia de los otroa seres vivos , dos tiempos interrumpidos
por ..i periodo de latencia.
¿Que es lo que se reanima en la pubertad? a) las mvestiduras
de objeto de la temprana infancia y b) las ligazones del complejo de
l\chpo. Digamos que el adolescente cuenta con la sexualidad de la
pnmera mfancia y las mh1bic1ones o formaciones defensivas pro-
111as del periodo de latencia: pudor. repugnancia y moral.
Siguiendo a Freud, se produce un retomo de lo reprimido. Lo io-
cunsclente, •aquella pieza de la persona que en aquel tiempo se separó
j lr ella, no ha ac:ompailado el ulterior desarrollo y por eso ha sido repri·
101da (suplantada)" (Freud, S., ApropóSllode tm caso de 11euroS1Sobsesi-
1"1; caso del Hombre de las Raras, en O. C .. t. X, 1986, pg. 141.)

En "La metamorfosis de la pubertad". Freud dice que las fanta-


"ªs del periodo de la pubertad prosiguen la investigación sexual aban -
donada en la infancia. Estas tienen gran importancia para la gene-
s•s de diversos síntomas, pues proporcionan los estadios previos de
c:stos. Son las protofantas!as, además de la novela familiar.
Este florecer de la sexualidad, después de un periodo de •reposo",
adquiere las caroctcrislices de lo que Freud ha denominado "trauma-
tismo sexual por cxcelencJa".
Cuántos puberes llegan a la consu lta, tratando, mediante inhibi·
dones, actos obsesivos sobre todo en el varón, intentos de reglamentar
rígidamente la alunentac1ón en las mujeres, por ejemplo; tentativas de
poner un ordenrumento a este disloque pulsional.

2) Taumabsmo sexual
Ahora intentemos desglosar esta aseveración de traumatismo
sexual por excelencia, que Fttud llOStJene en forma nodular describiendo
as• a la pubertad. Vemos a ver mas adelante la unportancia que adquiere
el concepto de trauma para la comprenslÓll del fenómeno pslCOSOmático.
$1 hacemos un recomdo en Freud, encontramos que su pnme-
ra teoría. que sostcma que IA génesis de la h1stena es~aba dada por el
trnuma psíquico. v que es postulada en Esrucl1os sobre la lustena. es
rnod11icnda a partir del caso Dora (1905). Y va más allá de esta teoría,
"'" rons1drmrla incorrecta, sino incompleta. A partir de aqui los trau-
ml\s !l<'xunles infantiles son sustituidos en cu~rto sentido por el mfan-
tthsmo de la sexualidad. Y será esta sexuahdad infantil, repnm1da,
olVIduda, desalojada. la que despierta en la pubertad. Postenonnente
deS<:nbire de que manera esta emergencia, con1untamente con otros
factores, pueden determinar la manifestación de un sintoma
convers1vo o una afección psicosomática en la adolescencia.
Entendemos el trauma como aque-llo que ha sido inasimilable.
resistente a toda significación, lo que no ha podido ser objeto de elabo·
ración o de Lramitación psíquica. Si, siguiendo a Freud, la relación del
cuerpo con el psiquismo le plantea fundamentalmente a este último
una exigencia de trabajo, pensemos en la pubertad esta exigencia como
inédita hasta ese momento por la metamorfosis corporal.
Considero que es imprescindible e-n la clin1ca tener en cuenta
las dos d1mens1ones que plantea L.acan en relación al trauma. La dt·
mens1ón fantasmábca del trauma es infimtamente más importante
que su dunensión de aconteciuuento. La d1mens1ón fantasmátlca va
a tener relación con escenas que p!'OVlenen de la temprana infancia,
particulares en cada sujeto de acuerdo a su historia singular. Toman-
do como ejemplo El hombre de los lobos", vemos que existe (en este
caso) en acontec1m1entos que coloca al sujeto en presencia de una
relación sexual entre sus padres. Este suceso adquiere incidencia en
su vida futura, en tanto repetición, a partir de la dimensión
fantasmAtica que adquiere. Esta última determina la modalidad de
posicion subjetiva que va a tener este paciente frente a la genitalidad.
Esto nos conduce a que si bien, para todo adolescente ocurre el en-
cuentro con la exigencia pulsional desmedida, en cada uno va a ad-
quirir consecuencias clinicas o patológicas particulares, de acuerdo
con los fantasmas con que cuente para ordenarse.
Sin embargo, continúa Lacan, Freud sigue sosteniendo la im-
portancia del trauma como sigruficante fechable.
"En cambio, la fecha del trauma sigue aJendo, para él (F'reud),
un problema que conviene conservar, valCa la palabra, testanida·
mente , como se lo he recordado a quienes ai¡uleron mJa cluea so-
bre El hombre de los lobos. ¿Quién sabrá jama lo que vio? Pero, lo
haya visto o no, sólo puede haberlo visto en wia fecha precisa¡ no
puede haberlo visto ni siquiera un año deapu'•· "( Lacan, Jacques, El
Seminario, Libro 1· Los escritos técnicos de Freud. pg. 61 ., 1• Edi·
el6o, Editorial Paid6s, Bs. As).
l'or eso, no podemos desdeñar la cronolog1a, pero es necesario
lmcrr de esta una lectura, como creo que FrC'ud lo hace, por e1emplo,
rn rl 1-aso de la Joven homosexual Ya que allí establece que no es un
1 t'( ho indiferente que el hermanito de <'Sta paciente, haya nacido
• unndo ella tema 12 años, y este hecho fcchable, desencadena un
•lrajr C'n la <'Structura hacia la pcrv<'rsión, en lo que basta ese mo-
mento se dibujaba como una idenuficacaón femenina nonnal.19
Entonces, podemos precisar: la revolución hormonal y el creci·
1111tnto de los caracteres sexuales primarios y secundarios, el re-
111decimiento pulsional, poseen inc1denci11 observable en los sinto-
11111~ o inhibiciones de los adolescentes.
Podemos considerar el hecho de que lo que durante la infancia
(hnHLa los cinco at'los), no ha tenido consecuencias po.tológicas impor-
l1111Les, si puede adquirirlo en el transcurso de la adolescencia, debido
11 la C'fecbva posibilidad de concretar las tendencms sexuales. El acon-
,,..1m1ento traumático acciona con retardo, dando fmalmente sentido
•• lo sexual por medto de una posibilidad real de descarga de la excita·
oón. En la pubertad se despiertan vivencias 1raumáticas preexistentes,
rn que se reviven las huellas mném1cas de traumas mfantiles.20
Por otra parte, las condiciones para que un suceso adquiera la
c.1racteristica de traumático las enunciaba Freud: que este suceso
rncuentre al sujeto desvalido, que sea sorpresivo en cuanto que no
h'1V cnrgas de investidura; que su fuerza cuantitativa sea tal que
rx,eda la capacidad de asimilación por el pstquismo, produciéndose
de esta manera la rotura de la coraza protectora del aparato animice
v ncarrenndo graves consecuencias para lo eco11omia libidinal.
El trauma como por fuera del régimen del principio del placer,
c¡ue está abolido, como encuentro con lo real, la iyclte. "Lo real que
<'Slá más allá del automaton, del retomo, de In insistencia de Jos
a1gnos a que nos somete el principio del placer. •21
Es notona la relación que existe entre el concepto de trauma y
la noción de real.
Retomando la designación de Frcud de la pubertad como "trau-
matismo sexual", en cuanto al segundo tennmo de esta nominación,
•sexualº, debemos considerar la doble acepción que este término, como
,,djetivo, uene para Freud desde sus pnmeros esenios. En el Manuscrito
G. Cartas de Freud a Fliess, describe la exc1tac1ón sexual somática y la
excitación sexual psiquica, como dos estados de lo sexual. La sexuali-
dad es para Freud un concepto cuya relación con lo biológico, lo orgáru·
co, es mantenida continuamente.

3) Ruptura de la imagen

37
En ~" infancia se había logrado una m~1gc-n narc1s1sta unificada,
que debido ni creclllUento fisíco sufre una ruptum, por lo cual el púber se
""en el tmbu¡o, de poner en ¡uego un simbóll<'O po.m tratar de lraDlltar
est· real que se le un pone desde su propio cuerpo. zi Es frecuente cscu-
chAr la extraJ\eza, la diferencia con respecto a MI<' cuerpo de la ínfancia
que se expresa en el discurso, tanto en los JO'-Cnes como en sus padres.
• Viviana, de 13 años, dice: me 11010 rtUly 11eMosa, me noto mwJ
cambiada con m1 madre. Perdí W112 cmustad de una de nus mepres arrugas;
yo prachcaba un deporte y dejé, yo fui abandNada y a l1ora 110 me esmero
por lo que qrJ1ero. Me siento muy dishnta, llasra me la agarré con la perra. ·
Al mismo tiempo, en la pubertad se produce un encuentro de Ja
sexualidad floreciente del púber con los fantasmas de la pareja paren-
tal.
En las entrevistas con los padres de Vivimw, estos se mues!rart
preocupados por la sexualidad de su luja. por la menstroaetórL
la madre dice· "Le quería conlar que ella tiene un amiguito... •
El padre: •Nosotros perdrmos tres bebés a ralz del problema de
sangre de m1 señora. Víviana rectén se ha hecho se1lonta. y yo necesito
una onentación para wr cómo actuamos con ella. Ccmo es nuestra único
/u.JO nos preocupa, las clucos tienen más problemas que los uarones.
Vemos que la fantasmática alrededor de la procreaetón de este
matnmonro, se reactuahza con la menarca de su hija, en la angustia de
ambos, remarcando que es "hija úmca, único producto•.
Vi1Aana relata w• sueño: "soné con una lwrmanagemela mía; nos tuvie-
rort quehaoerun cambio desangre a las dos, yo estaba 1'11trequiér1 viuía yno
uwla, la doctora me sacó adelante a 1111, rru liemmnafalleció a los quince di.as'.
El terna era que esta chica estaba bajo la ~-.g11ijicac6n de "üruca· y
"sobrevw1ente", con una angustia que le unpedla estudiar, practicar deportes,
etc., y que estaba en relación a ella como habiendo tnvtdo •en lugar de otro•.

4) Re .hallazgo de objeto
El proceso del hallazgo de objeto, denominado 2° tiempo de la
elttción objeta!· la sexualidad del ruño, en su m1c10, ha sido predo-
minantemente autocrótica; en la pubertad se trata de restablecer la
relación originaria con el objeto perdido, por lo que se Lrata de un
rffnn1entro Jl"<O con un objeto que pertenece al pasado. Hay que
1rncr <>n cuenta, que los componentes del complejo de Edtpo reprimi-
tlo3, rNoman en la pubertad, y por lo tanto retoman tamb1en las
cklrnsas contra ellos (formaciones reactivas.)
Cuando Freud descnbe el segundo hallazgo de Objeto en la pu-
l><"1 l11d , hnce hmcapie en que el caracter esencial de este objeto, es

111
r oc 1r,1 ta de un objeto perduto, aquel ob¡l'to ¡xrdido en el primer
•trie. t\lli introduce. para la constitución sUbJem·a, la dimensión
una pérdida estructural
, Qué s1gmfica objeto perdido? Que no se trata de un ot!ieto conna-
t urnl t"t'>n el su¡eto, como lo es el obJeto del mstmto o del conocun.iento.
No 11<" trata de un objeto armonioso ) completan te, lo que determina Ja
"111<'1011 esencialmente confüctual del SUJeto con su medio. Y Lacan va
11 111· 1s1tr en este punto:
"Toda mAnera para el hombre de la búsqueda de objeto, está
111arcada por una tendencia donde se trata de un objeto perdido, de
u n obj eto que se trata de reencontrar, y cuando se cree haberlo en·
1·ontrado, no e• el mismo que se buscaba.''( Lacan- "Seminario de las
r•lacfones ch objeto y las estructuras fnmdlancvi"-clase 1, pg. 3 y
d.11c 2, PC· 12.·, Eaeuela de Psic~la Sl¡mund Freud, Rosario.)
No hny objeto armoruoso, típico, completante, plenamente satís-
[,1clllno, como seria el objeto del instinto. Por eso, entendemos la diná-
mica de la búsqueda de objeto como marcada por una tensión funda-
mrni.ú, que la hace, como decíamos antes, c«enc1almente conflictiva.
S1 respetamos estos desarrollos teoncos , en la práctica se im-
¡xmr. la renuncia a cualquier tentativa de •normalización" o "adapta-
onn", se trata de ofrecer un soporte transfet t"nctal al conllicto.

Desasimiento de la familia: Este procesodescnpto por Freud, vin-


t1lado con la caída de la imagen de Jos padres de la mñcz, está ligado a
lo que denomina la "novela familiar del neuróllco•, y señala que la fa-
omlm tiende a impedir este desapego de uno de sus individuos.
Segun el mito del héroe, puede llamarse así a quien se alza
rrmtra su padre y lo vence, Lriuníando sobre él La fuente de este
mito es la llamada "novela familiar" del nhio, con la que el hijo varón
11•acc1ona frente al cambio de sentimientos hacia sus progenitores,
r11 particular con el padre.

MI.os primeros aÍlOS de la Infancia CSlA.n CObCl'D&dOS por UDa


c:randlosa eobreeatimación del padft -en consonancia con ella, en el
auello y en el cuento tradicional, rey y relna •l&niflcan siempre los
procenltorea- mJenbas que luego, bajo el lnflajo de una rivalidad y
de un deaenpño objetivos, eobrevevienen el desasimiento de los
progenitores y la actitud critica frente al padre."( Freud, S, Moisés y
la religión monoteísta- O. C., ~Edición, Ba. As., Amorrortu Editores,
1986, pga. 11y12·vol XXIII.)
8n esta oscilación entre desas1m1cnto y apego se puede in ter-
v..11ir, vri que la novela familiar va a hacer cruce con mementos de

39
d.-ci'41onc,: término del secundano, primeras experiencias en la
rdac1on amorosa. elección vocac1onal, etc.
Entonces, si la pub<!rtad es un momento de realización de ope-
raciones: rehallazgo de ob;eto, desasumento del grupo fam1har, ca-
ract<"rizado como traumatismo sexual por excelencia debido al vio-
lento recrudec1m1ento puls1onal, esto nos plantea la pregunta de
cuándo y dónde intervenir, si ya d1;1mos que no puede tratarse de
normalizar o corregir, o oolmar el conflicto.
Es importante que al adolescente se le muestre que si bien la
colorac16n está dada por elementos del pasado, t.ambien está viviendo
algo totalmente nuevo, y que puede poner en juego su palabra. que no
está absolutamente manejado por fuerzas que vienen de otra época, lo
cual lo re-env;aria a la dependencia de las figuras parentales.

40
\IK11n;1s conclusiones:!l
1 He porudo de una relación cuerpo- ment<" que no responde a la
t' otomia cartesiana, de cuerpo como materia y mente como espiriru
1¡11.. la anima. He buscado la articulación cuerpo r psiquis, teniendo en
l 11rnt;1 que aún para el mismo l"reud, la integración de lo biológjco y lo
paúquico constituyó en muchos aspectos un enigma.
2) Queda por investigar mucho aún sobre el tema de Ja falla en
111 upernc16n afanisica, que da como causa J. Lacen para lo
p•Ktisomli.tico, considerando que habría una falla en un punto de la
111<len11 significante, pero que se trata de un sujeto constituido como
1111, en diferencia con la psicosis.
J) Que lo psicosomático no constituye un¡i estructura en si,
•mo que puede presentarse en cualquier estructura como una ma-
111lestaci6n.
4) Que en la clínica se observa la mod11icac16n y el alivio de la
11lrrc1on orgánica, en el transcurso de la cura analítica
5) Que hay diferencias en los pacientes, en cuanto a la grave-
lad del fenómeno orgánico y la incidencia que éste tiene en su v;da
1lr rt',ación.

41
Referencia~ bibliográficas
1 MELMAN,C, Nuevos estudios sobre la histena Ediciones Nueva Vi·
s1ón, 1988, p. 20
2 Es pertinente recordar aquí, que según Jacques l.acan, como lo
enuncia en el Seminario 2, ps. 24 y 39, en las •eartas a Fliess• y
en el •Proyecto de psicología", ya se trata de una teoría psicológica
completa y de una metapsicologia.
3 JEAN, Guir, Pstcosomátlcay Cáncer, 2º Edición, Bs.As., 1984 p 13
4 HENRY, H, P. Bcmard, Ch. Bnssct, Tmla.do de psiquiatrla, 6• EdiclOn,
1974. Fondo EditorialdeToray Masson SA. (Barcelona) p 985.
5 FREUD, S., Dostoíeusk1 y el parricidio, O. C. (citl, vol. XXI. p 177
6 En el final de la sección lll de su estudio del caso Schreber, y pos-
teriormente en otros textos
7 En Tres ensayos de teoría sexual, O. C. (el!), vol. VII
8 LACAN, J, El estadio del espe.JO comoformo.dor de la función del yo tal
como se nos revela en la experiencia psicoanalítica, En Escritos 1, l º
Edición, Edit. Siglo XXI, p. 11
9 FRANCOISE, O, l.a unagen inconsciente del c:uerpo, l º Edición, Bs
As., Ed1t0rial Pa1dós, I 986, p. 279
10 FREUD, S, Frogmenwdeanálisrsdeunoosodelústena, O. C. (cit), p.
11 FREUD, S, Proyecto de Psicologfa, O. C., Echt. Amorrortu, vol. 1, p. 362
12 RABINOVICH, O, El concepto de objeto en la teorlaps1coa11alitica,
Ediciones Manantial, Bs.As., 1988, ps 151 y 160
13 FREUD, S, Más alld del pnnopio del placer, O. C Ediciones Amorrortu,
1986, Bs.As., vol. XVllJ, p. 29 y 30
14 GUIR, J, Psicosomáricay Cáncer, (cit).
15 LACAN, J, los cuatro conceptos fundamentales del ps1coa11álisis,
(cit), p. 245
16 LASSALLE. A, El d1agn6s1tco diferenetal, su ualor en la 1nslltución
pública o priuada, Premio Ensayo 1994, Fundación Estilos, Bs.
As., Premio Publicación, p. 3
17 LASSALLE, A, El diagnóstico diferencial. Su ualor en la itishtución
pública o priuada, Premio Ensayo 1994- Premio Publlcación-
Fundación Esulos- Bs.As.
En "El momento de la resistencia", (Seminario l, p. 43), Lacan
sostiene: ·oesde el origen, desde las pnmeras intervenciones de
Freud, la resistencia está vinculada a la noción de ego- el ego como
representante de la masa 1deac1onal... • As1 rrusmo, encontramos en
el 1)6ciente una organización completa de certidumbres, creencias,
coordenadas, referencias, que conshtuyen, hablando estnclamente,
lo que Freud llamaba desde el comienzo un sistema ideac1onal, y

42
que 11breviando podemos lln.mor aquí el sistema•.
111 l.n s1gnificacion del falo, (cit).
1 1 FRl·:U D, S. Sobre la ps1cogénes1s de un caso de homosexualidadfe·
""'"111a, Obras Completas, 2• Edición, Bs. Aires, Amorrotu Edito-
.. ~ 1986, p. 137 Vol. XVII!
lO Veamos como ejemplo el caso Katharina (Freud. - 1893-95). La
paciente presentaba falta de aire y ahogos. Opresión sobre los ojos,
cabeza pesada, mareos. Cree que se va a monr, que alguien está
detrás de ella y la agarrara. Freud a1inna: •era un ataque de an-
~usua, o mejor dicho un ataque histérico que tenía por contenidola
angustia'. Y compara esta sintomatologla con una •escritura
Ogural a leer". Descubre que el vómito tenla por causa el asco, y
que actuaba una reminiscencia de que había sido asediada por el
lJo (que en reahdad era el padre), cuando tenía 14 años Con esta
reminiscencia se conecta un hecho vivido en la actualidad, y se
1nst11la el síntoma
1 1 LACAN, J, los cua1ro conceptos fundamentales del psicoanálisis, "El

Seminano", 1º Edic:16n, Editorial Paidós, Bs As., 1973, libro 11, p63.


22 Rceordemos que Freud subraya que el cuerpo es aquello de lo que
el sujeto no puede sustraerse.
!.1 l.ASSALLE, A. ob. cit., p. 7

43
Bihliogn1fía
flU.UD'ii¡:mund:
Presentación autob1ografica, Obras Completas, 2• Edición, Bs. As.,
Amorronu Editores, 1986, p. 35, vol. XX
Esquema del psicoaruilisis, O. C. (cit), p. J50, vol. XXI
-Katharina (Freud), en Estudios sobre la histeria (Breuer y Freud), O.
C. (c1t), p. 141, vol. 11
-Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicos1s de defensa, O. C.
(cit). p. 157, vol. lll
-Fragmento de análisis de un caso de histeria, O. C. (cit), pg. 1, vol. VlJ
·Las metamoríos1s de la pubertad, en Tres ensayos de teoría sexual
O. C. (cit), p. 202. vol. VII '
La novela familiar de los neuróticos, O. C. (citl, p. 213, vol. IX
-Más allá del principio del placer, O C. (cit), p. 29, vol VIII
-Sobre la JUStificación de separar de la neurastenia un determinado
síndrome en calidad de neurosis de angustia, O. C. (cil), vol. ITI, p. 85
-La perturbación psicógena de la V1s1ón scgiln el psicoanalisis, O. C.
(Cll), vol XXJ, p. 205
-Algunas consideraciones con miras a un estudio comparativo de las
parálisis motrices orgánicas e h1sténcas, O. C. (c1t), vol. 1, p. 191
Proyecto de Ps1cologia, O. C. (cit), p. 323, vol 1
-Manuscnto G: Melancolía, en Fragmentos de la correspondencia con
F'hess, O. C., 2º Edición, Amorrortu Editores, Bs.As., 1986, vol. 1, p. 239
-Sobre la JUstilicación de separar de la neurastenia un determinado
síndrome en calidad de neurosis de angustia, O. C. (cit), vol. IU , p. 85
-La perturbación ps1cógena de la visión según el psícoanalisis, O. C.
(c1t), vol. XXI, p. 205
-Algunas consideraciones con miras a un estudio comparativo de las
parálisis motrices orgánicas e histéricas. O. C. (cit), vol. 1, p. 191
-Proyecto de Psicología, O. C. (c1t), p. 323, vol 1
-Fragmento de análisis de un caso de b1stena, O C (cit), p. 1, vol. VII
lnhib1c1ón, síntoma y angustia, O C. (c1t), vol. XX
-Proyecto de Ps1cologia, O. C., 2º Edición, Bs.As., Amorrortu Ectitores
1986, vol. I, p. 362 '
-Introducción del narcisismo, O. C. (cit), vol. 14, p. 79
-Más alla del pnncipio del placer, O C. (c1t), vol. Vlll
-Fragmento de análisis de una cruio de histeria, O C. (c1tl, vol. VU-p.37
LACAJ'I Jocques
-El estadio del espejo como formador de la runc16n del yo tal como se nos
rcvel11 en la expenencta psicoanahuca, Ed1t. Siglo XXI, Bs. A. , p. 11
-Los escritos técnicos de Freud, El Sen11nario 1, 1• Echc1ón, Editorial

44
l'111dos, Hs A" , p 61
~ 1 Yo en la teoria de Freud y en la Tecmca Ps1coanalittca El
..mmano, 1° Edición. Bs.As. Echtorial Prudós, bbro 11, p. 147 '
Co1~f"cn~_ia en Ginebra sobre el sin toma. en Intervenciones y textos
.1, 2 Ed1c1on, Bs. As., Ediciones Manantial, p. 115
>\un. e-n "El Seminario de Jacques tacan•, Libro 20, Edttorial Paidós,
111 "~-. 1975, p. 11
1.u~ cuatro conceptos íundamentales del psicoanálisis en "El
1111nario de Jacques Lacan, Libro 11", 1973, Bs. As., Ediciones
1 .11dos, p. 224 y 245
\1 ILLER .Jncqu~ Ala in
AIK\tnas renexiones sobre el fenómeno psicosomático, en "Maternas
W, 3º ~:didón, 1991, Ediciones Manantial, Bs.As., p. 174
1 .\ ..,_~ALLF. Adriana
FI valor de un diagnóstico preciso entre síntoma histérico y trastorno
p.icosomlllico. Su importancia para la dirección de la cura y el
pronóstico., Premio Rodolfo luorno, (Premio Ensayo 1994), otorgado
por Fundación Estilos, Bs.As.
Una problemáuca en el cuerpo.Trabajo presentado en el ciclo de
Coní.-rcncias sobre; .. Adolescencia, de qué se trata· . (1993)
Afccuones psicosomáticas: el sujeto y la vulnemb1hdad corporal.

45
CAPÍTULOil

Analia Ortega

PROBLEMÁTICA DEL AMOR.


INICIO DE LAS RELACIONES SEXUALES

l111roducción: acerca de la coustitución subjetiva y la adolesce ncia.

Les propongo que hagamos un trabajo de introducción a lo que


'" la clínica con adolescentes, desde el psicoanálisis.
Clinica puede ser definida como lo que se dice en un análisis.
Así lo plantea Lacan en la apertura de la Sección Clínica
En si misma es inquietante tanto para el analista como para el
11nalizante. Incluir los interrogantes acerca de ella, poder soportar-
los hace posible analizar. Las preguntas provenientes de la clinica
'iOn causa de un avance en el intento de formalizar lo que hacemos
cuando analizamos.
También dentro de la práctica analítica podemos hablar de
modos de intervención analitica fuera de un contexto habitual; que
requieren vencer resistencias que se ponen en juego en el analista.
8sto implica poder estar atentos a los espacios en los que podemos
operar (asesoramientos, grupos de trabajo, talleres, etc.)
El marco teórico es efecto de la clínica (recuerden el trabajo
freudiano con las histéricas) y opera desde conceptos fundamenta-
les que se enlazan en red. Conceptos determinados por la función
que tienen en una praxis. El modo de dirigir la cura rige al concepto
y a la inversa. Por lo tanto, creo importante recorrer algunos con-
ceptos a mi criterio fundamentales.
Con respecto al tema que nos ocupa , es necesario plantear dos
cuestiones: se puede hacer un abordaje fenomenológico, siempre
partiendo de la singularidad, caso por caso, es decir un despliegue
descriptivo de ese momento subjetivo y sus particularidades.
Pero este modo de acercamiento cae en el vacío si no lo enla-
zamos con el punto de vista estructural: qué elementos de lo psíqui-
co, qué operaciones se ponen en juego para que se produzca en un
sujeto determinada situación psíquica.

47
()(• lo n>ntrano el nesgo es quedar sólo en lo descripllvo, o en
nn1,1 grnr-rahzactón que ancla en signos. Hay algo mherente a esta
tr-ma11ca de la adolescencia, que pone en juego un exceso de s1grufi-
•·ttctón, cosa sobre lo que creo es necesario estar advertidos.
El psicoonáhsis aporta conceptos que dan cuenta de lo estructural,
a dafcrcnaa de otros abordajes de lo psíquico que solo plantean lo fe~
menológiro Esto es un capital importanlisuno con el que contarnos.
Podemos hablar de llempos de escritura de la estructura. ¿De
que estructura? De la humana. Tiempos de operaciones necesarias
que pueden o no realizarse, no está asegurado. No hay instinto hu-
mnno que pueda hacer a la estructurn. Las operaciones son contin-
gentes El articulador de estos tiempos de estructura es el lenguaje,
que tiene que ver con la pérdida de lo natural.
En cuanto a la fenomenologia -sm olvidar la smgula.r idad-.
la adolescencia es un momento de profunda conmoción. Ya no se
es el ni"o que se era, tampoco Jos padres son los mismos. Cae la
1deahzac16n en relación a ellos, con el consecuente movuniento a
nivel del narcisismo, produciéndose un fuerte sacudón del mapa
de 1denllficaciones.
Tiempo de muda, donde el crecimiento corporal produce inten-
sa extra"cza. El reconocimiento <lel cuerpo gira hacia el desconoci-
miento frente al rebrote polimorfo pulsaonal; se produce el trabajo de
rehallaz11:0 de objeto, enlazado a los ob1etos pnmordaales; también la
posibilidad de poner en acto las relaciones sexuales -diferencia fun-
damental con el ruño- siendo necesario ahondar en la construcción
de Ja propia posición sexual.
Es un momento de trans ición donde el edificio tambalea, se
desmontan algunas paredes y es necesario construir otras. utilizan -
do los mismos cimientos que hacen al origen de la subjetividad.
Podemos decll' entonces que este tiempo llene sus particulari-
dades, claro que no va sólo de la mano de la cronologla, ya que en el
consultorio nos encontramos con adultos con probleméllca adoles-
cente: y con adolescentes que al no soportar las ambigüedades y el
movimiento perverso polimorfo pulsional, producen una fachada de
orden y coherenoa que se: contrapone: con lo que en verdad está su-
ced1rndo.
Vayamos entonces a una pregunta que nos atravtesa a los que
trabajamos en la climca con adolescentes: ¿Hay espec1fic1dad en ella?
Propongo que esto quede abierto y veremos qué respuestas podemos
ar rnnstruyendo.
Sa b11"n el psicoanálisis es u no y con su marco conceptual nos
muvrmos en los tratarmentos con sujetos de d1íerenles edades. creo

4H
111~ <"ti <iaro que no es lo m1smo trabajar con un chico <le 5 años, un
1 Ul.>t1 clr 1). años o un adulto de 50. ¿Pero esto a que se debe? Se
trntu de sujetos transitando dastmtos momentos de escntura de la
111b,¡r.ttv1dad, están a diferente altura de las aguas en lo que hace a
t.1 <011st1tuc1ón subjetiva. las intervenciones del analista no esta-
ron ttl margen de estas diferencias
En tanto la vida del sujeto huma.n o no llene que ver con un
1lr.a11rrollo natural evolutivo, podemos hablar de un uempo lógico en-
litz,ulo confuct1vamente al tiempo cronol6g1co.
No hay que plantearlo en términos de exclusión Se trata de
1111 fnctor temporal no con fechas generalizables, sino propias de
1111111 SUJC:to, articulado en una red hisL6rico-estructural.
No i-s lo mismo para un sujeto, que siendo nino una madre lo
1,111e. asista su cuerpo en cuanto a higiene, a que lo siga haciendo
• 1111ndo es adolescente. No es Jo mismo que un nu1o, en tiempo no
lr1ono al control de esfinteres moJe la cama, a que le suceda a un
111lotcscente
Hay entonces un factor temporal, cronológico al que no le pode-
mos dar la espalda, pero pensado en sí mismo, no nos dace nada.
E:. necesario lnterrogan>09 acerca de qu6 situación está at:ra-
veaando el ali.Jeto adolescente con respecto a las operacíon.e s simbó-
Ucu fundamentales que hacen a au p11JquJamo: au posición en rela-
ción al EdJpo y en consecuencia a Ja castración en el marco de la
estructura del algnUicante. Esto refiere a su constitución subjetiva.
Considero que la adolescencia es un momento que hace a la
•·onsltlución subjetiva.
Ahora, ¿esto de qué se trata? Partamos de la tdea de que un
•UJClO no nace, se hace. En cuanto a su constitución hay distintos
modos dt' al>ordarlo. Yo tomaré uno de ellos.
Vayamos al origen, tomando la via de la estructuración significan-
lt'.
Recurramos al ejemplo de los mfu>s ferales: me refiero a esos se-
rt's que han sido criados por animales y cuyos caracteres son a imagen y
semeJanza de los seres vivos pnixunos, del animal de enanza (por ejem-
plo sm marcha bípeda, alimentación a desg¡irro, sontdos arumales, etc.).
Este es un ejemplo claro en relación a que humanizarse es sólo a condi-
ción de ser aStstída la cría humana por Oll'OS seres humanos Entrando
así en lo que d1fereneta al humano de otros seres vtvos. la invcnctón del
lcngul\)e
Las cosas del mundo humano pertenecen a un universo es-
tructurado en palabras.
Campo <le las represencac1ones -Vorste/111119srepriisentanz- en

49
la tcorizac1on frcud1ana. Lo psiqu1co humano se consutu_yc a parur
clr mscnpc1oncs mnem1cas con d1stinias rranscnpc1oncs. de acucr·
cto n qué sistema pertenezca, funcionando cada uno con legalidades
diferentes. Se trata aqui de una escntura. Metaps1cologia freud1ana
del funcionrumento del aparato ps1quko. Aparato donde operan mar-
Cl\S.
Freud habla de la plasticidad de las palabras. esas que estructu-
ran Jo psíquico y que constituyen el matenal con el que trabajamos los
Rnalistas. Es en caos senderos de Vonitellungs en Vorstellungs, de re-
presentación en representación, que el mundo humano se organiza,
entre percepción y conciencia. Reprcsrntaciones que en tanto elemen-
tos asociativos combinatorios, intercambian, se modelan.
Tomando et trabajo de l.acan, diremos que el sujeto esta in-
merso en un encadenamiento s1gntlicantc (recordemos que la ca-
racterística del s1gn1ficantc es remitir siempre a otro significan-
te). No hay una respuesta, un signo acerca del aer de como es un
sujeto, Hay metonimia del sujeto en el ser, ese ser que no se apre-
hende, que se escapa. En el Otro apArece una falla del significante
para revelar el ser; mostrando aso su barradura.
En tanto habla, el sujeto no se reduce al espacio de la concien-
cia. Si se encuentra esa respuestii. ese "yo soy asi", es en et campo
del discurso yo1co.
Lo inconsciente determma que hay algo alli que opera Y que
escapa al sujeto mismo. El enigma lo atraviesa. El sabc:'r lo que se es.
no es mas que una ilusión yo1ca
Ahora bien, el sujeto sera investido por los significantes de aque-
llos que lo recibe11 al mundo. Aquellos sigruficantee que hacen a la
historia familiar, a tas generaciones nnteriores. EUo lendrá que ver
con la humanización del ser, -como decíamos antes- n quien lo espe-
ra un lugar para ocupar en el rruto familiar, entendiendo a éste como
una conjunción de significantes no claros, no organizados, que va a
atravesar al sujeto. {Ricardo Rodulío trabaja este concepto en El nmo y
el s1gruficante y en Clinica ps1coanabuca en niños y adolescentes).
La constitución del sujeto conduce a ir construyendo su lugar.
Claro que en pnncipio el sujeto no puede procurl1rsclo solo por
sus propios medios. Dada su inermidad, es necesario que Otro se lo
oferte, y esto es absolutamente determinante en lo que hace a Los
avatares de lo humano.
Con respecto a los significantes que marcan al sujeto, vemos
que en el tratamt('nto con neuróticos, suelen aparecer significantes
R tos que estan adhendos, y en los que quedan atrapados. Recuerdo a
llf• 11dolescen1e enredado en una frase que le cond1c-1onnba la vida.
"°11 uruco. sremµre me dyeron que soy 1lnico', único entendido como el
rnr or, r l absolutamente perfecto Esto desplegaba mh1b11:1ones un-
11'" 111ntes, grru1des trabas, al no poder soportar que hubiese otro, n1
h1111trs y fallns propon$. Esta situación remitía a un falhdo rn la o pe-
rn< 11i11 de la castración. El no ero lnl o cual, sino que era "único",
con~1rucción hermética e inamovible.
Por que quedó mstalado aUí, es lo que fue necesario transitar
rn rl análisis, ya sea por lo que surgía del código fam1har, como de
• u clispos1c1ón - inconsciente- a quedar enlazado a ello, de no poder
• 1hr de ese lugar ahcnante.
Con esto quiero decir que el &UJCtO humano no es que esta deter-
111ln11do absolutamente por los significantes que vienen del Otro -de
8 11• objetos primorchales, de su marco histórico-familiar-, soportando
1•1s1vamente lo que ya esta predetenninado. Sino que se pone en juego
t¡1mb1én el protagonismo del sujetoc qué hacer con ello, con eso que lo
1n.nste, con que n'CUrsos cuenta para relacionarse con esas marcas,
ean quedar subsumido en ellas y pudiendo capitalizarlas.
No hay Lln determinismo enlazando linealmente causa-efecto.
No se trata de ello en et campo del sujeto.
Si algo cnrocteriza al humano es lo imprevisible. No hay posibili-
it.1d de saber que tomará o marcará más a un sujeto, s1 uno u otro
6'gnificante No se puede programar lo humano. Por mas que los padres
h"Mn esfuerzo en una detenrunada d1.rección, siempre algo se escu-
rnra y ese sujeto sera, diria, lo que pueda ser. Se desplegara aquí s1
·lr->lde el lugar de un padre o una madre se pueden soportar las diferen-
nas, el hecho de que en ese hijo aparezcan cosas nuevas que lo tras-
' 1t•ndan.
Ahora bien, todo ese revuelo de significantes en el que se in-
,,.rta activamente el sujeto, será replanteado en la adolescencia. La
1clr11 de que la me¡or y más tranquila época de la vida es la niñez
sabemos que es un absurdo, ya que el sujeto debe llevar a cabo un
trabajo muy delicado e intenso, tanto en ese tiempo como en la ado-
lescencia, y que consiste en constituirse como tal El milo y el ado-
l<'11tente están en tramo de producir-se como sujetos.
En la adolescencía, esos sign ificantes q ue representaban
hasta ahora al sujeto se mueven, tambalean . Transita momentos
de des-ser Lo que le servia al milo que era, ya no le sirve ahora.
l'or ejemplo s1 el adolescente sigue siendo •rru chiquito" para esos
padres y no se mueve de ahí, algo esta pasando. O por ejemplo •et
inas bueno _y aphcnclo", frases oraculares que aparecen en cada suje-
10 ¿Qué pasa si en el adolescente todo sigue igual? ¿S1 no pone en
1·ucsL1ón el saber ele los padres, ni se da por aluctido de los cambios

51
que <'n <'I 8" están produciendo? ¿S1 no pued<' sahrse de los s1gnifi-
cnntes que encuentra sólo en el marco farmliar?
l'orque justamente esta ahora la posib1hdnd y la necesidad de
buscar elementos que lo constituyan también por fuera de la fam1-
ha, cosa que posibilite ese duelo tan fuert<' con el niño que fue, y con
los padres de la infancia, ya que las 1denuficac1ones no sostienen
del mismo modo. S1 hablamos de duelo ponemos en juego el registro
de la perdida; él es tributario de la castración fundante. De acuerdo a
cómo haya hecho marca esta operación y su reinscripción en estos
tiempos, 1r ubicando el agujero en la existencia podrá ser posibilita-
dor o devastador.
Aparece una ruptura, un reposicíonamiento subjetivo muy tra-
bajoso y conmovedor. No hay linealidad, se da a los saltos. No es ca-
sual que éste sea un momento de la vida donde se producen descom-
pensaciones, desorganizaciones unportantes a nivel de lo psíquico.
Surge un proceso que se suele nombrar como de desidentifica-
ción, no por quedarse sin ellas, sino por ser transmutadas en otras.
Al moverse las piezas, al entrar en escena otros sígn1ficantes, suele
aparecer en el adolescente la necesidad de enlazarse fuertemente a
alguno, como cobertura a la vivencia de desamparo y pérdida de pun-
tos de referencia.
En algunos casos, la adolescencm es un momento de riesgo.
Allí donde trastabilla la simbolización suelen aparecer anst.as espi-
nosas, siendo delicada e imprecisa la frontera entre la fantasía de
muerte y el pasaje al acto.
Hemos visto hasta aquí uno de los ejes de la constitución sub-
jetiva, que refiere al movimiento de los significantes, aquellos que
vnn representando a un sujeto y a través de los cuales va constru-
yt'ndo un lugar, donde aparecerá la marca propia, lo que hara dife-
rencia en relación al Otro.
Pasemos a otros dos ejes que en el marco de la trama signifi-
cnntc hacen a la constitución sub1euva. Ellos son la via del Narcisis-
mo articulada con la vía del Complejo de &hpo. Uno no es sin el otro.
Nuclalamo: es a partir del mvestunento tibtdmal del Otro, que la
crla humana entra al camino de la subJebvación. Es fundamental que
el h1Jo S<' constituya en algo deseado para esa madre, para ese Otro
prunord1al, para que se empiecen a producrr las marcas de la asisten-
na '1Jt·na, en esa inermidad del origen, en esa imposibabdad absoluta
<l.-1 l>l"lx' pnm autoabastecerse. A partir de ese baño pulsional-me estoy
11'111 wnclo ni circuito fálico, al lugar que ocupn ese hijo en el deseo
1111111·111<> podn\ empezar a constituirse la subjclivación. Recordemos
~a l<.~tusdc Freud Sobrelasexual1dadfemeru11ay laferruneacladen rela-
1ím a In t'Cuac1ón falo-ruño. Podemos dt'Crr tamb1en, que ya que no hay
un cl~atmo m•tmtivo, debe haber algo para desear; ese es el falo.
F.s necesario, entonces, la ces>ón hbachnal -falicización del ruño-;
que cS<' h110 venga a ocupar un lugar para esa madre, que no sea el
de acr un trozo de carne. Si una madre no puede salirse de ella mis-
llil•. -como en el caso de una mamá que no podía ar mas allá de su
la11r1cs y preocupación en relación a un problema de obesidad que
¡Mulrc-1a, sin tener disposición hb1dinal para dirigir hacia su hijo--,
111irtlc traer aparejado consecuencias muy serias.
Es fundamental que el hijo funcione como lo que v1cne al en-
111rnt ro del desear de una madre. A partir de ello comenzara a ar-
11111r8(' ~se andamiaje estructural que monta In anticipación de una
unidad, pura ficción pero imprescindible que est~. Pulsiones au·
lorrótlcns, dirá Freud en la Introducción del Narcisismo (no en el
~,.nudo del autoerotasmo de los Tres Ensayos) que refieren a desor-
cl~n. anarquismo, desorganlZRc1ón m1cull que tomará forma a par-
lar tle la estructuración del yo, que se 1ra desarrollando, siendo en
pnncip10 corpóreo. Hay una imagen corporal que se anticipara a Ja
111rnadurez b1ológ1ca del sujeto -1..acan lo enuncia en El Estadio del
JJ:speJO, Escritos 1-. Es imprescindible esa unificac1ón que viene
.1<1 Otro, porque de lo contrario lo que puede surgir es desarueula-
r1on, despedazamiento, en el sentido de una patología grave, como
l"'r ejemplo una psicosis. El narcisismo produce una cobertura en
In superficie corporal. La que se llama "mi cuerpo', como buena
lorma, responde al desconocimiento de la fragmentación. Cuando
rsto falln aparece el cuerpo fragmentado. Ahora bien, en principio
rl infantil sujeto, como dice Freud, es en el Otro, aparece un solo
ruerpo, continuidad donde dos son uno, un espacio completo sin
lisuras, sin agujero. Cuerpo del Otro que opera como ortopedia para
1.1 construcción de la imagen del propio cuerpo. En este momento el
sujeto no cuenta con un cuerpo propio, no está en ese punto de la
s1mbolizac1ón. Pero es necesano estar muy fusionado para poder
M"pararse La no existencia de esta continuidad en el inicio, es
r.ausa de muy mal pronóstico. El otro barrado es 1mprescindible para
poder seguir. Se trata de transitar el recorrido hacia la diferencia·
nón, no sm antes la indiferenciación
D1ferenc1ac1ón que se va desplegando cuando el corte en la
continuidad no desemboca en la amenaza de aniquilamiento, de
tlcstruccaón, sino de construcción de la alteridad, mov1miento de
sirnbohzacaón donde se va montando la d1frrencia yo no yo La de-
11cgac1ón otlginaria sitúa ese no primero, a partir del cual es posi-

53
ble establecer que s1 la madre esta ausente el suieto no desapare·
ce, que hay otro lugar más alla del cuerpo materno. Freud mvesttgó
esto en el Juego del carretel de un milo de 18 meses, el que conoce·
mos como el juego del Fort·Dá (Más alln del pnncípio del Placer).
Se trate de la pérdida del objeto. En el campo del narctSJsmo se
pone más en juego la presencia, la contmu1d11d, que 111 ausencia.
¿Que sucede con todo esto en un sujeto adolescente? Debemos
remitimos al caso por caso, pero esto no excluye la posibilidad de
enunciar algunos movimientos paradigmáticos
En lo que refiere al cuerpo, y por el embate del crecimiento
corporal , se pone en jaque la unidad. El reconocimiento corporal cae
ante el empuje pu lsional. La unidad de l cuerpo rumíhar ya no le s ir·
ve, se resquebraja. Deja de ser el tmico punto de re rerenc1a: de~­
ficaciOn y hay que recurrir a otros espactos Se plantea aqu1 _la post·
bihdad de direrenciar que no es lo mismo separarse a destruir. S1 se
homologa es dificil salir de lo familiar, ya que se produce una adhe·
renc1a a ello para evitar el caos Solemos encontrarnos así con de·
tenc1onea, con puntos de fijación bb1dmal muy engorrosos .
¿Es posible reconocer que hay un afuera de la familia, algo _qu~
hace diferencia? ¿Que no todo se reduce a una estructure endogenu·
ce, amo que es necesario Uevar la mirada hacia otros lugares? .
¿Que sucede con la posibilidad de soport:_r qu~ hay agu~ero,
que no todo es conocido, que es neccsano ser infiel a los ob1etos
primordiales? ¿Puede el adolescente pensarse como ausente de la
familia o a la familia ausente de el?
Ahora tomemos la vía del Edlpo siempre articulado a lo dicho
anteriormente.
En el campo del narcisismo, haciendo trama con el movimien-
to edipico, se pone en juego la existencia del sujeto como ser se~a­
do. A través del Edipo se enlazan las generaciones, marcando d1fe·
rencias y construyendo historia.
Voy a tomar brevemente, a modo de refrescar lo ya conocido, los
tres uempos del Edtpo en Lacen.
En el Primer Tiempo, el niño es el falo de la madre -despliegue
narc1sist1co de falicización-. Asi como es necesario que esto se pro-
duzca. tarnb1en es necesario salir de ello para que haya circulación
deseante De lo contrario nos encontraríamos con de1emm1ento en
un engaño letal
En el Segundo Tiempo el padre aparece como el proh1b1dor, el
temble. l!:l ea el falo, arranca para si la pnmac1a de ser el ralo, es el
monumento al falo. En este momento aparece In dobll' prohibición:
no te ACOst!lráS con tu madre, no reintegrarfi.s tu producto. E:ste pa-
1h<' 110 c·onduce más que a si rofamo, corno la madre cuando no puede
ahm11lonar su pos1c1ón fálica. Es un p.'ldrc absoluto, es la ley, no la
lrncr nrcular El padre aparece a traves de la mediación materrta,
r¡uc , orrc su mirada hacia el. En este momento está menos velado.
¡.-w nun no revelado.
El Tercer Tiempo es el que tiene que ver con la decbnación del
l".dipo, hay distensión del acento narc1s1ste. el padre es quien t ie n.e
rl lulo v no es tal. Se ha constituido en deseable y tarnbien descame,
"parre.e como permisivo y donador, pudiendo conducir a algo más
1111r no sea a el mismo o a la misma madre.
l.a operación de la metáfora paterna produce como efecto el
lklClc•r sahr de ser objeto de deseo de la madre, abriendo al movimien-
lo 1lescante En este tercer tiempo, el padre es mfi.s preferido que la
u111tlre. Así, lo ráhco circula. Recordemos que la runción fálica refiere
11 qne a falta de una programación insttntiva de la sexualidad, es que
4l•lx: aparecer una función que marque ciertos lugares, como luga·
rrs a los que el deseo se dirija.
¿Qué pasa con estas cuestiones en un SUJeto adolescente"
En el reposicionarruento de piezas de este •segundo despertar".
aparece un reOote de la adherencia al objeto primordial. Así lo plantea
l'• •·ud en Las metamorfosis de la pubertad (1'res Ensayos de teoña sexual}
1..-,, lazos edlpicos se redtmensionan y aparecerá ruertemente en es·
, cna como ha operado la metáfora paterna, pare que el sujeto pueda ir
h11ria otro lugar que no sea el materno, o que no quede ligado al padre
l•·rriblc, siendo en ambos casos objeto de goce del Otro. Tiempo de
1rsignificac10n de la castración, apoyada en los primeros momentos
de const1tuciOn subjetiva.
¿llay anclaje en fijaciones libidinales o es posible desplazar las
mvestiduras hacia otros objetos, a través del camino de los sustitu tos?
~s necesano, dirá Frcud, pronunciar los diques contra el inces-
10. Que el sujeto vaya más allá de estos objetos pnmordíales para po-
ilrr ser ¿Hay otro lugar para él que no sea la familia? ¿Las rclacicr
n~~ farniharcs dan paso al campo de los lazos sociales, teniendo el
movuniento libidinal una conexión más estrecha con una normatividad
rultural?
Se desplegarán aquí cuestiones estructurales del sujeto, que
.-onducirán o no a ir más allá de la madre y temb1en más allá del
padre.
~ntonces, vayamos a la estructura, para ver que operaciones
1•stan en curso y cuales están rallando o en detención. En que traba·
1n subjetivo está el adolescente y que consecuencius tiene eso para

