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¿QUÉ ES LA DISLEXIA?
Es importante tener en cuenta que la palabra DISLEXIA proviene del griego y significa
dificultad con el lenguaje. Y, es con esta definición con la que nos sentimos más
identificados, ya que hemos podido constatar que frecuentemente la dificultad con la
lectura viene también acompañada con dificultades en la escritura (disgrafía) y/o con la
ortografía (disortografía). Sin embargo, es necesario saber, que muchos teóricos traducen
el término dislexia como dificultades en la lectura.
A lo largo de todas las investigaciones acerca de la dislexia que se han llevado a cabo
desde hace cien años en países como EEUU o en el norte de Europa, se han encontrado
hallazgos muy relevantes para entender el pensamiento de una persona con dislexia.
Y, gracias a ello, se ha podido establecer que, aunque la parte izquierda del hemisferio
tiene una actividad notablemente más reducida que en una persona sin dislexia, sí resulta
relevante resaltar que la parte derecha, en la que tiene lugar el desarrollo de la creatividad
y la imaginación, sí tiene una actividad mayor, por lo que todas las personas con dislexia,
tienen unas habilidades fuera de lo común en el campo de la creatividad o a nivel técnico.
Por ello, no es sorprendente que personalidades tan conocidas como Albert Einstein,
Leonardo Da Vinchi, Thomas Edison, Pablo Picasso, Walt Disney, y muchos otros, hayan
evolucionado y convertido en personalidades tan célebres como geniales.
No obstante, resulta necesario hacer hincapié que existen distintas líneas de investigación
acerca de la dislexia. A nosotros, como Asociación de padres, nos parece importante
conocer todo lo relacionado con la dislexia, y es por ello, que queremos informar sobre
todos los estudios de los que hemos podido tener conocimiento, y no limitarnos a una sola
línea de investigación.
Consideramos que aún hay mucho por descubrir sobre este fenómeno, además de que
vemos reflejados a nuestros/as hijos/as en cada una de ellas, y únicamente lamentamos
que no existan estudios multidisciplinares que permitan una conexión entre todas las
investigaciones, que puedan ofrecer unas pautas conjuntas en beneficio de todas las
personas con dislexia y sus allegados.
Cuando sospechemos en alguna medida que nuestros/as hijos/as pueden ser personas con
dislexia, no debemos desistir en buscar una explicación a la dificultad que estamos
observando en ellos/as. Tenemos que ser conscientes, que aún no existe mucha
información ni formación acerca del fenómeno de la dislexia, por lo que debemos insistir
y buscar profesionales que sí puedan afirmar o negarlo con las pruebas pertinentes, ya
que de lo contrario perderíamos un tiempo irrecuperable en el que nuestro/a hijo/a puede
aprender cómo manejar su distinta manera de percibir la realidad, y en el que nosotros
mismos podemos ofrecer mayor comprensión y ser un apoyo real para ellos.
Existen varias investigaciones que establecen que la estructura celular del cerebro de una
persona con dislexia es diferente. Gracias a las nuevas tecnologías como las resonancias
magnéticas nucleares se ha podido comprobar que en la parte del cerebro (el área de
Broca) donde se procesa el lenguaje, simplemente no se activa en la persona con dislexia
cuando está en proceso de lectura. En la siguiente imagen podemos ver lo que acabamos
de exponer: Es una resonancia magnética nuclear y se hizo en el momento en que tres
personas distintas estaban leyendo un texto.
Podemos constatar que la parte del lenguaje que se encuentra en el medio lateral del
hemisferio izquierdo no se activa.
Este hallazgo refuerza la teoría de Ron Davis (persona con dislexia, fundador del Reading
Research Council Dislexia Correction Center, 1982, en Burlingame, California, y autor
del Don de la Dislexia) de que la persona con dislexia procesa la información de una
forma visual o imaginativa. Es decir, que su pensamiento utiliza la inteligencia visual al
no poder –evidentemente- utilizar la del lenguaje.
