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El artículo referido hace mención a las diferencias sustanciales entre la formación teórica
formación de los estudiantes en ámbitos afectivos y sociales, por lo que ante el requerimiento
de los establecimientos hacia los docentes de ser “expertos” en áreas que iban más allá de su
propia disciplina, estos dan cuenta de lo necesario que se les hacía contar con profesionales
que apoyaran su labor. Respecto del alcance temático del escrito, se denota una limitación a
las prácticas concretas que realizan los psicólogos en contextos educativos, abordando
por el artículo está referido principalmente a entregar información de tipo investigativa, por
lo que su metodología para recabar información respecto del quehacer real del profesional
la ciudad de Concepción. Acerca de las conclusiones rescatadas por los autores se destacan
que, por un lado, en Chile, las funciones del psicólogo se encuentran definidas por los
posibilidad de desarrollar labores en otras áreas. Mientras que, por otro, en algunos
establecimientos, dicho rol sería co-construido entre el profesional y su respectiva comunidad
autores hacen hincapié en este último punto, como ápice de una posible transformación en el
En cuanto a los aportes conceptuales que brinda este texto a la construcción de la revisión
bibliográfica, se resaltan los elementos ilustrados en el proceso por el cual los psicólogos
ponderando las habilidades y competencias de los primeros, así como las necesidades
se pondera la importancia del aporte referido a que los autores explicitan que no es
trascendental definir un rol único para el profesional psicólogo, sino más bien se debiera
este será el que determine las funciones demandadas a realizar. El hecho de definir un único
rol que opere de igual manera para todos los contextos educativos solo incrementaría las
limitaciones del quehacer del profesional aludido, y con esto que su desempeño sea realmente
García, Carrasco, Mendoza y Pérez (2012) rescatan de las entrevistas realizadas que, en
su gran mayoría, los psicólogos de la muestra expresan no tener claridad respecto de cuál es
su rol dentro del establecimiento, agregando que esta confusión respecto al quehacer del
embargo, los entrevistados perciben que cumplen a cabalidad con las tareas que las escuelas
demandan, pero dejan entrever que aquella indefinición que les aqueja podría venirse dando
respecto del desempeño de estos, en el área educacional. En línea con lo anterior, Bur,
Erausquin y Ródenas (2001) venían planteando una situación similar una década atrás. Estos
últimos también realizaron una investigación con una muestra de psicólogos educacionales,
destacando de su trabajo resultados como por ejemplo, la historicidad que se denota en el rol
social de los psicólogos en contextos educativos, rol que se encuentra influenciado por la
institución educativa en la cual trabaja, y donde además debe lidiar con los cambios que
aparecen con el pasar del tiempo y que muchas veces quebrantan la cotidianidad de los
esta forma la insuficiencia de herramientas con las que cuentan los profesionales a veces, lo
rigurosidad, entre otros aspectos, se deja ver la limitación respecto a ciertos sesgos teóricos,
como por ejemplo, el relacionado con el hecho de que los autores, presentan como resultado
la posibilidad de una co-construcción del rol del psicólogo educacional, sin embargo, no se
explicitan en ninguna parte cuáles son las condiciones necesarias para que esto ocurra, en
este sentido también, resulta problemático que tal co-construcción ocurra producto de la
indefinición del rol del psicólogo educacional, y no como un proceso reflexivo acerca del
quehacer educacional.
Referencias:
García, C., Carrasco, G., Mendoza, M. y Pérez, C. (2012). Rol del psicólogo en
Bur, R; Erausquin, C y Ródenas, A. (2001) Tensiones que Atraviesan la Inserción de los Psicólogos
Psicología, Chile.