55
ti S1 es que cuenta con tecursos para atravesar este movimiento de
Hl(t1as, o si le es muy dificil soportarlo, cayendo en situaciones alta-
mente riesgosas o patológicas. La clínica nos enfrenta a distíntas y
muy variadas posibilidades.
ProblemUica del amor. Via de los sustitutos.
Hemos visto que se puede pensar a la adolescencia como un
momento de producción muy importante en relación a la
estructuración subjetiva.
El adolescente está en tramo de producir al sujeto. Esto refiere a
que hay operaciones que no se dan de modo natural y que es necesa-
rio que se produzcan determinados movimientos para que haya escri-
tura de subjetividad en un humano. El adolescente se halla abocado a
un proceso de afirmación de su estructuración psíquica.
Para que se lleve a cabo la efectuación subjetiva, es impres-
cindible que se ponga en juego el engendramiento de un objeto como
ausente, un vacío. Vamos a ver que esta cuestión está enlazada a la
posibilidad o no de entrar en una lógica de sustituciones. Esto nos
conduce a Ja problemática del amor. Es a partir de situaciones en la
clínica que me interesó trabajar este tema.
Hasta el momento be podido observar, sin eliminar la diversi-
dad, dos motivos de consu lta predominantes: adolescentes con crisis
en relación a dramas amorosos y otros, con dificultades más centra-
das en lo que podri.a mos llamar impulsiones, tales como Ja adheren-
cia a un tóxico.
No está en mi ánimo establecer generalizaciones. Esto se res-
lnnge a la singularidad de mi experiencia clinica.
En relación a la adherencia al tóxico, nos encontramos con un
anclaje en un campo de goce, a través de un objeto en presencia, a
la vista. que estando al alcance de la mano opera produciendo un cie-
rre. Supuesto objeto totalizaote, objeto de necesidad, que se ubica de
manera fallida en el lugar de lo irreductible de la hiancia subjetiva,
produciendo, -de acuerdo al tipo de tóxico de que se trate y al estado de
deterioro que genere-, diferentes niveles de dificultades, en tanto gira
en tomo a un circuito narcisístico apresante. Aquí no se trata de po-
ner en juego los significantes en relación al Otro, sino a la falta de los
mismos, en el sentido de que no surge la pregunta ¿qué me quieres?
srno más blen una certeza, que conduce al tóxico. No digo que no se
despltegue el campo del amor en un sujeto con este cipo de problemá-
tica, pero he poctido notar que en algunos casos caen sombras fuertes,
bC eclipsa la poslbihdad del movimiento libidinal en relación a otros,
que pueden estar o no. Con el otro se puede contar o no en el amor, a

56
illh'u·ncta del tóxico que está allí en presencia. En diferentes patolo-
1'"•severas, suelen aparecen obstáculos en la posibilidad de avanzar
1 • 1rl terreno del amor: "amores locos", relaciones totalizadoras al modo
il• olarlo todo y recibirlo todo, cosa que no prospera; búsqueda de un
'l'ucio sin hendiduras, no de la parte; gran dificultad para amar.
Ahora bien, ¿por qué estas cosas del amor suelen tomar ribe-
1 " luertes, un tinte t rágico, siendo una verdadera tragedia en algu-
1111tt adolescentes?. En el Seminario La Etica del Psicoanálisis, Lacan
11.. hla del sesgo trágico de la existencia humana en tamo sujetos en
nledad, relacionándolo también con el reconocimiento del limite
donde se plantea la problemática del deseo.
Desde el punto de vista del fenómeno del amor, quiero hacer
lllgunas puntuaciones en relación al adolescente.
Con el rebrote del polimorfismo pulsional, se pone en juego el
ir hallazgo de objeto, que ha estado antecedido por la pau~a del perio-
do ele latencia, tiempo hegemonizado por el proceso secundario y los
1hques en lo pulsional_
Entonces, cuando hablamos del amor, inmediatamente deriva
01l 1ema del objeto. Con este nuevo despertar sexual, la búsqueda del
nh;eto estará intensamente marcada por la relación al objeto pri-
111orctial, que se redimensiona en este momento, en tanto vuelve a
lomar protagonismo el movimiento de piezas de la situación edipica.
Freud habló de puntos de fijación libidinal, de deseos paraliza-
1los sobre objetos primarios, produciendo como efecto inhibiciones, sin-
lomas y angustia. Este estancamiento es motivo de inicio de un aná-
hsis, en tanto el sujeto esté dispuesto a preguntarse por su malestar.
La interdicción del incesto, la no continuidad entre el sujeto y
rl objeto abre la larga serie de los sustitutos. El objeto primordial
esta irremediablemente perdido. Sobre él ha operado la represión
originaria y se tratará de transitar el duelo por la satisfacción total,
que es mítica. El sustituto sólo satisface algo.
~'reud toma lo de satisfacción sustitutiva cuando se refiere al
retomo de lo reprimido, donde los contenidos inconscientes serán pro-
c-esados por condensación y desplazamiento, trasladándose las inves-
!Jduras de unas representaciones a otras. En este sentido podemos
plantear que estas objetos sustitutos toman su investidura, en algún
punto, de aquello que ha caído bajo la barrera de la represión.
El amor está en el origen de la subjetividad, más allá de la
satisfacción de la necesidad y en tiempos de la adolescencia, la posi·
btlidad real de establecer un vinculo con un objeto de amor no paren-
tal. produce un sacudón a nivel de la estructura.
El circuito de los sustitutos no se despliega sin complicaciones

57
11nporlantes.
Retomando lo fenomenológico, en algunos casos es como si se
tratara de una delegación sin distancia suficiente en relación a los
objetos primordiales, siendo el sustituto homologado punto a punto
con el objeto, que no aparece perdido e imposible de ser restituido.
Nos encontramos con una fuerte pregnancia incestuosa, que no está
suficientemente interdicta, con suficiente intermediación simbóli-
ca respecto al sustituto. A partir de esto y por efecto de la represión,
el acercamiento amoroso es a veces imposible. A través de evitacio·
nes y huidas se construyen obstáculos ante la posibilidad de estable·
cer una relación amorosa, ya que sinó, devendría una fuerte angus-
tia. La emergencia de ésta nos indica el movimiento pulsional y la
endeblez de la barrera contra el incesto. Este tipo de actos nos mar-
can que el problema gira en tomo al objeto.
Con respecto, entonces, a no poder ingresar en la experiencia
del amor posible, recordemos lo que dice F'reud en Introducción del
narcisismo. "En el caso de la libido reprimida, la investidura de amor
es sentida como grave reducción del yo, la satisfacción es imposible
y el re-enriquecimiento del yo sólo se vuelve posible por el retiro de
la libido de los objetos•. 1
Cuando es posible ingresar a la experiencia del amor, acercar-
se al hecho de que los sustitutos confirman que el objeto está por
siempre perdido y que más que encuentro es desencuentro, una de
las características notorias de este inicio, una reacción a esto, es la
tendencia a la cristalúación en cuanto a ocupar el lugar de aman·
te, -<?I que ama-, o el de amado -el objeto de amor-. Vemos aqu1
una acentuación imaginaria importante.
Con respecto al lugar de amante, en tanto lugar cistaljzado
podría caracterizarlo como instalado en una autodesvalorízación tí-
pica y una sobrevaloración del objeto de amor, ante el cuál se sien-
te en absoluta carencia. Freud nos dice "El que ama ha sacrificado,
por así decir, un fragmento de su narcisismo y sólo puede restituir·
selo a trueque de ser amado•.2 En algün sentido su ser, su existen-
cia, depende de que el objeto de amor le corresponda. En el límite de
ta tragedia, dos adolescentes de la literatura, Romeo y Ju lieta, de-
ciden la muerte a la separación, que seria para ellos como la mis-
ma muerte. No parece casual que Shakespeare haya situado este
drama de amor en dos sujetos adolescentes.
La posición de amante no correspondido, puede tomar diferen-
tes vias. En lo planteado anteriormente, se establece un movimiento
donde no está en juego el tener o no, sino el ser, con lo cual el SUJeto

58
1·11.-11« quedar reducido a nada, al vacío, si no es correspondido.
l':stos bordes munidos de una dureza muy particular, remiten
11 111omento estructural por el que está atravesando el adolescente,
Pll lunto proceso de búsqueda de un lugar para afianzarse como suje-
to. •nendo su sostén endeble.
En el caso de una analizante de 16 años, que al pelearse con el
11ov10 llevó a cabo un acto que puso en peligro su vida, surgió la vi-
""tia de perderlo todo a partir de esa ruptura. Decia: ··Me siento des·
1,,1tada, est-Oy perdida, no tengo hambre, parezco un cactus.• Esto últi-
11111 en su devenir significante daba cuenta ele lo espinoso, en tanto
11(1 esivo. La relación con el novio estaba caracterizada por una fuer-
1• l~nsión agresiva, que al fallar, como intento de diferenciarse uno
1lr·I ot.ro, tomados en una continuidad narcisistica, producía como efec-
ln actos agresivos. Podemos decir que lo verdaderamente amena·
•nte para esta sujeto era diluirse en el otro, en el partenaire, que-
1l1111do a expensas del mismo.
La dificultad de esta analizante giraba en torno a la certeza de
'" tXlstencia de un objeto adecuado. Ese era el objeto buscado, lo que
l 1 C'Onducia a un entrampam1ento narcisista. Apareció una falla en
111 ~scritura de la castración, en la operación de la metáfora paterna
1omo posibilitadora de la sustitución y desde la cual entre el chico y
111 madre, ya ninguno es el objeto que colme al otro.
Otra vla en relación al amor no correspondido: el amor en silen-
1 10. Ese que el sujeto atesora con dolor y tam bien con goce y que en
l«nto secreto, no da lugar a ser correspondido. Amor a un objeto idea-
lizado: si se da un acercamiento se pone en riesgo el ideal, en tanto
11¡l0J'ece lo que el otro es, ya no producto de la ideali2aci6n sino al-
l(Uien real, con su historia y sus propias vicisitudes. Confrontarse con
rilo, produce un quiebre en esa exaltación ideal. En esta situación
hay un sesgo que me recuerda al amor cortés, esa escolástica del
nmor desgraciado, centrado en el amor a la Dama, quien posee todos
los atributos cosa que es sostenida a través de no acercarse jamás a
r•Jla.

Pasemos a considerar el lugar del amado. En lo fenomenológi-


co, vemos a esos sujetos adolescentes, elegidos por sus pares, elec-
ción que frecuentemente recae sobre los mismos, quienes en gene·
1 Al son bellos. Suelen adoptar actitudes soberbias y de desprecio para
con sus enamorados, si bien establecen lazos. Se constituyen en
una suerte de caricatura de la belleza, patrón monolitico que circula
en la cultu ra. En el Seminano 7, La &ica del Psicoanálisis, Lacan ha-
bla sobre la recurrencia de lo humano en relación a la belleza, si-

59
tuando lo bello y el bien, como las dos barreras a llegar al campo
innombrable del deseo radical (Das Dfrtg).
Nos encontramos con figuras deshumanizadas, en quienes es
clara la dificultad para ponerse en contacto con la existencia de su
deseo. Asi, la certeza de ser objeto de amor suele producir un atrin-
cheramiento narcisista, donde por el camino de la fascinación por la
propia imagen, en un mundo cerrado sobre sí mismo, autosuficien-
le, se dificulta el poder desear a otro. "Narciso esta perdido y conde-
nado por no haber podido arriesgarse en el amor con otro y haberse
replegado al amor de su imagen visual ...• 3 Amor acuático de Narci-
so que queda en la superficie del lago. No pudo ir mas alla en rela-
ción a la madre violada por el Dios Fluvial
Voy a tomar ahora algunos textos vinculados al amor y su rela-
ción al objeto, ya que hemos visto que en el centro de la acción del
amor, se introduce al objeto.
En Freud el objeto gira en tomo a tres ejes: En relación a la bús-
queda o rehallazgo de objeto; cuando habla de olajeto implícito al hacer
referencia a la realidad y cuando el sujeto se hace objeto para el otro.
Situemos algunas cuestiones bastante transitadas, no querien-
do decir con ello que sea poco útil volverlas a tomar. En las metamor-
fosis de la puberto.d (Tres Ensayos de Teoría Sexual) plantea que Ja
primera satisfacción esta ligada a la alimentación, siendo en princi-
pio el pecho de la madre, el objeto pulsional. El objeto materno se ira
desdibujando, hasta que terminado el periodo de latencia se redi-
mensiona la relación primitiva. El rehallazgo de ObJeto es un reen-
cuentro con esta situación de otro tiempo. "El trato del niño con la
persona que lo cuida es para el una fuente continua de excitación y
de satisfacción sexuales a partir de las zonas erógenas y tanto más
por el hecho de que esa persona - por regla general, Ja madre- dirige
sentimientos que brotan de su vida sexual, la acaricia, lo besa y lo
mece y claramente lo toma como sustituto de un objeto sexual de pleno
derecho. La madre se horrorizarla, probablemente, si se le esclarecie-
se, que con todas sus muestras de temura, despierta la pulsión sexual
de su hijo y prepara su posterior intensidad". 4 "Cuando enseña al niño
a amar, no hace sino cumplir su cometido; es que debe convertirse en
un hombre integro, dotado de una enérgica necesidad sexual, y consu-
mar en su vida todo aquello hacia lo cual la pulsión empuja a los huma-
nos. Sin duda, un exceso de ternura de parte de los padres resultara
dañino pues apresurara su maduración sexual; y también lo • malcria-
l'á" nt niflo, lo hara incapaz de renunciar temporariamente al amor en
llll v1da posterior, o contentarse con un grado menor de este ..." • los

tlO
¡kldors neuróticos tienen caminos más directos que el de la herencia,
¡ 11.1 transferi r su perturbación a sus hijos• s. Ahora bien, lo más fácil
t ''' <'I ruño sena elegir como objeto sexual a las personas que ha ama-
.1 • y .1ma desde su nmez. Pero han de operar tos diques contra el iJ1ces-
rxrluyendo de la elección de objeto a los parientes consanguíneos.
1•I" rs una exigencia cultural de la sociedad, es necesario defenderse
,¡, 1.1 concentración en la familia, para que puedan constituirse unida-
¡, 1 HOCiales superiores y opera especialmente en Ja adolescencia, para
l• . ouu- o aflojar los lazos contraidos en la niñez con la familia La elec·
1'"" de objeto es puesta en juego en principio en el campo de la fanta-
'''' ·ya que la vida sexual en maduración, apenas cuenta con este cam-
1" de representaciones no destinadas a ejecutarse en actos. Estas fan-
1 ••las son de índole incestuoso. Claro que en la pubertad es necesario
•111r se produzca uno de los logros psíquicos más importantes y doloro-
W18· el desasimiento respecto de ta autoridad de los padres, por lo que
1111rda creada la oposición de la nueva generación en relación a la anti-
M' 10, tan importante para el progreso de Ja civilización. Este es un traba-
l" nrduo a realizar y no siempre es posible la movilidad libidinal hacia
ulros objetos no parentales. Hasta aqui Freud .
Vemos cómo plantea el escalonamiento en dos tiempos del des·
pliegue de la sexualidad, lo que hace que el rehalla.zgo de objeto sea
•lrmpre marcado por el periodo de latencia, de la memoria latente que
nlraviesa este periodo. Esto hace que el objeto primero, sea rememora-
''" de una manera en la que no han operado cambios. El objeto, que no
lo<'ra sino objeto reencontrado, estará marcado por la matriz madre-
hijo. Pero aqui se introducirá una división esencial, fundamentalmen-
lr conllictiva, una discordancia irreductible entre el objeto buscado y el
nb¡eto reencontrado, que conduce la repetición.
En el mundo humano, el punto de partida de la organización
nb¡etal, es la falta de objeto.
No hay armonía preestablecida entre el objeto y el sujeto.
En el origen, el objeto materno ligado a la vivencia de satisfac-
rión hace marca fundando lo psíquico y dándole direccionalidad al
uparato, en tanto vectoriza hacia lo que se tiende a reencontrar. Es
11•! como el in fans queda abrochado a un objeto humano, producién-
tlose un hecho de escritura bien marcado. Pero, como ya dijimos, ese
objeto está interceptado, no hay cobertura puntual madre-hijo. l.J\
operatoria de la metáfora paterna abre al circuito de los sustitutos y
~ste no es al margen de las encerronas del narcisismo.
Justamente por alli, por el narcisismo, se ingresa a la experien
na del amor. Claro que está precedido por un orden simbólico: In ecua
·olln falo-niflo, que conduce a la madre a lib1d1ruzar al htJO. Ambos

61
aman en el otro algo más de lo que se es. TQdo esto haciendo nudo con
un real irreductible, con ese vacio central fundante de la subjetividad.
Pero la madre no lo puede dar todo y en respuesta al Uamado del
hijo lo que vuelve de ella es un don, aquello que puede ser dado o no,
fundamentalmente don de amor. Ella no es portadora del objeto totali-
zante, ella no lo es, no lo tiene todo; es soporte de la primera relación
amorosa, en tanto es objeto del llamado, luego objeto tanto ausente
como presente. La dimensión del don existe con la introducción de la
ley. El don implica un ciclo de intercambio. El niño primero ama a la
persona que se ocupa de él. Esto lo ubica, le da un lugar.
Hay un pasaje, una operación que debe hacer lodo sujeto: de
ser un objeto amado a poder desear.
&:n la Introducción del Narcisismo, F'reud, dice que es necesario
poder investir objetos, que se produzca un descentramiento en rela-
ción a la libido del yo: "pero al final uno tiene que empezar a amar
para no caer enfermo .. ."6. Esta carga de objeto no es ajena a.I amor
del sujeto por su propia imagen.
Al amor lo podemos pensar como la más profunda, la más radi-
cal, la más misteriosa de las relaciones entre los sujetos. Al princi-
pio del Psicoanálisis también fue el amor. Amor de Breuer por Aná
O. y su huida, lo que provocó el divorcio con Freud, quien insistió en
la etiología sexual de las neurosis.
En el Seminario 8, •La transferencicf, Lacan sitúa los dos térm i-
nos del amor: Amante (Eromenós) y Amado fErastés). &:l que ama y el
objeto de amor. Esto lo va a desplegar er.. relación al movimiento de
un sujeto en un análisis.
El amante no sabe lo que le falta, pero debe buscarlo. El amado,
corno el único que tiene algo, pero no sabe de qué se trata; claro que
tiene que ver con eso de lo que el sujeto que ama carece.
Podemos establecer una diferencia entre el deseo que se ftja a
un objeto, que se cierra, y el deseo en tanto deseo de otra cosa.
En lo que hace al amor hay siempre una discordancia interna.
Entre estos dos términos que constituyen el amante y el amado no hay
ninguna coincidencia, ésta es sólo cobertura imaginaria. Lo que le falta
a uno no es lo que está escondido en el otro y en eso reside todo el proble-
ma del amor, lo que encontramos a cada paso en el fenómeno del amor.
Es así que el amor, si escapa a las encerronas del narcisismo
de cubrirlo todo, dará paso al amorque es producto de que algo falta a
la ilusión narcisística, enlazándose al deseo.
Entramos entonces al campo del amor en tanto significación.
La relación del deseo con el objeto en su carácter de madecuado, pro-
ducirá, a partir de la dimensión de una falta, el movimiento libidinal.

62
Lacan va a hablar en este mismo Seminario de la metáfora
tlol amor, como producción en un aná.lisis, que consiste en un repo-
'" 11inarn1ento subjetivo del lugar del amado al de amante. Aquél que
• ofrece como objeto colmante puede moverse al campo del desear,
'1 ttse por aludido de que hay algo que no tiene, cosa que lo conduce a
l11u1car en otro Jo que le falta. Función deseante del amor, acentua-
' 11\n del sesgo simbólico, donde se detecta una ausencia, más allá de
111 pura presencia.
En la confrontación amorosa con otro, algo es posible si se in-
' luye la discordancia. En este sentido no se pondrá en juego el ser,
•lno la posibilidad, la altemaliva de tener con alguien un amor no
•lplastante, enlazado al deseo. Territorio de la parte no del todo, don-
ite hay ctrculación y no cristal i%ación de los lugares de amante y
umado, entre aquellos en los que se despliega el amor.
Con respecto a Ja analizante antes mencionada, en la que su
orr dependía de un objeto de amor total, el trabajo fue ir marchando
IH1cta la relativización de ese objeto para ella, relacionado a ir reto-
mando la construcción de la barradura del Otro, escritura de lacas-
tración, cuestión bastante desdibujada a partir de un lugar paterno
ron fallas muy importantes y su consecuente adherencia al posicio-
namiento narcisista de la totalidad como posible, cosa en la que ju-
1\fl ba también la historia materna, marcada por haber tenido un gran
o mor en su adolescencia, el "único amor" de su vida al que •nunca
más pudo olvidru" ni sustituir.
El amor introduce la dimensión de lo imposible, aunque velada
por su sesgo narcisista.
Entonces, situados en la adolescencia, retomo las
cnstali7..aciones en el lugar de amado o amante, queda: ... amante,
r¡ue aunque no sea exclusivo de este tiempo, si adquieren una mag-
nitud particular.
Planteo como hipótesis que dichas cristafü:aciones serían
efecto, en principio, del protagonismo que adquiere un momento
Inicial de constituci6n subjetiva, de trama narcisística, como modo
de enfrentar el sismo que Implica el que se ponga en cuesti6n la
unidad, ya sea corporal como familiar. Sismo que además se rela-
ciona con el limite al que confronta el hecho de que en el amor, el
todo es s olo ficci6n. Que su búsqueda pertenece a espejismos ima-
ginarios, solidarios con la suposición del objeto adecuado.
De acuerdo a cómo el sujeto vaya atravesando estas vicisitu-
des, y si le es posible poner en movimiento las fijaciones libidinales
-lo que daría cuenta de la no existencia de un objeto total a partir de
la ope·.-ación de la castración, ligada a la construcc.ón de la barradu -

63
ra del Otro-. esto anllc1pani el RC(:eso a la simbólica del amor , don-
de se tratará de poder soportar que no hay conúnu1dad del su1eto y el
objeto. Que el amor pO<lrá desplegarse también por espacios simbóli-
cos donde dos ya no son uno, donde la tcrceridad es ineludible. Dife-
rencia que posib1hta amar a otro más nlla de uno mismo
El amor con su marca stmbóhca relar\28. el de3e<> hacia adelan-
te, sostenido en que nmgún ob1eto es el úruco, el perfecto, que el re-
hallazgo de objeto deja algo sin rccubnr, que la sabsfacc1ón es parcial
El amor que puede incluir las diferencias es aquel que no que-
dará varado, sostenido en las semeianzas, cosa que no es más que
mirarse al espejo.
Así, de un punio estructural de alienación, se pondrá en juego
la posibilidad de la operación de separación, que haré. soportables las
diferencias.
Puede pensarse, entonces, que los ribetes tripcoa que toma
el amor en algunos adolescentes surge de encierros narcicisllcos, a
partir de que la verdadera tragedia es que el amor, en un punto,
enfrenta a una diferencia: a que el objeto no esta al alcance de la
mano en pura continuidad, que el desamparo radical es inherente al
sujeto humano. Decepción importante en relación n la unidad
El amor en la adolescencia está marcado por su carécter de in-
augural, en tanto amor pos.ble con otro no parental. Sabemos que todo
rnomento de pasaje a otras circunstancias de vida son conmovedoras.
La intensidlld del amor en estos tiempos de la sub1et1vtdad, es
producto de la nccesanedad de salir de la endogamia, 1r més allá de los
padres, haciendo lazo con otros. Claro que el pasaje de la endogamia a
la exogamia, sin prótesis no se produce. Prótesis que tomara la forma
de un replegamiento en el sesgo unagjnario del amor, cosa que no es
para desestimar, en tanto, de acuerdo a los recursos sunbóhcos con los
que vaya contando el suieto, dará lugar a otro upo de pos1cioruumcnto.
Lo que podríamos pensar oomo realmente grave, es la devalua-
ción que del amor se hace en este fin de siglo, donde el Ulvesur objetos
de amor, el amar, está mterccptado por una sociedad que ofrece objetos
inertes de consumo, al modo de saL1sfecci6n de neccsidudes, confun-
diendo el ser con el tener y el deseo con la necesidad. Se trata de pen-
sar q ué efectos produce esto en el despliegue de las subjetividades.
Inicio de la• relaclonee sexua.lee: de encuenbo• y deeencuentros.
Vamos a entrar ahora al teme del inicio de las relaciones sexua-
les. Con frecuencia se localiza en los tiempos de la adolescencia. La
travesía hacia la confrontación sexual pondrá en juego cuestiones
estructurales. Si nos preguntamos cual es el estatuto psicoanalítico

64
l~irt 1cular del adolescente, su peculumdad "strUctu ral. pod<"mos con-
•ukrar a esta nc1s1tud de la sexualidad, como uno de los elementos
c¡11e nos pueden dar pistas para ir construyendo algunas respuestas.
Tomemos algunos textos de Freucl:
En Tres ens11yos de Teorfa sexual Lt1s metamorfosis de la Puber-
,. ,,,_plantea que en estos tiempos r;., producen nuevos enlaces y oom-
t"siciones. Para dar cuenta de esto hace todo un recomdo en relación
ni estatuto del cuerpo y su evolución biológica_Habla de la química de la
vrualidad. Recorre el desarrollo de los caracteres secundanos y de los
g< nnales en cada 8"Jto, que ahora se hayan dispuestos al acto sexual
1r-recc1ón del pene, hu mcctación de la vagina) Las ronas erógenas bajo
una adecuada esumulación, productran el mcremento de tensión, que
h1'rá surgir la energia motriz necesaria para llevar a Lérmino el acto
llt"'<Ual. Habré de coMtiturrse as1 una satisfacción en la cual se extin-
r.ue temporalm<"nte la tensión hbichnnl, ligada a la bbcmción de matc-
nas sexuales, cosa que aparece recien en la pubertad.
Los cambios planteados por Freud en este texto, giran en tomo
' encontrar un nuevo !in sexual, el coito, dejando de lado la mastur-
li;1c1ón infantil como practica central. Esto conduce a la búsqueda de
1111 nuevo objeto, más allá de lu madre, marcando el camino de la
, :ogamia. Otro di" los movinuentos a llevar a cabo, es el intentar
l ...cer confiull' las comentes tiernas, que quedaron ligadas a la ma-
' ' '" y las corrientes sensuales que sc orientan a un nut-vo objeto.
p.ua no anclar en una generalizada degradación de la vida amorosa
Este es un trabajo arduo a reahzar, enlazado a la construcción
d ~ la posición masculina o femenina, cosa que influirá més que nin-
Kttna, sobre el curso de la vida humana. Claro que, dirá Freud, los
<"Onceptos "mnscu li no• y "femenino" son extremadamente comple-
¡os, aunque part-zcan inequívocos a la opinión vulgar
En el caso de la niña, anti.' el grnn empuje pubeml de la libido se
produce una nueva oleada de repreaión, recayendo sobre' la sexualidad
chtoridiana y sucumbiendo asi un sector de vida sexual masculina. En
rt "por fin perm1L1do acto sexual", el clitoris conserva la función de trans-
1111t1r la excitación a los órganos femt>ninos vecinos, •tal como un haz
1k ramas resinoSlls puede emplearse para encender una leila de com-
bustión más d1fin1•7 Es necesario que se produzca esta transferencia,
1.1 que participará en la localización de In vagina, no re<-onocida aún.
Tomemos ahora EJ Tabu de la V1rgm1dad. Alli Freud plantea que
l pnmer comercio sexual es un acto inquietante Cita a Kmffi-Ebing
quien habla de que una persona puede adquirir un grado insólita-
mente alto de dependencia respecto de otra, con quien mantiene
«·01nercio sexual

65
i::n tomo a la rnu1er aparece el temor locahwdo en la desílora-
c1on, s1t'ndo el primer comercio sexual un nesgo especialmente ame-
nazador, además es considerada como rueme de peligro, acaso porque
ella "p!!rece etemamente mcomprensiblc y mistcnosa, ajena y por eso
hosuJ-8. Con mucha frecuencia, en el pnmer coito la mujer se siente
desengaf\ada en tanto no le procura todo lo que de el !le' prometia. Es así
que el peligro oculto en el desfloramiento seria el de atraer su hostili-
dad. En estas circunstancias se ponen en movimiento una sene de
mociones inutilizables para Ja deseada acutud femenina, hgadas a la
envidia del pene que se activa (diríamos enfrentarse a la casi.ración).
llay una cuestión muy importante en la intensidad de las pnmeras
íljaciones de la libido, lo que hará resistencia en In distribución libidi·
nnl, ante el conmocionante primer neto scxuo.l.
Detrh de esta envidia del miembro viril, se vislumbra la hos-
tihdad que nunca falta por completo, en la relación entre los dos sexos.
Entonces, la desfloración, ligado a la msausfacción sexual de las pri-
meras relaciones sexuales, no tiene sólo como consecuencia ligar
duraderamente la mujer aJ hombre, smo que desencadena también
una reacción anárquica de hostilidad contra él.
De este texto freudiano subrayemos el caracter de acontecimien·
to de la pnmera relacion sexual, el desenp!lo que se pone en juego
en la mujer y la reacción de adherencia y hoshhdad entre ambos sexos
En La Sexualidad Fememna, Freud va a tomar también el des-
engaño o defraudación, pero situándolo en los hijos en relación a la
madre. Va a decir que el amor del nii'lo es desmesurado, exige exclu-
sividad, no se contenta con parcialidades, es Incapaz de una satis-
racci6n plena y esa es la razón esencial de q Lle esté condenado a
terminar en un desengaño, apareciendo la hostihdad. La decepción
de los nlltos parte de descubrir la castración en la madre.
Con relación a este tema, en La Sigr1ificaet6n del Falo (Escntos 2)
Lacan va a puntualizar: l) Que la niña se considera castrada, es decir
pnvada de ralo, por la operación primero de la madre y luego del padre,
operando aqui una transferencia en el sentido annliuco. 2) Primor-
dialmente en los dos sexos, la madre es considerada como provista de
falo, como madre fálica. 3) La sigruficaoón de la castración toma su
alcance en cuant0 a la formación de síntomas, sólo a partir del descu-
brimu.-nto de la castración en la madre. 4) En la niña. Freud localiza
pnmero la maduración genital por la dominación imaginaria del atri-
buto fá.hco, que localiza este goce en el clitons E>0ste en los dos sexos,
111 rxrlusión de toda localización hbidmal de la vaginA como lugar de
1w11r1n1non genital. Dice Lacan que esta ignoranC'in es mu~· sospe-
t hos11 dt• d<"sconocimiento y que a ,eces es lotalme1ne inventada.

116
lle tomado la referencia a estos textos, a modo de mo1ones que
111 1rcan un camino
Ha} un trabajo. entonces, que se le pre•enta ni adolescente,
rn tenninos freudianos, y que es el pasaje de lo fálico ~n cuanto a
1. 1sc11hno-C'astrado- a lo genital, tarea que debe llevar a cabo el púber
y <¡U<" atraviesa todo el movimiento de la adolescencia. No es lo mis-
mo In categoria no-pene a la categoría vagina. Algo se resignifica en
r1111nto a la satisfacción posible. Para Frcud l'I concierto de pulsiones
1N11nales se reúne en una pulsión genital. Para l..acan no es asi: el
wnnerto pulsio1ial esta abrochado a traves del rato, como significante
•h• In falla, función de la castración simbólíca articulada en la fase
lnhra.
En la iniciación se.xual, ¿cómo se enfrenta el adolescente a la
11lkrcnc111 genital? ¿Con qué recursos cuenta para que esto pase de
In horroroso a lo deseable, a desear al otro? En In masturbación, lo
l'erverso polimorfo va a desplegarse en tomo ol eje de la descarga
m.isturbatoria gcnitaJ.
En todo este proceso, ¿cómo soporta su ambigüedad el adoles-
crnte? Porque ya hemos dicho que ir hacia lo masculino o femenino,
ros un arduo cammo a recorrer. Por lo tanto, no~ trata de diagnosti-
c ir perversiones, dado que en esta metamorfosis, en este cambio de
forma, hay una búsqueda intensa en tomo a encontrar significantes
•tU<' vayan representando al sujeto en relación a la vida erótica.
Con respecto a la iniciación de las relaciones sexuales tomaré
nlF,unos fragmentos de la clínica.
Una analizante adolescente, contcmporé.neamente al comien-
"' ele las relaciones sexuales, referia sentirse sm padres, desampara·
<la. con falta de puntos de referencia.
No contó a su madre sobre esta experiencia, cosa sobre la que
volvia uno y otra vez, preguntándose que era lo correcto a hacer. En un
Irondoso de!!phcgue fantasmático se fue dando una oscilación entre •no
me puedo sa«Jr a mi mamó de encimD." -referido a sentirse muy controla-
<la por ella· y •no la enruentroanu mamá, nuncaestó" aludiendo asentirla
nuscntl', haberse quedado sin ella. Surg¡ó un montaje de preceptos reli-
giosos r de interpelaciones superyoicas. Entonces, de la alusión a falta
d<" so~tcn. posaba a sentirse sm distancia con respecto a la madre.
Otra annlizante adolescente, ante su pnmera expcnencia, le
..onto a su madre lo ocurrido. Decia •nos une una gran amistad", "no
l1ny secretos entre nosotras•. La intimidad de cada una se evaporaba
nl tanto <'l deber era contarlo todo, regla que funcionaba para am-
hus En la sujeto apareció, pasado poco uempo, un fuerte desvane-
nmi<'nto del d,'sear, una angustia intensa dNrás el<' una mascara-

67
da d<" 11rmonia, con detención en el mov1m1cnto lib1dinal La alu-
s1on al padre era en témunos de desvalonzación
l'.n ambos casos surgió, con singularidad significante, haber
entregado el cuerpo: este le pertenecía a su pareja y a Ja inversa
adui-r'lándo~ mutuamente, cosa que seria por siempre con un con·
St'CUente desprendtm1ento de angustia.
¿Hay algo que se ha conmovido a nivel de la. estructura ante
este acontecimiento inicial? -en términos freudianos, acontec1-
m1ento habla de un antes y un despub-. No fue lo mismo antes
<1uc después de producirse.
Alli donde el encuentro sexual va a desembocar en un desen·
cuentro radical, en tanto dos no serán uno, sino discontinuidad, di·
fercncia, alll aparece fantasmáticamente una superficie continua:
tos cuerpos se poseen mutuamente, ya son 111scparables, hay
complementariedad, pos1tivación del mito del Andrógino. Pensemos
en tos primeros tiempos de la conslltución subJellva, donde supues·
tamente hay continuidad en relación al Otro pnmordlal, montaJe
narc1sistico que sosuene.
En el primer caso, el desamparo, la sensación de orfandad, efecto
de haber ido más allá de la mirada materna, alterna con un reOote de la
unidad a través de "no me la puedo sacar de encuna·. A pesar de sus
dificultades, la analizante preserva un espacio de intimidad, que toma
valor simbólico: no ser transparente al Otro, soportar serle •infiel".
En el segundo caso el espacio de intimidad no aparece, tapado
por el 'no hay secreto entre nosotras•, donde todo se comparte, con-
duc1endo a una superficie continua, sin fisuras, cosa que se acen·
túa a l surgir fantasmáticamente •mi historio es la de m1 mamá". Esto
conduce a cierta abolición de ella como sujeto al borrarse la diferen·
cía, al ser transparente al Otro, generando fijación libidinal y dete-
nimit'nto en el circuito del desear.
En ton ces, en relación a estos dos casos conaldero que ante el
deaencuentni radical al que enfrenta el acto sexual - tomando acto
en t'rminoa del decir común-, •urce con fuena la adherencia al
Otro primordlal, velando la diferencia irreductible que se desprende
de las viclaitudes de la castración.
¿Qué es lo que hace posible llevar a cabo el 1mcio sexual, cuando
el ponerlo en JUego no queda retemdo por las coartadas neuróticas?
Se trata de poder ir más allá de la act1v1dad masturbatona, del
11ut0t'rousmo, ante la llllposiblhdad de complet11rse el SUJeto mismo
sobrt- el propio cuerpo. Esto impulsa hacía el otro, de modo que se
11!1<'11111 rnro11trar eso que falta, en el cuerpo del otro Hay búsqueda

68
d• un te-encuentro, que abre al circuito de la repet1c1ón: volver a
ncomrar aquello que supuestamente se 1uvo y s<" perdió, esa satts-
hu nun anorada, a través del intento dt' recuperarla .
En la confrontación sexual se pondra en Juego la relación in-
cestuosa a través de la repetición de la escena ed1p1ca. en tanto su-
pos1nón de reencuentro con el Otr0 primordial, en relación al cual,
rl &llJ<'IO ocupando et lugar de ObJeto lo completaria, reencarnán~ose
1\1 la mit1ca unión madre-hijo. Aparece sobrevolando a los partenaires
Jo 11l~a de unidad: sueno neurótico donde dos hacen uno.
Se parte entonces de la confrontación de cada partenaire con
l 1 m.1drc y no de una confrontación de entrada entre dos sexos dife·
11•11Les. Montaje de cada partenaire en relación A la unidad, no uno
r11 rt'lac1ón al otro.
~;n el acto sexual Jos seres humanos localizamos el modelo de
at1l1sfacc16n, algo que está valorado en la cultura as1 como en los
1l1ocursos de los analizantes, como el punto culm111ante, el punto
111ruc1mo d<" goce esperado. Y algo de esto pasa.
5111 embargo algo más sucede alli, eso que se enuncia como
•, ara d<'cepc1onante de la satisfacciónº, que ae da cuando se produce
l.i 11Cparnción de los cuerpos que intentaban hacer una sola carne.
llav una dúercncia entre el goce esperado y el obt<'ntdo.
~n el acto sexual, entonces, opera una especie de engaño cons-
1t1utivo: se busca en ello la complementanednd de los sexos, borrar
la cllfcrencia, la falta estructural, velando dicha falta. Esto último da
lugar a que surja algo de goce, no el goce como todo, campo de lo
nmico. Que se pueda acceder a una cuota de goce posible.
Pero también vemos que a su vez, el acto sexual es lo que enfren-
to a la diferencia radical, a un desgarramiento: el ac<-rcam1ento de los
nwrpos hace presente la castración.
Lo humano se constituye a partir de un limite, que aunque
ololoroso, es pos1bil1tador.
Es Justamente en el desencuentro, que algo de lo propio puede
rncontrarse.
Ahora, querria articular algunos conceptos que estan operan·
do en lo planteado anteriormente•
Cuando nos referimos al acto sexual inmediatamente se pone
rnJuego el estatuto del cuerpo, como hemos visto hasta ahora. Cuerpo
que debe ser mvestido de significación. sino es cuerpo real y eso es
111soportablc
Locan dtni que el descubnm1ento del nnñhs1s es que el acto
l\C'l1llal tenga que encontrar su lugar en la nrllculac1ón inconscien-
11• rlrl rlcseo.

69
Hablar de cuerpo nos conduce a hablar de pulston, la que implica
una mod1!kación en el cuerpo, una mscripc1ón que constituye el pri-
mer efecto del s1gmficame en el ser \'Ívtente, mart"d que el Otro escn-
bc sobre una superficie corporal a p.'lrtlr de la demanda. La madre
1rucia la demanda dice comeme a traves del objeto pecho; asi mscn-
bc la demanda oral. En terminos freudíanos. recuerden la represión
onginaria y el enlace de la puls1ón a la agencia representante, así
como es la madre la que libidiniza aJ hijo
Si hablamos de pulsión es necesario conectarla al concepto de
goce, que es fundamentalmente goce de un cuerpo.
Existe el supuesto de que alguna vez se tuvo algo y se perdió,
en el sei1tido de un goce adjudicado al cuerpo real, cuerpo de la "na-
lura le7.a" capaz de todo el goce. Esto es muy importante porque es lo
que conduce al sujeto al acto sexual, como intento de recuperarlo.
La pulsión se dirige siempre a una meta cuya satisfacción nun-
ca es plena, pero no deja de aspirar a ello. Consiste en la repención de
una vivencia primaria de satisfacción. Pero en la vuelta ya no es lo
mismo. La d1ferenC1a entre el placer de satisfacción hallado y el pre-
tendido, engendra el factor pulsionante, tensión que pulsa Siempre
hacia adelante, como lo plantea Freud en Mds Alió del Pnnetp10 del
Placer. El fin de la pulsión es el apaciguamiento, mas que la descarga
total. La sausfacción de la puls1on es una sati~facción insatisfactoria.
Solo hay satisfacción parcial. Es una parcialidad de goce, de acceder a
algo de ese goce tocio. Solo se recupera algo de goce.
La existencia del sujeto deseante se concibe a partir de la multipli-
cidad de rodeos y estos rodeos se sostien~m en las vueltas de la pulsión
alrededor de un objeto inexistente. Recuerden ese objeto prinutivo, per-
dido definitivrunente, en relación al cual opera la intercllcción del inces-
to; es lln objeto que debe perderse, que en rcaltdad nu nea estuvo.
Podemos hablar de dos caminos de la falta radical, estructural,
a In que se enfrenta el sujeto humano:
El del deseo: si bien es enigmatico, el deseo •habla". En esen-
cia es inarticulable, aunque ciertas art1culac1ones pueden hacerse,
inscrib1cndose en los significantes inconscientes. Se relaciona con
el falo y éste con la castración.
El del goce: que como sabsfacción pulsional es mudo, puro goce
corporal, se enlaza al objeto a en la conceptualización de Lacan.
La castración opera como gozne entrt' ambos. Tiene por lo menos
dos funciones: 1) operar como limite al goce, goce del Otro; 2) es la
condición de goces posibles (fálico, suplementario, etc.). Es necesa-
• M~ !1,1 \lll" 11111 l'.l'll c,1c tk.,anullt1 el hbro Nu ha)· td11'"'"'' i.c\111al lk 1 llll ( ·un.11.t, 0-;\.3100 C1.1>.1:ro.
0"1.'.0I (1111\11J\·1, Rol11111l11 K:u11th\" l\1·1J;1,11• ~1.,111111. l<••~ ... u1 111111111"-:1p•r11i;11l1111rc:. 1911\

70
neo que el goce todo sea rechazado, haciendo urta-ulable la ley del
lt'l!CO. l.a t·>1stmc1ón produce la tachadura, pone un hmlle a aquello
qu~ por otro lado sena tmposible: colmar a la madre, a través de ubi-
ursc en objeto de la total satisfacción puls1onal. El goce del Otro es
rl prohibido, el 1ncesruoso con la madre, el que no debt' estar Y sur-
grn otros goct>s, pero parctales: por ejemplo el goce fáhco (que vctt-
mos se pone en juego en las relaciones sexualesl y el goce suple-
nwntano (plus de goce, goce femenino, goce míticol.
~;n la interdicción al goce del Otro opera la meta.rora paterna,
¡1roduc1endo un no encuentro entre el hijo y la madre
Vemos que el desear es efecto de que no hay un cierre sobre si
11usmo en el campo inicial de la satisfacción, lo que deja un resto.
Alll el movimiento de la repetición y la busqueda de reencuentro de
11n goce supuestamente rellenable. Pero, dijimos. se produce sólo
11lgo de goce. que esta en lugar de ese todo.
Tomemos un poco más el concepto de repetición' el aparato se
motoriza en búsqueda de lo idéntico a la primera experiencia que es
nrcpctible, pcro no hay tal posibilidad. Se trata de una perdida de la
11ue queda huella, marca s1gn1facante, posibilidad de un sistema sim-
hóhco que inscriba, represente. El sígruficante no pcrmnc la repro-
ducción de lo 1dentlco, sano que en cada vuelta ínstaJa la diferencia
La vívenC'111 de satisfacción es el mito de que alguna vez hubo objeto.
J.a repclÍC'1ón repite el fracaso del encuentro con el Objeto. Lo real de
la repeuc1ón es lo perdido para siempre. La repetición es simbólica
¡>arque pide por lo nuevo, en cada vuelta se ponen en juego dtferen-
lrs cosos. Es significante pero pretende un encuentro real.
Lacan articula repetición significante con satisfacción y allí
ubica al Complejo de Edipo, postulando que en el acto sexual se repite
In escena edípica, pero en algo falla.
/\hora. podemos introducir algunas cuestiones en relación al
objeto a Refiere a una falta estructuraJ, la radical 1naccesib1hdad al
objeto total de sausfacción pulsional. En Freud y Lacan el Das Ding, la
rosa, el cuerpo erógeno de la madre para siempre pcrdido y por lo tanto
razón y causa del deseo, es un antecedente del objeto a, -invención de
tacan-, que marca fundamentalmente el real en la estrUcrura subjc-
ltva, el agujcro, lo enigmático, aquello que siempre se nos escapa. El
objeto a en tanto causa de deseo, es lo que no entra f'n el mtercambio,
no part1c1 pa.
La sexualidad es efecto de la pos1c1ón que adopta el ser parlan-
te en relación a la castración, al no poder serlo todo, al no poseer los
dos sexos l,acnn considera al objeto a como a-sexual ( más allá de la
•exualidad) . Es la condición de surgimiento del deseo y el objeto in

71
hen·ntc a la puls1ón. El objeto a es irreducuble al significante.
En tanto se defme como lugar vacío, es lo que pcnmte funcio-
nar a toda la estructura, por Jo tanto a In ~xuaJKlad. No hay comci-
dencia ni armonia. Por el contrario, nos encontramos con el sujeto
barrado, con la barra.dura del Otro y con un resto, que testunon1a que
las cuentas no cierran, que algo no encaja: el Objeto a.
El falo es otra cosa. No es un objeto, ni una fantasía, ni un
órgano. Así Jo enuncia Lacan en la Sign11icac1ón del l"alo
Es un sígruficante. Significante de que algo falta. Es hacia donde
t~ndemos, aquello que aparece como "alcanzable" en el deseo. Ve-
lando la radical inaccesibilidad, la falta estructura l del objeto a.
El falo permjte la transformación de Jo horroroso en deseable
-recordemos l..a cabeza de Medusa, tomada por Freud de la mitolo·
gia, en ~!ación al erecto terrorilico de los genitales de la madre, en
tanto castrados-. A partir de este movimiento empieza una bús·
queda, articulada al deseo.
l"reud tomó referencia del lugar que le daban los antiguos al
falo (como insignia, estandarte, las obras de arte, etc.).
Entonces, el falo enlazado a la castración es lo que hace limite
al goce, pero a su vez es Jo que impulsa a la busqueda del otro. En
esto hay un he<:ho central traumático · que entre el hombre y la mujer
•atgo no anda".
El falo y el objeto a no se confunden. Objeto a como causa de deseo,
falo como posíbuidad de satisfacer el deseo. Pero siempre queda un resto.
En el fantasma adqtüere consistencia la superposición del falo y
el objeto a. Como si efectivamente fuero posible completar al Otrn.
Pero si el Otro desea, es porque esta barrado, 110 es perfecto, le falta
algo, no sabe todo, ni tiene todos los poderes.
El fantasma aparece en tanto respuesta al deseo del Otro. Fija
a un sujeto el lugar de objeto, como Ri éste pudiera ser encarnable.
l l~ha un velo sobre la falta en el Otro. Así el su1eto se ofrece en tanto
objeto de goce, -entra a la relación sexuaJ como a-, y alh obtura la falta
del Otro, ·SC dirige a la madre en el acto sexual, quencndo hacer Uno-
Sin el soporte del fantasma es imposible enfrentarse al real
di-1 cuerpo.
Vemos que si el fantasma surge en relación a la falta del Otro,
ell porque ha operado el registro de la castración, lo que permite que
st"a posible su montaje.
En i-1 Seminano Lógica del F'antasma, l.aC'an toma la vertiente
ti.- la logicn para establecer un menor enlace del fantasma con el predo-
mh110 dr Jo 1m11g¡nario, dándole un estatuto a nivel de la estructura.
Av"""' ~obre el concepto de objeto a en un traba.Jo de despegamiento,
1or• '""' sobre (') ll se acumula lo unagmario (Semmano 7) pero tiene
110 estatuto. tCómo acceder al a despojándolo de Jos ropaJCS imagma·
rlos mn que se lo recubre? Para ello recurTe a Ja lógica matematica,
• urr10 1e>TilJTllcnta sunbólJca. Es aqu1 donde Lacan desarrolla el tema
drl numero de oro Solo voy a darles algunas pistas con respecto a esto.
El numero de oro es un n(lmero 1rmc1onal, decimal, no penódico,
tn1 nnmi-nsurablc Cón el tema de los números llTtlcionales se produjo
urM gran conmOC'1ón. Se crearon verdaderas &1tuac1ones de irraciona·
ll11.1d, ya que Jos pitagóricos, los pnmeros que intentaron basar el uni-
~ 1"11 en las matematicas y las razones lógicas, se encontraron abrup-
111111ente con números que no cerraban, que no eran exactos, que po-
111111 seguir a l infinito, sin un número final de cierre (por ej. 3,1416... ).
/1111e esto se creó gran desesperación: que no hubiese e.'C>lctitud, habia
t•lp,una falla. El numero de oro es la exp~sión matemática, la escritura
e 11 numero de la proporción áurea o divina. Cuando hablamos de pro·
p1rnón nos referimos a la relación entre dos razones. Lacan toma el
lrnmno lnconmemurable que refiere a que no hay medida común
rr11rc dos cosas (si ro tomo un lado )' la diagonal de un cuadrado no
t1rnrn entre s1 una medtCla en comun, no coinciden, queda una dlfc-
rrncm). En relación a esto, los griegos introdujeron una operatoria que
lll1maron armonizar ' que es hallar una proporción entre dos ténnmos.
Se puede hallar un modo de relacionar dos segmentos inconmcnsura-
hlc:1 y la expresión numérica de esa proporción es lo que llamamos
numero de oro. El enunciado de Ja proporción áurea es que Ja surna de
clos mi\gniludes es a la magnitud mayor, como Ja mayor es a la menor
(tomando segmentos que se dividen y que no coinciden sus medidas).
Todo eslo es de una complejidad importante. Es engorroso el
Holo nombrnr estas cuestiones, que es lo que he hecho, pero
mteriorizarse en el tema puede ser muy útil. Por lo menos para mi lo
lut' y lo sigue siendo, en el sentido de establecer un puenle entre
'"'º y la cliruca, que aunque no lo parezca existe y que me ha serVJ·
do para despejar algunas cosas.
¿Cómo toma Lacan esta proporción éurea en relación aJ acto
l<'xual, acto que hemos visto, produce sansfacción por un lado y de-
1 c·pcíón por otro? Dirá que la madre tiende a la urudad, aJ 1 porque
r11 ella aparece la idea de que ella y el niño hacen 1 Unificación
c·crcana a la idea de todo. Entonces, cuando el sujeto se precipita al
uno st'xual, lo pensamos no como Ja relación de dos personas, sino
romo la confrontación de alguien con la idea de unidad. Por eso pode-
mos rt'presentarlo como la relación entre a y 1; a, porque se trata de
In relación incestuosa por lo que el sujeto entra a l acto sexual, -ya lo
l1r planteado antes·, como el objeto que presuntamente completa a

73
la madre y el 1 del lado materno refiere a la idea de umdad, como
siendo con el nil\o o la nn\a una sola carne.
Entonces, la proporción aurea es para dar cuenta del hecho en
si de la mconmensurabihdad (no hay medida común, coinc1denc1a}
entre los dos partenaires de la relación sexual: no podrán nunca ser
1, coincidir.
Esto marca el hecho mismo del desgarro, de la inadecuación.
No hay co1nc1denc1a del SUJeto con el A pnmordial, queda un resto,
de allí surge la falta . Lo que nombra la falta, el desgarro esencial es
lo que llamamos a .
La proporoón áurea) el número de oro, -111 subrayamos sobre todo
el íracaso de querer cubrir la inconmensUJ1lbilidad, no coinodencia, -es
el modo de nombrar, de dtcir esa madrcuación de estructura, una mar-
ca de la falta. Aqu1 se despliega la dilerencia entre la satisfacción obteru-
da y la esperada .."Una y otra vez los fantasmas nos llevan a la cama en el
miento de repetir el goce añorado, supuesto en la escena primaria". 9
En lo que refiere a la construcción de la posición sexual. donde
hombre y muJer no nacen, se hacen, nos encontramos con "La verdad"
de la religión que en su dogmtlticn esupula que hombre y mUJer nacen
como tales, con la consecuencia de estar predestinados el uno para el
otrO, en posiciones complementari.'IS, produciéndose asl cobertura del
resto irreductible que aparece entre nmbos. Esta postura ha traido y
trae consecuencias muy importantes, también en lo que hace a la ini-
ciación sexual del adolescente, cuando se intenta "saberlo todo" acerca
de las vicisitudes dr la sexualidad humana. Este es un punto para de-
sarrollar en otra ocasión; me refiero al lazo de algunos adolescentes aJ
fenómeno religioso, en tanto éste dn respuestas sobre la vida.
Retomando el trabajo de Lacan, en La Significación del Falo,
toma lo que llama comedla de 101 eexoa, donde con el acto sexual
se pone en juego el goce fálico, que consiste en que tanto hombre
como muJer irán a buscar ese significante, -el falo· en el cuerpo del
otro, lo que hace a cada uno descante y deseable . En esta comedia
se aman ideales· el hombre que lo tiene y la muJer que lo es; esto
permite sostener la ilusión de que sena posible el acto sexual, ob-
turar la falla consututiva Es mtls preciso decir un parecer tener
(impostura masculina} y un parecer ser (mascarada femenina}. El
parecer ser el falo hace a la mujer deseable, objeto de deseo,
fantasmáticamente objeto completo, que causa la erección en el
hombre. El parecer tenerlo, tener todos los atributos, hace al hom-
bre d<'s<'able para la mujer. P<"ro el acto sexual los confrontará con
h\ cnstración, que solo par<"cen , que es posible un goce parcial.
En l'Stc St'nt1do es importante <'l mo\'1m1ento en el adolescen-

74
tr rnn respecto a poder incluir la d1ferenc1a, incluir que el otro de-
1r .1' es dest!ablr , qu~ Justamente la dlferenc1a posibilita el poder
'rn<umra1 se• a pilrur d<' ese desencuentro radical. Esto es muy
un movedor y arroja a l intento de completar al Otro, renovando
O¡Rn oncs ltbidmales prcténtas. En tanto el Otro esta atravesado
por una falla, no pu<'d<' responder aatisfac1cndo a la demanda del
•u¡cto, y no es que no responde porque no quiere, sino porque no
puede. De ahl que angustia la castración en el Otro. Algo mas en
rdación a lo traumtlllco <'I hombre nace malentendido, determi-
n11do desde una estructura que deja un hueco Pensemos lo sexual
romo lo real que marca al Psicoanalis1s y tomemos lo traumauco
romo un real no ligado pero que puede ser contorneado, en alg1in
punto nombrado por los signifkantcs.
Cons1demndo el m1c10 de las relaciones sexuales atravesado
por lo que de cmumtluco tiene en si mismo el despliegue de la sexua-
lidad, en tanto hav nlgo que •no encajn", he podido notar en la clinica
rn mits de un ca!\O, un impasse, un silencio particular con respecto
ni tramo primero de las relaciones sexuales, producido durante un
1 r mpo importante. Cuando e una de las analizan tes le pregunté cómo
iba viviendo esa !licuación, la respuesta fue •todo bien', pasando a
h.1blar inmed1atamrnte de otm cosa. Al decir silencio particular, me
1diero a que no se trata de abstención de las ocurrencias -cuestión
1t·s1stencial ligada a lo reprimido s ino que considero opera allí un
ira! que resiste n la significación. Aparece algo que cuesta hacer
t lllrar al campo de los representantes, que se produzca alguna liga-
1lura sigmlicantc. Esto último fue desplegándose muy lentamente,
rntrando poco a poco en el discurso de la analizan te, en el marco del
movimiento del análisis.
Lo que he ido dcsarrollrmdo gira en torno al aforismo de La can
• No hay relación sexual• ( Sem111ario 20 Aún }. En /,a lógica del fantas-
ma aparece • No hay acto sexual • como cuestión de estructura. Si
pensamos el acto como el instante en que se escinden radicalmente
su¡eto y objeto, como el tiniro lugar donde el sujeto está representa·
do como pura división ~I acto analítico, el acto sexual, al intentar
borrar la falta, la escanción subJetiva, no es un verdadero acto.
Retomando las dos analizantes citadas, vemos con la smgularidad
de cada un.-.. el enlace fuerte al objeto primordial, como estrechamiento
<k un lazo alli donde apareció el aguJero, en un intento de velarlo, de
horrar algo d~pc1onante, del orden de la castración, pronunciando la
ronfiictwa de alienación -i;epru11ción, en relación a la madre, en el m-
1rnto de oficiar de tapón a la castración materna en tanto traumática.
En los dos discursos hablar de la madre, fue lo que apareció.