Otras teorías establecen que las percepciones visuales, acústicas y de orientación espacial
y de tiempo están alteradas. De esta forma las características de la dislexia, como p.ej. la
omisión, la sustitución o la inversión de letras (b/p, p/q, d/p, u/n, etc.), o incluso
afirmaciones de personas con dislexia que han manifestado que las letras se mueven,
podrían encontrar su origen en una percepción visual alterada.
Esta teoría también explicaría los problemas de psicomotricidad gruesa y/o fina que
podemos observar en nuestros/as hijos/as, p.ej. al atarse los cordones, utilizar el cuchillo
y el tenedor, leer correctamente el reloj, recordar la secuenciación de los días de la
semana, de los meses, las tablas de multiplicar, etc.
Según el catedrático John Stein de la Universidad de Fisiología de Oxford, los síntomas
de la dislexia se producen por una coordinación inadecuada de las vías magno celulares.
Estas vías son las responsables de transmitir la información que nuestros ojos captan a la
parte del cerebro donde dicha información debe ser procesada correctamente. Son las
responsables de que nuestra visión periférica y central estén coordinadas de forma
adecuada para permitir, entre otras cosas, una visión nítida de un texto escrito o que una
persona no se pierda al llegar al final de una línea y pueda fácilmente enlazar con el
siguiente renglón del texto.
A continuación, se puede apreciar un esquema en el que están visualizadas las dos rutas
que toda persona utiliza para interpretar la palabra escrita. Existen otros procesos que
realizamos, todos ellos de forma inconsciente, pero vamos a centrarnos en éste:
Existen dos rutas para decodificar la palabra escrita:
La ruta que utilizamos para palabras conocidas es la del LÉXICO VISUAL. Con un
simple golpe de vista identificamos la palabra sin leerla completamente: está en nuestra
memoria grabada, en “nuestro disco duro”.
Cuando son palabras que no conocemos o son nuevas, utilizamos la ruta más larga, la ruta
del LÉXICO FONOLÓGICO. Al no disponer de la palabra en nuestro LÉXICO VISUAL
la dividimos en sílabas, en fonemas, es decir, en sonidos, de ahí pasa al Almacén de
Pronunciación de donde sigue a nuestro LÉXICO AUDITIVO, y finalmente llega al
SISTEMA SEMÁNTICO donde esa palabra es interpretada y comprendida, después ya
queda incluida en nuestro LÉXICO VISUAL.
Las personas con dislexia tienen alterada la ruta de la del LÉXICO FONOLÓGICO,
porque el problema clave reside en la asociación de las letras con sus sonidos (grafemas-
fonemas). Por ello, aparecen inversiones o sustituciones de letras con sonidos similares:
v/b, y/ll, s/z/c, etc.
La disgrafía: Es la dificultad para coordinar los músculos de la mano y del brazo para
poder dominar y dirigir el lápiz para escribir de manera legible y ordenada.
La disortografía: Es la dificultad en el dominio de los principios ortográficos. Es la
repetición una y otra vez de los mismos errores sin poder subsanarlos ni asimilar las
reglas ortográficas.
La discalculia: Es la dificultad para realizar operaciones matemáticas, memorizar
tablas de multiplicar, identificar signos matemáticos, etc., sobre todo, por carecer del
pensamiento abstracto necesario para el cálculo.
La dislexia siempre ha sido muy cuestionada, y nos podemos encontrar con que muchos
especialistas mantienen actitudes opuestas al término dislexia, prefiriendo utilizar
términos como dificultades en la lecto-escritura o trastorno específico de la lectura.
(Véase los manuales de DSM IV y CIE 10 aceptados por la OMS, Organización Mundial
de la Salud).
Incluso muchos otros profesionales niegan la existencia de la dislexia, algo que dificulta
enormemente el manejo adecuada del fenómeno, y provoca, en la mayoría de los casos,
el sufrimiento innecesario del individuo con dislexia.
Sin embargo, los resultados de todas las investigaciones han dejado claro que la dislexia
sí existe, y además con una base neurológica clara.