7S
Estas v1c1s1tudes chrucas me condujeron al tralmjo intenso de los
1exto~ y por pnmera vez pude ver mas claramente que lo que anuda
por ejemplo , Psicoanalisis y Matemáucas. va m;is allá de ser una
sofisticación teónca refinada, en tanto se pone en juego en el traba·
10 cotidiano. Las matemáticas, como producc1on humana, llevan un
recomdo de milenios en nuestra cultura y siguen haciéndose pre·
sentes dia a dia, diciendo algo acerca de las subjetividades.
En un adolescente, entonces, el lema es cómo se enfrenta al
aspecto decepcionante del acto sexual, con que recursos cuenta para
que esto no lo aprese por ejemplo en fuertes inh1b1ciones. Cómo ope·
raen ~l lo que circula en la cultura como imperntivo supcryoico y no
planteado como posibilidad, que consiste en • Debes gozar •. En la
comparación con el ideal deviene la angustm *Todo va muy bien, no
ltay problemas, bórbard' decía un analizan te de 18 anos. •Pero hay algQ
que no entiendo, después de estar con rn1 novra me parece que no me
siento como deberla estar, pipón pipón. no sé. eso me vuelue loco, porque
los vagos cuentan oada cosa y yo alli me parece que no entro, aunque yo
también me la cuento.•
Desde lo simbólico, el adolescente osola entre dos poS>ciones: una,
en la que ya dispone de un acen'O sunbólico más firme; la otra, s1 bien lo
va conslnlyt'ndo, aun su lazo al Otro real es muy fuerte y determinante.
Unn chica de 16 años, sitúa la tendencia a ruslarse y la viven-
cia de toda una trama de inhibiciones, a parur del momento en que
fue retada a gntos por su padre, quien se dirigió al encuentro de ella
y su novio, que estaban viéndose en la esquina de la casa. El padre Ja
zamarreó y se la llevó a Ja casa, generando incluso una falta total de
privacidad, ya que a lgunos vecinos salieron a la cal le a ver que suce·
día y se encontraron con esta situación, devenida drama. Esto puede
tomarse desde la perspectiva de que a lli hay un padre •despreveni·
do", atravesado por un malentendido ligado a la dificultad para sopor-
tar los efectos de la ley de prohibición del mcesto, para dejarse susti-
tuir, para poder incluir el cambio que viene desde la hija.
Olrll cuestión se abre en relación a los temas que estamos Ira·
tando. ¿Que sucede entrc la vía del amor y la via de la sexualidad, en
términos de confrontación sexual, de confrontación de los cuerpos?
Una analizante de 17 años, luego de dejar de salir con su pn-
mer novio, con quien se había iniciado sexualmente, tuvo un en·
cucntro sexual con otro chico. Entró en una s1tuac1ón d1ficultosa a
partir de plantearse •que no habla sido por amor" Cosa que por lo
demás he escuchado mucho en los análisis con los adolescentes,
siendo a lgo que también circula con frecuencia en la cultura. Sur·

76
K"' Lln estado de mucha angustia, a partir de sentirse fuertemente
lr,.,Jus1onada en relación al chico y a ella misma . Aparecieron en·
11• os in1<·nsas n·,¡pecto a su cuerpo. •imperfecto y desagradable. lle-
"º de fallas". Todo esto fue entramándose en una compleja s1tua·
rnin trnnsíerencial, con momentos de verdadera detencion en su
111Ahs1s.
En este caso parece ser el amor o la alusión fuerte a el, lo que
Ir posib1hto con su pnmer novio, enfrentarse al real del cuerpo, ve-
i 111dolo. l!:s lo que le permitió 1mphcarse en esa comple¡a confronta-
c1on, y al faltarte el sostén del amor, le produjo una conmoción im-
11tu umtc n nivel de la estructura.
Amor, que en su circuito fillco, opera como prótesis ante el
deaencuentro radical al que enfrenta Ja relación sexual, aportan·
do algo para que lo horroroso pueda convertirse en deseable .
Vimos que el lazo entre las mociones t11"mas y las sexuales es
. 11 '' de los trabajos a realizar en la adolescencia, en tanto si siempre
va n por vias diferentes, nos encontramos con una degradación de la
Vici a amorosa. Claro está, que una cosa es el lazo que se va constru-
Vt'ndo por opernciones que se producen a nivel de la estructura. y
otra muy d1Jerente es lo que aparece como mandato superyo1co o
ruesuon 1mprescind1ble a ser cumplida, -<:n el ejemplo "debe ser por
1nnor·- , porque de lo contrario surgiría la hegcmonia de un vacio
11np0s1ble de soportar
Este tema tiene muchas aristas. He despleg¡¡do algo. Se tra·
In dt dejarlo abierto a la reflexión y sujeto a las vicisitudes con las
que nos enfrenlamos día a día en el traba¡o con los adolescentes.

77
Tratamicn10 p~icoanali1ico con adole~cenle•

En la pubhcación de uno de sus caso,., In homose.wal femeni-


na- f'reud enuncia que la situación exigida por el nnahs1s, linica en
la que éste puede desarrollar su plena eficacia, es aquella en que un
sujeto llega por propia voluntad en demanda de ayuda, a par11r de un
confüc10 mlemo al que no puede poner ténmno por si solo.
En es1e caso, la adolescente fue llevada por sus padres, movién-
dolo a Freud a realizar reflexiones con respecto a estas cuestiones. No
es casual que aparezcan en este historial, ya que con mucha frecuen-
cia nos encont ramos con dicha situac16n en el trabajo con adolescen-
tes. ¿Pero el ser llevados implica que no hay posibilidad de análisis
con ellos, o que no es posible producir efectos de eficacia?
¿O en realidad nos encontramos con cit'rtns particularidades
sobre las que es necesario ponerse a trabajar, pnra ver qué limita·
c1ones y posibilidades giran en tomo a ellas?
Podemos pensar al niño y al adolescenu.- como un analizante
•no habuual'. Se ha hecho con frecuencia una extensión del saber
con respecto al aduho hacia el adolescente, ante las situaciones
parndojales a las que éste nos enfrenta. El traslado de un saber prede·
tcnnmado a lo no sabido, va a contrapelo del mo' 1miento adecuado de
un análisis. Esta "adultización" no es sm con,,,.cuencias. Conduce
frecuentemente a interrupciones del tratamiento, ligadas fuertemente
a las resistencias del analista, quien no ha podido dar lugar a las di fe-
rencias estructurales que aparecen entre el adole!!Cente y el adulto.
Una chaca de 15 años, -la llamaré Gabriela , llega a análisís a
partir de sensaciones ín tcnsas de vacio y muerte, problemas con la
a limentación, rechazo a sus formas corporales. Aparece una "alian-
za• muy estrecha entre madre e hija, y un padre desvalorizado. Tan-
to el padre como la madre hablan de amarla muchísimo, •es el
ceT1tro de T1uestras vidas, esta chica es maraUtllosa•. En esta paciente
van surgiendo cuestiones sumamente importantes: recuerdos in-
fantiles, asocia libremente, babia mucho, se queda pensando en lo
trabajado. La analista dice -en supervisión- ·esta chica es bárbara.
has1a ahora no había 1enido una pacienle adolesce111e asi". Al tiempo,
más o menos breve, interrumpe, retomando luego de dos meses.
En este caso hubo una fuerte pregnancia de transferencia 1ma·
ginaria por parte de la analista. Despliegue res1stencial movido des-
de el campo del narcisismo, a traves del "ideal de adolescente• y sien-
do tamb1en para ella una chica demasiado amada y para admirar.
/\llJ entró en el circuito de los padres, ct1ando t·n realidad el analista
debe ser un •e,..traño aceptado· lo, capaz de escuchar, no en conll·
nu idnd ron los padres, ya que esto conduren cnll~jones sin salida.

78
1~1 interrupción del trabaJO prodUJO una rt'ubiración por parte
Ir 1;1 anahsta, haciendose posible luego proS<!gt11r trabajando sobre
14 111oblemat1ca de la anallZánte: su t'ncarceJam1ento t'n el lugar de
ob¡eto adecuado, el .:mico y el mejor, centro de todas las miradas,
Ir ----ionia de lo puls1onal escóp1co.
J\ partir de esta s1ruac1ón clínica, tomemos el concepto de re-
1latencla Lacan, en relación a lo que fue el Post·freudismo, donde el
lall' •r c1el analista aparecia como aséptico y las dificultades sólo del
J.ulo del paciente, resirua las cosas y dice que es tiempo de pregun-
1111 nos acerca de los analistas, de cómo analizamos, y no solo mte·
11 nwm1os con respecto a los analizantes. Traba.Ja sobre la importan·
, 111 fundamentalmente de la resistencia del analista, cosa que no
•111wrc decir que no la haya lambien del lado del onalizante.
En el Capitulo VII de La útJ.erpretaci611 ele los sueños, Freud define
11 la resistencia como "todo aquello que interrumpe el progreso de la
~1hor anahlica•, es decir, lo que suspende, altero, destruye la continui·
dad del trabaJO. En Construcciones en el anólt<is, dice que la resisten·
w 1es la que prolonga el ocultanuenlo dc una verdad que no ha sido
descubierta, dC'Velada Resistencia. entonces, deteruendo un movunien·
to En el desarrollo freudiano. resistencia y represión marchan juntas,
w mo anverso y reverso de una nusma moneda Lo que se manifiesta
1ur intermedio de la resistencia es lo que llamamos lo repnmido, sien-
<lu fl objetivo de la primera proteger la represtón ¿Qué es lo que en
1111110 repnm1do y no trabajado en el analista, puede operar haciendo
11·~1stencia a la escucha? En este caso planteado, ¿qué "puntos ciegos•,
rn terminos freudianos, intervinieron deteniendo el trabajo?
liabla r de resistencia nos conduce al concepto de transferen·
cla Recordemos la paradoja de la transferencia en Freud, que si bien
~ólo a través de ella es posible analizar, a su vez es el arma más
poderosa de la resistencia. Detectar los movimientos transferencíales
no es ,;enc1llo No es frecuente que se nos presenten a las claras Es
tundamental el trabajo en supervisión para tr abriendo estas cues-
uones, JUnlo con lo que refiere a lo res1stencial en el analista, desde
que lugar esta operando. Con respecto a esto, en el Seminario 8 •La
Transferencia", l..acan toma el concepto de contratransferenc1a, eso
r¡ue se enlendio como todo aquello que el analizante hacia sentir al
onnlísta, a partir de lo que iba desplegando. Efecto en el analista de
nlgo mas a!IA de el. No qmere decir que esto no suela suceder. pero
.. ~ nec-esario centrar las cosas de otro modo. Lacan plantea que no es
un termino correcto y que podemos hablar de movim1en10
transr~rencial en el analista (recordemos la relación trnnsíerencia
'""'sltncia), que se despliega en el marco del dispositivo 11nnli1tc·o

79
l'oil<' en rncst1on la via de la apatla esto1m en el sentido de la ima-
¡;rn de un analista 1nsens1ble. De no ubicarse alh ¿puede ser 1mpu•
tabk a nlguna insuficiencia en su preparación? Por el solo recono-
c1m1ento del inconsciente. no queda el anahsta por fuera del campo
de las pasiones: "su temor que no es del error sino de la ignorancia,
'"' gusto que no es de satisfacer sino de no dccepc1onar, su necesi-
dad que no es de gobernar sino de estar por enc1ma•.11
Claro que es necesario ir más allá de la relanón dual. La pala-
bra instala una terceridad y el análisis debe girar en tomo al discur-
so del analizante. La contratransferenc1a no quiere decir una espe-
cie de imperfección de la punficación del analista, sino que se trata
de la 1mplicac1ón necesaria en la situación de trans ferencia; es la
consecuencia necesaria del fenómeno de la transferencia.
Justnmenie, s1 el analista se enlaza o la apatla es en tanto se
juega en él un deseo más fuerte, que lo conduce n no pasar a los
hechos con su paciente, como podría ser "tomarlo en sus brazos o
tirarlo por la ventana• 12 Sigue diciendo Lacnn que auguraría mal
de algu1cn que nunca hubiera sentido eso. pero de lo que se trata es
de analizar, escuchar. Cosa que podemos pensar como efecto de la
función deseo del analista, que conduce a sacar a lul: las manifest.a·
c1011es del deseo del sujeto, a traves de una pos1c1ón abstinente por
parte del analista.
Con respecto a la acentuación del sesgo 1magmano de nuestro
trabaJO podemos situar: por ejemplo cuando cspcrnmos tal o cual cosa
del nnAhmnte; cuando los que demandamos somos nosotros; cuando
el análisis es aplastado por el furor curand1s a l no poder escuchar
aquello que no sea espera ble; al manejarnos dOflmáticnmente; al no
escuchor la singularidad (por ejemplo poniendo c11 JUego las genera-
lidades sobre la adolescencia, lo que impide escuchAr a ese sujeto) y
operar desde una posición pedagógica quenendo educar al adoles-
cente, lo que no es m más ni menos que el eJerc1c10 de un poder, en
tanto nosotros somos los que sabemos supuestamente cómo se debe
proceder en la vida y nos disponemos a enser\arlo,
Claro está que no se trata de suponer a lo 1magmario como "lo
malo" a desterrar Es pane de la estructura y en la dirección de un
antilu11s, obviamente se pone en juego. Se trata de estar advertidos
acerca de ello, poder ir más aira en los momentos en que ciertas
capturas impiden la escucha, ya que a vect"s nos sucede, Pero si se
instala como constante, no hay análisis Que este por fuera de nues·
tro trabAJO es una ilusión, terreno del ideal. Suponer que siempre
t·stamos analizando, que toda intervención es adecuada, que todo va
bien 1b1cn para las resistencias!

80
~;n el caso planteado, la interrupcion del tratamiento por pane de
l 1nnru.z:Ulte produJO uria reubicación en el lug;ir del analista, interrup-
rkh• que operó como corte posibllitador para •volver a abrir la partida".
Es necesario que nos preguntemos poc nuestro OCCJOnar, pud1en-
1to rmmr un juicio sobre nuestra propia acción. En el Seminario 7 La
t 111Y1 del Ps1coandl1SLS, haoendo lazo con la DITN:ci6n de la cura, Lacan
plante'! que el analista tiene que pagar con palabras: la interpretación;
, on su persona: porque por la transfeN:ncia es despose1do de ella, y es
11txesano que pague con un 1uic10 concerniente a su acción. Esto es
111111 exigencia minimR Una parte de su acción pennnnece velada para
rl.
l!:tica que se pone en juego en el analista a través del modo que
.111111iza, en tanto pueda dejar en suspenso un sober, que de lo con-
1111rio lo ubicaría ejerciendo un poder.
Lo ética del Psicoanálisis tiene que ver con el redimensiona-
1111ento df'I deseo, aquel que se trató de domesticar, adormecer, aca-
llar en el transcur50 de los tiempos y que Freud, magistralmente, le
dio el estatuto que se intentó velar. En este sentido, el Psicoanálisis
1ho luz a la condición perverso polimorfa, rasgo del deseo que está en
d nucleo de la acetón humana. Deseo erugmáuco que se articula en
fa estructura. El Ps1coanáhs1s lleva a rever la relación de la acción
ron el deseo que la habita, asi como el movimiento del análisis va a
trMr romo consecuencia efectos en los actos del sujeto, a partir de
su carácter fundamentalmente terapéutico,
~:ntonces, en lo que veníamos diciendo en relación a las pre-
1~untns ncerca de nuestro accionar, podemos ubicar In importancia de
la Cormallzacl6n de la clínica , que transforma el trabajo cotidiano en
rxperi!'ncia, a través de poder dar cuenta dentro de lo que es posible,
ya que hay un real que s iempre queda sm recubnr y no hay acceso a
.-1 por via del conocimiento-, de porqué operamos con un analizante de
una u otra manera, el moVJmiento de 111tervl'.'nc1ones que llevamos a
cabo, maniobras en transferencia, todo ello aprés-coup.
Si pensamos la etica como la confrontación de nuestro acto con
la teoría que nos habita, -ir más allá de las resistencias del analista-
"'" puede entender la formalizaetón de la chmca como lo que hace a
una posición ~tica, en tanto gira en tomo a poder nombrar el enlace
que C"1Ste entre lo conceptual y nuestra praxis. Es decir: es funda-
mental dar cuenta de qué hacemos cuando anahwmos. Que relación
hay entr" el sa~r y el hacer; entre el trabaio de los textos y las inter-
vi•ncíoncs que llevamos a cabo con mda anahzunte. Ahora bien, ¿po-
d<'mos ver funcionar los conceptos o sólo oparecen como entidades
abstrnctas" lns que hay que adorar? Los .:011ccptos "ºn herramientas.

81
¿Cómo los instrumentamos en la clinica?
Cuando hablaba del despliegue de lo tmaginario en el analista,
mencionaba la postura dogmacica. Dogma refiere a una verdad úni-
ca, irrefutable, no cuestionable, a "saber toda la verdad" acerca del
ser del sujeto, de su existencia, como s1 eso fuera poSJble. Cuando el
analista navega por el campo de las certezas hace dogma, y eso lo
conduce a la expulsión de los interrogantes. No se trata de que nun-
ca pueda pasar, como hemos dicho, sino poder saJir de alli. Esto suele
ser el erecto de que el Psicoanálisis nos enfrenta al limite, a un
agujero, que nos conmueve profundamente, comendo el riesgo de
hechar mano a estereotipos que nos tapan las orejas.
También podemos pensar la ética del Psicoanálisis como su
reinvención, restituyéndole lo que le es propio: su constante movimien-
to. Considero que es posible crear, inventar, pudiendo luego dar cuenta
de ello, claro que a partir de una base de fonnación que Jo avale. No es
viable cualquier cosa, todo lo que a uno se le ocurra, pero tampoco se
trata de recostarse en la dureza de los estereotipos, sino de poder apro-
piarse de los conceptos poniendo en juego su limite. Es posible ir dibu-
jando un estilo, ese que le es propio, singular, al analista.
Con respecto a la formación de los analistas considero que se
sostiene a partir de cuatro vias articuladas: la práctica clínica con
los analizantes, el trabajo de Jos textos, la supervisión y el análisis
personal, siendo estos dos últimos fundamentales con respecto a la
regulación de la acentuación imaginaria en su praxis.
Son las dificultades las que nos ponen en movimiento, volviendo
una y otra vez sobre las curas que estamos sosteniendo, aJli donde
hay obsta.culos que interfieren la eficacia del análisis.
Eficacia del análiaia que es muy diferente al furor cura.ndis:
este refiere a la demanda del analista de que el analizante, con cier-
ta rapidez, resuelva sus cosas. Si hablarnos de eficacia, es en tanto
conduce a efectos producto del despliegue del deseo en un SUJeto, a
un reposicionamiento subjetivo.
•se ha pasado del ingenuo optimismo psícoterapeutico al cu lto
de lo ímposible• !3, haciendo referencia a eso de que "el Psicoanálisis
no cura•. Sabemos que de lo que no se trata es de una cura al modo
médico. En algún momento se entendió que uno no debía y no podia
querer la mejoría del analizante. Hay que ver como se piensa esto. Si
opera desde lo imaginario, queriendo imprimirle al sujeto lo que para
nosotros es su bien, esto es efectivamente un obstáculo. Pero tam·
b1én puede funcionar promoviendo con fuerza la ctisposición a la escu-
cha, y alli Jos efectos son otros. Como por eJemplo un bien-ocupar el
lugar singu lar de ese sujeto, cosa que se ira construyéndo a partlr de

82
aign1ficantes que lo representen.
l<;n la practica clínica con adolescentes, ¿qué decide que haya
t 1b1da a la intervención del analista y a la efectividad?. Frcud dice
¡11t es en relacion a los padres que surge la idea de pnmera fuente
d1 todo saber La transferencia esta ligada a la suposición del saber.
,,('orno aparece esto en la adolescencia, momento en que cae el sa-
1.er supuesto a los padres y de qué manera el analista puede ubicar-
., fuera de esta serie de los que no saben? Hay momentos donde el
• .1bcr del Otro presenta su limite y ahí aparecen otras figuras como
mAestros y cambien analistas, pero suele ser frecuente la oscilación
lrnnsferencial entre poner expectativas en el tratamiento, o situar
1l 11nalista en continuidad de los padres, apareciendo impotentizado:
¿t¡ué puede hacer Ud. por mi si no sabe nada de lo que me pasa?.
Cuando a los padres se les interrumpe la producción de saber
•on respecto al hijo adolescente, suelen buscar al analista. Aparece
lnmb1én en ellos esta alternativa entre impotentizar y dar lugar. Los
padres cumplen su función en tanto castrados, es decir que son pro-
1luctores de neurosis.
1\ diferencia del análisis con adultos, y en un punto en común
rnn el análisis con niños, se plantea la participaeión de los padres
<'n el tratamiento, ya sea a través de entrevistas o a través del pago.
lle notado en mi práctica con adolescentes mayor tendencia de los
1iadres a producir precipitaciones abruptas, inmiscuciones en el tra-
t11miento, marcando alguna diferencia con el trabajo con niños, don-
11!' a vece~ es más dificil lograr su asistencia. Padres movidos por
urgencias en relación al hijo, ya sea en tomo a su definición sexual,
n la elección de carrera, a alguna actividad valorada por ellos que el
luJO ya no puede sostener, etc. Es importante poder maniobrar con
rllo, evaluando hasta dónde es necesario o no conceder entrevista
c·n estas concticiones. Si bien de lo que se trata es de dar lugar, escu-
char donde hay algo para decir, también es importante la diferencia-
c1on. el hecho de que el tratamiento no es "de todos". Esto Jo decía el
padre de una analizan te adolescente: •esto es para todos• refiriéndo-
"" a la mejoría que "debía" producirse con el analisís de su hija. &ste
hombre no soportaba que su hija ya no lo participara de sus intimi-
dades como cuando era niña, que sentada en sus rodillas le contaba
"lodo" lo que hacia. Suponía que la chica andaba por "mal camino con
'"'muchachito' y hacía irrupciones luego de las sesiones, para que yo
le comentara qué me contaba su hija, ya que él como padre, "tenía el
derecho de sabe,... Ahi fue necesario interrumpir este tipo de actos,
1l1ferenciando lugares y trabajando sobre su dificultad para dejarse
sustitulJ' y sustituir en él a esa nin.a que su hija ya no era, pasaje

83
simbólico de renovacion de la prohibición de Jo tncesruoso.
Es importante despe¡ar el modo de mtetvenctón en estos ca·
sos, porque una de las mayores dificultades consiste en Ja no cono·
nuidad del tratamiento, a partir de: "no es como debería ser". En los
adolescentes, la aun marcada dependencia al Otro real, -como pue-
de ser la suspensión del pago por parte de los padres-, los de¡a en
cierto desamparo en relación a arbitrariedades de las que no puede
excluirse.
Con respecto, entonces, a Ja inclusión o no de los padres en el
tratamiento con adolescentes, podemos plantear que en el campo de
la neurosis, trabajando sobre el retomo de lo reprimido, es posible
operar sólo con el paciente. Dependerá, obviamente, de cada caso.
He recibido en consulta un número importante de adolescentes, ya
no púberes, que han llegado por propia cuenta a iniciar un trata-
miento. En estas circunstancias, y de acuerdo a las vicisitudes de
cada caso, no he planteado contacto frecuente con los padres, inclu-
so ninguno más del necesario en cuanto a formalizar el contrato de
trabajo. En lo que hace a trastornos narcisistas importantes, impul-
siones, dificultades del crecimiento, es raro que se pueda trabajar
solo con el paciente sin incluir a los padres. En casos de psicosis,
donde a veces se trata de inscribir algo por primera vez, de recons-
truir lo destruido, particularmente el cuerpo, es imposible trabajar
sólo con el paciente, siendo totalmente necesario incluir a los pa-
dres o a otros miembros de la familia que sean determinantes en
cada caso.
En circunstancias en que los padres consultan porque su hijo
no es •normal', puede pasar que en realidad se trate de que no sopor-
tan las cliferencias que el chico va planteando en relación a ellos,
haciendo crisis con el idea 1de hijo que los habita. Alli tomar en tra-
tamiento al hijo suele ser contraproducente, si en él no hay desplie·
gue sintomático. Hay padres que no soportan la singularidad, la no
perfección de sus hijos. Reclaman su inmediata adultización, con el
consecuente rechazo al movimiento pulsional que marca este tiem-
po. Los adolescentes hablan de la falta en los adultos. En lo~ padres
opera el registro de la castración cuando les es posible dejarse susti·
tuir.
Sexualidad y muerte, son un real que hace a los grandes enig·
mas de la existencia humana y marcan fuertemente esta travesía
en la constitución subjetiva.
El trabajo de barramiento del Otro y del propio se enmarca en
un tiempo lógico, donde tanto las anttcipaciones como las posterga-
ciones pueden traer dificultades. Anticipar el barra miento en el Otro,

84
11 mida, mvitando al adolescente a provocarlo, cuando hay operado-
"' i logicas que no se han desplegado aun, ¿no es un forzamiento
1110 onducente? ¿Cuándo interpretar y qué? La interpretación apun·
1 " la castración del Otro. Es importante pensar en cada caso, hasta
11nndo se trata de no intetvenir en lo que aparece a veces como la
, ons1stencia del Otro sin barrar, ya que un apresu ramiento puede
rlr•1ur sin sostén, en este momento donde el mapa de identificacio-
,,,., está en movimiento. En estos tiempos, la inscripción de lacas·
1n1ción se vuelve a plantear.
Un analizantc púber, con una problemática centrada en Ja es-
' olaridad, insiste, con angustia, en que el padre 'no sabe nada' y no
1111ede ayudarlo. En ese punto la intervención fue: •no sabe sobre eso
'~"· vos estás estudiando, pero sabe acerca de otras cosas de la IAda" El
ll rrnte está, sin que esto deba conducir a impotentizar al Otro.
El drama puberal se despliega en un tiempo de reclamo al Otro.
'" este no acude, nos encontramos con los riesgos de la adolescen-
m La angustia desmedida, cuando el adolescente no encuentra
<oporte identificatorio, puede desembocar en actos estrepitosos. Este
n11smo analizante pudo correrse de actos violentos que llevaba a cabo
011 la escuela, cuando el padre, a pesar de su dificultad en cuanto al
1 u11oc1miento escolar, empezó a interiorizarse. a acompañar los mo-
vimientos del hijo haciéndose presente -estando en algún momento
'<Olamente a través de su presencia fisica, lo que adquirió valor sim-
lmhce>-en esas situaciones de tensión en las que entraba este chico
r11 su casa, cuando en su decir, •solo, no podla meterse lo que le ense-
11nban en la cabeza".
El adolescente más que únicamente palabras de sus padres,
11ccesita que estos produzcan actos marcados por cierta seguridad,
por cierta consistencia, que tiene que ver con responsabilizarse en
orupar su lugar. Poner en juego la ley no supone tener actitudes
uutoritarias u arbitrarias, sino atenerse a una legalidad a respetar.
Podemos hablar de dos lineas en la dirección de la cura:
Una, que apunta a separar al sujeto de la alienación a algún
nignificante, palabras de un Otro que lo habitan, que son letales si el
füJeto queda atrapado alli.
OUa, operando sobre la primacía arrasadora del objeto pu lsio-
nal -a- que aplasta la subjetividad, ya no como causa de deseo, sino
<omo cobertura del vacío. Así el sujeto queda sumido en un goce
mortífero.
El fuerte empuje pulsional de este tiempo nos enfrenta a si·
rnaciones particulares. La estrategia apunta al lugar del significan-
te. donde aparece el sujeto entre uno y otro, o a intervenir produ-

85
c1<:'ndo una hendid uro cunnclo el •u1eto está identificado al objeto
Con respecto n la pnmt'rn vía, ~I annlísis 1mpl1ca operar sobre
c11stahzac1oncs s1grnhcuntcs, ·desatascar una cadena significante
p<1r.1 que pueda volver a ponerse: en marcha ·, Jo que conduce al suje-
to a desamarrarse de Ja d<'terminación de un significante que lo
co11gula. e ir construvendo oquellos que efecuvamente lo represen-
ten. Esto en el caso di' la neuroslS . En la psicosis el analista se en-
cuentra con un intenso apla•t11miento subjetivo, y la necesidad de ir
produciendo un efecto de escntura.
En el adolescente nos encontramos con vacilaciones, con idas
y verudas en el discurso, a lo que es importante dar lugar. Tomar y
deJar, ambigüedades, certt28.s que al día siguiente se desmontan,
surgiendo otras. Este vaivén suele hacérseles insoportable. Ante lo
poco claro Juegan una y otra vez a -.cr adultos, en una actitud de
fuga. Lo importante es que el nnahsta no se engañe, no pierda de
vista que no está tratando a un adulto, co!la que apareció con la ana-
lizante que tomé al comienzo, Gabnela, y que la analista no pudo
diferenciar
El adolescente busca stgmficantes que lo organicen, se halla
abocado a cierta. eatabihzt1ción, es necesario que operen en él
resigníficaciones determinante~ para que algo de la posición sexual
-masculina o femenina- vaya mstalándose como constante. Bs por
eso que la invitación del anuhs1s a des-ser, en ciertos casos suele
ser soportado solo por cierto lnpso, Juego del cual y recomdo un cami-
no, se dedican a estab1li.2arse en algun aspecto. Es muy importante
el maniobrar del analista, yn que dependerá de ello que la posibilidad
de trabajo quede abierta o no. Si esto no es falhdo, nos encontramos
con alguna frecuenciu, con el retorno al tri1bajo despues de cierto
\lempo.
Con respecto a la segunda via en la dirección de la cura, se
presentan situaciones más serias, donde el adolescente puede in-
cluso poner en juego su v1du a travfs, por ejemplo, de pasajes al acto:
adictivos. buhmícos, anoréxicos, dehctlvos, suicidas.etc. Punto de
atascamiento en un goce mort1íero, en relación a lo cual el paciente
no puede parar. Allí es importante operar apuntando a la interrup-
ción de ese goce; producir, de ser posible, un reordenam1ento simbó-
hco que de lugar a la recuperación de goce por una via menos
destructJVa. En Gabnela, •1a adolescente ideal", aparecieron actos
violentos de agresión al propio cuerpo de importante magnitud, don-
de lo que se repella era el cortarse. Ubicada en mtensa adherencl8 a
una pura mirada , a ser lo que debía ser para el Otro, en esos momen-
tos no encontraba el modo de cortar s1mb.>hcamente con esa s1rua-

86
111111 a rrasadora para <"llU . F'ue 1nuy 1mporta11te nlh la u1h·r\1·u1 011 1
c1111 rna~ conunuldatl de la nnallstn, con aumento de J.1tti 7U"..f41ont•a \''
11111111obras precisas> sostenidas, que apuntaron a la produn1611 ""
11 11vacio. del eng1·ndrnm1ento del objeto como faltante. conch1r.,nt" n
ut1a efectuación del ~UJeto
Ante las sllunc1ones de nesgo con lils que nos enfrent11 Ja ch
mea con adolescentes, e~ importante tener en cuenta que la ohsll ·
11.-ncia del analista es absunenc1a de amor, no de responsab1hdad .
U1 abstinencia del anahsla es ética, en tanto no responda desde un
lugar que cristahce. P<·ro no implica que no se deba oficiar de sostc·n
ulh donde es necesano, n troves de mtervenciones que apunten u
r stablecer un corte con re•pecto a aquello que conduce al su1eto a
J><·rderse en un exceso, no articulado a la ley de la castración.
En estos tiempos de constitución su bJet1va, las operaciones s1m-
bólí~as se rea.firmardll o tomarán perfiles borrosos, de acuerdo a la
r structura de cada su1eto. Con adolescentes tenemos alin Ja posibi-
lidad de unpedir la rad1calu:ac1ón de formaciones sintomáticas. Con
udultos hay formaciones que pueden haber tomado ya un nivel de
l"'rmanencia y de dure~.a más complejo de ceder.
Sobre dos falhdos operamos en los neuróticos: fallido de loma-
lcrno que en algún punto suministra al SUJeto un objeto sin castrar
v falhdo de lo paterno qut- dCJD pasar algiln objeto sin interdicción. En
rl curso del tratamiento con adolescentes es importante determinar
rn que uempo de escritura está detenida la estructura. La interven-
• ion analítica finaliza cuando la estructura sigue su curso. A partir
dt esto es frecuente que el anahwnte diga que no quiere venir mas
porque tiene otras cosas que hacer, en tanto a podido situar algo de
lo que hace a la oricntllción del deseo (por ejemplo mayor definición
de su posición sexual; elección de carrera, poder establecer algiln
lazo amoroso con otro, dcsatascamícnto de fijaciones l.ibidinaJes y
mayor posibilidad de establecer relaciones sociales, etc.) La desorien-
tación que con frecuencia conduce al adolescente al análisis, suele
pasar 1ustamentl' por el desdibu1am1ento de lo que le fa.lt.a. Razón por
lo cual se establece una busqueda mcierta y sin dirección, pudiendo
ir encontrando en el análisis Jos caminos por los que el deseo se
dcsphega .
Podemos decir, entonces, que se trata de ofrecer al adolescen-
te un lugar, el espacio del anahsis, donde su mundo conmovido tran·
s1te la vía de las palabras , instrumentos para descubrir y de los cua-
l~s valerse, en el dificil camino de la sub1etivación

87
H• l•1t 111 ••• blbllocrllflcas

Hll.Ull, 8. Introducción del Naraasmo, en Obras Completas. Bs As.


Arnorrortu Echtores 1992 Volumen 14 pág. 96.
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4 FREUO, S. Tres Ensayos de teoría sexual, en Obras Completas.
Amorrort u Editores. 1992. Las metamorfosis de Ja pubertad, pág.
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5 FREUD, S. Tres Ensayos de teoria sema~ en Obras Completas.
Amorrortu Editores. Las metamorfosis de la pubertad. Volumen 7.
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6 FREUO, S. Introducción del narciasmo, en Obras Completas. Bs As.
Amorrortu &iltores Volumen 14. pág. 82.
7 FREUO, S. Tres ensayos de teoria sexual, en Obras Completas.
Amorrortu Editores. Volumen 7. Metamorfosis de la pubertad. pág.
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8 F'REUO, S. Tres Ensayos de teoria sexua~ en Obras Completas,
Amorrortu Editores. Volumen 7. l.as metamorfosis de la pubertad.
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12 I..ACAN, J . Seminario 8. La transferencia Publicación de la Escuela
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Vol..1men 1 pág. 323. punto 11 V1venc1a de satisfacción
fresen!i8yos de teoria sexual en Obras Completas, Bs As. Amorrortu
t .1hrores Volumen 7. Punto 111. Las metamorfosis de la pubertad.
'"'!:· 189.
l111roducción del Narcisismo en Obras Completas, BsAs. Amorrortu
l'.chtorcs. Volumen 14. pág 65.
J.a represión en Obras Completas, Bs As. Amorrortu Editores.
Volumen 14. pág. 135.
:-lobre la m(ls generalizada degradación de la vida amorosa en Obras
l'<OJnpletas. Bs. As. Amorrortu Editores. Volumen 11 pág. 169.
1•:1 malestar en la cultura en Obras Completas Bs As. Amorrortu
l"htores. Volumen 21. pág. 57.
Sobre la dinámica de la transferencia, en Obras Completas. Bs. As.
l\morrortu Editores 1992, Volumen 12, pág93
Puntualización sobre el amor de transferencia, en Obras Completas.
lis As. Amorrortu Editores 1992, Volumen 12, ¡:ll\g. 159.
Conferencias de mtroduccióo al psicoanahs1s. t-n Obras Completas.
lis As. Amorrortu Editores 1992 Conferenciu 19º Resistencia y
represión, Volumen 16, pág. 262.
Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina,
·n Obras Completas, Bs As. Amorrortu Editores 1992, Volumen
:.13, pág. 137.
Construcciones en el anillisis, en Obras Completas, Bs As. Amorrortu
Ediciones 1992, Volumen 23, pág. 255.
El porvenir de una ilusión, en Obras Completas, Bs As. Amorrortu
Ediciones 1992, Volumen 21, pá.g. 1.
Más allá del principio del placer, en Obras Completas. Bs As.
Amorrortu Editores 1992 Volumen 18 pág. 1
La interpretación de los suenos en Obras Completas, Bs As.
Amorrortu Editores. Volumen 4 Cap. Vil, punto B, pág. 527
·Fragmentos de la correspondencia con füess Carta 52, en Obras
Completas, Bs As. Amorrortu Editores, 1992. Volumen l. Pag 211.
Totem y Tabu en Obras Completas. Bs As. Arnorrortu Editores 1992.
Volumen 13 Pag. 1
-Sobre la sexualidad femenina en Obras Completas, Bs As. Amorrortu
Echcíoncs 1992. Volumen 21, pág. 223.
-33° Conferencia: La F'cminidaden Obras Completas, Bs As. Amorrortu
F:drcionl's 1992. Volumen 22. pág 104.

89
-El tabll de la virgJnidad, en Obras Completas. Bs As Amorrortu
Editores Volumen l l pág. 185.
-La cabe2a de Medusa, en Obras Completas. Bs As. Amorrortu f,ditores.
Volumt'n 18, pág. 270
-Pulsiones y desunos de pulsión, en Obras Completas. Bs As.
Amorrortu EdicJones. Volumen 14, pág. 105.
Lacan Jncques.
-Semmario 4. La relación de objeto y las estructuras freudianas.
Clases 1 (21/11/56), lll (5/12/56), IV (12/12/56), VI (9/1/57).
-La agresividad en Ps1coanahsis. en Escntos 1 Arg. Siglo Vemtiuno
Ectitores. 1988. pág. 94.
·El deseo y su interpretación. Bs As. Ediciones Nueva Visión. 1970.
pág. 127. . ..
-Semmario 7 La ética del Psicoanálisis. Bs As Ecticiones Paidos.
1988. Cap. IV, V, VI, VII, vm. IX, XI, XXII, XXIII, XXIV.
-Semm11rio 8. La transferencia. Primera parte. Clases 1 (16/l l/60),
D (23/11/60), 111 (30/11/60), IV (7/12/60).Segunda parle; clase del
1/3/61ydel8/3/61. .
-La Dirección de la cura y los pnncipios de su poder, en Escntos 2.
Siglo Veintiuno E<hlores. 1985 p¡1g.565
-El estadio del espejo como formador de la función del yo (Je) tal como
se nos revela en la experiencia analítica, en Escritos ! . -Argentina.
Siglo Veintiuno Editores, 1985. pág. 86. . . .
-Semmario 1. Los escritos tecmcos de Freud Bs As, Ediciones Paidos.
1988
-Semmario 3. Las psicosis. Bs As Ediciones Paidós. 1988.
-Las formaciones del inconscíente. Bs As E:diciones Nueva Visión.
1970, pág. 67.
-Apertura de la Sección Clinica. Cuadernos de Psicoanahs1s. Año X.
Nº l Ediciones Altaz.or
-La significación del falo, en Escritos 2, Argentina. Siglo Veintiuno
Editores. 1988, plíg. 665.
-Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis.
Bs As Ediciones Paidós, 1987 Cap. V, Xlll, XIV.
-Semmario 14. La lógica del fantasma, medito.
-Semmario 20. Aún Ediciones Paidós, 1988
Ooltó Fran~oise.
-La causa de los adolescentes. 13nrcelona. Editorial Seix Ba1Tal, 1990.
Rodu lío Ricardo.
·La vi\'enc1a de satisfacción y sus patologias, en Conferencias:
Climca/Niños/Ps1cos1s Ficha Colegio de Ps1cológos de la Provincia
rk Santa Fe, 2º Circunscripción 28/9/qo.

90
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pstroanalit1ca Bs. As Editonal Pa1dós 1992. Punto 10. El adolescente
y KU t· abaJOS (00<'etos) pág. 152
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1..1coanahtica: Problemáticas. Escuela de Post·O rado de la Fac. de
l'•t<'OIO!\lil. U.N.R.
l\Oumtr
l'las!'s del Curso de actualización de Post· Grado/ 1996 Clínica
l'n1coa11.1htica: Problemáticas. Escuela de Posl·Grado de la Fac. de
l"iicolog,10 U.N.R.
Clrtq¡a Analla
Adoles<:enc1a: momento que hace a la consutuc1on subJeuva, en
lomadas Finales, expenencia 1991 /92. Pubhcac1ón periódica Nº 6
1lr Espacio Psicoanaliltco. Rosario 1994.
lle encuentros y desencuentros. Clínica con adolescentes. 2°
!'ongreso de Psicologia. Rosano 1993 Inédito.
Arerca del dormirse y el despenar, en Jornadas Finales, Expenencia
1'187/88. Publicación periódica Nº 3 de Espacio Psicoanahuco. Rosario
11191.
f~tica y Psicoanáhsia, en €1 sujeto en la experiencia analítica.
l'nmeras Jomarlas de intercambio, Cátedra E.P.l.S. l. Facultad de
1·~1cologia U.N.R. Editora 1996.

91
CAPÍTULO 111

Stellti M Fírpo

NOCIONES INTRODUCTORIAS
ACERCA DE ADOLESCENCIA.

El trayecto que he ido puntuando se construye a partir de pre-


1n111tas que surgieron desde el trabajo con adolescentes (en el eje de
l11s neurosis) y de los lextos que permitieron hacer un recorrido en
1elación con esos interrogantes.
Se han tomado algunos textos y otros no (no porque no fuesen
importantes) sino porque no estaban en ese trayecto en ese momen-
10; por lo tanto no es un camino recto ya que como plantea Kandinsky:
el cam ino recto es a menudo el más largo, pues es el camino
rqu1vocado siendo así que el que parece malo resulta frecuentemente
rs el mejor". 1 Será por lo tanto un camú10 con idas y venidas, avan-
<CS, retrocesos y sin unidad li bre de contradicciones.
Cuanto más universal es un autor, más variadas son las in -
terpretaciones posibles con respecto a su obra. Los giros diversificados
y aún opuestos entre si, que han caracteri•..ado el revisionismo freu-
tliano durante las últimas décadas, hablan del carácter de "obra abier-
to• en que ha derivado el pensamiento psicoanalitico.
Si al Psicoanáljsis se lo supone no como s umatoria textual y si
como un estilo que en apariencia hace suma (que no es dogmático)
In lectura la pensamos más cercana a la heterodoxia que a la ortodo-
~·ª·
Clínica Psicoanalítica con adolescentes. Por qué con adoles-
centes y no de adolescentes? porque no hay un psicoanálisis de ni·
ños, de adultos o de adolescentes. El psicoanálisis es uno en su cuer·
po teórico, pero como no es dogma no nos impide estar atentos a
estas diferencias, sus posibilidades y sus riesgos.
El adolescente no es un niño, pero aún no es un adulto, estú en
Ltn pasaje no exento de desvíos, de tropiezos, de dificultades.
El riesgo de taxonomizar detalladamente la psicopatalogin pro
p1a de cada etapa ctividiendola y subdividiéndola es el de perder In

93
huS<¡ueda de los deterllllnantes de la organw1c1011 ps1qu1ca. Conoce
mos qu~ hay adolescentes-adultos y adultos que persisten en
ttlolescentes, que hay adolescencias que a ve<·es 11<' p1Tc1p11an J que
01ras se postergan, pero por alli nos extraviamos. -e nos escapa u
11oc1on de adolescencia con cierta rclac16n en una cronologia. Por
otro lado s1 nos interrogamos que es un adulto, una defirución posi·
ble es que es un ser vivo que ha llegado al termino del crec1m1ento,
comenwndo en el hombre la edad adulta al fin ni de la adolescencia y
terminando ni comienzo de la veJcz; s1 estn deíimc1ón no presenta
ambigüedad para el crecimiento físico resulta sin embargo incierta
para el crec1m1ento psíquico, o sea que se nos escaparía la relación
a lo psiquico como antes a lo cronológico.
Algunos d1ran que para djferenc1nr infancia y edttd adulta sir·
ve como límite el crecimiento corporal, en cuanto a la vejez su defi·
nic1ón es más v11ga: Ultimo período de la v1d11 que sucede a la madu-
rez y que se caracteriza por la senescencm (S<' condensa la idea de
longevidad, de declinación, de decrep1tudJ. Aqui tambien los cnterioa
"On fis1ológicos, biológicos. Escntores, pmto!Ts, e1enl1ficos han he·
cho importantes producciones al final de su vida en lo que se llama-
nn de<"hnnc16n o d~rep1tud Esto constntn In 1nade<'uación de los cri-
t~nos somáticos para definir las edades ps1<¡u1cas de la existencia.
Hay adolescencias interminables, ndole'!Cenc1as resucitadas,
ndole!ICencias prematuras, asi la esquema11zac1ón de la edad por loa
numeros y el calendario se encuentra reemplazada por el úernpo
ps1qu1co, Aquel que no quiere pasar, aquel que vuelve, el que se ade-
lanta; pero la oposición por el tiempo reAI encuentra ciertos límites.
F,s importa nte mantener la rica tensión chfer~1tcial y conllictiva en-
tre el tiempo cronológico y el ta ntas veces nombrado tiempo lógico de
la estructura, en lugar de aplastar uno con el otro. La entrada en la
reproducción sexuada tmplica la puesta en ¡ue110 de la función sim-
bólica de la palerrudad.
Todo lo que el hombre tiene que hacc.-r como hombre o como
mu¡er llene que aprenderlo enteramente del otro, por eso Ja anato-
mía de ningun modo es destino. Que no se nace hombre m mujer (si
anatóm1camentel pero no en cuanto a la posición Freud lo situa en
vnnos textos, fundamentalmente en "Algunas consecuencias psiqu1-
cns dt- las diferencias sexuales anátomícas" es d1"C1r que no se trata
de las d1fcrenc1as anatómicas sino de las consecuencias psíquicas
ck estns cl1íerenc1as. La anatomia m los cromosomns garantizan de
11rrn pos1c1ón masculina o femenina
Lnn1n plantea que "con respecto n In mstnnc1a de la sexuah-
ctud, todos los su¡etos están en igualdad ele cond1nont's, desde el ni ño

94
•tu el adulto, que sólo tienen que ver con lo que de la sexuaJ1dad,
1011a n las redes de la constituetón subjeurn, a la~ rc.-dcs del 111g111fi·
nte la ~exuahdad se realiza sólo por la OjX'racion de las pu Isiones
11 tunto que son puls1ones parciales, parciale~ con respecto a la
Orut' dad b1ologica de la sexualidad"'.
Asi e-orno en el estadio del espejo hav prematurac1ón, faltan los
1n11duc10~. se ve total donde no lo está, se ve completo donde de mn·
1•111 modo lo es, en la pubertad hay un real que surge cuando aun no
•• Ntmbohzado
Lacan cruza dos hipótesis 1) Prematurac16n y 111 Capacidad
I'"' 1luca. En la pubertad hay toda una hecatombe hormonaJ (impo-
~thh· esto de no ser reconocido, ni es a nodino) no porque garan tice
11• 11na defin ición de la adolescenc ia basada en un cr iterio
e~uluciomsta, como botánico, psicomadurativo sino porque alli el
•ujrlo (a 11dvc-111rl se confronta a algo que se anticipa a lo que como
•lg111licante no tiene, con un reaJ que aun no es simbolizado. Esto es
lr1111má11co, siempre lo real es traumático.
Ln adole~nc1a se define entonces por esta entrada en el or-
drn <le la reproducción sexuada que ímphca una reaJ muy diferente
~I •!el nu\o. La adolescencia no constituye un punto de referencia
p.un un ps1coanaJ1sta se 01ra decU", pero lo es en tanto se lo cons1de-
1r como 1Tactualízac1ón del Edipo en la etapa de la cns1s puberaL S1
~1 rntrnda en un anáhs1s se apoya en: ¿cómo llegué a esto? la entra·
l.1 rn la adolescencia se apoyará en: ¿cómo ír hacia nlli? ¿hacia dón-
de' he aquí un trayecto a realizar, siendo entonces las preguntas
hah1luolcs del adolescente tales como: ¿qué hacer?, ¿qué hago?, ¿cómo
ht1RO?
Dcciamos clín ica psicoanalitica con ndolescentes, por qué cli·
mm? "Climca es Psicoanalítica un término que procede de otro ám-
b110, de un campo a partir del cuaJ el Psicoanálisis nació y del que
dd>t· separarse interminablemente. Es probable que por esta causa
11e olfatee a veces el ligero aroma a medicina dejado por el vocablo"'·
t 11scus1ón de casos es una expresión tomada también de la medici-
na LAs discusiones de casos tan cuestionadas son sin embargo ri·
r 1s en C"nscñanzas, cuando Laplan che habla de rreud plantea que
111 lrcc1ón es adnuur lo existente, el •caso• en su brutalidad, su atopia
r hnsta su contradicción con la teoría (como lo recuerda precisa-
1111·ntc el titulo de un articulo), no para echar por la borda todos los
111.. nes teóricos smo para obligar díalectícamente a la teoría a acep-
tnr modifkaciones, estallidos o revoluciones
No hay cl1mca sm ética, ética del ps1coané.!1sis quiere decir
t111a ll'lnt1vn <11 deseo del analista, d<'seo dt>I annhsta que no es de·

95
seo de ninguna persona sino el duro deseo de no desear. El deseo d
annhsta es una catcgoria ebca, pero se trata de que sea operatorio
sea técmco en la cura. Deseo que no se trata de liberarlo sino de
resolverlo, de articular.
En la chmca psicoanahuca con adolescentes, con el empuje
lis1ológico de la pubertad se relanza el deseo a nivel de los genitales,
sin embargo y a pasar de esto no se trata de un hecho natural evolu-
tivo correspondiente exclusivamente al desarrollo sexual y si un hecho
coacerrudo a la estructura misma del s1gnilicante.
Si la lógica del s1gn11icante es central, esto de ningún modo
excluye reconocer estos distintos momentos del cuerpo porque no ea
lo 1IDsmo un ruño donde la posib1hdad de procreación no está, a la
un adolescente donde esta posib1bdad surge, o en una mujer que
está atravesando la menopausia donde esta pos1bthdad de procrear
cesó
En tanto el orden biológico de la reproducción sexuada se arti·
cula a la cll'Culac1ón de los dones ordenada por el significante falico
y la paterrudad una incidencia simbólica que nos conduce al estatu·
t0 de una función que estaré presente en Preud que es la función del
padre como padre aunbóhco, la procreación hacer surgir la necesi-
dad de poner en juego algo que tiene estatuto biológico, que corres·
ponde a la pregunta: ¿qué es un padre?
"Los acontecimientos capitales de la vida orgánica de la mujer
o de su lisiologla son ciertamente sus menstruaciones o reglas toda·
vía llamadas pfrdidas y en segundo lugar en ~I tiempo: parto o sepa-
ración•".
Es en el pasaje de niña a mujer donde estos cambios por ejem-
plo el surgimiento de las reglas surgen en la anorexia con un retraso
o un no crecimiento del tejido mamario. Que es un tiempo lógico y
cronológico (no cronológico exclusivamente) se verifica en los casos
donde el mismo programa biológico de la pubertad experimenta una
alteración profunda. La niña (histérica) puede diferir o prorrogar la
metamorfosis natural de su cuerpo con un retraso considerable de
los caracteres sexuales secundarios y tambil!n de la menarca. Ano-
rexia y adolescencia se planteará como una dificultad si se lo piensa
en una relación santagmAlica. A pesar del empuje puberal, la ano-
rexia debuta alli para asombro de la lis1ologia con la postergación de
un cuerpo que pretende contmuar siendo infantil.
La cronologia queda alh sujeta a la lógica. Lo que supuesta-
mente desde un esquema madurativo evolutivo deberia aparecer no
surge, la lis1ologia (con su cronología) queda alh sujeta a la consntu·
c1on parlante de: SUJeto.

96
La imagen del cuerpo no será por lo tanto un dato anatómico
11110 que se elaborara en la h1stona mismn de un sujeto.
"El yo tiene que ser desarrollado" ' esta referencia es central,
el" pie a Lacan a trabajar despues "El estadio del espejo como formador
1lr la función del yo (je) tal como se nos revela en la experiencia
onallllca", esa especie de escobilla con la que Lacan entra al Ps1coa-
n~hs1s. es un tral)¡\¡o de 1936, aqui plantea que lo esencial no es la
klra de estadio ni de observación sino que desde el nac1mient0 hay
lnacabamiento, desamparo y se experimenta una discordancia
mtraorgan1ca; el presenta este trabajo en el mismo momento que
<11 New York, Hartman, Lowenstem y Kris consideraban que podían
unificar Ja teoria de Preud a partir de esta concepción del yo como
111stancia central de la personalidad. Lo que Lacan va a aseverar es
¡10rque el yo que en Europa era la quinta esencia de lo juridico, poli·
taro. lilosófico y moral.yo en estado de hbre albedno (yo pienso, voto y
me caso) lo que propone Lacan es otra cosa, el yo no es nada de eso,
110 es como se reveló a lo filosófico, polil!co y jurídico. El yo se revela
romo defensa, resistencia, negación, ostentación e idealización.
$1 alguien viene y dice: •yo soy anoréxica" o •vo soy adicto• y le
11uponemos al yo un saber, no hay nada más que decir, si el yo es
tlesconocunicnto se puede pensar algo como del diálogo analitico.
Esta noción de yo como desconocimiento es el planteo de Preud
rn "Introducción al narcisismo• también el de Lacan. Un yo que es
objeto de la libado y Freud al yo nunca le dio propiedad de conocimien·
•o e:s tan importante la idea del yo como desconocimiento que Ja
h1stona del psicoanálisis la hizo relativa. El yo es desconocimiento,
lo es a los seis meses y lo va a ser toda la vida, no hay arreglo, no hay
rvolución.
El estadio del espejo es la eficacia de una imagen que es válida
universal y antropológicamente. Lo noción de yo como conocimiento
rn occidente se convirtió en centro de todas racultades del ser hu-
mano como ética, voluntad y responsabilidad. Lacan y Freud primero
advierten el carácter engañoso del yo. Una dimensión de la hipóte·
sis de Lacan es que el yo además de desconocimiento absoluto, irre-
ductible, tiene una tarea que consiste en fabricar, fabncar y fabricar
mentaras, que pueden ser compleJisimas.
No hay modo de pesar del yo desconocimiento a una verdad de
un modo d1rccto, si no es pasando por las formaciones del incons-
ciente.
Nacemos san yo, san cuerpo en sentido psicosomáuco. sm ima-
gen, esa imagen, ese yo. ese cuerpo nos viene del otro y eso marcará
una relación que put'de s1·r d11ic1I, C'On ese otro.

97
l 11 111 r1<:;:ila Z<•ológ1ca, el ser humano e:; el unico bicho de l
1r 1•tro11 anudados, tres que hacen uno: In esiruccura de su parl
l<', •unos \1n nudo. el rt:sultado de un unuddmu~nto, goce, cuer
111g111fican1e, separados y anudados Tt'nu un cuerpo, una conqu1
<le lo imaginario y lo s1mbóhco eobrc lo real del organismo.
Es frecuente (aunque no sintagmauco) encontrarnos en la
lx-rtad a más tardar en la adolescencia con dificultades llamadas
orden de la alimentación. en momentos de reactualización o de
cuentro con la sexualidad. Ahora bien, la desestructuración 1m
naria que la pubertad imphca, transforma el cuerpo y produce u
nueva imagen, a veces dificil de subJetivar.
C:s necesario diferenciar nutnci6n de erogeneidad y alimen
ción de oralidad. E:n el eje de la nutnrión, altmentación, estamos
el discurso médico (endocnnólogos, nulric1onistas, dietistas). En
nutrición, alimentación estamos en el orden de la necesidad, la
cesidad no tiene ley n1 castración, si hablamos de erogeneid
oralidad, esto va a estar en rela.cion a la ley y a la castración po
tanto al 1uego del deseo
rranz Kalka dirác ªAnte tu prescnclll yo siempre me recluía
mi cuarto, cri11ca al padre que exigla que a la hora de la mesa
llt'ntara bien, que cumpliera con las reglas de la mesa, cosa qu
mismo no hacia y... ru 110-.oarron, tus gntos•. •
E:l alimento tiene valor s1mbóhro con otro, cuando la posib
dad de mtercamb10 es acallada surge una economía del plato m
singular• pequeilas porciones de ... o simplemente nada".
Desde la Antropología socml el alimento tiene valor en re
ción con otros; el ser humano ha premiado, cnstigado, elog1ado
alimentos, et primer Olro ineludible es el Otro primordial que da
ntmos ya desde la pnmera e><penem:ia de sallsfacción. Este conc
to, central en rreud Jo va a desplegar en tres te><tos como son
Proyecto de una psicolog1a para neurólogos. ll) La interpretación
los sueños. Ul) Tres ensayos para una teona sexual... en el punto
hallazgo de objeto
En el Proyecto (1895): "Hav una esumulac1ón mtema, la e
mulac1ón solo puede ser abolida por medio de la intervención q
suspenda transitoriamente el desprendimiento de cantidad en
mtenor del cuerpo y una mtervenc1ón de esta mdole requiere u
alteración en el mundo externo (aporte de alimento, aproX1IDac
sexual. .. ) que siendo una acción especifica solo puede ser alcanz
a mwcs de determinadas vias. ¡.;1 orgnmsmo humano es en un p
cipio incapaz de llevar a cabo esta ac~1011 especifica, realizandolo
1ned10 de la as1stenc1a ajena al llamnr la atención de una pers

98
re ,.,,,, ,. la indefensión originar1n del :-:er humunn C<)fl\.'1t·rrr•,;c ns1 <'JI
an f •11tc prunord1al de todas las moU\"Ocaonr-s tnorales·. '
po. RI s,.r humano es el unico cachorro Vl\1ente que nare dro¡."lm
st p11mdo v si no uene otro que lo asista 1x-rcce ltny un 111fans que tlebe
nchrmr hablante y debe ad\'emr sc•uado, no es un hr•·ho nntuml
pu p¡ira rl humano hablante advemr S<"XURdo F.M! mfans no e" &UJcto
de 11u1, es su¡eto rnltlco.
en A veces plantea rreud la Vivencia d<' satisfacción, y otrns ~x
agi· prrienria de satisfacción. Si es expenencUI de satisfacción es 1tl¡;o
una 'I"" eferttvnmente se ha dado. Es\<1 rxpc·rarnc1a que situamos <'n 111n
111umrntos iniciales de un aparato psíquico pero que no $<" poth m
ta- ¡i1111tuar precisamente el tiempo en que esto ocurrió, sin embnrgo
en l1·sdr: In clínica algo retoma, s1 fue unn ('X)ieril"ncia maqumica, <11•
la wl 1horrnmi1•nto, excesiva, no sera s1n const"'c\u!nc1as.
ne- U\ vivencia de satisfacción mdiC'Jl (!U<" la satisfacción qu«i- !'9
ad, nnportnnte que haya existido, no es sat1sfricción en el sentido lisio·
r lo lo~co smo que alguien salga al encuentro, que haya alli una C-'<p<:
r ,.ncia sub¡etivante. Freud le da el lugar de un verdadero aconlrct
en miento en el sentido de que no es un hecho fortuno o contmgent"
s;; (h•\\ un antes y un después que son diferentes).
e el En un momento donde l11s necesidades corporales aparnen
•UbJ<'llvadas, donde se da algo as1 como In npertura al psiquismo,
ib • «sin nvencia no es algo del orden biol6g1ro, fisiológico sino qur es
muy 11n hordr donde la satisfacción deja una rnarctt, primera marca, prl
'"""' forma de sub¡etivación. Le¡os de agotarse en un circuito d1•
la- d1•scnrgn y le¡os de agotarse en el pinna fis1ológ1co tiene una funrmn
con l1urnu11í:eunte
sus "81 proyecto ocupa un Jugnr emmcnle, es una especie de ba•o -
ep- nu·nto, lo vuelven ciertas formulacione8 precioso contranarncnt<" n
. 1) lo aceptado creo que la oposición proceso primario, proceso secun
de l.mo son mas del orden de la cxpem·nna éhrn que d!.'I orden dr L1
del psicotogm porque esboza dúerentes aparatos. El pro)ecto no es r.s:i
"spec1e d«" ideal de reducción mecanic1sta sino que alli se perfila
sti- esa dimensión etica de la que Freud habla hoy". •
ue Es bastante elocuente Lacan aqui en corno rcs1tüa el provc<:to
el )' rnmo In lectura de los momentos posteriores de su producción Ml
una ennquecen con la lectura de estos primeros momentos dondr. npru"
íón c~n prefigurados conceptos fundamentalrs. Son los pnm!'ros mnmr11
ada ihs de un pensamiento creador cuyo desarrollo conduct' m11< hu n1 1B
nn- .tlkt
por La v1venc1a de satisfacción aparecP como condwmn 1"'"1 11111
ona SP n1once In corriente del deseo con10 ntovlnucnto d«I d1•Nt'lll, 111rr

llll
cect ,, la \1Vt·ntía de sahsfarr1ón el sujeto queda abrochado a un auxilio
n,eno.
51 pensamos en el cslado de premaluración, en esa falta de
ser con que nace el mfantc y la necesidad de un otro que lo mire,
c¡ue vea un l'er ahi donde todavia no hay como posíb•lidad de unifica-
ción, de poseer un cuerpo unificado, pensemos s1 ese otro ve alli un
cuerpo debilucho, que debe ser alimentado excesivamente porque si
no va a morir (esto no sera sin consecuencias), o si al llorar aparece
como úmca respuesta desde el otro la com ida. El bebé que muere de
inanición muestra que la necesidad de aire y el deseo de comunica-
ción con el prójimo por mecho de la mirada y la aud1C1ón son más
escnetales que el llamado ºlnsunto Nutric1onal"
S1 el otro no mviste, se mantendra indefenso al mecho que sin
embargo atiende sus necesidades. Es decir que allí donde esperába-
mos un mecanismo innato, aparecen desde muy temprano una se-
rie de trastornos, por e;cmplo en el caso de que los müsculos de la
boca no cJerc:en un efecto de csfinter, de corte
En la anorexia ante la presencia asfünante del otro es necesa-
rio comer •nada" a fin de que se mantenga viva la dimensión del
deseo, más que consumir consumin;e, ante presencia tomar!!<!! au
sencia.
El cerramiento de In boca es tanto más hermético cuanto en la
constelación familiar en que se realiza se puede tener respuesta
lógica a todo y alimentar d~ un modo tal que no exista In posibilidad
del hambre
Cuando el comer y el hablar !!<!! encuentran disociados, la boca
reducida a ella misma S<' nbre sobre •nocla". &1 sujeto se nutre de
nada o se nutre de Ja carne del otro sin palabras del amor que dife-
rencien la leche tragada de Ja presencia deseada.
En cuanto a la h1stona de la anorexia, Lasegue y Gull casi en
simultaneidad abren una polem1ca acerca de quien &e atnbuía la
descnpc1ón inaugural Lasegue no vaciló en renunciar momentá-
neamente a su saber para articular Jo que el veía con lo que ellas
decían. Las dos funciones de Laségue: inspector de manicomios y
médico de la prisión preventiva de policía son, cargos que hacen de
él un representante "modelo" de las relaciones que se hab1an esta-
blecido entre la psiqu1atria y la policia en In epoca del gmn encierro.
Charcot en los casos de anorexia en pnmcr lugar empleaba su auto-
ridad, ante el intento de mternarlas planteaba que lograr el consen ·
umiento de los padres no era nada fá.c1l a pesar de todas sus repri-
mendas Unn vez obtenido ellas cedían y las anoréX.lcas no entraban
al manicomio prop1amen1~ dicho smo a una suerte de clinicas aten-

'\ 00
•l1das por rchg1osas (lu!(ar del bien)
Charcot, el mismo S<' presentó <"omo precursor del il!Hlamicn·
tu. subrayondo su prioridad, metodos de omenaza y seduc-c1on. la fi ·
nahdad recuperación de p<'SO, la recompens.'l.. siempre la v1s1ta d"
los padres.
Para J..allégue que Jamas prescribió el aislarmento como meto •
do terapcul1co, la anorexia no era una enfermedad mona! smo mas
luen resolutiva en un plazo mas o mcno:i breve. Para Charcot el final
rra s¡empre fatal y estaba alh amenazante Es curioso que para quien
utiliza Ja amenaza el final estara amenazante y para quien no, h<\
bra pos1bil1dad de sahda.
El debate no será por adiud1ca~t' la propiedad de una descrip-
nón inaugural sino que se sitlia en el eJt de clausura o no clausura,
encierro o no encierro, he aqui la probll'matica de Ja anorexia, estar
clevorado en una gran boca.
•una gran boca de cocodrilo" plantearó lacan en rl Envés del
psicoonól1S1s, •eso es la madre, una gran boca por alli se le ocurre cerrar
el pico y si no hay alli algo duro como un rodillo eso puede rerrarse. Ese
rodlllo es el falo.• Entre la madre y el /u.JO siempre hay que contar w1
intenned1ano, el símbolofdllco. El falo como srgmficante que da la razón
del deseo y es de la ley introducida por el padre de lo que depende su
poruenir
La piedra angular es la célula narcis1stica, sera la ba!!<!! sobre
a que se arquitectará el SUJeto, siendo en la célula narc1sishca don·
ae están los fundamentos más profundos de lo que lue~o resonará
como deseo, deseo que si todo corre bien se normaltvizar~ en el Edt
po (de a lli su función pacJ!icante) deseo que se perderti si In céluJa se
fija irremediablemente
"El sufrimiento no es una corona de gloria" sentenciará Jorge
Luis Borges, en la anorexia la presencia de madres SRcrificadas y
sacrificables dejara al hiJO como resto, de$hecho, de allí el intento de
preservar un deseo propio a costa de una inmolación.
Cuerpos anoréxicos, casi restos, cusi sin palabras. En el texto
de "El artista del hambre• de Kafka, texto que como todo texto no es
univoco, hay JUstamente un artista "del hambre• cuyo espectáculo
en una Jaula era mostrar cuanto tiempo soportaria sm comer y al
haber vencido el tiempo (40 dias más o menos} alquien que babia
~rgan1Z3do el espectáculo le pregunta: "Ayunas todavia? el ayunador
dirá; ayuno porque no pucl!' encontrar comida que mc gustara si In
hubiese encontrado puedes creerlo no habria hecho nin¡:l1n cumpli -
do y me habria hartado como tú y como todos"''
Ha\ comida al termino del espcC'taculo, se la ofrrc~n . podría -

10\
mos ficc1onar un poco el texto y decir que casi ms1st<"n ,. el no come,
pero ademas de no comer dice: no hay comida, alimento en el senti-
do mtersubjetivo que I<" gustara.
Aparece en este texto todo lo social con sus recovecos, por la
vi;i de la vigilancia Declnmos que Borges planten que el sacrificio no
es una corona de gloria, lrnemos esto porque sacriíicar es dar y ofre-
cer una cosa en reconocimiento de la divinidad, inmolación de una
v1cllma ofrecida a ese Otro absoluto.
La iglesia asegura que por el sacrificio se promete vida eterna.
el psicoanálisis y su ellca van en sentido opuesto a una redención
por el sufrimiento.
Gmette Rrumbault, alumna de l..acan en la Sociedad Prancesa
de Pans J que s1gu1ó siéndolo después de su exdus1ón cuando él
runda la Escuela Freudiano de París, trabaja con cosos de anorexia
donde constató la dimensión del sacrificio y sostiene que ha sido
una especie de constante la ocupación del lugar del muerto en la
economía libidina l del otro, sin embargo Dennis Vass1• planteará que
esto no lo encontró; en la chnica psicoanalítica IRs generalizaciones
son riesgosas.
En el caso de Valérie Valere, su aislamiento en un gran hospi-
tal de Pans nos penn1te constatar que las oons1gnns aplicadas ciega-
mente por los médicos del siglo XX son casi 1dent1ras n los que si-
guen Jos psiquiatras del sip,lo XIX. El gran psiquiatra de moda consul-
tado por la madre de Valerte Valere res11tuye el discurso
(sorprendentemente) de Charcot, las muy expertas religiosas son
reemplazadas por eníermeras no menos expertas en el empleo alter-
nattvo de Ja amenaza y la seducción. En Valerie Valere el cerra-
miento de la boca se fue tornando cada vez más hermetico en tanto
no había allí alguien que escucharse. El modo en que íue tratada no
1uvo un buen desenlace ya que una práctica sm ehca llene erectos
devastadores y conduct' a lo peor.

102
\'\OREXJA. INTERROGANTES

En la anorexía encontramos un cuerpo que desafia constante


mente a la muerte, cuando el comer y el hablar se encuentran d1so
nndos la boca reducida a ella misma se abre sobre nada.
La boca, esa zona crogena que la puls1ón aisla del metabolismo de
In íunción, funciona como el lugar de resonancia del gusto de las cosas.
Es un esfinter que se npneta, se cnspa, se vuelve átono, se
puede encontrar completamente desinvestida cuando se comprueba
1¡ue hablar no sirve para n11da
Un analista relata una historia en fonna de chiste: Se trata de
un niño que nunca habló, que nunca profirió palabra, sus padres
consultan a un montón de gente y todo el mundo lo encuentra nor-
mal, excepto que no habla y un dia en la mesa pronuncia una frase y
dice: madre quisiera sal. Sus padres se sorprenden por qui! no ctijiste
11unca nada antes? Bien responde el niño, hoy es la primera vez que
110 está la sal en la mesa; algo de esto está en juego en la anorexia
Si Ja boca íunc1ona como lugar de resonancia del gusto de las
cosas, si la comida no gusta, gusto y comida están separados, siendo
el gusto algo que viene de otra parte, sm gusto la comida es como
demasiado real.
Un analizante adolescente en relación a sus dificultades con In
comida dirá: "Ulumamente yo e"toy muy CIMEMATOGRÁFICO"
escansión en el discurso: s1-me-mato-grafico. Surge en el discurso
esta betise, pavada, a lgo podnamos decir en princ1p10 nimio, irrele·
vante, insignificante, sin embargo es central, surge un sign1ricnnte
Esto surge desde un baldío de la razón, un despcrthdo del balclm
rle la razón, un enunciado que ínlla y abre al enigma de la enunnn
non. Aquí hay letra de su saber inconsciente
Esto es dicho y el ~u¡cto no sabe que lo dice.-. En est('. anah;t;tnt<
habia gran desphc:gue de s1gmficantes pero d!licultad en reconocer

103
se en alguno de ellos.
Si l..acan a esta "betise" que trabaja en el "E:nvés del Psicoaná-
lisis• y que en el acto analítico le dedica un elogio, ºel elogio de Ja
bétlse" porque me pregunto no darle a esto tres momentos? tres
momentos de la bCtise:
l. Esto puede ser dicho: si-me-mato-grafico.
2. Esto puede ser escuchado por el analizante (hay una
escansión entre este Sgte y los siguientes).
3. Sobre esto ... asociaciones, movimiento de representan-
tes.
Poner en marcha el deseo es poner en marcha los represen-
tantes. Estos tres momentos no son necesariamente uno porque como
decíamos antes había en este analizante gran despliegue de signifi-
cantes y diíicultad en reconocerse en algunos de ellos, no habia
escanciones y menos aun asociaciones.
Esta pavada (estamos en el campo de la pavada, el campo del
Psicoanálisis1... esta pavada abre a toda una posición subjetiva del
analizante en relación a su nombre propio, nombre propio que es lo
menos propio que tenemos porque siempre nos viene del otro y pone
de relieve ese tiempo otro del inconsciente que no es cronológico.
Se pone en juego una memoria que como plantea Neruda nun-
ca es fidedigna, menos aún fotográfica sino fragmentaria, que no es
un archivo y que es una memoria en acto.
No se lrata de encontrar la verdad ú ltima, la primera, la origi-
nal, podemos sin embargo intentarlo como modo de desenmascarar
finalmente algo que siempre tendrá una máscara más.
Podemos suponer una verdad nítida, cristalina, solemne, pero
si la verdad tiene una forma, esa forma es la forma de la boludez,
pero si además el inconsciente no boludea, ¿cómo conciliar esto? En
el •Envés del Psicoanálisis", Lacan pl.antea:
"Se dieron cuenta que cuando se dice que alguien es un boludo,
eso más bien quiere decir que es un no tan boludo"; tan importante es
la boludez que como decíamos antes en el acto analítico Je dedica el
elogio de la boludez, Freud también hizo sus elogios al chiste, al lapsus,
al sueño, a esas formas del inconsciente que nos indican que estamos
inmersos en un movimiento discursivo que no instrumentamos sino
que nos instrumenta. Movimiento discursivo donde los efectos de cris-
talización, de endurecimiento, de ilusión no son ajenos ni a la direc-
ción de la cura, ni a los agrupamientos de analistas.
No es lo mismo hacer un "acopio de datos" en las entrevistas
preguntando por ejemplo sobre su nombre o a que familiar pertenece
(en el caso de e6te analizante era el de un tiol sino que esto aparezca

104
~n un momento de la direccion de Ja cura sorprestvo para el anali -
zante pero también para el analista.
El concepto que re modela toda la cuestión de Ja es1.ruclU ra es
la noción de acto, no podemos pensar nuestra práctica si no es por
•se decir donde es necesario que algo sea dicho, hay que decirlo no
es cierto de antemano.
El SI-ME-MATO-GRÁFICO-, abre a cuestiones de su lugar y una
posición en la economía li bidinal de Ja madre, su nombre era el de
un tío, hermano de la madre que tenía la particularidad de ser un
desaparecido, de un día para otro se va ... era un artista que cuando
estaba nunca se hablaba de él en esa llena de mujeres (casa de su
madre y hermanas, una de ellas madre de este analizante cuando
desapareció) "Todo giró discursivamente en tomo a él', estas son
palabras de Federico. Este tío se va, nunca regresa, no se sabía don-
de estaba, ni en que país, ni si estaba vivo o muerto. Había pasado un
tiempo excesivo como para suponer su muerte, pero ¿en qué mo-
mento? ¿en qué lugar? ¿en qué circunstancias? no había allí nada
del orden de la sepultura, cuya función es señalar un corte entre Ja
naturaleza y la cultura, entre lo animal y lo humano.
El rito funerario introduce la mediación necesaria para simboli-
zar la herida abierta por el duelo. La ausencia de simbolización de un
antecesor provoca la necesidad de representación del desaparecido.
El muerto no está muerto, pero el vivo no está vivo, nada es
más real que la muerte. Como entender eslo de real de la muerte?
cómo nadie hizo la experiencia de morirse, volver y contarlo, cómo
es? si conviene estar acá o allá? no, sobre esto no hay representa-
ción, es lo más real.
Si el sujeto es efecto del significante, entonces estar muerto o
estar desaparecido son dos estados diferentes del sujeto.
La sepultura, el entierro es un acto simbólico del que jamás
carece ninguna cultura, aunque podrán variar los ritos de cada cul-
tura. En el caso de Federico, su nombre, el de un ascendente del que
no se sabía si estaba vivo o muerto ... no es como hacer una grafia a
costa de su propia vida? (además esto es lo que él dice) como ocupar
el lugar de Antigona, vida que se confundia con la muerte, muerte
vivida de manera anticipada .
Recordemos que Anligona debe hacer el sacrificio de su ser
para el mantenimiento de esa Até familiar, alrededor de la que gira
esa tragedia. Federico relata en varias ocasiones sus dificultades
con la comida, el comer casi nada, fundamentalmente en momentos
de gran presión de los otros ... familia, casa, grupos Jos que participa-
ba con motivo de su arte, porque el tambien era un artista. Estaba en

105
esos lugares de la cultura, como lugares prevalentes del campo de la
crtt1nciación.
El se quejaba de estar rodeado en esa casa Uena de mujeres
donde lodo era más importante que él, su madre, hermanas, sus idilios.
En un momento recuerda que su madre cuando era chico le decía: •s1
no lomás la leche te moris' (amenaza de muerte) y un peregrinar de
la madre con su hijo de medico en médico: gastroenterólogos, pedia-
tras, nutricionistas, clinícos, que le dieran alguna razón de la razón,
no razones del baldio de la razón, no razones de lo inconsciente.
Es típico el haber recorrido varios médicos; estaba realizado un
diagnóstico en relación a la etiología (no era una anorexia producto
de un tumor Je dice un médico), pero no de Ja estructura.
No se tratará de la causa en el cuerpo anatómico, la causa no
está alli, ellos (médicos) además se Jo decían, así que aquí no pode-
mos poner el clisé: "Ah, la siempre omnipotencia médica• incluso
uno de ellos la había derivado a la madre con su hijo a un psicoana-
lista y no es que el tratamiento no funcionó por negligencia de...
sino que a las primeras entrevistas, el otro (en este caso Ja madre) lo
sustrajo del tratamiento porque no era rapido, inmediato, eficaz a su
entender No se podia soportar ninguna escanción.
Ella había hecho su tour de especialista en especialista que le
decepcionaban porque "no sabían•, no le daban razones en el cuerpo
anatómico.
Esto nos lleva a tener que pensar el tema de la interdisciphna,
interdisciplina que no es posible desde la omnipotencia y que no in-
tenta reducir un irreducible. "La mterdisciplinariedad que se ha con·
vertido hoy en día en un sólido valor en la investigación, no puede
llevarse a cabo por la simple confrontación de saberes especiales; la
interdisciplinariedad no es una cosa reposada: comienza efectivamen·
te( ... ) cuando se deshace la solidaridad de la antiguas disciplinas...•••
En relación al análisis y al pago: complejidad en cuanto al pago
de sesiones, dificultad en hablar de eso, ausencias reiteradas, que-
rer recuperar sesiones que ya babia perdido, pagar algunas sesiones
y otras no, una sesión y la mitad de Ja otra.
En un momento dice: "Acá no pasa nada", el analista dice:
•aca pasa nada", "usted come nada". Los señalamientos,
puntualizaciones era rigurosamente expulsados (vomitados) todo lo
que venía del otro era dificilmente aceptado, en otros momentos todo
era masivamente aceptado.
El traia nada de palabras no porque no hablara (hablaba mu-
cho) smo nada de palabras en el sentido de implicarse allí, nada de
dinero y se Uevaba nada ... circulaba nada.

106
En un momento se le dice: •usted pagará antes d" cada se-
•1on", se sorprende mucho, se enoja pero paga.
No esta bien cobrarle a alguien antes de hablar; el bien aquí no
t•sta.
Como esto no es del orden de la cortesía ni de lo amable La.can
tllantea que "se sueltan las amarras de la relación hablada, se rom-
1>e la relación de cortesía, de respeto, de obediencia al otro... , lo que
nosotros tratamos de cortar son las amarras de la conversación con
r l otro. Desde entonces el sujeto, se halla en cierta movilidad res-
t>~cto de ese universo del lcngua.ie donde lo internamos• 11 y nos
mternamos como analistas en ese universo del lenguaje.
Algo comienza a circular, deja algo, habla de algo y pareciera
que algo puede llevarse, algo circula, puede abrir la boca. Hay salida
ele esa dialéctica del todo o nada.
En Emy Von N, ante el rechazo de la comida, Freud le explica
que sus dolores se deben a su angustia y no a un exceso de comida.
Ame el exceso de argumentaciones racionales Emy díra; "usted no
me deja hablar", F'reud no continúa en el exceso de argumentacio-
nes racionales, no implementa la amenaza y dira: "yo consiento•.
Surge una regla, la regla fundamental del Psicoanálisis.
Emy le enseñó a Freud la regla fundamental, en esa invitación
a que diga lo que se le ocun-e, en poco tiempo no se sabe de que se
está hablando, uno se pierde en el laberinto de palabras.
F'reud no se sitüa en el lugar del exceso del Otro, advierte la
insuficiencia de la argumentación racional, en tanto no se sitüa en
el lugar del Otro absoluto, ella habla.
En el Manuscrito O (Los orígenes del Psicoanálisis) la anorexia
pasa a ser una linea para lela a la melancolía y la perdida de apetito
hace ecuación con perdida de libido. No es lo mismo un fenómeno
anorexico como efecto de un ritual obsesivo, como expresión de un
deseo insatisfecho (histeria) o una anorexia que esté indicando la
certeza de ser envenenado, pasa a ser más inquietante y plantea la
importancia de un diagnóstico en cuanto a la estructura.
Gregario Samsa, el personaje de "la Metamorfosis" dirá: "Se da-
ría cuenta que no había probado la leche y comprendido que no había
sido por falta de hambre, me trae ria alimentos más adecuados? pero
sí no lo hacía prefería morirme de hambre antes que pedírselo"".
Asi continua Gregorio Samsa en un cerrar su boca como un
modo de sostener un deseo propio a costa de inmolarse. Ante mayor
111s1stencia, mayor resistencia.
En el caso de Fedenco se abre la pregunta que si alguien (aqui la
madre) pone a su huo el nombre de un hennano es porque hay alli un

107
1'1ZO hbid1naJ importante. La pregunta es como alguien puede investir a
un hijo st libidinalmente está en el ausente. ademas desaparecido.
1.,a pregunta de Federico es más o menos asi: si para estar in-
vestido debía desaparecer lo que complica mucho todo, él desapare-
cía del anahsis ... reaparecía.
En un momento en que le dice a una joven con la que tenia
una relación amorosa que iba a ir a estudiar a París con X... ella le
dice: "Sí andate tres meses, barbara tu idea", la pregunta que apare-
ce allí es ¿cómo me quiere? ¿cerca, lejos? ¿qué me quiere?.
Si el cuerpo del anoréxico pasa a ser resto, flacura extrema
(como el artista del hambre) esto no sera un erecto ruinoso del otro?
recordemos que en ese otro, hubo un duelo que no pudo ser realizado
(ese hermano desaparecido podía sin embargo aparecer).
Vomitar era ponerle un limite al otro, pero en este anahzante
en este momento de la cura, no en todo anall2.allte y fundamental-
mente por las asociaciones; si no fuese así estaríamos en una noción
del ;eroglifico como imagen pictográfica y no como escritura jeroglifica.
'Nunca pude relacionar con coherencia (dice Franz Kalka en
Carta al padre) el inmotivado sin sentido de pedir agua con el ex-
traordinario temor que me produjo el castigo, años despues todavía
padecía ante la tortuosa imagen del hombre gigantesco mi padre,
que en última instancia casi sin motivo podía arrancarme de la cama
para colocarme sobre el balcón, en el fondo yo no podía significar más
que esa nada para él" 13 •
Padres con imágenes demasiado "fuertes", autoritarias o pa-
dres con imágenes debiles, desvalorizadas por la madre, aparente-
mente en las antípodas, se reúnen ambas riguras por la impotencia
de una íunción de interdicción". Al rin de cuentas, el mño, al negar-
se a satisfacer la demanda de la madre no exige acaso que la madre
tenga un deseo fuera de él, porque éste es el camino que le falta
hacia el deseo?".
"Es por tu bien, insistía la madre de Federico, que tomes leche,
si no te morís" Él hacía el bien a sus compañeros, hermanos, fami-
liares, y se sentía... mal.
En el responder a todo con comida o leche se estaría degradan-
do el carácter simbólico del don como signo de amor y habría un re-
baJamien to hacia la condición de una cosa alimenticia, asfixiante,
1ntragable. De allí que la anorexia con toda su cristalización como
síntoma es todo un intento de restituir al objeto el valor de don. ya
que no es que no come sino que •come nada".
En la dirección de la cura, borrar el deseo del mapa no es la
111cjor continuación que se pueda dar a la lección de Freud".

108
"El analista que quiere el bien del sujeto repite aquello en lo que
ha sido formado, incluso ocasionalmente torcido. La mas aberrante
rducación no ha tenido nunca otro motivo que el bien del SUJeto". 13
La bondad no podría curar el mal que ella misma engendra y
lebemos saber a cada instante cual debe ser nuestra relación con el
deseo, de hacer el bien, el deseo de curar. Debemos contar con él
como algo proclive a extraviamos.
En la dirección de la cura de Federico, el situaba al analista en
que hiciera el bien: no pagar, pagar menos, que recupere lo ya perd1-
rlo. Mover este lugar transferencia! era dar lugar a otra posición sub-
1etwa de este analizante.
lns.i stentemcnte: •no puedo, no tengo, no voy a poder", lugar
del inerme. Aqui que no pague las sesiones que faltó, no aumentarle
los honorarios o disminuirlos, decididamente era ir en dirección del
bien y confirmarlo en ese lugar de inermidad.
Señalamos la importancia de la supervisión, no la supervisión
como reglamento, como disposición (como ritual burocratizado) por-
que si está la disposición a supervisar lo más probable es que se
1mule el estar dfapuesto a supervisar. No se tratará del saber del
conocimiento sino que algo de la verdad pueda surgir, que puedan
ser develadas posiciones en transferencia.
Retomando la problematica del bien 'Desde hace tiempo he
subrayado el carácter capcioso de ese pretendido altruismo que se
satisface preservando el bien de quien? del que precisamente nos es
necesario•••. En un dialogo de Valérie Valére con su psicólogo:
Psic.:Dime, sabes porque te niegas a comer?
V. V.:No
Psic. :Tienes una pequeña idea?
V. V.:No
Psic: Estoy segura que si, no es verdad?
V. V.:Esto pronto se va a convertir en un monólogo de usted Tenga
cuidado de que no se acabe la cinta. No quiero hablar. No
deseo que sepa absolutamente nada de mi. Rechazo su ayu-
da. No estoy enferma y usted Lo sabe y por eso no tengo nece-
sidad de hablar con usted
Esta elocuencia y contundencia de Valerie Valére se acerca al
planteo de Borges • ... es indiscutible aunque misterioso que la per-
sona que conriere un favor supera de algún modo a quien lo reci-
be"". Esta relación entre bien y poder es la que denuncia V. V; reci-
bir es endeudarse, quien da se genera derechos sobre quien recibe
aunque sea el derecho de agradecimiento.

109
S1 en la anorexia (intercambio acalladol sobre lo acallado plan·
t••.unos un tratamiento en el eje de la reducción mecanicista basado
exrlus1vamrn1e en una grilla de alimentac1ón, se cnstahza sobre lo
va cr1stahzado. No es lo mismo un paciente que no ha atra,esado
rletermmadas 1nsuruciones a algmen que llega donde sobre lo cris·
tahwdo ~.. re-forzó, ~ fagocitó; sobre este deS('o de comer nada se
taponó con un sistema de realimentación ~I pensar el cu<'rpo desde
la lógica del buen func1onamiento o de la buena programación unp1·
de el acceso a la palabra. No se interroga como se desea o que es lo
que quiere sino cómo come? come bien? come mal? come?
i,a ideología de las funciones va a reemplazar la pregunta por
el deseo por a lgo que está más allu del cuerpo metabólico.
Sí se sale de lo comportamentahsta no ca suficiente planificar
un sistema de realimentación dado que el deseo no se reduce a la
necesidad.
"El deseo tiene ese caracter paradoJ1co, desviado, errático, des·
centrado, incluso escandaloso por el cual se d1sungue de la neceSI·
dad"", es escandaloso que alguien para preservar su deseo coma
nada y SI hay escandalo no hay nada me1or que amordazar el deseo
con un ideal de reducción mecan1c1sta.
Un tratanuento en base a lo <Ornportamentahsta no es una
fractura con respecto al arco reflejo 'ª que a mayor insistencia ma-
yor resistencia
Gr~orio Sarnsa no despertaba horror cuando aparecia ante su
familia y su 1efe convertido en un enorme insecto sino cuando a las
seis y cuarto no estaba vestido, cuando no bajaba a desayunar, cuan·
do no parlia e horario para tomar el tren, cuando se lo buscaba, pero
no aparecía a li• donde deberia aparecer, donde el otro esperaba que
apareciera.
La refunc1onalización puede resolver que alguien baje a desa-
vunar pero no apunta a plantear interrogantes de una problemática
mas compleja, de estar sometido a un otro voluminoso que hace que
el peso ya no pueda medirse en una balanza en gramos y kilogramos
sino en el apesadumbramiemo de ese adolescente que pudo haber
sido Franz Kafka.
Cuando surge el interrogante acerca de la actualidad de esta
dificultad llamada anorexia y que se la pretend<' •una·, pero que pue-
:l<' t'Star hablando de distintas estructuras, la respuesta casi uune-
dmta es que es anugua como la humanidad.
Sm embargo, en tanto lo social también es discursivo y pode·
1110~ ¡X'nsar que en algo construye sub;e11V1dod<'s seria conveniente
11·1<¡¡nnr el planteo que formula I..acan •en el hombre liberado de la

110
8(><1rdad moderna, vemos que este desgarrern1rnto ""·eta hasta cl
fondo del sc-r su formidable cuarteadura. Es la n~urosts de autocastigo,
con los smtomas h1stérico-h1pocondriacos de !lUS inh1b1c1ones fun·
nonale.s, ron las formas psicastemcas d<' sus desreal12aciones del
proJ1mo )' dt'I mundo, con sus consecuencias soctaks de fracaso y de
crnnt•n
~:s a c-sta victima conmovedora, evadida por lo demás irresponsa-
ble en rup1 um con la sentencia que condt'na al hombre moderno a la
rn(ls fommlnble ~lera, a la que recogernos cuando VU'ne a nosotros, es a
e"' ser d<' nonada quien nuestra tarea cotidionA t-ons1ste en abrir de
11ut·vo la vio de su sentido eo una fraternidad discreta .... ,., , por otro lado
tambt<'n lA1cnn plantea que mejor que renuncie quien no tenga que
ver con la subjetividad de su tiempo. Si el 1nC'.onsnente es trans·
h1stórieo no por eso se podría decir qut· C!J 11 histórtco. La historia
.1un aquella que entraña un individuo es una h1!Jtoria social como
Freud lo l'nseñó l'n Psicología de las masas y aniili!'l1!1 del yo.
1':n la mundanalidad, no falta nada, tal vez nada habla. Hoy la
comida ha tomado un valor de mercancia, de consumo desorbitado,
s1~do la archiconocida estética de la dt'lgadez como un cnterio de
distu1dón. [,;n el imperativo de consumirlo todo, nada .;e desea, es
ne<. esa.no que algo falte para que se dt'set'.
~:I p!11coanAhsis esencial en la cornprt"ns1ón de las formas ac·
tuales de sub1etividad, va en dirección opuesta con su etica a toda
u11a cultura atiborrada de discursos que prometen soluciones fáci-
les, 1nmedintas y plenas.
La ellcn del psicoanalisis es difercnlc de unn ética utilitaris-
l11, no t•<'llt' que ver con el hedonismo. En el utih111rismo se plantea
la Celic-1dnd para la mayoría, es la bllsqueda de un mundo sm restos,
.-osa concomi tante a la planificación. La fcllc1dnd es un factor de la
pohl1t·a, en tanto polihca tiene que ver con la pohhc11 que el otro se
hace dl' lo que debería ser la felicidad
Hac1rndo la referencia a adolescencia y luego n la polit1ca, surge
otra rl'lac1ón: los Jóvenes y la policía: Santiago Kovadloff en 'La Maga•
que s1 un pohc1a es segregado es para salvar a la institución, en
cambio los Jóvenes son condenados como la institución Jóvenes.
S1 al psicoanáhs1s se lo piensa como un discurso en la cultura
<tU<" se l'ntrehua con otros, como un campo atravesado por otros, el
mtcrrogarse sobre las paradojas que sur1an, tal vez sin intentar re-
solverlo, sin lunar los desencuentros, reconociendo sus convergen-
nas !!in caer en reduccionismos sea un modo de comprometemos
rnn la sub¡e1.1v1dad de nuestro tiempo.

111
ENIGMA ll: SUBLTMAClÓN.

La sublimación es un proceso muy antiguo, en cambio el clis-


curso analitico funciona desde hace poco como lazo social inédito. El
psicoanálisis utiliza como recurso ineludible la asociación libre y
éste qulZá sea el modelo de capacidad creativa, su modus operandis
ya que la •asociación libre• exige desprenderse de modelos conven-
cionales de pensamiento.
La sublimación es sin embargo una moneda un tanto desgas-
tada que liene como obsUu:ulo, estar demasiado cent.rada en el arte,
pasando a ser el arte la sublimación por antonomasia.
Por otro lado se da a la sublimación el h.igar de lo ubicuo, pare-
ceria asi que el concepto se extiende tanto que se desclibuja, surge
de esto una pregunta.
Se han tomado distintas posiciones en relación al tema de la
sublimación: se aseverará que hay que sacarlo de la teoría o pasará
a ser una especie de objeto de idealización, incluso como un bien.
Sobre este lugar riesgoso Freud y Lacan se extendieron.
En Introducción al narcisimo se plantean dos ejes: sublimación
e idealización, la sublimació1t describe algo que sucede con la pu l-
sión, la ideali2ación algo que sucede con el objeto; son dos conceptos
diferentes. La sublimación indica la relación del sujeto a los ideales,
en tanto que en la idealización hay empobrecimiento libidinal, la
idealización del objeto se ha puesto en lugar del ideal del yo.
En Pulsiones y sus destinos sitúa a la sublimación como un
destino posible de la pulsión, pero esto no se propone tratarlo aquí, de
un destino no hablará, el de la sublimación.
Promete un escrito que nunca se escribió o que se perdió pero
sin embargo aunque no hay escrito que tenga a la sublimación por
titulo, está esparcida por toda la teoría. Se puede intentar borrarlo de
In teoría pero Preud ya dejó su letra para generar la posibilidad de
una lcct•1ra.