Dislexia evolutiva: Es una dislexia que se manifiesta sin ninguna razón aparente
en los/as niños/as presentando dificultades en el proceso de la lecto-escritura.
Aunque nosotros recomendamos en todo momento que la persona con dislexia disponga
de un diagnóstico fiable, también resulta necesario mencionar que no existe ningún
examen “biológico” que pueda darnos un resultado inequívoco de la existencia de una
dislexia.
Sí existen ciertas pruebas psicopedagógicas que los especialistas familiarizados con la
temática realizan para poder llegar a un diagnóstico certero y preciso, pero son las
características las que nos harán sospechar en un primer momento que se puede tratar de
una dislexia. No todas las personas con dislexia experimentan los mismos síntomas, pero
sí hay algunos en común, en los que podemos ver reflejados a nuestros/as hijos/as.
Cuando sospechemos en alguna medida que nuestros/as hijos/as pueden ser personas con
dislexia, no debemos dejarnos desalentar o influir negativamente, echando al olvido esta
suposición, simplemente porque algún profesional niegue rotundamente que se trata de
dislexia. No todos los especialistas “conocen” o “quieren conocer” el fenómeno de la
dislexia, por lo que debemos insistir y buscar profesionales que sí puedan afirmar o
negarlo con las pruebas pertinentes, ya que de lo contrario perderíamos un tiempo
irrecuperable en el que nuestro/a hijo/a puede aprender cómo manejar su distinta manera
de percibir la realidad, y en el que nosotros mismos podemos ofrecer mayor comprensión
y ser un apoyo real para nuestros/as hijos/as.
Aunque en una edad temprana existen ciertos indicios de que un/a niño/a pueda tener
dislexia (véase nuestro apartado de los síntomas). No podemos asegurar que realmente se
trata de una dislexia hasta que el/la niño/a llega a enfrentarse con el mundo de los
símbolos, que ya suele ser en Educación Primaria. Es ahí cuando el profesorado juega un
papel importantísimo, pues son ellos los que en primer lugar deberían detectar que el/la
alumno/a no puede seguir el ritmo lector de sus otros/as compañeros/as de clase.
Aparecen todos los demás síntomas de la dislexia, y al no ser detectados ni intervenidos,
la dificultad va siendo cada vez mayor, presentándose cada vez con mayor claridad un
posible fracaso escolar.
Durante los cursos de 3º y 4º de Primaria los/as alumnos/as han podido aprender dichas
correspondencias, pero debido a la gran dificultad y sobreesfuerzo por automatizar la
lectura de sílabas, la lectura continúa siendo muy laboriosa y lenta.
En consecuencia, los errores aumentan, la ansiedad empieza a hacerse más notoria, puesto
que ellos mismos se dan cuenta de que su nivel lector no es como el esperado. Tampoco
entienden por qué ellos no pueden leer como el resto de sus compañeros/as. Las tareas se
eternizan y el rechazo a todo lo que tenga que ver con el estudio va aumentando de tal
manera que fácilmente puede desencadenar en fobia escolar.
Por todo ello, se debe hacer énfasis en la importancia que tiene, por un lado, el diagnóstico
precoz de la dislexia, y por otra, la buena disposición del adulto para intentar comprender
a los/as niños/as que pueden estar sufriendo en nuestras aulas y en nuestros hogares
debido a la poca información que manejamos de estos fenómenos.
No debemos caer en los clichés de tachar a un/a niño/a que presenta dificultades de vago,
torpe, inútil, inmaduro, puesto que con ello solamente vamos a destruir el desarrollo
saludable de su personalidad, y no vamos a conseguir nada. Siempre debemos tener
presente que un/a niño/a es por naturaleza despierto y curioso con su entorno, siempre
está abierto a hacerlo lo mejor que pueda para complacernos y satisfacer su instinto innato
de llegar al conocimiento, y que para ello necesita y busca nuestra aprobación y
motivación.
http://www.dislecan.es/whatdislexia.html