112
La sublimación se inscnbe en dos campos: el campo de lo pul-
"onal, el metaps1cológico y lo que se podría Uamar el campo de la
'omurudad humana como lo plantea fo'reud en Malestar en la cultura.
En el campo metapsicológico hay un cambio de meta. porque
luente, fuerza y objeto son iguales, la meta deriva hacia un enigma
mtelectual, la pulsión de investigación está ligada a Ja búsqueda de
..at1sfaceión pero la meta deriva hacia el dominio intelectual de un
1·111gma.
Lacan insiste con que el reconocimiento que podemos hallar
rn el medio social para una determinada actividad sublimatoria no
1uega un papel decisivo y que lo que hay que enfatizar es el vacío
represen tacional al que el su;eto accede, sólo alli se puede pensar la
sublimación. Cualquier cosa: estampilla, trapo, lo que fuere puede
ser sublimatorio, el objeto es contingente y no es el valor social lo
<entra!.
Crear es poner algo donde antes no había, para ello es necesa-
rio que un vacío pueda ser investido.
RolaJld Barthes dirá: "Escribir quiere decir hacer vacilar el sen-
tido del mundo, es necesario que una obra sea verdaderamente una
fom1a c1ue designe un sentido incierto, no un sentido cerrado". En la
cscntura la letra establece un borde, un limite a l goce. El juego de la
escntura reposa en una falta.
Franz Kallca planteará que "escribir es como si fuera hacer
una oración, solo el humano hablante es el que alcanza la posibili·
dad de construir un espacio entre letras•. Vemos como esa escritura
conJigura una subjetividad. Las palabras contornean un vacío, un no
dicho que solo adquiere significación por lo que se ha dicho. La es-
critura es el registro de la enunciación es caida de significados es-
perados y la producción de significantes nuevos.
"¿Que quiere decir dibujar? ¿Cómo se llega a hacerlo? Es la
acción de abnrse paso a través de un muro de hierro que parece
interponerse entre lo que se siente y lo que es posible realizar""'. El
espacio pictórico es el espacio del enigma, es espacio de la falta.
El canto es un modo de esculpir el vacio con la voz, son diferen-
tes modos de decir que tiene que haber un vacio para que algo se
pueda producir. Pero es sin embargo la ilusión que se presenta a la
consciencia que la nada antecede a lo creado, cuando en realidad es
lo creado, es decir la obra, lo que da posteriormente un lugar a la
nada.
"Todo arte se caracteriza por cierto modo de organización acer-
ca ne ese vacío"21 cuando algo de la creación aparece sólo hay que
soportar sus consecuencia$. Si bien la obra de arte (en sentido muy

113
l"'nrrnll no es necesa.namcnte la sublimación por antonomasia, no
ar. 1>0<lna aseverar qut" e~ obra, para ese sujeto. en determinado
mom<'nto de la cura lno en todo sujeto m en cualquier momento) no
1wa sublimatoria en el sentido de producción
Un análisis no está dmg1do a mlerpretar eso, es.1 ohm teatral, esa
muestra, ese escrito, porque el sujeto no puede ser tocado desde la obra.
La creación no tiene que ver con el principio de placer, sino
con el caos, desorden, sufrimiento M1ller dec1a: "No es escritor quien
quiere escribir sino quien no puede contener lo que va a escnb1r· y
Sábato "Yo tenia un caos tan grande que encontrc un orden en la
escritura, uno busca lo que no tiene._
"No hay nache que haya escrito jamás o pintado o esculpido,
modelado, construido, mventado a no ser para salir del infierno"" no
será ese el disloque (sacar de lugar) de la organización significante
lo que forma parte del paso previo a todo avatM sublimatorio? •t.a
sublimación es representada como diferente de esn suerte de eco-
nomía de sustitución en que sntisface habitualmente la pulsión en
la medida en que está reprimida"" Será así que todo puede armarse
nuevamente y de un modo diferente.
Un analizan te adolescente en determinado momento de la cura
comienza a producir obrns. obras ubicadas en el campo del arte que
traSCJenden el espacio del consultono y que inauguran la posibilidad
de cierta salida. rreud plantea que discierne en el e1ercício del arte
len ese hacer) una acuvidad que se propone el apaciguamiento de
deseos no tramitados y ello en pnmer término, desde luego en el
propio artista y l!!n segundo en su lector o espectador ... y agrega que
cuando la persona enem1stadn ron In realidad posee el taJento artís-
tico (que el dice es un enigma) puede trasponer sus fantasías en
creaciones artísticas ... aqu! la pregunta que nos formulamos es IY es
desde este analizante) si la presentación de obras teatmJes, puestas
en escena, jurados. eventos no será un modo, un mtento de tramitar
lo no tramitado?. La referencia no es a la subhmación en el sentido
de respaJdo social, ya que no es ese el sesgo, no es el sesgo del reco-
nocimiento sino que algo pueda tal vez tramitarse
Recordemos que es un anabzante que portaba el riombre de un
desaparecido, hermano de la madre con quien esta madre tenia un
lazo libidinal importante, en su trabajo de actor cree alh donde se
cree n sí mismo. Crea con su nada el cuerpo de un texto, desaparece,
reaparece por otra via .
La sublimación no es moral sino metapsicológica y no consiste
ll<'llo en un pasaje mas elevado de los valores smo también el paso de
un funcionamiento psiqu1eo a otro radicalmente heterog;,neo .

114
No es posible pensar la l<Ublimación como un bien del análisis
)n que allí el analista S<' ídenrificará al Otro acerca de lo que le con-
v1enr se podria pensa1 que el anahsta esta ad,<'rudo de que no pa-
11111a por allí.
En este anahzante desde sus producciones anisucas entra en
111tcrcambios con otros, smgen proyectos que promueven a su vez
ntrns y esto adquiere el lugnr de trabajo, lo que le perm ite confrontar·
I"' ~on el significante dinero de otro modo, de un modo diferente al
41llC tenia.
Pasa de trabajar al lado del padre (que le pagaba con ritmos
irregulares) a un trabajo donde se encuentra con algo de lo propio.
El dinero es un objeto de intercambio que es producto de su
trnbajo. Puede pagar, sale de goces (goces incestuosos) para darse
1:irntos (deseo).
La cura no apunt!\rá a interpretar sigmficudos de una obra,
¡natura, obra teatral o eseríto ya que no se trata de encontrar lo mis
Jno de lo mismo, estarlnmos alli en una suerte de desviación del
l'~icoanálisis, el Psicoamlhsis aplicado, lo llamado por Lacan: Lo
h11fonesco del Ps1coanal1sis aplicado.
La tarea del Pa1coanahsta es dejar que el acontecimiento se
<it•,;encadene y ese acontecimiento puede tenn que ver con que se
puc'<la investir esa tela, ea<" papel, ese escenano. ese tiempo ... que
...,.... espacio pueda ser habitado por esa su bjet1v1dad pero con sus
particularidades.
Se pueden poner cosas allí, pero no solo por poner allí donde
antes no había sino porque nl hacerlo se producen profundas modifi-
mr1ones subjetivas. Esto no es sin consecuencias; el acto creador
r~ el que soporta tener consecuencias.
Lo suyo es sancionado como producción desde su economia
psiquica (esto nos mtcresa como analistas))' no desde la valoración
llO<'ial (aunque a posterion esta valoración surgió).
En su h1stona y en el anáhsis se sustraia de diferentes modos.
Surge una recuperación de la memoria que no tiene que ver
con la operatoria de reduphcación. alli estaríamos en algo similar a
un espejo y en el espcJO no hay vacío.
Comienza a poner un limite a la demanda, su arte no es un
111 te de consumo y no deja lcomo plantea Juan Gelman en "Sistema
v creación"'') que las grandes manclibulas lo devoren como devorun
11 los grandes artistas; esto no es un detalle si SC' tiene en cuento
<¡lit> era un paciente con dificultades de las llamada~ de la ahmenta
non. Sus obras eran obra~ como negación de uquello~ cnrarterr·s
11ue habian sid,1 canonizados desde la tradición como el plnc..r de lo

115
l>c·llo, podnamos agregar lo claro, lo factlmente comprensible. Tam-
bién para ser analista es necesano resignarse" no comprender.
En todo lo que concierne a la aprehensión de nuestro donuruo
d1mco existen dos peligros: •El primero consiste en no ser bastante
curiosos. Ensenamos a los niños que la curiosidad es una reprocha-
ble !alta, y en conjunto esto es cierto: no 110mos ruriosos, y no es fácil
provocar ese sentimiento de manera automat1ca.
El segundo pehgro es comprender. Comprendemos siempre
demasiado, p¡lrlJcularmente en el análisis La mayoria de las veces
nos equivocamos"".
El hace y dice de su hacer en el análisis, algo retorna en algún
sueño, en algún recuerdo, una linea, un dctlllle, un color, una for-
ma. E::s desde este hacer que se producen nuevos decires, es necesa-
no que un decir sea dicho porque no es cierto dt> antemano.
Desde las presentaciones de sus obrus surgen la;o.os, conexio-
nes. entra en un circuito laboral del que Freud planteará
"Es 1mpos1ble considerar adecuadamente en una exposición
concisa la 1mportanc1a del trabajo en la economia lib1dinal. Nmguna
otra tecmca de onentación vital liga al md1v1duo tan fuertemente a
la realidad como la acentuación del trabajo que por lo menos lo mcor-
pora a una parte de la realidad, a la comunidad humana. La pos1b1h-
dad d~ desplazar al trabaJO y a 18$ relaciones humanas con él vincu-
ladas una parte muy cons1derable de los componentes narcisistas.
11grcsivos y aún eróticos de la libido confiere a aquellas actividades
un valor que nada cede en unportancia al que tienen como condicio·
nea 1mprescind1bles para mantener y ¡ust1flcar la existencia social.
La acuvklad profesional ofrece parucular sat1sfacci6n cuando ha sido
libremente elegida, es decir cuando permite utilizar mediante la
subhmac1ón inclinaciones preexistentes" '
Este anahzante entra en otra geografla. se subvierte esa geo-
grafía mstttu1da del goce incestuoso y surge una arúculac1ón: pro-
ducc1ón·sublimación-arte-trabajo. a parllr de lo cual comienza a des-
prenderS<' de cierto atrapam1ento puls1onal y hace algo con eso que
tema que \'Cr con su historia.
El trabajo es la representación más cabal del sujeto humano.
Port1ue la temauca del trabajo es importante' en los adolescen-
tes? <'I concepto de trabaJO es un concepto nuclear en ps1coanalis1s.
,.1 trabajo d<"I duelo. el traba¡o del sueno, mcluso toda la cuestión
puht"rnl puede pensarse en la perspecllva de •exigencia de trabajo".
como ~·rcucl plantea de lo puls10nal para el ps1qu1smo Pensar la ado-
lrsc 1•nt:m "" In perspecuva de LrabajOS s1mból1cos a cumplir, esto
nos s1rv<' C'Ontm el cronologismo (como un1co CjC), contra el hábito de

116
lrsignar como adolescente a alguien que tiene cierta edad. Se rela-
c1ona 1•1 traba¡o con el proceso de hgar, dcshgar .v volver a hgar de un
modo distinto.
Un trabajo que el adolescente debe iniciar, es el pasaje de lo
fonubar a lo extrafamiliar. En este analizante, lo extrafamfüar no es
sulo a nivel descnptivo, smo que hay más bien metamorfosis de cada
uno de estos polos: familiar-extra fam1ltar ~;1 punto nodal lo consti-
11.ve en este anahzante este profundo movumento
Federico a partir de la articulación trabajo-sublimación-arte
1fe esta producción, deja de satisfacer el Ideal del otro en intercam-
li1os con otros, sale de goces para darse gustos (deseo) dado que
M1blimac1ón (en este caso en el orden del arte, pero podría no serlo) y
lrabnJO tienen un punto de convergencia.
En toda forma de sublimación el vac10 será determinante ya
¡ue todo arte se caracteriza p0r cierto modo de organl28ción acerca
1lr. un vacío a diferencia de la religión que consiste en todos los roo-
.los de eVltar ese vacío y también a diferencia de la ciencia que no
1·rtt en el vacio.
En Lacan no existe el psicoanálisis aplicado a las obras de arte
dado que el psicoa.nahsis sólo se aphca, en sentido propio a un sujeto
11ue habla y oye.
Una declaración de Lacan a propósito de Marguerite Duras:
·un psicoanalista sólo tiene derecho a sacar una ventaja de su posi-
nón, aunque ésta por tanto le sea reconoc1cla como tal: la de recor-
dar con Freud, que en su matena, el arusta siempre le lleva la de-
l<intera, y que no tiene porque hacer de psicólogo donde el artista le
<lesbro?.A el camino""·
El nrte no se contenta con adornar, con ilustrar, realmente
organiza.
Siempre ~~ tocaría un terreno peligroso si se intentara dar
una explicación biográfica de un artista, mostrar sin embargo el ca-
racter ihmttado de una obra es hacer de ella un texto
El psicoanálisis coincide con Magntte en el profundo rechazo
en querer extraer un significado unívoco de sus imágenes
El quena que sus pinturas dueran lo que realmente decian y
consideraba que cualquier interpretación úluma implicaba una ne-
gación del m1steno de lo visible.
No es posible hacer el analis1s de un sueño al modo de una
imagen pictográfica y si, como escntura jt'roglifira en su infinitud y
comple11dad, por tanto no hay que buscar detrás del sueño. Comenta
A1oy Casares que Borges decia que "por ser In realidad un sueño no
era mas 1cril que un relato y entre el relato pos1hlc, hijo de la inteli -

117
f:<'nc1a y la r!"altdad. h11a del azar, prefena el relato•.
No hay qur buSC'ar drtrás del rrlato, detrás del sueño m detrás
del cuadro.
En el intcto rl trabaJO de Federico quedaba a merced del padre,
sujeto al ntmo del otro, al que respondia con un tiempo de trabaJO no
acotado trabajaba mucho mas (y se quejaba de los otros) o trabajaba
mucho menos (y se quejaban los otrost.
En tanto el trabajo pone linutes, acota un tiempo de labor l de
descanso al faltar este, se desordenaba toda una cadena de relacio-
nes y de intereses. r::n el momento en que comienza a ordenarse no
desde la burocracia del otro, smo desde lo que él quería (la referencia
aquí no es a un deseo consciente o prcconSC1ente), comienza a tener
una ''ida activa con un trabaJO donde deja de estar •empicado" al otro.
Comienza a aburrirse de las historias trágicas y a reinventar
otras. Rompe con la subJetlvtdad heredada de las desesperanzas y
con los cntenos de rend1m1ento.
La tarea del ané lisis fue separar al su;eto de lo letal que lo
alienaba y del goce que lo mortificaba.
Franz Kafka surge como punto de referencia en las tres clases
dado que es un escntor que no se propone explicar a sus personajes,
los retrata en lo qur ~u complCJtdad llene de irreductible a una expli-
cación lo que para nuestra cultura y educación tiene una connota-
ción inquietante; no le interesan los nexos causales q ue vincula-
rian las conductas de sus personajes a eventuales fundamentos
motivacionales de su acción.
No da pro puesws explicat ivas, no se trata de l triunfo de la ra-
zón, sino de una razón o tra.
Va más allá de lo obvio, lo que está ante los ojos, va hacia el
sentido sobreañadido, el que viene a ser como una especie de suple-
mento que el intelecto no llega a asimilar, testarudo, huidizo, perti-
naz, resbalad1w, ese que Barthes propone llamar el sentido obt uso.
Cuestiona la funcionalidad siendo la irrupción de la disfunción
lo que convierte a un ser humano en horroroso, porque hace de él
algo inesperado.
No rehuye la razón lo que hace es reconocer su Unme.

118
lkf~rcnciu' bíblioJ? r1\0cas

1 KANDlNSKY, W , Mrrada rC'trospectrva. l!:dit. Emect•. lis."• l'Ji J


Pág. 150
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tuat ?" F'ac de Pisicologia U.N.R. Editora 1996.
"El recorrido en Freud: 1891-1900." Oirec. de publicación de U.N.R.
1989. Rosario.
Para introducir al Narcisfamo: algunas puntualizaciones. Ficha.
Cétedra E.P.l.S.I. Clase 5/8/94. Fac. Psicología. UNR.

1¡>1
SEGl lNOA PARTE
CAPÍTULO 1

Norberto Díaz

ADOLESCENCIA, FANTASMA Y ACTING-OUT

La primera vez que Freud menciona el tema de la fantasía es


rn 1897 en carta del 6 de abnl dirigida a Fliess, aUI dice que la histé-
rica le brinda su mejor terreno de estudio y a llí ya distingue en la
lormación del fantasma, digo fantasma haciendo una correlación con
rl concepto de fantasía freudiano. Decia que diferencia en la fonna-
nón del fantasma la cxislencia de elementos ctispares, Freud remi-
1r esta producción psiqu1ca a cosas escuchadas en la pnmcra infan-
cia pero comprenctidas retroactivamentc, el fantasma combma los
t1agmentos de algo VIVldO, de algo escuchado, surgido de una escena
primitiva, de alli en mas inaccesible, cuyo recuerdo fue desmantela-
do por la defensa inconsciente, cuando este fantasma prolifera en
lns fabulaciones y se despliega en dirección a la consciencia sucum-
lx: a la represión dando nacimiento al síntoma. De las tres formas
posibles de la producción de sintomas histéricos: dice del fantasma,
del recuerdo y de la impulsión, en *La interpretación de los sueños•
retendrá uno de ellos que es el fantasma.
Los sintomas histéricos no se vinculan con los recuerdos sino
con Jos fantasmas edificados aobre ellos, esto permite en particular
la conJUnción del pasado, del presente y del futuro. El presente que
ts el momento de constitución del fantasma da significado retroacti-
vo a las huellas mnémicas y es proyectado hacia el futuro con una
connotación de acto. Me interesa subrayar que se trata de una com-
binación de fragmentos, los bempos que juegan en anticipación y
retroacción dándoles significación a las huellas mn~sicas.
Lacan en el Seminano "La lógica del Fantasma•, dice que el
«1ctrng out• es como cuando uno lec mal aJgo y alguien que lo está
:<aeuchando le dice eso no es asi y lo dramatiza, lo pone en acción,
para darle al lector una meJor forma de lectura.

125
El vel nh~nnnte que L.acan propone en el Seminario del Fan-
tasma, es una altemauva lógica que vcndrin o ser una complica·
cion, una sullh7.ación del vel que ya planteaba en el Seminario XI,
"Los cuatro conceptos . .", en el la alternativa se presenta como re-
sultante del encuentro entre el ser, el viviente, la carne digamos, el
cuerpo y el Otro del significante, la alternativa es entre el ser y el
sentido El del ··seminario del Fantasma· parece ser una
compleJizac1ón del mismo vel por la inclusión de la operación lógica
de la negación, resultando de ello •o no pienso o no soy". La introduc-
ción de la negación es un recurso lógico que pane del pnncip10 de
Morgan que dice que la negación de la conJunc1ón, el "pienso, existo"
es la conjunción, equivale a la di!'lvunción de las negaciones, enton-
ces •o no pienso o no eJOsto•, este te(;Urso permite pensar como ope·
raciones de negación la alternativa alienante y la posible salida de
ella. Lacan dice algo as1 · que la operación que Descanes hace sobre
la vieJisima cuestión entre el logos, el pensamiento, y el ser es pro-
ducir un vaciamiento. Descartes duda de todo conocuruento hasta
que llega a la conclusión que lo unico que no ofrece duda es el pensa-
miento y este es indice de existencia. Asi, dice Lacan, pone la cues·
tión del ser vaciado de contenido en relación al pensamiento; ver-
s1on lacaruana, el significante, ahi tenemos la cuestión que el suJe·
to es del significante. Dice Lacan que este proceso filosófico del mé-
todo cartesiano es el que posibilitó la ciencia en su estado actual
porque elimina el referente, no hay referente para el pensamiento,
no hay ser fuera de el sino en el pensamiento mismo. Sobre todo
posibilitó el desarrollo de las matcméticas que puede jugar con sus
signos, letras, sin referencia exterior, estamos situados histórica-
mente en ese punto.
Lacan en el Seminario "La Identificación" mchiye una hipóte·
sis sobr<' <'I origen de la escritura y sobre la relación intima que esta
tiene con la estructura del lenguaje hubieron marcas hechas por el
hombre sobre objetos, por e;emplo sobre un Oorero construído por un
alfarero, podria ser cualquier cosa y cualquier marca. El supone que
esa marca se leyó con el nombre que el ob1eto tenia. Sobre un jarrón
dos palitos cruzados, esa x posa a llamarse jarrón. esa es la idea.
Esta sena una primera negación, porque el Objeto, al nombrarse la
marca, pierde su referencia exclusivamente ob1eta1, s1 la marca es-
taba, "llteralmente•, pegada al Jarrón, al tomar un nombre se despe-
ga y el jarrón pasa a ser un significado y estamos en lo que es el
nivel del signo, se trata de una operación de lectura de la marca.
¿Con que se- lec?, con la palabra, con lo que se foneti>a del lenguaje.
Pe-ro hav además un st'gundo momento donde ese nombre ~ usado

126
pura nombrar otros ol>;etos, otras cosas. Pero no sólo se traslad,1 la
1•1labra smo que esa polabra, a l modo de los sueños se combina, se
hagmenta y entonces polla a d<'nom1nar otros ob1etos. Encendedor,
frngmentado y combinado puede transformarse en encantador, si f'n
un sueno ponemos" illguien un tipo q\1e canta junto a un encende·
dor, surge la pe.labra cncontodor esto es ya un nivel significante por·
que ha perdido absolutamente toda relación con el referente por el
httho que puede ser empleada de diferentes maneras, en el e1emplo
<.'Omo adjetivo, antes lo haciamos para nombrar un ob1eto. En un
t•rcer movllll.Íento esa grafia va a ser empleada para ·escnbir en-
antador, encendedor lo que se quiera. Tenemos entonces dos ope·
racione• de lectura que son dos negaciones.
Quedanan entonces dos alternativas, la de la marca, la huella
mn<'m1ca freudiana 1 la del significante, Lacan dice que puede
nlcanzarsc una de ellas mediante la negación de Ja otra o se niega Ja
marca o se mega el significante.
La idea es que nosotros nacemos con marcas, que el Psicoaná-
hs1s llama zonas erógenos, loa bordes del cuerpo, hay una lectura de
rs.1s marcas, lectura httha por el Otro, en esa lectura ese cuerpo se
•·rogeuuza, pierde su c-arácter de cuerpo en el sentido biológico. Como
rl Otro es del signtfico1nte y de la demando, por eso se erogeiniza. es
que nos encontramos con el campo de la pu lsión donde el sujeto es
leido por la demanda del Otro a través de sus marcas. En este caso
estamos ante la alternativa del •no pienso", la del "soy". Es lo que Lacan
llama el •sujeto aceíalo de la pulsión", es decir : hay pulsión, recorri-
do, "objeto" y no hay sujeto, por eso es acéfalo.
Son marcas signicas que han perdido su relación con Ja cosa,
con torneando en la rl'pctición de la demanda el objeto de la pulsión.
f:ste objeto, como currpo, está perd ido definitivamen te, perdido por
la lectura, justamente. Acé se plantea otra cuestión : en el •semi-
nario XI", hablando de lo que el ser vivo pierde por el hecho de la
reproducción sexuada, grafico con la separación de las envolturas
del cuerpo la pérdida de la inmortalidad que esa reproducción 1mph-
ca. Agrego esto porque sobre la marca de una pérdida real, nos en-
contramos con la otra pérdida, la del cuerpo, efecto de la lectura
significante, por la lectura que de esas marcas hace la demanda del
Otro. Entonces tenemos la nntculación de dos registros: el real v el
srmbóhco que conforman un imaginano en la medida en que esu1
mos en un nivel signico que todaVla no es sigruficante para el sujt"to
a advenir. Esto introduce a su vez un limite, un acotamiento, por los
registros. a la lectura del Otro. No es posible que esa lectur.1 vava
mas alla de la carencia r<'al, esto C3 de la inmortalidad perdida Aq.u1

127
estomas 11 nivel de lo que en Freud son las pul~1ones y los desunos
d~ l"s puls1011es, destinos en los cuales no ha\· sino posición objeta!
para el sujeto Recordemos las articulaciones que Freud hace con la
puls1on, que Lacan descubre que son puramente gramaucales, es
decir puramente del ruvel el lenguaje, donde el su;eto pasa por un
proceso que podria nombrarse con la palabra "hacerse·, hacerse ob-
1eto, aquello de hacerse ver, ser visto. Entoncrs queda así situado
como marca o por sus marcas, resultante de la negación que intro·
duce el Otro.
El otro momento, aquél de la lectura del signo y de la posibilidad
de su empleo en otros contextos implica una negación de la relación a
la marca y pem1ite por lo tanto Ja posibilldad de otros circuitos de ins-
cripción que son ya del orden del pensamiento digamos, del sigruficante,
pero requieren la negación del "carácter·, subrayo la palabra por
aquello de las letras que son caracteres y por esta operación la alie-
nación se u b1ca en el registro de lo que vamos n llamar el inconscien-
te, esto del •no soy", donde hay una absoluta carencia de ser. El erecto
de esto es la consurución de lo que llamamos el sujeto barrado, ha-
ciendo falta de su ser en el saber inconsciente en este caso decimos
que se trata de la negación de su carácter obietal. después quizás nos
detengamos un poco más en esto, pero quiero llegar a un punto : en-
tendemoa al fantuma como la i.Datituclón de un aajeto allen.ado
en el objeto por una parte y el ~cante por la otra pero unidoe
por una dlayunción, el rombo que loa relaciona, cata d;.yuncióD
plantea doa maneras de no &er del aajeto, en el Ello y en el Incons-
ciente por efecto de una doble lectura que no ea alno una doble
negación, ca decir el sujeto, pedazo de carne eatl sometido a una
doble necacl6n lógica y que pone entonces a cae aajeto en relación
a la aexualldad.
b;I fantasma seria entonces la art1culac1ón entre ambos concep-
tos freudianos, el Ello y el Inconsciente, unidos por este ve! que lo
entendemos en principio como de conjunción v disyunción, son y no
son al mismo tiempo, o mejor dicho, son aruculnbles de esta manera.
Plantearlo como una operación de lectura acerca mucho más
a la chnica y porque hasta no haber sido consumido el deseo, hasta
no haber sido constituida la pulsíón, aun antes que el deseo, no hay
pos1b11.tdad de aCUVJdad del sujeto, no hay acción de sujeto, no hay
de&ea. El sujeto empieza a moverse a partir que se instala entre sus
nwrcHS. a partir de sus marcas, sobre sus marcas, lo que en Freud
lhmnmos componentes pulsionales. En Freud, digamos, la cuestión
s.- 1>lar11en como que de la puls1on se pasa a la tan tasia Lacan dira:
ruanclo aparece un sujeto en esa pulsión es porque se ha estnictu-

128
nulo un fantasma
Freud en el 19, poco antes de "mas allá ...•, escnbe: ·un niño
rs pegado", en el, a dúerencia de lo que ·~ene haciendo durante toda
111 obra, la fantasia deja de ser una pluralidad, incluso adscnbible a
cada estructura, para tomar un caracter estructural ella misma, él
plantea que esta fantasía, cabe tanto para hombres como para muje·
res con alguna variación y para cualquier tipo de estructura Es de
olh donde Lilcan toma este carácter estructural del fantasma, aqu1
Freud no se está planteando que fantas1a uenen las histéricas sino
r11U1 fantasía estructural y básica que tiene cualquier ser humano
En el nombre mismo "Un nino es pegado" se destaca el "es• de
eXJstencla, del ser, esto es que "es" en tanto pegado, pues en todo
ruso, ae trata de un sujeto en el lucar de UD objeto, o de un objeto
del cual tendremos un sujeto, se trata do un aajoto que va a venir
a ocupar el lugar del objeto faltante de la pulal6n, alrededor del
cual la pulalón ¡Ira ain a]Mlnzar nunca la aatlafaccl6n plena.
Lacan subraya, cuando trabaja esta fantasía, ese tercer mo-
mento en qué se trata del "hacerse• que debe entenderse como una
art1V1dad nunca abandonada de la puls1ón, es el empuje constante
de la m1ama. Entonces rugo, hacerse, bacer·aer, CXJStcncia de un
sujeto objetal donde no había nada, hacerse en tanto reflexión sobre
s1 mismo. La gramatica en estado puro del Ello que seria la gramati-
ru pulsional, obl!ene la tmpureza del fantasma e introduce al padre,
un padre es el que pega al mño ; y por lo tanto introduce en el discur-
so inconscieme la dramatica edip1ca.
En uno de los esquemas de "Lógica del Fantasma• Lacan plan-
tea la alternativa •o no pienso o no soy• en un é.ngulo, luego saca una
linea horiZontaJ que dice "PasaJe al acto• y que termina en lo que se
llama "Ello", Lacan lo llama también •no pienso•, otrn que sale para
abajo, es la otra recta de un ángulo de 90°, que culmina en el "no
soy•, al que llama inconsciente e incluye también •acnng out". La
palabra alienación es útil emplearla por lo que decíamos de la nega·
c16n, esto es que se trata de una perdida o se trabaja una perdida. En
ese esquema se trazan esas dos lineas como un angulo recto y luego
i;e las une con otra recta conformando un triángulo, a esta recta la
llama transferencia, esto ya implica algunas complicac1ones, esto
rs una aimphficación del esquema, pero ya trae bastantes probk-
mas. Porque que quiere decrr Lacan con esto de que se da pnmero
11na alternativa donde no nene otra opción que el ºPasaje al acto',
esto es la de elegir el •no pienso· para poder ser y por el camino dr 111
transferencia se Uega a la otra línea que es la del 'actmg out•. A 1111
se me ocurre, tomando una frase de Lacan que dice que el ·ncll/111

129
011l'cs la transferencia sin análisis, pensarlo en terminas de la cons-
t1t ución del fantasma, de la constitución subjetiva en definitiva, se
treta del polo del IWo que por la vta de la transferencia y del •actrng
out• llega a constituir un sujeto dividido en el polo del inconsciente.
Lo que Lacan propone es que el sujeto tiene que hacerse un lugar en
el Otro, esto requiere de algunas condiciones, una es que no haya
un pegamiento de los significantes, que haya una abertura, que haya
un significante uno y un significante dos, que por tanto dejan un
intervalo entre ellos, donde el sujeto tiene que ubicarse. Ahora, con
que cuenta el sujeto, con lo que tiene estructurado como pulsión. Es
decir que la llnica manera de ponerse en ese lugar entre los
significantes es que se de esa separación, esto es decir que haya
deseo, el deseo en el Otro permite que allí se ubique un sujeto; con
esto que nosotros llamamos la construcción del polo del Ello, esto es
como objeto, para quién, para el deseo de ese Otro.
Pero claro para que esta operación pueda realizarse tiene que
haber intervenido, en principio en el Otro la castración, el signifi-
cante del "Nombre del Padre", la constitución de un deseo, es lo que
F'reud dice: que la madre siempre busca el falo en el hijo, es decir
est e movimiento llamado transferencia es posible en la medid&
que en el Otro hay deseo y como todos sabemos el deseo es siem-
pre fálico, ea decir que ese objeto sea revestido como objeto fálico ;
por lo tanto eso pone aJ sujeto en posición de "verse· en el Otro como
objeto del deseo de ese Otro. Aquí se da la confusión constitutiva del
sujeto humano, que el sujeto sea aquello que él es para el O':ro y eso
es lo que desea. Esta es otra forma de plantear aquella articulación
lacaniana de que el sujeto se ve en el Otro como objeto y por lo tanto
es descante. En el grafo del fantasma está el sujeto y después el "a",
en una lectura de izquierda a derecha, sin saber que la causa está
detras, que no es ese que ve, tanto para él como para el Otro. Esto
quiere decir que estamos siempre en posibilidad de •acting out", pues·
to que siendo este el camino, el recorrido por el cual llegamos a ins-
talamos en una representación subjetiva de nosotros mismos en el
Otro, vamos a ser sujetos de la transferencia siempre y cuando todo
marche bien porque en cuanto se apaguen algunas de las lucecitas
que nos iluminan en el lugar del Otro vamos a volver al •acti11g• para
volver a instalarnos. Por eso el •acting• es una transferencia sin
análisis.
Lacan dice que para pensar el fantasma habria que pensar el
intervalo significante como lo que conforma el marco del fantasma,
y el obJeto disfraJ:ado con las "investiduras unagmarias el "i (al" lo
cubre. En el esquema óptico es el jarrón con las nores marcado por el

130
"menos n· de la castración, lo que implica un lugar posible ''" rl
Otro, en ausencia de esa marca sólo hay goce del Otro sm 111s1:np
cion, smo hay representación del objeto no soy para el Otro v no hnv
representación para el sujeto y sobreviene la angustia, se reJl••n11 ..1
marco de la ventana con lo que sería una tela pintada por un pintor,
no se ve lo que está del otro lado, donde no hay nada, sino el all1~1110
del goce, esto podria ser una idea intuitiva del fantasma : un suwt"
viendo en el marco de una ventana, como "El hombre de los Loho11·,
una pintura que es su representación en el Otro como objeto de e•r
Otro. Cabe hacer entonces una diferencia cuando hablamos de oh.!<'
to de la pulsión, que allí el sujeto es objeto del goce del Otro, m1en
tras que cuando lo pensamos en el plano del inconsciente es Objeto
del deseo del Otro, bueno allí cuando está instalado como objeto e1JU\
velada la cuestión de que en el Otro no hay nada más que agu,¡ern,
digamos que hay ciertos rasgos que configuran una cierta forma pnru
ese agujero y al mismo tiempo un velamiento de lo que lo constltuyr
y lo sostiene que no es más que lo que yo llamaba, con Lacan, el
marco de la ventana esto es la separación, el intersticio significnn
te.
Una de las descripciones clasicas de las que llamamos 'adrrtc¡
out• es que, y de ah.i lo que lo acerca aJ fantasma, es su mostración,
es decir que se trata siempre de una escena que se muestra, lo qu~
se muestra en la escena del •acting• es lo que para ese SUJClO lo
representa y por tanto es su objeto de deseo lo que implica que <"l
rombo la distancia se sostiene en esa mostración misma. El famol<O
caso de Kris: el paciente le cuenta que cuando sale de sesión vu o
comer sesos frescos. Allí se pueden analizar, por lo menos dos cosris
como es una intervención del analista la que dispara el "adi11y• y
como se trata de una mostración del objeto, en este caso objeto ornl.
objeto del deseo del analizante. Kris le dice, el paciente tenía temo•
de hacer plagios en tos trabajos que escribía, temor de nunca sN
original, como sí esto fuera posible, le dice que babia ido a consultH1
el libro o el trabajo del que este paciente le hablaba y que había com
probado que no había ninguna semejanza. Es decir: va a la reahdad v
le indica al paciente que lo que él pensaba y decía era pura fantn~111
Esta es una ingenuidad muy comun en los tratamientos, lmcrr ni
gün recurso a la realidad. Decimos que el "acting» es una eacena
que se muestra al analista a los fines que éate pueda leer y r e ubicar
el objeto del deseo y de e sta manera poder reinstalarse, el •ajot o
de nuevo e n el Otro, es lo que llamamos "Neurosis de tran.Coren
cia" y a partir de ahí hacer síntoma o plantear las demandun 1w1 ll
nentes a esa transferencia. Decía que es una cuestión bn"t.1111<" 111

13 1
1ml n, J101C¡uc primero: por mas que estemos advenidos hay una ten-
111• 1611 u mostrar que se trata de una fantasía. Recuerdo mi expe-
11<"11c1a en entrevistas con pareJas, porque me hizo muy evidente
C'Htn cuestión, despues de u n tiempo, me dl cuenta que decían la
verdad y que no se engañaban para nada cuando se descnblan mu-
mamente, es una experiencia que puede hacer todos los días uno
mismo. No hay error en la percepc1on, no es cierto que el fantasma
distorsiona la reahdad, la realidad es la contracara del fantasma,
está en una relación de continuidad con este, es decrr nosotros "te·
nemos la suerte" que la realidad sea acorde con nuestro fantasma y
por lo tanto no somos "locos". Nadie se equivoca cuando habla de su
pareja, dice absolutamente lo que sabe. El "pequeño" problema es
que lo saben de antes. En una peltcula, la señorita le cl1ce, confesán-
dole su amor al prot.agonista, que lo quería antes de conocerlo, es
una frase escuchada en otros lugares y bien, lo quería antes de co-
nocerlo.
Corregir mediante la realidad, se siguió, se sigue cayendo y
se sigue sostemendo teóricamente, está en absoluta vigencia teón ·
ca e mstitucional, en los aná!Js1s que se plantean como análisis de
la transferencia, lo que pretende hncer el análisis de 111 tranaferen·
c1a es la rectificación de la realidad a través de la realidad que ofrece
el anahsta mismo, la mentada 1denuficación con el analista es eso,
el famoso •como s1", usted me toma • como si", pretende rectificar
poner al paciente en relación con la reahdad. Una vez escuche decir
a un ana!Jsta que seria como si la mamá o el abuelo del paciente
estuviera diciendo que no es la madre o el abuelo, con lo cual lo
único que hace es aumentar o establecer la confusión. Se producen
muchos desastres en los tratamientos, en los mios, en los de otros,
verdaderamente se consiguen efectos perniciosos. Es muy común,
los neuróticos pensamos así, esta teoría de la rectificación de la per·
cepc;ón, está mumamente ligada con el fantasma neurótico, todos
nos preguntamos 11 lo que perC1b1mos esta bien, es común, es de
todos los dias, es la fantasía de la locura, socialmente loco es el que
no percibe bien, no tiene una "buena• relación con la realidad, como
habrla una relación "buena• esta seria la del analista, por lo tanto,
ahí está la identificación con el "Idea l".
Esté.bamos en la mostración del ObJeto en el • acllng•, durante
mucho tiempo y aún en aquella concepción del tratamiento, se pen·
llÓ en el "actmg •con un punto de verdad, diría, se lo pensó como algo
que escapa al discurso, es decir que no podía ser dicho. Se tralaria de
;\quello que aparece en un tratamiento en el nivel de lo que podemos
llnmar el caracter sigmco, apare~e algo, algún hecho, una escena,

132
1uc no remite a asociaciones. a «"ferencias, a ocurrt·nna,., no res·
ponde a preguntas, pide ser mterrogado pero no uent" asociaciones
posibles. Hay una frase de Lacan, que dice: "El act111g out llama a la
1nterpretae1ón y la cuestión que estoy planteando es Ri eso es posi-
ble". Yo creo que esta es una indicación técnica, lo creo, porque s1
bien el "acting out• llama a Ja interpretación, ello no quiere decir
iue esta sea posible, esta descripción en que se presenta de pronto
el objeto, seria muy fácil decirle a cate paciente de Kns : "Señor. Ud.
quiere refrescar mi cabeza', "Señor, Ud. quiere comerme m1 cabe
7.a", •señor, Ud. no ·cesa" de no escribirse". No es esa la cuestión
•ino que es conseguir un lugar en el Otro, que no es lo mismo que el
Otro nos interprete o nos diga algo respecto de los que estamos mos·
1rando. A mi me parece que esto hay que tomarlo para reposicionarse
rn la transferencia o en el tratamiento, que no es sólo mterpretar
Lacan cuando habla Citando a Freud del caso de "la Joven homosexual ,
·n el "Semmario La Angustia• que se tira por la baranda del puente
,. cuando habla de Dora y tamb1~n refiriéndose a otra paciente de
otra analista, dice que lo que estuvo ocurriendo antes eran actings,
es decir, que estas pacientes estaban en acting, eran escenas de
aetings. La lectura que hace Lacan, volviendo al caso d "la joven ho·
mosexuar'; es que en determinado momento, esto que estaba hecho
para mostrar, al padre, estando eUa de novia con esta sei'lora, cuan
do el padre reprueba la relación aparece el •PasaJe al acto"; creo que
es interesante por cuanto muestra la articulac1on de ambas ver,
11entes, la del "Ello" y la del "lnconsc1ente", la del "no soy y la del no
pienso", porque en esto que Uam6brunos antes una mtenc-16n de ocupar
un lugar en el Otro, en este caso para el padre, objeto de la transfe·
reacia o el Otro de la transferencia para ser más preciso, en el fraca-
so de esta alternativa ocurre o se da el "Pasaje al acto•. Esto es im·
portante porque a diferencia de los que critican a los análisis
lacanianos, se dice que se promueve la actuaCJón, a mi me parece
que es exactamente al reves, que cuando a alguien se lo somete
permanentemente a una corrección de la percepción, se lo rechaza
de ese lugar transferencia!, cuando a alguien se le dice permanen
temente, yo soy Cyrano de Bergerac, aludiendo a una escena donde
a Cyrano le dicen improperios y el contesta "Mucho gusto, yo soy
Cyrano de Bergerac• diciéndole Ud no se está dJngiendo a mi Cunn
do uno le está d1c1endo permanentemente "yo soy Cyrano de Bt"rgerac"
no le está dando lugar a ese objeto del deseo, y por lo tanto promueve
actuaciones, y no ya sólo del orden del "acting our• smo del •Pasa¡e 111
acto". Estas cosas pueden pasar baJo cualquier fonna de pensam1en
10 y en cualquier ar.álisis, lo que digo es sobre lo que ~.. l <-0111.a,

133
1101qlll"lns l.eorias llevan a determinados comportamientos técnicos
~ ~'los generan hechos.
Bueno, diría, que los que habitualmente se dicen kleinianos,
que no se si son los analis1s de M. Klein, en la medida en que se esta
trabajando con estas variables, hay un desconocimiento permanen-
te del lugar del sajeto como objeto y se promueve la actuación para
intentar entrar en la transferencia que por ser permanentemente
analizada implica un rechazo de ese objeto donde el sujeto tiene que
encontrarse representado, ello trae otros problemas, situaciones
transferenciales más pesadas, etc.
En el "Pasaje al acto• se da un corte con la escena, es decir,
esa escena que en el •acting out• es mostración e intento de ingreso
a la transferencia patina para el otro lado, se cae de la escena como
puro objeto, se va para el lado del "Ello". El sujeto identificado al objeto
cae como resto, en la medida en que no está simbolizado fálicamente
en un intento de generar ese agujero, él es el objeto que falta.
En el caso de "la homosexualidad" el puente o su baranda seria
el borde, el marco de la ventana, se arroja como objeto porque tiene
perdida Loda relación significante con el Otro, entonces queda iden-
tificada, asimilada a lo que llamamos el objeto caído, el objeto resto
de la pulsión, el objeto sígnico, porque esta es una suerte de parado-
ja deseando, el sujeto se defiende de quedar absolutamente identifi-
cado al objeto. Lacan dice que el neurótico no sabe que por más que
le satisfagan sus demandas no le van a satisfacer su deseo, enton-
ces va a estar permanentemente tratando de mostrarse insatisfe-
cho o su deseo imposible, por el temor de alcanzar el goce inexisten-
te estamos diciendo que nada nos satisface. e:ntonces el sujeto ta-
chado tiene una función defensiva en cuanto a esa posibilidad de la
caida en el ser objeto, por ejemplo, arrojarse por la baranda de un
puente, en un afán fallido de mostrarle al padre que se ama por lo
que no se tiene, por lo que no se es. e:sto define mas estrictamente
la posición fálica en relación al Otro, la posibilidad de encontrar que
le "hace falta•, el sujeto se manifesta como un lugar de falta en rela-
ción al Otro, esto se expresa en la fórmula "amar es dar to que se
tiene a alguien que no lo es• (doble negación). Hay una inscripción,
hablando de lectura y escritura, del sujeto en el Otro donde lo que se
ama es aquello que está faltando. La subjetividad misma nunca está
acabada, no olvidemos que siempre estamos viendo el objeto "a", eso
de que cada persona sabe muy bien con quién está casado, quién es
su pareja, revestido imaginariamente, lo que nombramos como "i
(a)".
"El Pasaje al Acto• es una ruptura de la escena, una pérdida y

134
una caida del SUJCl.o de esa escena como objeto. En el "Sem1nuno":
La Angustia" Lacan pone de un lado al sujeto, del otro lado al Otro y d
n·sultado de esa división, de cuántas veces el sujeto entrn en el
Otro, nunca da cero, queda un resto que es el objeto que cae. Yo chr111
que en la constitución neurótica el objeto no está del todo caido, dt
~amos asi, smo que está sustentado en esto que llamamos los ropa
1<·s narcisistícos de la imagen, aquella caida puede realizarse en un
11náhs1s o en algunos sucesos particulares de la vida de alguil'n,
esto da para otra cuestión que es la del acto.
Lo que para L.a.can, tiene de realidad el fantasma. Es el objeto,
r l referente digamos, porque es la verdad del sujeto, su ser objeta!,
su ser objeto del goce del Otro. La "realidad" está en una relación
topológica con el fantasma donde no hay ni adentro ni afuera. Cual
quiera que tenga práctica como analizado o como analista, encuen
ira que no hay "realidad" que escape al fantasma y que justamen1e
t:uando la "realidad" escapa al fantasma es cuando la gente se siente
rnal, consulta, se asusta, se angustia, es lo que se llama vacilación
del fantasma Cuando algo de ese objeto que somos para el Otro se ve
de algún modo tambalear, apagarse, no verse, cambiarse, se ofrece
otra visión o directamente desaparece, ocurre esa irunixión de la
'realidad" como real en el fantasma y surge la angustia. A veces es
agobiante ver como está todo armado de tal manera que ese fantas-
ma da cuenta de todo lo que pasa, o como todo lo que pasa da cuenta
ele ese fantasma, de modo que es muy filcil que en los análisis se den
•actmgs• o "Pasaje al acto" porque se supone que uno va a cuestionar
eso, y por otra parte eso no se deja cuestionar y los análisis deman -
dan todo un trabajo en ese sentido.
&s un principio metodológico de Lacan, tomar Jos conceptos de
Freud y hacerlos pasar por el Otro. La pulsión pasa por el Otro. el m
consciente pasa por el Otro, el •actmg• pasa por el Otro, términos que
Freud ya había acuñado, la fantasía, etc. Me parece que es una cues·
tión metodológica que hace a la enseñan?..a de Lacen, me parece qu~
es una cuestión técnica también nosotros trabajamos con aquellos,
que tienen una neurosis o la posibilidad de una neurosis de tmnsfe
rencia, complicadas con •actings• o lo que sea ; lo importante es pcn
sar la función del Otro que en el análisis es "Sujeto Supuesto Snb<>r",
es decir qué pasa con este •s.s.s.' en determinada experiencia fl\I<'
nosotros hacemos con un sujeto no hay otra condición, no pod~moH
Lratar con nadie que no tenga alguna posibilidad de rclac1on t'()l1 el
Otro, entonces no podemos decir que hay pacientes que no se p11rtlnn
analizar porque sino no serian pacientes, sino porque consul tan, ¡K11 •
que se equivocaron, tocaron el timbre equivocado. Se eS<"udw 1IC'r11 u
lt'c que no hay "S.S.S.", que no hay relac1on con el Otro, los pacien-
8 ,.,
tes m1~mos chcen que se eqwvocaron. Mas bien tenemos que pensar,
por eso lo planteaba en tenrunos de lectura, para ver sí se puede ha-
cer diferencia por ese lado. Porque lo un1co que podemos hacer es ver
que upo particular de relación tiene ese sujeto con el Otro. Claro, hay
casos de gt'nte que no se quiere tratar pero de todas formas no es
mejor pensar que algu1en se quiere tratar aunque estemos ante al-
guien que no lo quiere, y si es asi, no habria que conversar _con ese
que se quiere tratar y a lo mejor ao lo sabe, esa es una posibilidad.
Cuando se trabaja con drogadictos se trabaja con aquellos que van a
consultar, ~ I adicto no quiere, bueno, les decimos, vengan ustedes.
Que están haciendo, están trabajando con aquellos que pueden esta-
blecer una relación con un Otro transícrcncial, creo que es un princi-
pio pnm dirigimos a cualquier cuestión climca. Podña formularse como
que une vez que el problema, la demande entre en el consultorio, es
problema nuestro.
A la lectura de sus trabajos daba gran pone de lo que estoy
trabajando oqu1.
Un analista que me merece mucho respeto, dice . ( Se trata de
V1ctor lvngnr. A la lectura de sus trabajOll daba gran parte de lo que
estoy trabajando aqui) • ...repentinamente me he dado cuenta de una
especie de obv1edad, las cosas que yo hacia en mí práctico frente al
'Pasaje al acto' o el 'Acting out' y que implicaban una cierta varia-
ción, por no decir una transgresión a la idea clásica del dispositivo
del análisis; están dentro del d1spos1tivo del anAlisis. Es decir que
las cosas que yo hacía no las hacia simplemente porque me habia
llevado por ciertas situaciones que desbordaban el contexto del aná-
lisis sino que había en juego una profunda lógica .. .". Me acuerdo de
un Congreso de ps1cologia, aqui en Rosario, se armaban bandos en
pro y en contra de esto. Este autor se refiere a lo que podría llamarse
el surg1m1ento de los sentimientos humanos en el analista que es lo
que estaría fuera de la ortodoxia lacamana, como así también a al-
gunas mamobras. Me parece interesante que un analista de expe-
ncncia diga, por una parte, que estaba equivocado y me parece un
descubrimiento que haya encontrado una lógica inherente aJ análí·
SIS mismo para lo que siente y pasa con sus intervenciones. En un
ejemplo que da de un "pasaje al acto" dice que un paciente lo llama a
su analista para pedirle una scSlón. un día domingo, y el analista le
rontesta que vaya el lunes en la hora de su sesión, al momento s1-
gu1en1c, mmediatamente después de colgar el paciente se ura por
lu vc·ntona . De modo que más vale darle la posibilidad a a lguien de
6<'1 n·rlh1do en ese lugar que neces1l:d y ubicarse en una posición

l!lO
que no sea solo interpretativa, aca el llamnclo es a la posil'IÓll clrl
.in o.lista
S1 a uno se le despiertan senum1cntos "humanos", por 1•l&J
ddJC ser y entonces la cuestión es cómo hacemos para ubicar e1110
~n el lugar del S.S.S., tengo que buscarle una ubicación. Es lo que a<1
llama contratransferencia, en ese sentido la contratransferenc1a ~"
uul, está mal llamarla coatratransferencia, los sentimientos clrl
unahst.a en lodo coso o la sahda del analista de ese lugar de absh
nl"ncm, acá está el lado filoso de esto, Lacan dice "el analista es
supuesto saber porque es supuesto desear". Lo que da lugar a dife
rentes Interpretaciones, d1go si es supucs10 desear, es porque si no
se trota de un supuesto saber absoluto, sin intersticios, no hay lugar
donde a lojar el objeto, entonces tiene que haber un deseo en el
analísta. Es supuesto desear porque sino podría ser supuesto gozar y
"SO genera angustia por lo cual me las tomo, cosa bastante frecuen-
te No me cebe duda que hay personas que necesitan que se les diga,
que a uno si le unporta, por el revestimiento fálico que eso implica,
r s decir : "Ud. me hace falta, a mi, o s1 a Ud le pasa algo me va a
preocupar"; es necesario como un movimiento de mscripción en el
Otro, a lo mejor si hacemos esto mismo con una estructura histérí-
« l u obsesiva, que no está en ºactmg', produc<' un desbande porque
aparece, para aquél que está temeroso de que el deseo pueda ser
rolmado por la demanda, como la pos1bihdad de una saturación. De
todas maneras, es muy dificil que se hagan estas cosas con perso·
nns que vienen a contar o a asociar, seguramente van a surgir con
las personas que llamamos actuadores o que están en un momen to
de actuación. Por eso la estrategia, groseramt'nte, es la de ponerse
en a lguna posición po r el estilo de "si me impone" : llamar por teléfo·
no, hacerse llamar, agregar sesiones, cualquier cosa que abra un
lugar para ese sujeto, porque evideatementl' no lo encuentra y eso
lo está mostrando y me parece que es la forma de hacer menos pos1 ·
ble el "pasaje al acto•.
Hay descripciones del ºpasaje al actoº donde se dice que son
como escenas que se van preparando, gestando, que se van arman-
do. Podríamos dectr que la cuestión es •no se quién soy" Son monla ·
1es, son actuaciones, son búsquedas de ingresar en algún lugar en
el Otro, y de no encontrarse ocurre que se pasa al acto. En todo cuso
la preparación es por med10 de acungs que se repiten, son modos el<'
la repetición, lo que retorna es la posición objeta!, entonces se van
aproximando y si no hay lugar para eso es posible que ocurra el "r•t
:;aje a l acto". Los analistas de la l.P.A cada v~z más fu<'ron llcv1rndu
la cuestión del 'actrng• aJ encuadre, por eso lo de l "Out"~ que l.aw11

137
lo nnahui semantlcamente y dJce que es una puesta en escena. qu ..
ºto nct out• es poner en escena. el ·Outº d~ afuera, se tornó como
fuera de encuadre El paciente actua fuera o dentro del encuadre ¡
de todas maneras en el ·out" o en el "In", se manllene la cuesnón de
la actuación, har algo que pasa de la palabro a la actuación, a la
demostración. Pero no se puede hablar así nomas de actuación, uno
escucha que le cuentan que fueron a comer ··sesos frescos· no se los
estan comiendo • por eso no es facll d iferenC'iar de los relatos. Ahí
hay un borde que se puede precisar, por la posibilidad de asociar.
Otra forma del lugar en el Otro es activamente promover que
ciertas s1tuac1ones se corten, se terminen, basta de eso, digamos.
Cortar el goce que se consigue íácilmente hoy en día a traves de
tantas cosas, a traves del amor también, pero creo que la diferencia
que hay entre algwen que viene a hablar de problemas de amor y
alguien que está en una posición actuadora en una relación amoro-
sa es esa pos1bthdad de asociar. Si la s1tuac1ón puede denvar en
significantes, como dccia en relación a la lectura del signo, eso
marca una diferencia palpable, no así la permanencia en la situa-
ción puede repetirse y no por eso ser una actuación. Aunque no haya
nada que dCCJr se pueden decir cosas que van bordeando la situa-
ción, la cuestión y permiten interpretaciones o aSOClaciones poste-
nores. Pero si alguien no puede detenerse y decir lo que se le ocurre
ante una pregunta, s1 no soporta que algo se corte para poder asociar
es para sospechar en un acting que se está construyendo o que ya
está instalado, está aquel que viene a hablar desde una posición
actuadora, pensando en los llamados adolescentes, la cuestión es
que se los puede cahlicar de actuadores y es lógico, por lo que dice
Preud del reverdecimiento de la actividad pulsional, es lógico que la
posición en el fantasma se vea cuestionada y es lógico que no en-
cuentre el lugar si socialmente no lo hay, por CJcmplo tener trabajo
tamb1en es un lugar en el Otro, no estamos hablando del Otro que
está en el cielo smo en tener trabajo, por algo la gente cuando no lo
llene se descompensa y no vamos a pensar que es solamente por
falta de dmero, la plata se consigue de otras formas o se nene y sm
<'mbargo la descompensación se instala, ahi pasa algo que tiene que
v.. r con la pérdida de un lugar. Imaginémonos que nos saquen del
lugar en el que habitualmente estamos, el boliche de la esquina, el
lugar al lado de la madre, de la mujer o de la tia, quien sea, segura-
mente eso produc1ra una conmoción bastante importante. S1 el Otro
no clu lugar o lo hace en el plano de la intoxicación que puede ser
tnmbi~11 In música, el boliche, muchas cosas ucnen efectos tóxicos,
la ~oc1<"dnd brinda lugar para determinados SUJctos y para otros no y

138
ckl<"rmmados lugares para determinados sujetos la cuc~uón d., la
ndolesct·ncia puede abordarse por esta via, por eso la insistencw en
la CU<'Sllón.d_el Otro. Se pueden pensar algunas cueslloncs. por e¡em·
plo : en v1c1os hbros sobre adolescenna se dccia • ¿Por que' adolc:·
<.en ?. De falta de lugares que no qui<"re decir que no haya muchos
paradójicamente, podóamos decir que ha) tantos que no hay nmgu~
no, podemos decir que todo funciona para que los adolescentes con .
suman y no otra cosa. De modo que encontramos un sustrato puls1onal
y social para la angustia en los adolescentes.
La angustia es el sentimiento •que no engaña" y que comando
las.opcrac1ones qu~ se fueron desplegando, es pensada como Ja apa
nc10.n de algo que indica aquello que sostiene al fantasma y lo que lo
sostiene es nada, por eso es muy frecuente hablar indistintamente
··omo que la angustia es al vacío o la frase de Lacan de que la angus-
lm no es sin objeto, porque él habla del objeto •a•, del objeto que no
11e~e representaciones, ni posibilidad de representación, ese es el
uhJclo que aparece y es el que sostiene al obJCIO que se ve, en el
campo de la visión, es el agu1ero que pos1b1hta el campo de la visión,
<'Sen ese sentido que la angustia remlle a la posibilidad del acbng,
por cato de no encontrar un lugar en el Otro o de lo que llamarnos
vnc1lnc1ón del fantasma que puede produ.·1r actuaciones.
Reeumiendo, propongo penear el acting causado por Jo que
viene del Otro que juega a la manera de una holofraee. Los ejem-
plo•, que dan los lingüistas eon lae eeña.lee que indican fuego o
eocorro que no admiten movimiento elgniflca.nte, el S.O.S . es un
"•o•" ; cuando aparece ese "aoa" el •uJeto cae porque "ea", el pa-
•aJe al polo del "Ello" donde eólo ee ea objeto de goce. Aparece un
~
"·•" , "E• " palab ra a 1emana que eucina con Ja caetellana ser apa-
rece un "Ea" que no tiene alternativa, que no da lugar p~ el
•uJeto, o que no da lugar para el deeeo, "•o•" eeto y nada más que
cato, cuando el cerramiento llega al mhimo habría que pensar
en la anguetia terrorífica donde ya no hay llamado al Otro.
No hay espacio para fallarle al Otro, entonces esa falta se bus
en en lo real, a travcs de una pérdida real , In del propio cuerpo, con lo
que, paradóJicamente, implica un encuentro con lo que deberla es
tar repnm1do ongmanamente, en este punto se nos plantean cucs-
11ones d11ictles ' qué emparenta esto con la psicosis, por ejemplo
Aca, bueno por algo Lacan recurrió a los nudos borromeos, ¿tcndna·
mosque hablar de una falla constltut1va severa o no? Porque no huy,
pos1b1hdad para la pregunta, algún hueco donde meterse. Dice Lac•111
•Jos noinbrc-s del padre". refiriéndose a los Lres r('g1slros. el obJC'lo •11•
<'SI:\ en :a intersección de los Lres registros. as1 esta con~11111ulo.
voh·emos al ·1 (al" por este sesgo, está const11u1do por los bordes dé
lus tres registros Si alguno de esos bordes falla se puede escapar,
para dar una imagen, además hay que tt"nt>r t>n cuenta que excepto
en In constttuc1on, donde prevalece el registro s1mbóhco, no hay pre-
dominio de uno sobre otro, en tanto cada uno constituye y hace limi-
te al otro. Por eso planteaba, los posibles lugares de ubicación del
analista en relación a lo que esta pasando, al discurso, a la mostra-
ción que el paciente hace, s1 tomamos los registros, se puede estar
ubicado en cualquiera de ellos, entonces se trota de posicionarse en
un registro, simbólico, imaginario, o real, o en sus intersecciones,
que serla por ejemplo, ponerse en el lugar del (menos li) o descante o
en el de l sentido, c uántas veces se escucha a alguien que dice ha-
ber pcrcltdo el sentido. Es decir que el posicionamiento en cualquie-
ra de estos lugares del •Nombre del Padre• es posible teniendo en
cuenta que Lacan lo conceptualiza así. Por eso hablamos de un ilna-
ginano verdadero, estamos definiendo un ob¡elo •a• que está consti-
tuido por esta trenza de Jos tres registros. Entonces es real, simbóli-
co e 1maginano. Tenemos un imagmario especular y un imaginario
de reg¡stro en tanto apretado, acotado por los otros dos, cosa que no
se tennína de ver muy bien cuando planteamos que el ·a• está re-
vestido por lo imaginario. Cuando Lacan habla de un unaginano ver-
dadero y de uno falso hace de este último la imagen yo1ca, el verda-
dero es este ObJcto posicionado en este lugar de los tres registros
Podna, intuitivamente, pensarse en un adelgazamiento
en a lglln punto del entrecruzamiento o en algún corrimiento o en
un falso enlace, donde queda invadido el lugar del objeto por lo imagi-
nario, lo simbólico o lo real, serian posibilidades de pensar las cues-
tiones que he ido planteando.

140
CAPÍTULO 11

Crislmu fra/1'.\

ARTE Y ADOLESCENCIA

Voy a comenzar a trabajar con ustedes a partir de la presenta-


ción de videos del Taller de Danza Contemporanea y alumnas de Sto
l\ño de la Escuela Provincial de Danzas •N1geha Soria" y de alumnas
de m1 Estudio.
Cuando Analia Ortega me convocó para reallZS.T este trabajo, el
pnmer pensamiento que crtUÓ por mi mente fue el recuerdo de m1
.1dolescencia. No tuve en esa etapa de mí vida una formación artisti-
ra. Había estudiado danzas a los 10 anos en la Escuela Municipal de
Danzas, pero m1 padre, como esa era •una profesión sin futuro•, d<'-
cidió enviarme a la Cultural Inglesa. A pesar de ello segui bailando.
Ademés, en esa época, en Rosario, no CJOstia In Danza Contemporá·
nea ni la Expresión Corporal, ni la Composición o la improvisación.
Todo se limitaba al clásico, folklore, español y arle escénico. Bailaba
en mi casa tocio el tiempo. Vivíamos en una casa muy grande. Tenia
iodo el espacio necesario para im provisar danza o teatro con mi her-
mana, primos y vecinos. A veces me pregunto si la decisión de mi
padre íue acertada o no. Ya que si yo hubiese seguido estudiando
lt"cmca clásica otro hubiera sido m1 camino.
A los 22 años recién pude empezar a est udiar tecnica de dan
lllS contemporáneas. Esto sucedió por casualidad Una bailarina dl"
danza clasica, compañera de trabaJO me vio bailando folklore y me
preguntó por qué yo no esrucliaba danza. Le contesté lo que contesta
iodo el mundo a esa edad; "Porque ya soy grande•. Ella me d1Jo: •Aho
ra hay una danza que la puede bailar la gente más grande•. Al otro
día estaba inscribiéndome para esrudiar tt<:n1ca contcmponinea P~ro
la Composición e Improvisación llegaron mas tarde en el teatro. en
1973 y en la danza en el '83. Me refiero al t"stud io sislemati7.mlo,
porque vo igualmente creaba.
MI! gustarla, después de esta breve historia de mis ron11rnw~.

141
contarles m1 experiencia como docente, coreógrafa, coordinadora y
directora, roles que cumplo según Los grupos con los que trabajo: 1'a-
ller de Danzas Contemporáneas de la Escuela Provincial de Danza
Nigelia Soria, alumnas de 5° año de esa Institución (adolescentes),
Estudio Marta Su biela (nir\os y adolescentes) y "Seis en Punto• (adul-
tos ex Grupo de Danza Contemporánea de Rosario) con el cual prod u-
je en los últimos años •Fragmentos en memoria de ...• , "Vi luz y subí"
y "Manchas de Aceite Violeta•.
O sea que mi trabajo no es exclusivo con adolescentes. Tam·
bién tengo la posibilidad de estar con n ir\os, quienes me han salvado
muchas veces de mis angustias, con su energía, alegría y afecto.
Los niños, a Ja edad que se acercan a mi, seis a diez u once
años, todavia guardan ese tesoro fantastico que es la imaginación.
Tanto les sirve una cana o una pelota o un banco para producir una
danza notable. Nosotros podemos desarrollar esa creatividad, pero
también podemos destruirla ¿Cuál es el limite? Siempre me lo pre-
gunto. Se trata de escuchar sus reclamos, de dejarlos ser. De no
estructurar la clase de manera que se tenga que cumplir m1 deseo o
el deseo de los padres. Los padres: están los que confian en mi traba-
jo pero también están Jos que me dicen hasta con quien puede traba·
jar la nena.
Con los adolescentes sucede algo muy parecido. Madres que
llegan con sus hijos diciendo "La nena es muy gorda, quiero que
haga danzas para estilizar el cuerpo". Con mucba paciencia respon-
do que para adelgazar hay que comer menos alfajores y que la danza
no sirve para lo que ella quiere. Y aquí se me ocurre que tendría que
explicarles la diferencia entre un taller en el que se baila a partir
de uno mismo y en donde se hace especial hincapié en la creativi-
dad (Taller de danza libre) y una escuela de ballet.
En una escuela de Danza Clasica las exigencias son muy gran·
des tanto para Jos niños como para los adolescentes o los adultos.
Empe?..ando desde el cuerpo: ya desde chico tiene que tomar clases
de técnicas con metas a alcanzar que la mayoría de los niños sufren
si no tienen las condiciones corporales óptimas (delgados y nexibles).
En la Escuela Provmcial de Danzas donde yo trabajo, que es funda-
mentalmente clásica (titulo de maest ra en Danza Clásica) se ven
estas dificultades. Los nir\os ingresan a la edad de 11 ar\os, a veces
con unas condiciones fisicas increíbles. Cambian el cuerpo y cuando
llegan a los 14 algunos engordan, se sienten frustrados y en tercer
ru\o abandonan la carrera sin querer saber nada con la danza. Por
suerte en este momento estamos preparando un nuevo proyecto
mstituc1onal en el que se contempla la creación de una carrera de

142
Danza Contemporánea. Aunque la danza contemporimea tambien
11cne tccnicas estructuradas como la clasica, aquéllas apuntan al
trabajo del alumno a partir de si mismo, integrando las materias
Improvisación y Composición. Éste es el lugar de Ja creación. lmpro-
visación: El alumno se mueve a partir de una música o de una idea
o de una pauta de movimiento sin fijar nada, se deja fluir. La compo-
sición es más acotada, se eligen los movimientos, se los ordena. De
una improvisación o varias se puede llegar a componer.
El Taller de Danza Contemporánea de Ja Escuela Provincial de
Danzas fue una idea que surgió a partir de ver tantos adolescentes
sufriendo por no poder llegar a ese ideal de bailarín clásico, La danza
contemporánea les ofre<:e otras posibilidades. Ellos pueden tomarla o
no.
Forma de trabajo: Depende; en la Escuela los integrantes del
1.aller ya está.o entrenados con 4 años de Danza Clásica y 2 de Con-
temporánea y Composición. Algunos, con más entrenamiento si son
de 5° ar\o. En cambio, en el Estudio privado empiezan sin ningún
conocimiento. El encrenamientn consiste en ejercicios para lograr
el conocimiento del cuerpo que abarcan alineamiento a partir de
huesos, relajación, elongación, respiración. Se trata de que el ado-
lescente comience a sentir su cuerpo desde el interior, a moverse
en el espacio apropiándose de él, en el tiempo, con diferentes te-
mas musicales que son seleccionados especialmente para las cla-
ses, teniendo en cuenta Ja variedad de ritmos. En general, a ellos no
les gusta la musica lent.a, aunque a veces para la primera parte de
la clase es preferible ese tipo de música por la caJidad de los ejerci-
cios. No siempre se muestra la secuencia bailada a partir del maes-
tro, a veces realizamos rondas de imitación, en donde cada uno mues-
tra un movimiento y los demás copian. O trenes en los que el que
encabeza Ja linea marca el movimiento desplazándose y Jos demás
unitan (juego de líderes).
Después de media hora de ejercicios, juegos, caminatas, gi-
ros, saltos y desplazam ientos, comienza la segunda parte de Ja clase:
Improvisación y Composición. Me gustaría aclarar que en general
trabajo con alumnos que muestran su producción al público aunque
más no sea una muestra de fm de año.

La i dea : puede surgir de los mismos alumnos o del docente.


Puede partir de una mli.sica que ellos traen, de textos, imágenes,
sensaciones de una pauta de composición, como por ejemplo "acc10
nes bailadas" (tema que estoy trabajando con 5º Al'lo en la Escuc.-hl)
Puede ser con un objeto (silla, banco, par\uelo). Es maravilloso ver llts

143
pos1b1lulncl<'S que ofrecen los objetos al relacionarse con ellos, para
rnulnr ron ellos, y como el cuerpo toma diferentes formas a partir d<'
esa mtegrac1ón . Se arman trabajos de conjunto, dúos, t:rios o solos
Comienza el juego, la improvisación, la búsqueda de elementos para
armar el trabaJO. Estos elementos se suman, se organizan, se com·
binan, '"cambian de lugar, se desplazan. Este juego es lo más pla-
centero del trabajo.
Loa llmltea: por supuesto que no todo es color de rosa. Surgen
los obstáculos, el cuerpo que no siempre puede hacer lo que uno
imagina, la ansiedad, la avidez por el trabajo concluido. Es una tarea
ardua para la que se necesita mucha paciencia. Perderse no es malo,
seguramente con trabajo u no vuelve a encontrar el cam ino. Hay q ue
considerar que los limites y los obstácu los también originan trabajos
maravtllosos. Necesitamos de toda nuestra imaginación para produ·
c1r desdc nlli La tarea es dillcil pero placentera A veces entramos
en callejones que nos parecen sin salida, pero tarde o temprano ~
encuentra el camino. "Cuando la msp1rac16n llega, me encuentra
trabaJltndo' (M. Chagall). Con los niños generaJmente no me sucede
Ellos siempre encuentran la aguja en el pajar.
La fórmula para la creatividad parece simple, cuando la pone-
mos en obra encontramos la.s dificultades.
Por eso es que se necesita mucha paciencia para no saltar
etapas en el trabajo. Dejar hacer. Y mucho respeto por esa entrega
del nu'lo, del adolescente y el adulto. La critica debería ir acompa-
ñando el deaarrollo de la tarea de manera que ayude, abra puertaq
y no bloquee. Hacer de éste un eapaelo donde cada uno pueda
dealnhlblrac, hablar de sus deseos, llu1lonea, male1tares, a partir
del cuerpo, conocerse en la relacl6n con los otro1, a partir de Ja
creacl6n.

144
Bíbllo¡ra fia

BAR.D., Jacques.
La Danza moderna.
NACMONOVITCH, Stephen.
Free Plsy. La 1mportanc1a de la 1mprov1sac16n en la Vida)' en
el arte
R OLF , Ida. Rolfing.
La integración de las estructuras del cuerpo humano.
CAPÍTULO 111

Ps. Jorge Sc111:iarr1cq

ADOLESCENCIA Y DROGADEPENDENCIA

Les traigo un recorrido no totalmente formalizado de esta le


matica, en la que se interceptan filcilmente la Adolescencia y
Drogadependencia. Si bien es una práctica que sostengo, creo que to
mas rico que puedo hacer es narrar algo de ella y formular algunos
interrogantes de esta practica.
El tema de consumo de tóicicos fue una preocupación, que a m1
siempre me habitó desde hace muchísimo tiempo y
sistemáticamente to vengo haciendo, por esas cosas que siempre
ocurren, hay otro que viene al deseo de uno, me convocaron a traba
jar en Casa del Sol, Institución abocada a la atención de pacientes
con esta problemática.
De la experiencia que tengo del trabajo con adolescentes y de>
las cosas que vaya a mencionar generalmente tienen que ver con el
trato que sostenemos en Casa del Sol.
En aquella convocatoria a trabajar en esta lnstimción, allá por
el año 1986, tratamos de ubicarnos ante esta problemática a partir
de nuestra experiencia como psicoanalistas . Voy a hacer referencm
a dos textos de S. Freud, "El Porvenir de una ilusión" y "El malestar
en la cultura•que nos pennitió empezar a trabajar y me da pie paro
lo que trataré de transmitir.
Freud nos dice en el "Porvenir de una ilusión" : "La culturri
humana -me refiero a todo aquello en lo cual la vida humana se hn
elevado por encima de sus condiciones animales y se distingue de In
vida animal. Por un lado, abarca todo el saber y el poder-hacer qU<'
los hombres han adquirido para gobernar las fuerzas de la naluralrm
y arrancarle bienes que satisfagan sus necesidades; por c•l
otro,comprende todas las normas necesarias para regular los vtnntlo~
recíprocos entre los hombres. Esas dos orientaciones de In cul111111
no son independientes entre sí; en primer lugar, porque los 111ncult••
reciprocas entre los seres humanos son profundamente 1110u1<lo8 poi
la medida de la satisfacción pulsional que los bienes <'X1"lrtt1r-11

147
hun·n posible; y en segundo lugar, porque el ser humano individual
p1wcle relacionarse con otro como un bien el mismo, si este explota
su fuerza de trabajo o lo toma como ob;eto sexu;1l; pero además,cn
tercer lugar, porque el individuo es virtualmente un enemigo de la
cultura.que, empero está destinada a S<'r un mteres humano uni-
versal. Es notable que, teniendo tan escasas pos1b1hdades de existir
aislados, los seres humanos sientan como gravosa opresión loa
sacnficios a que los insta la cultura a fin de pcrm111r una conVJvencia.
Por eso la cultura debe ser protegida contra los mdividuos, y sus
normas, mslituciones y mandamientos cumplen esa tarea; no sólo
persigue el fin de establecer cierta elistribuci6n de los bienes sino
conscrvarlos; ... '..Las creaciones de los hombres son frágiles, y la
ciencia y la técnica que han edificado pueden emplearse también
en su aniquilamiento.•
"Con miras a emplear una term1nolog¡a uniforme, Uamaremoa
"frustración" (denegación) al hecho ele que una puls1ón no pueda ser
satisfecha; "prohibición", a Ja norma que la establece y "privación" al
estado producido por la prohibición. El paso siguiente es distinguir
entre privaciones que afectan a todos y aquellas que no, que ee
circunscriben a grupos, a clases o aun a md1viduos. Las primeraa
son las más antJguas: con las proh1b1c1ones que las onginaron, la
cultura inició su desasimiento del estado animal primordial, no
sabemos cuántos milenios atrás. Para nuestra sorpresa, hallamos
que siguen siendo eficaces, siguen formando el núcleo de la hostilidad
a la cultu ra. Los deseos pulsionales que padecen ba;o su peso nacen
de nuevo con cada niño; hay una clase ele hombres, los neuróticos,
que ya reaccionan con asoclalidad frente a estas frustraciones. Tales
deseos pu ls1onales son los del incesto, el cnnabnlismo y el gusto de
matar•
Mas adelante nos dice: Está en la !mea de nuestra evolución
intenonzar poco a poco la compu lsión externa, asi: una instancia
an1míca particular, el superyó del ser humano, la acoge entre sus
mandamientos" •
.,.odo niño nos exhibe el proceso de una trasmudación de esa
indole, y sólo a traves de ella deviene moral y social. Este
fortalec1micnto del superyó es un patnmoruo psicológico de la cultura,
de supremo valor. Las personas en quienes se consuma se
transforman, de enemigos de la cultura, en portadores de ella" .
.. "Peor s1 una cultura no ha podido evitar que la satisfacción
de cierto numero de sus miembros tenga por premisa Ja opresión
de otros, acaso de la mayoría (y es lo que sucede en todas las culturas
en el presente\, es comprensible que los opr1m1dos desarrollen una

148
1111ens.1. hostilidad hacia la cultura que ellos pos1b1htan con su t rnh11Jo,
prro de cuyos bienes parucipan en medida sumamente escas..1. Por
e.o no cabe esperar de ellos una mtenonzac1on de las proh1bicionca
culturales; al contrano: no estan dispuesto a TC'conocerlas,"" afanan
por destruir la cultura misma y e,·entualmente hasta por cancclnr
sus pre-misas".
En "El malestar de la cultura• F'reud va a mencionar las Sllhdao
P estas restricciones culturales. Dice "La vida, como no es impueatu,
resulta gravosa: nos trae hartos dolores, desengaños, la1 <'111
msolubles. Para soportarla, no podemos prescindir de calmantes. 1,,.
hay, quizá, de tres clases: poderosas distracciones, que nos hug1111
valuar en poco nuestra miseria; satisfacciones sustitutivas, qu~ In
reduzcan, y sustancias embriagadoras que nos vuelvan insensiblctt
a ellas". Algo de este upo es indlspensable ...... una distracción e8
también la actividad científica.Las satisfacciones sustitutivas, como
las que ofrece el arte, son ilusiones con respecto a la realidad, m.u
no por ello menos efectivas psiqwcamente, merced al papel qu~ la
fantasía se ha conquistado en la vida anímica. Las sustanc1a1
cmbnagadoras influyen sobre nuestro cuerpo, alteran su quimimno
No es sencillo indicar el puesto de la rehgi6n dentro de esta S('n~.
Tendremos que proseguir nuestra buaqueda"
El psicoanálisis plantea otra él.Jea donde aparece estQ qu~
F'reud advierte en este texto, que indudablemente el malestar ~•
meludible, es constitutivo. Por suerte eXJste como tal, sino como <11111
mas adelante, qué importancia tendr!a la vida de uno si esta vi1l11
nunca llegase a su fin, no hubiese un acto que pusiera fin, a lo qut
estamos haciendo, esto de alguna manera relanza continuamente
ni hacer.
O sea, que en el tema de la cultura y el tema de la adolescennu.
por suerte siempre la cultura falla en esto de la transmisión llrl
bienestar para todos, si realmente se hubiese logrado ese b1enc•tur
para todos, se hubiera establecido como todo régimen totaht.mo
mtenta hacer; establecer el bienestar para toda esta gente, como a1
esto pudiese ser de alguna manera logrado Para esto digamos c111n
es mdudablc que por más que se esfuercen todas las mst1tuc1onr.a,
1nsutuciones mtenncdias, como dentro de ellas es Ja fam1hn en In
transm1s1ón de la cultura, siempre van a aparecer fenómenos 'l"fl
ucnen que ver con el enfrentar ciertas s1tuac1ones en las cuulrn
siempre va a aparecer el malestar La religión es una de ella
El conocim1ento de los tóxicos, tuvo su lugar en la vida 1lr 111
11ente desde siempre, el caso de Noé por e¡emplo con el nlrnh11I,
luego del diluvio se emborracha, tom~ un tóxico, algo pum fr.•lrj111

1~0
supueslamenle, pero en los pueblos pnm1t1vos se conocian desde
siempre la ex1stenc1a de ciertas sustancias que producian esta
embriaguez, en donde generalmente se tenian que enfrentar con
ciertas situaciones que uno podría llamar del orden de "lo natural" y
uno podria llamar de enfrentamiento con s1tuac1ones del orden de lo
real. Estas situaciones tienen que ver con que los pueblos primmvos
fueron aprendiendo paulatinamente que era et tema de la muerte.
et tema de la vida, el tema de ta procreación, el tema del
desprend1m1ento de la familia, las guerras, la sexualidad, los ritos de
iniciación, siempre había de alguna manera algun tóxico dando
vueltas. Los más comunes eran los tóxicos para guerrear, para pelear,
para disponer de la agresividad, La agresión totalmente sin tener en
cuenta lo que le pasaba a ellos.
Bien, en este sentido creo que nosotros podernos pensar para
la constitución de un sujeto, en el hecho de la pubertad y en esto
tambu~n habia ntos para la inic1ac1ón en ta pubertad La pubertad
funciona corno un encuentro con lo real, en la medida en que todo to
que de alguna manera la cultura le transnutio con respecto a lo que
va a pasar, nunca es igual a lo que te pasa a alguien que entra en
este periodo, ésta funciona como una explosión en el cuerpo de
alKLI 1en que no sabe qué hacer con esto > qui' nene consecuencias
en la estructura sub)CUva de cada uno de tos puberes. Por supuesto,
que no es to mismo que la cultura haya dispuesto de una serie de
ntuales, de teorías, de cosas que se transmiten de generación en
generación para enfrentar et encuentro con este real, que es lo que
cornunmen le se llama, se conoce como adolescencia que es
emmenlcmcnle un aporte de lo social. Con respecto 11 cómo ese sujeto
tiene que enfrentar ese encuentro con la explosión hormonal, que
realmente lo coloca en una situación, al tiempo que repite en última
instancia lo que de alguna manera ya venia padeciendo con otros
encuentros que había producido en su vida, como et descubnmiento
de la independencia que podía tener con respecto a lograr algo de un
goce que no era tramitado por et Otro primordial y que él no
encontraba y que esto en ouo momento, en el periodo de latencia,
que to dispone a encontrarse nuevamente en ta pubertad, ya con
condicionamientos mucho más firmes. mas desarrollados, a este
encuentro tan igual cronológicamente de acuerdo a tas culturas y a
ta t"Xpectatwa que cada cultura tenga para tos adolescentes. En última
instancia lo que ta cultura espera de tos adolescentes es lo que a esa
cultura indudablemente te conviene hacer con los adolescentes.
Para el l!ujeto tiene una doble inscr1pc1on, por un lado, llegar
11 1'>;l' rral posible de procreacion con lo cual te complica b&stante ta

160
r\lstenna y merced a esta cosa de procreación posible, tamb1en se
instala en el de una manera mucho mas marcadn, que algo del cuerpo
de el sc desprende. Esto lo incluye con el hecho de que se
pre~ntifica la muerte de él; que obvtamente ya \•enia tramitando
Ustedes se daran cuenta y ya to habrán visto anteriormente,
posiblemente en algunas de las confrrt"nc1as anteriores que de
~cuerdo a como cada sujeto tramita esta subjetl\11dad, de corno cada
uno enfrenta esas marcas originarias y que se hace con esta falta
en el Otro y que el Otro de alguna manera se admite en falta como
tal, determina que se posesione de una manera con respecto a esta
falta.
Este es un campo que indudablemente hace una explosión de
una manera mucho más marcada en la pubertad y en lo que se conoce
como la adolescencia. Este contenido ideológico que es la
adolescencia es muy importante tenerlo en cuenta en et caso de las
tox1comanias. Generalmente el término que utilizamos desde ta
;:hn1ca, es, sujetos que nenen comphcac1ones con tóxicos, porque
generalmente en la clínica (que en un punto del programa dice de la
inexistencia del drogadepend1ente en la escucha del analista)
nosotros nunca o casi nunca, o muy extrañamente, escuchamos a
alguien que tenga esa pos1c1ón con respecto a un tóXJco, porque no
irían a consulta, así como tos que tramitan todo por ·ta religión"
descrl"en de ta escucha del analista. Lo mismo pasa entonces con
alguien que está en esa posición con un tóxico, posición tal que,
realmente encuentra todo et sentido a la vida, es decir funciona como
una posición eminentemente de tipo íilosoflca. Pero digo, que esto
1deol6gico que tiene la adolescencia, que es muy cornun encontrar
rn la toxicomanfa, en el consumo de algún tóxico, que tanto et entorno
social marca como que es la existencia de un tóxico ta causa del
problema, cuando en realidad no es la causa del problema, sino que
ellos tornan ta existencia de este tóxico como para explicar tos
problemas de desajuste que inexorablemente un adolescente, un
sujeto adolescente tiene que producir como una manera de
conslltu1rse como un sujeto recortado y diferente de ese entorno
famlhar que en ultima instancia lo está formando y al cual remite
estos a ta cultura.
Pero si este camino de subversión estuviese cortado,
cnstahzado, en realidad lo que no se lograría seria la pos1bibdad d<'
que un sujeto inscriba esto y quedaría realmente en una p0s1c1ón de
objeto total. nunca habría una subJetw1dad, esto es tan 1mpensaclo
como pensar que todos sean ps1c6t1cos. en el sentido q11<' no habnu
lu mó.s mmima pos1bihdad de que algu ien inscriba to prtsonol dt•

151
cadH uno. Les voy a dar una apoyatura para que ustedes piensen
esto. me acuerdo de un caso y esto es importante, además tiene que
ver con algo, voy a salpicar, a medida que va}an apareciendo las
cosas .
La gente supone que la adolescencia es una enfermedad,
comunmente Algo que se padece, adolece. que tu~ne que sufrir esto,
pero ¡sil es cieno, pero qué es lo que padece y adolece un adolescente,
smo es el discurso del Otro, en el cual él no puede inscribir algo del
orden de lo personal, esto es lo que padece.
Yo me acuerdo que tenia una materia que se llamaba Psicología
Evolutiva 1 y 11. En la 11, dábamos adolescencia y había un profesor
que nos marcó bastante porque era alguien que en aquella época,
ern alguien que traía cosas bastante de avnnzada que nos movilizaban,
inclusive la Facultad publicó un libro que se llamaba "La Crisis del
Adolescente", el autor era León Perez y él tenia el concepto sobre el
cual pivoteaba todo su trabaJo: que el adolescente tenia amputado el
futuro y traia la amputación del futuro, por algo que nosotros
generalmente lo podemos usar o sea, yo como padre, ustedes si tienen
hijos adolescentes tamb1en, hablamos de la amputación del futuro
en terminos sociológicos. Decía un analista que el discurrir era
eminentemente del orden de la soc1ologia porque la amputación del
futuro en el sentido que tiene el futuro temble, no tiene lugar, la
desocupación, el lugar para ellos etc., etc.. y no podría ser de otra
manera. lo cual no quiere dectr que sea tnn grave como es ahora.
Pero es cierto que el adolescente es algwen que uene que producir
un lugar en la cultura en que está, porque sino el lugar no va a estar,
esto estfl claro, pero no es porque tenga amputado el futuro, yo creo
que la amputación del futuro lo podemos dar en función de que
todos tenemos el futuro amputado, en la medida en que obviamente
estamos v1V1endo con esta marca, por suerte que la castración nos
pone y nos pone en falca y que podamos soportar entonces, que el
cuerpo tenga una explosión, sepamos de la responsabilidad de
procrear, pero sepamos también que con esto se produce algo del
orden de la pérdida y que necesitemos de un tercero para mediatizar
esto de la sexualidad, con lo cual a partir de ese momento estamos
qul'dando en manos de un otro, pero no es la misma poSJetón que
tenia en la consutución subjetiva, en el momento del autoerotismo,
drl pasaJe al narcisismo en donde quedaba totalmente a merced del
otro, que escnbia como un historiador lo que iba haciendo y que: •
"Mi mama me diJo", "mi papa me dijo" . sino que de alguna manera
el 11<lolescen1c es alguien que necesariamente tiene que empezar él
11 N<'I" <'I que historiza su historia. De ahí que muC"hos adolescentes

152
histona Oc ahi que muchos adolescentes nnte estn difkultad q•J"
muchas veces uenen de poder escribir su propia histona, lo hacen
en un diano intimo. que nunca nadie conoce r que en gen,.rnl
podemos pensar y dudar si esto es realmente una escntura que luvo
éxito, porque si uno la inscribió en ese lue:ar, es como que no ac
1nscnbió dentro de el como tal, es una escntura que en algun IUl:t"
alguien desfalleció en escribir esto.
Pero lo que yo quería traer algo desde la clínica; en Casa del Snl
apareció una persona que era de un pueblo cercano, un matnmunm
que venia a hablar acerca de que el hijo consumía, esto es de alg11no1
manera que el consumo de un tóxico aparece como una expUcaC'1011
para todo. Así como la rcUgión encuentra una explicación para todo,
el tóxico encuentra una explicación para un montón de gente que no
entiende lo que pasa. El padre era agricultor, el chico no quena traba¡. ir
el campo y tenía conductas extrañas que eran producto del consumo
para los padres; pelo largo, aro, vaquero roto, toda una sene dr.
historias que, en realidad era, que por el habito sacaban al monJr ,.
no le preguntaban realmente al monJe qu~ hacía para ver ai
realmente era un monje.
Esto es realmente la posibilidad de que alguien pueila
escuchar, sobre todo en el senudo de que lugar ocupa estos que c&tf111
transmitiendo en la cultura a un hijo adolescente. No recuerdo quir.n
es el colega que marca esto: -cuando una madre tiene un hiio lo
hace para ser madre o para tener un hiJO·, o sea que desde el vamo~
nosotros como analistas tenemos que estar esperando escuclmr
ciertas cosas, que es distinto ser madre, ser esa consistencia qur
lleva con todo esto; a tener un rujo que es algo del orden de lo que 1••
tener o no tener, de algo que puede de alguna manera tram it11r1<r·
como algo que se puede perder.
Estas posiciones, y con esto tenemos discusiones bastant1'N
complicadas con los colega.s cuando tratamos de marear esto, porqur.
estas posiciones del Otro primordial que no necesariamente ea 111
madre, pero en nuestra cultura es la madre. Que es esto de Stt y qur.
es esto de tener un bijo, si uno dice ser, me parece que uno eatf•
hablando de una posición de una madre cuyo hi.JO pasa a ser algo drl
goce de ella, podríamos tener una madre que está en posicion clr
tener un hi¡o como si fuera una emblematica falíca de eUa, con lo
cual de alguna manera le va a traer bastantes problemas de resig11111 In
como tal y podemos escuchar a una madre que tiene un smtonw 1•cn1
un hiJO y que el sintoma es que habla de esto, que de ali¡una m,111rlll
este hijo le hace padecer como tal; son ircs po1t11·1n11""
indudablemente que el Otro primordial puede tl'ner ron rt-•pnh• 11
un rt>c1en nacido, que van a estructurar de una manera muv
marcada a este chico y que Juego en el momento de la pubertad va a
u:-ner la misma consecuencia, nada mas qu<" amphficada, porque
están más grandes. porque pueden hablar, pueden comportarse,
pueden enírentar a los padres. los hijos .
Este ejemplo que les traigo, apareció como un síntoma de fácil
corrimiento, es lo que comúnmente nosotros podemos trabajar en
Casa del Sol, con padres que vienen y en quienrs el hijo es un síntoma
para ellos, con lo cual no quiere decir, que nosotros tengamos que
pensar que lo que la madre trae es un relato del orden de lo que le
pasa al chico, sino que le pasa a ella, que esto es el padecimiento
que ella tiene con un hijo que supuestamente consume un tóxico,
en general en estos casos hay una preocupacion por un sujeto, to
cual a la escucha de un analista, que otm persona se preocupe por
otro SUJeto es a tnulo de estar escuchando que ahí hay una marca
muy clara de desprendimiento que se ha inscnpto como tal y que a
corto plazo de poder escuchar a estos padres con los cuales nosotros
quedamos ya que son los que hacen el pedido y posiblemente se instale
la demanda, tramitan un tiempo, no muy largo, con un analista y
empiezan a encontrar, este síntoma a que r<'mlle, y a que remite y
desaparezca del discurso de los padrl'"s el hecho del b1JO
drogadependientc y que el hijo empiece a tener un nombre propio,
una in sen pelón propia y que nunca más consuma, discurswamentc
por lo menos, no lo traen nunca más como problema
Esto es una posición y una posibíhdad que nosotros tenemos
en CMa del Sol, hay casos más complícados en donde realmente la
preocupación de estos padres por este hijo adolescente. digo hijo
adolescente porque en general, y no podrfa ser de otra manera ya
que esto lo lleva a decir lo que no tendría que decir a veces muy
marcadamente, que si estos fenómenos de la drogadependencia no
apart'cen en este momento de la vida en donde> realmente hay un
enírentamu:nto con los padres y una pos1b11idad de los padres como
modelo de exphcación, del fracaso de ellos, que no es fracaso, que un
hijo se vaya no es fracaso, es un éxito, ¡no!, lo toman como una
explicación de que hay mala junta, los elementos extranos que se lo
sacan, que le cambian la cabeza, que la droga, que esto, que el otro,
esto suele pasar, bastante a menudo.
Este hecho, cuando realmente los padres marcan esta posición
distinta que es esta de tener un hlJO como smtoma, cuando hablan
dc~de otra pos1c1ón que trae más complicaciones ya directamente
hnblnndo cuando el hijo es el goce de esa madre, porque es madre,
llamnt1vomente no tiene una preocupación por el suJeto hijo, tiene

1&4
.ma preocupac1on por el cuerpo hijo, no se pregunt11n nunca s1 d
•hico va a sahr y ser fchz. s1 se va a poder casar, s1 va a poder acceder
a la &exuaJ1dad, no, no, la úmca preocupación que llenen, es "no lo
quiero p<'rder", •quiero que me lo internen•, •quiero que me lo cuiden,
1<·ngo miedo que se muera", es como si renlmt'nte esta mscnpcion
de la muerte, de la perdida, no estuviese mscnpta en ella.
A pesar de que es bastante claro que la cultura 111tenta
1ransm1tir un monton de cosas como pera apretar a todos a que
pensemos de la misma manera, pero al mismo tiempo da cierto grado
de libertad porque sino seriamos autómatas. Y en este sentido In
cu ltura se toma bastante trabajo, como los psicólogos en tareas que
pueden ser ciertas, corno por ejemplo: la ps1coprofilaxis de parto, un11
ele ellas, todo el mundo trata de explicarle a esa madre que ese h111>
no es de ella, es decir todo el mundo trata de explicarle, 'mira que
esto de tener un h•JO, íijate que en reahdad ...• Entonces, aparece
algun pequeño smtoma, porque no vas a ver a alguien para podc1
hablar de esto, y cuando uno habla de algo, ca de algo que va a perder
indudablemente sino no habla. La cultura le dice que cuando nace,
obvmmentc no es de ella, en ese sentido por lo menos en nuestra
cultura, en otra cultura puede ser d1íerente, pero en nuestra viene
en apoyatura de esto, de hecho de que hay que inscribirlo dentro de
las 48 hs., hay una penalización sino se lo hace, mscríbirlo en un
registro simbólico para decirle que este e~ algo del orden de lo
s1mli61lco, además de ese real que tiene ese cacho de carne, que lo
ceda. Generalmente intercede un tercero en auxilio de un
;irdenam1cnto s1mbólico, usted es el padre. usted tiene que anotar y
ndemés tiene que poner el apellido suyo. Acá hay varias
compticac1ones con respecto a cuando son madres solteras, lo cual
no necesariamente traen la perturbación de este tipo, pero ahí hay
otra. problematica que se acota, es decir acá se le esta diciendo que
en realidad esto es a perder, o sea que de alguna manera este reCJén
venido, tomando los términos que utihza AICJandro Ariel, hay que
convertirlo en un recién nacido como tal. Este recién nacido como
tal, pone a esta otra persona en un lugar de protección total, esto es
lo esperado, por lo menos, por la cultura, tal es así, que es penalizado
el aborto, no por un problema étteo, sino por un problema
eminentemente moral y moral quiere decir manejar la conducta de
la gente porque le conviene al orden estatuido como tal, pnra
mantener una producción de gente, una producción religiosa, unn
producción económica, etc., etc.
En otras culturas donde esto llene otro mscnpc16n, no es pt"n;1<lo
·I nborlo, es mas el mismo pobladú, la misma culturu puede esgnnm
el hecho de que s1 se cnleran que tuvieron más de un hijo, o si es
una mujer, como por Cj t·n China corren cierto nesgo, que s1 de
algunu manera nacen y le dan vida y lo acogen en el seno de esa
íamilia, se lo pueden sacar y mutar, esto es clanto por que hay un
monton de intereses en ¡uego, políucos, económicos etc., etc. Pero
en nuestra cultura esperamos que haya un otro que lo inscriba como
tal, un Otro que de alguna manera, a pesar de que uno supone que
es todo lo más importante que tiene, lo puede cuidar, lo puede erotizar,
Jo puede desear. Jo puede conslltuir eomo un ser reoén nacido con
la mscnpción de un nombre . Esto es importante por que en ese lugar,
marca como un hecho de ••ita! importancia para el sujeto esta
10scnpc1ón como tal . Porque a partir de esta tendríamos la matriz
sobre el cual se van a mscribir las mscnpc1ones posteriores en esta
represión originaria que marca que este rec1en nacido, venido como
la!. es desprendido, es parte de la cultura, de este Otro prunordial.
Esto tiene siempre su consecuencia, mejor que la tenga en el sentido
de que uno pueda tratar en el transcurso de la vida, tratar de sacarse
todo lo de la cultura que tiene, esto es una nueva lectura mteresantc
para hacer.
Nosotros hacemos esa lectura tan puntual, que hay ahí, ese
recorrido que h1cunos en Casa del Sol, de heud, con res!)l!Cl'O a la
problemé.lica que estos pacientes tienen y que son asintomáticos,
que tramitan todo por el dolor, en realidad no hacen sin tomas sino
cuando están instalados en esta posición de drogadependientes, son
asintomáticos, por lo tanto intratables, hasta que reproducen algo.
Nos llevó a releer los primeros escritos de Freud, buscando, tratando
de encontri:ir nlgunns puntas por ahi.
Freud siempre va marcando el concepto de defen sa ,
Psiconeuros1s de defensa, ¡que importante es esto de la defensa!,
¿qué pasa s1 no hay defensa?, y la pregunta es ¿defensa contra quién?
(yo no lo tengo, yo les puedo dar unas ideas de lo que puedo pensar lo
cual es bastante dificil de concluir como un recorrido con un moño).
Esto, yendo al hecho del nacimiento de este futuro adolescente, cuando
cltgo esto me acuerdo que en algun momento determinado la sociedad
amencana, en el hecho del nac1m1ento se elegía el nombre, la
escuela primaria, la carrera con la cual se iba a terminar y a
culmmar la universidad, era un poco asila marca que había, porque
en realidad esto es mteresante pensarlo, qué pasa en estos paises
tan hegemónicos. Porque la fam1ha como reproductor y promotor del
orden r el control social, tiene un cierto éxito, en tanto el padre
apar"<:e romo soportando y portando para el hijo, es el que de alguna
mnnera transmite la 1deologia esa , pero en realidad lo que esta

t56
haciendo es transmitir 11na icleologia en la cual se le transmm: ul
padre estos valores como uil
Si el <.'Joto fucM· tun grande del comrol social sobre el control
familiar, que es lo que de alguna manera empieza a pasar en algunos
hechos de la tecnolog1a, el discurso del p<1drc real empieza a decaer
como tal y a perder !ll'nt1do y es el problema mas serio que tc•nemos
m la constttuc1on de este dibujo, esta constelación de hechos, que
se dan para que a lo mejor, aparezca alguien en el sentido estricto
de la palabra toXJcomania o drog¡idepcndiente del cual después vamos
a ver cual es
Pero estarnos en esto de las vicisitudes del nacimiento por eso
decia que lo mejor seria y es plausible para nosotros que nos
sacudamos todo lo que podamos este malestar neurótico que
tenemos, pero qu..- es conaututlvo paro nosotros en cuanto defensa
~ue tiene que ver con lo que Freud traía ante lo pulsional pero que
podemos leer romo que lo puls1onal siempre tiene que ver con la
inscripción que el Otro pnmordial mscnbe en el cuerpo del recien
vemdo, para converurlo en un recién nacido .
Cuando ustedes leen investidura, la mvestidura que Frcud
1·rabaja tanto, la mvesudura, llamatJvameme en el nacimiento hay
un sacar de les mv1•stidures propias que ese recién nacido tenia que
era todo esto, el saco amni6l1co, todo esto que se pierde, que ahora
se guarda en las sociedades modernas; la placenta que se guarda al
írio; por que es el unico tejido que puede quedar vívo que puede ayudar
al ser viviente a reproducir algo del cuerpo, que de alguna manera,
puede necesitar el dia de mai'lana, porque es de él, esto es interesante
para poder pensar en como la gt'nte t rata de alguna manera de 1r
más allá de lo que realmente la humanidad puede ir con el tema de
la muerte. Pero esto de invest iduras, no serán las marcas que hace
sobre el cuerpo el Otro primordial, por que sí ustedes se plantean,
dificil de planteárselo, pero hay que hacerlo porque además la clínica
con estos pacientes nos lleva a tener que plantearse esto
constantemente, trotando de escuchar como analistas y no sufrir
como los padres, un lug:ir que por delegación, •cuídeme a mi hijo. Yo
le voy a mandar • toda una historia, en que uno queda bastante
comprometido porque ademas de estar en una Institución la cosa s,.
complica mas.
Pero estas mvesl1duras que la madre coloca en este h1¡0 podria
llegar, que de alguna manera la posición subjetiva que este- chico
tenga el dia de mañana, a lo mejor no coincida con el '<CXO b1ológin1,
que esto de alguna mnnern lleve a que el día de mañana <'Sta ¡l<"r·
sona no pueda de ninguna mant-ra hacer un recorte de lo propio, <111c
es de él, por e~tas investiduras, a alguien que nace desnudo,
investidura quiere decir vestirlo y no hay otra mancrn que vesnrlo
de palabras. o vestirlo con signi!icontcs.
Esto es lo que de alguna forma el ser humano tiene que
encontrar como dice bien Freud, defcnt<lft contra esto, defensa contra
esto otro, y recuerda un término que es interesante y que se llama
contrainvestidura y uno estaria tentado de pensar. cuando lee éstos
artículos, pensar que lugar ocuparé la comrainvestidura sino es algo
en contra de ta investidura que tema Y por ah.i creo que es donde
empieza a tallar to importante, que es el tema del padre y la inscripción
que el padre tiene en la constelación familiar y sobre todo en el
crecimiento de éste recién venido, ahora llamado redl:n nacido, lo
dificil de pensar quo! le pasa a este cuerpo que nace totalmente sin
ninguna investidura.
En general la literatura habla de un momento muy anárquico,
terriblemente anárquico porque el cuerpo no está totalmente
terminado, no estén todas las funciones todavia funcionando, no
funciona bien, está la mielinizac1ón de los músculos, etc., etc. que
hace necesaria la asistencia de un otro, que hace que postergue la
cierta autonomfa que tiene que logrtir !':sto aparece desde un vamos,
pero ¿Cómo lo podemos pensar? Lo podemos pensar como que en un
momento determinado hay algo que no puede ser de ninguna manera
controlado por este recién verudo, necestta la ayuda del otro que
empieza a darle un sentido y velar, no solamente en el sentido de
velar la noche para ver si necesna algo, sino en el sentido de ir
velando, como se hace en la pintura, ir velando estas cosas del cuerpo,
dándole un cierto sentido a las cosas del cuerpo, que indudablemente
hacen un llamado a un otro que en realidad no es un llamado, es un
llamado a la nada, encuentra un otro que se constituye como un
Otro que le da senlldo a ese llamado.
Con todas las marcas que paulatinamente le va dando, esto es
lo que le pcnrute en un momento determinado empezar a tener una
cierta organización sobre este cuerpo que funciona para todos lados,
es decir totalmente anárquico, que está como que responde nada
mas que al otro. Podriamos pensar como que es un momento pleno
de una situación del orden del autoerotismo, pero como una cosa de
desorganización que se produce en un recién nacido Yo digo esto
porque en la adolescencia también hay algo de este extraflamicnto
que pasa, y no todos pasan de la misma manera, sino que pasa de la
manera en que realmente se inscribieron estas primeras
experiencias, porque no todos llenen esta desmembración, que se
habla como que es prototipica de todos los adolescrnt.es. Si bien
pueden tener nena torpeza con los movinuentos etc , Ne esto qur
de alguna manera se marca como propio del adoleocentr , «s ml•s un
fPnómeno cultural que otro upo de COAAS, depende en última insl!m• 111
de como uno puede estar acostumbrándose por estas veludum8 'I"''
se han ido haciendo, a encontmr un efecto de sentido a las rn!u11
que se le 111senb1eron y que le permiten velar la aparición de• lo "'ni
del cuerpo. i::sto es como lo que queda velado y asi como el cuerpo drl
-hico qued<1 perdido para la madre con el hecho del nac1mirnto, a
pesar de que to agarra durante bastante tiempo pensando que todaViu
•s de ella, sobre todo en el hecho del amamantamiento, tarnhien
paulatinamente queda velado para el chico, va qucda1ul11
paulatinamente velado como nlgo que se pierde y que no api\11·r~
nada más que como ciertas representaciones que hablan de lo qw·
en otro momento fueron sensaciones difusas, sensaciones mils
orgamzadas y que en últuna instancia empezaron a aparecer corno
que retruten a un todo organizado a través de los signi!icantrs, el
cuerpo estú velado y está perdido.
Pero en el caso de las toxicomanias como otra seri!" ti"
problemas que son bastantes comunes, todos los sujetos humnnos,
cons titutivam<'nte tienen esla posibilidad, en un mornenlo
determinado de producir un fenómeno de aparición del cuerpo renl,
no sabemos que hacer con el, depende de la intensidad de los
esllmulos que pueden productr este tipo de cosas, con extrañamientos,
etc.. cte. O sea, que en un momento determinado dejamos d<' ""r
esta imagen imaginaria que nosotros tenemos y de repente un hnrn
dia vemos el sesgo de lo real y nos encontramos con esta cosa sinieMr.1
que es encontrarse con el cuerpo de uno que generalmente 110
tenemos not ida, excepto cuando nos reímos de una foto, o de l11M
filmaciones que le dan movimiento al cuerpo en posiciones c¡ur.
nosotros desconocemos totalmente y que pensamos que no :<0m11s
nosotros, esta cosa del extranarmento se da en la adolescencui., estn
lleva como el caso que aparece en la mclancolia, como que es algo
que en ultima instancia nunca terminamos de perder, por una senr1ll11
razón, nunca terminamos de perder esta relación con nuestro cur.1 p11,
porque es lo unico indudablemente que sostiene In vida del su1r111
humano, no hay otra, por eso siempre estamos pendientrs d•· r.11tr.
cuerpo, pero pendientes en el sentido del significante, de <111<'
podemos velar la aparición de este cuerpo.
Merced al ingreso del padre como se permite la npanción d.,
un signi!icante que lo marca a el en la conshtucion sUhJl"tiva ¡oc:r
s<mal de el, 1·sk mov1m1ento no es del orden de la 11-mpuraluln<I, 11110
que son momentos lógicos de constitución, pero sino ~~tn rnn~t tlittcl"
desde el vamos no hay ninguna posibilidad, tal es así que, nosotros
cuando pensamos en el hecho de la metáfora paterna, tenemos que
pensarlo como que es exitoso siempre y cuando esto esta como
inscripción en este Otro pnmordiat, en esta madre colocada en el
lugar del Otro primordial, si ahí no se produjo y en ella no está habitada
esta metáfora paterna, no hay posibilidad de apanción, de separación
con el hijo, ni posibilita luego la entrada de esta metáfora paterna
que va a marcar a este hijo con una cosa particular que es el padre
real. Este padre real no tiene ninguna chance si no está corno manda
en la estructura el Otro primordial. Esto es bastante importante y de
alguna manera, uno podría decir que realización hay, en esto de "ser
madre", de "tener un hijo", si es recibir algo del amor del padre o
recibir del padre el falo, en este sentido es la problemática que la
mujer tiene que atravesar como tal, y a la cual tiene que dar cuenta
para llegar a esta posición de haber renunciado a tener esto del pa-
dre, algo que la posibilite como mujer para tener un hijo de otro,
sustitución que ella tiene que admitir como tal.
El padre simbólico podríamos pensar es la inscripción que tiene
la madre, el Otro que ocupa el lugar del Otro primordfa.l, en ese lugar
pero que lo tenga como padre perdido, como tal, y el padre real es este
que de alguna manera tiene como función ultima y primordial la de
sacar a la madre de esta relación con el hijo y hacerse cargo de ella,
si el padre real se hace cargo de esta madre obviamente la coloca en
un lugar distinto y la coloca en pérdida, es lo que permite de alguna
manera que ella renuncie de tener este hijo a no poseerlo. El padre
real, y ahí hay un problema que es que a nuestro entender es algo
que cae generalmente de la cultura, empieza a caer en descrédito,
tal es asi que ha caido tan en descrédito, que en realidad no es
necesario. Con lo que se arma un vapuleo bastante grande
estructural, es más, ustedes saben además que todas estas cosas
que la ciencia trae, que además hasta se podría prescindir del
espermatozoide para fecundar otro óvulo, por los XX. creo se podría
fertilizarlo tranquilamente sin la presencia de este padre real, esto
traería una complicación bastante grande, como alguien que
indudablemente tiende a desaparecer y comúnmente es tan asi que
es un fenómeno de ésta clínica, digamos que hay otros elementos,
otros cuadros que están emparentados con esto de la toxicomanía,
en donde casi no tiene existencia. Es decir, llega a un lugar de
r<·baJamiento tan grande que en realidad queda sub-sumido al
discurso materno, esto tiene sus complicaciones también, porque
en última instancia es como que a veces, el padre real entra a
rompet1r, digamos, para ocupar el lugar del Otro primordial y hace

160
competencia con la madre en el sentido de cumplir el talllhic·n i111o1
posición eminentemente nutricia, en el sentido de ser u11 prov1·1·dor
total, pero donde el discurso del padre real cae sobré todo mH!i ¡~>r
poder soportarlo como tal en lo real que tiene y lo dificil pnrn el ¡i.id1 ,.
es admiurse en esto real que tiene que no puede dar cuentH y q11c·d11
bastante lejos de lo que nuestras insignias imaginarias piden C[\I<' d
padre tenga que tener como tal, esto trae un lio porque en p;~iwrnl
hay padres que intentan para parecerse a esta cosa imaginaria que
la cultura le pide, el hijo le pide que sea, puede tratar de aparct'c1
como alguien que está más allá de las posibilidades de él y realm<•ntr
no tramitar el hecho de que el padre real, es un padre que
evidentemente no puede con todo, puede con la vida de el, como tcKlo
sujeto; no puede con las otras vidas, estos son los esfucrzoa
desmedidos de un padre que en vez de decir no va más y acá me paro,
y sigue, sigue, tiene que proveer, •y que van a decir el dia de mañana",
como que realmente está instalado en ese lugar del padre bueno, es
el padre que da todo.
Recuerdo casos que traen estas inscripciones, en realidad el
tema de la adolescencia y la drogadependencia que a veces va tan
emparentado con estas dificultades, es el momento en donde se pone
en juego, el encuentro con ese real, como lo tramitó como tol
Entonces aparece, hay que tramita.r ia de esta manera, en cuanto él
no puede trarmtarlo de otra manera, y aparece por una deficiencia
en los orígenes en donde algo de este cuerpo aparece sin velar, ésla
erupción de la química del cuerpo, de lo real del cuerpo, aparece como
la posibilidad de buscar algo que lo inscriba como tal, que le pongo
orden al cuerpo, en general lo que puede poner en orden al cuerpo ~~
orro quimico, como son las pastillas para dormir, por ejemplo, aparec1·11
los tóxicos también, que en ultima instancia es un ultimo intento
que tiene de producir a 1Otro una falta, porque es ahi donde desíalle~t
el hecho de que alguien pueda dar cuenta del cuerpo real que apart"r<'
v no ha podido dejar de lado. Que alguien lo vele como tal, un lóx1rn,
y al mismo tiempo queda encerrado en un discurso en donde hoy
alguien que puede darle todo. La posición que tiene con respecto ni
tóxico en la medida que el no lo tramita por la subjetividad qurcl-1,
evidentemente, como el hecho de que quede en la misma po~1cw11
que antes tenia con la madre, que había pensado todo para él, hnlrni
tramitado absolutamente todo.
Con respecto a esto, hay varios casos que en Casa di' Sol 1111•
marcaron mucho en la clinica. Esta es un chnica di' 111111·1\n
movimiento, porque hay otras clínicas que ustedes pueden csn1rhH>
en otros lugares, donde aparece una cosa mucho mas estuhh·c·11h1 d1

111 t
acuerdo a lo que supueslomente un neurótico puede, de alguna
manera, tramitar en un discurso, es decir, están las cosas más
puestas en su lugar, un padre íunc1ona como padre, las quc3as por el
padre "qué me dio, qué no me dio• .. la madre funciona como madre,
tocia esta h1stona del neurótico, malestar que llevan los neuróucos a
análisis .
Pero aca, donde aparecen estas s1luac1ones es algo de una
recompos1c1ón real, que en un momento detenmnado uno tiene que
hacer para que un cambio se produzca como tal Uno tiene que
producir un cambio en lo real, porque hay algo que esta caído en ese
lugar. Por ejemplo, yo me acuerdo ele las pnmeras indicaciones a la
pnmera consulta que nos llegó, hace cerca de diez, once años a Casa
del Sol, tuvimos una entrevista, dos personas, creo que vale el miedo
que teníamos, que era una madre y una h1Ja. hicimos una entrevista,
la gente que estaba allí tenia un recorrido, obviamente no era la
primera entrevista que hacían, pero sin embargo salieron de ahí y Ja
pregunta que se hacían era, que pasaba en ese lugar, porque
realmente no entendían si la persona era una psicótica sobre
saturada de medicación, una deb1l mental, o alguien que estaba
fumado. ¡Dllren que espectro! Era bastAnte ampho para poder pensar
de todo, nosotros hablamos quedado conmovidos con el hecho, mas
fijense que notable esto, no es hacer nnahsis de familia sino que son
movimientos en Jo real, que uno hace con la familia, es totalmente
distinto para que se puedo posib1htar la tramitación de un discurso,
porque si uno no tramita un cambio en lo real, los discursos pueden
decir lo que dicen, pero en reulidad uno pierde eficacia en cuanto no
una intervención en lo real sería unu indicación, que alguien pueda
decir esto es de la cosecha mayor sistemática, vieron que los
sistémicos dan tipos de conducta, pero no es una conducta para hacer
desaparecer el sintomo, sino que esto es una indicación en lo real
para proclucir y relanzar un discurso y que sea posible, que algo se
tramite. El caso era éste: Una chica babia ido con la madre. El
terapeuta se da cuenta que el donnír de esa familia consistía, que
en el lecho de matnmonio dormía la madre, la chica que tenia quince
años y en el suelo, en una colchoneta, dormía el padre. Esto a nosotros
nos hace pensar que el padre estaba caído como tAI, el sacrificado
como tal, tratando de sostener que ti de ese lugar no se iba. El primer
cambio que se prodUJO ÍUe la indicación del terapeuta de decirle "bueno,
mire, si usted quiere volver la próxima vez pasa ésto", esto es legitimo
decirlo, y no se nos cae nado de ser analistas, como cuando alguien
viene y dice ª¡Ah! su hijo llene dos años y está durmiendo con usted,
mire usted haga lo que haga ¡no!.. porque siempre ha)' un elemento,

162
pero usted haga lo que haga pero ese chico de ah1 se va, a partir de
esto usted venga• porql1e sino es dar vut'lta y vuelta y el hecho e.i
mamoVJble en ese lugar por mas vueltas que le demos
Entonces este padre real hay que recomponerlo de alguna
manera y íu<'nS<" que notable que el padre real paulatinamente va
decayendo en su función como tal , es alguien que no anuda mas el
discurso, la tramitación a1mbóhca de los hechos, no lo 1maginano de
los hechos, no anuda nada, porque el padre real lo que tiene como
elemento pnmord1al, es decir que en algún lugar de alguna manera
provoca un agu3eream1ento de lo s1mbóhco, en el sentido de que no
todo es s1mbóhco, sino que hay algo es del orden de lo real, entonces
las palabras valen, pero valen en cuanto tíenen un enganche con
este lugar real.
Hay una película que se llama "Tiempos Violentos•, donde el
director Taran tino trabaja esto a lo que hago referencia, en donde la
gente planea el asalto a un bohche, que es como empieza la pelicula.,
Realmente cuántas veces nosotros en chiste podemos hablar de
cometer una transgresión. "Sí asaltamos el banco, hacemos esto,
hacemos lo otro, vendemos esto o lo otro• cosa que después no
hacemos y probamos por otro lado y nos vamos. Ellos lo dicen y al
final de la película lo hacen. Es decir, esto es lo que les pasa de alguna
manera a los adolescentes que van a Casa del Sol y que tienen
problemas con las drogas, y en donde en un momento determinado
dicen; •usted me uenc que parar porque no hay nadie que me pare a
mi", y realmente si lo$ investiduras no tienen contramvestiduras, y
a veces, soy duro en decir esto, porqlle hay algunos que tramitan
esto por la religión, porque s1 un hijo puede llegar a colgarse de una
cruz con tal de que el pudre ex1st11 como mi y no aparezca ningún tipo
de castración del Otro o sen, que lo contrainvestidura esto que le
pone un rreno a este devenir, que en un momento determinado dice
"Por favor pAreme, porque cuando salgo de acá no sé lo que voy a
hacer". Bslo puede decirlo un neurótico, comúnmente el
padecimiento nuestro llene que ver con esto que dice •sueno porque
yo me voy a peg.v un tiro" todo el mundo en ese lugar arruga bastante
cuando escucha porque bueno lransrerencía de por medio etc., etc
Uno puede maniobrar, sabe, que esto de alguna manera es algo que
va a volver generalmente, pero hay que escucharlo lo mismo, pero
cuando estas personas dicen esto hay que producir una íntervenc1on
en lo real , como una manera de acotar algo, así como los padres estos
que vm1eron y dijeron en su momento •m1 h1JO se droga porque tu·ne
un aro. bla, bla". No se lo d1J1mos de esa manera pero un poco lue ·
"deJese de ¡oder con su h1Jo y siga nn1endo a.ca a •t>r que le pns;1 a

163
vm1eron, se recompuso la hastona y nunca más apareció esta per·
sona como alguien que consumió. El chico nunca apareció como
citado, digamos que se hizo atender porque consumía, porque el tema,
no es si consume o no, a nosotros no nos interesa, pero en el caso
éste, el problema cuando dice, nosotros inmediatamente lo
prendemos de una oreja, lo ubicamos en algún lugar, no se va de la
institución hasta que lo podamos de alguna fonna, contener, en eso
que el dice que lo contengan porque en un momento determinado
ellos lo llegan a decir •que se van a ir por un agujero•, porque es
como que realmente esto del cuerpo que le produce son esas famosas
crisis de pánico, aparece como un agujero que se lo va a chupar
directamente, como una hemorragia, como que no pueden tolerar
más el dolor, que hay algo que tiene que tramitar, algo que lo pare,
que lo medique, hay que medica.rlo por supuesto. Porque lo llamativo
de esto, este desasinamiento de lo real que tienen, es que también
uno por ahí lo escucha y dice Ahl este me parece que de alguna
manera tramita como algo como no ¡ojo! no es de los pacientes
comunes, esta persona que dijo soy un boludo, yo estuve pensando
que de aqui que de allá a los dos dias vuelve y vuelve enchufado con
todo porque en un momento determ1nado esto se desencadena. y no
tienen como ponerle coto. Pero generalmente estos son los pacientes
que nosotros en Casa del Sol le damos el nombre de personas que
tienen problemas con tóxicos o con drogas, no decir ahi viene u n
drogadependiente, pero en realidad lo que podría llamarse una
estructuración toxicoman.iaca, una estrucmración como tal, nosotros
no tenemos nunca la posibilidad, ni la chance de escucharlos en
Casa del Sol, amén que en un momento determinado ellos advengan
por Ja aparición de la sub;etividad, un sufrimiento que no es del orden
del cuerpo, porque si intentan tramitar el sufrimiento del orden del
cuerpo, que es donde ellos tienen el problema por donde consumen,
no hay manera de pararlos. Ellos tienen algo que ponen, encajan,
que le da sentido, o que controlan con mayor fuerza, digamos un
tóxico que les permite controlar lo del cuerpo, pero cuando alguien
viene por un problema que no es del cuerpo, sino un malestar en su
actividad, en ese momento es cuando vienen, "mire, yo tengo un
problema", ahí es cuando nosotros escuchamos, pero ya no son
toxicómanos, son sujetos que tienen complicaciones con tóxicos y
que no saben cómo hacer para dejar de consumir y piden ayuda. Ya
no están totalmente representados por este significante d roga, para
el cual ellos son un significado, cómo un objeto con el cual de alguna
manera son solidarios con el efecto que las drogas les producen y
que en este sentido Nunca hay que hacer la prueba porque uno no

IG4
que en este sentado. Nunca hay que hacer la pruebn porc111t· uno '"'
sabe si esto lo habita a uno, porque nosotros hemos llegndo a tlo11d<·
llegamos, porque hemos tenido, a veces, un poco de suene nu
sabemos si en nuestro origen hay algo de esto, pon1uc te>dos
indudablemente tenemos una tramitación en donde siempre lrnv
algo de esto, de los que dicen •Ah! pero ustedes fuman•. En r<'ahdad
todos tenemos estas cosas, porque en este sentido la estructuraclón
del deseo es algo del orden de lo que de alguna manera no es con estl,
sino que es, más allá de eso, con lo que de alguna manera u110
satisface el deseo. Bueno, esto tiene un rasgo parecido al de los
toxicómanos, lo que pasa que ellos en realidad no pueden hacer este
rebajamiento y quedan con que hay un objeto que lo satisface y si no
lo tienen a la vista no pueden vivir. Como uno al principio piensa
que no puede vivir sin la mujer de uno, y después piensa cuando
está más lejos, le da más placer. Esto es lo que uno puede hacer y
uno puede ponerse contento cuando vuelva a encontrarla, esto es lo
que no puede hacer un toxicómano, lo nene que tener y saben, "sí yo
no tengo el paquetito acá, lo veo acá", que esto que lo otro, y en un
momento determinado queda chupado totalmente y me lo tomo todo.
Esto del cuerpo es terrible porque es un cosa rara y es una
pregunta que nosotros nos pusimos a pensar desde la clínica y la
primera pregunta que nos surgió hace tiempo es ¿de quién es el
cuerpo del toxicómano, de la persona que tiene problemas con tóxicos?
¿de quién es el cuerpo? Por qué nos hacemos esta pregunta, porque
para que alguien haga con su cuerpo lo que esta gente hace con el de
ellos, nos supone que para ellos ese cuerpo no les pertenece. ¿No
será el cuerpo de la madre, que ellos quieren de alguna manera
sustraérselo con esta maniobra bizarra, como una manera de dejar
en falta a la madre, hacerle perder este? De alguna manera este
cuerpo: "mire cómo esta mi hijo, yo no sé qué hacer...• En serio son
unos espantos cuando quedan muy consumidos por un tóxico porque
realmente el padecimiento, lo que mortifican a esa carne, hagan la
prueba, consuman ustedes un tóxico, sino están en esa posición se
llevan un susto que nunca más piensan en consumir algo parecido.
En realidad esto es efectivo únicamente en un cuerpo desorganimdo
que ha perdido su ritmo como tal, como a veces nosotros perdemos y
tomamos cosas para dormir para adelgazar, para estar más fuertes,
pero que de alguna manera nos recomponen, pero aca el ritmo de
repente se perdió como tal, y no puede ser recompuesto si no es con
la ayuda de un tóxico.
Entonces la pregunta nuestra era de quién es ese cuerpo,
entonces venía la madre y decía "yo lo quiero vivo, asi que hagan

165
cualquier cosa, mternelo. • Entonces uno le llene que contar los
elementos que no tiene en Casa del Sol, y por lo qut' uno piensa que
un buen lugar de internación es en la casa, qut' s1 uno lo manda a
un lugar lo cronifica, en realidad es otro borde que tienen ouos
p.~c1cntes uno puede pensar que son pacientes neuróucos, que traen
alguna comphcacíón con lo real dd cuerpo. !lay otros casos en que
esto es importante d1st1nguirlo, en donde la instalación del tóxico
aparecen personas que son psicóticas, ah1 aparecen como
estabilizándose con el consumo de un tóxico, porque en realidad no
se da cuenta que si Mea el tóxico lo que aparece es una psicosis, por
lo tanto, uno tiene que pensar qué hace con esto. l::n general yo pienso
que es importante que se intervengan psicosis y no queden en este
rebajnm1ento que el tóxico trae porque los colO<'ll en lo posibilidad
total de una subiet1vación, los psicóticos es mucho más complicado
el tema, un neurótico tiene más pos1bil1dndes de subJellVlzar, entra
mucho más rápidamente que alguien que tiene esa precariedad
subjetiva que de a momentos aparece y que no puede hacer
sustttuc1ones, desplazamientos, con los cuales es mucho más
complicado, es como que nos da la idea de que hay una relación mucho
mas luerte con el Otro pnmordial, que no hn cedido nunca y que no
hay un padre, porque el padre aparece en ultima 111stanc1a como un
apéndice del discurso materno y nunca puede parar a ésta, para que
ceda este h1.10. Como verán esto es medio complicado, pero así es lo
que nosotros tratamos de pensar, ir haciendo con lo que va
apareciendo, a veces es tan poco que en realidad n lo gf'nte que está
en Cosa del Sol les queda una marca, el trab11.1or con estos pacientes
que lo8 marca como analistas y son diferentes a otros que tienen
otro tipo de prllct1ca, con lo cual no es una ventl\Jn, puede ser una
desventaja esta marca, que es posiblemente un apresuramiento que
les queda a estos analistas en la escucha, en la rapidez que tienen
que tener para escuchar lo que tienen que escuchar, y que además,
es tan poco lo que hay para escuchar que se agudiza tanto la escucha,
que en un momento determinado puede provocar una precipitación
del sentido. Pero en estos pacientes es un primer intento de
anudamiento que uno hace, hacer un an•.1dam1ento con el poquito
resto que tiene. hacer un nudo que quede como un interrogante y
que el otro se vaya pensando y dando vuelta en estt' nudo como la
araña , La clinica es un devenir, en general. s1 uno escucha pacientes
es para, entre comillas. curarlo. Cuando uno está como analista
rcnunc1R a csto, cuando uno sale de ese lugar generalmente se queja
ron la secretaria ¡ché, no volvió! Porque en realldad uno piensa que
ha hin h<'cho llrl nud1to. Uno esta ahi, no pura que In gente pase, sino

166
para intentar hacer algo con eso. péro es tan pocu el tr¡ <lo •111r hnv,
que a veces es bastante clificil hacer alRO
En Casa del Sol, tenemos algunos referentes histór..-os e un
quien nosotros trabajamos y con quienes compartimos nu<:strn
práctica como son el Dr. Alejandro Ariel. la Dr. llardt"t' llenrkh, , la
profesora Pum Cancina, el profesor L.u1s Giunipero, nos nyudnn
externamente a poder pensar la problemática que Lratnmos dt• da1
cuenta
Cuando estuvo Ariel en Casa del Sol el planteaba algo con
respecto a las toxicomanías, que no son los toxicómanos que nosotros
de a lguna manera escuchamos. Y son de alg1.1na forma alguien que
está totalmente perdido, que no tienen ninguna posibilidad, que son
los que aparecen en algún momento en las pellcu las europeas,
Holanda por ejemplo. En el film "Noches Salvajes• los personaJeS
l1.1ncionan como alguien que no ha sido de ninguna manera velado,
no se ha marcado absolutamente nada, es un devenir constante de
un cuerpo que, yo no se si Uamarlo as1, s1 hay algo de lo puls1onal
pue:1to en Juego ahí, no hay ninglln ideal puesto en juego, nada más
que el rebajamiento de la sensación del cuerpo en uno de ellos a su
infima magnitud como tal, que son lodos los que consumen opio de
alguna manera, morfina tambien, quedan totalmente sedados.
prácúcamente en un estado de muerte. F.;n nuestra prácuca no hemos
Visto este tipo de pacientes, si los hemos tenido a los que A. Aliel
llama adlctos al fantasma que son aquellos que tienen que ver con
la cocatna o con algunas cosas que le dan empuje, sosten de un
ían10sma que mas q1.1e sostenerlo lo impulsa a este tipo de acción, lo
impulsn de una manera totalmente desmedida que no pueden parar.
Generalmente cuando vamos a hablar a algún lado, lo que
planteamos es ser adolescentes no es portar una enfermedad, sino
que de ¡ilguna manera es una expectativa que la sociedad tiene sobre
un 'IUjeto joven. Que les cuesta inscnb1r lo de él, si bien es en un
momento determinado que hace eclosión la aparición de algún
problema con algún tóxico, no lo determina de ninguna manera, como
un toxicómano, pero esto no es más que una complicación como
tantas otras que uene.
Lo importante desde el punto de VISta del Otro pnmord1al, so-
cial, no lo ubique por el mero hecho del consumo como alguien que
S<' puede segregar. que este es el problema que los adolescentes
tienen con respecto a los supériores a ellos Inclusive los padres que
1amb1fn sC'gregan en el sentido de "quiero que seas como yo. pero no
vas a competir en lo mio", porque de alguna manern a los padres les
cucstn poder ceder este lugar realmente para que d sujeto logre

167
<«<=algo de lo superior al otro, esto es generalmente lo que se ¡uega
con un padre que no puede tolerar ~l>tn snuación.
En este sentido ta película ·~1 Mnestro de música•, donde un
padre tiene q ue ('n un momento desfnllecer para que su h1¡0 crezca.
Y si el padre o tn madre están preo<'Upados por s 1 el h1JO tiene que
cruzar la calle, 1r .i la facultad, tiene novia. los peligros de la noche
cte., etc. es porque en algún lugar un goce se quedó prendido con ese
h1JO. Porque si el Jugó y dio las cartas como debian darse, lo que esta
dado en el mazo es lo que va a sahr y si uno de alguna manera tiene
una convicción con lo que hizo y sabe que uno no puede con todo y
que el otro tiene que resolver con tas cartas que tiene, y bueno yo no
digo qu e a uno no le preocupen los h ijos, pero digo que uno tampoco
los va a exponer a los peligros con las ndvertencias que ponen los
padres, •tené cuidado lleva esto, cuidado con los violadores, CU1dado
con los que te dan cosas ...• ¿qué le estAn diciendo; que todo esto se
puede hacer? Por eso en este sentido no hay que socorrer a apagar el
incen<lio porque, pasa con los bomberos, cuando los bomberos van a
apagar un incendio, apagan el fuego y rompen todo lo que hay adentro,
y los padres ge1wrnlmente cuando entran a apagar, lo cua l no quiere
decir que tengan que estar o no, pero de alguna manera totalmente
distinta, como dicen los mé<licos o las propagandas "Cualquier duda
consulte a su m~d 1<0", o cuando los mé<hcos dicen que hay que hacer
cuando hay un trnumattzado, hay que llamar a alguien que sepa
para ver como ~ lo mueve, ésta es la mejor indicación que nosotros
tenemos con respecto a, que tienen que hacer los padres cuando
algo de esto pasa Si ellos estAn muy mal por lo que tos hiJOS hacen ,
consulten los padres, no empiecen o confu ndir la posición que ellos
Uenen en dar consejos, en esto o lo otro, en pregunl(lr en presionar,
en pesquisar porque realmente lo que estAn haciendo es un efecto
de sobre s1gnificac1ón, sobre la conducta de un hiJO, en donde de
alguna manera lo detenruna en lo que ellos temen, de alguna
manera, le pasa Es una profecía autocumplida aquel que teme que
el hijo es, es porque de alguna manera pasó algo y lo empuja a ese
lugar, entonces esto es una advertencia importante cualquiera que
abra la boca es al que hay que escucha r y no agarrársela con los
ndolescentes porque, en última instancia, la c ultura no tiene que
estar preca,,da con la salud de la gente, porque tampoco lo hace por
In salud de la gente, salvo que le salga más económico, para que
haya menos gastos. para que haya más mano de obra. para que haya
mils chicos dispuestos para ir a la guerra .. Toda esta h1stona que la
Ron~dad llene con respecto a los chicos, a los adolescemes, por eso
t·n realidad s1 consumen o no, no es un problema nul'stro Porque a

168
nosotros como analistas lo umco que nos mteres.-. "ª en <tUé con
sume la Vida, o sea el tiempo de vida que tiene y no tos p1odu•·l0s q11<•
consume para v1v1r la v1da. Lo uencn que medlJ' por In produn uin
que un sujeto hace en la vida ,por los actos que est11 pc rsonn rruht.••
·"los grandes hombres son por las obras que realizan y no por 1.1•
debilidades que tuvieron•
O sea que, realmente nosotros tenemos que medir n loa
adolescentes por las cosas que pueden realizar y no s1 fuma un po11t1,
fuma esto o lo otro, porque esto es algo de lo propio de el. lo cu a 1 nn
quiere decir que, a uno como padre haya cosas que no nos gustan Y
bueno ¡qué va hacer! es Ja vida de él. Los valores de los padres c~lo
es interesante porque después en la clínica es lo q ue les pasa n !t1K
analistas en el sentido de que los ideales del analista no tienen qut·
¡ugar en esa clintca , los padres sobrede1ennman con ideales de ell<11>
una manera de apretar, de alguna forma a estos hlJOS, y no le perm1tr11
enrontrar cuél es la causa que a ellos les habita para llevar adelan1"
la vida que tienen, qué es lo que ellos tienen ganas de hacer en IH
vida, qué es lo que pueden hacer y no los que los otros le di¡eron qu"
haga.
Uno 8c puccle preguntar que la gran dificultad en la clínica <':s
estas carac teristicas que de estas personas que se presentan como
asintomáticos
Lo primero que uno trata es, como analista, de escuchar )
como anatista de preguntar, en general los pacientes asmtomat1cos,
llamense tamb1en todos los que tiene que ver inclusive con los
fenómenos psicosomáticos, las anorexias, etc. En general son
asinto mflllcos porque aquello que, pa ra otro es un slntoma, paru In
madre o el en torno social, para ellos lo viven como que realm~nl"
•quiero estar flaca, yo consumo esto ...• entonces, la presentar1011
que ellos llenen, es una presentación que no loft representa. amo
que los presenta y son del orden del ser, de la cons1stenc1a, ellos ""
alguna manera algo de esto saben porque van a mostrarse. no rorno
alguien que está atravesado por un significante y ah1 aparecenn rl
síntoma, sino como que en realidad es del orden de lo cons1st~m 111
del ser y dicen •yo vengo porque soy adicto• y es, como qu ien din·,
esta es m1 tarjeta, acil empiece a hablar usted, o •yo vengo pon1111•
soy bulímica" Nosotros preguntamos ¿y qué más?, a mi no me ¡M'lll
nada y en general en otros lugares donde el dtce esto 1~ prol.'oca al
otro una angusua. porque tienen las marcas en el cuerpo )' •111~
supuestamente esto es tan malo para la vida de la gC'ntr. füuoncl"a,
·nena vos tenes que comer, t~nes que 1r al médico, mirl\ C"nmn r~ll\n,
dejá de consumir esa porqueria", yo estoy bien es m1 n1rrp11, y 1•1
""" r111p1t·1.a a producir y fmalmente eos el diálogo entre uno de estos
puncntes y un medico clmico, peor s1 es un 1ox1cólogo, que no está
advrrudo de esto en donde empieza a hablar en un discurso que es
como la paruda de ajedrez. El que abnó la ¡ugada y el que va a conducir
la partida es el paciente.pero el analista '11empre llene que manejar
la pan ida. o sra, que el otro dice blanca, uno llene que hacer una
pregunta para que no queden dudas de quien va a mane¡ar la partida.
El que mancJa la blanca en un pnmer momento puede manejar la
apertura ¿qué hace? y cómo es esto, es relanzando la pregunta -"ahJ
así que usted ... ¿y que más?• -¿cómo qué mas? le parece poco, diez
gramos consumo y algo más, "no•, bueno quiere decir la próxima.
Bueno ustedes dirán, esto en renhdacl es para tirarse de los
pelos, porque cuando uno dice eso Jo dice pesando en la responsabilidad
que tiene, en el dicho como analista que uno tiene pero tendiente a
crear un lugar en donde el otro que vmo, piense que fue a un lugar
en donde hay algo de desafio, en la medida en que el otro no se
horrorizo y que piensa que ha)' algo más todavía, ºlley algo más que
esto ¿que mas que esto hay? si esto es todo", posiblemente es la
chance que se le da a alguien de pensarse que con eso que él es en
realidad, hay algo que se le escapa, que el no "ªbe que es •escúcheme
\'O vtne aca y qué más puede haber de esto•, u l!l me¡or vtene y empieza
a hablar de otra historie. Pero en general s1 vienen por ellos hay una
cabida que algo empiece a comentar de esto, distinto s1 lo traen que
es lo que suele pasar cuando caen en la ¡ust1cm. que en realidad la
justicia lo unico que hace desgraciadamente muchas veces, es
certificar la identidad del drogadependiente. Como Ftlgunos medicos,
pero •usted es bulirrnca"y ya le puso el sello y con esto puedo tirar
mi vida, dejo de averiguar quién soy, que son las preguntas del
adolescente ¿cuánto voy a vivir, qué sexo tengo? ¿podré tener esto?
¿podrt tener hijos, podré trabajar?
Eso de s1 es bulimico, anoréx1co, se terminó, yo sé que m1 vida
va a ser esta, es como que en ese momento hay una coagulación de
sentido tan grande que hay una consistencia de ser, no se pierde
nada. Por e!IO a estos pacientes nosotros no sabemos bien como
llamarlos, porque vemos que hacen un tratamiento de la realidad ,
lo que ellos logran es modificar algo de la realidad del qulJlllsmo del
cuerpo y C5 como que con eso intentan alucinatonamente a veces,
porque es algo que los reconforta y los coloca bien en ese lugar. En
1111 tratnm1ento cuando empieza, depende este tratamiento de la
t-ficacia, porque cuando vienen hay algo de la eficacia que se pierde.
Hn.v vnnas pos1b11idades uno no podria precisar con exactitud qué
1•s lo 'Jll<' de tumina que haya pacientes que son más tomplicados

170
que se den con cualquier cosa.
Generalmente los pacientes son muv fieles a un Jlrodu< to que
consumen, llámense de los legales o no Yo me acuerdo que hab1u un
pacu:nte que decia que tenía una T, en la frente, de ten¡;cns1I que ca
una morfina sinteuca con to cual se dab.1, es lo único que consum11t,
Estaba muy complicado reaJmente, para poder salir estaba en un
momento muy complicado, en realidad los que tícnen un consumo
~on un tóxico, tienen sobre este hecho ya alguna cosa íantasmát1c-n,
que los contiene, como toda la cosa fantasmática que tiene la harrn
de adolescentes, cuando van a consumir nlgo que es esto del ordt"n
de lo trivial, la complicación seria, que alguno siempre qucd;1
agarrado de la pata, a veces se escucha, "yo fui un boludo, porque fui
a una !Jarra donde había gente que consumía, donde todos salieron y
yo no, me quede, acá estoy, y no puedo saltr, y qué hago, y qué hago•.
F:sto es una historia, por eso les digo que es como una ruleta rusa,
por eso nunca sabe cuándo le va a salir el tiro, por eso lo meJor es no
1ugar a ta ruleta rusa y no meterse en estas cosas, porque uno nunca
sabe realmente la últtma cifra que a uno lo habita y esto puede estar
muy velado, pero en algún lugar hay un elemento que de repente
uno queda coartado en eso y ya no puede vivir sm eso. por eso que si
le falta esto es como que le falta todo, hay algo de esta falta que no
pudo ser tramitada. ni perctida como tal
F.ntonces estas son maniobras que hacen muy acotaditas. muy
en lo particular, tratando siempre de pegar un golpe para desarucu lar
esta presentación que tienen, por este significante que lo representa
totalmente. Cuando esto se da podemos decir que hay un hecho acá
que podemos llamar toxicomanía o drogodependencia, pero no en la
mayorio de los casos cuando el tóxico pasn n ser un significante de
los muchos que estas personas tienen para tramitar. como su¡eto
que lo representa a un significante para otro sigruficante. El tóxico
es uno más, esta al nivel de la novta, del fütbol, del juego. de esto, del
estudio, de acá, de allá. Consume eso como, bueno, a uno le gusta la
cerveza, ellos consumen un pomto, esto, lo otro, y es una cosa a
acotar; con lo cual uno puede decir que está mal porque realmente,
no se si está mal o no, a mí no me interesa s1 está mal. eso es un
problema de la moral de la gente y de la ley, s1 la ley no lo avala ahí,
tcndra problemas
Pero generalmente nosotros hablando con los que representan
lu ley, le hicimos entender este upo de cosas. y en realidad tal es a~1.
que a la ley no le interesa la gente que hace este tipo de consumo, le
interesa la otra gente que hace el uso de esto y pott'ncrn d
desequilibrio del rompimiento del orden social, pnsn con los padn·~

171
tamh1en, los padres en general. mientras queda esto como denuncia
en el teJido social , la drogadependenc1a puede ser una denuncia del
malestar cultural y en una famiba mientras no haya un rompuruenlo
grave de este bienestar familiar que no pase nada, hasta que en un
momento determinado se produce un batahola, un ho entonces. "yo
no se por que, pero me pareeia porque hace cinco arios lo,;. ,.• Lo que
pasa que toda la Vlda estuvo consunuendo grandes dosis. pero no
hacia lio. porque esta bien no estudia, no trabaja, pero bueno no todo
el mundo trabaja, "usted sabe que era bueno, todo lo que hacia ..•. Si
pero digamos, que estaba ahí, hasta que un diadetermmado por suerte
hizo una explosión, porque en realidad este residuo cultural que queda
corno malestar, que la sociedad también trata de ponerlo en caja,
que le entre en el orden social, de no producir un disturbio social
Esto es lo que pasa en los países orgamzados donde está permitido en
ciertos mvelcs, grande$ cantidades de consumo, siempre y cuando
no se penurbe.
En general esto que no encaJa tiene que ver con la sexualidad,
algo que lo penurba y que tiene un quimismo que lo sacude, para lo
cual no tiene respuestas propias "! que para su sausfacc1ón ni le
alcanza ese cuerpo. si hay algo del orden de la pérdida llene que ver
con la sexualidad, si hay algo temido para el adolescente es la
sCJ<Ualídad con el otro, donde el otro le va a preguntar ¿quién sos vos?
Estas son preguntas terribles para desan1cular a cualquiera, digamos
que tienen un encuentro con alguien que es totalmente anónimo, el
que tiene nombre es el otro, él no he ne nombre, él está en una
posición que de alguna manera vive y el otro lo significa como tal con
el efecto que se produce en el cuerpo.
El problema del adolescente del encuentro con lo sexual del
otro y que el otro de alguna manera le puede decir, demandar ciertas
cosas que rl no puede tramitar, el drogadepend1ente no la tiene
nunca, y s1 en algún lugar hay una conexión entre sexualidad y
consumo es por una coincidencia en donde intenta tener un
acercamiento sexual con otro, pero en realidad lo hace con la droga,
·s1 vos me das. yo te doy el cuerpo, pero vos me das la droga• que
hagan lo que quieran, no hay nada del orden de la sexualidad que se
tramita ahi, por eso creo, excepto en la prensa a manila, sexualidad y
drog•l no 8" llev-an para nada bien. Por eso si alguien de alguna manera,
pul'de deftmr una posición sexual y puede encontrar un cierto goce
en el campo del otro con la sexualidad, donde siempre se Juega Ja
s<'xunhdad de uno, se juega siempre en el campo del otro, por eso
con lhct1vo qu<' hay de uno, donde uno se supone en manos de otro, si
<·~to q•1t•dn tramitado como tal. es el antídoto pnrn la picadura de la

172.
d~a.
Pero 1maginense que hay muchos padres que prefieren el l<'ma
de la droga, que el tema de la sexualidad •porque quién sal>t". con
quien \'as a andar ...• es un tema serio para los padres
Lo que se hace evidente en la cbmca que los h11os de estos
padres que van a la consulta no ocupan para ellos la misma pos1c1ón .
Provisonamente. ya que no voy a precisar en este trabajo porque lo
excederia largamente, podría situar al menos tres pos1c1ones que
ocupan estos hijos y que por ahora los denominaría como síntoma,
Falo y goce de estos padres, aunque más precisamente para apegamos
a la climco, de la madre.
Trataré a través de un caso que estas posiciones se hagan
evidente. A qué intento referirme cuando hablo de síntoma, qué es
esto del falo y a qué me refiero cuando hablo del goce. Esto de ser y
tener estén marcando algo totalmente diferente en donde una
pareciera ser en todo caso, que el tener encerraría estas dos
posiciones del sintoma y del falo de un lado, y esa del ser que hace
consistencia con él. más del orden del goce, lo que no se puede ceder
ni penaar en ceder de alguna manera.
Esto de las adicciones uno lo puede pensar como que algwen
está puesto 1·n ese lugar del goce, que en esta posición de goce de
otro, es casi como un lugar que nos llevana a pen~ar, en un término
muy fuene del térnuno adicción o tox1comonia con un lugar casi del
orden de lo irreductible, es decir, en donde cualquiera de las cosas
que haga el sujeto que no está marcado como SUJelo, en realidad uno
a veces dice SUJeto, pero no, es un su1eto que no está prácticamente
constituido, y en donde no aparece de ninguno manera el consumo
como un hecho que propicia una falta en la demanda del otro, porque
indudablemente en el otro no hay ningún tipo de demanda, es nada
más que un gozar totalmente abierto, lo cual es casi del orden de lo
imperdible.
Alejandro Ariel, trabaja bastante con esto, que no es propio de
la chníca que nosotros hemos escuchado a través de lodos estos años
en Casa del Sol. Rara vez un paciente aparece en ese lugar, primero
porque no aparecería el paciente, el paciente no quiere saber nada
de esto Siempre aparece una madre en ese lugar en donde ''lene a
contar, a mostrar. pero sobre todo viene a contar algo del orden de un
goce que está en peligro como para que recompongan la s1tuac1ón
del goce, no para que de alguna manera esto aparezca, por lo menos
para l'lla, como una situación de un sintoma y en donde tampoco, 111
persona por la cual consulta, ha caido de los emblemas fúlicos Lo del
falo estaría mucho mas enlazado con esta pos1c1on 11lU'Cis1sta <'11 dondr

173
lo coloca al hijo, a este SUJ«lO con el cua l ella convive, en una posición
de restituir narcisísticamente aquello que supuestameme ella no
t1cnc 1 esto no pasa.
Algo de la clinica. Son esas entrevistas que generalmente
cuando alguien pregunta por el goce, que esta en vias de perderse de
alguna manera, lo que Lleva es a que se recomponga el goce, a buscar
un saber con respecto a esto. Cuando uno se pone a trabajar un poco
con lo que es una consulta con un padre, aparecen ciertos elementos
en donde la persona ésta, desaparece como si nunca hubiese
aparecido a la consulta. Esto es bastante reciente y creo se presta al
caso y además, uno a veces no deja de salir del asombro de enfrentarse
con estas situaciones.
Recibo un llamado de una persona que dice que es Dra. Y que
es por una hija que consume alcohol y consume tóxicos, me dice que
me la va a mandar, yo le digo que no, que venga ella, si me llamó que
venga ella. Esta es un poco la consigna, primero, porque la posición
que tenga este otro en relación a este sujeto nos da un poco la
posibilidad de poder trabajar y además, era un pedido para otro y esto
no bene ningún sentido, el pedido lo hizo ella. Y me extraño que
habiéndola citado a una detennmada hora, apareciese media hora
antes, siendo totalmente una profesional, que de alguna manera podía
entender, se instala, espera todo el tiempo que tenia que esperar y
empieza a hablar de una hija de 15 años, que tuvo un desarroUo
normal, que algo había visto cuando estaba en 6to, 7mo grado, que el
padre de una amiga le comenta que la había visto fumando en Ja
calle. Entonces ella dice que, después cuando se entera de esto, habla
con la chica, le plantea desde el saber de ella, el hecho de que el
tabaco hacia mal, pero que si ella de alguna manera quería fumar,
no era necesario que lo hiciera afuera, lo podia hacer en la casa, que
despues de todo, ella también a esa edad babia fumado, por eso no se
lo iba a prohibir de ninguna manera.
Esta chica empieza a cursar el primer año; todo va bien, no
hay ningún problema y en el inicio de segundo año dice que va a
dejar. Esta señora contesta que bueno, que en casa se habla Lodo,
podemos hablar tranquilamente, dice: •Le dije que si estaba
confundida se tomara el tiempo para pensar el hecho la elección,
para ver que quería hacer y mientras tanto que ayudara en la casa.
Yo vivo con dos tias abuelas de ochenta y pico de años cada una, así
qué venía bien que ella ayudara y Ud. viera el esmero que ponía en
la hmpíeza., que ponía en Ja atención de estas abuelas, lo bien que
C<X'tnaba, que lavaba... todo bien". Con el tiempo ella le habia propuesto
qu<' s1 quería hacer alguna Larca, que fuera al consultorio de ella a

174
ordenar las historias clínicas, que hiciera una especie clt- sec1 Nnnu,
torio bien. Esta gente vive en un pueblo cerca de Rosario, y esta scnom,
esta medica tiene el consultorio en Rosario. Entonces pai rce qm· la
hija. en un momento determinado, le dice que bueno, que en rcahdu<I
entre vemr un dia sabado a la madrugada o un domingo muy tard<'. v
que se yo con la ruta, con esto, con lo otro, se quedaba ahí. J..c pareno
perfecto, esta chica llamaba por teléfono, estoy acá; bueno al 01 ro clin
aparecia, todo fue bien hasta que un dia no apareció, no aparece un
día domingo, ni llamó ni nada, entonces esta señora va al consultono,
en el consultorio esta la chica con dos muchachos, que ella dice que
tienen cara de facinerosos. Entonces, ella los hecha a los dos y le
pide a la hija que le diga que pasa, la hija trae una rustoria en donde
al chico lo habian echado los padres de la casa y no tenía dónde ir.
Ella se compadeció de él; le dijo que viniera, entonces vino, trajo un
amigo para que no pensarán mal. Toda una historia creible y creída.
Ella siguió yendo a la casa, trabajaba, hacía las tareas, acomodaba
las historias clínicas. lodo de diez. En otro día ella sospecha que hay
una maniobra en el medio, entonces cuando ella termina el
consu ltorio a la una de la tarde, en lugar de irse, de volverse a la
casa, se queda en el centro y a las tres vuelve y encuentra
nuevamente la misma situación: la hija, los dos muchachos. Los
hecha a los dos muchachos, la aprieta a la bija, la hija le dice que en
realidad eran amigos de ella, que ella sospecha estar embarazada,
que además consume alcohol y que además consume tóxicos. La apura
para ver que tóxico consume y no le dice, por supuesto. La lleva a la
casa, le habla del mal del alcohol, del tóxico, le hace gravindcx, no
esté embaraza.da, etc., etc., sigue todo bien. Un dia viernes se va y no
aparece el día sábado, ni el dia domingo. Cuando ella sospecha la
mtsma escena, va al consultorio que supuestamente iba a encontrar
a Ja hija, y se encuentra con que al consultorio le falta la mitad y la
otra mitad, que está prácticamente embalada para ser llevada; la
mujer no sabe qué hacer, hace la denuncia policial de robo, no
implicando a la bija, y en el lugar donde vive hace la denunCJa d<'
abandono de hogar por parte de la hija. Nadie sabia nada donde estaba
la hija y el día lunes, ella se entera que la hija voll>ió a la oasa,
cuando ella vuelve la encuentra. La encuentra, como dice ella.
"parecia haber estado bajo tierra, durmiendo en alguna cloaca porque
en realidad tenia ladiUas, piojos, mugre, fisicamente estaba bi~11, 1io
estaba golpeada, pero tenía todo eso y parece que estaba muy pasado
con respecto a tóXJCOs". Es ah.i que ella pregunta y le dan mi nombre
!,lama para mandarme a la hija y le digo que venga ella y me n1ent"
la historia. Entonces en transcurso le hago un par de prt>guntn~ \'

175
entonces ella me dice que no, en realidad, no y usted que es médica
que le hace pensar, qué pasa en todo esto, qué explicación tiene,
entonces ella dice que: 'Yo en realidad estoy perpleja porque es algo
que no podria haber esperado nunca, no se qué es lo que pasa. yo
vengo para que usted me pueda decir, a ver s1 usted puede pensar
algo de a qué se debe esto que está pasando". A lo cual yo le comento,
usted viene para que yo le comente algo de lo que esta pasando, Yo
cómo puedo saber, pero le puedo hacer algunas preguntas, -•bueno
si, si pregünteme"-. Entonces le digo, mire a mí me llamó la atención
que el padre de una amiga le hubiese comentado (la única vez que
apareció ta palabra padre) el hecho de que su hija íumaba y usted le
hizo esta recomposición de lugar etc. etc. ¿qué dijo el padre?.
- Padre no tiene.
- Oigo: está muerto, está bajo tierra, está en la cloaca el pa-
dre, por lo que ella había traido con respecto a esto, y me dice,
- No sé que es de la vida del padre.
• ¿Cómo que no sabe que es de Ja vida del padre?
- •No, no sé, qué es de la vida del padre, yo soy soltera•.
• Oigo, mire, en el fondo todo el mundo es sol tero, claro, qué
es esto de que todo el mundo es soltero; bueno como diciendo, yo acá
me salvé, yo no tengo nada que ver con nada, todo el mundo es soltero,
"bueno, le voy a decir, lo que pasa es que yo la tuve y en realidad el
padre realmente, prácticamente, no lo conoció nunca al padre, por
que desapareció etc. etc., pero en mi casa en realidad este hecho íue
una cosa fortuita, porque después nos llevamos bien, está bien
prácticamente un gineceo, están las dos abuelas, estoy yo, está ella,
siempre ha estado todo esto bien, no hay ningün tipo de problema, yo
no recuerdo". La otra pregunta que ella me hace, a todo esto estaba
bastante inquieto, porque en realidad que a uno lo llamen con
urgencia, insistentemente, que encuentre una cita, que llegue an·
tes, toda esta historia y que además alguien no pueda poner en causa
algo de esto para que uno no haga el papel del tonto digamos,
escuchando, viendo por dónde vendrá la mano, cuando realmente
hay algo que está ahí al alcance de la mano de ella. Ella dice: "Yo la
preocupación que tengo es de pensar si esta chica tendrá posibilidades
de salir de esto y de mejorar•. Entonces, en esas cosas que uno dice,
"mire es posible que esta chica si puede concurrir acá o a otra per·
sona y contar esta historia y recomponer la historia, quizá tenga
más posibilidades que usted en la vida". Porque realmente la pregunta
que yo me hago, qué ha hecho usted con la vida suya•. Parece que
eso le impactó bastante, porque se sacó el abrigo, entró en calor y
entonces dice "Vamos a hablar a calzón quitado",... "en realidad tengo

176
que confesarle que es una hija adoptada". ¿es una hija adop1at1u ·~
"yo por la profesión que tengo tuve contacto con una gente que h11l11.i11
tenido una chiquita que no la queñan tener y bueno, como yo cstnh.1
sola y ella estaba sola, la adopté"- , y encima le puso Consuelo, (no 1· ~
el nombre de la chica, es una de formación pero conserva lln.1
eq\.uvatencia con el real) -~pero yo, cuando ella me pregunto, le rcml"
la historia esta de que pasó esto y esto, y nunca más se habló, porq111·
realmente nunca más pasó nada".
Se puede pensar que ella venia porque hubo una recomposidon
de lugar totalmente distinto en donde sí temía perder en lo real, n lu
chica por este trámite que estaba haciendo ella con respecto a u1111
búsqueda incesante de una figura masculina, en la cual quedaba en
lo peor, y buscándola en lugares dónde babia ido a parar este noml>rr
de un padre que prácticamente no existía, que era indudablemente,
la gente que estaba con ella, una gente bastante pesada, pero adema,¡
uno puede pensar el odio que está instalado con respecto a esta madrt',
en donde trataba de producirle un dailo en donde ella más tenia puesto
la cosa, que era esto de la medicina, había puesto todo en la medicma,
pero además babia empezado a tramitar algo del orden de 111
sexualidad esta chica, que de alguna manera la ponla en vías dt•
perder ella el control sobre la hija en este goce que indudablemt>nl<'
ella tenia porque si.
Ella temía, en última instancia, lo que ella temía y por lo cunl
ella fue a consultar: es a la agresión que se podía producir sobre lu
persona de ella por parle de la hija, o la gente que estaba con la h110.
Uno puede entender que era signo de violencia que podia haber y
que habia habido ahi, pero ya la agresión estaba con el sólo hecho
que alguien se la sacara; para ella era un hecho terrible de agresión .
La entrevista termina más o menos ahí, ella antes de irse me
pregunta dos cosas, realmente qué hace si el día viernes (eso c1 co
que era un dla miércoles o jueves), si el dia viernes la hija le da·<'
que ella quería ir de baile, de caravana, -"yo no se qué decirle" no la
podia parar. esa era una; yo le digo -¿usted qué tiene ganas de decu i<'
"no"?-. No, yo tengo ganas de decirle un montón de cosas pero t'll
realidad yo no sé si está bien, me parece que ...• Qué es lo que urw
puede decirle a alguien que hace este tipo de cosas, obviameni<' ,¡ 111
persona no remite a la palabra, por más que se le diga que no lo
haga, lo va hacer, esto de alguna manera tiene que lesionai pm lo
menos el narcisismo de los padres, y Jos padres desde esta Jl(l~I< ion
tienen que decir cuál es el deseo, la cosa emblemática que es¡>••rnl"'
con respecto a que este hijo o hija por Jo menos h1c1era por 1·1111 I• Kiii
es una posición fáltca, indudablemente no esperaba que vos l111·111ft

171
t"~lo, que estudiaras medicina, que esto, que de acá, que lo otro. No,
«lla decía que estaba bien, le explicaba, en realidad era para no salir
ele esa posición, ni siquiera ella tenía ningún proyecto para con
respecto a la hija, pensar que el único proyecto que ella tenia era el
de asistencia como empleada doméstica del c1.11dado de las abuelas,
con lo cual ella tenia bastante ambivalencia con respecto que ella no
las había podido cuidar y que Ja chica tuviese algo ahi como una
criada, pero no en el sentido malo del término criada, sino cnada por
ella para el goce de ella, si ustedes quieren, para la atención de ella.
Entonces dice: ·Me voy a despachar y le voy a decir todo lo que tengo
ganas de decir, y lo otro que yo Je quiero preguntar es que si yo como
tengo miedo que en realidad esta chica atente contra nosotras, con-
tra la integridad fisica mía". El narcisismo estaba destruido, no Je
había quedado nada hace rato , sólo le quedaba Jo que ella era, era
como el cuerpo caído en lo real, era como que realmente la podía
mataren lo real. -"Si yo puedo traer para que nos acompañe, mientras
esto pasa, a un jardinero que nos trabaja el jardín, un señor grande
de edad para que nos acompañe". A lo cual le dije, mire lo que tuvo
que dar vueltas esta nena para que usted pudiera introducir en su
casa a una persona, aunque sea un jardinero de edad para que
realmente no sean todas mujeres, lo cual la mujer ésta agradeció
enormemente esto, prometió que iba a venir y no apareció nunca
más.
Es interesante este caso porque en realidad, fljense qué no-
table esta mltjer, sin tener, está en ese papel de ser madre, como de
runguna manera puede denunciar no Ser, porque ni siquiera entra
en cuenta haberlo tenido, o sea que esto no pasa directamente por el
hecho de que lo tenga o no lo tenga, sino que acá aún no habiéndolo
tenido ella dice Ser, y en dos oportunidades prácticamente, esto
aparece, pero bien renegado, está el hecbo ahi ,si uno no se pone a
escucharlo, si uno insiste en preguntar hasta que salga esta verdad,
que tiene de alguna manera que existir en algún lugar, si no esto
es del orden de lo inexplicable. Es decir, no aparecía en esta mujer
además no iba a largar prenda, Jo más interesante es que
supuestamente esto estaba, circulaba dentro del contexto familiar,
porque la chica lo sabía, pero sin embargo ella no podía disponer de
esto, cuando en realidad en otros casos, que aparece del orden más
del sintoma empieza hablar y al ratito •no será doctor que este hijo
que yo tengo es adoptado por que yo bla, bla• y lo pone en causa
enseguida este hecho. Este hecho aparece como siendo la causa de
un sintoma, de un malestar, de una angustia que tiene con respecto
a este hijo que de algún lugar se le ha escapado, se le ha escapado,

178
en cuanto que posiblemente, en ese lugar he quedado tan cc-1111lu ,,
esta presencia real de la madre, que no tiene fisura como pum ¡>ml<'r
elegir un lugar, un recorrido propio de este sujeto. Pero an't <'•111 .
desde el vamos queda dejado de lado, ésta mujer podía haber tr111<111 .
el síntoma de ella en primer plano, "mire usted sabe que pnibi<'"'"
que yo tengo, en realidad en el !Jo que me metí en aquel tiempo, <'Hin
chica es adoptada, yo nunca me casé, que esto. que lo otro•.
Empieza a hablar de una cosa sintomatica, lo cual diría se1íon'
la escucho otra vez mas, usted deja acá, va a ir fulano de tal, y n ~u
hija dígale que venga. Es una posición totalmente distinta a ésta, ~n
donde ella no viene a esto, viene a que le recomponga una situac1on
porque algo supuestamente se le escapa a ella de la casa, fijensc que
notable, que en realidad, es como que ni siquiera la hija qued11 como
en un registro imaginario. i;;;I registro imaginario plantea para 108
padres el llenar ese espacio con las expectativas que tienen con
respecto a los hijos etc. etc. Esto es lo que los padres tienen en esk
registro, más vale lo real del hijo pueden pensar que puede ser actor
de cine, actriz, deportista, un montón de cosas, la de vueltas qur
tiene esto para el padre o la madre es la cruda de Ja expectativa, de
esa posición de falo imaginario, que colocan a los hijos. Esta mUJCl
de ninguna manera lo coloca ahí, es más Jo que tiene no es algo dt> lt•
desilusión, sino es algo no de lo imaginario, por eso la adicción tnn
temida en lo real que ella tiene. Los hijos rompen esta cos11
imaginaria de los padres, por suerte, sino quedruian dentro de cst11
cosa, de esta emblemática fálica y los padres harían, pavcaria.n pm
la vida sin saber realmente cuál es la ecuación de eUos por complacer
a Jos padres, la maniobra que hacen es romper esto imaginario, "mini
papá apiolate, yo en realidad ..." Esta demostración en lo real, y esln
devolución como agresión que la madre siente con respecto a la hij11,
no habla nada más de una relación con un semejante, donde el vinculo
que existe y preexiste es del orden de la agresión, de la agresión en
lo real que esta mujer tiene, ya no del orden de lo imaginario, •1111
hijo me ha defraudado yo pensé, mire lo que me enteré que esh•
consumiendo tóxicos•, es otra posición totalmente distinta.
Por supuesto que la clinica que nosotros vemos generalmenfr
tiene mucho del sesgo de esto de la relación especular, no imagumrin,
porque a veces escuchamos en Casa del Sol, a los padres que vlenru
a quejarse de como los hijos los martirizan, como les pegan, "rni m:11 ltln
no sabe qué hacer', claro el chico tiene 17, 18 años, el padre l 1t•t1f'
cincuenta y pico y este chico grandote cuando le dicen que no, li •
casca, es decir esta es la cosa especular, porque s1 esta d~nl 10 dr•
una cosa imaginaria es imposible que este hecho pued<1 pns•JJ ni11111

11•1
tal, hay un ordenamiento con este hech<> simbólico con respecto a
este padre real que esto no pasa, pero acá es como que quedan
realmente con la cosa especular con et semejante; no es el padre, no
es la madre, es un semejante con el cual tratar, pero ese lugar que
el otro también lo ha colocado por la estructura, no por la mala
intención de nadie por supuesto, pero lo ha colocado en ese lugar
digamos, en lo real. l>sto es la clínica de muchos casos en casa del
Sol, donde los padres son padres golpeados .
El temor de la madre estaba más referido a lo que ella le hiciera,
que a lo que a Ja hija le estaba pasando .Le pregunté algo así ¿usted
está casada?, "no, no•, nunca había resuelto esa situación; le dije
esto nuevamente, mostrarle la posición que ella tenía, mire Ja
posición que usted tiene, en realidad en lugar de preocuparse por
usted y preocuparse de que le pasa a su hija, en realidad usted está
preocupada de que su hija lesione la imagen suya, una lesión de la
imagen de ella, del orden de lo especular, como si fuera un semejante
más, esto de la filiación no figura para nada..
Entonces creo que por ahí tenemos este caso que podriamos
hablar tranquilamente, el hijo este que ocupa el lugar del goce de
este otro puesto en el lugar del Otro primordial, acá irrestricto de
alguna manera, por que no hay nadie que le ponga un coto, pod ria
haber aparecido como un sin toma de una madre, si se pusiese hablar
de esto y luego una madre que, otra madre que no hubiese transado
en que la hija hiciera otro tipo de cosa de lo que ella pensara, pero
más del orden de la cosa fálica, representando los ideales de ella.
Aca no hay nada de esto, ni siquiera aparece como una cosa del
orden del narcisismo herido de parte de ella, no estaba herida por
ella, nunca estuvo herida por esto, estaba herida realmente porque
se la iban a sacar, es como una pérdida que rompía Ja consistencia
de ser que ella tenia en ese lugar.
No hay posibilidad de hacer teoria, para que la haya tiene que
haber una pérdida, y en esta mujer no la hay, por eso yo Je dije:
"bueno usted que es doctora, que de aquí, que de allá, qué me dice
con respecto a esto que le pasa, qué versión tiene usted". No tenia
ninguna versión, "no sé" dice, "en mi casa no le digo que es el paraíso
pero en realidad no tenemos problemas'. ¡Vaya que no tenía
problemas!.
Por suerte, por lo general no vienen en esta posición. El destino
de esta chica puede ser trágico indudablemente en esta posición
c¡ue el otro tiene, donde no le da ningun tipo de espacio.
Indudablemente me parece que va a construir un padre en lo real
con los desechos de la humanidad que encuentre, por eso esta

180
adherencia que tiene a hombres, csw 11dlw11·111 1n 1¡11<• il>'lll .111 1¡11
haya por otro lado ningún tipo de cos;111rn11tllló•t1.1, c·11, 11 11111111l l1.,111lu e
de m1 vida, que me saque de este lugar no, uo, p.111·• •• qu,~ 110 J,,
sacaban de este lugar porque que es lo que poclt '" pil'•I' 111 (1, • " " " "'
un muchacho, se embaraza, hay un rompmucnt<> rl1• 111 11111111• 11)11 v
se dan estas separaciones que se producen con '""'º" hr• hw1 1·11 l.1
adolescencia, pero acá no hay una fuga; en u ltunn 111s11111""' lcr qw•
hay es ir a otro lado para caer lo más bajo posibl<' y vn a t«r111111111 c·11
el mejor de los casos viviendo con la madre corno un apt'11dtr1· clr rlli1
y nada mas. Es decir, no hay una pérdida que cause absoh1t1111w11tr
un decir, ni un deseo. Ella es como que todo le venia bien. fumr11 rKlu
bien, dejar Ja escuela está bien, cocinar está bien te droga~ ¡w1 u
bueno vos sabés que después de todo ... , todo estaba lnr 11
Indudablemente ella no podia de ninguna manera poner algo de el111
lo que pasa que si ella llegaba a decir algo de lo que dijo, que iha "
decir me parece que en ese Jugar ella iba a decir más cosas que lua
que queria decir, iba a decir muchas cosas que tenían que ver co11
ella, por eso hay una imposibilidad de poder pensarse diciendo csle
tipo de cosas para con la hija.
Este es un caso interesante, todos estos casos son interesantes
para poder pensarlos y la intersección con el tema de adopción y todo
Jo que tiene que ver con el tema de tribunales. Muchas veces en
donde esto es interesante pensarlo, desde esta posición, en que luga1
va a caer el adoptado, si nosotros tenemos una chance de elegn·,
porque cuando el chico Pace esta posición no puede ser realizada,
porque no hay ningún dispositivo que se interponga, en cuál ei; In
posición que el chico va a tener en la estructura familiar. Pero ~n el
caso de la adopción, si uno podria mandar a alguien que los escuche
a los padres y bueno, a ver qué me dice el juez. porque no pasa por t'l
hecho formal de que tenga una casa, que lo alimente, eso es porn
criar pollitos y perros, pero no para criar humanos, pero sin embargo
muchas veces los jueces se manejan desde ese punto de vista.
Que uno intervenga no garantiza nada, pero si uno tiene u 11
cierto entrenamiento y puede escuchar los decires y es muy fac1l,
qué es lo que hace el otro, qué es lo que hacen los padres con la falta,
a partir de qué es lo que hacen con la falla, uno sabe algo, en q11i'
estructura cae y qué es lo que va a tramitar.
Sí en algún momento determinado el matrimonio que adoptó
hijos en el transcurso del tiempo se parece a ellos es un h11r11
sintoma y es llamativo, porque en un momento, si el hijo vw1w v
dice ¿y éste que hace acá, quién es? No se parece.en nada, no ""'"v
diciendo de la contextura física, el color de la piel, los OJOS, no, 110,

181
s1nn c1!ia n111nera de portar las 1ns1gnias Si soportn las 1ns1gnias1 si
fl<"paren· ni padn!, camina como la madre, ucrn• un decir como el
padre, se ha hecho hmcha del club este, le gusta las mismas cosas.
de oll'fl, ele allá, esto ha sido puesto en un lugar de falo 1mag¡nano, ha
soportndo la perdida de esto, habria que ver por lo menos en la
adole~enC'1a que pasa y llene el trayecto que tlcne todo chico. todo
·•dolesrentr en la vida. Si en este lugar queda como un deshecho del
cual no 'le pudo recubrir ningún lugar, yo pensaria que tiene más
que ver con esto del orden del goce, es deC'1r aqut'llo que no se sabe
pam que lo tiene. Todo depende en la posición que son incluidos en
In p'lrrJI\, que lo haya parido no quiere decir nada, hay hiJOS que son
paridos y que nunca se parecen a los padres.
Todo depende generalmente del lugar que toman con respecto
al goC'C, estos hijos paridos y no fa.licizados narC'1Sist1camente, es el
lugar de la espccularidad y esta cosa agresJVa con re~pccto a los pa·
dres pero <"n lo real, seria este enfrentamiento que hay, todo esto
tienr que tener enfrentamJenlO •uno puede no valerse del padre
siempre y cuando se haya valido previamente de el". Pero aca es
como que ..-n ttalidad no queda enfrentado como vahendose del pa·
drc, sino confrontado en lo real con el padre; los hiJOS confrontan a
los padres y por suerte le dan asiento los padrt·s. en el sentido que
dan una versión, un nudo, le hacen a los decires del padre. En esto
quedan como enfrentados, el padre en el lugar de la verdad y él
enfrentado a muerte, esto es muy comun verlo en algunas familias,
en ese lugar, cuál es el lugar que le deja, le deJa un lugar de resto
realmente que le causa disgusto, pelea, eso también 11¡,nc el nombre
de goce
¿Por qué de goce?. Esto es muy claro cuando nosotros planteamos
esto desde otro sesgo, realmente el término de goce tiene más que
ver una preocupación por lo real del cuerpo, generalmente en la
clínica esta que nosotros sostenemos en Casa del Sol es escuchar a
mucha gente que dice "mire doctor, haga lo qu<' qu1t'ra, ll~velo, póngalo
en la policía, pero que no le pase nada, al cuerpo•. El sujeto no tiene
nmguna 1mportaoc1a, si no le pase nada al cuerpo, es como sr eso es
lo único realmente, es el mterés de ella } eso es bastante. Los que
aparecen en eAA pos1c1ón, a lo cual uno le plantea que s1 en realidad
la chficultad pa&a por el hecho de que !!llO~ tC'men perder, la meJor
manl!fll para no perder un h1JO es especulanzado con ellos, es decir
un rlrogarlepend1ente; en ese sentido uno que consume intenta
pcrders•· de esta relación con los padres en la medida en que no hay
u11 rl<'~l'O ck los padtts hacía él, no hay una fnlta, donde lo mscnbe,
do11d1; si· identifique con este obJClo en que lo han colocado como

187
lalw. en esta vacilación, en este d<"sco de los padres. él t'nnw1111a
un lugar donde mtenta en lo real un agujero, cae en esto ele la
1td1cc1on, pero Uamauvamente lo coloca no, en un hecho rrnagmano,
smo en un hecho de cspecularidad con respecto a los padres,"" lo
cual es como que están constantemente con una pulseada toda la
vida y entonces esto que ellos temían perder e:s lo que logran, no
perderlo nunca. l':sta claro. que si uno teme perder a un hrJO no !o va
a deJar salir a rungun lado, lo va a acompañar constantemente, ¡i
partir de que uno soporta el hecho de perderlo, eslo uene que ver co11
,.¡ nacimiento, con tener, no tener, no ser porque s1 es del ser nn
puede perderlo, no pueden soportar el perderlo, aunque esto en algu11
momento determinado provoque angustia, smloma en los padres, qttr•
no duermrn de noche, todas estas cosas que pasan cuando los h1¡0~
vuelven larde
Los e.dolescenles con las maniobras que hacen, más alla dr
que uno trata de mantenerse en lo discursivo, por fuera de lo qu<'
están trayendo, uno se conmociona como tal, obVlamente cuando
alguien llega e Casa del Sol y después que se fue, más o meno8
recompuesto, y uno llene la idea de que <"Sta haciendo algo, al otro
d1a viene, o el día lunes '~ene y es una llaga, golpes, cicatrices por
todos lados Hay algo de la vista que en ese lugar lo conmueve y en
esto que lo conmueve creo que es como un lugar necesano en un
pnmcr momento, de que se instale ah1 el hecho de que esta persona
desee El deseo del analista es puesto a prut-b;i en esos momento,.,
en ese lugar, en esas s1tuac1ones que son pnmeras durante muchQ
tiempo, como en la anorexia, la bulimia, los fenómeno•
psicosomáticos, estas entrevistas preliminares que llevan bastrul11·
l!empo posiblemente hasta que devenga una neurosis dr·
transferenci11, el deseo del analista tiene que est11r jugado. Es un
lugar muy pesado porque en este lugar es como que realmente, u
pesar de tener abundancia de alimentos, de comidas, no hay nadw
que deseara por el, la meJor manera de sacar de circulación 1111
problema que el humano tiene con respecto al deseo de fanta!k"J<1
todas las demandas, esto es lo que comúnmente dicen también los
padres que concurren en el caso de las toxicomanías dicen: "rnlr<'n
doctor no se en qué hemos fallado, nosotros le dimos de todo·. Relatos
que son conmovedores, porque no es gente que tenga mucho dmrro,
no, vendieron la bicicleta que tenían, vendieron todo. el p<"<h.1 y 1...
daban, r le daban este lugar porque en algún momento cuando dr¡nn
de darle, estan ellos comprom<'lldos con un deseo, es de ~sto lo 'I'"'
no pucclen de alguna manera hablar los pndrC's y el otro no s.1tw qur
hacer para que en un lugar d<>lermrnado, 11 lo que ellos I<' p1cl•·11 """"

18~
rc~puesta a esta demanda de darle el otro le diga, no, mira, no. no,
,pero cómo que no! no, no puedo, ahí se produce un gnto di' atención.
S1 hay un texto es que hay lugares. crrcula un saber con
respecto a cómo cnar hijos 1/ qu<' de ninguna rnanrr" uno pueda
poner no el sentido común sino lo que uno siente que es comun a
uno; •no, mira, escúchame vos si. te mato•, pero esto como un limite
e11 algún lugar, por que si no es como un saber "Ya le diJC todo, ya le
diJe que el alcohol le hace mal', de qué sirve ese saber, no sirve para
nada, por lo menos para esto
La inmediatez de la demanda del hijo y la inmediatez de la
respuesta del padre. es lo típico de estas relaciones, es la rapidez de
respuesta que tiene el tóxico sin que nada del SUJeto entre en el
1uego, por eso los analistas esperan generalmente para contestar,
para no satisfacer la demanda, es un lugar de espera, espera del
Otro y a la espera de lo que el sujeto va a decir, va a producir Pro-
duce, dice algo con respecto a esto. Supuestamente a veces los deseos
no son de los más santos, con respecto a esto, el lugar de los padres
no le permite n1 siquiera poderlo pensar en elgün momento
determinado, porque s1 lo maltratasen en ese lugar a lo meJor en el
sentido de prohibirlé un montón de cosas, quedann otro estructura
donde posiblemenre quedaría puesto en un papel m<'d10 obsesivo,
paranoide, pero podria annar la Vida y ser un tnunfador, de muy mala
relación con respecto a la gente. por lo que le pasó. Yo me hice solo,
que C!lto, que lo otro, pero este otro le hubiese permitido en ese lugar
de no responder a esa demande, hubiese permitido que él armase
algo con eso, pero aca lo qut' opnrece que cuando ven o nbnr la boca,
es decir para poder dar vuelta y dar vuelta, cada vez que abre la boca
lo embocen.
La demanda ve girando alrededor del aguJero, da la vuelta, estas
son demandas, y generalmente este gente en ceda demanda de estas
las va intentando satisfacer, cuando en realidad lo que hay que esperar
que le demanda haga su vuelta en relación del agujero, para que en
el r<"COmdo este aparezca el deseo. O sea cuando da doce vueltas, por
decir un número, al egu1ero, en realidad en ese momento son trece
vueltas, doce de la demanda y uno que es el deseo. que es lotalmenre
distinto a los otros, si en ese lugar le estemos taponando
continuamente cada Vt"Z que nbre la boca, ceda vez qu<' abre la boca
le damos una respuesta, lo llenamos de sigmficac1ones .
Esto uene que ver con la dirección de la cura, que en un
mumento determinado, a rada cosa que decia era interpretable 1/ del
de!;t"O nunca se sabia. porque quedaba como cont<'stado con las
111terprrtac1ones que el Otro iba haciendo, 111tervenc1ones estas

184
s;\l\·a1es con relac1on a lo que el paciente decia F.sto hace a 111
pos1b1hdad de poder csp<"rar para que realmente pueda abnr la boca,
porque ceda vez que abre la boca lo embocan pare que no se prod11u·11
algo del orden de la falta que el Otro no soportaría, comos• el Ot10
tuviese que dar muestras que uene todas las respuestas que a rsr
sujeto le harían falta
Para que algo se pueda desear llene que aparecer como pertl1<lo
en la estructura como tal, esto es la causa que pone el deseo <'11
orden como tal, pero tiene que haber esta falta en el Otro, en el dcsc-o
del otro, para que entonces yo aparezca en ese lugar colocandome y
motive el deseo en rru.
En la demanda, lo que no se quiere saber es del deseo del Otro,
por consiguiente cuando el otro abre la boca para preguntar algo yo
respondo continuamente con respecto a esto tapándole la boca porque
no quiero saber de m1 deseo.
En estas relaciones que encontrarnos en la clinica hay una
cierta desesperación de parte del otro que ocupa el lugar del Otrn
pnmordieJ porque en ese momento cuando me cslá demandando,
me está preguntando con esa demanda que está haciendo acerca d<
m1 deseo y aparece que tengo que hablar de mi deseo (el me ~o;
utilizado contmuamente por estos padr<'s) . ¿Cuál es m1 deseo con
respecto a él? ... puede ser que yo no pueda escuchar el deseo mio
con respecto a este. lo que hago primero pnr11 no e-scucharme yo,
tapo mí boca, tapándole la boca e él. que es la palabra que viene de
este otro incipiente. fijense qué notable que las medres puestas <.·n
ese lugar con todas las complicaciones que tienen, es un problemn
bastante complicado para les madres haberles tocado en le cultura
ocupar generalmente d Jugar del Otro primordial, con todn la
responsabilidad que esto tiene para con ella, esto es realmentr
bastante complicado, no es cierto, pero el hombre también uenc
comphceciones.
Ante el primer llamado del h1JO con un grito inespecifico. desde
dónde va a responder esta madre?. Desde el deseo de ella, puedo
responder entonces tomando esto como una demande, desde el vamos
empiezo a embocar con un saber que es de Otro v no con el deseo qur
está puesto en juego por otro lado, durante todo t'l urmpo que c:qtuvu
l'n la panza de la madre, este hlJO. Esto me cuestiona a m1en cunnt11
a mi deseo, esto es lo que cuestionan los analistas en estoN lu¡:n1 rH
con respecto al deseo do sostener esto que es tan terrible di' sostrn•·1,
uno no demanda, supuestamente espera que el otro demandt·. 1'01
eso s1 uno pusiera esto en relación a esta clínica con pacirntes ro11
•dolescer.ces mas en este sesgo de las adicciones. p11s1em .,sto c:omo
una dt.'manda dt• par te de uno, se sentiría malis1mam<'nt.- mal porque
rcahn<'nte los otros lo que estan hac-iendo es no responder a la
demanda de un anabsta, es decir, s1 uno esta preocupado por ellos,
)'a cuularles la vida, si uno se desenuende de ellos en un momento
detemunado i.<! preguntan ¿y este que querrá de mi? Esto es nuevo,
~sto dl"snrti<"uln el discurso del que va y posibihtn el deseo del analista
por qu.- en e&. lugar, s1 uno desfallece este de•eo, no sabe que hacer
para que al otro no le pasen las cosas que le van a pasar casualmente
por que yo me pongo a preocupar por el, en lugar de sostener el deseo
de e..cuchar lo que el otro qwere decir Es un lugar dificil este pero si
uno tiene una cierta advertencia con respecto n esto y uene claro el
deseo ese de estar en ese lugar, de escuchar las thferencia, bueno
creo que dn pie a una posibilidad.
En estos casos es bastante complicado porque cuando Ja
estructura esta puesta de esta manera, ni Biqu1era llene un
ordenamiento del placer, displacer, porque en esta situación de goce
de la que estábamos diciendo. no hay m siqmera, un anudamiento
con t'I plnc-er y displacer, el goce no llene ni s1quí<'ra logrado un
rebaJam1f'nto con el placer-displacer, que permita, una maniobra
distinta por pe.ne del sujeto; lo puede pensar en estos términos esto
me da, f'flto no. Esto es lo más parecido que nosotros hemos pensado
con muchos de los pacientes, no con todos, porque hay distintas
posiciones con respecto a esto.
El termino que hemos encontrado en Frcud es esto de la
hemorra~1a, es una hemorragia que llt'va a que el SUJeto salga por
un ngujl'ro en lo real, sin que haya a lgo de placl'r-displacer que Jo
tenga en otro r<'g1stro. El placer-displacer tiene tota lmen te otro
registro, de esto que algunos toxicómanos t1cne11, es del orden de la
hemorragi¡¡; dificil de enganchar y en este 11cnlldo tie11e que ver,
cuando digo hemorragia, con fenómenos psicosonuilacos, con la bu-
limia, anorexia todo eso, en donde en un momento determinado bay
algo que anda y de repente veinte kilos se engorda o se bajan ocho
kilos t'n un fm de semana, o se consumen todo, o este aguJero
sangrante que tienen los fenómenos psícosomaticos se producen
hemorragias, hasta ese momento andaba todo bien, r de repente se
van) S<· produce esto que realmente es del ord~n de la 1mpuls1ón; es
como que ellos se com'ierten en un Objeto que puede de alguna
manrra reintegrarle a alguien, lo que ellos como objetos van a
¿rl'llt'nnr? In falta en el Otro, en el Otro que m siquicr¡¡ esta marcada
<:otno tal porqur s1 hubiera una falta en el Otro mas marcada tendría
lur,.ar de nlo¡omiento en ese lugar y retom;111a Ac·l1 es como que de
i1·p1·11tl' ~e 111lcnta llenar algo que e11 realidad no t•stH vacio, por eso

1Bll
es un u1t~nto de produc1r un vac1a1n1ento er1 el Otro, para provtK su
una falta, pero desgraciadamente esto lo coloca en lle11ar ese lugar,
ese lugar drsgrac1ado por este hecho en lo real.
Este es u11 problema, un problt-ma d1fic1I de pensar, no luw
una re"puesta univoca, smo vanO!I caminos que se nos abren, lo
que hará que encontremos vanas ver'tliones sobre esta cuestión, en
realidad todas girarán en tomo a la represión pnmordial y en los
tiempos mstttuyentes del SUJeto. Si uno se pone a pensar los prínt'I on
trnb8JOS de l'reud, algo de esto ya he mencionado, lo que era una
carga y una contracarga, hicr una comparnc16n muy general •·oo
nuestro muscu latura, tenemos muscu los tónicos y antagónicos, 1•11
un Juego de fuerzas y contrafuerzas, que hacen que, en determmnclo
momen to el brazo no se me vaya paro nlln, sino que lo lleve, qui' 111
traigu, está como tenso, hay u11a tens1611 e11 el aparato óseo-muscu
lar. ~'1Jcnse que notable los chicos que aparecen con problemaN
espaslicos, tienen esos movunientos locos, es porque algo de este
enganche que hay. que nge los músculos tómcos antagómcos ha
desaparecido. Algunas enfermedades: parkmson, daños cerebrales,
etc., etc., provocan algo de esto también, me parece que esto es algo
que pasa con la carga y contracarga conslltultvamente.
A au me gustaria pensar, habría que trabajar bien los textos d,.
Frcud, cuando uno piensa todo esto, que es la carga, me parece qur.
la carga ttene que ver con esa primera 10scnpc1ón que la madre
produce sobre el cuerpo de un chico, la madre puesta en el lugur d<"I
Otro primordial. Todas esas marcas que ponen y convienen a c~tr•
cuerpo e11 un cuerpo erógeno, esto li<'ne lln ordenamiento, la rnnd1«
estf\ ordenada en un universo s imbólico, como la!, y con este cu!'r¡>u
que crogemza, lo pierde como tal y queda con un cuerpo eró¡¡;eno, Y
ya en este nivel hay una veladura de este cuerpo, a partir de qur· h1
madre no hace lo que se le da la gana, smo para decirlo de ali¡unl1
manera, lo que la ley manda, el ordenamiento de la cultura, la rnsa
fáhca, cómo funciona la metáfora patt-ma, sino la madre podru1
ponerlo en la parrilla y me lo como. Esto tendría que estar en eatn
madre producido como tal
Yyo quiero pensar, digamos, porque nos íacihta bastante pensnr
en estos textos pnmeros de F'reud, que el termmo contracarga, <¡U<'
nene que ver con la represión origmnría que ah1 esta de ulgi1n11
manera marcada, tiene un reforzamiento también con <'st.1 otr•
contracarga que me parece que es el eJercic10, que en t'S1' lut:.11
¡uegu <'I padre como discurso antagómco. d1gomos, con resp<·< 10 .111 lo
lo madre, y digo antagómco por este juego de tonaco y antagu111<0 ll'"
twrwn los músculos de alguna manera, no podría ~er de 0 1111 111.1wrn
porque sino seria un símil con el espasticismo, por eso digo esto, en
1•s1os chicos. nos llama la atención, quí' <'n muchos momentos
aparece cuando uno se entrevista con los padres, tiene dos madres
e~te chico, con lo cual es una cornpiicac1ón que tenga dos madres.
Porque el padre es una madre, no lo digo en el sentido articuludo, no
estoy diciendo que el padre cocine cuando la madre no <'sUI esto
tónico y antagómco; en un momento determmado, se enojan, se
vuelven locos, o •e ponen blund1los, y en rcahciad esto es lo que no
funciona como antagónicos, entonces tocio es permitido, naua es
permitido, es una situación donde me parece que el padre no fu nc1ona
d1scursivamente, con un discurso totalmente opuesto al de la madre,
pero no por el hecho de estar enculado en el st'nttdo, yo a las mujeres
las odio, entonC't's vamos a decir los dos casos antagónicos, digo blanco
porque ella dice negro. Digo arllculado, lo que estoy diciendo, que me
parece, que donde funciona d1scursivamente como que realmente
algo de este aparato empieza a tener sus límites. Yo se que llego
hasta aca, pero yo se que el músculo me llega hasta aca, smo me
ura y me desgarro, hay un problema. esto es lo que realmente pasa
con el cuerpo b1ológi«>. Creo que es esto lo que pasa en el senudo en
que la madre puede lanzar al huo hacia un lugar y en ese lugar lo
trne el padre pnrn acá, lo mduye, y en este lugar, él empieza a
constituirse como tal. en una cosa de placer-displacer, en donde el
exceso de empuje, de carga. mdudablemente provoca el deceso del
aUjeto y la contracarga, s1 bien se ha retirado totalmente la carga en
esto de la contracarga produce el nirvana, desaparición del sujeto,
estos son los cxtremos, esto armado por una ley que hace esto de
carga y contracarga.
Sea que en última instancia hay una doble veladura, que el
cuerpo está velado a partir del hecho de que la madre tiene velado el
acceso al cuerpo del hijo, a pesa.r que lo ha) a pando por esta cosa del
nacimiento, por la membrana que lo recubre, pero sobre todo por la
membrana que le recubre a ella el ordenamiento simbólico que tiene.
E:ste cuerpo real, deja de ser real en el hecho del nac1m1ento, está
velado el cuerpo. pero al mismo tiempo me parece que el padre le
pone una doble veladura a este real, refol"Ulndo la intercticci6n que
ya tenia la madre en su lugar, <'n su estructura de ongen, le pone
una doble veladura. por lo tanto está perdido. Cuando digo veladura
<"S que lo que csui perdido es el goce de la madre ahi y el padre refuerza
de alguna manera la prohib1ció1t del goce, retirando de la c1rculac1óo
11 la madre dd hijo en la medida de que el tiene que ver con esa
madre, esto provoca un primer ordenamiento de presencia. ausencia,
r.n donde la mctafora paterna lo ordena de otra manera e1t este

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en donde la metáfora paterna lo ordena de otra manera en ""'"
anudamiento que hacen los tres registros. Esto seria pensar el<' 111
doble veladura que tienen. Digo porque en realidad me paree~ muy
simple hnblar solamente de la metáfora paterna, como el hecho de lu
interd1cc1ón, etc., etc. Porque obviamente me parece que lo de la vez
pasada, esta cuestión de qué posib1hdad llene, en este caso que \·o Ir.
traje la posibilidad de instalarse una metáfora paterna se podría hal><·r
instalado porqu e no es necesario, digamos la existencia de un puth r.
biológico. nadie funcionó como tal en ese lugar. La madre en un
momento determinado es como que no puede velar el cuerpo dr 111
hija Hay un montón de historias con respecto a esto. En rcahdnd
toda la preocupación que los mécticos dicen, la medicina dice anti"
cualquier duda consulte con su medico cliruco, como cosa 1mportantr.
lo que estlt diciendo, escúcheme no es un cuerpo real, es un cuerpo
de la medicina, no meta mano usted. Yusted en algunos casos clínirn~
lo podrán encontrar en su práctica, bueno, de las famosas enemaft,
supositorios, etc., etc., un montón de cosas, que en realidad lo ú111n1
que estaba en juego era el goce de la madre ahí pue5to, porque Cll
realidad no le producía más que un problema de haberle lesionado,
irritado, el colon, une serie de histories, pero al médico lenés qur
ír. F'ijcnsc qué notable, los medicamentos tienen un saber, en reaJ1dnd
intentan hacer un recorte de lo particular de cada problemática, ant•
la menor duda, y la duda es importante que aparezca en la propot·
ganda, porque es la aparición de un sujeto, y si en realidad uno "<!
pone a leer, cosa que uno generalmente no hace, es alguien qur
sabe, que nos dice que hay que tomar, si uno Ice el prospecto es lftn
irtespecifico, lo especifico del medicamento que uno consu lta con 1111
médico.
Hay algo del orden de lo que se puede perder indudablementr)
esto nos pasa a todos, •y s1, que no tengo tiempo, que esto, qur lo
otro•, uno coloca cosas que no es lo mejor para el orgamsmo,
generalmente lo que juega, en ese lugar es la sugestión más qur. In
especifico que tenga el medicamento en si, pero Ja sugestión es mrj111
que la maneje el médico, que también cura por sugestión. El ml'dtrn
qué hace, si no velar el cuerpo, el cuerpo remite a un ordenam1r11tn
símbóbco, 1Ahl ahora me quedo tranquilo dice, pero mire que.. no
importa ahora me quedo tranquilo, lo que no podía antes era con 111
angusua que tenia.
No quisiera concluir sin hacer mención al trabajo que harc1111'"
en la institución con la personas que tienen problemas ron los tóxwM
Hay varios mveles de trabajo, que es casi necesario h.tcr1 ,
primero con el juez federal que no es fácil hablar, segundo, rnn e:

IOU
¡efe d~ poltc1a y explicnrle la posición de la institución con respecto a
esta problematica, es decir, •m1n• usted en realidad nos va a mandar,
bla, bla, o nos estan mandando. hablamos en general, con ellos de lo
que nos pasa a nosotros y le exphc-nmos que si realmente la persona,
esta ahí, es porque lo mandan y si no quiere vemr es una pérdida de
tiempo, para la gente de Casa de Sol, para laJUStlcia, y para la policía,
que tiene que movilizarse en llevarlo. La experiencia nos ha
demostrado que muchas veces funciona un prejuicio nuestro ya que
cuando ht!mos aclarado estas cut>suones hemos sido escuchado y
han entendido nuestros plan tcos.
Oigo esto porque, el movimiento típico que teniamos al principio,
era éste. llega un celular baJan tres policías, una persona esposada,
"venimos nos manda el juez• Bueno, primero que le saquen las
esposa, que no, que si, que es peligroso, una vez que uno logra
convencer a los policías, sacamos las esposas y los policías nos dicen,
nos quedamos adentro, entonces se le explica; después de eso que
puede llevar media hora, cuarenta minutos, entra la persona y dice
-"che, acé no hay un faso, puedo fumar, tengo un porro• Bueno quiere
verur la próxima, venga. Duró diez segundos, asi que se imaginan lo
que debe pensar la policía, lo que piensan los que lo mandaron de la
alcaldía, digamos, lo que va a p<'nsar el Juez. Pero sin embargo en
algún lugar queda esto, "si usted quiere volver, vuelva, pero cuando
realmente tenga algo para decir, para esto, no• Es un acotamiento
del goce que uno le produce a todos y tamb1en a la omnipotencia que
alguien puede tener en un lugar publico, de pensar que se puede
estar de analista mé.s allá de que haya un SUJeto o no haya un sujeto.
Esto es una maniobra y como tal la explicamos, hemos tenido
segundas llamadas de esta persona que venia "mire yo me quedé
pensando, usted lo tomo a mal', y empieza a tener otra pos1c1ón, con
lo cual no qwere decir que entre en anábs1s, empieza a contar una
historia, es decir se instala algo, esto es posible en la Institución.
Cada vez que nosotros hacemos esto pensamos que tenemos que
responder a todos como si fueran demandas, que hace un paciente,
por lo tanto no satisfacerlas Por lo menos en la primera vuelta,
nosotros tenemos esto con el Juzgado F'ederal, nos llegan
continuamente expedientes, y expedientes para que atendamos y
nosotros no podemos atender a todo el mundo, nosotros tenemos
nuestra forma de trabajar, tenemos la manera de mandar los
informes Que ellos puedan llamar, no que el abogado. esta preso...
•que ll11men", tratamos de onentar esto en este sentido, no que el
otro lo mande, ¡cómo no va a poder llamar!.
l lay una persona que hace 6 meses q<1e esta llamando con

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unas ínfulas terribles, entonces llama l' dice.
- "Yo soy fulana de lnl, (que suena un nombre con 11111< 1111
prepotencia) llamo para pt·d1r un tumo· .
- "Bueno ¿cuál es su nombre señora?"
- 'No, no es para mi Es para m1 111¡0.•
- "Bien, dígale a su h1¡0 que llame· y corta.
Ustedes saben que el hijo en estos seis meses no llan11~. 1111
<'S mudo la umca que llama es ella. Pero es lo que nos tiene ~n 1••tr.
lugar de no claudicar, saben por que. porque si viene el h1¡0 lo v.111100
a agarrar en ese lugar, va a venir realmente porque lo maP<l.1 111
madre, tenemos una conversación y en la mayoría de los casos no
va a seguir viniendo porque lo manda Ja madre. La única chann• 1111"
tiene es que en algún momento quiera venir, porque el quien·. <011
lo cual tampoco no es ninguna ganga el asunto, pero por lo menDti la
cosa esta onen·ada como nosotros pensamos que tenemos <Jllf'
trabajar dentro de la lnstttuc1ón. Uno tiene que estar dispuc1110 1i
perder el puesto como pasa en la transferencia, que la transfe1r11rn1
existe porque hay alguien que no teme perder el puesto en t¡U1' rl
otro lo coloca !'n la demanda y uno se corre cecliéndole el puesto qur
no e-s el que uno tiene que tt!nt!r siempre .uno esta al lado de don<lr.
el paciente lo pone, a la derecha como lo dina Lacan En ese lugar 1111
hay temor dt· perder el puesto porque, (•n este sentido nosotros "mH•
analistas, el puesto lo tenemos encima, este es un artificio <lrl
ps1coanahsta de llevar el puesto encima. es decir cuando lo ap11r111n
en el puesto, uno se corre y produce un efecto de analis1s en r.i;,·
lugar para que alguien se encuentre dt> repente con un lugar vado
E.sto es un movimiento tipico, esto no goranti7..a In CXlStencia. !il 1·n
algún lugar nos agarran el puesto, sonnmos, lo cual no quiere d1·1 11
que uno tiene que estar en el lugar de trobajo que es otra h1s1<11111
larga con respecto de la provincia con Casa del Sol
Entender que un paciente no viene, es una hora de tmba.io d"
uno Cuando un paciente no vmo, puede ser que este traba¡amlu, r11
el sentido de unalizante ,
Para nosotros en Casa del Sol. lo interesante es poder trul>11JHf
en una lnstitució.n con gente mas o menos pareJa en el trabajo, uno
ttcne la pos1bihdad, nosotros hemos logrado con algunos casos, los
otros hemos podido hacer poco, pod!'mos con algunos en don<I•• 1••
posible maniobrar, instalnr el inicio de In transferenc-ia, enlrrv1st111
prchmmares y u partir de eso tremas a otro lugar, otros no S<Jpmlon
esto y se v¡tn l'n busca de algo mas del orden de que lo puedan snlvor

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l•;s notable, en algunos casos, recuerdo de haber trabajado un año
con un matrimonio, vcnian rigurosamente todos los días miércoles,
-.·n1an ah1, 'lC sentaban, discutaan, hasta que en un momento
det<'rminado la mu;er dí;o, creo que esto no da más para mí, yo
nec<'s1to un lugar donde me escuchen, y él igual, ellos tenían cinco
h1;os, los dos mayores, eran varones., consumian, la preocupación
era esa,.. se están ana hzando con gen te de Casa del Sol uno
pr11cttcamente está en la posición neurótica como cuaJqu1er otro de
nosotros, por lo consiguiente va a terminar, la muJer también y
llamativamente los chicos que consumían, no apareció nunca más
d1scursívamente que consumían y es más han recompuesto su vida,
traba;an con el padre, es de las novelas más íetices ésta, pero la
promesa no íue nada más que escucharlos, aea no prometemos nada
pero algo se puede hacer, no hay mús que un hecho de palabras.

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